Desayuno (sin diamantes)

Brigantia todavía le parecía un lugar enorme y algo intimidante, aunque no se lo había admitido a nadie ni tenia la intención de hacerlo. Y aunque la idea de empezar con sus estudios para auror ese mismo semestre la emocionaba, no podía dejar de sentirse ligeramente asustada.

Tenía la esperanza que una vez lograra coinciliar todos aquellos horarios, se adaptara a la gente con la que compartiría universidad y se le pasara el estrés inicial todo estaría bien. Pero hasta que eso no sucediera iba de un lado para otro corriendo, teniendo la sensación de que tenía mil cosas por hacer y poco tiempo por hacerlas, y sin acordarse de la mitad de las cosas importantes. Como aquella tarde en que había quedado con su hermano en el bar y le había dado un tremendo plantón porque había estado ocupadisima ordenando toda la ropa en la que sería su nueva habitación.
La ventaja con su hermano era que contentarle era tan sencillo como con su padre. Una sonrisa, su mirada inocente, una disculpa y problema olvidado (al menos la mayoría de las veces).

Aquella mañana estaba decidida a retomar el control de su vida y a dejar de pasearse como histerica por los pasillos de la universidad. Por eso había bajado a desayunar tempranisimo, solo acompañada del montón de pergaminos con los horarios de clases que estaba por empezar, dispuesta a disfrutar de la tranquilidad que tenía que ofrecer el comedor a aquellas horas de la mañana.
Cualquiera pensaría que viniendo de una familia con tantos hermanos debería estar acostumbrada a las comidas con montones de gente montando escándalo alrededor, y la verdad es que había terminado por desarrollar una capacidad especial para aislarse de todo aquello. Por eso el silencio del comedor era tan bienvenido. Tiempo para ella sin tener que hacer esfuerzos por ignorar a los demás.

Se sirvió un café, un par de tostadas, y entonces si... Podía empezar a poner orden en su vida.

Lo que más le alegraba de la universidad era haber dejado de lado el viejo y húmedo castillo de Hogwart… o mejor dicho, el aburrido y monótono uniforme que allí tenía que llevar. Y si, llevaba ya un año en la universidad, vistiendo como bien le venía en gana y aún así seguía pensando aquello cada vez que por la mañana abría el armario y se quedaba pensando que ponerse para el día, dependiendo de tantos factores que serían difícil enumerarlos todos aquí.

En ese momento vivía sumamente relajado. Las clases apenas habían empezado y no tenía grandes obligaciones por ellas, así que, dejando de lado la parte en la que la universidad no abusaba de su tiempo libre, no hacía más que vagar por ahí, dormir, fumar y como mucho quejarse de que aún no les habían dicho los libros de lectura obligatoria y después les tocaría leerlos todos rápido y sin tiempo.

Ese día se había despertado de buen humor, a pesar de que fuera muy temprano. Tenía solo una clase en toda la mañana y era un poco más tarde, lo suficiente como para poder disfrutar de la mañana antes de tener que pensar en obligaciones. Él no se estresaría con facilidad y para demostrarlo ahí estaba , camino del comedor, pensaba servirse un desayuno de reyes, con todo lo que pudiera ingerir, y si después tenía que irse a hacer algo de gimnasia para perder lo comido, lo haría, pero se le había antojado empezar bien el día y esa era la forma más adecuada.

Para cuando llegó al lugar donde podría empezar con su plan del día se dio cuenta de que, efectivamente, se había despertado demasiado temprano. Estaba todo prácticamente vacío, no es que le molestara, pero prefería comer en compañía.
Se acercó al único rostro conocido que vio por la zona. Y bueno, conocido… más o menos, la cosa es que el resto parecían muertos en vida por alguna razón y prefería acercarse a una chica linda que a ellos, y al menos la reconocía de vista, de Hogwarts, más en concreto porque alguna vez Draken le había hablado de ella, o la había visto con él a secas (cosa que no le agradaba pero bueno, de eso hacía algún tiempo ya).

-El comedor tan temprano casi da miedo – dijo en voz muy baja, sentándose en un lugar próximo pero sin robarle intimidad ni nada – impone un poco que en una habitación tan enorme haya tanto silencio.

Estuvo tentado a reírse, pero ni sabía si su saludo estúpido sería bien recibido, no a todo el mundo le gustaba comer acompañado (o desayunar en este caso), y si ella no respondía no tenía más que girarse y ya…

-Por cierto, buenos días – ahora si que al menos sonrió, apartándose un pequeño mechón del cabello que se le había salido de la perfecta coleta rubia que llevaba en ese momento. No le agradaba comer con el pelo suelto, y si no había nadie cerca a quien demostrar que él siempre era perfecto, se lo recogía para hacerlo.

Aquella voz cerca de ella la sobresaltó y por poco no hechó a perder todos los pergaminos con horarios por tirar todo el café por encima. Al final sus reflejos la salvaron y consiguió retener el liquido dentro de la taza, antes de levantar la mirada para ver quien había hablado.
Esbozó una media sonrisa a ese chico rubio al que no creía haber visto antes, pensando como diablos había estado tan concentrada en lo que hacía para no haber notado los pasos que deberían haberla alertado de su presencia. Sin embargo no la molestaba del todo que hubiera llegado, pues no era de las que disfrutara demasiado con la soledad.

- Bueno, seguramente si hubieras crecido en una casa con cinco hermanos aprenderías a encontrar el silencio como algo glorioso. Aunque sea en una estancia enorme como esta. - dijo acentuando un poco más la sonrisa y encogiéndose de hombros.

No solía hablar nunca de su família de buenas a primeras, no por nada, sino porque sacar a sus hermanos en conversación siempre era un tema delicado, sobretodo si se ponían a preguntar y tenía que entrar en detalles de los que eran medio hermanos, de los anteriores matrimonios de sus padres y todo el rollo.

- Buenos días. - correspondió a su saludo, antes de recordar que debía presentarse para ser politicamente correcta - Soy Autumn. Estaba intentando poner en orden los horarios de mi carrera y de las que pretendo asistir de oyente... ¿Cual es tu excusa para estar aquí tan pronto?

Tomó un sorbo de café y hubiera dado otro de no haber notado aquella mano en su espalda. Y esta vez si que cuando levantó la vista se encontró con la última persona que esperaba ver en Brigantia.
Claro que recordaba a Shaun (¿o debería empezar a llamarle profesor si es que estaba ahí por eso?). Había estado de prácticas en la reserva de dragones donde trabajaba su madre, y a la que ella había asistido con cierta regularidad durante una época, por el simple hecho de que disfrutaba viendo a los dragones de más o menos cerca. Era arrebatadoramente guapo (y también mucho mayor que ella y algo así como que trabajaba para su madre). Se había portado bien, y sólo había suspirado por lo guapo que era cuando estaba segura de estar sola. Habían perdido un poco el contacto por lo que no se esperaba que estuviera ahí.

- Vaya... ¡Hola! - dijo repentinamente nerviosa - No... No sabía que estabas aquí... ¿Eres... profesor? ¿De zoología?

Y cuando hubo soltado la pregunta se reprendió mentalmente por la estupidez de la misma. ¿Que otra cosa podría estar haciendo allí sino? La probabilidad que hubiera decidido que Zoologia no era lo suyo y hubiera empezado una nueva carrera era seguramente inexistente.

- Casualmente estaba intentando cuadrar horarios para ir de oyente a Zoologia... - dijo, por hacer un comentario cualquiera. Ni siquiera sabía porque se estaba poniendo nerviosa.

La promesa que dentro de dos semestres sería capaz de llevar los horarios con toda tranquilidad hizo que se relajara un poco. Si todos lo hacían, ella también podria ¿cierto? Casi sin pensalo sonreía más aliviada.

- Me alegra oír eso. Yo ya estaba entrando en histeria. - bromeó, tomando una tostada y dándole un mordisco.

Entre que lo de los horarios se volvería más sencillo y que había comprobado que sus compañeros de universidad eran, en su gran mayoría, gente agradable, podía tener un poco más de seguridad acerca de esa etapa de su vida que ya iba a empezar. Ojalá fuera su segundo o su tercer semestre ahí... Al menos no se sentiría tan perdida.
Y también habría sabido que Shaun era profesor y no estaría ahí sentada luciendo su cara de sorpresa total.

¿Que si ser oyente de zoología no era cosa de su madre? Pues... En parte sí, no iba a negarlo. Amy le había insistido mucho en que se matriculara en esa carrera pero aunque le gustaba mucho las criaturas mágicas, no sentía que era su vocación, pero había terminado prometiendole que iria de oyente. ¿La verdad? Aquella promesa tampoco la molestaba tanto...

- Bueno, pues en parte si... Pero también me interesa lo que pueda aprender. Me gustan las criaturas mágicas y no, no sólo los dragones. - acabó con una sonrisita, porque vamos, él sabía de sobra de su fascinación por los dragones. A eso iba cuando visitaba a su madre en la reserva.

Al parecer el chico rubio y el profesor también se conocían. Escuchó con interés lo que decían y antes de que pudiera darse cuenta de que tal vez preguntarlo en voz alta seria maleducado, las palabras escaparon de entre sus labios.

- ¿Que pasó? ¿Algo en clase de Zoología? - después de eso se mordió la lengua para agregar - Bueno... No hace falta que lo cuenten si no quieren... Soy demasiado preguntona a veces.

Escuchó tranquilamente a ambos alumnos conversar, mientras él disfrutaba del café que estaba tomándose, mirando aleatoreamente a la chica y después al chico, respondiendo sutilmente a las respuestas que le estaba dando Autumn en cuanto a lo de que le gustaban las criaturas mágicas y que no únicamente lo que él mismo había sabido de sobra que le gustaba a la chica; asintiendo con la cabeza.

Se alegró de escuchar que al rubio de largos cabellos le pareció gustar la idea de tratar de llevar a los alumnos de la clase a ver dragones. - Si, intentaré no solo tratar animales suaves, no sería muy emocionante, por decirlo de alguna forma. - Comentó. - Claro que eso también va por cursos y demás. - Trató por un momento de convencer a Selvaggi a que se animase a probar de nuevo a asistir a sus clases como oyente, a fin de cuentas, todo el mundo cometía errores en algún momento de su vida, y aquello que sucedió no había sido mas que un descuido.

Miró a ambos nuevamente y en silencio escuchó la explicación, o mas bien la historia, que Selvaggi estaba contándole a Brackminster. Sonrió un poco, divertido, pero de forma mas bien disimulada, al recordarlo; la verdad es que el chaval le dio algo de lástima al verse tan poco favorecido con las quemaduras y las ropas superiores tan hechas trapos, que él mismo le hubo ofrecido su capa para cubrirse.
No evitó seguir hablando un poco cuando pareció que el rubio acabó con la explicación.

- No sea tan exagerado Selvaggi... hice que la quemadura no fuese a peor en cuanto me acerqué a usted, y después lo acompañé a la enfermería habiéndole cubierto con mi capa. - Explicó. - Puede que en las clases sea algo estricto y pida que todo se haga bien; pero si algún alumno sufre algún imprevisto o lo que sea, o simplemente necesita de mi ayuda, yo haré todo lo que sea posible por solucionarlo.

Suspiró un poco y miró a ambos un momento, dándole un nuevo trago al café, mirando después la taza ya mas vacía que llena.

- Creo que me retiraré ya. - Dejó caer mirándolos a ambos una vez mas, haciendo el amago de incorporarse y una vez estuvo ya de pie, se despidió educadamente de ambos, recordándoles que podían asistir a las clases que quisieran que él impartiría, y se marchó caminando tranquilamente por uno de los pasillos para ir a salir del comedor, vuelta al trabajo.