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Dame asilo
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Re: Dame asilo
Dejó que lo volviera a mover, frunciendo un poco el ceño por la posición que había adquirido ahora. No es que no le gustara, es que estaba tan… expuesto que se sonrojó solo de pensarlo, o más bien de imaginarse así, de modo que cuando dijo aquello se tuvo que morder el labio para no quejarse y hacer lo que él le decía.
Cada vez que se le acercaba con aquellos movimientos levantaba un poco el rostro, buscando besos, pero sin conseguirlos, finalmente se rindió y se centró en seguir con los movimientos rutinarios de sus manos, con una le acariciaba la espalda como buenamente podía, con la otra se tocaba a si mismo, buscando terminar pronto, tan pronto que ni siquiera tuvo tiempo a advertirle, aunque supuso que no pasaría nada, total, no sería la primera vez, ni la última esperaba…
Se llevó la mano libre a la boca, queriendo disimular el ronco gemido que se le habría escapado de no ser así. Notó como se le arqueaba la espalda, como hasta los dedos de los pies se le apretaban y después se relajaban de pronto. Sintió todo el placer del mundo en un suspiro y de pronto… se notó inundado.
Con ambas manos había rodeado al chico en el momento en que se pegó a él, en ese instante necesitaba aquel roce más que nada en el mundo. El sexo estaba bien, pero él, de su mejor amigo, quería mucho más… él aún estaba recuperando la respiración, agitado, agotado. Se podría decir que no había hecho nada, pero se sentía como si hubiera corrido la maratón completa.
Sus palabras, a pesar de parecer un poco burdas o poco cariñosas, le hicieron sonreír. Estaba muy acostumbrado a que lo llamara así, no era ninguna ofensa si salía de sus labios.
-Y yo… no sabes cuanto.
En cuanto notó como el chico se tumbaba a su lado se giró, quedando tumbado en la cama de lado, mirando a su amante improvisado, aún sonriendo, cálidamente. En breve se levantaría para ir al baño, pero tenía tiempo de darle un buen beso antes, o al menos, de hablar un poco antes de que se durmiera, Draken si que debería estar agotado, diez veces más que él.
-¿Solo echabas de menos follar? –no podía no preguntarlo, quería saber si aquello había sido fruto de un calentón momentáneo o si eso significaba que volvían a estar como antes… o si había algo más detrás de todo. Pero el problema era que si no recibía la información que quería podría terminar todo un poco mal… tampoco quería eso – bueno casi mejor voy al baño un momento… tu… ¿te quedarás aquí?
Cada vez que se le acercaba con aquellos movimientos levantaba un poco el rostro, buscando besos, pero sin conseguirlos, finalmente se rindió y se centró en seguir con los movimientos rutinarios de sus manos, con una le acariciaba la espalda como buenamente podía, con la otra se tocaba a si mismo, buscando terminar pronto, tan pronto que ni siquiera tuvo tiempo a advertirle, aunque supuso que no pasaría nada, total, no sería la primera vez, ni la última esperaba…
Se llevó la mano libre a la boca, queriendo disimular el ronco gemido que se le habría escapado de no ser así. Notó como se le arqueaba la espalda, como hasta los dedos de los pies se le apretaban y después se relajaban de pronto. Sintió todo el placer del mundo en un suspiro y de pronto… se notó inundado.
Con ambas manos había rodeado al chico en el momento en que se pegó a él, en ese instante necesitaba aquel roce más que nada en el mundo. El sexo estaba bien, pero él, de su mejor amigo, quería mucho más… él aún estaba recuperando la respiración, agitado, agotado. Se podría decir que no había hecho nada, pero se sentía como si hubiera corrido la maratón completa.
Sus palabras, a pesar de parecer un poco burdas o poco cariñosas, le hicieron sonreír. Estaba muy acostumbrado a que lo llamara así, no era ninguna ofensa si salía de sus labios.
-Y yo… no sabes cuanto.
En cuanto notó como el chico se tumbaba a su lado se giró, quedando tumbado en la cama de lado, mirando a su amante improvisado, aún sonriendo, cálidamente. En breve se levantaría para ir al baño, pero tenía tiempo de darle un buen beso antes, o al menos, de hablar un poco antes de que se durmiera, Draken si que debería estar agotado, diez veces más que él.
-¿Solo echabas de menos follar? –no podía no preguntarlo, quería saber si aquello había sido fruto de un calentón momentáneo o si eso significaba que volvían a estar como antes… o si había algo más detrás de todo. Pero el problema era que si no recibía la información que quería podría terminar todo un poco mal… tampoco quería eso – bueno casi mejor voy al baño un momento… tu… ¿te quedarás aquí?
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Dame asilo
Sentía los ojos del italiano cavados en él, pero le daba igual; aquello no le incomodaba, no si era él quien lo hacía, sino ya le habría saltado a la primera... Negó un poco con la cabeza y suspiró a su pregunta, mordiéndose la boca tras haber torcido un poco el morro, acabando por encogerse de hombros.
- No. - Dijo en un tono bastante bajo de voz antes de aclararse la garganta, como quien no quería la cosa. Cerró los ojos y giró el rostro en dirección hacia Elazar, abriéndolos para quedarse mirándole fijamente. - Si fuese el sexo lo que echase de menos no habría venido a buscarlo en ti. - Arrugó la nariz y gruñó, desviando la mirada al pasarsele por la cabeza que aquello que acababa de decir sonó jodidamente a mierda.
- A ti. - Fue la única respuesta que le dio en un principio. Él veía bastante claro lo que le había querido decir con aquello; a fin de cuentas lo tenia en su cabeza... Arrugó la nariz y frunció el ceño, debatiéndose él mismo de si especificar algo mas aquello.
Sintió los ojos de su compañero clavados en si mismo y acabó por girarse, para quedar tumbado dándole la espalda, para hablar. - No echada de menos el sexo contigo. - Gruñó. - Bueno, si, pero joder, que no es solo eso. Y no me hagas decir gilipolleces, por que creo que quedó bastante claro que lo que echaba de menos era a ti y no cualquier otro tipo de mierda. - Musitó de forma quejica, como si fuese un crío pequeño.
Antes de que el italiano pudiese decir nada mas, volvió a adelantarse, hablando. - Me quedaré... pero ve ya al baño, después iré yo y si quieres, deberías de ir a ver a ese par de tetas, seguro que está preocupada por ti. Tsk. - Arrugó la nariz y tras acomodarse un poco, cerró los ojos y se medio cubrió con la sabana, apenas para cubrirse lo justo, suspirando con intención de dejar ese tema ya apartado. Pensaba que ya estaba todo claro, y en ese momento no quería quedarse dándole vueltas a nada.
Sin poder decir nada mas, de pronto tenía a Selvaggi delante, que le dio un beso y acto seguido salio hacia el baño con una sonrisa, en la cual el metamorfomago no pudo evitar fijarse.
- No. - Dijo en un tono bastante bajo de voz antes de aclararse la garganta, como quien no quería la cosa. Cerró los ojos y giró el rostro en dirección hacia Elazar, abriéndolos para quedarse mirándole fijamente. - Si fuese el sexo lo que echase de menos no habría venido a buscarlo en ti. - Arrugó la nariz y gruñó, desviando la mirada al pasarsele por la cabeza que aquello que acababa de decir sonó jodidamente a mierda.
- A ti. - Fue la única respuesta que le dio en un principio. Él veía bastante claro lo que le había querido decir con aquello; a fin de cuentas lo tenia en su cabeza... Arrugó la nariz y frunció el ceño, debatiéndose él mismo de si especificar algo mas aquello.
Sintió los ojos de su compañero clavados en si mismo y acabó por girarse, para quedar tumbado dándole la espalda, para hablar. - No echada de menos el sexo contigo. - Gruñó. - Bueno, si, pero joder, que no es solo eso. Y no me hagas decir gilipolleces, por que creo que quedó bastante claro que lo que echaba de menos era a ti y no cualquier otro tipo de mierda. - Musitó de forma quejica, como si fuese un crío pequeño.
Antes de que el italiano pudiese decir nada mas, volvió a adelantarse, hablando. - Me quedaré... pero ve ya al baño, después iré yo y si quieres, deberías de ir a ver a ese par de tetas, seguro que está preocupada por ti. Tsk. - Arrugó la nariz y tras acomodarse un poco, cerró los ojos y se medio cubrió con la sabana, apenas para cubrirse lo justo, suspirando con intención de dejar ese tema ya apartado. Pensaba que ya estaba todo claro, y en ese momento no quería quedarse dándole vueltas a nada.
Sin poder decir nada mas, de pronto tenía a Selvaggi delante, que le dio un beso y acto seguido salio hacia el baño con una sonrisa, en la cual el metamorfomago no pudo evitar fijarse.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Dame asilo
Su respuesta fue mucho más de lo que esperaba. O sea, Draken era un tipo al que le costaba exteriorizar lo que sentía, él lo sabía de sobra y por ello había intentado dejar de lado la pregunta primera que le había formulado. Pero esa sorpresa, esa respuesta tan mal explicada, le supo a gloria. Le veía dudoso, como si le costase expresar aquello, como si no quisiera dejar nada en el aire que pudiera malinterpretarse…
Lo había echado de menos a él, haciendo aquello, pero a él. Era lo importante. No quería ser sustituido por absolutamente nadie así que aquellas revelaciones eran más que suficientes para que aquella noche terminara de ser perfecta.
-Creo que lo entendí – dijo sonriéndole, dándole un buen beso en los labios, superficial pero con ganas, era un beso que quería agradecerle sus palabras, sin decir más para no hacerlo sentir incómodo, entonces el otro terminó de hablar, mencionó a Dadou, no se había olvidado de ella, por supuesto que no, pero su mujercita sabría perdonar esa interrupción, ella estaba de testigo sobre lo mal y triste que estaba por no saber qué pasaría con Stall, y ahora tenía la solución y respuesta en su propia cama. No podía ser más perfecto y ella debía comprenderlo – no gruñas por Dad, es buena chica… supongo que si te queda mañana la conocerás un poco mejor.
Dijo aquello último antes del beso y su huída al baño, no estaba seguro de si sus dos mejores amigos harían buenas migas, eran muy iguales y distintos a la vez, por lo que tenía sus dudas, pero tendría que probar.
Una vez en el baño se aseó todo lo necesario y se sentó a solas un momento, para sonreír aún más, emocionado. Moría de ganas de ir a ver a la chica, darle un abrazo y decir que era el mejor amuleto de buena suerte que se podría desear.
Salió del baño y vio a Draken medio dormido. Su sonrisa no había desaparecido aún así que decidió que lo mejor sería ir a ver a su amiga para que se le pasara aquella felicidad o mejor dicho, para relajarse, porque así no podría dormir, menos con Draken tumbado a su lado.
Salió del dormitorio después de avisar a Draken, darle otro beso y huir. Se sentía estúpido besándolo tanto. Era su mejor amigo ¿de verdad estaba bien tanto besuqueo por una sección de sexo? ¿Cómo había sido antes? Ni lo recordaba, o bueno… si, se comían la boca según les convenía, cuando les apetecía.
Buscó a su mejor amiga por todas partes y terminó encontrándola totalmente dormida en el sofá, con la bolsa de sus cosas a un lado. De pronto sintió todo el remordimiento del mundo. Si dormía con ella en lugar de con Draken ¿se enfadaría demasiado? No le gustaba haberla dejado sola, se sentía bastante culpable por eso y por no haber pensado en ella antes de ponerse a guarrear con el otro.
Se acercó y la cogió en brazos con algo de dificultad. No porque ella pesara si no porque estaba un poco exhausto. Al notar que se removía la dejó en el suelo, desde luego la había despertado, como no. Cogió su bolsa y la cogió por la cintura por si aún estaba medio dormida.
-Lo siento, no quería dejarte sola tanto tiempo… ¿tienes hambre? - se mordió un poco el labio, nervioso – la habitación que te decía estaba cerca de la mía… podrías haberte acostado en la cama si tenías tanto sueño…
No dijo nada de lo que había pasado por si ella prefería no hablar en ese momento. Pero no es que tuviera prisas por volver con el otro, al fin y al cabo conocía las costumbres de Draken, se estaría duchando y eso no suponía poco tiempo exactamente.
Lo había echado de menos a él, haciendo aquello, pero a él. Era lo importante. No quería ser sustituido por absolutamente nadie así que aquellas revelaciones eran más que suficientes para que aquella noche terminara de ser perfecta.
-Creo que lo entendí – dijo sonriéndole, dándole un buen beso en los labios, superficial pero con ganas, era un beso que quería agradecerle sus palabras, sin decir más para no hacerlo sentir incómodo, entonces el otro terminó de hablar, mencionó a Dadou, no se había olvidado de ella, por supuesto que no, pero su mujercita sabría perdonar esa interrupción, ella estaba de testigo sobre lo mal y triste que estaba por no saber qué pasaría con Stall, y ahora tenía la solución y respuesta en su propia cama. No podía ser más perfecto y ella debía comprenderlo – no gruñas por Dad, es buena chica… supongo que si te queda mañana la conocerás un poco mejor.
Dijo aquello último antes del beso y su huída al baño, no estaba seguro de si sus dos mejores amigos harían buenas migas, eran muy iguales y distintos a la vez, por lo que tenía sus dudas, pero tendría que probar.
Una vez en el baño se aseó todo lo necesario y se sentó a solas un momento, para sonreír aún más, emocionado. Moría de ganas de ir a ver a la chica, darle un abrazo y decir que era el mejor amuleto de buena suerte que se podría desear.
Salió del baño y vio a Draken medio dormido. Su sonrisa no había desaparecido aún así que decidió que lo mejor sería ir a ver a su amiga para que se le pasara aquella felicidad o mejor dicho, para relajarse, porque así no podría dormir, menos con Draken tumbado a su lado.
Salió del dormitorio después de avisar a Draken, darle otro beso y huir. Se sentía estúpido besándolo tanto. Era su mejor amigo ¿de verdad estaba bien tanto besuqueo por una sección de sexo? ¿Cómo había sido antes? Ni lo recordaba, o bueno… si, se comían la boca según les convenía, cuando les apetecía.
Buscó a su mejor amiga por todas partes y terminó encontrándola totalmente dormida en el sofá, con la bolsa de sus cosas a un lado. De pronto sintió todo el remordimiento del mundo. Si dormía con ella en lugar de con Draken ¿se enfadaría demasiado? No le gustaba haberla dejado sola, se sentía bastante culpable por eso y por no haber pensado en ella antes de ponerse a guarrear con el otro.
Se acercó y la cogió en brazos con algo de dificultad. No porque ella pesara si no porque estaba un poco exhausto. Al notar que se removía la dejó en el suelo, desde luego la había despertado, como no. Cogió su bolsa y la cogió por la cintura por si aún estaba medio dormida.
-Lo siento, no quería dejarte sola tanto tiempo… ¿tienes hambre? - se mordió un poco el labio, nervioso – la habitación que te decía estaba cerca de la mía… podrías haberte acostado en la cama si tenías tanto sueño…
No dijo nada de lo que había pasado por si ella prefería no hablar en ese momento. Pero no es que tuviera prisas por volver con el otro, al fin y al cabo conocía las costumbres de Draken, se estaría duchando y eso no suponía poco tiempo exactamente.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Dame asilo
Sabía exactamente donde estaba la habitación de invitados e igual preguntó cordialmente a un elfo doméstico que pasaba por su lado cuando aún andaba en toalla por la casa, donde estaba y el mismo verificó que efectivamente era esa. La cosa estaba en que la habitación estaba demasiado cerca del nido de amor, Elazar y Draken estaría a lo suyo, solventando sus diferencias de un modo poco decoroso (vamos, era palpable la tensión sexual que se respiró en aquella habitación) y ella tenía pocas ganas de escuchar ruiditos raros, no estaba de humor pues pese a que estaba feliz por su maridito, la verdad es que el jodido de Stall podía haber esperado como un día o dos para hacer su aparición estelar y así ella poder entretenerse con Elazar, necesitaba su noche de “chicas”.
Bajó otra vez hasta el comedor, sacó de su bolsa el pijama que consistía en un simple camisón en color azul claro y apagada, preocupada por todas sus quejas mentales, quedó hipnotizada por el calor y el movimiento de las llamas. No tardaron mucho en aparecer en escena los primeros bostezos, el cansancio de los últimos días junto a los dos baños había relajado su cuerpo y ahora solo quería descansar, se dejó caer en el sofá y tal como cayó, Morfeo se la llevó al reino de los sueños. Dadou perdió la noción del tiempo, bien habían podido pasar horas, minutos o segundos que ella, no sabría con exactitud el equivalente de esa mesura pero pronto, demasiado pronto, escuchó la conocida voz de Elazar y olió su particular aroma.
Tenía los ojos cerrados pero aún algo dormida, intentó sonreír escuchando como una letanía las palabras de su amigo – ¿Ya eres feliz? – El rubio la dejó en el suelo, Dadou acomodó su camisón y bostezó, pasando el reverso de su mano por sus ojos para espabilarlos – No quería molestar – murmuró aún con la voz un poquito ronca. Logró abrir uno de sus ojos y miró a Elazar, directamente, sonriendo – Ya, quita esa carita de cachorrito abandonado – abrazó el cuello de Elazar y bostezando, apoyó la cabeza en su pecho, descansando – No tengo hambre solo quiero escuchar todos los detalles, tus ojos me dicen que te hicieron feliz- y con feliz no se refería exactamente a ser jovial, no, iba incluido, ¿qué tan bien estuvo el sexo? - ¿Ya no esta celoso? Creí que me iba a arrancar el pelo cuando me encontró contigo – subió una pierna encima de la cintura de Elazar, instando a que la cogiera en volandas porque ella no tenía ni fuerzas ni ganas para caminar hasta la habitación – Pero, maridito, tienes buen gusto
Bajó otra vez hasta el comedor, sacó de su bolsa el pijama que consistía en un simple camisón en color azul claro y apagada, preocupada por todas sus quejas mentales, quedó hipnotizada por el calor y el movimiento de las llamas. No tardaron mucho en aparecer en escena los primeros bostezos, el cansancio de los últimos días junto a los dos baños había relajado su cuerpo y ahora solo quería descansar, se dejó caer en el sofá y tal como cayó, Morfeo se la llevó al reino de los sueños. Dadou perdió la noción del tiempo, bien habían podido pasar horas, minutos o segundos que ella, no sabría con exactitud el equivalente de esa mesura pero pronto, demasiado pronto, escuchó la conocida voz de Elazar y olió su particular aroma.
Tenía los ojos cerrados pero aún algo dormida, intentó sonreír escuchando como una letanía las palabras de su amigo – ¿Ya eres feliz? – El rubio la dejó en el suelo, Dadou acomodó su camisón y bostezó, pasando el reverso de su mano por sus ojos para espabilarlos – No quería molestar – murmuró aún con la voz un poquito ronca. Logró abrir uno de sus ojos y miró a Elazar, directamente, sonriendo – Ya, quita esa carita de cachorrito abandonado – abrazó el cuello de Elazar y bostezando, apoyó la cabeza en su pecho, descansando – No tengo hambre solo quiero escuchar todos los detalles, tus ojos me dicen que te hicieron feliz- y con feliz no se refería exactamente a ser jovial, no, iba incluido, ¿qué tan bien estuvo el sexo? - ¿Ya no esta celoso? Creí que me iba a arrancar el pelo cuando me encontró contigo – subió una pierna encima de la cintura de Elazar, instando a que la cogiera en volandas porque ella no tenía ni fuerzas ni ganas para caminar hasta la habitación – Pero, maridito, tienes buen gusto
Dadou Depaul- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: Dame asilo
Asintió con toda la fuerza que tenía, era feliz. Muchísimo, y quería transmitírselo. Además ella no parecía enfadada a pesar de que la hubiera olvidado por un rato bastante más largo del que sería debido entre amigos.
La cogió en volandas, tal como ella le pedía. Estaba bien no tener fuerza, daba igual, estaba cerca el dormitorio y no tenía motivos reales para decirle que no a un capricho como ese, menos aún teniendo en cuenta que le debía eso y mucho más, todo lo que ella quisiera, como si le pedía de pronto que se pusiera a bailar en la universidad mientras iba en ropa interior.
-Tengo el mejor de los gustos posibles – dijo dejando el resto de respuestas para cuando estuvieran solos en la habitación donde dormiría la chica –solo hay que ver a mi mujer, es la más bonita de toda la escuela y posiblemente la más sexy de toda Europa.
Le sacó un poco la lengua y aún en el abrazo forzado que era el cargar con la chica la achuchó un poco. Quedándose en silencio en el momento en el que pasaron frente a la habitación del muchacho, pudiéndose oír aún el agua de la ducha corriendo. Si Draken se estaba duchando aún podía vagar con ella un ratito más y hablar de lo que acababa de suceder.
-Aquí tienes tu habitación, preciosa dama – comentó bromeando según abría con todo el trabajo del mundo al tener a la chica en brazos. Pasó y la dejó en la cama, era una doble, amplia y muy mullida. Después soltó su bolsa en una silla cercana y se dejó caer él mismo sobre el colchón, suspirando – creo que me hiciste de amuleto de buena suerte o algo así… aún no me creo que haya pasado esto. Supongo que la mentirita que conté sobre el verano sí que le afectó o algo… y no te preocupes que ya no está celoso de ti. Creo que fue más por al sorpresa que otra cosa, aunque no te lo creas él oyó hablar de ti tanto como tu de él – dijo de manera bastante sincera, igual exagerando un poquito, pero era totalmente cierto que le hablaba de ella mucho – creo que vino a para “retomar lo que teníamos” y pues… siento mucho haberte dejado sola, te prometo que no volverá a pasar, pero justo hoy no podía decirle que no, creo que se lo habría tomado como algún tipo de ofensa personal o algo.
Suspiró y se giró en la cama, aún sonriendo sin parar, se sentía jodidamente bien.
-Te compensaré esto… mañana te traigo el desayuno a la cama, y me quedaría a dormir contigo, pero creo que el oportuno príncipe dormirá en mi cama y me gustaría acompañarlo… mañana seré todo tuyo por la noche, te lo prometo. Y te dejaré probar todo lo que quieras con mi pelo o lo que sea – se refería a las peticiones que le había hecho alguna que otra vez sobre peinado algo poco apropiados para un hombre y cosas así, todo fuera por tenerla feliz y ayudar a que se olvidara de sus problemas.
La cogió en volandas, tal como ella le pedía. Estaba bien no tener fuerza, daba igual, estaba cerca el dormitorio y no tenía motivos reales para decirle que no a un capricho como ese, menos aún teniendo en cuenta que le debía eso y mucho más, todo lo que ella quisiera, como si le pedía de pronto que se pusiera a bailar en la universidad mientras iba en ropa interior.
-Tengo el mejor de los gustos posibles – dijo dejando el resto de respuestas para cuando estuvieran solos en la habitación donde dormiría la chica –solo hay que ver a mi mujer, es la más bonita de toda la escuela y posiblemente la más sexy de toda Europa.
Le sacó un poco la lengua y aún en el abrazo forzado que era el cargar con la chica la achuchó un poco. Quedándose en silencio en el momento en el que pasaron frente a la habitación del muchacho, pudiéndose oír aún el agua de la ducha corriendo. Si Draken se estaba duchando aún podía vagar con ella un ratito más y hablar de lo que acababa de suceder.
-Aquí tienes tu habitación, preciosa dama – comentó bromeando según abría con todo el trabajo del mundo al tener a la chica en brazos. Pasó y la dejó en la cama, era una doble, amplia y muy mullida. Después soltó su bolsa en una silla cercana y se dejó caer él mismo sobre el colchón, suspirando – creo que me hiciste de amuleto de buena suerte o algo así… aún no me creo que haya pasado esto. Supongo que la mentirita que conté sobre el verano sí que le afectó o algo… y no te preocupes que ya no está celoso de ti. Creo que fue más por al sorpresa que otra cosa, aunque no te lo creas él oyó hablar de ti tanto como tu de él – dijo de manera bastante sincera, igual exagerando un poquito, pero era totalmente cierto que le hablaba de ella mucho – creo que vino a para “retomar lo que teníamos” y pues… siento mucho haberte dejado sola, te prometo que no volverá a pasar, pero justo hoy no podía decirle que no, creo que se lo habría tomado como algún tipo de ofensa personal o algo.
Suspiró y se giró en la cama, aún sonriendo sin parar, se sentía jodidamente bien.
-Te compensaré esto… mañana te traigo el desayuno a la cama, y me quedaría a dormir contigo, pero creo que el oportuno príncipe dormirá en mi cama y me gustaría acompañarlo… mañana seré todo tuyo por la noche, te lo prometo. Y te dejaré probar todo lo que quieras con mi pelo o lo que sea – se refería a las peticiones que le había hecho alguna que otra vez sobre peinado algo poco apropiados para un hombre y cosas así, todo fuera por tenerla feliz y ayudar a que se olvidara de sus problemas.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Dame asilo
La muchacha acomodó su cuerpo a Elazar, abrazando con sus piernas la cintura del rubio y dejando la cabeza encima de su hombro y pegando su nariz en el cuello de su amigo para oler su aroma de camino hacia la habitación. Cerró los ojos para mantener la ñoña, bostezó una vez y fue a besar el cuello del rubio en respuesta a esa contagiante felicidad pero recordó que el muy cochino había retozado solo unos minutos atrás, abrió un ojo, creyó ver el inicio de un chupetón y decidió volver a cerrarlo, guardarse el beso y rendirse al vaivén del movimiento.
En cuanto él la dejó en la cama, ella se puso boca arriba como si fuera a dibujar un ángel en la nieve y nado un poco en la comodid de la cama aunque en cuanto Elazar se acercó a ella para tomar su lugar como amante, ella rodó y quedó boca abajo, despertándose para prestar atención a las palabras de su marido quien tenía que contarle muchas cosas. Colocó el codo encima la cama y apoyó en la mano su mentón, miró con sus ojos azules el rostro del muchacho, Elazar estaba lleno de felicidad (y endorfinas post coitales) era palpable hasta la quinta manzana a la derecha – Ya te dije que mi siguiente paso tras la carrera será hacer una tesis sobre “el hombre” – susurró con sorna poniendo incluso voz de anuncio cuando él hizo referencia a que era semeja a una pata de conejo. Guardó silencio en los minutos siguientes, solo asintiendo y sonriendo respecto avanzaba la confesión de Selvagg pues estaba feliz, ¿Quién no podría? A penas era un despojito humano cuando llegó unas horas (¿había pasado ese tiempo?) atrás y ahora, ahí estaba, sonriendo como si no hubiera mañana y todo gracias a Draken Stall, había que darle un aplauso inclusive, tenía que hacerlo muy bien el condenado para tenerlo tan loco de amor.
- ¿Cómo te vas a quedar a dormir conmigo? – alargó la mano para peinar un mechón de pelo tras la oreja del muchacho y pellizcarle con dos dedos la mejilla, necesitaba un poco de color, estaba muy pálido tras el sobresfuerzo – No voy a ser tu segundo plato – hizo ver que estaba ofendida, arrugando la nariz y mirandolo feo pero la actuación duró un suspiro pues la muchacha pronto estaba riendo – ¡Y no! – ordenó, incorporándose para sentarse sobre sus rodillas- Mañana, por la mañana, hablaré seriamente con Stall y voy a ordenarle, guste o no, que se quede todo el fin de semana contigo – quitó importancia con la mano – Yo puedo regresar a Brigantia tranquilamente pero esta oportunidad, la tuya, solo se presenta una vez. Hay que aprovecharla – guiñó un ojo y propinó un manotazo a uno de los muslos de Selvaggi – Andando casanova, ya estas regresando con tu príncipe de las tinieblas – se dejó caer otra vez boca arriba en la cama, exausta y pasó las dos manos por la cara, apartando los mechones de pelo y escondiendo otro nuevo bostezo – Salúdalo de parte del par de tetas. ¿No crees que necesita una clase de buenos modales? – alargó sus brazos hacia él para que abrazara y puso morritos para darle un besito en su mejilla de buenas noches, uno de esos empalagosos y sonoros.
En cuanto él la dejó en la cama, ella se puso boca arriba como si fuera a dibujar un ángel en la nieve y nado un poco en la comodid de la cama aunque en cuanto Elazar se acercó a ella para tomar su lugar como amante, ella rodó y quedó boca abajo, despertándose para prestar atención a las palabras de su marido quien tenía que contarle muchas cosas. Colocó el codo encima la cama y apoyó en la mano su mentón, miró con sus ojos azules el rostro del muchacho, Elazar estaba lleno de felicidad (y endorfinas post coitales) era palpable hasta la quinta manzana a la derecha – Ya te dije que mi siguiente paso tras la carrera será hacer una tesis sobre “el hombre” – susurró con sorna poniendo incluso voz de anuncio cuando él hizo referencia a que era semeja a una pata de conejo. Guardó silencio en los minutos siguientes, solo asintiendo y sonriendo respecto avanzaba la confesión de Selvagg pues estaba feliz, ¿Quién no podría? A penas era un despojito humano cuando llegó unas horas (¿había pasado ese tiempo?) atrás y ahora, ahí estaba, sonriendo como si no hubiera mañana y todo gracias a Draken Stall, había que darle un aplauso inclusive, tenía que hacerlo muy bien el condenado para tenerlo tan loco de amor.
- ¿Cómo te vas a quedar a dormir conmigo? – alargó la mano para peinar un mechón de pelo tras la oreja del muchacho y pellizcarle con dos dedos la mejilla, necesitaba un poco de color, estaba muy pálido tras el sobresfuerzo – No voy a ser tu segundo plato – hizo ver que estaba ofendida, arrugando la nariz y mirandolo feo pero la actuación duró un suspiro pues la muchacha pronto estaba riendo – ¡Y no! – ordenó, incorporándose para sentarse sobre sus rodillas- Mañana, por la mañana, hablaré seriamente con Stall y voy a ordenarle, guste o no, que se quede todo el fin de semana contigo – quitó importancia con la mano – Yo puedo regresar a Brigantia tranquilamente pero esta oportunidad, la tuya, solo se presenta una vez. Hay que aprovecharla – guiñó un ojo y propinó un manotazo a uno de los muslos de Selvaggi – Andando casanova, ya estas regresando con tu príncipe de las tinieblas – se dejó caer otra vez boca arriba en la cama, exausta y pasó las dos manos por la cara, apartando los mechones de pelo y escondiendo otro nuevo bostezo – Salúdalo de parte del par de tetas. ¿No crees que necesita una clase de buenos modales? – alargó sus brazos hacia él para que abrazara y puso morritos para darle un besito en su mejilla de buenas noches, uno de esos empalagosos y sonoros.
Dadou Depaul- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: Dame asilo
Se encogió un poco de hombros, era obvio el porqué se quería quedar a dormir con ella. Sentía que había dejado a su mejor amiga sola en un momento en el que había ido a buscarlo, con problemas bastante obvios… pero el gesto de ella y su broma sobre aquello le dejaba bien claro que no le importaba que fuera a dormir a su cuarto, con su otro invitado… con el chico que tanto tiempo lo había traído de cabeza.
-¡No le digas eso! – de pronto se sintió un poco avergonzado. Si le decía a Draken que estuviera allí todo el fin de semana era bastante como para que, con tal de desobedecer, se largara al instante – supongo que si le apetece se quedará un par de días más… o vete a saber, por ahora solo se que dormirá conmigo, ya es un buen paso. En el colegio con las camas de mierda era un poco más difícil eso.
Notó el golpecito, empujándole a marcharse de una vez. A ella se le veía el sueño en la cara y suponía que querría dormir tranquila y bien, y bueno, de paso querría hacerlo feliz a él, que saliendo a dormir con su mejor amigo era obvio que iba a terminar más que feliz.
La despidió con un beso él también y un buen abrazo. Por supuesto negó con la cabeza a su proposición.
-Cuando es así de mal hablado me pone aún más… así que no quiero que aprenda modales.
Salió de allí tras alguna tontería más y se fue directo a su dormitorio, quedaba muy cerca pero antes de entrar se paró frente a la puerta, imaginando el aspecto que debía presentar en ese momento, se arregló ligeramente el pelo, se bajó un poco el pijama, los pantalones más bien, que eran unos cualquiera, para así dejar ver gran parte de la pelvis, como si le estuvieran grandes y hubieran caído por peso propio, y la camiseta que se había puesto e iba a desaparecer en cuanto se tumbara….
Se medio aclaró la garganta, y solo por pudor llamó levemente a la puerta, entrando antes de recibir el permiso ni nada. Y por suerte no esperó, porque Draken estaba casi dormido, acostado sin llegar a taparse ni nada, pero se lo veía cansado.
-¿Tardé demasiado? Dadou se había dormido en el sillón y la tuve que subir… – ya volvía a dar demasiadas explicaciones, negó suavemente con la cabeza y se acercó a la cama, viendo como estaba el chico, era tan jodidamente perfecto… - vamos a dormir, ya mañana hablamos un poco más o algo.
Le daba algo de vergüenza pedirle otro beso más, después de haber estado antes tan pegajoso con él. Aún no sabía qué tipo de relación quería su mejor amigo, y tampoco tenía la necesidad expresa de saberlo, le bastaba con tener una relación con él.
-¡No le digas eso! – de pronto se sintió un poco avergonzado. Si le decía a Draken que estuviera allí todo el fin de semana era bastante como para que, con tal de desobedecer, se largara al instante – supongo que si le apetece se quedará un par de días más… o vete a saber, por ahora solo se que dormirá conmigo, ya es un buen paso. En el colegio con las camas de mierda era un poco más difícil eso.
Notó el golpecito, empujándole a marcharse de una vez. A ella se le veía el sueño en la cara y suponía que querría dormir tranquila y bien, y bueno, de paso querría hacerlo feliz a él, que saliendo a dormir con su mejor amigo era obvio que iba a terminar más que feliz.
La despidió con un beso él también y un buen abrazo. Por supuesto negó con la cabeza a su proposición.
-Cuando es así de mal hablado me pone aún más… así que no quiero que aprenda modales.
Salió de allí tras alguna tontería más y se fue directo a su dormitorio, quedaba muy cerca pero antes de entrar se paró frente a la puerta, imaginando el aspecto que debía presentar en ese momento, se arregló ligeramente el pelo, se bajó un poco el pijama, los pantalones más bien, que eran unos cualquiera, para así dejar ver gran parte de la pelvis, como si le estuvieran grandes y hubieran caído por peso propio, y la camiseta que se había puesto e iba a desaparecer en cuanto se tumbara….
Se medio aclaró la garganta, y solo por pudor llamó levemente a la puerta, entrando antes de recibir el permiso ni nada. Y por suerte no esperó, porque Draken estaba casi dormido, acostado sin llegar a taparse ni nada, pero se lo veía cansado.
-¿Tardé demasiado? Dadou se había dormido en el sillón y la tuve que subir… – ya volvía a dar demasiadas explicaciones, negó suavemente con la cabeza y se acercó a la cama, viendo como estaba el chico, era tan jodidamente perfecto… - vamos a dormir, ya mañana hablamos un poco más o algo.
Le daba algo de vergüenza pedirle otro beso más, después de haber estado antes tan pegajoso con él. Aún no sabía qué tipo de relación quería su mejor amigo, y tampoco tenía la necesidad expresa de saberlo, le bastaba con tener una relación con él.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Dame asilo
En el momento en el que su mejor amigo salió del baño, él mismo se incorporó de forma algo perezosa, pasándose la mano por el pelo de forma desganada, terminando poco después por, al verle salir ya de la habitación, meterse él mismo en el baño. Aprovecharía a darse una buena ducha, tranquila, sin nadie al otro lado golpeando la puerta diciendo que quería entrar a mear o a cualquier mierda, o simplemente por joder.
Y fue lo que hizo exactamente. Cogió uno de los geles del italiano, el que tenía un olor menos... ¿afrutado? El que al olfato no le dio el aroma de algo demasiado femenino, y se empezó a enjabonar con la misma esponja de él; ya lo habían hecho en mas de una ocasión, así que en ese campo la pulcritud les era un tanto indiferente.
Tras haber estado disfrutando de la ducha, notando que incluso se adormilaba un poco mas con el calor del agua, suspiró y arrugó la nariz; saliendo desganado del baño, con una toalla rodeándole la cintura tras haberse secado un poco muy por encima, especialmente el pelo, y se tiró en la cama bocabajo, rodeando la almohada entre los brazos, aspirando el aroma que había quedado impregnado en ella, el olor de Elazar.
Suspiró de forma estúpida y sonrió ladeado, algo cabrón.
Se acomodó poco después esta vez bocarriba, rascándose un poco el pecho y bostezando, con la toalla mas desanudada que nada, tapándole lo justo y necesario realmente.
Esperando se fue aletargando, e incluso cuando su mejor amigo abrió la puerta, sintió como le costaba abrir los ojos. Parpadeó de forma pausada y giró el rostro para mirarle, sonriéndole un poco ladeado, de forma capulla, pervertida. - Tampoco tardaste tanto... solo lo justo para que me quede casi dormido sin ti... - Murmuró un poco y se giró para, en el momento en el que Selvaggi se acostó a su lado, rodearle con ambos brazos, pegándole a si mismo.
Le lamió los labios en un gesto incluso algo perezoso, pero lo hizo y sonrió de nuevo, después suspirando y acomodándose algo mejor, terminando por quitarse la toalla, dejándola caer a un lado, sintiendo como el rubio cubría un poco los cuerpos de ambos, en especial el del metamorfomago que estaba completamente desnudo.
- Buenas noches, maricona... - Susurró con voz ronca antes de no tardar mas que lo justo en dormirse, sin sentir el beso que el italiano aprovechó a darle antes de quedar él también dormido.
Y fue lo que hizo exactamente. Cogió uno de los geles del italiano, el que tenía un olor menos... ¿afrutado? El que al olfato no le dio el aroma de algo demasiado femenino, y se empezó a enjabonar con la misma esponja de él; ya lo habían hecho en mas de una ocasión, así que en ese campo la pulcritud les era un tanto indiferente.
Tras haber estado disfrutando de la ducha, notando que incluso se adormilaba un poco mas con el calor del agua, suspiró y arrugó la nariz; saliendo desganado del baño, con una toalla rodeándole la cintura tras haberse secado un poco muy por encima, especialmente el pelo, y se tiró en la cama bocabajo, rodeando la almohada entre los brazos, aspirando el aroma que había quedado impregnado en ella, el olor de Elazar.
Suspiró de forma estúpida y sonrió ladeado, algo cabrón.
Se acomodó poco después esta vez bocarriba, rascándose un poco el pecho y bostezando, con la toalla mas desanudada que nada, tapándole lo justo y necesario realmente.
Esperando se fue aletargando, e incluso cuando su mejor amigo abrió la puerta, sintió como le costaba abrir los ojos. Parpadeó de forma pausada y giró el rostro para mirarle, sonriéndole un poco ladeado, de forma capulla, pervertida. - Tampoco tardaste tanto... solo lo justo para que me quede casi dormido sin ti... - Murmuró un poco y se giró para, en el momento en el que Selvaggi se acostó a su lado, rodearle con ambos brazos, pegándole a si mismo.
Le lamió los labios en un gesto incluso algo perezoso, pero lo hizo y sonrió de nuevo, después suspirando y acomodándose algo mejor, terminando por quitarse la toalla, dejándola caer a un lado, sintiendo como el rubio cubría un poco los cuerpos de ambos, en especial el del metamorfomago que estaba completamente desnudo.
- Buenas noches, maricona... - Susurró con voz ronca antes de no tardar mas que lo justo en dormirse, sin sentir el beso que el italiano aprovechó a darle antes de quedar él también dormido.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
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