Mejoras de aptitud.

Había estado demasiado centrado en asuntos familiares, tanto que incluso había descuidado, en cierto modo, su vida “personal” e incluso también su vida académica.

Para cuando se medio incorporó de buena manera a los estudios, hacia bastante tiempo que no trataba con demasiadas personas, y para entonces, apenas lo hacía con gente, con los compañeros de clase, y apenas si era estrictamente necesario. Había tenido un par de meses de lo más ajetreados en los que apenas paraba de un lado a otro, habiendo tenido que pedir un permiso especial para salir por asuntos familiares, después de que pusiesen aquella nueva norma que impedía a cualquier alumno salir de la universidad, que le costó un tanto de conseguir, pero finalmente lo hizo.

En esos momentos no tenía nada que hacer, y su padre ni los “asuntos familiares” requerían de su presencia, por lo que simplemente aprovechó para ir a hacer algo, tratar de descubrir alguna nueva cosa en la biblioteca de la universidad.

Fue a la misma y una vez dentro no tardó en caminar ya hacia la zona que tan bien le era conocida, la de las artes ocuras y los hechizos de la misma materia. Caminó entre las enormes paredes repletas de libros, las estanterías también llenas de más ejemplares a cada cual mas antiguo y curioso, desde los ejemplares mas antiguos hasta los más recientemente publicados; ahí estaban todos ellos, y Alessandro, iba directo a buscar alguno que pudiese enseñarle algún nuevo hechizo, o algún dato o lo que fuera para mejorar alguno de los de su propia cosecha, que tenía como meta propia, mejorar al menos uno de los mismos.

Tras un rato en el que no dejó de leer los lomos de los libros en busca de alguno que realmente llamase su atención, dio con aquél ejemplar que estaba buscando, y ayudándose de un simple gesto de varita, bajó el libro de la estantería sin ninguna dificultad, y tras cogerlo, fue directo a acomodarse en una de las mesas de la biblioteca.

Se puso en un rincón algo apartado por si algún curioso osaba acercarse, y tras asegurarse de que llegase al sitio la suficiente luz como para no tener que ayudarse del alumbrar de una de las velas o lámparas de las mesas, abrió el libro por el indice y tras encontrar un apartado donde mencionaba algo de “mejora de hechizos dañinos” o algo que le pareció leer así muy por encima, abrió el libro por la pagina indicada y empezó con su lectura, anotando mentalmente las cosas necesarias y de importancia que requería, quería él, de saber.

Conocido purista –entre los círculos adecuados- y además compañero de carrera. Considerando sus circunstancias, no había excusa para no dirigirle la palabra a Alessandro. Se le veía concentrado en lo que estaba haciendo, pero esa tampoco era excusa como para no aprovechar el feliz acontecimiento que significaba habérselo encontrado lejos de gente indeseable, algo que era condenadamente difícil en ese lugar.

Había estado haciendo deberes teóricos dejados por Suberland y llevaba ya en la biblioteca cerca de dos horas cuando sintió el cerebro calcinado y los músculos tensos. Por eso se había levantado para dar una vuelta, estirarse y volver a lo suyo, cuando se encontró con el chico.

No lo había visto antes en persona pero le conocía –imposible no reconocer rostros en un círculo tan pequeño- y sabía que había estado fuera de la universidad una temporada. Ella en particular consideraba importante mantener relaciones estrechas con la gente adecuada. Selvaggi lo era.

No lo molestó inmediatamente de todos modos. Regresó a la mesa de estudio que había elegido y recogió todas sus cosas, metiéndolas en su bolsa para luego acercarse a él, dejándole enfrente un par de gruesos tomos que ella misma había estado ocupando, así tal cual se los puso sobre la mesa. Cuando tuvo la atención de su mirada, la estiró la mano, porque así se presentaban los ingleses.

-Émilienne Lefebvre, un placer. Eres Selvaggi, ¿no?. Tendrías que revisar mejor estos para ponerte al corriente de lo que pasó en las clases en tu ausencia.

Dibujó una sonrisilla. Hablaba en susurros y probablemente al tipo se le hubiera escapado algo por su acento francés, o tal vez no y estaba acostumbrado, pero ahí estaba, presentándose porque primero lo primero. No esperaba que él también la conociera como ella a él, que era una intensa que tenía bien checados a sus compañeros, por ser menester de conveniencia.

-Si necesitas ayuda o algo con eso, ya sabes…

Se encogió de hombros. Tantear el terreno era lo que tocaba. Su objetivo era llegar hasta Holland, pero seguro hasta Holland tenía favoritos, no sabía si Selvaggi era uno de ellos.

Vio por el rabillo del ojo como alguien dejaba un par de tomos, a la vista bastante pesados, frente a su persona. Entonces fue cuando la atención de Alessandro dejó de estar fija en el mismo libro que él tenía delante para que sus ojos se posasen en los libros que habían quedado delante, y no tardase su misma mirada en alzarse a ver quien había sido responsable de hacer que su mirada se desviase. Una chica a la que no conseguía reconocer.

Escuchó su presentación y tras sentarse debidamente en sitio, viendo que la chica le había tendido la mano en señal de saludo, él mismo estrechó la mano de ella. Lefebvre... le sonaba el apellido pero ni siquiera tenía una idea clara del porqué. Simplemente apartó la mano de la de la chica para volver a dejarla sobre la página del tomo que había estado leyendo, en cierto modo queriendo cubrir lo que estaba siendo su lectura.
La chica le había conocido, quizás por el simple hecho de coincidir en clase... o quizás por temas mas sombríos.

- Si, sería mas correcto revisar las cosas de clase, pero en estos momentos necesitaba echar un pequeño vistazo a este libro. - No quería sonar mal en absoluto, por ello simplemente tras acabar la frase, no queriendo que sonase demasiado agrio, le sonrió un poco, ladeado.

Entonces le hizo un gesto para que se acomodase junto a él y no necesariamente en frente. Sería mas adecuado para hablar, y sobre todo, sería mas conveniente para la propuesta que la chica le hizo después de que él le indicase que podía sentarse a su lado. - Si me hicieses ese favor probablemente me salvarías bastante. Me veo bastante perdido... - Añadió, él también en susurros. No iba a ponerse a hablar en un tono alto, no era ni lo suyo ni formas de comportarse dentro de una biblioteca, de un sitio de estudio.

Volvió la vista a los libros que la chica había dejado enfrente, y tras quitar la mano de su lectura, ya dándole un tanto igual que viese lo que él había estado leyendo, alcanzó uno de los tomos y se puso a ojear el título y ya después a abrirlo, colocándolo antes de nada sobre su anterior lectura que dejó por un momento apartada. - ¿Algún tema en concreto al que haya que echarle mas cuenta que al resto? Si... me hicieses como un breve resumen de lo que se ha dado en estas últimas semanas, supongo que podría devolverte de algún modo el favor. - Susurró mirando a los ojos a la chica antes de volver a ver hacia el libro, yendo al indice para mirar, reconociendo algunas de las cosas del mismo.

Llevaba tres días sin dormir bien y las ojeras las disimulaba con una crema carísima y cuestionadísima de placenta de dragón que solo se conseguía en Fiji, en Inglaterra era ilegal pero había conseguido hacer pasar ese frasco como una simple crema humectante muggle y la usaba con sumo cuidado porque no sabía si podría conseguir más después.

No es que tuviese exceso de deberes pero como le gustaba hacer siempre alguna cosa extra se había sobrecargado de deberes, la mitad de ellos autoimpuestos para lograr las calificaciones que creía merecer porque no le había ido tan bien en la clase de periodismo, al profesor le había enviado un trabajo que no le había pedido con una nota en la que indicaba que esperaba que eso ayudase a mejorar su concepto de ella, ya si le subía puntos era un extra.

Había estado en varios lugares ese día porque no acababa de sentirse incómoda en uno. Sí, incómoda porque de sentirse cómoda caería como un saco y no despertaría en horas. Estaba demasiado cansada, hasta se había visto tentada a salir de una clase e ir a la enfermería para dormir algunas horas allí, pero siendo tan persistente como era además de perfeccionista se lo prohibió y allí estaba ahora, camino a la biblioteca para devolver algunos libros y ver si avanzaba con alguna cosa.

Cuando dejó los libros en una mesa cercana vio un rostro conocido, el de la hermana de la chica que fue la pareja de Aldrich en ese fatal baile que hubo a fines del mes pasado, para Samhain. Había estado buscando a Aldrich durante el día para pedirle ayuda con Pociones, a él le iba bien con ese curso y ella estaba teniendo algunas complicaciones. Si además de ella estaba el otro compañero de clase de él, quizá estaría cerca.-Hola, soy Shadow. Creo que no nos conocemos. ¿Conocen a Aldrich? Aldrich Burroughs, es mi hermano.

Respondió a su sonrisa casi con el mismo gesto, como de lado. Casi quiso echar un vistazo a lo que necesitaba ver en ese momento exacto pero terminó por no ser tan curiosa. Él le hizo un gesto para que se acomodara a su lado, no enfrente. Si hubiera sido cualquier tipejo seguramente le habría hecho una muestra de desagrado pero era un hecho que a ella le interesaba juntarse con la gente correcta y ser agradable hasta lo que se pudiera con ellos. Sonrió, porque claro que le haría el favor de ayudarlo a ponerse al corriente en las clases de Artes Oscuras.

Notó que tomaba el libro que hablaba sobre la nigromancia, un tema que Suberland, lo había notado, tocaba con muchísimo cuidado, pero que no era cosa de susto en un lugar como Brigantia considerando que el supuesto nodo mágico servía para potencializar cualquier hechizo del tipo que se quisiera hacer, pero el asunto estaba en como controlar ese nodo primero. Era un lío.

-Sí, primero querrás echarle un vistazo a este de la composición sintáctica de los hechizos ofensivos, creo que va a venir en el examen algunos términos de la relación de componentes de lenguaje, floritura y esas cosas…

Se detuvo un momento, callada, dibujando una sonrisa que no se molestó en hacer más discreta cuando propuso devolverle el favor. Sus intenciones eran claras como el agua y solamente le hizo un gesto elocuente con la vista, en dirección al antebrazo en el que, supuestamente, debía tener la Marca.

-Déjame verla.

Y que no se hiciera el loco pretendiendo que no sabía lo que le hablaba. Aunque de todos modos, Émilianne se quedó en eso cuando llegó Shadow. Nunca había hablado con ella pero con su hermano sí, por las clases. Apellido importante –aunque manchado por ciertos errores, como el de casi todos-, pero con potencial de echarse a perder. Lanzó una mirada rápida a Sandro. No sabía si compartiría el chico su opinión, pero Émilianne era de las que pensaba que entre más hijos de buena familia hubiera del lado correcto, mejores posibilidades. Los hermanos Burroughs tenían madera, pero muy pocas buenas orientaciones.

-No lo hemos visto.

Le contestó a Shadow todavía en susurros, alzando las cejas y hasta siendo amable.

-Pero él entendió muy bien esta lección de Suberland, nos vendría bien su ayuda, ¿Quieres que le enviemos un patronus o algo?

Mirando el libro de forma bastante pausada, miró de reojo a Lefebvre en el momento que le aconsejó sobre a qué le iría bien echarle un primer vistazo y algún que otro consejillo mas sobre lo que le iría bien con las clases, y simplemente asintió un momento con la cabeza en un gesto suave y bastante disimulado, que de no ser por que la chica estaba tan cerca de él, quizás ni lo hubiese notado.

Alzó la vista hacia ella en el momento que le dijo aquello sobre devolverle el favor, y giró el rostro para verle, sintiendo como su mirada se desviaba hacia el brazo en el que Sandro tenía la marca que indicaba a que nodo mágico pertenecía, por decirlo de alguna manera.

Entrecerró un poco los ojos, haciendo que su mirada se volviese fría en un instante, sin apartar la vista de las orbes de la chica. Pero en el momento en el que le fue a responder algo, que no era un ligar adecuado donde ponerse a hablar de ello, y menos para ponerse a enseñar nada y menos de esa índole, alguien se acercó a ellos y les habló. No tenía idea de quien era aquella chica, y tampoco tenía ninguna idea de sobre quién estaba hablando, cierto era que el apellido le sonaba de haberlo escuchado o leído en alguna de las asignaturas que cursaba.

Negó a la pregunta de la rubia, indicándole que no conocía a quien andaba buscando, a su hermano, Aldrich.

Miró de reojo a Émilienne, escuchando lo que mencionaba. Si, al parecer le sonaba aquél nombre por que era compañero de clase. No era hombre de muchas palabras, y en ese momento tampoco tenía ninguna idea de qué decir, por lo que simplemente dejó que ambas se quedasen hablando entre ellas, mientras él, giraba el rostro para volver toda su atención a los tomos que tenía enfrente, tapando algo mejor el libro que desde un principio él mismo había ido a buscar y había estado revisando antes de encontrarse con la otra chica.

- Supongo que estaría bien un poco de ayuda. - Musitó, mirando a ambas chicas de reojillo, solo por no parecer un asocial, ya que aunque fuera callado, para nada era un tipo misántropo.

No había visto siquiera sus intenciones respecto a la marca tenebrosa que él tenía, ni siquiera sabía que la tenía, eso era algo que no quería tener nada que ver porque era un tema demasiado intenso, demasiado duro como para que se sintiese atraída, además en varias fotos había visto mujeres con ese tatuaje y le parecía horrible. Quizá de saber que estaban tan metido en el asunto no se hubiese inmiscuido, se hubiese ido, hubiese preguntado a alguien más por Aldrich.

Para Shadow las ideologías de sus compañeros no tenían mucho que ver con ella, era infantil, estaba equivocada si pensaba que el polvo de esa explosión no le iba a llegar, Aldrich se lo repetía, que tenía que pensar lo que era mejor para la familia y para permanecer viva, que si quería huyese a casa apenas iniciase eso pero que no podía simplemente voltear la cara o ir a comprar un bonito vestido para olvidarse de todo el asunto, que eso terminaría siendo superficial cuando alguien quisiese torturarla, o matarla.

Emilienne Lefebvre había estado en alguna reunión a la que ella fue pero con otro grupo de amigos, Shadow siempre se quedaba con los mayores siendo el orgullo de sus padres por las buenas notas o por el comportamiento tan adecuado que presentaba, rara vez entraba al grupo de muchachos, era demasiado osado para ella, además siempre acababan bebiendo mucho o haciendo bromas que no entendía porque desde niña ella fue así y no compartía las mismas historias que ellos. La conocía de cierto modo y quizá por eso era amable con ella, más con el otro muchacho que no conocía.

-No gracias, pensé que estaría con ustedes pero puedo llamarlo con un patronus como dices.-le hizo un ademán de saludo a ella y a él le dijo que si lo veía le diría que se pasase por allí para que los ayudase con la clase.-

Y fue solamente así, estaba ya por irse cuando sintió que alguien la empujaba hacia la mesa de ellos. Pero fue un hechizo, no una persona, era un chiquillo que al verla con ellos pensó que era una purista, no estaba enterada pero la fama que se habían hecho los hijos de sangre puras después de la desaparición de Leslie era muy mala. Comenzó entonces un grupo a gritar improperios contra ellos, un grupo que se iba y que desapareció casi al instante les lanzó un hechizo que les tiraba unas canicas, pero no eran eso, al tocar a cada uno de ellos explotaban y los acabó por cubrir de una tinta morada.

Los ojos de Shadow estaban cerrados para evitar que entre la tinta, todo fue rápido y no vio quienes fueron, la encargada de la biblioteca salió rápidamente a ver por qué el escándalo pero no pudo más que ir a ver por dónde se habían ido. Era un tipo especial de tinta, no saldría con un simple fregotego.

Nada de lo sucedido había sido esperado. Aquello había alterado un poco al italiano que estaba apaciblemente formándose en el campo académico y de paso, también en el “personal”

Ni tiempo le había dado siquiera a responder a la rubia que se había acercado a ellos desde un principio para preguntar sobre su hermano, cuando unos malditos críos se habían acercado a ellos con unas claras ganas de joder.
Con aquellas pintas por culpa de la tinta, suspiró de forma pesada y se incorporó, con ganas de salir corriendo detrás de ellos y lanzarles un par de cruccio a cada uno de ellos.

Se limitó a limpiarse como buenamente pudo la cara con el reverso de la manga de la prenda que llevaba, y se giró un poco al escuchar la voz de Yesenes.

- Si me acompañases te pediría de ayudarme a devolverles esto... - Musitó con voz suave, arrastrando un poco las palabras, acercándose a su compañero mortífago, para apenas susurrarle cuando quedaron algo más cerca. - Te agradeceré enormemente si me dices después quienes fueron para poder torturarlos hasta que supliquen perdón, y si se trata de algún asqueroso sangre sucia podríamos divertirnos... -Cuando terminó de hablar se separó de nuevo de él y se quedó girado, mirando hacia las chicas, suspirando pesadamente y terminando por negar de forma suave con la cabeza.

Una vez más se acercó a la mesa para mirar el estado de los libros. Estos por suerte no se habían manchado, ya que “afortunadamente” el cuerpo del mismo había recibido toda la tinta.
Suspiró de forma pesada y tras sacar la varita del interior de su capa, hizo una suave floritura con la que los libros se cerraron. Se miró la mano, por suerte limpia, y cogió con la misma la capa, poniendo sobre esta los libros para asegurarse de que no se mancharían mientras los sostenía.

Se giró de nuevo para mirar a los tres que estaban ahí mismo. Si ninguno de ellos optaba por hacer o decir algo, él iría a tratar de limpiarse la tinta a su habitación.