En busca de nuevos conocimientos

¿Qué mejor que disfrutar de la lectura de un nuevo libro que nunca antes había visto y menos aún leído, rodeada del silencio que reinaba como de costumbre en un lugar como el que era la biblioteca?

La chica entró con ánimos, esperando encontrar algún libro sobre medimagia, animales fantásticos o cualquier cosa que simplemente le diese al ojo y que aún no hubiese leído, por lo que fue directamente a uno de los estantes que identificó como libros de medimagia, que además de ello parecía tener los libros mas gordos y se entretuvo por un ratito en mirar que libro o libros podría ponerse a leer; y en el caso de no terminar la lectura, la seguiría después en su habitación o en donde fuera, sala de convivencias o lo que fuere.

Cogió uno que dejaría mucho que desear a primera vista: muy viejo y desgastado y de no mas de unas 200 paginas, pero no cedió en dejar de buscar, sino que siguió ojeando hasta darle al ojo uno que cuadruplicaba el tamaño del libro que tenía entre manos en esos momentos, sonriendo feliz y mirando después a su alrededor, tratando de buscar ayuda de alguien para que se lo bajara de la estantería alta en la que estaba.
Se puso de puntillas y estiró lo máximo que podía, tratando de llegar de forma algo complicada al libro, apenas consiguiendo en un principio rozar el lomo del mismo con la yema de los dedos.

La chica puso morritos en señal de queja, y tras pegarse el otro libro con el brazo contra el pecho, volvió a intentar alcanzar el gran libro que tenía decidido coger costase lo que le costase. Trató de hacerlo de nuevo, estirándose, de puntillas, peor no lo consiguió, por lo que finalmente decidió intentarlo dando saltitos. Aquello le hizo sonreír; había conseguido moverlo un poquito, “desencajarlo” del sitio en el que estaba, por lo que seguiría intentando bajarlo de aquella forma, dándole algún que otro toquecito, esperando poder cogerlo en una de estas en las que estuviese a punto de caer.

Adnan no es que no tuviera nada que hacer, si que tenía, como siempre. Y en ese momento su quehacer era fácil y rápido. Debía ir a la biblioteca, intentar desenterrar de entre las viejas y polvorientas estanterías un libro, aún más y viejo y posiblemente con aún más polvo, que suponía guardaba en entre sus tapas el secreto de una poción muy rara. Poco útil, por no decir gilipollas, pero que necesitaba conocer para un trabajo inicial de clases, algo sobre modernizar pociones en desuso, remodelarlas y hacer que fuera más útiles en el día a día actual.

A él le parecía una gilipollez total y absoluta ¿para que revivir viejas pociones? Prefería inventar alguna nueva, hacer algo realmente útil, crear una que solo con olerla hiciera que se te cayeran todas las putas uñas de los pies. A saber.
La cosa es que estaba, irremediablemente obligado a ir a buscar ese libro porque por muy hijo de su padre que fuera no quería mala nota en esa asignatura, ni en ninguna. Sería una puta vergüenza estar haciendo la carrera de pociones y tener una nota baja.

Cuando entró a la biblioteca y comenzó a rebuscar donde estaría la sección de pociones oyó algo un poco llamativo, lo ignoró, pero casi sin querer fue en esa dirección, ya había notado el cartel donde se leía lo que él buscaba y le pillaba de camino, así que aprovechó para asomarse y pudo identificar los soniditos con el saltar de la chica a la que reconoció de manera casi inmediata. Era Park, la prima de Young. Le había mandado tenerla vigilada ese año, teniendo en cuanta que era la más pequeña (probablemente) de todo el campus, era una petición bastante acertada. Además ya se conocían de antes y le tenía bastante aprecio, más del debido, seguramente.

-¿Estás bi…? – no le dio tiempo siquiera a terminar la frase cuando vio como un enorme y pesado libro iba a caer, estaba a punto, pero el siguiente salto de la chica fue bastante inoportuno pues hizo que callera irremediablemente. Él, más por autoreflejo que cualquier otra cosa se adelantó corriendo y recibió el golpe en lugar de la chica, con ambos brazos levantados para intentar coger el libro, cosa que no ocurrió tal como lo había planeado y aunque lo había frenado un poco se llevó un buen golpe en la cabeza - debes tener cuidado… ¿para que tienes la varita Park?

Suspiró y recogió el libro, tendiéndoselo, era casi más grande que ella…

Todo pasó demasiado rápido como para que ella misma pudiese reaccionar de alguna manera. Entre un salto y otro, queriendo conseguir el libro, casi acabó siendo aplastada por el mismo, aunque no literalmente, obvio.

Percibió una voz que reconoció con facilidad, era él; la única persona a parte de su propio primo que le había tratado con tanto cariño, o algo raro, una mezcla de cariño y algo que ni ella sabía como definir, Adnan.
Escuchó el ruido que hizo el libro al caer sobre algo que no era ella; según vio que el objeto iba a caer como un autoreflejo cerró los ojos, los cuales al abrirlos vio al chico, no tardando en sacar la conclusión, ni en un segundo, de que el enorme libro había caído sobre el chico, haciendo que al momento, a parte de sentirse mal, torpe y tonta, un enorme puchero se formase en sus labios.

- A-adnan... - Murmuró apenas con un hilito de voz, totalmente quieta en la misma posición en la que se había quedado, cubierta en cierto modo con el cuerpo del egipcio.

Hizo un pucherito, notando como en un momentito se le humedecían los ojos, estirando una de las manos a la cara del chico. - ¿E-estás bien? Yo... yo lo siento, no pensé en usarla, quería... cogerlo así... pensé que podría... - Hizo un mohín y se separó del chico para coger el libro que le ofrecía, dejándolo en el mismo momento en el suelo y poniéndose de puntillas, tratando de ver si Yesenes tenía algo en el lugar del golpe.

- Si tienes alguna herida o algo puedo curarte... - Se quedó mirándole fijamente a los ojos, en silencio, con las manos apoyadas sobre el pecho, esperando su respuesta.

Frunció un poquito el ceño, no porque estuviera molesto o dolorido, no. El motivo era ella, lo había mirado y hecho un pequeño puchero, pequeño o grande… era un gesto totalmente adorable y le despertaba cosas muy raras que no estaba acostumbrado a sentir. ¿Qué era? ¿Lástima? No, eso lo había sentido alguna vez, era diferente, pero no terminaba de entender el que.

Cuando notó como le rozaba el rostro con la mano no pudo evitar retirarse un poco, un poco mucho bastante más bien. No estaba acostumbrado a esos gestos y le eran un poco difíciles de llevar, sobre todo ahora que estaba tan confuso por ella.
Le dejó coger el libro y se acarició el lugar del golpe, poniendo un poco de oposición a que la chica se lo mirase.

-Está todo bien, tranquila. Apenas ha dolido – le sonrió de manera un poco estúpida, no se le daba bien sonreír, no estaba acostumbrado a ello – y no te preocupes, no ha pasado nada en realidad… la próxima vez usa la varita, para que no te pase de nuevo.

Negó de nuevo rápidamente con la cabeza, no podía dejar que la chica lo viera desvalido, era algo totalmente en contra de su naturaleza, dejar ver a otros sus puntos débiles era imposible.

-Park, tranquila, deja de pensar en eso, estoy bien , no necesito que me cures, no me hizo daño, solo es un libro de nada, mira – se sentó para estar más a su altura y señaló el lugar exacto, como mucho le saldría un pequeño chichón o vete a saber, la cosa era que no quería que se preocupara así que suavizó la expresión y muy tranquilo le señaló a la silla junto a él - ¿Qué hacías intentando coger ese libro? ¿tienes que estudiar algo así? Parece realmente denso y pesado…

Lo dijo frunciendo un poquito el ceño, no es que pensara que no podría si no porque apenas habían comenzado el curso y le parecía algo muy amplio para ser de las primeras cosas.

Hizo un pucherito apenas notorio al sentir como el chico se separaba de aquella caricia que ni siquiera llego a ser nada, suspirando un poquito y mirándole con cara de cachorrito, asintió muy suavemente con la cabeza y suspiró suave.

Negó después un poco con la cabeza antes de sonreirle de forma tierna, adorable como solía hacer siempre, devolviéndole aquel gestito que había tenido el chico para con ella, recogiendo de nuevo los libros, para ahora caminar junto a Adnan un poco, dirigiéndose a una mesa cercana.

El egipcio se sentó y ella simplemente se quedó mirándole, asomándose apenas un poquito para ver si tenía algo; era cierto, tal y como él habia dicho, no tenía absolutamente nada, a lo que a la coreana se le escapó un suave suspiro y sonrió de forma mas tierna, mas amplia ahora que sabía que estaba bien.
- De todas formas... si te duele la cabeza por el golpe podría arreglarlo... usar algún hechizo o algo para que se te vaya el dolor de cabeza... - Murmuró.

- Y prometo que a la siguiente utilizaré la varita. - Añadió poquito después poniendo morritos, dándole un aspecto infantil.
Cuando el chico señaló la silla, la chica fue a ocuparla, dejando los pesados libros sobre la mesa, quedándose mirando fijamente a Yesenes, asintiendo a sus palabras, tomando nota de lo que decía y le preguntaba.

- No, es solo que quiero estudiar algo... de momento no han mandado apenas cosas, pero no puedo estar sin hacer nada y bueno... como tampoco es que conozca a nadie y no tenga amigos y eso pues... - Se encogió de hombros y suspiró un poco, mirando los libros un momento y volviendo la vista al egipcio. - Los libros mientras mas antiguos tienen cosas mas interesantes, o cosas que apenas nadie se molesta en saber. - Asiente con la cabeza. - Además que tampoco es que sea una gran lectura... he leído libros mas grandes y eso.

Volvió a negar con la cabeza, no quería que se preocupara por su estado de salud, y aunque hubiera empezado la carrera de medimagia dudaba un poco que aún estuviera cualificada para ello, él sabía que era inteligente pero no sabía hasta que punto. Su relación había sido siempre muy superficial.

-Eso está bien, tenemos varita para algo, y son muy útiles – lo dijo como si intentara convencerlo de ello, se suponía que ella ya sabía aquello, era de buena familia, con buenas costumbres. Su primo era su mejor amigo, sabía mucho de ella, más de lo que debería quizás, porque había andado haciendo preguntas a Young en más de una ocasión, pero eso no importaba ya nada, ahora tenía la posibilidad de estar con ella realmente.

Oyó el porqué estaba leyendo aquello y la miró sorprendido. ¿Leer un libro así por puro gusto? ¿Qué no había cosas mejores? Cierto es que él había leído alguna que otra vez libros de pociones por placer pero eran más ligeros y normalmente con cosas curiosas o bueno, seguramente a ella le parecía curiosísimo ese libro viejo, grande y asesino. Que si, que le dolía un poco la cabeza por el golpe.

-¿No tienes amigos? Bueno… entraste esa semana, supongo que no habrás conocido a muchos aún, aunque a tus compañeros de clase… – sonrió un poco, más bien levantó la comisura del labio, intentando hacerlo lo mejor posible, sin demasiado éxito – y si no, yo soy tu amigo ¿no? Este verano estuvimos un tiempo juntos en tu casa… no es que sea un extraño ¿no?

Le acarició un poco la cabeza, por encima, en un gesto que él intentaba que fuera cálido o complaciente o algo así. Después movió un poquito el libro para mirarlo.

-De medimagia… yo venía buscando también un libro muy viejo, pero de pociones. Espero que sea menos peligroso que este, si no, pues no sé, supongo que tendrás que curarme realmente.

Asintió de nuevo cuando el chico le hubo vuelto a repetir aquello de utilizar la varita, que para algo estaba.

Le sonrió al chico cuando escuchó la pregunta que le acababa de hacer y suspiró un poquito, negando con la cabeza, sonriéndole de forma suave. - Bueno... no es que caiga muy bien, hay gente que se cree que soy repelente u odiosa, insoportable... - Se encogió de hombros y volvió a sonreír, queriendo dejar el tema y de paso restandole importancia a un tema como era ese, tan banal.

Cuando escuchó después aquello de que él era su amigo una sonrisa totalmente bobalicona se reflejó en su rostro, acompañado de una suave risita tonta. - Si, tu eres mi amigo. - Tuvo ganas de darle un abrazo, pero dudó durante un momento y se contuvo, a pesar de que en un principio hubo hecho el amago de abrazarle. - Me gusta mucho estar contigo, estoy muy... a gusto cuando estoy contigo. - Musitó sonrojandose un poquito.

Sintió la grande mano del egipcio acariciarle la cabeza y se rió un poquito, como sintiéndose reconfortada ya que, aunque no abrazó al chico cuando tuvo ganas, él le acarició la cabeza; sabía de sobra que a Adnan no le gustaba el contacto físico y que aquello ya era un gran esfuerzo para él.

Asintió despacito y ladeó un poco la cabecita. - Puedo ayudarte a buscarlo si quieres. - Asintió despacito y le sacó un poco la lengua en un gestito mono, adorable. - Así quizás pudiese evitar que si fuese un libro asesino te pasase nada. - Se puso la mochila sobre el regazo y tras sacar la varita, se la enseño. - ¡La tengo a mano!

Cuando dijo aquello de que muchas personas le veían insoportable u odiosa no pudo evitar fruncir el ceño. No le agradaba en absoluto saber que ella pensara así, era una chica encantadora y no podía imaginarse como alguien podría hacerla sentir mal diciéndole algo como eso. Que era odiosa o algo así. Era jodidamente adorable…
No dijo nada, para empezar porque no era muy dado a andar haciendo la pelota a otra gente, o simplemente le costaba halagar sin más. Con Rang aún no tenía la cercanía necesaria para hacerlo. Justo mientras pensaba todo aquello fue cuando ella le dijo que se sentía a gusto con él. Dudaba en cierto modo de que eso pudiera ser cierto, al fin y al cabo apenas le conocía, lo justo que le había mostrado ese verano y ahí no incluía nada de él, nada demasiado intimo ni personal.

No evitó la risa estúpida que se le formó en el rostro cuando la muchacha dijo aquello de que “la tenía a mano”. Lo que si intentó fue no pensar mal con ello y simplemente negar con la cabeza.

-Dudo que sea necesario el uso de la varita para coger el libro…. Aunque igual si lo llamas con un Accio nos ahorramos leer todas las tapas de la sección de pociones – frunció por un momentito el ceño y después pensó que igual era mejor no hacerlo desde allí, el libro intentaría ir por el camino más rápido lo que significaba que posiblemente terminara estrellándose contra una estantería – vamos allí y me ayudas.

Mientras caminaban en dirección a la sección de pociones le explicó que libro era y lo que debía hacer con él, le fue diciendo cosas para entretenerla, le apenaba un poco que pensara que no caía bien.

-Bien… ahora solo queda buscar… porque usar el conjuro no es recomendable ¿verdad?

Solo con ver la cantidad de libros que había entre aquellos estantes sentía el total terror de empezar a buscar, lo único bueno es que sabía que sería bien viejo… era un dato.

La chica sonrió cuando escuchó al chico reír y le sacó un poquito la lengua haciéndole burla o algo parecido, después explicándole por encima la exacta definición del hechizo que propuso usar, dejando totalmente claro que no serviría de mucho, al menos, desde el lugar en el que se habían puesto, después ya, quizás si que podría intentarse usar, cuando estuviesen cerca del mismo; aunque si resultaba ser grande y pesado, quizás se llevarían un buen golpe.

Dejó los libros y la mochila sobre la mesa en la que habían estado; a fin de cuentas nadie iría a robarle las cosas, y menos un par de libros, uno con pinta de viejo y el otro demasiado... enorme y antiguo.

Cuando estuvieron por la zona de donde debería estar el libro, habiendo escuchado la explicación que el chico le dio sobre el libro y lo que necesitaría, sacando alguna pequeña idea de como podría ser el objeto que estaban buscando. Dio un par de pasitos sin despegar la vista de la estantería y se rió un poco al escuchar el comentario de Yesenes, negando con la cabeza un poquito y suspirando, sonriendo de forma tierna, desviando un momentito la mirada para mirarle a los ojos, regalándole a él aquella sonrisa, antes de volver con la búsqueda del libro.

Se llevó el dedo indice a los labios, mirando de forma rápida pero fija algunos libros, buscando alguno con aspecto de antiguo y el lomo algo desgastado; si aquél era un trabajo que mandaban siempre, probablemente había sido muy usado, así que...

Cuando le pareció ver uno en un tono marrón cobrizo, con la parte central del mismo lomo algo descolorido sonrió un poco, acercándose a Adnan y cogiéndole de la parte inferior de la camiseta que llevaba, tirando un poquito. - ¡Adnan! Creo que puede ser ese de ahí. - Señalándolo con el dedo. Para ella quedaba bastante alto, él quizás podría alcanzarlo si se estiraba o incluso lo intentaba coger saltando, pero estaba en una de las estanterías mas altas. - Ese, el que tiene un color marrón cobrizo, desgastado con pinta de haber sido leído mucho.

Cuando levantó la vista hacía donde la muchacha estaba señalando no pudo evitar fruncir el ceño. Estaba bastante alto y ya había quedado más que claro que mejor no usaban el conjuro, era un libro bien gordo y podía ser que al volar hacía ellos desde ahí arriba se llevaran un buen golpe poco agradable.

Se acercó, pensativo. Intentó alcanzarlo simplemente apoyándose sobre la punta de los pies, pero se vio en una situación muy similar a la que había estado la chica hacía un momento. Igual lograba bajarlo pero llevándose otro golpe y no es que le apeteciera. Siempre estaba la posibilidad de que fueran a buscar la escalera de la biblioteca, era la forma lógica y fácil de hacer aquello, pero miró de reojo a la chica, sonriendo por un segundo.

-Rang… ¿Me ayudarías a cogerlo? - se mordió el labio un segundo y dio un par de pasos atrás, vio como ella asentía, totalmente segura de querer ayudarle, pero seguramente no tendría ni idea de que estaba hablando. Era algo que a una chica como ella no pensaría sin más. Espero a que le preguntara como ayudar y le sonrió abiertamente – yo no llegaría a cogerlo solo pero si tú me ayudas podría intentar hacer que alcanzaras – espero reacción pero ella parecía aún no entender a que se refería. En ese momento se le ocurrió la opción lógica, hacer que levitara mediante magia. Pero seamos sinceros, Adnan estaba deseando tener una escusa para poder abrazarla, aunque fuera solo un poco… de modo que en lugar de decir aquello, algo que ella misma podría haber pensado, cambió de estrategia – yo te cojo… mira, date la vuelta – espero a que se girase como él le había indicado y la cogió por la cadera casi, levantándola con total facilidad, y dio un par de pasos, para acercarse a la estantería – y ahora lo coges.

La chica asintió de forma adorable en todo momento a las palabras del chico; quería ayudarle, costase lo que costase. Escuchó como parecía dudar sobre las opciones de recuperarlo, pero cuando la chica asintió por última vez a que quería ayudarle, pareció que el egipcio finalmente se rindió a no recibir su ayuda.

Ciertamente aquello le cogió algo por sorpresa, pero ella no era alguien despegada; de hecho, le gustaba bastante dar abrazos, era muy cariñosa, y siempre que iba con alguien trataba de evitar cogerle de la mano; con su primo siempre lo hacía y en mas de una ocasión les habían confundido con una pareja por ese hecho tan tonto, pero claro, en corea con las costumbres... por lo que con las advertencias de su primo con que no debería de cogerle la mano a cualquiera, ni portarse de forma cariñosa, trataba de controlar aquellos impulsos.

La chica se dio la vuelta y al sentirse alzada por las grandes manos del chico dio un pequeño respingo, pero apenas le sonrió y se apoyó un poco contra la estantería, no queriendo molestar a Adnan con aquello de que tuviera que soportar todo su peso. - ¡Si! Ahora lo cojo. - Le sonrió lanzándole un último vistazo y estiró los brazos para coger el libro, de forma algo costosa por el peso y mas aún por que parecía que nadie lo había cogido en un tiempo y con el polvo y la humedad, debió de haberse quedado algo pegado a la misma madera de la estantería y a los libros de los lados.

Cuando lo tuvo entre los brazos, asegurándose de que no se caería y quitándole importancia a mancharse la ropa, le hizo un gesto para ser bajada.

En el momento en que sus pies tocaron el suelo le ofreció el libro al egipcio con una amplia sonrisa. - Supongo que a cambio de que te cayese un libro encima por mi culpa... pude ayudarte a bajar el que necesitabas sin ningún incidente.

Al tenerla en brazos se dio cuenta de cuan poco pesaba. Parecía un poco exagerado que tuviera ese cuerpo y aún así pesara tan poco, o sea, no parecía estar tan jodidamente delgada… o quizás era que él tenía más fuerza de la que imaginaba. Con la magia apenas usaba la fuerza física, había que ser sincero, se le daba mejor torturar mediante crucios que romper narices.

Había aprovechado ese momento para, además de abrazarla un poquito, poder olisquearla. Como olía, le agradaba bastante, era un aroma muy suave, justo lo que esperaría de una chica como ella.
Notó también como le costaba coger el libro, lo intentaba arrancar de la estantería y sintió cuando lo consiguió porque todo su cuerpo se relajó bastante de pronto, así que la bajó y dejó de nuevo en el suelo con cuidado.

-No te tienes que preocupar porque me callera encima eso, no es que tú me obligaras a meterme entre el libro y tu cabecita, creo que lo hice porque quise – casi podría sonar regañina por el tono, no quería que se sintiera mal, cojones – de todas formas muchas gracias, Park. Gracias por ayudar.

Cogió el libro y lo ojeó por encima, estaba cubierto de polvo y era muy viejo, además de estar muy manoseado. Miró a la chica, notando como se había manchado bastante al intentar sacar el libro, seguramente le había caído encima todo el polvo que había en la estantería.

-Te has manchado… deberías limpiarte el polvo, no es bueno respirarlo tanto – hubiera intentado quitárselo él mismo, pero estaba sobre el busto de la chica y esa zona, no iba a toquetearle por ahí sin más, y no pensaba en la opción usar la magia, de pronto se le había bloqueado del todo el cerebro – yo… puedes si quieres ir al baño o algo, yo te cuido los libros mientras, no importa… o podemos volver a la facultad, y ahí vas a tu dormitorio. No se… yo suelo limpiarme con un… – emitió una tonta risilla, nervioso – somos magos… ya sabes, con un conjuro.

Le sonrió de forma tierna al ver que había podido elegir un buen libro o algo, quedándose mirando fijamente al chico a los ojos, escuchando como le agradecía la ayuda y ese tipo de cosas, hasta que salió de su propio ensimismamiento en el momento en el que él se dirigió a ella con aquello de que se había manchado, haciendo que la atención de la coreana se volviese a su pecho, camiseta en realidad, y puso morritos apenas un momento. - No es nada, solo es polvo. - Le sonrió una vez mas, como siempre solía estar haciendo, y caminó un poquito para con intención de salir de entre las estanterías.

Al ver como el chico estaba parado, ella misma se giró a buscarle con la mirada, mirándole un poco con la cabeza ladeada. - ¿Mh? ¿No vienes Adnan? - Entonces volvió a escucharle hablar del tema de que se había manchado de polvo, a lo que ella soltó una suave risita tonta.

Ella negó con la cabeza a sus palabras y suspiró, empezando tranquilamente, de forma despreocupada, a sacudirse las ropas con las manos, la tripa, abdomen, hasta el pecho; no le daba mayor importancia a eso, a fin de cuentas únicamente se estaba quitando algo de suciedad de forma superficial de las ropas, ¿no?

- ¿Ves? Ya está, no es para tanto. - Le sacó de nuevo la lengua y se rió un poquito, mirándose las ropas. - Umm... después echaré la ropa a lavar, pero de momento así está bien.

También se había quedado un poco ensimismado al verla girarse. Aún con todo aquello tenía el pelo bonito, o es que ella siempre era linda y bonita siempre para él, por eso de que parecía gustarle un poco… vamos, no tenía ni puta idea de porque, no tenía sentido, ella era una cría y él bastante mayor.

-Yo voy… solo me quedé un poco parado – intentó sonreír, aún mirando a la chica medio atontado. Más embobado aún se quedó cuando empezó a sacudirse el polvo de la ropa, frunciendo un poquito el ceño, él quería hacer aquello también, obviamente no lo diría, ni lo daría a entender, ni lo insinuaría siquiera, pero ahí estaba la opción de al menos mirar como ella sí que lo hacía. De manera bastante adorable además. Era un jodido encanto de chica.

-No dije que fuera muy grave ni nada – se escudó detrás de un tono muy suave y bastante cálido, más bien tranquilo, o al menos fingiendo estarlo – lo que pasa es que no me agradaba que estuvieras manchada por mi culpa.

La vio sacarle la lengua y oyó aquello de que pondría a lavar la ropa y demás y asintió un poquito con la cabeza, cogiendo el libro con el cuidado con el que se debe manejar cosas con esas edades y después volvió a mirarla a ella.

-Pues ahora vamos con tus cosas que las dejaste todas allí, no se puede ser tan confiada – dijo aquello más en broma que en serio, y le puso la mano en la espalda un poquito para que caminara, apartándola rápidamente, sintiendo como que estaba propasándose solo con aquello. Si a él no le gustaba que lo acosaran con roces o toques o algo a nadie más tenía porque gustarle – ¿Vas a ponerte a leer ahora? Lo digo sobre todo porque… bueno, podría ponerme a hacer el trabajo mientras lees y así no estás aquí tan solita. Si no, pues podríamos hacer otra cosa que te apetezca. Solo vine a por el libro porque no me gusta dejar las cosas para última hora.

Sonrió una vez mas al chico, sonriéndole de forma amplia, teniendo ganas de acercarse un poco a él, pero no haciéndolo por que ya sabía que no le gustaba, no mucho, el contacto físico.

Negó al escucharle decir aquello, sacándole un poquito la lengua. - No me manché por tu culpa, fue mi culpa por coger el libro mal. - Se rió un poquito, de forma tonta, suspiró, cerrando los ojos y volvió a abrirlos para clavar la vista en los ojos de él al sentir la mano grande del chico sobre su espalda, sonriendo y caminando ahora sí, juntos, hacia la mesa que tenía las cosas de la chica encima.

Una vez al lado de la misma, la chica cogió la mochila y se la puso sobre los hombros, girándose un poquito para mirar al chico de reojo, acabando después por coger ambos libros entre los brazos con un poquito de dificultad, murmurando algo para si misma, en un idioma, coreano, que el egipcio no entendería.
Se quedó apenas unos segunditos pensativa, mordiéndose la boquita.

- Yo... preferiría hacer algo contigo. - Asintió levemente, sonrojándose un poco al darse cuenta de que aquello podría sonar mal, al menos decir algo de ese estilo en su país podría interpretarse mal. - B-bueno... quiero decir... me gusta leer y hacer deberes, aprender pero... - Miró a Yesenes con las mejillas aún algo coloradas, nervioosa, mirándole fijamente a los ojos claros que tanto le habían gustado desde que vio a Adnan. - Prefiero... pasar un rato contigo, aunque sea poquito por que tienes que irte a hacer alguna cosa o por que ya quedaste con alguien...

Tragó saliva y alzó el rostro para mirarle a los ojos, esperando algunas palabras por parte del egipcio. - Yo... bueno... podríamos ir a dar una vuelta o algo. -Le propuso sin realmente mucha idea de que podrían hacer. - Es mi primer año aquí y la verdad es que no conozco mucho las zonas, apenas sé llegar de momento a la biblioteca, al comedor y la facultad a la que pertenezco.