Hogsmeade en la tarde!

Regina estaba impaciente por que esa clase terminara. Normalmente las últimas horas estaba de lo más ausente en cualquier materia, con el cabello alborotado por tanto estrés y con muchísima cafeína en el cuerpo. Ese día no. Ese día se había dormido hasta tarde y se le notaba en su actitud.

No se había podido concentrar. En pociones había confundido un ingrediente y todo lo que había hecho en clase había terminado en la basura, casi no tenía notas de quidditch y en Herbología a penas y cortó la planta, de la que había olvidado el nombre, como se debía. Estaba segura de que la había lastimado y esperaba que eso no le afectara para toda la vida por que tenían que trabajar con ella durante el resto del semestre. Pero lo tenía en la cabeza y no se lo podía sacar.

Desde siempre le había gustado y todavía no se podía creer que estaba por salir con él, sola. Estaba segura de que en cualquier momento se iba a tropezar y despertaría en la enfermería por una sobredosis de café o algo por el estilo. Pero también, más fuerte que toda la ilusión, sentía que le debía una explicación.

Antes de salir le mandó una notita de esas voladoras (a Regina le asustaban un poquito las lechuzas) y corrió a su dormitorio. Normalmente para asistir a clases usaba siempre túnicas por que le gustaba sentirse como bruja universitaria y aunque iban a ir a Hogsmeade no quería verse tan formal. Tomó un vestidito de lo más casual color verde y unos flats, también un suéter por si hacía frío y lo metió a la bolsa de playa que le servía de multiusos. Se acomodó el cabello y se fue directo a la sala de convivencia por que le había pedido verse ahí.

A penas bajo las escaleras se encontró con que la sala estaba vacía y se sentó en uno de los sillones, seguramente su clase aún no terminaba.

Todo eso seguía pareciéndole un poco raro. Lo más raro era que no sabía muy bien de que hablar con él por que nunca le habían salido las palabras cuando lo veía, era como si de pronto perdiera la conexión cerebro-boca. Pero eso se quitaba con el tiempo, ¿no?

Si,estaba impaciente. Mucho. Por eso jugueteaba con el traslador que el le habia mandado. Le había dicho a Juno que iba a salir por que tenía la costumbre de al menos avisarle a alguien donde iba a estar, por si las dudas. Costumbres de hija de auror, de seguro.

No estaba bien vestido, tampoco estaba del mejor humor, había dormido poco y llevaba el cabello un poco despeinado, pero cuando pasé por el salón de convivencia fue porque era el camino lógico hacia el Comedor o la cafetería, pero me encontré con Regina Cleverley, arreglada muy bonita, probablemente esperando a alguien.

No reparé en las fachas que yo mismo llevaba y me acerqué a ella, poniéndome justo a su lado. Jugueteaba con alguna cosa entre las manos. Me gustó verla así, arreglada y todo eso, porque se veía adorable y muy distinta a lo que había visto de ella del hospital para acá. No esperaba que rehiciera su vida en un parpadeo pero lo estaba haciendo bien.

-Hola, ¿qué haces aquí? ¿esperas a alguien?-Recargué la espalda en el sillón y desvié la vista hacia el objeto entre sus manos, solo para no estarla viendo a la cara como loco. Comenzaba a sospechar que tenía una cita y que yo ahí era como un estorbo pero no me levanté del sillón a pesar de esas sospechas, ya lo averiguaría.

Todavía sentía esa responsabilidad de cuidarla que se me había quedado pegada desde el incidente de las grutas. Podía estar pareciendo confianzudo, no era yo Joseph ni nadie tan cercano a ella como para llegar como si nada, pero prefería tratarla así a darle una pizca de condescendencia o que sintiera que la trataba con el pétalo de una rosa para incomodarla.

-¿Tienes una cita o algo? Te ves muy linda.-Tenía que decírselo, era un cumplido inocente y sincero, se veía bien. Puse una mano en su espalda suavemente mientras se lo decía, pero la retiré inmediatamente. -Yo me iba a dormir después de la clase, pero me dio hambre. Te diría que me acompañaras pero vestida así, mejor sacarte a un restaurante bien.-Si estaba esperando a alguien no estaba bien que le dijera yo esas cosas, pero me salía sin parar. Quería compensarla de algún modo que solo hubiéramos estado metidos en lugares feos hasta el momento.

Esperar siempre se le hacía eterno, aunque sólo fuera por cinco minutos; luego diez y después quince. Tal ve Lucian también había aprovechado para cambiarse o algo, no le pasaba por la cabeza que quizá la iba a dejar plantada, como siempre.

Quería pasar un rato con él y estar solos los dos sin que nada más importara, que la rodeara en sus brazos para sentirse nuevamente segura. También quería recordar viejas anécdotas de su hermano por que habían sido muy amigos y ella quería hablar de Dan de un modo nada trágico, sólo momentos felices.

La espera se le habría parecido todavía más larga sino hubiera aparecido James. Parecía que se le estaba haciendo costumbre aparecerse para salvarla, aunque ese día, por suerte, sólo era de aburrimiento.

¡Hola James! -era curioso, pero le agrado verlo. Por un momento había pensado que su sola prescencia le iba a recordar todo lo que paso y que mejor debería evitarlo; pero no, era todo lo contrario.

Le hizo gracia que le hubiera pasado la mano por la espalda como si la fuera a abrazar y que después la retirara. A ella ya no le molestaba, la verdad. No era su amigo del alma, pero tampoco era cualquier hijo de vecino.

Gracias. De hecho si, se supone que voy a salir con un amigo y quedo de venir por mi, pero todavía no llega.

La verdad es que su ropa le incomodaba un poco. No quería seguir vistiendo de negro por que le entristecía mucho y tampoco quería que la estuvieran compadeciendo todo el día. A ella le gustaba más vestirse con una camisa de las que luego le robaba a Dan y unos jeans.

Tu también te ves bien, en serio. Luces cómodo -dijo desviando un poquito lo de que la llevara a u rataurante por que no iba a poder decirle que no-. ¿Quieres acompañarme en lo que llega? Tengo galletas por sí tienes mucha hambre.

Le daba un poco de risa verlo con el cabello alborotado como si la almohada se le hubiera pegado. Rebusco en su bolsa y saco un paquetito de galletas caseras, le habían dado muchas a lo largo de la semana, y se la dio. También sacó su suéter.

¿Cuanto tiempo tiene que pasar para saber si me dejaron plantada? -le pregunto medio en serio medio en broma, por que de verdad no creía que Lucian lo viviese a hacer, no en ese momento.

Puso el suéter sobre sus piernas para taparlas y las subió al sillón para sentarse en posición de loro.

¿Lucía cómodo? Pues es que estaba en mi pijama, por eso le sonreía a Regina, aunque mi pijama bien podía pasar por ropa común y corriente para practicar quidditch en un día cualquiera.-Estoy cómodo, es verdad.-Me jalé mi camiseta de rayas para verla desde arriba y pegué con ambas palmas sobre mis pantalones de deporte, haciéndome el tonto. Claro que le iba a acompañar en lo que su amigo llegaba y eché para adelante el cuerpo para aceptar una de las galletas porque sí tenía mucha hambre.

Abrió el paquete de galletas y ya iba a morder la primera cuando Regina preguntó eso que me daba a entender que el idiota al que estaba esperando ya se había tardado demasiado en llegar, ¿quién era tan tonto como para dejarla esperando?. Me saqué la galleta de la boca e hice un arco con las cejas.

-Como estamos en el mundo mágico, si iba a llegar tarde ya bien pudo mandarte un patronus. O mandarte un mensaje al móvil si tienes y si tiene, si tienen encantado eso para que funcione aquí claro. Pero el patronus, joder, es comunicación casi inmediata. –Con eso le estaba queriendo decir que ni se molestara en esperarlo más. No era por mi conveniencia de quedarme con ella, ni sabía cuánto tiempo llevaba esperando pero ya estaba sacando conclusiones, era porque eso de ser impuntual o plantar era de lo peor.-No más de quince minutos. Y eso ya es decir mucho, si uno va a llegar quince minutos tarde, debe avisar.

Me comí la galleta para poner en orden mis pensamientos antes de parecer loco. Estaban realmente buenas. No le quise preguntar si se sentía bien relacionándolo con lo de las grutas, no quería que pusiera cara triste. Y si tenía ganas de salir, entonces yo podía encargarme, todo para que no se le decayeran ni un poco los ánimos, a mi todavía me costaba dormir recordando lo sucedido, no quería ni imaginar cómo lo llevaba ella. Siempre cabía la posibilidad de que llegara su cita, pero no me quitaba nada intentarlo.

-¿Tienes ganas de ir a algún lado? Yo te llevo. Conozco buenos lugares en el mundo mágico, te lo juro. Y te regreso a la facultad a una hora decente si es necesario. Te invito a plantar a tu cita tú, mejor, ¿no te gusta la idea?.

Juanes tenía razón, si Regina no le mandaba notitas él ni siquiera le hablaba. No habían salido, sólo se habían visto entre clases y dentro de la universidad y, además, parecía como si no tuvieran nada de qué hablar, sólo la besaba.

No tenía ni la menor idea de sí Lucian sería o no de esos magos que usan celular, pero era verdad que un patrones no le costaba más que un pensamiento feliz. Pero luego pensó que el también podría estar abatido.

Cinco minutos más y ya -aunque había sonado como niña que le pide a su papá que la deje jugar un ratito más antes de irse a dormir, no lo estaba justificando ni tampoco quería ser tan condescendiente... o tonta, más bien.

Si tenía ganas de salir y al mismo tiempo se sentía culpable por hacerlo, pero Brigantia no se lo estaba poniendo nada fácil. Si iba a pociones ahí estaba el asiento vacío de Dan, si mejor se iba a la sala de convivencia ahí estaba el sillón donde luego coqueteaba y si iba al comedor recordaba la última cena que habían compartido. Tenía que salir al menos un ratito, si o si. Por eso asintió.

Dudó un momento por que le parecía muy grosero dejar a Lucian plantado así como así sin decirle nada. Pero el ya lo había hecho antes, muchas veces, ¿no? Aunque Regina no era muy dada a actuar por venganza.

Pero James la iba a regresar a una hora decente, cómo si tuvieran que rendirse cuentas a alguien como al decano o algo. De todas maneras pasaron los cinco minutos y no llego. No se sintió triste, fue como si estuviera cruzando los dedos para que no lo hiciera.

¿Y si se enoja? -miró el trasladores, sólo tenían que activarlo-. Bueno, me convenciste[b] -se quitó el suéter y se sentó como una persona normal para guardarlo nuevamente con las galletas-. [b]¿Tus lugares incluyen Hogsmeade? Este va para allá

Le sonreí a Regina cuando pedía cinco minutos más, pero eso para mi solamente significaba que el tipo al que estaba esperando le importaba mucho. Ni siquiera me había confirmado que fuera un tipo, pero yo ya me lo estaba imaginando. Los cinco minutos pasaron muy lentamente, pero yo hice como que ni los contaba comiéndome las galletas que me había dado. Ella misma fue la que actuó.

-No se va a enojar, no tiene derecho a enojarse porque él ya llegó tarde. Porque es un “él”, ¿verdad?-No se lo pregunté como si yo tuviera derecho a saber por alguna razón, lo hice pasar como una pregunta casual. No sabia por qué me importaba tanto, seguro había desarrollado por ella algún tipo de sentimiento salido de quien sabía donde la noche de la luna llena. La había protegido sin ninguna intención más que la de hacer algo y la había cuidado porque era mi deber. Debía ser una conexión con todo eso que habíamos compartido, que había sido muy fuerte. Mi cuerpo y mi cabeza se habían quedado reaccionando a ella. Eso debía ser.

-Sí, incluyen Hogsmeade. ¿Qué tienes ganas de hacer? Tengo opciones, pero tengo mucha hambre así que primero te llevaré a cenar algo y ya luego te digo qué planes podemos tomar como alternativa.-Tuve que hacer un accio para conjurar mi billetera porque sin dinero no iba a hacer nada, ni iba a poder compensarle que su primera opción ahora no fuera posible.

Me sentía contento, mi plan inicial era dormir hasta la hora de la cena y luego volver a dormir como todo un holgazán sin futuro, pero salir con Regina parecía mejor. Me alisé el cabello apresuradamente, miré mi ropa y seguro no tenía la pinta ideal para salir con una niña tan bien vestida, pero ¿quién me iba a decir nada al respecto?. -No te importa que me vaya así, no? Si quieres me voy a cambiar, pero eso ya está brillando.[b]-Me refería al traslador, que parecía estar en su hora límite. Le hice un gesto con la mirada para que lo tocara y yo lo hice también. Esa cosa nos llevó directo a Hogsmeade, cerca de Dervish & Banges.

[b]-Ven, a unas cuadras está La fonda del Hipogrifo Danzante. ¿Lo conoces? Si no, te va a gustar.-Era una fonda pequeña, con nada más que diez mesas a lo mucho. En las paredes colgaban muchas imágenes de hipogrifos de todo tipo que hacían diferentes suertes. La dueña era una bruja muy joven que cocinaba excepcionalmente bien.

Asintió rápidamente como si así evitara que James se hiciera ideas raras en la cabeza. Nunca había jugado para el otro equipo, aunque muchas veces habían molestado a Lady diciendo que era su novia y besar a Beatrice tampoco ayudaba mucho, también su fama de marimacha había dado mucho de que pensar en Hogwarts hasta que se hizo novia de Luke y a nadie le quedó ninguna duda de que si le gustaban los niños y no las niñas. Aunque en realidad nunca le molestó, se sintió con la necesidad de explicarle. Por si las dudas.

No juego para ese equipo –lo miró invocando su billetera y aprovechó para levantarse. Estaba segura de que tenía suficiente dinero como para salir a cenar en su cartera por que su economía estaba un poco mal por que todavía no apostaba nada y el dinero que había tenido guardado en casa había desaparecido por obra y gracia seguramente de Dan; la verdad era que todavía no lo conocía lo suficiente como para esperar a que el pagaba, aunque hubiera dicho que él la invitaba.

Entonces se dio cuenta de que en realidad no sabía a donde quería ir. Había pensado solo en pasear de la mano, de la manera más ñoña y ridícula, nada más.

Sí, cenar está bien. La verdad es que no tenía planeado hacer nada, qué aburrida, ¿verdad? Pero bueno… así no interfiero con tus planes ni nada y me puedes enseñar más cosas

Antes de apretar con fuerza el traslador, pero dejándolo que lo tomara, Regina lo tomó del brazo como lo haría una novia de esas de las películas muggles cuando entra a la iglesia con su papá aunque en su caso era más bien para no caerse al aterrizar y terminar como el otro día con el viejito, aunque aún así lo piso sin querer al tratar de no irse hacia atrás.

Perdon, ¿te pise muy fuerte? Todavía no se caer bien

El Hipogrifo Danzante sonaba bien pero nunca lo había visitado, ni siquiera había escuchado hablar de él. Negó con la cabeza y se separó dándose cuenta de que todavía seguía sujetándose de su brazo.

James le daba calor, pero no del calor calor sino calor. No sabía como explicarlo, pero en sus brazos nunca sentía frío por que se sentía protegida; lo comparaba con abrazar a un gordo no tan gordo ni asqueroso, solo que James no era ni gordo ni asqueroso. Al contrario. Asociaba esa calidez a que él era “su héroe”.

Oye James, ¿cuánto tiempo llevas en Brigantia? –dijo mientras caminaba tomando la bolsa con las dos manos y le dio un pequeño empujoncito con el hombro para que se tambaleara un poquito-. Estás en mi carrera, ¿verdad? Me acabo de dar cuenta ayer, pero desde lo de… bueno lo del otro día nunca te había visto. Bueno, sí. Me acuerdo que Lady y yo dijimos que eras guapo por que te vimos por ahí con Joseph, pero nada más.

Regina gana 14 puntos de experiencia
James gana 9 puntos de experiencia