Fiesta Comunal

Wanda se animó muchísimo al ver que Aldrich Burroughs, un amigo de su pasado, daba una fiesta para recibir como era debido el curso en Brigantia. Después de comprobar que ninguna de sus amigas se había matriculado, como había sido acordado tiempo atrás cuando eran crías que lo único que querían era biencasarse con hombres apuestos, consideró que aquella idea de la fiesta era una especie de señal de Merlín para poder integrarse en la universidad de la mejor de las formas.

Ese tipo de congregaciones la ponían nerviosa porque sentía que tenía que forzar su carácter no en exceso atractivo para caerle bien a la gente pero, antes de ir, se tomó dos valiums que le había robado tiempo atrás a su padre y se vistió de una forma muy sencilla, como hacía siempre. Esta vez llevaba un vestidito color gris marengo de tela tornasolada y un sencillo cinturón azul oscuro. No era una eminencia en moda pero siempre había sido conocida en Hogwarts por su arreglo personal; siempre iba pulcra y correcta, pensaba mientras caminaba hacia el lado de Dagda con una especie de sonrisita estúpida que se esmeró en borrar en cuanto empezó a escuchar un conjunto de voces y figuras lejanas definiéndose cada vez con más nitidez.

Una vez hubo llegado saludó a un par de personas con cuyas miradas se había topado con la mano, más contenta que nunca, y bufó de tranquilidad al ver a Aldrich rodeado por una multitud notable de alumnos. Le había parecido ver a su rubísima hermana en el trayecto pero no se acercó ni nada porque no estaba segura de ello. - Hola, rey de la selva. - se rió un poco cuando llegó y le dio un zape, como siempre hacía en la etapa que habían sido novios y ella lo había tratado de una forma tan inocente que había terminado por pulverizar su boba relación. Se seguía arrepintiendo, sin embargo no tenía por qué molestarlo con sus boberías infantiles. Además, se suponía que ya era una adulta hecha y derecha, no podía caer en trampas de adolescente.

- No te traigo nada, pero no me eches. Luego háblame eh. - le sonrió de nuevo, un par de palmaditas rápidas en el hombro, y se arregló bien una de las dos trenzas que llegaba antes de dirigirse hacia un grupo de estudiantes entre los que se encontraba, ahora sí, Shadow Burroughs. No estaba nerviosa, casi se desenvolvía como pez en el agua, con todo y no ser en lo absoluto una belleza o un estandarte social que tomar en cuenta de verdad.

- Hey, ¿os importa que me acople? Es que no tengo amigos. - dijo en serio pero ocultándolo muy bien con una risotada nerviosa, sintiéndose un segundo más sola que nadie y volviendo a recobrar enseguida su sonrisa de bebé necesitado, esa que ponía para ganarse la aceptación de todo el mundo y que tan bien le salía. Era momento de dejar de un lado la actitud derrotista o de verdad la verían como una pusilánime sin alma, y eso era lo último que quería y necesitaba si quería empezar con buen pie aquel proyecto.

¿Gianna se había sonrojado? No estaba del todo seguro con aquella tenue luz nocturna pero si así era, eso solo podía significar que aquella noche iba a estar mucho mejor de lo que habría esperado nunca. No pudo hacer otra cosa sino que esbozar una sonrisa al escuchar que le encantaría convertirse un ratoncito de biblioteca.

-Oye, yo si quieres puedo ser el ratoncito que acompaña a la ratoncita a la biblioteca, voy muy seguido porque bueno… Supongo que has visto que los libros de leyes no son precisamente finos, me encantaría acompañarte.

Estaba tan bien hablando con la joven, realmente le gustaba, deseaba pasar todo el tiempo que le fuese posible a su lado pero sus fantasías volvieron rápido al mundo real porque en ese momento llegó Autum, a quien saludó y oyó decir como no conocía a nadie, fue entonces cuando Gianna con toda su buena fe les presentó, se rio mientras la escuchaba pues ya conocía a la joven y además bastante.

-Ohh, Gianna, si ya nos conocemos… ¿No te acuerdas? Si que tendremos que ir a la biblioteca mucho para que te acuerdes de todo lo que hay que estudiar… ¿ehh?

Justo después de hablar escucho una voz insufriblemente familiar, Evander había llegado o como él preferia llamarlo… Escanfer.

-Echarte de menos… puede, pero porque no tengo a nadie con quien picarme tan a menudo como contigo.

Al lado de su amigo-enemigo algo raro se encontraba una joven que no había visto demasiado pero de quien su primera impresión fue de que si Emmanuel era raro, ella aún más. A su lado se situó Abbigail Tucker quien le preguntaba sorprendida si siempre había sido tan popular, el joven recordó en ese momento cuando aún estaba en el colegio lo bien que lo pasaba jugando al quidditch o en el club de duelos y si, siempre estaba con gente.

-Bueno Abi, tú lo sabes bien… ¿como te crees que llenábamos el estadio de quidditch?

El cerridwen bromeó, era parte de su faceta divertida con aquellos a quienes conocía, Tucker sacó una cámara fotográfica y fue como si a Sofie se le encendiese una lucecita que pedía agritos hacer una foto y eso fue lo que sucedió, le agarro del brazo junto a Adair y situándose al lado de Gianna…¡Que guapa!

Vio como Adair se acercaba a la joven estudiante de periodismo ¿Qué le estaría diciendo? De cualquier manera o quizás nuevamente fue una jugarreta de la nocturnidad, le pareció verla sonrojar, se marchó a hablar con Pearlie, su protegida, aunque no le pareció que fuese con malas intenciones así que se acercó de nuevo a Gianna, pero esta vez estaba un poco más nervioso de lo normal, seguro que se le notaba y mucho, casi titubeo al hablar.

-S… Si voy a cambiar la música, ¿te apetecería bailar conmigo?

¿Porque le había costado tanto? No era la primera vez que pedía un baile. De hecho no había muchos días había bailado con Sofie, pero claro, Sofie era la chica de Barcelona que le caía muy bien y ella, la chica de quien al parecer Adrian no conseguía apartar la vista, lo tenia realmente a sus pies.

-¿Algún tema en especial?

Sonrío de forma agradable pero a la vez nerviosa, no quería meter la pata, realmente deseaba bailar con la joven y hacerle saber ni que fuera un poco, que a él le gustaba… ¡diantres! ¿Por qué no lo miraría aquella mañana mientras pasó varias veces delante de ella?

Casi no tuvo tiempo de nada que su hermano ya la estaba agarrando de cualquier forma y dándole un mordisco en la mejilla, por lo que su primera reacción fue darle un
codazo para apartarlo de ella, y luego le miró con el ceño fruncido.
La mayoría de las veces era su hermano favorito en el mundo, pero sólo él tenía esa capacidad de sacarla de quicio con aquella rapidez.

- Te voy a dar yo histeria... - fue todo lo que alcanzó a decir antes de recordar que tecnicamente estaban en una fiesta y no era momento ni lugar para malas caras.

Se obligó a si misma a asentir cuando Adrian le dijo a Gianna que ya se conocían, tras el intento de presentarles que había tenido su amiga. Puso los ojos en blanco y negó ligeramente con la cabeza, porque ella sabía de sobras que si se conocían, si hasta habían ido a uno de esos bailes de Halloween que se celebraban en Hogwarts juntos.

- Esto de tu memoria empieza a ser preocupante Giannita. ¿Ya le dijiste a tu padre que te lo revisara? - dijo siguiendo con la broma de Adrian, haciendo referencia al papá medimago de su amiga.

Eso fue instantes antes de notar algo raro entre esos dos. Gianna más nerviosa de la cuenta y Adrian... Adrian parecía estar coqueteando sutilmente con ella. Miró a Sofie, a quien no conocía de mucho pero con la que tenía la suficiente confianza para hacer algún comentario sobre esos dos cuando ella misma fue quien la agarró para posar para una foto, en la que apenas tuvo tiempo de esbozar una sonrisa. Sólo esperaba no haber salido con demasiada cara de susto.

- ¡Eso fue a traición! Así es imposible salir bien en las fotos. - se quejó, pero en realidad sonreía. Tampoco es que la molestara tantísimo haber salido con cara rara en una foto.

Después de la foto, su hermano se había ido a hablar con alguien que no consiguió identificar al estar de espaldas, olvidándose por completo de la bebida que había prometido ir a buscarle. Puso los ojos en blanco y disculpandose un momento de Sofie (porque Gianna y Adrian parecían muy ocupados con el coqueteo en el que se habían sumido y que ya culminaba con una invitación a bailar por parte de él) se fue a procupar una cerveza. No es que fuera su bebida favorita en el mundo pero una fogata en el lago no era lugar para exhibir sus gustos más exclusivos.

Fue entonces cuando reparó en el chico que estaba hablando con Joseph Crawford, no porque lo conoceriera (en realidad no creía haberlo visto nunca), sino porque se le hacía bien atractivo. Seguramente era extranjero, rubísimo, y al pasar cerca de ellos casi pudo oír el acento ligeramente distinto al de cualquier inglés de Inglaterra.
Por alguna razón, tal y como si estuvieran hablando de ella, Hákan se giró para mirarla, y ella sólo atinó a sonreirle, antes de volver junto a Sofie y los demás.

- Oye, ¿conoces a ese chico? Creo que no es de por aquí. Es mono... ¿no? - en otras circunstancias ese comentario hubiera sido hecho a Gianna, pero ya que su amiga parecía ocupada en otras cosas, fue a Sofie a quien se acercó para susurrarselo en voz baja cerca del oído, señalándole a Hákan con disimulo. Quizás si obtenía algo de información podía reunir el valor para acercarse a hablar con él y a fingir que sólo estaba siendo una buena compañera de universidad, dándole la bienvenida y todo el rollo protocolario que solía hacerse con la gente a la que no se conocía.

Fiesta. A mis oídos llegó esa palabra hace unas horas, pues normalmente no soy de esas personas que se fije demasiado en el tablón de anuncios o no al menos en lo que a fiestas se refiere. ¿Para qué meterme en un lugar dónde acabaran la mayor parte borrachos y por los suelos? Antes que hacer eso prefiero quedarme en mi habitación con un buen libro. Para ese tipo de cosas soy una chica sencilla y simple. No le veo la gracia a todo ese asunto de ir de fiesta, beber hasta caerse en coma y hacer todas esas idioteces que se hacen normalmente en una fiesta. No, yo no necesito de esas cosas para sobrevivir a la vida en la universidad o incluso para vivir.

Ni siquiera tenía pensado presentarme por allí hasta que mi hermana me ha convencido de que vaya con ella, tiene algo planeado y en cuanto me ha expuesto sus planes una sonrisa ligeramente maliciosa ha cruzado mi rostro durante unos segundos. Eira me ha aficionado un poco a todo aquello de las novatadas a los alumnos que se creen que eso de ir a la universidad es una fiesta continúa... ¡Que ni se lo crean por un segundo!

Lo bueno de saber que Eira va a ser una de las suyas es que a la hora de escoger que me voy a poner tampoco me lo pienso demasiado y decido que unos shorts de color negro y un jersey de manga corta con rayas horizontales de color melocotón y negras me irá perfecto. Mi madre siempre dice que cualquier cosa que me ponga me queda bien, y a mi hermano le pasa exactamente lo mismo. Yo estoy segura de que con Eira pasa lo mismo, simplemente ella no se esmera tanto como nosotros. Quizá por no haber crecido con una figura paterna o quién sabe, no me importa. La quiero tal y como es.

Al final decido dejarme el cabello suelto y bajo al salón de convivencia donde me espera Evander. Le abrazo durante unos segundos y cuando me separo de él frunzo un poco la nariz - ¿Qué tal así? - Pregunto al tiempo que hago aparecer en algunos de mis mechones rubios el color negro y en otros el color melocotón de mi jersey, de manera que mis cabellos y mi ropa quedan perfectamente conjuntados. No vuelvo a decir nada hasta que de camino al lago menciona a Eira, soy incapaz de reprimir la sonrisa en mi rostro, así como tampoco puedo hacerlo con la risita que escapa de mis labios cuando dice lo del hechizo de defecación de mi querida hermana – No, para nada. ¿Nos ves con cara de planear algo ya en la primera fiesta? - Miento descaradamente poniendo tal cara de ángel, de chica que no ha roto un plato en su vida que va a tener que creerme a la fuerza.

Sigo caminando manteniendo el ritmo de Evander y al poco tiempo se extiende ante nosotros el lago Dagda y las figuras recortadas contra el cielo de la gente que se reúne alrededor de la hoguera. Mis ojos siguen durante unos segundos el recorrido del humo y juraría que he visto a Ilenna, pero al momento me digo a mí misma que eso debe de haber sido una ilusión óptica. Posiblemente el estar pensando en la idea que tiene Eira para la novatada de la noche haya hecho que haya visto a su lechuza.

- Buenas noches – Saludo a todos con una amplia sonrisa en el rostro al tiempo que asiento a las palabras de mi hermano, si que están radiantes si, a ver cuanto les dura. Mis labios se curvan inconscientemente en una sonrisa traviesa al tiempo que mis ojos azules-verdosos recorren a los presentes. Veo alguna que otra cara conocida, como la de Pearlie Burroughs y durante unos momentos me pienso seriamente el acercarme a saludarla, pero antes de poder hacer algún movimiento la voz de mi hermana llena el ambiente.

- ¡Eira! ¿Acaso dudabas de la capacidad de los universitarios de montar una fiesta? - He estado a punto de soltar “Esta panda de críos” pero me he mordido la lengua a tiempo como para no hacer semejante cosa. Mis ojos siguen la dirección en la que señala su dedo índice posando la mirada unos segundos en la luna antes de volverme a mi hermana e intercambiar con ella una mirada cómplice y una media sonrisa – “Espectacular” si... Esa es la palabra con la que yo la definiría también. Seguro que lo “mejor” aún esta por llegar - ¡Pues claro! Aquellos no sabían lo que les esperaba.

ROPA!

Con lo de la decoración descartado se sintió hasta aliviado, mejor que fuesen poco exigentes porque tampoco es que la fiesta fuese a dar para más, dependía del grado de intoxicación de los asistentes para que se volviese un éxito o un fracaso total. Pero la gente seguía llegando y eso lo hacía tener nuevamente la responsabilidad de ser buen hombre sobre los hombros, aunque después de lo que acababa de pasar a la velocidad de un rayo y que debería ser una foto muy ridícula de él qué más daba. Era gracioso ese sentido de la responsabilidad combinado con la ligereza de la hierba, se sentía como un perro salchicha nervioso y tonto.

Recibió lo que llevó McCartney de buena gana y con una gran sonrisa, deseaba que alguien se hiciese pasar por el padre anfitrión para largarse y desaparecer, de preferencia con alguna chica pero nunca se sabía si aquella era generación de puritanas. Cuando puso todo sobre la grama para que comiese o bebiese quien quisiera reservó un pedazo de pastel para él y lo fue comiendo en lo que volvía hasta donde estaba Sarfield que había llevado bebida espirituosa, no se iba a quedar sin probar esa fermé o la fermentación que hubiese llevado.

-A ver, a ver. Permiso.-dijo pasando entre Brackminster y su prima sólo por joder para luego sacar una bebida de las que llevó el compañero de carrera, tampoco iba a quedarse a pedir la recomendación del día que quería ver si alguien más llegaba para cumplir con su esclavizante función social de la noche. No era nada relacionado a celos de familia y Pear lo sabía, ya si Adair se lo tomaba a mal pues suerte para los otros que le tenían echado el ojo encima a su prima. Le puso a ella un cigarrillo de marihuana en la mano antes de irse y se retiró sin más.-

Regresó hasta donde estaba la radio con su bebida, una verdosa con brotes de textura lechosa pero que finalmente sabía bien. Había escuchado desde algo lejos aquellas palabras de Silver que le dieron vergüenza ajena, eso del ratoncito y la ratoncita jamás podría sonar como algo que él diría y bueno, quizá esa falta de labia al intentar ligar era lo que hacía que a diferencia de Adrian él no fuese tan conocido por sus amoríos de locura. Se rió para si mismo y negó mientras seguía fumando un poco de hierba; no sería un maldito egoísta, por eso dejó la bolsa al lado de la radio para que quien quiera fumase, sólo se reservó algunos canutos para más tarde que tampoco quería ir alucinando cuando el resto conversaba de sus carreras o cualquier cosa.

El saludo de Wanda lo sorprendió, no podía creer que una muchachita tan correcta como ella estuviese en la fiesta y que además lo saludase con tanta confianza, no porque estuviese mal, si no porque a ella no recordaba haberla visto en reuniones tan poco elegantes o prometedoras de drogas y sexo.

-¿No vienes con tus amigas? Porque si quieres más tarde te digo Jane, si no te da miedo.-le respondió confianzudo como antaño, con una frase de tono similar a las que la sonrojaban cuando niña. Sólo se enviaban cartas de vez en cuando, quizá por eso no la recordaba tan guapa.-No te voy a botar, pero debes besarme a media noche o le digo al más pervertido del lugar que te gusta.-se rió porque si bien ella no saltó alterada se imaginó lo que antaño era su rostro de asco, ya debían haber cambiado las cosas pero su recuerdo más nítido de ella tenía en medio casi un juramento de castidad de por medio.-

Dejó lo que parecía su santo grial para ir a socializar de una vez, si alguien más llegaba que se las arreglase solo. El grupo más cercano era el de Silver, Gianna, Autumn, Sofie y compañía; sobretodo aquella última mencionada era un seguro de pasar un buen rato, se jodían muchísimo cuando entraban en confianza pero tampoco es que terminasen llevándose mal. Apenas llegó saludó de nuevo a todos, ya con el cigarrillo apagado y el aliento a marihuana muy aminorado por la bebida que tenía en la mano, se mantenía muy bien en pie y el equilibrio no podría delatar que le había dado más de una calada. Abrazó por detrás de los hombros a Sofie y se quedó mirando un rato al nervioso Silver, que ya iba a cambiar la radio y al que casi podía ver poniendo una balada.

-Autumn, por ahí vi a tu hermano con el mono que dices, aunque más que mono es islandés según escuché.-le dijo antes de voltear a ver a Sofie con una gran sonrisa, esa noche no tenía ganas de ser muy odioso con ella ni de decirle Rayder.-¿Vas a bailar conmigo cuando Silver cambie de música? Sólo no me obligues a hacer una coreografía.

Supuso que merecía que la gente pasara de ella, porque no era precisamente el ser más social del universo. Gustaba de fiestas pero un tanto más cerradas, con gente que conocía y se conocía entre ellos. Allí había gente que conocía pero además de Drane y Paprika, que tenían su propia distancia bastante incomoda, no conocía muy bien a muchos más. A los Brackminster les llevaba varios años lo que los hacía tomar otros grupos, y la verdad además de las fiestas de su familia o las salidas de cada año por verano con Autumn, no tenían una grandiosa amistad como para meterse y raptarlos. Que se divirtieran.

Asintió al escuchar a Adrian contestarle, si, si, era verdad ahora que lo recordaba. Por su lado también había sido popular por ser parte del equipo de Quidditch, pero pasaba suficiente tiempo encerrada en sus estudios como para notarlo a menos que como en aquel momento tuviese un golpe de memorias. Negó con una risita antes de dejarlos a todos en sus asuntos y meterse en lo que más amaba hacer además de estallar cosas.

Aceptó sin reparos la petición de Sofie, la chica del campo de quidditch y disparó la cámara varias veces antes que se diluyera el forzado grupo que acababa de fotografiar. Entonces la hermana de Jonathan Vercelli se le acercó, la que le parecía que Adrian no había dejado de mirar desde el segundo que había aparecido en escena. La miró por un par de segundos y levantó la cámara - Esta me la regaló un amigo como regalo de cumpleaños hace un par de años en Alemania, su más "profunda demostración de amor", como le llamó él – enfocó y le sacó una nueva fotografía al rostro de la bruja, un perfil, y otro más. - Excelente registro, Vercelli – le dijo como complemento, y en verdad lo creía.

Se quedó mirando a todos los presentes sin poder evitar tener la paranoica idea de que de repente volarían en mil pedazos. De verdad le haría bien ir a ver al psicólogo de la universidad, sus pesadillas comenzaban a reflejarse en el mundo real cuando menos lo pensaba. Sacudió la cabeza y cuando Adrian vino a hablarle a Gianna le sonrió una vez más - Ah, no creo que poner música de baile de navidad sea algo de lo que Burroughs vaya a gustar, ni yo! – dijo tomándoles una foto a los dos juntos sin previo aviso - Al menos déjame elegir la siguiente canción antes que vayas a poner alguna cosa que haga bailar a las parejas y a los demás nos haga ver como imbéciles forever alone. En especial porque creo que no hay muchos en espera de la slow dance de la noche –

De un salto bajó de las rocas donde se había subido para tener mejor ángulo del panorama y fue hasta donde estaba la radio que había traído Aldrich. Hasta el momento nadie había traído algo muggle por lo que sacó su varita y tocó con esta el aparato el cual chilló suavemente antes de comenzar a tocar la selección de la bruja. Porque sabía que ya habían muchas miraditas y quería evitar la molestia por unos minutos más.

- No empiecen a besarse y bailar ridículamente aún, por favor – mencionó deteniendo a Silver y a todo el que se atreviese a tratar de cambiar la canción antes que se acabara. Una vez tuviese su golpe de gracia, que hicieran lo que les diera la gana. Terminó lo que le quedaba de cerveza y caló del cigarrillo de nuevo con parsimonia.

-Hola Emmanuel, o Manu.-lo saludó sin poder decidirse por el nombre que usaría con él, pero aunque el jugo era lo que su cabeza le decía que era mejor para ella, decidió aceptar el contenido de la jarra por no ser lo que Manu pensaba, aburrida. Y no era legeremaga ni nada de eso, simplemente que sabía que así eran las cosas y que él estaba en lo cierto, lo era, pero ya era hora de ir cambiando esa imagen que ya conocía la gente, o al menos para que duden. Si tenía poco alcohol tan malo no podía ser.-Bien, te lo acepto.

Se sirvió de la jarra en un vaso que sacó del mágico artefacto del que ahora sabía argentino para escucharlo responder una pregunta que no le había hecho a él, si no al islandés, ahora sabía que era el islandés gracias a Crawford, ya no sabía cuántas veces había escuchado a su madre nombrar a Sveinsson en sus pláticas con su padre o en alguna historia graciosa, aunque por el bien de Shadow se había guardado las de los clubes de golfas y unas cuantas otras.

Apenas hubo escuchado el apellido del muchacho lo vio de pies a cabeza, no era el apellido exacto pero sólo el escuchar cómo sonaba bastaba para imaginárselo, era idéntico a la foto que había visto en uno de los álbumes de su madre hacía ya unos años. Su padre era guapo, seguro en sus tiempos más, ¿pero cómo es que jamás le dijo que ese fue uno de los que le gustaba? En la foto no se podía percibir aquella cualidad atractiva de Hákan, aunque quizá fuese que el padre no lo fue tanto como ahora lo era el hijo. Pero ya, estaba como psicópata tonta, dejó de mirarlo mejor y se centró en beber lo que Emmanuel le había dado, hubiese hecho su agradecimiento hacia el muchacho de no ser porque parecía más interesado en su prima. La historia de su vida.

Pero de todos modos eso no generaba rencillas ni nada que eran celos de los buenos, la ayudó con el cigarrillo y se lo encendió con la varita tratando de ayudarla con las cosas pero ya había desocupado ella sola sus manos. Le ofreció uno a Emmanuel para que se sirva si quería, pero de hecho no prestó mucha atención en ese momento, estaba centrada en lo que decía Crawford de que Hákan era una celebridad, ella no lo sabía porque de hecho no era fanática del Quidditch así que si se enteraba que era por deporte –algo asumible cuando le comenzó a decir quién jugaba y quién no- le debería preguntar a su hermano.

Y llegaba ya otro chico que le hablaba a su prima, lo reconocía, por supuesto, pero poco era eso cuando estaba mirando a Pearlie con los ojos muy abiertos pero intentando disimular la sonrisita de ¿escuchaste? mientras que ella le dedicaba esa mirada de total descolocación. Se fue hasta donde ella y le pasó un brazo por la cintura para luego chocar su vaso con el de ella y proponerle que bebiesen un poco, para disimular un poco porque creía haber notado rubor en el rostro de ella.

Llegó entonces Wanda, con quien compartía mucho en común y que no pensó ver allí, instintivamente volteó a ver a Aldrich pero ya estaba tapado por un buen grupo de gente, así que sólo saludó con un beso en la mejilla a la recién llegada y se la señalaba con la cabeza a Pearlie para desviar la atención, aunque las palabras de Crawford fueron más que claras.

-Claro, no seas tonta. Ella es Wanda, ¿la conocen?-le dijo al grupo todavía rodeando la cintura de su prima con el brazo, creía que rodear los hombros de alguien era una actitud muy masculina.-Oye, creo que Crawford y Aldrich se conocen o algo, es de Hogwarts….Crawford es el de la marihuana, no sé si te lo dije. Si sales con él y conoces al nuevo me lo presentas alguna vez.-se sentía tonta y muy chica, como cuando hacía años le dijo también a Pearlie que si creía que Angus Finnerty alguna vez le haría caso, eso cuando tenían como nueve años.-¿Y tú Wanda, quién te gusta?

Le dirigí una mirada asesina a Adair por andar metiendo las narices en donde no le llamaban y porque por su culpa ya me andaba sonrojando más. Me tallé las mejillas y apuré el resto la cerveza casi por completo haciendo que me mareara un poco. Quise darle un bofetón ahí mismo pero supuse que no sería una buena idea aunque todo el mundo ya estuviera acostumbrado a nuestras muestras de “afecto” en público o en la comodidad de casa mientras cenábamos entre caos, gritos, sombrerazos y más gritos otra vez.

Lo vi alejarse hasta Pearlie y la saludé con la mano con una gran sonrisa en el rostro. Era de esas pocas personas que sentía que realmente valían la pena tener como amigos y que era mejor tenerlos de esa forma a tenerlos en tu contra.

-¡AH! ¡Es verdad!-solté una carcajada porque me sentí completamente tonta. Me llevé una mano a la frente y me di un ligero golpecillo dramatizando la situación y rodé los ojos, divertida. Incluso se le había olvidado por unos pocos segundos que Adrian se había ofrecido a acompañarla en sus largas jornadas en la biblioteca para leer.-Seguro que si, papá debe tener muchos hechicitos o menjurjes para la mala memoria.

Fue entonces cuando Abby me decía quien le había regalado la cámara y sin previo aviso me sacaba un par de fotos más. Compartía la frase de Autumn “eso era a traición” porque ni siquiera me había dado tiempo de arreglarme el cabello que ya comenzaba a enmarañarse y seguro lo llevaba hecho un desastre. Rodé los ojos y los cerré por un momento porque sentí que me cegaba el destello del flash que en verdad estaba potente. Quizás si fuera un poco más temprano no tendría que utilizarlo.

-Yo quiero mis fotografías, no quiero que las uses como chantaje en la posteridad

Le guiñó el ojo y le sacó un poco la lengua pero en realidad estaba bastante divertida y contenta. ¿Quién hubiera dicho que estaría pasándosela tan bien. Giró el rostro a Adrian mientras se bebía lo que quedaba del contenido de mi cerveza y noté en él algo de nerviosismo que me hizo sonreír, pero, al momento de que yo terminaba el trago, hizo una pregunta que en realidad no me esperaba. ¿Me estaba invitando a bailar? Abrí los ojos un poco y al mismo tiempo lo escudriñé con la mirada. Si, al parecer si.

-Vale, pero te advierto que no se bailar. Lo hago bastante mal.-le dije mientras le señalaba con el dedo índice. Justo en ese momento, Abby hizo que abriera los ojos como platos por el comentario que había dicho. ¿Qué? ¿Estaba loca? Negué con la cabeza y justo cuando empezó a sonar la música que ponía Abby, fruncí los labios.-Cualquier tema, menos eso. No tiene que ser algo lento, ¿qué tal las Brujas de Macbeth? Tienen temas buenos.¡O Abba, algo de Abba! Aunque dudo que a los demás les guste.

Me encogí de hombros y dejé el casquillo vacío de la cerveza en una roca donde no pudiera caerse o romperse y le extendí la mano a Adrian para que me llevara a bailar, pues.

La foto había salido perfecta. Bueno, no la había visto aun, pero el hecho era que hasta Aldrich salido de la nada quiso participar y eso ya era mucho decir…. Mientras el grupo se dispersaba (por ejemplo Shadow que se iba con Pearlie) Sofie miró para todos lados deseando poder tener un par de ojos más, un par de oídos más, o directamente un par de cuerpos más… Como le hubiera gustado estar en cada rincón de esa fiesta al mismo tiempo! Y para colmo le estaba tocando el rincón donde Adrian se hacía el bonito con Gianna… Tenía que dejarlo ir, al chico, de una buena vez, en especial porque Gianna estaba radiante a su lado, debía ser que se le notaba hasta en el pelo lo mucho que le gustaba…

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Se alejó unos pasitos y siguió por inercia a Autumn con quien ni dos palabras había podido intercambiar aun, pero quizá esa noche fuera el momento. Tanto la imitó que tras ella fue también a por un “algo” que beber y para cuando la chica le habló Sofie estaba a su lado mirando lo mismo, y así con el vaso entre las manos, sin haber probado la cerveza aun le contestó. – Se llama Hákan… y es de una tierra lejana tipo… Islandia o Noruega… juega de maravillas al Quidditch y estoy de acuerdo, es monísimo! – Le contestó también en susurro, con un tono de voz que pretendía venderle al desconocido como el último rubí en bruto del planeta.

Se llevó la cerveza a los labios, para esconder allí su sonrisa pícara, pues cerca del islandés veía pasar a Adair, (que claro! la había ignorado olímpicamente antes pero ya se estaba haciendo Sofie a la idea que así debía ser ese chico, y no sabía si eso hacía que le gustase más o menos), cuando Aldrich llegaba a abrazarla por detrás. No lo vio pero sabía que era él!.. Ahora estaba de buenas? La iba a tratar bonito?... Pues si él lo hacía ella también lo trataría de tal modo… Le tomó una mano con la suya, para darle un beso y pactar paz. No entendió que Adair era el hermano de Autumn pero si aquello de las correografías y estaba más que sonriendo de que Aldario propusiese… - Voy a bailar contigo, aunque tenga que… -

Aunque tenga que nada. Ya no quería bailar mas con Aldrich por mucho amor que le tuviera, la presencia inmediata de Adair le trastocó todas las prioridades. Sonrisa casual y la imposibilidad de no apretar a fuego la mano de Aldrich que sostenía con la suya, cuando el muy muy muy…. Adair, la besaba así! Y con Aldrich ahí y en frente de la que era su hermana! – no… no lo habías hecho.- le respondió con una mezcla muy extraña entre coqueteo y reproche… Ella también se llevo su cerveza a los labios y soltó los pobres dedos de Aldrich que debían ser un nudo de hueso y carne a ese punto.

Sonrió incómoda a Autumn a quien tenía justo en frente, pues no sabía muy bien como se llevaban los hermanos, ni que significaban esas ironías que Adair decía, y se hizo un paso atrás evidente adosándose la espalda al pecho de Aldrich cuando el ex gryffindor volvía a acosar al oído!¿Pero que no se daba cuenta que la estaba poniendo incómoda? Si, Sofie!!! todos se daban cuenta y seguro era lo que él buscaba, relaja ya!

Se dio la vuelta para ver de frente a Burroughs y rodó los ojos queriendo hacerse la desentendida de todo el tema., buscando en él una complicidad que no sabría si obtendría. Capaz hasta que la ayudaba y todo! Porque al menos el apellido de Adair no era Rayder!... – Bailamos? – concluyó luego de hacer fondo blanco a la cerveza y olvidar el embase por allí… - Abby le ganó a Adrian… creo tendrás suerte… - Y si ella se decidía capaz la próxima canción se daba la media vuelta y le robaba a Autumn su propio hermano.

La idea de que fuesen a cambiar la estación de radio lo tenía algo paranoico, era la verdad, no podía ver la hora en que Silver fuese a cambiar la música a algo como el hit de One Direction para hacer que le diesen unos muy densos deseos de morir, aunque sea se enterraría él mismo si tenía que hacerlo. Las palabras de Tucker fueron un gran alivio entonces, esperaba que ella pusiese algo que le agradase o si no era algo como para el baile de navidad se daba por bien servido. Por poco y le da la bendición a la chica, pero como ya estaba aferrado a Sofie por su buena actitud surgida de las caladas al cigarrillo de hachis, dejó que las cosas fluyeran.

Las conversaciones posteriores le importaron poco, él ya había acabado su bebida y con un Accio consiguió una cerveza que estaba allí cerca para poder hacer como que estaba metido en todo el ambiente pero sin nada que decir por tener la boca ocupada. Gianna le había gustado alguna vez pero no tenía que ver con eso, era más bien que no era ni había sido hombre de cursilerías o poemas de amor, es decir, seguramente había actuado como un tonto enamorado pero esas cosas las hacía más en privado, no iba usando diminutivos por ahí.

Hubiese sido mejor que esa cerveza fuese algo más fuerte, porque cuando ya volvía a la conversación para hacer un aporte como buen anfitrión que pretendía ser escuchó la petición de Vercelli, Abba. No, lo de ellos no hubiese funcionado, hubiesen sido muy infelices y habrían terminado mal, mejor que las cosas siguiesen así y que ahora pudiesen ser algo así como amigos para que esas cosas no le causasen un daño al corazón. Sonrió nada más, a un chico lo podía putear por decir eso pero ella era una chica, era bastante respetuoso con esas cosas cuando no tenía confianza con la susodicha.

Lo mejor de una fiesta era que había tanta gente que casi nada podía aturdirte, olvidó el tema rápidamente cuando llegó Holmes, un total desconocido al que le estrechó la mano antes de presentarse y ver que se iba hacia algún lado, lo hubiese seguido pero de hecho tampoco era un desesperado por la fiesta o un maleducado porque Sofie ya lo estaba tomando de la mano y hasta un beso le había clavado en la mejilla, de paso que ya hasta Brackminster estaba allí y no quería que creyese que le iba huyendo, volteó a ver a Pear un momento, curioso por saber si aquella conversación de la que escuchó apenas un poco había sido algo así como un coqueteo o no, aunque ya ni se sabía, él mismo le decía de cosas a Wanda.

Se sintió claramente en medio de un muy tensionado hilo sexual entre esos dos, por la forma en que Sofie se trabó y las palabras de Adair no había otra cosa para pensar. Sonaba Korn, apenas lo notaba, no era su banda favorita y quizá ni en el top 20, pero le iba mejor que muchas otras cosas. La presión sobre sus dedos era otro indicador, apretaba con bastante fuerza y casi le hace un comentario malicioso pero se abstuvo, lo que no pudo dejar de sacarle una sonrisa socarrona fue el retroceso de la rubia. Por Merlín, parecía una quinceañera.

Cuando sintió la espalda de ella contra su pecho Aldrich se sintió como un blando de trece años que le decía a su hermana que seguramente a su compañero del Quidditch le gustaba y que dejase de llorar, no había lágrimas ahora pero las chicas eran así de sensibles o eso suponía él. Seguía con aquella sonrisa cuando ella lo miró y decidió hacer algo que ya le cobraría después a Luttrell, al final hasta corazón tenía para esas cosas.

-Perdóname, pero acabo de recordar que le debo una cita a Autumn, su hermanito nos jodió una hace un tiempo. ¿Te molesta si bailo con ella? Adair, baila con Sofie, no seas maricón.-tomó de la mano a Sofie y la acercó al jugador de Quidditch ya con un poco de hastío, es que esas cosas de hombre magnánimo le duraban muy poco.-¿Bailas? Yo lo hago horrible, eso o vamos a beber y hablamos en lo oscurito.-le comentó a Autumn ya cerca de ella y con voz bien clara, sólo por joder un poco a Adair.-

No notó a Abigail ya con su cámara pero el cambio de música parecía abismal, de hecho lo era, al menos seguía sin ser Dancing Queen o una cosa así. Buscó a Tucker con la mirada pero no la llegó a encontrar, ya al rato le agradecería por la elección de no poner a Ricky Martin o a Christina Aguilera con una baladita melosa. ¿Dónde carajo estaba? Ya, después sería. Volteó a ver a Autumn de nuevo y le sonrió a medias, que ya se le iba bajando un poco la emoción causada por la hierba y se sentía algo pausado.

-¿Qué dices?

(Nota del user: cuando Manuel habla entre comillas, habla en español)

El clima de la fiesta ya estaba mucho más poblado que antes. No sabía si eran nubes de tormenta o solo de adorno las que se venían, pero ni me importaba. Y qué?! Después de una jarra entera de fernando (fernet con coca) y ya por la tercer tuca en media hora estaba más vuelteado que carrusel en día feriado!

Se ve que decir que tenía poco alcohol ayudó a que se prendieran a la jarra como inocentes peces al anzuelo. El malvado en mi interior se cagó de risa unos momentos. Es que soy tan pero tan simplón que hasta me divierto con una pelotudez como esta. -Bien Perlita! Ese es el espíritu aventurero e investigativo que me gusta!- Le llené el vaso a Pearl hasta que quedó a tope con la espuma característica de ese trago FERNET CON COCA -No chupes la espuma porque es medio fuerte, pasá directo al líquido- Me quedé mirando bien de cerca a ver que carita ponía al probarlo. La mayoría que tomaba por primera vez, esto, ponía cara de bebé chupando pomelo. -No, no, no tiene casi nada- mentira, el fenet tiene una graduación de casi 40% pero no se siente por la mezcla!

-Tomate el tiempo de elegir el que te guste, pero llamá, que si llamas estoy, a cualquier lado voy, si necesitas que te haga una vista solicita, que te vaya a buscar- Bueno me tenté y metí un pedacito de la canción de Miranda. Total estoy arruinadazo pero mal y nada de lo que haga va a ser llamativo! Y después de ser tan fino comediante, le pegué una aspirada fenomenal a mi tercer faso mientras Shadow se llenaba un vaso de la jarra. A todo esto me la terminó de vaciar así que comencé a agitar la varita para hacer otra. Y, aunque les parezca mentira, no tiré ni una gota porque en lo que a chupi se refiere soy más cuidadoso que cirujano de tetas de famosas. Emmm... más, mucho más cuidadoso que esos.

Le agradecí a Shadow el ofrecimiento del cigarro, pero tenía en la boca algo más divertido. y, saliendo de tanta belleza femenina, había escuchado un rato antes a Joseph decirme algo tan suave como siempre, pero la verdad recién ahora caía que era él el que me hablaba. Ya casi ni distinguía. -Eh "José!" mi amigo de Santiago cosechó así que en mi bolsita tenés más fasos para castigarte- No sé si me escucharía, la verdad que ni se si le grité a él o le erré de cara, pero bue... no importa, la intención era buena. Creo.

Y después me perdí, no sé si Shadow trajo a otra chica, que la presentó como Wanda, o si no lo hizo. Ya estaba de viaje así que tampoco me importó mucho -Hola Wanda, un gusto conocerte, no sé si gusto a vainilla o chocolate, pero un gustazo!- Me reí mucho con ello, a estas alturas me haría gracia hasta un Avada bien lanzado!.

Sofie levantó una ceja descreída. ¿Como era que ahora a Aldrich se le ocurría dejarla por Autumn, cuando él era el que la había invitado a bailar en primera instancia? Alzó los hombros sabiendo que nunca entendería a los hombres, pero obvió cualquier drama por que no era lo suyo y menos en público, la misma razón por la cual se ponía tan nerviosa en presencia de Adair: no quería ser la chica de las “escenitas” recién llegada a la Uni. Aunque aquello estaba más difícil de lo que había pensado.

La música se ponía rockera-romántica, una combinación bastante extraña para sus gustos personales, y Sofie se dispuso a mirar cualquier sitio, mientras se mordisqueaba la uña del pulgar por no saber que contestar a la nueva pareja improvisada que le había tocado en suerte o por culpa de Adrich. No sabía que hubiera preferido, pero aquella entrega en bandeja la hacía sentir bastante vulnerable: exponía a Sofie a tener que hacer lo que Adair tuviera ganas, pues ni tenía la confianza para obligarlo a bailar, ni podía salir corriendo en busca de quien sabe que.

Se limitó a interponer sus brazos entre ambos, apoyando las palmas en el pecho de él cuando la abrazaba, para al menos controlar la distancia mínima exigible sin quedar como quien rechaza la cercanía y no evitó cerrar los ojos mientras aquel instante eterno concluía y se enteraba de que definitivamente no iban a bailar. Entonces, que?... Pues nada! a seguirlo y ya, como si fuera un borreguito sin voluntad propia, o mejor dicho, con su voluntad sometida a esos brazos hermosos de golpeador.

Se mordió el labio pensando qué hacer, cuando no la miraba, pero de inmediato inventó una sonrisa para aceptar la cerveza y acto seguido rió negando con el rostro. – ah si? Muy alto? – Entonces, volvían al jueguito del otro día? Saber esto le alegró por dentro y ya ni peros puso para girarse y mostrarse, aunque estuvo bien atenta a que su mini amarilla no ondeara más de lo debido… - eres un tonto – Se le escapó de los labios, más alagada que avergonzada culpa del silbido y la excusa tan estúpidamente simpática… Se dejó arrastrar, no solo llevada por la convicción de que si lo volvía a besar todo valía la pena, sino porque también calculaba que fuera de la mirada de todo el mundo, los nervios tendrían menos efecto en ella.

Rechazó el porro, sin mucha convicción, mientras se tomaba la falda por las caderas para descansarse como era debido contra el árbol y rió con ganas ante la nueva mención de las escandinavas. – Tengo una buena excusa – mintió para luego dedicarse a tomar su cerveza como si aquello fuera la prioridad y él tuviera que esperar su turno para que le pagasen la deuda. Le miró un instante y volvió a bajar la vista divertida con la situación. Si, definitivamente, por loco que pareciera, estaba mucho más a gusto sola con él en la penumbra del árbol, que rodeada de amigos y parientes en medio de la fiesta.

- No me quedó muy claro de cuantos intereses estamos hablando… ¿A cuanto ha ascendido mi deuda?- Se puso de lado, apoyando solo un hombro en el árbol, para verlo de frente, incluso dio un pasito mínimo hacia delante creyendo que mejor lo besaba de una vez, pero se arrepintió y decidió volver a tomar su cerveza a ver si con algo más de alcohol en sangre se desinhibía del todo… Bueno, del todo no! que no pretendía hacer ningún papelón de borracha, pero alguito más por lo menos para animarse a probar el porro.

Entre Aldrich, que acababa de llegar hasta donde estaban parados y Sofie, habían respondido a su pregunta. Sonrió cuando obtuvo información interesante. Al parecer el chico era islandés y era una promesa en el quidditch. ¿Siempre todo se limitaba a quidditch cuando se trataba de chicos? Al menos en la mayoría de casos y con los chicos con los que más trataba era así... Pero por eso mismo, porque había vivido el quidditch de pequeña no era una cosa a la que hiciera ascos (por alguna razón, las reuniones familiares de los Brackminster siempre acababan en un partido de quidditch improvisado en el jardín).

- ¿En serio? Pues iré a esperar a mi hermano a clase más de un día... - comentó en broma.


Y precisamente en ese momento su mentado hermano volvió a unirse a ellos. Lo miró con las cejas levantadas y simplemente le sacó la lengua cuando él preguntó si lo habían hechado de menos. Habría soltado además algún comentario mordaz cuando se percató de que Adair debía traerse algo entre manos con Sofie, y no pudo más que poner los ojos en blanco. ¿Llevaba como medio minuto en Brigantia y ya tenía affairs con chicas mientras ella se había limitado a histerizarse por los horarios y por ordenar todo en su cuarto? ¿Cuan triste podía llegar a ser la vida?

Por suerte no fue la única que notó aquello-lo-que-fuera entre su hermano y Sofie, y Aldrich, que en un principio había invitado a bailar a la rubia cambió su invitación poniendo como excusa aquella cita fallida que habían tenido en Hogwarts.

- ¿Y crees que con un baile tu deuda para con esa cita quedará saldada? ¿Que hay de los intereses que se acumulan cuanto más tiempo pasa? Deberías ser la mejor pareja de baile del mundo... - dijo en broma antes de dar un trago a su cerveza y asentir con la cabeza junto con una sonrisa - Bailemos, pero a mi también se me da bastante mal. Quizás seamos un peligro para los demás. Además esa canción que ha puesto Abby creo que dura como horas.

Y aquello era cierto. Por más que cualquier actividad física no le solía suponer demasiadas complicaciones, cuando la cosa trataba de coordinar los pasos para hacer algo parecido a bailar, se sentía torpe y la perseguía la paranoia que todo el mundo se fijaba en lo mal que lo hacía.

-Pero si lo que pretendes es fastidiar a Adair no vas conseguirlo. ¿Ves lo que fuma? Hoy no le importa nada. Ni aunque me besaras aquí en medio. Ya mañana no te puedo asegurar que no viniera a retarte a un duelo o que se yo... Aún así la propuesta de ir a beber se me hace bastante atractiva también. Mira que gustos tan típicos tengo... Deberías introducirme en el mundo de las bebidas alcoholicas decentes - dijo con una sonrisita mientras le enseñaba su botellín de cerveza ya casi vacío para ese entonces.

La fiesta seguía su transcurso y con ella su plan, parecía que los demás olían lo que allí iba a suceder y se apartaban ni que fuera un pequeño paso para dejarles a solas, lo suficiente para seguir cerca pero para darles un poco de intimidad, el joven lo agradecía mentalmente con todas sus fuerzas.

-No pasa nada si no sabes bailar, solo déjate llevar y lo harás bien.

Le guiño el ojo a Gianna entre la sonrisa más radiante de todo su repertorio y su cabeza empezó a volar en el momento que ella le dio la mano para que la sacase a bailar, su tacto era suave, lo más suave que había tocado jamás y sentía que como si de un imán se tratase no podría separarse de ella por más que lo intentase, igualmente no le importaba, le encantaba.

El joven se dirigía junto a la cerridwen para cambiar la música y en ese momento apareció Terius Holmes, no lo conocía de nada, le sonaba vagamente de haberlo visto alguna vez pero poco más, se sintió un poco incomodo cuando saludo a su acompañante aunque por suerte se dio cuenta que iban cogidos de la mano y no se demoró demasiado allí, Adrian le saludo con un gesto en la cabeza y asintió ante la presentación del joven Smertios.

-Yo soy Adrian Silver, estudiante de leyes mágicas, un placer conocerte, los amigos de Gianna son mis amigos.

Dijo con sus mejores modales, Holmes no tardó en irse y el Cerridwen volvió a embarcarse en su travesía para el cambio de música, pero se le adelanto Abigail que antes les había hecho una foto la cual pensaba pedirle tan pronto la viese al día siguiente por la facultad.

-Buf… - hincho los mofletes- Esta bien pon algo tuyo y luego me dejas a mí.

Dijo aun con los mofletes ligeramente hinchados como si fuese un niño pequeño pero bromeando. Espero a que terminase la música mientras se situaba al lado de Gianna y le besaba en la mejilla.

-Me da a mí que tendremos que bailar otro día algo de Abba, porque Abi pondrá lo que a ella le apetezca.

Y no tardó en ser así que su excompañera de casa hizo sonar la canción “November Rain”, ¿Así que si todo salía bien, iba a ser aquella su canción? Le pareció bien.

Rodeo a la chica con sus brazos y se acercó mientras la miraba a los ojos, era realmente guapa, ¿Cómo no se le había acercado antes? Era un completo idiota. La música transcurría mientras ellos se movían lentamente, podía notar el suave tacto del cuerpo de la chica y cuando sus miradas volvieron a cruzarse en aquel momento único en el que se sentía como si solo estuvieran ellos dos en el mundo, le susurro.

-¿Sabes? Hace unos años recordaba como te ponías nerviosa al verme, pensaba que era porque yo era un tanto mayor y no querías meter la pata, te parecerá curioso pero a veces pensaba que te gustaba, de manera que un día mientras paseaba, te vi sentada bajo un árbol y llegué a pasar varias veces delante de ti porque creo que estabas leyendo y no te diste cuenta que pasaba por allí y quería que me mirases para guiñarte un ojo y acercarme a preguntarte que estabas leyendo…

Se puso rojo de vergüenza al recordar la rabia que le dio que la joven no le hubiese dedicado una mirada.

-Como quiera que fuese desde ese día que me has empezado a gustar más y más, que he hecho por conocerte un poco más y creo que ha llegado el momento de decirte que… bueno… que me gustas y que me voy a volver loco si no hago esto.

Justo en ese momento dio entrada el solo de guitarra de la canción, él pasó su mano derecha por el cuello de la joven, justo debajo de la oreja para acariciárselo y se acercó lo suficientemente rápido como para que ella no dijese nada, pero lo suficientemente lento como para disfrutar el momento y en un abrir y cerrar de ojos sus labios se encontraron con los de Gianna, fue un beso rápido pero suficiente para notar lo carnosos que estos eran y además tenían una agradable tacto caliente, dentro de él sonaban fuegos artificiales.

-Wow, iba a morirme si no te besaba.


Sonrío de manera picara mientras seguía mirándola a los ojos, ¿le pegaría una bofetada o de lo contrario le devolvería ella el beso? De cualquier manera se acercó, esta vez a su oreja y entre otro susurro con su voz más calmada se lanzó.

-Me harías enormemente feliz si quisieras salir conmigo, juro que no tendré ojos para nadie más que para ti.

No dijo nada más, simplemente volvió a mirar a los ojos de su bellísima acompañante, la música estaba apunto de acabar.

Sabía que el efecto de la cerveza que había apresurado por mi garganta era que estuviera un poco más relajada y por consiguiente, los sonrojos disminuirían bastante. Lo cual era bueno, ¿no? Así ya no quedaría en evidencia ante nadie que me hiciera sentir nerviosa. Empezando por Adrian, todo fuera dicho. Respiré hondo y me llevé la mano al cabello, apartándome un mechón del mismo del rostro y llevándomelo por detrás de la oreja. Ese gesto que mi madre me había heredado y que según mi padre, con el que le había conquistado hacía ya muchos años atrás.

No entendía el romanticismo, de verdad que no. Quizás porque nunca fui muy dada a demostrar mis sentimientos en público y a veces ni siquiera en privado. O porque la cursilería que se vivía en casa con la melosidad de mis padres y la melosidad de Jonathan con Lucy era suficiente. Quizás parecía más hermana de Adair que de mis propios hermanos.

Al sentir el tacto de Adrian un escalofrío recorrió mi espina. No era muy aficionada del baile lento e incluso cuando Abby puso esa música que había empezado a sonar me sentí un poco incómoda. Era puro ruido, no entendía como podía escuchar ese tipo de música. Tan distinta a mi adorado Freddy o cualquier otro de mis gustos musicales. Respiré hondo nuevamente y luego me acerqué un poco al Cerridwen justo en el momento en que alguien más gritaba mi nombre.

Tengo que aceptarlo, me dio un sobresalto e incluso creo que solté un ligero gritito un tanto carraspeado por el susto. Cuando me di cuenta quien era sonreí ampliamente. No pensaba encontrarme con Terius en la Universidad y vaya que me daba gusto. LE consideraba una muy buena persona y sabía que si se daba la oportunidad y él era un poco más abierto, podríamos llegar a entablar una bonita amistad.

-¡Terius! ¡Pero que gusto!-no dije nada más porque justo en ese momento, el Smertios se dio cuenta de que Adrian y yo nos disponíamos a bailar y que íbamos tomados de las manos. Me sonrojé, no pude evitarlo. Me mordí el labio. Quizás más tarde hubiera tiempo de platicar con él.-Pues yo también soy novata, así que ya sabes. Nos vemos después. ¡Hey! ¿Una cerveza?

Le guiñé el ojo de forma natural y luego regresé a Adrian. Le sonreí y agaché la mirada para no tropezar y caer estúpidamente. Hice un mohín de niña pequeña cuando Abby iba a cambiar la música nuevamente. No traía nada en contra de la Ogmios pero debería permitir que más gente pusiera lo que le viniera en gana. A fin de cuentas, quienes iban a bailar éramos nosotros, ¿no? O al menos supuse eso porque no prestaba más atención a nada más que a Adrian tomándome de la mano. ¿Qué me pasaba? Por Morgana.

-Está bien, esa canción me gusta. No es lo que tenía en mente, pero puede funcionar.-finalmente el momento llegaba. No entendía el propósito de la música lenta. ¿No era mejor la música divertida y todo? Bueno, supongo que tenía sus ventajas, como el bailar más pegaditos y eso. Miraba mis pies mientras me movía porque no quería pisar a Adrian. ¡Que vergüenza! Y bueno, me quité de la cabeza todos mis prejuicios contra lo romántico y contra todo pronóstico, comencé a bailar algo lento. Vas bien ahí, Gianna, solo te falta no pisarlo y no dejarlo en evidencia. Reoplé. Era más complicado de lo que pensaba. Un pie aquí, otro allá.

Me mordí el labio y levanté la mirada cuando Adrian comenzaba a hablar. Posé mis ojos color turquesa y me concentré en sus palabras mientras le miraba a los ojos. Sonreí y reí nerviosa. ¿Así que había pasado tantas veces frente a mi para que le mirara?-¡Estás de broma!-fue lo único que atiné a decir y creo que no fue lo indicado. Me aclaré la garganta y luego le miré de nuevo-¿Y por qué no te acercaste? No me hubiera molestado. Podrías haberme guiñado el ojo y todo eso.

¿Adrian Silver se sonrojaba? No, eso no era posible. Bueno, quizás si. Vamos, si yo lo hacía, ¿que no lo hiciera cualquier otra persona? Lo que me parecía curioso era que precisamente se acordaba de ese momento, al igual que yo. Fruncí el ceño y luego comenzaba a soltarme toda la verdad. Pero escuché verdad a medias porque lo último que pasó fue que me besó. ¡Adrian Silver me estaba besando! Y yo lo disfruté. Mantuve los ojos cerrados y evité llevarme los dedos a los labios. Me había quedado como embobada. Le miré de nuevo y sonreí sintiéndome como una tonta pero satisfecha. Ahora sabía que era algo mutuo y ¡qué manera de enterarme!

Solté una ligera carcajada y apreté la mano de Adrian. ¿De verdad se iba a morir si no me besaba? ¡Wow! Nunca nadie me había dicho eso. Era… extraño, pero se sentía bien. Y lo peor de todo era que no podía parar de reír. ¿Qué te pasa Gianna? -Me gusta esa sonrisa.-era como que lo más cursi que le había dicho yo a alguien. No lo había besado aún porque seguía un tanto sorprendida, pero en el momento en que me había invitado a salir no pude contenerme. Me acerqué a él y de puntillas, le pasé una mano por el cuello y acorté la distancia de nuestros labios, terminando por besarlo quizá de una forma un poco menos corta que él, dándome cuenta que me gustaban sus labios y me gustaba tener que pararme de puntillas para besarlo.

Me separé de él y le miré de nuevo, con esa sonrisa mía donde se me notaban tanto los hoyuelos de las mejillas que parecían un par de agujeros. Esa que dice Luca que es asesina. No entiendo el por qué, pero supongo que él sabrá de eso.

-¿A dónde me vas a llevar?

Que le gustaba su sonrisa fue lo primero que escuchó tras besarla y eso hizo que el joven aun sonriese más por y para ella quien le devolvió el beso, fue más largo que el suyo pues este era consentido y además vino acompañado por más sensaciones que el anterior, le gustaba como olía, como le hacia sentir, le gustaba que tuviese que ponerse de puntillas para besarle, tenia ganas de abrazarla y no soltarla jamás de los jamases, se veía tan frágil allí frente a él.

Al separarse le sonrió y sintió que se volvía loco, aquella sensación no la había sentido antes y sintió que aun le gustaba más si cabía cuando noto como le salían aquellos adorables hoyuelos en las mejillas. ¿Qué donde la iba a llevar? Donde ella quisiera… se le empezaron a aparecer lugares geniales donde siempre había soñado ir, podrían ir a Paris, la capital del amor aunque quizás era demasiado pronto o… bueno, se le pasó en ese momento algo mejor.

-Ahhh, sorpresa, lo que si que te digo es que reserves este fin de semana para nosotros porque no volveremos hasta el domingo por la tarde, te enviaré un mensaje más adelante con más información.

Sonrió alegremente, estaba radiante de felicidad, seguro que si hubiese algún hechizo que hiciese brillar a los asistentes según su grado de felicidad él, seria un sol.

-No te preocupes, lo pasaremos bien y prometo cuidarte.

Volvió a besarla. Cada beso que le daba sentía un deseo inexplicable de repetirlo con un grado de pasión superior pero esta vez fue suave, dulce y llegado el momento incluso se entrego un poco de lengua lentamente comprobando si la chica cedía, fue… electrizante.

-Siento no haberte dicho antes nada, te veía tan guapa, pensaba que te reirías en mi cara si alguna vez te pedía algo… No obstante estoy contento, de verdad que me gustas mucho.

Y abrazó a su acompañante de manera cariñosa volviendo a sentir su suave perfume y evocándose a un mundo de fantasía donde todo era perfecto, no obstante tenia que empezar a pensar que le prepararía a la joven aquel fin de semana, si todo iba bien podrían oficializar su noviazgo y quien sabe… la sola idea hizo que Adrian se empezara a marear un poco, demasiadas ideas juntas para él.

-¿Quieres que volvamos con los demás y les decimos lo que ha pasado o prefieres que nos perdamos por algún lado de por aquí?

Dijo entre una sonrisa mezcla de pillo y niño bueno.

Enarqué las cejas.-¡¿Todo el fin de semana?! ¡Vaya!-dije sorprendida. ¿Qué iríamos a hacer? ¿A dónde me llevaría? Me mordí el labio pensando en todas las posibilidades que podría haber. ¿Un parque de atracciones? ¿Un partido? ¿A la playa? Había tantas posibilidades y no sabia si Adrian le atinaría a alguna que lm gustara tanto como para divertirme como enana. Soy una persona complicada, estoy consciente de ello, pero cuando salgo con mis amigos me gusta divertirme y pasarla genial. No tiene que ser todo precisamente un paseo en el lago dándole de comer a los patos o todo terriblemente rosa. Soy más bien como un jodido niño que una niña de sociedad como a mi madre le hubiera gustado que fuera.-Pero qué misterioso.

No me preocupaba que no pudiera “cuidarme” lo que me preocupaba era el odioso interrogatorio que Adair le pondría. Ugh, es que a veces se podía poner tan pesado que resultaba peor que un padre. Cerré los ojos concentrándome en la forma en que me besaba. Era como si quisiera hacerlo con cuidado, nada apresurado y eso era….diferente. Quizás no era malo a fin de cuentas. Tal vez era yo quien tenía que empezar a cambiar mi forma de ver las relaciones.

Le puse las manos por la espalda, recorriéndole el costado y me acerqué más a él. Definitivamente necesitaba aprender a levitar o algo. Podría cambiarme la altura si lo quisiera pero sería algo extraño hacerlo justo en frente de él. Quizá en otra ocasión pero supongo que se perdería la magia. Me gustaba pararme de puntillas para intentar alcanzarlo. Me estaba volviendo una cursi ñoña irremediable.

-Bueno, me estoy riendo, pero.. ¡pero no creas que es una burla!, no, no, todo lo contrario. Me parece gracioso que te guste y eso, no sé… es raro. Pero está bien, te perdono por tardarte.-se me antojaba una cerveza pero estaban muy lejos y me daba pereza sacar la varita del bolsito. Bufé e hice un mohín pero luego sonreí de nuevo cuando Adrian la hacía tomar una decisión.

¿Ir con él, a solas, separados del grupo o con todos los demás? El ir con los demás tenía sus ventajas, podría mandar a Adair a que le trajera una cerveza bien fría o podría platicar con Sophie e ir a saludar a Pearlie de una buena vez, pero la sola idea de alejarse e irse con Adrian la tentaba mucho. Era la oportunidad perfecta para conocerle mejor y ese gesto que le dirigió terminó por convencerla.

-Bueno… creo que por allá hay unas rocas donde nos podemos sentar a platicar un poco… si quieres-señalé un lugar que en realidad no se veía. Había que pasar unos cuantos árboles y luego bajar un poco por el sendero que se sumía casi a las orillas del lago un poco más a la derecha. -o Podemos ir a donde tu quieras, pero primero, vamos por una cerveza o whisky o ¡lo que sea! Que ya me dio sed.