RADIO UNIVERSITARIA

- Buenos días a todos. Yo soy Sofie, esto es La Noticia Indiscreta, y hoy será nuestro primer programa de muchos… si tenemos suerte y no nos censuran para mañana….-

Así se escuchó la voz de Sofie clara y divertida dentro de la cafetería y en los alrededores de la misma, donde bocinas mágicas estaba dispuestas para hacer correr su voz, las músicas y demás sonidos de lo que pretendía ser un entretenido programa de radio universitaria. La verdad era que Sofie no tenía idea de lo que estaba haciendo, jamás había intentado con seriedad una radio, ni un panfleto, siquiera una nota completa para un diario escolar, pero descaro e intrepidez no le faltaban para intentarlo y fracasar estrepitosamente

El profesor de Periodismo le había gestionado el permiso de los decanos, que aun estaba a prueba de ver como se desenvolvía la cuestión, pues en el informe de pedido que la rubia había armado para el decanato se veía muy bonito pero los adultos ya sabían que aquellas cosas podía desvirtuarse bastante con la práctica. Por otro lado, Sofie se había procurado su espacio radial en una esquina de la cafetería, el micrófono necesario, un millón de papeles desordenado y dos i-pods mágicamente toqueteados para pasar música cada vez que no se le ocurría que decir… También había frente a su mesa, otras con las sillas dispuestas como mirándola por si alguien se atrevía a tomar el café y hacer de audiencia en vivo y en directo.

- Comencemos con la Noticia Bonita:

No habrá luna llena hasta dentro de 20 días y ... Desde aquí le mandamos un sonoro beso a Regina, gran amiga del staff de la radio

y las que nunca pueden faltar.... Noticias Feitas:

- Parece que el profesor de Leyes mágicas ya está recuperado de su fiebre violenta y la próxima semana se retomarán las clases con normalidad…. Desde acá les mandamos nuestro más sentido pésame a Pearlie, Adrian y demás estudiantes de ese aburridísima carrera universitario….

- Ahora un temita que necesito refrescar la garganta… esto es Madona… un poco de clásicos muggles nunca está de más… Y ni podría hacer la lista de tantas personas a quien dedicárselo, pues se me terminaría el programa nombrando…


Sofie sacó la lengua a su audiencia escasa, y tocando unos botones la canción empezó a andar y el micrófono de ella de inmediato se silenció. Tomó su zumo de calabaza mirando a quienes estaban allí. Identificó un par de conocidos, un par que miraban a otro lado pues ya veía que Sofie iba a llamar a alguien... Y así fue, Se paró de su asiento mientras la música sonaba y mirando a todos los del bar incitó a que alguien se acercara... - Quien se anima a una entrevista!??!!?- eso claro, no salió por los parlantes, pero fue bien audible para todos los que estaban dentro del lugar.

Sofie estaba feliz!

Milou tenía un par de horas libres antes de su próxima clase y por eso aprovechó para ir a la cafetería para comprarse en un café en lo que se leía el capítulo que debía terminar para el día siguiente sobre el tipo de alimento para criaturas mágicas submarinas. No se imaginaba que, aparte del bullicio habitual y la música, se encontraría con que les había dado por convertirla en cabina de radio o algo por el estilo.

Ella era muy especialita para leer, necesitaba que nada la sacara de su concentración así que mejor optó por solo pedir su bebida y retirarse, y así iban a ser sus planes hasta que dejaron de sonar las horribles campanitas y escuchó la voz de Sofie hablando de lo que sucedía en la universidad.

Se detuvo a escuchar en lo que le atendían y se cruzó de brazos.

Sinceramente no tenía ni la menor idea del estado de salud de Cleverley niño y de si había muerto o no por que realmente no le importaba mucho. Sí, era cierto que el señor Cleverley era un auror, tal vez respetable, y que la señora era muy buena pocionista (alguna vez había leído un artículo sobre ella en el Profeta) y que la muerte de un mago de sangre limpia, tan joven, siempre era de lamentarse, pero no pertenecían a su círculo de amistades ni eran de la familia.

También le venía valiendo un verdadero gusarajo que el profesor de Leyes estuviese ausente por enfermedad y la canción le resultó de lo más odiosa y lo peor es que era muggle. ¿Cómo ponía algo así en un recinto mágico?

A Milou lo que le importaba y, por sobre todo, le preocupaba y hasta le quitaba el sueño, era la falla en la seguridad de la universidad, no los chismes de lavadero que se escuchaban por los pasillos. ¿Cómo era posible que un licántropo pudiese colarse dentro del campus y matar a un estudiante? Todos estaban en peligro, todos.

Se acercó a su amiga con una sonrisa. La conocía desde hace mucho y de vez en cuando se carteaban, aunque no habían convivido mucho ahora que ambas estaban en la misma universidad. De igual manera, ella le tenía mucho cariño.

Hola Sofie, ¿qué estás haciendo? –preguntó sonriente sentandose a su lado ya con chai en mano y puso el libro sobre la mesa, haciendose espacio entre todas sus chacharas muggles y los papeles que tenía-. Yo me animo a una entrevista, claro si todavía quieres.



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Like a virgin es mi canción favorita de la vida *-*

-Estoy haciendo una radio… escuchas? – señaló a la nada como si quisiera apuntar al sonido que salía por parlantes cualquiera. De inmediato le hizo un lugar entre sus papeles y elementos muggles y mágico que hacían que todo eso pudiera llevarse a cabo. No tenía una cabina acústica ni cascos, ni un micrófono verdaderamente bueno, pero le bastaba con lo que había, y si funcionaba pues dentro de un mes pediría a aun inversionista, por ejemplo su madre, más capital monetario para armar aquello como se debía.

-Ven siéntate, que termina la canción y te introduciré a nuestro público, tu les encantarás!! – los últimos sones de Madonna se iban acallando mientras ambas tomaban su sitio y Sofie volvía a poner el micrófono a andar, diciendo un “hola hola”, para probarlo y comprobar el eco, aunque eso no debía hacerse en un programa serio. Si bien Sofie sabía de la existencia de prejuicios de sangre y demás, no era ni por asomo lo primero que pensaba al hacer algo, poner música o invitar a alguien a una entrevista. Siquiera cuando conocía a alguien nuevo, por tal cosa, no tenía ninguna herramienta para prever que a Milou no le gustara la música o tener que sentarse a dos centímetros de un i-pod turquesa reluciente.

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- Queridos oyentes… que les pareció la canción?... Les cuento que mientras ustedes se deleitaban los oídos o lo contrario, se ha acercado a mi una damita muy especial que será nuestra invitada del día… un minuto no más y les contaré de quien se trata – le guiñó un ojo divertida a Milou y concluyó – pero antes… Unos avisos prácticos…

Nuestra cafetería, desde la que estamos emitiendo este programa, aquella que seguro han frecuentado mil veces en busca de un café que los mantenga despiertos durante las largas y tediosas tardes de estudio, está presentando hoy día un edición especial de muffins de calabaza con chispas, preparándose para lo que todos ya saben viene pronto… Halloween… aunque me he enterado que en Brigantia hay otras costumbres más célticas, nadie puede hoy día, globalización mediante, obviar Halloween… Por tal motivo: Aquellos que se acerquen a la radio, ya sea físicamente, con un pergamino levitador, una lechuza o un patronus, mandando saluditos y pidiendo temas, también si quieren confesar anónimamente un amor o celebrar un cumpleaños por este medio acústico… tendrán de regalo un par de muffin anaranjados de parte del staff de la radio.

No es que la cafetería de Brigantia fuera tan amable de andar perdiendo dinero por hacerle un favor a Sofie o sus oyentes, sino que la rubia ya había arreglado con los dependientes del lugar que anotaran todo a su cuenta que inmediatamente terminado el programa ella pagaría cada galeón de su bolsillo. De todos modos era un negocio redondo, la cafetería vendía más y Sofie conseguía más oyentes. Hablando de eso, un camarero se acercó a la mesa de Sofie y Milou para traer dos muffins y preguntarle con señas a ambas si necesitaban algo más.

- Ahora si!! … esperamos sus mensajes mientras paso a introducir a nuestra invitada del día… Ella es… ante todo hermosa! francesa y sabe volar en escoba como nadie… una verdadera gema de colección… Su nombre Milou Leloup… un fuerte aplauso para ella!! – y sonó un audio de los tantos que Sofie tenía preparados…. – Buenas tardes Milou como estás hoy? Gracias por acercarte a mi y permitirme charlar contigo frente al público…. Cuéntanos un poco de ti a si todos te conocen… Edad, que estudias? De que colegio vienes… Di lo que quieras y ya luego te atosigaré a preguntas…. Te parece?... – micrófono en medio, lo dobló un poquito para que la voz de Milou se escuchara claramente.

Madonna no era su favorita, tampoco su menos favorita, no le gustaba y ya. Le parecía una mala cantante y mala artista, si así se le podía llamar, era aborrecida por él pero no dijo nada porque era Sofie, porque si bien no se había levantado de la mesa en la que estaba bebiendo un café con un amigo al cual no le agradaba Luttrell y que por eso se fue apenas escuchó su locución. Él se había quedado por curioso y por mostrar cierto apoyo si nadie más se animaba.

Vio tras que acabase la pútrida canción que se acercaba Milou, la amiga rara de Pearlie que según su prima era casi su esposa a futuro. No así de radical, pero se había pasado una tarde diciéndole en medio de temas totalmente distintos que serían una buena pareja y que hasta su abuela estaría feliz. Aldrich no podía negar que le parecía guapa, hasta se lo dijo a Pear cuando se lo preguntó porque ir diciendo que uno era de hierro era ya una mentira de escolar, también a partir de que su prima le soltase eso había comenzado a verla con más detenimiento, por si acaso.

Se movió de mesa cuando Sofie estaba por entrevistarla, quizá si la rubia locutora lo veía le pusiese otra canción, una de las que a él le gustaban, que no por nada habían sido cercanos desde hacía tiempo. No saludó a ninguna para no interrumpir pero tras pedir otro café sin azúcar buscó hacer contacto visual con Luttrell para que supiese que estaba allí, escuchando su intento de radio para que luego no pensase que no apoyaba el arte independiente.

Además si iba a entrevistar a Milou esa era una muy buena oportunidad para saber en qué basaba Pear esas ideas de que debían estar juntos, tampoco es que fuese a ir directamente con la francesa a preguntarle sus virtudes y defectos para ver si eran compatibles, por Merlín. Aplaudió junto con aquel audio y tras que llegase otro amigo suyo lo instó a que se siente en su mes para escuchar a su amiga, entre más público mejor.

Nunca la habían entrevistado aunque alguna vez había salido en El Profeta junto a sus padres y sus hermanos, tal vez por eso no tenía ni la menor idea de para que servía el micrófono y todos los demás artilugios, aunque si le daba una vaga idea de por que no usaba un sonorus.

Por un momento la mente de Miliu divagó en los anuncios de ocasión. Tal vez si le mandaba un anónimo a Oliver, confesándole nuevamente sus sus sentimientos, o si le pedía que la acompañase...

Regreso a la realidad al escuchar a Sofie enumerar sus cualidades y le pareció de lo más adorable, incluso le robo una sonrisa por que todavía la recordaba en sus tiempos de voladora.

Hola Sofie -dijo imitando su tono alegre para seguirle el juego. No sabía si podía escucharse en todo el campus, pero sabía que en la cafetería sí que lo hacían y eso la puso un poquito nerviosa.

Tengo 21 años, estudio zoología mágica, fui buenísima en vuelo de demostración, mis padres son mortifagos, se que lo que pasó fue una trampa y mi hermana e una licántropia que acaba de pasar una noche terrible hace a penas una semana, pensó, pero resultaría un poco extraño decir algo así.

¿Hablo por aquí? -le preguntó con timidez, acercándose al micrófono sin saber que ya podían oiría-. Lo siento, nunca había hecho esto. ¿Ya? Bueno, tengo 21 años y estoy cursando el tercer semestre de Zoología. Estudie en Beauxbatons, creo que se nota un poco -bromeo refiriéndose a su acento aún marcado.

Se detuvo, esperando a que Sofie le sonriera o algo para saber si lo estaba haciendo bien, resultaba extraño escuchar su propia voz a través de las bocinas.

Podía tener apariencia de engreída y presumida pero no le gustaba hablar de sí misma. Le incomodaba un poco, en realidad. Ella era Milou, sólo Milou.

Además, quería hablar de un asunto muy importante.

¿Qué te parece si mejor hablamos de lo que sucedió en la grutas? Creo que la universidad nos debe una explicación. ¿Cómo es posible que permitieran a un licántropo pasear libremente por el campus? Se qué Brigantia ha tenido por mucho tiempo una postura liberal y lo acepto, pero, perdóname, lo que paso es imperdonable. Fue peligrosisimo y aterrador. Un alumno murió, Sofie. Él lo asesino y quien sabe que hubiera pasado si los decanos no hubiesen aparecido, tal vez tu tampoco estaría aquí o yo. Olvida todos los rumores o si es inocente o no e incluso que el tipo sea simpático... Estaba ahí y punto.

Le dio un sorbo a su bebida. Todavía tenía mucho que decir, pero necesitaba tomar una pausa.

No se tu, pero a mi me asusta y mucho. ¿Cómo vamos a poder dormir con eso suelto? ¿Quien nos garantiza que no va a volver a repetirse la próxima luna llena?

Mientras Milou probaba el micrófono ella la alentaba con un ojo y con el otro observaba al resto de los espectadores, entre ellos encontró varias y variadas caras conocidas, pero por el timing que demandaba el estilo radial no podía detenerse en ninguna. Tenía que estar atenta a su programa del cual era productora, locutora, musicalizadora, entrevistadora y todos los demás “oras” pertinentes.

Le asintió con el rostro a sus dudas que salían por el speaker pero que no le molestaba en absoluto, pues así el programa era más fresco y natural. Que decir, ella misma era nueva en eso, y gustaba de la comunicación coloquial y desestructurada… también de las improvisaciones a las que pronto tendría que acudir con mente ágil pues Milou decía no querer hablar de ella pero estaba haciendo muchísimo más que eso al exponer sus ideologías.

Ni legó Sofie a meter bocado sobre que le parecía hablar sobre lo de las grutas pues la francesa, que aprendió rápido a usar el espacio democrático sonoro aquel ya exponía muchísimo sobre el caso, y Sofie se debatía entre admirarla por su determinación y osadía, y ver como miércoles utilizaba eso sin que mañana le censurasen el programa. Que no era secreto que el ochenta por ciento del campus amaba a Angus, que los decanos ni querían hablar de tema aun, y que ella si bien era amante del debate pues se sentía en una posición al menos complicada: una cosa era ser Sofie a secas y otra ser la hacedora de un programa, en ese rol que le tocaba en ese momento tenía que capitalizar el tema controversial más que decir su propia y personal opinión.

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- Bien, Miluo, primero decirte que has dicho mucho de ti y sobre todo cosas considerablemente más interesantes que la simple edad y procedencia. Te agradezco de verdad… Has dado un giro inesperado a este programa y eso es MARAVILLOSO…. Seguro nuestro oyentes están de acuerdo que esto se pondrá picante coincidan o no con tu opinión… Así que repito, invitamos a todos que se comuniquen con nosotras para darnos su parecer….

Sofie alejó un segundo el micrófono para respirar profundo, pero de inmediato lo volvió a tomar. No fuera cosa que la avidez de Milou por exponer sus puntos tannnn “extremistas” le quitara el control sobre la situación. Que lo dicho, ese era su programa y tenía que poner su mejor esfuerzo para no ser censurada a la mañana siguiente. Tampoco quería quedar como una débil que no se animaba al debate, y menos aun perder la oportunidad de exponer a Milou al cien por cien.

- entonces... Estarás de acuerdo conmigo, en que este es un tema complejo y complicado, que puede despertar distintas reacciones en la gente. Como tu has dicho, un estudiante falleció, y eso nos entristece a todos en general y obviamente a sus amigos, familiares y compañeros de pociones, a los cuales desde aquí les mandamos un gran abrazo. También varios estuvimos en peligro ese día y podría asegurar que nadie pretende que vuelvan a suceder situaciones así… Pero antes de entrar en el debate más fino, me gustaría hacer un remarco informativo para nuestros compañeros que no estuvieron allí esa noche o no se han enterado lo que ha pasado.- Muy lindo el debate pero primero anoticiar a todos de los hechos reales, que el programa por algo se llamaba la noticia indiscreta y por tal Sofie quería y debía incorporar noticias, propiamente dichas.


Sofie había quedado muy afectada por hacer la crónica, la verdad es que se había esforzado muchísimo por respirar cuando debía, que el discurso saliera coherente, que la voz no se le doblara, pero lo dicho, había sido un gran esfuerzo pues ella había estado en primera fila de la cuestión con Angus oliéndole el cabello, con la sangre de Dan en el rostro y las ropas. Además ella era amiga de Regina. Apagó el micrófono y sonó la música y se tomó todo el zumo de calabaza de un solo jalón para sonreírle luego a Milou y reforzar aquello del “gracias” con palabras pertinentes donde volvía a afirmarle que era un gran tema, y le contó alguna cuestión más de que ella misma había estado allí y tal, descubriendo que la muchacha también había estado aunque no tan cerca.

- Volvimos, eso fue… Pues el primer tema que se me ocurrió ponerles en el apuro!...- rió al aire- espero les haya gustado… Seguimos acá con Milou que no es solo una cara bonita, sino una chica de ideas muy fuertes, que no parece tenerle miedo a nada. Estamos charlando, debatiendo lo sucedido en la última luna llena, y lo dicho: estamos esperando sus opiniones al respecto…. Entonces – y volvió a poner el micrófono entre ambas – tu crees que Angus estaba paseando y lo encontró la noche en Brigantia sin más?... Pues hay versiones que dicen que él fue secuestrado y liberado a propósito en las grutas para generar miedo entre los universitarios, cosa que se ha logrado por lo visto… Sabemos que Angus siempre ha sido muy cuidadoso con su maldición, pues no ha habido hachos similares en su historial… Yo debo decir que a mi, personalmente, me suena un poco raro que luego de veintipico de años que lleva Angus con la maldición se le haya olvidado que era noche de luna llena, no te parece?... Hay cosas extrañas alrededor de este hecho…

Nunca en toda su vida se había sentido tan agobiada por todo como en ese momento. Casi había estado a punto de dejarlo todo por un rato nada más para poder estar con su hermano y cuidar de él, pero sus padres la habían convencido de que no era buena idea, que tenía que seguir con lo suyo y de hecho, su mamá había dado en el clavo diciéndole que si no terminaba la carrera y seguía con sus investigaciones, jamás iba a poder ayudarlo de verdad, con algo más útil que abrazos y palabras de aliento. Por eso había vuelto a la universidad, donde el aire que se respiraba, al menos para ella, no era el mismo por muchas razones.

Le estaba costando concentrarse en los estudios, a veces sentía que la miraban porque todo mundo sabía que Angus era su hermano, no lograba terminar las cosas, se sentía muy mal, pero se esforzaba, tenía un espíritu luchador contra el que ni ella misma podía ir. Había salido de su facultad para pasarse por la cafetería y comer algo. Y estaba en la fila de espera para pagar los sickles requeridos cuando empezó la radio de la tal Sofie. Se le congeló la sangre y frunció los labios con lo de que “no habría luna llena en veinte días” pero se contuvo para no decir en voz alta que por donde se le viera, era una estupidez pensar que esa era una noticia bonita. Veinte días eran veinte días, veinte días de padecerlo, pero la gente nunca iba a entender esas cosas, para ellos la luna llena era solo un día.

Lo dejó pasar, no tenía caso. Se acercó más en la fila mientras una tal Milou hablaba, pero se puso alerta y todos los músculos de su cuerpo se tensaron cuando escuchó lo que decía. Se giró fúrica a verle la cara a la puta esa. No solía ser agresiva, eso se lo dejaba a los hombres de la familia. Peach siempre había sido más como Birdie, tranquila, conciliadora, hasta un poco fría en materia de mantener la calma por el bien comunal, pero en ese momento le pareció tan difícil que le pidió al alumno formado frente a ella que pagara sus sickles y se abrió paso con algo para llegar hasta la mesa donde estaba Sofie.

Pensó que atravesar ese camino, la canción y todo, le servirían para enfriar la cabeza, pero resultaba que no, que de hecho, en cuanto estuvo cerca y volvió a ver a esta idiota a la cara. No se lo pensó ni medio segundo más. Se adelantó como fiera para tomarla por el cabello y hacerle levantarse mientras con la otra mano le soltaba una cachetada. No era muy fuerte tampoco, pero se la había dado con toda la intención y el jalón de cabello era jalón de cabello por donde se le viera.

-¿ÉL LO ASESINÓ? Ni siquiera sabes de quién estás hablando, no lo conoces. Y CLARO QUE ESTABA AHÍ PUTA RETRASADA MENTAL DE MIERDA, porque ahí lo fue a dejar la gente que lo secuestró, para que estúpidas como tú salieran con sus idioteces de “cómo voy a poder vivir con ESO suelto?” ¿ESO? ESTÁS HABLANDO DE UN SER HUMANO.

Tenía ganas de romperle la cabeza contra la mesa, así de simple. Siempre había sido mejor con los hechizos, no era nada nada nada de enfrentamientos físicos. Era la primera vez que sentía esa necesidad tonta de lanzarse con todo el cuerpo, también la primera vez que gritaba en público.

Los estudiantes de periodismo empezaban a tener actividades muy propias de su giro, ya me extrañaba que no hubieran empezado antes. La verdad yo tenía la mirada puesta en un libro de anatomía y estaba muy concentrado en el movimiento de las articulaciones y cómo algunos hechizos podían recomponer un mal funcionamiento o corregir defectos de lo mismo. Pasé una página después de escuchar a Madonna y levantar ocasionalmente la vista hacia la rubia que hacía una entrevista a Milou, con la tenía un trato neutral-cordial de compañeros. Sonreí a medias al escuchar lo primero, cuando hablaba de ella misma, y después perdí la atención.

Le di un sorbo al té verde repasando los movimientos de una floritura para cualquier articulación dislocada, hasta que escuché hacia dónde iban las cosas. Miré por igual a la entrevistadora y a la entrevistada, teniendo muy claro que era la peor idea del mundo hablar de las cosas que habían ocurrido en la universidad tan a la ligera, menos amenizando todo con unas canciones. Yo estaba a favor de la libertad de expresión, pero estaba seguro de que lo dicho iba a herir muchas susceptibilidades, más en una cafetería con bastante gente. Miré alrededor como esperando a ver lo que ocurría, y todo seguía en aparente calma pero estaba seguro de que no por mucho tiempo. Tenía la vista levantada del libro aunque no me estaba realmente involucrando en ser audiencia activa.

Y sí, estaba esperando que algo desagradable ocurriera, pero me sorprendió que la que perdiera los estribos fuera Peach. En dos segundos más ya no me sorprendió tanto pues era justamente la hermana del sujeto de la controversia, así que era por demás comprensible. Yo hubiera roto todas las reglas del dojo y del arte marcial para romperle el hombro a quien dijera algo así de mi hermana, por ejemplo, pero de todos modos, había que detener el incidente. Peach Finnerty, tan correcta, tan ordenada. Si hacía una cosa así era por que de verdad estaba molesta, más que molesta, increíblemente ofendida.

No lo hubiera hecho, yo era mucho de dejar a la gente en paz y retirarme pasando desapercibido, pero se trataba de Peach, y de Milou, y por un momento pensé que sería peor si todo el mundo trataba de contenerla o de decirle que se calmara. Cuando quería hacer enojar de verdad a Haruka le decía que se calmara... siempre funcionaba.

-Sería buena idea dejar esto de la radio por ahora...

Y no por cuestiones de censura, sino por no calentar más los ánimos. Ya me había acercado, lo que dije fue dirigido expresamente a Sofie Lutrell y después me acerqué un poco a Peach, agarrada por los brazos de un chico al que me parecía haber visto en la facultad de Smertios.

-Puedes soltarla, ya está bien. Peach ya está tranquila ¿Verdad?

Claro, estaba abogando por su cordura y sobre todo por su orgullo, solía funcionar, a menos que estar furiosa en definitiva le hubiera nublado en pensamiento.

En todo el tiempo que llevaba de conocer a Sofie solo habían hablado de cosas realmente sin importancia, como de sus novios, a donde se irían de vacaciones y ropa. Creyó por un momento que iba a apagar el micrófono y que daría el programa por terminado, lo que en realidad no le molestaría, por que sí, estaba muy nerviosa

Le sorprendió que no cambiara el tema y que incluso diera una pequeña crónica de lo que realmente había pasado o bueno lo que ellas habían visto. Relató lo de las grutas, que habían escuchado un aullido, que él había matado a Cleverley por defender a su hermana y después la intervención de los decanos. Todo.

Sofie no parecía molesta ni nada por el rumbo que había tomado su programa, al contrario le sonrió y Milou no pudo más que corresponderle a su sonrisa, buscandole la mano para estrecharla un poquito.

Los rumores eran otro punto a tratar. No tenía ni la menor idea sobre qué inventarse por que solo le habían dicho lo básico mucho después de que todo eso pasara y eso estaba pensando cuando sintió el jalón de cabello que la hizo levantarse, después la bofetada.

¿Qué te pasa? ¡Suéltame, salvaje! ¡Estás loca! –le gritó llevándose una mano al cabello para intentar que la soltara antes de que la golpeara.

Inmediatamente se llevó la mano a la mejilla y se puso a escucharla, haciéndose la desentendida, como si no supiera nada, aunque por dentro sentía que le hervía la sangre. Nunca en su vida se había peleado a golpes con nadie y mucho menos lo haría con Peach Finnerty. Había niveles.

¡UN SER HUMANO QUE MATA A SU AMIGO! ¡UN MALDITO ASESINO! –le gritó ahora sí, que tenía la seguridad de que Adair la estaba deteniendo y Akira muy cerca tranquilizandola-. ¿Qué rumores dices, Finnerty? Estas loca, te deschavetaste pero feo, ¿cómo puedes creer lo que dice una borracha? ¿Quién va a querer secuestrarlo? Por favor… escucha lo que estás diciendo, es ridículo. Pasa que no se hace responsable de lo que es, un ASESINO. Es un peligro para está universidad y deberían correrlo pero ya antes de que mate a alguien más.

Estaba esperando las respuestas de Milou a sus preguntas profesionales, cuando de la nada aparecía la hermana de Angus. No la identificó a la primera, pero no tardó mucho en hacerlo, y no solo por los dichos obvio de la chica mientras jaloneaba el cabello de Milou, sino porque como buena periodista había investigado ya a todos los involucrados más o menos directos en el caso. Y la hermana del lico no quedaba fuera de esol….

- A ver… ey! – solo llegó a gritar antes de que Adair llegase. Hubiera quiero prestarle más atención a su actuación, ponerle ojos de estrella y decirle gracias por estar, pero tenía un programa que salvar del hundimiento definitivo y así como había hecho la crónica muy a su pesar y tomado el tema en vez de cambiarlo, ahora se debatía entre dejar que los gritos salieran al aire o poner una play list de música infinita.

Akira llegaba también y como era obvio, los hombres se demostraban mucho más sensatos que las mujeres. Sofie sin perder tiempo sacó la escoba de Adair de su mesa y en dos segundos ya estaba poniendo un tema de fondo, audible lo mínimo, pero sin apagar el micrófono. Había que musicalizar eso pero YA!.


Tomó el micrófono y el i-pod en mano y se hizo unos pasos para atrás, pues ya había decidido que esta vez le tocaba hacer de reportera del escándalo o no protagonista del cataclismo. Era como hacer la crónica de la erupción de un volcán a centímetros de la lava ardiendo.

- Querido oyentes… esto se está desvirtuando… Como han escuchado a aparecido Peach Finnerty, la hermano de Angus, y de buenas a primeras a jalado el cabello y cacheteado a Milou, por defender que su hermano antes que un asesino es un ser humano…. Ni corta ni perezosa Milou le responde. – Hablaba rapidísimo, más rápido que nunca, apenas ladeó el micrófono para que se escucharan las palabra de Miluo… - Aquí también está Adair y Akira, dos muchachos que pretenden calmar las cosas pero…. – y pues… Adnan apareció y ya ni modo de que eso fuera a calmarse, Sofie lo supo – Milou no esta sola, en esta radio que se ha convertido en ring improvisado… Un desconocido dice –

y ladeo el micrófono para que se escuchara lo que Adnan decía y luego se hizo para adelante micrófono en mano para que lo siguiente que iba a decir fuera también escuchado por los que estaban allí con atención, estaba el público no presente al que le debía explicaciones y crónicas y los invitados que hacían de su programa un talk show patético pero entretenido. - … Esto no es lo que pretendíamos para hoy, Pero no se puede negar la realidad de que no todos pensamos igual, y cuando uno dice lo que piensa pues… Se arriesga a que otro exprese su punto de vista…. … Lamentable que no podamos convivir y discutir con la palabra, y tengamos que llegar a los golpes y los insultos!.. – y ahí ya se hizo para atrás de nuevo porque alguien le iba a pegar de seguro… O por sus dichos o por la música de fondo.

Cualquier puto pretexto es bueno, pero es mucho mejor cuando de verdad te calientan la puta cabeza por las vías correctas, así cuando menos te evitas la pena de hundir el puño en la cara de algún pardillo inocente. Ese día iba directo a la cafetería y no al comedor porque bueno…durante todos esos días en realidad no me había estado dando mucho apetito, pero de cualquier forma algo tenía que ingerir, y en la cafetería servían bocadillos bastante decentes. Resulta que todo el tiempo estaba de malas hasta los huevos, y son obvias las razones… es decir todo lo que estaba sucediendo en la Universidad era la mierda retrograda más increíble con la que me había topado en toda mi vida.

Entre y tal, fui a pedir mi bocadillo y esperé en la misma barra donde te atendían mientras que en el sonido de la cafetería sonaba la voz de Sofie Luttrell en el programa ese de radio que le habían dado la oportunidad de abrir. Si les soy sinceros, nunca le había puesto demasiada atención en los programas de radio de Brigantia, pero no estaba mal empezar por algo. Tomé mi bocadillo, me senté en una mesa cercana a la salida y no me quedo más remedio que escuchar el mentado programa aunque la música que sonara fuera la de la jodida Madonna. Daba igual, Like a virgin era cuando menos soportable.

Total que el tiempo avanzó sin importancia y yo le entré al jodido bocadillo que pintaba bien, entonces levanté la cabeza al escuchar que Luttrell estaba a punto de entrevistar a Milou Lepoup, si… esa niñata, la misma con la que había tenido un duelo la noche anterior, la misma zorrita a la que le encantaba abrir la boca sin pensar dos veces en lo que coño estaba diciendo. Y sí cojones, que la amiguita de Pearlie volvió a hacer de las suyas, hablando de la misma mierda pero ahora en la puta radio de la universidad, alentando así a todos esos hijos de puta, a lo largo y ancho del campus, que pensaban exactamente las mismas idioteces dignas del siglo XIV. Deje el puto bocadillo… la poca hambre que tenía se había ido.

Hubo incluso varios a mi alrededor que voltearon a verme, como si esperaran que me lanzara encima de la chica o alguna mierda así. Vaya que se lo merecía, pero ponerle demasiada atención a esa pequeña bastarda significaba darle motivos para continuar con su show de poca monta. Fue unos momentos después, luego de que Luttrell relatara lo sucedido aquella noche en el comedor, cuando Peach Finnerty saltó de no sé dónde a decirle unas cuantas cosas, tomarla por la cabellera y soltarle una bofetada a la perra de Leloup, entonces mi atención si se enfocó de lleno en aquella mesa.

Llevo Brackminster a detener a Finnerty y hasta ahí todo bien, luego vinieron más insultos y más gritos, se acercó un asiático y las cosas continuaron subiendo de tono. Me levanté porque pensaba llevarme conmigo a Peach, que aunque me moría de ganas por ver el cómo destrozaba a Leloup, no quería que se metiera en problemas. Peach siempre había sido un jodido encanto, siempre con esa imagen perfecta, siempre en su lugar, y de pronto verla así… pero era normal joder, era más que normal.

Entonces sí vino lo divertido. Un hijo de puta salió de entre toda la panda de imbéciles de la cafetería, uno al que no identificaba una mierda aunque muy poco importara aquello; y entonces habló. No solo habló, de su boca salieron mierdas que no merecían más que ser aplacadas de una forma. Ese hijo de puta no tenía una idea, de verdad no tenía ni siquiera una ínfima idea de lo que coño pasaba o de lo que él mismo hablaba, y lo cierto es que tampoco sabía con quien se acababa de meter.

Me acerqué casi a zancadas desde un costado, y probablemente tanto Brackminster como el asiático y unos cuantos más, que estaban completamente de frente, ya podían adivinar lo que estaba a punto de suceder. Sí cojones, eso mismo; llegué hasta donde se encontraba el cabrón aquel y le ensarté un jodido puñetazo directo en la cara, cargado de toda la fuerza y la rabia que Joseph Clayton Crawford en conjunto con días y noches de terrible ansiedad podían llevar.

Los rumores y su reputación hecha pedazos le tenían sin el más mínimo cuidado. Si se estresara por cada vez que alguien le llamaba puta, loca o cualquier otra cosa, probablemente a estas alturas se hubiera quedado sin pelo ya. Así que en lo que a ella respectaba cada persona que comenzaba a cuchichear como histérica cada que le pasaba por delante, podía irse a tomar por culo.

Lo que a ella le tenía mal, ya no era solamente todo lo pasado con Angus, si no la muerte de Dan. No es que lo del secuestro le hubiera dejado de importar, pero ante todo, Angus estaba vivo, aún y si ahora mismo no se sintiera como que fuera lo mejor que pudiera haberle pasado si cargaba con la vida de Dan a cuestas. No era secreto que Loreen había estado enamorada hasta la médula del pocionista y que si alguna vez había llorado destrozada por una ruptura había sido justamente por él. Que el romance entre ellos hubiera muerto no quería decir que hubiera dejado de ser importante en su vida, ni que lo iba a extrañar siempre. Tampoco que moría de angustia por Regina, por Bleeker aunque no fuera tan cercana a él, por Peach, por la Señora Birdie y por el Señor David… por todo en general.

Sus padres se habían enterado ya de todo, imposible mantenerlo en secreto. Y Willow Luttrell se había puesto histérica, no mentía, de escuchar todo el relato sobre mortifagos llevándose por la noche al cachorro de David, mientras que sus propios hijos se habían jugado el pellejo también en las grutas… pero de verla con el ojo morado todavía… se había ahorrado el detalle de que dentro de las grutas, contra lo que ella y Gianna se habían enfrentado no había sido ningún hombre lobo. Hubiera preferido no decirle nada a su madre, no ahora que le habían confirmado esperaba al 5to Luttrell...

Se sentía culpable. De no haber podido hacer nada para impedir que se lo llevaran cuando tuvo la oportunidad. Si lo hubiera logrado, si la puta francesa no lo hubiera jodido todo, tal vez nada de eso hubiera pasado, y Dan seguiría vivo, y Angus no llevaría la culpa de haberse llevado una vida entre las zarpas, y nada estaría hecho tan mierda. No de una manera que les afectara tan personal, porque ella lo sabía, los había visto, los Mortifagos habían vuelto.

Nunca se iba a perdonar el no haber tenido el valor para pararse por San Mungo antes de que Dan muriera. ¿Qué clase de medimaga iba a ser? ¿Qué decía todo eso de ella? Estaba mal, deprimida, confundida, y furiosa con todo el mundo. Ese comenzaba a volverse su ánimo por default.

Cuando llego a la cafetería su plan era conseguir algo para comer y largarse de ahí. Había dormido la maravillosa cantidad de 4 horas desde la noche antes de la luna llena y en el estómago no llevaba más que tres galletas y un par de tazas de té. El sueño no sabía cuando lo recuperaría, el insomnio por estrés era así de cabrón, pero el cuerpo ya comenzaba a exigirle algo más sustancioso que cinco bocados.
No había escuchado como comenzó todo el asunto. Ni enterada estaba que todo había comenzado como un inocente programa de radio orquestrado por Sofie. Ella lo único que vio fue a Peach reclamándole a una chica que había visto por ahí en Ogmios, defendiendo a Angus sobre lo que ella ya sabía. Lo llamaban a él asesino. La desacreditaban a ella por muchas veces que hubiera repetido la historia sobre lo ocurrido. Y para colmo el marica de Yesenes se ponía a vomitar mierda tras mierda tras mierda…

Joe tiraba el primer puñetazo. Y que si llegaba McCreary o Immendorff o quien fuera a ella le daba igual. Ni se midió, ni le importó nada, ella tomó una charola de la mesa que le quedó más cercana, para la sorpresa de quienes estaban ahí sentados y empezaban a alarmarse por la pelea que se desencadenaba, para acercarse a Yesenes por la espalda y buscar golpearle la cabeza con ella. – ENERGUMENO LA PUTA COCAINOMANA QUE TE MAL PARIO, MARICA DE MIERDA. Y TU… – miró a Milou entonces, dando apariencia de que verdaderamente estaba a punto de estrangularla. – , ¿¿quieres que te cuente quien lo quiso secuestrar?? NO TIENES NI PUTA IDEA. –

Bueno momento para decidirse a explotar.

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No se si el master o Yesenes deciden si le alcance a pegar o no *-* a mi me va bien lo que sea

Estaba segura que las cosas no serían iguales en el momento en que regresáramos de ese hospital. Las cosas en Brigantia cambiarían radicalmente desde cualquier punto de vista. Se mirara por donde se mirara. Para mi las cosas cambiaban.

Nunca había sentido en carne propia los efectos de los hechizos de algún mortífago. Nunca me había enfrentado a alguno más bien porque la protección de mi madre siempre había estado ahí para mi. Siempre había procurado mantenerme a salvo y ajena de todos los problemas. Cuando se había enterado que los enmascarados habían regresado a Brigantia se puso más histérica que nunca. Clarisse, su pupila, quizás había sido quien más había sufrido de las consecuencias de ello.

No podía hacer nada quedándome en casa. No era una cobarde y además, ella y mis hermanos habían hecho lo mismo. Podía cuidarme sola, si, de eso no le cabía duda, sin embargo, en quien no confiaba era en los demás. Pero no, no me haría aun lado, no cuando mis amigos eran quienes estaban sufriendo ese nuevo levantamiento.

Los deberes me habían parecido más pesados que nunca y quizás distraerme un poco por ahí me hiciera bien. Sofie me había dicho que iniciaría un programa de radio en la cafetería y que me mataría si no llegaba a escucharla, así que bueno, eso iba a hacer. Sin embargo, no sabía que las cosas se tornarían tan mal.

Se me retorcieron las tripas en cuanto escuché a la bocona de Leloup diciendo eso de Angus y luego me asombraba viendo a Peach Finnerty perdiendo los cabales y abofeteando a la francesa. Quizás yo hubiera hecho lo mismo, aunque tal vez la hubiera aventado contra la mesa. Eso se había vuelto un completo caos y Sofie lo único que estaba logrando era que las cosas se tensaran aún más.

Decir que estaba furiosa era poco. Vi como Adair se levantaba a sostener a Peach de los hombros.-¡Suéltala, Adair! Déjala.-me acerqué hacia el Smertios con precaución pero lo suficientemente decidida como para apartarlo. Si alguien hubiera dicho algo así de mis hermanos, peor hubiera sido el destino de la cara regordeta y odiosa de Milou. Intenté separar a Adair de Peach por el hombro del Smertios -no porque la tuviera agarrada como Gollum al anillo, sino más bien porque Milou se merecía que PEach le partiera toda la cara- en cuanto llegó Yesenes y Crawford hizo exactamente lo que estaba pensando. Darle un puñetazo para que se callara la puta boca. Y Loreen, bueno, Loreen era quizá otra de las más afectadas en todo ese asunto. Tuve que aguantarme la risa al verla hacer lo que intentaba. Ojalá le diera en toditita la cabeza a Yesenes.

Quité a Sofie del medio porque eso estaba poniéndose feo. La sostuve del hombro y la hice levantarse del asiento para hacerla a cualquier lado donde no le llegara ningún golpe.

Todo se había vuelto un completo caos y estaba segura de que en cualquier momento podría llegar cualquiera de los Decanos o, peor aún, el “profesor” Holland. Negué con la cabeza y sostuve fuertemente la varita porque de un momento a otro, todo eso se iría a la mierda, estaba segura y más valía comenzar a prepararse.

Sintió los brazos de Adair apresándola y apartándola de Milou. Respiró profundo pero sentía que todo le estaba temblando con una rabia desconocida que le salía de todos los poros de su cuerpo. Vio a Akira acercarse y se le acumularon unas ganas estúpidas de llorar. No quiso voltear a ver a Milou pero si lo que quería era tranquilizarse más le valía mantener la vista baja y la furia bien adentro. Angus y papá podían no hacerlo pero ella sí, siempre había tenido temple. Asintió a Akira y puso las manos sobre los brazos de Adair como para apartarse de él, pero el temple se fue completamente a la mierda cuando Milou se atrevía a seguir con eso. Le dolió tanto lo que decía que sentía que se iba a enfermar, que el dolor emocional se convertía en algo demasiado físico.

-¡SUÉLTAME, SUÉLTAME, SUÉLTAME!

Grigó como poseída manoteando y jalando sus brazos, hasta pisando a Adair a propósito porque aunque era amigo, en ese momento no estaba pensando, no podía pensar. No escuchaba ya el background de Sofie, escuchó a medias las palabras de Adnan, ella solo gritaba a Adair que la soltara porque lo que quería era lanzarse sobre Milou para abrirle la cabeza como una sandía.

Con un arañazo, para que siguieran diciendo con razón que era una bestia como su hermano, que ya poco le importaba, pudo soltar una de sus manos del agarre de Adair y lo trató de empujar para alcanzar a la rubia porque lo que quería era darle un puñetazo en toda la cara para empezar y luego lanzarle un hechizo que la dejara en estado comatoso para siempre, y tirarla en algún lugar donde se la pudieran comer los buitres como carroña. Eso y más.

-PERRA ESTÚPIDA, ¿QUIÉN TE PAGÓ PARA QUE VINIERAS A DECIR ESTO? ¿EH? ¿LOS MISMOS QUE LO SECUESTRARON? NO SABES NADA NI DE ÉL, NI DE DAN, NO ERES MÁS QUE UNA MISERABLE PORQUERÍA INHUMANA. VEN A DECÍRMELO AQUÍ, DE CERCA. ¡SUÉLTAME ADAIR!..

Gritó como desesperada y terminó descargándose contra el antaño capitán de Gryffindor, soltándole a él los puñetazos en el pecho y luego una cachetada más. Lo dicho, no tenía mucha fuerza, pero la rabia ayudaba. No sabía de lo que hablaba, ella solamente tenía el testimonio de Loreen, la visión de Aquila, las palabras que se había intercambiado con Angus en su presencia y sobretodo, saber que su hermano jamás, jamás, jamás hubiera dejado de responsabilizarse de sí mismo en luna llena por un descuido o un olvido. Todo era una completa porquería y ella lloraba tanto que de pronto tenía la vista muy nublada.

Y no, las cosas no bajaban de tono. No iba a echar la culpa a Peach, sino a todos los que no hacían nada por dejar la fiesta en paz. Me reservaba las opiniones sobre lo que se decía ahí, por que todo parecía ser pretexto para sembrar la discordia y sólo miré con el ceño levemente fruncido a Milou, naturalmente ofendida, y después a otro tipo con opiniones cuestionables sobre la licantropía.

-Pues sí te equivocas, se estudia en Artes Oscuras.

Se lo dije con cara de ligero fastidio, pero mis palabras quedaban rápidamente contenidas por que Sofie insistía en seguir con el asunto. La miré con un leve movimiento de palmas ¿Estaba de broma? ¿Acaso estaba narrando el pleito? Una cosa era hacer periodismo y otra hacer amarillismo y escándalo. Si su intención era esa, entonces lo estaba haciendo bien. Y no era censura, insistía, esos temas no se abordaban en un foro público a un día de ocurrir, justo con los amigos de los agraviados y con un montón de gente que a todas luces padecía de una grave intolerancia ¿Qué beneficios reales iba a tener eso para el diálogo abierto?

-¡Suficiente con la música!

No, yo no iba a golpear a Sofie, pero de verdad pensaba que estaba siendo absolutamente inadecuada. Sólo detuve su iPod, justo después de que se armaran más golpes, en serio, justo para el tipo que estaba prácticamente proponiendo que se tratara a los licántropos como a los crups, o esa era la esencia de su discurso. Al final entre todo ese desajuste, sólo se me ocurrió separar a Peach de quien antes la sostuviera con suficiente delicadeza, todo había qué decirlo. Si estaba furiosa, ahora lo estaba más.

Intenté impedir que golpeara a Adair (así lo llamaba, y a gritos, y muchas veces. Así tenía que llamarse) conteniendo con mi muñeca los golpes de Peach, esperando se más rápido que ella. Si no lo lograba, empezaría a buscar otro dojo, aunque fuera en el mundo muggle, por que estaría poniéndome lento. Impedir sus puñetazos, o bofetadas, o lo que intentara hacer. Ciertamente el tipo ni la debía ni la temía, pero entendía por qué iba contra él.

-¡Hey, basta! ¡Basta! Concéntrate.

Mírame. No se lo dije pero busqué impidiendo sus brazos su contacto visual, claro, con el mínimo daño hacia ella. Escuché un sonido metálico venido de quién sabe donde, pensando que si no aparecía la autoridad pronto, aquello iba a continuar subiendo de tono.

......
Ehm... quité la música e intenté ser más rápido que Peach para que no pegue a Adair, inmovilizando sus muñecas y buscando contacto visual con ella.

Antes que nada, la reputación. Entre el manoteo innecesario, el cálmate y cálmate de nuevo, me llevé la mano a las sien y miré alrededor. ¿Esa era una compañera de mi clase con una bandeja en las manos? Todos estaban enloqueciendo; fríamente comprendía el por qué de muchas cosas, pero eso distaba de que pudiera ponerme del lado de alguno. Ni siquiera tenía cosas muy sentidas qué decirle a Peach por que nuestra relación no era precisamente cercana. Y sentí como si ese "¿Quieres que te expulsen?" fuera dirigido a mi.

No podía esperar que la autoridad no se presentara, que alguieno no hubiera ya avisado o un profesor se diera cuenta de lo que ocurría. Mi historial era intachable, y preferiría que se quedara así. Y de verdad, de verdad, odiaba los conflictos, mucho más si amenazaban con incluírme en un asunto del que podría salir muy mal parado. No busqué la mirada de Peach, más valía que se tranquilizara como decía Adair (nombre o apodo) por que en verdad, ella no era así, y sería una pena que tuviera problemas por ese altercado que ya alcanzaba niveles de ridículo.

Evadí el conflicto, dispuesto a hacerme el desentendido si acaso me interrogaban sobre lo que había ocurrido, y volví al lugar donde había dejado un libro y otras pocas cosas. Sinceramente, sólo pensé en anteponer mis intereses a lo que estaba ocurriendo ahí, y no tendría reparos en mentir si alguien que no había estado ahí me preguntaba algo. No sé, me fui antes de que todos se mataran a golpes. Y bueno, de verdad me estaba yendo antes de que todos se mataran a golpes.

No miré atrás, salí por la puerta y ya, como hubiera hecho antes, pelea o no.

Casi le había hablado por detrás del japonés por que sin querer lo estaba utilizando como barrera protectora, pero cuando apareció Adnan, situándose a su lado para apoyarla y completamente segura de que Adair no la iba a soltar y que tampoco Akira iba a permitir que la golpeara, se irguió cuan alta era, incluso enarcó una ceja como si estuviera acentuando lo que el Ogmios decía.

Tomó aire para calmarse y hasta ese momento se dio cuenta de lo agitada que estaba. Sentía cada una de sus palabras y todavía no llegaba al punto en el que se arrepentía de haberlo dicho, por que estaba fúrica con Peach.

No supo que fue lo que la incentivo, si la confianza que le daba Adnan o las palabras de la castaña, pero se acercó a Peach, tomando su abandonada bebida de la mesa, por que ya era conocido que Milou no pensaba bien lo que hacía cuando se enojaba.

Angus Finnerty es un asesino –le susurró al oído aprovechando que ya se había volteado, remarcando cada una de sus palabras y regodeándose al máximo, levantó su vaso y vació el contenido en la cabeza de Peach. Inmediatamente se separó cuando escuchó un sonido metálico por que no había visto el puñetazo que le habían dado a Adnan.

Ahí estaba la borracha, haciendo amago de su agresividad y barbarismo. Miró a ambos lados, como si estuviera buscando cómo salirse de ahí, incluso también miró a Akira casi pidiéndole ayuda, pero solo se fue después de decirle algo a Peach.

Pues claro que sabía quién lo había secuestrado, por la magia, pero no podía quedarse callada y salirse igual que como lo había hecho el japonés. Se sentía responsable por Adnan y no podía dejarlo ahí solo con ellos, aunque seguramente él sabría defenderse bien.

Y tú sí, seguramente –le contestó esbozando una sonrisa cínica-. Cuéntanos a todos quién fue, ¡aprovecha que ya te estamos poniendo atención, borracha! Dinos, ¿fue Mott? ¿Decidió salirse de la tumba para jugarle una bromita al barman de la universidad?

-¡SUFICIENTE!

Tuve que aplicar un sonorus a mi voz, y también separar con la varita al pequeño grupo que, a primera vista, parecía más conflictivo: con un movimiento repentino, Joseph Crawford y Loreen Luttrell se verían separados de Adnan Yesenes y Milou Leloup. Había llegado hasta ahí bajo el aviso de Elisa Fuller Smith que en un breve resumen había dado cuenta de lo que ocurría en la cafetería.

De no ser profesor, hubiera abogado por los Finnerty. Pasaban por un momento terrible, tanto el muchacho como David, ni hablar de Birdie y Peach. Ahí estaba, por cierto, con el rostro lleno de lágrimas, queriendo zafarse de uno de mis alumnos, Brackminster. Me partía el alma verlos así, pero no estaba ahí para consolar a nadie, mucho menos para tomar partido. Nunca antes me había jodido tanto tener que ser una figura de autoridad imparcial, pero iba a hacerlo. Con el ceño fruncido y notablemente molesto, tuve que poner punto final a todo ese lío.

-¿Qué son estas provocaciones, Leloup, Yesenes? Opiniones como esas generan falta de compañerismo, lo saben, no tengo yo que venir a decirlo.

En breve resumen, según Fuller-Smith, todo se había desatado por llamar a Angus Finnerty "maldito asesino" y sus derivados. Por supuesto que me molestaba, pero no me estaba poniendo del lado de a quienes hubiera agraviado la aseveración. Y también me sorprendía que, por lo visto, sólo Gianna Vercelli tuviera la varita desenfundada aunque aparentemente lo había hecho en plan defensivo. Me acerqué a Yesenes examinándolo sin mucha delicadeza. No era medimago pero lidiaba con muchas caras partidas en el campo de juego y aquello no requeriría mayor atención. Le conjuré un episkey que seguro le dolería más que el golpe, pero al menos dejaría de sangrar. También examiné el otro golpe que llevaba en la cabeza, y conjurando un glacius sobre una servilleta de tela, le dejé el hielo en la cabeza, haciéndole entender que él mismo tendría que sostenérselo.

-Y Luttrell, Finnerty... ESA NO ES MANERA de comportarse en un recinto educativo, bajo las normas de Brigantia ¿GOLPEANDO A SUS COMPAÑEROS? ¿ASÍ DEFIENDEN SU POSTURA? Ahora mismo los cuatro van a dar cuentas a la oficina de Immëndorff ¡Y caminen muy derechito, que acaban de hacerle perder TREINTA PUNTOS a su facultad.

Crawford, directo a la oficina de McReary. Quince puntos menos para Cerridwen, y si vuelvo a escuchar que agrede físicamente a alguien, seguramente perderá más que puntos para su facultad. Un incidente más como este y perderán la matrícula ustedes tres. QUEDAN AVISADOS.

Tuve que apuntar con el dedo y mirar a Loreen, a Joseph y a Peach. No me iba a ir de ahí hasta que todos se fueran con calma y orden.

((Off: lo de la cita con los decanos es simbólico, no hace falta abrir el post. Les pusieron una santa regañiza))

Estaba a un paso de lanzarse sobre la francesa a tomarle de la nuca y estamparle la cara con la cabeza más cercana, de arrancarle los cabellos del cuero cabelludo con las propias manos y romperle un plato en la cabeza, cualquier cosa, más cuando con tanta altanería mojaba a Peach. A ella nadie la tocaba, así de sencillo.

- Que Mott esté muerto no tiene nada que ver, así que mejor cierra el esfínter deforme que tienes por boca. Esos hijos de puta siguen rondando por gente como TÚ y el marica de mierda este… – Iba a lanzarse sobre ella, no había vuelta atrás, o eso hubiera pasado si Joachim Ayres no hubiera llegado.
Lo respetaba a él lo suficiente como para no ponerse como desquiciada con él tampoco y comenzar a reclamarle a gritos y maldiciones, como había hecho con Immëndorff, por qué demonios ni el decanato ni el profesorado habían hecho nada por investigar o tratar de impedir que eso pasara. Se quedó quieta por un segundo. Reflejos de su niñez, cuando pasaba por el bar a recoger a su madre acabando el turno y Willow no dejaba de repetirle que tenía que ser buena con él y con el David Finnerty.

Le dio gusto que Yesenes sangrara. Ojalá Ayres hubiera tardado más en llegar para que Joe tuviese oportunidad de dejarlo peor, hecho mierda, como todo lo que salía de su boca. Miró a Gianna, que ya tenía la varita desenfundada, a Joseph y luego a Peach. Le mataba verla llorando, no era algo que pudiera soportar.

Se aguantó la sonrisa sardónica cuando les daban el castigo de los 30 puntos menos, ¿se suponía que eso en realidad seguía funcionando para incentivar a los alumnos a ser bien portados y civiles, corteses entre todos bajo amenaza de quedar últimos en un juego? Eso había servido con ella cuando tenía 11 años, no ahora, mucho menos en el estado que estaba.

Y pensó, que si ya iban a mandarla con Immëndorff – de nuevo – mejor que valiera la pena. Ella por lo menos se iba a desahogar. Sonrió muy tranquila, antes de voltear intempestivamente hacia Leloup y plantarle un puñetazo con todas sus fuerzas en la boca. No era tan fuerte como un hombre, pero sabía bien como golpear.

- Que sean otros 30. – No iba a dejarla con la última palabra. Y a ella, si querían darle de azotes, ponerla a limpiar baños o suspenderla, francamente, con lo mal que estaban las cosas, qué más daba.

Estaba tan agitada y exaltada que la cabeza comenzaba a palpitarle inclemente mientras más lloraba y mientras más se acumulaba su furia. Captó la mirada de Akira y asintió, tenía que concentrarse, tenía que calmarse porque sabía que no iba a arreglar las cosas así, que esa perra la estaba provocando, que lo único que conseguiría sería o que la expulsaran o que pudiera argumentar sus idioteces del salvajismo. Ella nunca había sido de las que se iban a los golpes, ni siquiera sabía como reaccionar ante las agresiones físicas, ni había sido difícil que Akira la tomara de las manos, ni había golpeado fuerte a Adair aunque seguro el arañazo y la bofetada le fueran a irritar la piel. Nunca en su vida había dado un puñetazo y nunca le había jalado el cabello a nadie. Su proceder en ese momento había sido el más visceral, un odio que nacía de su vientre y ascendía por sus brazos hasta su cabeza, pero que nunca nunca había conocido.

Miró a Loreen, a Joe, a Gianna, reparando en ellos por primera vez. La sangre de Yesenes. Sentía como en cámara lenta, las caricias calmantes de Adair en su cabello y evitaba, por todos los medios, establecer contacto visual con Miloú, por lo que ni siquiera vio donde había quedado la tipa y mejor siguió con la mirada a Akira mientras decidía salir de ahí por a saber qué razón. Volvió a Adair.

-Sácame de aquí. No puedo más.

Le pidió, casi suplicó. Y en ese momento sintió el líquido caer sobre su cabello, acompañado de las palabras graves de Miloú. Sacó la varita que había tenido guardada. La iba a avadear, de verdad, no se le ocurría ningún otro hechizo que fuera más efectivo que ese y sentía en su cuerpo y en su cabeza una seguridad apabullante de que iba a lograrlo y que iba a terminarla matando ahí en el comedor sin pensar en las consecuencias. Pero su cabeza no le permitía pensar en otra cosa más que en eso. Era el sentimiento más grave y más aterrador que había experimentado en toda su vida. La voz de Joachim Ayres la congeló apenas mientras aferraba la varita a medio camino para maldecirla. Y maldecirla bien.

Se giró a mirarlo, sosteniéndose del brazo de Adair porque apenas llegar el profesor, cayó en la cuenta de lo que había estado a punto de hacer y sintió que se iba a desmayar. Se le quedó mirando, esperando que hiciera algo, algo de verdad. No sabía si era porque lo consideraba familia de ella y de Angus y lo veía antes como eso que como profesor, pero le dolió tanto su aparente indiferencia hacia todo lo que habían dicho de Angus, fuera una figura de autoridad o no, que le dieron más ganas de llorar.

Escuchó su regaño, su castigo, lo que fuera. Hasta el último minuto siguió esperando que lo de Miloú y Adnan no quedara solo en “eso genera falta de compañerismo” pero nunca llegó nada que la calmara, que la dejara satisfecha, que los pusiera en su lugar. Técnicamente los regañados eran solo ellos, los agresivos, los que defendían a Angus con todo como debía estarlo haciendo él, profesor o no. Ella no podía verlo de otro modo.

Desvió la vista cuando Loreen medio le partía la boca a Miloú. No sonrió pero sintió que eso era lo único que la dejaba más o menos tranquila, solo le preocupó el hecho de que la expulsara. Miró a Adair, prometiéndole con eso que iba a estar bien y se acercó a Loreen para tomarla por los hombros y apartarla de ahí, irse de una vez, llevársela, decano o no de por medio. No caminaría al lado de Milou y Yesenes.

-Te juro que esto que acabas de hacer me sorprende y me da asco.

Se lo dijo a Joachim, al que siempre le había llamado tío. No lo pudo evitar. Todo la tenía demasiado consternada y alterada. Si permitía que le llamaran a Angus asesino por conservar su puesto y sus lecciones eran solo esas hacia Miloú y Yesenes, para ella había dejado de ser familia en un segundo. Aparentemente, algo de David y su visceralidad sí que tenía. Abrazó más a Loreen y le pidió que salieran de ahí, a tomar su propio camino a acatar sus castigos, si se quedaba un segundo más terminaría todo muy mal.

De verdad no esperaba lo de Lutrell. Era desagradable sentir que quería tomar partido y no podía hacerlo por que había que ser ecuánimes y maduros. De todos modos, la violencia siempre me había parecido jodida, aún cuando era joven jamás había tenido un impulso verdaderamente agresivo y mezquino, ni siquiera por Maximilien Lefebvre. No pude detener a Loreen y sólo vi que el golpe abría un poco el labio de Milou Leloup.

-Sí no le interesa la Universidad y sus códigos, entonces váyase. ¿Qué si esto sólo es el principio, Luttrell? ¿Va a dejar de estar aquí por un arrebato de orgullo?. Salga de aquí.

Furiosa, sí, claro que iba a estar furiosa, pero si, como pensaba, eso era sólo el anuncio de la vuelta de los tiempos más difíciles, iba a necesitar mucho más temple para soportar cualquier cosa que ocurriera. Nunca me victimizaba, y nunca pregonaba las desgracias que me habían ocurrido, pero incluso me ofendía que pensaran que las cosas no podían ir peor. Siempre se podía ir a peor, y saliéndose con la suya en una riña no estaban mejorándolo.

-A mi también me sorprende lo que tú haces, Finnerty. ¿Vas a echar por la borda tu carrera por que alguien dijo algo sobre tu hermano? ¡La gente siempre va a hablar, siempre va a juzgar y a decir estupideces, SIEMPRE! ¿Crees que David le partía la cara a todo el que lo llamaba bestia, animal, salvaje? ¿Que yo partía la naríz de quien me llamaba sangresucia, de quien se atrevió a echar en cara que no supe proteger a mis hijos? Me han llamado de todo. Cobarde sangresucia, asesino también, no faltó quién lo mencionara, muchas veces ¿Eso quieres, darles importancia? Eres mejor que eso.

Por que por más profesor que fuera, era personal. No quería menospreciar el sufrimiento de nadie, sólo ponerlo en perspectiva. Iban a necesitar mucha más paciencia que eso, por que la gente que buscaba fastidiar siempre iba a decir mierdas de la gente que más queríamos, y tendrían que vivir con eso. Era complicado mantener la neutralidad en un recinto donde la libertad de cátedra y de pensamiento tenían que predominar por norma general, pero iba a tener que hacer un esfuerzo. Tuve que congelar otra servilleta para Leloup, aunque no miraba a ninguno de los presentes como si fueran víctimas.

-Con Immëndorff todos. Ahora. O a hacer su baúl si tan poco les importa estar en la Universidad.