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Drink Date
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Drink Date
Había dos posibilidades para esa cita que milagrosamente había conseguido: que pecara de predecible al llevarla a un lugar muggle y se aburriera, o que pecara de audaz por llevarla a un lugar muggle y se horrorizara. Estaba acostumbrado a ser pesimista en las primeras citas por que resultaba mejor si iban a bien, y era mejor no dar mucho margen para las decepciones. Lo cierto es que después de esa fiesta había preparado el camino para abordar un par de veces a Milena por la facultad y después de tener cierto grado de confianza, al fin invitarla a tomar algo.
Había tenido ideas genialísimas no aptas para una primera salida de reconocimiento, como ir a ver a los leones del Millwall contra el Leeds F.C. o ir a algún concierto de dub con un montón de cannabis en aire pero eso era esforzarse demasiado. No por que no hubiera entusiasmo de por medio para salir con esa rubia que estaba buenísima, tenía acento ruso y encima de todo había aceptado la invitación, sino precisamente por lo contrario. No hacía falta lucir sobre-interesado, ni sobre-estimulado, ni sobre nada. Salir por un trago. Si eso no funcionaba, entonces no funcionaba nada.
No había nada como caminar con seguridad a terrenos conocidos, así que pensé que lo mejor sería vernos en Diagon, un lugar conocido, en vez de retarla a que me encontrara por las calles de Londres, arriesgándome a que pidiera una dirección y terminaran ofreciéndole matrimonio. Afuera del caldero chorreante, a la vieja usanza, para pasar de largo entre todas esas brujas con olor a armario que no se ha abierto en dos millones de años, y después a Charing Cross entre los muggles caminando de un lado a otro, ocupados en un montón de cosas aburridas.
Traía el cabello atado, me había puesto ese blazer color vino que había comprado no hacía mucho en Portobello Road (justo el día en que casualmente me había topado con Gianna Vercelli) y olía a hippie bien aseado, o sea a pachuli y no sólo a humo de tabaco de días. O semanas. Me había esforzado, nadie podría probar lo contrario.
Había tenido ideas genialísimas no aptas para una primera salida de reconocimiento, como ir a ver a los leones del Millwall contra el Leeds F.C. o ir a algún concierto de dub con un montón de cannabis en aire pero eso era esforzarse demasiado. No por que no hubiera entusiasmo de por medio para salir con esa rubia que estaba buenísima, tenía acento ruso y encima de todo había aceptado la invitación, sino precisamente por lo contrario. No hacía falta lucir sobre-interesado, ni sobre-estimulado, ni sobre nada. Salir por un trago. Si eso no funcionaba, entonces no funcionaba nada.
No había nada como caminar con seguridad a terrenos conocidos, así que pensé que lo mejor sería vernos en Diagon, un lugar conocido, en vez de retarla a que me encontrara por las calles de Londres, arriesgándome a que pidiera una dirección y terminaran ofreciéndole matrimonio. Afuera del caldero chorreante, a la vieja usanza, para pasar de largo entre todas esas brujas con olor a armario que no se ha abierto en dos millones de años, y después a Charing Cross entre los muggles caminando de un lado a otro, ocupados en un montón de cosas aburridas.
Traía el cabello atado, me había puesto ese blazer color vino que había comprado no hacía mucho en Portobello Road (justo el día en que casualmente me había topado con Gianna Vercelli) y olía a hippie bien aseado, o sea a pachuli y no sólo a humo de tabaco de días. O semanas. Me había esforzado, nadie podría probar lo contrario.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
Cuando Karim la había invitado a salir una tarde como cualquier otra en la que se habían encontrado charlando en la sala de convivencia de la facultad, había dado el sí antes siquiera de terminar de procesar todo lo que eso implicabla. No es que nunca hubiera salido con un chico. Había tenido un novio y... ya. Lo realmente crítico de todo aquello era que estaba aceptando salir salir en una cita con alguien que no podía ser más distinto a la clase de personas por las que ella solía interesarse. Irónicamente era justo eso lo que le hacía sentirse interesada. Algo tenía la universidad que las estaba haciendo perder la cabeza, como a Perlie con Crawford o, según parecía, como a Aquila con Finnerty. Por lo menos Karim no estaba lleno de tatuajes ni parecía ser la clase de persona que le caía a cabezasos violentos a alguien más como cabra alebestrada.
Aunque habían quedado de verse frente al Caldero Chorreante tenía la corazonada de que las túnicas salían sobrando, así que había optado por un vestido azul marino que ni era demasiado formal pero tampoco llegaba a confundirse por camisón de dormir - que seguramente presentarse a una cita con aquellas fachas debía ser el colmo de lo bizarro -. Se dejó el cabello suelto, se maquilló un poco y guardando la varita en su bolso partió hacia allá.
Se sonrió cuando al acercarse lo vio ahí esperándola ya, que por supuesto no iba retrasada, pero era lindo ver el interés de esa manera. Lo primero que notó era que llevaba el cabello recogido, y aunque tenía que decir que le gustaba su cabello largo le parecía que así, con el rostro descubierto, se veía mucho mejor.
- Hola Karim. - Le saludó sonriente y besó su mejilla. Una vez, no tres como en su tierra. Y nada de abrazos tampoco, que sabía que los británicos eran mucho más quisquillosos con el contacto físico, ¿aunque sería igual en una cita? Ni idea, nunca había salido con un inglés. Olía bien, tal vez un poco fuerte, pero no tenía muy en claro a qué. - No tienes mucho esperándome, ¿verdad? ¿A dónde vamos? - Aunque nerviosa se acomodó un mechón rubio tras la oreja terminó por sonreir y sujetarse de su brazo.
Aunque habían quedado de verse frente al Caldero Chorreante tenía la corazonada de que las túnicas salían sobrando, así que había optado por un vestido azul marino que ni era demasiado formal pero tampoco llegaba a confundirse por camisón de dormir - que seguramente presentarse a una cita con aquellas fachas debía ser el colmo de lo bizarro -. Se dejó el cabello suelto, se maquilló un poco y guardando la varita en su bolso partió hacia allá.
Se sonrió cuando al acercarse lo vio ahí esperándola ya, que por supuesto no iba retrasada, pero era lindo ver el interés de esa manera. Lo primero que notó era que llevaba el cabello recogido, y aunque tenía que decir que le gustaba su cabello largo le parecía que así, con el rostro descubierto, se veía mucho mejor.
- Hola Karim. - Le saludó sonriente y besó su mejilla. Una vez, no tres como en su tierra. Y nada de abrazos tampoco, que sabía que los británicos eran mucho más quisquillosos con el contacto físico, ¿aunque sería igual en una cita? Ni idea, nunca había salido con un inglés. Olía bien, tal vez un poco fuerte, pero no tenía muy en claro a qué. - No tienes mucho esperándome, ¿verdad? ¿A dónde vamos? - Aunque nerviosa se acomodó un mechón rubio tras la oreja terminó por sonreir y sujetarse de su brazo.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
La vi llegar con un vestido azul con el que se veía guapísima, sin que se me ocurriera pensar nada inapropiado al respecto. Había un par de cosas que los hombres notábamos en los vestidos: el color y el escote, o el largo en su defecto. Si era más largo de las rodillas, dejaba de ser un factor importante. Las telas, talle y todo lo que pensaban las mujeres eran factores que no importaban absolutamente nada. Se veía bien y punto, como siempre, o sea con la capacidad de hacer que los tipos genéricos voltearan a verme pensando que era un suertudo desarrapado.
-Hola Milena.
Le saludé de vuelta, diciendo su nombre como ella había hecho con el mío. No tenía que conocerla de toda la vida para saber que yo no era la clase de citas a las que habitualmente estaría acostumbrada, por sus antecedentes escolares, por sus amistades o las chicas con las que andaba en la universidad era fácil de adivinar qué postura ante la sociedad tenía, y además por que era de las que podían darse el lujo de ser aún más respectivas sobre con quién o no saldrían. Claro, por guapa, nadie iba a negar el poder de una cara bonita. Aún así, era momento de descubrir la sustancia de esa cara bonita, que ya había podido entrever en las cortas charlas que habíamos mantenido en la facultad. Sonreí a medias cuando me tomaba del brazo.
-Nada de eso, cinco minutos a lo más. Ya has estado en Londres ¿No?
No iba a preguntar a dónde quería ir ni a deambular por las calles mientras pensaba un plan. Lo tenía todo trazado y estaba dispuesto a tomar el control aunque no es que tuviera el plan más elaborado en mi mente. Había un pub donde había buena música, buen ambiente y no era demasiado caro, además de estar en la adecuada bohemia de Shoreditch, pero cerca del East End por si daban ganas de ir después a algún otro lugar con ambiente más nocturno por ahí. Me estaba adelantando, pero eso era bueno, significaba que estaba siendo optimista al respecto. Optimista en el momento, pesimista en general: la clave de una vida sentimental sana.
Atravesamos el Caldero Chorreante y toda su decadencia para dar con Charing Cross. Tuve que tomar a Milena de la mano fugazmente para que no la arrollara un autobús rojo cuando cruzábamos la calle por donde no era debido. Tenía que manejarse en el mundo muggle con soltura, sin tregua. En la parada, la ruta que nos llevaría a Old Street no tardó en llegar y la dejé pasar primero, tocando el sensor con mi oyster card para pagar el recorrido. Qué exótico era ser medio muggle frente a una chica como ella.
-¿Te habías subido a uno de estos?
-Hola Milena.
Le saludé de vuelta, diciendo su nombre como ella había hecho con el mío. No tenía que conocerla de toda la vida para saber que yo no era la clase de citas a las que habitualmente estaría acostumbrada, por sus antecedentes escolares, por sus amistades o las chicas con las que andaba en la universidad era fácil de adivinar qué postura ante la sociedad tenía, y además por que era de las que podían darse el lujo de ser aún más respectivas sobre con quién o no saldrían. Claro, por guapa, nadie iba a negar el poder de una cara bonita. Aún así, era momento de descubrir la sustancia de esa cara bonita, que ya había podido entrever en las cortas charlas que habíamos mantenido en la facultad. Sonreí a medias cuando me tomaba del brazo.
-Nada de eso, cinco minutos a lo más. Ya has estado en Londres ¿No?
No iba a preguntar a dónde quería ir ni a deambular por las calles mientras pensaba un plan. Lo tenía todo trazado y estaba dispuesto a tomar el control aunque no es que tuviera el plan más elaborado en mi mente. Había un pub donde había buena música, buen ambiente y no era demasiado caro, además de estar en la adecuada bohemia de Shoreditch, pero cerca del East End por si daban ganas de ir después a algún otro lugar con ambiente más nocturno por ahí. Me estaba adelantando, pero eso era bueno, significaba que estaba siendo optimista al respecto. Optimista en el momento, pesimista en general: la clave de una vida sentimental sana.
Atravesamos el Caldero Chorreante y toda su decadencia para dar con Charing Cross. Tuve que tomar a Milena de la mano fugazmente para que no la arrollara un autobús rojo cuando cruzábamos la calle por donde no era debido. Tenía que manejarse en el mundo muggle con soltura, sin tregua. En la parada, la ruta que nos llevaría a Old Street no tardó en llegar y la dejé pasar primero, tocando el sensor con mi oyster card para pagar el recorrido. Qué exótico era ser medio muggle frente a una chica como ella.
-¿Te habías subido a uno de estos?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
- No tanto como debería. – Confesó aguantándose las ganas de morderse los labios por puro nerviosismo. Sus visitas a Londres habían sido muy superficiales, nunca tomándose el tiempo para realmente conocer la ciudad o andar de turista por ahí, vamos. Además, que no era muy difícil intuir que el Londres que ella conocía no era precisamente el Londres muggle. – Por lo que te advierto entonces que es más que probable que me distraiga mucho caminando por ahí. – Que había una parte de ella que alimentaba aquella curiosidad enorme por la cual tenía unos deseos tremendos de conocerlo todo. A veces se sentía peor que una niñita insistente y caprichosa, pero no creía que pudiera ser de otra manera si había estado toda su vida dentro de una cajita de cristal, y ahora que salía de ella y tomaba las decisiones sobre lo que quería hacer y con quienes tal vez se entusiasmaba de más.
Le siguió a través del Caldero Chorreante, sin prestar demasiada atención a los brujos de ceño fruncido que había ahí dentro aunque ellos sí que le hubieran prestado atención a ella. Lo del autobús que casi se la lleva había sido, justamente, por distraerse con un hombre que en un crucero hacía malabares con algunas pelotas. Justo lo que le decía, no tenía remedio, ¡qué vergüenza! Sin embargo en lugar de mortificarse por ello se echó a reír. Mejor irse con más cuidado, vamos, que aquí no podía sacar su varita y lanzar chispitas de colores para volver los autobuses gelatina.
De cualquier manera no soltó la mano de Karim hasta que subieron a otro autobús – no era el mismo con el que casi se estampaba, ¿cierto? – y tuvo que aguantarse las ganas locas de pedirle que le prestara la tarjeta aquella para verla más de cerca y que le explicara cómo funcionaba.
- ¿Qué es lo que acabas de hacer? – Ahm, bien, lo de aguantarse las ganas de preguntar de todo no le duró mucho, ¡pero era curiosidad sana y de buena voluntad!
- No, es la primera vez. Aunque voy consciente de que no va a comenzar a volar cuando nos detengamos en la próxima parada. – Se rio. No, tampoco se había subido a un coche mágico nunca. El medio de transporte menos convencional –convencional para un mago- que había llegado a utilizar se trataba de un trineo, pero vamos, que tenía 10 años. Así que para ella todo eso era novedad. Otras personas le habían invitado a ir a conocer esa parte del mundo a la que se sentía tan lejana, como Leslie que le dijo la iba a llevar a un partido de futbol, pero con ninguno de ellos había concretado nada, no hasta ahora.
- Si te ataranto con preguntas eres libre de pedirme un tiempo libre, ¿eh? – Prefería tomarse las cosas con humor. Buscó asiento en el autobús, procurando estar del lado de la ventana y alisó la falda – que si, llegaba arriba de las rodillas – antes de sentarse para no arrugarla. – Esta ciudad es enorme, ¿verdad? ¿Tú eres de Londres o naciste en otra parte de la isla? Yo podría darte un recorrido por San Petesburgo un día, pero tendríamos que abrigarte tanto que parecerías Micropoff. – Recargándose contra el asiento cruzó una pierna por encima de la otra y sonrió. – ¿Vas a decirme a donde vamos o es una de esas situaciones en que el misterio es parte de la experiencia? -
Le siguió a través del Caldero Chorreante, sin prestar demasiada atención a los brujos de ceño fruncido que había ahí dentro aunque ellos sí que le hubieran prestado atención a ella. Lo del autobús que casi se la lleva había sido, justamente, por distraerse con un hombre que en un crucero hacía malabares con algunas pelotas. Justo lo que le decía, no tenía remedio, ¡qué vergüenza! Sin embargo en lugar de mortificarse por ello se echó a reír. Mejor irse con más cuidado, vamos, que aquí no podía sacar su varita y lanzar chispitas de colores para volver los autobuses gelatina.
De cualquier manera no soltó la mano de Karim hasta que subieron a otro autobús – no era el mismo con el que casi se estampaba, ¿cierto? – y tuvo que aguantarse las ganas locas de pedirle que le prestara la tarjeta aquella para verla más de cerca y que le explicara cómo funcionaba.
- ¿Qué es lo que acabas de hacer? – Ahm, bien, lo de aguantarse las ganas de preguntar de todo no le duró mucho, ¡pero era curiosidad sana y de buena voluntad!
- No, es la primera vez. Aunque voy consciente de que no va a comenzar a volar cuando nos detengamos en la próxima parada. – Se rio. No, tampoco se había subido a un coche mágico nunca. El medio de transporte menos convencional –convencional para un mago- que había llegado a utilizar se trataba de un trineo, pero vamos, que tenía 10 años. Así que para ella todo eso era novedad. Otras personas le habían invitado a ir a conocer esa parte del mundo a la que se sentía tan lejana, como Leslie que le dijo la iba a llevar a un partido de futbol, pero con ninguno de ellos había concretado nada, no hasta ahora.
- Si te ataranto con preguntas eres libre de pedirme un tiempo libre, ¿eh? – Prefería tomarse las cosas con humor. Buscó asiento en el autobús, procurando estar del lado de la ventana y alisó la falda – que si, llegaba arriba de las rodillas – antes de sentarse para no arrugarla. – Esta ciudad es enorme, ¿verdad? ¿Tú eres de Londres o naciste en otra parte de la isla? Yo podría darte un recorrido por San Petesburgo un día, pero tendríamos que abrigarte tanto que parecerías Micropoff. – Recargándose contra el asiento cruzó una pierna por encima de la otra y sonrió. – ¿Vas a decirme a donde vamos o es una de esas situaciones en que el misterio es parte de la experiencia? -
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
Tantas preguntas me gustaban, especialmente por que podía responder a todas como si fuera un experto catedrático en mugglelogía. Le acerqué la oyster card para que la mirara, aunque no tenía nada de especial y era sólo un trozo plano de plástico en dos tonos de azul.
-Acabo de pagar nuestro recorrido, pero con esto. En vez de con monedas por que con tanto tránsito vieron más práctico pagar con esto, le pones dinero en una máquina y ya... soy pésimo para explicar la tecnología muggle, pero funciona algo así
Y no, el autobus no iba a volar, quizás iba a accidentar un poco su andanza por las curvas de la calle o por algún frenazo inesperado pero la verdad era que los choferes del transporte público de la capital eran suficientemente decentes como para no acelerar el corazón de nadie. Había notado que Milena se había quedado algo distraída con un tipo que hacía malabares y claro, tenía qué hacer mi gracia, pero sin decirle que lo iba a hacer. Casual, mantenerse casual. Con mi cartera, las llaves de casa que no usaba pero siempre traía y el encendedor de plástico que era todo el contenido de mis bolsillos empecé a hacer malabares, para algo me había servido el asunto ese del grupo de teatro callejero. Lo hice como si fuera lo más común del mundo para hacer.
-De Londres... Hounslow... es el sur.... cerca del aeropuerto... es bastante feo... no querrías ir allá- le dije distraídamente y con pausas por que también me concentraba en los malabares hasta que se cayó el encendendor y luego todo lo demás. Tuve que levantarme del asiento para volver a guardármelo todo en los bolsillos. -Podríamos recorrer San Petesburgo en verano.
Por que eso del frío no me sonaba muy atractivo y claro, quería soltar ese buscapié de hablar del futuro cuando el presente apenas se estaba planteando. Miré por la ventana y luego la volví a ver cuando me hablaba, sonriendo a medias cuando mencionaba el misterio.
-Es una de esas situaciones en las que si te digo a donde vamos te vas a quedar con la misma cara de duda. Pero te lo diré: vamos a Shoreditch, un pub llamado The George & Dragon-
-Acabo de pagar nuestro recorrido, pero con esto. En vez de con monedas por que con tanto tránsito vieron más práctico pagar con esto, le pones dinero en una máquina y ya... soy pésimo para explicar la tecnología muggle, pero funciona algo así
Y no, el autobus no iba a volar, quizás iba a accidentar un poco su andanza por las curvas de la calle o por algún frenazo inesperado pero la verdad era que los choferes del transporte público de la capital eran suficientemente decentes como para no acelerar el corazón de nadie. Había notado que Milena se había quedado algo distraída con un tipo que hacía malabares y claro, tenía qué hacer mi gracia, pero sin decirle que lo iba a hacer. Casual, mantenerse casual. Con mi cartera, las llaves de casa que no usaba pero siempre traía y el encendedor de plástico que era todo el contenido de mis bolsillos empecé a hacer malabares, para algo me había servido el asunto ese del grupo de teatro callejero. Lo hice como si fuera lo más común del mundo para hacer.
-De Londres... Hounslow... es el sur.... cerca del aeropuerto... es bastante feo... no querrías ir allá- le dije distraídamente y con pausas por que también me concentraba en los malabares hasta que se cayó el encendendor y luego todo lo demás. Tuve que levantarme del asiento para volver a guardármelo todo en los bolsillos. -Podríamos recorrer San Petesburgo en verano.
Por que eso del frío no me sonaba muy atractivo y claro, quería soltar ese buscapié de hablar del futuro cuando el presente apenas se estaba planteando. Miré por la ventana y luego la volví a ver cuando me hablaba, sonriendo a medias cuando mencionaba el misterio.
-Es una de esas situaciones en las que si te digo a donde vamos te vas a quedar con la misma cara de duda. Pero te lo diré: vamos a Shoreditch, un pub llamado The George & Dragon-
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
La sencilla explicación dada sobre la tarjetita de plástico no resolvía por completo sus dudas. Bien, uno metía dinero en ella, ¿pero cómo? Podía entender con facilidad por qué había tantos entusiastas de la muggleología; una pregunta llevaba a otra y antes de darse cuenta ya estaba pidiendo explicaciones de todo lo que veía. No tan literalmente, bien, pero casi. No le devolvió la tarjeta aún. La sostuvo entre sus manos un instante, como si acaso mirarla tan atentamente fuera a hacer alguna diferencia y de repente se abriría para revelarle exactamente cómo era que una máquina metía dinero dentro de una cosita tan pequeñita sin usar magia.
Ya iba a devolvérsela convencida de que no iba a resolver nada sobre la tarjeta en ese momento y que probablemente le preguntaría al profesor Harris sobre ello en otra ocasión cuando él comenzaba a hacer malabares así, tan casual y disimuladamente, como si se tratara de lo más normal por hacer dentro de un autobús. Y bastaba echar una mirada rápida al resto de las personas ahí dentro para reafirmarse que no, los malabares no eran la norma en el transporte público muggle. ¿Estaba luciéndose o era algo que hacía de manera espontánea? Rio un poco, observándolo con interés hasta que perdió el ritmo y las cosas cayeron al suelo.
- Yo no sé hacer malabares pero puedo tocarme la punta de la nariz con la lengua. ¿Cuenta como talento especial? - Bromeaba, pero sí que podía hacerlo. Por otra parte no tenía idea de donde quedaba Hounslow, porque tampoco sabía donde estaba el aeropuerto de Londres. Menos mal que sí sabía lo que era un aeropuerto, comenzando por ahí.
- Pero falta demasiado para el verano. - Dejó caer con la misma naturalidad de quien se pone a hacer malabares en pleno recorrido en autobús, haciéndose la que no entendía el comentario. Ella por el contrario sufría en temperaturas altas al punto de querer encerrarse y no salir de su habitación ni bajo amenaza severa. De cualquier manera Milena cumplía su palabra, y si en un "futuro" quería irse de recorrido por Siberia y sus alderedores ella se ofrecía como guía turística. Todo en el "verano".
Como bien sospechaba Karim, la expresión el rostro de la rubia siguió siendo la misma aún después de su pregunta. - Bien. Esta es mi cara de duda oficial. - Sin poder aguantarse mucho la risa se pasó una mano por enfrente del rostro, como revelando algún secreto. No, no sabía donde quedaba el pub, aunque su nombre fuera tan peculiar.
Encontraba extraño aquello de moverse al ritmo del autobús cuando este se detenía o viraba una curva con un tanto más de velocidad que la que esperaría. Aún así le parecía que para su primera vez viajando así no estaba tan mal. Y le gustaba mucho, además, mirar a través de la ventana. La ciudad era demasiado bulliciosa y parecía estar en movimiento perpetuo, pero a través de ese cristal todo parecía moverse con una tranquilidad que hasta difícil le resultaba de creer.
- La verdad es que había esperado poder verte en la fiesta de Regina Cleaverly. - Adoptó de nuevo aquella naturalidad que él mismo había mostrado. Casual, mantenerse casual. Apenas entonces volteó a mirarlo, esbozando una sonrisa traviesa. Ajá, aquella fiesta en donde habían terminado a golpes y con ella persiguiendo a Pearlie por todo Hogsmeade mientras Aquila estaba en la playa. Y Karim era parte de aquel grupo de amigos según tenía entendido. Claro que sabía que decía mucho sin decir nada en realidad, pero no le parecía ser necesario ser redundante, y es que si había aceptado salir con él en primer lugar era porque interés sí que exisía.
Ya iba a devolvérsela convencida de que no iba a resolver nada sobre la tarjeta en ese momento y que probablemente le preguntaría al profesor Harris sobre ello en otra ocasión cuando él comenzaba a hacer malabares así, tan casual y disimuladamente, como si se tratara de lo más normal por hacer dentro de un autobús. Y bastaba echar una mirada rápida al resto de las personas ahí dentro para reafirmarse que no, los malabares no eran la norma en el transporte público muggle. ¿Estaba luciéndose o era algo que hacía de manera espontánea? Rio un poco, observándolo con interés hasta que perdió el ritmo y las cosas cayeron al suelo.
- Yo no sé hacer malabares pero puedo tocarme la punta de la nariz con la lengua. ¿Cuenta como talento especial? - Bromeaba, pero sí que podía hacerlo. Por otra parte no tenía idea de donde quedaba Hounslow, porque tampoco sabía donde estaba el aeropuerto de Londres. Menos mal que sí sabía lo que era un aeropuerto, comenzando por ahí.
- Pero falta demasiado para el verano. - Dejó caer con la misma naturalidad de quien se pone a hacer malabares en pleno recorrido en autobús, haciéndose la que no entendía el comentario. Ella por el contrario sufría en temperaturas altas al punto de querer encerrarse y no salir de su habitación ni bajo amenaza severa. De cualquier manera Milena cumplía su palabra, y si en un "futuro" quería irse de recorrido por Siberia y sus alderedores ella se ofrecía como guía turística. Todo en el "verano".
Como bien sospechaba Karim, la expresión el rostro de la rubia siguió siendo la misma aún después de su pregunta. - Bien. Esta es mi cara de duda oficial. - Sin poder aguantarse mucho la risa se pasó una mano por enfrente del rostro, como revelando algún secreto. No, no sabía donde quedaba el pub, aunque su nombre fuera tan peculiar.
Encontraba extraño aquello de moverse al ritmo del autobús cuando este se detenía o viraba una curva con un tanto más de velocidad que la que esperaría. Aún así le parecía que para su primera vez viajando así no estaba tan mal. Y le gustaba mucho, además, mirar a través de la ventana. La ciudad era demasiado bulliciosa y parecía estar en movimiento perpetuo, pero a través de ese cristal todo parecía moverse con una tranquilidad que hasta difícil le resultaba de creer.
- La verdad es que había esperado poder verte en la fiesta de Regina Cleaverly. - Adoptó de nuevo aquella naturalidad que él mismo había mostrado. Casual, mantenerse casual. Apenas entonces volteó a mirarlo, esbozando una sonrisa traviesa. Ajá, aquella fiesta en donde habían terminado a golpes y con ella persiguiendo a Pearlie por todo Hogsmeade mientras Aquila estaba en la playa. Y Karim era parte de aquel grupo de amigos según tenía entendido. Claro que sabía que decía mucho sin decir nada en realidad, pero no le parecía ser necesario ser redundante, y es que si había aceptado salir con él en primer lugar era porque interés sí que exisía.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
Me reí de lo más tranquilo con su cara de sorpresa, sin preocuparme por estar hablando todo el tiempo hasta el fastidio. Los silencios no me ponían nervioso, mucho menos en un viaje en autobus por que sin importar cuántas veces recorriera una ciudad las calles tenían cierto efecto hipnótico en mi, como un árbol de navidad, o sea que también me gustaba mirar por la ventana y no estaba obsesionado con que las chicas con las que salía estuvieran hechizadas mirándome a los ojos todo el tiempo. Eso no podía ser sano.
-Es un pub y ya, me gusta la música, y es bastante famoso por ahí, aunque hay un millón de lugares en Shoreditch. Y conciertos, algo incómodo caminar por ahí a las dos de la mañana, está lleno de borrachos.
Claro, no le iba a decir que cuando había estado ahí a las dos de la mañana yo era uno de esos borrachos que pedían patatas y kebabs grasientos a gritos en los puestos aún abiertos, de los borrachos que atravesaban la calle sin cuidado, gritándoles a sus amigos tres cuadras adelante que dónde había dejado las llaves del apartamento. Cosas así.
Era mejor pretender que yo era un pobre transeúnte saliendo del turno de la noche teniendo que abordar un night bus atestado de tipos impertinentes cantando a gritos should I stay or should I go.
Pero el camino tenía más sorpresas que la ruta desde Westminster hasta Hackney. Me sorprendí un poco de escuchar lo de la fiesta pensando que si no había ido era por una razón estúpida, como haberme quedado dormido y despertado a una hora inadecuada y con mucha pereza, así que nada. Nada.
-¿Ah sí? ¿Y qué tal estuvo esa fiesta?
No iba decir que me había quedado dormido, ni a hacer una pregunta estúpida como para escuchar por qué había esperado poder verme. Era mejor una buena retórica de tipo misterioso, o eso quería creerme. Hice sonar el timbre del autobus y le ofrecí la mano para que se levantara. Estábamos a nada de llegar a nuestra parada.
-Es un pub y ya, me gusta la música, y es bastante famoso por ahí, aunque hay un millón de lugares en Shoreditch. Y conciertos, algo incómodo caminar por ahí a las dos de la mañana, está lleno de borrachos.
Claro, no le iba a decir que cuando había estado ahí a las dos de la mañana yo era uno de esos borrachos que pedían patatas y kebabs grasientos a gritos en los puestos aún abiertos, de los borrachos que atravesaban la calle sin cuidado, gritándoles a sus amigos tres cuadras adelante que dónde había dejado las llaves del apartamento. Cosas así.
Era mejor pretender que yo era un pobre transeúnte saliendo del turno de la noche teniendo que abordar un night bus atestado de tipos impertinentes cantando a gritos should I stay or should I go.
Pero el camino tenía más sorpresas que la ruta desde Westminster hasta Hackney. Me sorprendí un poco de escuchar lo de la fiesta pensando que si no había ido era por una razón estúpida, como haberme quedado dormido y despertado a una hora inadecuada y con mucha pereza, así que nada. Nada.
-¿Ah sí? ¿Y qué tal estuvo esa fiesta?
No iba decir que me había quedado dormido, ni a hacer una pregunta estúpida como para escuchar por qué había esperado poder verme. Era mejor una buena retórica de tipo misterioso, o eso quería creerme. Hice sonar el timbre del autobus y le ofrecí la mano para que se levantara. Estábamos a nada de llegar a nuestra parada.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
Se preguntaba qué clase de música sería, aunque por lo menos podía estar segura que no sería nada parecido a lo que las hacían cantar en el coro de Beauxbotons con Pearlie. Nunca había disfrutado del todo aquel club pero por darle el gusto a su madre había pasado un par de años ahí. También estaba segura que de intentar decir Shoreditch en voz alta iba a escucharse de lo más ridícula como tratando de pronunciar un trabalenguas. Como cuando tonteando con sus compañeros de carrera le habían retado a decir el de Three Swedish switched witches con resultados tan catastróficos como hilarantes. Su madre decía que no ser capaz de desprenderse del todo de su acento al hablar otra lengua era vulgar y de personas incultas, pero a ella le daba igual. Tenía planeado comenzar con un cuarto idioma y no iba a traumitazarse por eso. A veces se preguntaba si todas las veelas serían igual de severas y criticonas con sus hijas.
- Que bueno entonces que no me traje zapatos que vuelvan más incómodo el caminar por ahí a las dos de la mañana cuando esté lleno de borrachos.- Comentó con toda la naturalidad del mundo, como si asumir que estar por ahí hasta aquellas horas de la madrugada no fuera gran problema y es que no tendría por qué, no tenía toque de queda.
Aún miraba a través de la ventana. Decenas de coches de todos tamaños y colores y peatones con la apariencia más variada, uno que otro de aspecto tan excéntrico que le hacía preguntarse si no sería hechicero en realidad. Colocó una mano sobre el cristal mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa. No creía estarse adelantando a sacar conclusiones, pero de la misma manera tampoco creía que hubiera nada de cierto en las afirmaciones de aquellos que consideraban esa realidad burda y casi incivilizada. Era apenas un viaje en autobús, seguramente lo más cotidiano de la vida, y ella ya iba fascinada.
- No te sabría decir. Me fui temprano. – Porque dos chicos habían decidido irse a los puños como salvaje y entonces había decidido salir tras Pearlie en lugar de quedarse ahí y sentirse completamente inadecuada, pero aquello no se iba a poner a explicarlo. No tenía a Joseph Crawford en el mejor de los conceptos en ese momento, pero tampoco iba a juzgar a Pearlie. Además, dejando las cosas así también se guardaba un poco de misterio para sí misma.
Al escuchar el timbre volteó algo confundida pues no sabía lo que significa, pero al darse cuenta que Karim le tendía la mano comprendió que se bajaban ya. Le tomó de la mano e incluso se despidió con una sonrisa del conductor, porque no sabía si sería costumbre o no pero no quería faltar a ninguna costumbre muggle. Se detuvo junto a un poste metálico que sostenía un señalamiento que no comprendía pero le pareció demasiado gracioso. – ¿Entonces este es Shoreditch? – En efecto, dicho con su acento se escuchaba tan extraño que no le quedo la verdad otra cosa que reírse de sí misma un poco
- Que bueno entonces que no me traje zapatos que vuelvan más incómodo el caminar por ahí a las dos de la mañana cuando esté lleno de borrachos.- Comentó con toda la naturalidad del mundo, como si asumir que estar por ahí hasta aquellas horas de la madrugada no fuera gran problema y es que no tendría por qué, no tenía toque de queda.
Aún miraba a través de la ventana. Decenas de coches de todos tamaños y colores y peatones con la apariencia más variada, uno que otro de aspecto tan excéntrico que le hacía preguntarse si no sería hechicero en realidad. Colocó una mano sobre el cristal mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa. No creía estarse adelantando a sacar conclusiones, pero de la misma manera tampoco creía que hubiera nada de cierto en las afirmaciones de aquellos que consideraban esa realidad burda y casi incivilizada. Era apenas un viaje en autobús, seguramente lo más cotidiano de la vida, y ella ya iba fascinada.
- No te sabría decir. Me fui temprano. – Porque dos chicos habían decidido irse a los puños como salvaje y entonces había decidido salir tras Pearlie en lugar de quedarse ahí y sentirse completamente inadecuada, pero aquello no se iba a poner a explicarlo. No tenía a Joseph Crawford en el mejor de los conceptos en ese momento, pero tampoco iba a juzgar a Pearlie. Además, dejando las cosas así también se guardaba un poco de misterio para sí misma.
Al escuchar el timbre volteó algo confundida pues no sabía lo que significa, pero al darse cuenta que Karim le tendía la mano comprendió que se bajaban ya. Le tomó de la mano e incluso se despidió con una sonrisa del conductor, porque no sabía si sería costumbre o no pero no quería faltar a ninguna costumbre muggle. Se detuvo junto a un poste metálico que sostenía un señalamiento que no comprendía pero le pareció demasiado gracioso. – ¿Entonces este es Shoreditch? – En efecto, dicho con su acento se escuchaba tan extraño que no le quedo la verdad otra cosa que reírse de sí misma un poco
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
Bien, iba bien, al menos en el sentido hipotético en que Milena pensaba al menos quedarse hasta horas más allá de la medianoche en mi grata compañía. O eso, o quería sonar cool, lo cuál tampoco estaba mal por que significaba que estaba poniendo de su parte. Jugó su carta de misterio también diciendo que se había ido temprano de la fiesta de Regina y Bleek, aunque eso me dejaba una buena impresión, por que aunque fuera mentira, implicaba que era una chica decente. Una chica rubia, decente, muy rusa y muy bruja ¿Estaba soñando?
-Esa sonrisa podría provocar un accidente automovilístico ¿Sabes? ya lo veo en los titulares de mañana: "aparatoso accidente en Old Street. Un autobús rojo pierde el contro. Trece heridos"
Me gustó cómo sonaba Shoreditch en su acento, demasiado espaciado, sin esos ahorros consonantes que tenía el acento de la capital, aunque claro, mi acento de la capital no tenía nada que ver con el acento de la capital de algún hombre de negocios en la City, o el de una de esas niñas de colegio privado del west end. Después de algunos meses seguramente Milena empezaría a notarlo, que acento londinense podía ser tan variado como acento españo, o algo por el estilo.
-Shoreditch, pero me gusta más cómo lo dices tú. Y en esta esquina, The George & Dragon
Me dio mucho gusto poder guiarla un poco a la entrada poniendo la mano en su espalda justo cuando unos tipos que fumaban afuera la miraban como perros en celo. Pocas sensaciones se podían comparar con esa, la de decirles con la mirada y viene conmigo. Hasta me iba dar gusto gastarme cincuenta libras en lo que demonios quisiera beber, por que lo valía, durara la cita veinte minutos o hasta la mañana siguiente, con mucha, demasiada suerte.
-¿Qué bebes, rusky?
El pub era como cualquier otro pero con mejor música. En ese momento sonaba algo de Sublime (What I got) muy americano y muy californiano como para Shoreditch, pero estaba bien. Olía ligeramente agrio como un pub frecuentado, había algunos señores de edad avanzada seguramente hablando de futbol, otros tipos universitarios pero muggles a la última moda de las cosas viejas, una pareja besándose descaradamente y muchos barmans con poco trabajo, por que era relativamente temprano.
-Esa sonrisa podría provocar un accidente automovilístico ¿Sabes? ya lo veo en los titulares de mañana: "aparatoso accidente en Old Street. Un autobús rojo pierde el contro. Trece heridos"
Me gustó cómo sonaba Shoreditch en su acento, demasiado espaciado, sin esos ahorros consonantes que tenía el acento de la capital, aunque claro, mi acento de la capital no tenía nada que ver con el acento de la capital de algún hombre de negocios en la City, o el de una de esas niñas de colegio privado del west end. Después de algunos meses seguramente Milena empezaría a notarlo, que acento londinense podía ser tan variado como acento españo, o algo por el estilo.
-Shoreditch, pero me gusta más cómo lo dices tú. Y en esta esquina, The George & Dragon
Me dio mucho gusto poder guiarla un poco a la entrada poniendo la mano en su espalda justo cuando unos tipos que fumaban afuera la miraban como perros en celo. Pocas sensaciones se podían comparar con esa, la de decirles con la mirada y viene conmigo. Hasta me iba dar gusto gastarme cincuenta libras en lo que demonios quisiera beber, por que lo valía, durara la cita veinte minutos o hasta la mañana siguiente, con mucha, demasiada suerte.
-¿Qué bebes, rusky?
El pub era como cualquier otro pero con mejor música. En ese momento sonaba algo de Sublime (What I got) muy americano y muy californiano como para Shoreditch, pero estaba bien. Olía ligeramente agrio como un pub frecuentado, había algunos señores de edad avanzada seguramente hablando de futbol, otros tipos universitarios pero muggles a la última moda de las cosas viejas, una pareja besándose descaradamente y muchos barmans con poco trabajo, por que era relativamente temprano.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
- Pues yo pienso que si el conductor se puede distraer tan fácil con una sonrisa no tendría nada que estar haciendo dirigiendo un autobús. – Y no, no se le ocurría siquiera el borrar la sonrisa del rostro por muchos accidentes que pudiera causar, porque le gustó la manera en que le decía que le gustaba su sonrisa. Muy casual, con humor, casi sin esforzarse, como si todo fuera natural. No le gustaban demasiado las rebuscadas expresiones de poetas azucarados, porque por lo menos ella nunca las encontraba sinceras y cuando llegaban siempre las atribuía al encanto de su raza y no a lo que ella por sí misma, como Milena y nada más, pudiera causar.
Se apartó del poste para andar a su lado en la dirección que le decía, que quedaba redundante el volver a reafirmar que no tenía idea de donde estaba. No iba nerviosa por ello, que lo de estar descubriendo cosas nuevas, por poca cosa que pudieran parecer a ella le provocaba un excitante cosquilleo, de esos que nacen del entusiasmo. – Supongo que tendré que venir más seguido para ir cimentando la inmunidad a la sonrisa de semiveela y evitar catástrofes en el camino. – Que segura estaba de que muchas de las personas con las que se había relacionado en Beauxbotons se escandalizarían de escucharla ahora. Pero Pearlie estaba abriéndose y hasta Aquila también. ¿Qué era lo peor que podría pasar? – Leslie Ayres me invitó a un partido de futbol… ¿lo dije bien? – Se rió, que con la tontería ya estaba por ponerse a repetir Shoreditch una y otra vez, que seguía escuchándolo demasiado gracioso.
No prestó atención a la gente que la miraba al pasar, porque por pedante que pudiera escucharse estaba ya acostumbrada. Tenía bien claro que había hombres con mayor “debilidad” que otros por personas como ella, por decirlo de alguna manera, y aunque fuera la primera vez que estuviera paseando así entre muggles se había insensibilizado a ese tipo de atención. Era eso o acostumbrarse a sentir incómoda al caminar por la calle. Hacerse la fría o indiferente le parecía mejor opción.
Ya dentro lo que le quedaba claro es que lo único que veía en común con un pub mágico era la función de vender bebidas y nada más. Se sintió un poco desorientada se acercó más a él, aunque al mismo tiempo recorría el lugar con la mirada para buscar un lugar. Se decidió por una mesa junto a uno de los muros que estaba lleno de fotografías de personas que asumía eran artistas, pero lo más lejos posible de aquella pareja que se comían unos a otros. – No me digas así, brit. Mira, por ser tú me puedes llamar Mila. – Se rió. A ella le gustaba cualquiera de las dos maneras aunque en Brigantia hasta el momento nadie la llamaba así. Eso sí, a nadie le daba permiso de usar Milenka porque solamente su padre la llamaba así.
- Si te pido vodka sería muy tópico, ¿verdad? – Se volvió a pasar los dedos por el cabello mientras miraba hacia la barra. Decía vodka por decir, porque era lo más familiar que se le venía a la mente ya que no sabía nada de bebidas muggles, pero muy distintas no podían ser de las mágicas, o eso quería creer. – Hoy me siento intrépida, tomaré lo que tú. Así me enseñas como lo hacen los ingleses. – Los muggles ingleses, pues. Como toda esa gente que la rodeaba que vivían completamente ajenos a la realidad de la que ella venía Y aún así ahí estaba, pasándolo bien. ¿En realidad estaba ocurriendo? – Cuéntame algo que de ti en lo que nos toman el pedido, ¿si? ¿O no funcionan así las cosas aquí? – Que sabía ella, a lo mejor los taberneros ahí eran casi dioses con las suelas de los zapatos fundidas a la barra.
Se apartó del poste para andar a su lado en la dirección que le decía, que quedaba redundante el volver a reafirmar que no tenía idea de donde estaba. No iba nerviosa por ello, que lo de estar descubriendo cosas nuevas, por poca cosa que pudieran parecer a ella le provocaba un excitante cosquilleo, de esos que nacen del entusiasmo. – Supongo que tendré que venir más seguido para ir cimentando la inmunidad a la sonrisa de semiveela y evitar catástrofes en el camino. – Que segura estaba de que muchas de las personas con las que se había relacionado en Beauxbotons se escandalizarían de escucharla ahora. Pero Pearlie estaba abriéndose y hasta Aquila también. ¿Qué era lo peor que podría pasar? – Leslie Ayres me invitó a un partido de futbol… ¿lo dije bien? – Se rió, que con la tontería ya estaba por ponerse a repetir Shoreditch una y otra vez, que seguía escuchándolo demasiado gracioso.
No prestó atención a la gente que la miraba al pasar, porque por pedante que pudiera escucharse estaba ya acostumbrada. Tenía bien claro que había hombres con mayor “debilidad” que otros por personas como ella, por decirlo de alguna manera, y aunque fuera la primera vez que estuviera paseando así entre muggles se había insensibilizado a ese tipo de atención. Era eso o acostumbrarse a sentir incómoda al caminar por la calle. Hacerse la fría o indiferente le parecía mejor opción.
Ya dentro lo que le quedaba claro es que lo único que veía en común con un pub mágico era la función de vender bebidas y nada más. Se sintió un poco desorientada se acercó más a él, aunque al mismo tiempo recorría el lugar con la mirada para buscar un lugar. Se decidió por una mesa junto a uno de los muros que estaba lleno de fotografías de personas que asumía eran artistas, pero lo más lejos posible de aquella pareja que se comían unos a otros. – No me digas así, brit. Mira, por ser tú me puedes llamar Mila. – Se rió. A ella le gustaba cualquiera de las dos maneras aunque en Brigantia hasta el momento nadie la llamaba así. Eso sí, a nadie le daba permiso de usar Milenka porque solamente su padre la llamaba así.
- Si te pido vodka sería muy tópico, ¿verdad? – Se volvió a pasar los dedos por el cabello mientras miraba hacia la barra. Decía vodka por decir, porque era lo más familiar que se le venía a la mente ya que no sabía nada de bebidas muggles, pero muy distintas no podían ser de las mágicas, o eso quería creer. – Hoy me siento intrépida, tomaré lo que tú. Así me enseñas como lo hacen los ingleses. – Los muggles ingleses, pues. Como toda esa gente que la rodeaba que vivían completamente ajenos a la realidad de la que ella venía Y aún así ahí estaba, pasándolo bien. ¿En realidad estaba ocurriendo? – Cuéntame algo que de ti en lo que nos toman el pedido, ¿si? ¿O no funcionan así las cosas aquí? – Que sabía ella, a lo mejor los taberneros ahí eran casi dioses con las suelas de los zapatos fundidas a la barra.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
-¿Leslie Ayres? Seguro te invitó a ver al Arsenal entonces. Pero eso es una basura, no hay nada como la Championship, donde juegan los leones del Millwall. El fútbol para aficionados de verdad
No sabía si lo decía sólo por la pasión de apoyar a los leones o por que la posibilidad de estos de llegar a la Liga Premier, donde jugaba el Arsenal, era muy remota. El caso era que le había hablado de la segunda división como algo más interesante sin importarme si tenía razón, por que la pasión era la pasión. Me reí por que me daba permiso de decirle Mila mientras pensaba en fútbol, en la perfección tonal de su cabello y en qué clase de trgo podría impresionarla, descartando pensar demasiado en eso último.
-Muy bien, Mila, entonces empecemos amablemente por algo frutal ¿Strongbow?
Era una pregunta, pero no lo era. Me levanté, fui hasta la barra y pedí dos pintas de sidra strongbow que me parecía de cierto carácter. O sea, no era la mariconada de la kopparberg con sus frutas rojas y sus ganas de esconder el sabor del alcohol. Era sidra, era agria y tenía carácter, strongbow. Punto. La única sidra que era capaz de beber. Pagué sin rechistar, en dinero muggle, sintiéndone muy alfa al hacerlo y regresar con el trago de la señorita, poniéndoselo enfrente y volviéndome a sentar en el lugar que ella había elegido.
-Como puedes ver, las cosas no funcionan así. En un pub, vas a la barra y pides, por más difícil que resulte a veces. Y cuando suenan esa campana, significa que es tu última oportunidad para pedir. Pero eso ocurrirá hasta las dos de la mañana.
Me acerqué un poco a ella y le di un trago a mi sidra dándome cuenta que era una descortesía no brindar antes por el placer del momento, así que después de mi primer trago intempestivo, choqué un poco el vaso con el suyo, le guiñé el ojo y canté por lo bajo la canción de Sublime que seguía, aparentemente tenían ganas de poner todo el disco. I don't practice santería, I ain't got no crystal ball- curioso que uno smuggles californianos hablaran de bolas de cristal en sus canciones.
-Algo de mi: se hacer trucos de magia. Magia como los muggles entienden la magia... algo así... ¿Tienes algo en la oreja?
Y claro, hice el truco de la moneda. Apenas tocándola un poco, me saqué de las manos una moneda de cincuenta peniques, por que era un truco fácil de hacer, y por que desde primer año de Hogwarts me había dado cuenta que los magos, magos no hacían esas tonterías seguido.
No sabía si lo decía sólo por la pasión de apoyar a los leones o por que la posibilidad de estos de llegar a la Liga Premier, donde jugaba el Arsenal, era muy remota. El caso era que le había hablado de la segunda división como algo más interesante sin importarme si tenía razón, por que la pasión era la pasión. Me reí por que me daba permiso de decirle Mila mientras pensaba en fútbol, en la perfección tonal de su cabello y en qué clase de trgo podría impresionarla, descartando pensar demasiado en eso último.
-Muy bien, Mila, entonces empecemos amablemente por algo frutal ¿Strongbow?
Era una pregunta, pero no lo era. Me levanté, fui hasta la barra y pedí dos pintas de sidra strongbow que me parecía de cierto carácter. O sea, no era la mariconada de la kopparberg con sus frutas rojas y sus ganas de esconder el sabor del alcohol. Era sidra, era agria y tenía carácter, strongbow. Punto. La única sidra que era capaz de beber. Pagué sin rechistar, en dinero muggle, sintiéndone muy alfa al hacerlo y regresar con el trago de la señorita, poniéndoselo enfrente y volviéndome a sentar en el lugar que ella había elegido.
-Como puedes ver, las cosas no funcionan así. En un pub, vas a la barra y pides, por más difícil que resulte a veces. Y cuando suenan esa campana, significa que es tu última oportunidad para pedir. Pero eso ocurrirá hasta las dos de la mañana.
Me acerqué un poco a ella y le di un trago a mi sidra dándome cuenta que era una descortesía no brindar antes por el placer del momento, así que después de mi primer trago intempestivo, choqué un poco el vaso con el suyo, le guiñé el ojo y canté por lo bajo la canción de Sublime que seguía, aparentemente tenían ganas de poner todo el disco. I don't practice santería, I ain't got no crystal ball- curioso que uno smuggles californianos hablaran de bolas de cristal en sus canciones.
-Algo de mi: se hacer trucos de magia. Magia como los muggles entienden la magia... algo así... ¿Tienes algo en la oreja?
Y claro, hice el truco de la moneda. Apenas tocándola un poco, me saqué de las manos una moneda de cincuenta peniques, por que era un truco fácil de hacer, y por que desde primer año de Hogwarts me había dado cuenta que los magos, magos no hacían esas tonterías seguido.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
No le podía seguir el hilo sobre los equipos de futbol y quién jugaba dónde. Claro que se sentía de lo más torpe necesitando explicaciones para 2 de cada 3 cosas que salían de su boca, pero vamos, que todo era parte del aprendizaje. Decidió mejor guardarse aquella duda para después, porque tampoco le parecía bien el que él le invitara a tomar algo y ella no dejara de acribillarle a preguntas como si se tratara de un salón de clases. Preguntas que en realidad nada tenían que ver con él, por lo menos. En definitivo tenía pensado que la próxima vez iba a escoger ella el lugar. Tampoco se detuvo a pensar demasiado en lo que implicaba estar pensando en futuras ocasiones. Asintió porque ya le había dicho que tomaría lo que fuera que él pidiera. Aunque lo había seguido con la mirada la explicación que le daba sobre cómo se hacían las cosas ahí la agradecía.
- ¿En serio tocan una campana? Que sutilidad. - Como tener howlers revoloteando por todo el local. La idea le pareció tan absurda que rió para sí misma cuando se dio cuenta que le proponía brindar y le guiñaba. Milena golpeó su vaso contra el de él y aunque no le devolvió el guiño hubo presente un destello en sus ojos azules que comenzaban a brillar con intensidad. Nerviosa, molesta, emocionada, sus ojos siempre le delataban de esa manera. Imposible guardarse algo de misterio para una misma cuando se llevaba sangre veela en las venas. Dio su primer trago a su vaso. No estaba mal.
- Me gusta. La canción, quiero decir. Pero tampoco quiero hartarte con mis preguntas así que me llevaré mi duda sobre lo que es una heina. ¿Crees que lo encuentre en la biblioteca de la facultad? - Lo dudaba, aunque aquella duda no era algo que le fuera a mantener despierta.
- ¿Cómo ellos la entienden? ¿Sacando conejos de un sombrero? - ¡Ah! ¡Porque esa idea sí que la conocía! Que los muggles creían que la magia era un espectáculo que uno debía pagar por ir a ver. - ¿Qué? Ay no, qué vergüenza, quítamelo. - Se iba a llevar las manos al cabello, en serio pensando que algo le colgaba, cuando él acercaba la mano y hacía "aparecer" una moneda de ahí. Aquello la sobresaltó un poco, pero de igual manera la había hecho reír. Ahora sí se pasó los dedos por el cabello, sintiéndose algo avergonzada de reaccionar de aquella manera. ¿Pero qué decir? Era un truco gracioso.
- Entonces eres mago en dos mundos. Eso es impresionante, ¿sabes? Como para presumirlo. - Bromeó con él. Bien, que aquella no era magia magia de verdad pero en fin. - Ahora puedes preguntarme tú algo, para variar. – Porque tampoco quería que aquello se volviera una cátedra de Estudios Muggles, quedar como una ingenua que no sabía nada de la vida y también le daba mucha curiosidad que podría querer saber de ella.
- ¿En serio tocan una campana? Que sutilidad. - Como tener howlers revoloteando por todo el local. La idea le pareció tan absurda que rió para sí misma cuando se dio cuenta que le proponía brindar y le guiñaba. Milena golpeó su vaso contra el de él y aunque no le devolvió el guiño hubo presente un destello en sus ojos azules que comenzaban a brillar con intensidad. Nerviosa, molesta, emocionada, sus ojos siempre le delataban de esa manera. Imposible guardarse algo de misterio para una misma cuando se llevaba sangre veela en las venas. Dio su primer trago a su vaso. No estaba mal.
- Me gusta. La canción, quiero decir. Pero tampoco quiero hartarte con mis preguntas así que me llevaré mi duda sobre lo que es una heina. ¿Crees que lo encuentre en la biblioteca de la facultad? - Lo dudaba, aunque aquella duda no era algo que le fuera a mantener despierta.
- ¿Cómo ellos la entienden? ¿Sacando conejos de un sombrero? - ¡Ah! ¡Porque esa idea sí que la conocía! Que los muggles creían que la magia era un espectáculo que uno debía pagar por ir a ver. - ¿Qué? Ay no, qué vergüenza, quítamelo. - Se iba a llevar las manos al cabello, en serio pensando que algo le colgaba, cuando él acercaba la mano y hacía "aparecer" una moneda de ahí. Aquello la sobresaltó un poco, pero de igual manera la había hecho reír. Ahora sí se pasó los dedos por el cabello, sintiéndose algo avergonzada de reaccionar de aquella manera. ¿Pero qué decir? Era un truco gracioso.
- Entonces eres mago en dos mundos. Eso es impresionante, ¿sabes? Como para presumirlo. - Bromeó con él. Bien, que aquella no era magia magia de verdad pero en fin. - Ahora puedes preguntarme tú algo, para variar. – Porque tampoco quería que aquello se volviera una cátedra de Estudios Muggles, quedar como una ingenua que no sabía nada de la vida y también le daba mucha curiosidad que podría querer saber de ella.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
-Ah ¿Te gusta? A mi también. Después te haré un mixtape con algunas canciones. O sea, te pondré varias canciones en un disco, no te preocupes, te daré la manera de escucharlos también.
Era curioso, por que nunca había salido con una bruja tan bruja y la verdad no me importaría explicarle cada cosa que llamara su atención, ni la jerga californiana, ni los trucos de magos muggles (por contradictorio que sonara) ni nada, pero claro, la conversación tendría que ir a algún otro lado en cualquier momento. Me parecía adorable cuando se peinaba el cabello tras la oreja, así que la miré ladeando un poco la cabeza, pero no dije nada. Tenía qué medirme con los halagos, aunque se los quisiera hacer a cada momento.
Le di otro nutrido trago a la sidra y desvié la mirada, alternando entre la pareja que debería pensar seriamente en rentar un cuarto, entre los dos tipos de mediana edad que seguramente discutían de fútbol por que uno todavía llevaba una bufanda de colores y la bartender que agitaba una coctelera haciendo que sus tetas fueran de arriba a abajo. Era de esas cosas hipnóticas, como si alguien empezara a hacer malabares, aunque claro, esperaba que Milena no lo hubiera notado. Tampoco es que me hubiera babeado diez minutos.
-¿Cuánto llevas en Brigantia? Siento que te había visto antes, pero no por la facultad. Segunda pregunta¿Cómo diste con la fiesta de Finnerty? y la tercera, ¿De verdad las chicas de Beauxbatons aprenden a besar entre ellas? Eso me contaron en Hogwarts, pero presiento que es mentira. Tienes que sacarme de duda.
Podría ser la cosa más incómoda e inapropiada para preguntar, pero qué iba a decir, era verdad que eso se decía en Hogwarts y también verdad que yo me lo creía. Era un buen momento para que mis fantasías de la adolescencia se fueran, en cierta medida, al carajo.
Era curioso, por que nunca había salido con una bruja tan bruja y la verdad no me importaría explicarle cada cosa que llamara su atención, ni la jerga californiana, ni los trucos de magos muggles (por contradictorio que sonara) ni nada, pero claro, la conversación tendría que ir a algún otro lado en cualquier momento. Me parecía adorable cuando se peinaba el cabello tras la oreja, así que la miré ladeando un poco la cabeza, pero no dije nada. Tenía qué medirme con los halagos, aunque se los quisiera hacer a cada momento.
Le di otro nutrido trago a la sidra y desvié la mirada, alternando entre la pareja que debería pensar seriamente en rentar un cuarto, entre los dos tipos de mediana edad que seguramente discutían de fútbol por que uno todavía llevaba una bufanda de colores y la bartender que agitaba una coctelera haciendo que sus tetas fueran de arriba a abajo. Era de esas cosas hipnóticas, como si alguien empezara a hacer malabares, aunque claro, esperaba que Milena no lo hubiera notado. Tampoco es que me hubiera babeado diez minutos.
-¿Cuánto llevas en Brigantia? Siento que te había visto antes, pero no por la facultad. Segunda pregunta¿Cómo diste con la fiesta de Finnerty? y la tercera, ¿De verdad las chicas de Beauxbatons aprenden a besar entre ellas? Eso me contaron en Hogwarts, pero presiento que es mentira. Tienes que sacarme de duda.
Podría ser la cosa más incómoda e inapropiada para preguntar, pero qué iba a decir, era verdad que eso se decía en Hogwarts y también verdad que yo me lo creía. Era un buen momento para que mis fantasías de la adolescencia se fueran, en cierta medida, al carajo.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
De haberse dado cuenta que Karim se había abstraído por vaivenes de carnosidades ajenas no habría tenido fundamentos para molestarse demasiado porque ella misma se había distraído con ella así, aunque seguramente no por los mismos motivos. La suya era una malicia casi infantil que le hacía preguntarse en silencio si acaso no se corría riesgo de desborde a través del escote tan profundo de aquel top. Pearlie le había dicho que quería detalles y ella iba con toda la intención de dárselos, incluidos los que se referían a aquel lugar; desde los retratos en los muros al sabor de la cidra y bamboleos de taberneras incluidos. Todo demasiado “de otro mundo”, simplezas que encontraba de lo más excéntricas pero que al mismo tiempo podía comenzar a reconocer, que si cambiaba a los hombres discutiendo de futbol por quidditch y los retratos de los muros pudieran moverse y hablar no sería muy distinto a lo que ellas conocían. Buscar similitudes en las diferencias, aquello era entretenido.
Iba a responderle a su primera pregunta pero entonces se le adelantaba con dos más, la última a la que reaccionó abriendo mucho los ojos y sin poder contener una risa que era en parte incredulidad y en parte sorpresa. – ¿En serio? ¿Eso es lo que dicen en Hogwarts sobre nosotras? Me suena a que tienen mucho tiempo libre en sus dormitorios de chicos. – Negó con la cabeza aún riéndose antes de dar un nuevo trago a la sidra.
- Primera respuesta. – Comenzó a enumerar con los dedos. – En Brigantia es mi segundo año, en Magia del mundo el primero. Estuve en Leyes antes y no me gustó. Nunca terminé de encontrarme a mí misma ahí y después de unos meses el imaginarme haciendo eso toda mi vida me daba…. – No encontraba la palabra, lo que le hizo fruncir un poco el ceño por no poder expresarse como quería, pero suponía que igual la entendería. – Me inscribí de oyente en Magia del Mundo solo por curiosidad y terminé sintiéndome más identificada ahí que enterrada en libros de códigos y normas antiquísimos. Creo que en el fondo siempre supe que leyes no era para mí, pero era lo que se esperaba que hiciera. Así que decidí mandar todo a volar y hacer lo que yo quería, para variar. – Ahí, su pequeño acto de rebeldía personal y declaración de independencia, aunque comparado con otras tantas historias que había escuchado, la suya no era tan impresionante.
- La segunda respuesta, fue Pearlie la que me dijo de la fiesta, pero no llegué con ella, fui con Martin Abadeer, ¿si lo conoces? El de Adivinación, con la sonrisa boba porque al fin es novio de Leslie Ayres. Es mi amigo. - Y la ternura que le daba después de que le hubiera contado que se moría por Leslie desde hacía cuanto tiempo. No entendía ni el maquillaje en los ojos, ni el corte de cabello extraño ni las perforaciones en el rostro; al principio le había dado miedo, pero resultaba ser uno de los chicos más dulces que había conocido.
- Y la tercera respuesta, yo no sé como aprendieron a besar todas las chicas de Beauxbotons, pero yo si aprendí así. ¿Te vas a escandalizar? – Ni alardeaba ni pretendía ser la gran seductora experimentada, porque tampoco le parecía que hubiera mucho de seductor en dos niñas de 13 años con más curiosidad que conocimiento de cómo hacer las cosas. Así que el primer beso de ella y Evangeline había sido torpe y muy baboso, pero no era algo de lo que se avergonzara ni iba a negar. - ¿Tu primer beso fue más interesante que eso? -
Iba a responderle a su primera pregunta pero entonces se le adelantaba con dos más, la última a la que reaccionó abriendo mucho los ojos y sin poder contener una risa que era en parte incredulidad y en parte sorpresa. – ¿En serio? ¿Eso es lo que dicen en Hogwarts sobre nosotras? Me suena a que tienen mucho tiempo libre en sus dormitorios de chicos. – Negó con la cabeza aún riéndose antes de dar un nuevo trago a la sidra.
- Primera respuesta. – Comenzó a enumerar con los dedos. – En Brigantia es mi segundo año, en Magia del mundo el primero. Estuve en Leyes antes y no me gustó. Nunca terminé de encontrarme a mí misma ahí y después de unos meses el imaginarme haciendo eso toda mi vida me daba…. – No encontraba la palabra, lo que le hizo fruncir un poco el ceño por no poder expresarse como quería, pero suponía que igual la entendería. – Me inscribí de oyente en Magia del Mundo solo por curiosidad y terminé sintiéndome más identificada ahí que enterrada en libros de códigos y normas antiquísimos. Creo que en el fondo siempre supe que leyes no era para mí, pero era lo que se esperaba que hiciera. Así que decidí mandar todo a volar y hacer lo que yo quería, para variar. – Ahí, su pequeño acto de rebeldía personal y declaración de independencia, aunque comparado con otras tantas historias que había escuchado, la suya no era tan impresionante.
- La segunda respuesta, fue Pearlie la que me dijo de la fiesta, pero no llegué con ella, fui con Martin Abadeer, ¿si lo conoces? El de Adivinación, con la sonrisa boba porque al fin es novio de Leslie Ayres. Es mi amigo. - Y la ternura que le daba después de que le hubiera contado que se moría por Leslie desde hacía cuanto tiempo. No entendía ni el maquillaje en los ojos, ni el corte de cabello extraño ni las perforaciones en el rostro; al principio le había dado miedo, pero resultaba ser uno de los chicos más dulces que había conocido.
- Y la tercera respuesta, yo no sé como aprendieron a besar todas las chicas de Beauxbotons, pero yo si aprendí así. ¿Te vas a escandalizar? – Ni alardeaba ni pretendía ser la gran seductora experimentada, porque tampoco le parecía que hubiera mucho de seductor en dos niñas de 13 años con más curiosidad que conocimiento de cómo hacer las cosas. Así que el primer beso de ella y Evangeline había sido torpe y muy baboso, pero no era algo de lo que se avergonzara ni iba a negar. - ¿Tu primer beso fue más interesante que eso? -
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
No mentía, eso se decía de las de Beauxbatons y era una fantasía recurrente en Hogwarts, pero no le iba a dar detalles por que no era material para una charla de primera cita. Intenté olvidarme un rato de los besos entre chicas francesas diciéndose cosas lindas para no sentirse avergonzadas frente a sus novios y esa bola de lugares comunes que se nos ocurrían a los entonces quinceañeros para ponerle atención cuando hablaba de su carrera. Eso de la carrera tenía mucho que ver con el punto de vista sobre la vida que tenía cada quién.
Me agradó que hubiera tenido las agallas de cambiarse de carrera aunque quizás no fuera lo que esperaban de ella. A mi nadie me había cuestionado nada jamás; era cierto que mi madre tenía antecedentes de venir de una familia extremadamente conservadora, y era cierto, desde que había decidido ser madre soltera se habían olvidado de ella, así que yo no conocía a nadie más que a mi tío Haider a quien había visto a lo más seis veces en la vida. Asentí interesando, no estaba fingiendo.
-Ya, creo que lo he visto por ahí...¿Con Les? vaya...
Sí, me enteraba de las novedades de paso. Si reconocía a Martin era por que tenía una hermana guapa y por que, en efecto, lo había visto tontear por ahí con la rubia. Había hecho demasiadas preguntas en una pero no me molestaba escuchar, y le estaba prestando atención, la que estaba tras la barra agitando cocteleras había perdido interés, tal vez por que ya no estaba preparándole martinis a nadie, pero daba igual. Cuando llegó a la respuesta de la tercera pregunta tuve que reír, por que de verdad no esperaba que fuera cierto aún en el uno por cien de los casos.
-¿De verdad? Claro que no, estás mintiendo. Las fantasías adolescentes hechas realidad son muy peligrosas.
Tuve qué hacer memoria y regresar unos ocho años cuando había besado a Peach Finnerty en unas vacaciones de verano sólo por las ganas de hacerlo, sin testigos y sin ninguna situación extraña de por medio, sólo por curiosidad, instinto y otras cosas de lo más comunes.
-Todo lo que se hace por primera vez es interesante. Pero besar nunca pierde el interés, no vas a negarlo.
La miré directamente a los ojos y le di un trago a la sidra antes de dejarla de nuevo en la mesa de madera, sobre la misma marca húmeda que antes el vaso hubiera dejado. Esta vez fui yo quien peinaba un poco su cabello hacia atrás de su oreja y me acercaba un poco. Parecía tener toda la intención, pero no, no la besé. Había que mirar primero una posible reacción, y jugar bien las cartas.
Me agradó que hubiera tenido las agallas de cambiarse de carrera aunque quizás no fuera lo que esperaban de ella. A mi nadie me había cuestionado nada jamás; era cierto que mi madre tenía antecedentes de venir de una familia extremadamente conservadora, y era cierto, desde que había decidido ser madre soltera se habían olvidado de ella, así que yo no conocía a nadie más que a mi tío Haider a quien había visto a lo más seis veces en la vida. Asentí interesando, no estaba fingiendo.
-Ya, creo que lo he visto por ahí...¿Con Les? vaya...
Sí, me enteraba de las novedades de paso. Si reconocía a Martin era por que tenía una hermana guapa y por que, en efecto, lo había visto tontear por ahí con la rubia. Había hecho demasiadas preguntas en una pero no me molestaba escuchar, y le estaba prestando atención, la que estaba tras la barra agitando cocteleras había perdido interés, tal vez por que ya no estaba preparándole martinis a nadie, pero daba igual. Cuando llegó a la respuesta de la tercera pregunta tuve que reír, por que de verdad no esperaba que fuera cierto aún en el uno por cien de los casos.
-¿De verdad? Claro que no, estás mintiendo. Las fantasías adolescentes hechas realidad son muy peligrosas.
Tuve qué hacer memoria y regresar unos ocho años cuando había besado a Peach Finnerty en unas vacaciones de verano sólo por las ganas de hacerlo, sin testigos y sin ninguna situación extraña de por medio, sólo por curiosidad, instinto y otras cosas de lo más comunes.
-Todo lo que se hace por primera vez es interesante. Pero besar nunca pierde el interés, no vas a negarlo.
La miré directamente a los ojos y le di un trago a la sidra antes de dejarla de nuevo en la mesa de madera, sobre la misma marca húmeda que antes el vaso hubiera dejado. Esta vez fui yo quien peinaba un poco su cabello hacia atrás de su oreja y me acercaba un poco. Parecía tener toda la intención, pero no, no la besé. Había que mirar primero una posible reacción, y jugar bien las cartas.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
- No, claro que no, yo no miento por convivir, que te pasa. - Respondió al acto contagiada de su risa. Era la verdad y no iba a negarla, había besado a varias niñas y a ella no le parecían nada del otro mundo. También había llegado más lejos que un par de besos con un par, con Evangeline justamente. Que las noches en el dormitorio eran muy largas y aburridas, y cuando la curiosidad podía más que la paciencia de esperar a tener un novio del que enamorarse bien como para comenzar a descubrir todas aquellas sensaciones las cosas terminaban ocurriendo solas. Tal vez por aquella parte de sí misma que era proclive al hedonismo, porque en Beauxbeatons y su proporción demográfica de un chico por cada 9 chicas lo volvía una práctica común o cualquier otra razón, motivo o pretexto que se pudiera dar. No era algo, de todas maneras, que fuera apropiado para comentar en una primera cita de cualquier forma.
- Pues no sé que tanto te pueda servir de fantasía. Ya te digo, que no vaya a ser, no vamos a clases en negligé y batas de seda, el uniforme llega debajo de las rodillas y las mangas hasta los puños.- Por que quién sabía qué clase de escenarios, disfraces y props aparecían en esas fantasías. A ella siempre le había gustado el uniforme, con todo y que las profesoras siempre habían sido de lo más exigentes en cuanto al arreglo personal. Si los zapatos no iban bien lustrados, si una no iba peinada apropiadamente o llevaba las medias torcidas, regaño seguro.
- Supongo que en eso tienes razón – Sobre que las primeras veces eran siempre interesantes. No siempre buenas, ni siquiera entretenidas, pero interesantes por lo menos en un principio. Ella por lo menos estaba teniendo decenas de primeras veces en esa tarde. Por ejemplo, todo indicaba que esa iba a ser la primera vez que besaría a un chico tan distinto a lo que ella conocía y que tantos en su entorno consideraban lo correcto: muy muy mago, adinerado, de europa oriental y si era ruso mucho mejor, que en eso sus abuelos eran de ideas muy necias.
- No pretendía negarlo. - Le contestó al mirarle a los ojos cuando se acercaba más a ella. Y en la reacción de su cuerpo cuando se le aceleraban los latidos al anticiparse al beso terminaba de convencerse de que el chico le gustaba y muchísimo. Por poco y ronroneaba cuando le pasó los dedos por el cabello y tras sonreírle deslizó la mirada hacia sus labios, a la expectativa...
Pero no, no la besó. Curvó los labios en una sonrisa suspicaz antes de que sus ojos volvieran a brillar de aquella manera intensa. ¿Estaba jugando con ella? ¿Midiéndola? Sintió deseos hasta de gritarle que no le hiciera eso y la besara ya, pero se decantó tan solo por sonreír y volver a beber.
- Pues no sé que tanto te pueda servir de fantasía. Ya te digo, que no vaya a ser, no vamos a clases en negligé y batas de seda, el uniforme llega debajo de las rodillas y las mangas hasta los puños.- Por que quién sabía qué clase de escenarios, disfraces y props aparecían en esas fantasías. A ella siempre le había gustado el uniforme, con todo y que las profesoras siempre habían sido de lo más exigentes en cuanto al arreglo personal. Si los zapatos no iban bien lustrados, si una no iba peinada apropiadamente o llevaba las medias torcidas, regaño seguro.
- Supongo que en eso tienes razón – Sobre que las primeras veces eran siempre interesantes. No siempre buenas, ni siquiera entretenidas, pero interesantes por lo menos en un principio. Ella por lo menos estaba teniendo decenas de primeras veces en esa tarde. Por ejemplo, todo indicaba que esa iba a ser la primera vez que besaría a un chico tan distinto a lo que ella conocía y que tantos en su entorno consideraban lo correcto: muy muy mago, adinerado, de europa oriental y si era ruso mucho mejor, que en eso sus abuelos eran de ideas muy necias.
- No pretendía negarlo. - Le contestó al mirarle a los ojos cuando se acercaba más a ella. Y en la reacción de su cuerpo cuando se le aceleraban los latidos al anticiparse al beso terminaba de convencerse de que el chico le gustaba y muchísimo. Por poco y ronroneaba cuando le pasó los dedos por el cabello y tras sonreírle deslizó la mirada hacia sus labios, a la expectativa...
Pero no, no la besó. Curvó los labios en una sonrisa suspicaz antes de que sus ojos volvieran a brillar de aquella manera intensa. ¿Estaba jugando con ella? ¿Midiéndola? Sintió deseos hasta de gritarle que no le hiciera eso y la besara ya, pero se decantó tan solo por sonreír y volver a beber.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
-Ah, en esto te equivocas, encanto. Verás: el sistema educativo en su afán por hacer parecer poco atractivas a las jóvenes adolescentes para sus iguales logran exactamente el efecto contrario ¿Sabes por qué? Es el misterio. Si una chica pasa por aquí en culos, bueno, la voltearé a ver. Pero en cambio si pasa una con la medida exacta de falda, la moderada dósis de piel que activa la curiosidad... esa, esa es la que tiene el poder absoluto.
De verdad tenía esa teoría, la había discutido con Angus y con Bleek algunas veces, sobre la perfección de ese largo pudibundo de las faldas escolares, lo que apenas podíamos adivinar bajo camisas, chalecos y túnicas. El Uniforme de Beauxbatons tenía el mismo efecto, aunque un poco más efectivo por el asunto de la novedad. Peor aún, mientras menos veíamos a una francesa en su uniforme de cada día, más un objeto ideal se volvía. Las fantasías adolescentes no se nutrían con el exhibicionismo, sino todo lo contrario.
El contacto visual con Milena, o Mila, como ya tenía el bendito permiso de llamarla, era particularmente interesante. Había algo en esas criaturas inusuales y descaradamente magnéticas que las hacía ser bastante transparentes con sus reacciones, aunque suponía que no todas eran iguales. Pero sí que había manera de saber si se le provocaba un efecto a alguna, aunque todavía no la conocía lo suficiente como para saber si el efecto de mi cercanía era bueno o malo. Tampoco era un imbécil, sabía que ella quería ese beso, daba igual si era tanto como yo o no, por que cuando había un acuerdo daba igual quién hubiera pensado por más tiempo en hacerlo.
Estoica y femenina, claro, no iba a buscarlo ella misma. Me gustaba su estilo; había tenido cosas con chicas sexualmente agresivas, y tenía lo suyo, pero siempre prefería sentirme en control aunque fuera un juego más riesgoso por la cuestión de iniciar todos los ataques.
-Pero no me pongas esa cara, me vas a matar ¿Ni siquiera nos hemos terminado el primer trago y ya te decepcionaste de mi?
No fui tan delicado en mi segundo acercamiento, esta vez la tomé un poco por la barbilla para encontrar el ángulo indicado y sí, esta vez la besé. Mis labios sobre los suyos, con calma, entreabriéndolos un poco para darle más carácter a ese beso. No tenía planes de ultrajar su boca como si estuviera en celo, pero tampoco le iba a dar el beso más mustio de su vida, al menos no estaba en mis planes. Y al final no es que lo hubiera pensado mucho, sólo la había besado como mejor me sabía hacer y todo era cuestión de esperar su reacción. Al menos ya sabía que no sería una bofetada.
De verdad tenía esa teoría, la había discutido con Angus y con Bleek algunas veces, sobre la perfección de ese largo pudibundo de las faldas escolares, lo que apenas podíamos adivinar bajo camisas, chalecos y túnicas. El Uniforme de Beauxbatons tenía el mismo efecto, aunque un poco más efectivo por el asunto de la novedad. Peor aún, mientras menos veíamos a una francesa en su uniforme de cada día, más un objeto ideal se volvía. Las fantasías adolescentes no se nutrían con el exhibicionismo, sino todo lo contrario.
El contacto visual con Milena, o Mila, como ya tenía el bendito permiso de llamarla, era particularmente interesante. Había algo en esas criaturas inusuales y descaradamente magnéticas que las hacía ser bastante transparentes con sus reacciones, aunque suponía que no todas eran iguales. Pero sí que había manera de saber si se le provocaba un efecto a alguna, aunque todavía no la conocía lo suficiente como para saber si el efecto de mi cercanía era bueno o malo. Tampoco era un imbécil, sabía que ella quería ese beso, daba igual si era tanto como yo o no, por que cuando había un acuerdo daba igual quién hubiera pensado por más tiempo en hacerlo.
Estoica y femenina, claro, no iba a buscarlo ella misma. Me gustaba su estilo; había tenido cosas con chicas sexualmente agresivas, y tenía lo suyo, pero siempre prefería sentirme en control aunque fuera un juego más riesgoso por la cuestión de iniciar todos los ataques.
-Pero no me pongas esa cara, me vas a matar ¿Ni siquiera nos hemos terminado el primer trago y ya te decepcionaste de mi?
No fui tan delicado en mi segundo acercamiento, esta vez la tomé un poco por la barbilla para encontrar el ángulo indicado y sí, esta vez la besé. Mis labios sobre los suyos, con calma, entreabriéndolos un poco para darle más carácter a ese beso. No tenía planes de ultrajar su boca como si estuviera en celo, pero tampoco le iba a dar el beso más mustio de su vida, al menos no estaba en mis planes. Y al final no es que lo hubiera pensado mucho, sólo la había besado como mejor me sabía hacer y todo era cuestión de esperar su reacción. Al menos ya sabía que no sería una bofetada.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
Por supuesto que no iba a lanzarse ella sobre él en ese momento a reclamar aquel beso que, no dudaba estaba esperando y que de hecho estaba deseando más de lo que habría podido anticipar. No era ya solo por cuestión de educación, de mostrarse femenina y tranquila, no como una desesperada como aquella medio sentada medio montada en el chico de unas mesas más allá. Era en parte que le intrigaba el tratar de descifrar qué quería con eso.
Y con eso se refería al tomarse su tiempo y plantar cara de póker cuando ella ya estaba esperando que la distancia se cerrara entre ellos. Por lo que fuera que quisiera hacer claramente estaba funcionando, y ella se encontraba demasiado interesada en lo que fuera que pasaría. Enarcó una ceja, mirándole con disimulo, prestando repentinamente prestando demasiada atención a su trago, o muy poca a él, dependiendo de la perspectiva. - ¿Qué cara? Esta no es mi cara de duda. - Respondió con una media sonrisa en los labios. Por la magia que lo último que se le venía a la cabeza era "decepción".
Ahora, cuando la tomaba del rostro, no perdió la sonrisa de los labios y antes de inclinar el rostro le miró a los ojos. Era caprichosa, eso lo sabía, y no consentía tener que esperar demasiado por algo que quería, besos incluídos. Le gustó como lo hacía, con calma pero confiado, reclamando un control que a ella no le molestaba el ceder, mucho menos cuando se sentía tan bien. Entreabrió los labios un poco y colocó una mano sobre su cuello. Que no, que abofetearlo no entraba en el plan inmediato.
- Tal vez por eso te perdone la decepción pero no puedo asegurarte nada. - Le dijo bromeando en voz baja al separarse de él, porque eventualmente tendría que hacerlo, no solo por cuestión de etiqueta y no parecerse al par de más allá sino que en algún momento tendría que recordarse de tomar aire. Le miró con algo de complicidad antes de bajar las pestañas y acariciarle muy ligeramente el canto de la mano con apenas la punta de sus dedos. Los gestos sutiles, le parecían, a veces decían mucho más y surgían mejor efecto que el montar un espectáculo de proporciones teatrales.
Se sentía cómoda con él, aunque le parecía que eso era más que obvio. No iba a ponerse a dar de saltos de entusiasmo, pero iba a tener que contarle mucho a Pearlie porque todo iba saliendo, por lo menos hasta ahora, de maravilla. Tomó su bebida y alzó el vaso un poco antes de dar un nuevo trago, el último cuando menos de esa primera ronda.
- ¿Lo ves? Se terminó el primer trago. Tampoco tengo intenciones de matarte, no te preocupes. - Le sacó la lengua antes de reír. No había dejado de acariciarle la mano, apenas un roce suave. Después de un primer beso aquella barrera al contacto física protocolar venía quedando de lo más obsoleto.
- De todas formas procuraré no embriagarme, no vaya a ser que termine accediendo a sacar el uniforme del colegio de mi baul. - Encontraba el bromear con él demasiado natural. Casi tanto como el que ahora era ella quien se recorría apenas un poco para acercarse más a él y besarlo.
Y con eso se refería al tomarse su tiempo y plantar cara de póker cuando ella ya estaba esperando que la distancia se cerrara entre ellos. Por lo que fuera que quisiera hacer claramente estaba funcionando, y ella se encontraba demasiado interesada en lo que fuera que pasaría. Enarcó una ceja, mirándole con disimulo, prestando repentinamente prestando demasiada atención a su trago, o muy poca a él, dependiendo de la perspectiva. - ¿Qué cara? Esta no es mi cara de duda. - Respondió con una media sonrisa en los labios. Por la magia que lo último que se le venía a la cabeza era "decepción".
Ahora, cuando la tomaba del rostro, no perdió la sonrisa de los labios y antes de inclinar el rostro le miró a los ojos. Era caprichosa, eso lo sabía, y no consentía tener que esperar demasiado por algo que quería, besos incluídos. Le gustó como lo hacía, con calma pero confiado, reclamando un control que a ella no le molestaba el ceder, mucho menos cuando se sentía tan bien. Entreabrió los labios un poco y colocó una mano sobre su cuello. Que no, que abofetearlo no entraba en el plan inmediato.
- Tal vez por eso te perdone la decepción pero no puedo asegurarte nada. - Le dijo bromeando en voz baja al separarse de él, porque eventualmente tendría que hacerlo, no solo por cuestión de etiqueta y no parecerse al par de más allá sino que en algún momento tendría que recordarse de tomar aire. Le miró con algo de complicidad antes de bajar las pestañas y acariciarle muy ligeramente el canto de la mano con apenas la punta de sus dedos. Los gestos sutiles, le parecían, a veces decían mucho más y surgían mejor efecto que el montar un espectáculo de proporciones teatrales.
Se sentía cómoda con él, aunque le parecía que eso era más que obvio. No iba a ponerse a dar de saltos de entusiasmo, pero iba a tener que contarle mucho a Pearlie porque todo iba saliendo, por lo menos hasta ahora, de maravilla. Tomó su bebida y alzó el vaso un poco antes de dar un nuevo trago, el último cuando menos de esa primera ronda.
- ¿Lo ves? Se terminó el primer trago. Tampoco tengo intenciones de matarte, no te preocupes. - Le sacó la lengua antes de reír. No había dejado de acariciarle la mano, apenas un roce suave. Después de un primer beso aquella barrera al contacto física protocolar venía quedando de lo más obsoleto.
- De todas formas procuraré no embriagarme, no vaya a ser que termine accediendo a sacar el uniforme del colegio de mi baul. - Encontraba el bromear con él demasiado natural. Casi tanto como el que ahora era ella quien se recorría apenas un poco para acercarse más a él y besarlo.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
-Tendré que estar esforzándome constantemente
Seguí cada uno de los movimientos que precedieron al beso, la verdad no esperaba que ocurriera ninguna fatalidad y me relajé un poco al darme cuenta que la primera incursión en terreno agreste había sido fructífera. También bebí justo después de sentir el roce ligero de su mano contra la mía, lo que me hizo sonreír a medias. Qué iba a decir, yo seguía sintiéndome afortunado de que semejante belleza hubiera salido conmigo, más todavía de que correspondiera un beso y ahora acariciara mi mano, pero una cosa era sentirlo y otra mostrarlo. En bellezas tan acostumbradas a ser idolatradas (no iba a engañarme, esa chica se sabía guapa) había que llevarlo con tranquilidad.
La strongbow se nos terminaba casi al mismo tiempo. Le puse cara de despreocupado negando un poco con la cabeza, no me preocupaba su impulso violento, me preocupaba todo lo contrario. Me había firmemente propuesto llevar las cosas con calma, pero no estaba muy seguro de qué tan constante podía ser con eso, mucho menos cuando seguía tocando mi mano. Y antes de que le pudiera responder a la broma con el charming que tenía ensayado para esa tarde, sin que se notara el ensayo, un beso más.
Esta vez me tomé la libertad de acariciar su cabello con una mano, siguiendo su nuca para besarla con más contundencia quizás de la que había esperado cuando repetía el gesto. Acto seguido hice una seña hacia la barra como si me urgiera otra ronda. Yo también estaba bromeando.
-¿Qué bebes ahora? ¿Un whisky? Ya se, dos whiskys
No tenía intenciones de emborracharla ni de pasar a los spirits tan pronto por que esa decisión nunca me había resultado bien. Y tampoco la idea de proponerle a una chicar ir "a un lugar más tranquilo" después de un beso y nada más, por que nada estaba ganado en ese juego. Al fin correspondí al roce de su mano, tomándola y dándole un beso en el dorso, de esos nada delicados (tampoco le dejé la mano babeada) antes de levantarme para ir otra vez hacia la barra. No, no pedí whisky, regresé en cosa de 5 minutos con un par de cervezas. Newcastle brown ale.
-¿Entonces, Mila? ¿Cuánto falta para que saques ese uniforme del baúl?
Seguí cada uno de los movimientos que precedieron al beso, la verdad no esperaba que ocurriera ninguna fatalidad y me relajé un poco al darme cuenta que la primera incursión en terreno agreste había sido fructífera. También bebí justo después de sentir el roce ligero de su mano contra la mía, lo que me hizo sonreír a medias. Qué iba a decir, yo seguía sintiéndome afortunado de que semejante belleza hubiera salido conmigo, más todavía de que correspondiera un beso y ahora acariciara mi mano, pero una cosa era sentirlo y otra mostrarlo. En bellezas tan acostumbradas a ser idolatradas (no iba a engañarme, esa chica se sabía guapa) había que llevarlo con tranquilidad.
La strongbow se nos terminaba casi al mismo tiempo. Le puse cara de despreocupado negando un poco con la cabeza, no me preocupaba su impulso violento, me preocupaba todo lo contrario. Me había firmemente propuesto llevar las cosas con calma, pero no estaba muy seguro de qué tan constante podía ser con eso, mucho menos cuando seguía tocando mi mano. Y antes de que le pudiera responder a la broma con el charming que tenía ensayado para esa tarde, sin que se notara el ensayo, un beso más.
Esta vez me tomé la libertad de acariciar su cabello con una mano, siguiendo su nuca para besarla con más contundencia quizás de la que había esperado cuando repetía el gesto. Acto seguido hice una seña hacia la barra como si me urgiera otra ronda. Yo también estaba bromeando.
-¿Qué bebes ahora? ¿Un whisky? Ya se, dos whiskys
No tenía intenciones de emborracharla ni de pasar a los spirits tan pronto por que esa decisión nunca me había resultado bien. Y tampoco la idea de proponerle a una chicar ir "a un lugar más tranquilo" después de un beso y nada más, por que nada estaba ganado en ese juego. Al fin correspondí al roce de su mano, tomándola y dándole un beso en el dorso, de esos nada delicados (tampoco le dejé la mano babeada) antes de levantarme para ir otra vez hacia la barra. No, no pedí whisky, regresé en cosa de 5 minutos con un par de cervezas. Newcastle brown ale.
-¿Entonces, Mila? ¿Cuánto falta para que saques ese uniforme del baúl?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
A nadie engañaba diciendo que no había estado esperando ese beso o que no había hecho nada por buscarlo, incluso por provocarlo, pero le gustaba la manera en que se sentían esos dedos pasando por su cabello y sobre todo esos labios sobre los suyos. No tenía pensado que nada estuviera ensayado o que le estuviera costando un poco mantener la calma, pero si había que ser sinceros era ella una persona a que, sí, estaba acostumbrada a que le concedieran sus caprichos casi sin siquiera tener que hacer expresos sus deseos. Así que cualquiera que fuera esa estrategia que usaba de mantener todo tranquilo y casual estaba funcionando para mantener su interés. Lo que en un principio le había intrigado de él era que entre proposiciones indecorosas y una primera conversación quizá un poco sosa la había escogido a ella. Ahora lo que más le llamaba era justo que no actuaba como otros chicos cuando la tenía tan cerca. Pearlie le había dicho que encontraba la insistencia de Crawford halagadora. Pues ella sentía que lo que le parecía más interesante es que Karim no daba señas de querer insistir demasiado, ¿tenía ese algún sentido? Daba igual, ella se entendía sola y nada cambiaba en realidad.
El punto era que se sentía cómoda de poder conversar con él al mismo tiempo que flirteba – porque claro que lo hacía - No se separó demasiado cuando el beso se interrumpía, y sí que se rió cuando le tomaba la mano para besársela así. Tomó la cerveza que le correspondía y le dirigió un breve gracias antes de dirigirle mirarlo divertida.
- No lo sé, ya sabes lo que dicen, una bruja decente nunca saca el disfraz de colegiala durante la primera cita. –
Aunque siendo sinceros jamás se le habría cruzado por la cabeza volver a usar el uniforme azul. Lo guardaba por el valor sentimental, no por nada más, mucho menos por encontrarle ningún valor ni remotamente erótico, pero dejaba entrever que la idea de repetir el salir juntos no le parecía algo lejano.
Se peinó el cabello hacia atrás con los dedos para luego dar el primer trago su cerveza. Se acercó un poco más aunque girando el cuerpo para poder mirarlo de frente. - Ya sé de ti que eres de Hounslow y haces "magia" sacando dinero de las orejas de las personas. También que tus fantasías adolescentes incluyen uniformes escolares, ¿pero qué más debería saber de ti? ¿Cuánto tienes en Brigantia? ¿Es cierto que vives con el chico del bar? No se me ocurren clichés sobre Hogwarts por los qué preguntarte pero cuando me venga uno a la mente estás obligado a contestarme. Ah, mira, otra pregunta, ¿esta música se baila o solo te hace sentir ganas horribles de estar tumbado en una playa? -
El punto era que se sentía cómoda de poder conversar con él al mismo tiempo que flirteba – porque claro que lo hacía - No se separó demasiado cuando el beso se interrumpía, y sí que se rió cuando le tomaba la mano para besársela así. Tomó la cerveza que le correspondía y le dirigió un breve gracias antes de dirigirle mirarlo divertida.
- No lo sé, ya sabes lo que dicen, una bruja decente nunca saca el disfraz de colegiala durante la primera cita. –
Aunque siendo sinceros jamás se le habría cruzado por la cabeza volver a usar el uniforme azul. Lo guardaba por el valor sentimental, no por nada más, mucho menos por encontrarle ningún valor ni remotamente erótico, pero dejaba entrever que la idea de repetir el salir juntos no le parecía algo lejano.
Se peinó el cabello hacia atrás con los dedos para luego dar el primer trago su cerveza. Se acercó un poco más aunque girando el cuerpo para poder mirarlo de frente. - Ya sé de ti que eres de Hounslow y haces "magia" sacando dinero de las orejas de las personas. También que tus fantasías adolescentes incluyen uniformes escolares, ¿pero qué más debería saber de ti? ¿Cuánto tienes en Brigantia? ¿Es cierto que vives con el chico del bar? No se me ocurren clichés sobre Hogwarts por los qué preguntarte pero cuando me venga uno a la mente estás obligado a contestarme. Ah, mira, otra pregunta, ¿esta música se baila o solo te hace sentir ganas horribles de estar tumbado en una playa? -
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Drink Date
Me reí un poco con lo de la bruja decente, pensando que si me gustaba esa rubia además de las razones obvias, que tenían que ver con su magnetismo físico y esa serie de cosas que a muchos volvían locos sin preguntarse por qué... bueno, sonaría descaradamente anticuado, pero una de las razones era que fuera una chica decente. De esas a las que cuesta convencer, conquistar, sacar en una cita. Y ahí estaba, con algunos puntos a mi favor y un segundo trago presentándose en un plano bastante optimista.
También la miré de frente cuando hacía lo mismo conmigo y la escuché, sonriéndome cuando mencionaba lo de Hounslow. Yo mismo le había dicho que era un lugar feo, por que lo era, pero me gustaba mi porción de ciudad y había un par de restaurantes mejores que en cualquier parte del West End. Era curioso que juntara en una frase los pocos datos que daba sobre mi, dándome cuenta que de hecho sabía más bien poco. Y hacía preguntas, lo cuál era bueno, por que denotaba interés. De otro modo se pondría a hablar de ella sin parar.
-En Brigantia un semestre, lo que significa que has sido universitaria por más tiempo que yo. Y sí, Finnerty es mi amigo de toda la vida, mi madre estima a su padre y creo que han sido buenos amigos desde hace muchos años. Y esa música suena mejor con marihuana.
Por que tenía qué decirlo, me había visto en la fiesta de Finnerty y era de esos liberales que pensaban que todo el lío de prohibición de la hierba era una cuestión política arraigada y nada más. El alcohol, al menos en experiencia personal, me había provocado hacer más estupideces. Y hablando de la música, como si lo hubiéramos pedido, ahora ponían a Damien Marley. Me reí un poco y tuve la imperiosa necesidad de acariciar su mejilla primero suavemente, después como si quisiera jalar su cabello aunque por supuesto que no lo hice. Empezaba esa urgencia rara de querer tocarla todo el tiempo, una vez me había "dado permiso".
-¿En qué playas has estado? La miseria de Brighton, donde los Cleverley, no cuenta. Hablo de Playas reales. Yo sólo estuve en Ibiza, aunque siendo mago pude haber ido a Jamaica sin problema... los trasladores me siguen dando un poco de desconfianza.
También la miré de frente cuando hacía lo mismo conmigo y la escuché, sonriéndome cuando mencionaba lo de Hounslow. Yo mismo le había dicho que era un lugar feo, por que lo era, pero me gustaba mi porción de ciudad y había un par de restaurantes mejores que en cualquier parte del West End. Era curioso que juntara en una frase los pocos datos que daba sobre mi, dándome cuenta que de hecho sabía más bien poco. Y hacía preguntas, lo cuál era bueno, por que denotaba interés. De otro modo se pondría a hablar de ella sin parar.
-En Brigantia un semestre, lo que significa que has sido universitaria por más tiempo que yo. Y sí, Finnerty es mi amigo de toda la vida, mi madre estima a su padre y creo que han sido buenos amigos desde hace muchos años. Y esa música suena mejor con marihuana.
Por que tenía qué decirlo, me había visto en la fiesta de Finnerty y era de esos liberales que pensaban que todo el lío de prohibición de la hierba era una cuestión política arraigada y nada más. El alcohol, al menos en experiencia personal, me había provocado hacer más estupideces. Y hablando de la música, como si lo hubiéramos pedido, ahora ponían a Damien Marley. Me reí un poco y tuve la imperiosa necesidad de acariciar su mejilla primero suavemente, después como si quisiera jalar su cabello aunque por supuesto que no lo hice. Empezaba esa urgencia rara de querer tocarla todo el tiempo, una vez me había "dado permiso".
-¿En qué playas has estado? La miseria de Brighton, donde los Cleverley, no cuenta. Hablo de Playas reales. Yo sólo estuve en Ibiza, aunque siendo mago pude haber ido a Jamaica sin problema... los trasladores me siguen dando un poco de desconfianza.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Drink Date
¿En serio un semestre? Ella pensaba que más, aunque sería solo la cuestión de verlo un par de años mayor - que ahí otro detalle, no sabía algo tan básico como exactamente cuantos años tenía, pero al mismo tiempo no era un dato que agregara o quitara mucho al concepto que tenía por él. Se imaginó por un instante haciéndole un interrogatorio de preguntas de lo más absurdas que iban desde su edad hasta color favorito y el escenario le pareció tan ridículamente infantil que mejor se rió. Preguntar ahora y romper con el mood, preguntar después cuando fuera ya quizá demasiado extraño, o mejor darse a la tarea de tratar de descubrir por cuenta propia aquellos vacíos de información que tenía.
- ¿No era eso ilegal? - Se mordió un poco los labios al no sentirse del todo segura sobre si tenía la información correcta o no. Y que ni siquiera estuviera enterada de ello decía de lo poco que conocía sobre el tema. Era cierto, cuando lo conoció fue regalando cigarrillos de marihuana y si bien no le escandalizaba al punto de sentirse incómoda de manera repentina. De cualquier forma, algo había escuchado alguna vez sobre que la planta aquella no era más fuerte que muchas de las pociones que como magos usaban en el día a día. La cuestión era que nunca lo había probado.
Fuera como fuera resultaba complicado ponerse a debatir internamente sobre ello cuando ya se encontraba moviendo los pies al ritmo de la música por debajo de la mesa. Esa canción le provocaba más deseos de bailar que las anteriores y ni qué decir que no era en nada parecido a lo que estaba acostumbrada a escuchar. Tenía que recordar preguntar quién era (aunque poder seguir la letra de lo que cantaba le costaba).
- Te cuento si me enseñas a bailar eso. - Sonriendo le tomó de la mano para que se pusiera en pie, sin tomar en cuenta o no si de hecho aquel sería un lugar para bailar o hacerlo era exponerse al ridículo, pero no le importaba. Lo único que ella quería era pasarlo bien y para su buena suerte, aún quedaba mucha noche por delante.
- ¿No era eso ilegal? - Se mordió un poco los labios al no sentirse del todo segura sobre si tenía la información correcta o no. Y que ni siquiera estuviera enterada de ello decía de lo poco que conocía sobre el tema. Era cierto, cuando lo conoció fue regalando cigarrillos de marihuana y si bien no le escandalizaba al punto de sentirse incómoda de manera repentina. De cualquier forma, algo había escuchado alguna vez sobre que la planta aquella no era más fuerte que muchas de las pociones que como magos usaban en el día a día. La cuestión era que nunca lo había probado.
Fuera como fuera resultaba complicado ponerse a debatir internamente sobre ello cuando ya se encontraba moviendo los pies al ritmo de la música por debajo de la mesa. Esa canción le provocaba más deseos de bailar que las anteriores y ni qué decir que no era en nada parecido a lo que estaba acostumbrada a escuchar. Tenía que recordar preguntar quién era (aunque poder seguir la letra de lo que cantaba le costaba).
- Te cuento si me enseñas a bailar eso. - Sonriendo le tomó de la mano para que se pusiera en pie, sin tomar en cuenta o no si de hecho aquel sería un lugar para bailar o hacerlo era exponerse al ridículo, pero no le importaba. Lo único que ella quería era pasarlo bien y para su buena suerte, aún quedaba mucha noche por delante.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
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