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Función Doble
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Re: Función Doble
El detalle de la pareja en abrigos elegantes que pasaba a su lado mirándolos con pena no le pasó desapercibido, pero en lugar de darle una tremenda vergüenza, le provocó algo de risa. Luego de limpiar la herida de Malik se sintió todavía mejor con el mundo, aunque seguramente le faltaban muchos cuidados como un glacius y esas cosas. Al escuchar el nombre de otra película, que incluía el nombre de su segunda personalidad, le dio un abrazo atropellado de loca.
-¡Pero escucha qué bonito hablas el francés!.
¡Y tenía una peluca, no iban a morir, iban a ir a otro lado y alguien le iba a pedir matrimonio!. Y la cereza del pastel era que no se había subido al metro y lo iba a hacer. Malik le estaba dando una sobrecarga de información apabullante pero en ese momento sentía que podía procesarlo todo.
-Ay pero no quiero casarme todavía. Mi marido no me va a seguir el paso.
Dijo como si de verdad alguien fuera a pedirle matrimonio en vez de mirarla raro por llevar esa cosa puesta, que no se quitó como él le había pedido. Ni siquiera combinaba con su ropa, pero no le importaba. Y los picos esos eran horribles. Y había estado en la cabeza de alguien más. Con todo y eso se levantó de la banqueta y se colgó del brazo de Malik para ser guiada por las calles, sonriéndole aunque la mandíbula se le quedara eternamente en ese gesto.
Cada lugar por el que pasaban la hacía girar la cabeza, soltar unas risas. Su curiosidad le parecía tan interminable como su alegría. Se sentía como insaciable, como que efectivamente nunca se iba a cansar e iba a poder recorrer todo Londres en una sola noche, a pie si era necesario, para poder ver las luces, escuchar a la gente hablar como un zumbido cuando pasaba a su lado.
-¿Bajo tierra? ¿Cómo Gringotts? ¿Y cómo le hacen aquí?
No creía que tuvieran carritos locos. Puso atención a como tenía que entrar al metro para que se abrieran esas puertitas al cielo –aunque el cielo no estuviera bajo tierra- pero falló la primera vez y se dio de tope con las dichosas. Una carcajada antes de poder lograrlo y aplaudirse a ella misma por que se abrieron las puertas chicas.
-¡Aaaah, lo logré a la segunda!
Se volvió a agarrar de su brazo pero luego se dio cuenta de que ya estaba siendo Pauline la encimosa y se hizo a un lado, siguiéndolo a la par pero sin parecer una loca. Aunque una loca parecía de todos modos, porque sentía que se movía demasiado, que el cuerpo le cosquilleaba, seguía con muchas ganas de verse con la peluca puesta, de escuchar más música aunque el sonido ambiente también le llenaba la cabeza.
-Me encanta como suena Londres.
Era verdad, el sonido de la gente yendo y viniendo, el eco del andén y el ir y venir de los vagones, los sonidos electrónicos, música que venía de quién sabía donde. Los pasos. Todo sonaba increíble.
-¡Pero escucha qué bonito hablas el francés!.
¡Y tenía una peluca, no iban a morir, iban a ir a otro lado y alguien le iba a pedir matrimonio!. Y la cereza del pastel era que no se había subido al metro y lo iba a hacer. Malik le estaba dando una sobrecarga de información apabullante pero en ese momento sentía que podía procesarlo todo.
-Ay pero no quiero casarme todavía. Mi marido no me va a seguir el paso.
Dijo como si de verdad alguien fuera a pedirle matrimonio en vez de mirarla raro por llevar esa cosa puesta, que no se quitó como él le había pedido. Ni siquiera combinaba con su ropa, pero no le importaba. Y los picos esos eran horribles. Y había estado en la cabeza de alguien más. Con todo y eso se levantó de la banqueta y se colgó del brazo de Malik para ser guiada por las calles, sonriéndole aunque la mandíbula se le quedara eternamente en ese gesto.
Cada lugar por el que pasaban la hacía girar la cabeza, soltar unas risas. Su curiosidad le parecía tan interminable como su alegría. Se sentía como insaciable, como que efectivamente nunca se iba a cansar e iba a poder recorrer todo Londres en una sola noche, a pie si era necesario, para poder ver las luces, escuchar a la gente hablar como un zumbido cuando pasaba a su lado.
-¿Bajo tierra? ¿Cómo Gringotts? ¿Y cómo le hacen aquí?
No creía que tuvieran carritos locos. Puso atención a como tenía que entrar al metro para que se abrieran esas puertitas al cielo –aunque el cielo no estuviera bajo tierra- pero falló la primera vez y se dio de tope con las dichosas. Una carcajada antes de poder lograrlo y aplaudirse a ella misma por que se abrieron las puertas chicas.
-¡Aaaah, lo logré a la segunda!
Se volvió a agarrar de su brazo pero luego se dio cuenta de que ya estaba siendo Pauline la encimosa y se hizo a un lado, siguiéndolo a la par pero sin parecer una loca. Aunque una loca parecía de todos modos, porque sentía que se movía demasiado, que el cuerpo le cosquilleaba, seguía con muchas ganas de verse con la peluca puesta, de escuchar más música aunque el sonido ambiente también le llenaba la cabeza.
-Me encanta como suena Londres.
Era verdad, el sonido de la gente yendo y viniendo, el eco del andén y el ir y venir de los vagones, los sonidos electrónicos, música que venía de quién sabía donde. Los pasos. Todo sonaba increíble.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Función Doble
Yo me había sentido igual de transtornado cuando estuve en Gringotts por primera vez. Me gustaba pensar que la sorpresa venía de un lado y de otro, o sea, que Pearl podía enloquecer por algo tan trivial como el metro para un muggle, y que yo a los once años casi había tenido un derrame cuando había visto gnomos de Gringotts y cuando veía lo de las bóvedas y los carros. Cosa que para un mago sólo significaba burocracia. Me gustaba ser parte de ambas cosas, me sentía felíz por eso, ridículamente felíz, tanto que sentí que mis ojos brillaban como los de un duende y seguramente así era pero no me causaba ninguna paranoia. No era como fumar hierba y sentir que todo mundo tenía los ojos puestos en uno.
Al contrario, sentía que la ciudad era mía, y de Pauline, que estaba frente a mi mientras seguía pensando en su segundo intento para entrar al metro, nada mal. Para entonces ambos teníamos una cara de felicidad química que no podíamos notar por el mismo estado alterado que llevábamos encima. Había un montón de gente yendo hacia Camden como cualquier fin de semana pero ese día todo me parecía genial. En mi mente cambié un montón de veces de idea sobre lo que haríamos. Pensé que nuestras mentes se habían conectado de alguna manera extraña, y ya no tenía qué decir que sonreía. Siempre estaba sonriendo, tanto que me dolía, aunque no sentía exactamente dolor en ese momento.
-A mi también. Y te gustará más.
La tenía tomada por los hombros para no perderla entre la gente por que había bastante, más en esa dirección. También pensé por un momento en ir a Hoxton pero al final se había instalado en mi mente Camden, era el lugar. No supe qué iba a pensar Pearl de esa serpiente ruidosa que era el metro donde toda la gente se enlataba juntísima y sin conocerse. Pensé que eran como las venas del cuerpo, eso del transporte público. Un montón de cápsulas transportando cosas de un lado a otro. Bueno, gente, no cosas. Había oído un millón de veces la voz grabada que anunciaba las estaciones en el metro pero me pregunté qué iba a pensar Pearl de todo eso. Mind the gap between the train and the plaftorm.
-Te dije Bar Fly ¿Pero sabes qué? Cambié de idea. Tenemos que bailar.
De pronto, cuando la puerta estaba a punto de cerrarse en la estación Mornington Crescent, tomé a Pearl de la mano para que saliera corriendo del metro. Solté una carcajada por que me había sentido Indiana Jones pero no hice la anotación.
-Ahh estoy harto del metro ¿Unas carreras?
Con una mano le indiqué hacia dónde tendríamos qué salir. Tenía ganas de correr y de empujar a un montón de muggles en camino ascendente a las escaleras eléctricas y al frío de la calle por que me estaba muriendo de calor. Si ya me había atrevido a robarle la peluca a un travesti de 90 kilogramos, qué más daba echar una carrera desde los andenes hasta la salida.
Al contrario, sentía que la ciudad era mía, y de Pauline, que estaba frente a mi mientras seguía pensando en su segundo intento para entrar al metro, nada mal. Para entonces ambos teníamos una cara de felicidad química que no podíamos notar por el mismo estado alterado que llevábamos encima. Había un montón de gente yendo hacia Camden como cualquier fin de semana pero ese día todo me parecía genial. En mi mente cambié un montón de veces de idea sobre lo que haríamos. Pensé que nuestras mentes se habían conectado de alguna manera extraña, y ya no tenía qué decir que sonreía. Siempre estaba sonriendo, tanto que me dolía, aunque no sentía exactamente dolor en ese momento.
-A mi también. Y te gustará más.
La tenía tomada por los hombros para no perderla entre la gente por que había bastante, más en esa dirección. También pensé por un momento en ir a Hoxton pero al final se había instalado en mi mente Camden, era el lugar. No supe qué iba a pensar Pearl de esa serpiente ruidosa que era el metro donde toda la gente se enlataba juntísima y sin conocerse. Pensé que eran como las venas del cuerpo, eso del transporte público. Un montón de cápsulas transportando cosas de un lado a otro. Bueno, gente, no cosas. Había oído un millón de veces la voz grabada que anunciaba las estaciones en el metro pero me pregunté qué iba a pensar Pearl de todo eso. Mind the gap between the train and the plaftorm.
-Te dije Bar Fly ¿Pero sabes qué? Cambié de idea. Tenemos que bailar.
De pronto, cuando la puerta estaba a punto de cerrarse en la estación Mornington Crescent, tomé a Pearl de la mano para que saliera corriendo del metro. Solté una carcajada por que me había sentido Indiana Jones pero no hice la anotación.
-Ahh estoy harto del metro ¿Unas carreras?
Con una mano le indiqué hacia dónde tendríamos qué salir. Tenía ganas de correr y de empujar a un montón de muggles en camino ascendente a las escaleras eléctricas y al frío de la calle por que me estaba muriendo de calor. Si ya me había atrevido a robarle la peluca a un travesti de 90 kilogramos, qué más daba echar una carrera desde los andenes hasta la salida.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Función Doble
El metro se sumó a esas cosas fascinantes que había visto en el día. Además fue un excelente momento para subirse a él porque si hubiera ido en sus cinco sentidos se hubiera sentido un poco histérica de la cantidad de gente y la cercanía en lata, pero ahora le parecía normal, también interesante por como nadie parecía tener reparos en juntarse tanto sin conocerse. Tuvo que tomarle la mano a Malik –una de las que tenía sobre sus hombros- en el interior del metro por acto reflejo porque a pesar de encontrar antropológicamente interesante lo que estaba viviendo, no era como para querer perderse y ver qué pasaba, tampoco.
Cuando habló la voz electrónica miró hacia todos lados, esperando ver a una personita, una cabeza reducida o algo extraño, hablando todas esas indicaciones, pero la voz parecía provenir de ningún lado. No le preguntó nada a Malik, quiso pensar que ya lo averiguaría y por eso miraba a todos lados.
Bailar estaba perfecto, de hecho, sentía que era lo que más ganas tenía de hacer. Seguir moviéndose, alzando los brazos, moviendo la cabeza, dejar que sus pies se separaran del suelo. No tuvo tiempo de pensar más, de pronto Malik la jalaba haciéndole sentir como cuando vas en picada en una montaña rusa. O con eso lo hubiera comparado de saber cómo se sentía una.
-¿Qué te pasa loco?
Le preguntó pero se estaba riendo, acomodándose la peluca del drag queen que se le había escurrido a un lado haciéndola ver más ridícula. Era culpa del bulto de la coleta o eso pensaba, así que se soltó el cabello con un bien aprendido movimiento de la mano, el hechizo no era resistente total ni mucho menos. Lo hizo a pesar de que efectivamente, sentía una ligerísima capa de sudor en la frente y en la nuca. Al sentir eso se acordó de las advertencias de Karim.
Asintió sin dudarlo cuando le dijo que si echaban unas carreras. Vio la dirección que le indicaba y supo que iba a molestar a un montón de gente pero no le importó. Además seguro lo iba a sorprender, porque tenía buena condición, pero siempre la subestimaban con las actividades físicas. En Beauxbatons había tenido buen entrenamiento en varios deportes, sino, se solía aburrir. Pero una cosa era correr concentrada y otra correr como loca y a carcajadas, sobretodo era difícil ir salvando la peluca cada tanto.
Cuando llegó a su destino le faltaba el aire por la risa, pero se sentía bien, demasiado bien. Miró a Karim y luego se llevó una mano al corazón, que iba como a cien millones de latidos por minuto.
-Creo que te gané. Y mira, seguro también te gano en latidos del corazón.
Le tomó la mano y le hizo sentir, para que comprobara que estaba a nada de la arritmia.
-¿Dónde vamos a bailar? ¿Aquí en la calle?
En ese momento pasaron un par de chicas con una cámara muggle que le preguntaron si le podían tomar una foto. Se volvió a reír como loca y aceptó sin ponerse cohibidísima nada más porque no estaba normal. La peluca era un éxito.
-Aaaah, ahora soy famosa, ¿qué opinas de eso, eh?
Cuando habló la voz electrónica miró hacia todos lados, esperando ver a una personita, una cabeza reducida o algo extraño, hablando todas esas indicaciones, pero la voz parecía provenir de ningún lado. No le preguntó nada a Malik, quiso pensar que ya lo averiguaría y por eso miraba a todos lados.
Bailar estaba perfecto, de hecho, sentía que era lo que más ganas tenía de hacer. Seguir moviéndose, alzando los brazos, moviendo la cabeza, dejar que sus pies se separaran del suelo. No tuvo tiempo de pensar más, de pronto Malik la jalaba haciéndole sentir como cuando vas en picada en una montaña rusa. O con eso lo hubiera comparado de saber cómo se sentía una.
-¿Qué te pasa loco?
Le preguntó pero se estaba riendo, acomodándose la peluca del drag queen que se le había escurrido a un lado haciéndola ver más ridícula. Era culpa del bulto de la coleta o eso pensaba, así que se soltó el cabello con un bien aprendido movimiento de la mano, el hechizo no era resistente total ni mucho menos. Lo hizo a pesar de que efectivamente, sentía una ligerísima capa de sudor en la frente y en la nuca. Al sentir eso se acordó de las advertencias de Karim.
Asintió sin dudarlo cuando le dijo que si echaban unas carreras. Vio la dirección que le indicaba y supo que iba a molestar a un montón de gente pero no le importó. Además seguro lo iba a sorprender, porque tenía buena condición, pero siempre la subestimaban con las actividades físicas. En Beauxbatons había tenido buen entrenamiento en varios deportes, sino, se solía aburrir. Pero una cosa era correr concentrada y otra correr como loca y a carcajadas, sobretodo era difícil ir salvando la peluca cada tanto.
Cuando llegó a su destino le faltaba el aire por la risa, pero se sentía bien, demasiado bien. Miró a Karim y luego se llevó una mano al corazón, que iba como a cien millones de latidos por minuto.
-Creo que te gané. Y mira, seguro también te gano en latidos del corazón.
Le tomó la mano y le hizo sentir, para que comprobara que estaba a nada de la arritmia.
-¿Dónde vamos a bailar? ¿Aquí en la calle?
En ese momento pasaron un par de chicas con una cámara muggle que le preguntaron si le podían tomar una foto. Se volvió a reír como loca y aceptó sin ponerse cohibidísima nada más porque no estaba normal. La peluca era un éxito.
-Aaaah, ahora soy famosa, ¿qué opinas de eso, eh?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Función Doble
Sorteamos a un montón de gente en la escalera, yo no usé la eléctrica por que siempre iba demasiado llena pero aún así me las agencié para empujar a unos tipos que me gritaron algo a lo lejos y estaba seguro que de haber ido apenas un poco más lento me hubiera ganado otro puñetazo como el que había dado como cuota para la peluca que llevaba Pearl ahora. No podía creer que no estuviera muriendo de calor, pues la llevaba puesta, estoica a pesar de la carrera, confirmando que esa peluca rosa era lo que más quería en la vida.
Me ganaba, por que yo tal vez fumaba un poco demasiado y me dio un ataque de tos cuando me aseguraba que me había ganado, cosa que yo no iba a discutir. Además, se había saltado la salida del metro tan rápido que no habia necesitado la oyster card para salir, contrario a mi. Con la cara de euforia enferma la miré sabiendo que ella no me iba a encontrar raro por que iba colocadísima como yo y sentí su corazón, en efecto demasiado acelerado. A pesar de la tos no me sentía cansado, es más, tenía todavía más energías, podría hacer una carrera de la salida a los andenes, pero el aire fresco se sentía tan bien en la piel que hasta me daban ganas de quitarme la camisa y andar así por la vida como Finnerty haría si no fuera un tanto incorrecto en toda ocasión.
-Opino que te lo mereces, Pauline.
Sentí que el flash con el que de pronto fotografiaban a Pearl se quedaba vibrando en mis pupilas aún cuando ya seguíamos caminando. No era tarde, así que el Koko todavía no cobraba entrada y tampoco tuvimos qué hacer mucha fila. Ahí no había más travestis a quienes robar la peluca, sólo música, música, música de la que aparentemente no nos podríamos saciar. Además me gustaba el interior de ese lugar, como de un teatro antiguo, y tenían un buen juego de luces. Pero qué decir, en ese estado cualquier luz me parecía maravillosa, la de un anuncio de kebabs, o la de un árbol de navidad, o las lámparas con las que checaban los médicos. O un lumos ¡Un lumos! me dieron ganas de conjurarlo como un glowstick toda la noche.
Ya no era posible ampliar la sonrisa, pero escuchar la canción el mundo me parecía un lugar luminoso, perfecto. Me daba tanta ansiedad sentirme tan bien que era imposible no bailar y bailar, no había otra posibilidad. Eso sí, de nuevo tuve que comprar agua y aunque no tenía sed a pesar de la carrera, le di un buen trago antes de pasarle la botella a Pearl.
-¿Extrañas a los travestidos?
Me ganaba, por que yo tal vez fumaba un poco demasiado y me dio un ataque de tos cuando me aseguraba que me había ganado, cosa que yo no iba a discutir. Además, se había saltado la salida del metro tan rápido que no habia necesitado la oyster card para salir, contrario a mi. Con la cara de euforia enferma la miré sabiendo que ella no me iba a encontrar raro por que iba colocadísima como yo y sentí su corazón, en efecto demasiado acelerado. A pesar de la tos no me sentía cansado, es más, tenía todavía más energías, podría hacer una carrera de la salida a los andenes, pero el aire fresco se sentía tan bien en la piel que hasta me daban ganas de quitarme la camisa y andar así por la vida como Finnerty haría si no fuera un tanto incorrecto en toda ocasión.
-Opino que te lo mereces, Pauline.
Sentí que el flash con el que de pronto fotografiaban a Pearl se quedaba vibrando en mis pupilas aún cuando ya seguíamos caminando. No era tarde, así que el Koko todavía no cobraba entrada y tampoco tuvimos qué hacer mucha fila. Ahí no había más travestis a quienes robar la peluca, sólo música, música, música de la que aparentemente no nos podríamos saciar. Además me gustaba el interior de ese lugar, como de un teatro antiguo, y tenían un buen juego de luces. Pero qué decir, en ese estado cualquier luz me parecía maravillosa, la de un anuncio de kebabs, o la de un árbol de navidad, o las lámparas con las que checaban los médicos. O un lumos ¡Un lumos! me dieron ganas de conjurarlo como un glowstick toda la noche.
Ya no era posible ampliar la sonrisa, pero escuchar la canción el mundo me parecía un lugar luminoso, perfecto. Me daba tanta ansiedad sentirme tan bien que era imposible no bailar y bailar, no había otra posibilidad. Eso sí, de nuevo tuve que comprar agua y aunque no tenía sed a pesar de la carrera, le di un buen trago antes de pasarle la botella a Pearl.
-¿Extrañas a los travestidos?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Función Doble
No se había dado cuenta de que ella ya tenía también un golpe en la rodilla, pero no lo iba a notar hasta que volviera a la seguridad del dormitorio de su facultad y se quitara las medias. Un moretón de antología por hacer carreras de loca. Le gustaba como sonaba Pauline, mucho, así que dejó que le siguiera diciendo así, aunque cada vez tuviera más ganas de quitarse la peluca, porque moría de calor. No quería perderla por ningún motivo aunque fuera una posibilidad muy grande el que sucediera.
A ella también le gustó el interior, además estaba muy iluminado. Sonrió de inmediato, si era que en algún momento había dejado de sonreír. Malik compró otra botella de agua y Pearlie le dio el trago necesario, riéndose de nuevo por recordar a los travestidos.
-Sí, al que me hizo el halago que nos dejó entrar, y a la princesa corrientilla.
Pero la gente a su alrededor en ese lugar también le parecía bien. Pronto ya no tuvo necesidad de seguir hablando y hablando y hablando como era su costumbre, sino que simplemente bailaba. La música le gustó mucho más que la que había estado en Madame Jojo’s. Tenía un ritmo diferente, hipnotizante, que la hacía saltar pero que al mismo tiempo la mandaba a ralentizar sus movimientos, a acoplarse a lo que escuchaba. Cerró los ojos a saber cuanto tiempo, pero solo porque tenía la seguridad de que Malik estaba ahí, que no la iba a dejar abandonada en drogas.
Una sensación muy agradable le recorría el cuerpo, la de sentirse segura, contenta y con muchísimas energías para muchas horas de diversión en ese Londres muggle del que cada vez se sentía más enamorada, aunque al otro día se diera cuenta de que las cosas no eran tan simples, ni tan encantadoras ni llenas de amor.
-Esta música me gusta más que todas.
No supo por qué, pero se acordó de cuando había puesto “su canción favorita” en el bar de Angus. Y tuvo la sensación tonta de que esta vez la había vuelto a escoger él, aunque no fuera así, por eso le sonrió mucho.
-Toda la música que escoges es perfecta.
Se lo dijo convencidísima de que así era y que todo lo que Malik pusiera con los poderes de su mente, la iba a hacer bailar al ritmo de las luces, acompañada de toda la gente, con la peluca ahora en la mano pero fuertemente agarrada y unos pies incansables para terminar.
A ella también le gustó el interior, además estaba muy iluminado. Sonrió de inmediato, si era que en algún momento había dejado de sonreír. Malik compró otra botella de agua y Pearlie le dio el trago necesario, riéndose de nuevo por recordar a los travestidos.
-Sí, al que me hizo el halago que nos dejó entrar, y a la princesa corrientilla.
Pero la gente a su alrededor en ese lugar también le parecía bien. Pronto ya no tuvo necesidad de seguir hablando y hablando y hablando como era su costumbre, sino que simplemente bailaba. La música le gustó mucho más que la que había estado en Madame Jojo’s. Tenía un ritmo diferente, hipnotizante, que la hacía saltar pero que al mismo tiempo la mandaba a ralentizar sus movimientos, a acoplarse a lo que escuchaba. Cerró los ojos a saber cuanto tiempo, pero solo porque tenía la seguridad de que Malik estaba ahí, que no la iba a dejar abandonada en drogas.
Una sensación muy agradable le recorría el cuerpo, la de sentirse segura, contenta y con muchísimas energías para muchas horas de diversión en ese Londres muggle del que cada vez se sentía más enamorada, aunque al otro día se diera cuenta de que las cosas no eran tan simples, ni tan encantadoras ni llenas de amor.
-Esta música me gusta más que todas.
No supo por qué, pero se acordó de cuando había puesto “su canción favorita” en el bar de Angus. Y tuvo la sensación tonta de que esta vez la había vuelto a escoger él, aunque no fuera así, por eso le sonrió mucho.
-Toda la música que escoges es perfecta.
Se lo dijo convencidísima de que así era y que todo lo que Malik pusiera con los poderes de su mente, la iba a hacer bailar al ritmo de las luces, acompañada de toda la gente, con la peluca ahora en la mano pero fuertemente agarrada y unos pies incansables para terminar.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Función Doble
La peluca de Audrey Hepburn, se me había olvidado. Que Pearl me lo recordara fue como otra realidad en la misma y de pronto sentí como si pudiera estar en dos lugares, en el Jojo's, en el metro, ahí en ese momento. Sentía la misma euforia, las ganas de bailar para siempre por que no sentía que fuera a cansarme ya jamás y seguir prolongando ese momento que perdía sus límites tangibles. Esa tarde, ahora noche, había empezado en el cine y ahora estábamos ahí, y en todos lados.
No pensaba abandonarla en drogas y aunque si sólo ella se hubiera tomado la pastilla estaría todo el tiempo pensando que alguien se la iba a llevar por ahí, pero como también estaba colocadísimo no había posibilidades en mi mente para nada malo, Pearl no se iba a perder, nada malo iba a ocurrir, la música sonaba demasiado bien. Era el momento de bailar como poseídos con coreografías inconexas, y hacerlo hasta que la música se terminara aunque ni siquiera eso iba a salir mal. La música nunca iba a terminarse.
Me reí pensando que iba a regalarle uno de esos reproductores de mp3 baratos (pensar en cds era engorroso, por que involucraban electricidad y aparatos) con una buena selección de canciones, con The Asteroids Galaxy Tour incluídos. Era nombre como de banda mágica, formada por alumnos de ciencias del Universo en Brigantia. Miré a mi alrededor embobado por la gente y las luces y fijé mi vista más tiempo del necesario en una chica con muchas pulseras que brillaban con las luces infrarrojas. Eran hipnotizantes, y seguro la había mirado tanto que se acercaba y después de darme un beso en los labios me dejaba en la mano uno de sus brazaletes. Me quedé como un idiota sólo moviendo un poco la cabeza antes de reír como loco y volver a saltonear.
-Mira esto. Otro trofeo.
Le puse el aro de plástico enfrente justo cuando la canción cambiaba y bailé con más ganas por que esta sí me la sabía, y era de mis habituales. Estaba enloqueciendo de felicidad por escucharla en ese momento.
-¡Esta la conozco! ¡¡¡Well, I'm a lover, I am forever, movin' forward into outer space, and I'm a mountain, I am disaster, but who is countin', we are on our way...!!!
No pensaba abandonarla en drogas y aunque si sólo ella se hubiera tomado la pastilla estaría todo el tiempo pensando que alguien se la iba a llevar por ahí, pero como también estaba colocadísimo no había posibilidades en mi mente para nada malo, Pearl no se iba a perder, nada malo iba a ocurrir, la música sonaba demasiado bien. Era el momento de bailar como poseídos con coreografías inconexas, y hacerlo hasta que la música se terminara aunque ni siquiera eso iba a salir mal. La música nunca iba a terminarse.
Me reí pensando que iba a regalarle uno de esos reproductores de mp3 baratos (pensar en cds era engorroso, por que involucraban electricidad y aparatos) con una buena selección de canciones, con The Asteroids Galaxy Tour incluídos. Era nombre como de banda mágica, formada por alumnos de ciencias del Universo en Brigantia. Miré a mi alrededor embobado por la gente y las luces y fijé mi vista más tiempo del necesario en una chica con muchas pulseras que brillaban con las luces infrarrojas. Eran hipnotizantes, y seguro la había mirado tanto que se acercaba y después de darme un beso en los labios me dejaba en la mano uno de sus brazaletes. Me quedé como un idiota sólo moviendo un poco la cabeza antes de reír como loco y volver a saltonear.
-Mira esto. Otro trofeo.
Le puse el aro de plástico enfrente justo cuando la canción cambiaba y bailé con más ganas por que esta sí me la sabía, y era de mis habituales. Estaba enloqueciendo de felicidad por escucharla en ese momento.
-¡Esta la conozco! ¡¡¡Well, I'm a lover, I am forever, movin' forward into outer space, and I'm a mountain, I am disaster, but who is countin', we are on our way...!!!
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Función Doble
Vio como en cámara lenta a la chica que se acercaba a Malik, luego el beso y después la entrega oficial del trofeo. Primero le dio mucha risa y luego se acercó a Malik para darle una bofetadilla que pareció más una caricia pasada de fuerza en la mejilla.
-¿Qué le pasa a esa loca, por qué te besa? Casi te roba.
Pero en vez de hacer adecuadamente su papel de ofendida por que besaran al chico su amiga, se empezó a reír como loca también y le quitó el brazalete para verlo contra las luces, aunque era mucho más bonito cuando estaba en compañía de todos los demás, así que estuvo a punto de decirle que consiguiera los que faltaban aunque lo tuvieran que besar mucho, pero no demasiado para que se olvidara de ella. Se distrajo de su petición absurda solo porque Malik enloquecía con la canción.
No sabía si era cosa de las drogas o que de verdad tenía mucha suerte en esa incursión al mundo muggle porque todo estaba saliendo absurdamente perfecto, pero cada canción que ponían en ese lugar le gustaba más que la anterior. Y conforme más pasaba el tiempo, más sentía que era imposible estar en un lugar mejor del mundo, del tiempo y de todo. Le hubiera encantado cantar también, así que envidiaba a Malik un poco por saber la canción, y por eso le dio un empujoncito como si fuera parte del mismo reproche por el beso de la chica brazalete.
Se le cruzó por la cabeza que todo eso, en conjunto, si lo viera en tercera persona, podía ser también la escena de una película, o una perfecta combinación de piezas que formaban arte, que lo incluían a él, a ella, las luces y la música; pero solamente llegó a esa conclusión porque en algún punto sentía que su mente estaba trastocada, y había hecho la analogía con lo que le había dicho Malik, de que el arte tenía que trastocar mentes.
Le repitió quién sabía cuantas veces que estaba muy feliz, la música iba cambiando y ella no paraba de bailar, pero mantenía firme su promesa y le pegaba tragos a la botella de vez en cuando. Ni sabía cuánto tiempo había pasado y era la primera vez que, en definitiva, ni siquiera estaba preocupada por la hora, o por avisar su paradero, por si amanecía o por si al salir de ese lugar ya era la semana siguiente. También sentía que tenía energía para hacer un montón de cosas más, para visitar otros lugares, para bailar en otro espacio, para ver más caras e identificar más sonidos.
-¿Qué le pasa a esa loca, por qué te besa? Casi te roba.
Pero en vez de hacer adecuadamente su papel de ofendida por que besaran al chico su amiga, se empezó a reír como loca también y le quitó el brazalete para verlo contra las luces, aunque era mucho más bonito cuando estaba en compañía de todos los demás, así que estuvo a punto de decirle que consiguiera los que faltaban aunque lo tuvieran que besar mucho, pero no demasiado para que se olvidara de ella. Se distrajo de su petición absurda solo porque Malik enloquecía con la canción.
No sabía si era cosa de las drogas o que de verdad tenía mucha suerte en esa incursión al mundo muggle porque todo estaba saliendo absurdamente perfecto, pero cada canción que ponían en ese lugar le gustaba más que la anterior. Y conforme más pasaba el tiempo, más sentía que era imposible estar en un lugar mejor del mundo, del tiempo y de todo. Le hubiera encantado cantar también, así que envidiaba a Malik un poco por saber la canción, y por eso le dio un empujoncito como si fuera parte del mismo reproche por el beso de la chica brazalete.
Se le cruzó por la cabeza que todo eso, en conjunto, si lo viera en tercera persona, podía ser también la escena de una película, o una perfecta combinación de piezas que formaban arte, que lo incluían a él, a ella, las luces y la música; pero solamente llegó a esa conclusión porque en algún punto sentía que su mente estaba trastocada, y había hecho la analogía con lo que le había dicho Malik, de que el arte tenía que trastocar mentes.
Le repitió quién sabía cuantas veces que estaba muy feliz, la música iba cambiando y ella no paraba de bailar, pero mantenía firme su promesa y le pegaba tragos a la botella de vez en cuando. Ni sabía cuánto tiempo había pasado y era la primera vez que, en definitiva, ni siquiera estaba preocupada por la hora, o por avisar su paradero, por si amanecía o por si al salir de ese lugar ya era la semana siguiente. También sentía que tenía energía para hacer un montón de cosas más, para visitar otros lugares, para bailar en otro espacio, para ver más caras e identificar más sonidos.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Función Doble
Pensé que hacía un bien a la humanidad no negándome a un beso anónimo, en ese estado mental lo único que pensaba era que mi obligación moral estaba en no detener a nadie. No detenerme ni a mi mismo y seguir bailando aunque Pearl me regañara por haberme dejado besar. Estiré su mano y le puse la pulsera, moviendo su muñeca para ver los colores en la oscuridad que me mantenían en un hechizo igual que el beat que pronto cambiaba. Cerré los ojos sintiendo que mi memoria se encargaba de mantener esas esas luces grabadas en mi experiencia.
Yo también pensé que todo era muy cinematográfico y seguía bailando con esa canción de la que no conocía la letra pero era lo que menos importaba. Era como si un entendimiento superior por las progresiones rítmicas se hubiera disparado en mi cerebro. Sentí que en adelante iba a conocer toda la música como si yo hubiera participado activamente en su composición, en un entendimiento puramente de experiencia, de sensación, como si las canciones se hubieran hecho táctiles. Eso era. Me sentía capaz de tocarlas.
-Esa canción me gusta demasiado. Deberíamos inventar un hechizo para que el título y autor de una canción aparezca. Los muggles tienen ese truco, pero no tengo iPhone
Pearl no iba a saber lo que era un iPhone y la verdad no pensaba explicarle por que podría vivir una vida plena y felíz sin tener idea sobre los productos de Apple. Voltée a todos lados y hubiera habido otras soluciones más fáciles para saber qué escuchaba, pero se me ocurrió mirar al DJ en las alturas y tener la imperiosa necesidad de acosarlo.
-¡Pearl, tenemos que ir con el DJ! ¡Tengo qué saber cómo se llama esa canción!
Sentía que la iba a olvidar y me gustaba demasiado, no iba a poder seguir viviendo de esa manera, sin volver a escuchar esa canción o esperar volver a topármela por casualidad. Se me había olvidado que quería ir a buscar al DJ y me quedé bailando a medio camino, cerrando los ojos en lo que sentí que eran horas hasta que el ritmo cambiaba, por tanto la canción también. Miré de nuevo a Pearl y puse las manos en sus hombros, los colores de las luces reflejados en sus ojos.
-Promete que no te vas a olvidar de la canción, tenemos que buscarla después.
Yo también pensé que todo era muy cinematográfico y seguía bailando con esa canción de la que no conocía la letra pero era lo que menos importaba. Era como si un entendimiento superior por las progresiones rítmicas se hubiera disparado en mi cerebro. Sentí que en adelante iba a conocer toda la música como si yo hubiera participado activamente en su composición, en un entendimiento puramente de experiencia, de sensación, como si las canciones se hubieran hecho táctiles. Eso era. Me sentía capaz de tocarlas.
-Esa canción me gusta demasiado. Deberíamos inventar un hechizo para que el título y autor de una canción aparezca. Los muggles tienen ese truco, pero no tengo iPhone
Pearl no iba a saber lo que era un iPhone y la verdad no pensaba explicarle por que podría vivir una vida plena y felíz sin tener idea sobre los productos de Apple. Voltée a todos lados y hubiera habido otras soluciones más fáciles para saber qué escuchaba, pero se me ocurrió mirar al DJ en las alturas y tener la imperiosa necesidad de acosarlo.
-¡Pearl, tenemos que ir con el DJ! ¡Tengo qué saber cómo se llama esa canción!
Sentía que la iba a olvidar y me gustaba demasiado, no iba a poder seguir viviendo de esa manera, sin volver a escuchar esa canción o esperar volver a topármela por casualidad. Se me había olvidado que quería ir a buscar al DJ y me quedé bailando a medio camino, cerrando los ojos en lo que sentí que eran horas hasta que el ritmo cambiaba, por tanto la canción también. Miré de nuevo a Pearl y puse las manos en sus hombros, los colores de las luces reflejados en sus ojos.
-Promete que no te vas a olvidar de la canción, tenemos que buscarla después.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Función Doble
Para fortuna de todo mundo, sí sabía que era un iPhone, Sofie se lo había explicado cuando le había regalado por fin el iPod ya estando en la universidad, luego de que su papá no le hubiera hecho llegar el primero. Por eso no puso cara rara ante lo que decía, aunque en sus cinco, no hubiera entendido cabalmente a qué se refería, porque al solo tener un iPod, no estaba nada consciente de lo de las apps y todo eso. Ah sí, y el iPod seguía vacío, pero ahora podría llenarlo. Se rió por lo del hechizo, le parecía una muy buena idea.
Ir con el DJ, quedarse a bailar, a ella le daba lo mismo una cosa que la otra. Miró la pulsera-trofeo. Y con eso ya eran dos esa noche. Al menos dos que pudiera tocar, porque le quedaría todo lo demás, las sensaciones, las luces y los sonidos. Lo que no era tangible por más que estirara las manos para apoderarse de los vibrantes colores; esos eran otros trofeos que también guardaría.
Cuando la tomó por los hombros se le quedó mirando fijo, su cuerpo no había dejado de moverse ni siquiera en ese momento. Asintió con vehemencia, a eso de que no se iba a olvidar de la canción para que la pudieran buscar después.
-No la olvido, no la olvido, decía algo como We’ll find a place and make love to the sound. Que es lo que hacemos ahora, con eso lo encontramos, es nuestra para siempre.
Le tomó de ambas manos, contentísima de la vida como si de verdad con eso fuera a encontrar la canción después. Tenía la poderosa certeza de que podrían hacerlo siendo los dueños de esa frase identificable que describía exactamente como se sentía en ese momento respecto al sonido, a acoplarse a él, bailar y bailar sin sentir que desfallecía pero sin con un cosquilleo incansable recorriéndola desde los pies hasta la cabeza.
Sin soltarlo siguió bailando con él, en desorden, con esa despreocupación que cada vez comenzaba a gustarle más. Lo soltó después, la alegría no se desvanecía con nada.
Ir con el DJ, quedarse a bailar, a ella le daba lo mismo una cosa que la otra. Miró la pulsera-trofeo. Y con eso ya eran dos esa noche. Al menos dos que pudiera tocar, porque le quedaría todo lo demás, las sensaciones, las luces y los sonidos. Lo que no era tangible por más que estirara las manos para apoderarse de los vibrantes colores; esos eran otros trofeos que también guardaría.
Cuando la tomó por los hombros se le quedó mirando fijo, su cuerpo no había dejado de moverse ni siquiera en ese momento. Asintió con vehemencia, a eso de que no se iba a olvidar de la canción para que la pudieran buscar después.
-No la olvido, no la olvido, decía algo como We’ll find a place and make love to the sound. Que es lo que hacemos ahora, con eso lo encontramos, es nuestra para siempre.
Le tomó de ambas manos, contentísima de la vida como si de verdad con eso fuera a encontrar la canción después. Tenía la poderosa certeza de que podrían hacerlo siendo los dueños de esa frase identificable que describía exactamente como se sentía en ese momento respecto al sonido, a acoplarse a él, bailar y bailar sin sentir que desfallecía pero sin con un cosquilleo incansable recorriéndola desde los pies hasta la cabeza.
Sin soltarlo siguió bailando con él, en desorden, con esa despreocupación que cada vez comenzaba a gustarle más. Lo soltó después, la alegría no se desvanecía con nada.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Función Doble
Parecía que teníamos el mismo ritmo en el cuerpo por que cuando había tomado a Pearl por los hombros estaba moviéndose al mismo ritmo que yo. El mundo no tenía pausas incómodas, no tenía sobresaltos, era perfecto, todo, hasta los empujones que nos daban cuando alguien pasaba, las luces, las pulseras de colores, la pulsera de colores que ahora Pearl tenía en su muñeca y que nos habíamos ganado por pura suerte y armonía con el prójimo. No había más perfección que esa, más felicidad que esa, qué importaba tener claro que era un momento, muy presente y muy hedonista, que no nos llevaría a nada. Lo único que importaba era lo inmediato.
Le sonreí cuando escuchaba la letra de la canción en sus labios que también resultaba perfecta y me dieron ganas de besarla, pero no de manera carnal, sólo por que sí, como la chica de la pulsera me había besado. Me daban ganas de besar a todo el mundo, de amar a todo el mundo por que sentía que no tenía sentimientos más sinceros que ese. Seguí brincando con el beat sintiendo que el sonido se deshacía y se rehacía en conjunto con las luces de nuestro alrededor.
-¡Pearl, te quiero! ¡Es verdad, te quiero muchísimo! ¡Te amo! De verdad, eres una persona increíble, no hay nada mejor que conocernos
Si fragmentaba las frases en sobriedad decirle que la amaba sería un escándalo pero lo último que estaba pensando es que esa frase quisiera tener resultados eróticos. No los tenía. Sólo pensaba que era una chica genial, que ese momento era genial y que tenía qué decirlo por que lo sentía tanto como la música y los latidos aceleradísimos de mi corazón. Le di un trago al agua y volví a agitar su muñeca para ver los colores, riéndome por que sí, por que no tenía nada qué pensar más que en que todo iba bien. Todo iba de maravilla.
Y mejor aún cuando escuchaba esa canción que le había puesto la misma noche en que habíamos ido a interrumpir a Angus en sus asuntos con Loreen, lo que seguro seguían sin perdonarnos, muy en secreto. No podía creerlo. Me reí y bebí agua de nuevo aunque no tuviera necesidad (o mejor dicho no la sintiera). Era nada menos que la canción favorita de Pearl (eso había inventado) justo después de mi ataque de amor en drogas por ella ¿Era sólo el éxtasis o todo el mundo se había puesto de acuerdo para que tuviéramos la mejor noche del mundo? (era sólo el éxtasis, pero yo no estaba para darme cuenta de eso).
-¡TU CANCIÓN FAVORITA DEL MUNDO!
Le sonreí cuando escuchaba la letra de la canción en sus labios que también resultaba perfecta y me dieron ganas de besarla, pero no de manera carnal, sólo por que sí, como la chica de la pulsera me había besado. Me daban ganas de besar a todo el mundo, de amar a todo el mundo por que sentía que no tenía sentimientos más sinceros que ese. Seguí brincando con el beat sintiendo que el sonido se deshacía y se rehacía en conjunto con las luces de nuestro alrededor.
-¡Pearl, te quiero! ¡Es verdad, te quiero muchísimo! ¡Te amo! De verdad, eres una persona increíble, no hay nada mejor que conocernos
Si fragmentaba las frases en sobriedad decirle que la amaba sería un escándalo pero lo último que estaba pensando es que esa frase quisiera tener resultados eróticos. No los tenía. Sólo pensaba que era una chica genial, que ese momento era genial y que tenía qué decirlo por que lo sentía tanto como la música y los latidos aceleradísimos de mi corazón. Le di un trago al agua y volví a agitar su muñeca para ver los colores, riéndome por que sí, por que no tenía nada qué pensar más que en que todo iba bien. Todo iba de maravilla.
Y mejor aún cuando escuchaba esa canción que le había puesto la misma noche en que habíamos ido a interrumpir a Angus en sus asuntos con Loreen, lo que seguro seguían sin perdonarnos, muy en secreto. No podía creerlo. Me reí y bebí agua de nuevo aunque no tuviera necesidad (o mejor dicho no la sintiera). Era nada menos que la canción favorita de Pearl (eso había inventado) justo después de mi ataque de amor en drogas por ella ¿Era sólo el éxtasis o todo el mundo se había puesto de acuerdo para que tuviéramos la mejor noche del mundo? (era sólo el éxtasis, pero yo no estaba para darme cuenta de eso).
-¡TU CANCIÓN FAVORITA DEL MUNDO!
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Función Doble
Lo que le dijo primero le sacó una carcajada de antología que sintió que había resonado incluso por encima de la música y de cualquier otra cosa. No se estaba burlando de él, por supuesto, sino que era una risotada de felicidad extrema, conjunta, que seguro se esparciría por todo el mundo.
-NO, NO, YO A TI MÁS, ¿entiendes?.
Lo quería, lo amaba y pensaba que era una persona increíble. Lo sentía de verdad, sin detenerse a considerar que en un momento de sobriedad eso le habría parecido una auténtica locura para decir, incluso para sentir, por más que estuviera pasando una noche perfecta. Pero en ese ataque de amor en drogas, con toda esa risa, esa euforia y ese esplendor, era imposible no decírselo y no sentir que era más que real. Bueno, sí era cierto que no había nada mejor que haberlo conocido, eso no lo negaría jamás; le había dado el cine, le había dado una peluca, una pulsera y muchas canciones.
No podía creer que pusieran su canción favorita del mundo, justo hacía nada había pensado precisamente en eso y ahora ahí estaba. Con el universo conspirando sin tregua para que su euforia y su amor, su incansable locura y todo lo demás continuaran in crescendo, no le quedaba más que entregarse a eso, sin poner ni un poco de resistencia. No había obstáculos para nada, menos para seguir bailando, para seguir sonriendo y seguir haciendo un montón de planes a futuro porque nunca iba a desfallecer de cansancio a pesar de todo.
-No, en serio, yo a ti más.
Le dijo en efecto retardado, ni lo miraba cuando lo hacía, como perdida en la música, guardando la visión del mundo en su memoria como fotografía, antes de que se le escapara, pero se lo decía muy convencida. Ojalá Yelle también durara para siempre, tanto como creía que le iba a durar la felicidad.
-NO, NO, YO A TI MÁS, ¿entiendes?.
Lo quería, lo amaba y pensaba que era una persona increíble. Lo sentía de verdad, sin detenerse a considerar que en un momento de sobriedad eso le habría parecido una auténtica locura para decir, incluso para sentir, por más que estuviera pasando una noche perfecta. Pero en ese ataque de amor en drogas, con toda esa risa, esa euforia y ese esplendor, era imposible no decírselo y no sentir que era más que real. Bueno, sí era cierto que no había nada mejor que haberlo conocido, eso no lo negaría jamás; le había dado el cine, le había dado una peluca, una pulsera y muchas canciones.
No podía creer que pusieran su canción favorita del mundo, justo hacía nada había pensado precisamente en eso y ahora ahí estaba. Con el universo conspirando sin tregua para que su euforia y su amor, su incansable locura y todo lo demás continuaran in crescendo, no le quedaba más que entregarse a eso, sin poner ni un poco de resistencia. No había obstáculos para nada, menos para seguir bailando, para seguir sonriendo y seguir haciendo un montón de planes a futuro porque nunca iba a desfallecer de cansancio a pesar de todo.
-No, en serio, yo a ti más.
Le dijo en efecto retardado, ni lo miraba cuando lo hacía, como perdida en la música, guardando la visión del mundo en su memoria como fotografía, antes de que se le escapara, pero se lo decía muy convencida. Ojalá Yelle también durara para siempre, tanto como creía que le iba a durar la felicidad.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Función Doble
Tuve que carcajearme igual que ella cuando aseguraba que me amaba todavía más, por que era ridículo decirse esas cosas pero de verdad tenía qué decirlas en ese instante en que todo se sentía tan jodidamente bien, que los colores brillaban más que nunca y todo el mundo se había acomodado para que estuviéramos viviendo un presente perfecto, así como el tiempo verbal. Negué con la cabeza asegurándole que no, que eso no era posible y ese mismo movimiento de cabeza se transformó en más baile con la canción de Yelle. De verdad era demasiado que al hubieran puesto en ese preciso momento.
No un minuto antes de que llegáramos, no horas después. En el instante preciso. Sólo por eso seguía bailando, pensando en todo en nada o mejor dicho pensando en nada y sintiendo todo, mirando a cualquier persona que pasaba o estaba cerca con los ojos brillantes y llenos de emoción, con una sonrisa imborrable que seguro después de verla un rato sería algo siniestra y con la inseparable botella de agua que ya casi se nos terminaba.
Como bien había dicho, no esperé que un par de películas en L'Odéon se transformaran en esa noche delirante pero todo se había conjuntado para la sucesión de emoción cinéfila, la comida china, el MDMA, los travestis, el metro, el Koko. No había nada que sobrara, o que faltara. Volví a negar con la cabeza cuando aseguraba que era en serio.
-No. No lo creo.
Esta vez agité la mano con el dedo índice levantado diciendo que no mil veces y sintiendo que la música se iba a alargar hasta que nos diera la gana. En ese instante no existía nada del día siguiente, de salir del Koko por que ya nos iban a echar del lugar, caminar por Camden drogados, tomar un autobus nocturno y llegar hasta Charing Cross, por que aunque sentía que todo era perfecto aún a esas horas, no iba a intentar aparecerme o hacer un traslador y lo mejor sería ir hasta Diagon Alley. Por un momento pensé que tendríamos que rentar una habitación del caldero pero no hizo falta por que no estábamos cansados, y por que iba a quedar mal. Nos quedamos tomando té ahí, vimos el amanecer cuando ya ni la vieja bruja de la barra estaba ahí, y bajo la luz de ese nuevo día el mundo volvió a la normalidad.
No un minuto antes de que llegáramos, no horas después. En el instante preciso. Sólo por eso seguía bailando, pensando en todo en nada o mejor dicho pensando en nada y sintiendo todo, mirando a cualquier persona que pasaba o estaba cerca con los ojos brillantes y llenos de emoción, con una sonrisa imborrable que seguro después de verla un rato sería algo siniestra y con la inseparable botella de agua que ya casi se nos terminaba.
Como bien había dicho, no esperé que un par de películas en L'Odéon se transformaran en esa noche delirante pero todo se había conjuntado para la sucesión de emoción cinéfila, la comida china, el MDMA, los travestis, el metro, el Koko. No había nada que sobrara, o que faltara. Volví a negar con la cabeza cuando aseguraba que era en serio.
-No. No lo creo.
Esta vez agité la mano con el dedo índice levantado diciendo que no mil veces y sintiendo que la música se iba a alargar hasta que nos diera la gana. En ese instante no existía nada del día siguiente, de salir del Koko por que ya nos iban a echar del lugar, caminar por Camden drogados, tomar un autobus nocturno y llegar hasta Charing Cross, por que aunque sentía que todo era perfecto aún a esas horas, no iba a intentar aparecerme o hacer un traslador y lo mejor sería ir hasta Diagon Alley. Por un momento pensé que tendríamos que rentar una habitación del caldero pero no hizo falta por que no estábamos cansados, y por que iba a quedar mal. Nos quedamos tomando té ahí, vimos el amanecer cuando ya ni la vieja bruja de la barra estaba ahí, y bajo la luz de ese nuevo día el mundo volvió a la normalidad.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
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