¿Algún modo de despertarse?

El regreso del profesor de leyes, o más bien su sustituto, no le había hecho mucho bien a su rutina diaria, ahora tenía aún menos tiempo, intentaban ponerse al día con el programa educativo y para conseguirlo los estaban matando a trabajos, y eso sin mencionar que estaba muy cerca diciembre, los exámenes de enero casi estaban a la vuelta de la esquina y sería imposible del todo pasarlos por alto con una buena nota sin matarse a estudiar, memorizar cifrase, fechas, leyes estúpidas, leyes interesantes, datos administrativos y sobre todo temas burocráticos jodidamente aburridos.

Ese día, al menos, ya había terminado, ya era hora de no hacer nada por un par de horas y antes de ir a dormir coger el libro de leyes aplicables a personas extrajeras y seguro que eso le hacía caer dormido en cinco minutos después de memorizar cuantos años debe de estar qué persona de que nacionalidad en el país para poder ser juzgada normalmente sin tener que deportar.

Había salido de la biblioteca haría como quince o veinte minutos, caminaba a buen paso, sin mucha prisa, por el camino que llevaba hacía Ogmios, tenía la esperanza de ir a ver a Draken por un rato, sin avisar, últimamente ambos estaban un poco más liados de lo que había cabido esperar, pero seguían estando bien, juntos, o eso pensaba él, claro. La cosa es que lo extrañaba un poco y como no había más obligaciones en su lista había tomado esa decisión.
Por supuesto, verlo sentado tranquilamente junto a la cafetería lo hizo lucir una sonrisa, era mucho mejor encontrarlo ahí que dedicarse a ir a buscarlo como loco por todas partes. Sobre todo porque resultaba que quizás de la otra forma nunca lo encontraría.

- ¿Vas a invitarme a un cigarro o tendré que robarte el tuyo? – dijo a modo de saludo, desde detrás del banco al que se había acercado lo más sigilosamente posible. Se inclinó un poco para darle un beso y esperó a que Draken lo hiciera, sobre todo porque en ese momento, el otro, tenía un cigarro en la boca y habría sido acto suicida.

Recibió aquel beso, sabiendo que erra justo lo que él mismo había reclamado al poner ese gesto, pensaba que sería un beso liviano y de pronto notó como el otro le pasaba el humo, boca a boca, y sonrió un poco, no sabía como si lo hubiera fumado él, pero si iba de la boca de Draken tampoco le haría muchos ascos.
Expulsó el humo en cuanto sus labios se separaron y se quedó mirando a su pareja, aquella sonrisa siempre lo hacía quedarse mirando, incapaz de separar la vista de su boca, tanto así que tardó unos segundos en ver que le estaba ofreciendo su cigarrillo y que a él le tocaba cogerlo, por supuesto.

Le dio tiempo a dar una cala antes de oír lo que le decía y frunció un poco el ceño. Si no tenía más no se lo podía robar… aunque bueno, él sí que tenía alguno más en alguna parte de su mochila debía llevar una cajetilla.

- Te pagaré este cigarrillo con intereses ¬– le dijo justo antes de darle otra calada, no tenía sentido devolvérselo, apenas si había para un par más de ellas, para eso mejor le daba uno entero en cuanto tuviera oportunidad de quitarse el peso de la espalda y así poder rebuscar.
Se sentó a su lado, mientras terminaba de fumarse el cigarro, no tardaría mucho y en realidad se había planteado la opción de que Draken estuviera esperando a alguien más, y que él ahí de pronto no pintara nada, pero ya que le había dado el cigarro al menos estaría ahí por unos minutos más.

- Ya sabes, estoy tomándome un descanso hasta esta noche. Con la vuelta del profesor cuesta parar y me apetecía descansar.

Stall sabía a la perfección el porqué Selvaggi se esforzaba tanto con ponerse al día y sacar buena nota, el verano anterior había sido una mierda por la culpa de las notas bajas, de modo que ese año estaba intentando solucionar ese tema.

-¿Cansado? Podrías haber aprovechado este rato para dormir un rato en lugar de tomarte un café – frunció un poquito el ceño y miró la colilla que era todo lo que quedaba ya del cigarro ofrecido, se encogió un poquito de hombros y se lamió los labios - supongo que no me importará ir contigo, podría tomarme una cerveza de mantequilla, hace como mil años que no me la tomo.

Dicho aquello se estiró y se inclinó para darle un beso en la mejilla a su pareja, después se puso en pie y tendió la mano para ayudarlo a ponerse en pie.
- Me apetecía pasar la tarde contigo, así que si lo que quieres es ir a por un café, vayamos.

Una enorme sonrisa adornó sus labios en el momento en el que dejó de hablar, mirando a Draken, como siempre.

Suspiró con las tonterías de Draken, si, ya, que no podría dormir en la noche, siempre decía aquello, pero eran puras idioteces, todo el mundo era capaz de dormir a la noche, una poción, tan fácil y sencillo como tomarse una poción para el sueño, estaría dormido en diez minutos y así descansaría como un bebé sin sueños ni pesadillas. Pero no se lo dio porque habían tenido esa conversación como mil veces cuando, Elazar, vago y siempre dispuesto a echar una siesta, le proponía hacerlo con él y al final Draken se quedaba haciendo cualquier cosa menos dormir. En fin, hay gente que se acaban convirtiendo en animales de costumbres fuertes, estaba claro que Stall era uno de ellos.

No hubo más intercambio de palabras entre ellos antes de que una voz alegre y conocida (más por clases que por eventos sociales, pues rara vez había coincidido con Luttrell fuera de las aulas) empezara a hablar, de manera un poco agitada. Elazar sonrió al girarse y ver a la rubia feliz y con ropa deportiva diciendo que les invitaba a lo que fuera. No necesitaba que le invitaran pero dio por hecho que era una forma de pedirles que entraran con ella y se sentaran juntos un rato, a él le pareció muy buena idea, al fin y al cabo siempre era bueno conocer a la gente fuera de clases y no solo ahí, observados de manera incómoda por un profesor.

Soltó una leve risa ante la actitud de Draken, sabía a que vendría aquello, pero él no iba a hacer comentarios al respecto, al fin y al cabo que su pareja fuera un poco amarguetas a él le daba igual, nunca le había importado que sus “citas” fueran más bien salidas de amigos o que los gestos de cariño fuera casi siempre comenzados por el italiano, más bien le hacía gracia que el otro se enfurruñara cuando la gente decía cosas como la que acababa de decir Sofie.

- Si que íbamos a tomar algo, ya sabes, aprovechando los ratos libres de la tarde - le dijo según entraba tras de ella, cuando Draken le hizo aquel gesto para que fuera él quien entablara conversación real - a mi hoy, no sé porqué, se me antojó una cerveza de mantequilla, espero que aquí las tengan igual que en las tres escobas, que llevo como mil años sin probar una.

Le hizo un gesto a la chica y señaló una mesa vacía donde se podrían sentar los tres tranquilamente, ella le caía bien y eso que la había conocido pensando que intentaba ligarse a Draken, pero las cosas pasan, así sin más, y al final aquel encuentro terminó bien.

- ¿Tu que tomarás? - lo de él lo sabía, así que le preguntaba a ella, y cuando se lo dijo dio la orden esperando a que la mesera le llevara las cosas o las hiciera simplemente aparecer frente a ellos y sonrió, feliz como siempre - es un gusto verte fuera de clase ¿Qué tal te van las cosas? Yo ahora con la presión del nuevo profesor de leyes casi no tengo tiempo para ir a las que asistía de oyente… ¿Cómo va todo por periodismo? Esta semana intentaré ir algún día.