Estadística

No se había fijado si había sangrado o no, había procedido rápidamente al proceso de deshacerse de lo estorboso pero no le iba a preguntar “¿sangraste?” “¿si eras virgen de verdad?” o cualquier pregunta incómoda que no fuera al caso y que a él ni le venía importando. No se iba a ofender en caso de no ser cierto que hubiera sido virgen, ni que él estuviera para hacer juicios morales al respecto. Aunque creía en las palabras de Juno, no se veía el tipo de chica que mintiera en algo así y él tampoco era quién como para andar despertando lujurias que pudieran saciarse solo a base de mentiras.

Él también se rió, muy de buenas, cuando Juno hizo el chiste de que se había quedado cuadraplégica. No había sido su intención al principio ser así, por el asunto de la virginidad, pero faltaba una semana para la luna llena y no podía evitar seguir sus instintos cuando le llamaban. Algunos se ponían susceptibles, otros se ponían de malas, él lo manejaba siempre con un salvajismo que no era premeditado pero sí inevitable. A mitad del ciclo lunar hubiera sido más delicado, en ese momento se le había hecho imposible.

Con un gesto le pidió que se hiciera a un lado para él también poder recostarse en la cama. No estaba en posición de abrazarla ni cosas que se harían con una pareja romántica pero si jugó con sus dedos sobre el abdomen de Juno y su cintura, pensando precisamente en las posibles consecuencias que eso podría traer. Enamorarse de Juno sonaba raro, era muy joven y él seguía sin entender que pasaba con Aquila, empeñado en llamarle a lo que había entre ellos “algo” como si hubiera una posibilidad de que así fuera aunque al mismo tiempo supiera que iba a casarse y que sus posibilidades se reducían a cero.

-No tengo que irme. Solo déjame recuperarme, diez minutos-Dijo por nombrar un estimado.-Trataré de ser más delicado, ¿está bien?.-No sabía si lo prefería así, ya había pasado la peor parte de todas maneras, no había remedio tampoco para eso, pero si ella se lo pedía, trataría de controlarse.

Me reí por que diez minutos sonaba a bastante poco. Había leído de esos asuntos, claro, en libros de biología muggle o como los muggles entendían la disposición humana, y el caso era que las mujeres carecíamos de esa etapa de recuperación contraria a los hombres, y por eso me había dado risa, por lo acertada que en ese caso estaba resultando la teoría. También por que me hacía un poco de cosquillas con sus caricias casuales, y pensé que sería agradable tener a alguien de siempre con quién poder hacer eso, y también quererlo. No iba a transferir ese deseo a Angus, o al menos no era esa mi intención.

-¿Delicado? ¿Me quieres arrullar?

No tenía punto de comparación, pero era cierto, no había sido una primera vez llena de calma y ternura. La verdad, entre literatura y películas guarras, nunca pensé que el sexo fuera algo delicado y tierno, contrario a muchas chicas. Me había gustado así, y si me había dolido seguramente era por ser la primera vez y nada más. Me puse boca abajo y esta vez fui yo quien lo acarició lentamente, el camino de su pecho a su abdomen, y después a su sexo, tan diferente a como lo había tocado antes, casi violento. Lo hice de nuevo, siendo un poco más cuidadosa por esa precisa diferencia.

-Necesito que me respondas una cosa. A los tipos les encanta ¿No? Que se las chupen. Dime la verdad, les encanta. No creas que no sé cosas, escucho a otras chicas, y a otros chicos también... pero no sé, no imagino cómo se debe de hacer de la manera correcta. De verdad sigo pensando que todo esto del sexo es complicado. Quiero decir, se sintió bien, pero no podría saber cuando un chico cree que soy buena o no en esto. Es más fácil una evaluación de pociones de Immëndorff

Me puse las gafas de nuevo, estirando la mano hacia la mesilla de noche y mirándolo con la cabeza recargada en una de mis manos, pero la otra seguía acariciándolo con tranquilidad, tomando en cuenta su "tiempo de recuperación. Jalé una de las almohadas para apoyar mi cabeza ahí, balanceado un poco mis piernas con las rodillas dobladas, reflexionando sobre el sexo que se supone ahora conocía, pero del cuál quería despejar aún más dudas.

Si Angus ya pensaba que a Juno le quedaba mucho por aprender y que era tonto pretender que por una vez que lo hubieran hecho ya podía sentirse toda una mujer experta y él el mejor de los maestros, su teoría se confirmó cuando Juno comenzó a preguntar por el sexo oral. Antes de eso no se había quejado de sus caricias ni nada aunque si estaba tomándose en serio eso de los diez minutos porque pocos tenían la capacidad de recuperación pronta, o al menos él no se consideraba uno, diez minutos estaba bien.

Él tampoco había dejado de tocarla aunque no había dejado que sus dedos viajaran por cualquier lado, aunque de pronto parecía buena idea enseñarle que también podía hacer mucho con sus dedos o con su lengua, eso si no se lo habían hecho antes. Comenzaba también a tener ganas de preguntarle cosas más personales para saber qué había hecho y que no pero decidía mejor quedarse con las ganas y no invadir su vida personal, como si follársela en su habitación no hubiera sido ya lo suficientemente fuerte.

Tampoco había pensado que si se topaba con un chico dulce se iba a arrullar como le bromaba ahora, aunque también cabía la posibilidad, y el licántropo lo sabía bien, de que una vez que tuviera punto de comparación entre él y otros, iba a descubrir lo que realmente le gustaba más. Se quedó tranquilo al descubrir que no moría de celos de pensar que Juno podría follar con otros 100 tipos si quería después de eso, lo que corroboraba que no se estaba haciendo ideas raras. En todo caso a lo más que llegaría sería a decirle que se cuidara mucho.

-No sé si en general a todos nos encante, pero a mi sí.-Dijo con toda la honestidad posible. De todos modos no era algo que pidiera como si fuera fish & chips, de hecho siempre esperaba a que fuera la chica la de la iniciativa porque algunas no lo encontraban nada agradable.-Y todo esto del sexo…le vas agarrando maña, además también depende con quién estés, qué le guste al otro, qué te gusta a ti. Lo irás descubriendo. En mi caso puedo decirte que me gusta que empiecen lamiendo un poco, por ejemplo, pero luego que lo cubran con su boca…nada de dientes, y un movimiento de arriba hacia abajo…-Lo ejemplificó con sus manos.-Si quieres te enseño en la práctica, ya decidirás si te gusta o no.-Valía la pena intentarlo ¿no?

Me reí un poco por que aunque lo hubiera dicho desde su punto de vista, comprobaba que tenía razón y a todos les encantaba. Me quedé mirando al techo escuchando lo que decía y sintiendo sus caricias desinteresadas, casi mecánicas pero agradables sobre mi piel, mientras hablaba de una manera más o menos objetiva sobre el sexo, como si no estuviéramos desnudos uno al lado del otro.

Así que al final era todo cuestión de percepción, casi como el misterio de las relaciones interpersonales. Vaya descubrimiento. Mientras unos pensarían que yo era fría y distante otros pensarían que era invasiva y confianzuda... significado: saber eso no me servía de nada. Todo se reducía a la praxis, al ensayo error. Suspiré como si de verdad hubiera pensado que ese asunto de perder la virginidad iba a ser también descubrir el hilo negro para ser una diosa sexual, pero no, no lo era. Sonreí escuchando su detallada descripción aún cuando no había dejado de acariciarlo aquí y allá, frunciendo levemente el ceño cuando decía eso de nada de dientes.

-Espera, ya sé que nada de dientes pero ¿Sabes lo difícil que eso eso de sin dientes? Es como si te retara a comerte una banana, nada de dientes. Para el caso, en adelante procura que te lo hagan mujeres de ochenta años. Se quitan los dientes y listo

No estaba diciendo cosas en absoluto sexys, pero eso daba igual. Claro que no se lo estaba preguntando para tomar notas, sino por que sabía que sólo había una manera de aprenderlo y no me desagradaba la idea de hacerlo, si era sincera, por que si algo en él me resultara desagradable le hubiera dicho algo como "Tú debes de estar ocupadísimo, seguro te tienes qué ir" para largarme a mi dormitorio de Ogmios a domir como si hubiera corrido un maratón. Pues no. Me sentí un poco ridícula poniéndome en una posición cómoda para hacerlo, pero qué más daba.

-¿Por ejemplo?

Sólo lo parafrasée cuando finalmente tuve el rostro a la altura necesaria y sí, empecé lamiendo un poco. Era lo más natural. No sabía por que a algunas les parecía la cosa más horrorosa del mundo, claro que había escuchado descripciones de pesadilla sobre chupársela a un chico, pero hasta el momento nada se transformaba aún en película de horror. Ni siquiera sabía si iba a funcionar por que apenas iban unos ocho minutos de sus diez reglamentarios.

-¿Era así como me ibas a enseñar en la práctica? ¿O ibas a hacer unos diagramas primero?

Me reí otra vez. Cuando tomaba confianza con alguien hacía demasiadas bromas y había escuchado que el humor no era sexy, pero de todos modos ya lo había hecho y aunque me reí y mi cabello cubrió todo mi rostro, volví a echarlo hacia atrás concentrándome en lo que había dicho que hiciera. No era complicado enfocarse a esa tarea pensando en hacerlo bien, mucho menos si tenía que usar la boca, y no podría hacer más bromitas al respecto.

Angus no estaba muy seguro de preferir que hubiera reglas establecidas y generales para eso del sexo. Él no se consideraba de bajo rendimiento y hasta pensaba que era bueno pero podría estar equivocado según cuál chica. Procuraba no preocuparse por eso porque sentía que entre más lo racionalizaba, más posibilidades tenía de equivocarse.

El licántropo dejó escapar una carcajada sonora por la tontería de Juno sobre comerse una banana sin dientes, le pareció tan tierna la comparación que tuvo que inclinarse para besarla, no en la mejilla porque sería anticlimático, sino en los labios.

-No necesito que me lo hagan mujeres de ochenta años, es una técnica que se pule, ya verás.-No sabía si era cierto eso de la técnica pero pensaba que sí, como todo. No todas las chicas con las que había estado habían tenido ganas, pero al menos la última de sus novias formales, Elisa, había tenido eso de buenas técnicas. No de gratis había aguantado ir a matar orugas en su baño a las cuatro de la mañana solo por complacerla y tenerla tranquila.

Juno parecía dispuesta a hacerlo de todos modos, Angus no sabía si iba a ser capaz de darle instrucciones una vez que empezara, además se sentía muy sensible. -Unos diagramas, pero eres muy impaciente-Le dijo contestándole la broma.

Por ninguna razón en específico le gustó el gesto de que se hiciera el cabello hacia atrás luego de que se le fuera al rostro. Tanto le gustó que llevó su mano a su cabello y metió la mano para enredárselo un poco, un fetiche particular que seguro a Aquila volvería loca de ira. No era momento de pensar en eso. Se concentró mejor en soltar a Juno y dejarle el cabello en paz para esperar a que siguiera con eso, ver (y sentir) si había escuchado bien las instrucciones.

Sentir la lengua de Juno a su alrededor lo puso firme en muy poco tiempo.-Mételo completo a tu boca.-Al final no era capaz de dar instrucciones del todo, porque eso había sido más una orden que una sugerencia didáctica.

Mi última risa había sonado después de que me dijera impaciente, por que sabía que era cierto, y me sorprendió que incluso hubiera sido impaciente para el sexo. Toda esa historia justamente había empezado por no poder esperar a encontrar a alguien que me gustara, que yo le gustara de vuelta, que me quisiera y yo lo quisiera de vuelta y todas esas cosas. Era complicado y yo no podía esperar tanto, se lo había dicho a Angus.

Un escalofrío recorrió mi espalda al sentir que tocaba mi cabello, siempre había sentido que era una zona demasiado sensible aunque pudiera parecer extraño. Sólo me detuve dos segundos para mirarlo y sonreír apenas antes de volver a acariciarlo con la lengua sintiendo que sus dedos dejaban de acariciar mi cabello. Sentí un cambio en él aunque no inmediato como si fuera mecánico, más bien como si hubiera ido despertando, poco a poco. Tomé un poco de aire antes de hacer lo que me pedía, y me extrañé un poco de que me gustara haber recibido una orden así, tan llana y directa, poco delicada.

La sensación no me resultó desagradable, aunque sentí que tenía cierta presión por hacerlo bien y estaba procurando de verdad no usar los dientes. Lo único que me daba un poco de miedo respecto a eso era que se me pasara y terminar dándole un mordisco aunque eso realmente era poco probable. De haber podido me hubiera reído, pero naturalmente no lo hice. Sí, esperaba estarlo haciendo bien, pero también me di cuenta que empezaba a excitarme y me gustaba mirar sus expresiones, levantar la vista ocasionalmente para saber si le gustaba lo que sentía. No necesitaba que me lo dijera.

Era más fácil si lo tomaba también con la mano y también lo acaricié un poco, dejando de hacerlo con la boca sólo en el momento en que sentí que su respiración se aceleraba. No había preguntado qué se hacía, y me parecía que iba a sentirse fatal si de pronto lo dejaba de hacer y simplemente me detenía por que ya me había parecido suficiente. Lo volví a acariciar con la lengua antes de sacarlo de mi boca, aunque no dejé de mover la mano como había hecho casi al principio de la noche, y levanté la vista, dándome cuenta que se lo había hecho con las gafas puestas. -¿Vas a terminar otra vez?. Por que podía ser que no lo hiciera, o que tuviera otra idea. Yo le había demostrado ser materia bastante dispuesta.

Angus siempre había pensado que parte primordial de que una chica hiciera eso bien tenía que ver con que también lo disfrutara, porque para él era notorio cuando una no era materia dispuesta y lo hacía sin gusto, era mucho mejor a la vista y al contacto cuando la responsable no solo se empeñaba en hacerlo bien, sino que disfrutara de hacerlo y no lo considerara una obligación.

No le iba a decir a Juno que para ser la primera vez iba muy bien precisamente por eso porque no podía hablar, estaba concentrado nada más en lo que sentía. Su respiración iba aumentando de ritmo e iba sintiendo como todo se agolpaba en un solo punto. Recordó que no le había preguntado si prefería que le avisara cuando terminara o si quería definitivo probar de todo, literal, pero todavía no iba a llegar y podía disfrutarlo un poco más.

Abrió los ojos cuando Juno dejó de tocarlo y negó que fuera a terminar otra vez movimiento enérgicamente la cabeza, pero no estaba molesto por la interrupción, porque podía reponerlo con otra cosa. Que lo hiciera terminar con la mano no estaría mal pero prefería que ella también sintiera algo. Le hizo un gesto sin hablar de que siguiera y mientras, buscó a tientas torciéndose un poco un preservativo nuevo que abrió lo más rápido que pudo pero poniendo cuidado y luego se lo colocó para volver a tomar a Juno por la cintura.

-Ponte encima de mi, hazme entrar, con cuidado.-No creía que Juno fuera a colocarse de un violento sentón pero por si las dudas. Prefería terminar dentro de ella que hacerlo sobre su mano y no quería volver a pedirle que se lo metiera a la boca por si se había cansado. La ayudó a acomodarse y llevó sus manos hasta sus pechos para acariciarla. Las chicas también se veían bien desde esa perspectiva, o para ser exactos se veían bien desde todas las perspectivas cuando estaban desnudas y eran guapas.

Tomó su cadera con las dos manos después, para ayudarla a moverse y guiarla un poco, aunque dejaría que encontrara su propio ritmo ella sola.

Sonreí un poco cuando negaba con la cabeza y no dejé de acariciarlo mientras buscaba el otro preservativo, lo que me hizo sonreír de nuevo, sabiendo que quería hacerlo otra vez e incluso sintiendo ese golpe poderoso de excitación que iba de entre mis piernas hasta la boca de mi estómago. Me mordí los labios cuando me tomaba por la cintura y doblé las rodillas para colocarme encima de él, tomando su sexo con la mano para saber exactamente qué hacer.

La falta de práctica hizo que no entrara a la primera vez y me reí un poco al sentir que resbalaba un poco aunque volví a concentrarme y solté un gemido al volver a esa sensación. De nuevo era un poco doloroso entrando, pero una vez encontré el ángulo adecuado volví a sonreír un poco, más aún cuando me acariciaba y sentía que toda mi piel se ponía en tensión respondiendo al contacto de las yemas de sus dedos, unos mechones de cabello cayéndome al descuido en el pecho, enredándose un poco con sus dedos. No me moví de primer momento, pero al poco empecé a hacerme un poco hacia adelante y después hacia atrás, sintiendo que mi respiración volvía a agitarse y todo mi cuerpo subía de temperatura.

Me gustaba qe me guiara, no era difícil encontrar el ritmo a ese movimiento y muy distinto a la primera vez que lo había hecho, ahora sentía que podía controlar exactamente lo que sentía y empecé a hacer crecer una sensación tan placentera que sentía que no podía detenerme, incluso borré la sonrisa y lo miré con cierta hambre como si le exigiera que me siguiera guiando, que no se detuviera.

-Sigue haciendo eso... Le exigí no sólo con palabras sino poniendo las manos sobre las suyas cuando guiaba mis caderas y presionaba más contra las suyas. Mi expresión de pronto pareció dolorosa pero no lo era, incluso eché el cuerpo un poco hacia atrás por que sentí que no podía detener esa sensación de estar acumulando mucha energía y buscar desesperadamente liberarla pronto. Me agaché para besarlo, hasta mordí de más su labio superior por que no podía contenerme en eso que sentía y me sorprendía que estuviera ocurriendo tan rápido. Ya ni siquiera me acordaba de lo que me había dolido la primera vez, no me acordaba de nada, esta vez era yo quien empezaba a perder conciencia de lo que sentía. Definitivamente, esa posición estaba funcionando. No tenía que haberlo sentido antes para saber que estaba viniéndome, por que, bueno, era esa sensación indescriptible que se suponía todos buscaban. Y se sentía demasiado bien.

-...Creo que me estoy viniendo y se lo dije sin pensar, con los ojos cerrados, casi segura de que la fuerza con la que estaba apretando sus hombros iba a terminar en algún pequeño moretón. Para recordar el momento.

Angus la siguió guiando como se lo pedía pero también se sorprendía gratamente por sus movimientos naturales que seguramente eran fruto de su instinto y de que desde esa posición podía buscar lo que la hacía sentir mejor. No quiso cerrar los ojos ni un minuto porque no quería perderse de sus expresiones, para él era importante ver sus gestos cuando gemía, también cómo se movía su cuerpo, sobre el que no dejaba de pasar sus manos, especialmente cuando se inclinaba y lo besaba. Él también comenzó a empujar hacia ella, con intensidad pero sin quitarle la batuta.

Al escuchar su anuncio sintió que él también se iba a venir en menos de un minuto, porque fue como un detonante mental. Se sintió un tipo con mucha suerte ya no solo porque ella le hubiera pedido ese favor, sino por que aunque era la primera vez de Juno (o la segunda, si se querían poner técnicos), iba a terminar encima suyo, teniéndole dentro. No le molestaba que lo apretara, aunque eso contribuía a que él también se sintiera cada vez más cerca de terminar, pero quería aguantar por ella para que eso que habían logrado no terminara en un fiasco.

Se concentró en tratar de enlistar por orden alfabético las criaturas mágicas clasificadas con XXXX para concentrarse y esperar a que ella terminara, porque no era buena idea que si estaba a punto de venirse le cortara la inspiración, por más cerca que él se sintiera. Aguantó con ese método y cuando la sintió temblar violentamente encima suyo, que sus gemidos se hicieron más fuertes y que se lo dejó claro con sus gestos, dejó de enlistar nada y terminó también, con un gemido grave y un temblor que se prolongó varios segundos.

Cuando se recuperó le buscó la mirada y sonrió para ella. Le acarició el cabello y la besó otra vez. No quería quitarla de encima hasta que ella quisiera así que solo se dedicó a abrazarla. Le volvió a preguntar si estaba bien. Volvió a pensar que todo eso no tenía pies ni cabeza en el terreno de las relaciones, pero que mientras ella no se arrepintiera de nada, él solo podía considerarse tremendamente afortunado.