Que no importe el mundo (tantito)

El regalo de Sofie había tardado en llegar, pero al final lo había hecho. Los ánimos no estaba precisamente festivos en el mundo mágico, pero Pearlie había decidido que eso no iba a ser excusa para no darle a su amiga algo que mereciera, para abrazarla y todas esas cosas cursis que se le pasaban a una por la cabeza. Había pensado que la universidad iba a ser la excusa perfecta para verla más seguido pero el asunto no había resultado tanto así. No les había tocado en la misma habitación, ambas parecían muy inmersas en sus cosas –especialmente Sofie con novio- y otros tantos factores les habían puesto las cosas peliagudas.

En algún momento, Pearlie llegó a creer que terminaría siendo más apegada a sus amigas de Beauxbatons como antes y que, como le había medio sugerido Saffron, se daría cuenta ella sola de cuáles eran las amistades correctas y cuáles no, no solo en el sentido social sino en la compatibilidad. Y sí, era absurdamente compatible con Aquila, con Milena y hasta con Milou, pero no iba a permitir que eso echara al traste lo que ella siempre había querido de su amistad con Sofie. No era un acto de rebeldía, tal vez se trataba más de terquedad, pero creía firmemente que eso de la amistad era como una poción, se llevaba con cuidado, se procuraba.

Había terminado escribiéndole una nota: “Te veo en el bosque de Andarta, en la entrada, al lado de la facultad de Ogmios.”. Ella ya podría adivinar que era por su cumpleaños o tal vez no, pero Pearlie llevaba su regalo envuelto en una cajita color morado, con un listón lila y una pequeña nota ridícula, casi romántica, casi misteriosa que decía Me gusta saber lo que estás pensando.

El mundo podía estar vuelto loco, podía ser bastante tarde, pero si para Pearlie había algo importante, eso eran sus amigas. Podía hacerse un huequito, entre toda la preocupación de la existencia, para darle eso a Sofie, para hablar con ella un rato, para contarse cosas tal vez, con menos trabas y menos dramas que en una pijamada colectiva. Saber cómo estaba y punto. No iba a darse el lujo de perder a nadie por falta de cuidados, menos cuando las cosas, sin querer, parecían haberse vuelto escalofriantes.

Sofie estaba atareadísima. Después de las primeras semanas de super enamoramiento donde no había hecho más que pasearse buscando momento para cruzarse con Adair, había tenido que poner sus energías en recuperar el tiempo perdido con los estudios de periodismo, pues su mismo tío y profesor se había encargado de ponerle los puntos sobre las íes bien claro. "Con simpatía y elocuencia no te bastará", así de horrible como suena le había dicho el Papá Noel de Brigantia.

Por tal cosa, se había apresurado en llevar acabo su proyecto experimental de radio, más allá de que escribir todo un plan de diez pergaminos para presentar al decanato era de las cosas más aburridas, metódicas y patosas que le habían tocado hacer, y peor aun con los ánimos tan atravesados que se respiraban en la universidad luego de la luna llena. De todo modos, Sofie aun encontraba modos de focalizar en lo positivo y de recibir notitas de amigos.... Por ejemplo la de Pearlie que de inmediato le robó una sonrisa.

Es cierto que las cosas con ella, (también con el resto de las chicas que conocía de antes, Shadow y Gianna) no se había dado como tenían planeado. No eran ni por asomo el grupito inseparable que iba de la mano de un lado a otro como Sofie había imaginado en el verano, pero por más complicada que hubiera sido la noche de la piyamada y el resto de los días desencontrados, donde cada cual vivía su propia realidad universitaria rodeada de otras gentes, Sofie no daba esas relaciones, ni esos sueños por perdidos. Solo era cuestión de tiempo, de acomodar algunas cuestiones y por lógica la rubia creía que la amistad sería sólida como roca.

- Pearlie? - llamó con duda acercándose al lugar, dando pasos tímidos hasta que la vio en el sitio indicado en la nota. No imaginaba que era por su cumpleaños, siquiera había estado en la uni ese fin de semana porque había decidido que era más lindo acto de amor ir a pasarlo con su madre, así que no esperaba que nadie supiera de que ya contaba con 19 años... Pero ver a la morocha con un paquete en mano disparó en Sofie un par de ideas. Podía no ser un regalo para ella, pero de seguro era algo que involucraba a ambas y eso le gustaba desde el vamos sin importar que fuera exactamente. Además Paerlie había dado cita por cual fuera el motivo, pero Sofie aprovecharía la oportunidad para ponerse al día sobre la vida de su amiga, de seguro, ayudarla en lo que fuera y hablarle mil cosas.

Le dio dos besos, como saludo típico pero reteniéndola dos o tres segundos pues parecía que hacía mil años que no la veía de frente y eran esos momentos donde más cuenta se daba de que la extrañaba. - Me alegra que me hayas escrito... Siento que hace mil años no te veo... - Una cosa era cruzarse por los pasillos, otra compartir tiempo de calidad. No pudo evitar bajar la mirada y leer la nota y preguntar por el paquete sin dilación - Y eso? Te han regalado algo?... Que es?...

Ella sentía lo mismo, eso de que hacía años que no la veía. Ni siquiera se había dado cuenta de que había estado más cerca del licántropo de lo que ella misma, pero no era un tema del que quisiera hablar precisamente. La dejó leer la nota pero se rió mucho cuando le preguntó si le habían regalado algo.

-Nadie me regaló nada, tonta. Es para ti.

Le extendió la cajita con todo y la nota ridícula, que hacía alusión a todas esas veces que, como un acto natural, parte de ese lenguaje secreto que se desarrollaba entre amigas, a veces solo bastaba echarle una ojeada para entender sus gestos, o para captar un mensaje silencioso. Eso era útil a la par que peligroso, porque había momentos en que esa capacidad dejaba los secretos sobreexpuestos.

En el interior de la cajita había tres objetos. O más bien 4. El primero era una máquina de escribir de lujo que estaba en miniatura para hacerse transportable, pero que tenía el tamaño de una original. Había investigado con alumnos más grandes de la carrera que le habían dicho que era un sueño de todo periodista, que era un objeto vintage, hermoso y muy caro. La maquina corregía automáticamente los errores ortográficos si querías escribir a mano o bien, tomaba dictado. Al parecer la marca de máquinas esas era tan famosa que hasta se había expandido el mundo muggle.

El segundo objeto era también alusivo a su carrera, pero era más una broma que algo serio como la máquina de escribir. Se trataba de unas orejas extensibles que había adquirido recientemente, para que Sofie fuera todo lo chismosa que quisiera.

Finalmente, había un par de espejos redondos de manufactura turca, irrompibles. Los había conseguido por buen precio con una vendedora independiente de Diagon que le había mandado un catálogo increíble pero que le había provocado mucha faena para elegir entre todos los modelos.

-Son espejos comunicadores, así no dejaremos de estar en contacto, más allá de lso saludos rápidos en los pasillos y todo eso. La máquina se hace a tamaño normal con tres toques de la varita sobre la tecla A

La tomó por el brazo para abrazarla otra vez, abrazo de cumpleaños, que ese era todo el punto. No todos los días una cumplía años, pasara lo que pasara en el mundo.

((lo escribí sin Internet, o sea sin ver el post, así que mezclé el orden de las acciones sin querer... perdón!))

Que el regalo era para ella? La mirada de Sofie se iluminó de inmediato, tomó el paquete entre las manos y musitó un gracias al tiempo que abrazaba a Pearlie con verdadero amor. Le encantaban los regalos, era una chica materialista, pero más le conmovía que la gente la tuviera en consideración, que se acordasen de ella, que quisieran regalarle cosas y que procuraran pensárselo tanto como parecía en aquel caso. – Gracias!, de verdad! – dijo más fuerte, dándole un sonoro beso a Pearlie, para luego sentarse en el césped, invitarla y disponerse a abrir el regalo.

Primero miró la notita y le sonrió cómplice guardándola en un bolsillo para no perderla. Luego desató el listón y dejó expuesto sobre su regazo los variados objetos…- Que es todo esto!? – preguntó asombradísima, por la cantidad y porque eran todos objetos mágicos que si bien uno a uno ya los entendería, a primera vista y todos juntos le fue bastante confuso. – Espejos comunicadores?... ok – dijo incorporando el concepto, mientras fruncía los labios y se mentalizaba en recordar si los había visto funcionando alguna vez…. – Entonces tu te quedas uno? Da igual cual sea? O tienen un código? Y puedes llevarlo a clase?... Mira si te comunico en pleno teórico de Pociones, el decano me matará… jajaja… Me gusta esto, así podremos hablar todo el tiempo, es como un celular… si necesitas algo me contactas y salgo corriendo… Bueno, corriendo no! me aparezco

Y le guiñó un ojo. Eso de andar acomodando su vocabulario y frases hechas al lenguaje coloquial mágico era toda una aventura. Los brujos no corrían, se aparecían: no cortaban cosas, las diffindiaban; no mataban, avadeaban… y así infinitamente. – Y no tendré que esperar al viernes para contarte cualquier cosa en el bar, puedo simplemente llamarte desde mi habitación y ponerte al día al instante… Me encanta!! – Y le dio otro beso, entregándole finalmente un espejo y tomando el siguiente objeto. – y esto?... esto lo conozco, es una máquina de escribir! Pero mini!! Que lindo!!! – Los ojos de Sofie no podían estrellarse más, mentira! en cuanto Pearlie le explicó que la máquina se agrandaba, que no era un juguete sino que servía de verdad, sus orbes se convirtieron en luceros refulgentes… - Esto es un grandísimo regalo Pearlie!! No debiste! –

Ahora que le regalaría Sofie? Jamás podría ocurrírsele algo tan genial. Debía ser que se sentía tan feliz, alagada y comprendida en sus gustos, que no veía forma de lograr lo mismo para con la morocha, y el cumpleaños de la chica se acercaba estrepitosamente ahora que tenía sobre los hombros la presión de querer amarla tan perfectamente. Tomó las orejas y se carcajeó. – uh!! Ya tengo mil ideas… A quien espiaremos?... Tenemos que pensárnoslo bien… - dejó todos los objetos a un lado y se giró para quedar de frente a Pearlie y tomarle las manos como niñita que va a iniciar una travesura o una confidencia, pero solo quería agradecerle tantísimo y no tenía palabras ya.

- Es genial, todo, todo. Gracias!!... Me es increíble creer que me conozcas tanto. – o sucedía que Sofie era muy transparente en sus gustos e intereses -… En unas semanas es tu cumpleaños, no creas que no lo sé! Pero no podré regalarte nada tan genial… podría ayudarte a organizar una fiesta, o… ser tu esclava en tu día especial! Y te hago la manicura y pedicura…. Y me pongo a cuatro patas para hacerte de taburete posa-pies en clase! – se carcajeó de nuevo. Estaba feliz! Había olvidado por completo cualquier problema y consecuencias en Brigantia por los episodios de la luna llena, incluso cualquier duda sobre la amistad que había entre ellas.

Tomó el espejo y lo probó... a ver como era eso, no importaba si estaban a diez centímetros y sus voces se escuchaban repetidas como ecos- Hola Pearlie... estás ahi??.... jajajaj.... - dejó de mirar la imagen del espejo para mirar la real presencia de su amiga, pero luego siguió con el juego hablándole al objeto comunicador - Aprovechemos esta tarde para ponernos al día de todo lo que ha pasado en tu vida… se que estuve algo desaparecida, encaprichada con gastar todo mi tiempo en Adair, pero no volverá a suceder... Cuéntame todo! Desde tus clases hasta tus chicos!! Todo todo! Y prometo que no haré cotilleo de eso… - valía aclarar eso, porque no era secreto que Sofie por dárselas de periodista usaba las vidas ajenas como tema de conversación. Pero con las amigas la cosa era diferente, como correspondía a la lealtad. Luego ya le contaría Sofie mil millones de cosas, pero primero Pearlie.

-Sí, yo me quedo uno, pero a que quedaba bonito darte los dos.

En realidad hubiera dado lo mismo, no había una explicación lógica para eso aunque ahora que lo pensaba, en cualquier momento Sofie hubiera podido decir algo como “ah genial, le daré uno a Gianna” o algo así. Pero resultaba que no, así que Pearlie le sonrió de vuelta y tomó uno de los espejos.

-Supongo que sí puedes llevarlo a clase, pero habrías de tener cuidado.

No se lo decía en voz alta, pero Pearlie encontraba fascinante la manera en que Sofie poco a poco se iba acoplando al mundo mágico como ella poco a poco se incorporaba al mundo muggle ahora que estaba en la universidad. Era lindo verse esforzarse por sacar las analogías, los contrarios, los parecidos, entre un mundo y otro.

-Exacto, aunque todavía podemos vernos ahí.

En el bar, por supuesto, pero efectivamente ya no tenían que esperar una eternidad para hablar de cualquier cosa, aunque no estuvieran en la misma habitación, o cualquier cosa. Le gustaba verla contenta, no solo porque era Sofie sino por la idea de complacer a alguien aunque fuera en un sentido material y sentirse con esa especie de poder. Se rió mucho cuando Sofie dijo que ya tenía mil ideas y propuso que espiaran a alguien pero no tenía ni idea por el momento de a quién querría espiar o por qué. Por algo no tenía vena periodística. Tomó su espejo cuando Sofie lo quiso probar y se puso enfrente de él como si fuera a arreglarse para una cita o algo.

-Sí, estoy aquí. Podría ser una fiesta, mis papás me van a dejar la casa, ¿crees? No por mi cumpleaños sino porque tienen que irse a hacer no sé qué cosa de negocios y es su manera de compensarme. De ser mi esclava nada, eso jamás.

Todo eso se lo dijo a través del espejo para que viera lo bien que funcionaba con todo y que sus voces sonaban medio raras por la cercanía.

-No hay mucho que contar, no hay chicos, ¡no hay clases! Con el profesor enfermo no hay más que tareas del horror, pero no siento que esté aprendiendo gran cosa haciendo ensayos y cuadros comparativos y repasando leyes sin retroalimentación activa. Me metí de oyente a historia de la magia, aunque tengo miedo de toparme con Joe, pero ni modo, necesito acción….¡no con Joe! Con las clases.

Y de pronto no supo si contarle lo de Milena o no, no por nada, sino porque no sabía como abordar el tema sin sonar como una loca.

Se hubiera carcajeado feo si hubiera escuchado los pensamientos de Pearlie, darle un espejo a Gianna? No loca, primero porque era un regalo de la morocha y obvio no se le ocurrió otra opción posible de que no fuera algo entre ellas, segundo porque con lo raras que estaban las cosas con Gianna desde la pijamada pues… difícil. Era un tema con la italiana! todo un tema: Sofie trataba de no pensar mucho en aquello, pero convivía a diario con la metamorfomaga y los roces no dejaban de surgir, y la verdad es que para no hacer más lío Sofie había decidido contarle lo mínimo de su vida, ya fuera sobre su madre, sobre las clases, sobre Adair. Si Gianna preguntaba, la rubia respondía y ya.

- una fiesta me parece genial! Siempre es bueno festejar – es escuchaba medio raro aquello con los espejos. Sofie quiso creer que era por la cercanía, igual el sonido era mucho mejor al que tenían los celulares a veces, solo que en vez de ser metálico llovido y entre cortado, ésta parecía como enfrascado, de ultratumba, profundo, algo de eco también. Sin pensarlo demasiado el tiempo de los espejos pasó y bajó el suyo hasta olvidarlo entre sus piernas, centrándose en el rostro real de Paerlie para escucharle lo que le contaba. – aun no hay profesor? Pero que mal!... yo no podría aplicarme sin profesor… Ya mi tío, así de buenito como se ve, me dio un reto de lujo el otro día, “que me ponga al día de inmediato” o me iba a reprobar el semestre entero solo por amedrentarme.

Ahora lo de Joe, si que le sacó una sonrisa, y alzó una ceja, tic que se le había copiado de Adair y lo sabía pero que no podía evitar. Eso de los dobles sentidos le remitía tanto a él que hasta se lo imaginaba en el sitio incitándola a que comprendiera todo mal y pecaminosamente… Estaba hasta la médula con esa relación. MAL MAL. – Bueno, yo también me metí de oyente… no se porqué pero ya me anoté… así que podemos hacer pareja y no permitimos que Joe te moleste… pero… - tenía que preguntar obvio que si – tan mal quedaron las cosas con él?... Está loquito viste, pero… bueno, lo que ya habíamos charlado, parecía que sus intenciones eran buenas…

Que más podía decirle? Fruncía los labios dudosa, pues si las cosas no habían funcionado entre ellos y Pearlie ya había tomado una decisión mejor era no insistir, por otro lado, Sofie veía en el chico alguien no solo muy guapo, sino interesante y de algún modo los puntos que Joe había perdido con Pearlie en la fiesta de Regina, los había ganado para que Sofie lo apreciara. – que decir?... a mi me compró en la fiesta de Regina, se que a ti no… pero es genial que los hombres se rompan la cara por nosotras.. Es como salvaje, pero demuestra que nos quieren… no se… - Era su percepción. Su mirada de loquilla que de solo recordar como Adair salía a defenderla en cualquier tontería moría por él. Como en la noche de luna llena que el chico se había puesto frente a ella por procurar que no le pasase nada.

- te cuento de mi?... mamá me regaló esto – se subió la camiseta y mostró un listón dorado atado a la cintura que como imán sostenía su varita, luego volvió a cubrirlo, demostrando que con ropa encima ni se notaba. – Es genial, así no olvido nunca la varita, tiene un encantamiento para sostenerla sin molestar, y no se nota en la ropa, y si la varita no está cerca comienza a apretar la cintura… Así que ya no puedo olvidarla…. Y Adair me regaló todo – un - fin - de - semana - con él! – Dijo una a una las palabras poniendo mucho énfasis y ojitos de “fantássssstico”

– de campamento ni se donde, porque me secuestró traslador en mano, pero era un lugar divino, con tienda de campaña, comida… el fuegito pertinente… TODO… se lo super pensó!... y eso es lo que más me gustó… También me regaló una escoba. - Ahí se carcajeó mal. Que si, que una escoba sonaba medio raro, pues Sofie no era muy deportista, ni muy bruja, y aquello parecía como que él chico le había regalado un objeto que más le gustaba a él que a ella, pero no era tan así, era una señal de compromiso total – resulta que cuando estuve en su casa, pues tuve que jugar al Quidditch porque los Brackminsters son fanáticos y pues, quedé en compromiso con su papá, que es el profesor de vuelo de Hogwarts, en que practicaría mucho y aprendería a jugar como se debe… Así que Adair me estuvo enseñando un par de cosas… Lo cual quiere decir… - Y esa era la parte importante, por eso la pausa en el discurso – Que Adair se está tomando en serio lo nuestro y que piensa invitarme muchas veces más a su casa y todas esas cosas formales… No me lo quiso admitir, pero creo que somos novios….

Se encogió de hombros por lo de Joe y no agregó nada. A esas alturas Sofie ya debía saber que esos silencios eran completamente deliberados, que en realidad tenía un montón de cosas por decir al respecto pero que se las guardaba todas por decencia y cordura. Pearlie, por otro lado, ya sabía que no tenía porque ocultarle nada a Sofie pero no era un mecanismo de defensa ante la rubia, sino ante ella misma. No quería ponerse a decir “me encanta, me gusta muchísimo, pero ya sabes que no puedo” porque admitir que babeaba por él, por lo guapo que era y todas esas cosas, sería como admitir que podía darle más oportunidades si él se lo pedía, y no quería ese tipo de vulnerabilidad saliendo de sus labios. Se mordió los labios, porque eso de que sus intenciones eran buenas lo seguía creyendo y le podía mucho.

-Pues sí, genial pero no cuando el hombre al que le rompen la cara es tu primo. Ni siquiera se tomó la molestia de indagar un poco, enloqueció y ya. No, no está bien…

Hizo gestos para que Sofie siguiera hablando pero definitivamente cambió de tema y se lo agradeció con una sonrisa. Pasó la mano por el listón para ver cómo se sentía y se sonrió, muy de acuerdo con el regalo de la mamá de Sofie que efectivamente era genial, porque no podía permitirse que se le volviera a olvidar como el día de la fiesta de Angus, menos como estaban las cosas. Sonrió más ampliamente cuando comenzó a contarle lo del campamento con Adair, seguramente la razón por la que no la había tenido tan a la mano como en ese momento. Sonaba romantiquísimo todo lo que había hecho por su cumpleaños, y le sacó una risa que el chico le hubiera regalado una escoba, porque sonaba a algo, efectivamente, que a él le hubiera gustado que le regalaran.

-¿Te acuerdas de qué modelo es?

Dato aparentemente poco importante en comparación de todo lo mágico del romanticismo pero a ella le gustaban algo las escobas así que estaba bien saber. Cuando Sofie terminó de hablar, Pearlie le buscó la mano y se la apretó un poquito. Estaba segura de que ella ya lo había hecho con Adair y quería que se sintiera apoyada incluso en esa decisión.

-Yo di por hecho que eran novios desde que llegaron juntos a la fiesta de los Cleverley. Adair no veía a ninguna otra más que a ti, con todo y que Milena y Aquila andaban por ahí en traje de baño. Y perdón por irme así, por cierto. Regina me hizo enfadar, pero luego de lo que pasó con Angus nada de eso parece importar tanto ya, ¿no?

Decir eso le hizo apretar más la mano de la rubia. Dudó en decirle que, por cierto, ya había conocido en persona a Luke, no porque le escondiera algo extraño, sino porque no sabía si era el mejor momento considerando que acababa de hablar maravillas de Luke. No, no, ni hablar iba a decirle nada respecto a sus impresiones, al menos no hasta que pasara un rato. Se quedó dubitativa y finalmente preguntó una idiotez que la carcomía.

-¿Nos veíamos bien juntos, Joe y yo? Ya sabes, en estética.

Soltó una risa por la estupidez de su pregunta, pero en verdad quería saber.

Que podía decirle Sofie a Pear más que alzarse de hombros si ella había usado una excusa similar de “no está bien, no va a funcionar” por años con Luke? A veces simplemente sucedía que por más que alguien te gustase, o lo quisieras con locura – en el caso de Sofie – simplemente no funcionaba, por h o por b no terminaba de darse aquello y si bien el sentimiento persistía junto con algo de desasosiego y esperanza extraña, no había mucho más que hacer. Sofie era de las que creía en el tiempo, que de uno u otro modo el tiempo acomodaba las cosas, para bien o para mal, con una magia especial que supera misteriosamente las individuales elecciones mortales.

- no tengo ni idea!... – y rió, ella no sabía nada de escobas -… solo sé que es usada, lo cual es mucho mejor, porque es la escoba que justamente utilicé ese día en su casa… y además fue el día de… ya sabes – miró hacia cualquier sitio con la sonrisita imposible de borrar. No iba a decir “el día que nos acostamos por primera vez” pero quedaba más que claro que Pear entendía. Le tomó la mano con fuerza también y se sintió la más tonta del mundo por darle valor a cosas que parecían pasadas de moda. Pero le gustaba ser así, algo rosa y antigua… y poner ojos de estrella solo porque Pearlie le dijese que parecían novios, y todo lo demás. Sofie era engreída y se creía un perfecto 9, como siempre decía, pero dos semiveelas en bikini era competencia desleal! La verdad que Adair se comportaba de lujo, y ella aun a veces pensaba en Luke, que tonta!

- fue raro lo de esa fiesta… Regina no estuvo bien pero… fue un mal momento, ella era la anfitriona, ya sabes como es la presión de estar en ese rol… - Capaz no había sido por eso la reacción de Regina pero Sofie creía en verdad que ambas eran compatibles, solo que habían tenido un mal principio, más si Pearlie había rechazado al amigo de la chica… todo estaba en contra de esa relación de amistad – Volverá Angus a Brigantia? – lanzó la pregunta al aire, no era una verdadera pregunta en si, sino más bien una expresión de duda sobre qué pasaría luego de esa noche nefasta con sus vidas en general… Sería cierto que los mortífagos volvían?... Se pondrían las normas racistas de moda de nuevo?... esas cosas que cambiaban la vida cotidiana, fuera uno una persona politizada o no. El silencio era necesario, Sofie pensaba mil cosas y fue sorprendida por la pregunta nada-que-ver de Pearlie. Asintió sin dudarlo de inmediato y rió.

- Si, se veían bien… Tu le ponías clase sus tatuajes… - volvía reír porque era un comentario de lo más absurdo -… igual tu te ves hermosa siempre no necesitas un chico para eso… Solo diría no te fijes en alguien aburrido simplemente porque las cosas con Joe no funcionaron… - por favor que no fuera a meterse con alguien como el violador del departamento de Finnerty, por dar por sentado que sus experiencias con chicos interesantes las había gastado con Joe. No solo porque a Sofie le gustaba la novedad, sino porque sabía que sino Pearlie se aburriría a la primera semana, que era una chica con curiosidad por el mundo… y agregó – eso de andar tomando tes y panquecitos con abuelas copetudas, mmm… Para eso la familia, no los novios – le sacó la lengua y la abrazo un instante.

Ahí recordó lo que había estado hablando con Aldrich hace tiempo, eso de andar buscando pareja a los otros y obviamente aquello de que Luke y Pearlie podían “verse bien” juntos. Dudó en decirlo pero… Si iba en serio con Adair iba a tener que soltar a Luke en algún momento, y un mes de dudas ya era suficiente. De todos modos con el pocionista se habían esquivado mutuamente, llegando al punto de la obviedad. Algún día se volverían a hablar? Quien sabía! - sabes?... Conozco a uno que es intermedio… no está loco, ni es violento pero tiene vida propia… Y es guapísimo! Y no es tu primo – eso último fue para sacar a Aldrich del medio... Esperó a ver si se imaginaba quien, si lanzaba alguna palabra pero sino ella iba a tener que… no, Sofie, no lo digas!!! No… no, no!! -… has conocido a Luke, ya?... tantas semanas aquí tienes que habértelo cruzado… a que si que es guapísimo!!

No le iba a debatir que la presión de estar anfitriona era ser perfecta, educada y conciliadora con todo dios, ni iba a sacar a relucir el comentario venenoso de que las niñas de Hogwarts parecían no saber ser anfitrionas de nada y que Sofie lo interpretara como quisiera. Prefería hablar de Adair porque de hecho el tema de Angus también la hizo morderse los labios con fuerza. Le preocupaba tanto por Joe, no por otra cosa y era estúpido admitirlo luego de decir “no no, se acabó” pero la verdad era que a sabiendas de que Angus era importante para Joe, porque el mismo se lo había dicho, se sentía conflictuada por todo lo ocurrido y las opiniones que podía forjarse al respecto. Era un tema muy delicado.

-Ojalá sí, es buen tipo, una vez me dejó entrar al baño y el bar ya estaba cerrado. Y el día que Aquila y yo dormimos en su recámara, nos prestó playeras limpias para usarlas de pijama y al otro día nos llevó el desayuno. Lo que pasó…no sé…

Ella también se quedó en silencio luego de responder y no, a eso. Su pregunta nada-que-ver sirvió para quitarle hierro al asunto al menos. Le daba pavor pensar en Angus por todo lo que implicaba, aunque a veces también le daba pánico escénico pensar en Joe. Con la primera frase de la respuesta de Sofie rememoró la fiesta de Regina antes de la catástrofe, lo bien que se sentía tener su atención, tomarle la mano, besarlo esporádicamente y esas idioteces.

Se tuvo que reír por la petición de no fijarse en un tipo aburrido. Pues no, no veía tan llamativo eso, menos ahora que el mundo parecía estársele transformando, que estaba aprendiendo cosas y que quería explorar más, hacer muchas cosas, no todas convencionales con un tipo de chico que agradara cabalmente a sus padres, tampoco se trataba de eso, solamente era…pues que no fuera todo la locura, la incertidumbre, casi el miedo.

Alzó las cejas cuando Sofie le empezó a decir que conocía a un chico que era intermedio y que no era su primo. Terminó por reírse pero al escuchar el nombre de Luke casi se atraganta con su propia saliva y terminó tosiendo un par de veces y poniéndose colorada por el mini ataque de tos. Y el cardiaco.

-A ver estás pero completamente loca, ¿de dónde sacaste esa idea por amor de toda la magia?

Le dio un toquecito en la frente y se la empujó utilizando el dedo índice y el medio, en un gesto de juguetón aleccionamiento.

-Lo conocí en la biblioteca sí, justo eso te iba a contar también. Y sí, es guapísimo, pero ya sé que tienes buen gusto en general. Lo escaneé en un cuadro comparativo mientras se estiraba para alcanzarme los libros que necesitaba, no se dio cuenta.

Hizo un gesto con la mano como buscando cambiar de tema, pero no se le ocurría de pronto ni una sola cosa que la sacara de eso de una buena vez.

-¡No te conté que fui al cine! Por fin vi una película, ¿ves que siempre terminábamos haciendo otra cosa y que en casa de Gianna me quedé dormida? Pues ya está...fue genial, fue genial.

Sí, eso.

Sofie a penas si había tenido contacto con Angus (y las fiestas no contaban), pero parecía un buen chico, todos aquellas semanas en la universidad habiendo ido demasiadas veces al bar porque le gustaban los espacios donde la gente iba y venía de chusma que era, con él había tenido buen trato, le ayudaba con el cambio de monedas mágicas, se sonreía de sus comentarios casuales y esas cosas. Por otro lado sabía de él por su tía Willow que tenía una extraña fascinación con los Finnerty, bastante diferente a la que su madre parecía guardarles desde la juventud. Pero Sofie en eso no se metía, recordaba los datos, pero quería sacar sus propias conclusiones sobre la gente y sobre el mundo, que si se guiara por lo que su madre planteaba “todo es una mierda, nada tiene solución, y no hay nadie que se salve de ser un hijo de puta cuando conviene”.

Pero lo dijo, ese tema mejor dejarlo, pues hoy por hoy a Sofie le interesaban más otras cosas, como chicos, citas, zapatos a lo sumo su proyecto de la radio, y la verdad es que sobre problemas y políticas mágicas no tenía la menor idea, y eso era un gran motivo por el cual no sabía cómo hablar de ello, ni que fuera por decidirse entre si creer cierto lo del secuestro o no. Tenía dudas, estaba llena de dudas y en su inocencia las de índole amistoso/amoroso ocupaban más lugar o al menos eran más recurrentes y urgentes.

- No estoy loca!... bueno un poco – se rió con ella y jugó a intentar esquivar las palmada sobre su frente sin éxito alguno. No había sido su idea, es más no estaba muy de acuerdo incluso, pero creía en Aldrich, y si bien podía decir el pecado, no el pecador, menos si era un amigo en común. – ah!! Viste que es guapo! Y es atento… no te confíes en que no se dio cuenta a veces simplemente se hace el desentendido, pero es muy perspicaz cuando le interesa.-

Motivada por exponer todos los buenos puntos de Luke como si quisiera vendérselo, pero de forma casual, de modo que a Pearlie le entrara la incertidumbre por él o algo, pasó por alto aquello del “cuadro comparativo”, como si no lo hubiera escuchado, pero algo en su mente quedó.

- Al cine? Con quien?... Y que fuiste a ver?... Una en 3d? … espera! – ahí reaccionó, puso una mano al frente como pidiendo tiempo y ladeó el rostro, escudriñando a Pearlie a ojos entre cerrados. – Dijiste “comparativo”? Comparativo con quien??... Con Joe? – y le picó el hombro a su amiga, pensando que Pearlie ya había caído en la tentación de buscar en Luke el remplazo para Joe… Si era así Sofie no tendría que hacer mucho… Pero de inmediato se pensó otra opción y mordiéndose el labio dudosa preguntó más tímidamente – o… con Adair?...

Sofie había reaccionado malísimamente en la pijamada cuando un tema similar a comparar o elegir entre Luke y Adair había salido a la luz. Pero la curiosidad sobre qué pensaban sus amigas le era mayor que la sensatez de no volver a tratar el tema, y por otro lado se creía más preparada para abordarlo, porque si bien no terminaba de dejar en paz a Luke en su mente, como Pearlie misma le había sugerido, ya se había decidido por uno, ese uno era Adair y estaba a cada instante más segura.

- cuales fueron los resultados de tu “estudio comparativo”? – preguntó aligerando los modos dentro de ella, imitando el tono científico con el que se usaban esas palabras. No importaba con quien lo hubiera comparado, si acaso no era ninguno de ellos, sino con un hipotético príncipe azul. Pues al menos quería saber que opinaba Pearlie de Luke.

Ya se iba a poner intensísima a contarle lo de la aventura con Malik con todos los detalles –incluyendo la droga y los golpes que no había sentido por lo mismo, la peluca de travesti y esas cosas- cuando Sofie la interrumpió de sus intenciones con lo del cuadro comparativo. Negó con la cabeza porque no, no había hecho la comparación con Joe, pero ahora que se lo decía no pudo evitar intentar hacerlo en su mente. Se mordió el labio inferior y asintió al nombre de Adair, pero inmediatamente le sonrió a Sofie, para que no creyera que era un intento de aleccionamiento tipo pijamada, al fin y al cabo, ella era la menos indicada para esas cosas.

Luke le había gustado, pero en algún punto de su vida, Adair le había gustado también. Cosa que por cierto, no recordaba haberle contado a Sofie, no por nada, sino por descuido, porque el día que se lo iba a decir fue cuando lo vieron jugando con Hákan en el campo, pero había terminado más interesada en lo del beso del presente, entre Sofie y él.

-Los dos son muy guapos. Mira, te diré. Los brazos de Adair son la bendición del cielo por ejemplo, pero Luke tiene unos ojos lindísimos. La altura de Luke es ideal, pero Adair tiene un repertorio de gestos atractivos totalmente.

Le sacó la lengua a Sofie. Había un montón de cosas que decir de ambos pero no quería llegar al punto en el que pareciera que estaba enamorada de los dos, porque era un craso error. Se rió por sus tonterías y luego le dio un besote a Sofie en el cabello.

-Luke es atentísimo, es muy amable, es lindo como él solo. Pero Adair también tiene sus cosas buenas, muy buenas. Al final Sofie, resulta que hubieras escogido lo que hubieras escogido, hubieras sido afortunada, y así las cosas.

Porque sí, porque aunque en algún punto pensaba que Luke tenía pinta de ser más “serio y entregado” en las relaciones, la verdad era que no conocía esa parte de Adair y que adelantarse a las cosas sería prejuzgarlo. Y aunque a Pearlie se le daban bien los prejuicios, intentaba evitarlos porque no quería ser como su madre, o su abuela, al menos no en ese sentido.

-Ah sí, déjame decirte una cosa, señorita. Luke es amiguísimo de Joe. Ni hablar, no podría hacerle ni un pestañeo coqueto aunque me muriera de ganas, ¿quieres que ese salvaje nos mate?.

Se volvió a reír, nada más para que quedara claro que era una broma lo del pestañeo y morirse de ganas, porque no terminaba de creerse del todo eso de que Sofie la quisiera emparejar con el chico que le había dado el primer beso perfecto.

- Ay los brazos… – tuvo que afirmarlo a media voz para no interrumpir pero con cara de placer total. Podía sonar totalmente superficial pero si algo estaba segura que le gustaba de Adair con locura era su aspecto físico, enterito, sobre todos los brazos fuertes de golpeador, pero también incluidos los gestos que Pearlie mencionaba y a los que ella asentía con una sonrisa encantada. Así era como había iniciado aquello pensando en ver que opinaba su amiga de Luke, pero terminó sin darse cuenta obviando las cualidades del chico y quedándole en la mente las mil maravillas de Adair. Eso era positivo en aquel proceso de definiciones.

- Tengo suerte de poder elegir – eso era una verdad: había quienes siquiera tenían un chico que gustara de ellas, a Sofie nunca le había pasado eso, y por tal su tono en vez de agradecido sonaba algo más altanero. De todos modos ni que la rubia fuera conocida por ser la humildad encarnada.

Frunció los labios con el dato nuevo. No, no sabía que Luke y Joe eran amigos, y si! eso complicaba las cosas… Al final Luke terminaría siendo un chico super social y ella ni enterada, pues ya era amigo de Adair o ex-amigo, y ahora también se revelaba que de Joe, que no tenían nada que ver los muchachos aunque todos gryffindors…. Y todos jugadores de quidditch?... – NO, que no nos mate!... una pregunta… Joe también fue jugador de quidditch?... Al final será que los deportistas son los más atrayentes, como en el mundo muggle! – le sacó la lengua

– Pues nada, dejemos a Luke de lado entonces, no queremos problemas…. Con quien fuiste al cine? Ese que tal?... Tampoco es que tengas que ponerte a salir con alguien… solo hay que abrir nuestras relaciones sociales, que los que vienen de Hogwarts parecen tenerlo más sencillo… Cuéntame del cine!... a veces no puedo creer que sea tan fácil adaptarse al otro mundo – cada una en su contrario caso claro.

Pues sí, tenía suerte de poder elegir. A Pearlie también se le pasó por la cabeza que había chicas que no tenían ni una opción. Se encogió de hombros porque no tenía ni la más remota idea de si Joe había sido o no jugador de quidditch, al menos hasta ese momento. Ella no andaba por ahí investigando con nadie porque asumía que hacer eso inmediatamente daba a entender que alguien te gustaba, así que Joe seguía siendo un misterio en todo, excepto en lo que él mismo le había contado, que no era mucho.

-Ay no! Al cine fui con Karim Malik, es el novio de Milena y no cuenta como opción. Nada que ver, eso sí es solo para abrir miras sociales. Seguro que se la pasan follando y follando.

Le sacó la lengua a Sofie o sea que sí, que con Malik solo era eso de abrir relaciones y la verdad le había salido bien, era una amistad inesperada y estaba siendo genial, de verdad, genial hasta límites absurdos.

-Fuimos a ver Long, Stock and Two Smoking Barrels, luego Delicatessen ¿las has visto? Y después a comer comida china y luego a un club, y luego a otro. Y probé unas pastillas…¡no le digas a Gianna! Sabes que se pone mal con eso, pero era una pastilla que te juro que me hizo sentir feliz todo el tiempo. Una felicidad casi grosera. Y sí, yo tampoco podía creer que estuviera siendo tan sencillo, pero supongo que también tuvo que ver la persona correcta, que dio en el blanco. ¡Pero el cine Sofie! El cine es genial, es genial, ya no voy a poder vivir sin eso nunca más, te lo aseguro.

Sobre las verdaderas otras opciones, pues no tenía. Había muchos chicos lindos por ahí, por un momento hasta había sentido mariposas aleteando violentas en su estómago al ver a Alain, pero nada, quién sabía donde andaba el tipo, y lo dicho, Luke era amigo de Joe, por más lindo que lo hubiera encontrado, eso sumado a lo que había pasado con Sofie, eran motivos suficientes para no hacer tonterías.

-¡Al diablo las opciones! No estoy preocupada por eso. Si alguien me hace bullir el estómago, serás la primera en saberlo, para eso te di el espejo, para no perder ni medio minuto en darte la noticia.

Era verdad, le estaba dando rotundamente igual por el momento ese asunto.

-Lo único que me preocupa es con quién me emparejarían en la boda de Lucy y Jonathan en caso de no tener novio para entonces, ¡qué tal que con un primo obeso! ¡No!.

- Milena es la rubia hermosa, que estudia en Arianrhod, no? - Sabía quien era pero quería asegurarse. Así que ella estaba de novia con el chico raro amigo de Angus que vivía en su sofá?... otro dato del que se había enterado luego de la fiesta aquella. Todo se organizaba en la mente de Sofie como si fuera el cotilleo de la mejor revista de la farándula, fuera o no luego a hacer uso del material. Que loco era todo, Pearlie gustando de uno todo tatuado, Milena con el hippie que ni casa tenía... Sofie no había cambiado sus gustos para nada en ese sentido, había ido a parar con el típico chico que siempre quiso, deportista, capitán, bien parecido y popular.

- no tengo idea de que me estás hablando - Sobre los títulos argumentó. Primero pensó que era cuestión de la traducción del inglés al español donde ella debía haberlas visto. Pero luego la de Delicatessen le sonó algo. - Pastillas? Pastillas con carita feliz? - ahí abrió los ojos. Obvio que no le diría a Gianna, sino ambas dos terminarían en sus correspondientes casas encerradas de por vida, la morocha por drogarse, la rubia por cómplice del consumo de éxtasis. - Eso no es cine... - dijo negando la emoción de Pearlie, pero luego recordó que cada quien sus gustos. - Digo, eso si es cine!, pero no del nuevo.... es como "cine arte" o así...- Sofie no tenía idea del mundo fílmico, ella iba a ver los estrenos comerciales y nada más- No tengo ni idea de la primera pero la francesa la vimos en la escuela, es viejisimaaa... O sea... Yo pensé que habías ido a ver 3D! o la nueva de Bruce Willis!!... Mamá está enamorada de ese actor...-

dudó un segundo -... y eran entretenidas esas películas?... Se me hacen que son así muy cultas... Para gente entendida en el arte- La rubia no estaba segura, pero si era lo que pensaba, estaba muy lejos de sus capacidades intelectuales.... Capaz había vida después de la primera semana de estreno y Sofie ni enterada, jamás se le hubiera ocurrido ir al cine a ver un film que no hubiera sido promocionado con bombos y platillos, siquiera descargarlas ilegalmente de internet. Pero si a Pearlie le habían gustado esas cosas extrañas sin actores famosos y merchandising , a ella también podían gustarle, no? - mmm... tendré que verlas cuando vuelva algún fin de semana a casa, si es que nos dejan salir de aquí... Pero si me aburren te mentiré y diré que fueron emocionantes...- le bromeó, no iba mentirle esa tontería, en realidad no quería mentirle nada de nada, pues no era necesario pensar y actuar como gemelos para llevarse bien.

- tu dices?... hay alguno? - Sofie entró en pánico, y revisó mentalmente todos los álbumes de fotos de los Vercelli haber si había alguien gordo... También preguntaría a Adair sobre que tal los genes de esa familia. QUE BOBA QUE ERA! - ... nada de primos obesos!... Sabes quien es mi comodín?... Siempre! que no se que hacer lo busco a él, no se con quién ir a tal lado, EL, no se que ropa ponerme EL!... bueno eso no, pero se entiende igual... ALDRICH! - hizo con las dos manos gesto de dos pistolitas disparando al aire con ruidito incluido . Claro era el primod e Pearlie, pero no era feo, todo lo contrario y sabía comportarse en las fiestas y era muy compañero. - Total que Shadow no va a querer ir con su propio hermano... Y si no lo invitamos nosotras no creo que Gianna lo invite tampoco, me han dicho que la cantidad de gente que hay invitada, y eso que aun no hay fecha definitiva, es obscena... -

una idea ridícula se le cruzó por la mente - Mira si nos recortan a nosotras!?!?... jajajaja - yo no podré zafar, que Adair es el padrino y voy con él... Ya me lo pidió, aunque no se si fue su idea o lo obligaron en la casa. - Alzó los hombros sonriendo, le daba igual el motivo. No importaba quien lo presionase mientras fuera a favor de la rubia. - Tienes que ponerte? yo me tengo que poner el vestido de la otra vez... bonito igual - ahí estaba Sofie malvada in crescendo. Ni que Pearlie fuera a ir corriendo a contarle a Gianna, no? NO?!

Asintió como un millón de veces –o como cinco- cuando Sofie describía a Milena en simples palabras certeras. Y luego negó a lo de las pastillas con carita feliz porque no se acordaba de si la habían tenido, ella se la había metido a la boca y ya, confiando ciegamente en Malik. Se confundió un poco cuando Sofie le dijo que sí era cine pero no era cine porque era cine arte. Ella hasta el momento no había hecho una separación crucial entre cine y cine, es decir, para ella, el cine…pues era cine.

-No es viejísima, es de 1991. Y no sé quién es Bruce Willis, y tampoco vimos nada en 3D porque Malik dijo que me iba a dar una apoplejía y que paso a paso.

Se rió, no creía que fuera algo para la gente entendida en el arte porque ella no lo era y de todos modos lo había disfrutado mucho.

-Eran geniales, en verdad. Mira en la primera había una escena desquiciada de una fiesta de dementes donde bebían en cantidades demenciales, y la música Sofie, todo se acoplaba perfecto. Y en la segunda, vi la cita más hermosa del mundo, y…no, no, no quiero aburrirte, además creo que no es igual si no tienes la referencia de la imagen.

Pero se le iba la pinza con ese tema. Y bastante. De todos modos también confiaba en que eso del 3D debía tener lo suyo y que le faltaba un mundo inmenso de cinematografía por descubrir como para que pudiera dar opiniones amplias al respecto. Así que nada. Sonrió a la rubia y le dio un empujoncito amistoso cuando le dijo que le iba a mentir si le aburrían. Ella tampoco creía que eso fuera necesario para definir lo que tenían.

Abrió mucho los ojos, también con un mini ataque de pánico de seguir pensando en el primo obeso con la que la pudieran emparejar. Pero por suerte Sofie salió con una idea genial. Aldrich, claro, su primo jamás de los jamases le iba a fallar en nada, de eso estaba absurdamente segura, aunque fuera en algo tan tonto como eso.

-Yo espero que Shadow vaya con el islandés. Y sí, me encanta tu idea, no sé cómo no lo había pensado. Por loca, por estar pensando solo en una pareja sexual, por eso.

No tenía idea de lo que estaba hablando y por eso inmediatamente soltó una risotada, que se extendió por la idea de que las recortaran de la lista de invitados. Ufff no, le iba a decir, una boda sin la presencia de al menos un Burroughs no iba a ser recordada por los periódicos, así de simple. Pero no se lo dijo porque iba a sonar muy bitch , tanto como lo que Sofie dijo del vestido, que también terminó por matarla de risa. Por eso quería a Sofie, porque con sus cosas le daba tanta felicidad como el MDMA.

-No tengo, debo buscar, mi mamá me va a enviar opciones, confío en ella porque tiene buen gusto. Igual sí te vas a ver bonita, es rojo, seguro que levanta las bajas pasiones de Adair, y no mientas, ese es el único objetivo de verte guapa esa noche.

Le dijo sacándole la lengua. La verdad se sentía mucho más tranquila con la solución de Sofie, así nadie tenía que sufrir y nunca iba a tener que soportar a un primo obeso durante lo que durara la noche, porque todas iban a estar emparejadas menos ella.

-Yo no sé qué color me queda, no tengo idea de qué voy a comprar, mamá sabrá supongo.

- 91! Pearlie 91! yo nací en el 94!! - Y se carcajeó de la risa. Cualquier cosa con más de dos años era antiguo, si era anterior a su nacimiento era directamente arcaico, simplificando rápidamente como funcionaban las cosas para Sofie. De todos modos escuchó con atención las descripciones tratando de hacerse a la idea, aunque estaba cerca de pensarlas mudas y en blanco y negro a aquellas películas. Era un pecado de Pearlie no conociera al abuelito Bruce pero nada que no pudiera solucionarse. Lástima que no pudieran escapar de Brigantia, sino portus improvisado a los cordones de sus zapatos, aparecían directo en su habitación y se descargaban en 15 minutos las dos pelis aquellas y un par de Bruces + palomitas de microonda.

- Cierto que a Shadow le gusta Hakan!... me había olvidado de eso completamente... Sabes si "avanzó" algo? Podremos hacer algo para ayudar?... Yo lo único que sé es que los deportistas están ocupadísimos con los entrenamientos de Ayres... - bufó, antes de decir lo siguiente, pero era actuado pues Adair siempre procuraba sacar tiempo de algún rincón entre clases - Adair está siempre ocupado!... - sonrió - O... yo soy muy demandante... tengo que buscarme algo que hacer para no estarle tanto encima sino se cansará de mi...-

Comentario aparte, que ella misma desestimó cambiando de tema, de alguna forma le estaba confiando a Pearlie que qué tal su Adair la dejaba de buenas a primeras un día, pero por otro lado no quería andar enredándose en cosas que ni evidencia mínima había. - Tu mamá, Saffron - acentuó y sonrió, que no creyera que no se había aprendido el nombre de una vez y para siempre.- las dos veces que la vi, estaba hermosa y elegante... seguro que sabe que te conviene, y de ningún modo va a dejar que te pongas algo inadecuado - Nunca faltaba quien fuera a un casamiento de blanco o con una mini desubicada total. Ellas dos no serían, pero siempre aparecía una de la cual reírse entre dientes un poquito...- Sigue siendo directora de una radio?... Yo estaba pensando un programa para Brigantia, pero aun ando esperando autorización. Si sale bien, podría mandarle el audio a ver que le parece.

Se encogió de hombros porque no sabía si Shadow había avanzado algo con Hákan. Ella le había comentado a Joe que a su prima le gustaba el islandés la primera vez que habían tenido una cita según, pero ni sabía si al loco ese se le había quedado grabado ese dato o si siquiera se hubiera interesado por hacerle un bien al islandés. como fuera, era cierto eso, de que los deportistas estaban ocupadísimos. Los envidiaba un poco. Asintió a lo que dijo de Adair, no porque pensara que él se iba a cansar de ella, sino más bien porque aunque los tipos no se cansaran, siempre era bueno que no creyeran que iba una a estar todo el tiempo disponible, y si lo estabas, nada de dejarlo notar. O eso decía Corazón de Bruja, porque ella mucha idea no tenía.

Le sacó la lengua cuando acentuó el nombre de su mamá, por aquello de la pijamada. Y luego puso ojos de estrella porque le encantaba que dijeran que su mamá era hermosa y elegante, a ella le gustaría ser así algún día, prefería eso a que se la pasaran diciendo de cuánto se parecía a su tía Frances, que no era elegante para nada.

-Sí, todavía. Tiene a sus achichincles, pero ese negocio familiar…nos aferramos a él.

O sea que Saffron seguía mandando pero tenía gente que hiciera el trabajo por ella. Sonrió muchísimo a Sofie con la idea de que le mandara un audio de su programa en Brigantia y cruzó los dedos para darle a entender que le deseaba suerte. Saffron nunca se había opuesto terminantemente a su amistad con Sofie o al menos, no lo había exteriorizado, como lo había hecho su padre con sus bajezas y artimañas de revisarle el correo y no darle los objetos muggles que Sofie le mandaba. Era demasiado conservador, según él porque ya había visto cómo se las gastaba la gente como su tía o como la mamá de Sofie. Al final de todos modos, Abner nunca le había querido contar bien a qué se refería con eso, o sea que para Pearlie, solo era un caprichoso necio controlador.

-¡Cuéntame de la radio!, ¿qué tienes planeado? ¿cuáles son tus objetivos? Te voy a evaluar.

Le sacó la lengua otra vez. Pero sí que estaba interesada en que Sofie le diera adelantos, o le compartiera cuáles eran sus ideas, le gustaba saber esas cosas.

Por un momento a Sofie le dio cierto algo dentro: si ella no sabía nada de Shadow y Pearlie tampoco, eso quería decir que quizá la habían dejado un poco sola a la rubia. Y no solo en el tema tonto de Hakan, sino en la uni en general. Ella que se la pasaba persiguiendo a Adair y haciendo amistades nuevas, Pearlie que también estaba con eso (como la salida con Malik al cine) y además tenía sus super amigas del otro mundo como Milena y Aquila. Pero Shadow siempre había sido muy de libros y de deberes a cumplir y solía quedarse fuera por voluntad propia. Tendría que anotarse dedicarle unos minutos a la rubia, quizá proponerle de estudiar juntas y ahí volver a pasar tiempo con ella... Algo ya se le ocurriría.

- Procuraré esforzarme, así cuando egreso al menos la persigo llevándole los papeles... le hago de secretaria... - O le lustraba los zapatos. Lo que fuera con tal de meterse en el ambiente, además conocía lo suficiente a la familia de Pearlie, como para saber que esa no sería una radio de mala muerte, sino todo lo contrario una gran oportunidad. - Te cuento... se me ocurrió hacer una radio, pues alguien me dijo que un folletín escrito ya hay circulando en Brigantia... yo no lo he visto aun, pero como sea no quiero superponerme con el trabajo de alguien más, al menos hasta conocerlo y saber que puedo hacerlo mejor - humildad aparte - Presenté una nota a la junta de decanos, pero aun espero confirmación, será algo chiquito con un par de parlantes que se escuchen dentro de la cafetería y fuera de ella unos metros... Si luego me va bien pediré a mamá que me haga de auspiciante y compraré equipos mejores... La magia no lo puede todo. Eso ya lo averigüé. - Los sonorus no eran suficientes cuando de comunicación masiva se trataba y tampoco podía aplicarse sobre un reprodutor de mp3... tenía que combinar lo mágico con lo muggle porque de ninguna de las dos cosas sabía suficiente...

- La idea es pasar algunas noticias de la cotidianidad de Brigantia, pues del mundo mágico, cada cual prende su radio personal, y escucha la cadena de tu madre o otra... Y hacerlo con público en vivo, para que se oigan las risas de la gente, o si alguien quiere participar... - se acomodó el cabello detrás de la oreja y siguió emocionadísima - Te digo la verdad?, yo no sabía que me gustaba tanto esto, quería venir a Brigantia para vivir el mundo mágico, periodismo es una escusa... Ahora creo que es al reves, en verdad me gusta investigar y comunicar y hacer sociales sobre todo.... Seguro cuando aparezca tu profesor a ti te pasará igual, sin ahora si profe haces los trabajos, cuando haya un adulto que te guíe y te motive te volverás loca y no podremos despegarte de los libros...

Se rió, porque dudaba mucho que si le pedía a su mamá que le diera trabajo a Sofie, la pusiera de secretaria, pero igual no dijo eso porque también podía ser que la rubia ni siquiera necesitara de su ayuda y solita pudiera ponerse en la mira del mundo de la radio mágica y decir algo como “no te preocupes, que yo la convenzo” sonaba a menospreciar sus aptitudes, así que lo que tocaba era esperar y ver como se le daban las cosas.

-Ah sí, lo vi, alguien me enseñó un número anterior, es chistoso, pero no sé qué tan ciertas sean las cosas que escribe.

Se encogió de hombros, de todos modos estaba segura, ya fuera por amor ciego o por convicción objetiva, eso daba igual, de que Sofie podría hacer mejor cualquier cosa que quisiera en el mundo. La idea de la radio que le había presentado a los decanos sonaba bastante bien y jugosa, así que sería cosa de seguir cruzando los dedos.

También sonaba genial que hubiera descubierto que esa era su vocación de verdad. Y asintió cuando le dijo que seguro que le pasaría igual cuando su profesor volviera a dar señales de vida. Claro que le encantaba lo que leía en los libros y eso, pero Sofie y el mundo sabían que eso no era suficiente.

-¡Ah sí que podrán! Sofie, ya descubrí que soy una fácil. No no no, no una fácil como que me voy a acostar con todo Brigantia, me refiero a fácil de convencer de…”vamos a hacer esto”, “vamos a hacer lo otro”. En Beauxbatons no era así, como que nada me motivaba nada. Pero vieras la cantidad de lugares a los que fui con Malik y no dije que no a nada. Y siento que quiero más, saber más, ir a más lugares, y que si me siguen invitando a cosas no voy a poder decir que no.

Se llevó una mano al pecho dramáticamente para acentuar lo que iba a decir a continuación.

-Tal vez para todo mundo algo así suene tonto, pero en mi caso de verdad, es un paso enorme y también me muero de miedo. Creo que todos estos descubrimientos me están alejando de lo que debería ser, ¿sabes a lo que me refiero, no?

Por muy criada en el mundo muggle y lo que fuera que Soie hubiera sido, con ella no había tenido ningún secreto respecto a los conservadores lineamientos de sus padres y abuela. Y de hecho, Sofie sabía que a Pearlie nunca le había costado nada nada acatar todas esas reglas y que disfrutaba siendo la flor que crecía en el pantano. Ya no sentirse segura y convencida de todas esas cosas la asustaba de verdad. Y era la única a la que se lo podía decir sin temor a malinterpretaciones, o a que lo tomara como ofensa política y esas cosas delicadas.

Se reía a carcajadas de todo lo que Pearlie decía, le parecía emocionante e intenso que sintiera así por el mundo muggle, que le vibrara dentro la curiosidad y contrario a lo que había pensado en las semanas anteriores a entrar ambas a Brigantia, no le causaba ninguna molestia que hubiera conocido tanto en tan poco tiempo de el mundo natural de Sofie con alguien que no fuera ella. De todos modos también quería salir la rubia con Pearlie a pasear por lo muggle, pues quería ver sus caras cuando descubría e incluso aprender ella misma cosas nuevas, solo por lo de las películas se daba cuenta que lo muggle no terminaba donde acaba su mundo español, consumista, de clase alta y rosa.

Una última carcajada y un comentario que le fue necesario y que sin querer se enlazaría con lo que la morocha diría luego - igual, a algunas cosas hay que decirles que no. - Ay vamos! lo de las drogas estaba muy lindo, pero era peligroso! Por lo menos tenía Sofie de asegurarse que estuviera tomando alguna de buena calidad, que las que se conseguían por diez euros eran mortales a la segunda. O eso le dijo su madre cuando un compañero suyo de escuela había muerto el año anterior: "si te drogas, hazlo con clase". Y Malik no tenía pinta de tener dinero de más para andar comprando " de la buena", ni decir que vivía en el sillón de alguien más.

-Si, se de lo que hablas... y no es tonto- dijo volviendo un poco a la seriedad. No mucho en realidad, pero algo. Frunció los labios de un lado a otro pensando, que decir exactamente. Ella se defendía diciendo que era "muggle" para que no se le burlaran de que olvidaba la magia, pero en algún punto había mamado que la magia era una cosa y lo muggle otra bien distinta, quizá a la inversa de lo que su madre hubiera querido adoctrinarle, pero culpa de esa cultura y educación clasista donde Jessy había metido y aquello de que lo mágico estaba prohibido y que si alguien preguntaba que sangre portaba dijera sin dudar "pura". - Dos cosas. para mi, una cosa es el mundo y otra la gente, gente buena o mala hay en cualquier parte. Pero los mundos, nuestros dos mundos a mi se me hacen muy diferentes... Al menos por ahora y pues... EL otro día Gianna en Periodismo preguntó si estábamos de acuerdo con la abolición del secreto mágico, Yo dije que si, porque así me haría, personalmente a MI, las cosas más fáciles... luego de inmediato pensé que los muggles nunca nos entenderían, siempre nos tendrían miedo y terminarían cazándonos como en otra época... Digo... es muy complicado.. que tal si lo que plantean los abuelos no están tan mal...

Se había ido de tema sin querer, pero era el hilo de andar hablando sin premeditar, y dijo abuelos por simplificar, bien podían ser los padres de Pearlie también. Y de todos modos, no es que Sofie comprendiera cabalmente que hipótesis y creencias concretas significaba ser conservador, solo sabía que los prejuicios de sangre existían, que había ideas encontradas sobre eso en el mismísimo ceno de familias super consolidadas y que el secretismo era más complicado aun, etc.

- me fui de tema... Igual, La otra cosa, es lo de la droga. me quedé pensando en eso, perdón... Ya se que es tu vida y haces lo que quieras... Pero hay drogas complicadas, y luego está la adicción, y ya no puedes dejar de consumir. Ya sabes del hermano de Gianna... No es que diga que por tomar una pastillita ya eres una adicta, pero... - sonaba muy a abuela? -... la próxima vez convida! - quiso hacer el chiste pero era muy poco creíble. Ella ni fumaba... Y estuvo a nada de ejemplificar con su madre y el alcohol en vez de con Jonathan, pero la gente le tenía menos miedo al alcohol, y hacían mal en no tenerle respeto.

Se mordió el labio inferior ¡claro que a muchas cosas había que decirles que no! Pero estaba tan entusiasmada con todo, al menos en lo que concernía a esa noche, que de verdad se había dado cuenta de lo fácil que era volverse manipulable. No estaba pensando en Malik en esos términos, porque el tipo era genial, pero el punto era que no todos en el mundo eran geniales, conscientes y carentes de intenciones de la maldad, y tropezar gravemente con eso no era algo que quisiera que ocurriera. Puso atención a todo lo que le dijo Sofie, mirándola con los ojos más abiertos que de costumbre, por supuesto que pensó en los Alechisnky, en las ideas locas que tenían de abolir el secretismo mágico y que lo mismo para todos. Un mundo sin clases, sin privilegios, donde magia y no magia fueran parte de la misma cosa, era algo antinatural, al menos para ella.

Y luego, eso la llevaba a pensar en Aquila, en que pronto iría a visitarla para ver como estaban las cosas con Angus…al piso de Angus, a llevarle su ropa. Eso también le daba escalofríos, no sabía cómo iba a encontrar a su amiga, y podía estar feliz y enamorada pero, ¿renunciar a todo lo que conocía? ¿de verdad era tan fácil? O ella era una materialista más cobarde de lo que pensaba, o…a saber. Se arrancó uno de los pellejitos del labio y sintió el levísimo sabor de la sangre, pero no hizo alharaca porque su papá siempre la había regañado por esa manía y estaba acostumbrada a disimular. El tema la ponía de los nervios, pero con nadie lo trataría en voz alta, más que con Sofie.

-Yo creo que lo que plantean los abuelos no está nada mal. Solo…mira, no es que crea que ser hijo de magos magos o de magos con muggle o algo así tenga algo que ver, pero en cuanto al secretismo y tal. Las cosas están bien como están, donde deben estar.

Pero no se daba cuenta de que se estaba contradiciendo, y feo, porque si así era el caso, ella por ser una bruja no tenía derecho a meterse en las cosas de los muggles y ahí estaba, haciéndolo con reverenda alegría, ¿qué le daba a ella el derecho de salirse de su lugar? ¿se creía acaso algún ente superior o algo?.

-¡Qué difícil es esto, Sofie!

Terminó con una risa como si estuviera restándole la debida importancia a esos dilemas, aunque eso solamente la haría sentirse más confundida conforme pasara el tiempo. Luego vino lo de las drogas, también hizo un gesto con la mano.

-Fue una pastilla de…¿cómo era? MADM, MDMA, MMAD…algo así. Me dijo que habían sido un regalo, me dio curiosidad porque dijo que era algo así como tomar una poción de la euforia. Y fue muy bueno, en verdad, pero no creo hacer de esto una práctica común ni nada. Estaba osada esa noche, pero no más drogas sin convidar, lo prometo.

Alzó la mano en promesa solemne. Ese “sin convidar” más bien quería decir que se estaba tomando en serio lo que Sofie le decía y que no iba a hacer de su vida un papalote de esa manera. Nada de experimentos extraños.

-Te quiero muchísimo, ¿sí lo sabías, no?

Había compartido muy pocas conversaciones largas como esa con Pearlie como para acostumbrarse a esa manía que tenía la chica de maltratarse el labio. Fue Sofie la que puso cara de dolor, por un mínimo instante. Había cosas que era imposibles de controlar, Sofie por su parte había tenido la manía de apretarse los granitos de acné con locura maniática hasta que su madre cortó por lo sano con tal vicio, comprándole mil cremas y haciéndola tomar mil sesiones de spa. Malos recuerdos, pero dieron sus frutos, ahora no solo no tenía qué apretar sino que se había hecho la compulsión de los centros de belleza. Iba a estar complicada cuando dentro de unas semanas no se pudiera salir de la uni indefinidamente.

- hay como un equilibrio... - metió bocado sin saber muy bien que estaba diciendo exactamente, pero apoyando las palabras de Pearlie. De todos modos sentía que no tenía nada claro, que era políticamente ignorante y que al contrario de Pearlie tenía bastante confundido qué se suponía que se esperaba de ella. Lo dicho, Jessy no era purista, Sofie lo tenía muy claro, sin embargo la había educado para que jamás se le ocurriera no decir que era sangre limpia. Por otro lado ella era la ahijada de Frances, la madre de los revoltosos, y de algún modo entendía que su madre por algo la habría elegido a ella. El panorama hubiera sido mucho más claro si Jessy fuera clara, en definitiva.

Se desinfló en un suspiro para reír con la sentencia de su amiga sobre lo difícil que parecía todo. Y terminó por recostarse en el césped mirando entre la copa de los arboles los rayos de sol que se colaban. - MDMA - aseveró sin intención de corregir y giró a ver a su amiga, más tranquila de que le dijera que no iba a consumir por consumir. Sofie no se llevaba con las drogas, pero el mundo en que se movía si, y de ahí lo mucho o poco que sabía. Las modelos de mamá, los empresarios que aspiraban cocaína creyendo que nadie los veía en el baño, sus compañeros de colegio, ricos elitistas que no sabían que hacer de la vida y se gastaban el dinero de los papis, en vez de como ella en ropa, en drogas. Las pastillas eran la moda, una botella de agua y ya no se necesitaba otra cosa en toda la noche.

- Lo sabía! Y yo te quiero más!... - le jaló suave del brazo para que se tirara a su lado. - Mi madrina es tu tía... imagina si mamá hubiera muerto y me iba a vivir con los Alechisnky... - rió - crees que hoy sería una rebelde en contra del secretismo?.. Así haciendo hechizos bomba y saliendo en los diarios?... - Era una locura no podía ni imaginárselo realmente, aunque cerrara los ojos haciendo fuerza mental, no se podía ver en medio de un conflicto y del fuego cruzado defendiendo quien sabe que ideales. Negó con el rostro. Igual y capaz ser extremista no se trataba de eso, pero muchos habían muerto eso lo sabía claro. - El mundo mágico es fascinante para mi... pero que pasa si cuando sepa quien es mi papá, este termina siendo muggle? Me querrás menos?... No, esa no es la pregunta. Me querrás igual... pero, me valorarías menos?... - casi que no quería que Pearlie le contestase, por eso arremetió - igual mamá asegura que es un brujo.

Se rió mucho cuando Sofie le dijo el nombre correcto de la droga esa. Qué tonta era, pero tan poco interesada estaba en volver a repetir eso que ni siquiera se había preocupado por aprenderse el nombre de la pastilla o algo. Además aprenderse cosas con siglas se le daba mal, era como su mayor defecto al momento de memorizar algunas cosas de los libros.

Se acostó a su lado sin poner resistencia, sin preocuparse por si se le iba a manchar la blusa o por si el cabello se le iba a llenar de pasto. Se imaginó a Sofie viviendo con los Alechinsky, no pintaba nada ahí, como ella tampoco se sentía que pintaba nada las veces que había comido cereal en esa mesa llena de primos con la sensación de que el único que la quería en serio en esa familia era Niels, y que quería acabarse rápido su cereal pensando que así pasaba más rápido el tiempo en el que su abuela Annapola terminaba de hablar, siempre reprendiendo a su hija. Pero el tiempo nunca había ido más rápido en esas visitas.

-No lo sé, mira a Frank, pasaba ahí las navidades y casi todas las vacaciones de invierno y nunca tuvo ni siquiera nada de ganas de hacerse radical…Y Niels quiere ser auror, y los aurores han puesto al tío Tobias en Azkaban muchas veces.

Se encogió de hombros, ahora que lo pensaba era interesante el misterio, ¿qué se necesitaba para tener, adquirir ciertas ideas? En los Alechinsky se veía que no era precisamente la familia, lo que se inculcaba. Y Aquila…y ella misma.

-Creo que se trata de otra cosa, lo que te impulsa a hacer lo que haces, ideológicamente hablando digo.

Pensó en Per, en el miedo que le tenía pero que a la vez era también un respeto profundo que sabía que no era la única que lo sentía, que todos sus hermanos tenían la misma percepción respecto a él, que entre los Burroughs, Per era como la contradicción más grande de todas. El abuelo Demetrio lo adoraba, la abuela Annapola también, se les notaba siempre, cómo lo miraban, cómo hablaban de él, pero no lo admitían en su casa. No sabía como interpretar eso. Qué raros eran los adultos.

Con su pregunta, ladeó un poco la cabeza para mirarla y negó con la cabeza aunque su mejilla se llenara de pasto.

-¡Claro que no! Claro que no te valoraría menos, yo no creo en esas cosas.

Lo dijo absurdamente convencida pero luego se dio cuenta de lo que había dicho. Si a Sofie no la valoría menos, ¿por qué temía entonces por la solidez de todo lo que estaba construyendo con otras personas? Debía ser por el tiempo, por la amistad, por que la conocía de años y se sentía incapaz de no valorarla por un detalle como ese. ¿No creía en esas cosas? ¿De verdad?. Se estaba inquietando muchísimo, quiso sacar un cigarrillo y fumar, pero sabía que a Sofie no le gustaba.

-Creo que mis papás en el fondo tampoco, pero tienen miedo…

No podía asegurarlo, esa era la única verdad.

Sofie sintió a lo de Frank y a lo de Niels... su amiga tenía toda la razón, pero seguía estando la duda, ¿Que sería aquello que te "impulsa" a hacer esas cosas? a pelear hasta dar la vida... O peor, la de tus seres queridos. Sonrió tonta imaginando la idea romántica de que podía existir, al menos para algunas personas algún algo más importante que la vida misma. Sonaba bien, pero místico, de libro fabuloso... Ella quería vivir! solo vivir!... y ser amada.

Sonrió a Pearlie, contenta de que no fuera a valorarla menos. Confiando en sus palabras dichas sin presentir ningún trasfondo a contradicción, pues en verdad lo de su padre ausente era una carga, que ahora en ese mundo se sentía más complicada con cosas que no tenían nada que ver a la afectividad de la familia ideal, sino a simples problemas sanguinos que apenas cabían en el imaginario de Sofie, y lo menos que buscaba es que sus amigos mágicos de siempre se alejaran de ella por eso, de lo que nada tenía la culpa, pues al fin y al cabo uno no decide de que padres nacer.

- Pearlie... - hizo una pausa y miró el cielo, para luego volver a ladearse -... cuando te vuelvas extremista, avísame...- le sacó la lengua pues en realidad eso le parecía imposible, fuera a meterse en la kau o se tatuara el brazo de negro, pero en todo caso valía para ambas cosas y mejor prevenir que curar -... no quiero quedar del lado contrario.-


- - - cierro!