Encuentros inesperados.

(Se nos olvido mencionar que es un post atemporal, por sí las dudas).

No tenía tiempo para ese entrenamiento y sólo había ido a los ejercicios de la mañana por que le había encontrado el gusto a empezar el dia así. Llevaba puesto el mismo traje de baño que el día de su casa, pero no estaba metida en el lago por gusto, bueno tal vez un poquito sí, sino por que estaba buscando unas algas curativas para Herbologia.

Escuchó un golpe seco. Bueno, más bien como el sonido del baseball, cuando el bate golpea la pelota y levantó la vista, incluso hasta soltó las algas que ya tenía, por que pensó que alguien ya se estaba peleando.

Por un momento pensó que era algún enfermo queriendo molestar a Elazar, por que era al único que había visto por ahi. Ya lo había saludado desde hace rato y cuando escuchó lo que decía Adair de lo de hacerlo hombre y se rió un poquito.

Se acerco a ellos por que la verdad ya se habia aburrido y comenzaba a fastidiarse por que, aparte, había un montón de mosquitos en donde estaban las algas que quería y el suelo estaba fangoso.

Muchachos, ¿qué están haciendo? Invitenme.

Les dijo cuando llegó junto a ellos.

Le habría gustado poder terminar con aquello cuanto antes, pero tenía la necesidad de acabarlo cuando antes, para así después despreocuparse y poder hacer lo que fuera.
A parte de eso estaba el plus de que había quedado con Elazar; él mismo había sido quien le había dicho de quedar en el lago, y Draken iba a aprovechar aquella situación... hacía un par de días leyó, curioseando libros sobre pociones, que había unas algas que tenían ciertos efectos que serían interesantes de ver; ver que conseguía hacer con ellas.
Se lo había comentado a su compañero de habitación, a Yesenes, pero parecía mas interesado en adquirirlas sin mucho mas esfuerzo que el de intercambiar algunas de sus “cosas” por las algas; por lo que no tardaron en llegar a un acuerdo.

Y ahí estaba Stall, caminando a paso algo ligero hacia donde había decidido encontrarse con Selvaggi, cargado con su bolsa de siempre, donde se había asegurado de meter una ropa de baño (propia, pero para lo que era...) para dejársela a su mejor amigo y que no tuviese excusa de no ayudarle a buscar; ya después le agradecería de alguna forma y otra su ayuda.

Pero para cuando se presentó en el lugar, al parecer el italiano ya había buscado otras compañías. Arrugó la nariz y se acercó del todo a ellos, haciendo la capa que llevaba ondear un poco con el paso algo mas rápido que tomó. - Veo que estás bastante bien acompañado, Selvaggi. - Comentó terminando por acercarse a los tres que estaban ahí de pie.

Pasó la mirada primero a Selvaggi, después al otro chico que había ahí, que le sonaba de haberle visto en alguna que otra ocasión, y terminó por reparar en la chica, haciéndole un buen repaso de arriba abajo... demasiado cría, bah.

Alzó una ceja y se quedó mirando ahora a los tres a la vez. Quería saber por qué había allí “tanta” gente.

Adair, por Merlín, cuanta hostilidad.

Y habría sonado en serio sino fuera por que se les había sonreido un poquito. Lo hizo por que Elazar había hablado más o menos de la misma manera, si hubiera visto que se enojaba o algo, Regina seguramente se habría abalanzado sobre el novio de Sofie, pero en lugar de eso término agradeciéndole el cumplido sobre su traje de baño.

Regina miró de arriba abajo a Draken cuando llego por que le hizo sentirse ligeramente cohibida u mejor se acercó mas a Adair. Se le había perdido algo, le debía dinero, ¿o qué?

Paso su brazo por la cintura de Adair y se recargó ligeramente en él, por un momento pensó que si estaban ahí era por que iban a hacer algo interesante, pero como ninguno dijo nada, se dio cuenta de que no.

Sin embargo, ya habían pronunciado las palabras mágicas y la cara de la Ogmios se ilumino por que esas cosas le encantaban.

¡Ay, si! Me encanta esa idea, ¿Traen traje? Por qué oieden meterse como quieran a mi no me importa, sólo no los veo y ya

Había visto tantas cosas en los vestidores que ya casi nada le apenaba. O al menos ya se acostumbraba rápido. Casi corrió tras Adair y se detuvo frente al lago, comenzaba a darse cuenta de que le gustaba apostar por que también lo había hecho en su casa.

De acuerdo, iba a proponerte que fuéramos equipo pero sino no puedo apostarte. Te apuesto 5 knuts, dos cigarros, un galeón y mmm... ¡No, ya sé! Mejor que el perdedor o los perdedores tengan que ser esclavos de los ganadores por un día, ¿qué les parece?

Miró a los tres sin poder ocultar su emoción por que cualquier cosa que implicara competir y apostar le ponía feliz.

Elazar, ¿quieres ser de mi equipo? ¿O prefieren ser ustedes dos contra nosotros dos?

O sea Elazar y Draken va Adair y ella

En verdad aquél tipo acababa de proponer hacer algo tan jodidamente estúpido como una mierda de carrera? ¿Nadando? Arrugó la nariz en una mueca de desagrado ante aquella idea y miró a Elazar. - Yo no pienso perder el tiempo en esa gilipollez, tengo cosas mas interesantes – o no - que hacer.

Escuchó los argumentos de la chica, como aquella apuesta dejaba de estar hecha con dinero, sino que cambió a apostar a las “personas” por llamarlo de alguna forma. ¿Quién cojones se rebajaría al nivel de ser esclavo de otro por un día?

Y ahora Elazar... aquellos tres no eran mas que una jodida panda de tarados.

Cuando Regina preguntó sobre los bañadores, justo un poco antes de que Stall pudiese decir nada, Selvaggi ya había hablado, pero no se quedó callado y habló. - Si que tiene bañador, y yo también. Pero yo no pienso ser participe de una gilipollez como esa. Me quedo con lo que tenía pensado hacer desde un principio que vine aquí. Yo si queréis os veo hacer el ridículo entre vosotros y todo solucionado.
Se quitó un momento la capa para enseñarle a Elazar la bolsa, señalándola, queriéndole decir que ahí era donde tenía la prenda de baño que había traído para él.

Lo único que quizás le hizo flaquear un poco fue aquella proposición de Elazar... aunque en realidad, tras su plan de recoger aquellas plantas marinas, ya tenía un plan solo con el italiano... que ahora estaba completamente arruinado, y bueno... joder, que todos parecían demasiado entretenidos y entusiasmado con aquella ridícula idea.

Vio como tanto la chica como su mejor amigo parecían algo animados, esperando que respondiese que si. No tenía por que ser el capullo de Stall ni el rancio ni amargado... ¿no? El otro tipo y él no tenían mucha pinta de ir a llevarse bien, pero...

- Tsk... venga, pero no pienso hacer demasiado el ridículo, joder. - Gruñó mientras él mismo empezaba a deshacer el broche de su propia capa.

A diferencia de Adair que se le hacía de mente abierta, sentía que a Draken le incomodaba un poco que Elazar nadara como quisiera, pero no de una manera grosera e intolerable sino como podría incomodares Bleeker si fuera ella quien nadase sin ropa. Trato de no pensar en eso por que de seguro silo estaba imaginando cosas por que ni lo conocía.

Se río por lo de recolector de pociones y le levantó la mano a Elazar para que la chocara (o le diera "esos cinco") cuando aceptó ser su equipo.

Les vamos a ganar -se acercó un poquito a él y le susurró al oído-: pero no soy muy muy buena nadando, ¿seguro qué quieres ser su recolector oficial?

Sabia perfectamente que no tenía que hacerlo, pero miró a Draken con ojos de gato con botas por que sino serían impares y no podrían jugar relevos. Pero se puso muy feliz cuando dijo que siempre si quería.

Si perdían ella sería la esclava de Adair y no tenía ni la menor idea de qué le pondria a hacer. Se imaginaba lo que haría si ella fuera Autumn por todo lo que ella le contaba, pero como no lo era...

La verdad, necesito que alguien le de brillo a mi escoba y me has los ensayos.

Pero no pudo seguir pensando qué más por que la cargó. Soltó un gritito que se convirtió en carcajada y comenzó a patalear. No lo hizo con fuerza ni con la intención de que la soltara, de hecho lo abrazo por el cuello y lo soltó cuando la fue dejando en el agua.

Muy bien, me parece perfecto

Dijo mirando hacia donde le señalaba y luego el camino de regreso. Le sonrió cuando dijo lo de las damas primeras y le sacó la lengua antes de sumergirse sólo un poquito. Comenzó a bracear y pataleó in fuerza para sacar muchísima agua y empaparlo.

Regina no era la mejor de las nadadoras y menos si no usaba gogles, pero se defendía y nadó lo más rápido que pudo, aunque sabía que, por mucha ventaja que él le hubiera dado, la iba a alcanzar pronto.

Cuando sintió que Adair estaba cerca estiro el brazo hasta tocar su cabeza u se impulsó de ella o, al menos trato de empujar lo hacía atrás. Al fin de cuentas sólo estaban compitiendo para divertirse.



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No se sí es meta juego D:

....

A mi no me suena nada a metajuego Regina =P

Ni siquiera él mismo sabía por que había terminado por ceder a aquello tan... estúpido que habían propuesto; probablemente por hacer feliz a Selvaggi y no hacerle quedar mal o cualquier mierda... por que que pensasen que él era un imbécil le daba igual, pero no quería dejar mal a su mejor amigo.

Arrugó la nariz al ver como Elazar se había empezado a desnudar, y ayudó a cubrir su desnudez un poco con la capa para que nadie mas que él le viese nada, habiéndole dado el bañador que había llevado para él. Cuando estuvo listo el italiano, él simplemente se sacó la ropa y guardo tanto la suya como la de su compañero en la bolsa para poder tenerla algo mas vigilada.

Miró hacia el agua, viendo como el otro par ya parecían haber empezado a jugar a aquella mierda. - No se ni por que dije que si, es ridículo y una puta mierda. - Se quejó, hablándole a Elazar, dejando la bolsa cerca de donde se quedaría esperando a que el otro le cediese el turno de la carrera, el relevo.

Suspiró y negó con la cabeza; ni quería ser el esclavo de nadie, ni quería estar en esos momentos dentro del agua para hacer el gilipollas nadando, perdiendo el tiempo... Él quería estar recogiendo aquellas plantas marinas que iba a ir a buscar.
Giró el rostro un momento hacia los que estaban nadando y vio como Regina estaba un tramo por delante de Adair, cosa que le hizo chasquear la lengua y gruñir.

Miró un momento de reojo a Elazar que parecía estar disfrutando de ver como su “equipo” iba ganando. - Yo siempre juego limpio... supongo. - Le sonrió un poco ladeado, cabrón y le guiñó el ojo, preparándose, algo aburrido, para seguir con aquella tontería.

No estaba acostumbrada a que la dejaran ganar por que cuando uno apuesta normalmente lo que menos quiere es perder y ella solía competir siempre con malos perdedores (incluso la propia Regina lo era un poquito). Por la cabeza si se le estaba pasando que tal vez, a lo mejor, era lo que él estaba haciendo, aunque no se imaginaba que era para molestar a Draken.

Trató de no detenerse para soltar una carcajada cuando escuchó al respirar que Adair estaba tosiendo y siguió nadando sino de nada le iba a servir haberle hecho su pequeña travesura. Miró hacia atrás y se dio cuenta de que ya lo había dejado y aunque no aminoró el paso ya no volvió a distraerse en buscarlo. Seguramente ya no la iba a alcanzar.

Soltó un gritito que se escuchó sofocado bajo el agua y lleno de burbujas cuando la jaló. Tenía muchas, muchísimas ganas de reírse ahí en su cara por que sí, eso le daba mucha risa; pero si lo hacía no iba a apiadarse de ella y seguro la sumergía o le hacía limonada (user: luego les explico que es limonada), así que se mordió el labio y lo miró como quien acaba de hacer una travesura. También lo abrazó muy fuerte con las piernas, rodeándolo su cadera, por si las dudas.

Nunca había estado así tan cerquita de él. Nunca en verdad. Y se dio cuenta de que tenía los labios grandes y ojos muy bonitos, como los de Autumn; además, el cabello se le había pegado al rostro. Era muy guapo, para qué negarlo. Asintió con la cabeza dos veces, sin borrar su sonrisa. Sí, sí creía que la debería soltar.

Cuando la soltó se sumergió nuevamente. Apenas había tocado el piso para volverse a impulsar cuando la volvió a jalar; pero esta vez, Regina fue mucho más lista y tomó agua del lago, inflando los cachetes. Cuando salió se la escupió en la cara haciendo el mismo ruido de un globo al desinflarse y ahora sí soltó una carcajada.

¡El último es un gusarajo peludo!

Le gritó antes de volver a nadar y ya no se detuvo. Pensándolo bien, Regina Cleverley si quería ser su ama por un día.

No se dio cuenta si tenía ventaja sobre Adair o si ya había llegado, eran tantos sus nervios y tanta su emoción que solo le importó tomar la mano de Elazar. Se levantó cuando creyó que pisaba y comenzó a correr.

¡Elazar, corre! ¡Corre! –le gritó acercándose a él y estirando la mano para que ya la tocara.

Se dejó convencer de aquella imbecilidad, se quedó mirando un poco como a lo lejos los que habían salido antes que él y que su mejor amigo estaban divirtiéndose, entreteniéndose haciendo el gilipollas entre ellos. Aquello ya ni era una carrera, era simplemente un juego estúpido que se le quitaron las ganas de seguir.

Pero escuchó la voz de Elazar digiriéndose a él, girando el rostro para mirarle, con el ceño algo fruncido. - En ciertas ocasiones juego limpio a mi manera, con mis reglas... - Le comentó con una medio sonrisa capulla, y en cuanto el idiota que tenía como compañero, que a las claras estaba dejándose ganar por la chica, le tocó la mano, hizo la mierda que le tocaba hacer ahora a él.

Seguía muy por detrás a Elazar, apenas a un metro de distancia a lo sumo, pero entonces decidió que, como el otro tampoco había estado jugando de forma limpia, él apenas usaría un poco su “manera” de juego limpio, o algo. Agarró del tobillo a su mejor amigo y de un tirón lo hizo ponerse a su propia altura, escuchándole quejarse, sonriendo cabrón, cogiendo algo de ventaja, pero sin que aquello le durase demasiado.

Sintió como Selvaggi se le había casi tirado encima y empezó a hacerle una ahogadilla. El metamorfomago forcejeó apenas un poco y sacó la cabeza de debajo del agua, quejándose de haber sido semi ahogado por el italiano, y repitió el mismo gesto en su compañero.

Haciendo un poco el imbécil terminaron por llegar al otro extremo a la par, siguiendo ambos con el camino de vuelta, cada uno tratando de vencer al contrincante, sin prestar demasiada atención.

Tocó la mano de Elazar y comenzó a dar brinquitos, echandole porras y animandolo. También empezó a gritarle de cosas a Draken, casi hasta de qué se iba a morir, cuando vio que le jalaba el tobillo a su equipo. De todas maneras sentía que iban a ganar por que aún cuando lo estaba hundiendo, Elazar nadaba rapidísimo.

Cuando vio a Adair salir del lago se llevó las manos a la cintura y lo miró con fingida suficiencia. Dejado ganar o no, había llegado primero y, la verdad, se regodeó un poquitín.

Me gusta ganar –siempre le había costado trabajo entender el doble sentido a la primera, pero cuando lo hizo se rio-… hey, bobo, no lo había entendido. Yo no hago esas cosas.

Sí claro.

Jugar sucio, en todo –dijo después de una ligerísima pausa.

Mejor se puso a ver otra vez hacia al lago por que tenía que cuidar que el tramposo de Draken no le ahogara a Elazar, ¿sería demasiado lanzarle un hechizo? Solto un gritito ahogado cuando sintió que la tomaban de las manos y le empezaban a empujar al lago. Comenzó a quejarse y a patalear para que la soltara, pero él era más fuerte y tampoco es que lo haya intentado mucho.

Eres un tonto, sueltame –le decía antes de tomar aire por que si sentía que la iba a hundir y no estaba de frente a él como para poder aferrase otra vez con las piernas.

Y fuera del peligro lo miró levantando una ceja.

¿Una casa de apuestas? Suena interesante, pero… ¿cómo va a beneficiarnos a nosotros? Además, no entiendo cómo.

¿Estaba prohibido en Brigantia? Ni sabía por que no había leído el reglamento, solo sabía lo básico por que era más o menos igual que en Hogwarts: dormirse temprano y no andar merodeando por ahí.

Está bien –dijo levantando una mano, esperando que la estrechara-, pero explícame bien cómo. Oye, entonces... ¿cuándo puedes empezar tus labores de esclavo?

Simplemente se quedó de pie mirando a Selvaggi, respirando algo agitado por la tontería aquella, cogiendo una bocanada de aire y expulsando el mismo en un suspiró bastante pesado, acercándose el par de pasos de distancia que habían quedado entre ambos.

Miró un momento a los otros dos que parecían demasiado entretenidos el uno con el otro, haciendo el gilipollas, y volvió a mirar hacia Elazar, alzando un poco un lado del labio superior, sin quitarle el ojo de encima. - Creo que esto al final mas que un juego fue un “queremos quedarnos a solas para follar” o algo así. - Dijo comentando el estado en el que habían quedado aquellos dos y negó con la cabeza.

Salió del agua y se pasó la mano por el pelo con intención de medio secarlo, entonces escuchando lo que Selvaggi le acababa de decir. Le miró con los ojos entrecerrados y sacando la varita, se secó a si mismo, después viendo como el italiano salía tras él, y le apuntó con la varita para hacer que él también quedase totalmente seco. - Supongo que habrías preferido que te secase de forma manual... pero aquí no creo que te hubiese gustado que me pusiese a secar cada pequeña parte de tu cuerpo frente a ojos que nunca te han visto antes desnudo... - Le comentó en un tono algo cabrón.

Se inclinó lo justo para alcanzar la bolsa y se la tendió a su amigo. - Yo me moveré un poco para buscar lo que vine a buscar... ¿tú te quedaras aquí o algo?

Si se iba a tener que quedar haciendo el idiota en el agua, al menos lo haría de forma que él mismo obtuviese algo realmente útil, aquellas malditas plantas marinas para usar en alguna que otra poción.

Se había quedado con las ganas de correr hasta con Elazar y darle un abrazo tan fuerte como para tirarlo nuevamente al lago como celebración por que había estado cerrando un trato muy importante con Adair y solo soltó un gritote de emoción que de seguro lo dejó sordo. Como el de una mamá que le hecha porras a su hijito cuando vuela solito en escoba por primera vez.

El comentario de que no quería que le saliera con una sorpresa como un hijo le hizo reír muchísimo. Le divertía muchísimo cómo se llevaba Adair con Elazar, no sabía si eran amigos y ya solo le quedó despedirlo con la mano. La verdad es que no se había dado cuenta de que había pasado la mayor parte del tiempo riéndose de las bromas del Smertios que poniéndoles atención a ellos.

Si, Elazar. ¡Cuidate mucho! A ver cuando volvemos a jugar así los cuatro

Regina pasó la mano por su cintura y comenzó a caminar con él por el lago cuando le pasó el brazo por los hombros y de vez en cuando le echaba agua a la cara por que salpicaba al caminar. Le costaba trabajo caminar entre el fango, incluso casi se tropieza una vez y tuvo que sujetarse de él con más fuerza.

Oye, mejor dime que si puedes hacer –dijo con una sonrisita cuando dijo que no podía ni planchar ni lavar-, y yo que ya te tenía lista toda la ropa sucia…. Con que cocinas, ¿eh? Ay con que razón tienes a Sofie loquita loquita –estaba exagerando pero suponía que debía ser así, ¿no?, sino ¿por qué estaban juntos?[/b]

Sentía que no había reído tanto en toda su vida como en ese ratito que había estado con Adair, tanto que de seguro él ya debía pensar que su humor era lo más simple de toda la vida.

O no, nada de ropa para ti, ni mi sujetador ni mi calcetín. Aunque de todas maneras esto no funciona como con los elfos domésticos, señor Brackmminster. –se levantó de puntas y le dio un besito en la mejilla, por que ella también ya debía irse. Aunque la verdad no quería. La estaba pasando muy bien con él.

Sacó de su mochila una toalla, pero era la única que tenía.

Va a hacer frío pronto, ¿traes con qué secarte? Si quieres puedes secarte con esta, esclavo –dijo tendiéndole su toalla seca para que lo hiciera él primero-. Ya se que es lo primero que quiero que hagas –le sonrió con picardía, era extraño querer darle ordenes a alguien sabiendo que iba a obedecer, aunque con él ya no sabía. Había dicho que terminaría quemando su ropa si la lavaba o algo así, así que, lo que dijera, seguro terminaría tergiversándolo al mismo tiempo que lo cumplía, era raro y difícil de explicar pero Regina se entendía sola-, quiero que me lleves cargando hasta mi facultad.

Se encogió de hombros y comenzó a secarse aunque primero lo hizo con el cabello para que no estuviera escurriendo, después la espalda y todo, no tendría que hacerlo con una toalla mojada. Luego habló como Edgar el de los Aristogatos y ya no pudo tomarlo en serio por que era muy difícil, más por que le costaba mucho verlo como esos mayordomos altos, narizones y con aires altivos que pasaban en las películas muggles en blanco y negro.

No volvió a vestirse, pero sí se puso el short que traía e inmediatamente se le mojó de las pompis por que no estaba tan seca (no probó con un hechizo para secar por que siempre se le pasaba la mano e iba a terminar encogiéndolo) y guardó todo lo demás en la mochila, olvidándose por completo de que había ido al lago justamente para recoger plantitas. Como sus manos estaban libres ya que no tenía que cargar nada por que, gracias a Adair, todo los estaba siguiendo, las puso sobre sus hombros y se impulsó, rodeando su cintura con las piernas.

Van a ser las más eternas de tu vida, esclavo –lo amenazó en broma mientras caminaban hacia su facultad. Lo bueno es que había dicho que esas no contaban por que fue lo primero que se le había venido en la cabeza y Regina quería pensar bien que ponerlo a hacer. Nunca se había ganado un esclavo-. ¿Peso mucho?

Ver a un chico cargando a una chica en plenos terrenos de la universidad en traje de baño debía de ser lo más chistoso del mundo y al mismo tiempo lo más normal. No le importaba que la vieran, pero algunas niñas sí se le quedaban mirando por que a Adair ya lo habían visto muchas veces con Sofie, aunque lo que no sabían era que Regina tenía derecho de antigüedad. De todas formas no le importaba nada, solo deseó tener una cámara por que no sabía si eso iba a volver a repetirse.

¿Te acuerdas cuando íbamos en la escuela y jugabamos quidditch?... No se por qué me acordé. ¿Cuánto llevas con Sofie? Se ve que te quiere mucho.

La niña no le caía mal, sino todo lo contrario, aunque no era su tipo de amiga y se le hacía chistoso por que tampoco pensó que fuera su tipo de novia y ahí estaba. Ya habían durado mucho. Pensaba que era afortunado.

Era chistoso pero habían estado mil años en Hogwarts y aquella era la primera vez que lo veía tan de cerca sin uniforme ni ropa, lo de su casa no contaba ni los entrenamientos por que Regina siempre se quedaba platicando con Lady y con Leslie. Estaba más fornido de lo que siempre se había imaginado.

Había estado mirando hacia el frente, apoyando, más bien encajando, la barbilla en su hombro para molestarlo. Subió las manos hasta su rostro y le tapó los ojos, e inclinó el rostro hacia el frente para situarlo a la altura de su oido, también tuvo que apretarlo más fuerte con las piernas para poder elevarse un poquito, se acercó más y más y comenzó a soplarle para hacerle rosquillitas.