Chocolate caliente

Siguió su beso suave, apenas superficial y no hizo gesto alguno. Si ella solo quería darle un beso de esa naturaleza por él estaba bien, más que bien, estaba perfecto, le valía con estar un poco más cerca de ella, le valía con ese tipo de mimos, le valía incluso si hubiera decidido por dale un beso en la mejilla como compensación… pero fue ella misma la que, sin venir a cuento, asintió un poquito y después le besó de nuevo, esta vez un poco más intensamente, entreabrió los labios, buscó su lengua. No tenía mucha práctica, no lo hacía bien del todo, era torpe y tímida, pero era perfecto. Era el mejor beso que le habían dado nunca. Era el beso de una chica que no besaba a nadie, excepto a él.

Cuando el beso se rompió las manos del egipcio siguieron por un momento en el mismo lugar, en la cintura de ella. La sostenía por esa zona, era la menos comprometida, la que menos podría llegar a tentarlo.
Asintió a su primera pregunta. Se la veía muy preocupada e insegura por lo que acababa de hacer y él no quería que estuviera ni una cosa ni la otra, ya iba a responderle, iba a darle otro buen beso para demostrarle que lo había hecho genial, perfectamente. Que sus besos eran todo lo que él necesitaba y que daba igual como fueran…. Pero hizo una muequecita y volvió a hablar.

-Estuvo perfecto, ambos… me diste un regalo doble – dijo muy bajito, bromeando, recordando de pronto que el animalito que él le había regalado debía estar por allí también, dejó aquel dato en algún lugar de su mente y volvió a lo del beso – me gustan mucho tus besos, y el color de tu rostro cuando terminas de besar… me gustas mucho toda tu Rang. Y me vuelvo loco incluso con un roce de tus labios en mi mejilla.

Vio como la chica se empezaba a sonrojar muchísimo y la atrajo hacía si mismo, dejando que se escudara en su pecho para no mostrar su rostro en ese momento. Pensaba en ella, como siempre.

-En cuanto a la bebida fresquita… la aceptaré gustoso. Que además el campo de quidditch queda muy cerca de la cafetería, podríamos ir, pedir algo para llevar y mientras lo bebemos dar una vuelta por las instalaciones exteriores de la escuela…

Ofreció aquel plan mientras le acariciaba con mimo la cabeza, y le regaló él también un beso en sus cabellos, que era lo que más a mano le quedaba.

-Y… el puffskein que te regale… ¿Dónde está? Llevamos aquí un rato y no ha aparecido aún.

Miró al animalillo más dormido que despierto que giró el rostro para mirarles en cuanto el cajón se abrió. Sonrió un poquito al verlo. Le alegraba que a la chica le hubiera gustado tanto, lo notaba pues ya hasta le había preparado un lugar para dormir cómodo y todo. Aunque viniendo de Rang no le extrañaba que fuera aplicada hasta con la mascota.
Su primera intención fue cogerlo para acariciarlo un poco y relajarse o algo, pero la chica sin esperar ni nada ya había cerrado, al parecer el animal quería dormir y comer; y Adnan no era ni una cama ni nada comestible así que…. Todo aquello le servía de bien poco al pobre bicho.

Oyó la explicación del porque estaba ahí y porque dormía tanto, él ni se había fijado, con la tontería del cuello, Stall, le había prestado más atención al animal que él mismo, cosa que no le diría a Rang, por supuesto.
Pero el final del todo le llamó la atención, lo había llamado Kady… ¿Qué tipo de nombre era ese? Casi le hizo gracia, su hermano de pequeño alguna vez lo llamó así a él, tres veces, a la cuarta aprendió que si volvía a usarlo se quedaría sin dientes así que no volvió a hacerlo. Por supuesto en su mente no había ni la más leve sospecha de que ese nombre fuera por él, ni tan siquiera sabía que la chica conocía su segundo nombre, pues tan solo su familia lo usaba alguna vez y ella tan solo había conocido a Ban, y muy poco tiempo.

-Ya tiene nombre… me alegro –sonrió de medio lado y le acarició la cabecita – nadie puede querer que saques a ese bichito de aquí, no da ruido y limpia más de lo que ensucia, así que… puedes estar tranquila – le dio otro besito antes de ponerse en pie – y si alguien tiene la más mínima intención de sacarlo de tu cuarto me lo dices que primero le pateo el trasero y después le convenzo de que no sea así, Kady es tuyo y nadie te lo puede querer quitar.

Hablaba totalmente seguro de sus palabras, al fin y al cabo él no dudaba ni un poquito de su poder de convicción.

-Ahora vamos… que se nos hará tarde y supongo que también querrás cenar y dormir pronto y todo eso.

Se puso en pie y se colocó la capa, colgándose la mochila del hombro, no le molestaba llevarla pues iba medio vacía, y a decir verdad quería salir ya, inmediatamente, para volver a fumar. Mientras andaban camino a la cafetería le fue preguntando sobre los tipos de chicas que dormían con ella, nunca se había parado a pensar en que compañías frecuentaría Park.