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¿No hay antídotos?
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¿No hay antídotos?
Desde que había entrado a la universidad, no se había dado el tiempo de un desayuno, una comida o si quiera una cena decente. Intensa como ella sola, había decidido primero dejar en orden todo lo de su carrera, inscribirse a unas cuantas como oyente, hacer las tareas con bastante tiempo de antelación y no disfrutar ni un poco de su tiempo libre como había hecho en la primera semana. Todas sus comidas las había hecho de rápido en la cafetería y solo se había asomado una vez al comedor para ver como era, pero no se había quedado.
Aquella noche había terminado relativamente temprano. Eran las ocho de la noche y creyó oportuno salir de la facultad para ir a la cafetería de nuevo, pero el estómago le lanzó un gruñido de queja, tenía tiempo de sobra para cenar bien y decían que la comida sabía mucho mejor en el comedor que en la cafetería, así que, era lo que tocaba. Seguía sin conocer a muchísima gente, por eso se fue armada con un ejemplar de El Profeta para ocultar su limitada –por el momento- sociabilidad en caso de que no se encontrara a nadie conocido.
Era justo la hora de la cena y las mesas estaban a reventar. Parecía que no había ni un lugar vacío. Se mordió los labios dubitativa a punto de regresarse hasta que puso el ojo en una mesa donde solamente estaba una persona. Eso podía servir. Esperó que nadie más entrara o que le ganaran el sitio y casi corrió hasta las fuentes de comida para servirse una sustanciosa cena que ningún nutriólogo recomendaría a esas horas de la noche, pero tenía hambre, que la perdonaran.
A toda velocidad buscó con la mirada el sitio libre que había encontrado y ahí estaba. Así que se abrió paso entre los estudiantes, en medio del bullicio y al llegar, puso su bandeja sobre la mesa.
-¿Me puedo sentar contigo?
Preguntó por cortesía, pero ya que no había ningún otro lugar, se sentó de todos modos al extremo contrario, tratando de no mirar mucho a su improvisado compañero de mesa para no parecer acosadora y abriendo su ejemplar del Profeta en donde se había quedado.
Las noticias seguían hablando del conflicto Alemania-Gran Bretaña por la falta de bezoar. No sabía, por ejemplo, como se estaba viviendo eso en el laboratorio de pociones, ¿había bajado la hechura de antídotos?. Buscó con la mirada a Rune, quien estudiaba la ingeniería, pero se dio por vencida al no ver su blanquísima cabellera cerca.
-Hola oye, perdón que te interrumpa, ¿qué estudias tú?
Aquella noche había terminado relativamente temprano. Eran las ocho de la noche y creyó oportuno salir de la facultad para ir a la cafetería de nuevo, pero el estómago le lanzó un gruñido de queja, tenía tiempo de sobra para cenar bien y decían que la comida sabía mucho mejor en el comedor que en la cafetería, así que, era lo que tocaba. Seguía sin conocer a muchísima gente, por eso se fue armada con un ejemplar de El Profeta para ocultar su limitada –por el momento- sociabilidad en caso de que no se encontrara a nadie conocido.
Era justo la hora de la cena y las mesas estaban a reventar. Parecía que no había ni un lugar vacío. Se mordió los labios dubitativa a punto de regresarse hasta que puso el ojo en una mesa donde solamente estaba una persona. Eso podía servir. Esperó que nadie más entrara o que le ganaran el sitio y casi corrió hasta las fuentes de comida para servirse una sustanciosa cena que ningún nutriólogo recomendaría a esas horas de la noche, pero tenía hambre, que la perdonaran.
A toda velocidad buscó con la mirada el sitio libre que había encontrado y ahí estaba. Así que se abrió paso entre los estudiantes, en medio del bullicio y al llegar, puso su bandeja sobre la mesa.
-¿Me puedo sentar contigo?
Preguntó por cortesía, pero ya que no había ningún otro lugar, se sentó de todos modos al extremo contrario, tratando de no mirar mucho a su improvisado compañero de mesa para no parecer acosadora y abriendo su ejemplar del Profeta en donde se había quedado.
Las noticias seguían hablando del conflicto Alemania-Gran Bretaña por la falta de bezoar. No sabía, por ejemplo, como se estaba viviendo eso en el laboratorio de pociones, ¿había bajado la hechura de antídotos?. Buscó con la mirada a Rune, quien estudiaba la ingeniería, pero se dio por vencida al no ver su blanquísima cabellera cerca.
-Hola oye, perdón que te interrumpa, ¿qué estudias tú?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Se notaba de sobra que los días de clase cada vez eran algo mas laboriosos, al menos, para la gente que quería llevar todo al día o incluso adelantar la tarea.
Stall no era ni menos que uno de los que se libraban de los quehaceres en cuanto salían del aula, pudiendo ponerse tranquilamente después a simplemente no hacer nada, a fumar, buscar ingredientes, practicar o inventar pociones por su propia cuenta...
Solía estar bastante entretenido en el día a día por lo que cuando podía quedar con sus colegas solían ser o los fines de semana o cuando simplemente coincidían en que tanto él como sus amigos, tenían el horario que les iba bien; sino siempre le quedaba la opción de pasar el rato con uno de sus compañeros de clase, con Yesenes, pero últimamente solía tener otros planes o iba a hacer las comidas con la chavala con la que parecía haberse obsesionado; a menudo solía verles juntos últimamente y a pesar de que había intentado sonsacarle algún tipo de información, aunque fuera simplemente para molestarle... no había forma, simplemente le gruñía y ya.
Cuando acabaron sus clases de fue directamente a la habitación, se dio una ducha con parsimonia y terminó por bajar al gran comedor, donde con suerte encontró una mesa mayormente vacía, se acercó a la misma y tras un par de miradas cruzadas con el par de principiantes en la universidad, acabó por tener la mesa entera para él solo.
Comenzó tranquilamente a comer algo de puré de patata, sin demasiada hambre pero teniendo que comer alguna que otra cosa o sino no terminaría de rendir en los estudios, quedando distraído mientras seguía comiendo tranquilamente lo que se había servido en el plato.
Entonces fue cuando sintió los pasos de alguien acercándose y escuchó la voz de ese alguien, quien al alzar el rostro para mirarle, le pareció algo conocida, aunque no sabía situarla en donde, o de qué podría sonarle o podía conocerle. Quizás en algún momento habían coincidido en clases, o incluso podían haberse conocido hacía algunos años en Hogwarts, alguna fiesta, o lo que fuere, aunque la chica no tenía en verdad pinta de ser muy... fiestera.
Siguió por un momento comiendo de forma distraída hasta que volvió a dirigirle la palabra, poniendo un momento una mueca en la que frunció los labios y tras morderse el labio inferior, un gesto que solía hacer él siempre y que alguna que otra vez, algunas personas habían malinterpretado.
- Pociones... - Murmuró a su pregunta, como respuesta antes de alcanzar el vaso y beber un poco del liquido que contenía en su interior, clavando la vista en los ojos verdes de la chica, alzando después un poquito la ceja. - ¿Por qué?
Stall no era ni menos que uno de los que se libraban de los quehaceres en cuanto salían del aula, pudiendo ponerse tranquilamente después a simplemente no hacer nada, a fumar, buscar ingredientes, practicar o inventar pociones por su propia cuenta...
Solía estar bastante entretenido en el día a día por lo que cuando podía quedar con sus colegas solían ser o los fines de semana o cuando simplemente coincidían en que tanto él como sus amigos, tenían el horario que les iba bien; sino siempre le quedaba la opción de pasar el rato con uno de sus compañeros de clase, con Yesenes, pero últimamente solía tener otros planes o iba a hacer las comidas con la chavala con la que parecía haberse obsesionado; a menudo solía verles juntos últimamente y a pesar de que había intentado sonsacarle algún tipo de información, aunque fuera simplemente para molestarle... no había forma, simplemente le gruñía y ya.
Cuando acabaron sus clases de fue directamente a la habitación, se dio una ducha con parsimonia y terminó por bajar al gran comedor, donde con suerte encontró una mesa mayormente vacía, se acercó a la misma y tras un par de miradas cruzadas con el par de principiantes en la universidad, acabó por tener la mesa entera para él solo.
Comenzó tranquilamente a comer algo de puré de patata, sin demasiada hambre pero teniendo que comer alguna que otra cosa o sino no terminaría de rendir en los estudios, quedando distraído mientras seguía comiendo tranquilamente lo que se había servido en el plato.
Entonces fue cuando sintió los pasos de alguien acercándose y escuchó la voz de ese alguien, quien al alzar el rostro para mirarle, le pareció algo conocida, aunque no sabía situarla en donde, o de qué podría sonarle o podía conocerle. Quizás en algún momento habían coincidido en clases, o incluso podían haberse conocido hacía algunos años en Hogwarts, alguna fiesta, o lo que fuere, aunque la chica no tenía en verdad pinta de ser muy... fiestera.
Siguió por un momento comiendo de forma distraída hasta que volvió a dirigirle la palabra, poniendo un momento una mueca en la que frunció los labios y tras morderse el labio inferior, un gesto que solía hacer él siempre y que alguna que otra vez, algunas personas habían malinterpretado.
- Pociones... - Murmuró a su pregunta, como respuesta antes de alcanzar el vaso y beber un poco del liquido que contenía en su interior, clavando la vista en los ojos verdes de la chica, alzando después un poquito la ceja. - ¿Por qué?
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Si que hubiera malinterpretado su gesto de no ser porque ella tenía el mismo tic desde niña. Lo que estuvo mejor fue la respuesta, porque resultaba que justamente, el chico estudiaba pociones y que entonces podría decirle de primera mano información veraz. Retiró la mirada –siempre había sido tímida- y para disimular bajó la vista al periódico y se lo mostró al chico justo en la parte de la noticia de los bezoares.
-Sigue habiendo escasez de bezoar, supongo que ya lo sabías. No sé, hasta donde yo sé, lo usan para la mayoría de los antídotos en pociones. ¿Qué hacen ahora? ¿Han hablado de eso? Me daba curiosidad si tenían algún ingrediente con el que sustituirlo o algo. O si aquí en Brigantia tienen un arsenal de bezoars.
Se encogió de hombros. Una de dos, podía ser la conversación más interesante del mundo –por el trasfondo político y porque también estaba bien el punto de vista de un alumno de pociones que en cierta forma podía llegar a sufrir por ese desperfecto de primera mano. O bien, el chico podía pensar que ella estaba completamente loca por hacer conversación de un tema como ese, que no tenía nada de atractivo. Fuera como fuera, a ella lo que le interesaba era que le contestaran.
-La posición de los alemanes es de miedo. Con razón a tu decano se le ve últimamente tan incómodo.
De pronto se dio cuenta que se le iba la boca y ella ni siquiera sabía quien era él, ni viceversa. Lo mínimo que exigía la educación era que al menos se presentara. Hizo un gesto con la mano como restándole importancia al bezoar –Aunque la tenía! Mucho! - y estiró la mano hacia él para presentarse como era debido.
-Perdóname, ni siquiera me presenté. Pearlie Burroughs, de Leyes.
Esperaba que se presentara también, sin tener ni idea que era el mismo chico al que una amiga de Hogwarts había acosado muchísimo en el único curso que ella había llevado en ese Colegio mágico. Recordaba su nombre aunque hubiera sido hacía muchos años, pero no su cara. Y lo del nombre era porque su amiga se la pasaba “Draken esto, Draken lo otro, Draken es así, Draken será mi novio, seré la señora de Stall, mis hijos se llamarán Fanny y Alexander Stall” y se le había quedado clavado en el alma como estaca envenenada infernal.
-Sigue habiendo escasez de bezoar, supongo que ya lo sabías. No sé, hasta donde yo sé, lo usan para la mayoría de los antídotos en pociones. ¿Qué hacen ahora? ¿Han hablado de eso? Me daba curiosidad si tenían algún ingrediente con el que sustituirlo o algo. O si aquí en Brigantia tienen un arsenal de bezoars.
Se encogió de hombros. Una de dos, podía ser la conversación más interesante del mundo –por el trasfondo político y porque también estaba bien el punto de vista de un alumno de pociones que en cierta forma podía llegar a sufrir por ese desperfecto de primera mano. O bien, el chico podía pensar que ella estaba completamente loca por hacer conversación de un tema como ese, que no tenía nada de atractivo. Fuera como fuera, a ella lo que le interesaba era que le contestaran.
-La posición de los alemanes es de miedo. Con razón a tu decano se le ve últimamente tan incómodo.
De pronto se dio cuenta que se le iba la boca y ella ni siquiera sabía quien era él, ni viceversa. Lo mínimo que exigía la educación era que al menos se presentara. Hizo un gesto con la mano como restándole importancia al bezoar –Aunque la tenía! Mucho! - y estiró la mano hacia él para presentarse como era debido.
-Perdóname, ni siquiera me presenté. Pearlie Burroughs, de Leyes.
Esperaba que se presentara también, sin tener ni idea que era el mismo chico al que una amiga de Hogwarts había acosado muchísimo en el único curso que ella había llevado en ese Colegio mágico. Recordaba su nombre aunque hubiera sido hacía muchos años, pero no su cara. Y lo del nombre era porque su amiga se la pasaba “Draken esto, Draken lo otro, Draken es así, Draken será mi novio, seré la señora de Stall, mis hijos se llamarán Fanny y Alexander Stall” y se le había quedado clavado en el alma como estaca envenenada infernal.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Comía tranquilamente, escuchando las palabras de la chica; la verdad es que aquello no era algo tan...desagradable, siempre era muchísimo mejor que tener que evitar escuchar todo el jodido barullo que tenía a su alrededor.
La verdad es que el tema de conversación que había elegido le resultaba un tanto aburrido, pero no la mandaría callar, a fin de cuentas... era la única persona que, desde que había estado él solo sentado ahí, había tenido los cojones de sentarse en la mesa, frente a él para ser mas concretos, y encima, iniciar una conversación por mucho que el tema fuese algo aleatorio, sacado incluso del periódico que la chavala llevaba y estaba leyendo.
- En si el bezoar es algo que se utiliza para pociones de cura de veneno... aunque no sirven en todos, la verdad. - Se encogió un poco de hombros y bajó la vista hacia el periódico, echando un vistazo tan rápido que apenas leyó el titular antes de volver la vista a los ojos de la chica que tenía sentada al frente. - De todas formas... con que se cogiesen un par de especímenes, un macho y una hembra, de donde se sacan los bezoar, los criasen y listo, tampoco es que fuese a acabarse con tanta facilidad como dicen ahí. - Hizo una mueca en la que arrugó la nariz. - De todas formas, todo buen pocionista siempre debe de tener bezoar de sobra, por si acaso... así que supongo que en el colegio tendrán una buena cantidad reservada para emergencias. Yo mismo la tengo.
Sonrió un poco ladeado, pudiendo interpretarse o bien como una sonrisa cabrona, de superioridad, o como simplemente, una sonrisa; en esos momentos no tenía ninguna razón para sonreír de ninguna forma concreta. - Igualmente, somos magos, no sería difícil de crear un bezoar a partir de los materiales que lo formas: pelo, fibra vegetal... Es algo que apenas se enseña en primer año, así que si nunca pensó nadie en eso, son un poco gilipollas. - Se encogió de hombros.
Se quedó un momento en silencio, mirando a la chica, ahora cambiando el tema de forma algo brusca, o mas bien, notoria, sin disimulo alguno a que la razón del cambio era dejar de hablar de algo tan... bezoar.
Tras la previa presentación de la misma, fue el metamorfomago quien se presentó. - Yo soy Stall, Draken. Ingeniería en pociones. - Imitando mas o menos la forma de presentación de la chica.
Suspiró apenas un momento antes de, tras quedarse de nuevo con la vista clavada en los ojos claros de ella, seguir comiendo tranquilamente, sin prisa ninguna, disfrutando de la comida.
La verdad es que el tema de conversación que había elegido le resultaba un tanto aburrido, pero no la mandaría callar, a fin de cuentas... era la única persona que, desde que había estado él solo sentado ahí, había tenido los cojones de sentarse en la mesa, frente a él para ser mas concretos, y encima, iniciar una conversación por mucho que el tema fuese algo aleatorio, sacado incluso del periódico que la chavala llevaba y estaba leyendo.
- En si el bezoar es algo que se utiliza para pociones de cura de veneno... aunque no sirven en todos, la verdad. - Se encogió un poco de hombros y bajó la vista hacia el periódico, echando un vistazo tan rápido que apenas leyó el titular antes de volver la vista a los ojos de la chica que tenía sentada al frente. - De todas formas... con que se cogiesen un par de especímenes, un macho y una hembra, de donde se sacan los bezoar, los criasen y listo, tampoco es que fuese a acabarse con tanta facilidad como dicen ahí. - Hizo una mueca en la que arrugó la nariz. - De todas formas, todo buen pocionista siempre debe de tener bezoar de sobra, por si acaso... así que supongo que en el colegio tendrán una buena cantidad reservada para emergencias. Yo mismo la tengo.
Sonrió un poco ladeado, pudiendo interpretarse o bien como una sonrisa cabrona, de superioridad, o como simplemente, una sonrisa; en esos momentos no tenía ninguna razón para sonreír de ninguna forma concreta. - Igualmente, somos magos, no sería difícil de crear un bezoar a partir de los materiales que lo formas: pelo, fibra vegetal... Es algo que apenas se enseña en primer año, así que si nunca pensó nadie en eso, son un poco gilipollas. - Se encogió de hombros.
Se quedó un momento en silencio, mirando a la chica, ahora cambiando el tema de forma algo brusca, o mas bien, notoria, sin disimulo alguno a que la razón del cambio era dejar de hablar de algo tan... bezoar.
Tras la previa presentación de la misma, fue el metamorfomago quien se presentó. - Yo soy Stall, Draken. Ingeniería en pociones. - Imitando mas o menos la forma de presentación de la chica.
Suspiró apenas un momento antes de, tras quedarse de nuevo con la vista clavada en los ojos claros de ella, seguir comiendo tranquilamente, sin prisa ninguna, disfrutando de la comida.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Alzó las cejas cuando el chico, con mucha seguridad, comenzaba a darle a entender que no había nada de qué preocuparse con respecto al ingrediente. Se mordió los labios, dubitativa. Podía ser que fuera verdad y solo fuera una estrategia para mantener a la gente al vilo de una noticia tirante en materia internacional por quién sabía qué razón, y que efectivamente, no hubiera nada preocupante ni nada que no se pudiera resultar.
Podía ser también, el lado opuesto del knut, es decir, que él no supiera tanto como pretendía hacer creer con sus explicaciones de “por favor, todo es tan básico y esto es absurdo”. Entrecerró los ojos y volvió a mirar el periódico, en parte como si deseara que de pronto se despejaran todas sus dudas, en parte porque el chico era de esos que miraban directamente a los ojos y ella era de las que se intimidaban fácilmente.
Lo que sí, fue que se quedó sorprendida cuando le dijo el nombre. Inmediatamente lo ubicó –no podía haber dos Draken Stall en el mundo así de fácil- y se le quedó mirando como quien ve visiones. Entrecerró los ojos enfocando hacia él, tratando de adivinar en su rostro las expresiones que hubiera conocido del niño de…¿12? ¿13 años? Al que le tuvo que pedir perdón por pura pena ajena, por cierto. Al parecer él tampoco la recordaba aunque había dedicado horas enteras en Hogwarts a ayudar a su amiga a acosarlo, la actividad más odiosa de sus años escolares.
-Ah Draken, me acuerdo. Estuve nada más un año en Hogwarts pero tenía una amiga que estaba enamorada de ti, hablaba todo el tiempo de que se iba a casar contigo. Cambiaste un poco.
O tal vez simplemente su mente había borrado los rasgos frescos de Draken Stall de su memoria y su recuerdo, hasta entonces, había estado ligeramente distorsionado. Al menos, después de tantos años, ya había superado la vergüenza.
-…y supongo que no te has casado con nadie, o sea que ella no logró su cometido. Te felicito.
Se encogió de hombros, le sonrió un poco y también se dedicó a su comida, que para ser la primera que tomaba decentemente, más le valía aprovecharla. No estaba muy segura de si seguir haciéndole conversación, aunque había sido amable en explicarle lo que pensaba del bezoar, no parecía de esos tipos easy going y no era como si quisiera molestarlo o algo.
Podía ser también, el lado opuesto del knut, es decir, que él no supiera tanto como pretendía hacer creer con sus explicaciones de “por favor, todo es tan básico y esto es absurdo”. Entrecerró los ojos y volvió a mirar el periódico, en parte como si deseara que de pronto se despejaran todas sus dudas, en parte porque el chico era de esos que miraban directamente a los ojos y ella era de las que se intimidaban fácilmente.
Lo que sí, fue que se quedó sorprendida cuando le dijo el nombre. Inmediatamente lo ubicó –no podía haber dos Draken Stall en el mundo así de fácil- y se le quedó mirando como quien ve visiones. Entrecerró los ojos enfocando hacia él, tratando de adivinar en su rostro las expresiones que hubiera conocido del niño de…¿12? ¿13 años? Al que le tuvo que pedir perdón por pura pena ajena, por cierto. Al parecer él tampoco la recordaba aunque había dedicado horas enteras en Hogwarts a ayudar a su amiga a acosarlo, la actividad más odiosa de sus años escolares.
-Ah Draken, me acuerdo. Estuve nada más un año en Hogwarts pero tenía una amiga que estaba enamorada de ti, hablaba todo el tiempo de que se iba a casar contigo. Cambiaste un poco.
O tal vez simplemente su mente había borrado los rasgos frescos de Draken Stall de su memoria y su recuerdo, hasta entonces, había estado ligeramente distorsionado. Al menos, después de tantos años, ya había superado la vergüenza.
-…y supongo que no te has casado con nadie, o sea que ella no logró su cometido. Te felicito.
Se encogió de hombros, le sonrió un poco y también se dedicó a su comida, que para ser la primera que tomaba decentemente, más le valía aprovecharla. No estaba muy segura de si seguir haciéndole conversación, aunque había sido amable en explicarle lo que pensaba del bezoar, no parecía de esos tipos easy going y no era como si quisiera molestarlo o algo.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Frunció un poco el ceño con las palabras de Pearlie, tratando de hacer memoria a aquello que acababa de contar. ¿Así que se suponía que se conocían de antes? - Arrugó un poco la nariz y frunció los labios, mirando fijamente a la chica, analizando todas y cada una de sus facciones, sus gestos, haciendo memoria de años atrás.
En un momento dado en el que la chica siguió contando aquello, pareció recordarlo de pronto, sonriendo levemente ladeado, de forma algo cabrona siendo sinceros.
- Aha... no me he casado con nadie, y la verdad prefiero que siga siendo así, quiero tener total libertad para hacer lo que me venga en gana. - Aclaró y se quedó mirándole fijamente, alzando una ceja. - Creo que te recuerdo... me hiciste bastante gracia, eso de que te... disculpases por tu amiga y luego desaparecieses... ¿A donde te largaste? La verdad es que tu estabas mucho mas follable que tu amiga. - Preguntó alzando en apenas un instante ambas cejas, sonriendo ladeado aún, manteniendo esa sonrisilla de cabronazo que le caracterizaba.
Se rió un poco y negó con la cabeza, siguiendo poco después con la comida, queriendo dejar ya las estupideces pasadas años atrás en el colegio, aquellas tipas que le habían “acosado” en varios momentos de su vida en Hogwarts y demás mierdas. Acababan agobiando, mucho, demasiado; tanto que siempre terminaba por mandarles a tomar por el culo o si necesitaba “desfogarse”, las utilizaba con ciertos... fines.
Suspiró y cuando finalmente se terminó la comida, bebió un último trago de lo que había estado bebiendo, haciendo amago de ir a levantarse. - Yo creo que ya terminé, no me queda nada más que hacer aquí... - Murmuró.
En un momento dado en el que la chica siguió contando aquello, pareció recordarlo de pronto, sonriendo levemente ladeado, de forma algo cabrona siendo sinceros.
- Aha... no me he casado con nadie, y la verdad prefiero que siga siendo así, quiero tener total libertad para hacer lo que me venga en gana. - Aclaró y se quedó mirándole fijamente, alzando una ceja. - Creo que te recuerdo... me hiciste bastante gracia, eso de que te... disculpases por tu amiga y luego desaparecieses... ¿A donde te largaste? La verdad es que tu estabas mucho mas follable que tu amiga. - Preguntó alzando en apenas un instante ambas cejas, sonriendo ladeado aún, manteniendo esa sonrisilla de cabronazo que le caracterizaba.
Se rió un poco y negó con la cabeza, siguiendo poco después con la comida, queriendo dejar ya las estupideces pasadas años atrás en el colegio, aquellas tipas que le habían “acosado” en varios momentos de su vida en Hogwarts y demás mierdas. Acababan agobiando, mucho, demasiado; tanto que siempre terminaba por mandarles a tomar por el culo o si necesitaba “desfogarse”, las utilizaba con ciertos... fines.
Suspiró y cuando finalmente se terminó la comida, bebió un último trago de lo que había estado bebiendo, haciendo amago de ir a levantarse. - Yo creo que ya terminé, no me queda nada más que hacer aquí... - Murmuró.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Suerte que no estaba comiendo nada cuando Draken soltó eso de “tú estabas mucho más follable”. Así, como si nada, el descarado. Lo peor del caso era que hasta ese momento, había estado sonriéndole a medias durante la conversación, amistosamente y todo, hasta llegar a ese frase. O más bien, lo peor del caso, era que hasta ese momento se había dado cuenta de que el infame tenía una sonrisita que la ponía de los nervios y que la hacía dudar entre si le estaba diciendo las cosas enserio o se estaba burlando de ella, o si simplemente era un idiota o sí…bueno, mil cosas.
Volvió a enrojecer, pero esta vez el rubor en sus mejillas se debió a factores distintos que la timidez por sí misma. Era como todo junto. Las cosas claras; a su parte vanidosa le encantaba sentirse bonita, pero una cosa era eso y otra…pues…lo que pasó por su cabeza en esos momentos. ¿Qué se sentía Draken Stall? Ella había llegado con la mejor disposición y hasta se planteó seriamente respetar sus opiniones del bezoar y lo que fuera y él…lo quería medio matar.
-Me largué a Beauxbatons por suerte, ahí no hay muchos tipos como tú.-O sea, unos hijos del mal.
Escuchó a medias su murmullo, anunciando que se iba. Lo miró a los ojos fijo, ahora sí, a diferencia de hacia un rato en el que había por todos los medios evitado su mirada. Se le había ido el hambre y todo, como siempre pasaba cuando de pronto se tenía un muy mal rato. Al carajo con su idea del comedor y ser sociable y todas esas cosas.
-Sí, mira, vete de una vez, porque tengo unas inmensas ganas de voltearte la cara de un revés.
Se lo dijo sin más, probablemente pocas veces se atrevía a decir cosas como esas. Para hacerlas necesitaba tener menos audiencia que la que tenía en el comedor en ese momento, tampoco le gustaban los escándalos. Era la segunda vez que tenía ganas de golpear a alguien en Brigantia, la primera lo había hecho –aunque ni se había enojado tanto, ni nada- pero en esta, al parecer, se iba a quedar con las ganas.
Volvió a enrojecer, pero esta vez el rubor en sus mejillas se debió a factores distintos que la timidez por sí misma. Era como todo junto. Las cosas claras; a su parte vanidosa le encantaba sentirse bonita, pero una cosa era eso y otra…pues…lo que pasó por su cabeza en esos momentos. ¿Qué se sentía Draken Stall? Ella había llegado con la mejor disposición y hasta se planteó seriamente respetar sus opiniones del bezoar y lo que fuera y él…lo quería medio matar.
-Me largué a Beauxbatons por suerte, ahí no hay muchos tipos como tú.-O sea, unos hijos del mal.
Escuchó a medias su murmullo, anunciando que se iba. Lo miró a los ojos fijo, ahora sí, a diferencia de hacia un rato en el que había por todos los medios evitado su mirada. Se le había ido el hambre y todo, como siempre pasaba cuando de pronto se tenía un muy mal rato. Al carajo con su idea del comedor y ser sociable y todas esas cosas.
-Sí, mira, vete de una vez, porque tengo unas inmensas ganas de voltearte la cara de un revés.
Se lo dijo sin más, probablemente pocas veces se atrevía a decir cosas como esas. Para hacerlas necesitaba tener menos audiencia que la que tenía en el comedor en ese momento, tampoco le gustaban los escándalos. Era la segunda vez que tenía ganas de golpear a alguien en Brigantia, la primera lo había hecho –aunque ni se había enojado tanto, ni nada- pero en esta, al parecer, se iba a quedar con las ganas.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿No hay antídotos?
Escuchó a Pearlie, sin poder evitar reírse un poco de forma socarrona, divertido. Al parecer trataba de ir de puritana o cualquier mierda por el estilo. Negó con la cabeza y suspiró con resignación mientras se incorporaba y clavaba la vista afilada en la chica, sonriendo ligeramente con un aire de superioridad.
- No puedo creer que con ese simple comentario se te crispen los nervios, Burroughs... menuda estupidez. - Se rió de nuevo. Estaba claro que ese comentario le había jodido bastante, y la verdad se veía bastante gracioso.
- Entonces deberías de agradecer que no hay muchos mas tíos como yo que, por ser tan gilipollas como eres, no vayan a sacarte volando por alguna de las ventanas mas altas del lugar. - Le guiñó un ojo con la clara intención de, ya que se había molestado por aquella estupidez, seguir molestandole un poco mas, mientras veía como los utensilios de comida con los que había estado comiendo, desaparecían.
Caminó un poco para acabar por situarse detrás de ella, y aún con aquella sonrisa cabrona, se dirigió a ella un poco por la espalda, inclinándose lo justo para poder susurrar y que ella lo escuchase. - Ya nos veremos, Pearlie Burroughs, pero no acostumbres mucho a ir disculpándote a gente por cosas que ni tú misma has hecho.
Rió un poco y negó con la cabeza, apartándose justo cuando la chica pareció ir a girarse para golpearle, saliendo tranquilamente caminando por el comedor, abandonando el lugar, dejando a la chica plantada en la mesa con su cara de enfado.
- No puedo creer que con ese simple comentario se te crispen los nervios, Burroughs... menuda estupidez. - Se rió de nuevo. Estaba claro que ese comentario le había jodido bastante, y la verdad se veía bastante gracioso.
- Entonces deberías de agradecer que no hay muchos mas tíos como yo que, por ser tan gilipollas como eres, no vayan a sacarte volando por alguna de las ventanas mas altas del lugar. - Le guiñó un ojo con la clara intención de, ya que se había molestado por aquella estupidez, seguir molestandole un poco mas, mientras veía como los utensilios de comida con los que había estado comiendo, desaparecían.
Caminó un poco para acabar por situarse detrás de ella, y aún con aquella sonrisa cabrona, se dirigió a ella un poco por la espalda, inclinándose lo justo para poder susurrar y que ella lo escuchase. - Ya nos veremos, Pearlie Burroughs, pero no acostumbres mucho a ir disculpándote a gente por cosas que ni tú misma has hecho.
Rió un poco y negó con la cabeza, apartándose justo cuando la chica pareció ir a girarse para golpearle, saliendo tranquilamente caminando por el comedor, abandonando el lugar, dejando a la chica plantada en la mesa con su cara de enfado.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
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Lun Jul 15, 2013 1:57 pm por Gerhard Immëndorff
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