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Ejercicio matinal
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Ejercicio matinal
por Autumn Brackminster Jue Sep 13, 2012 4:24 pm
Si, seguramente era una loca obsesiva, de las que veía una pequeña nota del profesor en el pergamino donde debían anotarse los alumnos de su carrera y que decía que se exigía buena forma física, y planificaba levantarse todas las mañanas a las seis para poder ir a correr unos kilómetros por los terrenos antes de desayunar. Porque en realidad Autumn si estaba en buena forma física. En su casa siempre acababan organizando partidos de quidditch caseros y hacía unos meses había descubierto cuan eficiente era descargar tensiones el boxeo muggle, en el que su hermano había estado instruyéndola (aunque en realidad él creía que le enseñaba como defenderse si algun chico intentaba pasarse con ella).
Precisamente a Adair le había comentado la tarde anterior sus nuevos planes de ejercicio, y había esperado sus comentarios ácidos acerca de lo loca que estaba por despertarse a aquellas horas indecentes, o hasta su opinión de que duraría dos días haciéndolo, pero lo último que hubiera esperado oír fue que iría con ella.
Evidentemente no le había creído, y aquella mañana cuando se había levantado de la cama, había tenido clarísimo que no vería a su hermano seguramente hasta la hora del desayuno. Así que una vez se hubo puesto los shorts de deporte y una simple camiseta lista, se recogió el pelo en una coleta alta y salió hacía el lago sin esperar a nadie.
No sabía si sería la única o si algún brigante más tendría por costumbre salir a hacer ejercicio a aquellas horas. La suya no era la única carrera demandante de buena condición física, también lo era el quidditch... Pero tal vez ella era la única obsesiva.
El lago estaba sumido en una ligera niebla matutina que no dejaba ver mucho más allá de un par de metros, cosa que seguramente dificultaria un poco el footing. Tal vez de cara a los próximos días debería cambiar de localización e irse al campo de quidditch, si es que se podía acceder ahí para cosas que no fueran estrictamente quidditch. Sin embargo ese día ya estaba ahí y tenía que aprovechar lo que fuera, así que sin más empezó con los estiramientos, echando más de menos que nunca la música de su iPod. ¿¡Porque no funcionarian las cosas muggles en Brigantia?! La única salvación es que llegara alguien más para hacer ejercicio juntos... O que su hermano cumpliera su promesa y llegara... No, de hecho su única opción es que alguien más tuviera por costumbre hacer ejercicio cerca del lago.
Precisamente a Adair le había comentado la tarde anterior sus nuevos planes de ejercicio, y había esperado sus comentarios ácidos acerca de lo loca que estaba por despertarse a aquellas horas indecentes, o hasta su opinión de que duraría dos días haciéndolo, pero lo último que hubiera esperado oír fue que iría con ella.
Evidentemente no le había creído, y aquella mañana cuando se había levantado de la cama, había tenido clarísimo que no vería a su hermano seguramente hasta la hora del desayuno. Así que una vez se hubo puesto los shorts de deporte y una simple camiseta lista, se recogió el pelo en una coleta alta y salió hacía el lago sin esperar a nadie.
No sabía si sería la única o si algún brigante más tendría por costumbre salir a hacer ejercicio a aquellas horas. La suya no era la única carrera demandante de buena condición física, también lo era el quidditch... Pero tal vez ella era la única obsesiva.
El lago estaba sumido en una ligera niebla matutina que no dejaba ver mucho más allá de un par de metros, cosa que seguramente dificultaria un poco el footing. Tal vez de cara a los próximos días debería cambiar de localización e irse al campo de quidditch, si es que se podía acceder ahí para cosas que no fueran estrictamente quidditch. Sin embargo ese día ya estaba ahí y tenía que aprovechar lo que fuera, así que sin más empezó con los estiramientos, echando más de menos que nunca la música de su iPod. ¿¡Porque no funcionarian las cosas muggles en Brigantia?! La única salvación es que llegara alguien más para hacer ejercicio juntos... O que su hermano cumpliera su promesa y llegara... No, de hecho su única opción es que alguien más tuviera por costumbre hacer ejercicio cerca del lago.
Autumn Brackminster- Mensajes : 99
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Ejercicio matinal
por Adair Brackminster Jue Sep 13, 2012 4:54 pm
No es que Adair Brackminster tuviera muchas ganas de levantarse a las seis de la mañana pero tenía que empezar con la rutina de trabajo o nunca pondría su cuerpo en forma para las clases de Quidditch. ¿Y qué mejor que empezar corriendo con su hermana? Hacia días que no pasaba de un tiempo a solas con ella y aunque fuera algo bastante inusual, echaba de menos su compañía. Además no iba a dejar ni loco ir a su hermana a esas horas intempestivas de la mañana sola por medio del lago, ¿qué tal si le pasaba algo? Nunca iba a perdonárselo así que en contra de lo que su cuerpo pedía (exactamente la cama) a las cinco y media ya estaba rondando el lago, dormido y con los ojos a penas abiertos pero preparado para custodiar a la menor Brackminster.
Estaba estirando los músculos cuando escuchó el crujido de las ramas, Adair miró el reloj de su pulsera que marcaba las seis de la mañana y sonrío mientras iba a esconderse tras un árbol. Paciente aguardó la llega de Autumn y en cuanto su figura apareció en medio de la niebla, sigiloso, la siguió cuando vio que se detenía para empezar con los estiramientos, Adair aprovechó para acercarse por detrás hasta conseguir atraparla por la cintura – ¡Te tengo! – dijo en medio de carcajadas levantándola pero evitando que alguno de los golpes que mostró en las clases rápidas contra violadores fuera a surtir algún tipo de efecto sobre su cuerpo - ¿Verdad que no me esperabas?
Poco a poco la dejó con suavidad sobre la hierba, besó su frente a modo de saludo y la miró con la sonrisa burlona en los labios. Estiró un poco más su cuerpo, vestido solo con unos pantalones de deporte y una camiseta sin mangas y tras calentar (Sin dobles sentidos) su cuerpo – He traído los guantes de boxeo por si quieres practicar– y si, iba a hacer lo que su hermana pequeña quisiera porque sus ojos eran como dos potentes hechizos sobre él – Bien hermana, aprovecha que no me levanto a estas horas si una hora más tarde no voy a tener un buen polvo – pasó el brazo como era habitual por encima del hombro de su hermana y quedó mirando el lago - ¿Corremos? ¿Golpeamos? ¿O me confiesas con que tipos te quieres ver y hago la lista para empezar con mis… charlas amistosas?
Estaba estirando los músculos cuando escuchó el crujido de las ramas, Adair miró el reloj de su pulsera que marcaba las seis de la mañana y sonrío mientras iba a esconderse tras un árbol. Paciente aguardó la llega de Autumn y en cuanto su figura apareció en medio de la niebla, sigiloso, la siguió cuando vio que se detenía para empezar con los estiramientos, Adair aprovechó para acercarse por detrás hasta conseguir atraparla por la cintura – ¡Te tengo! – dijo en medio de carcajadas levantándola pero evitando que alguno de los golpes que mostró en las clases rápidas contra violadores fuera a surtir algún tipo de efecto sobre su cuerpo - ¿Verdad que no me esperabas?
Poco a poco la dejó con suavidad sobre la hierba, besó su frente a modo de saludo y la miró con la sonrisa burlona en los labios. Estiró un poco más su cuerpo, vestido solo con unos pantalones de deporte y una camiseta sin mangas y tras calentar (Sin dobles sentidos) su cuerpo – He traído los guantes de boxeo por si quieres practicar– y si, iba a hacer lo que su hermana pequeña quisiera porque sus ojos eran como dos potentes hechizos sobre él – Bien hermana, aprovecha que no me levanto a estas horas si una hora más tarde no voy a tener un buen polvo – pasó el brazo como era habitual por encima del hombro de su hermana y quedó mirando el lago - ¿Corremos? ¿Golpeamos? ¿O me confiesas con que tipos te quieres ver y hago la lista para empezar con mis… charlas amistosas?
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Ejercicio matinal
por Gianna Vercelli Jue Sep 13, 2012 5:19 pm
Por más manotazos que diera al aire, Buttercup parecía no tener la más mínima intención de calmarse, callarse, dormirse, lo que fuera. ¿Qué hora era? ¡Las jodidas cinco y media de la madrugada! ¿Pero que tenía este animal que quería salir a las peores horas del mundo? ¡Ugh! Cinco minutos más, ¡por tu madrecita santa!
Pero no, parecía que no se callaría y corría el riesgo de despertar a todas las demás que estaban en la habitación, Sofie incluida, y hasta donde recordaba, no le gustaba demasiado levantarse tan temprano. Bufé y me giré de lado para darle unas palmaditas en la cabeza. Pero ella no estaba conforme con eso. Metió la cabeza dentro de las sábanas y con la nariz mojada me recorrió las piernas hasta llegar a los pies y jalarme los calcetines. Y aún sin estar conforme, ¡comenzó a chupetearme los dedos!
Me exasperé.-¡Eres odiosa cuando te lo propones!-intenté levantarme pero el adorable animal, en sus intentos por salir emocionada de la cama, me enredó las sábanas en los pies y ¿cuál fue el resultado? Caí de bruces al suelo, golpeándome la cabeza con la esquina del buró. Y como no, Buttercup jalándome el cabello enmarañado y llenándome el rostro de lengüetazos creía que ya me había puesto de buen humor y me había curado el golpe. Interesante raciocinio. -Ya, ya… estoy bien… ¡Estoy bien!
Manoteé para que Buttercup se moviera y me dejara levantarme. Aparentemente tenía muchas, pero muchas ganas de salir porque ya me estaba jaloneando los pantalones del pijama y eso no era bueno. Caminé al baño y me vi el golpe para hacer el recuento de los daños. Joder, también me había mordido el labio. Negué con la cabeza y señalé a Buttercup con el dedo, como si estuviera reprendiéndola. Ella solo ladeo la cabeza y movió su obeso y estirado cuerpecito como si fuera el perro más feliz del mundo.
Tomé lo primero que encontré: unos shorts, una camiseta desgastada que me quedaba un poco corta, una sudadera, encontré el otro calcetín que la perra había robado y me puse las zapatillas deportivas. Me miré nuevamente al espejo y me lavé la cara. Me recogí el largo cabello en una cebolla mal anudada y luego fui a buscar el arnés de paseo de Buttercup.
Finalmente apareció y la perra más emocionada que yo no paraba de brincar. ¡Que odiosa es por las mañanas! Salí rápidamente después de anudarme la sudadera a la cadera y eché de menos mi reproductor de música. Odiaba que las cosas muggles no funcionaran en Brigantia.
Corría detrás de Buttercup, quien parecía tener una jodida condición física del diablo. Eso del cigarrillo por las tardes no me estaba trayendo nada bueno. Nos encaminamos al lago. Escuché ramas crujir y me acerqué. ¿Quién era el loco obsesivo que había salido tan temprano a correr en esa neblina infernal? Bostecé y me encontré con el grito de Adair hacia Autumn.
-Díganme que Buttercup no fue a sacarlos de la cama como a mi?
Pero no, parecía que no se callaría y corría el riesgo de despertar a todas las demás que estaban en la habitación, Sofie incluida, y hasta donde recordaba, no le gustaba demasiado levantarse tan temprano. Bufé y me giré de lado para darle unas palmaditas en la cabeza. Pero ella no estaba conforme con eso. Metió la cabeza dentro de las sábanas y con la nariz mojada me recorrió las piernas hasta llegar a los pies y jalarme los calcetines. Y aún sin estar conforme, ¡comenzó a chupetearme los dedos!
Me exasperé.-¡Eres odiosa cuando te lo propones!-intenté levantarme pero el adorable animal, en sus intentos por salir emocionada de la cama, me enredó las sábanas en los pies y ¿cuál fue el resultado? Caí de bruces al suelo, golpeándome la cabeza con la esquina del buró. Y como no, Buttercup jalándome el cabello enmarañado y llenándome el rostro de lengüetazos creía que ya me había puesto de buen humor y me había curado el golpe. Interesante raciocinio. -Ya, ya… estoy bien… ¡Estoy bien!
Manoteé para que Buttercup se moviera y me dejara levantarme. Aparentemente tenía muchas, pero muchas ganas de salir porque ya me estaba jaloneando los pantalones del pijama y eso no era bueno. Caminé al baño y me vi el golpe para hacer el recuento de los daños. Joder, también me había mordido el labio. Negué con la cabeza y señalé a Buttercup con el dedo, como si estuviera reprendiéndola. Ella solo ladeo la cabeza y movió su obeso y estirado cuerpecito como si fuera el perro más feliz del mundo.
Tomé lo primero que encontré: unos shorts, una camiseta desgastada que me quedaba un poco corta, una sudadera, encontré el otro calcetín que la perra había robado y me puse las zapatillas deportivas. Me miré nuevamente al espejo y me lavé la cara. Me recogí el largo cabello en una cebolla mal anudada y luego fui a buscar el arnés de paseo de Buttercup.
Finalmente apareció y la perra más emocionada que yo no paraba de brincar. ¡Que odiosa es por las mañanas! Salí rápidamente después de anudarme la sudadera a la cadera y eché de menos mi reproductor de música. Odiaba que las cosas muggles no funcionaran en Brigantia.
Corría detrás de Buttercup, quien parecía tener una jodida condición física del diablo. Eso del cigarrillo por las tardes no me estaba trayendo nada bueno. Nos encaminamos al lago. Escuché ramas crujir y me acerqué. ¿Quién era el loco obsesivo que había salido tan temprano a correr en esa neblina infernal? Bostecé y me encontré con el grito de Adair hacia Autumn.
-Díganme que Buttercup no fue a sacarlos de la cama como a mi?
Gianna Vercelli- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 04/09/2012
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