Encuentros inesperados.

Pasó por alto la pregunta sobre si pesaba porque era evidente, podía cargar con ella y hasta con dos. La afianzó mejor entre sus manos para que no resbalara por la fina capa de agua que aún había sobre sus cuerpos y la llevó cual sirviente dedicado hasta su facultad, haciendo levitar las cosas a su espalda. Asintió ante si recordaba cuando pasaban horas en Gryffindor, jugando o hablando, tanto como si fuera ayer a pesar que ya hacía más de dos años que se había graduado del colegio.

- Llevo poco con ella – era terrible para llevar las cuentas a su día y menos recordar una fecha exacta. Igual, no había concretado nada con la rubia, no un día oficial, Adair no creía esas cosas necesarias aunque quizás para Sofie si eran de carácter obligado, ni reparó en ello – La conocí justo el primer día que pisaba Brigantia así que puedes echar cuentas – y conclusiones. Oprimió la carcajada con sus dientes y resopló para indicarle que mejor dejara aquello, igual, hizo un amago de tirarla de culo hacia el suelo para que se estuviera quieta, una cosa era cargar con ella y otra muy diferente era cargar con alguien que debilitaba sus fuerzas soplando en su oreja. Tenía también sus debilidades como todo hombre.

No tardaron mucho en llegar hasta Ogmios. Adair la llevó hasta la sala común a pesar que no era su facultad, buscó el asiento más cómodo, paró de espaldas y la descargó como si fuera un saco de patatas pero por lo menos caería en blando. Giró para darle un beso en la cabeza y dejó las cosas de la chica en la mesa ratonera que había a su lado, toalla y todo además quitó el hechizo sobre sus cosas para llevarlas a mano hasta el vestuario para encerrarlas en la taquilla.

- Su excelencia ya pondrá inicio a mis servicios. Envíame un patronus – la despidió con un saludo militar y se fue por donde había entrado, riendo para suerte del joven, disfrutaba de buen humor.