Impredecible

Asintió sintiendo que su presencia ahí ya era todo un triunfo mientras se sonreía de manera un poco cínica con el rojo intenso de su vestido contrastando con la blancura de su piel. Claro que había puesto esfuerzo en arreglarse, pues se había arreglado para esperar que la dejaran plantada, y eso tenía que ser muy digno. Al final Angus Finnerty se había presentado hecho todo un Hufflepuff sin poder declinar su invitación y su regalo ridículo y generoso a la par, ridículo por la burla del moño rojo.

Así que había ido hasta ahí poniendo mucho empeño en cómo se vería en la noche aunque admitía que su presencia seguía siendo una sorpresa, y un leve escalofrío erizaba los claros vellos de su espalda al verlo llegar a es elugar que no le parecía ni por asomo muy fino, o al menos nada que ver con los restaurantes mágicos para gente de sociedad en Londres donde incluso ella se sentía a veces demasiado informal acompañando a su padre con sus socios compañeros del negocio del quidditch.

Lo que la hizo bajar un poco la guardia fue el detalle de decir que se las había enviado a su padre. Demasiado íntimo quizás. Eso la hizo pensar que no debía portarse tan mal a pesar de que estaban en una especie de cita a la que en sí ninguno de los dos quería acudir o algo así... y nada como un buen lubricante social para evitar cualquier incomodidad.

-De nada, era casi mi obligación... ¿Hada verde o algo menos fuerte?

Le había ofrecido del típico ajenjo que bebía antes de una comida, o eso quería hacerle creer por que ella bebía más bien poco y era lo que veía hacer, además de que necesitaba relajarse antes de saber si llegaría o no. Y el algo menos fuerte, claro, se lo había preguntando pensando que quizás querría pedir una cerveza oe sas cosas de gente poco refinada. Empezó a reír por que era una estupidez estar ahí con Finnerty con tal de probarle que no era la chica predecible que se imaginaba.

-Mira, no esperaba que vinieras, pero ya que lo hiciste al menos cuéntame algo interesante ¿Sabes algún chiste?

Le sirvió ella misma la diminuta copa de Hada verde que le había ofrecido, por que insistía en que ese no era tampoco el lugar más fino posible y tampoco estaba vestida como para las galas del Ministro de Magia. Era un vestido rojo casual-chic que había encontrado en su clóset y que de hecho había utilizado el día en que había conocido a sus futuros suegros, lo que momentáneamente borraba su sonrisa al recordar todo el asunto social en el que estaba metida desde hace tiempo. Intentó sacarlo de su cabeza al menos por ese rato mientras él tomaba asiento.

No pensó que su mirada fuera la de un hombre embobado en particular, sólo que la situación en general lo tenía desconcertado y de hecho no podía culparlo, ella misma no había pensado jamás que terminaría cenando con Angus Finnerty a solas, o acaso acompañada. Negó con la cabeza decepcionada cuando le dijo que no sabía chistes pero de todos modos ella se reía de cualquier cosa, hasta de el hecho de que le dijera no tener nada pretendidamente gracioso con qué entretenerla. Y después venía su halago.

Sabía que se había esmerado pero pensó que si su orgullo no la había dejado pagar unas pociones antes mucho menos le dejaría halagarla un poco, así que la tomó por sospresa y se encogió levemente de hombros. Ni siquiera había pensando en lo que pasaría si los vieran juntos, y todo lo que hizo fue beber más del líquido verde brillante que tenía frente a ella casi vaciando su vaso.

- ¿Pena por qué, eres decente no? Y de todos modos esto no es una cita, es el pago de una deuda. Y todo el mundo sabe que me casaré en Abril

No supo por qué, pero confesarlo tan pronto en la noche la hizo sentir algo inadecuada, en vez de poner la cara soñadora de mujer enamorada que seguramente alguien esperaría ver cuando alguien se afirmaba comprometida. Se puso un poco seria e incluso frunció el ceño por sentir que no era adecuado haberlo dicho pero también preguntándose a sí misma por qué de pronto pensaba en ocultar esa gran verdad respecto a su futuro.

-Bien, ya sabes algo de mi. Y si no sabes chistes entonces dime algo de ti ¿Sales con alguien?

-No pidas pescado, es caro y no es el mejor.

Era cierto, por que lo había comprobado. Sobre lo demás no sabía, pero no le gustaba quedar como inexperta cuando le hacían esa clase de preguntas, menos si ella había decidido el lugar. Además, supo que se había tomado ese dulcísimo y muy alcohólico licor de ajenjo casi por educación y por que bueno, era alcohol finalmente. A ella también le gustaba la cerveza pero por pura decencia había dejado de ordenarla en público por que no era muy femenino, o eso decía su madre.

Asintió con interés, y la verdad algo sorprendida cuando le decía que no salía con nadie pues, pensaba, era demasiado fácil hacerlo con tanta gente en Brigantia. Pero no iba a hacer muchas más preguntas por que el tipo no era su amigo ni nada parecido... aunque si no iba a hacer preguntas tendría qué empezar a pensar cómo pasar el tiempo por que aún les quedaba bastante noche para que terminaran de cenar. Y a él no parecía haberle importado mucho la lejanía que tenían para hacer la clase de preguntas que ni siquiera sus amigas cercanas hacían.

La tomaba tan por sorpresa que se había quedado mirándolo con los ojos muy abiertos, sin creer que le hubiera preguntado eso último o más bien sin saber cómo responder a esa clase de preguntas, pues nadie nunca le había puesto como condición el estar "muy enamorada" para casarse y hacer lo que tenía qué hacer. Ni siquiera quería hablar de Jeremiah por que sentía que era casi como hablar de un pariente lejano o algo parecido aunque fuera, en pocos meses, a comprometerse con él para siempre.

-Con Jeremiah Sowerberry, lo acordamos hace dos meses...

Le respondió apurando el contenido de su vaso verde brillante como para darse valor aunque realmente no estaba dispuesta a responder esa clase de pregunta, lo que de nuevo la hacía poner esa expresión levemente incómoda de quien habla de cosas que no deben ser pensadas durante mucho tiempo. Jugueteó con el anillo que siempre llevaba en su pulgar.

-No seas tonto, eso es para quinceañeros...

Más que la vez en que Finnerty la había tomado groseramente por la nuca y la había acorralado con toda su supremacía física, se sentía más amenazada con todas esas preguntas que antes. Su manera de decir las cosas tan seguro y hablar tan claro de las cosas que creía que debían ser la estaban poniendo verdaderamente nerviosa, quizás llevándola a hacerse preguntas que no querría hacerse. No quería pensar que un matrimonio era menos como un acuerdo y más como un estar locamente enamorada o esas cosas que decía.

Ella por su parte había pedido algo lleno de verduras exóticas que la verdad no era nada demasiado refinado pero le gustaba, sobre todo por que tenía muchos colores que no parecían ser los colores de la comida común. No quiso pensar en su madre y en su padre enamoradísimos ni esas cosas que, finalmente, ella no llegaría a experimentar por que no había tenido esa suerte... y detestaba por demás estar refiriéndose a su vida en pasado, sin vuelta atrás posible o algo así.

-Bueno, no todos tienen esa suerte

De verdad lo creía, y aunque su cambio de tema fuera un alivio se quedó más tiempo pensando en eso. Le llevaron la cerveza oscura que había pedido y sin esperar su respuesta tomo su vaso y le dio un trago después de haberle dicho "déjame probarla" con una familiaridad que no hubiera creído posible de no encontrarse algo nerviosa por todas esas preguntas y afirmaciones tan directas por su parte. Lo peor era que parecía ser él quien se vengara de lo de las pociones con tantas preguntas que de pronto le parecían en exceso personales. Se acomodó el cabello como siempre hacía cuando se sentía algo insegura y le respondió mirando para otra parte.

-Periodismo. Y no, no se puso a hablar tampoco con mucha pasión sobre su carrera por que estudiaba eso casi por default, al menos pensando que sería una carrera poco demandante mientras llegaba Abril. No quería dar esas explicaciones, mucho menos a él -Te dije que me contaras algo, no vine a darte razones de mi... prueba esto

Por que gracias a la magia, si algo era bueno en ese lugar era el servicio y sus platos llegaban demasiado rápido. Sus vegetales de la prehistoria se seguían moviendo un poco y tomó algo parecido a un diente de león. En sí, estaba comietiendo el por demás íntimo acto de darle a probar algo de su plato y casi en la boca, pero le dio igual. Lo hacía cuando comía con todos sus amigos y por más tradicionalistas que pudieran ser sus costumbres y demás siempre había sido demasiado afectuosa y física cuando estaba frente a alguien, y eso empezaba a notarse.

-A todos les parecen asquerosos, pero a mi me gustan.

Lo escuchó con atención mientras masticaba lentamente y bebía un sorbo de agua. Sentía un poco de calor en las mejillas por el licor que había bebido antes, pero todo estaba aún en perfecto control, no tenía planes de emborracharse con un tipo que no era de la más mínima confianza aunque podía ya entrever que Finnerty después de todo era decente.

Y le contaba cosas que no eran precisamente tan genéricas, como hablar de su abuelo y la guerra contra Voldemort. No sabía si era de su conocimiento pero le alegró que se sintiera con la libertad de mencionarlo sin temor a tener desacuerdos; toda su familia era muy conservadora, y ella misma sabía que por contactos y azares su madre había salvado la prisión. Un escalofrío incómodo la recorrió al pensar en todo lo mal que estaba esa cena, pero intentó tranquilizarse pensando que era una cosa de nada, una deuda, o apuesta, o como lo quisieran llamar. Él era un liberal de tradición y ella todo lo contrario.

También se sintió inadecuada al no poder responder con mucha pasión algo sobre su carrera, estaría mal decir que la había elegido por que pensaba que era poco demandante y también una posible manera de canalizar profesionalmente su interés por la vida social, por que nunca había tenido otro gusto o afición. Se sintió tan frívola que volvió a juguetear con el anillo de su pulgar y después acomodó de nuevo su cabello.

-No creo que tenga talento para hacer periodismo en serio, aunque me gusta saber de esas cosas. No pensé que la carrera me fuera a entusiasmar tanto, pero creo que cada vez me gusta más

Era una manera más o menos neutral de decirlo, no quería decirle "sólo estoy en Brigantia mientras me caso" para que ahora sí terminara de creerla una completa idiota. Era raro que estuviera preocupándole lo que precisamente ese tipo pensara de ella. Lo miró a detalle, analizando discretamente sus rasgos, los ojos muy brillantes y el cabello tan oscuro, así como la barba que terminaba de darle esa autoridad de estudiante graduado que tenía en la universidad. Después se tuvo que reír con sus preguntas y más todavía con su propuesta, aunque pensaba más que era una broma que un plan serio.

-No creo que mi boda vaya a ser muy divertida. La mayor parte de la noche la pasaré agradeciendo a quien sabe qué mago por "tener la atención de acompañarnos en este día tan importante"

Lo asumía como tal, eso iba a pasar y tampoco es que lo dijera como deseando que el día nunca llegara. Era sólo algo que ocurriría y tendría que ocurrir sin más. Negó con la cabeza mirándolo a los ojos, no estaba pasando por alto su tontería de "deberíamos besarnos", sin embargo sus ojos volvieron a tener ese ligero brillo intenso que adquirían cuando se ponía algo nerviosa.

-¿Es tu costumbre hacer esas preguntas?... no digas tonterías, no nos vamos a besar

-Casi, pero supongo que sí tengo algo de suerte al estarme interesando genuinamente. Y digo, tampoco fue tan azaroso, sabía que algo como las pociones o los animales mágicos no me interesarían jamás...

Él era un zoologo mágico graduado pero no pensó que se fuera a ofender diciendo que su carrera no era para ella, pues no lo había mencionado con malicia. Ignoró la pregunta sobre si se lo habían dicho los profesores por que no, ninguno le había dicho jamás que no tenía talento, era más bien una especie de creencia arraigada en ella misma que no estaba dispuesta a discutir con él, mucho menos en esos momentos en que se lo empezaba a cuestionar.

No se le ocurrió que su mirada lo estuviera poniendo nervioso. Sabía que tenía cierto poder sobre los hombres, bastante explotable, pero también sabía que había muchas excepciones a ese encanto, sobre todo ahora que los tipos parecían controlar un poco más esas cosas, o al menos más que en Hogwarts. Miró hacia otro lado sólo por no fastidiarlo, echando un vistazo a los magos que estaban ahí esa noche, que no eran muchos y no estaban en absoluto interesados en ellos. Se rió de nuevo cuando le decía que no parecía entusiasmada con la boda y perdió su vista en lo que quedaba de sus verduras extrañas, moviéndolas desinteresadamente con el tenedor como si meditara una respuesta.

-Nadie me está obligando a nada, si eso es lo que te preocupa

Y una risa más llegó cuando le contaba sobre los Burroughs irrumpiendo en el bar una noche. No era posible que Pearlie hiciera esas cosas siendo más joven que ella y en cierto modo le dio algo de envidia saber que al menos era un poco más arrojada. Qué fácil parecía que todas sus inseguridades salieran a flote, y precisamente frente a Finnerty. La seguridad en la que había trabajado toda una vida se iba fácil cuando tenía una conversación sincera con alguien, aunque ese alguien no pudiera considerarse siquiera su amigo.

-Te lo había dicho ya, dos meses. ¿Por qué te parece tan increíble? La gente se casa y se compromete todo el tiempo, algunos parecen estar enloqueciendo de amor siempre y otros lo llevamos con más discreción... tuvo que hacer una pausa que se transformó en un silencio solemne antes de mirarlo con intensidad -No soy infeliz

Se levantó de la mesa, sin importar que ninguno de los dos hubiera terminado de comer propiamente. Parecía de pronto que se estaba yendo de ahi para dejarlo solo pero después de dejar los galeones sobre la mesa que mentalmente había calculado como el costo de la cena, lo tomó de la muñeca de manera imperativa, como si tuviera mucha prisa de pronto.

-Vámonos de aquí

No supo a dónde quería ir pero sentía el impulso de la oportunidad de hacer algo que quizás jamás se repetiría. Poner en perspectiva la importancia de su compromiso con todas las preguntas que Angus le había hecho con todo lo diferente que eran sus puntos de vista, le había provocado el hacer otra cosa que sentarse en el Pantomime Horse a tener una velada moderadamente común. Se acarició los propios brazos al sentir el frío de la intemperie y después se echó encima su pequeño abrigo de piel de conejo negro cerrado por un pequeño broche.

-Sí, carne roja. Quiero una hamburguesa

¿Qué pensaba, que vivía de verduras mágicas exóticas? También tenía sus gustos culposos, y no es que comiera hamburguesas diario, pero ya le estaba pegando su hambre y también quería mostrarle que no estaba hecha todo un cliché de niña presumida, aunque mayormente así fuera. Se sonrió negando con la cabeza por que había halagado mucho su vestido y no le había respondido ni siquiera un "gracias" en toda la noche, y no sabía exactamente por qué. No por que le incomodara que se lo dijera, en edefinitiva. Se había esmerado eligiéndolo.

-Ya, puede que haya exagerado un poco. A la próxima vengo en pijama

Decir que habría una próxima aunque fuera un decir la hizo reír de nuevo con algo de nervios y se acomodó el cabello, algo que sentía que había hecho demasiadas veces esa noche, sintiéndose con la mitad de seguridad que casi siempre llevaba y sin saber exactamente por qué. Además sin saber por qué había decidido que la noche no iba a terminar ahí sino que casi se podría decir que apenas empezaba a menos que ocurriera una fatalidad.

-Tú lo decides. Es mi despedida de soltera ¿No?

Angus sonrió bastante porque Aquila pedía una hamburguesa. Ignoró el detalle del abrigo de piel de conejo porque estaba buscando ser cortés y tolerante. Tal vez era falso, aunque suponer algo por conveniencia era algo de doble moral, que él odiaba, por esa noche iba a hacer una excepción. Se le ocurrían buenos lugares para una hamburguesa, todos muggles, pero se sintió inseguro de llevarla a cualquiera de esos por el look que llevaba la semiveela.

-Seguro que en pijama te ves igual de bien.-No lo sabía porque en Hogwarts no recordaba haber visto a muchas niñas en pijama que no fueran parte de su misma casa.

Aquila le dejaba la decisión en las manos, tenía que arriesgarse. Si le estaba teniendo tanta confianza en eso, le quedaba como opción aprovechar y llevarla a los extremos para que supiera que no le tenía miedo a nada, ni a arruinarlo todo (aunque sí lo tenía ya), o ser cauteloso con la desventaja de que ella terminara pensando que era un cobarde taimado que por complacerla quedaba de ese modo.

La tomó de la mano, sin explicarle que era para aparecerse, esperando que ella lo intuyera así y no que se estaba intentando poner romántico, pero también pasando de explicárselo para que ella pensara lo que quisiera en ese trato ambiguo. Después de todo, era su despedida de soltera.

Llegaron a una calle de Hackney, muy cercana a donde estaba el bar de su papá y de Ayres, que ya ninguno de los dos atendía pero seguía en activo y rindiendo frutos. Por ahí conocía un restaurante en donde su especialidad eran hamburguesas enormes que incluían papás fritas dentro de la hamburguesa, tocino y mucha grasa. El tipo que atendía, lo conocía desde niño y siempre le preparaba carne especial, no muy cocida a diferencia de cómo la servía a todos los demás. Naturalmente era un lugar muggle.

-Tienes que pedir una hamburguesa Premium.

El licántropo se acercó a una mesa cercana a la puerta, una pareja ya había volteado a ver raro a Aquila por la manera en que iba vestida, lo mismo que un trío de estudiantes que la miraban como enamorados. Arrastró la silla para que Aquila se sentara, como todo un caballero y luego se sentó frente a ella.

-Hola, Mike! Ya sabes, para mi lo de siempre, para la señorita, una Premium. -Primero se lo había dicho como sugerencia, pero el licántropo ya estaba ordenando por ella. Le gritó a un hombre bastante grueso con cara de caballo y algo entrado en años que estaba tras la barra, detrás de él, todo parecía humear. Olía mucho a carne. -Son conocidas porque las sirven con papas fritas en su interior. Ahora no te vayas a levantar y huir de mi.-Le dijo a Aquila, esperando que se quedara.

Sus ojos se abrieron mucho cuando la tomaba por la mano, no por el gesto sino más bien por saber que había tomado una decisión y no sabía a dónde irían. Lo había dejado decidir y ahora sólo le quedaba respirar profundo y apretar el estómago, eso último era algo que le funcionaba con las apariciones para no marearse y curiosamente también para no perder el equilibrio. Su corazón latió con fuerza cuando vio que se encontraba en un lugar muggle por todo el ruido de los motores que nunca había escuchado más que en las simulaciones de las pocas clases en Hogwarts a las que llegó a ir.

Irremediablemente se tomó de su brazo, por que de pronto se sintió aterrada al no tener ni la opción de irse si le daba la gana. No sabía dónde estaba ni sabría cómo moverse, y además qué diablos, era muy poco probable que algún mago los mirara así que tocarlo no estaba de más. Y de verdad le había dado bastante miedo de pronto, aunque recordó que sólo estaban buscando dónde cenar, y al parecer la había llevado a un lugar donde hasta lo conocían.

Miró todo con curiosidad, los anuncios de luz brillante, las sillas, las paredes y todo lo diferente que era alrededor, quedándose momentáneamente embobada con un televisor que había colgado en el restaurante y también mirando a unos chicos muy muggles que seguramente pensaron que quería ligar o simplemente que se veía ridícula con su vestido en un lugar como ese. Se sentó en la silla que le sacaba Finnerty sin decir nada por que apenas si tenía tiempo de ponerle atención entre tanta novedad. Era la primera vez que estaba en un lugar muggle por más de cinco minutos y sin la compañía de su padre o de su prometido, y de todos modos no era lo mismo.

-Ni siquiera sabría cómo huír aquí, estoy en desventaja. Y no me desaparecería por que...

Por que su familia se enteraría que estaba en Londres, acompañada por quién y en qué clase de lugar, pero no lo dijo así, por que quería ya dejar, al menos por ese rato, el cuento de que esas eran cosas que no debía estar haciendo y tal. Miró un contenedor donde había muchas botellas, con una puerta de cristal y una luz interior, parecían guardar cervezas. Sacó la varita para acercarse una y después pagarla como se hacía en muchos bares informales del mundo mágico pero recordó donde estaba y con la varita desenfundada empezó a reír.

-¿Viste lo que iba a hacer?... por toda la magia... supongo que tengo que pedir una de esas ¿No?

Lo miró falsamente molesta después de su inocentada de sacar la varita, que sólo demostraba lo poco acostumbrada que estaba al mundo muggle y lo miró alejarse para sacar las cervezas que sí, le gustaba beber, pero lo hacía más bien poco. Miró la etiqueta a punto de decir que no le parecía muy muggle eso de las criaturas élficas de abajo de la tierra hasta que preguntaba si las sabía abrir con los dientes y antes de contestarle que no, supo que él sí, y lo iba a hacer.

-¡Estás loco! se te van a caer todos los dientes

Con la naríz arrugada como si le hubiera dolido a ella no dejó de negar con la cabeza hasta que llegaron sus hamburguesas, emitiendo un leve vapor de que estaban recién preparadas. Ella también tenía bastante hambre aunque empezaba a calcular que no se la terminaría. Por un momento temió que el chico que se había quedado mirándola estuviera esperando que le pagara o algo así, ni siquiera había pensado en eso, que no llevaba dinero muggle y se puso un tanto nerviosa hasta que luego del codazo que le diera el licántropo se fuera como si nada.

-¿Estaba esperando que le pagara o algo así?... buen provecho para ti también, Finnerty

Y sí, tenía razón, le costó mucho dar el primer bocado y muchas de las papas fritas que estaban en el interior se salieron, lo que la hizo reír un poco y cubrirse la boca para no dar un espectáculo. Qué pésimos modales estaba teniendo, pero bueno, tampoco es que estuviera en una cena de gala con el ministro de magia, y qué bueno, por que solían ser aburridísimas. Y estaba muy buena, había acertado con el lugar que daba justo en el blanco a ese antojo mortal que le había dado.

No podía estar hablando si quería comer, pero lo miró directamente a los ojos como si platicara, sólo moviendo la cabeza y mirándolo, sin decir realmente nada. Antes de que su hermano se convirtiera en un mago serio y aburrido como parecía ser la ley en su familia después de los veintitantos, solía hacer eso hasta que a alguno de los dos les ganara la risa, y ella casi siempre terminaba carcajeándose con la boca llena aunque no pensaba hacer eso frente a Finnerty aunque ya le estaba dando algo de risa. Le dio un trago a su cerveza para no ahogarse.

Se rió un poco y aparentemente de mala gana por que por alguna razón no le gustaba que le dijeran que era guapa, era algo que parecía eliminar cualquier otra cualidad o al menos eso sentía quizás sólo por ese complejo de poco talentosa que su familia se había encargado de darle. De todos modos le hizo gracia que la reacción del chico hubiera sido por eso y sólo negó con la cabeza volviendo a dar otro bocado a su hamburguesa y sí, estaban buenas.

-No eres un experto, tienes la boca más grande

De uno de los trozos más fritos de papas que había en su plato, le aventó una a Finnerty para pegarle en la frente cuidando de seguir cubriéndose la boca para no andarse riendo con la boca abierta. Le hizo gracia que siguiera el juego y que estuvieran comportándose como adolescentes, quizás sólo por que nunca antes habían convivido y bueno por que ya no estaban en Hogwarts, ni siquiera en Brigantia, así que podía darse el lujo de bajar un poco la guardia y pasarlo bien con alguien, no tenía nada qué estar probando a nadie.

Asintió cuando hacía su pregunta retórica sobre las hamburguesas y después levantó las cejas alzo sorprendida al escuchar de sus planes para ir a un bar que aparentemente era de su familia o algo así. Pensó que era un detalle quizás demasiado íntimo, pero no puso negativas y de hecho estaba ya sintiendo curiosidad por ver cómo era, y hasta por imaginar la clase de lugar que su padre llevaría, además de que sería un lugar que él habría visto miles de veces, quizás hasta crecido ahí.
Le dio otro trago a la cerveza dándose cuenta que tenía más hambre de la que había pensado al principio y se sintió un poco mal al verse capaz de poder terminar la hamburguesa pero era tan poco femenino que dejó algo como un cuarto de la porción y se echó un poco hacia atrás como para mostrar que estaba saciada hasta el tope y no podía más.

-Demasiada carne para mi... no sabía que tu padre tuviera un bar ¿Desde hace mucho? ¿Ahí aprendiste a hacer cocteles? En una pijamada hice uno de agua de rosas para limpiarse la cara con vodka islandés, deberías ponerlo en la carta de Brigantia, es buenísimo

No se dio cuenta de que Angus no estaba pagando en ese momento, y era mejor así, pues ser hubiera sentido bastante mal de haberlo metido en un apuro económico siendo que esa noche era ella quien lo iba a invitar por toda la tontería de la tienda de pociones. Había quedado muy lejos ese momento en el que él la había amenazado con una muerte horrible y ahora estaban comiendo hamburguesas en un lugar muggle, hablando de su vida y de cualquier trivialidad ¿En qué momento había ocurrido? O peor aún ¿Por qué había cambiado su opinión de alguien con tanta facilidad?

Tampoco es que pensara que era ya su mejor amigo y andaría hecha toda sonrisas para el en la Universidad. Eso se parecía más a una locura momentánea que más valía que hiciera por que en menos de un año todos esos divertimentos serían impensables y no quería imaginar una vida sin al menos una historia secreta que contar, aunque fuese una bobería como ir al mundo muggle a cenar. Le sonrió al encargado cuando la saludaba y se levantó cuidando no olvidar su pequeña bolsa, por los tacones no se preocupaba por que juraba poder ir de la séptima planta de Hogwarts hasta las mazmorras corriendo con zapatos de doce centímetros, aunque ya no estuviera en Hogwarts.

Las calles no le parecieron nada lindas y en efecto se sintió algo desconfiada al ver a tanta gente rara y descuidada por las calles, aunque Finnerty la hacía sentirse bastante segura con todo lo demasiado hombre que casi siempre se veía. Intentó parecer segura luego de pasar al lado de un tipo desagradable y hasta agradeció el gesto que tuvo con ella, al menos no la dejaba ahí como blanco fácil a cualquier peligro del mundo muggle. Se encogió de hombros con su pregunta.

-No sé, aún no lo he pensado. Prensa de sociales supongo, para cubrir la presentación en sociedad de Mariliendre de Todos los Santos y sus tíos que la acompañan en esta ocasión tan especial.

Sintió que sus zapatos resonaban en toda la calle y volvió a mirar atrás algo insegura, agarrándose de su brazo por un par de segundos hasta que pasaron el trecho más oscuro de la acera. No sabía si quería cambiar de tema o si sólo estaba siendo sincera respecto a sus capacidades o aspiraciones.

-¿Estando en el bar tienes tiempo de hacer cosas de tu carrera? No entiendo cómo lo haces. Y además tienes tiempo para traer a una niña presumida al mundo muggle sólo para cenar...

Lo escuchó con atención a pesar de que no respondiera nada sobre sus actividades. No era desinterés, sino más bien un esfuerzo por imaginar lo distinta que era su vida de la mayoría de gente que era cercana a ella. Además lo imaginaba cerca de los animales, por que eso también le era muy ajeno. La última vez que había estado cerca de alguno había sido en Hogwarts, por pocos segundos por que de verdad era mala con las criaturas además de que no le gustaba ensuciarse. También pensó en los thestrals sin poder imaginar como se vería de verdad uno y pensando que sería de pésimo gusto preguntar por qué los podía ver. Mucha gente lo había pasado mal durante los últimos años, y quizás nunca lo había pensado de esa manera.

El bar estaba muy concurrido y contrario al restaurante trató de disimular un poco su curiosidad aunque sí que miró a todos lados intentando no quedarse demasiados segundos con su atención sobre alguien para que pensaran cosas extrañas. Y también trató de no mirar demasiado a la chica de la barra, sólo le sonrió cuando se la presentaban y miró las pizarras colgadas entre las botellas que anunciaban tragos, seguramente. Probó suerte con uno que tenía flores dibujadas con tiza de color alrededor de la letra manuscrita.

-Quiero la bebida del día ¿Caipirinha?

Pronto les sirvieron, por que había suficiente gente como para que la chica estuviera ocupada. Le pusieron frente un vaso con hierbas machacadas y hielo, el cuál esperó que no supera espantoso, pero si había bebido agua de rosas desmaquillante con vodka y se había emborrachado con eso, seguro que nada podría ser mucho peor. Chocó su vaso con el de Finnerty sin decir nada y le dio un pequeño sorbo, sonriendo un poco al notar que en efecto, no se había equivocado.

-Ah, qué bien ¿Cómo puedo sustituír mi sangre con esto?... Tuvo qué hablar más cerca de él por el ruido de las charlas ajenas y de la música, lo que la hizo sentir un poco incómoda y lo compensó peinando con los dedos su cabello, gesto que en ella denotaba algo de inseguridad. -Gracias por traerme aquí, seguramente será la última vez que venga y haga todo esto. Y no hueles mal como te dije en la tienda de pociones. Bueno, no tan mal