Pastel

A Luke no lo encontraba por ningún lado, por ningún lado, por ningún ningún lado. Estaba loca por hablar con él, quería que la ayudase a hacer algo, pero tuvo que hacerlo ella sola y se pasó toda la mañana y parte de la tardeen las cocinas preparando algo que consideró necesario, de otro modo no se hubiese metido porque era mala para eso, pero no tan desastrosa como pensó. Era muy lenta, esa era su mayor debilidad, no había querido que los elfos domésticos la ayuden y más bien les hizo una lista de lo que debían ser sus derechos.

El rosado no era su color pero pensó que a quien le iba a dar ese ridículo regalo le gustaría, blanco y rosado parecía una apuesta segura para una princesa, que es lo que esa se creía. Lo hizo con una mezcla de rabia y bondad, bondad porque trataba de encontrarle un nombre al sentimiento que no podía ser culpa porque sólo la había asesinado en su mente, ni siquiera le había puesto una mano encima, era imposible que le debiese algo.

Salió como a las cuatro de la tarde y fue hasta su facultad a dejarle el dichoso pastel que acababa de hacerle, no había probado la masa pero confiaba en que el sabor fuese el adecuado, agradable si se podía, era la primera vez que hacía eso y sólo podía sentirse como una niña pequeña que quería que su hermano estuviese a su lado mientras hacía eso. Esperaba no encontrarse con nadie para que no le pregunten por el mensajito aquel del pastel, no tenía muchas ganas de explicar cosas.

Llegó a su facultad y habían algunas personas en la sala de convivencia, no tenía una caja porque no era comprado, así que pidió un pergamino para escribir al lado el nombre de Ann, luego con cuidado lo puso sobre el glaseado para no arruinar el mensaje y que al levantarlo ella lo viese. Agregó en el pergamino que lo levantase con cuidado para no arruinar lo que estaba debajo. Se quedó sentada en un sillón esperándola entonces porque mientras escribía eso pensó que era mejor si se lo entregaba ella, sólo esperaría una media hora para hacerse creer que colaboró con el encuentro.

Se había perdido momentáneamente de la faz de la tierra. La noticia de la expulsión si se salía de la universidad no le había sentado nada bien y lo que había comenzado manejando de manera idílica, estudiando cosas de magia pero yendo y viniendo como mejor le parecía, ahora le parecía un enclaustramiento indefinido que la ponía nerviosa. Apenas y había convivido con Joseph aunque él ya no le hacía demasiado caso por su novia nueva, y con la gente de su facultad, pero no estaba nada contenta, ya no parecía tan sencillo como al principio y le estaba volviendo la necedad de antes.

Sobre sus hermanos, ni hablar, tenía poco contacto con ellos y estaba completamente convencida de que su relación, tal cual la había planeado en un principio, no iba a funcionar ahora que lo pensaba bien, pero ya había decidido que no se esforzaría en vano. Ella había hecho lo posible, no que fuera mucho, pero les había dejado claras sus intenciones. Suponía que no tenía por qué hacer todo el trabajo tampoco. No les tenía ningún tipo de rencor ni mucho menos, había vivido 20 años sin ellos, podía pasar tiempo sin ellos el futuro próximo.

Cuando se encontró a Loulou en su salón de convivencia se le pasó por la cabeza primero simplemente hacerse la que no la había visto, pero se arrepintió a los dos segundos. Era su hermana, por Merlín y Morgana, así que no iba a hacer como que no la conocía por mucho que creyera sentir su rechazo. Se acercó a ella con una sonrisa, no de las hipócritas, sino más bien del tipo resignado. -Hola Loulou. ¿Cómo te va?-De inmediato reparó en la cosa que llevaba consigo, con su nombre escrito en un pergamino e instrucciones de que lo levantara con cuidado.-¡Ah! ¿En verdad es para mi?-Su sonrisa se ensanchó muchísimo más, y acostumbrada a los regalos, siguió las instrucciones sin chistar.

Al ver el mensaje del pastel no supo si reírse o si hacerle mala cara a Loulou. Carraspeó como incómoda y aunque intentó sonreírle, esta vez si no le salió.-Bueno, gracias. Aunque en realidad este mensaje pega más contigo.-Sintió que toda la incomodidad del mundo recaía sobre sus hombros. Lo siguiente fue meterle dedo al merengue para probarlo.-Eres buena con los pasteles, al menos en el merengue.

Contuvo las ganas de decirle alguna cosa poco amable como que su existencia era un golpe de suerte para su madre, a diferencia de ella, Luke y Zack que eran hijos de una familia que los quería y que fueron planeados, que además compartieron las mejores y peores cosas de la vida de Dave como para haberse ganado el derecho a ser sus hijos, a merecerlo. Ella sólo llegó cuando él lo tuvo todo, cuando ya no estaba deprimido o en la rehabilitación que Sandra y él siempre quisieron ocultarles porque aún estaban chicos y ni había nacido Zack.

La miró, la escudriñó. Se parecía demasiado a su padre, era la imagen de Dave, incluso más que ella que tenía de Sandra mucho también. No podía negar que era su hermana y quería intentar hacer las cosas bien, sin embargo no comprendía que ella tuviese ahora todo, que fuese como la nueva Fender de su padre, o peor, una Ibanez de los setenta que acababa de descubrir entre sus posesiones y que ahora era mejor que cualquier otra guitarra que hubiese tenido durante su carrera, mejor que la primera.

Se sabía de carácter duro, pero eso era una conciliación supuestamente, no un enfrentamiento. No es tampoco que fuese por la vida tratando de hacerla pagar por los errores de su padre, eso ya lo manejaba ella, por eso mismo no había hablado con Dave en por lo menos dos meses aunque ese gusto no se lo iba a dar a Ann.

-Mira, quiero que hablemos. Es decir, conocernos. Que no quiero saber de Dave ni de lo bien que se llevan, me llegan invitaciones para hablar de eso en televisión y con los chismes me basta. No sé. Es raro. Y es incómodo, por eso ya ahora esto me parece hasta tonto, porque…no sé, como que nos vamos a decir los nombres y ya.-las palabras se arremolinaban en su boca y había atropellado muchas de ellas con las siguientes. Se sentó entonces en un sillón cercano esperando que dijese algo o que se sentase para hablar. Ni sabía de qué.-