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Midiendo peligros
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Midiendo peligros
El asunto de la cafetería que luego derivó en un castigo general que no creía merecer le pareció potencialmente peligroso, más que eso incluso. Lo dicho allí le dejó un mal sabor de boca porque no pensaba que aquello de la conspiración lo hubiesen sacado de la nada, no quería pensar que tras la aparente tranquilidad juvenil había un grupo de gente sin escrúpulos decidida a hacer más de lo necesario para revivir aquel tiempo que sus padres recordaban con cierto amargor.
Quería buscar a Finnerty para ofrecerle su ayuda en lo que fuese necesario, como Pearlie tenía más contacto con Aquila y por ende con él ya le había pedido que se lo dijese y que le avisase de cualquier cosa en la que pudiese colaborar, después de todo en eso también estaba metido su primo Per. No era suficiente ni aparentaba serlo siquiera, al menos no para él porque eso tenía tintes más serios, de todos modos fiel a su promesa familiar lo primero era lo primero, cuidar a los suyos.
Era el día siguiente al incidente aquel y le envió una lechuza muy temprano a Milou Leloup, cerca de las seis de la mañana porque a esa hora había despertado para ir al sangriento entrenamiento de Ayres.
Milou, sé que esto es algo inesperado pero necesito verte hoy mismo. Como ya nos quedó restringida la salida me parece que el bosque es ideal, es un tema privado. Te espero a las seis de la tarde, pasando aquel árbol de tronco blanco que parece un elfo doméstico.
Atte,
Aldrich Burroughs
El día lo tenía lleno de actividades y se desocupaba apenas a esa hora, no era por capricho ni nada, de haber podido citarla al amanecer lo hubiese hecho pero le pareció poco apropiado, apenas le dio tiempo de ducharse y colocarse ropa limpia. Había fumado mucho después de acabar con el entrenamiento porque se sentía ansioso, si Joachim olía desde temprano el tabaco en su ropa seguramente lo iba a echar, estaba prohibido para los de su carrera y seguramente a los oyentes por lo menos les pedía no propiciar el vicio.
Hecho una chimenea, lo esperaba apoyado contra un árbol muy viejo, inmenso, su tronco seguramente tendría más de dos metros de radio.
Quería buscar a Finnerty para ofrecerle su ayuda en lo que fuese necesario, como Pearlie tenía más contacto con Aquila y por ende con él ya le había pedido que se lo dijese y que le avisase de cualquier cosa en la que pudiese colaborar, después de todo en eso también estaba metido su primo Per. No era suficiente ni aparentaba serlo siquiera, al menos no para él porque eso tenía tintes más serios, de todos modos fiel a su promesa familiar lo primero era lo primero, cuidar a los suyos.
Era el día siguiente al incidente aquel y le envió una lechuza muy temprano a Milou Leloup, cerca de las seis de la mañana porque a esa hora había despertado para ir al sangriento entrenamiento de Ayres.
Milou, sé que esto es algo inesperado pero necesito verte hoy mismo. Como ya nos quedó restringida la salida me parece que el bosque es ideal, es un tema privado. Te espero a las seis de la tarde, pasando aquel árbol de tronco blanco que parece un elfo doméstico.
Atte,
Aldrich Burroughs
El día lo tenía lleno de actividades y se desocupaba apenas a esa hora, no era por capricho ni nada, de haber podido citarla al amanecer lo hubiese hecho pero le pareció poco apropiado, apenas le dio tiempo de ducharse y colocarse ropa limpia. Había fumado mucho después de acabar con el entrenamiento porque se sentía ansioso, si Joachim olía desde temprano el tabaco en su ropa seguramente lo iba a echar, estaba prohibido para los de su carrera y seguramente a los oyentes por lo menos les pedía no propiciar el vicio.
Hecho una chimenea, lo esperaba apoyado contra un árbol muy viejo, inmenso, su tronco seguramente tendría más de dos metros de radio.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
El golpesito de la ventana la hizo refunfuñar y ponerse la almohada sobre la cara para ahogar el sonido, sino lo hacía seguramente le iba a soltar un golpe a la ingrata que la estaba despertando. Pero se hizo cada vez más constante y al ver que nadie más se levantaba caminó hasta la ventana.
Está bien, ya te oí, fastidiosa. A ver, ¿qué tienes ahí? –le quitó la notita de la pata y vio que era para ella. ¿Aldrich el primo de Pearlie? Vaya novedad. Escribió una respuesta rápida en el reverso y se la volvió a atar a la lechuza que caminaba por su mesita de noche como si buscara algo-. No tengo nada para ti… ándale chiquita, ya vete.
¿Qué les daban a los de quidditch para despertarse tan temprano? Miro la hora y casi se infarto por que no eran ni las siete y su primera clase no era sino hasta dentro de casi tres horas. Definitivamente ya no había respeto por el sueño ajeno y mejor se fue a los baños, aprovechando para bañarse mientras todo el mundo seguía dormido.
No estaba del todo orgullosa de lo que había ocasionado ni la ponía feliz tener que encerrarse en Brigantia como niña de educación básica, aunque, pensándolo bien, Milou siempre estaba en el campus. Su casa estaba en Francia y no podía estar tomando trasladores a su antojo por que tanto jalón resultaba peligroso. Así que ya le estaba dando lo mismo.
Pero no se habían cansado de culparla y el golpe en su labio se lo recordaba al mirarse en el espejo. Ya no quedaba ni rastro del salvajismo de Loreen (su corazón y su orgullo daban saltos de regocijo al recordar el golpe que le había dado Adnan y su merecida expulsión) por que el enfermero le había arreglado su labio roto en un segundo, pero Milou seguía viéndolo y sentía que todos los demás también.
Tenía en su baúl varias cartas de padres de familia, incluso de muggles, pidiendo la baja definitiva de Finnerty, entre ellas una de la abuela de Aldrich. Solo le faltaba juntar un par de firmas y enviársela a algún decano, pero ya no había procedido por que ya no le parecía tan oportuno.
Lo encontró en el árbol con forma de elfo doméstico pasados quince minutos después de las seis. No se le había hecho tarde por elegancia ni se había esperado quince minutos detrás de un árbol para ver lo que hacía en lo que le hacía esperar, se había demorado con un antídoto para dragones que al final se le habían tirado.
Aldrich –lo saludó también con un gesto de la cabeza y se sentó a su lado. Realmente no lo conocía y solo era el primito de Pearlie. Lo miró y después se desvió hacia el frente frunciendo el labio, nuevamente lo miró como si midiera el terreno e inclinó el rostro sobre su hombro y un sollozo la delató.
Está bien, ya te oí, fastidiosa. A ver, ¿qué tienes ahí? –le quitó la notita de la pata y vio que era para ella. ¿Aldrich el primo de Pearlie? Vaya novedad. Escribió una respuesta rápida en el reverso y se la volvió a atar a la lechuza que caminaba por su mesita de noche como si buscara algo-. No tengo nada para ti… ándale chiquita, ya vete.
¿Qué les daban a los de quidditch para despertarse tan temprano? Miro la hora y casi se infarto por que no eran ni las siete y su primera clase no era sino hasta dentro de casi tres horas. Definitivamente ya no había respeto por el sueño ajeno y mejor se fue a los baños, aprovechando para bañarse mientras todo el mundo seguía dormido.
No estaba del todo orgullosa de lo que había ocasionado ni la ponía feliz tener que encerrarse en Brigantia como niña de educación básica, aunque, pensándolo bien, Milou siempre estaba en el campus. Su casa estaba en Francia y no podía estar tomando trasladores a su antojo por que tanto jalón resultaba peligroso. Así que ya le estaba dando lo mismo.
Pero no se habían cansado de culparla y el golpe en su labio se lo recordaba al mirarse en el espejo. Ya no quedaba ni rastro del salvajismo de Loreen (su corazón y su orgullo daban saltos de regocijo al recordar el golpe que le había dado Adnan y su merecida expulsión) por que el enfermero le había arreglado su labio roto en un segundo, pero Milou seguía viéndolo y sentía que todos los demás también.
Tenía en su baúl varias cartas de padres de familia, incluso de muggles, pidiendo la baja definitiva de Finnerty, entre ellas una de la abuela de Aldrich. Solo le faltaba juntar un par de firmas y enviársela a algún decano, pero ya no había procedido por que ya no le parecía tan oportuno.
Lo encontró en el árbol con forma de elfo doméstico pasados quince minutos después de las seis. No se le había hecho tarde por elegancia ni se había esperado quince minutos detrás de un árbol para ver lo que hacía en lo que le hacía esperar, se había demorado con un antídoto para dragones que al final se le habían tirado.
Aldrich –lo saludó también con un gesto de la cabeza y se sentó a su lado. Realmente no lo conocía y solo era el primito de Pearlie. Lo miró y después se desvió hacia el frente frunciendo el labio, nuevamente lo miró como si midiera el terreno e inclinó el rostro sobre su hombro y un sollozo la delató.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Llevaba unos cuatro cigarrillos para cuando ella llegó Milou, había estado pensando en lo que le diría porque tampoco quería sonar como un ignorante agresivo, no sabía muy bien qué pensar de ella porque lo peor es que su conciencia le seguía recordando que por lo que la recriminaba en ese momento era por decir en voz alta algo que él alguna vez pudo pensar, algo que él pensó pero en menor grado, algo que pudo bien haberlo llevado a ser lo que se esperaba de su persona al menos en su familia.
Creía que su ideología neutra era un golpe de suerte por los padres que tenía, pero es que no se trataba de que la hubiese llamado para corregir sus ideas porque no era su madre o amigo suyo siquiera como para hacerlo, apenas la conocía de forma indirecta y era la primera vez que iban a entablar una conversación. Ella podía pensar lo que fuera, pero el hecho de que fuese tan cercana a su prima lo hacía estar preocupado, no porque le pareciese peligrosa si no porque mediante ella podían llegar a Pearlie.
Ojalá que su abuela no se enterase de que estaba por hacer eso, o de que ya lo había hecho si Leloup le decía alguna cosa a su familia, seguramente su familia conocía a la de ella y el chisme siempre llegaba rápido. Él no sabía de la carta de su abuela para que saquen a Finnerty de la universidad, pero de saberlo no querría ni imaginarse del hervidero que debía ser su casa pues su madre ya habría abierto esa gruta que llevaba por boca.
-Milou, gracias por venir. ¿Te apetece un cigarrillo?-le dijo extendiendo la cajetilla y separándose del árbol para quedar frente a ella y no al lado. Escuchó el sollozo y no supo bien qué pensar, porque le sonó al inicio de un llanto pero no le había dicho nada, supuso que fue un modo de respirar y solamente eso.-Bueno, al grano. Necesito preguntarte por lo que sucedió ayer en la cafetería. No es problema mío lo que hagas, pero eres muy cercana a mi prima Pearlie y eso me preocupa.
Era tan simple como eso, explicaba a grandes rasgos todo lo que pasaba por su mente y la razón de esa reunión, necesitaba una explicación y ella podía no querer dársela, sin embargo eso lo obligaría a insistir hasta que cediese, no estaba dispuesto a irse de allí sin una respuesta. Llevaba la varita cerca por si acaso, se notaba que era lista, no podía evitar pensar que cabía la posibilidad de que el egipcio que la llevó fuera del lugar aquel día estuviese cerca.
Creía que su ideología neutra era un golpe de suerte por los padres que tenía, pero es que no se trataba de que la hubiese llamado para corregir sus ideas porque no era su madre o amigo suyo siquiera como para hacerlo, apenas la conocía de forma indirecta y era la primera vez que iban a entablar una conversación. Ella podía pensar lo que fuera, pero el hecho de que fuese tan cercana a su prima lo hacía estar preocupado, no porque le pareciese peligrosa si no porque mediante ella podían llegar a Pearlie.
Ojalá que su abuela no se enterase de que estaba por hacer eso, o de que ya lo había hecho si Leloup le decía alguna cosa a su familia, seguramente su familia conocía a la de ella y el chisme siempre llegaba rápido. Él no sabía de la carta de su abuela para que saquen a Finnerty de la universidad, pero de saberlo no querría ni imaginarse del hervidero que debía ser su casa pues su madre ya habría abierto esa gruta que llevaba por boca.
-Milou, gracias por venir. ¿Te apetece un cigarrillo?-le dijo extendiendo la cajetilla y separándose del árbol para quedar frente a ella y no al lado. Escuchó el sollozo y no supo bien qué pensar, porque le sonó al inicio de un llanto pero no le había dicho nada, supuso que fue un modo de respirar y solamente eso.-Bueno, al grano. Necesito preguntarte por lo que sucedió ayer en la cafetería. No es problema mío lo que hagas, pero eres muy cercana a mi prima Pearlie y eso me preocupa.
Era tan simple como eso, explicaba a grandes rasgos todo lo que pasaba por su mente y la razón de esa reunión, necesitaba una explicación y ella podía no querer dársela, sin embargo eso lo obligaría a insistir hasta que cediese, no estaba dispuesto a irse de allí sin una respuesta. Llevaba la varita cerca por si acaso, se notaba que era lista, no podía evitar pensar que cabía la posibilidad de que el egipcio que la llevó fuera del lugar aquel día estuviese cerca.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Milou estaba al borde de las lágrimas y necesitaba deshacerse en llanto ahí mismo, no le importaba si Aldrich era su amigo o no o si también la odiaba como la gran mayoría de la universidad. Se había estado conteniendo todos esos días pero no le quedaban más amigas en la universidad más que Pearlie y no estaba muy segura de acudir a ella, no solo por que no quería que la viera derrumbarse por una tontería como una pelea de gatas como la que casi le había hecho tener la niña Finnerty, sino por que la sentía algo rara.
Estaban sucediendo cosas muchísimo más importantes que un castigo universitario colectivo. Tenía, por ejemplo, que mandar más cartas y terminar de juntar firmas; también tenía que saber como estaban sus hermanas, especialmente Romée, y, además, informarse detenidamente de lo que había ocurrido en las grutas realmente por que solo sabía lo básico.
Si, por favor –le dijo separándose de él para buscar en una boquilla negra en su bolso. No había tenido la precaución de abastecerse aunque, en su defensa, ella no sabía que los internarían. Tomó un cigarro y se lo colocó, después se lo llevó a los labios esperando que se lo entendiese.
Levantó una ceja como si lo interrogara con la mirada. Aldrich le parecía una persona extraña y por eso mejor se contuvo, prefirió escaparse y llorar con Adnan lo que le había pasado (además de agradecerle pues era la culpable, casi, de su expulsión). Lo que había ocurrido en la cafetería no tenía en lo absoluto nada que ver con Pearlie, estaba segura de que ni siquiera la había visto por ahí y no sabía en que manera podía afectarle, omitiendo, por supuesto, el hecho de que ya nunca podrían salir.
Apartó el cigarro como si ya le hubiera dado una calada y lo dejó entre sus dedos, levantando ligeramente la mano doblada a la altura de la mejilla.
¿Qué es lo que quieres saber, Aldrich querido? –dijo con un tono ligeramente divertido. Sentía que los dos estaban perdiendo su tiempo por que realmente no había nada que comentar ni nada. Había algo extraño en él que le hacía querer pellizcarle la mejilla, pero se contenía-. Tu estabas ahí, ¿no? Estabas mirando a Sofie, no creas que no te vi.
Se volvió a llevar la boquilla a los labios y esperó a que le encendiera el cigarrillo antes de continuar. Le dio una calada y soltó el aire hacia el cielo con parsimonia.
Lo que pasó en la cafetería no tiene nada que ver con tu prima, así que no te preocupes, ninguna Finnerty o Loreen u otra loca va a romperle el labio o jalarle el cabello o a golpearla. ¿Qué te preocupa?
Estaban sucediendo cosas muchísimo más importantes que un castigo universitario colectivo. Tenía, por ejemplo, que mandar más cartas y terminar de juntar firmas; también tenía que saber como estaban sus hermanas, especialmente Romée, y, además, informarse detenidamente de lo que había ocurrido en las grutas realmente por que solo sabía lo básico.
Si, por favor –le dijo separándose de él para buscar en una boquilla negra en su bolso. No había tenido la precaución de abastecerse aunque, en su defensa, ella no sabía que los internarían. Tomó un cigarro y se lo colocó, después se lo llevó a los labios esperando que se lo entendiese.
Levantó una ceja como si lo interrogara con la mirada. Aldrich le parecía una persona extraña y por eso mejor se contuvo, prefirió escaparse y llorar con Adnan lo que le había pasado (además de agradecerle pues era la culpable, casi, de su expulsión). Lo que había ocurrido en la cafetería no tenía en lo absoluto nada que ver con Pearlie, estaba segura de que ni siquiera la había visto por ahí y no sabía en que manera podía afectarle, omitiendo, por supuesto, el hecho de que ya nunca podrían salir.
Apartó el cigarro como si ya le hubiera dado una calada y lo dejó entre sus dedos, levantando ligeramente la mano doblada a la altura de la mejilla.
¿Qué es lo que quieres saber, Aldrich querido? –dijo con un tono ligeramente divertido. Sentía que los dos estaban perdiendo su tiempo por que realmente no había nada que comentar ni nada. Había algo extraño en él que le hacía querer pellizcarle la mejilla, pero se contenía-. Tu estabas ahí, ¿no? Estabas mirando a Sofie, no creas que no te vi.
Se volvió a llevar la boquilla a los labios y esperó a que le encendiera el cigarrillo antes de continuar. Le dio una calada y soltó el aire hacia el cielo con parsimonia.
Lo que pasó en la cafetería no tiene nada que ver con tu prima, así que no te preocupes, ninguna Finnerty o Loreen u otra loca va a romperle el labio o jalarle el cabello o a golpearla. ¿Qué te preocupa?
Última edición por Milou Leloup el Sáb Nov 10, 2012 9:39 pm, editado 1 vez
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
No era el típico cliché del muchacho que no sabe manejar el llanto en una muchacha o que se vuelve torpe al tenerlo en frente, le incomodaba más bien y en esa ocasión si bien sintió algo de pena por ella terminó por mover la boca hacia un lado en medio de una mueca que pretendía no demostrase demasiado que comenzaba a irritarlo. De saber del origen de su llanto habría pensado que estaba algo más justificado que lo que inicialmente se le pasó por la cabeza, pero no era un legeremante o demasiado intuitivo.
No la culpaba cabalmente del encierro momentáneo, para él no era una tragedia tan grande, tenía algunos cigarros pero no es que se fuese a morir si no fumaba por algunos días y siempre podía pedir un paquete desde fuera. Además para él el castigo fue una acumulación de mal carácter y visceralidad que ya necesitaba salir a la luz, habían sido una secuencia de reacciones naturales que desencadenaron en eso, era todo, pero el asunto es que el factor que lo logró fue Milou. Ser el detonante siempre era un peligro.
Lo de las expulsiones le parecía la consecuencia más grave pero tampoco iba a recriminarle eso, ya seguramente le habrían dicho demasiadas cosas como para que hubiese tomado eso en consideración. Le parecía extraño en ese momento recordar que cuando entró en la cafetería ese día había estado pensando en si Pearlie estaría en lo cierto al pensar que podría llegar a gustar de ella o que hasta tendrían alguna vez una relación para que en las fiestas lo pasasen en la casa de sus abuelos para que ellas puedan maquillarse mutuamente, incluso con Aquila si iba.
Asintió cuando ella afirmó que él estuvo allí, pero el que hubiese mirado a Sofie no le parecía un dato tan importante como aparentemente le pasaba a ella al remarcarlo. Tenía razón en que Pearlie no se iba a meter en problemas con Finnerty o Loreen, eran hijas de familias amigas con la suya y esas cosas se respetaban, pero los Leloup eran respetables ya había que ver el problema en el que la niña se había metido.
-Mira, no me importa que seas purista o lo que sea que defiendas, pero no vamos a hacernos los tontos. Cada vez son más fuertes los rumores de que eso no fue coincidencia, el ataque fue planeado, una trampa. Y ya sabemos todos que cuando se desatan este tipo de cosas los amigos de los más radicales son puestos en medio. Sólo quiero asegurarme que de llegar el momento no vas a usarla, maltratarla o…lo que sea que hagan ahora.-su mirada no era acusadora, era más bien un pedido que le hacía, y ya fuese porque su llanto lo había ablandado o porque sus palabras le parecían sinceras estaba comenzando a sentir un aprecio por ella.-
No la culpaba cabalmente del encierro momentáneo, para él no era una tragedia tan grande, tenía algunos cigarros pero no es que se fuese a morir si no fumaba por algunos días y siempre podía pedir un paquete desde fuera. Además para él el castigo fue una acumulación de mal carácter y visceralidad que ya necesitaba salir a la luz, habían sido una secuencia de reacciones naturales que desencadenaron en eso, era todo, pero el asunto es que el factor que lo logró fue Milou. Ser el detonante siempre era un peligro.
Lo de las expulsiones le parecía la consecuencia más grave pero tampoco iba a recriminarle eso, ya seguramente le habrían dicho demasiadas cosas como para que hubiese tomado eso en consideración. Le parecía extraño en ese momento recordar que cuando entró en la cafetería ese día había estado pensando en si Pearlie estaría en lo cierto al pensar que podría llegar a gustar de ella o que hasta tendrían alguna vez una relación para que en las fiestas lo pasasen en la casa de sus abuelos para que ellas puedan maquillarse mutuamente, incluso con Aquila si iba.
Asintió cuando ella afirmó que él estuvo allí, pero el que hubiese mirado a Sofie no le parecía un dato tan importante como aparentemente le pasaba a ella al remarcarlo. Tenía razón en que Pearlie no se iba a meter en problemas con Finnerty o Loreen, eran hijas de familias amigas con la suya y esas cosas se respetaban, pero los Leloup eran respetables ya había que ver el problema en el que la niña se había metido.
-Mira, no me importa que seas purista o lo que sea que defiendas, pero no vamos a hacernos los tontos. Cada vez son más fuertes los rumores de que eso no fue coincidencia, el ataque fue planeado, una trampa. Y ya sabemos todos que cuando se desatan este tipo de cosas los amigos de los más radicales son puestos en medio. Sólo quiero asegurarme que de llegar el momento no vas a usarla, maltratarla o…lo que sea que hagan ahora.-su mirada no era acusadora, era más bien un pedido que le hacía, y ya fuese porque su llanto lo había ablandado o porque sus palabras le parecían sinceras estaba comenzando a sentir un aprecio por ella.-
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Deseó que Pearlie jamás hubiera pisado Brigantia, que hubiera optado por una vida en familia o que entrara directamente a trabajar moviendo los hilos de su influencia. Tampoco podía hacer un drama y decir que le había roto el corazón por que nunca había sido como ella. Nunca había sido una liberaducha pero tampoco haría lo mismo que Milou en la cafetería, pero las palabras de Aldrich le daban mucho en qué pensar.
También lo que había sucedido con Aquila, había sido horrible. No solo que Holland le había hecho sino la falta de apoyo de su familia, suponía que ese no era el caso de Pearlie y Aldrich.
Milou tenía, es cierto, matices de purismo pero no de una manera fanática como parecía. Lo que había hecho había sido por mera protección y nadie parecía agradecerlo. Se levantó la túnica hasta el hombro. Lo único que él vería sería su piel suave y tersa, nada de Marca Tenebrosa ni nada.
Estoy libre de pecado –sus ojos seguramente seguirían acuosos pero eso no le impidió sostenerle la mirada. Sabía exactamente lo que había querido decirle, que ella era la mala, la peligrosa seguramente-. Toca, no va a aparecer un tatuaje ni nada por el estilo.
Le dio una calada más al cigarro. Comenzaba a cansarse de que pensaran que era la mortífaga más peligrosa por que no lo era, pero no iba por la vida haciéndose la mártir aunque últimamente sentía que sí lo estaba haciendo, ¿qué era la única que se daba cuenta de que el verdadero peligro eran los otros, “los buenos”? Lo que había pasado en las grutas era solo un recordatorio o algo así.
Me cortaría el brazo antes de dejar que cualquier cosa le pase a Pearlie. Haría lo que sea por ella y te juro que sería incapaz de tocarle un solo cabello –y lo decía en serio. Era capaz hasta de matar si algo como lo que le había sucedido a Dan Cleverley le pasaba a Pearlie, asi que, de ella, no tenía nada de que preocuparse-, ¿y tú?
No era una pregunta retórica, de verdad quería saber.
¿Tú de que lado vas a ponerte cuando las cosas se pongan feas?
Los dos ya sabían perfectamente de que lado iba a ponerse ella.
También lo que había sucedido con Aquila, había sido horrible. No solo que Holland le había hecho sino la falta de apoyo de su familia, suponía que ese no era el caso de Pearlie y Aldrich.
Milou tenía, es cierto, matices de purismo pero no de una manera fanática como parecía. Lo que había hecho había sido por mera protección y nadie parecía agradecerlo. Se levantó la túnica hasta el hombro. Lo único que él vería sería su piel suave y tersa, nada de Marca Tenebrosa ni nada.
Estoy libre de pecado –sus ojos seguramente seguirían acuosos pero eso no le impidió sostenerle la mirada. Sabía exactamente lo que había querido decirle, que ella era la mala, la peligrosa seguramente-. Toca, no va a aparecer un tatuaje ni nada por el estilo.
Le dio una calada más al cigarro. Comenzaba a cansarse de que pensaran que era la mortífaga más peligrosa por que no lo era, pero no iba por la vida haciéndose la mártir aunque últimamente sentía que sí lo estaba haciendo, ¿qué era la única que se daba cuenta de que el verdadero peligro eran los otros, “los buenos”? Lo que había pasado en las grutas era solo un recordatorio o algo así.
Me cortaría el brazo antes de dejar que cualquier cosa le pase a Pearlie. Haría lo que sea por ella y te juro que sería incapaz de tocarle un solo cabello –y lo decía en serio. Era capaz hasta de matar si algo como lo que le había sucedido a Dan Cleverley le pasaba a Pearlie, asi que, de ella, no tenía nada de que preocuparse-, ¿y tú?
No era una pregunta retórica, de verdad quería saber.
¿Tú de que lado vas a ponerte cuando las cosas se pongan feas?
Los dos ya sabían perfectamente de que lado iba a ponerse ella.
Última edición por Milou Leloup el Sáb Nov 10, 2012 9:40 pm, editado 1 vez
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Tocó su brazo porque pensaba que cabía la posibilidad de que la marca tenebrosa se manifestase, además jamás la había visto y tenía una curiosidad morbosa al respecto, demasiado para quien se suponía era hijo de alguien que luchó porque la paz por ahora instaurada se mantuviese. No pensaba mucho en ello pero seguramente de hacerlo pensaría que estaba traicionando a su madre de forma grotesca, del peor modo, de una manera que ella podría no perdonarle.
Tras pasar por lo menos tres veces las yemas de sus dedos por sobre la tersa piel de ella se convenció de que no llevaba uno de esos tatuajes delatores. Asintió como para darle a saber que estaba satisfecho con la comprobación, su cigarrillo se había consumido ya, quedaba poco y lo hizo desaparecer con un movimiento de varita pero no sacó otro, dio un paso hacia atrás para intentar descifrarla un poco, el qué motivaba a una muchacha como ella a hacer ese escándalo.
Escuchó con gusto el saber que haría todo por Pearlie, porque de eso se trataba el tener un amigo, sin importar demasiado la ideología que de no cobrar fuerza alguna no era un asunto que a los magos les importase mucho, bastaba ver cómo se habían mantenido las cosas por un tiempo ya, calmadas como si hubiesen hecho un pacto tácito de no agresión, aunque cada tanto se desatase algún incidente parecían ser destellos de locura aislados.
-Gracias.-le agradecería a cualquiera que profesase algún tipo de amor hacia alguien de su familia.-Haría cualquier cosa por su bien. La familia es de las cosas más importantes, si no la que más. -le sonrió por primera vez, sintiéndose algo más calmado al saber que no estaba tratando con una loca, aunque no podía decir lo mismo de sus amigos o futuros camaradas.-
La pregunta que le hizo a continuación no fue tan fácil de responder como la anterior, no tenía las cosas claras al respecto porque de cualquier modo estaba vendiendo su alma al diablo, porque la fe que tenía en esa simulada democracia que todos estaban de acuerdo en aparentar se desmoronaba a veces para dar lugar a pensamientos más vehementes, menos allegados a la buena convivencia.
-No lo sé. De hecho espero que no llegue a suceder, prefiero mantenerme neutro aunque llegado el momento tendré que decidir, nadie escapa de estas cosas.-esta vez sí sacó otro cigarrillo porque era un tema extenso y no sabía si hablarlo con ella era lo mejor. -¿Sabes si será tan malo como la última vez? La mitad de nosotros no estaría con vida de no haber ganado los liberales, ¿no?
Tras pasar por lo menos tres veces las yemas de sus dedos por sobre la tersa piel de ella se convenció de que no llevaba uno de esos tatuajes delatores. Asintió como para darle a saber que estaba satisfecho con la comprobación, su cigarrillo se había consumido ya, quedaba poco y lo hizo desaparecer con un movimiento de varita pero no sacó otro, dio un paso hacia atrás para intentar descifrarla un poco, el qué motivaba a una muchacha como ella a hacer ese escándalo.
Escuchó con gusto el saber que haría todo por Pearlie, porque de eso se trataba el tener un amigo, sin importar demasiado la ideología que de no cobrar fuerza alguna no era un asunto que a los magos les importase mucho, bastaba ver cómo se habían mantenido las cosas por un tiempo ya, calmadas como si hubiesen hecho un pacto tácito de no agresión, aunque cada tanto se desatase algún incidente parecían ser destellos de locura aislados.
-Gracias.-le agradecería a cualquiera que profesase algún tipo de amor hacia alguien de su familia.-Haría cualquier cosa por su bien. La familia es de las cosas más importantes, si no la que más. -le sonrió por primera vez, sintiéndose algo más calmado al saber que no estaba tratando con una loca, aunque no podía decir lo mismo de sus amigos o futuros camaradas.-
La pregunta que le hizo a continuación no fue tan fácil de responder como la anterior, no tenía las cosas claras al respecto porque de cualquier modo estaba vendiendo su alma al diablo, porque la fe que tenía en esa simulada democracia que todos estaban de acuerdo en aparentar se desmoronaba a veces para dar lugar a pensamientos más vehementes, menos allegados a la buena convivencia.
-No lo sé. De hecho espero que no llegue a suceder, prefiero mantenerme neutro aunque llegado el momento tendré que decidir, nadie escapa de estas cosas.-esta vez sí sacó otro cigarrillo porque era un tema extenso y no sabía si hablarlo con ella era lo mejor. -¿Sabes si será tan malo como la última vez? La mitad de nosotros no estaría con vida de no haber ganado los liberales, ¿no?
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Aldrich estaba tan cerca y miraba con tanta curiosidad, por no decir morbo, su hombro que no lo pudo evitar y lo movió hacia él para hacer que se sobresaltara hasta casi soltó un gritito pero era tan en serio que no quería que pareciera una broma, así que mejor se quedó con las ganas.
Si Milou tuviera o no la Marca Tenebrosa en realidad él no la notaría por que solo obedecía al amo y se revelaría si él lo quería, no se revelaría con su tacto a menos que fuera un mortífago llamando a otro o que ella la tocara. Pero como se lo dijo, estaba libre de esa cosa.
Asintió cuando dijo lo de la familia y terminó correspondiéndole la sonrisa. Ella siempre lo tenía en mente por que, como a muchos magos, la habían criado así de manera que su familia fuera su propio eje y no le importaba. Si se portaba como lo hacía era por que debía hacer bien su papel para poder protegerlos de la única forma que sabía, por eso comprendía a Aldrich aunque sea un poquito.
Y tuvo que asentir con la cabeza por que tenía algo de razón con lo de los liberales ganando no con lo de si sería peor esa vez por que no tenía ni idea. No tenía nada en contra de los liberales, por que de ser así jamás se habría matriculado en una universidad rodeada de ellos, pero de los liberales conservadores, los magos comunes y corrientes. Realmente le molestaba que hubiera magos queriendose creer muggles, no lo toleraba.
No me emociona la perspectiva de una nueva guerra, solo espero que sea una broma. Una de pésimo gusto.
Otra calada. A lo mejor a Aldrich lo habían criado de la misma manera, como si desde niños los entrenaran para eso, para una guerra. Conjurando complejos hechizos desde niños para prepararse en lugar de intentar pintar flores de colores o algo por el estilo.
Estoy juntando firmas para solicitar la baja definitiva de Finnerty, incluso tengo una carta de tu abuela –le confesó. No quería hacerlo enojar y que se fuera indignadísimo, pero estaba pasando un buen rato-, tenía la esperanza de que firmaras pero… ya veo que no. En fin.
Nuevamente soltó el humo hacia el cielo. Tenía la necesidad de explicarse, de explicarle a él más bien, las razones por las que había actuado así en la cafetería por que era el primo de Pearlie y aunque no eran amigos sí le importaba un poco su opinión.
No tengo nada en contra de Finnerty, tal vez de Peach si pero eso ya es cosa de orgullo, pero es que…. broma o lo que sea lo que pasó fue horrible. Y si de verdad fueron los mortífagos fue para recordarnos que no somos iguales, que es peligroso alterar el orden.
Estoy sonando como discurso de los años 40, ya sobrevaluado y memorizado, que horror.
Si Milou tuviera o no la Marca Tenebrosa en realidad él no la notaría por que solo obedecía al amo y se revelaría si él lo quería, no se revelaría con su tacto a menos que fuera un mortífago llamando a otro o que ella la tocara. Pero como se lo dijo, estaba libre de esa cosa.
Asintió cuando dijo lo de la familia y terminó correspondiéndole la sonrisa. Ella siempre lo tenía en mente por que, como a muchos magos, la habían criado así de manera que su familia fuera su propio eje y no le importaba. Si se portaba como lo hacía era por que debía hacer bien su papel para poder protegerlos de la única forma que sabía, por eso comprendía a Aldrich aunque sea un poquito.
Y tuvo que asentir con la cabeza por que tenía algo de razón con lo de los liberales ganando no con lo de si sería peor esa vez por que no tenía ni idea. No tenía nada en contra de los liberales, por que de ser así jamás se habría matriculado en una universidad rodeada de ellos, pero de los liberales conservadores, los magos comunes y corrientes. Realmente le molestaba que hubiera magos queriendose creer muggles, no lo toleraba.
No me emociona la perspectiva de una nueva guerra, solo espero que sea una broma. Una de pésimo gusto.
Otra calada. A lo mejor a Aldrich lo habían criado de la misma manera, como si desde niños los entrenaran para eso, para una guerra. Conjurando complejos hechizos desde niños para prepararse en lugar de intentar pintar flores de colores o algo por el estilo.
Estoy juntando firmas para solicitar la baja definitiva de Finnerty, incluso tengo una carta de tu abuela –le confesó. No quería hacerlo enojar y que se fuera indignadísimo, pero estaba pasando un buen rato-, tenía la esperanza de que firmaras pero… ya veo que no. En fin.
Nuevamente soltó el humo hacia el cielo. Tenía la necesidad de explicarse, de explicarle a él más bien, las razones por las que había actuado así en la cafetería por que era el primo de Pearlie y aunque no eran amigos sí le importaba un poco su opinión.
No tengo nada en contra de Finnerty, tal vez de Peach si pero eso ya es cosa de orgullo, pero es que…. broma o lo que sea lo que pasó fue horrible. Y si de verdad fueron los mortífagos fue para recordarnos que no somos iguales, que es peligroso alterar el orden.
Estoy sonando como discurso de los años 40, ya sobrevaluado y memorizado, que horror.
Última edición por Milou Leloup el Sáb Nov 10, 2012 9:40 pm, editado 1 vez
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Lanzó un largo suspiro cuando le dijo que su abuela había firmado, no lo sorprendía pero era a veces un gran peso el saber que las ideas de su familia distaban tanto de las propias, al menos en temas específicos como ese. Lo habían criado como a ella, en medio de complicados conjuros y con la familia estando sobre todas las cosas, por eso le costaba a veces el saber que había diferencias irreconciliables como en ese caso la presencia de Angus.
-No, lo siento. Si bien debería, no es algo que me gustaría. Puede dar miedo con lo de la licantropía y eso, pero es buen tipo, merece el poder ganarse la vida como cualquiera.-además que era algo así como el hijo de la revolución, fue el primero de los que llegaron, el que tanto habían odiado algunos y que les dio una razón más a todos para seguir cuando todo les era tan incierto, con matanzas a su alrededor y un autoritarismo que los reprimía a golpes. Eran tantas las historias que no podía recordar todas.-
Tampoco iba a decirle que su madre era amiga de David Finnerty y que de pequeños había ido a casa de ellos y que allí lo conoció junto a otros chicos que eran hijos de aquella causa de las que sus padres estaban tan orgullosos, en su caso era solo su madre la que participó de forma activa de ello, Gene siempre fue menos dado a esos escándalos mediáticos que Barunka se buscaba, así como los odios de personas como Holland.
Al menos le alegraba saber que eso no iba a terminar tan mal como se imaginó en uno de los escenarios que había ido sopesando en su cabeza. Parecía una persona racional, no una loca que buscaba matar a los hijos de muggles por ahí o que esperaba que alguien se descuide para sacar las garras. Estaba más claro ahora que eso respondía más bien a una diferencia de ideas que a un odio acérrimo, no pudo si no asentir ante lo de Peach que a él tampoco le agradaba, sólo tenían en común a Angus.
-No, no. Es que no somos iguales. Tenemos otro tipo de crianza, otra…forma de pensar, hasta otros valores si se les puede llamar así. Como cualquier pueblo siempre queremos cuidar lo nuestro, que no sea alienado por extraños…que no lo arruinen porque es nuestro, como cuando de niño no le quieres prestar a alguien tu varita de juguete. -estaba gesticulando más que antes, quería decir varias cosas pero trataba de ordenarlas.-Es que no es lo mismo alguien a quien le dan una fortuna y puede comprarse una casa o mil caballos que alguien que desde chico está rodeado de eso, ¿no? No los va cuidar bien, no va a saber comportarse con eso, no va a apreciar todo lo que lo rodea del modo minucioso que nosotros. Nos han criado para esto, para que esto sea nuestro y para que sepamos lo que vale.
-No, lo siento. Si bien debería, no es algo que me gustaría. Puede dar miedo con lo de la licantropía y eso, pero es buen tipo, merece el poder ganarse la vida como cualquiera.-además que era algo así como el hijo de la revolución, fue el primero de los que llegaron, el que tanto habían odiado algunos y que les dio una razón más a todos para seguir cuando todo les era tan incierto, con matanzas a su alrededor y un autoritarismo que los reprimía a golpes. Eran tantas las historias que no podía recordar todas.-
Tampoco iba a decirle que su madre era amiga de David Finnerty y que de pequeños había ido a casa de ellos y que allí lo conoció junto a otros chicos que eran hijos de aquella causa de las que sus padres estaban tan orgullosos, en su caso era solo su madre la que participó de forma activa de ello, Gene siempre fue menos dado a esos escándalos mediáticos que Barunka se buscaba, así como los odios de personas como Holland.
Al menos le alegraba saber que eso no iba a terminar tan mal como se imaginó en uno de los escenarios que había ido sopesando en su cabeza. Parecía una persona racional, no una loca que buscaba matar a los hijos de muggles por ahí o que esperaba que alguien se descuide para sacar las garras. Estaba más claro ahora que eso respondía más bien a una diferencia de ideas que a un odio acérrimo, no pudo si no asentir ante lo de Peach que a él tampoco le agradaba, sólo tenían en común a Angus.
-No, no. Es que no somos iguales. Tenemos otro tipo de crianza, otra…forma de pensar, hasta otros valores si se les puede llamar así. Como cualquier pueblo siempre queremos cuidar lo nuestro, que no sea alienado por extraños…que no lo arruinen porque es nuestro, como cuando de niño no le quieres prestar a alguien tu varita de juguete. -estaba gesticulando más que antes, quería decir varias cosas pero trataba de ordenarlas.-Es que no es lo mismo alguien a quien le dan una fortuna y puede comprarse una casa o mil caballos que alguien que desde chico está rodeado de eso, ¿no? No los va cuidar bien, no va a saber comportarse con eso, no va a apreciar todo lo que lo rodea del modo minucioso que nosotros. Nos han criado para esto, para que esto sea nuestro y para que sepamos lo que vale.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Milou no creía que mereciese la oportunidad de tener una vida digna por muy espantoso que sonara. Ella creía que deberían mandarlos a todos, su hermana incluida, a una comunidad alejada de los magos como hacían los gigantes; ahí podrían tener una vida digna, ahí podrían ser libres y formar sus propias leyes o lo que quisieran hacer. Obviamente eso no era posible, pero seguía pensando que Angus no era un cualquiera ni merecía ser tratado como tal.
Si tú lo dices –le dio la última calada al cigarro y lo apagó en el tronco, apretándolo contra la madera con fuerza y haciéndolo girar. Le estaba dando completamente el avión por que no quería ponerse pesada y tener un debate de opiniones que no terminaría bien. ¿Dónde había quedado la regla de oro sobre no hablar nunca de política e idiologías? Se suponía que era de muy mal gusto.
No era una lunática pecando de fanatismo ni todas esas cosas feas que se imaginaba la gente. Claro que no. Llevaba un año en Brigantia y hasta entonces apenas había dado de qué hablar; en Beauxbatons no la conocían por maltratar a los hijos de muggles, al contrario, se había dedicado a hacerse fama de deportista por que le encantaba estar rodeada de atenciones y poseer cierta popularidad. También solía enseñar a magos pequeños, entre ellos mestizos, a leer y escribir junto a hechizos que estimularan su magia temprana. Sabía controlarse. Es mas, ni siquiera le había tocado un solo cabello a Peach Finnerty, no había puesto la otra mejilla y hasta había hablado de más, pero no la había lastimado. No físicamente como ella y Loreen.
Sus gestos y la forma en la que movía las manos para explicarse le hicieron reír. No fue una risa tranquila, sino de esas que hace quien acaba de llorar cuando ya se tranquilizó.
Entonces somos los que han tenido todo y lo valoran, ¿o los que no? –preguntó. Si tuviera los lentes puestos lo vería por encima de estos. Justo lo que acababa de decir era lo que pensaba de Aquila y sus amigas, pero Milou creía que ellas solo sufrían de algo pasajero, no una enfermedad, sino una especie de locura francesa de quienes están en un lugar diferente. Como las gringas locas en spring break.
Aunque eran palabras de señoras seguía pensando en que todo lo que decía era correcto.
Sabes, a pesar de todo aún quiero mucho a tu prima. ¿Te enseñó lo que me regaló en mi cumpleaños? Es una ternura –del bolso sacó a Beauvais que había estado dormidito, siempre lo llevaba con ella como si fuera un perrito pequeño o algo, además aún estaba chiquito. Seguramente le parecería la cosa más ridícula y odiosa de la vida, pero Milou ya lo adoraba y estaba muy encariñada con él, se lo puso en las manos para que ya no las moviera-. Cárgalo, no muerde ni nada, se llama Beauvais… mira, hasta le caes bien.
Su mascotita se despertó y se hizo bolita (aunque parecía irreal si era posible), para rodar sobre sus manos por que era un igualado.
¿Por qué te asusta tanto lo que pueda hacerle y no lo que sus nuevos amigos? No te entiendo.
No te entiendo no era un te estoy juzgando. Había querido preguntarle por qué le importaba tanto la seguridad de su prima, tanto en un sentido exagerado y no supo cómo su boca terminó diciendo otra cosa.
Si tú lo dices –le dio la última calada al cigarro y lo apagó en el tronco, apretándolo contra la madera con fuerza y haciéndolo girar. Le estaba dando completamente el avión por que no quería ponerse pesada y tener un debate de opiniones que no terminaría bien. ¿Dónde había quedado la regla de oro sobre no hablar nunca de política e idiologías? Se suponía que era de muy mal gusto.
No era una lunática pecando de fanatismo ni todas esas cosas feas que se imaginaba la gente. Claro que no. Llevaba un año en Brigantia y hasta entonces apenas había dado de qué hablar; en Beauxbatons no la conocían por maltratar a los hijos de muggles, al contrario, se había dedicado a hacerse fama de deportista por que le encantaba estar rodeada de atenciones y poseer cierta popularidad. También solía enseñar a magos pequeños, entre ellos mestizos, a leer y escribir junto a hechizos que estimularan su magia temprana. Sabía controlarse. Es mas, ni siquiera le había tocado un solo cabello a Peach Finnerty, no había puesto la otra mejilla y hasta había hablado de más, pero no la había lastimado. No físicamente como ella y Loreen.
Sus gestos y la forma en la que movía las manos para explicarse le hicieron reír. No fue una risa tranquila, sino de esas que hace quien acaba de llorar cuando ya se tranquilizó.
Entonces somos los que han tenido todo y lo valoran, ¿o los que no? –preguntó. Si tuviera los lentes puestos lo vería por encima de estos. Justo lo que acababa de decir era lo que pensaba de Aquila y sus amigas, pero Milou creía que ellas solo sufrían de algo pasajero, no una enfermedad, sino una especie de locura francesa de quienes están en un lugar diferente. Como las gringas locas en spring break.
Aunque eran palabras de señoras seguía pensando en que todo lo que decía era correcto.
Sabes, a pesar de todo aún quiero mucho a tu prima. ¿Te enseñó lo que me regaló en mi cumpleaños? Es una ternura –del bolso sacó a Beauvais que había estado dormidito, siempre lo llevaba con ella como si fuera un perrito pequeño o algo, además aún estaba chiquito. Seguramente le parecería la cosa más ridícula y odiosa de la vida, pero Milou ya lo adoraba y estaba muy encariñada con él, se lo puso en las manos para que ya no las moviera-. Cárgalo, no muerde ni nada, se llama Beauvais… mira, hasta le caes bien.
Su mascotita se despertó y se hizo bolita (aunque parecía irreal si era posible), para rodar sobre sus manos por que era un igualado.
¿Por qué te asusta tanto lo que pueda hacerle y no lo que sus nuevos amigos? No te entiendo.
No te entiendo no era un te estoy juzgando. Había querido preguntarle por qué le importaba tanto la seguridad de su prima, tanto en un sentido exagerado y no supo cómo su boca terminó diciendo otra cosa.
Última edición por Milou Leloup el Sáb Nov 10, 2012 9:40 pm, editado 1 vez
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Se había explayado demasiado, no estaba seguro de si se había excedido pero era cierto. Era un sentimiento egoísta que no dejaba del todo aunque creyese no cuestionar a quienes estudiaban junto a él o quienes compartían aquel don que era tan importante en su vida. No le desagradaban las costumbres muggles, sólo esperaba que quienes no tuviesen una vida de respeto hacia todo ese mundo supiesen apreciarlo, hubiesen aprendido a apreciar la magia más que si fuese un simple truco de prestidigitación.
-Me gusta creer que aprecio lo que tengo. No que lo ando desperdiciando, no importa cuántas bandas muggles me gusten.-una cosa no quitaba la otra, eran cosas incompatibles pero mientras pudiese hacerlas convivir lo haría, no se sentía preparado para elegir, la presión haría que actuase alguna vez pero ese momento no había llegado todavía y apreciaría el tiempo que tenía.-
Él no encontraba en Aquila o Pearlie una traición a las ideas que acababa de expones, pero es que no lo pensaba, había demasiadas contradicciones en su cabeza y no acababa de decidir cuál de los caminos era el que le parecía más lógico, más merecedor de su tiempo o de su lealtad. Por ahora le gustaba creer que con cuidar de los suyos hacía suficiente, que con eso cumplía su deber, que el resto era algo sobre lo que tenía poder, así como se había negado a comprometerse con una muchacha que alguna vez fue su novia pensaba que podría negarse a participar de algo en lo que no acababa de elegir un bando.
Agradecía nuevamente a Milou por preocuparse por su prima y hasta un naciente respeto hacia ella comenzaba a mostrarse quizá hasta en su rostro, ella estaba tan segura de lo que haría si alguna vez se desataba la guerra que le causaba admiración, él se iba sintiendo más y más como un niño. Eso hasta que vio el animalejo que tenía Milou en las manos, eso equilibraba un poco las cosas aunque fuese una tontería.
-¿Bubi? Dime que no se llama así. Eso da pie a muchas bromas, hasta yo con lo correcto que me creo te diré alguna vez que saques a tu bubi o una cosa así.-se rió un poco pero no de forma escandalosa, era solo un pensamiento gracioso que ya sintiéndose más relajado lo hacía sentir más en confianza. Puso la mano para que lo coloque encima y lo vio hacerse pelota para luego moverse por su muñeca como queriendo intentar subir por su brazo. No lo dejó, pero le puso ambas palmas abiertas para que se mueva de un lado al otro, que con eso se quede contento su Beauvais.-
Pensó por un momento en su respuesta a la última pregunta, miró todo el tiempo a la mascota de Milou como hipnotizado pero estaba haciendo un real análisis para intentar saber por qué en ellos confiaba más que en Milou, más que en los que fuesen puristas en realidad.
-Me preocupa porque...ella es como mi tía Frances. Sabes la historia seguramente, tu familia quizá la ha comentado, es demasiado impulsiva, no puede comprender el peligro al que se expone…no piensa en consecuencias, siente demasiado. Ellos no la dañarán porque ella es como ellos, porque tienen un concepto de perdón más grande, de…moral o aquello que te hace pensar dos veces antes de lastimar a alguien. He visto a los puristas, no les tiembla la mano.-todos conocían las historias, todos habían leído los libros al respecto o por lo menos por sus familiares o amigos habían sabido de las matanzas o de las batallas.-¿A ti no te da miedo estar rodeado de tantos…liberales, o neutrales? Después de lo de la radio me imagino que no le caes en gracia a mucha gente seguramente, pero no creo que temas un Avada Kedavra, ¿verdad? Si hubiese sido al revés, defendiendo otras cosas quizá sí. ¿Qué te hizo decidir por ese bando? Yo no sé qué haré si llegase el momento, tú pareces convencida de todo.
-Me gusta creer que aprecio lo que tengo. No que lo ando desperdiciando, no importa cuántas bandas muggles me gusten.-una cosa no quitaba la otra, eran cosas incompatibles pero mientras pudiese hacerlas convivir lo haría, no se sentía preparado para elegir, la presión haría que actuase alguna vez pero ese momento no había llegado todavía y apreciaría el tiempo que tenía.-
Él no encontraba en Aquila o Pearlie una traición a las ideas que acababa de expones, pero es que no lo pensaba, había demasiadas contradicciones en su cabeza y no acababa de decidir cuál de los caminos era el que le parecía más lógico, más merecedor de su tiempo o de su lealtad. Por ahora le gustaba creer que con cuidar de los suyos hacía suficiente, que con eso cumplía su deber, que el resto era algo sobre lo que tenía poder, así como se había negado a comprometerse con una muchacha que alguna vez fue su novia pensaba que podría negarse a participar de algo en lo que no acababa de elegir un bando.
Agradecía nuevamente a Milou por preocuparse por su prima y hasta un naciente respeto hacia ella comenzaba a mostrarse quizá hasta en su rostro, ella estaba tan segura de lo que haría si alguna vez se desataba la guerra que le causaba admiración, él se iba sintiendo más y más como un niño. Eso hasta que vio el animalejo que tenía Milou en las manos, eso equilibraba un poco las cosas aunque fuese una tontería.
-¿Bubi? Dime que no se llama así. Eso da pie a muchas bromas, hasta yo con lo correcto que me creo te diré alguna vez que saques a tu bubi o una cosa así.-se rió un poco pero no de forma escandalosa, era solo un pensamiento gracioso que ya sintiéndose más relajado lo hacía sentir más en confianza. Puso la mano para que lo coloque encima y lo vio hacerse pelota para luego moverse por su muñeca como queriendo intentar subir por su brazo. No lo dejó, pero le puso ambas palmas abiertas para que se mueva de un lado al otro, que con eso se quede contento su Beauvais.-
Pensó por un momento en su respuesta a la última pregunta, miró todo el tiempo a la mascota de Milou como hipnotizado pero estaba haciendo un real análisis para intentar saber por qué en ellos confiaba más que en Milou, más que en los que fuesen puristas en realidad.
-Me preocupa porque...ella es como mi tía Frances. Sabes la historia seguramente, tu familia quizá la ha comentado, es demasiado impulsiva, no puede comprender el peligro al que se expone…no piensa en consecuencias, siente demasiado. Ellos no la dañarán porque ella es como ellos, porque tienen un concepto de perdón más grande, de…moral o aquello que te hace pensar dos veces antes de lastimar a alguien. He visto a los puristas, no les tiembla la mano.-todos conocían las historias, todos habían leído los libros al respecto o por lo menos por sus familiares o amigos habían sabido de las matanzas o de las batallas.-¿A ti no te da miedo estar rodeado de tantos…liberales, o neutrales? Después de lo de la radio me imagino que no le caes en gracia a mucha gente seguramente, pero no creo que temas un Avada Kedavra, ¿verdad? Si hubiese sido al revés, defendiendo otras cosas quizá sí. ¿Qué te hizo decidir por ese bando? Yo no sé qué haré si llegase el momento, tú pareces convencida de todo.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Milou lo miró cual turista que le hablaban en chino o en otro idioma por que no había entendido el por que podría prestarse para bromas el nombre que habían escogido Pearlie y ella para su mascota, lo atribuyó a alguna clase de sentido del humor inglés o algo así. Aunque ya llevaba más de un año hablando inglés todo el día, todavía tenía problemitas ligeros con el idioma, en especial para captar los chistes.
Se rió pero fue muy fingido, casi parecía que lo había hecho por compromiso, pero era para no hacerlo sentir mal y no por sarcasmo.
¿Sacarme mi bubi? No, Bubi no, Beau-vais –le dijo tranquilamente, separándolo por sílabas y acentuando la pronunciación en francés para que la próxima vez que lo dijera lo hiciera bien. Entonces comenzó a reírse casi como él lo había hecho, pero con un sonrojo ligerísimo, después de haber repetido como tres veces más en su mente lo que le había dicho-. Ah, ya entendí… hey –le dio un ligerísimo empujó en el hombro con falso reproche.
Estaba bien si se refería a su Beauvais y no en serio, aunque daba igual, le había hecho reír y solo era una broma. Tampoco era su madre como para escandalizarse por una broma en doble sentido.
Hablaban de más cosas durante la cena cuando estaba en familia que los temas relacionados con Francés Alechinsky como, por ejemplo, el futuro que se estaba forjando Clemence en el ministerio o el logro académico de Romée y cuando no estaba en el colegio Aline se robaba la atención hablando de sus patoaventuras. Cosas sin importancia.
Sabía quién era esa señora más por su trato con Pearlie, aunque alguna vez había escuchado a su madre criticarla. Aunque él tenía un punto a su favor. El más claro ejemplo era Aquila y ella no había escuchado que a Francés la hubiesen torturado por casarse con un sangre sucia. Bueno, mas bien no había preguntado.
Claro que me asusta, bueno antes no, solo después de lo que pasó en la cafetería. No quería ni salir de la enfermería –le comentó con una sonrisa. Había ido ahí para que le curaran el labio por que Loreen se lo había roto salvajemente. Todavía recordaba el miedo infinito que sintió cuando entró a su facultad para ir a dormir, aunque por suerte habían expulsado a la Ogmios y seguramente Finnerty niña se había dormido en otro lado por que no tuvo que enfrentarla nuevamente en el dormitorio-. Hasta ahora nunca había declarado abiertamente mis ideologías, inclusive he salido a algunos pub muggles desde que estoy en Brigantia, bueno, solo fue una vez y no lo he vuelto a hacer, pero no le digas a nadie por que sino me desheredan o me tachan socialmente para siempre.
Lo último lo había dicho en broma. En la universidad no había tenido que preocuparse por quedar bien en sociedad, no tanto, por lo mismo de estar siempre rodeada de liberaluchos, aunque si se comportaba con moderación. En el fondo si le aterraba que la tacharan no solo de liberal sino lo que alguien como Émilienne Lefebvre pudiera decirle.
Mi familia y sus costumbres. No puedo decir que me hayan obligado por que es lo que creo, aunque sí, lo hicieron –no eran de esas familias que le lanzaban a sus hijos un crucio para enderezarlos y llevarlos por el buen camino, pero si tenían muy arraigadas sus costumbres y asi se las inculcaron desde niña-. Me asustan mucho los muggles, Aldrich, muchísimo. Además, no son cómo nosotros. Por algo los magos nos hemos escondido de ellos desde siempre, por algo el ministerio se empeña en que no sepan de nuestra existencia y últimamente parece que los sangresucia se empeñan en mezclar los dos mundos por que no quieren adaptarse a nosotros, con sus cosas en las orejas y su futbol y sus armas y su música, guacala. Se ha perdido muchísima magia, muchísimos hechizos… eso me hace decidir en qué bando quiero estar.
Bajó la mirada a Beauvais y lo acarició, aun en la mano de Aldrich. Quería decirle tantas cosas y al mismo tiempo no sabía cómo explicarse, casi se pone a gesticular cómo él.
Eso y otras cosas mucho más personales…. ¿harías un juramente inquebrantable? –le preguntó alzando la mirada y lo encaró.
Se rió pero fue muy fingido, casi parecía que lo había hecho por compromiso, pero era para no hacerlo sentir mal y no por sarcasmo.
¿Sacarme mi bubi? No, Bubi no, Beau-vais –le dijo tranquilamente, separándolo por sílabas y acentuando la pronunciación en francés para que la próxima vez que lo dijera lo hiciera bien. Entonces comenzó a reírse casi como él lo había hecho, pero con un sonrojo ligerísimo, después de haber repetido como tres veces más en su mente lo que le había dicho-. Ah, ya entendí… hey –le dio un ligerísimo empujó en el hombro con falso reproche.
Estaba bien si se refería a su Beauvais y no en serio, aunque daba igual, le había hecho reír y solo era una broma. Tampoco era su madre como para escandalizarse por una broma en doble sentido.
Hablaban de más cosas durante la cena cuando estaba en familia que los temas relacionados con Francés Alechinsky como, por ejemplo, el futuro que se estaba forjando Clemence en el ministerio o el logro académico de Romée y cuando no estaba en el colegio Aline se robaba la atención hablando de sus patoaventuras. Cosas sin importancia.
Sabía quién era esa señora más por su trato con Pearlie, aunque alguna vez había escuchado a su madre criticarla. Aunque él tenía un punto a su favor. El más claro ejemplo era Aquila y ella no había escuchado que a Francés la hubiesen torturado por casarse con un sangre sucia. Bueno, mas bien no había preguntado.
Claro que me asusta, bueno antes no, solo después de lo que pasó en la cafetería. No quería ni salir de la enfermería –le comentó con una sonrisa. Había ido ahí para que le curaran el labio por que Loreen se lo había roto salvajemente. Todavía recordaba el miedo infinito que sintió cuando entró a su facultad para ir a dormir, aunque por suerte habían expulsado a la Ogmios y seguramente Finnerty niña se había dormido en otro lado por que no tuvo que enfrentarla nuevamente en el dormitorio-. Hasta ahora nunca había declarado abiertamente mis ideologías, inclusive he salido a algunos pub muggles desde que estoy en Brigantia, bueno, solo fue una vez y no lo he vuelto a hacer, pero no le digas a nadie por que sino me desheredan o me tachan socialmente para siempre.
Lo último lo había dicho en broma. En la universidad no había tenido que preocuparse por quedar bien en sociedad, no tanto, por lo mismo de estar siempre rodeada de liberaluchos, aunque si se comportaba con moderación. En el fondo si le aterraba que la tacharan no solo de liberal sino lo que alguien como Émilienne Lefebvre pudiera decirle.
Mi familia y sus costumbres. No puedo decir que me hayan obligado por que es lo que creo, aunque sí, lo hicieron –no eran de esas familias que le lanzaban a sus hijos un crucio para enderezarlos y llevarlos por el buen camino, pero si tenían muy arraigadas sus costumbres y asi se las inculcaron desde niña-. Me asustan mucho los muggles, Aldrich, muchísimo. Además, no son cómo nosotros. Por algo los magos nos hemos escondido de ellos desde siempre, por algo el ministerio se empeña en que no sepan de nuestra existencia y últimamente parece que los sangresucia se empeñan en mezclar los dos mundos por que no quieren adaptarse a nosotros, con sus cosas en las orejas y su futbol y sus armas y su música, guacala. Se ha perdido muchísima magia, muchísimos hechizos… eso me hace decidir en qué bando quiero estar.
Bajó la mirada a Beauvais y lo acarició, aun en la mano de Aldrich. Quería decirle tantas cosas y al mismo tiempo no sabía cómo explicarse, casi se pone a gesticular cómo él.
Eso y otras cosas mucho más personales…. ¿harías un juramente inquebrantable? –le preguntó alzando la mirada y lo encaró.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
No se lo decía con deseo lascivo en los ojos, era más bien una broma inevitable que si no la hacía él la haría otra persona, así que mejor alguien decente como él. Tras el empujón levantó las manos en señal de inocencia mientras reía de lo ridículo que era a veces, pero repitió el nombre de la criatura esa tal y como ella le había dicho, no dominaba el francés pero algo había aprendido en las visitas de Pearlie y escuchando a Shadow que intentaba aprender el idioma por sí sola. Mientras ella le respondía se puso a ver cómo se movía el tan Beauvais para evitar que se caiga de entre sus manos.
El tema de Pearlie lo exteriorizaba de ese modo por primera vez, no lo había comentado con nadie porque no tenía a alguien que fuese a entenderlo, su hermana quizá, pero estaba demasiado metida en su propio mundo como para que comprendiese esas cosas, a veces pensaba que debió llamarse ‘Shallow’. Le agradó saber que además de que parecía entender lo que le decía, incluso su preocupación, no era una purista enloquecida por no tocar ni el suelo que había pisado un liberal o un muggle.
-No diré nada, yo he ido infinitas veces y mi abuela tampoco debe enterarse. Más por su salud que por la herencia, soy el único nieto hombre que…pues que cumple con lo que ella considera una vida digna, mi abuelo tiene mente más abierta, pero sé que le agrada que me comporte y eso.-era mentirles a sus abuelos pero prefería hacerlo a que por ejercer su libertad se consternaran, jamás se enterarían, y si lo hacían ya podría explicarles de buen modo, restándole importancia a todo, es que no había ganancia en hacerle daño a sus expectativas.-
Su familia tampoco lo había empujado a elegir una ideología, pero comprendía la presión de la que ella hablaba, incluso ese temor que sentía era algo con lo que alguna vez pudo relacionarse, hace ya algunos años había sentido eso mismo antes de comenzar a salir al mundo muggle con tanta regularidad para ir a conciertos o a un simple bar por una cerveza, era algo muy bueno para cuando uno quería sentir que se alejaba de todo, como si el estar rodeado de esa gente que no sabía cómo usar una varita lo aislase de la realidad.
No creía que el ministerio los alejase de los muggles por miedo, más bien pensaba que era un asunto relacionado a que no se quería compartir con ellos lo que poseían, no porque tratarían de usarlo en contra de los magos. Pero ese era un tipo de miedo. Cuando lo pensó y llegó a la misma conclusión que ella le tuvo que dar la razón inmediatamente y asintió antes de hablar, tenía razón con lo de los hechizos, él había leído varios libros de artes oscuras que hablaban de ese tipo de cosas, la magia ancestral que había sido desplazada por las costumbres ajenas e inútiles.
Pasó a Beauvais a su hombro ya que parecía interesado en llegar hasta su rostro, allí comenzó a rodar de un lado a otro mientras ahora quería llegar hasta su cabeza. Se debía ver ridículo. Ese animal debería entender que no iba a ponerlo sobre su cabeza, que se sintiese afortunado de estar en su hombro y ya. La pregunta del juramento inquebrantable le hizo alzar una ceja, uno no pregunta ese tipo de cosas por preguntar.
-Depende. ¿Por qué lo preguntas? ¿Crees que me harían unirme mediante ese método? De hecho no es que lo tomaría por gusto, si no en una situación extrema…pero no sé qué tengas en mente. ¿Tú lo has hecho?
El tema de Pearlie lo exteriorizaba de ese modo por primera vez, no lo había comentado con nadie porque no tenía a alguien que fuese a entenderlo, su hermana quizá, pero estaba demasiado metida en su propio mundo como para que comprendiese esas cosas, a veces pensaba que debió llamarse ‘Shallow’. Le agradó saber que además de que parecía entender lo que le decía, incluso su preocupación, no era una purista enloquecida por no tocar ni el suelo que había pisado un liberal o un muggle.
-No diré nada, yo he ido infinitas veces y mi abuela tampoco debe enterarse. Más por su salud que por la herencia, soy el único nieto hombre que…pues que cumple con lo que ella considera una vida digna, mi abuelo tiene mente más abierta, pero sé que le agrada que me comporte y eso.-era mentirles a sus abuelos pero prefería hacerlo a que por ejercer su libertad se consternaran, jamás se enterarían, y si lo hacían ya podría explicarles de buen modo, restándole importancia a todo, es que no había ganancia en hacerle daño a sus expectativas.-
Su familia tampoco lo había empujado a elegir una ideología, pero comprendía la presión de la que ella hablaba, incluso ese temor que sentía era algo con lo que alguna vez pudo relacionarse, hace ya algunos años había sentido eso mismo antes de comenzar a salir al mundo muggle con tanta regularidad para ir a conciertos o a un simple bar por una cerveza, era algo muy bueno para cuando uno quería sentir que se alejaba de todo, como si el estar rodeado de esa gente que no sabía cómo usar una varita lo aislase de la realidad.
No creía que el ministerio los alejase de los muggles por miedo, más bien pensaba que era un asunto relacionado a que no se quería compartir con ellos lo que poseían, no porque tratarían de usarlo en contra de los magos. Pero ese era un tipo de miedo. Cuando lo pensó y llegó a la misma conclusión que ella le tuvo que dar la razón inmediatamente y asintió antes de hablar, tenía razón con lo de los hechizos, él había leído varios libros de artes oscuras que hablaban de ese tipo de cosas, la magia ancestral que había sido desplazada por las costumbres ajenas e inútiles.
Pasó a Beauvais a su hombro ya que parecía interesado en llegar hasta su rostro, allí comenzó a rodar de un lado a otro mientras ahora quería llegar hasta su cabeza. Se debía ver ridículo. Ese animal debería entender que no iba a ponerlo sobre su cabeza, que se sintiese afortunado de estar en su hombro y ya. La pregunta del juramento inquebrantable le hizo alzar una ceja, uno no pregunta ese tipo de cosas por preguntar.
-Depende. ¿Por qué lo preguntas? ¿Crees que me harían unirme mediante ese método? De hecho no es que lo tomaría por gusto, si no en una situación extrema…pero no sé qué tengas en mente. ¿Tú lo has hecho?
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Negó con la cabeza por que tampoco lo había hecho nunca, ni siquiera estaba del todo segura sobre cómo debía hacerse correctamente pero era una idea que se le había ocurrido de pronto y Milou solía seguir impulsos aunque no siempre fueran de lo más perfecto, ocurrente o correcto.
No, por nada –se apresuró a decir para que no se asustara, se espantara o cualquier cosa que pudiera aparecer en esa cabecita suya y comenzó a reírse por que Beauvais parecía haber simpatizado con él. Esas criaturitas ya eran facilotas de por si, por que así era su naturaleza, pero Aldrich no y nunca se imaginó que terminarían jugando-. Puedes aventarlo, ya le gusta.
Le sugirió cambiando repentinamente de tema para ganar un poquito de tiempo y pensar bien en lo que le había preguntado, también en lo que iba a responderle.
Al verlo por los pasillos en Brigantia y en las fotos de Pearlie se le había figurado serio, muy serio y una mini versión masculina de su abuela, pero nunca se había molestado en preguntar cómo era realmente. En realidad empezó a tomarlo en cuenta cuando su amiga comenzó a nombrarlo y enumerar sus infinitas cualidades, cosa que a veces sí le fastidiaba un poquito.
No había tomado partido alguno pero ya tenía la decisión de no formar parte del mismo que Milou aunque no lo expresara. Supuso que para él, el único varon digno de su familia, debía resultar muy difícil, aunque no podía imaginarlo realmente.
No tengo ni idea sobre el método que utilicen –se estaba refiriendo a los mortífagos, lo sabía. Era chistoso lo diferentes que eran sus ideales, sus creencias y principios. Milou ansiaba la marca, la quería ver brillando en su brazo para integrarse al grupo de mortífagos jóvenes que estaban consiguiendo un cambio en la comunidad mágica; pero para eso necesitaba esforzarse por que quería ganarla por mérito propio y no por influencias. No funcionaba así para ella-, pero no creo, deben tener otros métodos; supongo que si lo han de usar, pero no para la iniciación y no, tampoco lo he hecho. No sé bien como, pero se me ocurrió que… bueno, se me ocurrió que podrías ayudarme.
Se dio cuenta de que se estaba mordiendo el diablo. Estudiar con semiveelas afectaba mucho en la confianza de una persona, él debía saberlo perfectamente. Había crecido acostumbrada a quererlo todo y ganárselo, pero carecía un poco de encanto por que no sabía muy bien como pedir las cosas.
Podría serte también de utilidad por si alguna vez quieres esconder algo… o a alguien, ¿no? Escuché que lo usaron siempre en las otras guerras.
La de Mott y la de Voldemort.
No, por nada –se apresuró a decir para que no se asustara, se espantara o cualquier cosa que pudiera aparecer en esa cabecita suya y comenzó a reírse por que Beauvais parecía haber simpatizado con él. Esas criaturitas ya eran facilotas de por si, por que así era su naturaleza, pero Aldrich no y nunca se imaginó que terminarían jugando-. Puedes aventarlo, ya le gusta.
Le sugirió cambiando repentinamente de tema para ganar un poquito de tiempo y pensar bien en lo que le había preguntado, también en lo que iba a responderle.
Al verlo por los pasillos en Brigantia y en las fotos de Pearlie se le había figurado serio, muy serio y una mini versión masculina de su abuela, pero nunca se había molestado en preguntar cómo era realmente. En realidad empezó a tomarlo en cuenta cuando su amiga comenzó a nombrarlo y enumerar sus infinitas cualidades, cosa que a veces sí le fastidiaba un poquito.
No había tomado partido alguno pero ya tenía la decisión de no formar parte del mismo que Milou aunque no lo expresara. Supuso que para él, el único varon digno de su familia, debía resultar muy difícil, aunque no podía imaginarlo realmente.
No tengo ni idea sobre el método que utilicen –se estaba refiriendo a los mortífagos, lo sabía. Era chistoso lo diferentes que eran sus ideales, sus creencias y principios. Milou ansiaba la marca, la quería ver brillando en su brazo para integrarse al grupo de mortífagos jóvenes que estaban consiguiendo un cambio en la comunidad mágica; pero para eso necesitaba esforzarse por que quería ganarla por mérito propio y no por influencias. No funcionaba así para ella-, pero no creo, deben tener otros métodos; supongo que si lo han de usar, pero no para la iniciación y no, tampoco lo he hecho. No sé bien como, pero se me ocurrió que… bueno, se me ocurrió que podrías ayudarme.
Se dio cuenta de que se estaba mordiendo el diablo. Estudiar con semiveelas afectaba mucho en la confianza de una persona, él debía saberlo perfectamente. Había crecido acostumbrada a quererlo todo y ganárselo, pero carecía un poco de encanto por que no sabía muy bien como pedir las cosas.
Podría serte también de utilidad por si alguna vez quieres esconder algo… o a alguien, ¿no? Escuché que lo usaron siempre en las otras guerras.
La de Mott y la de Voldemort.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
No lo iba a aventar, así que solamente rió un poco antes de pasarlo de nuevo a la mano para que se entretuviese subiendo hasta su hombro si podía, tenía que aprender a valerse por sí mismo, sobre todo si quería tener un sitio privilegiado en las alturas cuando medía tan poco la pobre criatura. No se imaginaba cómo era ser tan diminuto aunque por un momento lo intentó.
Ella tenía mucha razón en que se parecía mucho a su abuela aunque también tenía mucho de su madre, ella era la razón por la que no buscaba como ella la marca con tantas ansias como Milou podía hacerlo, su madre pudo morir por luchar contra algo que le parecía injusto, aquello que a él no le sonaba tan mal como para darse de latigazos en la espalda. Suspiró ante la idea porque lo que se esperaba de él era mucho, por ambos lados.
En lo que Leloup tenía razón era en que él no buscaba que su piel llevase la marca de esa calavera con una serpiente saliendo por su boca, no creía que fuese necesario para su vida, estaba cómodo y feliz por ahora. Maldecía que eso le fuese a durar tan poco, lo presentía, lo sabía. La ansiedad crecía en su cuerpo y las pesadillas que no recordaba al despertar a mitad de la noche lo evidenciaban. Todo al final se resumiría en él mismo, porque de tomar el lugar de un mortífago para defender esas ideas no había vuelta atrás y no quería ser un traidor, a ninguna de las causas.
-¿En qué deseas que te ayude?-fue todo lo que le dijo después de eso, porque pensaba que podía servirle para ocultar a quienes estuviesen en peligro tal como ella exponía, pero es que ya ni sabía en quienes podría confiar cuando decidiese, sentía que de cualquier modo perdería inmediatamente a la mitad de sus amigos, y cada uno de ellos le agradaba, cada uno de ellos era su amigo por algo.-
No sabía que ella tenía su confianza dañada por la presencia de las semiveelas pero su hermana Shadow sufría por eso aunque en la sangre de ambos corriese ese tipo de sangre, ninguno de los dos se consideraba semiveelo o semiveela, además debía ya haberse diluido la sangre heredada de su madre porque él no se consideraba una persona demasiado amable –más bien era educado- y ella era incluso solitaria.
-¿En qué te puedo ayudar? Lo haré, pero necesito que me ayudes con algo a cambio. Generalmente lo hago sin pedir nada, pero creo que podrás darme una buena perspectiva.
Ella tenía mucha razón en que se parecía mucho a su abuela aunque también tenía mucho de su madre, ella era la razón por la que no buscaba como ella la marca con tantas ansias como Milou podía hacerlo, su madre pudo morir por luchar contra algo que le parecía injusto, aquello que a él no le sonaba tan mal como para darse de latigazos en la espalda. Suspiró ante la idea porque lo que se esperaba de él era mucho, por ambos lados.
En lo que Leloup tenía razón era en que él no buscaba que su piel llevase la marca de esa calavera con una serpiente saliendo por su boca, no creía que fuese necesario para su vida, estaba cómodo y feliz por ahora. Maldecía que eso le fuese a durar tan poco, lo presentía, lo sabía. La ansiedad crecía en su cuerpo y las pesadillas que no recordaba al despertar a mitad de la noche lo evidenciaban. Todo al final se resumiría en él mismo, porque de tomar el lugar de un mortífago para defender esas ideas no había vuelta atrás y no quería ser un traidor, a ninguna de las causas.
-¿En qué deseas que te ayude?-fue todo lo que le dijo después de eso, porque pensaba que podía servirle para ocultar a quienes estuviesen en peligro tal como ella exponía, pero es que ya ni sabía en quienes podría confiar cuando decidiese, sentía que de cualquier modo perdería inmediatamente a la mitad de sus amigos, y cada uno de ellos le agradaba, cada uno de ellos era su amigo por algo.-
No sabía que ella tenía su confianza dañada por la presencia de las semiveelas pero su hermana Shadow sufría por eso aunque en la sangre de ambos corriese ese tipo de sangre, ninguno de los dos se consideraba semiveelo o semiveela, además debía ya haberse diluido la sangre heredada de su madre porque él no se consideraba una persona demasiado amable –más bien era educado- y ella era incluso solitaria.
-¿En qué te puedo ayudar? Lo haré, pero necesito que me ayudes con algo a cambio. Generalmente lo hago sin pedir nada, pero creo que podrás darme una buena perspectiva.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Si Pearlie supiera cómo trataba a Beauvais de seguro se lo terminaría quitando. Cuando Milou era chiquita tenía la mala costumbre de “operar” a sus mascotas y todas habían terminado muertas y enterradas en el jardín. Era la típica niña a la que tenían que reemplazarle al perro con uno igual por que siempre los mataba con sus experimentos, pero así había aprendido muchísimo de criaturas mágicas y con el tiempo esas operaciones comenzaban a mejorar. Al menos ahora los curaba de verdad. Beauvais era una especie juguetona y si le gustaba que lo lanzara a la cama o lo tratara como pelota.
Sonrió complacida por su ayuda incluso se habría abalanzado a abrazarlo de no se por que todavía no confiaba en el como un amigo intimo. Por un momento se imagino que terminaría rechazándola por completo y retirándose ahora que ya le había dicho todo lo que quería.
Enarcó una ceja cuando le pidió algo a cambio. Claro, jamás se hacía nada solo por hacerlo y no pensó que el fuera a ser diferente. Sonrió, pero esta vez fue diferente y casi hipócrita, nada que ver con las sonrisas amables que hasta ese momento le había dirigido. Esta más bien era de regocijo propio, como cuando estaba en un duelo.
Aldrich me intrigas. Pensé que eras prácticamente un libro abierto, pero ya veo que no
Por un momento se lo planteó un poco y también dudo. Ella no hacia nada por nadie, solo por las personas que mas quería y normalmente era de forma inconsciente; Milou estaba acostumbrada a que todos le sirvieran sin pedir nada a cambio y no esperaba que esta vez fuera diferente. Pero, como le había dicho, él le intrigaba y aunque decían que la curiosidad mataba al gato, a ella le podía más.
Quiero que me ayudes a practicar, eso es todo. ¿Y tú? ¿Perspectiva sobre qué? Dime que es lo que está dentro de esa cabecita tuya por que no tengo ni idea de para qué podría servirte.
Sonrió complacida por su ayuda incluso se habría abalanzado a abrazarlo de no se por que todavía no confiaba en el como un amigo intimo. Por un momento se imagino que terminaría rechazándola por completo y retirándose ahora que ya le había dicho todo lo que quería.
Enarcó una ceja cuando le pidió algo a cambio. Claro, jamás se hacía nada solo por hacerlo y no pensó que el fuera a ser diferente. Sonrió, pero esta vez fue diferente y casi hipócrita, nada que ver con las sonrisas amables que hasta ese momento le había dirigido. Esta más bien era de regocijo propio, como cuando estaba en un duelo.
Aldrich me intrigas. Pensé que eras prácticamente un libro abierto, pero ya veo que no
Por un momento se lo planteó un poco y también dudo. Ella no hacia nada por nadie, solo por las personas que mas quería y normalmente era de forma inconsciente; Milou estaba acostumbrada a que todos le sirvieran sin pedir nada a cambio y no esperaba que esta vez fuera diferente. Pero, como le había dicho, él le intrigaba y aunque decían que la curiosidad mataba al gato, a ella le podía más.
Quiero que me ayudes a practicar, eso es todo. ¿Y tú? ¿Perspectiva sobre qué? Dime que es lo que está dentro de esa cabecita tuya por que no tengo ni idea de para qué podría servirte.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Tendría que ser tonto para no haber sacado aquel pedido en ese momento, sobretodo porque difícilmente se fuese a presentar otra ocasión para que aquello tuviese equidad, lo que ella quería era algo un tanto importante y lo de él era más un intercambio de opiniones, incluso salía perdiendo, debería pedirle alguna cosa extra aunque eso ya no podía hacerlo porque ya se había creado el contrato tácito.
No diferenció su sonrisa hipócrita de las sinceras que le había dedicado porque apenas la conocía, no era de las personas que frecuentaba regularmente y a veces ni con sus amigos podía estar seguro, las intenciones eran algo con lo que se podía fingir mucho. No se creía muy intrigante y por eso enarcó una ceja cuando le dijo eso, pensando en qué modo lo era, pensaba que había sido muy claro respecto a sus intenciones pero aparentemente no fue así.
-¿A practicar? Se necesitan tres personas para realizar el hechizo, además sobre qué esperas jurar. No lo tomes tan a la ligera. Si vas a llamar a alguien, hazlo, no me retracto.-tenía sus dudas al respecto porque no era un juego, pero siempre podía dejarlo cuando se pusiese muy complicado, tampoco es como si fuese su deber.-
Se tomó su tiempo para responder lo último porque no quería hablarlo tan a la ligera, menos si esperaban a alguien más a quien podía ni conocer, o peor, no confiar. De todos modos lo meditó para tomar en cuenta todas sus posibilidades pero siguió pareciéndole un riesgo infundado el decirle las cosas de una buena vez, además el favor de ella estaba antes.
-Hagamos primero lo tuyo y después te digo qué necesito. ¿Preparada?-de todas formas sacó su varita de una vez, miró hacia los lados volteando los ojos para saber si alguien se acercaba, pero tampoco se escuchaban pisadas. Puso al animalito de Milou de nuevo en su hombro para poder jugar con su varita pasándola de una mano a la otra.-
No diferenció su sonrisa hipócrita de las sinceras que le había dedicado porque apenas la conocía, no era de las personas que frecuentaba regularmente y a veces ni con sus amigos podía estar seguro, las intenciones eran algo con lo que se podía fingir mucho. No se creía muy intrigante y por eso enarcó una ceja cuando le dijo eso, pensando en qué modo lo era, pensaba que había sido muy claro respecto a sus intenciones pero aparentemente no fue así.
-¿A practicar? Se necesitan tres personas para realizar el hechizo, además sobre qué esperas jurar. No lo tomes tan a la ligera. Si vas a llamar a alguien, hazlo, no me retracto.-tenía sus dudas al respecto porque no era un juego, pero siempre podía dejarlo cuando se pusiese muy complicado, tampoco es como si fuese su deber.-
Se tomó su tiempo para responder lo último porque no quería hablarlo tan a la ligera, menos si esperaban a alguien más a quien podía ni conocer, o peor, no confiar. De todos modos lo meditó para tomar en cuenta todas sus posibilidades pero siguió pareciéndole un riesgo infundado el decirle las cosas de una buena vez, además el favor de ella estaba antes.
-Hagamos primero lo tuyo y después te digo qué necesito. ¿Preparada?-de todas formas sacó su varita de una vez, miró hacia los lados volteando los ojos para saber si alguien se acercaba, pero tampoco se escuchaban pisadas. Puso al animalito de Milou de nuevo en su hombro para poder jugar con su varita pasándola de una mano a la otra.-
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Estoy muy segura sobre lo que quiero jurar.
Lo interrumpió y después ambos se quedaron en silencio.
El problema era que no quería involucrar a ningún tercero pues ya sería demasiado, pero no se le ocurría otra manera de confesar todo eso que la estaba lastimando, que la carcomía por dentro y le quitaba el sueño. Milou necesitaba liberarse, pero aquel no era su secreto y no merecía divulgarlo. Por eso no podía decirlo así como así y por supuesto no se atrevería.
Estaba callada, consentrada también en sus propios pensamientos y lo que dijo la desconcentro abruptamente.
¿Qué? Oh... ¿estás seguro? No es cualquier cosa -dijo arremedandolo casi utilizando el mismo tono. Necesitaba saber qué si lo hacía por que quería hacerlo y no por que lo estaba tomando en broma, por que sino aquello no iba a funcionar. Morir por tomar algo en serio no era cualquier cosa ni tenía vuelta atrás-. Mejor hay que esperar unos minutos más.
No era una cobarde, pero se lo estaba pidiendo tambien para prepararse.
Y si lo intento sólo contigo y yo hago el hechizo, ¿crees que funcione? No quiero involucrar a nadie más -era algo muy íntimo y riesgoso por que esa persona no tendría qie hacer ningún tipo de juramento y mejor se mordió el labio-. ¿Tu estás preparado?
Tal vez Aldrich terminaría sin confesarle/pedirle lo que quería y ella tampoco.
Mejor primero lo tuyo
Qué infantil era pero así tendría una razón más para confiar en él.
Lo interrumpió y después ambos se quedaron en silencio.
El problema era que no quería involucrar a ningún tercero pues ya sería demasiado, pero no se le ocurría otra manera de confesar todo eso que la estaba lastimando, que la carcomía por dentro y le quitaba el sueño. Milou necesitaba liberarse, pero aquel no era su secreto y no merecía divulgarlo. Por eso no podía decirlo así como así y por supuesto no se atrevería.
Estaba callada, consentrada también en sus propios pensamientos y lo que dijo la desconcentro abruptamente.
¿Qué? Oh... ¿estás seguro? No es cualquier cosa -dijo arremedandolo casi utilizando el mismo tono. Necesitaba saber qué si lo hacía por que quería hacerlo y no por que lo estaba tomando en broma, por que sino aquello no iba a funcionar. Morir por tomar algo en serio no era cualquier cosa ni tenía vuelta atrás-. Mejor hay que esperar unos minutos más.
No era una cobarde, pero se lo estaba pidiendo tambien para prepararse.
Y si lo intento sólo contigo y yo hago el hechizo, ¿crees que funcione? No quiero involucrar a nadie más -era algo muy íntimo y riesgoso por que esa persona no tendría qie hacer ningún tipo de juramento y mejor se mordió el labio-. ¿Tu estás preparado?
Tal vez Aldrich terminaría sin confesarle/pedirle lo que quería y ella tampoco.
Mejor primero lo tuyo
Qué infantil era pero así tendría una razón más para confiar en él.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Si ella estaba segura él no iba a negarse, no solo porque le daba curiosidad, sino porque hasta era algo que le ayudaría con su próxima profesión y no podía negarse a ello. Por otro lado ya comenzaba a agradarle Milou pese a que parecía algo especial como Pauline, aunque la muchacha Lefebvre siempre fue mucho más quisquillosa de lo que seguramente Milou podría ser, que hasta era amiga de Pearlie.
-Sé que no es cualquier cosa, estoy dispuesto.-le dijo con seguridad si notar que imitaba su tono de voz, no entendía para qué quería esperar unos minutos si eso no iba a cambiar nada, pero debía estar nerviosa y querría concentrarse seguramente, asintió a lo que le dijo y se quedó callado, esperando que le dijese que estaba lista y que ya era el momento.-
No sucedió nada, ya iba a preguntarle si no había cambiado de idea y prefería intentar algún otro hechizo o qué sabía él, que le invitase un café o alguna cosa, pero ella finalmente volvió a levantar la voz pero no para hacerle saber que iniciarían, sino más bien para calmar algunas dudas que tenía al respecto. De hecho no la culpaba por no querer involucrar a alguien más, pero no sabía si se podría hacer siendo ellos solamente dos personas, no recordaba haber leído al respecto.
-No hay forma de comprobarlo, podrías morir o algo. Pero vamos a ver si funciona, de todos modos como ya te dije, yo accedo a lo que desees.
Empuñó bien la varita en la mano izquierda y tras mover la muñeca un poco como para proveerla de movilidad por si se había entumecido un poco repasó rápidamente la floritura, las palabras las conocía y solamente faltaba que ella se decidiese. Milou quería que él comenzase a hablar pero Aldrich no estaba de acuerdo, no por un asunto de confianza, era más bien porque lo de él tomaría un tiempo y le parecía que lo del juramento era más interesante que puras dudas existenciales.
-Lo mío es más largo y lo sabrás, lo prometo. Vamos con lo tuyo. ¿Sabes el hechizo? Yo lo aprendí en Durmstrang, había como una secta hacía ya años y hacían juramentos inquebrantables. Un gran escándalo según dijeron, seguramente ha seguido existiendo pero de forma menos pública.
-Sé que no es cualquier cosa, estoy dispuesto.-le dijo con seguridad si notar que imitaba su tono de voz, no entendía para qué quería esperar unos minutos si eso no iba a cambiar nada, pero debía estar nerviosa y querría concentrarse seguramente, asintió a lo que le dijo y se quedó callado, esperando que le dijese que estaba lista y que ya era el momento.-
No sucedió nada, ya iba a preguntarle si no había cambiado de idea y prefería intentar algún otro hechizo o qué sabía él, que le invitase un café o alguna cosa, pero ella finalmente volvió a levantar la voz pero no para hacerle saber que iniciarían, sino más bien para calmar algunas dudas que tenía al respecto. De hecho no la culpaba por no querer involucrar a alguien más, pero no sabía si se podría hacer siendo ellos solamente dos personas, no recordaba haber leído al respecto.
-No hay forma de comprobarlo, podrías morir o algo. Pero vamos a ver si funciona, de todos modos como ya te dije, yo accedo a lo que desees.
Empuñó bien la varita en la mano izquierda y tras mover la muñeca un poco como para proveerla de movilidad por si se había entumecido un poco repasó rápidamente la floritura, las palabras las conocía y solamente faltaba que ella se decidiese. Milou quería que él comenzase a hablar pero Aldrich no estaba de acuerdo, no por un asunto de confianza, era más bien porque lo de él tomaría un tiempo y le parecía que lo del juramento era más interesante que puras dudas existenciales.
-Lo mío es más largo y lo sabrás, lo prometo. Vamos con lo tuyo. ¿Sabes el hechizo? Yo lo aprendí en Durmstrang, había como una secta hacía ya años y hacían juramentos inquebrantables. Un gran escándalo según dijeron, seguramente ha seguido existiendo pero de forma menos pública.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Hubiera deseado tal vez que sacara otro cigarrillo o invocar del baúl la botella de whisky de fuego que tenía escondida debajo de sus túnicas por que ahora si se le antojó un trago que la calentara por dentro. No tenía miedo, tampoco estaba asustada, pero si tenía que ser sincera admitiría que estaba un poco nerviosa, quizá era por la emoción.
Lo vio sacar su varita y también sacó la suya con algo de parsimonia, incluso se detuvo a guardar su boquilla y todo.
Prometeme que vas a cuidar de Beauvais si algo malo sucede –pero sonrió por que estaba bromeando de verdad, no creía que nada malo les fuera a ocurrir. Lo único malo quizá sería que terminarían atados el uno al otro de por vida, no como matrimonio claro que no, sino como una especie de contrato.
En Beauxbatons había algo parecido pero de una manera más moderada, en realidad en el colegio se preocupaban más por los modales y también en convertirlas en señoritas de bien. Por eso siempre bromeaban con qué todas las ex alumnas se alocaban cuando salían de ahí y era por eso que la sangre casi no era un impedimento. Algo así faltaba en Brigantia, una especie de sociedad de alumnos conservadores y Milou decidió que trataría de convencerlo para que se uniera.
Tomó aire y exhaló despacio.
También sé hacerlo, en teoría, pero nunca lo he intentado. Déjame hacerlo primero y sino me sale entonces lo haces tú, ¿si?
Acarició la varita cuan larga era y se levantó del tronco. En teoría el tercero solo servía para hacer las preguntas, aunque en el fondo Milou sabía que eso no era cierto. No estaba en sus planes hacer un juramento de muerte.
Le tendió la mano derecha para que la tomara entre la suya y dejó con la izquierda sujetando la varita.
¿Juras mantener el secreto que voy a confesarte, Aldrich?
Preguntó en tono tranquilo, aunque lo estaba pidiendo con el corazón. Era extraño, pero en ese momento sentía una confianza infinita hacia Aldrich Burroughs que no sabía muy bien cómo explicar y, sin embargo, existía.
Lo vio sacar su varita y también sacó la suya con algo de parsimonia, incluso se detuvo a guardar su boquilla y todo.
Prometeme que vas a cuidar de Beauvais si algo malo sucede –pero sonrió por que estaba bromeando de verdad, no creía que nada malo les fuera a ocurrir. Lo único malo quizá sería que terminarían atados el uno al otro de por vida, no como matrimonio claro que no, sino como una especie de contrato.
En Beauxbatons había algo parecido pero de una manera más moderada, en realidad en el colegio se preocupaban más por los modales y también en convertirlas en señoritas de bien. Por eso siempre bromeaban con qué todas las ex alumnas se alocaban cuando salían de ahí y era por eso que la sangre casi no era un impedimento. Algo así faltaba en Brigantia, una especie de sociedad de alumnos conservadores y Milou decidió que trataría de convencerlo para que se uniera.
Tomó aire y exhaló despacio.
También sé hacerlo, en teoría, pero nunca lo he intentado. Déjame hacerlo primero y sino me sale entonces lo haces tú, ¿si?
Acarició la varita cuan larga era y se levantó del tronco. En teoría el tercero solo servía para hacer las preguntas, aunque en el fondo Milou sabía que eso no era cierto. No estaba en sus planes hacer un juramento de muerte.
Le tendió la mano derecha para que la tomara entre la suya y dejó con la izquierda sujetando la varita.
¿Juras mantener el secreto que voy a confesarte, Aldrich?
Preguntó en tono tranquilo, aunque lo estaba pidiendo con el corazón. Era extraño, pero en ese momento sentía una confianza infinita hacia Aldrich Burroughs que no sabía muy bien cómo explicar y, sin embargo, existía.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Levantó la mano derecha y asintió, asegurándole que cuidaría de su animalejo pero solamente con sus gestos. Como ya necesitaría toda su concentración ni hizo la broma de que cuidaría a su bubi, más bien dejo al animal ese en el suelo, inicialmente fue sobre una roca pero le vio un intento de saltar y no sabía qué tan delicadas eran esas cosas peludas. Se le quiso subir por el pie y logró llegar hasta encima de su zapato, lo que no pudo trepar fue su pierna, así que Aldrich se agachó para sostenerlo y volverlo a colocar en el suelo para luego advertirle que si se movía lo iba a petrificar.
No creyó que fuese entender pero sorprendentemente se quedó quieto. Era redondo así que no supo si se sentó, quizá no lo era pero lo parecía por la mata de pelo que lo cubría, el asunto es que acabó quedándose quieto y sin volver a buscar sentirse como el conquistador de la montaña Aldrich. A él no es que le gustasen los animales del todo, era más bien que los soportaba y a algunos les tomaba cariño, a ese por ejemplo podía llegar a quererlo.
Aceptó que ella lo hiciese primero porque pues era su petición, era algo para ella y tenía derecho a manejarlo como le fuese más cómodo. Hizo nuevamente la floritura, un par de veces más para tenerla clara que a cualquiera un juramento mortal le generaba nerviosismo. Se remangó para ofrecerle su mano y su antebrazo, tomó la de ella para iniciar, se fijó en la técnica que usaba pues aunque se usasen las mismas florituras y palabras para ciertos hechizos cada mago le imprimía algo propio y a él le gustaba ver ese tipo de cosas.
-Lo juro.-dijo mirándola a los ojos fijamente, movió entonces la varita e hizo un movimiento por encima de las manos de ambos, simulando una cuerda que las rodeaba. Salió de la misma una luz verde que se mantenía por el lugar que había pasado la varita, de la de Milou una luz rosácea ya había cubierto las manos de ambos como si fuese un pañuelo, pero era un pañuelo no tan opaco pues se podían diferenciar todavía las manos de ambos.-
Esperó entonces que ella hablase, que dijese qué es lo que iba a confesar porque cuando se fusionase lo salido de ambas varitas se habría acabado el tiempo.
No creyó que fuese entender pero sorprendentemente se quedó quieto. Era redondo así que no supo si se sentó, quizá no lo era pero lo parecía por la mata de pelo que lo cubría, el asunto es que acabó quedándose quieto y sin volver a buscar sentirse como el conquistador de la montaña Aldrich. A él no es que le gustasen los animales del todo, era más bien que los soportaba y a algunos les tomaba cariño, a ese por ejemplo podía llegar a quererlo.
Aceptó que ella lo hiciese primero porque pues era su petición, era algo para ella y tenía derecho a manejarlo como le fuese más cómodo. Hizo nuevamente la floritura, un par de veces más para tenerla clara que a cualquiera un juramento mortal le generaba nerviosismo. Se remangó para ofrecerle su mano y su antebrazo, tomó la de ella para iniciar, se fijó en la técnica que usaba pues aunque se usasen las mismas florituras y palabras para ciertos hechizos cada mago le imprimía algo propio y a él le gustaba ver ese tipo de cosas.
-Lo juro.-dijo mirándola a los ojos fijamente, movió entonces la varita e hizo un movimiento por encima de las manos de ambos, simulando una cuerda que las rodeaba. Salió de la misma una luz verde que se mantenía por el lugar que había pasado la varita, de la de Milou una luz rosácea ya había cubierto las manos de ambos como si fuese un pañuelo, pero era un pañuelo no tan opaco pues se podían diferenciar todavía las manos de ambos.-
Esperó entonces que ella hablase, que dijese qué es lo que iba a confesar porque cuando se fusionase lo salido de ambas varitas se habría acabado el tiempo.
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Junto a la mano de Aldrich la suya lucía pequeña y delicada a pesar de que él no tenía manos de trabajador ni Herbólogo. Sintió la calidez que de ella emanaba y su cercanía, su confianza y la veía moverse un poco debido a que ella seguía temblando un poco. Ya no había vuelta atrás, pero de pronto le entraron ganas de salir corriendo y huir, de quitar la mano y hacer como que eso no había sucedido nunca.
No era tan buena con la varita si utilizaba la mano izquierda, pero hizo el movimiento adecuado y no sin asombro vio como de ella salía una luz rosácea que los rodeó de acuerdo con el movimiento que hacia ella con la muñeca. La varita de Aldrich hizo lo mismo y vio como aquel halo verde como pañuelo los envolvió, prácticamente estaba en comunión con él.
Lo habían conseguido. Habían logrado hacer un juramento inquebrantable y ahora tenían que cargar con él para toda la vida. Aldrich no podía confesarle a nadie, a nadie, lo Milou iba a decirle por que moriría en el acto y ella no podía hablar nunca de lo que acababan de hacer.
Antes de continuar, lo miró como si con los ojos le estuviera preguntando si quería que ella también le prometiera algo por que en ese momento sintió que podría ser capaz de cumplir cualquier cosa. Captó su mirada y supo que era el momento de hablar, que ya era hora de confesarle todos esos años de sufrimiento y dolor, la razón que le provoco una infinita pena con lo sucedido en la noche de luna llena y en la cafetería.
Aldrich… yo –tomó aire. No sabía muy bien cómo empezar ni tampoco de qué manera decirlo-. Yo entiendo perfectamente cómo se sienten Peach y Angus Finnerty. Yo sé cómo se siente esa desazón por saber que pronto será luna llena, que lo único que puede satisfacerte es la carne cruda y poseer de repente una fuerza que no eres capaz de controlar; reconocer a quiénes son así solo por su mirada y la forma en la que huelen, caminan o hablan.
Tal vez estaba siendo demasiado dramática, pero era así como se sentía y no encontraba otra manera de explicarlo. Además, tenía que preparar terreno y excusarse por todo, necesitaba ganarse su comprensión.
Todo lo que dije en la cafetería, lo dije en serio, aunque en el fondo me dolía cada una de mis palabras y sentía cada lágrima de esa… de ella como mías. No solo puedo imaginarme cómo deberá ser amarrar a lo que más amas en el mundo para que no se haga daño así misma y también dejarlo solo para que no sea un peligro para los demás, curarle sus heridas en la madrugada y ver cómo los demás lo rechazan por ser quién es; yo lo he vivido
Yo vengo de una familia de licántropos, Aldrich.
Y ahí estaba… lo había dicho, traicionando la confianza de su familia, descubriendo tantos años de vergüenza y dolor por agradarle a la sociedad mágica. Los Leloup lo tenían todo: fama, fortuna y poder, pero tenían que cambiar un precio muy grande por eso. Él más que nadie sabía que si aquello llegaba a descubrirse se convertirían en una deshonra y que aquella vida se desmoronaría en tan solo unos segundos.
Vio como lo que parecía un pañuelo comenzaba a difuminarse, pero no bajó la varita.
No era tan buena con la varita si utilizaba la mano izquierda, pero hizo el movimiento adecuado y no sin asombro vio como de ella salía una luz rosácea que los rodeó de acuerdo con el movimiento que hacia ella con la muñeca. La varita de Aldrich hizo lo mismo y vio como aquel halo verde como pañuelo los envolvió, prácticamente estaba en comunión con él.
Lo habían conseguido. Habían logrado hacer un juramento inquebrantable y ahora tenían que cargar con él para toda la vida. Aldrich no podía confesarle a nadie, a nadie, lo Milou iba a decirle por que moriría en el acto y ella no podía hablar nunca de lo que acababan de hacer.
Antes de continuar, lo miró como si con los ojos le estuviera preguntando si quería que ella también le prometiera algo por que en ese momento sintió que podría ser capaz de cumplir cualquier cosa. Captó su mirada y supo que era el momento de hablar, que ya era hora de confesarle todos esos años de sufrimiento y dolor, la razón que le provoco una infinita pena con lo sucedido en la noche de luna llena y en la cafetería.
Aldrich… yo –tomó aire. No sabía muy bien cómo empezar ni tampoco de qué manera decirlo-. Yo entiendo perfectamente cómo se sienten Peach y Angus Finnerty. Yo sé cómo se siente esa desazón por saber que pronto será luna llena, que lo único que puede satisfacerte es la carne cruda y poseer de repente una fuerza que no eres capaz de controlar; reconocer a quiénes son así solo por su mirada y la forma en la que huelen, caminan o hablan.
Tal vez estaba siendo demasiado dramática, pero era así como se sentía y no encontraba otra manera de explicarlo. Además, tenía que preparar terreno y excusarse por todo, necesitaba ganarse su comprensión.
Todo lo que dije en la cafetería, lo dije en serio, aunque en el fondo me dolía cada una de mis palabras y sentía cada lágrima de esa… de ella como mías. No solo puedo imaginarme cómo deberá ser amarrar a lo que más amas en el mundo para que no se haga daño así misma y también dejarlo solo para que no sea un peligro para los demás, curarle sus heridas en la madrugada y ver cómo los demás lo rechazan por ser quién es; yo lo he vivido
Yo vengo de una familia de licántropos, Aldrich.
Y ahí estaba… lo había dicho, traicionando la confianza de su familia, descubriendo tantos años de vergüenza y dolor por agradarle a la sociedad mágica. Los Leloup lo tenían todo: fama, fortuna y poder, pero tenían que cambiar un precio muy grande por eso. Él más que nadie sabía que si aquello llegaba a descubrirse se convertirían en una deshonra y que aquella vida se desmoronaría en tan solo unos segundos.
Vio como lo que parecía un pañuelo comenzaba a difuminarse, pero no bajó la varita.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Intentó calmar ese temblor sosteniendo con firmeza la mano de ella pero fue solo por un momento, el temblor siguió y simplemente buscó una sonrisa cálida que saliese de su rostro para que supiese que no iba a decir nada, que tampoco iba a juzgarla, que eso era importante y que no había nada que le pudiese decir tan malo como para justificar esos nervios, él entendería, aunque no se imaginaba cuál podía ser semejante confesión.
Le parecía muy curioso que la luz que saliese de la varita de ella fuese rosácea y la de él verde, no recordaba haber visto ese color saliendo de la varita de alguien al realizar ese hechizo pero supuso que tenía mucho que ver con el mago, con lo que llevaba dentro y con aquella esencia que cada mago imprimía en sus hechizos al momento de realizarlos, aquello que algunos creían talento y que podía ser que se llamase así, pero que para Aldrich tenía más que ver con lo que la mente del mago podía ofrecer, con quién era, con lo que era. Allí los apellidos no eran una garantía.
Cuando lo miró a los ojos hizo apenas un leve asentimiento, necesitaba que supiese que podía confiar en él, era necesario, no quería que tuviese miedo o que se retractase, no sabía las consecuencias del salir de un vínculo mágico como el que acababan de dejar entre ellos. Pero no solamente por eso, en sus ojos podía notar nerviosismo, algo que parecía ser la antesala de unas lágrimas que deseaban salir pero no podía asegurarlo del todo, no podía, solamente podía y quería hacerla sentir cómoda, se juró que ni aunque ese no fuese un inquebrantable diría nada acerca de lo que le dijese.
Escuchó atento sus palabras, mirándola a los ojos todo el tiempo y con curiosidad, no podía negarlo, por el tono de su voz sabía que no era una tontería como quién había tomado su doncellez, se trataba de algo importante. Y así era, ni por el preludio pudo adivinar de qué se trataba, tuvo que escuchar todas las palabras para saber de qué se trataba, para entender por qué dijo aquello primero tuvo que tener todas las palabras frente a él, analizarlas por algunos segundos. No mostró sorpresa en su rostro por respeto a ella, pero nada lo hubiese hecho sospechar que ella, precisamente ella, tenía licántropos en su familia.
Debían tenerlo muy escondido, jamás escuchó que los Leloup estuviesen metidos en ello, y si eso no se sabía como algo de dominio público es porque estaba en un baúl de siete llaves o más escondido. Las cosas malas que le sucedían a las familias de renombre eran la comidilla de la sociedad, nadie podía volver a ser siquiera invitado a una cena con un pasado así, al menos no a la de los más conservadores. La jerarquía era muy evidente en el lado más formal de aquel mundillo que compartían, no todos estaban invitados a todos los eventos, una equivocación y estaban lapidados.
-Juro no decir nada.-hizo una floritura más y las líneas verdes que salían de su varita apretaron más ese pañuelo, visualmente parecía que se fusionaban con la piel de ambos, que ingresaban. Se sentía como una ligera presión que ingresaba, no era doloroso, era…extraño. Desapareció todo al pasar unos cinco o seis segundos. Quitó la varita entonces y tras apretar su mano como para mostrarle compromiso y solidaridad la soltó. -Te diré ahora de lo que quería hablar contigo. La familia es lo más importante, y yo no puedo atarme a mis amigos para tomar un bando. Creo que me uniré a los puristas, incluso podría ser que deba ganarme una marca tenebrosa. No estoy seguro por ahora, pero creo que es lo que debo hacer.-quería demostrarle confianza diciéndole eso sin un juramento inquebrantable de por medio.-
Le parecía muy curioso que la luz que saliese de la varita de ella fuese rosácea y la de él verde, no recordaba haber visto ese color saliendo de la varita de alguien al realizar ese hechizo pero supuso que tenía mucho que ver con el mago, con lo que llevaba dentro y con aquella esencia que cada mago imprimía en sus hechizos al momento de realizarlos, aquello que algunos creían talento y que podía ser que se llamase así, pero que para Aldrich tenía más que ver con lo que la mente del mago podía ofrecer, con quién era, con lo que era. Allí los apellidos no eran una garantía.
Cuando lo miró a los ojos hizo apenas un leve asentimiento, necesitaba que supiese que podía confiar en él, era necesario, no quería que tuviese miedo o que se retractase, no sabía las consecuencias del salir de un vínculo mágico como el que acababan de dejar entre ellos. Pero no solamente por eso, en sus ojos podía notar nerviosismo, algo que parecía ser la antesala de unas lágrimas que deseaban salir pero no podía asegurarlo del todo, no podía, solamente podía y quería hacerla sentir cómoda, se juró que ni aunque ese no fuese un inquebrantable diría nada acerca de lo que le dijese.
Escuchó atento sus palabras, mirándola a los ojos todo el tiempo y con curiosidad, no podía negarlo, por el tono de su voz sabía que no era una tontería como quién había tomado su doncellez, se trataba de algo importante. Y así era, ni por el preludio pudo adivinar de qué se trataba, tuvo que escuchar todas las palabras para saber de qué se trataba, para entender por qué dijo aquello primero tuvo que tener todas las palabras frente a él, analizarlas por algunos segundos. No mostró sorpresa en su rostro por respeto a ella, pero nada lo hubiese hecho sospechar que ella, precisamente ella, tenía licántropos en su familia.
Debían tenerlo muy escondido, jamás escuchó que los Leloup estuviesen metidos en ello, y si eso no se sabía como algo de dominio público es porque estaba en un baúl de siete llaves o más escondido. Las cosas malas que le sucedían a las familias de renombre eran la comidilla de la sociedad, nadie podía volver a ser siquiera invitado a una cena con un pasado así, al menos no a la de los más conservadores. La jerarquía era muy evidente en el lado más formal de aquel mundillo que compartían, no todos estaban invitados a todos los eventos, una equivocación y estaban lapidados.
-Juro no decir nada.-hizo una floritura más y las líneas verdes que salían de su varita apretaron más ese pañuelo, visualmente parecía que se fusionaban con la piel de ambos, que ingresaban. Se sentía como una ligera presión que ingresaba, no era doloroso, era…extraño. Desapareció todo al pasar unos cinco o seis segundos. Quitó la varita entonces y tras apretar su mano como para mostrarle compromiso y solidaridad la soltó. -Te diré ahora de lo que quería hablar contigo. La familia es lo más importante, y yo no puedo atarme a mis amigos para tomar un bando. Creo que me uniré a los puristas, incluso podría ser que deba ganarme una marca tenebrosa. No estoy seguro por ahora, pero creo que es lo que debo hacer.-quería demostrarle confianza diciéndole eso sin un juramento inquebrantable de por medio.-
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Midiendo peligros
Milou podía ser orgullosa y prepotente, odiosa y algo grosera últimamente, aunque no sabía que se estaba portando así para protegerse así misma. De un día para otro se había sentido completamente sola y había tenido que tomar decisiones que pensó que nunca tendrían que corresponderle, como ansiar la Marca Tenebrosa; si alguien se la hubiera facilitado un año antes la habría negado rotundamente. Ahora no.
Nuevamente sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, aún no era tan fuerte y ya no pudo mantener la posé férrea y altiva frente a él. Solo estuvo ella, Milou tal cual era y como solo sus amigas la conocían. En ese momento confío plenamente en Aldrich y aquel apretón de mano significó muchísimo más; sintió que ya no estaba sola, que lo tenía a él y por alguna extraña razón también supo que estaría ahí.
Lo que siguió después fue una sensación extraña. Ya tenía su promesa de no decir nada nunca y aunque el hechizo no hubiera funcionado, algo en su mirada y en su actitud le hicieron entender que, de verdad, aquel secreto se lo iba a llevar también a la tumba. Soltó su mano y lo que dijo le hizo parpadear un par de veces.
No solo quería unirse a los puristas sino que también pretendía adoptar la Marca Tenebrosa o al menos lo estaba considerando. Casi se olvidó de que habían intentado un Inquebrantable e inclusive de todo el sentimiento que le había dado.
¿Estás seguro? Aldrich, pero tú dijiste que… –estaba segura de que había mencionado algo sobre proteger a Pearlie aunque las cosas se pusieran feas o al menos le había sugerido que procurara que nada malo le pasara por que pensó que él no estaría en el mismo bando que ella-…. pensé que tu idología era más bien liberal, que no querías tomar partido.
Sin poder evitarlo acercó la mano a su mejilla para acariciarlo con cuidado. Hasta ese momento lo había visto como un niño consentido, engreído y ligeramente caprichoso por que jamás lo conoció realmente. Lejos de encontrarlo débil creyó que era muy valiente.
Estarías haciendo lo correcto –aunque ni ella misma creyó en sus palabras, no por que no fueran ciertas pero no las creía ciertas para Aldrich-, tienes todo el potencial. ¿Pero es lo que realmente quieres?
No quería convencerlo de que no, al contrario. Pero extrañamente él le parecía algo noble, noble por querer cuidar de su familia, por ser buen amigo, por muchas cosas y no quería que se corrompiera volviéndose mortífago.
Nuevamente sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, aún no era tan fuerte y ya no pudo mantener la posé férrea y altiva frente a él. Solo estuvo ella, Milou tal cual era y como solo sus amigas la conocían. En ese momento confío plenamente en Aldrich y aquel apretón de mano significó muchísimo más; sintió que ya no estaba sola, que lo tenía a él y por alguna extraña razón también supo que estaría ahí.
Lo que siguió después fue una sensación extraña. Ya tenía su promesa de no decir nada nunca y aunque el hechizo no hubiera funcionado, algo en su mirada y en su actitud le hicieron entender que, de verdad, aquel secreto se lo iba a llevar también a la tumba. Soltó su mano y lo que dijo le hizo parpadear un par de veces.
No solo quería unirse a los puristas sino que también pretendía adoptar la Marca Tenebrosa o al menos lo estaba considerando. Casi se olvidó de que habían intentado un Inquebrantable e inclusive de todo el sentimiento que le había dado.
¿Estás seguro? Aldrich, pero tú dijiste que… –estaba segura de que había mencionado algo sobre proteger a Pearlie aunque las cosas se pusieran feas o al menos le había sugerido que procurara que nada malo le pasara por que pensó que él no estaría en el mismo bando que ella-…. pensé que tu idología era más bien liberal, que no querías tomar partido.
Sin poder evitarlo acercó la mano a su mejilla para acariciarlo con cuidado. Hasta ese momento lo había visto como un niño consentido, engreído y ligeramente caprichoso por que jamás lo conoció realmente. Lejos de encontrarlo débil creyó que era muy valiente.
Estarías haciendo lo correcto –aunque ni ella misma creyó en sus palabras, no por que no fueran ciertas pero no las creía ciertas para Aldrich-, tienes todo el potencial. ¿Pero es lo que realmente quieres?
No quería convencerlo de que no, al contrario. Pero extrañamente él le parecía algo noble, noble por querer cuidar de su familia, por ser buen amigo, por muchas cosas y no quería que se corrompiera volviéndose mortífago.
Milou Leloup- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 01/10/2012
Re: Midiendo peligros
Las cosas eran confusas porque él había estado pensando seriamente en volverse un liberal, tal y como lo fue su madre, pero no podía porque seguramente Shadow lo sería y tendría quién la protegiese, pero del otro bando no tenía a nadie cercano. Charles quizá, Noel si es que ampliaban su amistad, pero nadie podía asegurarle que no envolverían a los suyos en una venganza absurda y ajena, en algo que no les correspondía, en un asunto turbio del que ninguno era responsable pero en el que estaban metidos por lo que hizo su abuelo cuando su tía Frances se puso en contra de todo lo que conocía, valiente sí, pero quizá no prudente.
-No lo sé, pero es lo que debo hacer. Ya sabes cómo es, están las cosas que quieres y las que debes hacer, las que te enseñan a cumplir, los deberes que son más grandes que tú y que responden a un fin mayor, a algo realmente grande. Quizá ahora no sepa que es lo mejor, pero espero saber algún día que acerté.
Estaba serio, pensativo. Sentía que pese a ser aún joven debía tomar ese tipo de decisiones porque una lealtad demostrada antes del punto de quiebre siempre pesaba más que una de última hora, no era momento de estar eligiendo lo más cómodo o el bando de los amigos, era momento de hacer las cosas bien, pensando en algo más que en lo que vivían personalmente, era momento de formar parte de algo mayor, algo que no solamente se trataba de él si no delos que quería, de su familia sobretodo, quizá podía redimir el nombre que tuvieron antaño y así protegerlos.
Podía parecer paranoico pero es que se sentía un poco prisionero de sus propias decisiones, y como bien sabía Milou él no quería ser un mortífago, pero quería hacer lo que correspondía llegado el momento, ser un nombre pesado para poder decidir sobre lo que se haría sobre su familia, sobre los suyos. Iluso. Pero así lo pensaba, eso quería, no se veía matando a alguien pero llegado el momento tendría que hacerlo, perdería a sus amigos y a parte de su familia seguramente, pero era el precio, si no lo entendían era porque no querían entenderlo, pero él haría lo necesario.
Exageraba, lo sabía, no tenía que ser tan radical pero no se sentía bien siendo tibio en ese asunto, no quería una marca en el brazo ni destinarse a algo que alguien más decidía para él, era terreno peligroso y no tenía salida. Sin embargo parecía tentador, no por el poder, por los beneficios.-Mejor volvemos, se hace tarde y no vaya a salir un animalejo de por aquí. Gracias por escuchar de todos modos, seguramente te molestaré con dudas y eso, es aún un pensamiento, aunque uno peligroso.-se atrevió a acercarse para darle un gentil beso en la mejilla, agradecido hasta con la mirada y le pasó un brazo por detrás de los hombros para ayudarla a salir de allí, no era un buen sitio para ninguno de los dos, menos si los habían escuchado.-
-No lo sé, pero es lo que debo hacer. Ya sabes cómo es, están las cosas que quieres y las que debes hacer, las que te enseñan a cumplir, los deberes que son más grandes que tú y que responden a un fin mayor, a algo realmente grande. Quizá ahora no sepa que es lo mejor, pero espero saber algún día que acerté.
Estaba serio, pensativo. Sentía que pese a ser aún joven debía tomar ese tipo de decisiones porque una lealtad demostrada antes del punto de quiebre siempre pesaba más que una de última hora, no era momento de estar eligiendo lo más cómodo o el bando de los amigos, era momento de hacer las cosas bien, pensando en algo más que en lo que vivían personalmente, era momento de formar parte de algo mayor, algo que no solamente se trataba de él si no delos que quería, de su familia sobretodo, quizá podía redimir el nombre que tuvieron antaño y así protegerlos.
Podía parecer paranoico pero es que se sentía un poco prisionero de sus propias decisiones, y como bien sabía Milou él no quería ser un mortífago, pero quería hacer lo que correspondía llegado el momento, ser un nombre pesado para poder decidir sobre lo que se haría sobre su familia, sobre los suyos. Iluso. Pero así lo pensaba, eso quería, no se veía matando a alguien pero llegado el momento tendría que hacerlo, perdería a sus amigos y a parte de su familia seguramente, pero era el precio, si no lo entendían era porque no querían entenderlo, pero él haría lo necesario.
Exageraba, lo sabía, no tenía que ser tan radical pero no se sentía bien siendo tibio en ese asunto, no quería una marca en el brazo ni destinarse a algo que alguien más decidía para él, era terreno peligroso y no tenía salida. Sin embargo parecía tentador, no por el poder, por los beneficios.-Mejor volvemos, se hace tarde y no vaya a salir un animalejo de por aquí. Gracias por escuchar de todos modos, seguramente te molestaré con dudas y eso, es aún un pensamiento, aunque uno peligroso.-se atrevió a acercarse para darle un gentil beso en la mejilla, agradecido hasta con la mirada y le pasó un brazo por detrás de los hombros para ayudarla a salir de allí, no era un buen sitio para ninguno de los dos, menos si los habían escuchado.-
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
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