¿ventas y tratos?

Cualquiera podría decirle a Angus que estaba viviendo una luna de miel eterna y él no se molestaba en desmentirlo, era mucho más fácil. Ahora que habían pasado las vacaciones invernales, el licántropo no se había molestado en desmentir a Peaches, su hermana, cuando con toda la saña se había encargado de repetírselo una vez tras otra, que no se preocupaba por él mismo lo suficiente, ni por la familia, ni por el contexto político, por estar únicamente preocupado por lo que pasaba con Aquila, y por Aquila. Algo de cierto había en todo eso, y era que estaba enamorado completamente, que todo eso lo había tomado por sorpresa y que lo que menos pretendía era que hubiera algún tipo de fallo en su relación. Por otro lado, también encontraba en Aquila el único bálsamo real para todo lo que había a su alrededor y que sí que lo preocupaba. Angus sabía que tenía a sus amigos, pero la verdad era que no era lo mismo, ella era como un paquete completo, en muchas formas.

Pero se preocupaba, la situación política lo sobrepasaba. La enmienda contra los licántropos era culpa suya, no dejaba de repetírselo y luego, había acusado directamente a Damien Holland de los crímenes que últimamente azotaban el mundo mágico inglés. ¿Y qué había pasado? Que la prensa catalogaba la enmienda como un avance en pro de la paz, que hasta estaba ayudando al comercio y que Damien Holland había sido nombrado jefe de aurores. Estaba jodido, punto. Y lo peor era que se sentía más paranoico que nunca, que en cualquier momento y bajo la impunidad de la política que se estaba gestando, iban a ir por él y por Aquila. Protegerse era su principal preocupación, a él y a su familia. Con Holland al frente de los aurores, en cualquier momento podrían acusarlo de otro asesinato, a él, como licántropo, como la primera vez. O peor, podrían tomar represalias contra Aquila por haberlos traicionado.

Nadie le podía decir que no se preocupaba por su vida en ese terreno, pero prefería dejarlos pensar que estaba en una luna de miel eterna a ponerse a contar que dormía mal por las noches y que todo el tiempo estaba preocupado, aunque se esforzara mucho en hacerlo notar.

Y esa preocupación era lo que lo llevaba hasta ahí, alguien le había dicho que existía quien, de forma muy discreta y eficaz, podía ayudarlo con el asunto de la protección, con algún artilugio mágico potente. Y también, le aseguraron, le podrían fabricar la matalobos más potente de todas. Angus había pedido que le concertaran un encuentro, le había dicho a Karim y a Aquila de donde estaría y a qué hora (por aquello de la paranoia) y se había encaminado, solo, hacia el callejón knockturn, a una especie de local-taberna que tenía un aspecto todavía más descuidado que La Tármica o que Cabeza de Puerco, incluso el nombre del lugar apenas y se alcanzaba a ver ya por la madera roída del letrero.

Angus entró, vestido informalmente, con el cabello suelto y expresión de pocos amigos al local, buscó con la mirada a la persona con las características que le habían dicho y enfocó en un hombre que estaba solo en una mesa y que correspondía a la descripción.

-Angus Finnerty, un placer.-Ni placer, ni nada, pero se veía el tipo que era de buenas maneras. Estiró la mano hacia él, esperando la confirmación de que se trataba de quién le habían dicho. Si era Harket, entonces ya debían haberle dado a él también la descripción del licántropo, y su nombre.

El licántropo se sentó inmediatamente en el lugar donde se le indicaba. No era por desconfiar pero llevaba la varita bien agarrada en la mano y no se molestaba en dar a entender lo contrario. El contacto que lo había llevado ahí era de confianza pero desde el secuestro ese que había resultado en la peor tragedia, Angus no se permitía confiar demasiado en nadie más que en un pequeño círculo cercano de gente a la que con todo gusto le confiaría su vida. Y no le importaba quedar como alguien huraño o paranoico enfrente de Morten, lo que lo llevaba ahí eran negocios y no era una cena amistosa donde mostrar desconfianza estaría mal visto.

-Bueno, creo que ya sabe a lo que vengo, supongo que le habrán avisado.-Angus no se caracterizaba por ser alguien con mucha labia o de buenas maneras, era un escocés rudo que se había rehusado a crecer en todo el sentido de la palabra hasta que la vida le había dado un golpe demasiado fuerte. Ahora era otro tipo de persona, que además estaba preocupado de forma alarmante por su seguridad y por el de la gente que quería.

-Ya sabe usted que en el mercado hay escasez de matalobos y la que está corriendo fuera de slug & jigger sale algo defectuosa. Me dijeron que podría conseguirla con usted. -Ya le habían advertido a Angus que el producto de ese lugar era mucho más caro, pero estaba decidido a encontrar algún tipo de acuerdo o punto medio para no terminar desfalcado.

-Pero aparte de eso, me dijeron que usted podía proveerme de protección.-No como un guardaespaldas, claro, pero sí con objetos o tal vez hasta con algún hechizo del que Angus no supiera, cualquier cosa. Lo que quería era una garantía de que Aquila y él iban a estar bien protegidos aunque fuera por métodos poco bien vistos, necesitaba estar seguro de que si iban a seguir con una vida juntos, ella quedaba expuesta ante las cosas que la gente como él sufría, y su familia no iba a interceder por ella si seguían hablando en contra de Holland como lo habían hecho hasta ahora. Era responsabilidad de Angus cuidarla.

-Pero no me hablaron de nada en específico con ese tema, me dijeron que usted en persona se encargaría de enseñarme un posible catálogo o algo.-Era la primera vez que hacía negocios en Knockturn con tanta formalidad, pero seguía agarrando bien su varita.