Hatchards por la tarde

Le gustaba pasar tiempo con su familia aunque no siempre todo fuese amor y flores, la navidad también le gustaba y no solamente por los regalos, sino porque había conservado siempre aquella idea de que era el mejor momento del año para esperar lo mejor de la gente aunque a veces en su casa las cosas fuesen tensas. Y así fue ese año también, ella vistió de blanco como para atraer lo mejor que pudiese llegarle del cosmos pero no funcionó. Los temas que se trataron en la mesa fueron los comunes, pero el momento en el que el licor corrió de más empezaron las críticas.

Su tío Abner comenzó a cuestionar lo de la fiesta aquella a la que fueron y que por poco acaba en una tragedia, ella tuvo que sostener con fuerza la mano de Aldrich porque sabía que él sabía algo y quería que lo dijese, pero no lo hizo. Si hubiese sabido la verdad seguramente se hubiese echado a llorar en los brazos de su padre para contarle todo. Pero no lo sabía, solamente sabía que su hermano no estaba del todo bien, que estaba preocupado, tenso, esa noche no lo vio sonreír ni una sola vez, esa mueca que puso durante el brindis fue totalmente falsa. No solamente fue su tío Abner el de los reclamos, su propio padre les dijo que no quería verlos involucrados, sobretodo a ella que según sabía estaba en medio de un circo amoroso con el Hákan Kristjánsson y otras de sus mujeres.

Se había desatado todo un tema con eso que Hákan era finalmente hijo de quien fue buen amigo de su madre y Barunka vio ese comentario de su esposo como una idea ultraderechista y retrógrada. El tema duró días y en esos momentos lo que le gustaba era leer, como todo un cliché, pero no le importaba porque en realidad le ayudaba a calmarse. No llamaba a Pearlie porque ya tenía sus propios problemas, tampoco a sus amigas porque sabía que la mayoría viajaría, ella iba a hacer lo mismo pero ya no con el pleito familiar que se había formado. Lo mejor que podía hacer era ir a comprar algo bonito y unos libros entretenidos, eso siempre la animaba. Se compró ropa como su abuela le había enseñado y se la puso pese a que la ocasión no fuese más que un paseo por el mundo muggle, especialmente por la calle Piccadilly.

Eran las cinco y media de tarde, aún no anochecía y paseó por algunas tiendas sin mucho interés que los elegantes pubs estaban abiertos y también esos más interesantes con personajes que a veces le daban miedo pero que de todos modos le agradaban. Sólo se detuvo en Fortnum & Mason porque le gustaba ver las cosas que tenían, muy bonitas para ser cosas muggles, además al lado estaba Hatchards, el santo grial al que no iba corriendo por pensar que si era mayor la expectativa más lo disfrutaría. Piccadilly era de sus calles favoritas, debería ir allí más seguido. Finalmente salió y dio apenas dos pasos hacia la librería cuando alguien chocó contra ella, tirando todo el contenido de su vaso con café tibio sobre ella y su bonita ropa. Maldito.

Si no considerase las groserías palabras impronunciables se las hubiese dicho, todas y cada una de ellas que esa ropa era nueva y el café estaba poco menos que caliente, con su última experiencia de las altas temperaturas sobre su piel aquello parecía más una broma de pésimo gusto. Había lanzado un fino grito que apenas duró unos dos o tres segundos mientras cerraba los ojos, luego apretó los labios al no sentir mayor impacto sobre ella y mantuvo otro par de segundos los ojos cerrados.

Al abrirlos se quitó las gafas ahumadas que ya estaba el atardecer sobre sus cabezas, entonces fue que lo reconoció aunque el que él mencionase su apellido ayudó a certificar eso, era Adair Brackminster, el novio de Sofie que se había vuelto loco durante la celebración de Samhain y que acabó besando a medio mundo. No sabía mucho de él, de hecho apenas su carrera y que su amiga en realidad lo quería porque parecían una pareja estable, quizá que era amable, o esa impresión le dio en la celebración de la locura antes del desboque hormonal.

-Hola Adair, ¿cómo te va?-le dijo mientras sacaba un pañuelito de su bolso para secar su cuello y demás piel que resultó mojada con el incidente, menos enojada porque es distinto que te haga eso un extraño que el novio de tu amiga, había un código escrito para eso.-¿Starbucks? No, no quiero ir a un bar. Mejor hay que entrar aquí, justo iba por unos libros y en el baño me…doy una ayudita con ya sabes qué, para que no quede manchado.-vio el local pero le pareció un bar, además por el nombrecito también, jamás había ido y la librería cerraba a las siete de la noche, no quería dejar de comprar algo allí.-

No le dijo que no se preocupase o que ella se encargaba primero porque era grosero y segundo porque en realidad él era el culpable aunque no con intención.-Si quieres luego vamos a ese lugar a beber una copa.-no había escuchado bien aquello del café como para asociarlo con lo que ese lugar hacía, avanzó un par de pasos con una sonrisa como incitándolo a que fuese con ella al lugar que inicialmente planeaba ir y ya luego harían lo que él decía, tampoco iba a despreciar su ofrecimiento que realmente fue amable.-

Lo tomó del brazo con una mano como diciéndole que no sea tímido, que fuese, sin pensar que le podía parecer una cosa aburridísima ir a una librería en vez de al otro lugar o que no querría por tener una cita previa. -¿Y qué haces por aquí?-le dijo cuando aún no entraban, como para hacer conversación.-

Un libro captó la atención del muchacho, se separó de ella para ir a verlo un segundo, tomándolo entre las manos pero el jodido resbaló haciendo un gran estruendo cuando golpeó el suelo. Adair recogió el tomo mientras se encogía de hombros y volvió a ponerlo en el montón, buscando de nuevo a Shadow con la mirada.

Adair estaba en lo cierto, podía saber de ropa y algunas cosas como librerías, pero el imperio Starbucks no lo conocía porque si bien no odiaba las cosas muggle tampoco le parecían del todo seguras, si no era social ni en el mundo mágico menos se veía entrando a un lugar tan lleno de gente con enormes sonrisas por doquier, o eso parecía por el escaparate en el que alguna vez se fijó sin llegar a ver mucho detalle. Supuso simplemente que su sonrisa se debía a alguna amabilidad o a alguna cosa buena de las fiestas, no sospechaba que de hecho Starbucks era un emporio del café.

Entraron y ella sintió un peso caer de sus hombros, era una tontería pero le sucedía así, era como esa felicidad instantánea que a los niños les da cuando les dan un caramelo y piensan que eso resolverá todos los problemas del mundo. Miró alrededor y al ver tantos libros que no tenía sintió la urgencia de poner sus manos encima de uno. Tanto fue así que no entendió inicialmente cuando él le dijo que huía. ¿Huir? Ni que fuese miembro de la KAU o una de esas organizaciones peligrosas que emulaban a la que ahora era dirigida por su primo Per, del cual ni en navidad supo pero al que le envió un regalo al igual que a todos sus hermanos.

-¿Tú también? Creo que a nadie le ha ido muy bien en las fiestas. Hace poco comencé a ver películas muggle porque Pearlie me mostró unas que me gustaron y creo que los que hacen las de navidad no saben nada respecto a lo que realmente sucede. -había dicho muggle en voz baja para que nadie los escuchase porque si bien no entenderían el significado era mejor no alertar a nadie. De Sofie no sabía nada, es decir, de ella sí pero no de su relación con él y los problemas que pudiesen tener, para ella seguían tan bien como siempre.-

Tuvo que sonreír de forma forzada cuando él mencionó lo de Islandia, como para restarle importancia y hasta rió un poco mientras le daba sobre el pecho un golpe como de mariposa con la mano. Negó con la cabeza fingiendo que fue una idea divertida cuando en realidad no se lo parecía, pero él qué podía saber al respecto, no se iba a ofender por una cosa como esa aunque la hubiese sentido punzante.-Ay, qué cosas dices. No, de hecho estuve con mi familia y por algunos problemas ya no viajamos, por eso estoy aquí. Además me gustan las librerías, no tienen una sola historia que tenga que ver directamente contigo como para recordarte las cosas que sí suceden en tu vida.

Él estaba ya viendo un libro cuando ella acabó de hablar y se le cayó de las manos sobresaltando a un par de dependientes, eso le recordó que su vestido se veía horrible y tras decirle que ya regresaba se fue al baño, se encerró en un cubículo y sacó la varita para limpiar su ropa y su piel ya que había quedado un poco pegajosa. Aprovechó para peinarse y colocarse un poco más de perfume que no quería tener aroma a café. Salió apenas pasados un par de minutos pero se entretuvo unos cinco más buscando algunos libros y llegó nuevamente hasta Adair con dos gruesos tomos entre sus brazos, coronados por un libro de bolsillo muy colorido que discrepaba mucho de ellos.

-¿Encontraste algo interesante? De hecho no sé qué tema te interese, puedo guiarte antes de ir a Starlucks

Repitió en su cabeza el nombre del dichoso lugar para recordarlo porque no le gustaba pasar como una ignorante, cuando creyó que lo tenía se detuvo y escuchó lo que iba diciendo. No entendía cómo no podía interesarle que estuviesen en donde se encontraban los mejores libros de la ciudad, ella podía también tener más intereses mágicos que muggles pero siempre había algo bueno para leer, por ejemplo acerca de tecnología si se buscaba un tema que sólo ellos manejaban. Shadow no era buena con los temas tecnológicos pero le gustaba poder saber cómo se manejaban al menos las cosas básicas.

Le agradeció por ayudarla con los tomos y los pagó pronto que comenzaba a formarse una cola de clientes detrás de ellos. Sacó de su bolso el dinero muggle que llevaba en un compartimiento dedicado a ese tipo de monedas y billetes -el dinero mágico estaba en otro lado- y se lo entregó al cajero aunque el precio de uno de los tomos gruesos le pareció excesivo, pero era una enciclopedia y creyó que lo valía, no manejaba recursos como el internet y esas modernidades para preferir una página web a un libro con muchos datos interesantes a sus ojos.

-No soy extraña, hay quienes vuelan en escoba y se tiran bolas de hierro para ser felices. Yo moriría de terror.-agradeció al dependiente cuando le dio el cambio y se fue hacia un lado con Adair para no interrumpir a los que también querían pagar.-A Pearl la vi en navidad y algunos otros días por la casa de mi abuela, pero no mucho. En cuanto a Al…pues está raro, en casa tampoco jugó Quidditch después del almuerzo de navidad, generalmente es el primero en subirse a la escoba. Quizá su novia le prohibió volar o algo, es raro.-se rió un poco porque de verdad no creía que fuese eso y quería que pareciese un tema menos importante de lo que le parecía a ella, incluso dijo lo de novia sin saber si Marianne era la novia de su hermana o si sólo salían.-

Los libros estaban en bolsas que Adair cargaba para ayudarla pero ella le dijo en tono bajo que ya al llegar a Starbucks iría al baño para guardarlos en su bolso, que era de aquellos mágicos en los que se podía meter mil cosas pese al pequeño tamaño del mismo.-¿Y tu familia qué tal? Seguramente lo pasaron con Sofie y todo eso, ¿no? Su madre me da algo de miedo…

Shadow no recordaba que Aldrich había salido con Autumn y no sabía de la cercanía de Adair con Marianne, por eso su comentario le pareció uno sin importancia y que creaba ligereza en vez de controversia. Asintió cuando él preguntó si hacía alusión a Marianne pero acabó sonriendo tras que él asegurase que ella era incapaz de pedirle a alguien que no se subiese a une escoba, solo entonces Shadow recordó que ella era la niña heredera de la casa de escobas Heard, la misma que compró infinita publicidad en el evento de Dubai.

Notó algo de amargura en las palabras de Brackminster pero asumió que se llevaba mal con Marianne y que eso generaba el fastidio, uno sin importancia al que no le dio más cabida porque llegaban al dichoso lugar, uno que parecía demasiado iluminado como para ser un bar. Pensó que estuvo equivocada en su percepción respecto al lugar, pero fue algo momentáneo que Adair le hubiese dicho que no era un bar cuando ella se lo mencionó, debía ser que por regulaciones muggles debían verse menos corruptos o que era de esos lugares de moda que ahora hacían hasta camuflaje a su propio local.

Lo que él iba diciendo le parecía más cargado de amargura que lo dicho respecto a Marianne que ahora en comparación parecía hasta halago. Sintió cómo el ambiente parecía más pesado, incluso mencionó lo del ambiente político que parecía tener a todos de cabeza, apretó los labios intentando una sonrisa pero sólo expuso preocupación, su propio hermano estaba consternado por el tema sin que ella supiese hasta qué punto estaba dentro, sin embargo nada que pudiese relacionarse de forma muy cercana le parecía seguro, menos agradable. Ella no había pensado en nada de eso porque aún no era inminente, pero creía no tener que decir a quién creía que apoyaría, seguiría la línea de su madre seguramente, a su hermano y a ella los había llevado tanto a ver a sus amigos liberales cuando chicos que eran como un tipo de familia, menos cercana que los Burroughs pero más camaradas que los Alechinsky pese a que ellos tuviesen ese mismo tipo de ideas.

-Acabé golpeada y con quemaduras en la pierna y la cara, nada letal, sólo estaba histérica porque pensé que me quedaría marcada para siempre, sin remedio.-vio cómo una muchacha con un enorme bolso de motivos geométricos la miraba extrañadísima cuando decía eso, pero volteó apenas la rubia posó la mirada en ella como disimulando que los escuchaba. -Creo que te vi por allí, pero luego no te vi en la enfermería. Creo que me crucé a la mayoría en ese lugar.

Llegó finalmente su turno cuando un muchacho excesivamente alegre y que parecía estar bajo el efecto de alguna poción revitalizante demasiada concentrada los saludaba como si fuesen amigos de toda la vida. Shadow se le quedó mirando algo espantada porque por poco y le pregunta por su familia y que si tenía lunares en el hombro, estaba segura de que no exageraba al pensar eso. Miró entonces a Adair y sin darse cuenta se le había pegado un poco.-Pide por mi, por favor.-le pidió cuando el muchacho de sonrisa permanente les preguntó que qué deseaban beber mientras mencionaba varias recomendaciones que no le daban una pista de qué podría agradarle más.-

Shadow jamás se había escapado del castillo cuando estuvo en Hogwarts y aunque había sido algo bueno el que Adair fuese tan valiente y concienzudo como para haber ido por los niños la rubia pensaba que se lo tenían merecido por malcriados. Ella no era de las que faltaba a las clases o de los que armaban las fiestas en la sala de menesteres, Shadow era de las que siempre contestaba con una negativa a esas invitaciones y que les decía a sus amigas que acabarían pidiendo limosna en la estación de trenes por ser tan irresponsables.

Pero no importaban ya los niños poco concienzudos o los que seguramente alabarían esa osadía estúpida, no importaba porque si bien no estaba aterrada por la actitud del dependiente sí estaba nerviosa, no creía que eso fuese normal, debía estar en drogas o siendo presa de un mal Imperius que lo hacía actuar de modo tan poco natural, lo segundo era casi imposible pero lo consideraba una sospecha válida. Adair pidió por ella y le buscó la mirada para no parecer grosera con el extraño muchacho que continuaba con esa sonrisa hasta al pedir el dinero, si no sacó el de su propio bolso era porque sólo quería irse de allí rápido.

Quiso jalar a Brackminster para que se fuesen cuando les preguntaban sus nombres, a él qué le importaba, no era su asunto y no era seguro ir diciendo cómo se llamaba uno o dónde vivía. De haber sido cualquier otra persona le hubiese dado igual, pero no le daba confianza aquel. Adair acabó diciendo el apellido de la decana Vernice y Shadow primero volteó creyendo que la había visto cerca pero ya habiendo dado un par de pasos lejos de la caja le dijo el porqué de haber usado su apellido, eso la relajó y hasta le sacó una risita corta.

Dejó el azúcar a un lado y cogió cuatro paquetitos de edulcorante, a ella sí le gustaba que quedase bien dulce su bebida, y era mejor así porque ya Adair le comentaba acerca de la gacetilla. Como las otras veces que escuchó al respecto, sintió un peso en el estómago.-Sí la leo, es como un placer culposo.-admitió tras agradecerle con la mirada lo que calificó medio como un halago, aquello de los cinco minutos. Acerca de Pearlie no le diría nada porque estaba segura de que las cosas no eran como las habían expuesto, no entendía qué enfermo podía escribir esas cosas tan feas de la gente.-

Los llamaron pronto y les dieron a cada uno un café, ya le había quedado claro que no era un bar o que el negocio del café era mejor y habían convertido su producto predilecto. Se fueron a sentar a una mesa algo alejada que en vez de silla tenía sillones, le provocó por un momento subir los pies para sentarse en posición de flor de loto pero estaba con vestido y no era apropiado. Había pospuesto su respuesta entera por algunos segundos pero ya tocaba.-Lo de Pearlie no lo creo, es decente. Un poco alocada pero decente. Y pues lo mío medio es cierto y medio no supongo, digamos que no fue tan bien. -le había puesto dos sobres de edulcorante al café y al probarlo arrugó un poco la nariz y apuró el contenido de los otros dos sobres para revolver.-Quien sea que escriba eso debe tener una vida muy triste como para interesarse tanto en la vida ajena, una cosa es leer eso y otra el darse el tiempo de escribir, multiplicar y repartir. ¿Quién crees que sea? Capaz es el profesor de Periodismo y se pone ese nombre para despistar.

En realidad ella tampoco pensaba que el viejito aquel fuese, era demasiado agradable como para ir espiando a la gente y tampoco es que tuviese acceso a las fiestas más candentes del lugar como para relacionarse con todo mundo. No es como si pudiese parecer un muchachito cualquiera, seguramente hasta con una poción para parecer más joven tendría esa cara de gato bigotón y todos lo descubrirían. No recordaba a nadie diciéndole a cada chica princesa tampoco, eso sería totalmente reconocible y seguramente por amor al chisme se pondría de portada a sí mismo con traje a rayas para dramatizar.

Adair tenía razón, debía ser uno de los de periodismo el que gobernaba esa publicación, quizá más de uno para poder estar en todos lados, o alguien muy popular que fuese capaz de caer en gracia a todo dios como para que lo inviten a todos lados. No sospechaba de nadie en realidad, ella había pensado alguna vez en Sofie pero lo dudaba porque no pensaba que fuese por la vida inmiscuyéndose en la vida ajena, seguramente también lo descartó porque era su amiga y no quería pensar mal de ella. El que él también pensase que no era de algún modo le hacía validar su idea.

-Quizá nunca lo sepamos, ya ves que en Hogwarts hubo alguna vez lo mismo y nunca se supo. O yo nunca supe, ese sería un gran escándalo. Tal vez ya a nadie le importe y yo sería la única indignada porque no dijo cosas buenas de mí, pero sería por pura niñería y luego le preguntaría por chismes ajenos o algo así de tonto.-lo veía como posible, bastante. Bebió un buen sorbo de lo que le había dado Adair a beber y se acomodó un poco en el sofá, repasando en su mente a los chicos de periodismo para ver si alguno parecía más sospechoso que el otro.-

Vio cómo colocaba el grueso tomo sobre la mesa y le pareció que quizá sí era algo excesivo, pero ese era el mejor de los libros que encontró.-Es una enciclopedia, grande, ¿no? Dicen que es muy buena y que tiene muchísimos datos para alguien a quien no le gusta el indermet. Nunca he llevado tanto peso en un bolso de estos que dejan meter muchas cosas. ¿Sabes si con un truquito de ligereza se pueda llevar bien?-puso el bolso encima de la mesa y lo abrió para saber si había alguna advertencia en la etiqueta de dentro pero o encontró nada, quizá esos datos hubiesen estado en la cartilla que vino con el bolso y que ni vio.-Serviría para el Quidditch, a muchos les da terror leer tanto.

Luego de soltar la tonta broma que alguna vez le había dicho a Aldrich a escondidas de su padre que seguramente se ofendería porque se consideraba un hombre muy culto bebió un poco más de café y se inclinó hacia adelante para hablarle a Brackminster luego de notar algo que la hizo dejar a un lado su vaso.-Esto es solo café, ¿verdad? ¿O en este bar usan algún licor que apenas se nota y luego te deja peor que las mezclas que hacían los de Hufflepuff?

Asintió cuando le dijo que la acompañaría a su casa por una mera reacción, más que un ofrecimiento le pareció que le estaba informando de ello y tampoco le molestaba, no es como si fuese un paria al que le fuese a negar la entrada y menos si le estaba ayudando. Ya se había puesto a pensar en si había comida en su casa o si debería comprar alguna cosa para invitarle, estaba casi segura de que algo podría encontrar pero no quería decirle que la acompañase a comprar comida para no hacerle creer que era una carga porque de hecho le parecía buena idea confraternizar con el novio de su amiga.

Su carcajada la sorprendió e incluso rió un poco porque le contagió su carcajada aunque no supiese en qué estaba el chiste, ni supo a dónde miraba como buscando algo. Cuando él se le acercó en la misma actitud de confidencia que ella había adoptado hacía un momento se inclinó e intentó agudizar el oído cuando le dijo que era una confesión, miró hacia los lados esperando que nadie se acercase y cuando escuchó lo del dependiente abrió más los ojos porque no es que fuese un secreto, pero no quería que el chico ese lo hubiese notado y que ahora le fuese a preguntar o algo.

Le dedicó al chico que cobraba el dinero una mirada rápida y volvió inmediatamente a Adair en el mismo momento que le decía que él era Lord Voldemort. Abrió más los ojos cayendo en la imposible broma por un par de segundos, sostuvo el aliento durante ese tiempo hasta que él rió y en base a eso exhaló el aire que había dejado dentro para reír también, mirando al seudo Voldemort por unos segundos, convenciéndose que era imposible porque tenía nariz y porque seguramente el señor oscuro de antaño no podía ni sonreír ni nada de eso.

-Casi me matas de un infarto por un par de segundos.-le dijo riendo aún un poco mientras acababa de recuperar el aliento por el susto y la carcajada. Adair ya le explicaba que era una franquicia y que en realidad el que fuesen así respondía a algún tipo de política de la empresa que a ella le parecía absurda, estaba bien ser agradable pero parecer un títere con la sonrisa perenne le parecía una cosa grotesca aunque no como para boggart.-No, gracias. No bebo mucho, se me sube demasiado rápido y acabaría mal, tu familia se ve recia, de los que beben licor con graduación de sesenta a más.

Volvió a beber de su vaso ya más tranquila porque no era algo como esas cosas que los de la casa del tejón vendían en algunas fiestas y que juraban que era mejor que todo el licor que uno pudiese tener. Decían que era de buen sabor pero que la calidad era pésima, ella jamás lo probó.-¿De verdad quieres ir a mi casa después del café? ¿Qué comes? Para no darte carne si eres vegetariano o algo así, aunque no pareces de los que comen pura ensalada.

Se reservó el los alcohólicos son humanos que sonó en su mente para no ser muy pesada, que seguramente no lo había dicho en ese sentido, sino más bien como una cosa coloquial que no debía sobrepensar porque de hecho solamente ella hacía esas cosas y luego hacía conflicto de nada hasta contestándose que no tenía relevancia alguna. Lo dejó a un lado y sonrió de nuevo mientras se acomodaba el cabello hacia un lado, estaba un poco enredado y tuvo que contener las ganas de ir al baño a cepillárselo por algunos minutos.

Pensó en lo que dijo respecto a su padre y supuso que eso significaba que tan bien no se llevaban, ella hasta ahora hablaba de su padre como cuando tenía siete o seis años, medio soñando y nombrando cada una de sus virtudes con una gran sonrisa, negándose a aceptar cualquier crítica que le hicieran. Él no había sido alcohólico, sólo lo había visto beber de más en alguna fiesta familiar especialmente tensa pero era tan correcto que jamás le dio la idea de que fuese de ese tipo de persona ni en su juventud, asumía que por eso ella tampoco era amantes de las fiestas como su madre, debían ser los genes de él.

-Mejor que sea al etílico, el metílico te deja ciego entre otras cosas. ¿Ves? Para eso me sirve esa enciclopedia enorme que me compré.-sólo lo dijo por agregar algo que pensó que había estado callada por un buen rato aunque no hubiese sido así en realidad.-

No estaba equivocado, lo invitaba a cenar pero no de forma romántica o para mostrarle que era buena ama de casa que si se trataba de freír papas fritas o esas cosas ni se acercaba a la cocina, una buena ensalada sí podía hacer pero nada potencialmente peligroso que una cena no valía el riesgo del aceite que saltaba y esas cosas, no conocía mucha tecnología culinaria como para saber que hacían ollas que podían hacer las patatas de forma segura.-Es una cortesía, no me hagas sentir mal.-no mal de forma depresiva, sino más bien como si le debiese algo porque tampoco es como que fuesen amigos de los que se hacían favores desinteresados.-

Estaba casi segura de que había carne en su casa y patatas ojalá hubiesen porque no sabía ni ir a elegirlas al mercado o donde sea que se comprasen esas cosas, siempre podía pedirles a los elfos que las consigan y que luego cocinen todo. Se rió un poco cuando le dijo que no estaría mal, pero fue más bien entre una risa y un bufido suave que de hecho no había manera en la que se lo imaginase de esa forma, era el novio de su amiga, ella era incapaz. Incapaz, incapaz. No sabía que en sus genes estaba la predisposición para ser una quita novios, mejor así. Y Aldrich no pensaría nada, seguro estaría tan metido en sus actuales pleitos internos que no se daría ni cuenta.

Pero ese no era su mayor problema, cuando le dijo lo del muchacho que la miraba volteó como quien escucha un crujido en una casa llena de mortífagos, lo miró con la boca algo abierta y cuando le sonrió volteó rápido el rostro y se levantó.-Vámonos, vámonos.-le pidió mirándolo con una sonrisa que se obligó a poner por no mirar al seudo Voldemort.-

Claro que quería irse, ella no era de las que podían hacer esas cosas, ella era tímida y no ligaba en lugares así, ni en ningún otro. Sus novios habían sido producto de amistades –a veces largas, a veces cortas- que se convirtieron en algo más, nunca había salido con un chico que no conocía porque sí. Bueno, con Hákan, pero eso no había llegado a buen puerto y estaba segura que era porque no había seguido el método adecuado. Una Shadow más osada le hubiese gritado algo como que pudo haberlo hecho feliz, pero ella entendía que uno no podía esperar ser Premio Anual si no tomaba un solo libro durante todo el año.

Dejó que le pasase el brazo por detrás de los hombros porque de hecho no es que pensase que le iba a profesar amor ya mismo, pero la ponían nerviosa esos escenarios. Se rió un poco cuando le dijo que no tenía moral y negó con la cabeza, no era así, era…era muy difícil de explicar. No era un tema de sangre o de costumbres, ella no se veía con un muggle pero creció creyendo que el amor era épico, como el de las novelas románticas y que superaba todo.-No puedo ir por ahí como señora oscura, los mortífagos siempre eligen túnicas horribles, totalmente fuera de siglo y que parecen baratas.-eso era cierto, siempre lo había pensado, además era una respuesta más fácil y acorde a su carcajada que las ideas que antes la abordaron.

Caminó con él agradeciendo que no encendiese un cigarrillo aún porque no le gustaba eso, más que nada por un tema cosmético, aunque también sabía las repercusiones en la salud y usaba esa excusa para no parecer tan superficial. Antes de contestarle le dijo que esperase con una seña y abrió su cartera para sacar de ella una agenda, dentro de la cual había un mapa muy bien doblado. Lo abrió y allí se veía en tinta de varios colores el camino de los lugares muggles favoritos de Shadow hasta su casa, o hasta la fachada muggle y externa de ella.

-Es aquí.-señaló en el mapa la zona de Holland Park en donde vivía.-En auto son como veinte minutos…a pie es más de una hora. ¿Ves? Aquí lo dice en azul.-azul igual que la línea que mostraba el camino, ella había hecho el camino a pie una vez, tuvo que cruzar por todo el Hyde Park que estaba hasta el otro lado, pasando Kensington.-O podemos ir del método menos tradicional, tú eliges.-volteó de nuevo hacia la cafetería y logró ver nuevamente al muchacho, esta vez recogiendo unas tazas que estaban sobre mesas desocupadas. Volteó rápidamente y esperó a que Adair se decidiese, pronto de ser posible.-

Rió un poco cuando dijo que la cubriría, era el mismo tipo de jerga que usaban los amigos de su padre a veces y era grato de cierto modo sentir que el asunto se volvía algo más familiar, que no era tan difícil entablar una conversación con él. Ya podía decir que no se imaginaría desubicadísima en la boda de Adair y Sofie por ser apenas conocida del novio, esperaba tener un novio para ese entonces, no había nada más feo que ir a una boda sin pareja, bien podía ser un amigo pero siempre quedaba mejor que no fuese así para no dar la apariencia de desesperada o de chiquilla lamentable.

Pero se estaba adelantando mucho, los únicos que conocía con planes de boda eran Charles y Othilia. Caminó con Adair y agradeció que él iniciase la conversación, ella era más bien recatada que habladora, en eso no se parecía a Sofie hasta que entraba en confianza, pero ni así usaba tanta verborrea como ella.-Sí, ¿no es linda? No me relaciono mucho porque como ya viste no manejo ni el lenguaje...pero tienen cosas interesantes. ¿No te cansa ver cosas levitando en cada tienda? Además todo parece nuevo, los otros lugares no tienen muchas cosas nuevas, aunque son más bonitos.

Si no alzó una ceja ante el comentario que hizo era porque no era su costumbre, pero frunció un poco el ceño mirándolo con escrutinio. Los Brackminster no eran necesariamente conocidos por ser muggles, de hecho el apellido era conocido, sabía más de su familia que de él mismo. Debía estar hablando de su familia materna, era lo más claro.-¿Y se llevan bien? Tus papás, digo. Porque yo no sé cómo haría, no tengo idea de lo que podríamos hablar, las costumbres serían totalmente distintas, hasta las cosas simples. Ay perdón, no me digas, fue una indiscreción total.

Se había tapado la boca con una mano porque le parecía haberse pasado de la raya, buscó rápidamente un tema mientras caminaban por Piccadilly, a través de las tiendas y la gente pintoresca.-¿Y cómo va el quidditch? ¿No tienen partidos de práctica con otras facultades? Me parece raro no haber visto ni un partido oficial aún.

No era por hacerse la indiferente, pero si había que ser sinceros ni siquiera se había acordado de Leslie o de la desgracia del profesor Ayres. Shadow nunca fue cercana con ella, su hermano un poco pero tampoco es como si hubiesen compartido una tarde en su casa para que Shadow pudiese haberla conocido más a fondo. Por eso debía ser que estaba así de insensible con el tema, no le afectaba directamente pero de todos modos lo sabía una catástrofe, más porque todos sabían que no era el primer hijo que perdía el profesor de vuelo. Pobre hombre, debía estar sumido en la más honda depresión.

Bajó un poco la cabeza con una mezcla de vergüenza moderada y pena por el hombre, Leslie finalmente estaba muerta y era él quien iba a tener que vivir con eso por el resto de su vida. Todos conocían los detalles, había sido algo muy feo, la pobre debió haber sufrido mucho. Ya no le quedaban ganas de hablar de quidditch, no sabía cómo es que él podía hacerlo cuando hacía segundos hablaron de asesinatos y la fiesta en llamas. Debía tener mucha sangre fría.

-Los Brackminster no son conocidos por ser liberales, ¿no? Porque parece que tu posición fuese la opuesta a la que se espera de…pues de un Brackminster.-no conocía mucho de su madre, allí a la gente sólo se le juzgaba por el primer apellido y se esperaba casi siempre que el apellido materno fuese acorde al del padre, cuando no era así se sabía siempre y cuando hubiese un escándalo de por medio, como con su tío Tobías.-

No le gustaba el tema pero ya lo habían abordado y era difícil quitarse ese mal sabor de boca, más cuando en su propia casa estaba la sombra del problema navideño que de un modo u otro tenía que ver con eso. Que su padre no quería que tuviese nada que ver con el hijo de un hombre como Kristján Sveinsson, las opiniones de derecha que se lanzaban al azar, el que pensasen que ni ella ni Shadow hacían un buen trabajo con sus vidas. Porque sí, parecía que considerasen sus vidas un trabajo.-Yo espero que solamente estén buscando causar revuelo. No creo poder hacer lo que hicieron los de la KAU por ejemplo, Per es un loco, pero de buen modo. Yo creo que es muy muy valiente, por eso no creo poder…hacer algo así. Es otro tipo de gente.

Lanzó un gritito ahogado cuando le dijo que su padre había matado a su abuelo. Eso era una cosa grave, muy grave, su padre debería estar en la cárcel y esos genes asesinos debían estar en Adair también, él debía tener en la sangre aquella sombra de la maldad más presente que el mismísimo Joseph Crawford. Defensa propia o lo que fuera era un asesinato y ella ya se sentía asustada por todo eso, le daba miedo Adair, le daba miedo el padre de Adair. Pero se le veía decente y caballeroso, no podía tener sangre de asesino. Se negaba a creerlo porque tenía miedo. Quién cuenta ese tipo de cosas, no tenía que darle la versión larga que por poco y helaba su sangre.

No dijo nada porque no podía dar una opinión objetiva al respecto, temía que si le decía algo negativo iba a gritarle o a matarla. Ya exageraba, pero en su rostro se podía notar el miedo aún latente mientras le sonreía para disimular cualquier otra cosa. Caminó con él y miró al suelo hasta que volvió a hablar. Le pidió a cada dios que no fuese de nuevo acerca de los delincuentes que había en su familia, y gracias a Merlín ya no dijo nada de eso.

Siguió con el tema familia, si no hubiese dicho todo lo anterior habría lanzado de seguro un suspirito de amor porque esas historias siempre la parecían muy románticas y le encantaba escuchar los pormenores, si lucharon contra la sociedad o si ella se casó de azul porque era el color favorito de él. Pero no preguntó nada, como afortunadamente le preguntó por su tía Frances pudo sentir que si la conocía no podía tener tan poca sangre ese padre de Adair, por lo tanto cabía la posibilidad que la maldad no hubiese calado en esta generación.

-Claro, la hermana de mi padre se llama Frances. Es mi tía, la madre de Per.-no sabía qué más decirle, tuvo que tomar un largo respiro para volver a hablar.-Mi papá es de familia sangre pura y mi madre es semiveela, su madre es veela y su padre también sangre pura. Supongo que soy como un híbrido porque ella no es del todo humana.-bromeó para ver si mejoraba su propio autocontrol.-¿Sabes cómo salir de aquí? Creo que allá se cierra la calle. Además tenemos que pasar por una tienda a comprar la comida.