Al menos algo bueno

Venía de la Facultad Arianrhod a donde había ido a hacer dos cosas: hablar con la decana para inscribirse como oyente de Magia del Mundo –una opción para carrera que no había terminado por estudiar por amor a sus padres y a la leyes mágicas, pero que no terminaría por dejar pasar de largo aunque eso le supusiera tiempo y esfuerzo extra a la Carrera que estudiaba. Veía que muchos lograban combinar estudios sin necesidad de estudiar dos carreras al mismo tiempo, así que ella podia lograrlo también y aprender unas cuantas cosas.

La segunda razón era para ver si encontraba algún adivino que le leyera el futuro, Resultaba que estaba bastante confundida por todo lo que estaba pasando en su vida. No llevaba ni un mes en la Universidad y ya sentía que todo estaba siendo absurdamente caótico. Stall siendo un majadero, Sofie con lo de los chicos, el reencuentro en vivo y en directo con Lucian y por supuesto, Crawford. No creía tal cual que alguien pudiera decirle en base a bolas de cristal, estrellas y pozos de café lo que podría hacer con su vida, pero al menos podrían darle ideas. No quería de ningún modo equivocarse en el camino, pero en Brigantia los tropiezos parecían inevitables.

Faltando una hora al menos para su siguiente clase, pasó a la cafetería porque ya se había hecho adicta al latte de cereza que hacían ahí. Lo necesitaba para mantenerse despierta porque la noche anterior se había quedado despierta hasta las cinco de la mañana platicando idioteces con Sofie en el salon de convivencia, así que necesitaba mucha azúcar y cafeína para recibir bien lo que quedaba del día. Nada de volverse a dormir a las quinientas.

Luego de que la atendieran y con café en mano, buscó lugar donde sentarse y se topó con Oliver Bonnaire. Algo había oído –de las niñas bien con las que a veces se juntaba- de que el chico estaba inscrito y todo eso, pero hasta ese momento no lo había visto. Lo conocía por una comidilla en la que los Bonnaire y los Burroughs –su familia, nada más, es decir solo Abner, Saffron y ella- hablaron interminablemente de conservadurismo moderado y algunos negocios. A ella la habían obligado a tartar con Ginger a pesar de que Pearlie se mostró bastante reticente al saber que la habían expulsado de Beauxbatons y no por nada, pero Abner le había asegurado que eso había quedado atrás y ella se tuvo que aguantar. Oliver le había caído bastante bien, aunque le parecía serio y a ella le había ganado la vergüenza porque era mucho más grande. Pero ya después de todo lo que últimamente había pasado, incluyendo haber interrumpido a Finnerty en su bar a altas horas de la noche por borracha, ya eso podia sortearse fácilmente.

-Bonnaire, ¿te acuerdas de mi?

Le preguntó sin más, poniendo su café frente a él, pero sin sentarse como si estuviera pidiéndole permiso, no era como si quisiera molestarlo si acaso esperaba a alguien o prefería estar en paz.Y bueno, tampoco era como si hubiera cambiado mucho, de ese intento de relaciones Burroughs-Bonnaire, no hacía demasiado tiempo. Por primera vez estaba hacienda algo que su padre aprobaría, buscar buenas amistades. Por lo menos.

Se mostró nerviosa por aquello de que Oliver no la reconociera. En ese caso tocaba la terrible vergüenza de recordárselo con fechas, nombres y todo. Al final se tranquilizó cuando él terminó su bromita y se relajó porque sí que la recordaba.

Le sonrió a modo de respuesta primero. No llevaba su mochila como siempre porque la había dejado en el salon de convivencia. La saludó con besos en la mejilla, cosa que no le parecía rara como a muchos ingleses porque en Francia estaban acostumbrados a eso y se sintió un poco como en casa por el recibimiento.

-Tengo…una hora antes de entrar a clase, se supone. Aunque la de ayer se canceló, espero que no pase lo mismo con esta. Mi papá me comentó que tú y tu hermana estarían aquí pero ni él estaba muy seguro. ¿Dónde está ella, por cierto?

Tenía esa mala costumbre de hablar mucho de jalón, como si se pusiera ansiosa, aunque en realidad tampoco era como que hiciera muchos cuestionamientos al mismo tiempo, no era nada grave. Y se los hizo mientras se sentaba y efectivamente se ponía cómoda, aunque a simple vista las sillas de la Universidad parecieran no servir para esos fines.

Oliver lucía bien, tenía pinta de estudiar medimagia o tal vez solo era su pulcritud, solamente estaba adivinando y no tenía ni idea de que estudiara. Y por cierto, por fin estaba frente a alguien que se acercaba al prototipo de chico con el que siempre había tratado. Nada de cabello largo y pinta de hippie, nada de barbas de escocés del medioevo, nada de tatuajes y lenguaje de callejero. No era que estuviera arrepintiéndose de nada de lo que llevaba en esas semanas, y hasta pensaba ir a la fiesta de Finnerty, pero definitivamente, las cosas tenían su lugar en el mundo. O a eso quería aferrarse ella para no cometer tonterías. ¿A quién estaba tratando de engañar?, ese tipo de gente, socialmente aceptada -por sus padres y su círculo más cercano, sin contar a Sofie que era amor aunque fuera muggle- como Oliver, era como estar en su zona de confort, no tener que temerle a lo que no conocía, ni tropezar en el camino. Bah! Se estaba haciendo líos mentales por nada.

-Ponme al día, pues. ¿Qué estás estudiando? Te veo cara de medimago pero no sé, eres engañoso…

Sonrió mucho inevitablemente y puso cara de niña presumida, si no se había sonrojado era por puro milagro, o tal vez porque por lo menos lo conocía de algo antaño y tenía relativa confianza con él. Dejó la risa y se puso aparentemente seria, aunque seguía jugando.

-Mis papás siempre han estado orgullosos de mi, que lo sepas. Pero claro, si mi profesor anda con un virus mágico maligno no hay mucho que pueda yo hacer. Y no, no he visto a tu hermana, ¡pero sí me acuerdo de ella!

Como no acordarse, si Ginger había dado mucho de que hablar en Beauxbatons durante mucho tiempo. Claro que después su papá le había salido con la chistosada de que esos tiempos ya habían quedado atrás. Y claro, los Burroughs nunca habían tenido los abiertos ideales políticos de Ginger Bonnaire, nunca habían sido puristas pero supuestamente, las cosas habían cambiado a otro tipo de paz. Los conservadores eran conservadores, pero no había extremismos. Ella no sabía si terminaba de creérselo. Esos, por supuesto, eran otros temas que no tocaría en ese momento.

-No sé, te ves…correcto para medimagia. Ya sabes…correcto. Y no me escandalizo, mi primo Nikolaj estudia eso. Pero ¡aaaah! Tal vez eres tú el que está manteniéndole el virus mágico a mi pobre profesor. Ahora entiendo.

Ni mencionó que Nikolaj no era Burroughs, sino Alechinsky, cosa que si que escandalizaba, porque todos sabían que los Alechinsky tenían la peor combinación de genes de la historia. Que uno estudiara Artes Oscuras era porque estaba malito. Punto.

Lo miró con los ojos entrecerrados cuando le adivinó la carrera y sonrió cuando le dijo que se saltara las clases como una especie de premio por haberlo adivinado.

-Sí acertaste, pero una de dos…lo hiciste mañosamente con tus artes oscuras o seguro lo supiste por ahí. Está bien, me saltaré la clase, pero…ve pensando qué vamos a hacer mientras me termino esto.

Agitó el café, al que todavía le quedaba buen contenido. Lo miró fijamente durante un par de segundos, sin nada de discreción.

-¿Y por qué artes oscuras? El otro día estaba hablando con un chico de tu carrera, me dijo algunas cosas interesantes. ¿Todos en esa carrera son unos intensos?

-No no está a sus espaldas. Y no te voy a decir su nombre porque capaz que se aparece, dejémoslo en que es impronunciable.

Dijo sobre su profesor de Leyes. Negó con la cabeza como si no le creyera nada cuando le dijo eso de la legeremancia sutil y oculta, aunque si estudiaba Artes Oscuras tenía bastante sentido que supiera de esas cosas. ¿Qué ya sabía todo lo que pasaba por su cabeza? Qué vergüenza, y que desventaja también no saber lo que pasaba por la suya. Fue ella la que retiró la mirada primero, su timidez superaba a su descaro.

-Emmanuel Sarfield. Me dijo puras cosas buenas. Lo que sí es que me hizo entender que el estudio de las Artes Oscuras es solo para los que se atreven a más, los que de verdad no tienen miedo de nada. Y que en realidad el concepto puede estar un poco malentendido, ya sabes…son oscuras porque no temen obviar las reglas sociales en pos de conocimiento, de poder, de logros. Y si a uno se le salen de control…

El poder, el conocimiento y los logros, provocaban muchos cambios en la gente. En ese momento de su vida pensaba que estudiar Artes Oscuras no necesariamente era para los que ansiaban ser el próximo señor oscuro, pero sí que era muy difícil mantener un perfil cuerdo una vez que se desplegaban ante uno todas las posibilidades y que te dabas cuenta de que, aunque difíciles, podías manejarlas.

-No sé, es un tema complicado. Y a ti te veo intenso, aunque todavía no sé en qué sentido explotes eso. Puedes ser intenso con tus objetivos, con las chicas, con tus amistades, con…cuidar tu dinero, cualquier cosa. Solo sé que en la cara se te nota que tienes las cosas claras.

Y ya estaba bien de enredarlo con palabrerío. Técnicamente con lo último le había hecho un halago rebuscado. Tomó un sorbo más de café. Mejor se callaba ya la boca con eso.

-Tal vez me meta como oyente a alguna clase. Hay que saber de todo. Pero si empiezan a invocar demonios o algo, me largo.

Terminó el café por fin y el vaso desapareció. Estaba bien el truco, porque así no se generaba basura. Alzó las cejas hacia Oliver como diciéndole "ya terminé esto, ya me salté la clase, ¿ahora qué?"

Pearlie gana 14 puntos de experiencia
Oliver gana 9 puntos de experiencia