Desfase de fase, ¿pensando en objetos muggles?

El partido contra los profesionales estaba aplazado hasta febrero además Ayres había terminado dejando la Universidad por motivos más que justificados, tenía tiempo libre y no pensaba desperdiciarlo en su facultad, meditando opciones para convencer a la tozuda madre Luttrell que hiciera volver a su hija hasta la Universidad. Dispuesto a entrenar, cogió el maletín con las bludgers más furiosas que había en el mercado, su inseparable escoba y la extensión de su brazo: el bate. Pese a las advertencias, no había dejado de fumar, quizás reducido el consumo pero no eliminar el vicio y llevaba un cigarrillo en los labios, encendido mientras daba caladas que relajaban su cuerpo vestido con unos pantalones anchos de deporte y una sudadera negra.

Esperaba encontrar a Hákan, Marianne o Lady en el campo para volver a comentar las jugadas para el partido pero no, ni rastro de sus compañeros de carrera eso sí, había una figura rubia sobrevolando el cielo. Encogiéndose de hombros, apagó el cigarrillo contra la suela de sus deportivas, soltó el humo hacia arriba y dejando el maletín en el suelo, subió encima de su escoba, golpeó con el pie en el suelo y elevó el vuelo para ir a avisar a la figura, iba a soltar las bludgers y eran de las jodidas, no quería lesionar a estudiantes.

Estuvo un rato dando vueltas, dejando a la chica experimentar la sensación de vuelo, claro que había visto a la chica por la facultad pero no había tenido el placer de parar a hablar con ella y tampoco la relacionaba con Sofie, inconvenientes de permanecer en un complicado estado en su relación. Inclinó la escoba hacia la muchacha, calentando el brazo de golpear moviendo el bate e interfirió en su trayectoria para anunciar – Hey, voy a soltar las bludgers – no estaba echándola para él hasta podía unirse a su entrenamiento pero solo avisaba – son de las peores del mercado así que no me gustaría romper indirectamente uno de tus huesos – pasó una mano por su pelo, sonaba como si fuera dueño del campo, no era así pero debía preparar un dichoso partido importante que ponía en juego su futuro profesional – Soy Adair – estiró una mano para presentarse, quizás así suavizaba el asunto del vuelo.

Levantó una ceja cuando notó el desprecio ofrecido a su mano altruista, la retiró lentamente hasta dejarla encima la escoba, estabilizando el mango para no caer hacia el suelo y terminando por subir la otra ceja cuando la chica ni corta ni perezosa, mencionó que quería hacerle daño. ¿Él? ¿Cuándo? Si más bien la estaba avisando para no darle ni queriendo ni sin querer. Las mujeres y cuan de complicadas a veces eran – ¿En donde ves el doble sentido de mis palabras? – en verdad, si ya empezaba el día así iban a terminar sacándolo de su paciencia infinita pero Sky inmediatamente se disculpó, tan bipolar como todas, y dejando un anonadado Adair, empezó a perder altura para dirigirse hacia el campo verde.

Santa paciencia la suya, siempre iba a hablar con las más desquiciadas. Pasó una mano por el pelo, soltó un suspiro y más ágil que ella, solo por costumbre de vivir encima de un palo de escoba, la alcanzó antes que tocara tierra firme – Eh oye, no te estoy echando – añadió y se puso ante ella para frenar el vuelo – Es que verás, los estudiantes de Quidditch tenemos un partido importante dentro de unos días y debo practicar – mucho porque en realidad su futuro estaba en juego, no todos los días ojeadores llegaban hasta Brigantia – solo te avisaba porque voy a sacar las bludgers más agresivas – rebufó y rodó los ojos – Mira, no quiero malos entendidos, te dejaré volar un rato más, estaré allá abajo – ahora sí, perdió altura hasta tocar con los pies el suelo, fue a buscar la caja de sus cigarros y todo pancho, se tiró en el campo boca arriba y fumando tranquilamente.

En verdad Adair no discutía, cuando discutía (las pocas veces que perdía la santa paciencia) terminaba gritando histérico y podía dar mucho miedo, golpeaba paredes y mandaba a la mierda la compostura heredada de los lords ingleses. ¿En ese momento? No, solo fumaba bien relajado, tumbado sobre el pasto del campo de juego admirando a la chica desde su posición con una ceja enarcada y soltando el humo hacia un lado con una sonrisa medio ladeada en el rostro.

Incorporó su torso hasta sentarse y educado, tomó la mano de la chica dejando el cigarrillo entre sus labios, volviendo a subir esa dichosa ceja como tic nervioso cuando la rubia menciono su sangre. ¿Eso también era carta de presentación? Perdía el rumbo de la lógica con las mujeres – Adair, diecinueve… -sujetó el cigarrillo entre los dedos del centro y soltó el humo esta vez para arriba – ¿presumes de sangre? Pues yo siento desilusionarte, soy mezclada – y orgulloso por tener una madre hija de muggles.

Levantó su trasero del suelo, hizo crujir su cuello y busco el bate para empezar a calentar, no es que directamente el comentario de la chica hubiera resultado brusco o desubicado pero se terciaba bizarro teniendo en cuenta la situación política actual por la cual Adair estaba involucrado quisiera o no, su familia era liberal y su hermana auror, marcas tenebrosas en el cielo no era buen presagio para ellos – No me atrevo a soltar las bludgers por ti, si quieres volamos juntos o lo que quieras, yo no tengo más nada que hacer, mis clases están aquí – señaló con la mirada el campo de juego.