Keep calm & play quidditch

Solo había pasado un par de semanas desde que se inició un semestre más en Brigantia. Se podría decir que todos los inicios eran un tanto... aburridos. Un poco de lo mismo todo el tiempo, solo que se le agregaba alumnos corriendo de un aula a otro, así como otros revisando cada cinco minutos el horario; sí, Martin también había pasado por esa circunstancia, aunque para él fue un poco más fácil ubicarse ya que todo cambio significativo en su vida -entiéndase como transición de escuela muggle a Hogwarts; de Hogwarts a Brigantia- lo soñaba con anterioridad. Sí, soñaba su primer día de clases siempre y eso era semestre a semestre, aunque más que todo las premoniciones como esas era simples, como que un pelotazo le iba a llegar, como que iba a derramar una malteada sobre alguien y así. Tenía la capacidad de cambiar eso, ya que el futuro era como un árbol que se iba a ramificando cada que se escogían diferentes acciones, pero tampoco se mortificaba si de repente lo que soñaba era algo divertido.

Total, a todas esas, ya eran muy pocas las veces que se lograba sorprender por algo. Bueno, tampoco era que adivinara lo que le iba a pasar en todo el santo día, simplemente veía pequeñas partes de cosas que podrían ser importantes más adelante. Y por algún motivo se vio en el campo de Quidditch, aquel lugar que poco visitaba ya que no se le daba muy bien los deportes. Pero no tenía nada que perder, así que simplemente fue al campo y observó el verdor del pasto, así como también los aros. La verdad era tan pocas las veces que visitaba aquel lugar que necesitaba un momento de contemplación.

Solo había un par de chicos practicando a lo lejos y una que otra chica sentada en las gradas. Caminó un poco más, un poco distraído, hasta que una rubia bastante particular le llamó la atención que estaba cuando mucho a tres metros de donde estaba él... ¿Acaso esa no era...?.... ¡Oh por dios!, ¡Si es!, aquella chica que le revolvía todo (en el buen sentido) cada que la miraba, tenía que saludarla a como de lugar. Se fue acercando lentamente, como si no la hubiera visto -Bueno, en realidad se podía notar un poco forzada esa caminata casual- hasta que se acercó a la chica.

- ¡Hola!, ¡Tanto tiempo sin verte! - Ok, era un maldito estúpido que no sabía disimular algo que se suponía "casual", pero esa sonrisa mal fingida le hacía ver un tanto idiota - ¿Te acuerdas de mí?... Martin.. de Gryffindor... el que hacía predicciones... el que se la pasaba ideando planes de venganza... el que es hermano de Siobhan, un año mayor que tú - "El que está haciendo el ridículo frente a ti", "¡Ya cállate Martin! asdfsdf menso, menso, menso".

¡Por supuesto! el discurso de Hufflepuff. ¿Cómo pudo ser que se le haya olvidado aquella mención?, aparte de que después de ese día se había ganado unos pequeños admiradores que lo perseguían para que le leyera vulgarmente la suerte, como si se tratara de algún tarotista chafa muggle. Y ahí era uno de los motivos por la cual muchas veces le huía a las personas, prefiriendo ratos a solas. Sobre todo aquel grupito de lunáticas de tercer año de ese momento que lo único que querían saber si se iban a casar con algún capitán de Quidditch.... ¡Ah! que tiempos aquellos.

De cualquier forma, se rascó un poco la cabeza, sonriendo un tanto avergonzado y así carraspeó un poco.

- Sí lo recuerdo - Respondió finalmente sorprendiéndose de la serenidad con la que había articulado las palabras - Es que ha pasado bastante tiempo y pues... no me imaginaba que me ibas a recordar. Tú sabes, nunca fui muy popular... ¿O tal vez sí? - La verdad era que las cosas que él hacía volaban como no tenía idea, pero de cualquier cosa, una pequeña punzada de alegría apareció en él, ya que al fin y al cabo, con discurso o no, eso le indicaba que fue significativo bajo cualquier sentido para la chica.

Tras eso, a pesar de las ganas que tenía de darle un abrazo para saludo, la chica le dijo que estaba sudorosa y que era mejor no acercarse mucho a ella. En realidad, Martin, era de esas personas que no le prestaba atención a esos asuntos; en más de una ocasión se había tenido que quedar en el cuarto de su hermano Marshall, bien sea por cuestiones de que llegaba un familiar demás y tenían que darle alojo por unos días, por lo que la verdad cuando andaba con días de antojo de pociones, su cuarto y sobre todo él no olían precisamente a rosas. Pero con el tiempo se fue acostumbrando a esos olores que a veces dejaban de manera residual o secundaria las pociones (más cuando se ponía a inventar unas nuevas), así que realmente, con ese entrenamiento previo el simple olor a sudor no se le era tan desagradable.

- Tranquila, realmente no es que me moleste eso - Se encogió de hombros - Ya estoy acostumbrado por otras circunstancias - Negó con la cabeza divertido, recordando algunas cosas, aunque en cierto modo lo que había dicho se podría malinterpretar como si él fuera un anti-higiénico -... ajenas a mi! - Se apresuró en decir.

-¿Cuándo llegaste, qué estudias? Dime cositas, no te vayas tan rápido. Prometo oler mejor la próxima vez que te topes conmigo.

Sonrió ante ese último comentario. Si tan solo supiera que ni por eso saldría huyendo. ¿Qué le dijera cositas?, Si fuera por él, le escribiría ahí mismo todo lo que sentía con los recursos literarios que fuesen posibles y le diría mil analogías cursis que se le podían ocurrir, pero si lo hacía solo lo convertiría en alguien más extraño de lo que pudiera ser. Ya que la rubia tenía un brillo tan atrapante que era simplemente inigualable con cualquier otra chica, le era hasta en otro enfoque del asunto fascinante, su personalidad alocada y fresca, simplemente le fascinaba, de manera que teniéndola de frente hacía que esos sentimientos guardados desde Hogwarts volvieran a resurgir como un fénix.

- No voy a huir por tu amor...¡Que digo! olor -Carraspeó, por un momento mientras se volvía a concentrar en las preguntas - Si no mal me equivoco, ya estoy aquí hace como tres años... emm... vamos, estoy muy seguro de que sabes que estoy estudiando. Te reto a que intentes acertar mi carrera, ya que es algo que nunca te podrás imaginar... En la vida.. Jamás - Se divirtió diciendo lo último en un notorio tono sarcástico, más que para molestar, lo hacía para que se riera del chiste un tanto irónico.

Parpadeó un par de veces, mientras una mueca mezclada entre los nervios y felicidad que se asomaba en ser, o hacía el intento de ser una sonrisa apareció en su rostro. Bajó su rostro e hizo como si miraba algo más, mientras un ligero, pero muy tenue color en sus mejillas aparecía. Era muy poca las veces en que Martin se lograba sonrojar, es que además, también era muy poca las veces en que alguien le decía que le recordara por ser una persona "interesante". Puede que muchas veces se subestimara así mismo, pero es que la verdad nunca se vio en la necesidad de ser aceptado por los demás ya que francamente no le interesaba... pero esas palabras de la chica, por más mínimas que fuesen hacía toda una revolución interna. Terminó por sobarse el cuello, sin saber mucho que hacer.

- Jaaa, gracias. Tú... tú también siempre fuiste una persona interesante y buena onda - Afirmó un tanto tímido, mientras se sentaba en el césped al lado de la chica y ponía sus manos en las rodillas. ¿Era la primera vez que le hablaba tan cerca a Leslie?... ¡No!, agitó la cabeza, si se ponía a indagar en esos momentos buscando una respuesta, que la más lógica era "no, nunca has estado tan cerca de ella", lo más probable era que colapsaría. Así que se contuvo en pensar siquiera para poder tener su centro y no pasar como alguien todavía más "creepy" delante de ella. Pero tampoco tuvo que esforzarse demasiado puesto que en eso la lógica matemática de la chica le traicionó un poco y una ligera risa sin complicaciones salió de él.

- En realidad, Leslie, yo estaba en 7mo, mientras tú en 4to ganando la copa Hufflepuff, así que sí, llevo casi tres años por aquí - Se encogió de hombros, mientras le seguía sonriendo con respecto a prolongar el chiste de lo que estudiaba era muy obvio - No la verdad que estoy estudiando herbología, ya que me gusta el césped - Le sonrió de manera más relajado y sin mucho sentido, pero era parte del todo.Todo el panorama estaba comenzando a cambiar un poco, ya que se estaba sintiendo mucho más a gusto que en el primer momento en que comenzaron a hablar.

- ¡Que personas tan predecible somos! - Alegó a la final, puesto que la verdad no era ninguna sorpresa tampoco que Leslie se haya ido para Quidditch profesional, pero le daba un gusto enorme saber que la vería seguido por ahí, revoloteando con su increíble personalidad cada rincón de Brigantia. ¡Oh no!, nuevamente estaba ese tenue color rojo apoderándose de sus mejillas. Giró a otro lado rápidamente, mientras carraspeaba y por suerte una vez más las preguntas hacían que su mente no fuera más allá.

- Pues sí, la verdad para entrar a Adivinación tienes que tener cierto don. Bueno... don no, porque se supone que todos los que estamos aquí manejamos la magia, que es una fuente de energía blablabla, la adivinación es algo así como conectarse directamente con la matriz energética y blablabla... por lo que de verdad, solo seleccionan a los que están más conectado a esa matriz de la que te hablo o los que tengan un mínimo de intuición que sería para desarrollar la materia - Hizo una pausa - A lo que me refiero, es como cual carrera: yo puedo inscribirme en Quidditch, pero si sufro de vértigo o tengo mis habilidades psicomotriz muy desconectadas, pues estaría perdiendo el tiempo - Pero la verdad no quería hablar simplemente de la magia, de sus habilidades y su carrera, estaba interesado en escucharla a ella - ... En fin, ¿Qué hay de ti?... ¿Qué ha sido de tu vida?...¿Alguien especial en tu vida? - Tuvo que decirlo, era de esos datos vitales por las cuales tenía el valor de seguir hablando.