Casualidades.

- Resaca del demonio - Musitó enojado mientras se tocaba el puente de la nariz como si con eso se le quitara el terrible dolor de cabeza que tenía en ese momento. No había comido en todo el día, puesto que si digería algo sólido que no sea algo que lo hidratara estaba seguro que se le iba a devolver. Y es que desde el encierro, Martin no hacía otra cosa que ir al bar y tomar alcohol como si no hubiera un mañana; por supuesto, afectaba a sus clases, más que todo las teóricas ya que las prácticas no había mucho problema. Sin duda ese semestre le bajarían las notas de manera drástica.

Ese día en particular, pues quería ver aunque sea un poco de horizonte verde, por lo que se iba a dirigir al Lago o tal vez al Bosque, lo que le llegara primero, pero mucho antes de que pudiera tan siquiera pisar un pie fuera de las grutas, una voz lo llamó. Al principio se volteó y reconoció a Sofie, pero en su segundo llamado, cuando alzó más el tono de voz el eco hizo que le taladrara el cerebro. Lo sentía casi tambaleándose al ritmo de las vibraciones.

- Aquí todo bien Sofie, con un poco de resaca no más - Que le estaba carcomiendo el cerebro, por cierto. Luego no supo como reaccionar a lo siguiente que le decía, de que cada que pensaba en él algo malo ocurría... como si fuera un gato negro o algo así, lo cual era curioso, porque algo muy parecido le pasaba con Loulou Rayder quien alguna vez le escuchó decir que cada que se encontraba con él algo malo ocurría. Nunca lo había creído, pero estaba seguro que la chica tampoco se inventaría eso para molestarlo. Aunque era algo impactante escuchar los acontecimientos que había pasado la rubia - Sí, si lo supe. Expulsaron a una amiga mía... ¡Rayos! Soy como un jodido Viernes 13 - No le quedó de otra que encogerse de hombros y reirse un poco.

Aunque si lo notaba bien, la chica tenía cierta dificultad para ¿Mover los brazos?
- Claro que te hago la entrevista pero... ¿Qué pasa con tus brazos?, ¿Tienes algo? - Dijo confundido mientras sacaba la varita que la tenía guardada en su bolso - ¿Te llevo a la enfermería?

En realidad, no sabía si era por la resaca, pero lo que sea que estaba pensando se le había ido rápidamente cuando le dirigió aquella pregunta que lo dejó pensando un rato. Incluso se tocó el mentón de una forma pensativa, quería contestarle ya que se veía un buen tema para debatir de una manera apasionada, pero el enterarse que Loreen y ella eran primos hizo nuevamente que la respuesta que estaba pensada se le fuera tan rápido como le llegó.

Rió al ver como la chica hacía esfuerzos para moderar el tono de voz; si no fuera porque de verdad cualquier sonido, hasta el de un alfiler caer era una potencial amenaza para él le dijera que no habría mucha importancia, que era leve. Pero no era así - ¿En serio son primas?, Wow quien lo diría, el mundo es un pañuelo - O mejor dicho el Mundo Mágico era un pañuelo, ya que ese tipo de conexión que presentaba Sofie con Loreen definitivamente no eran las únicas en ese aspecto; más bien los "extraños" eran sus hermanos y él, quienes no tenían ningún tipo de conexión ancestral ni nada eso por el estilo, a menos que tener varios conocidos de Hogwarts contara en el asunto.

Sin embargo, cuando le contaba sobre como llegó a esas circunstancias con sus brazos y le mencionó... se sintió un poco ¿Culpable?

- No sé tú, Sofie, pero creo que si sigues contándome más tragedias que te han pasado por pensar en mí voy a terminar creyendo que de verdad cargo conmigo un imán invisible de mala suerte - Comentó una vez que ella había terminado de decirle el motivo no muy claro del por el cual se quedó así. No sin antes volver a sonreír de manera ancha ante el comentario del enfermero... la verdad era que Martin siempre había gozado de buena salud, por lo que su trato con la enfermería era un tanto ajeno, pero en estos días, por algún motivo fue, ya que ahí tenían unas gazas que les serviría a su clase, por lo que se encontró al hombre que decía la rubia y sí, tenía un aspecto de ser más asesino que salvar vidas.

Pero inevitablemente soltó una leve risa en la que tuvo que cortarla abruptamente porque sus propias vibraciones y esfuerzo abdominal de esta hacía que volviera a presentar dolor de cabeza. Sin duda, la resaca no perdona.

- Bien, espero que funcione - Dijo apuntando a sus brazos - ¡Liberacorpus! - Según la descripción del hechizo, aparte de ser un contrarresto del Levicorpus, servía para volver las cosas en su estado original. A lo mejor funcionaba

Cuando el hechizo funcionó, la ligera presión en el pecho que había tenido al momento de conjurar se le había quitado de inmediato y es que no confiaba del todo en el estado en el que se encuentra fuese lo más prudente para realizar el hechiza. Y vaya, a buena hora que lo pensaba. Sin embargo, todo eso fue en fracción de segundos, ya que al ver lo caído que estaban los brazos y bastante sueltos a comparación de cuando los vio por primera vez, olvidó todo lo que había pensando en un principio, sobre todo al ver como la chica se le pegaba al pecho sin poder abrazarlo del todo ya que todavía sus extremidades no terminaban de reaccionar.

Por supuesto, Martin hizo el trabajo que ella había comenzado en rodear a la chica y complementar el abrazo, aunque la situación ahora sí que le había sacado una carcajeada de manera bastante espontánea... y ¡Ayayayayai! ¡Bendito dolor de cabeza!, subió las manos para ponérselas a la altura de las sienes de una manera un tanto rústica, como si algún monstruo tipo alien le fuera a salir de la cabeza y él con sus manos tendría que evitarlo... En definitiva, alguien tendría que inventar un hechizo o una poción anti-resaca.

- Nah, exageras - Dijo con modestia ante los comentarios de que él era algún tipo de salvador, aunque de cierta forma le halagaba ya que no todos los días le decían algo así. Claro que la evidente molestia de su resaca no pasó desapercibida por la joven y futura periodista - ¿Extraño? - Preguntó al tiempo que le decía sobre lo diferente que se veía su rostro - Ahhh, sí. Es que me rapé los lados de mi cabeza. Mira, así - Que aunque la chica lo había dicho más para ella igual quiso contestarle, de modo que se señaló la parte del rapado.

Entonces mencionó algo sobre un baile
- ¿Hay un baile? - Martin estaba más perdido de lo usual, ya que habría que decir que no solo el encerramiento de la universidad hacía que perdiera todavía más la noción del tiempo, sino que sumado a las continuas resacas hacía que fuera un zombie funcional - ¡Ah Rayos! Tengo que empezar a buscar donde alquilan trajes... Cierto, seguimos encarcelados - Suspiró con una decepción que vino tan pronto en como la emoción desapareció. Tenía la idea de sorprender a Leslie en traje de etiqueta por algún motivo extraño; ahora no le tocaba de otra que improvisar con lo que tenía o esperar que alguien caritativo le prestara un poco de ropa decente, que seguro no serían sus amigos que son igual o peor de informales que él.

Pero la tragedia del baile se fue cuando escuchó las posibles razones por la cual Sofie había tenido imposibilitado sus brazos.
- No creo que haya sido el nodo. Supuestamente hace que el aparato no funcione... Aunque puede ser un mito porque ya he visto a varias personas por ahí con sus Ipods libremente - Se puso una mano en la barbilla pensativo - Bueno, quien sabe... ahorita hay mucha gente loca e intolerante por estos lares, hay que tener cuidado - No importaba si Sofie era o no era bruja sangre limpia (la verdad nunca se lo había preguntado antes), pero así apoyes a los más "liberales" puedes sufrir algún inconveniente.

Miró distraídamente hacia abajo y se topó con las manos de las chica que estaban mucho más blanquecinas de lo usual. Abrió los ojos de repente un tanto preocupado - ¡Oh dios! Eso no es una buena señal - Que ni siquiera sabía de primeros auxilios pero estaba seguro que eso no era normal, se supone que tenía que recuperar el color, no perderlo - No quiero sonar como un marica, pero creo que deberíamos ir a la enfermería -