Howl's of oblivion | Af. Élite {+18}

Y parece hacerse eterno. El hielo lo cubre todo y la oscuridad acecha pronto, ya que el sol se suele olvidar de nosotros. Pero la verdad es que, cuando nos recuerda, tiñe nuestros cielos de un naranja ocre precioso, y aviva la sangre de los humanos que vivimos en Howl's of Oblivion.

Subsistimos alejados de todo lo demás, rodeados de la madre naturaleza que necesitamos y nos dio la vida. Los bosques nos abrigan, los lagos nos cercan y las montañas nos cobijan. Y durante muchos tiempo ha sido así. Nos hemos sentido a salvo, protegidos. Convencidos de que nuestras tierras eran seguras,convencidos de que nosotros,como humanos,podíamos domesticarlas.

Alzamos carreteras, alzamos edificios. Hospitales, colegios, mercados. De pronto, nos expandimos. La naturaleza se vio arrinconada, aunque había estado observando recelosa como crecíamos, como ganábamos territorio.

Nuestro pequeño pueblecito ganó turismo. Los glaciares eran hermosos y nuestras tierras también, por eso abrimos los brazos y dimos la bienvenida. Seguimos expandiéndonos, sin parar. Sabíamos que los límites de los bosques estaban ahí, que si subestimábamos a la naturaleza, lo pagaríamos caro.

Pero cerramos los ojos, y así, un día, llegaron los lobos.

19 de Noviembre de 1843, Howl's Of Oblivion, Montana.


La primera batalla de 1843, en la que los cazadores de Howl's Of Oblivion lucharon contra los lobos, todo acabó en una masacre.

Por suerte, el pueblo todavía era demasiado pequeño y la población americana estaba demasiado preocupada por la inminente guerra contra los mexicanos, que quedaba muy lejos de Montana.

En esa terrible carnicería, los cazadores aprendieron que había lobos normales y había lobos no tan normales.

Esos lobos no tan "normales" eran y son en realidad humanos, que tienen el don o la maldición de convertirse en lobos, de manera involuntaria. Son seres mucho más rápidos, más grandes y más fuertes que un lobo normal. Pero sobretodo, más inteligentes y mortíferos. Actúan como lobos, siguen su instinto sin importar nada más y cuando se les dispara o hiere de gravedad adoptan su forma humana en invierno, pero cuando el solsticio de primavera llega, se desprenden de su pelaje y se alzan sobre dos piernas, como humanos.

El clan decidió no confiar el secreto a nadie, y desde aquel instante los cazadores se dedicaron a peinar las salvajes y profundas tierras que les envolvían durante todo el invierno, asegurándose de que los lobos no volvían a entrar nunca más en pleno pueblo. Sin embargo, no sabían en quién confiar, ya que cuando esos monstruos adoptaban la forma humana ya no había manera de seguirlos la pista, salvo por sus ojos.

De padres a hijos pasaron la información, encubriéndose con el oficio de cazadores, o forestales. Los lobos fueron considerados monstruos para los niños y así crecieron.
Hubo varias cacerías, roces, sin embargo, nada serio. El antiguo Alfa sí encontraba divertido y agradable asesinar a humanos, por lo que más de una vez si que fue condenado algún licantropo a morir. Pero la verdad es que los 150 años siguientes a la primera batalla, fueron relativamente tranquilos. Los hombres aprendieron de cosas de los lobos, se hicieron fuertes. Investigaron a los cambiantes y descubrieron que, cuando ya tenían una edad avanzada, no volvían a convertirse en humanos. Eran lobos para siempre, que olvidaban haber sido humanos. Pero eso no quitaba que fuesen igual o más peligrosos todavía. Sin embargo, la tranquilidad reinó.

Hasta que llegó Noviembre de 1993.

Toda una generación de cazadores estaba agitada, pues el invierno recientemente había llegado y la actividad de los bosques se había disparado. Los lobos volvían, tomaban forma y vigilaban al pueblo,más recelosos que nunca. En una partida de exploración, un grupo de cazadores descubrió algo que jamás hubiesen podido imaginar.

Un niño, de cinco o séis años que era criado como un animal más aun en su forma humana.

Los cazadores no eran capaz de explicarlo, como había acabado un niño entre ellos. No sabían que era, si era un lobo o un humano. Tenían que conseguir llegar hasta ese niño, para sacarle información a cerca de la manada con la que se movía, y del alfa, que era particularmente sanguinario.

Tantas dudas exprimían sus corazones que decidieron organizar la partida más grande de caza en casi 150 años.
Pero, lo que menos esperaban ellos, era que toda una manada de licantropos salvajes estaban dispuestos a morir y a matar por proteger a aquel niño, al hijo del alfa. Y no tenían miedo de arrancar cabezas humanas si era necesario.

Mujeres y hombres salieron a los bosques cuando la nieve y el crepúsculo ya caían. Fueron bravos, fueron valientes.
Pero la matanza se iba a producir, y nadie podía pararla.

Murieron muchísimos lobos, y muchísimos hombres y mujeres. Unos de los pocos supervivientes humanos fueron los dos líderes cazadores, Christopher Karem y Jasper Lawrence.
La mujer de Christopher murió en la refriega, y el hermano de Jasper. La matanza se hizo pública, pero como un accidente de caza bastante importante.
La policía estuvo husmeando, por lo que los cazadores dejaron de pisar los bosques durante todo el invierno, para que no se indagase más en el asunto. Sin embargo, la gente del pueblo todavía recuerda aquel accidente y desde entonces, se tiene un gran respeto y temor por el bosque.
Y los lobos tomaron la sabia decisión de pasar lo que quedaba de aquel invierno del 93 en Canadá, para lamerse y curarse las heridas. Adoptaron dos nuevas leyes vitales, cuando se produjo el cambio de Alfa:

"Un humano jamás debe verte en tus dos formas."
"No se mata a humanos a menos que sea cuestión de vida o muerte"

Y casi 20 años han pasado ya. Estamos en 2012 y el verano se acerca a su fatídico fin. Pronto, volverán los lobos y los cazadores deberán volver a hacerles frente. Los humanos han proliferado tanto en nuestro pequeño pueblo que viven ajenos a todo, ajenos al peligro que ronda los límites del bosque. Ajenos a la venganza que muchos planean en sus corazones, ajenos al dolor que provoca esta maldición. Pero la centenaria lucha con los lobos nunca acabará, nunca desaparecerán de nuestras tierras, aunque ellos no lo sepan y haya más de un loco dispuesto a exterminarlos.

Recientemente, un senderista desapareció en el glacial. La alarma se disparó para los cazadores y los ambientes están turbios, pues nadie se fía de nadie. Los hijos quieren honrar a sus padres con la caza y los lobos solo quieren sobrevivir y ser exculpados. Los humanos empiezan a sospechar y una sombra tenebrosa se alza en el horizonte.

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