hola!??!? HOLA!???!?

Estaba saliendo justo de las duchas comunitarias del dormitorio de chicas, envuelta en una toalla, con el cabello empapado y con la cabeza hecha un lío. Técnicamente no importaba cuantas veces se duchara, no llegaba nada de iluminación divina para sus asuntos. Su plan inmediato era, de hecho, vestirse, ponerse bonita y buscar a Joe, y pedirle que olvidaran todo y…no sé, empezar con todo y el asunto del niño escuchando cualquier explicación que tuviera para darle. Claro que no pensaba decirle ni media palabra de lo de Malik. Literal, ni media, pero sentía que dejando a un lado los pecados que le achacaba a Joe, iba a aminorar los suyos. Y fuera de eso, quería estar con él, estaba convencida.

Escuchó la voz de Sofie como en eco. Había dejado el espejo en la mochila que había usado ese día, porque a pesar de que fueran solo “llamadas” esporádicas, siempre lo llevaba consigo, sin excepción. Revolvió las cosas que tenía para encontrar el dispositivo y cuando lo sacó, le sonrió inmediatamente a la imagen de Sofie.

-Sí, aquí estoy. ¿Dónde estás?

Preguntó como si tratara de mirar más allá que la imagen del espejo le mostraba. Miró el reloj, si estaba como para hablarle tal vez tenía tiempo de darse una vuelta por su dormitorio. Si le proponía salir ella al suyo tal vez se encontrara a Joe y terminaría desviándose y nunca llegaría a donde Sofie.

-Estoy en mi dormitorio y no están las chicas, ¿vienes? Si salgo voy a pescar un resfriado y no quiero secarme el pelo con magia, luego queda feo.

-No no, está bien, ya había salido.

Le dijo mientras la veía ir de allá para acá, seguro poniéndose las zapatillas. Por cierto le había comprado unas nuevas y las tenía justo en su dormitorio, porque luego del partido de Millwall y todo lo demás, las que ella le había prestado habían quedado hechas un asco y no era cosa de que así se las devolviera. Las había mandado a la lavandería pero seguro quedarían un poco deslavadas y pues no, las podía arreglar con magia, pero no era lo mismo.

-A mi no me gustan ni los hechizos ni las pociones, Milena no cuenta es una semiveela, es genéticamente hermosa, no le va a pasar nada a su pelo a menos que le echen una terrible maldición rastrera, o sea no…pero una, que es mortal, se tiene que cuidar…

Lo de teñirse las puntas de cualquier color estrafalario era algo que a Pearlie no se le pasaría por la cabeza jamás, pero ya pensando en Sofie, tal vez a ella se le vería bien, tenía la personalidad y tal. Había cosas del cabello que no estaban hechas para todos. Ella se quedaba como estaba, le funcionaba y listo. Dejó el espejo sobre la cama, se puso rápido la ropa interior y un vestido viejo que le llegaba hasta las rodillas y que más bien parecía una camiseta muy grande, ideal para usar con mallas aunque como solo estaba en la habitación, se quedó así y ya.

Abrió mucho los ojos y sonrió a Sofie como si ya hubieran pasado años desde la última vez que la veía. Se sentó en su cama y comenzó a pasarse el peine por el cabello húmedo, poniéndose una toalla en la espalda para no mojarse nada el vestido y la espalda.

-¿Yo? Yo bien, muy bien. Voy a hablar con Joe, tal vez mañana. Y ya, cuéntame tus asuntitos.

Nunca había sido de muchas palabras realmente, le costaba sacar lo que sentía y no era la primera vez que le contestaba a Sofie con pocas palabras como estaba ella, pero ahora más que algo normal parecía MENESTER hacerlo, porque ya sabía que irse de boca le daba muchos problemas.

-¡Ah! no te he devuelto tus zapatillas porque...bueno, tengo un regalo para ti, pero cuéntame cosas primero.

Ya estaba ansiosa porque empezara a enumerar lo de los mil temas, porque escucharla siempre le venía bien y siempre había sido más el tipo de amiga que escuchaba, que la que contaba y eso no le venía mal. Pero como era natural, a Sofie se le quedó lo de las zapatillas y Pearlie negó con la cabeza mientras se levantaba de la cama, descalza y rebuscaba debajo de la cama una bolsa con una caja. Las había comprado en el mundo muggle y todo, pidiendo ayuda a Malik con unos cambios de dinero muggle y después, haciendo caso a la chica de la tienda de que Alexander McQueen era un diseñador importante y que su unión con Puma era una bomba. No había entendido un carajo de lo que hablaba pero de todos modos le hizo caso y terminó comprándoselas.

-No, están a la lavandería, pero estoy segura de que van a quedar hechas una pena. ¡Y eran tan lindas! Así que toma estas, de verdad no sabes cómo me salvaste. Con mis zapatos de siempre hubiera muerto así que el regalo también es por la salvación. Anda y no me digas nada, eh.

Pues sí, era dada a dar regalos, siempre había sido así, aunque fueran tonterías. De todos modos solo lo hacía con sus amigas, no se veía dándole regalos a Joe o a cualquiera, a Angus o así. No, las chicas eran las chicas. Tragó saliva afanosamente cuando le preguntaba sobre el futbol, pero luego se recordó que tenía que llevar eso lo más tranquilamente posible, que el acuerdo tácito de no decir nada para no hacer eso grande y grave seguía ahí, entre ellos dos. No sabía si Malik iba a contarle algo a Angus, pero al menos ella se aseguraría de no hacer locuras. Podía confiar mucho en Sofie, en Aquila, pero había cosas que de verdad, eran fuego puro.

Por un momento pensó que hablar de Malik no estaba nada nada nada bien, pero luego recordó que era normal para ella hablar de él y de lo que hacían, así que se vería más sospechoso no hablar del asunto y de él con el mismo entusiasmo.

-¡Me encantó! Y además vimos al equipo más peligroso y odiado de toda Gran Bretaña, o eso dicen los periódicos. Y fue genial, los goles y no sé, se me pasaron rapidísimo los noventa minutos. La gente estaba horrible, eso sí, y todos soltaban insultos más allá de lo espantoso, pero todo bien. El ambiente fue lo mejor.

Y bueno, suponía que también la compañía contaba. Sonrió un poco e hizo un gesto con la mano como diciendo “basta de fútbol”, antes de volver a acomodarse. Sí, de verdad, ya estaba del fútbol, y de ese día, y de todo lo demás.

-Pero creo que tiene que ver con que mi papá me hizo fanática del quidditch desde chica a falta de un hombrecito que curtir. No me hagas mucho caso pero creeeeo que mamá está embarazada.

Le dio mucha risa que Sofie hiciera esa propuesta de las zapatillas, de compartirlas y tal. Le dijo que sí para darle por su lado pero la verdad le daba igual, no sentía que regalarle algo fuera un gasto o un desperdicio. Igual ella no usaba mucho ese tipo de calzado así que al final terminaba diciéndole que sí aunque dentro de ella sabía que serían solo de Sofie. Y así estaba bien. La miró con ojos de amor solo por haber propuesto eso y por eso le asintió con vigor.

Le duró la mirada de amor por verla tan alegre por sus sospechas no confirmadas de que su mamá estaba embarazada otra vez. A ella también se le hacía raro tener un hermano o hermana a esa edad. Notó su sonrisilla y entrecerró los ojos mirándola profundo como si le estuviera leyendo la mente y le sacó la lengua, como si al final sí lo hubiera hecho. Oh! Ironía. El caso era que sí que le hacía ilusión lo de tener compañía, aunque en realidad no fueran a tener mucho tiempo juntos, o eso pensaba ella. Y nada, sus padres ni se lo habían confirmado pero los había visto raros, con su madre más contenta de lo habitual –ni decir que más bonita, ella siempre veía a su madre bonita- y su padre siendo atento y tocándole la panza todo el rato.

-A lo mejor y no, y yo alucino. Pero estoy casi segura de que me lo dicen en cualquier momento.

Se hizo a un lado para que Sofie se acomodara mejor y ella, por su parte, pegó la espalda al respaldo de la cama y estiró las piernas, medio acostada medio sentada, en una posición totalmente incómoda, pero funcional para ella. Alzó las cejas cuando mencionó a Bird, porque sabía lo del beso y eso. Se mordió los labios, quitándose los pellejos mientras le contaba, no porque no le estuviera poniendo atención, sino por maniática. Pearlie no sabía hasta que punto era necesario que Sofie aclarara las cosas con él. Tal vez eso solo crearía más problemas y confusiones. O quizá no, quizá haría que Sofie viviera en paz.

-Ni idea, hasta el baile no sabía que tenía mil caras, menos sé quienes son sus amigos, pero si quieres investigamos y tanteamos terreno, como detectives privadas, como ninjas. Igual, entiendo totalmente, pero mira, si no te hace falta en tu vida pues mejor déjalo así, ¿no? Qué tal que le gustas y se arma un margallate y encima, que tal si vuelven a esa conexión mística misteriosa periodística y se enamoran. No, no, ni hablar, es peligroso

Pues claro, el león cree que todos son de su condición. En situaciones normales, no habría dado un consejo tan vago, ni tan visceral. Se terminó por sangrar la boca y luego de chuparse el labio para quitarse la sangre, respiró profundo y le dio un par de palmadas a Sofie en el hombro.

-No, no me hagas caso. Olvida mis consejos oscurantistas. Mejor habla con él, se ve que es lindo y no creo que se merezca que lo evites. Además, el asunto de las bebidas, ¿recuerdas? Seguro estaban drogados como todos los demás y por eso pasó lo que pasó.

Que sí, que sí, Pearlie idiota, te había dicho que era lo más intrascendental. Y ella como loca poniéndose muy mal, no le extrañaba que Sofie se hubiera ido girando a mirarla como robot con mal disfunción. Lo peor del caso era que se iba sintiendo más y más culpable conforme Sofie le contaba cosas con toda la confianza del mundo y ella se iba hundiendo más y más en el fango de su culpa sin compartir. Es que era demasiado fuerte, demasiado suyo, demasiado problemático y sobretodo eso, culposo.

-Bueno, averígualo, no pierdes nada. Solo no te vayas a alocar y engañes a Adair, eh.

Le dijo dándole un empujón cariñoso, sin siquiera decir eso totalmente en serio. Ella no conocía mucho a Marianne Hard pero lo que era cierto era que cualquier enemiga de Sofie, casi por default, se hacía enemiga suya, a menos que sus razones fueran completamente locas. Y no, ya sabía que Sofie no estaba casada, y también sabía que no porque Adair hubiera sido el primero tenía que estar con él para siempre, pero en ese momento estaba con él y eso era lo que importaba, y punto. Y claro, como había pasado con Miriam, la de la comuna de la mamá de Malik, sentía que Sofie era legeremaga, que le sabía algo. Lo bueno que abandonó esos pensamientos paranoicos cuando ella, emocionadísima, empezó a contarle que Adair le había dicho que la quería.

Y de nuevo se desconcentró pensando que Joe también le había dicho que la quería durante el sexo, así que ¿contaba o no contaba? No se lo había vuelto a decir. Se volvió a morder los labios con todo y que ya estaban medio consumidos.

-¿Ah ya lo conoce tu mamá? Si no huyó a eso es que te quiere de verdad, en serio.

No por la mamá de Jessy en sí, sino porque por lo general eso de conocer a las suegras no dejaban tranquilos a los tipos que no parecían ir en serio y que tenían cierta fama. Pero confiaba en Adair, muchísimo, más desde lo del Happy Meal, así que creía en Sofie cuando le decía que estaba segura de que se querían. Y le daba gusto, auténtico.

-Sí, ¿por qué? ¿No me veo bien?

Por hacerse la payasa tomó un espejito parecido al comunicador que tenía en su buró al lado de la cama y se miró para ver si no tenía ojeras o si se veía demacrada.

-Es esta vida nueva con profesor, me tiene exhausta.

Dejó el espejo en su lugar y le pasó una mano a Sofie por el cabello con cariño, planteándose si contarle absolutamente todo pero decidiendo que, por que era lo mejor, se lo iba a seguir callando. No quería que pensara mal de ella, que dejara de confiar, que la juzgara por ser la peor de las amigas, porque lo estaba siendo -no por no contarle lo de Malik, sino por lo de Milena y tal-no quería eso de ella.

-Bueno, si acaso lo del chiquillo de Joe me tiene todavía anonadada.

Le sonrió normal, en un esfuerzo por hacer todo eso normal, que ella no notara cosas raros. Por un lado le gustaba notar que la conocía lo suficiente como para no creerse cualquier patraña, por el otro no estaba muy segura de querer contarle nada por las razones antes citadas. Se rió cuando le lanzaba la cajetilla de cigarros de Adair, y la miró como si la acusara de robarle el vicio al hombre aunque en realidad le daba igual. Se pasó la lengua por los restos sangrantes de sus manías y tomó sin vergüenza uno de los cigarrillos ya que tenía permiso expreso de Sofie. Lo encendió con la varita y sintió que fumar la ayudaría perfecto a sobrellevar todo eso.

-No, no me molesta que tenga un hijo.

Pero no terminó de hablar y Sofie siguió con lo suyo, cosa que a Pearlie no le molestaba, porque al fin y al cabo siempre estaba dispuesta a escuchar lo que tenía para decir, aunque no siempre estuviera de acuerdo.

-Es que, casi todo mundo lo sabía Sofie, menos yo. Y él estaba consciente de eso, de que yo no tenía ni idea de esos estúpidos chismes escolares. Y claro que me molestó que no me dijera algo tan importante, para mi eso es algo que se dice, MÍNIMO a la primera cita. Ya ni hablar de decírtelo DESPUÉS de follarte, no sé, eso no se hace.

Y no, ella no tenía problemas para decir ciertas palabras, ni se sonrojó ni mucho menos. Su pequeño enojo y sus ansias de justificar su locura momentánea, igual seguiría pensando que con culpas o sin culpas, ella llevaba la razón en ese asunto; él había sido un maldito por no decirle nada y así las cosas.

-Pero mira ya, lo pensé con la cabeza fría, voy a…averiguar si quiere volver conmigo y tal, tal vez sí fui un poco injusta en no entender las razones que tuvo y eso, pero…bueno, ya veremos, si no funciona eso, me voy a casarme a Dubai, a encontrar un buen hombre y tal. Pero Pazuzu lo extraña, y yo también.

Se le quedó mirando fijo y luego se echó a reír, ya que no tenía ni idea de eso de la legeremancia o lo que fuera que le estuviera pasando, no se tomaba en serio eso de “vamos a mirarnos a los ojos y descubrirá todas mis infamias”.

-Y si no quiere volver conmigo lo voy a acosar así como prometió que él haría conmigo y blablablá.

-Sí bueno, lo sabían los que estaban en Hogwarts, en su mayoría. Y era un dato normal común y corriente de la vida cotidiana, por eso Angus lo dijo a Aquila así como así, pues, pero él sabe que no estaba en Hogwarts, sabe que no sé nada de su vida, era su obligación contarme.

Hizo un gesto con la mano como diciendo “ya no le voy a dar vueltas a sus infamias” y mejor le puso atención a su experiencia con Adair. Ella no habría sido capaz de hacerlo que Sofie, pero Pearlie seguía pensando que lo de Adair estaba completamente justificado por lo de las drogas. De todos modos, pensar que en lugar de Adair hubiera sido Joe el que manoseara-besara-enloqueciera con tres tipas enfrente de todo mundo. Pues pensaba que nunca lo volvería a ver igual. Y sí, hacía énfasis en eso de “enfrente de todo mundo”-al menos en su mente- porque era la menos indicada para hablar de otro tipo de asunto.

Se rió por lo de Marianne, no la recordaba o no la conocía, y si lo hacía, pues no estaba entonces relacionándola con la Marianne adecuada. Se quedó pensando en el asunto de las amigas y los celos, aunque no lo había relacionado con su caso y el de Milena, hasta el momento, precisamente porque ellas eran amigas desde antes, lo cuál era algo muy terrible para pensar últimamente.

-Todos tienen sus amigos de siempre, es lo que toca por vivir alejada. Pero él te eligió a ti, ¿no?. Por más que Marianne le haga regalos, va a estar contigo, Adair no se ve del tipo que pueda ser comprado. Ya sabes…

O sea que un escoba era una escoba, pero la chica que te gustaba era otra. Le dio una profunda calada al cigarrillo y estaba todo bien hasta que se vio atacada por una tos espantosa provocada por atragantarse totalmente con el humo cuando Sofie hacía esa última mención. Terminó de toser, sintiéndose una persona horrible y negó repetidas veces con la cabeza.

-No, no me llevo mal con ella por eso, de hecho la primera vez que le hablé a la tipa ya sabía que eran súper amigos y en realidad no me importa. De todos modos es como un bichito asexuado, ¿no?. Bueno, ese no es el caso, me llevo mal con ella porque es una hipócrita y más bien es a ella la que le molesta que tenga algo con Joe. Y en su casa fue groserísima, por eso me fui, no por hacerle el drama a Joe…bueno, también algo, pero…fue por eso.

Y ya, ahora la ignoraba olímpicamente y punto. Y no indagaba en la herida porque estaba muy jodido lo del asunto de Dan. Ahora, a aclarar el otro punto, el que la había hecho atragantarse. A ese tenía que ponerle menos empeño desinteresadamente a propósito.

-Ay no. No creo que se enoje, sabe que Malik es mi amigo solo. Además no es como si me llevara al futbol y cancelara planes con ella o algo, solo es cuando tenemos tiempo. ¡No! No es lo mismo.

Y bueno, más bien tenía que decir “sabe que es mi amiga y que no tengo intenciones terribles con su novio” pero ya le sabía mal tanto descaro, y pensar en Malik la hacía pensar en su cama, así que mejor desechar ese tema cuando antes, o se sonrojaría del puro recuerdo.

-Dijiste que me tenías más noticias. ¡Suéltalas ya!

El cigarrillo hacía todo mucho más llevadero y bastaron tres caladas para que se sintiera más relajada, ¡qué tonta había sido!. Tenía que disimular. Todavía no sabía el camino que iba a llevar todo eso que se había desatado en The Den, pero por el momento nada se les estaba saliendo de las manos, había sido, a ojos de todos, una salida común y corriente, tanto así que hasta había terminado la velada regresando a Brigantia con nada más y nada menos que con Joe. Todo estaba en su lugar y la tos también se había calmado. Menos mal que Sofie no le leyó la mente en ese momento de la tos, o habría visto el montón de escenas indecentes en la casa-comuna de Karim Malik. Menos mal.

Interesante lo de Hákan, y los datos que le daban sobre su tía, que habían sido juzgados por el Ministerio. Se mordió los labios con el ceño fruncido y un gesto confundido por lo del Director de Hogwarts. Pearlie nunca terminaba de conocer a su tía. No importaba cuantas veces se hubiera sentado en su sillón, o hubieran compartido la mesa –no muchas veces- o lo que fuera. Solamente sabía que su papá no le perdonaba muchas cosas, aunque nunca le explicara cabalmente que eran esas “muchas cosas”, suponía que tener una asesina en la familia no era fácil.

-¿En serio? Ya sabes que mi papá no habla mucho de las actividades políticas de mi tía Frances. Son enemigos directos, él está en la confederación que tanto protege el estatuto del secreto, ella es de los primeros miembros de un grupo terrorista que lo quiere anular. Es un lío. Ahora entiendo por qué no nos pudimos conocer por nuestras mamás.

Si Jessy había sido del mismo “grupo de falsos idealistas” –palabras de Saffron- que su tía, entonces todo tenía sentido. Suerte que habían existido Shadow y Barunka. Y no, ella no había tomado partido por nada tampoco, aunque por ejemplo, todo el asunto que se había desatado con los licántropos le había dejado mal sabor de boca.

-Y no, no te voy a enseñar a fumar, le haría daño a tu salud. Y no es bueno para la piel, ni para los dientes.

Dijo golpeándose los incisivos con una uña, aunque si Sofie lo decía en serio no se iba a negar a enseñarle nada más porque no era su mamá para andarla sermoneando de las cosas o vicios que se tenían que hacer o no.

-Ya sé, pero sus amigos cercanos no parecen preocupados. Joe me dijo que seguramente se habría ido a una fiesta de mil días para olvidarse de Martin y que así era ella, una loca. Tampoco veo a Angus apurado…no sé. Hasta parecen ingenuos, o yo soy muy paranoica.