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Hatchards por la tarde
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Re: Hatchards por la tarde
Ignoró por completo las reacciones suscitadas en la joven porque andaba metido en sus propias cavilaciones mentales, no es que su padre fuera un asesino despiadado más bien la cuestión era algo más profunda, Darren era noble de corazón el problema radicaba en la familia problemática, psicótica y llena de magos tenebrosos dados a asesinar a cada quien no era de su gusto, su padre pasó unos malos años con la guerra y ahora estaba todo justo recuperando tiempo que perdió en su juventud.
Mentalmente quiso buscar otra vez a ese mencionado Per pero nada, no recordaba ningún muchacho que hubiera conocido en Hogwarts, tal vez sí, los Alechisnky eran boyantes y abundantes pero en ese momento, Adair no caía ya fuera consecuencia del maldito frío Londinense. Respetuoso, escuchó el turno de palabra de la muchacha, asintiendo sin mostrar sonrisa y mirando hacia el frente, ni tan siquiera la broma sobre su naturaleza híbrida sacó una carcajada a Brackminster ya fuera porque él no veía la gracia a un problema que levantaba polémica allá donde estuviera… licántropos, semigigantes, semiveelas, era un grupo minoritario cuales puristas preferían ignorar y desechar de la sociedad aunque en el caso de esas bellas mujeres, podían salvarse, ya fuera por ese encanto innato.
- Hay un callejón hacia el final podemos tomarlo y atajamos un par de calles – añadió señalando con el dedo y apurando el paso para llegar pues estaba muriendo de hambre, no en el sentido que quería abusar de la hospitalidad de la chica Burroughs más bien porque había salido de casa sin probar ni un triste bocado - ¿Para qué tiendas? Recurramos a la comida basura. ¿McDonals o una pizzería? No pienso dejar que cocines, es una estupidez – habiendo gente que cocinaba para ti no hacia falta hacer doble tarea (la ley del mínimo esfuerzo). Llegaron hasta el final de la calle, cruzaron el callejón y a la salida señaló el gran emporio de la hamburguesa, miró a la chica que había venido ya de una situación traumática y ofreció la bolsa – Ya voy yo, compro y nos lo llevamos a tu casa. ¿Qué quieres? ¿Un happy meal como tu prima? Lleva una mierda de juguete dentro o no se qué.
Mentalmente quiso buscar otra vez a ese mencionado Per pero nada, no recordaba ningún muchacho que hubiera conocido en Hogwarts, tal vez sí, los Alechisnky eran boyantes y abundantes pero en ese momento, Adair no caía ya fuera consecuencia del maldito frío Londinense. Respetuoso, escuchó el turno de palabra de la muchacha, asintiendo sin mostrar sonrisa y mirando hacia el frente, ni tan siquiera la broma sobre su naturaleza híbrida sacó una carcajada a Brackminster ya fuera porque él no veía la gracia a un problema que levantaba polémica allá donde estuviera… licántropos, semigigantes, semiveelas, era un grupo minoritario cuales puristas preferían ignorar y desechar de la sociedad aunque en el caso de esas bellas mujeres, podían salvarse, ya fuera por ese encanto innato.
- Hay un callejón hacia el final podemos tomarlo y atajamos un par de calles – añadió señalando con el dedo y apurando el paso para llegar pues estaba muriendo de hambre, no en el sentido que quería abusar de la hospitalidad de la chica Burroughs más bien porque había salido de casa sin probar ni un triste bocado - ¿Para qué tiendas? Recurramos a la comida basura. ¿McDonals o una pizzería? No pienso dejar que cocines, es una estupidez – habiendo gente que cocinaba para ti no hacia falta hacer doble tarea (la ley del mínimo esfuerzo). Llegaron hasta el final de la calle, cruzaron el callejón y a la salida señaló el gran emporio de la hamburguesa, miró a la chica que había venido ya de una situación traumática y ofreció la bolsa – Ya voy yo, compro y nos lo llevamos a tu casa. ¿Qué quieres? ¿Un happy meal como tu prima? Lleva una mierda de juguete dentro o no se qué.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Ni en el mundo mágico ni en el mundo muggle la palabra callejón significaba algo bueno, bueno, en el mágico los conocidos sí pero en el muggle eran apenas caminos llenos de botes de basura y gente muerta en bolsas negras. Ella lo había visto en una serie muggle, en la televisión, no recordaba el nombre del programa pero eran investigadores que encontraban a los que cometían delitos graves, como asesinatos y violaciones. Debía ser basado en hechos reales, no lo decía al inicio de la serie –Pearlie le había mostrado en una o dos películas que algunas sí eran basadas en cosas reales- pero nadie podría imaginarse esas cosas tan trágicas.
Simplemente avanzó, avanzó por inercia a su lado y si no se tomó de su brazo fue porque no le tenía tanta confianza como para ir de desvalida por las calles de Londres junto a alguien que ni siquiera era su novio como para que le soporte esas cosas. El término ‘comida basura’ lo había escuchado pero no la había comido nunca, se imaginaba que el nombre tenía mucho que ver con lo que en realidad era y no es que ir a comer desperdicios fuese lo más apetitoso del mundo. La pizza la conocía que hasta los magos la comían pero con sus propios ingredientes.
Sonrió porque la idea de cocinar también le parecía tonta, es decir, podía hacerlo pero si lo iba a invitar sus elfos lo harían, no ella. No le dijo nada porque ya habían llegado, y no a la pizzería, sino a dos arcos juntos, dorados. Debajo de eso había un gran panel que decía McDonald’s y las ofertas de la semana, el mes o del día. Ella jamás había ido a ese lugar, vendían hamburguesas, por las fotos no parecía basura, tal vez era un tipo de jerga que no entendía.
Agradeció no entrar porque estaba lleno, aceptó la bolsa y la puso en el suelo porque pesaba bastante. Ella no sabía qué traía eso que le decía, pero si a su prima le gustaba –asumió que Pearlie, no se imaginaba a Paprika por ahí siendo social y amable- y traía un juguete sonaba bien.-Sí, uno de esos por favor. ¿Cuánto es? Te invito, por el favor de los libros y todo eso, tampoco quiero que pienses que me estoy aprovechando porque eres novio de Sofie.-dejó la bolsa entre sus pies para afianzarla y que nadie se la lleve, abrió su bolso entonces y sacó un monedero con motivo floreado.-¿Alcanza con cincuenta libras?-sacó un billete de cincuenta libras que estaba doblado muchas veces y que ahora tenía forma de cuadrado.-
Simplemente avanzó, avanzó por inercia a su lado y si no se tomó de su brazo fue porque no le tenía tanta confianza como para ir de desvalida por las calles de Londres junto a alguien que ni siquiera era su novio como para que le soporte esas cosas. El término ‘comida basura’ lo había escuchado pero no la había comido nunca, se imaginaba que el nombre tenía mucho que ver con lo que en realidad era y no es que ir a comer desperdicios fuese lo más apetitoso del mundo. La pizza la conocía que hasta los magos la comían pero con sus propios ingredientes.
Sonrió porque la idea de cocinar también le parecía tonta, es decir, podía hacerlo pero si lo iba a invitar sus elfos lo harían, no ella. No le dijo nada porque ya habían llegado, y no a la pizzería, sino a dos arcos juntos, dorados. Debajo de eso había un gran panel que decía McDonald’s y las ofertas de la semana, el mes o del día. Ella jamás había ido a ese lugar, vendían hamburguesas, por las fotos no parecía basura, tal vez era un tipo de jerga que no entendía.
Agradeció no entrar porque estaba lleno, aceptó la bolsa y la puso en el suelo porque pesaba bastante. Ella no sabía qué traía eso que le decía, pero si a su prima le gustaba –asumió que Pearlie, no se imaginaba a Paprika por ahí siendo social y amable- y traía un juguete sonaba bien.-Sí, uno de esos por favor. ¿Cuánto es? Te invito, por el favor de los libros y todo eso, tampoco quiero que pienses que me estoy aprovechando porque eres novio de Sofie.-dejó la bolsa entre sus pies para afianzarla y que nadie se la lleve, abrió su bolso entonces y sacó un monedero con motivo floreado.-¿Alcanza con cincuenta libras?-sacó un billete de cincuenta libras que estaba doblado muchas veces y que ahora tenía forma de cuadrado.-
Última edición por Shadow Burroughs el Jue Ene 10, 2013 2:10 pm, editado 1 vez
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Hubo una mueca bizarra en rostro de Adair pues casi que entrecerró los ojos y alzó una ceja ante Shadow abriendo su bolso para hurgar dinero en él e invitarlo. ¿No veía que así dañaba su orgullo inglés de galán irrefrenable? Qué sí, mucha modernidad y tranquilidad en su forma de ser pero Adair aún no necesitaba que ninguna mujer pagara sus deudas, una cerveza vale pero su comida no, menos cuando comía por cien personas en sus peores días, gracias a los Magos era de metabolismo rápido.
- No he pensado eso – agregó con tono neutro casi sin poner emoción en las palabras pues en realidad fue así. Bien podía haberla ignorado e irse hacia otro lugar en cambio de atender a la chica cuando sin querer derramó el café sobre su vestido, apurando quizás acompañarla a tomar un café y luego dejarla que ella tomara su ruta azul a pie pero si Adair hacia las cosas era de forma altruista porque tenía apetencia de cumplir no por una obligación hipotética a realizar por ser el novio de una de sus mejores amigas, eso era absurdo – Guárdate mejor el dinero para comprarte más enciclopedias – añadió pasando una mano por el pelo de la rubia hasta despeinarlo para meterse dentro del local tras una pareja muggle que fue directa hacia una de las multitudinarias colas.
Tardó como veinte minutos en salir pero regresó con una bolsa de papel enorme llena de comida, había comprado algo también por si llegaba y resultaba que Aldrich estaba por allí, impedido y hambriento. En las manos llevaba dos cafés de esos malos de máquina, tendió uno a Shadow y volvió a hacerse cargo tanto de la bolsa de comida como de las enciclopedias, ya estaba acostumbrado a ser mula de carga con sus hermanas – Necesitamos fuerzas para el camino aún queda bastante hasta tu casa si no me mientes y me llevas a un burdel – una broma para aligerar la situación y otro gesto de cabeza para indicar que mejor continuaran.
- ¿En el Samhain te besó Martin, no? – recordaba el descoque que hubo aquella noche, él con sus mil mujeres, drogado hasta el culo e impedido de razón. Echaba de menos a su compañero de bromas, la marcha de los dos hermanos fue un tanto imprevista pero suponía que estaría bien y Adair tampoco creía que la hermana de Martin estuviera embarazada ni nada así, rumores como otros si no seguramente ya tendría una carta para invitarlo a ese bautizo – Estábamos muy drogados, creo que fue el enfermero – o eso apuntaban los otros rumores. Bebió del nuevo café y agradeció el calor que a esas horas empezaba a helar en Londres – Igual, me contó Sofie tu caso, no pensaba ni veía en ese momento, pusieron una mierda muy fuerte en aquel ponche.
- No he pensado eso – agregó con tono neutro casi sin poner emoción en las palabras pues en realidad fue así. Bien podía haberla ignorado e irse hacia otro lugar en cambio de atender a la chica cuando sin querer derramó el café sobre su vestido, apurando quizás acompañarla a tomar un café y luego dejarla que ella tomara su ruta azul a pie pero si Adair hacia las cosas era de forma altruista porque tenía apetencia de cumplir no por una obligación hipotética a realizar por ser el novio de una de sus mejores amigas, eso era absurdo – Guárdate mejor el dinero para comprarte más enciclopedias – añadió pasando una mano por el pelo de la rubia hasta despeinarlo para meterse dentro del local tras una pareja muggle que fue directa hacia una de las multitudinarias colas.
Tardó como veinte minutos en salir pero regresó con una bolsa de papel enorme llena de comida, había comprado algo también por si llegaba y resultaba que Aldrich estaba por allí, impedido y hambriento. En las manos llevaba dos cafés de esos malos de máquina, tendió uno a Shadow y volvió a hacerse cargo tanto de la bolsa de comida como de las enciclopedias, ya estaba acostumbrado a ser mula de carga con sus hermanas – Necesitamos fuerzas para el camino aún queda bastante hasta tu casa si no me mientes y me llevas a un burdel – una broma para aligerar la situación y otro gesto de cabeza para indicar que mejor continuaran.
- ¿En el Samhain te besó Martin, no? – recordaba el descoque que hubo aquella noche, él con sus mil mujeres, drogado hasta el culo e impedido de razón. Echaba de menos a su compañero de bromas, la marcha de los dos hermanos fue un tanto imprevista pero suponía que estaría bien y Adair tampoco creía que la hermana de Martin estuviera embarazada ni nada así, rumores como otros si no seguramente ya tendría una carta para invitarlo a ese bautizo – Estábamos muy drogados, creo que fue el enfermero – o eso apuntaban los otros rumores. Bebió del nuevo café y agradeció el calor que a esas horas empezaba a helar en Londres – Igual, me contó Sofie tu caso, no pensaba ni veía en ese momento, pusieron una mierda muy fuerte en aquel ponche.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
No lo hizo por ofenderlo, pero es que invitarlo a comer era lo mínimo que podía hacer porque la estaba ayudando y en realidad era muy amable, incluso no dejaba que aquello se convirtiese en una caminata incómoda por lo poco que se conocían. Guardó su dinero cuando le dijo que lo hiciese porque creyó notar enojo en su tono de voz y no era de las que argumentaban mil cosas o se ponían a pelear por ese tipo de cosas. Además él ya se había ido hacia la multitud con toda la valentía del mundo, era bueno que al menos uno de los dos supiese manejarse tan bien en el mundo muggle.
La espera se le hizo eterna porque era impaciente, para ella habían pasado como tres cuartos de hora aunque fueron solamente veinte, se había sentado sobre la bolsa de las enciclopedias porque estaban bien protegidas por el plástico y ella no se iba a sentar en el suelo con ese vestido nuevo que llevaba. Comenzaba a oscurecer y a correr algo de viento, pero nada del otro mundo, de hecho el café le cayó muy bien y le dio un sorbo apenas se lo pasó para pasar el ligero frío que sentía. Eso fue suficiente, su temperatura corporal se normalizó inmediatamente y se levantó de su improvisado asiento para seguir caminando a su lado.
-No te voy a llevar a un burdel. Pero se me ocurrió una idea…-no acabó de contarle porque le recordó lo de Martin y ese fue un mal recuerdo, antes de que se fuesen los Abadeer había acabado de arreglar las cosas con él aunque continuaba sintiéndose incómoda a su lado, sin embargo el saber que no era un depravado había ayudado mucho a que lo viese con ojos de…pues de amor no, pero al menos de amable neutralidad.-Ay no me lo recuerdes, de verdad que casi me muero del terror. Soy bien ñoña, ya sé, pero no soy de las que besan a cualquiera en las fiestas o en cualquier otro lado. Creo que casi asfixié a Angus por el abrazo que le di cuando me ayudó.
Se sonrojó un poco del recuerdo ese de haber abrazado a Angus como si la acabase de salvar de un dragón, él le había gustado cuando tenía siete años y siempre sentía algo de vergüenza con él, como si pudiese leer sus pensamientos y saber que hasta le había dicho a su madre que le dijese a David Finnerty que si le daba la mano de Angus. Una ridícula total.-Hay que olvidarnos de esas cosas, mejor te digo mi idea. ¿Tú tienes tatuajes? Cuando te esperaba vi a una chica con varios y no se le veían tan mal, hasta me dieron ganas de tener uno. ¿Crees que me vaya a dar una crisis de ansiedad si vamos a hacernos un par?
La espera se le hizo eterna porque era impaciente, para ella habían pasado como tres cuartos de hora aunque fueron solamente veinte, se había sentado sobre la bolsa de las enciclopedias porque estaban bien protegidas por el plástico y ella no se iba a sentar en el suelo con ese vestido nuevo que llevaba. Comenzaba a oscurecer y a correr algo de viento, pero nada del otro mundo, de hecho el café le cayó muy bien y le dio un sorbo apenas se lo pasó para pasar el ligero frío que sentía. Eso fue suficiente, su temperatura corporal se normalizó inmediatamente y se levantó de su improvisado asiento para seguir caminando a su lado.
-No te voy a llevar a un burdel. Pero se me ocurrió una idea…-no acabó de contarle porque le recordó lo de Martin y ese fue un mal recuerdo, antes de que se fuesen los Abadeer había acabado de arreglar las cosas con él aunque continuaba sintiéndose incómoda a su lado, sin embargo el saber que no era un depravado había ayudado mucho a que lo viese con ojos de…pues de amor no, pero al menos de amable neutralidad.-Ay no me lo recuerdes, de verdad que casi me muero del terror. Soy bien ñoña, ya sé, pero no soy de las que besan a cualquiera en las fiestas o en cualquier otro lado. Creo que casi asfixié a Angus por el abrazo que le di cuando me ayudó.
Se sonrojó un poco del recuerdo ese de haber abrazado a Angus como si la acabase de salvar de un dragón, él le había gustado cuando tenía siete años y siempre sentía algo de vergüenza con él, como si pudiese leer sus pensamientos y saber que hasta le había dicho a su madre que le dijese a David Finnerty que si le daba la mano de Angus. Una ridícula total.-Hay que olvidarnos de esas cosas, mejor te digo mi idea. ¿Tú tienes tatuajes? Cuando te esperaba vi a una chica con varios y no se le veían tan mal, hasta me dieron ganas de tener uno. ¿Crees que me vaya a dar una crisis de ansiedad si vamos a hacernos un par?
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Esta vez las palabras de Shadow si sacaron a Adair una carcajada, imaginándose a la menuda Burroughs asfixiando a Angus que por licántropo casi media el doble, era una imagen demasiada hilarante en su cabeza perturbada. Martin había sobrepasado los límites pero la chica no podía culparlo, era cuestión de drogas no de voluntad tampoco por mancillar una hipotética candidez de labios ñoños, conocía el muchacho, fue amigo suyo, no era esa la cuestión.
- Cuéntame tu idea – mencionó mirando a Shadow de reojo mientras caminaba y bebía un poco más de café que hiciera entrar su cuerpo en calor. La primera pregunta sobre sus tatuajes fue afirmativa, llevaba uno en el antebrazo con el cinco en romanos. Era su número como capitán de Quidditch en Gryffindor y el cual llevó a Adair hasta la victoria de las casas, era como su número de la suerte así que después de salir vencedor junto a todo su equipo, agarró sus ahorros, falsificó la autorización y fue a un tatuador para que dejara impreso en su piel el número de la grandeza. Estaba dando un enorme sorbo a ese café para lapidarlo cuando escuchó por la derecha la propuesta de Shadow que hizo escupir a Adair el café de la boca, sorprendido y… diablos, no eran las cosas que pedían las amigas de su novia.
- Lo siento me acabo de imaginar tatuándonos dos corazones con nuestros nombres – añadió para dejar constancia que cosa había provocado aquello. Buscó una de las servilletas del McDonals y se secó la manos pues había pasado el reverso para limpiarse la boca, luego tiró el vaso de cartón a la papelera más cercana a fin de quedarse mirando a Shadow muy serio, acotando las distancias hasta quedar cara a cara - ¿Estás segura? No duele mucho pero no quiero arrepentimientos posteriores, esto es como el sexo, una vez que te acuestas con alguien, mejor disfruta – negó con la cabeza y sonrío, observando a su alrededor para ver donde quedaba aquella tienda donde se hizo el suyo – A ver, préstame tu plano – no tenía ni idea a cuantas manzanas se encontraba aquella tienda pero parecía que no podía estar muy lejos, además, los tatuajes era una cosa que mejor hacerlas de una vez o luego se arrepentiría a las puertas. Extendió la mano esperando el trozo de papel – y ve pensando que vas a tatuarte – era mala influencia.
- Cuéntame tu idea – mencionó mirando a Shadow de reojo mientras caminaba y bebía un poco más de café que hiciera entrar su cuerpo en calor. La primera pregunta sobre sus tatuajes fue afirmativa, llevaba uno en el antebrazo con el cinco en romanos. Era su número como capitán de Quidditch en Gryffindor y el cual llevó a Adair hasta la victoria de las casas, era como su número de la suerte así que después de salir vencedor junto a todo su equipo, agarró sus ahorros, falsificó la autorización y fue a un tatuador para que dejara impreso en su piel el número de la grandeza. Estaba dando un enorme sorbo a ese café para lapidarlo cuando escuchó por la derecha la propuesta de Shadow que hizo escupir a Adair el café de la boca, sorprendido y… diablos, no eran las cosas que pedían las amigas de su novia.
- Lo siento me acabo de imaginar tatuándonos dos corazones con nuestros nombres – añadió para dejar constancia que cosa había provocado aquello. Buscó una de las servilletas del McDonals y se secó la manos pues había pasado el reverso para limpiarse la boca, luego tiró el vaso de cartón a la papelera más cercana a fin de quedarse mirando a Shadow muy serio, acotando las distancias hasta quedar cara a cara - ¿Estás segura? No duele mucho pero no quiero arrepentimientos posteriores, esto es como el sexo, una vez que te acuestas con alguien, mejor disfruta – negó con la cabeza y sonrío, observando a su alrededor para ver donde quedaba aquella tienda donde se hizo el suyo – A ver, préstame tu plano – no tenía ni idea a cuantas manzanas se encontraba aquella tienda pero parecía que no podía estar muy lejos, además, los tatuajes era una cosa que mejor hacerlas de una vez o luego se arrepentiría a las puertas. Extendió la mano esperando el trozo de papel – y ve pensando que vas a tatuarte – era mala influencia.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Se asustó cuando botó el café pero estaba bien, hasta pensó que ella hubiese hecho lo mismo al escucharse decir eso porque no era algo natural en ella, la rubia era mucho más conservadora que eso y la única razón por la que se marcaría era porque había un hechizo para ocultarlo, hasta los mortífagos ocultaban sus marcas tenebrosas con eso, sería mucho más fácil tapar una cosa así y que ni siquiera estaría en un lugar visible. No era especialmente osada o valiente, pero sí caprichosa y ese era el capricho del momento.
-No, para nada. ¿Por quién me tomas?-preguntó riendo pero igualmente sorprendida de que creyese que se le estaba insinuando o que estaba proponiendo que se hicieran mejores amigos por siempre sellando su amistad con un tatuaje gemelo. O ni siquiera gemelo, si no como esos que tenían en el trasero los protagonistas de la película esa con Tenacious D. No conocía sus nombres, pero sus tatuajes le parecían de esos demasiado sospechosos para una simple amistad, no recordaba que en teoría eran marcas de nacimiento.-
Ella nunca se había acostado con alguien que no quisiera, ella si tuviese esos pensamientos contrariados se alejaría simplemente y dejaría a quien ya no le provocaba cosas en la cama. Nunca había sido el caso, no podía hablar con algo que la respaldase, pero era lo que pensaba. Su rostro mostraba el temor que le causaba pero en ese momento no pensaba que fuese una mala idea, le pasó el mapa para que se fijase dónde quedaba el lugar y siguió bebiendo su café. Tomó la bolsa de la comida para abrirla y comer algo, encontró lo que supuestamente era la happy meal y comió unas papas de ahí, encontró lo que no era un juguete, sino un libro para colorear con información de insectos. ¡Dónde estaba el juguete!
-Mira, nos estafaron.-le mostró el libro antes de meterse otra patata a la boca.-[color=deeppink]Está muy bueno, no sé por qué le llaman comida basura.-
Él habló de nuevo para decirle que eligiese su tatuaje, que pensase en qué iba a ponerse y se dio cuenta de que eso no lo había pensado. No tenía idea, ninguna, no quería una cosa fea, quería algo lindo y delicado. ¿Pero qué? Comenzó a entrar en pánico y ya no por el dolor.-Ayúdame, ayúdame. No sé qué cosa tatuarme, dime qué hago. ¿No me pueden asesorar? Quiero algo lindo, ni siquiera sé dónde ponérmelo, no lo quiero en el brazo como motociclista.
-No, para nada. ¿Por quién me tomas?-preguntó riendo pero igualmente sorprendida de que creyese que se le estaba insinuando o que estaba proponiendo que se hicieran mejores amigos por siempre sellando su amistad con un tatuaje gemelo. O ni siquiera gemelo, si no como esos que tenían en el trasero los protagonistas de la película esa con Tenacious D. No conocía sus nombres, pero sus tatuajes le parecían de esos demasiado sospechosos para una simple amistad, no recordaba que en teoría eran marcas de nacimiento.-
Ella nunca se había acostado con alguien que no quisiera, ella si tuviese esos pensamientos contrariados se alejaría simplemente y dejaría a quien ya no le provocaba cosas en la cama. Nunca había sido el caso, no podía hablar con algo que la respaldase, pero era lo que pensaba. Su rostro mostraba el temor que le causaba pero en ese momento no pensaba que fuese una mala idea, le pasó el mapa para que se fijase dónde quedaba el lugar y siguió bebiendo su café. Tomó la bolsa de la comida para abrirla y comer algo, encontró lo que supuestamente era la happy meal y comió unas papas de ahí, encontró lo que no era un juguete, sino un libro para colorear con información de insectos. ¡Dónde estaba el juguete!
-Mira, nos estafaron.-le mostró el libro antes de meterse otra patata a la boca.-[color=deeppink]Está muy bueno, no sé por qué le llaman comida basura.-
Él habló de nuevo para decirle que eligiese su tatuaje, que pensase en qué iba a ponerse y se dio cuenta de que eso no lo había pensado. No tenía idea, ninguna, no quería una cosa fea, quería algo lindo y delicado. ¿Pero qué? Comenzó a entrar en pánico y ya no por el dolor.-Ayúdame, ayúdame. No sé qué cosa tatuarme, dime qué hago. ¿No me pueden asesorar? Quiero algo lindo, ni siquiera sé dónde ponérmelo, no lo quiero en el brazo como motociclista.
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Un movimiento de cabeza y agradeció el mapa para desplegarlo ante sus narices, pasando las orbes miel por encima del recorrido, dejando el trozo de papel encima de una mano y frotándose la barbilla con la mano abierta mientras seguía con los ojos el camino imaginario hasta el lugar. En verdad no iba demasiado equivocado un par de manzanas y podrían llegar hasta el local para tatuarse, podrían desaparecerse pero Adair no tenía ganas, prefería caminar para ir decidiendo el tatuaje que iba a hacerse porque no tenía la más mínima idea.
“Mira, nos estafaron”. El chico salió de la ensoñación transitoria del mapa para fijarse en la muchacha, no entendió el motivo de la estafa hasta segundos después cuando vislumbrado el libro, ató cabos en a mente. Soltó una carcajada y negó divertido con la cabeza, volviendo a doblar el mapa para entregárselo a la rubia para que no perdiera todas sus anotaciones – No tienen decencia los del McDonals, mañana vendré a quemar su local y sembraré el caos con mi bate – puso seriedad a las palabras como si en verdad fuera a vengarse por la osadía de poner un libro por juguete pero terminó ladeando una sonrisa cosa que significaba que estaba hablando en broma y no dejando fluir esa parte innata de asesino en serie que Shadow pensaba que tenía su familia.
- Muchas mujeres tatúan sus tobillos – una mirada por todo el cuerpo de la rubia, pasando por el muslo y la rodilla hasta el mencionado lugar para escudriñar las posibilidades – y no sé, hay libros con modelos allí, podrás escoger el más… - no, no iba a decir “lindo” pero tras un segundo hizo una señal para indicarle el nuevo camino, cargó las bolsas y sacó sus patatas de luxe para ir comiendo durante el trayecto pues parecía que iban a atrasar la velada unas horas – adecuado para ti – las calles que iban a tomar no iban a ser las más concurridas así que dejaba ir a Shadow primera para vigilar su espalda, no para mirar su culo que alguna mirada también escaparon de forma inevitable – creo que me haré una águila – argumentó tras un rato de camino, indicaba por donde debían girar anunciando un metro antes pero en ese momento se encontraban en una calle estrecha y larga – en la nuca – muchos significados para ese tatuaje pero estaba bien dejar en algún lugar constancia indirecta de su habilidad como animago, carajo, no todo el mundo podía convertirse en un aguilucho cuando tenía ganas – o no, en la nuca no, no sé. Aconséjame. Gira a la derecha – unos pasos más y llegaron hasta el lugar. Pararon en frente, Adair miró a Shadow y esperó su reacción, capaz y la niña salía corriendo.
“Mira, nos estafaron”. El chico salió de la ensoñación transitoria del mapa para fijarse en la muchacha, no entendió el motivo de la estafa hasta segundos después cuando vislumbrado el libro, ató cabos en a mente. Soltó una carcajada y negó divertido con la cabeza, volviendo a doblar el mapa para entregárselo a la rubia para que no perdiera todas sus anotaciones – No tienen decencia los del McDonals, mañana vendré a quemar su local y sembraré el caos con mi bate – puso seriedad a las palabras como si en verdad fuera a vengarse por la osadía de poner un libro por juguete pero terminó ladeando una sonrisa cosa que significaba que estaba hablando en broma y no dejando fluir esa parte innata de asesino en serie que Shadow pensaba que tenía su familia.
- Muchas mujeres tatúan sus tobillos – una mirada por todo el cuerpo de la rubia, pasando por el muslo y la rodilla hasta el mencionado lugar para escudriñar las posibilidades – y no sé, hay libros con modelos allí, podrás escoger el más… - no, no iba a decir “lindo” pero tras un segundo hizo una señal para indicarle el nuevo camino, cargó las bolsas y sacó sus patatas de luxe para ir comiendo durante el trayecto pues parecía que iban a atrasar la velada unas horas – adecuado para ti – las calles que iban a tomar no iban a ser las más concurridas así que dejaba ir a Shadow primera para vigilar su espalda, no para mirar su culo que alguna mirada también escaparon de forma inevitable – creo que me haré una águila – argumentó tras un rato de camino, indicaba por donde debían girar anunciando un metro antes pero en ese momento se encontraban en una calle estrecha y larga – en la nuca – muchos significados para ese tatuaje pero estaba bien dejar en algún lugar constancia indirecta de su habilidad como animago, carajo, no todo el mundo podía convertirse en un aguilucho cuando tenía ganas – o no, en la nuca no, no sé. Aconséjame. Gira a la derecha – unos pasos más y llegaron hasta el lugar. Pararon en frente, Adair miró a Shadow y esperó su reacción, capaz y la niña salía corriendo.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Agradeció que quisiese usar sus genes para quemar el local, en realidad estaba decepcionada, esperaba un bonito juguete y había obtenido un libro con bichos feos, le gustaban los libros, pero no siquiera se trataba de un libro infantil acerca de animales bonitos. Luego de sonreírle por lo que acababa de decir temió, porque confirmaba que era un loco. Pero cuando le sonrió supo que era una broma. Se tuvo que reír de sí misma por ir pensando lo peor en cada ocasión, pero parecía que reír por lo del local.
-Ay no, qué cosa horrenda. Se vería cuando uso vestidos y cuando me case se va a ver totalmente fuera de lugar en la recepción cuando use el segundo vestido, el corto de la recepción. No, tiene que ser en un lugar poco visible, como un secreto.-le guiñó un ojo y sonrió camino hacia el lugar, que según ella sería como un precioso consultorio de medimago, no tenía idea de cómo era un lugar de esos porque jamás había entrado y ni siquiera veía tanta televisión muggle como para haberlo visto en ese aparato.-
Caminó hacia donde él iba mientras esperaba que en ese lugar hubiese algo adecuado para ella, una flor bonita o un corazón lindo. Ella misma podía dibujarlo, quizá uno rosado que combinase con su labial y que no quedase escandaloso sobre su piel porque tampoco era una vagabunda llena de tinta. Lo quería porque sentía la necesidad de ser más osada, de hacer cosas que la gente no creería que era capaz de hacer o que ella misma pensaba que era capaz de hacer. Esa era una de esas cosas, al menos era menos definitivo que ser de esas tipas que follaban con cualquiera a la primera cita, eso sí no lo haría nunca, estaba segura.
Fue hacia la derecha mientras pensaba en lo feas que eran las águilas, pero si a él le gustaban lo ayudaría a elegir el mejor lugar para tatuársela. Dependía del tamaño, de si le gustaba ir exhibiendo esas cosas y de muchos factores más.-Puedes ponértela en la espalda, pero si quieres que se vea en la nuca es mejor. Ay…no me digas que es aquí.-preguntó tomándolo del brazo involuntariamente, se había pegado mucho a él al pararse finalmente frente a un gran escaparate que tenía un letrero que indicaba que allí hacían tatuajes, dentro se podía ver a mujeres llenas de tatuajes y hombres con expansores y muchas otras cosas que llevaban instrumentos en las manos. Todos se veían muy rudos, no era como el consultorio de un medimago.-
-Ay no, qué cosa horrenda. Se vería cuando uso vestidos y cuando me case se va a ver totalmente fuera de lugar en la recepción cuando use el segundo vestido, el corto de la recepción. No, tiene que ser en un lugar poco visible, como un secreto.-le guiñó un ojo y sonrió camino hacia el lugar, que según ella sería como un precioso consultorio de medimago, no tenía idea de cómo era un lugar de esos porque jamás había entrado y ni siquiera veía tanta televisión muggle como para haberlo visto en ese aparato.-
Caminó hacia donde él iba mientras esperaba que en ese lugar hubiese algo adecuado para ella, una flor bonita o un corazón lindo. Ella misma podía dibujarlo, quizá uno rosado que combinase con su labial y que no quedase escandaloso sobre su piel porque tampoco era una vagabunda llena de tinta. Lo quería porque sentía la necesidad de ser más osada, de hacer cosas que la gente no creería que era capaz de hacer o que ella misma pensaba que era capaz de hacer. Esa era una de esas cosas, al menos era menos definitivo que ser de esas tipas que follaban con cualquiera a la primera cita, eso sí no lo haría nunca, estaba segura.
Fue hacia la derecha mientras pensaba en lo feas que eran las águilas, pero si a él le gustaban lo ayudaría a elegir el mejor lugar para tatuársela. Dependía del tamaño, de si le gustaba ir exhibiendo esas cosas y de muchos factores más.-Puedes ponértela en la espalda, pero si quieres que se vea en la nuca es mejor. Ay…no me digas que es aquí.-preguntó tomándolo del brazo involuntariamente, se había pegado mucho a él al pararse finalmente frente a un gran escaparate que tenía un letrero que indicaba que allí hacían tatuajes, dentro se podía ver a mujeres llenas de tatuajes y hombres con expansores y muchas otras cosas que llevaban instrumentos en las manos. Todos se veían muy rudos, no era como el consultorio de un medimago.-
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Miró de reojo a Shadow prenderse de su brazo derecho y luego volteó hacia el frente, escudriñando la fachada. ¿Qué tenía de malo? Era la tipica fachada londinense con una pequeña ventana en la planta baja que servía de expositor para algunas fotografías de tatuajes, piercings y algunos abalorios para decorar el cuerpo, además, había un letrero luminiscente en rosa puticlub que brillaba entre la ventana-expositor y la puerta propiamente dicha que daba paso a ese bizarro local – Es un buen lugar, puedo prometerlo, todo esta desinfectado y listo para el uso – añadió como tono conciliador hacia la muchacha, parecía espantada y esas eran las típicas cuestiones que fluían en la mente de los primerizos.
- Va, entramos, yo me hago el tatuaje primero – quizás si veía como pintaban el águila en su cuerpo, ella terminaba por animarse. Aprovechó esa mano apresando su brazo y tiró de ella hacia el interior del local, empujando la puerta y aguardando el paso de Shadow para caminar junto la chica hasta el mostrador. Una mujer con mi tatuajes, pendientes hasta en lugares ocultos y pelo naranja fosforito se giró hacia ellos con una sonrisa un tanto perturbadora preguntando que deseaban dos jovencitos en aquel lugar. Adair tomó la palabra y habló de que quería hacerse un par de tatuajes pero él sería el primero, la mujer les pasó el catalogo y los dejó un segundo a solas mientras el chico empezaba a ojear el libreto, hoja a hoja en la sección de animales.
- ¿Qué tienes pensado en mente? – añadió sin apartar los ojos de los esbozos en papel, eligiendo el que consideraba más “real” a su nueva condición de animago, claro que la muchacha Burroughs desconocería ese hecho – Toma – pasó un nuevo catálogo que había por allí – ve mirando, yo creo que me quedo con este – golpeó dos veces con el dedo índice sobre el dibujo y pintó una sonrisa en sus labios, ladeada y sincera. La mujer regresó y Adair mostró su dibujo, asintió satisfecha y les indicó con la mano que la siguieran hacia una habitación contigua solo oculta por una cortina. Una camilla y dos sillas, una para el tatuador y otra para el acompañante, Adair quitó la chaqueta para pasársela a Shadow y luego la camiseta – En verdad no hace tanto daño como parece, es como si te taladraran con mil agujas pero es soportable – el tatuador indicó que se pusiera boca abajo y Adair obedeció, indicando la zona de la costilla, iba a doler como un puto infierno.
- Va, entramos, yo me hago el tatuaje primero – quizás si veía como pintaban el águila en su cuerpo, ella terminaba por animarse. Aprovechó esa mano apresando su brazo y tiró de ella hacia el interior del local, empujando la puerta y aguardando el paso de Shadow para caminar junto la chica hasta el mostrador. Una mujer con mi tatuajes, pendientes hasta en lugares ocultos y pelo naranja fosforito se giró hacia ellos con una sonrisa un tanto perturbadora preguntando que deseaban dos jovencitos en aquel lugar. Adair tomó la palabra y habló de que quería hacerse un par de tatuajes pero él sería el primero, la mujer les pasó el catalogo y los dejó un segundo a solas mientras el chico empezaba a ojear el libreto, hoja a hoja en la sección de animales.
- ¿Qué tienes pensado en mente? – añadió sin apartar los ojos de los esbozos en papel, eligiendo el que consideraba más “real” a su nueva condición de animago, claro que la muchacha Burroughs desconocería ese hecho – Toma – pasó un nuevo catálogo que había por allí – ve mirando, yo creo que me quedo con este – golpeó dos veces con el dedo índice sobre el dibujo y pintó una sonrisa en sus labios, ladeada y sincera. La mujer regresó y Adair mostró su dibujo, asintió satisfecha y les indicó con la mano que la siguieran hacia una habitación contigua solo oculta por una cortina. Una camilla y dos sillas, una para el tatuador y otra para el acompañante, Adair quitó la chaqueta para pasársela a Shadow y luego la camiseta – En verdad no hace tanto daño como parece, es como si te taladraran con mil agujas pero es soportable – el tatuador indicó que se pusiera boca abajo y Adair obedeció, indicando la zona de la costilla, iba a doler como un puto infierno.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Ella jamás había pasado por ese lugar y no había visto cómo era un sitio de tatuajes, pero le impactó lo que era al punto de usarlo como apoyo porque era una barbarie allí dentro. No podía ver todo lo que sucedía dentro pero a través del escaparate se vislumbraba sin problema y no era bonito, para nada, no era un lugar con dibujos y gente sonriente, habían imágenes pero de animales horribles, demonios y fotos de gente con –por lo menos- veinte piercings en la cara, algunos de ellos. Al menos estaba desinfectado, él no podía mentirle, no frente a un asunto como ese.
Shadow estaba segura de que así eran los doctoresmuggles, con sus agujas y sus caras de locos, amantes del placer ajeno y de la sangre. Su temor era por ser primeriza y porque, realmente, esa gente parecía de la pandilla de Joseph, no le sorprendería ver un retrato de él cual Mao Tse Tung, con su rostro de pervertido dirigiendo esa operación sangrienta.
Shadow se puso a ojear el catálogo que le prestaron a ella pero nada le gustaba, además con sus tonos pastel se sentía totalmente ajena a esa gente que la miraba como si acabase de llegar a pedir que le hagan una manicura. Evitó las miradas ajenas porque no quería hacer contacto visual con nadie, mejor hablar con Adair, él habló primero.-No lo sé. No encuentro nada que me guste.-ojeó el que Adair le ofrecía para ver si encontraba algo de su agrado pero no fue así, las estrellas se veían bonitas y combinaban con su pulsera y sus aretes del día, pero cuando se pusiese algún otro tipo de joyería no combinaría en lo absoluto.
Fue con Adair tras no encontrar nada para ver cómo lo tatuaban, cuando lo vio allí recostado y escuchó lo de las agujas su rostro no pudo ocultar el miedo que volvía a recorrer sus venas. La muchacha del cabello naranja no lo tatuaría, iba a ser un hombre robusto, calvo pero con una pañoleta sobre la cabeza y con un chaleco negro de cuero. Se alejó un poco esperando ver el proceso pero la muchacha del cabello naranja le preguntó por su tatuaje, al decirle que nada le gustó le dijo si quería buscarlo en internet.
Shadow buscó la ayuda de Adair pero no la obtuvo, él estaba ocupado, le iban dibujando algo encima, aún sin las agujas. Le mintió a la chica diciéndole que era de un pueblo sin esas cosas, que le explicase cómo era. Una mirada suspicaz muy larga e incómoda antecedieron a la explicación, ella sólo debería buscar en ese aparato lo que quería, tecleando como si fuese una máquina de escribir pero en vez de papel había una pantalla. Pensó por un momento y antes de que le tocase recordó algo de sus libros de Magia del Mundo, tenía el suyo. Lo puso en la pantalla y se lo entregó a la mujer. Lo quería cerca de la cadera para que no se viese ni con un vestido corto sin mangas, pero el problema es que no sabía cómo poner su vestido para acceder a ese lugar de su cuerpo.
-Adair, ¿me dolerá si me lo pongo sobre la cadera? ¿cuánto va a demorar el tuyo? Necesito que me cubras si me levantan el vestido. Pero no vayas a mirar, y menos uno de estos.-se lo dijo agachándose para quedar con el rostro cerca para no hablar muy alto, le había dicho a la muchacha que cuando acabase Adair ella se haría el suyo, primero quería ver. El hombre activó el aparato de los tatuajes, eso no parecía algo indoloro.-
Shadow estaba segura de que así eran los doctoresmuggles, con sus agujas y sus caras de locos, amantes del placer ajeno y de la sangre. Su temor era por ser primeriza y porque, realmente, esa gente parecía de la pandilla de Joseph, no le sorprendería ver un retrato de él cual Mao Tse Tung, con su rostro de pervertido dirigiendo esa operación sangrienta.
Shadow se puso a ojear el catálogo que le prestaron a ella pero nada le gustaba, además con sus tonos pastel se sentía totalmente ajena a esa gente que la miraba como si acabase de llegar a pedir que le hagan una manicura. Evitó las miradas ajenas porque no quería hacer contacto visual con nadie, mejor hablar con Adair, él habló primero.-No lo sé. No encuentro nada que me guste.-ojeó el que Adair le ofrecía para ver si encontraba algo de su agrado pero no fue así, las estrellas se veían bonitas y combinaban con su pulsera y sus aretes del día, pero cuando se pusiese algún otro tipo de joyería no combinaría en lo absoluto.
Fue con Adair tras no encontrar nada para ver cómo lo tatuaban, cuando lo vio allí recostado y escuchó lo de las agujas su rostro no pudo ocultar el miedo que volvía a recorrer sus venas. La muchacha del cabello naranja no lo tatuaría, iba a ser un hombre robusto, calvo pero con una pañoleta sobre la cabeza y con un chaleco negro de cuero. Se alejó un poco esperando ver el proceso pero la muchacha del cabello naranja le preguntó por su tatuaje, al decirle que nada le gustó le dijo si quería buscarlo en internet.
Shadow buscó la ayuda de Adair pero no la obtuvo, él estaba ocupado, le iban dibujando algo encima, aún sin las agujas. Le mintió a la chica diciéndole que era de un pueblo sin esas cosas, que le explicase cómo era. Una mirada suspicaz muy larga e incómoda antecedieron a la explicación, ella sólo debería buscar en ese aparato lo que quería, tecleando como si fuese una máquina de escribir pero en vez de papel había una pantalla. Pensó por un momento y antes de que le tocase recordó algo de sus libros de Magia del Mundo, tenía el suyo. Lo puso en la pantalla y se lo entregó a la mujer. Lo quería cerca de la cadera para que no se viese ni con un vestido corto sin mangas, pero el problema es que no sabía cómo poner su vestido para acceder a ese lugar de su cuerpo.
-Adair, ¿me dolerá si me lo pongo sobre la cadera? ¿cuánto va a demorar el tuyo? Necesito que me cubras si me levantan el vestido. Pero no vayas a mirar, y menos uno de estos.-se lo dijo agachándose para quedar con el rostro cerca para no hablar muy alto, le había dicho a la muchacha que cuando acabase Adair ella se haría el suyo, primero quería ver. El hombre activó el aparato de los tatuajes, eso no parecía algo indoloro.-
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Hizo una señal con la mano para frenar la aguja, no por temor ni nada así, más bien porque Shadow reclamaba su atención. Incorporó su cuerpo en la camilla, sentado a horcajadas sobre ella, sopesó la pregunta por unos segundos y decidió ser sincero, incluso intercambió una mirada con el tatuador sincera como si ellos entendieran visualmente todo un torrente de frases.La cadera era una zona sensible por nervios y fina piel, más el menudo cuerpo de la arianrhod – Te va a doler pero no será algo insoportable – alzó una mano, la derecha, apartó los mechones de la cara de la muchacha y cazó el lóbulo de la oreja entre dos dedos – Creo que será más liviano que esto. ¿No es así? – el hombre asintió en la distancia y pese a su atuendo bastante agresivo, sonrió con calidez a la chica, solo por reconfortarla.
En cuanto a la ropa, ya no podía jurar que no iba a mirar si bajaban la falda o se la subían, tenía ojos para ver. Tenía el esbozo de su tatuaje en el costillar, miró un segundo hacia delante y pensó en avisar a Sofie pero estaba claro que mejor no dada su complicada situación, Pearlie debía estar con la familia y la única amiga que conocía de la rubia, era Gianna – Esta bien, voy a hacer una llamada – por llamada se refería a patronus pero igual el hombre asintió, paciente dejó la aguja sobre su regazo y Adair tomó su chaqueta donde llevaba la varita – Espérame aquí no tardo – fue hacia el baño que la mujer indicó, sacó la varita y envió su tarántula plateada con el mensaje “Estoy con Shadow en aquel lugar donde me acompañaste para hacerme el cinco del antebrazo. Quiere hacerse uno en la cadera. Ven o me deleitaré con sus torneadas piernas”. Esperaba que fuera suficiente, era algo exagerado (aunque tampoco mentira) pero sabía que Gianna era mujer de mensajes directos.
Regresó con la varita ya guardada en la chaqueta, volvió a entregar la ropa a Shadow y susurró un “listo” antes de volver a tumbarse en la camilla para el tatuaje. El hombre volvió a activar el cacharro, Adair alzó los brazos, apoyándolos en el cabezal de la litera y empezó la ligera tortura sobre su cuerpo. Giró la cabeza hacia Shadow, solo por distraer la mente del punzante dolor - ¿Qué elegiste? – pausa y apretó los dientes por el dolor- Va a tardar un rato…. – sopesó la idea de mandarla a tomar algo a esas horas para que no cayera en el aburrimiento pero recordó que era muy tarde para una chica joven y sola por las calles de Londres – Gianna no tardará, mejor esperas a salir con ella
En cuanto a la ropa, ya no podía jurar que no iba a mirar si bajaban la falda o se la subían, tenía ojos para ver. Tenía el esbozo de su tatuaje en el costillar, miró un segundo hacia delante y pensó en avisar a Sofie pero estaba claro que mejor no dada su complicada situación, Pearlie debía estar con la familia y la única amiga que conocía de la rubia, era Gianna – Esta bien, voy a hacer una llamada – por llamada se refería a patronus pero igual el hombre asintió, paciente dejó la aguja sobre su regazo y Adair tomó su chaqueta donde llevaba la varita – Espérame aquí no tardo – fue hacia el baño que la mujer indicó, sacó la varita y envió su tarántula plateada con el mensaje “Estoy con Shadow en aquel lugar donde me acompañaste para hacerme el cinco del antebrazo. Quiere hacerse uno en la cadera. Ven o me deleitaré con sus torneadas piernas”. Esperaba que fuera suficiente, era algo exagerado (aunque tampoco mentira) pero sabía que Gianna era mujer de mensajes directos.
Regresó con la varita ya guardada en la chaqueta, volvió a entregar la ropa a Shadow y susurró un “listo” antes de volver a tumbarse en la camilla para el tatuaje. El hombre volvió a activar el cacharro, Adair alzó los brazos, apoyándolos en el cabezal de la litera y empezó la ligera tortura sobre su cuerpo. Giró la cabeza hacia Shadow, solo por distraer la mente del punzante dolor - ¿Qué elegiste? – pausa y apretó los dientes por el dolor- Va a tardar un rato…. – sopesó la idea de mandarla a tomar algo a esas horas para que no cayera en el aburrimiento pero recordó que era muy tarde para una chica joven y sola por las calles de Londres – Gianna no tardará, mejor esperas a salir con ella
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
No estaba haciendo nada en especial. Si consideraran que estar tumbada en el sillón de casa con un libro entre las manos, Buttercup a tus pies y el gato en tu estómago como un deporte extremo, creo que terminaría siendo la campeona mundial o algo así de la pereza extrema. Leer temas de Medimagia no era lo mío. La ventaja de estar en casa con papá y Jonathan era que ellos podían explicármelo de una forma más dinámica que los libros. También me la pasaba con un ejemplar del profeta todos los días para analizar todas las noticias nuevas que habían sucedido. Bueno, “nuevas” ya que eran todos los periódicos de la semana que no había leído. También había un ejemplar de Corazón de bruja, del quisquilloso y de Quidditch Illustrated. Tenía que estar enterada de absolutamente todo y aunque no lo pareciera, si lo estaba.
Entonces me llegó un patronus. Ya conocía esa tarántula. Resoplé al corroborar que era Adair. ¿Qué querría ahora? Pero en cuanto empezó a hablar se me ocurrieron mil y un cosas por hacer. Lo mejor que podía intentar en ese momento era salir y regresar lo más tarde que pudiera a casa. Tenía muchas ganas de salir y seguramente Adair no se opondría a ir por unas cervezas o algo así a algún bar. Y Shadow… bueno, Shadow ya la convencería.
Corrí a mi habitación y me puse los zapatos y un suéter porque seguía haciendo bastante frío. Tomé unos vaqueros y una camiseta deslavada para Shadow porque estaba completamente segura de que había ido de vestidito bonito y eso de querer hacerse un tatuaje en la cadera estaría medio caótico, así que bueno, eso seguramente le ayudaba. Bajé nuevamente y me despedí de mamá. Ella sabía que una de mis ideas era hacerme un tatuaje así que, le dijera o no que quizás esa misma noche terminara con alguno, ella ya lo sabía. No me dijo nada con la voz, pero su cara lo dijo todo. No quería que me lo hiciera pero bueno, ya sabía ella que cualquier cosa que me dijera haría lo contrario o lo que se me diera la gana. Así había sido desde que había cumplido la mayoría de edad. Mejor que se alegrara que no había llegado ya embarazada como mi hermano Jonathan… y dos veces.
Me aparecí en una calle cerca de donde estaba el local de tatuajes, justo a donde nos habíamos aparecido Adair y yo la vez pasada que habíamos ido. Verifiqué que no hubiera nadie cerca y caminé un par de cuadras con la varita sostenida del mango aunque esta dentro del bolso, pero siempre preparada por cualquier cosa. Cuando llegué a la puerta del local, me limpié los pies y guardé finalmente la varita. Entré y vi a Adair recostado sobre la camilla y a Shadow viendo el catálogo de tatuajes.
-Oye, ¿qué te vas a hacer ahora? No me digas que te tatuarás una mujer de tetas grandes y cola de pescado porque eso si que no lo permito, se vería muy desnutrida con tus bracitos.-Miré a Shadow y me acerqué para darle un abrazo y un beso.-Te traje esto, seguro te queda pero para que no tengas… contratiempos, ya sabes. Y otra cosa… No sabía que fueras de las que se ponen tatuajes. Seguro se te ve lindo. ¿Ya sabes qué te vas a hacer? Si quieres te ayudo a escoger.
Estaba hablando demasiado rápido. Respiré hondo y miré al tatuador que me miraba un poco atolondrado. Le sonreí y me desplomé en el sillón de cuero negro que había cerca del mostrador y cerca de la camilla de Adair.
-Creo que también me haré uno, ya lo decidí…
Entonces me llegó un patronus. Ya conocía esa tarántula. Resoplé al corroborar que era Adair. ¿Qué querría ahora? Pero en cuanto empezó a hablar se me ocurrieron mil y un cosas por hacer. Lo mejor que podía intentar en ese momento era salir y regresar lo más tarde que pudiera a casa. Tenía muchas ganas de salir y seguramente Adair no se opondría a ir por unas cervezas o algo así a algún bar. Y Shadow… bueno, Shadow ya la convencería.
Corrí a mi habitación y me puse los zapatos y un suéter porque seguía haciendo bastante frío. Tomé unos vaqueros y una camiseta deslavada para Shadow porque estaba completamente segura de que había ido de vestidito bonito y eso de querer hacerse un tatuaje en la cadera estaría medio caótico, así que bueno, eso seguramente le ayudaba. Bajé nuevamente y me despedí de mamá. Ella sabía que una de mis ideas era hacerme un tatuaje así que, le dijera o no que quizás esa misma noche terminara con alguno, ella ya lo sabía. No me dijo nada con la voz, pero su cara lo dijo todo. No quería que me lo hiciera pero bueno, ya sabía ella que cualquier cosa que me dijera haría lo contrario o lo que se me diera la gana. Así había sido desde que había cumplido la mayoría de edad. Mejor que se alegrara que no había llegado ya embarazada como mi hermano Jonathan… y dos veces.
Me aparecí en una calle cerca de donde estaba el local de tatuajes, justo a donde nos habíamos aparecido Adair y yo la vez pasada que habíamos ido. Verifiqué que no hubiera nadie cerca y caminé un par de cuadras con la varita sostenida del mango aunque esta dentro del bolso, pero siempre preparada por cualquier cosa. Cuando llegué a la puerta del local, me limpié los pies y guardé finalmente la varita. Entré y vi a Adair recostado sobre la camilla y a Shadow viendo el catálogo de tatuajes.
-Oye, ¿qué te vas a hacer ahora? No me digas que te tatuarás una mujer de tetas grandes y cola de pescado porque eso si que no lo permito, se vería muy desnutrida con tus bracitos.-Miré a Shadow y me acerqué para darle un abrazo y un beso.-Te traje esto, seguro te queda pero para que no tengas… contratiempos, ya sabes. Y otra cosa… No sabía que fueras de las que se ponen tatuajes. Seguro se te ve lindo. ¿Ya sabes qué te vas a hacer? Si quieres te ayudo a escoger.
Estaba hablando demasiado rápido. Respiré hondo y miré al tatuador que me miraba un poco atolondrado. Le sonreí y me desplomé en el sillón de cuero negro que había cerca del mostrador y cerca de la camilla de Adair.
-Creo que también me haré uno, ya lo decidí…
Gianna Vercelli- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 04/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
No esperaba escuchar la voz de Gianna tan rápido, el haber estado caminando con Adair le había quitado de la mente la inmediata idea de aparecerse, lo que era tan común y que seguramente llevó a Gianna al lugar en menos de cinco minutos. Ella era mucho más habladora que Shadow, y más osada hasta en su elección de palabras, la rubia solamente se sonrió cuando Vercelli le hizo la broma a Adair pero sintió que era un chiste que no acababa de entender o algo así. Shadow la saludó cuando se le acercó y agradeció la ropa que no había cosa que necesitase más en ese momento.
-Ni yo creo que me vaya a hacer uno. Me estoy muriendo de miedo.-le dijo con real temor y en tono bajo para que no escuchen los que atendían o los demás clientes, podía ser mu bondadoso el hombre que atendía a Adair pero eso no quitaba que comenzase a sentir frío en las extremidades.-Ay sí, hazte uno. ¿De qué será? Ayúdame a elegir uno para mi también. Me lo pondré cerca de la cadera, no quiero que se me vea en todo momento, tiene que ser mediano o pequeño.
No quería ni pensar qué dirían en su casa si la veían con eso, su madre no que ella misma tenía uno enorme en la espalda y del que sabían sus hijos y –por supuesto- su marido, pero que le ocultaba a Annapola Burroughs para que no hiciese un enorme escándalo y le declarase la guerra por millonésima vez. Tenía el que cruzó su mente bien pensado pero mejor que Gianna le ayudase, y que se lo hiciese primero para darle valor. Sentía que su corazón latía muy fuerte, así que se excusó para mejor ir a cambiarse que ya le estaban metiendo las agujas a Adair y podía ver las gotas de sangre escurriendo por su espalda.
Llegó al baño y puso muchas toallas de papel en el suelo para poderse quitar los zapatos, al menos se gastó la mitas de las que habían. Buscó en la bolsa que le había dado la ropa y no es que fuese una malagradecida, pero eso no era lo que ella usaba regularmente, para nada. Se lo puso de todos modos, por no ser grosera y porque en realidad ayudaba mucho a que no se tuviese que prácticamente desnudar para que la tatuasen donde quería. El espejo del baño era pequeño, no sabía cómo se veía todo junto pero se lavó la cara para dejarla sin maquillaje que no creía que ese estilo demandase mucha sombra de ojos o labial.
Llegó a donde Gianna para agradecerle de nuevo con una sonrisa que puso tan sincera como pudo y que en realidad funcionaba, esperaba que le dijese qué tatuaje se iba a hacer que la mujer de cabello naranja ya esperaba a la Cerridwen para clavarle las agujas.-¿Ya decidiste?-le preguntó con curiosidad, nerviosa aún porque podía ver cómo continuaban con el de Adair.-Júrame por tu escoba que no duele.-le dijo a Adair, intentando asegurarse de que no iba a ser como dolor de parto o peor.-
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Ni cinco minutos pasaron cuando la voz de Gianna sonó a las espaldas de Adair. Giró un poco la cabeza hacia atrás, sonriendo de lado por ver cuan de efectivo resultó ser su patronus y soltó una carcajada comedida ante la mención de la mujer tetona en su brazo, negando con la cabeza divertido – Tendrá tu cara para hacer honor a esas peras oprimidas bajo tu camiseta – el hombre del pañuelo soltó una carcajada ante el bonito y curioso saludo entre esos dos, Adair volvió a negar con la cabeza y terminó poniendo la frente entre sus brazos, esperando que terminara el tatuaje que ya empezaba a cobrar forma bajo su brazo, justo encima del costillar.
- ¿Qué vas a tatuarte? ¿Un escorpión? Por lo menos tendrás algo con cola en tu cuerpo – otra carcajada contra la camilla por el doble sentido de la frase y la realidad de la misma, casi era de corte común la escasa vida sexual de la ojiazul después de su frustrante casi matrimonio con el futuro licenciado en leyes. Shadow regresó vestida con la ropa prestada por Gianna, miró por el rabillo del ojo como de apretados quedaban esos tejanos sobre las piernas de la rubia platino y tomó aire, dejando que continuaran con su tatuaje hasta que la rubia habló directamente hacia él para preguntar sobre el dolor del tatuaje otra vez.
No pudo reprimir rodar los ojos y haciendo una señal para parar mientras el hombre pasaba una gasa para eliminar los excesos de sangre y tinta, incorporó su cuerpo en la camilla, meditando la pregunta con el consiguiente juramento que implicaba poner en riesgo su escoba – Te he dicho que doler duele pero es un dolor soportable – giró un poco para mostrar la piel enrojecida y el resultado que aparecía plasmado sobre su piel - Observa, cuatro gotas de sangre. El tuyo será mucho más pequeño, no vas a notar nada insoportable pero eso sí, no te pienso jurar nada por mi escoba, es la única que me es fiel en esta vida – regresó la mirada hacia Gianna buscando ayuda para convencer a Shadow del asunto pero luego recordó que ahí tan pancha - ¿Tu qué? ¿Vas a hacértelo encima las tetas? Yo si quieres te lo dibujo. – y volvió a su tatuaje.
- ¿Qué vas a tatuarte? ¿Un escorpión? Por lo menos tendrás algo con cola en tu cuerpo – otra carcajada contra la camilla por el doble sentido de la frase y la realidad de la misma, casi era de corte común la escasa vida sexual de la ojiazul después de su frustrante casi matrimonio con el futuro licenciado en leyes. Shadow regresó vestida con la ropa prestada por Gianna, miró por el rabillo del ojo como de apretados quedaban esos tejanos sobre las piernas de la rubia platino y tomó aire, dejando que continuaran con su tatuaje hasta que la rubia habló directamente hacia él para preguntar sobre el dolor del tatuaje otra vez.
No pudo reprimir rodar los ojos y haciendo una señal para parar mientras el hombre pasaba una gasa para eliminar los excesos de sangre y tinta, incorporó su cuerpo en la camilla, meditando la pregunta con el consiguiente juramento que implicaba poner en riesgo su escoba – Te he dicho que doler duele pero es un dolor soportable – giró un poco para mostrar la piel enrojecida y el resultado que aparecía plasmado sobre su piel - Observa, cuatro gotas de sangre. El tuyo será mucho más pequeño, no vas a notar nada insoportable pero eso sí, no te pienso jurar nada por mi escoba, es la única que me es fiel en esta vida – regresó la mirada hacia Gianna buscando ayuda para convencer a Shadow del asunto pero luego recordó que ahí tan pancha - ¿Tu qué? ¿Vas a hacértelo encima las tetas? Yo si quieres te lo dibujo. – y volvió a su tatuaje.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
-No seas majadero, no tientes tu buena suerte hoy día.
Señalé a Adair con el dedo y miré al tatuador que también estaba empezando a carcajearse y luego guardó silencio. Seguro con nosotros dos ahí estaría muerto de las carcajadas. Seguro nunca había conocido gente que se llevara como lo hacíamos Adair y yo. Aunque seguramente si, tomando en cuenta que tatuaba gente y gente la había muy rara.
Me acerqué a Shadow al escuchar lo que Adair le comentaba. Si, sería la única cola que tendría en mi cuerpo, a palabras de Adair aunque fueran vulgares, pero era la verdad. Después de que terminara con Adrian mi vida sexual había sido más que nula. Y vamos, no era que estuviera buscándolo por todos los pasillos de Brigantia aunque en realidad me sintiera más ola que nunca por razones de las cuales aún no lograba comprender.
Le lancé una mirada asesina al Smertios y luego tomé el catálogo. Comencé a hojearlo buscando algo que pudiera ser bueno para Shadow. Quise responderle que no dolía pero en realidad no lo sabía. Mi piel era virgen, como la de ella, pero estaba segura de que Shadow era mucho menos “osada” como yo y hacerse un tatuaje en su delicada piel sería algo muy complejo de procesar para ella, así que mientras Adair le explicaba la situación, yo me dediqué a buscar algo lindo para ella. Algo femenino, que no se viera mucho y que fuera ella.
Me mordí el labio aunque después de unos minutos, mientras Shadow regresaba ya con la ropa que yo le había traído y que estaba completamente segura que no se sentía cómoda con ella a pesar de la amplia sonrisa que me había dedicado, encontré algo perfecto para ella. La tomé del brazo y la llevé al catálogo con una fotografía de unas flores de cerezo en el brazo de alguien.
-Mira, ¡mira! Este es perfecto. Dime que te gusta.
Le tendí la fotografía para que la viera bien. Estaba segura de que se le vería perfecto. Yo por mi parte, saqué una hoja de papel de mi bolso y la extendí. Era un atrapa sueños con las plumas en color turquesa oscuro y claro. Lo había dibujado hacía tiempo cuando decidí que quería un tatuaje y ese era el perfecto para mi. No sabía por qué y quizás eso había sido lo que me había hecho decidirme por él.
-Yo me haré este… en la cadera hacia el muslo izquierdo.
Sabía que me dolería, estaba consciente de ello. La mujer de cabello naranja se me acercó y vio la hoja que le daba. Me dio algunas indicaciones y le dije exactamente como lo quería. Ella asintió y fue a hacer la laminilla para preparar todo, como lo habían hecho esa vez que acompañé a Adair a que se hiciera el cinco hacía tiempo.
¿Sabes que tendrás que quitarte todo eso, verdad?-me miró señalándome la ropa y yo asentí.-Necesitas quitártelo para hacerte la medida.
Abrí los ojos y miré a todos lados. No parecía haber ningún cambiador más que el baño pero vamos… tendría que tener la cadera completamente descubierta y con lo que traía puesto sería prácticamente imposible. Resoplé y asentí.
-¿No tiene una batita… o una toalla o algo? No voy a andar sin bragas por todo el local.
El tatuador que se encargaba de Adair me miró y negó con la cabeza. La muchacha que me tatuaría a mi me entregó una toalla y procedí a cambiarme en el baño. Miré a Shadow una vez más y fui a quitarme todo lo de cintura abajo, lo necesario para que me pudieran tatuar, quedándome con la blusa rosa y los zapatos, me veía ridícula. Miré a Adair y luego la mesa donde me tendría que recostar. Justo en frente de él…. Qué padre, me iba a ver todo. Fruncí los labios y me acerqué a la mujer para que me acomodara en la camilla y me tomó la medida con un plumón y un appel especial y luego fue nuevamente hacia la máquina donde sacaba las planillas y yo me cubrí lo necesario.
-Como que se me está antojando un buen trago.-me levanté para ir por los cigarrillos que llevaba en el bolso y, después de preguntar si se podía fumar ahí y que me dijeran que si, encendí uno para tranquilizarme. Volví a recostarme a esperar a que viniera la muchacha, verificando que nada que no debía verse quedara a la intemperie.-Mira, Shadow, si me duele en la cadera yo te digo y cuando me lo estén haciendo te decides, ¿si?
Señalé a Adair con el dedo y miré al tatuador que también estaba empezando a carcajearse y luego guardó silencio. Seguro con nosotros dos ahí estaría muerto de las carcajadas. Seguro nunca había conocido gente que se llevara como lo hacíamos Adair y yo. Aunque seguramente si, tomando en cuenta que tatuaba gente y gente la había muy rara.
Me acerqué a Shadow al escuchar lo que Adair le comentaba. Si, sería la única cola que tendría en mi cuerpo, a palabras de Adair aunque fueran vulgares, pero era la verdad. Después de que terminara con Adrian mi vida sexual había sido más que nula. Y vamos, no era que estuviera buscándolo por todos los pasillos de Brigantia aunque en realidad me sintiera más ola que nunca por razones de las cuales aún no lograba comprender.
Le lancé una mirada asesina al Smertios y luego tomé el catálogo. Comencé a hojearlo buscando algo que pudiera ser bueno para Shadow. Quise responderle que no dolía pero en realidad no lo sabía. Mi piel era virgen, como la de ella, pero estaba segura de que Shadow era mucho menos “osada” como yo y hacerse un tatuaje en su delicada piel sería algo muy complejo de procesar para ella, así que mientras Adair le explicaba la situación, yo me dediqué a buscar algo lindo para ella. Algo femenino, que no se viera mucho y que fuera ella.
Me mordí el labio aunque después de unos minutos, mientras Shadow regresaba ya con la ropa que yo le había traído y que estaba completamente segura que no se sentía cómoda con ella a pesar de la amplia sonrisa que me había dedicado, encontré algo perfecto para ella. La tomé del brazo y la llevé al catálogo con una fotografía de unas flores de cerezo en el brazo de alguien.
-Mira, ¡mira! Este es perfecto. Dime que te gusta.
Le tendí la fotografía para que la viera bien. Estaba segura de que se le vería perfecto. Yo por mi parte, saqué una hoja de papel de mi bolso y la extendí. Era un atrapa sueños con las plumas en color turquesa oscuro y claro. Lo había dibujado hacía tiempo cuando decidí que quería un tatuaje y ese era el perfecto para mi. No sabía por qué y quizás eso había sido lo que me había hecho decidirme por él.
-Yo me haré este… en la cadera hacia el muslo izquierdo.
Sabía que me dolería, estaba consciente de ello. La mujer de cabello naranja se me acercó y vio la hoja que le daba. Me dio algunas indicaciones y le dije exactamente como lo quería. Ella asintió y fue a hacer la laminilla para preparar todo, como lo habían hecho esa vez que acompañé a Adair a que se hiciera el cinco hacía tiempo.
¿Sabes que tendrás que quitarte todo eso, verdad?-me miró señalándome la ropa y yo asentí.-Necesitas quitártelo para hacerte la medida.
Abrí los ojos y miré a todos lados. No parecía haber ningún cambiador más que el baño pero vamos… tendría que tener la cadera completamente descubierta y con lo que traía puesto sería prácticamente imposible. Resoplé y asentí.
-¿No tiene una batita… o una toalla o algo? No voy a andar sin bragas por todo el local.
El tatuador que se encargaba de Adair me miró y negó con la cabeza. La muchacha que me tatuaría a mi me entregó una toalla y procedí a cambiarme en el baño. Miré a Shadow una vez más y fui a quitarme todo lo de cintura abajo, lo necesario para que me pudieran tatuar, quedándome con la blusa rosa y los zapatos, me veía ridícula. Miré a Adair y luego la mesa donde me tendría que recostar. Justo en frente de él…. Qué padre, me iba a ver todo. Fruncí los labios y me acerqué a la mujer para que me acomodara en la camilla y me tomó la medida con un plumón y un appel especial y luego fue nuevamente hacia la máquina donde sacaba las planillas y yo me cubrí lo necesario.
-Como que se me está antojando un buen trago.-me levanté para ir por los cigarrillos que llevaba en el bolso y, después de preguntar si se podía fumar ahí y que me dijeran que si, encendí uno para tranquilizarme. Volví a recostarme a esperar a que viniera la muchacha, verificando que nada que no debía verse quedara a la intemperie.-Mira, Shadow, si me duele en la cadera yo te digo y cuando me lo estén haciendo te decides, ¿si?
Gianna Vercelli- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 04/09/2012
Re: Hatchards por la tarde
Fue hasta donde estaba el catálogo y se llevó las palmas de sus manos hacia sus propias mejillas al ver lo que se estaba mostrando, eran unas flores muy bonitas y que jamás había encontrado en un broche. Iba perfecto con ella, Shadow amaba las flores y lo bonitas que eran, tener una sobre la piel le parecía una perfecta idea para su primer tatuaje.
-Ay Gianna, es la cosa más bonita que he visto. Está hermoso. ¡El tuyo también! ¿Lo hiciste tú? Pero amo el mío…es rosado y delicado y…demasiado bonito. Nos vamos a ver muy lindas.-lo miró varios segundos ya sin las manos sobre su rostro, el tamaño que mostraba el catálogo decía ser a tamaño real, entonces usando su índice y su pulgar para medirlo tomó una espacio promedio para luego ponerlo la separación de sus dedos sobre la cadera para intentar visualizar cómo se iba a ver.-
Adair le dijo lo del dolor y simplemente tomó una gran bocanada de aire y ni le contestó porque ya le volvía a hablar a Gianna, si esos dos se besaban o algo ella se iba a enojar mucho por Sofie y porque no le prestaban atención. Tuvo que tomar la foto de su tatuaje para irse calmando, se repetía que valdría la pena. Ya ni caso le hacía a Adair por mirar su tatuaje y el tiempo se le pasó rápido, Gianna ya había regresado con una toalla corta y se colocaba frente a Adair prácticamente desnuda, como ella iba a estar si no le llevaba ropa. ¡No tenía calzones, no tenía calzones!
-Perfecto. Gracias, gracias, gracias.-le dio un gran beso a Gianna en la mejilla aunque le era incómoda verla tan desnuda allí, no se le veía nada pero de todos modos. Ella se pondría el suyo también a la altura de la cadera pero adelante, quizá un poco por debajo para que no se le viese nada si usaba una blusa algo corta y una falda regular, tenía que pensar bien en eso, era cuestión de estrategia también.-¿Qué les parece si me lo hago aquí? ¿Significa algo como cuando eres hombre y te pones un arete en la oreja derecha? Díganme, yo no sé de estas cosas.
Esperaba no tener que desvestirse como ella, desabrochando los vaqueros podrían hacerlo, sus bragas eran pequeñas y no habría necesidad ni de bajarlas, pero ella no permitiría que la pusiesen frente a Adair que no quería que la viese. Le deba vergüenza aunque al saber que era novio de Sofie era imposible que viese, así debía ser, él no era capaz. Le sonrió a Adair por un rato como si él acabase de decírselo, pero sólo se convencía a sí misma. Cuando un muchacho lleno de tatuajes le habló casi se cae de la banca en la que esperaba que a sus amigos les acabasen de poner los tatuajes, pero el chico sólo le quiso preguntar la hora y se fue. Que empezasen ya, se ponía ansiosa y quería comenzar con el suyo apenas le diesen las opiniones.
-Ay Gianna, es la cosa más bonita que he visto. Está hermoso. ¡El tuyo también! ¿Lo hiciste tú? Pero amo el mío…es rosado y delicado y…demasiado bonito. Nos vamos a ver muy lindas.-lo miró varios segundos ya sin las manos sobre su rostro, el tamaño que mostraba el catálogo decía ser a tamaño real, entonces usando su índice y su pulgar para medirlo tomó una espacio promedio para luego ponerlo la separación de sus dedos sobre la cadera para intentar visualizar cómo se iba a ver.-
Adair le dijo lo del dolor y simplemente tomó una gran bocanada de aire y ni le contestó porque ya le volvía a hablar a Gianna, si esos dos se besaban o algo ella se iba a enojar mucho por Sofie y porque no le prestaban atención. Tuvo que tomar la foto de su tatuaje para irse calmando, se repetía que valdría la pena. Ya ni caso le hacía a Adair por mirar su tatuaje y el tiempo se le pasó rápido, Gianna ya había regresado con una toalla corta y se colocaba frente a Adair prácticamente desnuda, como ella iba a estar si no le llevaba ropa. ¡No tenía calzones, no tenía calzones!
-Perfecto. Gracias, gracias, gracias.-le dio un gran beso a Gianna en la mejilla aunque le era incómoda verla tan desnuda allí, no se le veía nada pero de todos modos. Ella se pondría el suyo también a la altura de la cadera pero adelante, quizá un poco por debajo para que no se le viese nada si usaba una blusa algo corta y una falda regular, tenía que pensar bien en eso, era cuestión de estrategia también.-¿Qué les parece si me lo hago aquí? ¿Significa algo como cuando eres hombre y te pones un arete en la oreja derecha? Díganme, yo no sé de estas cosas.
Esperaba no tener que desvestirse como ella, desabrochando los vaqueros podrían hacerlo, sus bragas eran pequeñas y no habría necesidad ni de bajarlas, pero ella no permitiría que la pusiesen frente a Adair que no quería que la viese. Le deba vergüenza aunque al saber que era novio de Sofie era imposible que viese, así debía ser, él no era capaz. Le sonrió a Adair por un rato como si él acabase de decírselo, pero sólo se convencía a sí misma. Cuando un muchacho lleno de tatuajes le habló casi se cae de la banca en la que esperaba que a sus amigos les acabasen de poner los tatuajes, pero el chico sólo le quiso preguntar la hora y se fue. Que empezasen ya, se ponía ansiosa y quería comenzar con el suyo apenas le diesen las opiniones.
Shadow Burroughs- Mensajes : 130
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