AMIGO INVISIBLE Y LOS REGALOS.

El día del amigo invisible ha llegado y cada inscrito tiene el regalo (o regalos) encima de la enorme mesa que adorna el comedor con una pista de su emisario. Los presentes son de todos los tamaños, formas, colores e índoles pero cabe decir que los amigos invisibles se han gastado los galeones como mandaba la santa tradición Brigante por complacer las pobres almas errantes que buscaban amor en Navidad. Es la mañana del 23 de diciembre, las doce del mediodía pues en cambio de una cena apurada y desordenada donde la mayoría de estudiantes deberían marcharse para estar con sus familias a la mañana siguiente, era una comida ligera basada en buffet libre para los inscritos en la lista (aunque cualquiera podía colarse a robar un Tupper con canapés).

La lista de regalos custodiada por Agustina la lechuza loca, era la siguiente:

SOFIE LUTTRELL
En la caja color turquesa, están envueltos unos guantes desafío (decorados con un precioso moño de tela color magenta) que dan un magnífico +2 a la hora de conjurar aunque cariño, la puntería seguirá dependiendo de la capacidad innata con la que naciste. Como pista, una bolsa de color beige y moño verde limón que contiene una foto enmarcada de nuestro abandonado Adair Brackminster en sus tiempos de capitán de Quidditch de Gryffindor enmarcada en un marco de madera color chocolate.

GIANNA VERCELLI
En la simple bolsa de papel con que Slug & Jigger mandaba todos los pedido, pero adornado con un moño rojo intenso navideño y una escueta nota que decía:"Gianna, people can change.", estaba el presente que tocaba a la italiana, una poción multijugos

JOSEPH CLAYTON CRAWFORD
En una caja negra de terciopelo adornada con un moño azul eléctrico se esconde un anillo corazón que como si nada, multiplica por cinco su sentido del tacto de esta manera querido podrás percibir la diminuta sensación de la tinta sobre el pergamino o adivinar de qué material son las bragas que tocas (la forma del anillo a gusto del destinatario). El regalo viene acompañado de una nota que reza el siguiente mensaje: ¡Feliz navidad Joseph! Nosotros ya no somos primos, ni hablamos, ni nada y si no te gusta puedes venderlo, pero como dicen que eres un maniaco sexual seguramente el tener el tacto agudizado te puede resultar interesante, así que disfrútalo y diviértete mucho en las fiestas. Si no te gusta es culpa tuya por no poner tu cartel en el comedor. (cabe decir que el destinatario recibió tarde el mensaje del comedor, puede que sorprenda con la petición de Joe).

PEARLIE BURROUGHS
En una caja rosa con un moño lila se encuentra unos bonitos, preciosos, rompibles y caros espejos comunicadores (la forma de los espejos a gusto del destinatario). Otro regalo que viene acompañado de una bonita nota cuyo mensaje dice lo siguiente: Siempre te quiero, no solo en navidad. Ojalá las cosas mejoren entre los dos y disfrutes de esto con quien prefieras.

REGINA CLEVERLEY
Bajo la tapa de una enorme caja verde moco se encuentra una bolsa marrón de piel que recibe el nombre de Mokeskin y que cuelga del cuello de un bonito PUG. Además en el interior de la bolsa un surtido saltaclases y un anillo corazón colocado en una caja de terciopelo granate, todo por cortesía de tu amigo invisible el rico. Obviamente acompaña todo el regalo una nota en tarjeta blanca que dice esto: Nadie más listo ni más agraciado, el sujeto que siempre te ahuyenta a los novios. ¿Sabes cuánto tiempo he estado ahí?...

SHADOW BURROUGHS
En un regalo de apariencia agradable están empaquetados una poción agudizadora del ingenio, un reloj siempre a tiempo y como extra por su belleza desmedida junto su cabello platinado, un vestido muy cursi . El emisario considera que todas esas pruebas son suficiente para adivinar su identidad.

ALDRICH BURROUGHS
En un paquete marrón oscuro decorado con una cinta roja para realzar la belleza de su color (?) están envueltos un paquete de coderas y rodilleras para Quidditch de la tienda del callejón Diagón, además, una grande botella de alcohol puro y duro pues contiene uno de los mejores vodkas de la marca Reyka. El emisario también considera que todo eso ya sirve para conocer su identidad.

HÁKAN KRISTJÁNSSON
Dentro de una caja rojo burdeos adornada con un lazo negro y una cinta del mismo color se encuentra una túnica especial de cazador que aumentará hasta + 2 la destreza durante los partidos además unas gafas modernas para protegerse de las inclemencias del tiempo en Brigantia durante el encuentro con un equipo rival. Una nota mal escrita en un trozo de pergamino reza el siguiente mensaje: como esclavo de mi ama tomo su lugar hasta su llegada, luego que ella te regale otra cosa más erótica

ADAIR BRACKMINSTER
Solo tiene una triste rana de chocolate que escapa en cuanto lo ve para salvar su vida pero Agustina la caza y se la come.

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Hasta aquí los regalos del amigo invisible, pueden rolear cuanto quieran, gusten y hacer orgías navideñas para deleite del Hijo del Escuchón. En ausencia de Regina he tomado su lugar con Adair pero ella cuando llegue que regale cuanto sea de su agrado en especies o material. FELIZ NAVIDAD A TODOS, ha sido un placer leer las notas y regalos.

Vestida de fiesta aunque el evento fuera temprano y las informalidades obvias, Sofie picoteando un bocado de cada mesa, iba paseando entre las gentes que alborotadas tomaban sus regalos del montón, destrozaban envoltorios, gritaban como locas las chicas, y se hacían los desentendidos los chicos... Ella también había estado emocionadísima con el juego aquel, con buscar un regalo más bien chistoso que útil, pues siendo amigo quien le había tocado, podía permitirse eso y regalarle algo verdadero en otra oportunidad sin necesitar escusa alguna. También había picado en ella la locura por saber quien sería su amigo invisible y que le regalarían, pero...

Había otro tema, más preocupante, más... urgente y determinante. Sin mayores soluciones, que aun no había encontrado modo de decirle a Adair. Y como con él no se había permitido sinceridad, menos aun había informado a sus amigas, pues todo lo que se decía en voz alta llegaba a oídos de quien no debía, y si algo no quería permitir Sofie es que su novio se enterase por alguien más. Quizá presa de la culpa le había comprado tan costoso regalo, o quizá no, pues lo había encargado desde hace tiempo... Cuestión, que primero de todo, antes de buscar su regalo, se encontró con Adair, interrumpiéndole con quien hablaba, besándolo en la mejilla y poniendo el paquete frente a su cara.

- Feliz fiesta!!... espero te guste - unos guantes para golpeador - me los vendieron como los mejores... espero sea cierto!... así en el próximo partido de exhibición te luces, y les pasas el trapo al resto, y rompes las gradas a batasos y todo eso... También algún cuello ajeno... o eso está prohibido?. En eso una chica cualquier interrumpió a Sofie para alcanzarle el regalo que a ella correspondía, como si fuera urgente que la rubia abriera el suyo y toda la parafernalia aquella para descartar o sumar incógnitas al juego en general.

Abriendo el paquete, reparó en el de Adair - Y el tuyo?? - no había visto la escena de la rana, nada nada, y de inmediato posó sus ojos en el propio presente - AH!!! eres tu!!! ... no el amigo, sino aquí en la foto!! - le pasó la imagen a Adair y se hizo de los guantes... - OH MY GOSH!... guantes de duelo!!! son de duelo, no??... Increible!! - y se tuvo que morder el labio, pues todo eso, lo único que le traía a la mente era lo que ya no podría hacer... Bueno quiza no fuera en Brignatia pero... habría duelos fuera de esta? Habría vida mágica fuera de la uni?... Obvio que si, pero... pero... Angustia total. Suspiró y rebuscó en sus bolsillos solo encontrando un labial rosado, que extendió a Adair - Brackminster, me firma un autógrafo? - con cara de niña fan total, hasta que completó - en el vidrio, no me arruines la foto

- no me digas, no me digas! - le interrumpió. No quería que le arruinase el juego, sino ella misma no hubiera puesto tanto empeño en no leer mentes, ni una sola en 5 interminables días. Y luego de besarlo y abrazarlo y ponerse sus propios guantes y reírse a carcajadas ya estaba recibiendo su autógrafo en partes poco decentes, completando la espera y las cosquillas del labial sobre su piel con frases sin sentido sobre lo mal que estaba eso, que cuidadito con la falda y demás tonterías.

Dándose la vuelta y dejando el retrato a un lado, entrelazó sus dedos con los de él ambos enguantados. Era hasta chistoso que de una forma u otra los dos tuvieran el mismo tipo de regalo, hasta en esas cosas parecían sincronizados, y estuviera o no de acuerdo con lo que el escuchón decía que era el secreto del éxito: definitivamente eran la pareja brigante del semestre.- a Hogwarts?... pensé que se encontraban más tarde en algún sitio... - O sea que... no iban a poder hablar ahora?...mmm.. Bueno, capaz y mejor así no le arruinaba las vacaciones. Si, si, eso! era mucho mejor. Aunque, porque pensaba Sofie que una noticia así podía arruinar las cosas con Adair? Ese era el punto en cuestión!...Y de inmediato encontró la respuesta en la mente: era ella, no él (o quizá si pero no importaba), a quien no gustaban las relaciones a distancia, por muy magos que fueran... E imposibilitada de otra cosa, ahí estaba en su cabeza el recuerdo de todo la escena irrisoria, también en navidad discutiendo con Luke sobre lo mismísimo. La vida era un espiral!

- ya sé que lo prometiste... además es muy buena idea! y seguro se la pasan genial! Liz lo necesita! y Autumn se lo merece! que si no estudiará y estudiará y tenemos el deber de desviarla de ese mal camino!... - bromeaba, sonreía y se colgó de su cuello para volverlo a besar. No muy convencida, suerte que nadie podía leerle la mente a ella. - no se... estaré en Barcelona y seguro el 24 a la noche viajemos a algún sitio... siempre diferente e improvisado... El año pasado fue a lo de los Rayder pero no creo que repitamos, nunca lo hacemos.... Ya te conseguiste un Movil?... Voy a regalarte uno, quieres? - y claro Adair debía pensar que no necesitaba de esas cosas, pero... Si iba a ser menester si querían seguir con eso.

-La verdad es que pretendía otra cosa para este año, pero tal parece que me la pasaré en casa de mi abuela… ya sabes, con toda la familia incluyendo el cabrón de Miller. Ya sé que tienes al menos otros dos lugares en la lista en donde pasar las fiestas, pero de todos modos estás invitada. A la abuela no le molestaría ni un poco… ya sabes, le agradan mucho las chicas de tu estilo.-

Felicia y yo caminábamos hacia el comedor de nuevo, no porque estuviéramos condenadamente fascinados por ver los arreglos y tal, (al menos yo no) sino para descubrir finalmente qué clase de obsequios habían decidido regalarnos nuestros “amigos secretos”. Saben de qué hablo, esa misma mierda absurda que muy probablemente se hacía en cada rincón muggle o mágico del planeta. Por fortuna, en este año no me había tocado darle regalo a un perfecto desconocido, así que al menos en eso no me podía quejar demasiado…

Y si se lo estaban preguntando, debo responder que sí; al parecer las cosas con Felicia iban incluso mejores de lo que me había imaginado, al grado de que continuar con aquella actuación de mierda se me estaba facilitando como nunca. Tampoco había pasado demasiado tiempo, solo un par de semanas y tal, pero mantener el perfil era algo que repentinamente se me había vuelto terriblemente cotidiano. Aun no aceptaba salir a ningún lado, y tampoco es que fuéramos los mejores amigos ni mucho menos, pero sentía como si la chica ya diera por hecho que yo podía ser cualquier cosa menos un peligro, ni para ella ni para su amado greñas con quien por cierto aun no me veía las caras. ¿Que si había pensado qué hacer al respecto?, la verdad es que no… ni quería hacerlo, porque sinceramente solo se me podía ocurrir una puta cosa por hacer.

Ambos entramos al comedor y nos encontramos con una buena cantidad de gente abriendo regalos y tal, muy festiva la puta cosa. Cuando llegamos hasta la mesa del centro noté que en realidad nuestros correspondientes regalos estaban bastante cerca uno del otro, así que dar opiniones al respecto iba a ser bastante fácil. Mi nombre estaba pegado a una pequeña caja de terciopelo negro con un moño azul, y lo alcancé pensando que seguramente no sería más que alguna mierda cuya utilidad no sobrepasaría a la de un pisa papeles o similar. Abrí la caja, leí primero la nota que había dentro de ella y eventualmente reparé en el pequeño anillo verde oscuro que según las instrucciones, debía colocarme en el dedo medio para “multiplicar mis sensaciones”. No entendía muy bien de qué iba aquello, pero me lo puse justo en el dedo medio y de inmediato giré a donde estaba Pearlie.

-La nota tenía un comentario no muy grato… pero creo que es de alguno de tus primos. Aldrich o Shadow, ¿quién crees que me regalaría un anillo “aumenta sensaciones”?. ¿A ti qué te dieron?-

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Los regalos se los agregan a su bóveda, que son efectivos *-*

Para ser más específicos, la jodida nota de Burroughs hablaba expresamente de que ya no éramos “primos”, lo cual hacía una obvia referencia acerca de mi situación con Pearlie y que no lograba más que ponerme medio de malas y con muchas ganas de ir a buscarla/o para hacer que se tragara su nota con todo y caja. El regalo no, el regalo yo me lo quedaba, porque eso de “multiplicar las sensaciones” pintaba para ser algo jodidamente entretenido. Alcé las cejas cuando Felicia me informaba que ella tenía uno con exactamente las mismas funciones, lo que por supuesto me hizo cuestionar mentalmente el desde cuándo coño lo tenía y por qué yo nunca me había enterado al respecto; o peor… ¿lo habría usado ya con Malik?, par de hijos de puta que estaban hechos. Y la autora del regalo (y la nota) era Shadow, la misma que hasta donde me había quedado, había sido igual o peor de impertinente con Hakan el día de la fiesta incendiaria.

-Pues no te lo pongas ahora, porque capaz que chocamos las palmas y te deshaces aquí mismo-

“O capaz que me da por repartirte ostias aquí mismo y terminas medio muerta”, y sí, ambas cosas se me pasaron por la cabeza en aquella interminable y muy constante dualidad de pensamientos entre querer asesinarla y besarla hasta quedarme sin aliento. Estaba a punto de mostrarle la nota cuando ella misma me interrumpió para ir a repartirle regalos a quien sabe quién diablos, y de paso prometer uno para mí si es que me portaba adecuadamente.

No sé yo, pero lo había dicho de una forma tan misteriosa y encantadora que de inmediato me puse jodidamente nervioso, incluso sabiendo perfectamente que no sería un “tómame, Joe” pero venga, era inevitable. Verla alejarse de ese modo, con ese pensamiento en la mente y con ese tremendo culo meneándose bajo el feliz traje navideño, provocó que quisiera repentinamente probar los efectos del mentado anillo, y muy discretamente me llevé una mano al paquete para masajearlo un poco; y joder joder joder… no sé aun si acentuar el dolor provocado por el roce de la ropa, o eso otro que me provocó en el acto una erección de la firmeza de un puto árbol navideño.

Habiendo tanta gente, busqué por todos los medios posibles ocultarlo, y me quité de inmediato el mentado anillo para no seguir sintiendo aquel maldito roce de muerte. Saqué la varita, conjuré un accio hacia una silla y me senté cruzando la pierna y poniendo la caja azul encima de mi regazo justo unos segundos antes de que Felicia volviera de haber repartido sus regalitos.

-Mira, esta es la nota de tu primita Shadow. ¿Simpática eh?, no entiendo cómo es que el islandés pudo mandarla directo al infierno-

Le estiré la nota pero sin moverme de donde estaba, tratando por todos los medios posibles de pensar en otra cosa que sirviera como efecto de distracción mental. Pudin, kneazles, magikarp saltando fuera del agua, los perretes de Angus. Imposible, menos cuando las piernas forradas de blanco de Pearlie lucían a escasos centímetros de distancia, invitándome, como siempre, a despojarlas de cualquier tela para pasarles la lengua cuan largas eran. Al final conseguí al menos disminuir la presión y lograr que el paquete simplemente se me notara un poco más de lo normal.

-¿Ya me vas a dar mi regalo?, me he portado jodidamente bien... te lo juro por mi madre

Había llegado tarde y abrió los regalos casi en la puerta, emocionadísima por todo y la primera persona en la que pensó fue Gianna por el vestido, creyendo que su hermano pudo hacerlo o algo así. No tenía remitente y aunque quien lo envió pensase que con eso era suficiente ella realmente no tenía idea, no sabía por qué no envió una nota como ella que en la suya dejó bien clara su identidad o eso pensaba, lástima que lo del animalejo que quería Joseph le había llegado apenas la tarde anterior y no había conseguido un jarvey lo suficientemente malhablado como para que combinase con su antiguo primo.

Puso sus regalos en el paquete bien ordenados y con una sonrisa comenzó a pensar en quién habría sido, o eso hizo hasta que vio a su prima con Joseph, ella acababa de ir a dar una vuelta y pensó en hablar con él de que apenas ayer se había enterado de lo que quería y que antes del 25 se lo daba o ese mismo día máximo. Iba a decírselo pero se detuvo unos segundos, esperando a que regresase Pearlie que seguía dándole miedo Crawford. Cuando ella lo hizo y Shadow avanzaba hacia ellos alcanzó a escuchar el comentario del muchacho, exagerado según ella.

-Ay gracias por los buenos deseos, Joseph. Ojalá se te multipliquen.-le dijo con una sonrisa hipócrita, es que no entendía cómo es que podía hacerse el ofendido por ese inocente mensaje que jamás tuvo malas intenciones cuando por poco y estaba de la mano con Pearlie como si nada, toda la universidad lo sabía. Conocía a su prima y sabía que no era manipulación suya sino que ellos habían resuelto las cosas de un modo u otro, y mejor por ambos, sobre todo por su prima que aunque ahora tenía un novio con el que trataba aún menos pues parecía feliz.-Te doy el jarvey uno de estos días, le están enseñando a decir cosas más fuertes que puto de mierda y esas cositas.

Se acercó a su prima apenas haber dicho eso porque para ella sí eran palabras muy fuertes y se sentía ordinaria al decirlas, además quería saludarla con un beso en la mejilla y abrazándola, no le llevaba un regalo porque se lo daría en la tradicional cena familiar que tenían siempre. -Luego me muestras qué te han regalado, no quiero interrumpir.-le dedicó con una sonrisa sincera, esperando que ella no se lo hubiese tomado mal, la conocía y sabía que aunque sea por el terror que le tenía a Joe era incapaz de irle bromeando con cosas si pensaba que lo iban a molestar. Además ya sabía lo que le habían regalado.-Y disculpa si te molestó la nota, no fue con esa intención.

Eso último se lo dijo a Joseph también rápido como lo que le dijo a Pearlie porque seguía siendo verdad que le daba miedo, hasta lo hubiese ignorado si no hubiese dicho aquel comentario del islandés porque si bien ya lo iba superando no podía negar que le afectaba. Y como en realidad sí sentía que los interrumpía se fue hacia otro lado, buscando a Gianna que quería hablar un par de cosas con ella.

Antes de que Pearlie tuviera oportunidad de darme el regalo prometido, la propia Shadow se apareció de la nada para con un tono sarcástico, desearme muchas linduras y mencionar aquello del Jarvey que a horas tardías se me había ocurrido proponer como regalo. Me pareció en cierta forma cómico que llegara a hacerse la ofendida cuando en gran medida era ella la de la nota idiota, pero por mucho que se mereciera convertirse en comida para ratas, dejé pasar sus ácidos comentarios y le sonreí ampliamente para que no se sintiera repelida mi ex primita.

-Relájate, no te disculpes, que estamos en vísperas de navidad… joder-

Brackminster se acercó a donde nos encontrábamos y, tras darme una palmada en la espalda, me dio una pequeña caja negra como regalo además de desearnos a Pearlie y a mí una feliz navidad. Me sentí en cierta medida avergonzado, no por estar ocultando en esos momentos una erección, sino porque yo en realidad no había pensado en regalos para nadie que no fueran Regina o la propia Pearlie (sí, tenía uno para ella). Le agradecí a Brack por el regalo, le deseé felices fiestas a él y a su hermana (ja), y abrí la caja negra hasta descubrir una pequeña botella junto a una nota que decía textualmente “lo vas a necesitar”. Se trataba de un filtro de paz, regalo por demás extraño considerando… bueno considerando nada, era sencillamente jodido de extraño.

Yo también me quedé impresionado al ver salir de sus cajas a dos hadas que de inmediato comenzaron a revolotear sobre la cabeza tanto de Pearlie como de Vercelli (que en algún momento se había integrado al grupo y tal). No pude evitar pensar de inmediato en Pazuzu y en lo poco que le gustaría estar compartiendo el cariño de su madre con una mujercilla del tamaño de un insecto y hasta imaginé que probablemente intentaría comérsela unas cuantas veces como mínimo. Para cuando Pearlie sacaba una caja más de su bolsa, ya era capaz de levantarme de la silla y recibí su regalo con una sonrisa, mucho más grande al darme cuenta de lo que había ahí dentro.

-Mira todas estas cosas!, ¿tienes idea de hace cuánto tiempo que no veía uno de estos?, joder … y mira!, un cupón para llevar a Roman a atascarse de dulces. Felicia no debiste, no sí… sí debiste, en serio muchas gracias. Me corresponde prometer que no serás víctima de ningún charco de lodo ni de ninguna de las bromas, palabra gryffindor… HEY ISLANDÉS!, VEN ACÁ-

Lo de gryffindor era una obvia referencia al regalo que bien me podía provocar rememorar un montón de navidades en las épocas de Hogwarts. Sveinsson se había pasado por delante de mi campo visual y decidí llamarle para que se integrara a nuestro pequeño desmadre aunque el muy cabrón se hubiera pasado de listo con aquel comentario acerca de Lady. Mientras el cabrón se acercaba a nosotros, dejé mis regalos en la silla que yo mismo había atraído para sacar del bolsillo de mi chaqueta una máscara que pretendía ser el regalo de navidad para Pearlie.

-Oh sí, ten. No me dio tiempo de envolverlo… pero es una máscara no muy ordinaria. Verás, cuando te la pongas, todo aquel que te miré te verá auténticamente como a la persona a la que le tenga más confianza, sin falla alguna, como un multujugos pero sin transformarse ni mierdas. No sabrás a quien está mirando dicha persona, pero no sé… en algún momento puede ser muy útil. Y mira, también este sueter para Pazuzu que se ve un poco desnudo…

Ese año iba a ser el primero para el islandés que no estuviera en casa ayudando a todos con las decoraciones navideñas desde muy temprano porque su traslador saldría justo para llegar a las celebraciones. Porque mientras estaba ahí, esperando la salida oficial vacacional de la universidad. Estaba contento por regresar unos días a casa, poder darle a sus hermanas los regalos que había comprado en compensación a haberse perdido la Þorláksmessa que era ese mismo día en el que él estaba intercambiando regalos con la gente. Le había tocado Aldrich y no le había costado mucho pensar en el regalo porque jugaba quidditch aunque no era de la carrera y seguramente bebía alcohol o sino era un marica.

Al abrir él su regalo se puso contento porque era algo que necesitaba y que además le sería muy útil. La nota no la entendió muy bien pero podía deducir que le había tocado a una chica y que al final le había regalado alguien más porque la chica todavía no se aparecía. Se giró con un plato bien surtido de desayuno al escuchar la voz de Crawford llamándolo. No le interesaba tener mucho contacto con él últimamente, y volvía a estar acompañado de Burroughs aunque el Escuchón ya lo había puesto en evidencia con eso de sus ataques violentos y que un hippie de arianrhod le había dado baje a su chica por que él estaba enfermo. Se rió para si mismo y se acercó a los dos mientras Crawford le daba sus regalos a la chica.

-¿Ya no estás con Tarik, Kalil o cómo era?-le preguntó a Pearlie mientras se acercaba a ella y le ofrecía algunas galletas de su plato. Desde donde estaba saludo con la mano a Sofie y la invitó a acercarse con Brackminster, volviendo inmediatamente a Crawford y a Pearlie.-Sugiérele a tu primo que abra su vodka. Tengo esta nota, ¿alguna idea de quién es mi amigo invisible?-Preguntó tendiéndole el papel a Crawford, para ver si él tenía mejor idea, invitó a Pearlie con un gesto a que la leyera también. –Tengo que saber quien es la que me dará el regalo erótico.

- No digas tonterías, Adiar. Si vas con tus hermanas no tienes q…- Interrumpiendo y si!, Sofie saludó a Pearl con sonrisa correspondiendo a sus buenos deseos navideños, tomando el regalo algo contrariada y agradeciendo que se largara pronto. Ok, que era su amiga pero ella estaba en un temita con Adair, por si no se notaba. O sería que el temita aun lo cargaba dentro y nadie tenía porque darse cuenta? Adair se ponía abrir su regalo y Sofie hizo lo propio pero ni detenerse pudo en el regocijo de tener presente, pues la reacción de Adair colmaba su espacio visual y mental. Que acaso no era que casi le daban igual los regalos? Que no había querido anotarse en ese juego? Que incluso ya le había advertido que él no iba a procurarle ninguno? Y para colmo, estaba felicísimo con el regalo de Pearl! … Cuando Sofie vio que se trataba de unas gafas para Quidditch palideció del disgusto interno. No contra Adiar, ni contra Pearl, sino contra ella misma!

- Si… un segundo, un segundo… – murmuró viéndolo ir, recargándose contra la mesa, acumulando fruncido de cejas. A repartir regalos!!?!?!? Pero?!?! Pero?!?!?!... Si Adair claramente le había dicho que a ella no iba a regalarle nada. Obvio Sofie pensó que no era por ser ella especial, sino porque correspondía a una conducta general. En cuanto verificó con los ojos que no le había entendido mal, que estaba allí dando presente a todo el punto mundo, si no se le cayó una lágrima es porque aun no podía creérselo.

- Al castillo? A Hogwarts? –musitó a media voz con terror. Nunca había estado allí, apenas si había visto fotos y… luego como regresaba, sola? Evidente su reacción hubiera sido otra, llena de alegría y curiosidad, si no hubiera sido un cúmulo de días y de últimos minutos por demás “raros”. Abrió la boca para hablar, la cerró, abrió y suspiró un no definitivo a la invitación. – Unas gafas? De quidditch?… no se supone que tu novia te regale lo mismo que cualquier amiga puede darte… Soy pésima – le dijo apoyando la frente en su brazo pero despegándose de inmediato – Porque todas tienen regalo menos yo?.. Hasta Joe!... ok, ok. Ya sé que me dijiste que no me regalabas nada, pero a ellos si?...

Para colmo en eso Gianna llegaba con un animalito con casita de cristal y todo el kit, y ya presentía y de inmediato corroboró, la felicidad en Adair. Negando con el rostro, resivió el propio presente de Gianna, y le alcanzó con un brazo antes de que se vaya para aclararle – lo de la poción era broma, puedes ir a la tienda a cambiarla por cualquier otra. - No se iba a parar a explicarle, en medio de tanto gentío, que era una indirecta porque nunca hacía nada divertido con su metamorfomagia (conclusión que Sofie adquirió al conocer a Bird, que si jugaba en las ligar mayores), ni pedirle disculpas por haber usado mal un sentido del humor que no compartían, pero al menos aclarar lo práctico de que podía cambiarla por otra, antes de que se fuera de su alcance.

Llena de regalos mononos entre las manos, pero ataviada por dentro de cosas feas. Sin haberse podido detener en descubrir a quien tomó el rol de su amigo invisible, pues tanto podía ser Gianna, como Otoño, como quien sabe quien, e incluso a la italiana de solo pensarlo la hubiera elimina pues acababa de regalarle algo; miró a Adair bajó la vista a su manos llenas sonriendo sin gracia, y se fue para el lado de sus amigos que los invitaban a acercarse. Lo que sí hizo, en el camino fue meter todo: las plumas, la foto, la poción, los envoltorios y moños en su bolso. Los guantes no, porque los llevaba puestos.

- No soy yo! Me tocó Gianna – contestó a Hakan dándole el beso correspondiente metiéndose en la conversación para recuperar el humor, y metiendo mano en el plato para matar la angustia con las galletas del islandés, dando paso a besar a Joe. Relojeó a ver si Adair estaba ahí, o ya se había ido para otro lado, pero antes de que el chico recurriera a su instinto evasivo, por ataque loco de posesiva que era lo tomó del brazo y le hizo rodearle por la cintura recargándose en él. Mejor si lo hubiera dejado ir, no? y ya hablaban a la vuelta… pero no!

- Pontela, póntela! – incitó como otros a la propia Pearl que de todos modos quería hacerlo. Que máscara más curiosa debía ser por lo que Joe decía, sonriendo miró a Pearl, pensando un montón de ideas. La primera que volvería a usar su habilidad en ese mismo instante para descubrir si alguno mentía, una semana de abstinencia era demasiado, se lo tenía merecido por buena conducta e igual nadie iba a enterarse… - Pues yo te veo a ti… solo que más fea – y mintió – tienes una hermana gemela llena de verrugas? – y se puso a reír, por su propia tonta broma.

Créanme cuando les digo que antes de decidir regalarle la máscara a Pearl, había pensado en más bien quedármela para usarla en su puta contra, presentarme ante ella como su persona de mayor confianza y de una vez por todas, saber si la hija de puta había tenido algo con Malik antes de que terminara nuestra relación, y no pueden decirme que no resultaba jodidamente tentador hacerlo.

Pero al final había decidido que ese no era el camino que quería tomar para conocer todas las verdades, ¿por qué?... joder no lo sé, probablemente era una simple resolución apegada a mi puta ética personal o alguna mierda parecida; y la mejor de las opciones había sido simplemente dársela justamente a la persona con la que había pensado usarla, deshacerme de aquella tentación y punto final. Ética personal… era gracioso, es decir ¿saben de lo que hablo?, estaba escondiéndome detrás de una máscara de amistad y cordialidad cuando lo único que deseaba era ver arder al puto mundo. Pero no podía dar lo que significaría un paso gigantesco en mi búsqueda de la verdad, todo por “ética personal”.

Hákan llegó hasta donde nos encontrábamos y soltó otro de sus comentarios que bien podían ser dignos de merecer una puta azotaina, como mínimo. No solo Shadow, el muy cabrón parecía ser exactamente igual de oportuno que la prima de Pearlie, aunque en su caso más bien parecía ser muy a propósito, tal vez en represalia por su amada Lady con la que hasta la fecha el muy imbécil no había intentado una mierda. Ni sabía de qué coño se quejaba el maricón…

-Ni puta idea, pero seguro es alguna desesperada. Por cierto, ¿te acuerdas por qué mandaste al diablo a tu Shadow?, bueno… pues aplícate el cuento y deja de ser un imprudente de mierda, ¿vale?-

Le sonreí falsamente, sin mostrar que me había puesto de malas ni nada parecido. Giré mi vista de regreso hacia Pearlie y esta se colocó la máscara que le acababa de regalar, entonces su rostro se transformó una versión de la cara de mi madre, lo cual en cierta forma resultaba jodidamente extraño. Ahí estaba, Cherry Crawford en el mismo espacio físico en donde apenas un segundo atrás había estado la chica a la que quería matar (después de follar). De acuerdo, tenía que olvidarme de esto lo más pronto posible…

-A una persona escandalosamente atractiva… pero hey, mejor quítatela, de verdad-

Evitó la risa por las cosas que Joseph le soltaba, ¿ser un imprudente por preguntarle a Pearlie por su novio? ¡Si no sabía bien cómo se llamaba porque era un nombre difícil para él no era su culpa!-Estoy hablando con ella- fue su única respuesta y luego miró a Pearlie pidiéndole perdón con la mirada si la había ofendido-El nombre del tipo me cuesta, soy islandés. Pero ya no se me va a olvidar, no era por molestarte ni nada

Le ofreció a Pearlie otra galleta del plato en son de paz antes de que se apareciera Sofie, a la que le dio un abrazo que más bien eran unas sobadas en la espalda, riéndose luego de que Adair confesara que el era el que había dado los regalos en nombre de alguien cuya identidad todavía era un misterio-¿Y quién es la que me va a dar un regalo más erótico? ¿A quién le toqué originalmente? Qué jodido lo de esa rana de chocolate, luego a ver si te repongo algo.-Él a diferencia de la mayoría no había llevado regalo para nadie que no fuera su amigo invisible.

-Las verrugas se quitan con pociones, si la tienes sácala del baúl-Eso lo dijo por la hermana gemela, como halago tranquilo y sin malas intenciones de por medio antes de entornar un poco los ojos porque parecía que veía doble, aunque la máscara de la confianza solo estaba actuando haciendo que viera dos Sofies, la persona en la que más confiaba en esa universidad que no le había dado precisamente muchas alegrías. Pensó que iba a ver a Lady pero al parecer no estaba muy confiado en ella por razones externas a las estrictamente necesarias en una amistad-La veo a ella. Estoy viendo dos Sofies.

Eso decía antes de que Adair desapareciera. Hákan entretuvo a Sofie preguntándole sobre los planes navideños y diciéndole que Siobhan se había perdido el viaje a Islandia del que habían hablado en la fiesta de Angus, recordando eso como si hubiera sido hacía muchos años aunque solo habían pasado unos meses. Luego Adair regresó y la plática se quedó ahí porque Sofie iba a recibir regalos. Sin alcohol de por medio eso ya se le estaba haciendo muy empalagoso.

Bueno, que se fuera a fumar no estaba tan mal. Suponía Sofie que si iba a irse ya a Hogwarts al menos no iba a mentirle, así que nada se quedó al lado de Hakan, comendo galletas, viendo a Pearl con cara de Pearlie, a su hadaregalodeadair¬¬ que demostraba su carácter particular con solo agitar las alas, y los muchachos que se demostraban disgustos ida y vuelta. – muy muy envidiosa! – asumió seriamente como si fuera cierto, y en algún punto lo era aunque su maldad no alcanzase para ver a su amiga con verrugas.

A quien sí le alcanzaba la maldad era a Joe, para ocultar y decir majaderías, que si bien eran tonta cosa para Sofie, más si sabía que veía a su madre, supo la rubia que a Pearlie no le haría ninguna gracia, aunque no tuviera derecho alguno. Aunque quiso decir algo no se le ocurrió qué, pues no iba a delatar su legermancia en frente a todos.

Fue cuando Hakan dijo tamaña extrañeza, a la vez que giraba a escudriñarlo, ahora si dos SofieS mirándolo directo, que verificó mágicamente verdaderamente interesada si mentía o no? Y no, no mentía! De inmediato sus ojos de desconfío se transformaron en amor puro, devoción total y si bien no lo abrazo como loca cursi colgándosele del cuello, si le pasó un brazo por la cintura y apoyó la cabeza en su hombro de lado. – no te decepcionaré! – le aseveró, aunque no hubiera porqué. Casos como ese valía la pena de buen modo leer mentes, ahora que sabía eso también cargaba la responsabilidad de no perder la relación construida, pero aunque sonara feo, era de las mejores cosas!

Y siguió charlando con él, - pues, no sé qué haré para la navidad, seguro con mamá iremos a cenar a lo de mis abuelos, aquí en Inglaterra, pero vamos y volvemos al otro día, somos de esas familias que no se llevan bien… ya podría invitarme a tu tierra, pero no voy a dejar sola a mamá en navidad sería una crueldad, de todos modos me debes el viaje aunque Siob ya no esté!.. ahh no te dije!.. bueno, no veía al caso pero ahora que la mencionas… luego de unas semanas recibí carta de ella, está super bien, tuvieron que viajar de improviso por problemas familiares que no me contó… y no está embarazada! Fue un tonto chusmerío de s– casi casi dice Shadow pero Adair llegó justo a tiempo! Que maravilloso era el amor!

Su tono seco sirvió para interrumpirla pero no para mejorar su humor. Últimamente se disgustaban demasiado por tonterías. Sofie sabía que eran tonterías, pero allí estaban y ella y su personalidad no ayudaban en nada. Lo que si le robó una sonrisa fue que hubiera paquete para ella. Lo tomó sin pensar que fuera algo pensado sino creyendo que era totalmente improvisado, como unas golosinas robadas de la cafetería o una piedra del lago… algo que hubiera podido encontrar mientras fumaba solo por contentarla. Y eso también tenía su trasfondo malo, pues si Adair iba a dar la mano a cada manía de Sofie, esta le tomaría el codo, el hombro y del cuello hasta asfixiarlo horrible. Capaz no, pero capaz si, no por nada era una hija única de una madre histérica y ostentosa, con aires de diva y que se creía un perfecto 9.

- Aww.. para mi? – abrió la caja – oh! que bonito! – tomó al can por el torsito pequeñito hasta acunarlo en sus brazos, embelesada un segundo, poniendo morritos a sus ojitos negros, un flash pasó de su mente de que no debía ser regalo para ella, sino que le mostraba lo que le llevaría a Liz, fue ese instante donde alzó los ojos a Adair casi para disculparse por su mal entendimiento y recibió una frase que aunque solventó ese problema, metió otro… mucho mayor – mágico? – miró al perro entero y vio dos colas – AHH!! Es un Crup… - y su tono de alegría por haber descubierto su conocimiento sobre identificación de criaturas mágicas fue transformándose en la mismísima frase en… como se diría?...mmm… desengaño? desaliento? hay más sinónimos?

Cruzó miradas con Pearl, casi con la intensión de encajarle el bicho, pero disimuló lo que más más más pudo, contagiándose de sus ojos de “awwww” poniéndose en modo niñita rosa aniñida –No te vayas!! mira Pearl! Es un Crup!! – afirmó como si fuera necesario repetirlo para hacerse a la idea… Qué miércoles iba a hacer ella con un Crup?! – uh! Miren ya la hora que es!...–señalando un reloj gigante de por ahí...

porque un perro ya era un problema, un problema serio para una vida como la de Sofie en un piso de mosaicos imposibles y sillones divinos, los zapatos de su madre y la alfombra de su dormitorio… Pero un crup! Un crup? En el mundo muggle?? - Nos tenemos que ir, no Adair? – se giró hacia él ya marchándose pasito a pasito de los nervios – que vas a llegar tarde a buscar a tu hermana?... estabas apurado, no?... o te quedan más regalos para repartir?... yo no tengo apuro, pero pobre Liz… bah… no se, a qué hora salen de Hogwarts?... En que vas? Traslador? o tienes que ir a Hosmeade y de ahí tomar el tren?... Que útil sería un pasadizo entre la uni y ese colegio, no?... en realidad sería un desmadre total… pero pensándolo sería bueno más unión entre la universidad y la escuela mágica… Mira! Como eres, eh! Ya me diste una idea para un artículo… estos días leeré algo sobre eso así me informo y me entretengo… capaz podría hacer una nota de opinión para el profeta… podría estar bueno, aunque no se si buscan gente que discuta lo establecido… uhh!!! Eso me hace acordar que tengo que suscribirme al quisquilloso… Es como la revista de mirada amplia de el mundo mágico ingles, no?… - hablando y hablando alejándose, sin saludar siquiera, llevándose a Adair en una mano y al perrito NO, al crup en la otra.

Se me había escapado detallar que la persona a quien había visto en lugar de Pearlie gracias a la máscara era a mi madre, y de inmediato noté la reacción de la chica al respecto lo cual en muchos sentidos no podía ser más que jodidamente inadecuada. ¿Qué se suponía que debía interpretar al respecto?, es decir estaba claro que ella no tenía ni idea de a quién me refería, pero aun cuando no fuera mi madre y yo estuviera hablando de otra chica “escandalosamente atractiva”, ¿cuál era el puto problema? ¿O es que todavía era capaz de sentir celos por alguien a quien yo pudiera catalogar de esa forma?.

Se trataba de la puta reacción más infantil con la que me podría haber encontrado… y lo peor de todo es que lo único que ocasionaba es que dentro de mí saltaran un montón de chispas confusas de todos los tipos y niveles, tanto de emoción por pensar que ella aun sentía algo por mí, como de furia y coraje por imaginar que la muy idiota probablemente solo estaba jugando conmigo. Ni siquiera había puesto atención a que Hákan sacaba la chistosada de ver a dos Sofies o que la propia Luttrell veía a una Pearlie en versión fea y verrugosa. Apreté los puños muy fuerte mientras decían todas esas tonterías y al anunciar su retirada, a nada estuve de darle un manotazo a su puta hada que de buenas a primeras ya parecía haberse mimetizado con la mente de su nueva dueña. Hijas de puta las dos.

-¿Te vas así nada más? Joder… serán vacaciones y ni si quiera recibí un abrazo navideño. ¿Puedes creerlo islandés?-

Adair se acercó con un nuevo regalo para su chica y eso evitó que Felicia emprendiera su salida, una que de hecho me había parecido de lo más mierda posible considerando que en efecto, muy probablemente no nos veríamos hasta el nuevo curso. Me acerqué para mirar a lo que parecía ser un simple perro con dos colas, y me crucé de brazos mientras las tontas se enternecían, extrañado todavía por las reacciones de Pearlie. Decidí inclinarme por la opción número uno y pensar que dentro de toda esa maraña de cabellos, su mente todavía extrañaba estar plácidamente entre mis brazos, por decirlo de algún modo. Sofie, Adair terminaron por largarse apresuradamente con todo y el animalejo.

-Felicia, si vas a usar la máscara asegúrate que no sea en medio de tanta gente. ¿Qué pasaría si alguien viera que usas algo raro?, debemos tener cuidado... no quisiera que te metieras en problemas-