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Messy Situations
3 participantes
Universidad Brigantia de Estudios Mágicos :: Facultades :: Facultad Arianrhod :: Salón de convivencia
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Re: Messy Situations
Recordar que no había querido ni esperar a que me protegiera me hacía sentir aún más excitado aunque la verdad no necesitaba más de eso si no quería venirme en dos segundos como un quinceañero en su primera vez. Pero no había nada mejor que escuchar ese gemido inicial al sentirme bien adentro, y recibir sus besos más osados y menos tiernos, un brillo poco humano en su rostro, como si se hubiera transformado en otra cosa, aunque siguiera viéndose exactamente igual que cuando la había visto en el apartamento. Ahora la tenía bien adentro de ella, y pensé que no había nada mejor que eso. Recordar la primera vez que la había visto y comparar esa expresión con la que tenía ahora.
Y qué decir de lo que sentía con sus mordiscos en el cuello y sus besos ansiosos, no me cohibí empujando más fuerte hacia ella aunque manteniendo un ritmo lento hasta que decidiera por sí sola que quería subir las piernas hasta mis hombros, y acaricié un poco sus pantorrillas cuando lo hacía. Pero después esas caricias amables de la adolescencia se fueron cuando tuve a mano la piel de sus caderas, que apreté con fuerza culminando todo con una palmada bien dada en sus caderas, antes de gemir de nuevo, para que no sintiera que se estaba fillando a un ninja. Medio gruñido, medio grito, haciéndolo en su cuello y por tanto, muy cerca de su oído.
-¿Te gusta que te folle...? Te quería así desde la primera vez
Sí, bueno. En momentos como ese no importaba aclarar que había algo más que querérmela follar desde la primera vez que la vi, por que lo único que tenía en mente era lo mojada que estaba, lo fácil que era moverse dentro de ella. Me movía con el mismo ritmo que ella marcaba con sus caderas, irguiéndome un poco para volver a presionar sus pezones entre mis dedos, besarla, esperar que respondiera a mis frases aunque fuera sólo con gemidos. Yo nunca me callaba la boca, mucho menos follando, y me salían cada vez frases más sucias que no iba a decirl hasta que supiera que le gustaba ese estilo, o tendría que intentar otro.[
No estaba siendo muy considerado, ni le preguntaba si estaba bien, si se sentía bien, no iba a dar besitos en la frente a la princesa inmaculada. Eso era sexo, para mi siempre había sido sucio, agresivo y perfecto, tan perfecto como su belleza desesperada cuando nos mirábamos a los ojos en momentos como ese.
Y qué decir de lo que sentía con sus mordiscos en el cuello y sus besos ansiosos, no me cohibí empujando más fuerte hacia ella aunque manteniendo un ritmo lento hasta que decidiera por sí sola que quería subir las piernas hasta mis hombros, y acaricié un poco sus pantorrillas cuando lo hacía. Pero después esas caricias amables de la adolescencia se fueron cuando tuve a mano la piel de sus caderas, que apreté con fuerza culminando todo con una palmada bien dada en sus caderas, antes de gemir de nuevo, para que no sintiera que se estaba fillando a un ninja. Medio gruñido, medio grito, haciéndolo en su cuello y por tanto, muy cerca de su oído.
-¿Te gusta que te folle...? Te quería así desde la primera vez
Sí, bueno. En momentos como ese no importaba aclarar que había algo más que querérmela follar desde la primera vez que la vi, por que lo único que tenía en mente era lo mojada que estaba, lo fácil que era moverse dentro de ella. Me movía con el mismo ritmo que ella marcaba con sus caderas, irguiéndome un poco para volver a presionar sus pezones entre mis dedos, besarla, esperar que respondiera a mis frases aunque fuera sólo con gemidos. Yo nunca me callaba la boca, mucho menos follando, y me salían cada vez frases más sucias que no iba a decirl hasta que supiera que le gustaba ese estilo, o tendría que intentar otro.[
No estaba siendo muy considerado, ni le preguntaba si estaba bien, si se sentía bien, no iba a dar besitos en la frente a la princesa inmaculada. Eso era sexo, para mi siempre había sido sucio, agresivo y perfecto, tan perfecto como su belleza desesperada cuando nos mirábamos a los ojos en momentos como ese.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Messy Situations
Ningún chico de los que había estado la había tratado con es fiereza, ni tampoco hablado de esa forma. Nunca había sentido que estaba tan cerca de perder completamente la cordura, que no quedaba más opción que abandonarse por completo al placer que le provocaba porque se volvía una necesidad tan vital, tan imperiosa, como respirar. Sus manos se movían recorriéndole la espalda, los brazos, descendiendo por sus costados hasta sujetarse de sus piernas, queriendo sentirlo llegar tan adentro como su cuerpo se lo permitiera.
Tendía a evitar las situaciones intensas porque odiaba sentir que perdía el dominio de sí misma, pero a esto no había manera de resistirse. Era cierto, había algo en ella que parecía menos humano, que la manera en que se movía acompasada al ritmo con el que la penetraba y la sonrisa de gozo puro en su rostro cuando le gruñía al oído tenía una cualidad casi animal.
- Sí, sí, me gusta, ¡me gusta!... - Le respondió, tal vez no con mucha claridad a causa de lo acelerado de su respiración, en medio de un agudo gemido. Le rodeó el cuello con los brazos al sentirlo tan cerca pues encontraba embriagante su olor y lo ronco de su voz lo más fascinante que había escuchado. No quería besos en la frente ni tampoco que la tratara como si fuese una muñeca de cristal que podría romperse con cualquier roce. Le gustaba demasiado que el mismo chico que hacía cosa de un rato tenía su mano entrelazada a la de ella y había cargado sus cosas con caballerosidad le estuviera haciendo sentir así cada vez que se movía dentro de ella.
Se sentía presa de una euforia inexplicable, corriendo en busca de llegar a ese final tan ansiado. Justo por eso lo besaba de una manera casi violenta, desesperada. - Córrete, quiero sentirte... - Seguir resistiendo era imposible porque ya llegaba a su límite. Arqueó su espalda, clavándole los dedos en los hombros y buscó ahogar el último gemido en su cuello, cerca de su oído, justo como él había hecho al gruñirle.
Por un momento desconectó de todo lo que le rodeaba y que no fuera el peso de su cuerpo sobre ella, las manos que le sujetaban por las caderas y aquel torrente de energía que la recorría entera de la manera más exquisita. Le sujetó el rostro entre las manos para volver a besarlo y mantenerlo cerca de ella, porque quería mirarlo a los ojos cuando se viniera dentro de ella. Saber si fruncía el ceño, si trataba de ahogar sus gemidos o le volvía a gruñir y sentirlo estremecerse entre sus brazos.
Tendía a evitar las situaciones intensas porque odiaba sentir que perdía el dominio de sí misma, pero a esto no había manera de resistirse. Era cierto, había algo en ella que parecía menos humano, que la manera en que se movía acompasada al ritmo con el que la penetraba y la sonrisa de gozo puro en su rostro cuando le gruñía al oído tenía una cualidad casi animal.
- Sí, sí, me gusta, ¡me gusta!... - Le respondió, tal vez no con mucha claridad a causa de lo acelerado de su respiración, en medio de un agudo gemido. Le rodeó el cuello con los brazos al sentirlo tan cerca pues encontraba embriagante su olor y lo ronco de su voz lo más fascinante que había escuchado. No quería besos en la frente ni tampoco que la tratara como si fuese una muñeca de cristal que podría romperse con cualquier roce. Le gustaba demasiado que el mismo chico que hacía cosa de un rato tenía su mano entrelazada a la de ella y había cargado sus cosas con caballerosidad le estuviera haciendo sentir así cada vez que se movía dentro de ella.
Se sentía presa de una euforia inexplicable, corriendo en busca de llegar a ese final tan ansiado. Justo por eso lo besaba de una manera casi violenta, desesperada. - Córrete, quiero sentirte... - Seguir resistiendo era imposible porque ya llegaba a su límite. Arqueó su espalda, clavándole los dedos en los hombros y buscó ahogar el último gemido en su cuello, cerca de su oído, justo como él había hecho al gruñirle.
Por un momento desconectó de todo lo que le rodeaba y que no fuera el peso de su cuerpo sobre ella, las manos que le sujetaban por las caderas y aquel torrente de energía que la recorría entera de la manera más exquisita. Le sujetó el rostro entre las manos para volver a besarlo y mantenerlo cerca de ella, porque quería mirarlo a los ojos cuando se viniera dentro de ella. Saber si fruncía el ceño, si trataba de ahogar sus gemidos o le volvía a gruñir y sentirlo estremecerse entre sus brazos.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Messy Situations
¿Qué quedaba por hacer más que sonreír? No dejé de moverme hacia ella escuchando un gemido con cada movimiento, perdiendo la calma para respirar, el corazón acelerado y el sudor de ambos haciendo que todo pareciera subir de temperatura, aún más que cuando había empezado a desnudarla. Sus besos se habían intensificado y me gustaba notar ese cambio en ella, de ser tierna y delicada ahora casi me reclamaba correrme, con lo que me volvía a sonreír, sobre todo al sentirla a ella llegando.
Me provocó una enorme satisfacción que lo lograra y quería creer que era auténtico, y si no fingía jodidamente bien. Mi manera de hacer las cosas había sido un éxito con algunas y un fracaso con otras, como todo, pero lejos de preocuparme por cambiar mis métodos me había preocupado por encomendarme al destino y esperar acostarme con quien me acoplara bien. Por el momento no había habido ninguna situación incómoda, y vaya que las situaciones sexuales se prestaban para ello. Más puntos a favor de esa rubia, era osada y cariñosa en la proporción requerida.
Seguí moviéndome dentro de ella, intensificando un poco el ritmo con que entraba pero empecé a toparme con la temida realidad de no poder terminar con el preservativo. Lo había hecho varias veces, pero a veces ocurría que no, y esa era una de esas veces. En vez de ponerme paranoico al respecto, iba a cambiar de estrategia, en vez de huír al baño intentando disimular un segundo después de salir de ella o algo así. Además, la princesa rusa se había venido y no podía estar pecando de desconsiderado.
-Creo que no puedo... ¿Me dejas hacerlo afuera?
Había que ser honestos cuando las cosas ocurrían. Eso mejor que huír misteriosamente al baño ¿No? Ya lo había hecho en algún momento y la chica con la que había estado se había quedado helada en la cama preguntándose qué demonios había hecho mal o algo así, me lo hbía confesado después. Concretamente, prefería terminar en sus inmaculadas tetas en vez del numerito del hombre misterioso y huidizo. Naturalmente, esas cosas no se hacían sin preguntar, mucho menos acostándose con alguien la primera vez. Seguí moviéndome, besándola una vez más, llevando la mano entre sus piernas para acariciarla un poco sintiendo la humedad que aún me llenaba. Y por supuesto, sonreí de nuevo, aunque no lo pude sostener por tanto tiempo.
Me provocó una enorme satisfacción que lo lograra y quería creer que era auténtico, y si no fingía jodidamente bien. Mi manera de hacer las cosas había sido un éxito con algunas y un fracaso con otras, como todo, pero lejos de preocuparme por cambiar mis métodos me había preocupado por encomendarme al destino y esperar acostarme con quien me acoplara bien. Por el momento no había habido ninguna situación incómoda, y vaya que las situaciones sexuales se prestaban para ello. Más puntos a favor de esa rubia, era osada y cariñosa en la proporción requerida.
Seguí moviéndome dentro de ella, intensificando un poco el ritmo con que entraba pero empecé a toparme con la temida realidad de no poder terminar con el preservativo. Lo había hecho varias veces, pero a veces ocurría que no, y esa era una de esas veces. En vez de ponerme paranoico al respecto, iba a cambiar de estrategia, en vez de huír al baño intentando disimular un segundo después de salir de ella o algo así. Además, la princesa rusa se había venido y no podía estar pecando de desconsiderado.
-Creo que no puedo... ¿Me dejas hacerlo afuera?
Había que ser honestos cuando las cosas ocurrían. Eso mejor que huír misteriosamente al baño ¿No? Ya lo había hecho en algún momento y la chica con la que había estado se había quedado helada en la cama preguntándose qué demonios había hecho mal o algo así, me lo hbía confesado después. Concretamente, prefería terminar en sus inmaculadas tetas en vez del numerito del hombre misterioso y huidizo. Naturalmente, esas cosas no se hacían sin preguntar, mucho menos acostándose con alguien la primera vez. Seguí moviéndome, besándola una vez más, llevando la mano entre sus piernas para acariciarla un poco sintiendo la humedad que aún me llenaba. Y por supuesto, sonreí de nuevo, aunque no lo pude sostener por tanto tiempo.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Messy Situations
Si seguía moviéndose de esa manera dentro de ella, estaba segura, bien podría venirse una tercera vez. Se sentía demasiado bien y ella estaba demasiado excitada como para hacer otra cosa que no fuera el dejarse llevar por esa cadencia. Sus gemidos continuaban enlazados uno a otro acompañando a cada estocada, un poco más silenciosos y sutiles después de haberse corrido, pero a la vez sintiendo como la tensión en su interior volvía a crecer poco a poco, más cuando él intensificaba el ritmo con el que se empujaba.
No dejaba de besarlo, de sonreír, de acariciarle el rostro y los brazos con insistencia para poder calmar aquella sensación imperante en las palmas de sus manos que le decía necesitaba recorrerlo entero, descubrir donde le gustaba que lo tocaran y como, todas esas cosas que iría aprendiendo según estuvieran juntos pero que al mismo tiempo quería conocer ya. Tal vez fuera uno de esos chicos a los que si besabas o acariciabas en un punto en específico cuando estaban por correrse lo hacían con mayor intensidad. Tenía pensado descubrirlo.
Arqueó su espalda y le araños los hombros con menos delicadeza de la pretendida un instante en el que lo sintió llegar aún más hondo y quiso ahogar aquel gemido en su cuello. Justo entonces le pedía permiso para venirse fuera de ella y, en efecto, aquello le confundió. – ¿Eh? – Alcanzó apenas a responder pues un agudo gemido le robaba el aliento y entonces le buscó la mirada. Nunca nadie le había dicho querer hacer algo así. Jamás se le habría ocurrido, y tampoco era capaz de atribuirlo al envoltorio aquel que lo había visto ponerse. Por puro contexto había descifrado qué era y para qué, pero siempre había confiado en otros medios – mágicos, por supuesto – para cuidarse.
- Estás loco.- Le respondió al oído tras tomarse un segundo para pensar lo que le pedía, pero en cuanto la besaba y sentía su mano entre las piernas supo que por más loco que le pareciera no iba a negarse a nada. Llegar a esa conclusión la hizo reír y responder a su beso con aún más vehemencia, explorando su boca sin ningún pudor.
- Sí, hazlo... – Asintió con su rostro aún muy cerca al de él y sin dejar de sonreírle parte complicidad, parte curiosidad y sobre todo esa excitación tan grande que sentía. Lo besó entonces de nuevo antes de empujarlo con suavidad por el pecho para que se irguiera y ella pudiera bajar las piernas de encima de sus hombros, mismas que aún le temblaban un poco a causa de su orgasmo.
Apenas colocar los pies de vuelta en el colchón llevó una mano a su cuello para volver a atraerlo hacia ella, mientras que se lamía la punta de los dedos de la que le quedaba libre para llevarla hacia su sexo y acariciarse, esperando a que saliera de su interior. Si bien se había mostrado dubitativa al principio, ahora mismo parecía reclamarle con sus besos y la intensidad de su mirada que lo hiciera, porque deseaba como nada sentirlo y el grabarse en la memoria la expresión que adquiría su rostro cuando terminaba. Le sonrió, y en un arrebato mordió su hombro, ya no quedaba muy en claro quién le cumplía el capricho a quien.
No dejaba de besarlo, de sonreír, de acariciarle el rostro y los brazos con insistencia para poder calmar aquella sensación imperante en las palmas de sus manos que le decía necesitaba recorrerlo entero, descubrir donde le gustaba que lo tocaran y como, todas esas cosas que iría aprendiendo según estuvieran juntos pero que al mismo tiempo quería conocer ya. Tal vez fuera uno de esos chicos a los que si besabas o acariciabas en un punto en específico cuando estaban por correrse lo hacían con mayor intensidad. Tenía pensado descubrirlo.
Arqueó su espalda y le araños los hombros con menos delicadeza de la pretendida un instante en el que lo sintió llegar aún más hondo y quiso ahogar aquel gemido en su cuello. Justo entonces le pedía permiso para venirse fuera de ella y, en efecto, aquello le confundió. – ¿Eh? – Alcanzó apenas a responder pues un agudo gemido le robaba el aliento y entonces le buscó la mirada. Nunca nadie le había dicho querer hacer algo así. Jamás se le habría ocurrido, y tampoco era capaz de atribuirlo al envoltorio aquel que lo había visto ponerse. Por puro contexto había descifrado qué era y para qué, pero siempre había confiado en otros medios – mágicos, por supuesto – para cuidarse.
- Estás loco.- Le respondió al oído tras tomarse un segundo para pensar lo que le pedía, pero en cuanto la besaba y sentía su mano entre las piernas supo que por más loco que le pareciera no iba a negarse a nada. Llegar a esa conclusión la hizo reír y responder a su beso con aún más vehemencia, explorando su boca sin ningún pudor.
- Sí, hazlo... – Asintió con su rostro aún muy cerca al de él y sin dejar de sonreírle parte complicidad, parte curiosidad y sobre todo esa excitación tan grande que sentía. Lo besó entonces de nuevo antes de empujarlo con suavidad por el pecho para que se irguiera y ella pudiera bajar las piernas de encima de sus hombros, mismas que aún le temblaban un poco a causa de su orgasmo.
Apenas colocar los pies de vuelta en el colchón llevó una mano a su cuello para volver a atraerlo hacia ella, mientras que se lamía la punta de los dedos de la que le quedaba libre para llevarla hacia su sexo y acariciarse, esperando a que saliera de su interior. Si bien se había mostrado dubitativa al principio, ahora mismo parecía reclamarle con sus besos y la intensidad de su mirada que lo hiciera, porque deseaba como nada sentirlo y el grabarse en la memoria la expresión que adquiría su rostro cuando terminaba. Le sonrió, y en un arrebato mordió su hombro, ya no quedaba muy en claro quién le cumplía el capricho a quien.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Messy Situations
Por un instante pensé que había metido la pata, hasta el fondo, sobre todo cuando me decía que estaba loco y por puro milagro no se quitaba de ahí y me dejaba con las bolas hinchadas de abstinencia en el peor momento. Pero no, al final accedía por quién sabe qué misteriosa razón, quizás la de que nunca antes alguien le había pedido eso, o eso decía su mirada acompañada del beso y todos los movimientos que indicaban que tenía todo el permiso. Me moví un poco más dentro de ella cuando ya había bajado sus piernas de mis hombros.
Me sonreí por que la propuesta que primero había sonado a que me había pasado un poco terminaba dándole curiosidad y todo, esa mordida en el hombro y la mano con la que se tocaba a sí misma no eran pura parafernalia. Cuando a una mujer no le gustaba algo se le notaba, incluso las que se esforzaban por querer ocultarlo. La besé rápido en los labios antes de salir de ella y quitarme el preservativo, dejándolo botado por ahí sólo haciendo la nota mental de que tenía qué recordar mandarlo al limbo mágico antes de que algún compañero lo notara. O mejor que lo notaran, al menos alguien de la habitación se estaba acostando con alguien. Malditos perdedores.
Y eso hice, o sea, lo que tenía en mente. Terminé con mi mano, llenando un poco su blanquísima piel de lo que hubiera preferido sentir dentro aunque por obra y magia del látex de los troyanos no hubiera sido exactamente posible. Terminé con un gemido alargado, ralentizado por la visión hermosa de ella completamente desnuda en mi cama y yo viniéndome en sus tetas. Estaba en el cielo ¿Dónde si no?
Me incliné para besarla antes de buscar un pañuelo en el mismo cajón que había quedado abierto para limpiarla con toda la delicadeza del mundo y finalmente medio rendirme encima de ella, todavía con el intenso temblor de haber terminado como era debido. Besé un poco su mejilla por que era lo que estaba cerca de mi rostro y cerré los ojos, el rostro triunfante. Hasta me dio tiempo de jalar la cobija para cubrirnos, no me importaba nada.
-No vayas a preguntarme cosas, mi mente no funciona ahora mismo...
Me sonreí por que la propuesta que primero había sonado a que me había pasado un poco terminaba dándole curiosidad y todo, esa mordida en el hombro y la mano con la que se tocaba a sí misma no eran pura parafernalia. Cuando a una mujer no le gustaba algo se le notaba, incluso las que se esforzaban por querer ocultarlo. La besé rápido en los labios antes de salir de ella y quitarme el preservativo, dejándolo botado por ahí sólo haciendo la nota mental de que tenía qué recordar mandarlo al limbo mágico antes de que algún compañero lo notara. O mejor que lo notaran, al menos alguien de la habitación se estaba acostando con alguien. Malditos perdedores.
Y eso hice, o sea, lo que tenía en mente. Terminé con mi mano, llenando un poco su blanquísima piel de lo que hubiera preferido sentir dentro aunque por obra y magia del látex de los troyanos no hubiera sido exactamente posible. Terminé con un gemido alargado, ralentizado por la visión hermosa de ella completamente desnuda en mi cama y yo viniéndome en sus tetas. Estaba en el cielo ¿Dónde si no?
Me incliné para besarla antes de buscar un pañuelo en el mismo cajón que había quedado abierto para limpiarla con toda la delicadeza del mundo y finalmente medio rendirme encima de ella, todavía con el intenso temblor de haber terminado como era debido. Besé un poco su mejilla por que era lo que estaba cerca de mi rostro y cerré los ojos, el rostro triunfante. Hasta me dio tiempo de jalar la cobija para cubrirnos, no me importaba nada.
-No vayas a preguntarme cosas, mi mente no funciona ahora mismo...
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Messy Situations
Al principio había encontrado la imagen demasiado extraña, tenía que admitirlo. Él arrodillado encima suyo, viniéndose de esa manera, y ella sin tener muy en claro qué esperar. Se había quedado casi hipnotizada siguiendo el movimiento de su mano hasta que al fin conseguía correrse y mojarle la piel, pero entonces alzaba la mirada a su rostro, la manera en que su boca se entreabría al gemir y su expresión de satisfacción absoluta. No le parecía ya tan extraño, ni muy distinto a dejarlo hacerlo en su boca cuando ella prefería sentirlo llegar dentro de ella.
Lo primordial era que lo notaba satisfecho, no importaba por donde lo mirara, y eso a ella le bastaba. Le sonrió mientras se corría, volviendo más suaves las caricias que ella misma se daba, alargando los brazos para alcanzar a tocarlo donde fuera antes de llevar esa sonrisa a un beso cuando se inclinaba hacia ella. Ya no lo besaba con desesperación, con esa ansiedad por buscar insistente aquel placentero estallido que les hacía estremecerse por completo.
Besó su mejilla y le acarició los brazos mientras la limpiaba, gustándole demasiado como volvía a ser cariñoso y atento con ella de esa manera. Se sonrió con el beso en la mejilla y le pasó un brazo por la espalda cuando se acomodaba sobre ella, ya ambos debajo de la cobija. Menos mal nadie había entrado, hubiera muerto de vergüenza y ya se veía lanzando al hipotético intruso (bien, la intrusa en esa habitación era en realidad ella, detalles) lo primero que le quedara a la mano, como la estatuilla budista. ¿La habría escuchado alguien? No había sido precisamente un ratoncito silencioso. Daba igual, si alguien los había oído a través de los muros que se dieran cuenta entonces de lo bien que lo habían pasado.
- Pero qué voy a preguntarte. No puedo ni pensar. Tampoco moverme. – Se echó a reir, suspirando porque sentía que aún le faltaba el aire. No, por Morgana, que no iba a interrogarlo ahora. Le pasó lo dedos por el cabello en una caricia y lo besó rápidamente antes de pedirle que cambiaran de lugares, que se recostara él boca arriba para poder acomodarse encima suyo, apoyada en su pecho. – Ya no uses esas cosas, yo me cuido y la próxima vez te corres dentro, que no pienso follar con nadie más. Además me dejas de poner atención cuando te lo pones, no me gusta, piensa en la economía de movimientos, creo que hasta voy a dejar de usar bragas bajo la falda. – Hablaba y hablaba porque se sentía eufórica. Era lo que el sexo hacía con ella, más el buen sexo. Además ese no era solo su yo caprichoso tomando la palabra, hablaba muy en serio, quería sentirlo sin cosas raras que le quitaran sensibilidad, además que se veía extrañísimo ahí tirado en el piso. No podía creer las ridiculeces que pensaba.
- Ya puedo dejar de fingir que no me daba cuenta que me mirabas el escote en clases. – Le sacó la lengua, acomodándose el cabello revuelto tras la oreja mientras lo miraba con los ojos brillantes. Le sonrió esa vez con más ternura antes de acercarse a besarlo. No estaban pecho contra espalda como decía la proyección que tanto la había impactado, pero ahí mismo debajo de las cobijas con él, sentía que en realidad todo estaba bien.
Lo primordial era que lo notaba satisfecho, no importaba por donde lo mirara, y eso a ella le bastaba. Le sonrió mientras se corría, volviendo más suaves las caricias que ella misma se daba, alargando los brazos para alcanzar a tocarlo donde fuera antes de llevar esa sonrisa a un beso cuando se inclinaba hacia ella. Ya no lo besaba con desesperación, con esa ansiedad por buscar insistente aquel placentero estallido que les hacía estremecerse por completo.
Besó su mejilla y le acarició los brazos mientras la limpiaba, gustándole demasiado como volvía a ser cariñoso y atento con ella de esa manera. Se sonrió con el beso en la mejilla y le pasó un brazo por la espalda cuando se acomodaba sobre ella, ya ambos debajo de la cobija. Menos mal nadie había entrado, hubiera muerto de vergüenza y ya se veía lanzando al hipotético intruso (bien, la intrusa en esa habitación era en realidad ella, detalles) lo primero que le quedara a la mano, como la estatuilla budista. ¿La habría escuchado alguien? No había sido precisamente un ratoncito silencioso. Daba igual, si alguien los había oído a través de los muros que se dieran cuenta entonces de lo bien que lo habían pasado.
- Pero qué voy a preguntarte. No puedo ni pensar. Tampoco moverme. – Se echó a reir, suspirando porque sentía que aún le faltaba el aire. No, por Morgana, que no iba a interrogarlo ahora. Le pasó lo dedos por el cabello en una caricia y lo besó rápidamente antes de pedirle que cambiaran de lugares, que se recostara él boca arriba para poder acomodarse encima suyo, apoyada en su pecho. – Ya no uses esas cosas, yo me cuido y la próxima vez te corres dentro, que no pienso follar con nadie más. Además me dejas de poner atención cuando te lo pones, no me gusta, piensa en la economía de movimientos, creo que hasta voy a dejar de usar bragas bajo la falda. – Hablaba y hablaba porque se sentía eufórica. Era lo que el sexo hacía con ella, más el buen sexo. Además ese no era solo su yo caprichoso tomando la palabra, hablaba muy en serio, quería sentirlo sin cosas raras que le quitaran sensibilidad, además que se veía extrañísimo ahí tirado en el piso. No podía creer las ridiculeces que pensaba.
- Ya puedo dejar de fingir que no me daba cuenta que me mirabas el escote en clases. – Le sacó la lengua, acomodándose el cabello revuelto tras la oreja mientras lo miraba con los ojos brillantes. Le sonrió esa vez con más ternura antes de acercarse a besarlo. No estaban pecho contra espalda como decía la proyección que tanto la había impactado, pero ahí mismo debajo de las cobijas con él, sentía que en realidad todo estaba bien.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: Messy Situations
No necesitaba bola de cristal para todo lo indebido que ocurría en la Universidad. Bastaba con saber que ni Nikonova ni Malik estaban en la clase que deberían estar, y que los había visto tonteando por ahí. Sí, tenía muchas cosas importantes qué hacer a lo largo del día pero empezaba agotarse su paciencia con el montón de normas infringidas cada día y de manera insistente. Si podía sacarle el susto a unos, entonces lo haría. El escándalo del comedor, a su manera de ver las cosas, había dejado en claro que los estudiantes en su mayoría no tenían el menos respeto por las autoridades universitarias. Eso tenía que cambiar.
Tenía claro que no era Hogwarts, pero todos se estaban tomando las cosas muy literalmente, y no por que no fuera Hogwarts o Durmstrang u otra institución de educación básica significaba que podían hacer lo que les viniera en gana. En los dormitorios de chicas no había nadie, había ido hasta ahí a abrir la puerta. Si no estaban en el dormitorio masculino, entonces los dejaría en paz, enviándoles una nota de estar al tanto de sus alumnos faltando a clases.
Pero ahí estaban. La decana había abierto la puerta como si nada, desviando un poco la mirada al ver la situación en la que se encontraban, por puro profesionalismo.
-Por todos Cuernos de Mitra, Nikonova, Malik, pónganse presentables mientras me explican por qué demonios, con todo el descaro del mundo, se pasan las reglas universitarias por el arco del triunfo.
En realidad no quería muchas explicaciones, era simple saber que les habia resultado cómodo y ya brincarse una clase y hacer lo que no debían. Pues estaba harta de que todo se les hiciera cómodo. Además eran alumnos de su facultad, estaba doblemente pendiente de ellos aunque todos creyeran que había tanta gente que nadie podía notar un detalle, o dos, o quinientos setenta al día.
-Son estudiantes de Arianrhod así que no les bajaré puntos, pero esta es una advertencia de que voy a estar observándolos. Me da igual que anden por la vida de la mano, me da igual si Malik quiere ponerle flores en el cabello y quieren ir a besarse frente al profesor Harris. Pero nadie va a violentar el reglamento en mis narices. Vayan a copular al agreste como los salvajes si no pueden más como la urgencia, hay tantos lugares para esconderse en este campus que no puedo creer que sean tan desacarados. Ahora vayan a sus clases. Nikonova, me quedaré aquí hasta que se vista y cumpla sus horarios. Rápido
Tenía claro que no era Hogwarts, pero todos se estaban tomando las cosas muy literalmente, y no por que no fuera Hogwarts o Durmstrang u otra institución de educación básica significaba que podían hacer lo que les viniera en gana. En los dormitorios de chicas no había nadie, había ido hasta ahí a abrir la puerta. Si no estaban en el dormitorio masculino, entonces los dejaría en paz, enviándoles una nota de estar al tanto de sus alumnos faltando a clases.
Pero ahí estaban. La decana había abierto la puerta como si nada, desviando un poco la mirada al ver la situación en la que se encontraban, por puro profesionalismo.
-Por todos Cuernos de Mitra, Nikonova, Malik, pónganse presentables mientras me explican por qué demonios, con todo el descaro del mundo, se pasan las reglas universitarias por el arco del triunfo.
En realidad no quería muchas explicaciones, era simple saber que les habia resultado cómodo y ya brincarse una clase y hacer lo que no debían. Pues estaba harta de que todo se les hiciera cómodo. Además eran alumnos de su facultad, estaba doblemente pendiente de ellos aunque todos creyeran que había tanta gente que nadie podía notar un detalle, o dos, o quinientos setenta al día.
-Son estudiantes de Arianrhod así que no les bajaré puntos, pero esta es una advertencia de que voy a estar observándolos. Me da igual que anden por la vida de la mano, me da igual si Malik quiere ponerle flores en el cabello y quieren ir a besarse frente al profesor Harris. Pero nadie va a violentar el reglamento en mis narices. Vayan a copular al agreste como los salvajes si no pueden más como la urgencia, hay tantos lugares para esconderse en este campus que no puedo creer que sean tan desacarados. Ahora vayan a sus clases. Nikonova, me quedaré aquí hasta que se vista y cumpla sus horarios. Rápido
Vernice Orlowsky- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 03/09/2012
Re: Messy Situations
En el momento en que la puerta se abrió, por puro reflejo, tomó la cobija y se cubrió – bueno, a ambos - hasta las orejas. Lo primero que pensó era que se trataba de alguno de los compañeros de habitación de Karim que, vamos, estaban en todo su derecho de entrar como si fuera su casa porque lo era. Ni hechizos candado ni ninguna precaución habían tomado para evitar sorpresas así, ¿Por qué honestamente quien tiene cabeza para detenerse a poner atención a esos detalles cuando la urgencia de arrancar ropas es tan fuerte?
Pero no, no se trataba de ningún chico de Arianrhod inoportuno, porque si así hubiera sido no habría aguantado la risa. Al contrario, sintió que la boca se le secaba porque quien venía a sacarla de ahí era la mismísima Decana. Abrió los ojos alarmada, no había sido tan ruidosa, ¿o sí?
Miro a Karim, apretando los labios para no soltarse riendo pero esta vez por puro nerviosismo de que la decana de la facultad la hubiera encontrado desnuda después de follar. Se sonrojó hasta las raíces del cabello pero si era franca tampoco se le veía muy mortificada. Se incorporó cubriéndose el pecho con la cobija para alcanzar su blusa y su falda tiradas en el suelo, que el sostén y las bragas los empujó debajo de la cama. Se vistió apresurada, apretando los labios para no decir nada que fuera a hacerla meter la pata hasta al fondo, pero es que la imagen que le estaba pintando Orlowsky en la cabeza con todo lo que decía iba a hacerla echarse a reír tarde o temprano, y mejor que fuera cuando no la tuviera en frente.
- Si, Decana. – Fue lo único que dijo por no arriesgarse a que la lengua se le soltara de más. Miró a Karim aun sonriente y con los ojos brillantes, apretándole la mano veloz porque despedirse con un beso de desquiciada era ya tentar demasiado la suerte. Tomó su bolso y volvió a apretar los labios, se cruzó de brazos y agachando la mirada, porque si veía a la Decana a la cara no sabía que iba a hacer, le pasó por un lado a paso veloz y salió casi corriendo por el pasillo.
Pero no, no se trataba de ningún chico de Arianrhod inoportuno, porque si así hubiera sido no habría aguantado la risa. Al contrario, sintió que la boca se le secaba porque quien venía a sacarla de ahí era la mismísima Decana. Abrió los ojos alarmada, no había sido tan ruidosa, ¿o sí?
Miro a Karim, apretando los labios para no soltarse riendo pero esta vez por puro nerviosismo de que la decana de la facultad la hubiera encontrado desnuda después de follar. Se sonrojó hasta las raíces del cabello pero si era franca tampoco se le veía muy mortificada. Se incorporó cubriéndose el pecho con la cobija para alcanzar su blusa y su falda tiradas en el suelo, que el sostén y las bragas los empujó debajo de la cama. Se vistió apresurada, apretando los labios para no decir nada que fuera a hacerla meter la pata hasta al fondo, pero es que la imagen que le estaba pintando Orlowsky en la cabeza con todo lo que decía iba a hacerla echarse a reír tarde o temprano, y mejor que fuera cuando no la tuviera en frente.
- Si, Decana. – Fue lo único que dijo por no arriesgarse a que la lengua se le soltara de más. Miró a Karim aun sonriente y con los ojos brillantes, apretándole la mano veloz porque despedirse con un beso de desquiciada era ya tentar demasiado la suerte. Tomó su bolso y volvió a apretar los labios, se cruzó de brazos y agachando la mirada, porque si veía a la Decana a la cara no sabía que iba a hacer, le pasó por un lado a paso veloz y salió casi corriendo por el pasillo.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
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