Procastinate.

En realidad para esas horas Alain ya tendría que haber por lo menos empezado una suerte de trabajo o asignación, que al final de cuentas no era tanto así, más que por la nota extra que podía ganar si es que se decidía hacerlo. Pero es que no se podía, habían muchas distracciones que en definitiva eran más interesantes que cosas como el uso de la magia en el lejano oriente en la época de los Samurais y cosas de esas, raras todas pero que eran parte de las cosas que tendría que aprender en su carrera tan amplia de Magia del Mundo. Sin duda no era para todos… pero a ver ¿valía la pena el esfuerzo para ganarse un poco más de nota o así? La respuesta era bastante fácil: No.

Alain se distrajo aquella tarde en medio de algunas otras cosas que le gustaban más, se la pasó escuchando música muggle, que le gustaba mucho, por un buen rato y después a ver si entrenaba un poco de Quidditch. Esto último al final no llegó a llevarse a cabo porque se quedó dormido un rato sin darse cuenta de la hora y perdiendo el sentido del tiempo.

Al despertarse ya era media tarde y pensó en que tendría que buscar algo más que hacer. Trató de hacer ciertos cálculos de donde estarían sus amigos a esas horas y a ver si es que las clases que tenían no se cruzaban con su tiempo libre y le jodían el plan de intentar desanimarlos a que entren a clases o algo así.

Terminó decantándose por otra alternativa, la que le pareció más fácil y cómoda en aquel momento. Solo iría al salón de convivencia de su facultad y esperaría un rato que alguien conocido pasara, por que era obvio que eso iba a pasar. Le apeteció fumar y prendió un par de cigarrillos que se acabaron uno en su habitación y otro antes que pudiera llegar al salón.

Antes de salir igual pensó en llevar algo más, pero es que siempre había algo dentro del salón de convivencia y lugares donde los Arianrhod escondían el licor y cosas así, camufladas casi a la vista. Al final era que no había problema en eso, quedaba media cajetilla y el resto de esa parte logística estaba del todo cubierta.

Pensó que tendría algo más de suerte al llegar pensando que por lo menos habría alguien. Habían varios amigos de la facultad, como Shadow o Loulou que si bien era Cerridwen si solía pasarse con cierta frecuencia por ahí. Y bueno, no, o sea, que si, no era que estuviese completamente desierto o así, había gente pero no los conocía de nada y que parecía que ni habían cruzado saludos en clase o simplemente era que él estaba asistiendo cada vez menos, de cualquier manera era prácticamente irrelevante. Igual, si es que no pasaba nada dentro de algunos minutos pues siempre podría cambiar de planes y decidirse a hacer otra cosa. Se sentó en el sofá a pasar el rato.

Una calada más, una algo mas profunda que lo anterior y a pesar que muchos decían que fumar era solo un vicio y nada más, pues la realidad era que si traía consigo una sensación bastante agradable.

En medio de aquella levísima meditación llena de un ambiente de humo sintió una voz que lo saludaba. Solamente fue al abrir los ojos cuando se dio cuenta quién era. No podía decir que la conocía pero si la había visto, tanto en el colegio como ahora en la universidad y más que por alguna razón también era una colega brigante y Arianrhod para sumarle una coincidencia más a todo.

Al parecer tenía la mirada e intenciones fijas en el cigarrillo. Si, Alain sí había probado de los brownies de la cafetería y sería mentir decir que no eran buenos, pero ¿valía la pena el intercambio que ella proponía? Lo dudaba mucho, sobre todo por que se veía que el francés podría exigir mas que solo el brownie para calmar ese rostro de síndrome de abstinencia imposible de negar que traía la chica, porque seguro que podría darle más. Le causó muchísima gracia la manera en que ella le describió con una metáfora loquísima lo que era su sabor, y se lo pensó, que solo por esa descripción tan original si podría aceptarle el trato. Y bueno, quizás ella sabía donde era que se podían conseguir esos brownies, pero esos que tenían marihuana.

Pero en eso llegó un tipo, que lo reconoció apenas de la fiesta de días atrás en la que había llegado borracho con Aldrich. Que le quitó el brownie a Beatrice por lo que la herramienta de trueque de la rubia ya se había jodido y que también al parecer tenía que hablar algo con él.

Y normal pues, habría que escuchar. Se acercó un poco y en eso empezó. Alain sonrió mientras el Cerridwen hablaba y pues le pareció bastante cómico. Es que le sonó a esas declaraciones de neurosis por celos loquísimos y fuera de control además de tremendo stalker por eso de “¿crees que no te he visto?”, que seguro la intención era un despliegue de territorialidad o algo así pero con todo y todo, la amenaza camuflada se entendía.

Podría haberle explicado ciertas cosas, como que conocía a Pearlie de muchos años antes, que Pearlie era amiguísima de su hermana y varias cosas más pero a él eso no le importaba y no tenía que darle explicaciones. Hasta donde el francés sabía Pearlie no tenía novio ni nada.

-No sé qué habrás visto y no importa. Además que mejor cada quien se ocupa en sus asuntos ¿no?. Las cosas no siempre salen como uno quiere pues-

Y ya, eso que no le agradaba le valía una mierda porque era iluso andar buscando aprobación universal y cosas así. Menos iba a prometer nada.

-¿No sabes donde hay de esos brownies especiales, extraña?-

Si pues, la respuesta de la contraparte fue bastante lógica. Nada. ¿Qué más le podría decir?, ya era un hecho que mucha argumentación no tenía más que la neurosis, hormonas contenidas y alborotadas y demás cosas de esas. En fin, ese tampoco era mucho su problema, rollos ajenos y demás. Más decepción parecía ser la del hecho que no habían de los brownies con extra marihuana que recordaba haber visto a la fiesta en la casa de Finnerty, que de pronto Alain notó que la chica se veía extrañamente alterada por alguna razón de la cual no tenía idea. Sonrió un poco porque si bien la propuesta anterior ya denotaba cierta incapacidad de dejar pasar el característico aroma del cigarrillo sin antojarse, tampoco veía el límite al enfadarse porque ella ya no tenía el artículo de trueque esperado.

En eso llegó Loulou, y sí, él había estado pensando en ella momentos atrás y prácticamente su llegada inesperada bien podía asemejarse a una invocación telepática. De cualquier modo si es que no lo era pues sí que era efecto de la buena fortuna. La había visto en la misma fiesta de los brownies y no llegó a poder hablar bien con ella, aunque vamos, la idea no era hablar precisamente. Más bien era extender la “tradición” que habían tenido ambos desde Hogwarts ahora en tierras brigantiles y seguro que con algunos trucos más incluidos, que vamos, esos dos años en que ella se fue antes le dejaría ahora espacio para sorprenderla.

Claro, que ella venía a entregar volantes de una manifestación o protesta que se iba a dar en los próximos días. Alaín escaneó rápido con la vista el papel que Loulou había entregado y decía algo de hipogrifos y el maltrato al que eran sometidos. Y si, el tema le parecía interesante, pensó en un par de primos que tenía en Francia, los dos mellizos que eran zoólogos mágicos, que se verían particularmente indignadísimos por lo que se comentaba en tal panfleto. El mismo lo estaba y le pareció hasta curioso que no se hubiera enterado antes de ese tema.

-Yo si voy a la protesta, Loulou. Encontrémonos en algún lado antes y vamos ¿puede ser?-

No estaba mal establecerlo a modo de cita previa y ya sea por el hecho de llevar a alguien más a la protesta o por la confianza que había entre los dos pues si, esperaba que aceptara.

Luego de eso la paranoia de adicción de la rubia desconocida llegaba a otros límites cuando lanzó un hechizo bastante cómico y al mismo tiempo desagradable hacia el rostro de Crawford en evidente venganza post brownie. De todos modos ya había encontrado parcialmente su propósito inicial, ver si es que encontraba a alguien. Le pareció ver un besuqueo pero aquello estaba fuera de los límites de algo que le interesara en lo más mínimo así que se paró y se acercó a Loulou para decirle algo así más cerca.

-Pero creo que no estoy del todo convencido. ¿Me explicas más del asunto en privado?-

No era necesaria una lectura entre líneas demasiado profunda, la frasecita era usual desde Hogwarts cuando técnicamente se juntaban para estudiar o alguna tutoría y terminaban en todo menos. Seguro que si se acordaba.