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.Asilo.
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.Asilo.
Todo había ido a mal vertiginosamente de pronto. Florence no había estado muy al corriente de lo sucedido con el licántropo hasta que le rogó a sus abuelos que le contaran. La urgencia por saber tenía que ver con Aquila, porque no por nada habían sido amigas de tantos años. La conocía, no había secretos entre ellas, ni siquiera ese que tan bien había intentado ocultar sobre el licántropo, aunque Florence no se había empeñado en cuestionarla, tal vez por un extraño respeto mutuo y silencioso que se tenían.
Había sido el elfo doméstico de Holland quien había dicho sobre la visita de Aquila, pero lo habían comprobado torturando a Angus hasta sus propios límites y Angus había terminado confesando sus sentimientos hacia ella, y aunque no la había delatado tal cual respecto a que Aquila había intentado ayudarlo, para Holland no había hecho falta más para montar en cólera y unir los puntos sobre la visita de Aquila a su casa. Un obliviate para el licántropo y luego habían buscado a Aquila.
Holland la había sacado de su casa, sin explicaciones a sus padres y en la misma mazmorra de su hogar donde había tenido a Angus, la había torturado también, le había llamado traidora y la había hecho gritar. Florence, junto con otros, había escuchado estoicamente desde el piso superior. El daño irremediable estaba hecho.
A mitad de la noche de luna llena, Holland estaba en Brigantia, los otros se habían ido y Florence estaba en su casa, escuchando a sus abuelos hablar sobre el posible escándalo o bien, las maneras en que los Lillyvick intentarían esconderlo. También hablaron sobre las posibilidades de hacerle a Aquila un obliviate intenso y que todo fuera olvidado y perdonado por el bien social. Florence apoyó esa idea, no quería que Aquila terminara mal. Pero luego, en su cama, dio muchas vueltas pensando en lo mucho que quería a su amiga y que nunca había hecho nada a la ligera. Algo debía ser real, ¿y a ella que le correspondía?.
Fue hasta la casa de Holland, donde tenía cierta confianza. Le aplicó rápidamente al elfo un confundus antes de que el maldito actuara, algo que fue relativamente fácil porque le tenía confianza. De otro modo, de haber sido más lenta, estaría acabada. Bajó hasta donde estaba Aquila. No lloraba de verla tan mal porque siempre había sido fuerte, pero le costaba mucho trabajo pensar en lo mucho que podía estar doliéndole, no solo físicamente.
-Eres una idiota, ¿lo sabes?. Pero voy a sacarte de aquí.
Podía ella también ser una idiota por estar arriesgándose así por ella, pero era lo que debía hacer. Tantos años siendo amigas no se pagaban ante la sociedad, se respetaban ante ellas mismas, nada más. Con muchos hechizos de por medio, logró deshacerla de sus cadenas y sacarla con mucho cuidado, levitando, de ese lugar horrible.
Al estar en el exterior se puso un antifaz adaptable que le cubrió toda la cara, que había llevado en el bolsillo de su túnica como prevención. Hizo un traslador y pidió a toda la magia que Aquila llegara bien.
Sabía cuál era la casa de los Finnerty porque una vez, un novio suyo la había obligado a acompañarlo por unos pastelillos de Brownstein como encargo de su madre. También cruzaba los dedos para que siguieran viviendo ahí.
-No les digas quién lo hizo, los meterás en problemas. ¿Entiendes? Holland sabe que lo delataste con Finnerty porque él gritó su nombre. Le borró parte de la memoria luego de que lo torturaron. No hagas más idioteces, nos condenarás a todos.
Respiró profundo y tocó la puerta. Estaba cometiendo la locura de su vida y sabía que su locura podía devenir en error, pero lo haría de todos modos. Tocó la puerta y dejó a Aquila suavemente en el suelo. Le besó la frente y le dijo que la quería. No le quedaba más que eso, para irse y esconderse en el espacio entre esa casa y la vecina, para esperar a que los Finnerty abrieran o no.
Había sido el elfo doméstico de Holland quien había dicho sobre la visita de Aquila, pero lo habían comprobado torturando a Angus hasta sus propios límites y Angus había terminado confesando sus sentimientos hacia ella, y aunque no la había delatado tal cual respecto a que Aquila había intentado ayudarlo, para Holland no había hecho falta más para montar en cólera y unir los puntos sobre la visita de Aquila a su casa. Un obliviate para el licántropo y luego habían buscado a Aquila.
Holland la había sacado de su casa, sin explicaciones a sus padres y en la misma mazmorra de su hogar donde había tenido a Angus, la había torturado también, le había llamado traidora y la había hecho gritar. Florence, junto con otros, había escuchado estoicamente desde el piso superior. El daño irremediable estaba hecho.
A mitad de la noche de luna llena, Holland estaba en Brigantia, los otros se habían ido y Florence estaba en su casa, escuchando a sus abuelos hablar sobre el posible escándalo o bien, las maneras en que los Lillyvick intentarían esconderlo. También hablaron sobre las posibilidades de hacerle a Aquila un obliviate intenso y que todo fuera olvidado y perdonado por el bien social. Florence apoyó esa idea, no quería que Aquila terminara mal. Pero luego, en su cama, dio muchas vueltas pensando en lo mucho que quería a su amiga y que nunca había hecho nada a la ligera. Algo debía ser real, ¿y a ella que le correspondía?.
Fue hasta la casa de Holland, donde tenía cierta confianza. Le aplicó rápidamente al elfo un confundus antes de que el maldito actuara, algo que fue relativamente fácil porque le tenía confianza. De otro modo, de haber sido más lenta, estaría acabada. Bajó hasta donde estaba Aquila. No lloraba de verla tan mal porque siempre había sido fuerte, pero le costaba mucho trabajo pensar en lo mucho que podía estar doliéndole, no solo físicamente.
-Eres una idiota, ¿lo sabes?. Pero voy a sacarte de aquí.
Podía ella también ser una idiota por estar arriesgándose así por ella, pero era lo que debía hacer. Tantos años siendo amigas no se pagaban ante la sociedad, se respetaban ante ellas mismas, nada más. Con muchos hechizos de por medio, logró deshacerla de sus cadenas y sacarla con mucho cuidado, levitando, de ese lugar horrible.
Al estar en el exterior se puso un antifaz adaptable que le cubrió toda la cara, que había llevado en el bolsillo de su túnica como prevención. Hizo un traslador y pidió a toda la magia que Aquila llegara bien.
Sabía cuál era la casa de los Finnerty porque una vez, un novio suyo la había obligado a acompañarlo por unos pastelillos de Brownstein como encargo de su madre. También cruzaba los dedos para que siguieran viviendo ahí.
-No les digas quién lo hizo, los meterás en problemas. ¿Entiendes? Holland sabe que lo delataste con Finnerty porque él gritó su nombre. Le borró parte de la memoria luego de que lo torturaron. No hagas más idioteces, nos condenarás a todos.
Respiró profundo y tocó la puerta. Estaba cometiendo la locura de su vida y sabía que su locura podía devenir en error, pero lo haría de todos modos. Tocó la puerta y dejó a Aquila suavemente en el suelo. Le besó la frente y le dijo que la quería. No le quedaba más que eso, para irse y esconderse en el espacio entre esa casa y la vecina, para esperar a que los Finnerty abrieran o no.
Florence Sangster- Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 21/09/2012
Re: .Asilo.
Florence, junto con Pearlie, eran las personas en las que más confiaba, aunque Milena estaba próxima a llegar a esos niveles. Aún así, a pesar de todo lo que las unía, de los años que habían pasado juntas confiándose prácticamente todo, jamás la hubiera creído capaz de hacer lo que estaba haciendo. Pensó que luego de eso no había salida, y si Holland la tenía ahí era por que sus padres lo habían permitido, incluso alentado.
No quería pensar en la cara de su madre al enterarse, en Octavian y mucho menos en Jeremiah. Todo estaba demasiado hecho mierda, y lo que menos le dolía era estar ahí, haber aguantado a Holland furioso, tener un golpe en la mejilla que no recordaba haberse hecho y varios pequeños cortes en el empeine de los pies que le escocían demasiado. De verdad, el dolor físico era al menos el incentivo para saber que estaba viva, aunque eso la llenaba de angustia. No sabía qué había ocurrido con Angus en esa luna llena, a dónde lo habían llevado, si seguía vivo. Finalmente le costó darse cuenta que lo que más la intranquilizaba era no saber eso, más allá de su compromiso, de todo lo que tenía qué hacer por su apellido.
Apenas pudo murmurar algo cuando Florence le decía que era una idiota. Le hubiera gustado sonreírle pero al menos le quedaba el consuelo de que sabía que ella nunca actuaba por capricho, a pesar de la apariencia que daba al mundo. Siempre había hecho lo que le decían, había obedecido y portádose a la altura aunque se mostrara ante los demás como alguien que hacía su parecer o de lo contrario con berrinches lograba sus fines. Era más complicado que eso.
-¿Qué...? ¿Lo torturaron?
Fue lo que preguntó cuando escuchó las palabras de Florence, a quien reconocía sólo por su voz. Había roto a llorar como niña escuchando eso sin saber dónde estaba, si seguía en casa de Holland y a dónde la llevaba. Seguía sintiendo un punzante dolor de cabeza como si se hubiera golpeado repetidas veces con algo. Todavía llorando alcanzó a acariciar su cabello después de que le dijera que la quería, y por supuesto que no iba a decir nada, no tenía la menor razón para hacerlo. Sentía que volvía a quedarse dormida, aunque no era un sueño apacible sino una pesadez incontrolable, el poco llanto que había sacado la agotaba demasiado y sólo podía pensar en Angus, en las cosas horribles que le habían ocurrido.
Después vendría todo lo demás.
No quería pensar en la cara de su madre al enterarse, en Octavian y mucho menos en Jeremiah. Todo estaba demasiado hecho mierda, y lo que menos le dolía era estar ahí, haber aguantado a Holland furioso, tener un golpe en la mejilla que no recordaba haberse hecho y varios pequeños cortes en el empeine de los pies que le escocían demasiado. De verdad, el dolor físico era al menos el incentivo para saber que estaba viva, aunque eso la llenaba de angustia. No sabía qué había ocurrido con Angus en esa luna llena, a dónde lo habían llevado, si seguía vivo. Finalmente le costó darse cuenta que lo que más la intranquilizaba era no saber eso, más allá de su compromiso, de todo lo que tenía qué hacer por su apellido.
Apenas pudo murmurar algo cuando Florence le decía que era una idiota. Le hubiera gustado sonreírle pero al menos le quedaba el consuelo de que sabía que ella nunca actuaba por capricho, a pesar de la apariencia que daba al mundo. Siempre había hecho lo que le decían, había obedecido y portádose a la altura aunque se mostrara ante los demás como alguien que hacía su parecer o de lo contrario con berrinches lograba sus fines. Era más complicado que eso.
-¿Qué...? ¿Lo torturaron?
Fue lo que preguntó cuando escuchó las palabras de Florence, a quien reconocía sólo por su voz. Había roto a llorar como niña escuchando eso sin saber dónde estaba, si seguía en casa de Holland y a dónde la llevaba. Seguía sintiendo un punzante dolor de cabeza como si se hubiera golpeado repetidas veces con algo. Todavía llorando alcanzó a acariciar su cabello después de que le dijera que la quería, y por supuesto que no iba a decir nada, no tenía la menor razón para hacerlo. Sentía que volvía a quedarse dormida, aunque no era un sueño apacible sino una pesadez incontrolable, el poco llanto que había sacado la agotaba demasiado y sólo podía pensar en Angus, en las cosas horribles que le habían ocurrido.
Después vendría todo lo demás.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Fue Peach la que abrió la puerta. Se le notaba descompuesta como nunca. Controlar a su papá esa noche había sido particularmente difícil y habían terminado por lanzarle un desmaius conjunto entre ella y su madre para que pudieran encerrarlo antes de la luna llena, porque se había puesto como loco gritando que quería encontrar a su hijo, que lo iba a ayudar, que no importaba nada. Angus nunca se les había perdido, su mamá siempre lo había cuidado mucho, ella también. No tenían con él historias de “se me perdió en Hogsmeade” o “se me perdió entre los pasillos del Tesco”, precisamente por su licantropía, siempre habían sido absurdamente cuidadosos. Era de esperarse que David estuviera así, incluso había olvidado tomarse la matalobos.
Y tuvo que quedarse a hacerle compañía a su madre mientras el tío Joachim y otros investigaban sobre Angus. Al escuchar la puerta, Peach se levantó como un resorte esperando que fueran noticias, pero se quedó completamente pasmada cuando vio que se trataba de nada más y nada menos que Aquila Lillyvick, a la que le costó reconocer porque estaba toda maltrecha. Aquila nunca había sido alguien que le agradara y de hecho, había intentado hacer caso omiso de los chismes que decían que su hermano estaba medio imbécil por ella. Peach no había ido a las fiestas ni a nada por estar estudiando arduamente para unas pruebas.
-¡MAMÁ, AYÚDAME!
No lo pensó ni un segundo, podía odiar a la mujer esa pero era –o pretendía ser- medimaga, era su deber. Birdie acudió a ayudarla y juntas la llevaron a la cama de la habitación de Peach. Tenía las manos temblorosas y lloraba de vez en cuando porque todo lo que pasaba solo eran malas señales pero hizo todo lo que estaba en sus manos para curar las heridas de Aquila y aminorar sus golpes, irónicamente, justo como hacía con su padre y su hermano a la mañana siguiente de la luna llena.
No tuvo tiempo de preguntarle ni decirle nada, porque le dio una poción para que se durmiera mientras ella y Birdie se quedaban en el comedor, sentadas, esperando noticias. David salió de su encierro a la mañana siguiente y Ayres llegó con noticias. Cuando les contó lo de Brigantia, Su padre montó en cólera y se fue a saber donde. Más angustia. Unas horas después, llegó Angus. Peach no sabía si Aquila ya había despertado.
Lo recibió con una bofetada, luego con lágrimas y un abrazo. Estaba lleno de sangre, de tierra y olía a muerte. ¿Por qué nadie lo había ayudado? ¿Dónde había estado? ¿No había ido a San Mungo?.
-Angus, Angus…dinos qué pasó. Por favor.
Pero todos tenían el mismo miedo de saberlo.
Y tuvo que quedarse a hacerle compañía a su madre mientras el tío Joachim y otros investigaban sobre Angus. Al escuchar la puerta, Peach se levantó como un resorte esperando que fueran noticias, pero se quedó completamente pasmada cuando vio que se trataba de nada más y nada menos que Aquila Lillyvick, a la que le costó reconocer porque estaba toda maltrecha. Aquila nunca había sido alguien que le agradara y de hecho, había intentado hacer caso omiso de los chismes que decían que su hermano estaba medio imbécil por ella. Peach no había ido a las fiestas ni a nada por estar estudiando arduamente para unas pruebas.
-¡MAMÁ, AYÚDAME!
No lo pensó ni un segundo, podía odiar a la mujer esa pero era –o pretendía ser- medimaga, era su deber. Birdie acudió a ayudarla y juntas la llevaron a la cama de la habitación de Peach. Tenía las manos temblorosas y lloraba de vez en cuando porque todo lo que pasaba solo eran malas señales pero hizo todo lo que estaba en sus manos para curar las heridas de Aquila y aminorar sus golpes, irónicamente, justo como hacía con su padre y su hermano a la mañana siguiente de la luna llena.
No tuvo tiempo de preguntarle ni decirle nada, porque le dio una poción para que se durmiera mientras ella y Birdie se quedaban en el comedor, sentadas, esperando noticias. David salió de su encierro a la mañana siguiente y Ayres llegó con noticias. Cuando les contó lo de Brigantia, Su padre montó en cólera y se fue a saber donde. Más angustia. Unas horas después, llegó Angus. Peach no sabía si Aquila ya había despertado.
Lo recibió con una bofetada, luego con lágrimas y un abrazo. Estaba lleno de sangre, de tierra y olía a muerte. ¿Por qué nadie lo había ayudado? ¿Dónde había estado? ¿No había ido a San Mungo?.
-Angus, Angus…dinos qué pasó. Por favor.
Pero todos tenían el mismo miedo de saberlo.
Peach Finnerty- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 16/10/2012
Re: .Asilo.
Angus podía decir, oficialmente, que su vida era una mierda. Antes no lo había pensado, con todo y la licantropía, porque había aprendido a vivir con ella, pero ahora se daba cuenta de por qué era una maldición. No por el dolor físico de las transformaciones, sino por ese significado de no poder reconocer ni a tu mejor amigo cuando estabas transformado, y por el daño que se podía causar bajo el influjo de la luna llena. Había escuchado historias, pero vivirlo no era lo mismo, nunca se imaginó tener que hacerlo.
Lo de Dan lo estaba matando. Sobretodo porque no lo estaban metiendo a Azkaban aunque el decano Suberland le había advertido que lo estarían vigilando de cerca porque el misterio no estaba resuelto. No dudaba que perdería su trabajo o que empezarían a pedir su cabeza, pero no le importaba. Estaba en un estado en blanco. Llegó a su casa sin saber bien cómo, acto mecánico de su cerebro reptil. Reconoció a Peach y su cachetada lo hizo regresar a la vida. -Peaches…-Le dijo mirándola a los ojos y luego se soltó a llorar con ella.
Sentía que no podía mirar a su mamá, que estaba avergonzado, que todo era su culpa como le había sugerido Bleeker, por confiar, por no cuidarse y no responsabilizarse de lo que era. Nunca debió haber olvidado lo que era, nunca lo olvidaría más.
-Lo maté mamá, fue mi culpa.-Le dijo dejando caer su cuerpo en una de las sillas del comedor, cubriéndose la cara sin ver a su mamá a la cara. Quería llorar otra vez. -A Dan, a Dan Cleverley. Era mi amigo, Bleeker era mi amigo. Y Regina, casi mato a Regina. Casi mato a Regina.-Nunca en toda la vida se había sentido tan miserable como en ese momento. -Está muerto y yo no estoy en Azkaban aunque todos saben que lo hice porque no estaba consciente, porque soy un hombre lobo. No puedo vivir con eso. Mamá, no puedo vivir con eso.
Se limpió las lágrimas, no sabía que podía llorar así, pero era obvio que lo estuviera haciendo. Se sentía un asco de persona, de animal. No quería permanecer así, le dolía mucho todo. Claro que Aquila se le había pasado por la mente, pero sus pensamientos y recuerdos eran confusos. No sabía que estaba solo a unos pasos de él y nadie hasta el momento había dicho nada.
Lo de Dan lo estaba matando. Sobretodo porque no lo estaban metiendo a Azkaban aunque el decano Suberland le había advertido que lo estarían vigilando de cerca porque el misterio no estaba resuelto. No dudaba que perdería su trabajo o que empezarían a pedir su cabeza, pero no le importaba. Estaba en un estado en blanco. Llegó a su casa sin saber bien cómo, acto mecánico de su cerebro reptil. Reconoció a Peach y su cachetada lo hizo regresar a la vida. -Peaches…-Le dijo mirándola a los ojos y luego se soltó a llorar con ella.
Sentía que no podía mirar a su mamá, que estaba avergonzado, que todo era su culpa como le había sugerido Bleeker, por confiar, por no cuidarse y no responsabilizarse de lo que era. Nunca debió haber olvidado lo que era, nunca lo olvidaría más.
-Lo maté mamá, fue mi culpa.-Le dijo dejando caer su cuerpo en una de las sillas del comedor, cubriéndose la cara sin ver a su mamá a la cara. Quería llorar otra vez. -A Dan, a Dan Cleverley. Era mi amigo, Bleeker era mi amigo. Y Regina, casi mato a Regina. Casi mato a Regina.-Nunca en toda la vida se había sentido tan miserable como en ese momento. -Está muerto y yo no estoy en Azkaban aunque todos saben que lo hice porque no estaba consciente, porque soy un hombre lobo. No puedo vivir con eso. Mamá, no puedo vivir con eso.
Se limpió las lágrimas, no sabía que podía llorar así, pero era obvio que lo estuviera haciendo. Se sentía un asco de persona, de animal. No quería permanecer así, le dolía mucho todo. Claro que Aquila se le había pasado por la mente, pero sus pensamientos y recuerdos eran confusos. No sabía que estaba solo a unos pasos de él y nadie hasta el momento había dicho nada.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
Se había dormido, naturalmente, aunque no podía decir que hubiera estado en absoluto estado de inconciencia. Reconoció entre sueños a la hermana de Angus y supo a dónde la había llevado Florence. Estar ahí era una fuerte declaración sobre lo que había hecho, o sea, renunciar a los suyos. Jamás se hubiera creído capaz, pero ahí estaba, y veía difícil que Madonna Lillyvick la acogiera de nuevo en su hogar después de estar ahí, después de lo que había hecho. En un par de días, su vida se planteaba como algo completamente diferente.
Se vio en una habitación pequeña, demasiado femenina y ordenada, en ese sentido parecida a la suya. Se había despertado un segundo sintiendo que sus heridas ya no escocían tanto, pero aún aturdida. Estirando la mano hacia una mesa de noche donde había un par de esculturitas se había vuelto a quedar dormida hasta que despertó de un sobresalto. Precisamente por haber escuchado ruido. Antes, el lugar donde estaba había sido apacible, y al no querer hablar con ninguna de las Finnerty que seguro la odiaban tanto como su hermano en ese momento, fingió seguir dormida. Pero al escuchar su voz de lejos no pudo seguir haciéndolo; estaba ahí, lo sabía. Estaba vivo.
Se levantó descalza mirando su ropa sucia y maltratada en una silla, reflejándose en un espejo, hecha una mierda, con los resquicios de las ondas con las que se peinaba cada día, algunas manchas de tierra, de maquillaje, de quién sabe qué cosa, la mejilla hinchada, abierta y amoratada. Le dolió caminar tan rápido pero dio igual, guiándose por su intuición para ir escaleras abajo. Le dolía el cuerpo, le dolía todo, se le cerraba la garganta de ganas de llorar pero lo vio ahí, limpiándose lágrimas también y no pudo contenerse. Ni siquiera sabía que llevaba puesto, algo como un camisón corto que seguro era de su hermana.
-¡Angus! ¡Angus...!
No se le ocurrió más que repetir su nombre por que quería agradecer que estaba vivo aunque para él seguro todo era peor que nunca. Fue hasta él, casi corriendo como una loca; seguía sintiéndose en ese delirio incesante en que se había metido desde que lo fue a buscar a casa de Holland, olvidándose de todo. Se acuclilló a su altura y lo tomó por el rostro, por que no podía pensar en nada más que en que estaba ahí, lo tenía enfrente y estaba vivo. No quería ni imaginar por lo que había pasado, por lo que estaba pasando.
-Perdóname, perdóname... todo fue mi culpa, no pude sacarte de ahí, ni negarme, soy una cobarde, perdóname...
Se lo dijo mirándolo a los ojos, con esa intensidad que adquirían cuando decía las cosas muy en serio, ese brillo extraño e inexplicable que ahora tenía un aire demasiado trágico tomando en cuenta su rostro maltrecho, su cabello fuera de lugar, las ojeras. Ni siquiera le había importado estar haciendo una escena frente a su familia. Estaba vivo.
Se vio en una habitación pequeña, demasiado femenina y ordenada, en ese sentido parecida a la suya. Se había despertado un segundo sintiendo que sus heridas ya no escocían tanto, pero aún aturdida. Estirando la mano hacia una mesa de noche donde había un par de esculturitas se había vuelto a quedar dormida hasta que despertó de un sobresalto. Precisamente por haber escuchado ruido. Antes, el lugar donde estaba había sido apacible, y al no querer hablar con ninguna de las Finnerty que seguro la odiaban tanto como su hermano en ese momento, fingió seguir dormida. Pero al escuchar su voz de lejos no pudo seguir haciéndolo; estaba ahí, lo sabía. Estaba vivo.
Se levantó descalza mirando su ropa sucia y maltratada en una silla, reflejándose en un espejo, hecha una mierda, con los resquicios de las ondas con las que se peinaba cada día, algunas manchas de tierra, de maquillaje, de quién sabe qué cosa, la mejilla hinchada, abierta y amoratada. Le dolió caminar tan rápido pero dio igual, guiándose por su intuición para ir escaleras abajo. Le dolía el cuerpo, le dolía todo, se le cerraba la garganta de ganas de llorar pero lo vio ahí, limpiándose lágrimas también y no pudo contenerse. Ni siquiera sabía que llevaba puesto, algo como un camisón corto que seguro era de su hermana.
-¡Angus! ¡Angus...!
No se le ocurrió más que repetir su nombre por que quería agradecer que estaba vivo aunque para él seguro todo era peor que nunca. Fue hasta él, casi corriendo como una loca; seguía sintiéndose en ese delirio incesante en que se había metido desde que lo fue a buscar a casa de Holland, olvidándose de todo. Se acuclilló a su altura y lo tomó por el rostro, por que no podía pensar en nada más que en que estaba ahí, lo tenía enfrente y estaba vivo. No quería ni imaginar por lo que había pasado, por lo que estaba pasando.
-Perdóname, perdóname... todo fue mi culpa, no pude sacarte de ahí, ni negarme, soy una cobarde, perdóname...
Se lo dijo mirándolo a los ojos, con esa intensidad que adquirían cuando decía las cosas muy en serio, ese brillo extraño e inexplicable que ahora tenía un aire demasiado trágico tomando en cuenta su rostro maltrecho, su cabello fuera de lugar, las ojeras. Ni siquiera le había importado estar haciendo una escena frente a su familia. Estaba vivo.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Angus reconoció la voz de Aquila de inmediato, la tenía demasiado metida en la cabeza como para no hacerlo. Levantó la vista hacia ella con sorpresa, la vio golpeada, con una pijama de Peaches y se sintió muy confundido.Estaba comenzando a odiar esa sensación de no entender nada, todo pasaba muy rápido. Tenía pocas certezas de lo que había pasado y eran que Aquila le había puesto una trampa pero luego había intentado ayudarlo, que Loreen estaba viva y que Dan estaba muerto. No recordaba la tortura de Holland para sacarle información sobre ella, ni recordaba que ella lo había delatado. Todo era desastroso y él no sabía cómo arreglarlo.
La miró boquiabierto y su primera inexplicable reacción fue limpiarse las lágrimas como si temiera que lo viera en ese estado. Cuando la tuvo frente a él miró fijo sus ojos relampagueantes. No buscó respuestas en nadie de su familia, se había quedado en blanco con la aparición. Ante sus palabras entendió un poco como había sonado cuando él se había disculpado con Regina en el hospital. Como a que de todos modos el daño estaba hecho y eso no remediaba nada.
-¿Qué te pasó? -Preguntaba por el golpe que no se atrevía a tocar, aunque seguía con todo acumulando en el interior, estaba tratando de calmarse para que ella no lo viera deshecho, que lo que había hecho no tuviera más repercusiones físicas, no se notara más, pero le fue imposible.
La tomó por los hombros con más fuerza de la que hubiera querido y la sacudió un poco.-Lo maté, a Dan Cleverley, al hermano de mi mejor amigo. Lo maté sin más, le abrí el estómago de un zarpazo. Le desgarré el pecho. Su sangre, ¿ves?[b]-Le enseñó las manos, que todavía tenían algunos rastros secos de los que el tiempo no se había deshecho. Se había negado a Julia McCreary cuando le había ofrecido ayuda.[b]-Lo maté y…y tú…-Se le quebró la voz otra vez. Todo estaba mal, ellos estaban mal. -solo tenías que ir a mi, como decía tu nota, solo tenías que llegar conmigo, era todo.
La soltó y buscó la mirada de su hermana, que para ese punto ya habría entendido todo, siempre había sido lista. No era culpa de Aquila, era culpa de él, como había dicho Bleeker. Culpa de él y nada más. Y tendría que cargar con eso.
La miró boquiabierto y su primera inexplicable reacción fue limpiarse las lágrimas como si temiera que lo viera en ese estado. Cuando la tuvo frente a él miró fijo sus ojos relampagueantes. No buscó respuestas en nadie de su familia, se había quedado en blanco con la aparición. Ante sus palabras entendió un poco como había sonado cuando él se había disculpado con Regina en el hospital. Como a que de todos modos el daño estaba hecho y eso no remediaba nada.
-¿Qué te pasó? -Preguntaba por el golpe que no se atrevía a tocar, aunque seguía con todo acumulando en el interior, estaba tratando de calmarse para que ella no lo viera deshecho, que lo que había hecho no tuviera más repercusiones físicas, no se notara más, pero le fue imposible.
La tomó por los hombros con más fuerza de la que hubiera querido y la sacudió un poco.-Lo maté, a Dan Cleverley, al hermano de mi mejor amigo. Lo maté sin más, le abrí el estómago de un zarpazo. Le desgarré el pecho. Su sangre, ¿ves?[b]-Le enseñó las manos, que todavía tenían algunos rastros secos de los que el tiempo no se había deshecho. Se había negado a Julia McCreary cuando le había ofrecido ayuda.[b]-Lo maté y…y tú…-Se le quebró la voz otra vez. Todo estaba mal, ellos estaban mal. -solo tenías que ir a mi, como decía tu nota, solo tenías que llegar conmigo, era todo.
La soltó y buscó la mirada de su hermana, que para ese punto ya habría entendido todo, siempre había sido lista. No era culpa de Aquila, era culpa de él, como había dicho Bleeker. Culpa de él y nada más. Y tendría que cargar con eso.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
Ella también tenía demasiadas cosas en la cabeza, y estaba a punto de exigirle que le contara lo que había ocurrido aunque ya imaginaba que no habría nada bueno qué recordar. No le respondió que le habíap asado en el rostro por que tampoco estaba muy segura de la sucesión de hechos después de que lo había visto cautivo, aunque todo empezaba a volver a su memoria poco a poco, y era tan doloroso de soportar como un golpe, incluso peor.
Su rostro se contrajo en una mueca de dolor cuando la tomó por los hombros, por que se dio cuenta que tenía muchas heridas menores en todo el cuerpo, incluso levantó un poco las manos en un gesto defensivo reflejo, aunque no veía en él ya la ira con que lo había encontrado el día de la luna llena. Que mencionara a Cleverley le sacaba una lágrima inmediata, no por hipocresía de haber sentido simpatía por él, sino por todo lo que significaba haberle hecho daño, haber terminado con su vida. Había ocurrido como Angus lo decía, bajo sus garras, pero no pudo evitar sentirse absolutamente responsable. Apartó la vista con dolor y desagrado cuando insistía en que mirara sus manos.
-¡No hubiera hecho ninguna diferencia, entiéndelo! Lo único que hubiera podido evitar todo esto hubiera sido nunca encontrarte, y nunca hablar contigo, y no...
Y no quererlo, pero no iba a decir eso frente a su familia. Se sintió de pronto cohibida, recordando que estaban ahí. Finalmente, pudieron haberla dejado en la calle sin importar nada, pues eso hubieran hecho los Lillyvick en una situación similar, pero no. Eso la hacía sentir aún peor, pero por un instante quiso salir de ahí y miró alrededor olvidando que sus cosas estaban en la habitación de arriba donde había estado dormida.
-Necesito mis zapatos, tengo que ir a casa.
La habían ayudado, pero estaba segura que la tenían en el peor concepto, como sería normal, como siempre había sido. No le gustaba que le tuvieran lástima, y tampoco le gustaba la condescendencia. Aunque apenas podía caminar recto se sentía llena de determinación para irse de casa de los Finnerty, sólo para esperar, con todas sus fuerzas, que Angus la detuviera.
Su rostro se contrajo en una mueca de dolor cuando la tomó por los hombros, por que se dio cuenta que tenía muchas heridas menores en todo el cuerpo, incluso levantó un poco las manos en un gesto defensivo reflejo, aunque no veía en él ya la ira con que lo había encontrado el día de la luna llena. Que mencionara a Cleverley le sacaba una lágrima inmediata, no por hipocresía de haber sentido simpatía por él, sino por todo lo que significaba haberle hecho daño, haber terminado con su vida. Había ocurrido como Angus lo decía, bajo sus garras, pero no pudo evitar sentirse absolutamente responsable. Apartó la vista con dolor y desagrado cuando insistía en que mirara sus manos.
-¡No hubiera hecho ninguna diferencia, entiéndelo! Lo único que hubiera podido evitar todo esto hubiera sido nunca encontrarte, y nunca hablar contigo, y no...
Y no quererlo, pero no iba a decir eso frente a su familia. Se sintió de pronto cohibida, recordando que estaban ahí. Finalmente, pudieron haberla dejado en la calle sin importar nada, pues eso hubieran hecho los Lillyvick en una situación similar, pero no. Eso la hacía sentir aún peor, pero por un instante quiso salir de ahí y miró alrededor olvidando que sus cosas estaban en la habitación de arriba donde había estado dormida.
-Necesito mis zapatos, tengo que ir a casa.
La habían ayudado, pero estaba segura que la tenían en el peor concepto, como sería normal, como siempre había sido. No le gustaba que le tuvieran lástima, y tampoco le gustaba la condescendencia. Aunque apenas podía caminar recto se sentía llena de determinación para irse de casa de los Finnerty, sólo para esperar, con todas sus fuerzas, que Angus la detuviera.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
-NO, NO, lo único que hubiera hecho la diferencia hubiera sido que no me traicionaras así por cobardía, porque no podías con eso. Y en ese caso no quiero verte aquí.-De pronto Angus sintió la misma furia que había sentido al estar encerrado cuando ella llegaba de pronto aunque todo ese recuerdo estaba completamente difuso en su mente consecuencia del obliviate aplicado. Y repetía sus propias palabras, ella le había dicho que era una cobarde y él poco a poco comenzaba a creérselas. Pero podría haberla consolado, podría haberle dicho que la quería de no ser por la manera en que se aferraba a que nada de eso hubiera pasado si ellos no hubieran tenido ningún acercamiento.-Si prefieres aferrarte a toda esa mierda, entonces hazlo.
La miró cuando pedía sus zapatos para irse a su casa y le pareció la mujer más tonta, egoísta, indefinible y odiosa que había conocido nunca. No le iba a aguantar uno de esos arrebatos, menos en su propia casa, ni luego de que su mamá y su hermana la hubieran acogido ahí sabiendo o no las circunstancias. Su mirada intensa la recorrió de arriba hacia abajo. Seguía sentado pero su mano estaba tan aferrada al borde de la mesa que tenía los nudillos blancos.
-Vete, es lo único que sabes hacer, pero al menos agradécele a mi madre y a mi hermana lo que seguramente hicieron por ti, a menos que todavía quieras ser una egoísta.¿Qué perdiste? ¿Tu apellido? ¿Tu matrimonio? ¿Tu inmaculada dignidad? Lo siento mucho por ti, pero me importa una mierda. -Si esperaba que corriera tras ella para pedirle que se quedara, que estaba herida y que quería protegerla y cuidarla para siempre para que nada le pasara y nadie volviera a tocar su bonita cara, estaba muy equivocada. La vio caminar con dificultad, pero lo único que hizo fue mirar a Peach para que fuera ella quien la detuviera en su nombre. Él no lo iba a hacer.
Si tenía que aprender a la mala como eran las cosas, entonces que así fuera, creyendo que a él le daba igual si se iba a se quedaba. Él no estaba en posición de ser condescendiente con ella, si no tenía compasión para con él mismo, si no había podido hacer nada por Regina que había pedido un hermano, no tenía porque regalarle el mundo a Aquila. Ella había esperado que él la detuviera y él había esperado que ella fuera más humilde en un momento como ese en lugar de pedir sus zapatos para irse a su casa.
La miró cuando pedía sus zapatos para irse a su casa y le pareció la mujer más tonta, egoísta, indefinible y odiosa que había conocido nunca. No le iba a aguantar uno de esos arrebatos, menos en su propia casa, ni luego de que su mamá y su hermana la hubieran acogido ahí sabiendo o no las circunstancias. Su mirada intensa la recorrió de arriba hacia abajo. Seguía sentado pero su mano estaba tan aferrada al borde de la mesa que tenía los nudillos blancos.
-Vete, es lo único que sabes hacer, pero al menos agradécele a mi madre y a mi hermana lo que seguramente hicieron por ti, a menos que todavía quieras ser una egoísta.¿Qué perdiste? ¿Tu apellido? ¿Tu matrimonio? ¿Tu inmaculada dignidad? Lo siento mucho por ti, pero me importa una mierda. -Si esperaba que corriera tras ella para pedirle que se quedara, que estaba herida y que quería protegerla y cuidarla para siempre para que nada le pasara y nadie volviera a tocar su bonita cara, estaba muy equivocada. La vio caminar con dificultad, pero lo único que hizo fue mirar a Peach para que fuera ella quien la detuviera en su nombre. Él no lo iba a hacer.
Si tenía que aprender a la mala como eran las cosas, entonces que así fuera, creyendo que a él le daba igual si se iba a se quedaba. Él no estaba en posición de ser condescendiente con ella, si no tenía compasión para con él mismo, si no había podido hacer nada por Regina que había pedido un hermano, no tenía porque regalarle el mundo a Aquila. Ella había esperado que él la detuviera y él había esperado que ella fuera más humilde en un momento como ese en lugar de pedir sus zapatos para irse a su casa.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
Se había levantado, ansiosa de un momento a otro por querer irse, pero escuchar sus palabras le dolía tanto que se sentía furiosa, más que nunca. En ese instante sólo podía recordar lo mucho que le había rogado que le creyera, que aunque le pareciera poca cosa haberlo ido a buscar había significado terminar con todo lo que entendía por vida. Si él la creía egoísta, ella también lo creía increíblemente egoísta al pensar que de todo ese asunto él era el que más sufría.
Se volvió a él y le dio una bofetada. No era sólo su orgullo actuando, era algo más. Antes se había contenido por estar frente a su familia, pero en ese momento le dio igual.
-Sí, eso perdí, todo. Imagina que perdieras lo mismo, imagina perder a tu familia, a tus amigos. Eso es exactamente lo que perdí... ¿Sabes qué? Lo olvidé por un momento, que no puedo volver allá.
Pensó que nunca se iba a arrepentir, pero en ese momento tuvo la horrible sensación de que había arruinado a su vida. Frente a ella sólo estaba un tipo que no tenía nada para ella más que insultos, y sólo estaba pensando en ese horrible presente que los rodeaba, un presente sin tregua posible, sumidos como estaban en sus propios problemas.
-Ya los traicioné, a todos ellos. Por ti. Se lo dijo mirándolo una vez más. No aceptaría más crueldad de nadie, nunca más. Era un juramento instantáneo que hacía en su mente, y si él no terminaba de entender que no era el único que sufría, entonces no tenía nada qué hacer ahí. Era suficientemente orgullosa como para largarse por su propio pie y empezar una vida con nada. Con absolutamente nada. Lo miró, no con el enojo con que había cruzado su rostro antes, sino con una tristeza infinita. Se limpió rápidamente una lágrima incontenible. Por nada.
Descalza, herida y como fuera que se encontrara, no iba a seguir ahí. Daba igual el mundo muggle, cualquier cosa. Tenía su varita donde la guardaba cuando no llevaba bolsillos (en su cadera, ajustada por su ropa interior) y no necesitaba nada más. Por supuesto que estaba agradecida con su madre y hermana, pero no podía aceptar más, de nadie. Abrió la puerta con rapidez y bajó el par de escaleras de la entrada, sintiendo el frío de una mañana gris en que su vida, definitivamente, nunca volvería a ser la misma.
Se volvió a él y le dio una bofetada. No era sólo su orgullo actuando, era algo más. Antes se había contenido por estar frente a su familia, pero en ese momento le dio igual.
-Sí, eso perdí, todo. Imagina que perdieras lo mismo, imagina perder a tu familia, a tus amigos. Eso es exactamente lo que perdí... ¿Sabes qué? Lo olvidé por un momento, que no puedo volver allá.
Pensó que nunca se iba a arrepentir, pero en ese momento tuvo la horrible sensación de que había arruinado a su vida. Frente a ella sólo estaba un tipo que no tenía nada para ella más que insultos, y sólo estaba pensando en ese horrible presente que los rodeaba, un presente sin tregua posible, sumidos como estaban en sus propios problemas.
-Ya los traicioné, a todos ellos. Por ti. Se lo dijo mirándolo una vez más. No aceptaría más crueldad de nadie, nunca más. Era un juramento instantáneo que hacía en su mente, y si él no terminaba de entender que no era el único que sufría, entonces no tenía nada qué hacer ahí. Era suficientemente orgullosa como para largarse por su propio pie y empezar una vida con nada. Con absolutamente nada. Lo miró, no con el enojo con que había cruzado su rostro antes, sino con una tristeza infinita. Se limpió rápidamente una lágrima incontenible. Por nada.
Descalza, herida y como fuera que se encontrara, no iba a seguir ahí. Daba igual el mundo muggle, cualquier cosa. Tenía su varita donde la guardaba cuando no llevaba bolsillos (en su cadera, ajustada por su ropa interior) y no necesitaba nada más. Por supuesto que estaba agradecida con su madre y hermana, pero no podía aceptar más, de nadie. Abrió la puerta con rapidez y bajó el par de escaleras de la entrada, sintiendo el frío de una mañana gris en que su vida, definitivamente, nunca volvería a ser la misma.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
El licántropo recibió quieto su bofetada, pero sintió que no le había dolido en la piel, sino en otro lado más adentro, porque por fuera estaba anestesiado. No sentía ya el cansancio, ni el dolor de sus músculos y sus huesos, sino solo la culpa, el fastidio por ser quien era y el dolor emocional que tanto le había estorbado toda la vida. Solo dibujó una sonrisa triste cuando le pidió que imaginara perder a su familia y a sus amigos, pero no podía ver las cosas desde la misma perspectiva de Aquíla, egoísta o no egoísta de su parte. Pero no podía pensar en otra cosa que en ser un asesino, consciente o inconsciente, y curiosamente también de una u otra forma se había convertido en un asesino por ella, por quererla y confiar e ir a esa cita con esperanzas estúpidas. Por nada.
-Exactamente, por nada. La siguió con la mirada mientras salía por la puerta pero no hizo además de ir a detenerla, ni a decirle nada, por más que una parte de él le gritaba que no fuera imbécil y dejara ir lo que podía haber desatado todo pero que también podía seguir valiendo la pena en la vida, por más difícil que se pusiera todo. Su parte más cuerda trataba de hacerlo entender que si ella estaba ahí, herida de ese modo, era por él y solo por él. Que la vida estaba llena de proporciones y que ella había alcanzado los límites de las suyas, que no eran menores ni menos complicadas que las de él, aunque en ese momento se lo parecieran.
Cruzó mirada con Peach un segundo, pero luego ambos hermanos desviaron la vista hacia otro lado. Sintió la mano de su mamá sobre su hombro y luego un apretón que entendió bien aunque le hubiera gustado ignorarlo por dolor y por orgullo. Dio un golpe en la mesa con la palma abierta y salió detrás de ella, encontrándola en los escalones de la entrada.
-Alguien murió, por mis manos. Por ti y por mi, como quieras verlo.-Le dijo desde la puerta y luego la cerró emparejó detrás de él. Se acercó a ella y la tomó suavemente por el brazo.-Si esto es lo único que nos queda, vamos a aferrarnos a ello. No me dejes.-Apenas decir eso sintió que se le quebraba la voz otra vez, No dejaba de recordar a Dan, ni la expresión de Regina. Lo que le decía era verdad, si todo había resultado así, ¿entonces no valía la pena enmendar algo que parecía irremediable con tal de que al menos saliera algo que lo valiera la pena? No quería dejarlo en que todo eso había pasado “por nada”.
-Exactamente, por nada. La siguió con la mirada mientras salía por la puerta pero no hizo además de ir a detenerla, ni a decirle nada, por más que una parte de él le gritaba que no fuera imbécil y dejara ir lo que podía haber desatado todo pero que también podía seguir valiendo la pena en la vida, por más difícil que se pusiera todo. Su parte más cuerda trataba de hacerlo entender que si ella estaba ahí, herida de ese modo, era por él y solo por él. Que la vida estaba llena de proporciones y que ella había alcanzado los límites de las suyas, que no eran menores ni menos complicadas que las de él, aunque en ese momento se lo parecieran.
Cruzó mirada con Peach un segundo, pero luego ambos hermanos desviaron la vista hacia otro lado. Sintió la mano de su mamá sobre su hombro y luego un apretón que entendió bien aunque le hubiera gustado ignorarlo por dolor y por orgullo. Dio un golpe en la mesa con la palma abierta y salió detrás de ella, encontrándola en los escalones de la entrada.
-Alguien murió, por mis manos. Por ti y por mi, como quieras verlo.-Le dijo desde la puerta y luego la cerró emparejó detrás de él. Se acercó a ella y la tomó suavemente por el brazo.-Si esto es lo único que nos queda, vamos a aferrarnos a ello. No me dejes.-Apenas decir eso sintió que se le quebraba la voz otra vez, No dejaba de recordar a Dan, ni la expresión de Regina. Lo que le decía era verdad, si todo había resultado así, ¿entonces no valía la pena enmendar algo que parecía irremediable con tal de que al menos saliera algo que lo valiera la pena? No quería dejarlo en que todo eso había pasado “por nada”.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
Sus palabras eran un eco imborrable en su memoria. Por nada. Sentía el aire frío golpeando su rostro, despertándola de cierta manera, con su yo más crítico diciéndole que había echado todo a perder por algo que ni siqueira era una certeza y ahora tendría que enfrentar. Quizás tendría que pedirle demasiados favores a Milena, a Pearl aunque su familia sabría pronto de su vergüenza. Todo el mundo. No podía borrarse del mapa y desaparecer sin más, aunque en ese momento lo deseara como si fuera posible.
Sintió la rudeza del camino pavimentado en las plantas de sus pies, mirando hacia adelante, la pequeña puerta por la que tendría que salir. Respiró profundo. No mentía cuando pensaba que se le habían terminado las esperanzas, por eso su corazón dio un vuelco cuando escuchaba abrirse la puerta, se volvió a medias, escuchando lo que decía. Era cierto, ambos tenían el horrible peso de la culpabilidad encima, y nunca se iría. Una vida era una vida, irrecuperable, aunque se transformaran en un par de santos, eso jamás volvería a ser como antes. No lo miró cuando la tomaba por el brazo, sólo parpadeó lentamente, con la vista perdida en el anuncio lejano de una tienda off-license, periódicos del día como el Profeta, anuncios, cosas muggles. Lo veía sin reflexionarlo.
Escuchó el cambio en su voz después de lo que tenía qué decirle, y a pesar de su carísimo orgullo, lo abrazó por la cintura cerrando los ojos con fuerza. Al menos le quedaba algo, un algo por lo que había sido capaz de olviarse de muchas cosas. Estaba amaneciendo y la luz del día nunca le había parecido tan triste, pero al menos no se había arrepentido. Ella lo recordaba todo con claridad, lo amaba, se lo había dicho, aunque supiera poco de él, aunque pudieran sacarse de quicio como nadie más, aunque hubieran sido el arma perfecta para revivir un viejo odio del mundo mágico.
-¿Cuántas veces quieres que te lo diga para que me creas? Te amo, carajo
No era un amor absoluto, por que dudaba a cada segundo. Apenas lo dijo, pensó en Jeremiah, en loq ue diría su familia. ¿Cómo iba a presentarse en público? Los había ofendido, a ellos, a su propia familia, a todo el mundo. Y a pesar de eso, poder abrazarlo sin más era lo único que necesitaba para saber que lo superaría, fuera como fuera. Era ridículo, pero lo sentía. Incluso rió con un poco de tristeza, con el rostro oculto en su pecho antes de mirar hacia arriba.
-¿Me crees? Le preocupó que no fuera así. Le preocupó que la única verdad que teínía por decir no fuera creída, sólo recordando las miles de veces que había tenido que insistirle sin éxito.
Sintió la rudeza del camino pavimentado en las plantas de sus pies, mirando hacia adelante, la pequeña puerta por la que tendría que salir. Respiró profundo. No mentía cuando pensaba que se le habían terminado las esperanzas, por eso su corazón dio un vuelco cuando escuchaba abrirse la puerta, se volvió a medias, escuchando lo que decía. Era cierto, ambos tenían el horrible peso de la culpabilidad encima, y nunca se iría. Una vida era una vida, irrecuperable, aunque se transformaran en un par de santos, eso jamás volvería a ser como antes. No lo miró cuando la tomaba por el brazo, sólo parpadeó lentamente, con la vista perdida en el anuncio lejano de una tienda off-license, periódicos del día como el Profeta, anuncios, cosas muggles. Lo veía sin reflexionarlo.
Escuchó el cambio en su voz después de lo que tenía qué decirle, y a pesar de su carísimo orgullo, lo abrazó por la cintura cerrando los ojos con fuerza. Al menos le quedaba algo, un algo por lo que había sido capaz de olviarse de muchas cosas. Estaba amaneciendo y la luz del día nunca le había parecido tan triste, pero al menos no se había arrepentido. Ella lo recordaba todo con claridad, lo amaba, se lo había dicho, aunque supiera poco de él, aunque pudieran sacarse de quicio como nadie más, aunque hubieran sido el arma perfecta para revivir un viejo odio del mundo mágico.
-¿Cuántas veces quieres que te lo diga para que me creas? Te amo, carajo
No era un amor absoluto, por que dudaba a cada segundo. Apenas lo dijo, pensó en Jeremiah, en loq ue diría su familia. ¿Cómo iba a presentarse en público? Los había ofendido, a ellos, a su propia familia, a todo el mundo. Y a pesar de eso, poder abrazarlo sin más era lo único que necesitaba para saber que lo superaría, fuera como fuera. Era ridículo, pero lo sentía. Incluso rió con un poco de tristeza, con el rostro oculto en su pecho antes de mirar hacia arriba.
-¿Me crees? Le preocupó que no fuera así. Le preocupó que la única verdad que teínía por decir no fuera creída, sólo recordando las miles de veces que había tenido que insistirle sin éxito.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Fue un alivio para Angus sentir que Aquila lo abrazaba y le volvía a decir que lo amaba, porque para él significó que sí podía aferrarse a algo, además de su familia. Y justo en ese pensamiento entendió que a él todavía le quedaban muchas cosas y que en cambio, Aquila podía seguir teniendo amigas como Pearl o como Milena, pero ya no iba a ser lo mismo. No pensaba que iba a tener a sus amigos para siempre porque acababa de comprobar con Bleeker que todo podía romperse fácilmente, pero todavía no alcanzaba ese nivel de inseguridad en ese momento. Y la tenía a ella, a pesar de todo, y poco a poco empezaba a comprender la magnitud de que hubiera traicionado todo por él.
-Te creo.-Le dijo convencido de que sí le creía, también tenía que ver con que no quería dudar porque entonces no le quedaría nada a lo que aferrarse con respecto a eso que mantenían. -Vuelve. Peach te curará eso. Yo tengo que…tengo que darme un baño y después volver a ir con los decanos. Van a investigar todo.-Supo que eso sonaba mal y peligroso dese el primer momento pero la abrazó de nuevo para que sintiera que podía confiar en él.
-No les diré nada de ti, te mantendré lejos de esto lo más que pueda.-Si no la había besado había sido nada más porque se sentía muy sucio, muy lleno de sangre que no era suya, solo con estarla abrazando con ese camisón de Peach ya sentía que era un asco y comenzaba a darle vergüenza estar así con ella. No quería besarla con la sangre de Dan en las manos. Pensar en eso lo hizo querer llorar otra vez, nunca viviría en paz, siempre tendría esa culpa, cargaría con eso para siempre.
-Ven, regresa conmigo, quédate conmigo. Nosotros nos encargaremos de ti.-No estaba muy seguro de qué diría David, ni si quiera seguro de qué dirían Peach y su mamá, porque una cosa era ayudarla por estar en ese estado y otra…pues aceptar lo demás. No era un círculo como el de Aquila, pero había que admitir que todos tenían sus prejuicios incluso ahí. Pero había tomado la decisión de cuidarla, costara lo que costara. Tenía su propio apartamento, podría llevarla ahí y tenía que hacerlo. Poner más seguridad.
Y si todo salía mal en el mundo mágico, sería capaz de empezar de cero en el mundo muggle. Parecía un asco tener que plantearse esas cosas a futuro, pero su panorama era tan negro que tenía que hacerlo para no terminar completamente desesperanzado, sentir que sí tenía opciones, aunque nunca olvidara ni pudiera borrar lo sucedido.
-Te creo.-Le dijo convencido de que sí le creía, también tenía que ver con que no quería dudar porque entonces no le quedaría nada a lo que aferrarse con respecto a eso que mantenían. -Vuelve. Peach te curará eso. Yo tengo que…tengo que darme un baño y después volver a ir con los decanos. Van a investigar todo.-Supo que eso sonaba mal y peligroso dese el primer momento pero la abrazó de nuevo para que sintiera que podía confiar en él.
-No les diré nada de ti, te mantendré lejos de esto lo más que pueda.-Si no la había besado había sido nada más porque se sentía muy sucio, muy lleno de sangre que no era suya, solo con estarla abrazando con ese camisón de Peach ya sentía que era un asco y comenzaba a darle vergüenza estar así con ella. No quería besarla con la sangre de Dan en las manos. Pensar en eso lo hizo querer llorar otra vez, nunca viviría en paz, siempre tendría esa culpa, cargaría con eso para siempre.
-Ven, regresa conmigo, quédate conmigo. Nosotros nos encargaremos de ti.-No estaba muy seguro de qué diría David, ni si quiera seguro de qué dirían Peach y su mamá, porque una cosa era ayudarla por estar en ese estado y otra…pues aceptar lo demás. No era un círculo como el de Aquila, pero había que admitir que todos tenían sus prejuicios incluso ahí. Pero había tomado la decisión de cuidarla, costara lo que costara. Tenía su propio apartamento, podría llevarla ahí y tenía que hacerlo. Poner más seguridad.
Y si todo salía mal en el mundo mágico, sería capaz de empezar de cero en el mundo muggle. Parecía un asco tener que plantearse esas cosas a futuro, pero su panorama era tan negro que tenía que hacerlo para no terminar completamente desesperanzado, sentir que sí tenía opciones, aunque nunca olvidara ni pudiera borrar lo sucedido.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
No soltó el abrazo hasta que le decía que la iba a mantener lejos de todo eso. Se quiso reír pero sabría que eso iba a insultarlo, y no podía creer lo mucho que había cambiado en unos minutos, de decirle que se fuera a la mierda con toda su pretención a decirle que iba a encargarse de ella, a mantenerla lejos de todos los problemas. Le creía, así como él había decidido creerla, pero sabía que era más complicado que eso. Ambos lo sabían, no sabía por qué se mentían el uno al otro.
Notó que estaba por llorar de nuevo. Después de haberse puesto demasiado en su lugar, aferrada a que le entendiera, supo de lo espantoso que había sido para él lo ocurrido esa noche. Recordó lo que le había dicho en la playa, que podía sobrellevarlo por saber que no había lastimado a nadie, y se había terminado. Negó con la cabeza levemente.
-Ya estoy en esto, hasta el cuello. Tengo que volver a la universidad y seguir con mi vida, no le des más problemas a tu familia.
Por que tal como había dicho, habían sido ambos lo que habían provocado todo eso, o los que habían servido de señuelo para el desastre. Si él se sentía demasiado lleno de malos recuerdos para besarla, ella lo hizo con prisa, con asiedad, como si hubiera esperado demasiado para hacerlo. Después de esa horrible tarde rogándole para que le creyera, pensó que jamás volvería a besarlo. Lo que aún le parecía melancólico al respecto era que en la playa, cuando habían hecho lo mismo, ningún futuro radical parecía tan malo. No habría manera de volver a ese pasado que aunque se hubiera presentado complicado, era realmente sencillo.
-Me duele todo el cuerpo... ¿Y ahora qué, Angus? ¿De verdad vamos a hacer todo esto?
Se sentó en el mismo escalón que había bajado intempestivamente, cuando pensó que no había nada por lo que querer enfrentarse a todo el mundo. Tenía qué saber a lo que se refería cuando decía "todo esto". No imaginaba cómo la mirarían en adelante, qué clase de trato volvería a tener con su familia. ¿Y si todo eso terminaba, y si no era quien creía amar? Estaba muerta de miedo, y no dudaba que él también lo estuviera.
Notó que estaba por llorar de nuevo. Después de haberse puesto demasiado en su lugar, aferrada a que le entendiera, supo de lo espantoso que había sido para él lo ocurrido esa noche. Recordó lo que le había dicho en la playa, que podía sobrellevarlo por saber que no había lastimado a nadie, y se había terminado. Negó con la cabeza levemente.
-Ya estoy en esto, hasta el cuello. Tengo que volver a la universidad y seguir con mi vida, no le des más problemas a tu familia.
Por que tal como había dicho, habían sido ambos lo que habían provocado todo eso, o los que habían servido de señuelo para el desastre. Si él se sentía demasiado lleno de malos recuerdos para besarla, ella lo hizo con prisa, con asiedad, como si hubiera esperado demasiado para hacerlo. Después de esa horrible tarde rogándole para que le creyera, pensó que jamás volvería a besarlo. Lo que aún le parecía melancólico al respecto era que en la playa, cuando habían hecho lo mismo, ningún futuro radical parecía tan malo. No habría manera de volver a ese pasado que aunque se hubiera presentado complicado, era realmente sencillo.
-Me duele todo el cuerpo... ¿Y ahora qué, Angus? ¿De verdad vamos a hacer todo esto?
Se sentó en el mismo escalón que había bajado intempestivamente, cuando pensó que no había nada por lo que querer enfrentarse a todo el mundo. Tenía qué saber a lo que se refería cuando decía "todo esto". No imaginaba cómo la mirarían en adelante, qué clase de trato volvería a tener con su familia. ¿Y si todo eso terminaba, y si no era quien creía amar? Estaba muerta de miedo, y no dudaba que él también lo estuviera.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Para Angus, las palabras sobre volver a la universidad y seguir con su vida, sonaban a una negativa a quedarse con él, a excusas. Volvió a sentir que la piel le quemaba de enojo en un segundo. No podía soportarla, la amaba pero lo sacaba de quicio y eso no podía ser bueno. Ella lo besó, pero él no se sintió entusiasmado por el beso no solo por la obviedad de su estado, sino por la idea que comenzaba a carcomerlo de que ella podía clamar que lo amaba pero no tenía la valentía o las ganas suficientes para estar con él. Terminó correspondiendo con enojo, tomándola por el cabello aunque no le gustara.
Odiaba ser ese tipo de persona, la que creía que todo solo podía ir bien si ya iba pésimo, que las cosas no tenían un fin completamente fatal al fin y al cabo. Volvió a bajar la vista hasta sus manos llenas de sangre. Le dieron arcadas, ya no podía más con eso.
-Yo ya te di una respuesta, no puedo seguir jugando, no es momento de eso. Decídete si quieres volver a la universidad y seguir con tu vida como ahora, si quieres estar conmigo eso no va a ser posible por un tiempo, que todo sea normal, con o sin tu familia. Y lo entiendo, entiendo si no quieres estar conmigo, pero entonces deja de torturarme. Y deja tus caprichos y tu orgullo, deja de disfrazarlo de no querer darme problemas ni a mi ni a mi familia. Simplemente no te has decidido y es todo.-El problema era que él no tenía miedo por creer que ellos como relación a futuro no iban a funcionar, sus miedos iban enfocados a su situación legal, a sus culpas, a todos esos nuevos descubrimientos sobre él mismo que no querría haber descubierto nunca. Ese era su miedo, no otro.
-No voy a detenerte aquí. Tengo que ir con mi familia, y no sé si te importe, pero al menos tengo que bañarme. -No que le importara por el olor corporal, sino por lo que significaba su suciedad.-Al menos entra a vestirte bien y ponerte zapatos. Deja de comportarte como una ridícula.-No tenía que repetírselo, alguien había muerto, no causarle problemas a su familia le sonaba a una niñería y una estupidez. Quería decirle otra cosa hiriente como que le perdonara por no tener todo el tiempo del mundo para entender sus tribulaciones sentimentales, porque estaba enojado con ella otra vez, pero se lo ahorró. -Te amo, pero eres desquiciante. Necesitaba una respuesta segura, no esto. Hoy no.
Odiaba ser ese tipo de persona, la que creía que todo solo podía ir bien si ya iba pésimo, que las cosas no tenían un fin completamente fatal al fin y al cabo. Volvió a bajar la vista hasta sus manos llenas de sangre. Le dieron arcadas, ya no podía más con eso.
-Yo ya te di una respuesta, no puedo seguir jugando, no es momento de eso. Decídete si quieres volver a la universidad y seguir con tu vida como ahora, si quieres estar conmigo eso no va a ser posible por un tiempo, que todo sea normal, con o sin tu familia. Y lo entiendo, entiendo si no quieres estar conmigo, pero entonces deja de torturarme. Y deja tus caprichos y tu orgullo, deja de disfrazarlo de no querer darme problemas ni a mi ni a mi familia. Simplemente no te has decidido y es todo.-El problema era que él no tenía miedo por creer que ellos como relación a futuro no iban a funcionar, sus miedos iban enfocados a su situación legal, a sus culpas, a todos esos nuevos descubrimientos sobre él mismo que no querría haber descubierto nunca. Ese era su miedo, no otro.
-No voy a detenerte aquí. Tengo que ir con mi familia, y no sé si te importe, pero al menos tengo que bañarme. -No que le importara por el olor corporal, sino por lo que significaba su suciedad.-Al menos entra a vestirte bien y ponerte zapatos. Deja de comportarte como una ridícula.-No tenía que repetírselo, alguien había muerto, no causarle problemas a su familia le sonaba a una niñería y una estupidez. Quería decirle otra cosa hiriente como que le perdonara por no tener todo el tiempo del mundo para entender sus tribulaciones sentimentales, porque estaba enojado con ella otra vez, pero se lo ahorró. -Te amo, pero eres desquiciante. Necesitaba una respuesta segura, no esto. Hoy no.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
-¡Finnerty, eres insoportable! ¡¿Lo sabías?!
Ya había entendido, desde esa extraña fiesta en su apartamento, que eran terriblemente incompatibles. Que cualquier cosa que ella decía era suficiente para hacerlo montar en cólera y cualquiera que él dijera le daban ganas de abofetearlo y gritar de coraje, como cuando tenía doce años y Octavian le enredaba el cabello con sus hechizos sólo por molestar. Lo entendió en ese momento, cuando no correspondía a su beso de la misma manera y volvía a enojarse. Se enojarían todo el tiempo, quizás eso nunca cambiaría.
Se pasó una mano por el cabello mientras escuchaba sus frustraciones, que tenían que ver con querer hacerse cargo de la situación. Si dejarlo tomar el control de eso significaba que entonces creería que estaba con él y nada más, qué más daba hacerlo. Le pedía que dejara de lado sus caprichos, pues estaba bien, lo haría. Pero no iba a hacerlo sin al menos reclamarle sus malditos modos de salvaje y su susceptibilidad de princesa. Estaba hecho una contradicción.
-No estoy tomando esta decisión ahora ¿Qué no lo entendiste? Estaba hecho. Estoy contigo. Contigo.
Al parecer, Angus no era un hombre de sutilezas, le quedaba claro. Para ella, el hecho de estar ahí era más que una declaración, pero él tenía que oírlo con todas sus palabras en vez de andar haciendo conjeturas. De nuevo encontraba otra cosa que no conocía de él, y quién sabe cuántas más iría encontrando en el camino. Estaba segura que eran demasiado distintos, que se sacarían de quicio todo el tiempo y así como él se sentía a nada de perder la paciencia, ella también sentía que quería abofetearlo una vez más por decidir que sólo su manera de hacer las cosas era la correcta, como si no pudiera entender nada más que lo que él hacía.
-Tú también eres desquiciante. Odioso. Grosero. No tienes modales. Y haces ruido cuando comes. Necio. Te amo. Se le abalanzó una vez más, por que también estaba enojada pero esa era su respuesta segura, y lo besó de nuevo aunque no se sintiera capaz aún de corresponderle. -¿Cómo más quieres que te lo diga? si no vas a entender, a mi me suena a pretexto de que tampoco estás muy seguro de quererme cerca. Soy desquiciante, y así seré siempre.
Ya había entendido, desde esa extraña fiesta en su apartamento, que eran terriblemente incompatibles. Que cualquier cosa que ella decía era suficiente para hacerlo montar en cólera y cualquiera que él dijera le daban ganas de abofetearlo y gritar de coraje, como cuando tenía doce años y Octavian le enredaba el cabello con sus hechizos sólo por molestar. Lo entendió en ese momento, cuando no correspondía a su beso de la misma manera y volvía a enojarse. Se enojarían todo el tiempo, quizás eso nunca cambiaría.
Se pasó una mano por el cabello mientras escuchaba sus frustraciones, que tenían que ver con querer hacerse cargo de la situación. Si dejarlo tomar el control de eso significaba que entonces creería que estaba con él y nada más, qué más daba hacerlo. Le pedía que dejara de lado sus caprichos, pues estaba bien, lo haría. Pero no iba a hacerlo sin al menos reclamarle sus malditos modos de salvaje y su susceptibilidad de princesa. Estaba hecho una contradicción.
-No estoy tomando esta decisión ahora ¿Qué no lo entendiste? Estaba hecho. Estoy contigo. Contigo.
Al parecer, Angus no era un hombre de sutilezas, le quedaba claro. Para ella, el hecho de estar ahí era más que una declaración, pero él tenía que oírlo con todas sus palabras en vez de andar haciendo conjeturas. De nuevo encontraba otra cosa que no conocía de él, y quién sabe cuántas más iría encontrando en el camino. Estaba segura que eran demasiado distintos, que se sacarían de quicio todo el tiempo y así como él se sentía a nada de perder la paciencia, ella también sentía que quería abofetearlo una vez más por decidir que sólo su manera de hacer las cosas era la correcta, como si no pudiera entender nada más que lo que él hacía.
-Tú también eres desquiciante. Odioso. Grosero. No tienes modales. Y haces ruido cuando comes. Necio. Te amo. Se le abalanzó una vez más, por que también estaba enojada pero esa era su respuesta segura, y lo besó de nuevo aunque no se sintiera capaz aún de corresponderle. -¿Cómo más quieres que te lo diga? si no vas a entender, a mi me suena a pretexto de que tampoco estás muy seguro de quererme cerca. Soy desquiciante, y así seré siempre.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Angus no podía entender como la loca de Aquila pretendía que entendiera las cosas si le encantaba darle vueltas para volverlo loco. Primero había entendido eso, que estaba hecho y que se quedaría con él, pero con sus necedades de no querer que la atendieran y de que tenía que regresar a su vida, ¿qué iba a interpretar de eso? Nada, solo que era una loca y que quería estar con él pero no. Y no podía actuar así ni tomar decisiones de ese modo, porque era un cavernícola que necesitaba que le explicaran las cosas con palitos y piedras, tal cual eran.
En lugar de ofenderse, tuvo que reírse cuando le dictaba sus defectos. Su mamá se hubiera ofendido mucho si hubiera escuchado lo de la falta de modales, pero Birdie no estaba cerca. Cuando se volvió a lanzar sobre él le respondió como debía. Pero no le rodeó la cintura como se moría de ganas de hacer por lo mismo que lo había estado atormentando, sin reparar que ya le había revuelto el cabello con esas mimas garras feas.
-Pues soy todo eso que dijiste, pero puedo cambiar algunas cosas por ti.-Se lo decía en serio. Cambiar modales no sonaba tan difícil como cambiar una maldición, era fácil. También cerrar y apretar mucho la boca al comer para no hacer ruido. -No puedo más-Le dijo por enésima vez y la tomó por los hombros con delicadeza para hacer una aparición.
No fueron muy lejos, era la misma casa de sus padres, solo que llegaron a su habitación, que tenía un baño muy pequeño incorporado con magia, que habían dispuesto porque durante un periodo, a los 10 años, Angus había agarrado la costumbre de encerrarse horas en la tina del baño de todos por sentirse sucio después de las transformaciones. A los 11 se le quitó esa maña, pero el baño se quedó.
No había querido cruzar por la puerta porque seguro su mamá y Peach seguían esperando a su padre. Y por consideración a ellas abrió la puerta de su habitación y gritó un Estoy bien, estoy arriba… luego de dar un fingido portazo. Se acuclilló sintiendo el dolor de sus huesos otra vez enfrente de un mueble para sacar una pomada que Peach había inventado y que era solo para él, por egoísmo de hermanos. Se la dio a Aquila y le dijo que se la pusiera sobre el golpe mientras él se metía al baño a abrir las llaves de la regadera. Agua fría, necesitaba mucha.
-Tú también estás hecha un desastre.-Dijo asomándose por la puerta del baño e indicándole que entrara. Lo que sugería era obvio pero no lo dijo en voz alta sino que se quitó la camiseta y probó el agua como si nada. La sangre se empezó a borrar de su mano apenas hacer eso, pero la culpa no se limpiaba con agua y no se iría jamás, hiciera lo que hiciera.
En lugar de ofenderse, tuvo que reírse cuando le dictaba sus defectos. Su mamá se hubiera ofendido mucho si hubiera escuchado lo de la falta de modales, pero Birdie no estaba cerca. Cuando se volvió a lanzar sobre él le respondió como debía. Pero no le rodeó la cintura como se moría de ganas de hacer por lo mismo que lo había estado atormentando, sin reparar que ya le había revuelto el cabello con esas mimas garras feas.
-Pues soy todo eso que dijiste, pero puedo cambiar algunas cosas por ti.-Se lo decía en serio. Cambiar modales no sonaba tan difícil como cambiar una maldición, era fácil. También cerrar y apretar mucho la boca al comer para no hacer ruido. -No puedo más-Le dijo por enésima vez y la tomó por los hombros con delicadeza para hacer una aparición.
No fueron muy lejos, era la misma casa de sus padres, solo que llegaron a su habitación, que tenía un baño muy pequeño incorporado con magia, que habían dispuesto porque durante un periodo, a los 10 años, Angus había agarrado la costumbre de encerrarse horas en la tina del baño de todos por sentirse sucio después de las transformaciones. A los 11 se le quitó esa maña, pero el baño se quedó.
No había querido cruzar por la puerta porque seguro su mamá y Peach seguían esperando a su padre. Y por consideración a ellas abrió la puerta de su habitación y gritó un Estoy bien, estoy arriba… luego de dar un fingido portazo. Se acuclilló sintiendo el dolor de sus huesos otra vez enfrente de un mueble para sacar una pomada que Peach había inventado y que era solo para él, por egoísmo de hermanos. Se la dio a Aquila y le dijo que se la pusiera sobre el golpe mientras él se metía al baño a abrir las llaves de la regadera. Agua fría, necesitaba mucha.
-Tú también estás hecha un desastre.-Dijo asomándose por la puerta del baño e indicándole que entrara. Lo que sugería era obvio pero no lo dijo en voz alta sino que se quitó la camiseta y probó el agua como si nada. La sangre se empezó a borrar de su mano apenas hacer eso, pero la culpa no se limpiaba con agua y no se iría jamás, hiciera lo que hiciera.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
Llegó a la habitación de Angus con el ceño levemente fruncido de incomodidad, meramente física. Aún así, miró a su alrededor de inmediato sabiendo que estaba en la habitación que había sido suya cuando era un niño y un adolescente, y jamás se hubiera imaginado en la vida estar ahí. A los quince años cuando lo veía en el último curso poniéndose cada vez más guapo, sólo le parecía repulsivo acaso pensar que ese tipo tuviera algo que valía la pena. Ahora sus ojos curioseaban en esa habitación donde un Angus de diecisiete años pasaba el tiempo durante las vacaciones, cuando estaban a muchos años de distancia de conocerse de verdad. Miró todo lo que había ahí, y estiró la mano desinteresadamente para tomar la pomada que le daba, asintiendo sin ganas cuando le decía que se la pusiera en la mejilla.
Estaba demasiado distraída mirando sus cosas y tratando de conocerlo un poco más de esa manera. No reaccionó hasta que lo llamaba desde el baño y mirando las cosas muggles que no entendía hasta se olvidó del ungüento que al final dejaba sobre la cama. Ni mentía ni dudaba cuando le decía que lo amaba, pero era cierto que sabían poco el uno del otro. Empezaba a conocer su carácter, su poca paciencia, su orgullo y su terquedad. Él seguramente ya estaba sabiendo que ella era irremediablemente berrinchuda, exagerada y demasiado temperamental.
Entró en el baño y se quitó la pijama prestada. No le dio vergüenza por que estaba hasta más cubierta en su ropa interior que con el traje de baño con que había caminado por la playa a su lado y lo miró tocando el agua. No se le había ocurrido que a él también le dolería todo el cuerpo por la transformación, tenía heridas y sangre propia además de la ajena y empezó a pesarle no poder hacer nada por lo que había hecho, y por lo que era. Se subió en el excusado obviando el dolor de sus pies y con la cabeza cerca del techo por que era un baño muy pequeño, nada parecido al tocador de Cleopatra que tenía en su casa, lo abrazó una vez más, besando su cabello, su frente y sus párpados y acercándo un poco su cabeza a su pecho.
-Si no podía responderte es por que me muero de miedo. Nunca he querido así a alguien, y nadie ha estado tan cerca de mi. Me pinto las uñas en la cama, leo revistas de chismes, canto cuando me estoy peinando y hablo dormida. Soy insoportable, y me da miedo que te arrepientas. Tampoco te conozco bien, no sé si tienes segundo nombre, ni se qué música te gusta. Bueno, los Smiths... los escuché ¿Sabes? girl afraid, where do his intentions lay? or does he even have any?...
Lo volvió a abrazar sin saber qué iba a decir ahora que cargaba con la muerte del hermano de su amigo. No se le ocurría más que hablar de trivialidades, abrazarlo, estar ahí. -No eres un asesino, el asesino es Holland. Tienes que entenderlo, por que es la verdadY sí, lo era. En un caso como ese, pensaba, el autor intelectual era el único culpable, pues no se le podía culpar a un licántropo por lo que hacía convertido, todo el mundo sabía lo que eso era. Era comparable a lo que se hacía bajo una maldición imperius, pero tenía claro que para muchos él sería el único culpable. Le daba igual, por que iba a defenderlo ante quien se atreviera a acusarlo de algo, fuera quien fuera.
Estaba demasiado distraída mirando sus cosas y tratando de conocerlo un poco más de esa manera. No reaccionó hasta que lo llamaba desde el baño y mirando las cosas muggles que no entendía hasta se olvidó del ungüento que al final dejaba sobre la cama. Ni mentía ni dudaba cuando le decía que lo amaba, pero era cierto que sabían poco el uno del otro. Empezaba a conocer su carácter, su poca paciencia, su orgullo y su terquedad. Él seguramente ya estaba sabiendo que ella era irremediablemente berrinchuda, exagerada y demasiado temperamental.
Entró en el baño y se quitó la pijama prestada. No le dio vergüenza por que estaba hasta más cubierta en su ropa interior que con el traje de baño con que había caminado por la playa a su lado y lo miró tocando el agua. No se le había ocurrido que a él también le dolería todo el cuerpo por la transformación, tenía heridas y sangre propia además de la ajena y empezó a pesarle no poder hacer nada por lo que había hecho, y por lo que era. Se subió en el excusado obviando el dolor de sus pies y con la cabeza cerca del techo por que era un baño muy pequeño, nada parecido al tocador de Cleopatra que tenía en su casa, lo abrazó una vez más, besando su cabello, su frente y sus párpados y acercándo un poco su cabeza a su pecho.
-Si no podía responderte es por que me muero de miedo. Nunca he querido así a alguien, y nadie ha estado tan cerca de mi. Me pinto las uñas en la cama, leo revistas de chismes, canto cuando me estoy peinando y hablo dormida. Soy insoportable, y me da miedo que te arrepientas. Tampoco te conozco bien, no sé si tienes segundo nombre, ni se qué música te gusta. Bueno, los Smiths... los escuché ¿Sabes? girl afraid, where do his intentions lay? or does he even have any?...
Lo volvió a abrazar sin saber qué iba a decir ahora que cargaba con la muerte del hermano de su amigo. No se le ocurría más que hablar de trivialidades, abrazarlo, estar ahí. -No eres un asesino, el asesino es Holland. Tienes que entenderlo, por que es la verdadY sí, lo era. En un caso como ese, pensaba, el autor intelectual era el único culpable, pues no se le podía culpar a un licántropo por lo que hacía convertido, todo el mundo sabía lo que eso era. Era comparable a lo que se hacía bajo una maldición imperius, pero tenía claro que para muchos él sería el único culpable. Le daba igual, por que iba a defenderlo ante quien se atreviera a acusarlo de algo, fuera quien fuera.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Angus notó que no se había puesto la pomada y se lo atribuyó a que le gustaba el drama y andar doliente, pero no le dijo nada porque ya la había molestado lo suficiente por el momento. Se lavó las manos con el agua de la regadera y cuando la rodeó por la cintura las tenía frías y mojadas, pero ya no tenía la misma sensación de asco al acariciarla. Ella no debía ser tan insoportable después de todo si al final tenía las ganas para besarlo a pesar de que apestaba. La besó lento y encontró en eso un bálsamo muy útil, porque besarla lo hacía sentirse menos vulnerable. Para el licántropo fue inevitable sonreír cuando cantaba a los Smiths, La abrazó fuerte y se separó de ella solo porque ya estaba gastando demasiado el agua.
Todo iba a transcurrir lo más tranquilo posible para él o eso planeaba, al menos hasta volver a encontrarse con el decanato y tal vez con el Ministerio, pero Aquila mencionaba que el asesino era Holland. A él le habían borrado la memoria luego de que confesara que sabía su identidad y que de hecho, delatara a Aquila llevado por su locura y por el dolor. Por eso abrió mucho los ojos y la tomó de la cara para verla directamente, cuidando de no tocarla mucho en el golpe. -¿Qué estás diciendo?-La respiración volvió a agitársele. Era como si viviera de nuevo lo que ya había vivido encerrado en esa jaula, cuando había entendido todo. Ahora sucedía de nuevo.
No iba a quedarse de brazos cruzados, menos cuando todo dependía de eso. Los Cleverley, su padre, él mismo, también Loreen. La soltó y cerró los grifos de golpe. No recogió su camiseta del suelo sino que salió del baño disparado como una flecha a tomar una de uno de los cajones. La camiseta y las manos era lo único que tenía limpio, pero no importaba. Tenían que hacer algo.
-Tengo que decírselo, a mis padres, a todos. No se va a quedar así. ¿Por qué carajo no me lo dijiste antes, mierda?. Te llevaremos a casa de los Alechinsky, están protegidos por el Fidelio. Y yo voy a arreglar esto, porque ese hijo de puta no se va a salir con la suya. -Hablaba rápido y atropellado mientras se vestía. Estaba agitado, otra vez furioso, pero con un rayito de esperanza de que todo se podría reacomodar, Aquila le estaba dando la información muy fácil y conseguir las pruebas no sería difícil.
Todo iba a transcurrir lo más tranquilo posible para él o eso planeaba, al menos hasta volver a encontrarse con el decanato y tal vez con el Ministerio, pero Aquila mencionaba que el asesino era Holland. A él le habían borrado la memoria luego de que confesara que sabía su identidad y que de hecho, delatara a Aquila llevado por su locura y por el dolor. Por eso abrió mucho los ojos y la tomó de la cara para verla directamente, cuidando de no tocarla mucho en el golpe. -¿Qué estás diciendo?-La respiración volvió a agitársele. Era como si viviera de nuevo lo que ya había vivido encerrado en esa jaula, cuando había entendido todo. Ahora sucedía de nuevo.
No iba a quedarse de brazos cruzados, menos cuando todo dependía de eso. Los Cleverley, su padre, él mismo, también Loreen. La soltó y cerró los grifos de golpe. No recogió su camiseta del suelo sino que salió del baño disparado como una flecha a tomar una de uno de los cajones. La camiseta y las manos era lo único que tenía limpio, pero no importaba. Tenían que hacer algo.
-Tengo que decírselo, a mis padres, a todos. No se va a quedar así. ¿Por qué carajo no me lo dijiste antes, mierda?. Te llevaremos a casa de los Alechinsky, están protegidos por el Fidelio. Y yo voy a arreglar esto, porque ese hijo de puta no se va a salir con la suya. -Hablaba rápido y atropellado mientras se vestía. Estaba agitado, otra vez furioso, pero con un rayito de esperanza de que todo se podría reacomodar, Aquila le estaba dando la información muy fácil y conseguir las pruebas no sería difícil.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
No había manera de ganar. Recordaba que Florence se lo había dicho, que tenía que callarse la boca sobre Holland y lo que había pasado. Claro, sonaba fácil. Angus ya se volvía loco por habérselo callado los minutos apenas convertidos en una hora que llevaban hablando, si lo hubiera callado un poco más, volvería a desconfiar de ella para siempre. Se quedó por un momento en el baño, sentada, escuchando caer las últimas gotas de la regadera con la mente en blanco.
Quería decir muchas cosas, la primera, que no buscara a Holland. No en ese momento, por que estaba segura que sería su fin, y lo necesitaban ahí. Ella lo necesitaba ahí. Si se lo decía, seguramente terminaría manoteando colérico por estarlo subestimando, o sugiriendo que no actuara intempestivamente. ¿Qué no recordaba lo que el Ministerio pensaba de Holland, todos los que estarían de su lado? Si quería vengarse intentando matarlo sólo iba a terminar de transformarse en un paria y de paso condenaría a toda su familia y a la gente que le creía. Pero no había manera de decírselo sin que lo malinterpretara todo.
Se sentía más desesperanzada que nunca, mirándolo vestirse a toda prisa y decirle que la llevaría con los Alechinsky ¡¿Con los Alechinsky?! Incluso sintió una punzada de miedo de las pocas ganas que tenía de ir ahí. Ella no podía ir ahí, por que una cosa era amarlo y haber dejado atrás sus planes y una muy distinta poner un pie en casa de unos radicales sin aprecio alguno por todo lo que ella entendía por vida. No quería ir ahí y ellos no querrían tampoco que ella estuviera ahí. Volvió a mirarlo y sintió unas náuseas terribles. Si todo no estaba ya suficientemente jodido, ahora sentía que se había terminado. Todo. Nunca antes había tenido una sensación parecida.
Cuando intentó levantarse de donde estaba sentada la vista se le volvió a nublar. Pensó que sólo iba a vomitar aunque tuviera el estómago vacío pero no, todo empezaba a hacerse claro, tan claro que lastimaba su vista y empezaba a desdibujarse. Se había desmayado, y al perder el conocimiento, naturalmente, no se daba cuenta de que el peso de su propio cuerpo hacía que se golpeara la cabeza y empezara a sangrar.
Quería decir muchas cosas, la primera, que no buscara a Holland. No en ese momento, por que estaba segura que sería su fin, y lo necesitaban ahí. Ella lo necesitaba ahí. Si se lo decía, seguramente terminaría manoteando colérico por estarlo subestimando, o sugiriendo que no actuara intempestivamente. ¿Qué no recordaba lo que el Ministerio pensaba de Holland, todos los que estarían de su lado? Si quería vengarse intentando matarlo sólo iba a terminar de transformarse en un paria y de paso condenaría a toda su familia y a la gente que le creía. Pero no había manera de decírselo sin que lo malinterpretara todo.
Se sentía más desesperanzada que nunca, mirándolo vestirse a toda prisa y decirle que la llevaría con los Alechinsky ¡¿Con los Alechinsky?! Incluso sintió una punzada de miedo de las pocas ganas que tenía de ir ahí. Ella no podía ir ahí, por que una cosa era amarlo y haber dejado atrás sus planes y una muy distinta poner un pie en casa de unos radicales sin aprecio alguno por todo lo que ella entendía por vida. No quería ir ahí y ellos no querrían tampoco que ella estuviera ahí. Volvió a mirarlo y sintió unas náuseas terribles. Si todo no estaba ya suficientemente jodido, ahora sentía que se había terminado. Todo. Nunca antes había tenido una sensación parecida.
Cuando intentó levantarse de donde estaba sentada la vista se le volvió a nublar. Pensó que sólo iba a vomitar aunque tuviera el estómago vacío pero no, todo empezaba a hacerse claro, tan claro que lastimaba su vista y empezaba a desdibujarse. Se había desmayado, y al perder el conocimiento, naturalmente, no se daba cuenta de que el peso de su propio cuerpo hacía que se golpeara la cabeza y empezara a sangrar.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: .Asilo.
Angus ya estaba a punto de salir, ir corriendo escaleras abajo y pedirle a mamá que contactara cuanto antes al tío Joachim, a papá y a la tía Frances. Que Aquila le había dicho sobre Holland y que ahora tenían que protegerla mientras ellos hacían algo al respecto. Apenas el licántropo tomó el pomo de la puerta, escuchó un golpe seco que lo hizo detenerse y girarse. Se sentía tan paranoico que pensó que alguien estaba intentando entrar por la ventana para matarlos pero al ver a Aquila desmayada en el piso caminó rápido hasta ella y se arrodilló a su lado.
Buscó la varita en su pantalón para conjurar un hechizo que la despertara del desmayo pero…oh sorpresa, ¡no tenía varita!. Recordó entonces que la había soltado la noche del secuestro y seguro alguno de los mortífagos se la había llevado. Maldijo varias veces y luego la cargó lo más delicadamente que pudo para acomodarla sobre la cama mientras buscaba entre sus cosas un pañuelo limpio para hipogrifos, para ponerla sobre la herida y detener la sangre. Se puso nervioso porque él no trataba con personas, sino con animales y sin su varita se sentía muy limitado. Tenía miedo de que cualquier sustancia para caballos terminara por hacer efecto contrario.
No le quedó más remedio que abrir la puerta otra vez y llamar a su hermana para que lo ayudara, porque él se sentía idiota e incompetente. No podía pensar en nada, todo le salía mal. Comenzó a pensar lo de Holland ahora que se había presentado lo de su desmayo y que la cabeza se le había despejado de eso por la sangre de Aquila, pero seguía pensando que quedarse callado no era la mejor opción y que si sabían quién estaba detrás de todo eso, tenían que hacer algo aunque tuvieran al 90% de la población mágica inglesa alabando a Holland como un héroe. Lo había visto desenvolverse, había escuchado sus discursos. El tipo tenía medido cada paso al parecer y ellos estaban jugando con fuego. Pero no podía no hacer nada.
Acarició el cabello de Aquila. No quería sentir que se arrepentía de nada, de haber aceptado su invitación, de haberla llevado a su bar y a comer esas hamburguesas, de haberla perseguido en su fiesta y haber intentado quedar bien con ella y con Pearl incluso a la mañana siguiente, de haberse besado en la playa. Cuando Peach entró a la habitación lo encontró en esa posición ridícula pero no le importó, solo se apartó un poco, nervioso.
-Le puse un paño en la cabeza, para detener la hemorragia, no es grave, pero no tengo varita, la perdí en el secuestro.-Le confesó, abatido. Ahora hasta eso parecía ser un problema. Estaba hasta el cuello de mierda, pero iba a salir de eso, tenía que hacerlo por el bien de todos y porque ahora tenía dos misiones: terminar con ello y cuidar de Aquila.
Buscó la varita en su pantalón para conjurar un hechizo que la despertara del desmayo pero…oh sorpresa, ¡no tenía varita!. Recordó entonces que la había soltado la noche del secuestro y seguro alguno de los mortífagos se la había llevado. Maldijo varias veces y luego la cargó lo más delicadamente que pudo para acomodarla sobre la cama mientras buscaba entre sus cosas un pañuelo limpio para hipogrifos, para ponerla sobre la herida y detener la sangre. Se puso nervioso porque él no trataba con personas, sino con animales y sin su varita se sentía muy limitado. Tenía miedo de que cualquier sustancia para caballos terminara por hacer efecto contrario.
No le quedó más remedio que abrir la puerta otra vez y llamar a su hermana para que lo ayudara, porque él se sentía idiota e incompetente. No podía pensar en nada, todo le salía mal. Comenzó a pensar lo de Holland ahora que se había presentado lo de su desmayo y que la cabeza se le había despejado de eso por la sangre de Aquila, pero seguía pensando que quedarse callado no era la mejor opción y que si sabían quién estaba detrás de todo eso, tenían que hacer algo aunque tuvieran al 90% de la población mágica inglesa alabando a Holland como un héroe. Lo había visto desenvolverse, había escuchado sus discursos. El tipo tenía medido cada paso al parecer y ellos estaban jugando con fuego. Pero no podía no hacer nada.
Acarició el cabello de Aquila. No quería sentir que se arrepentía de nada, de haber aceptado su invitación, de haberla llevado a su bar y a comer esas hamburguesas, de haberla perseguido en su fiesta y haber intentado quedar bien con ella y con Pearl incluso a la mañana siguiente, de haberse besado en la playa. Cuando Peach entró a la habitación lo encontró en esa posición ridícula pero no le importó, solo se apartó un poco, nervioso.
-Le puse un paño en la cabeza, para detener la hemorragia, no es grave, pero no tengo varita, la perdí en el secuestro.-Le confesó, abatido. Ahora hasta eso parecía ser un problema. Estaba hasta el cuello de mierda, pero iba a salir de eso, tenía que hacerlo por el bien de todos y porque ahora tenía dos misiones: terminar con ello y cuidar de Aquila.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: .Asilo.
Al escuchar el grito de Angus se levantó de la mesa donde estaba esperando a su padre y subió rápidamente a su habitación. No se esperaba encontrarlo con Aquila otra vez, quien le había dejado la peor de las impresiones luego de su berrinche descomunal e idiota ahí abajo en su propia casa. Por un momento había pensado que tal vez algunas cosas habían cambiado en serio pero para Peach, resultaba que seguía siendo un asco de persona. Le preguntó a Angus qué había pasado. Un desmayo y un golpe. Vaya idiota.
Puso mala cara y seguro su hermano se dio cuenta pero le importaba bien poco. No se necesitaba ser toda una lumbrera para hacer conexiones, porque ella lo conocía demasiado bien. Le acomodó bien la cabeza y presionó el pañuelo que Angus ya le había bien puesto para detener la hemorragia y con la varita conjuró un frasco de poción de su habitación, color anaranjado, más gasas y demás. Vio el ungüento que le había hecho a Angus sobre la cama. El golpe en la cara de Aquila seguía siendo aparatoso, pero para entonces Peach pensaba que seguro la mujer esa no se había querido poner el ungüento para producir más lástima.
Limpió la herida de Aquila en la cabeza y luego la que tenía en la cara, aprovechando. La de la cabeza había dejado de sangrar con eso, a la de la cara le puso el ungüento de Angus para que aminorara de una vez. Luego apuntó a la gasa de la cabeza para que se enfriara y no le quedara un chichón de muerte.
-Solo no hagas tonterías Angus, te lo suplico. Tu chiste ya nos costó muy caro a todos.
Tenía que decírselo. No solía meterse en sus relaciones pero esta vez estaba furiosa y desconcertada, ¿en qué momento había perdido la cabeza de ese modo su hermano? Estaba segura de que esa mujer tenía la culpa.
-Cuando llegue papá voy a ir con Regina.
Conjuró hacia Aquila un ennervate para que despertara de una vez, si era que no lo había hecho ya. Lanzó una última mirada de reproche a su hermano y se levantó para salir de la habitación.
Puso mala cara y seguro su hermano se dio cuenta pero le importaba bien poco. No se necesitaba ser toda una lumbrera para hacer conexiones, porque ella lo conocía demasiado bien. Le acomodó bien la cabeza y presionó el pañuelo que Angus ya le había bien puesto para detener la hemorragia y con la varita conjuró un frasco de poción de su habitación, color anaranjado, más gasas y demás. Vio el ungüento que le había hecho a Angus sobre la cama. El golpe en la cara de Aquila seguía siendo aparatoso, pero para entonces Peach pensaba que seguro la mujer esa no se había querido poner el ungüento para producir más lástima.
Limpió la herida de Aquila en la cabeza y luego la que tenía en la cara, aprovechando. La de la cabeza había dejado de sangrar con eso, a la de la cara le puso el ungüento de Angus para que aminorara de una vez. Luego apuntó a la gasa de la cabeza para que se enfriara y no le quedara un chichón de muerte.
-Solo no hagas tonterías Angus, te lo suplico. Tu chiste ya nos costó muy caro a todos.
Tenía que decírselo. No solía meterse en sus relaciones pero esta vez estaba furiosa y desconcertada, ¿en qué momento había perdido la cabeza de ese modo su hermano? Estaba segura de que esa mujer tenía la culpa.
-Cuando llegue papá voy a ir con Regina.
Conjuró hacia Aquila un ennervate para que despertara de una vez, si era que no lo había hecho ya. Lanzó una última mirada de reproche a su hermano y se levantó para salir de la habitación.
Peach Finnerty- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 16/10/2012
Re: .Asilo.
Aquila gana 27 puntos de experiencia
Florence gana 5 puntos de experiencia
Peach gana 6 puntos de experiencia
Angus gana 27 puntos de experiencia
Florence gana 5 puntos de experiencia
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