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Mochi 餅
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Mochi 餅
Ocurría con todas las ciudades cosmopolitas: siempre había un lugar donde uno podía si no bien sentirse en su país, al menos recordar lo que se sentía en cierta medida. Habiéndome después de dos semestres acostumbrado a ver el disipado estilo de vida de los universitarios, sentía que hasta cierto punto adaptarse no estaba mal, y había de vez en cuando qué tomar un respiro. Ese respiro, claro, estaba siempre meticulosamente planeado para que no obstruyera con ninguna obligación importante.
Tenía relativamente poco de conocer a Rang, pero podría ya considerarla una amiga, sobre todo por que el tiempo que pasábamos dedicados a la facultad y sus estudios nos había hecho algo cercanos aunque al principio la convivencia fuera prácticamente de cuerpo presente y al menos yo, hubiera tardado cosa de una semana en hacerle una plática decente. Era una chica muy dulce, muy estudiosa y quizás algo ingénua, pero ese era un juicio especulativo, por que había muchas cosas que no sabía de ella, sobre todo por pasar casi todo el tiempo hablando de cuestiones académicas.
Así que tomando en cuenta que faltaba un buen rato para las evaluaciones de semestre, que era fin de semana y que tenía ganas de un buen postre japonés, decidí invitarla a Minamoto Kitchoan, una tienda muggle (claro) de repostería japonesa, en pleno centro de la ciudad. No sabía qué tanto se manejaba en el mundo muggle así que en vez de correr riesgos innecesarios le dije que nos viéramos en Diagon, por ser un vínculo fácil entre el mundo mágico y el muggle y además por quedar bastante cerca de nuestro destino. A mi no me molestaba caminar, y esperaba que a Rang tampoco.
Tenía muchas cosas en la mente, cosas que no sólo incluían las últimas pociones que habíamos investigado en la clase del decano Immëndorff o las nuevas teorías introducidas por McCreary. El asunto era que Haruka me había escrito recientemente contándome sus planes de estudiar en Brigantia, lo que se me hacía sospechoso para la manera en que se había manejado el último año. Por supuesto que la animé a hacerlo, pero algo dentro de todo eso me seguía pareciendo raro y no había dejado de pensar en eso.
El feo hábito de fumar, que no se me había quitado llegando a Inglaterra (de hecho, había empeorado), parecía no molestar a los magos tanto como a los muggles, por que mientras esperaba me fumaba un cigarrillo sin que nadie hiciera malas caras.
Tenía relativamente poco de conocer a Rang, pero podría ya considerarla una amiga, sobre todo por que el tiempo que pasábamos dedicados a la facultad y sus estudios nos había hecho algo cercanos aunque al principio la convivencia fuera prácticamente de cuerpo presente y al menos yo, hubiera tardado cosa de una semana en hacerle una plática decente. Era una chica muy dulce, muy estudiosa y quizás algo ingénua, pero ese era un juicio especulativo, por que había muchas cosas que no sabía de ella, sobre todo por pasar casi todo el tiempo hablando de cuestiones académicas.
Así que tomando en cuenta que faltaba un buen rato para las evaluaciones de semestre, que era fin de semana y que tenía ganas de un buen postre japonés, decidí invitarla a Minamoto Kitchoan, una tienda muggle (claro) de repostería japonesa, en pleno centro de la ciudad. No sabía qué tanto se manejaba en el mundo muggle así que en vez de correr riesgos innecesarios le dije que nos viéramos en Diagon, por ser un vínculo fácil entre el mundo mágico y el muggle y además por quedar bastante cerca de nuestro destino. A mi no me molestaba caminar, y esperaba que a Rang tampoco.
Tenía muchas cosas en la mente, cosas que no sólo incluían las últimas pociones que habíamos investigado en la clase del decano Immëndorff o las nuevas teorías introducidas por McCreary. El asunto era que Haruka me había escrito recientemente contándome sus planes de estudiar en Brigantia, lo que se me hacía sospechoso para la manera en que se había manejado el último año. Por supuesto que la animé a hacerlo, pero algo dentro de todo eso me seguía pareciendo raro y no había dejado de pensar en eso.
El feo hábito de fumar, que no se me había quitado llegando a Inglaterra (de hecho, había empeorado), parecía no molestar a los magos tanto como a los muggles, por que mientras esperaba me fumaba un cigarrillo sin que nadie hiciera malas caras.
Akira Oishi- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 10/10/2012
Edad : 37
Localización : Yokohama
Re: Mochi 餅
Cuando Akira le propuso pasar un ratito juntos el fin de semana, aceptó enseguida gustosa; sobre todo cuando le había dicho como dato, que irían a un sitio de comida tradicional japonesa, mas concretamente de dulces. A la coreana le gustaban mucho los dulces, y mas aún, las comidas que no eran tan grasientas y poco sanas; las comidas de su continente oriental, al menos con las comidas que ella misma había tratado, siempre habían sido de sobra de su agrado; sin tanta hamburguesa tamaño gigante ni comidas con mas calorías que sabor.
La cuestión era que se había despistado un poquito en el escaparate de la librería Flourish y Blotts; Park aún no se podía aparecer, y tuvo que utilizar la chimenea que siempre se utilizaba en la zona, en el Caldero Chorreante, para después seguir el camino hasta el punto de encuentro que habían acordado. Pero aquél nuevo libro que sus ojos no evitaron ver le abstrajo durante unos cinco minutitos en los que ella misma estuvo debatiéndose internamente, frente al escaparate; de si sería buena idea o no comprarlo. Un libro nuevo sobre medimagia, con un apartado especial aplicado a criaturas mágicas... ¡casi sonaba a que era un sueño hecho realidad!
Tras mirar de tener el dinero suficiente, entró rápido y lo compró, después echando a correr, con el libro entre los brazos, hacia Oishi.
- ¡Lo siento! - Le dijo una vez estuvo frente a él, haciendo un par de profundas reverencias frente a él. - Yo... llegue con algo de tiempo, pero como aún no puedo aparecerme y tuve que cruzar todo el callejón... vi este libro y no pude evitar comprarlo... - Le dijo enseñándoselo, poniéndolo justo delante de su propio rostro, apenas dejándose ver los ojos y la portada del libro.
Suspiró un poquito y tras asegurarse de que lo vio, lo guardó en la mochila, regalándole una tierna sonrisa. - ¿Dónde vamos a ir? ¿Está aquí mismo o tendremos que ir a japon? Algún día me gustaría volver... era un sitio muy animado. - Sonrió un poquito y se llevó la manita en puño a los labios. Ya empezaba a hablar mas de la cuenta. - Lo siento. - Musitó poniendo morritos, haciendo una leve reverencia con la cabeza, una leve inclinación.
En ese momento reparó en que el chico estaba fumando, y puso morritos. Al parecer a todos los chicos que conocía y les podía llegar a caer bien, fumaban. - Oishi... no deberías de fumar, no es bueno para la salud. Siendo estudiante de medimagia deberías de saberlo. - Musitó un poquito; se lo acababa de decir, y no lo repetiría más.
Negó un poquito con la cabeza y en un gesto casi inconsciente, fue a llevar la mano a la de él para ir a cogerla, pero a tiempo se dio cuenta de ello,y simplemente llevó las manos a las asas de la mochila para tener las manos ocupadas; su primo ya le había dicho en alguna ocasión que tenía que quitarse esa manía, que si era con él no importaba por que eran primos, pero que no era normal que hiciese aquello con nadie más. Tradiciones... pero claro, ella apenas estaba siempre con su primo y bueno... se acostumbró a algo poco o mas bien nada adecuado.
Volvió la vista hacia el japones y le sonrió. - ¡Yo te sigo!
La cuestión era que se había despistado un poquito en el escaparate de la librería Flourish y Blotts; Park aún no se podía aparecer, y tuvo que utilizar la chimenea que siempre se utilizaba en la zona, en el Caldero Chorreante, para después seguir el camino hasta el punto de encuentro que habían acordado. Pero aquél nuevo libro que sus ojos no evitaron ver le abstrajo durante unos cinco minutitos en los que ella misma estuvo debatiéndose internamente, frente al escaparate; de si sería buena idea o no comprarlo. Un libro nuevo sobre medimagia, con un apartado especial aplicado a criaturas mágicas... ¡casi sonaba a que era un sueño hecho realidad!
Tras mirar de tener el dinero suficiente, entró rápido y lo compró, después echando a correr, con el libro entre los brazos, hacia Oishi.
- ¡Lo siento! - Le dijo una vez estuvo frente a él, haciendo un par de profundas reverencias frente a él. - Yo... llegue con algo de tiempo, pero como aún no puedo aparecerme y tuve que cruzar todo el callejón... vi este libro y no pude evitar comprarlo... - Le dijo enseñándoselo, poniéndolo justo delante de su propio rostro, apenas dejándose ver los ojos y la portada del libro.
Suspiró un poquito y tras asegurarse de que lo vio, lo guardó en la mochila, regalándole una tierna sonrisa. - ¿Dónde vamos a ir? ¿Está aquí mismo o tendremos que ir a japon? Algún día me gustaría volver... era un sitio muy animado. - Sonrió un poquito y se llevó la manita en puño a los labios. Ya empezaba a hablar mas de la cuenta. - Lo siento. - Musitó poniendo morritos, haciendo una leve reverencia con la cabeza, una leve inclinación.
En ese momento reparó en que el chico estaba fumando, y puso morritos. Al parecer a todos los chicos que conocía y les podía llegar a caer bien, fumaban. - Oishi... no deberías de fumar, no es bueno para la salud. Siendo estudiante de medimagia deberías de saberlo. - Musitó un poquito; se lo acababa de decir, y no lo repetiría más.
Negó un poquito con la cabeza y en un gesto casi inconsciente, fue a llevar la mano a la de él para ir a cogerla, pero a tiempo se dio cuenta de ello,y simplemente llevó las manos a las asas de la mochila para tener las manos ocupadas; su primo ya le había dicho en alguna ocasión que tenía que quitarse esa manía, que si era con él no importaba por que eran primos, pero que no era normal que hiciese aquello con nadie más. Tradiciones... pero claro, ella apenas estaba siempre con su primo y bueno... se acostumbró a algo poco o mas bien nada adecuado.
Volvió la vista hacia el japones y le sonrió. - ¡Yo te sigo!
Park Hye Rang- Mensajes : 327
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Edad : 29
Re: Mochi 餅
-¿Todavía disculpándote por hablar? debes quitarte ese vicio. Al menos conmigo
Apagué el cigarrillo antes de responder a cualquiera de sus preguntas, después de mirar el libro que había comprado. Yo mismo lo había mirado cuando pasé por el escaparate de dicha tienda pero quizás era un poco más pragmático y menos impulsivo que Rang, impulsivo incluso al inofensivo nivel de comprar libros.
Tenía muy claro que fumar era un vicio desagradable, que me hacía tener que tomar cuidados extra para no tener los dientes amarillos y demás, pero siempre lo había considerado una especie de escape para todas las cosas que a veces me frustraban y no me permitía exteriorizar, al menos no con todo el mundo. Le sonreí a medias y arrugué la naríz como diciendo que lo sabía, lo tenía más que claro, pero había ciertas cosas a las que todavía no tenía ganas de renunciar. Claro, no me iba a poner a argumentar en favor de mis vicios, por que si los tenía finalmente tampoco eran parte de una decisión consciente. Primero Rang tomaba brevemente mi mano, cosa que no me incomodaba ni me sorprendia por que ya la había visto hacerlo, aunque al parecer se estaba quitando esa costumbre.
-No me atrevo a hacer trasladores al Japón tan seguido. Pero en algún momento podías ir ¿Conociste Yokohama o sólo Tokyo?
Tuvimos que cruzar esa taberna oscura y famosa por alguna razón llamado el Caldero Chorreante, quizás sólo por ser el vínculo entre Charing Cross y Diagon Alley. Tuve que tocar la espalda de Rang un par de veces para guiarla; no la subestimaba, si había estado en Tokyo entonces no la intimidaría una ciudad grande, pero Charing Cross estaba particularmente llena ese día, y se me ocurrió que la mejor idea para llegar a Picadilly era atravesar el Soho y el barrio chino.
-Sigo esperando que el decano Immëndorff acepte nuestra propuesta de poner un comedor. No es que no me guste la comida que preparan en Brigantia, pero extraño ciertas cosas. Bueno, la verdad no me gusta la comida de Brigantia. Ni en Inglaterra.
Apagué el cigarrillo antes de responder a cualquiera de sus preguntas, después de mirar el libro que había comprado. Yo mismo lo había mirado cuando pasé por el escaparate de dicha tienda pero quizás era un poco más pragmático y menos impulsivo que Rang, impulsivo incluso al inofensivo nivel de comprar libros.
Tenía muy claro que fumar era un vicio desagradable, que me hacía tener que tomar cuidados extra para no tener los dientes amarillos y demás, pero siempre lo había considerado una especie de escape para todas las cosas que a veces me frustraban y no me permitía exteriorizar, al menos no con todo el mundo. Le sonreí a medias y arrugué la naríz como diciendo que lo sabía, lo tenía más que claro, pero había ciertas cosas a las que todavía no tenía ganas de renunciar. Claro, no me iba a poner a argumentar en favor de mis vicios, por que si los tenía finalmente tampoco eran parte de una decisión consciente. Primero Rang tomaba brevemente mi mano, cosa que no me incomodaba ni me sorprendia por que ya la había visto hacerlo, aunque al parecer se estaba quitando esa costumbre.
-No me atrevo a hacer trasladores al Japón tan seguido. Pero en algún momento podías ir ¿Conociste Yokohama o sólo Tokyo?
Tuvimos que cruzar esa taberna oscura y famosa por alguna razón llamado el Caldero Chorreante, quizás sólo por ser el vínculo entre Charing Cross y Diagon Alley. Tuve que tocar la espalda de Rang un par de veces para guiarla; no la subestimaba, si había estado en Tokyo entonces no la intimidaría una ciudad grande, pero Charing Cross estaba particularmente llena ese día, y se me ocurrió que la mejor idea para llegar a Picadilly era atravesar el Soho y el barrio chino.
-Sigo esperando que el decano Immëndorff acepte nuestra propuesta de poner un comedor. No es que no me guste la comida que preparan en Brigantia, pero extraño ciertas cosas. Bueno, la verdad no me gusta la comida de Brigantia. Ni en Inglaterra.
Akira Oishi- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 10/10/2012
Edad : 37
Localización : Yokohama
Re: Mochi 餅
Le sonrió tiernamente al escuchar como le decía aquello de que no tenía que disculparse por hablar, y simplemente asintiendo a sus palabras, sin perder aquel gesto, siguieron con lo propio.
Tras rectificar el gesto de coger la mano del japones y apartarla de seguido, viendo que él no parecía incomodo por aquello, le hizo suspirar un poquito y sonreír de forma tonta; no se había enfadado por eso, eso era algo bueno, era agradable ver que por aquél inocente gesto no empezaban a mirarle mal o a gritarle incluso. El problema llegó cuando ya no estuvieron por aquella zona; se arrepentía de no haberse cogido de la mano de Akira, se sentía como si de un momento a otro, con tanta gente, se fuera a perder y no sabría volver.
- La verdad... solo he estado en Tokyo, aunque también fui un par de días con mi primo a Honshu. - Le sonrió un poquito, agarrándose en algún que otro momento a la parte baja de la camiseta de él, al filo apenas, no queriendo molestar, para evitar separarse de él ya que, como antes había dicho, temía perderse en un sitio en el que antes nunca había estado, no sola, y menos aun teniendo en cuenta que no tenía el permiso para andar apareciendose. - El castillo medieval de allí era muy bonito, fue agradable poder verlo por dentro. - Le sonrió de nuevo y suspiró un poco, recordando.
Mientras caminaban por aquellas calles, bastante abarrotadas de gente, la coreana lanzaba alguna que otra mirada a los puestecitos callejeros que había por ahí, curioseando con la mirada, poniendo morritos en alguna ocasión, escuchando después como Oishi volvía a dirigirse a ella, clavando los ojos en los de él.
- Si... a mi tampoco me gusta mucho la comida de aquí... es bastante... poco sana. - Asintió un poco. - No suelo comer mucho en general, pero varias veces en la escuela y ahora en la universidad, apenas como algo de arroz cuando hay y un poquito más... suelo preferir comida mas adecuada para una dieta saludable... - Se encogió un poquito de hombros y sonrió, riéndose. - Sería muy divertido que aceptasen eso, así podría cocinarte alguna cosa alguna vez si quisieras probarlo. - Le comentó, sonriéndole. - Aunque también me gusta mucho hacer dulcecitos. - Le miraba de reojo mientas seguían caminando. - Suelo hacerlos chiquitos, de los que se pueden comer en un bocado... son muy bonitos y yo creo que me salen ricos...
Puso un poquito morros y le miró. - Siempre podríamos hasta turnarnos para cocinar algo rico y compartirlo. - Dijo simplemente como un comentario aleatorio, riéndose, haciendo un gestito con la cabeza de que lo olvidase.
Tras rectificar el gesto de coger la mano del japones y apartarla de seguido, viendo que él no parecía incomodo por aquello, le hizo suspirar un poquito y sonreír de forma tonta; no se había enfadado por eso, eso era algo bueno, era agradable ver que por aquél inocente gesto no empezaban a mirarle mal o a gritarle incluso. El problema llegó cuando ya no estuvieron por aquella zona; se arrepentía de no haberse cogido de la mano de Akira, se sentía como si de un momento a otro, con tanta gente, se fuera a perder y no sabría volver.
- La verdad... solo he estado en Tokyo, aunque también fui un par de días con mi primo a Honshu. - Le sonrió un poquito, agarrándose en algún que otro momento a la parte baja de la camiseta de él, al filo apenas, no queriendo molestar, para evitar separarse de él ya que, como antes había dicho, temía perderse en un sitio en el que antes nunca había estado, no sola, y menos aun teniendo en cuenta que no tenía el permiso para andar apareciendose. - El castillo medieval de allí era muy bonito, fue agradable poder verlo por dentro. - Le sonrió de nuevo y suspiró un poco, recordando.
Mientras caminaban por aquellas calles, bastante abarrotadas de gente, la coreana lanzaba alguna que otra mirada a los puestecitos callejeros que había por ahí, curioseando con la mirada, poniendo morritos en alguna ocasión, escuchando después como Oishi volvía a dirigirse a ella, clavando los ojos en los de él.
- Si... a mi tampoco me gusta mucho la comida de aquí... es bastante... poco sana. - Asintió un poco. - No suelo comer mucho en general, pero varias veces en la escuela y ahora en la universidad, apenas como algo de arroz cuando hay y un poquito más... suelo preferir comida mas adecuada para una dieta saludable... - Se encogió un poquito de hombros y sonrió, riéndose. - Sería muy divertido que aceptasen eso, así podría cocinarte alguna cosa alguna vez si quisieras probarlo. - Le comentó, sonriéndole. - Aunque también me gusta mucho hacer dulcecitos. - Le miraba de reojo mientas seguían caminando. - Suelo hacerlos chiquitos, de los que se pueden comer en un bocado... son muy bonitos y yo creo que me salen ricos...
Puso un poquito morros y le miró. - Siempre podríamos hasta turnarnos para cocinar algo rico y compartirlo. - Dijo simplemente como un comentario aleatorio, riéndose, haciendo un gestito con la cabeza de que lo olvidase.
Park Hye Rang- Mensajes : 327
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Edad : 29
Re: Mochi 餅
-¿Sí? Los castillos samuáis son lo más aburrido del mundo. Sólo hay galerías llenas de sables. Y de sables, y de katanas, y de las fotografías de todos los descendientes de algún guerrero. Y sables.
Me gustaba la arquitectura, por cierto, pero Rang lo sabía ya, que era bastante entusiasta al respecto, y de hecho con poca gente hablaba de cosas no precisamente buenas de mi país, pero eso daba igual. Cierto grado de confianza que tenía con la coreana le daba el privilegio de escucharme decir que los castillos samuráis eran aburridos en su interior.
-Bueno, hay cosas no tan poco sanas, pero de todos modos no me he hecho fan. Y tienes que comer más, como estudiante de medimagia deberías saberlo.
Le devolví el regaño pero a manera de broma, hasta me reí un poco y puse una mano en su hombro para que caminara por delante de lo que parecían unos entusiastas turistas en Londres, deteniéndose a cada momento en las tiendas de souvenirs de Charing Cross, que abandonamos pronto. Apenas entrar al barrio chino pudimos caminar con un poco más de tranquilidad aunque también era una zona muy concurrida, sobre todo en los alrededores de los restaurantes más famosos. Podía leer algunos kanjis en los puestos de alrededor, aunque si escuchaba hablar a un chino, naturalmente, no iba a entender nada.
-Y sí, definitivamente. Voy a presionar más al decano hasta que terminen echándome de Brigantia por acoso... mientras tanto podríamos improvisar, aunque no sería lo mismo. Da la vuelta aquí.
Le dije de nuevo indicándole la dirección con los hombros. No estábamos pasando por las calles más llenas por que Oxford Street me parecía insufrible y ni siquiera podría medio conversar yendo por ahí preocupado en no perder a Rang o no chocar con el montón de gente que siempre había en esa calle. Estábamos a unos diez minutos de nuestro destino, y la verdad era que no había prisa así que caminé un poco más lento una vez salimos del barrio chino. El Soho era bastante tranquilo por las tardes, aunque fuera una historia muy distinta por las noches con todos esos lugares con banderas de arcoiris, peepshows y shows de strippers. Nada parecido a la salida más inocente del mundo, en busca de dulces japoneses.
-¿Qué tal llevas estos días? Creo que teníamos toda la semana sin hablar. Supongo que has estado ocupada.
Me gustaba la arquitectura, por cierto, pero Rang lo sabía ya, que era bastante entusiasta al respecto, y de hecho con poca gente hablaba de cosas no precisamente buenas de mi país, pero eso daba igual. Cierto grado de confianza que tenía con la coreana le daba el privilegio de escucharme decir que los castillos samuráis eran aburridos en su interior.
-Bueno, hay cosas no tan poco sanas, pero de todos modos no me he hecho fan. Y tienes que comer más, como estudiante de medimagia deberías saberlo.
Le devolví el regaño pero a manera de broma, hasta me reí un poco y puse una mano en su hombro para que caminara por delante de lo que parecían unos entusiastas turistas en Londres, deteniéndose a cada momento en las tiendas de souvenirs de Charing Cross, que abandonamos pronto. Apenas entrar al barrio chino pudimos caminar con un poco más de tranquilidad aunque también era una zona muy concurrida, sobre todo en los alrededores de los restaurantes más famosos. Podía leer algunos kanjis en los puestos de alrededor, aunque si escuchaba hablar a un chino, naturalmente, no iba a entender nada.
-Y sí, definitivamente. Voy a presionar más al decano hasta que terminen echándome de Brigantia por acoso... mientras tanto podríamos improvisar, aunque no sería lo mismo. Da la vuelta aquí.
Le dije de nuevo indicándole la dirección con los hombros. No estábamos pasando por las calles más llenas por que Oxford Street me parecía insufrible y ni siquiera podría medio conversar yendo por ahí preocupado en no perder a Rang o no chocar con el montón de gente que siempre había en esa calle. Estábamos a unos diez minutos de nuestro destino, y la verdad era que no había prisa así que caminé un poco más lento una vez salimos del barrio chino. El Soho era bastante tranquilo por las tardes, aunque fuera una historia muy distinta por las noches con todos esos lugares con banderas de arcoiris, peepshows y shows de strippers. Nada parecido a la salida más inocente del mundo, en busca de dulces japoneses.
-¿Qué tal llevas estos días? Creo que teníamos toda la semana sin hablar. Supongo que has estado ocupada.
Akira Oishi- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 10/10/2012
Edad : 37
Localización : Yokohama
Re: Mochi 餅
Se rió un poquito y negó con la cabeza. - Era todo tan... imperial. - Le dijo tras escuchar lo que Oishi tenía que decir de que eran aburridos por dentro, sacándole la lengua y riéndose, suspirando un poquito. - Creo que si algún día descubro cuando es tu cumpleaños ya sabré que regalarte: un sable. - Volvió a reír un poquito, viendo como el asiático sonreía, siguiendo tranquilamente juntos el viaje hacia su destino.
Cuando escuchó su reproche puso un poco morritos y se miró a si misma, después mirándolo a él. - Como lo suficiente y necesario para no enfermar, no como comida de más, así que ya se que es lo que como y cuanto. - Le sacó la lengua y suspiró, caminando entre la multitud de gente que había allí.
Se dejó arrimar un poco a él para no perderse, notando la mano de Akira en su hombro, caminando mirando hacia todas partes con ciertas ganas de conocer toda aquella zona, al menos con la vista; era bastante llamativa a decir verdad, incluso podría decirse que se parecía a ciertas zonas comerciales de su propio país.
Se rió con lo que su amigo dijo de que pudiesen echarle por acoso y negó con la cabeza. - Yo te apoyaré. - Dijo segura de ello. - Si quieres incluso puedo ir contigo a pedírselo. - Con tal de colaborar y ayudar, estaba bien. Aunque últimamente tenía la sensación de que no valía para ello, por lo que según dijo aquello negó con la cabeza. - Será mejor que vayas tu solo, o sino seguro que por ir con una niña no te harán mucho caso.
Suspiró y siguió hablando. - Si alguna vez te apetece probar algo de comida coreana podría ir a mi casa, prepararla y volver a la escuela con comida para los dos. - Le sonrió. - Me gusta cocinar, ya te lo dije.
Giró según el gesto del japones y cuando notó como aminoraba el paso, ella hizo lo mismo, aprovechando aquél paseo para quedarse un poquito distraída, pensando, pero sin darle demasiado tiempo a abstraerse. Alzó la vista del suelo para clavarla en los ojos de él. - La verdad es que me he pasado toda la semana aprovechando bien el tiempo con los estudios. - Le sonrió de forma algo mas amplia de como ya sonreía de antemano. - Apenas acababa las clases iba a mi habitación a prepararme aún mas las clases y otras asignaturas que me parecen curiosas o incluso muy útiles para la medimagia y la zoología. - Se rió un poquito y se llevó el dedo indice a los labios, pensativa. - Umm... ¿en esa tienda a la que vamos, podría comprar algunos dulces para llevármelos? - Le preguntó con un tono ligeramente infantil. Probablemente le fuesen a gustar, a ella le solían gustar todos los dulces... además, quería tener algo de azúcar en el cuarto por si se ponía algo tristona tratar de animare (o algo) y de paso, para darle un pedacito muy chiquito a su puffskein, que últimamente no le daba ningún premio, y había estado haciéndole mucha compañía en esos días que se había pasado casi todo el día encerrada.
Antes de que Akira pudiese decir nada la chica se le adelantó. - Y no, no engordaré por comer tantos dulces. - Le dijo por si acaso iba a comentar algo de eso.
Cuando escuchó su reproche puso un poco morritos y se miró a si misma, después mirándolo a él. - Como lo suficiente y necesario para no enfermar, no como comida de más, así que ya se que es lo que como y cuanto. - Le sacó la lengua y suspiró, caminando entre la multitud de gente que había allí.
Se dejó arrimar un poco a él para no perderse, notando la mano de Akira en su hombro, caminando mirando hacia todas partes con ciertas ganas de conocer toda aquella zona, al menos con la vista; era bastante llamativa a decir verdad, incluso podría decirse que se parecía a ciertas zonas comerciales de su propio país.
Se rió con lo que su amigo dijo de que pudiesen echarle por acoso y negó con la cabeza. - Yo te apoyaré. - Dijo segura de ello. - Si quieres incluso puedo ir contigo a pedírselo. - Con tal de colaborar y ayudar, estaba bien. Aunque últimamente tenía la sensación de que no valía para ello, por lo que según dijo aquello negó con la cabeza. - Será mejor que vayas tu solo, o sino seguro que por ir con una niña no te harán mucho caso.
Suspiró y siguió hablando. - Si alguna vez te apetece probar algo de comida coreana podría ir a mi casa, prepararla y volver a la escuela con comida para los dos. - Le sonrió. - Me gusta cocinar, ya te lo dije.
Giró según el gesto del japones y cuando notó como aminoraba el paso, ella hizo lo mismo, aprovechando aquél paseo para quedarse un poquito distraída, pensando, pero sin darle demasiado tiempo a abstraerse. Alzó la vista del suelo para clavarla en los ojos de él. - La verdad es que me he pasado toda la semana aprovechando bien el tiempo con los estudios. - Le sonrió de forma algo mas amplia de como ya sonreía de antemano. - Apenas acababa las clases iba a mi habitación a prepararme aún mas las clases y otras asignaturas que me parecen curiosas o incluso muy útiles para la medimagia y la zoología. - Se rió un poquito y se llevó el dedo indice a los labios, pensativa. - Umm... ¿en esa tienda a la que vamos, podría comprar algunos dulces para llevármelos? - Le preguntó con un tono ligeramente infantil. Probablemente le fuesen a gustar, a ella le solían gustar todos los dulces... además, quería tener algo de azúcar en el cuarto por si se ponía algo tristona tratar de animare (o algo) y de paso, para darle un pedacito muy chiquito a su puffskein, que últimamente no le daba ningún premio, y había estado haciéndole mucha compañía en esos días que se había pasado casi todo el día encerrada.
Antes de que Akira pudiese decir nada la chica se le adelantó. - Y no, no engordaré por comer tantos dulces. - Le dijo por si acaso iba a comentar algo de eso.
Park Hye Rang- Mensajes : 327
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Edad : 29
Re: Mochi 餅
Me hacía un poco de gracia la literalidad con que Rang se tomaba muchas cosas; algunos lo tacharían de falta de sentido del humor, y sí, lo era, pero tampoco era una característica que me molestara, menos cuando sacaba la lengua.
-Eres estudiante matriculada ¿No? ¿Por qué no habría de contar tu petición?
Le agradecí la invitación a su casa con una leve reverencia, moviendo la cabeza un poco hacia adelante. Seguía siendo desconfiado con los trasladores a larga distancia pero siempre eran una buena posibilidad, quizás para las vacaciones de invierno. Planeaba regresar a Japón y bueno, la distancia entre mi país y el suyo era mucho más corta que entre Brigantia y Corea. Las calles ya mucho más silenciosas se prestaban más para charlar, y aún quedaban alrededor de diez minutos antes de llegar a Picadilly.
-Sí, hay cosas para llevar, pero ya sabes, no puedes guardarlas por mucho tiempo, son dulces algo... delicados. En fin, deberías inventar un buen hechizo para preservarlos, entre tanto estudio encontarás alguna manera de hacerlo. Yo también he estado muy metido en las asignaturas, todo lo referente al movimiento del cuerpo me fascina, los muggles llamarían kinesiología a esa especialidad, es básicamente lo mismo, pero muchos pensaron que ese tema había sido aburrido. Yo que sé, me gustó. Oye ¿Qué tanto extrañas tu casa? ¿No has tenido problemas con eso?
Sabía que Rang era un poco más joven que la mayoría de los que estábamos ahí y a veces me preocupara que fuera una barrera social, entre otras tantas por que al parecer la chica no era el alma de la fiesta. Yo tampoco lo era, ni por asomo, pero aún así me preocupaba un tanto que pudiera tender a aislarse, por que de eso nunca resultaba nada bueno.
Y también pensé que para engordar tendría que comerse cincuenta dulces diarios por un mes o algo así, por que estaba hecha un fideo, pero eso no se lo dije. Las mujeres solían ser susceptibles con los comentarios sobre su físico y más valía andar con cuidado. Ya había metido la pata suficientes veces diciendo cosas así, había aprendido la lección.
-Eres estudiante matriculada ¿No? ¿Por qué no habría de contar tu petición?
Le agradecí la invitación a su casa con una leve reverencia, moviendo la cabeza un poco hacia adelante. Seguía siendo desconfiado con los trasladores a larga distancia pero siempre eran una buena posibilidad, quizás para las vacaciones de invierno. Planeaba regresar a Japón y bueno, la distancia entre mi país y el suyo era mucho más corta que entre Brigantia y Corea. Las calles ya mucho más silenciosas se prestaban más para charlar, y aún quedaban alrededor de diez minutos antes de llegar a Picadilly.
-Sí, hay cosas para llevar, pero ya sabes, no puedes guardarlas por mucho tiempo, son dulces algo... delicados. En fin, deberías inventar un buen hechizo para preservarlos, entre tanto estudio encontarás alguna manera de hacerlo. Yo también he estado muy metido en las asignaturas, todo lo referente al movimiento del cuerpo me fascina, los muggles llamarían kinesiología a esa especialidad, es básicamente lo mismo, pero muchos pensaron que ese tema había sido aburrido. Yo que sé, me gustó. Oye ¿Qué tanto extrañas tu casa? ¿No has tenido problemas con eso?
Sabía que Rang era un poco más joven que la mayoría de los que estábamos ahí y a veces me preocupara que fuera una barrera social, entre otras tantas por que al parecer la chica no era el alma de la fiesta. Yo tampoco lo era, ni por asomo, pero aún así me preocupaba un tanto que pudiera tender a aislarse, por que de eso nunca resultaba nada bueno.
Y también pensé que para engordar tendría que comerse cincuenta dulces diarios por un mes o algo así, por que estaba hecha un fideo, pero eso no se lo dije. Las mujeres solían ser susceptibles con los comentarios sobre su físico y más valía andar con cuidado. Ya había metido la pata suficientes veces diciendo cosas así, había aprendido la lección.
Akira Oishi- Mensajes : 21
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Localización : Yokohama
Re: Mochi 餅
Asintió un poquito con la cabeza y suspiró. - Si, pero no sé. - No iba a ponerse a contarle a Akira que se había pasado aquellos días a parte de estudiando, pensando que no era buena para mas cosas que no fuera para estudiar; por lo que en ese momento no creía que su petición fuese a darse por válida o cualquier cosa. Negó con la cabecita y suspiró, mirándole un poquito de reojo, sonriéndole de forma tierna.
Caminaron por un ratito mas en el que fueron hablando de cosas aleatorias, haciendo algún que otro comentario sobre alguna cosa que veían, en un principio siendo Rang la que comentaba cuando algo le llamaba algo la atención y se lo enseñaba a Akira de lejos, apenas señalando un poquito, con disimulo, por no tener pocos modales. A fin de cuentas, señalar era algo de mala educación, y ella de eso tenía bastante, al igual que toda su familia.
Asintió un poquito con la cabeza y suspiró, sonriendo levemente. Llevaría algunos dulces, no muchos por que sino, como le había dicho Oishi, se podrían poner malos, y sobre todo eso no era algo que ella quería. Elegiría bien que dulces se llevaría... Entonces sus pensamientos azucarados se desviaron a la pregunta que acababa de formularle el japones, haciéndola suspirar un poquito. - Bueno... siempre que tengo algo de tiempo y mis papás o mi primo no están ocupados, puedo ir a visitarles a casa utilizando alguna chimenea. - Sonrió tiernamente, mirándole a los ojos. - Mis papás suelen estar ocupados con sus trabajos, y ahora mi primo como está aprendiendo el mismo ofició que mi papá, también está últimamente ocupado... pero bueno, así yo puedo prepararme mejor mis estudios. - Terminó por decir y adelantó un par de pasitos al chico, girándose para mirarle fijamente a los ojos, con los brazos hacia atrás, con las manos entrelazadas en su propia espalda.
- Está todo bien, suelo mandarle lechuzas a mi familia de continuo para saber si están bien y contarles un poquito de mis notas. - Se encogió de hombros y caminó un poquito de espaldas, ladeando un poco la cabeza sin quitarle la vista de encima. - En Hogwarts tampoco podía verles muy a menudo, así que supongo que me acostumbré. - Aunque no es que estuviese mucho con ellos aún sin estar en la escuela por los trabajos de sus padres, como ya había comentado antes. Eran unas personas bastante ocupadas en sus trabajos.
Dejó de caminar hacia atrás y agachó la cabecita, quedándose mirando al suelo medio haciendo un pucherito. Llevaba unos días que tenía muchas ganas de ir a casa para poder estar con sus papás o al menos con su primo, para distraerse... pero no había podido ser, por los estudios, las clases y esas cositas.
¡Ya! ¡Animarse, animarse! Alzó de nuevo el rostro hacia Oishi y le sonrió un poquito, suavemente. - ¿Seguimos? - No quería ponerse mal, no tenía por que. - Venga, venga. - Ahora si, estiró una de sus manos hacia una de las del japones y cogió su mano, caminando un poquito, tirando de él, aunque realmente no supiera hacia donde tenían que ir.
- ¡De todo lo que estamos tardando me da hambre!
Caminaron por un ratito mas en el que fueron hablando de cosas aleatorias, haciendo algún que otro comentario sobre alguna cosa que veían, en un principio siendo Rang la que comentaba cuando algo le llamaba algo la atención y se lo enseñaba a Akira de lejos, apenas señalando un poquito, con disimulo, por no tener pocos modales. A fin de cuentas, señalar era algo de mala educación, y ella de eso tenía bastante, al igual que toda su familia.
Asintió un poquito con la cabeza y suspiró, sonriendo levemente. Llevaría algunos dulces, no muchos por que sino, como le había dicho Oishi, se podrían poner malos, y sobre todo eso no era algo que ella quería. Elegiría bien que dulces se llevaría... Entonces sus pensamientos azucarados se desviaron a la pregunta que acababa de formularle el japones, haciéndola suspirar un poquito. - Bueno... siempre que tengo algo de tiempo y mis papás o mi primo no están ocupados, puedo ir a visitarles a casa utilizando alguna chimenea. - Sonrió tiernamente, mirándole a los ojos. - Mis papás suelen estar ocupados con sus trabajos, y ahora mi primo como está aprendiendo el mismo ofició que mi papá, también está últimamente ocupado... pero bueno, así yo puedo prepararme mejor mis estudios. - Terminó por decir y adelantó un par de pasitos al chico, girándose para mirarle fijamente a los ojos, con los brazos hacia atrás, con las manos entrelazadas en su propia espalda.
- Está todo bien, suelo mandarle lechuzas a mi familia de continuo para saber si están bien y contarles un poquito de mis notas. - Se encogió de hombros y caminó un poquito de espaldas, ladeando un poco la cabeza sin quitarle la vista de encima. - En Hogwarts tampoco podía verles muy a menudo, así que supongo que me acostumbré. - Aunque no es que estuviese mucho con ellos aún sin estar en la escuela por los trabajos de sus padres, como ya había comentado antes. Eran unas personas bastante ocupadas en sus trabajos.
Dejó de caminar hacia atrás y agachó la cabecita, quedándose mirando al suelo medio haciendo un pucherito. Llevaba unos días que tenía muchas ganas de ir a casa para poder estar con sus papás o al menos con su primo, para distraerse... pero no había podido ser, por los estudios, las clases y esas cositas.
¡Ya! ¡Animarse, animarse! Alzó de nuevo el rostro hacia Oishi y le sonrió un poquito, suavemente. - ¿Seguimos? - No quería ponerse mal, no tenía por que. - Venga, venga. - Ahora si, estiró una de sus manos hacia una de las del japones y cogió su mano, caminando un poquito, tirando de él, aunque realmente no supiera hacia donde tenían que ir.
- ¡De todo lo que estamos tardando me da hambre!
Park Hye Rang- Mensajes : 327
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