OGMIOS: 275 PUNTOS
CERRIDWEN: 150 PUNTOS
ARIANRHOD: 35 PUNTOS
SMERTIOS: 175 PUNTOS
Últimos temas
¿Quién está en línea?
En total hay 26 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 26 Invitados :: 1 Motor de búsquedaNinguno
El record de usuarios en línea fue de 149 durante el Miér Oct 23, 2024 12:07 pm
Este foro está creado enteramente para esparcimiento y diversión sin fines de lucro. La temática, tramas y personajes son 100% originales creados por el equipo administrativo y los usuarios de este mismo foro. Todo lo demás, pertenece a J.K.Rowling.
"Universidad Brigantia de Estudios Mágicos" está protegida por una licencia creativa. Cualquier reproducción total o parcial del contenido del foro, así como el diseño, será considerado como plagio. Por favor, se original, no robes ni copies.
¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
2 participantes
Universidad Brigantia de Estudios Mágicos :: Facultades :: Facultad Cerridwen :: Salón de convivencia
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
No me lo van a putas creer, pero no saben lo mucho que me gustó escuchar ese tono mandón al responder acerca de mi propuesta de las cobijas y demás mierdas. Puedo estar señalando un ejemplo muy básico, pero me encantaba sentir y saber que Pearlie, aunque lo pareciera a cierta distancia, no fuera una de esas pequeñas chicas sumisas que te decían que sí a todo y que no tienen puta voz ni voto. Tal vez ya sepan de lo que estoy hablando, porque esas mismas chicas sumisas son las que te permiten todo pero sin un contrapeso, sin decir “no” de vez en cuando o simplemente sin detenerte aunque quieran hacerlo dentro. Eso sí, cuando dijo el nombre del tal “Lucian” pensé en el único sujeto que conocía con ese nombre y que fuera a nuestra facultad, y casualmente era el mismo cabroncillo que había estado queriendo ligotear a Regina hace unas cuantas semanas. Ya me lo encontraría…
-Calma… calma, conozco como a diez mil Lucians y tampoco voy a preguntarte el apellido, y aunque me lo dijeras…ni que estuviera yo puto enfermo.-
No lo consideraba una enfermedad joder, era más bien algo como… “mi karma”. En lo que si estaba medio enfermo para ser honestos, era en términos de deseo carnal que venga, con Pearlie además se estaban elevando a niveles de peligro cardiaco. Sentí su mano encima de la mía mientras la tocaba y eso me dio luz verde para, esta vez, deslizar mi mano por debajo de su ropa hasta llenar mi mano entera y presionar con mucho más intención de lo que lo había hecho hasta ahora. Por supuesto que yo tampoco deseaba que nadie supiera donde nos encontrábamos, mucho menos cuando en una Universidad como Brigantia, a cualquier pedazo de mierda con menos de tres neuronas se le podía ocurrir una excelente idea averiguar quien cojones se encontraba en el bosque a esas horas de la noche. Sería tan fácil como correrlo a patadas, pero ¿por qué molestarme y ocasionar romper la armonía cuando bien podía simplemente hacerle caso a la prudente Burroughs?.
-Perfecto, aunque la verdad no sé si yo pueda dormir teniéndote tan cerca. Si quieres tú si te puedes dormir, yo aquí te cuido de las jodidas bestias salvajes hasta que… amanezca-
Mi voz se entrecortó al darme cuenta de lo que Pearlie estaba haciendo. En un movimiento suave y decidido, la chica se dio la vuelta para rodearme con sus larguísimas y preciosas piernas hasta que mi sexo sintió placenteramente el peso de su cuerpo. Me importaba una mierda que entre nosotros existiera todavía varios centímetros de tela entre mi ropa y sus pequeñas bragas, el punto era que mi sexo estaba en contacto con el suyo y eso me permitía fantasear hasta la locura. Le sonreí mientras mis manos recorrían sus piernas, removiendo aun más aquella falda que en cuestión de un par de segundos bien podría no estar existiendo, mis ojos se encontraron con el rostro y los ojos de una Pearlie tímida pero al mismo tiempo más agresiva y con más posesión del control; entonces mis manos se deslizaron hasta su culo para guiarla y provocar que se moviera estando así, encima de mí mientras me besaba.
-¿Te das cuenta?, bien podríamos estar follando de no ser por un poco de tela. ¿Me vas a follar así?, me gusta cómo te ves… me gusta como se siente tu cuerpo así-
Le desabotoné la blusa que llevaba puesta, y luego me deshice de su sostén hasta tener sus tetas completamente a la vista. Las acaricié con ambas manos, luego las besé y las lamí poniendo especial atención en cada una y durante un considerable espacio de tiempo mientras mi sexo se frotaba peligrosamente con el suyo. No tienen ni una remota idea de lo mucho que me comenzaba a gustar lamerle las tetas, por encima o alrededor, moviendo la lengua muy despacio o con mucha más intención. Me gustaba eso, me gustaba lo que estaba pasando y me encantaba la idea de contenerme y tratar de no terminar follándomela por más que me estuviera muriendo de ganas.
-Calma… calma, conozco como a diez mil Lucians y tampoco voy a preguntarte el apellido, y aunque me lo dijeras…ni que estuviera yo puto enfermo.-
No lo consideraba una enfermedad joder, era más bien algo como… “mi karma”. En lo que si estaba medio enfermo para ser honestos, era en términos de deseo carnal que venga, con Pearlie además se estaban elevando a niveles de peligro cardiaco. Sentí su mano encima de la mía mientras la tocaba y eso me dio luz verde para, esta vez, deslizar mi mano por debajo de su ropa hasta llenar mi mano entera y presionar con mucho más intención de lo que lo había hecho hasta ahora. Por supuesto que yo tampoco deseaba que nadie supiera donde nos encontrábamos, mucho menos cuando en una Universidad como Brigantia, a cualquier pedazo de mierda con menos de tres neuronas se le podía ocurrir una excelente idea averiguar quien cojones se encontraba en el bosque a esas horas de la noche. Sería tan fácil como correrlo a patadas, pero ¿por qué molestarme y ocasionar romper la armonía cuando bien podía simplemente hacerle caso a la prudente Burroughs?.
-Perfecto, aunque la verdad no sé si yo pueda dormir teniéndote tan cerca. Si quieres tú si te puedes dormir, yo aquí te cuido de las jodidas bestias salvajes hasta que… amanezca-
Mi voz se entrecortó al darme cuenta de lo que Pearlie estaba haciendo. En un movimiento suave y decidido, la chica se dio la vuelta para rodearme con sus larguísimas y preciosas piernas hasta que mi sexo sintió placenteramente el peso de su cuerpo. Me importaba una mierda que entre nosotros existiera todavía varios centímetros de tela entre mi ropa y sus pequeñas bragas, el punto era que mi sexo estaba en contacto con el suyo y eso me permitía fantasear hasta la locura. Le sonreí mientras mis manos recorrían sus piernas, removiendo aun más aquella falda que en cuestión de un par de segundos bien podría no estar existiendo, mis ojos se encontraron con el rostro y los ojos de una Pearlie tímida pero al mismo tiempo más agresiva y con más posesión del control; entonces mis manos se deslizaron hasta su culo para guiarla y provocar que se moviera estando así, encima de mí mientras me besaba.
-¿Te das cuenta?, bien podríamos estar follando de no ser por un poco de tela. ¿Me vas a follar así?, me gusta cómo te ves… me gusta como se siente tu cuerpo así-
Le desabotoné la blusa que llevaba puesta, y luego me deshice de su sostén hasta tener sus tetas completamente a la vista. Las acaricié con ambas manos, luego las besé y las lamí poniendo especial atención en cada una y durante un considerable espacio de tiempo mientras mi sexo se frotaba peligrosamente con el suyo. No tienen ni una remota idea de lo mucho que me comenzaba a gustar lamerle las tetas, por encima o alrededor, moviendo la lengua muy despacio o con mucha más intención. Me gustaba eso, me gustaba lo que estaba pasando y me encantaba la idea de contenerme y tratar de no terminar follándomela por más que me estuviera muriendo de ganas.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
Claro que no se iba a dormir, al menos no si él no se dormía también, que no quería imaginarse lo rarísimo que sería que él estuviera ahí como loco mientras ella estaba dormida e inocente. Ni hablar, en todo caso prefería mantenerse despierta. Y podía mantenerse despierta toda la noche si seguía sintiendo sus manos sobre sus piernas, luego sobre su trasero. Sintió una agradable sensación recorrerla por el roce entre ellos, que él mismo provocaba moviéndola a su antojo. Le sonrió porque no podía parar de hacerlo.
-Si todo va bien, sí, voy a follarte así.
Siguió empujando la cadera hacia él, siguiendo los movimientos que como era natural, él coordinaba y manejaba. Él era quien tenía las riendas en eso, tal como Milena las había tenido en su momento. El asunto funcionaba así, ella no tenía problemas con eso en tanto fuera encontrando su propio ritmo. Dejó que le desabotonara la blusa, que hiciera a un lado sus sostén. Bajó la mirada para ver cómo lo hacia, la manera en que ponía su boca sobre sus pechos; sus gestos, que la ayudaban a adivinar cuanto le gustaba lo que veía, lo que saboreaba, lo que tocaba.
Los movimientos de su lengua sobre su piel la impulsaban a buscarlo más. Se dio cuenta de que mucho de lo que ocurría en ese momento no era más que instintivo, que el roce no era más que buscar sin tregua ese calor, esa sensación placentera que seguro se magnificaría por mucho cuando lo tuviera dentro. Pensar en eso, en lo fácil que era solo quitarse las bragas, abrirle el pantalón y dejarlo hacer lo que quisiera, de pronto se le metió en la cabeza como una onda expansiva, como un golpe contundente. Tenía que dejarlo entrar, tenía que sentirlo, tenía que moverse así, pero sin toda esa ropa de por medio.
-No no, no puedo más.
Se lo dijo con la respiración entrecortada, con el ceño fruncido como si estuviera enfadada, desviando la mirada hacia otro lado. No era que no quisiera, era que de verdad no podía. Ya había desafiado demasiado sus estándares como para encima entregarse a él en medio de un arrebato de locura en un lugar anónimo del bosque. No iba a ser así, ya lo había decidido y su decisión podía más que todo eso.
Detuvo los movimientos de su cuerpo, o más bien, simplemente los hizo más lentos aunque eso no los volvió precisamente menos torturante. Todavía lo sentía, ese calor, ese ataque de necesidad producido por el roce entre sus cuerpos, de hecho era como si lo sintiera potencializado. No quería parar, no quería que él empezara a perder el control pero tampoco detenerse de eso, que era lo que tenían por el momento. Por eso se serenó, respiró profundo, evitó que se le notara la manera en que se agitaba. Le tomó la cara con las dos manos y lo besó con suavidad, coordinando el resto de su cuerpo con la danza de su lengua buscando la de él; un ritmo suave, cadencioso, que parecía no buscar nada pero que lo encendía todo.
-Me gustas mucho, pero tengo voluntad de acero.
Más o menos.
-Si todo va bien, sí, voy a follarte así.
Siguió empujando la cadera hacia él, siguiendo los movimientos que como era natural, él coordinaba y manejaba. Él era quien tenía las riendas en eso, tal como Milena las había tenido en su momento. El asunto funcionaba así, ella no tenía problemas con eso en tanto fuera encontrando su propio ritmo. Dejó que le desabotonara la blusa, que hiciera a un lado sus sostén. Bajó la mirada para ver cómo lo hacia, la manera en que ponía su boca sobre sus pechos; sus gestos, que la ayudaban a adivinar cuanto le gustaba lo que veía, lo que saboreaba, lo que tocaba.
Los movimientos de su lengua sobre su piel la impulsaban a buscarlo más. Se dio cuenta de que mucho de lo que ocurría en ese momento no era más que instintivo, que el roce no era más que buscar sin tregua ese calor, esa sensación placentera que seguro se magnificaría por mucho cuando lo tuviera dentro. Pensar en eso, en lo fácil que era solo quitarse las bragas, abrirle el pantalón y dejarlo hacer lo que quisiera, de pronto se le metió en la cabeza como una onda expansiva, como un golpe contundente. Tenía que dejarlo entrar, tenía que sentirlo, tenía que moverse así, pero sin toda esa ropa de por medio.
-No no, no puedo más.
Se lo dijo con la respiración entrecortada, con el ceño fruncido como si estuviera enfadada, desviando la mirada hacia otro lado. No era que no quisiera, era que de verdad no podía. Ya había desafiado demasiado sus estándares como para encima entregarse a él en medio de un arrebato de locura en un lugar anónimo del bosque. No iba a ser así, ya lo había decidido y su decisión podía más que todo eso.
Detuvo los movimientos de su cuerpo, o más bien, simplemente los hizo más lentos aunque eso no los volvió precisamente menos torturante. Todavía lo sentía, ese calor, ese ataque de necesidad producido por el roce entre sus cuerpos, de hecho era como si lo sintiera potencializado. No quería parar, no quería que él empezara a perder el control pero tampoco detenerse de eso, que era lo que tenían por el momento. Por eso se serenó, respiró profundo, evitó que se le notara la manera en que se agitaba. Le tomó la cara con las dos manos y lo besó con suavidad, coordinando el resto de su cuerpo con la danza de su lengua buscando la de él; un ritmo suave, cadencioso, que parecía no buscar nada pero que lo encendía todo.
-Me gustas mucho, pero tengo voluntad de acero.
Más o menos.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
SI claro, tan controlada la situación que ya me estaba deshaciendo mientras las caderas de Pearlie iban y venían con más ansiedad a cada puto segundo. Tenía muy claro que no deseaba que las cosas se precipitaran con ella, y de verdad consideraba importante que la primera vez que folláramos fuera en el lugar indicado y no en un puto bosque de manera tan improvisada. Ni siquiera sabía si la chica había follado alguna vez, y no podía hacer otra cosa más que imaginarme que sí, después de todo ¿quién coño en estos tiempos es virgen a los 17?, sobre todo una chica de familia adinerada que, según mi experiencia y por muy tímidas que puedan parecer, eran más propensas a dar rienda suelta a sus impulsos a escondidas en las grandes habitaciones de sus jodidas mansiones y tal. Esperaba que no hubiera sido ese tal Lucian el cabrón que la hubiera desvirgado…
Pensé en eso en un lapso de dos segundos y luego todo se borro de nuevo. Mis ojos enfocaron la expresión de su rostro y me di cuenta que si uno de los dos no paraba todo aquello a tiempo, se convertiría en algo jodidamente sencillo despojarse de lo que hiciera falta y terminar por concretarlo. Si me apuran, hasta podría decir que ya estábamos follando, y no hace falta más que pensar en el cómo follan las lesbianas, es decir… es puro roce y tal, justo lo que estábamos haciendo con unos milímetros de tela mojada de por medo. Ya estaba hecho, no tendría nada de complicado simplemente hacer a un lado esas pequeñas bragas y…
Mi lengua atrapó de nuevo la superficie de sus tetas y mis manos se aferraron a sus caderas, incitándola a moverse más rápido, con mayor contundencia, provocando que el roce fuera todavía más certero y más imposible de evitar. La puta línea entre lo que deseaba permitir y lo que no se desvanecía rápidamente, y ya no podía pensar en otra puta cosa que no fuera esa sensación provocada por sus movimientos que crecía y crecía con cada segundo que iba transcurriendo. La besé, mis manos tomaron la tela de sus bragas con mucha fuerza, como si en cualquier momento fuera capaz de arrancarlas y deshacerme de ese obstáculo de una vez por todas. Entonces escuché su voz, ese sonido de alerta que logró abrirse paso entre los nubarrones que se generaban en mi cabeza y me impedían pensar.
Desperté en tan solo un instante y me percaté de todo, de mi pecho que iba y venía tan apresurado como el de Pearlie, del viento frío que golpeo mi frente humedecida por el sudor, de esa raíz aleatoria que incomodaba mi espalda que permanecía apoyada contra el árbol. Perl continuaba moviéndose sobre mí, y la sensación de ello seguía siendo peligrosamente placentera pero ahora mi cabeza era capaz de pensar de nuevo, o más bien, de concentrarse en ese otro yo que quería actuar correctamente por primera vez. Por supuesto que me era posible, pero joder… era tremendamente complicado.
-Yo la verdad no, pero no quiero que te quites o me va a dar algo, de verdad. Al menos deja que… que me relaje un poco, pero no me quites esto de golpe. Es como la droga, ¿sabes?, si me la quitas de forma precipitada me puedo llegar a morir, es de verdad-
Le sonreí y volví a buscar sus labios mientras mis manos dejaban en paz sus caderas y optaban por tocar suavemente sus tetas. Respiré profundo mientras la besaba y traté de concentrarme más en ello, en la sensación que provocaban sus labios y su lengua en lugar de preocuparme por su coño y mi sexo que aun parecía querer atravesar violentamente toda esa puta tela y terminar por obtener su ansiado premio. Pero tendrías que esperar, amigo mío, estabas muy puto acostumbrado a tenerlo todo cuando querías en el momento que querías, pero ahora te tocaba ser paciente y esperar.
-Cuéntame algo, lo que sea… o te juro que a la próxima vas a desear no detenerme-
Pensé en eso en un lapso de dos segundos y luego todo se borro de nuevo. Mis ojos enfocaron la expresión de su rostro y me di cuenta que si uno de los dos no paraba todo aquello a tiempo, se convertiría en algo jodidamente sencillo despojarse de lo que hiciera falta y terminar por concretarlo. Si me apuran, hasta podría decir que ya estábamos follando, y no hace falta más que pensar en el cómo follan las lesbianas, es decir… es puro roce y tal, justo lo que estábamos haciendo con unos milímetros de tela mojada de por medo. Ya estaba hecho, no tendría nada de complicado simplemente hacer a un lado esas pequeñas bragas y…
Mi lengua atrapó de nuevo la superficie de sus tetas y mis manos se aferraron a sus caderas, incitándola a moverse más rápido, con mayor contundencia, provocando que el roce fuera todavía más certero y más imposible de evitar. La puta línea entre lo que deseaba permitir y lo que no se desvanecía rápidamente, y ya no podía pensar en otra puta cosa que no fuera esa sensación provocada por sus movimientos que crecía y crecía con cada segundo que iba transcurriendo. La besé, mis manos tomaron la tela de sus bragas con mucha fuerza, como si en cualquier momento fuera capaz de arrancarlas y deshacerme de ese obstáculo de una vez por todas. Entonces escuché su voz, ese sonido de alerta que logró abrirse paso entre los nubarrones que se generaban en mi cabeza y me impedían pensar.
Desperté en tan solo un instante y me percaté de todo, de mi pecho que iba y venía tan apresurado como el de Pearlie, del viento frío que golpeo mi frente humedecida por el sudor, de esa raíz aleatoria que incomodaba mi espalda que permanecía apoyada contra el árbol. Perl continuaba moviéndose sobre mí, y la sensación de ello seguía siendo peligrosamente placentera pero ahora mi cabeza era capaz de pensar de nuevo, o más bien, de concentrarse en ese otro yo que quería actuar correctamente por primera vez. Por supuesto que me era posible, pero joder… era tremendamente complicado.
-Yo la verdad no, pero no quiero que te quites o me va a dar algo, de verdad. Al menos deja que… que me relaje un poco, pero no me quites esto de golpe. Es como la droga, ¿sabes?, si me la quitas de forma precipitada me puedo llegar a morir, es de verdad-
Le sonreí y volví a buscar sus labios mientras mis manos dejaban en paz sus caderas y optaban por tocar suavemente sus tetas. Respiré profundo mientras la besaba y traté de concentrarme más en ello, en la sensación que provocaban sus labios y su lengua en lugar de preocuparme por su coño y mi sexo que aun parecía querer atravesar violentamente toda esa puta tela y terminar por obtener su ansiado premio. Pero tendrías que esperar, amigo mío, estabas muy puto acostumbrado a tenerlo todo cuando querías en el momento que querías, pero ahora te tocaba ser paciente y esperar.
-Cuéntame algo, lo que sea… o te juro que a la próxima vas a desear no detenerme-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
Se rió mucho por la mentira infame de Joe de que quitarle eso de forma precipitada lo iba a hacer morir. Negó con la cabeza y le dio una pequeña bofetada sin dolor por haber dicho semejante cosa antes de volverlo a besar, apretándose más contra él, haciéndole caso en eso de no dejarlo de forma precipitada, ni de golpe. Le era difícil ordenar sus sensaciones pero estaba siendo lo más sensata que podía, incluso aunque no había dejado de moverse, ella también sentía que se iba a morir si dejaba de tenerlo de forma precipitada. A ese ritmo, lento y cadencioso, se sentía capaz de mantener la cordura aunque por momentos lanzara suspiros porque no había ninguna diferencia en la sensación placentera que le llenaba de calor las mejillas.
¿Qué le contara algo? ¿De verdad pensaba que se le ocurría algo que contar cuando estaba sintiendo todo eso? Con mucho esfuerzo le sonrió de nuevo, mientras buscaba algo que contarle que no sonara como una absoluta estupidez –aunque todo iba a sonar así de todos modos, anteponiéndolo al sabor de su boca- lo siguió besando, mordiéndole los labios. Luego pasó a besar sus mejillas, intercalando los besos en un lado y en otro.
-¿Sabes qué he estado pensando últimamente?... Que debería involucrarme en la radio, con mamá,… es directora de la WWN…. Creo que cada vez estoy menos convencida de las Leyes Mágicas,… pero…creo que eso es solo porque el profesor sigue con su virus y no hay suplente…me gusta todo pero no estoy aprendiendo gran cosa….
Hablaba sobre sus posibilidades en el futuro al mismo tiempo que se movía encima de él, que lo afianzaba con sus piernas. Dejó escapar otro hondo suspiro, y luego ladeó el rostro como pidiéndole que le besara el cuello. Y ahora sí, se moría de ganas de quitarle la camiseta, de sentir su torso directo contra su piel. Tomó los bordes de la camiseta de Joseph y tiró de ella hacia arriba para quitársela. Lo recorrió con las manos y luego se inclinó para besar su clavícula. Volvió a pegar su cuerpo al de él, sintiendo un agradable tirón en la columna cuando sus pechos ejercieron presión sobre sus tatuajes.
-Podría hacer un programa con Sofie, ella tiene linda voz para la radio…¿crees que yo funcionaría también? …sé….sé que mamá no me diría que no.
Los escalofríos en los costados de su cuerpo –no tenía idea de por qué los sentía ahí, como cosquillas- se intensificaron en tanto lo sentía más duro a través de la ropa, apartó de él las caderas un poco solo para tocarlo. Le sonrió en automático.
-¿Crees que pueda hacerte terminar con la mano? No quiero que te mueras.
¿Qué le contara algo? ¿De verdad pensaba que se le ocurría algo que contar cuando estaba sintiendo todo eso? Con mucho esfuerzo le sonrió de nuevo, mientras buscaba algo que contarle que no sonara como una absoluta estupidez –aunque todo iba a sonar así de todos modos, anteponiéndolo al sabor de su boca- lo siguió besando, mordiéndole los labios. Luego pasó a besar sus mejillas, intercalando los besos en un lado y en otro.
-¿Sabes qué he estado pensando últimamente?... Que debería involucrarme en la radio, con mamá,… es directora de la WWN…. Creo que cada vez estoy menos convencida de las Leyes Mágicas,… pero…creo que eso es solo porque el profesor sigue con su virus y no hay suplente…me gusta todo pero no estoy aprendiendo gran cosa….
Hablaba sobre sus posibilidades en el futuro al mismo tiempo que se movía encima de él, que lo afianzaba con sus piernas. Dejó escapar otro hondo suspiro, y luego ladeó el rostro como pidiéndole que le besara el cuello. Y ahora sí, se moría de ganas de quitarle la camiseta, de sentir su torso directo contra su piel. Tomó los bordes de la camiseta de Joseph y tiró de ella hacia arriba para quitársela. Lo recorrió con las manos y luego se inclinó para besar su clavícula. Volvió a pegar su cuerpo al de él, sintiendo un agradable tirón en la columna cuando sus pechos ejercieron presión sobre sus tatuajes.
-Podría hacer un programa con Sofie, ella tiene linda voz para la radio…¿crees que yo funcionaría también? …sé….sé que mamá no me diría que no.
Los escalofríos en los costados de su cuerpo –no tenía idea de por qué los sentía ahí, como cosquillas- se intensificaron en tanto lo sentía más duro a través de la ropa, apartó de él las caderas un poco solo para tocarlo. Le sonrió en automático.
-¿Crees que pueda hacerte terminar con la mano? No quiero que te mueras.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
O cuando menos, si no me moría, seguro si me provocaba un ataque de nervios digno de puto hospital psiquiátrico. Por fortuna, Pearlie no era una de esas perras a las que le gustaba jugar con la debilidad humana, y no se quito de encima ni se detuvo de inmediato solo para probar las consecuencias, en vez de eso continuó con ese ritmo lento y cadencioso que a pesar de ser igual de torturante, al menos me permitía tratar de concentrarme en otra cosa, como en ese caso sus tetas, sus labios y ese encantador rostro que joder… no podía parar de mirar.
No lo había dicho en serio, pero de pronto la chica comenzó a contarme alguna tontería acerca de la radio y de su madre. Me reí ante tal circunstancia y no me quedo otra más que escuchar atentamente mientras mi sexo seguía siendo torturado con las caricias del suyo. Hablaba acerca de lo poco convencida que se encontraba acerca de su carrera, es decir de Leyes Mágicas, y de involucrarse con la estación de radio de la que su madre era directora. Eso sí que lo sabía, es decir por muy poco que te importaran ese tipo de cosas, tenías que ser muy imbécil como para no saber que Saffron Burroughs era la directora de una de las más importantes radiodifusoras mágicas. Traté y logré comprender aquello que decía aun cuando mi boca y mis manos seguían buscando constantemente las delicias de la piel que tenía a mi alcance.
-¿De verdad?, podrías… podrías seguir en la carrera y no sé… tratar de incursionar un poco en la estación, ¿sabes?... de esa forma… joder ven aquí-
Una cosa era lograr poner atención, y otra muy distinta aventurarse a soltar una oración completa dadas las circunstancias. Busqué su cuello aprovechando que ella misma inclinaba su cabeza, y luego le ayude con la tarea de deshacerme de la puta camiseta que ya debería haberse ido a la mierda desde hace ya un buen rato. Sentir sus tetas presionándose contra mi pecho me provocó un espasmo de escalofrío que traté de disimular atrayéndola más hacia mi cuerpo y acariciando con ambas manos la superficie de su espalda.
-Tu voz es mucho más… encantadora que la de Sofie. Te digo que… lo intentes a ver qué tanto… puede gustarte… y entonces dejas Leyes pero solo si te gusta… tanto…-
La miré directo a los ojos y le sonreí al escuchar sus intenciones. ¿Quién coño podría decir que no a esa proposición?. Asentí con la cabeza y tomé su nuca para besarla con más intensidad mientras sentía las caricias de su mano aun por encima de mis pantalones, cosa que cambiaría si es que ella misma no cambiaba de opinión así de repente. Esperaba que no…
-¿Te confieso algo?, no tardarías mucho. Estoy muy cerca de correrme… de verdad mucho. Cuando termines podría… si quieres… hacer que te corras también-
No lo había dicho en serio, pero de pronto la chica comenzó a contarme alguna tontería acerca de la radio y de su madre. Me reí ante tal circunstancia y no me quedo otra más que escuchar atentamente mientras mi sexo seguía siendo torturado con las caricias del suyo. Hablaba acerca de lo poco convencida que se encontraba acerca de su carrera, es decir de Leyes Mágicas, y de involucrarse con la estación de radio de la que su madre era directora. Eso sí que lo sabía, es decir por muy poco que te importaran ese tipo de cosas, tenías que ser muy imbécil como para no saber que Saffron Burroughs era la directora de una de las más importantes radiodifusoras mágicas. Traté y logré comprender aquello que decía aun cuando mi boca y mis manos seguían buscando constantemente las delicias de la piel que tenía a mi alcance.
-¿De verdad?, podrías… podrías seguir en la carrera y no sé… tratar de incursionar un poco en la estación, ¿sabes?... de esa forma… joder ven aquí-
Una cosa era lograr poner atención, y otra muy distinta aventurarse a soltar una oración completa dadas las circunstancias. Busqué su cuello aprovechando que ella misma inclinaba su cabeza, y luego le ayude con la tarea de deshacerme de la puta camiseta que ya debería haberse ido a la mierda desde hace ya un buen rato. Sentir sus tetas presionándose contra mi pecho me provocó un espasmo de escalofrío que traté de disimular atrayéndola más hacia mi cuerpo y acariciando con ambas manos la superficie de su espalda.
-Tu voz es mucho más… encantadora que la de Sofie. Te digo que… lo intentes a ver qué tanto… puede gustarte… y entonces dejas Leyes pero solo si te gusta… tanto…-
La miré directo a los ojos y le sonreí al escuchar sus intenciones. ¿Quién coño podría decir que no a esa proposición?. Asentí con la cabeza y tomé su nuca para besarla con más intensidad mientras sentía las caricias de su mano aun por encima de mis pantalones, cosa que cambiaría si es que ella misma no cambiaba de opinión así de repente. Esperaba que no…
-¿Te confieso algo?, no tardarías mucho. Estoy muy cerca de correrme… de verdad mucho. Cuando termines podría… si quieres… hacer que te corras también-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
En nada, toda esa locura que estaba diciendo de la radio se le fue de la cabeza, no podían culparla, era cosa de los labios de Joe sobre su cuello. Incluso le facilitó todavía más la tarea haciéndose el cabello a un lado. ¿Dejar leyes? Si lo hubiera estado pensando fríamente, eso no habría ni cruzado por su cabeza, si de por sí ya comenzaba a hacer de su vida un papalote, lo peor que podría terminar haciéndole a su familia sería eso, precisamente. O embarazarse joven, claro, pero eso no iba a pasar.
Ahí el asunto era dejar de pensar, pero tampoco podía darse ese lujo por completo. Por ejemplo, cuando le dijo que podía hacer que ella se corriera también, no se negó en ese momento, más por dejarlo fantasear con eso que por otra cosa, pero ya de entrada no pensaba dejarlo, ¿por qué? Porque ya sabía que si permitía eso, terminaría follándoselo en el bosque, importándole poco lo demás. La idea le provocó un escalofrío, una ansiedad terrible, pero tenía que seguir siendo fuerte.
Bajó la vista momentáneamente y dejó de tocarlo para desabrochar su cinturón con las dos manos. Sentía como su propia respiración se aceleraba conforme más cerca estaba de lograr sus objetivos. Le sonrió una vez, mirándolo fugazmente antes de terminar de desabrochar la pretina y hacerse espacio para meter la mano y sentirlo firme. Lo rodeó, quizá con demasiada delicadeza y antes de hacer cualquier cosa, le buscó los labios.
-Es la primera vez que hago esto, así que ayúdame, ¿quieres? Dime cómo te gusta.
De todos modos lo que hacía seguía siendo instintivo, se acomodó mejor encima de él, a una distancia prudente para no estorbarse a ella misma pero poder seguirlo besando. Y ya no tenía ganas de hablar de planes a futuro en la carrera, o de leyes, ni de nada. Hubiera querido estar a plena luz del día para ver sus expresiones; le gustaba cuando parecía que fruncía el ceño aunque ya se había dado cuenta de que no era una expresión de molestia como las que le había visto muchas veces antes, sino como si contuviera su placer y terminara canalizándolo en un gesto de enfado, pero absurdamente atractivo.
-¿Así está bien?
Su mano subía y bajaba, con un ritmo específico y fijo, que no era demasiado veloz como si tuviera miedo de hacer una tontería, tampoco demasiado lento para que no pareciera una canción de cuna. Lo tocaba con firmeza, pero estaba esperando las lecciones adecuadas.
Ahí el asunto era dejar de pensar, pero tampoco podía darse ese lujo por completo. Por ejemplo, cuando le dijo que podía hacer que ella se corriera también, no se negó en ese momento, más por dejarlo fantasear con eso que por otra cosa, pero ya de entrada no pensaba dejarlo, ¿por qué? Porque ya sabía que si permitía eso, terminaría follándoselo en el bosque, importándole poco lo demás. La idea le provocó un escalofrío, una ansiedad terrible, pero tenía que seguir siendo fuerte.
Bajó la vista momentáneamente y dejó de tocarlo para desabrochar su cinturón con las dos manos. Sentía como su propia respiración se aceleraba conforme más cerca estaba de lograr sus objetivos. Le sonrió una vez, mirándolo fugazmente antes de terminar de desabrochar la pretina y hacerse espacio para meter la mano y sentirlo firme. Lo rodeó, quizá con demasiada delicadeza y antes de hacer cualquier cosa, le buscó los labios.
-Es la primera vez que hago esto, así que ayúdame, ¿quieres? Dime cómo te gusta.
De todos modos lo que hacía seguía siendo instintivo, se acomodó mejor encima de él, a una distancia prudente para no estorbarse a ella misma pero poder seguirlo besando. Y ya no tenía ganas de hablar de planes a futuro en la carrera, o de leyes, ni de nada. Hubiera querido estar a plena luz del día para ver sus expresiones; le gustaba cuando parecía que fruncía el ceño aunque ya se había dado cuenta de que no era una expresión de molestia como las que le había visto muchas veces antes, sino como si contuviera su placer y terminara canalizándolo en un gesto de enfado, pero absurdamente atractivo.
-¿Así está bien?
Su mano subía y bajaba, con un ritmo específico y fijo, que no era demasiado veloz como si tuviera miedo de hacer una tontería, tampoco demasiado lento para que no pareciera una canción de cuna. Lo tocaba con firmeza, pero estaba esperando las lecciones adecuadas.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
Demasiado encendido como para no pensar en hacerle mil cosas aun cuando entre todas esas no estuviera incluido penetrarla; demasiado temeroso de cagarla como para aventurarme a realizar algún movimiento en falso que lo arruinara todo. La promesa ya estaba hecha y se la iba a cumplir, tan seguro de ello estaba que efectivamente, consideraba una perfecta idea que ella buscara hacerme correr de una forma alternativa, porque de lo contrario, mis huevos corrían peligro de terminar explotando en cualquier momento… o al menos así se sentía.
No podía dejar de seguir buscando su cuello y sus tetas mientras ella hacía lo propio para desabrocharme el puto cinturón, y deje que se encargara de todo sin ayuda alguna porque me parecía jodidamente sexy que lo hiciera por su propia cuenta, cosas mías. Busqué su mirada y ella solo me miró por un instante antes de, por fin, bajar la cremallera y meter su delicada mano hasta hacerse de la firmeza de mi sexo; entonces cerré los ojos tan solo por unos momentos como si de esa forma pudiera ser más consciente de aquel contacto.
Reaccioné moviendo mi cabeza hacia en frente al sentir sus labios para tratar de atraparlos entre los míos, y luego le sonreí al escuchar que esa era la primera vez que hacía algo parecido. La declaración me era más sorpresiva de lo que se imaginan, y es que con todo y esa pinta de chica virginal que Pearlie se cargaba, era jodidamente complicado pensar que nunca antes lo hubiera hecho. La volví a besar y luego tomé suavemente la mano que me rodeaba e hice que la estrechara solo un poco más, acompañando el movimiento que ella ya había iniciado.
-¿Estás segura?, porque no podrías estar haciéndolo mejor...-
Solo había bastado que Pearlie me tomara con un poco más de firmeza para que comenzara a provocar ese infame cosquilleo que con el paso de los minutos, de seguir así, crecería hasta lo más alto. En esos instantes no podía tener ni puta idea de si aquello que había dicho era verdad, pero a juzgar por lo que estaba haciendo, ciertamente no parecía ser su maldita primera vez. Es cierto que hasta antes de ese contacto, sus caderas habían conseguido avanzar un tramo bastante grande, pero de hacerlo torpemente (como muchísimas chicas) lo único que habría conseguido hubiera sido alejar todas esas sensaciones y hacer que fuera yo quien terminara por realizar el trabajo.
-Un poco más rápido, ya casi…
Pero no joder, la mano de Pearlie iba y venía y yo definitivamente dejé de acompañar el movimiento para simplemente dejarlo ir, llenarme de esa corriente eléctrica que se iba apoderando de mi sexo y acompañándolo todo con el rostro perfecto de Pearlie justo en frente de mis ojos, viendo esa curiosidad buscar las reacciones de mi rostro al mismo tiempo que se sabía dueña de toda mi voluntad. Terminé por correrme entre sus dedos, siendo presa de varios espasmos incontrolables mientras rogaba porque la chica no se detuviera en medio de todo eso, deshaciéndome y apaciguando de ese modo todas esas ansias acumuladas que se habían generado a lo largo de ese rato. Cuando todo finalizó y solo quedaban esas pequeñas corrientes viajando a través de mis piernas, miré de nuevo su rostro y entonces me di cuenta que joder… tenía más ganas de follármela que nunca.
-Felicia por dios… eres… eres hermosa, absolutamente hermosa-
La volví a besar sin importarme que mi aliento necesitara jalar oxígeno de forma urgente. Luego de eso saqué la varita de la chaqueta que se encontraba en el suelo y lance un par de fregotegos para limpiar el desastre y tal. Eso es lo malo de cuando un hombre se corre… al final terminas ensuciándolo todo y matando también cualquier puto manto de romanticismo que pudiera existir.
No podía dejar de seguir buscando su cuello y sus tetas mientras ella hacía lo propio para desabrocharme el puto cinturón, y deje que se encargara de todo sin ayuda alguna porque me parecía jodidamente sexy que lo hiciera por su propia cuenta, cosas mías. Busqué su mirada y ella solo me miró por un instante antes de, por fin, bajar la cremallera y meter su delicada mano hasta hacerse de la firmeza de mi sexo; entonces cerré los ojos tan solo por unos momentos como si de esa forma pudiera ser más consciente de aquel contacto.
Reaccioné moviendo mi cabeza hacia en frente al sentir sus labios para tratar de atraparlos entre los míos, y luego le sonreí al escuchar que esa era la primera vez que hacía algo parecido. La declaración me era más sorpresiva de lo que se imaginan, y es que con todo y esa pinta de chica virginal que Pearlie se cargaba, era jodidamente complicado pensar que nunca antes lo hubiera hecho. La volví a besar y luego tomé suavemente la mano que me rodeaba e hice que la estrechara solo un poco más, acompañando el movimiento que ella ya había iniciado.
-¿Estás segura?, porque no podrías estar haciéndolo mejor...-
Solo había bastado que Pearlie me tomara con un poco más de firmeza para que comenzara a provocar ese infame cosquilleo que con el paso de los minutos, de seguir así, crecería hasta lo más alto. En esos instantes no podía tener ni puta idea de si aquello que había dicho era verdad, pero a juzgar por lo que estaba haciendo, ciertamente no parecía ser su maldita primera vez. Es cierto que hasta antes de ese contacto, sus caderas habían conseguido avanzar un tramo bastante grande, pero de hacerlo torpemente (como muchísimas chicas) lo único que habría conseguido hubiera sido alejar todas esas sensaciones y hacer que fuera yo quien terminara por realizar el trabajo.
-Un poco más rápido, ya casi…
Pero no joder, la mano de Pearlie iba y venía y yo definitivamente dejé de acompañar el movimiento para simplemente dejarlo ir, llenarme de esa corriente eléctrica que se iba apoderando de mi sexo y acompañándolo todo con el rostro perfecto de Pearlie justo en frente de mis ojos, viendo esa curiosidad buscar las reacciones de mi rostro al mismo tiempo que se sabía dueña de toda mi voluntad. Terminé por correrme entre sus dedos, siendo presa de varios espasmos incontrolables mientras rogaba porque la chica no se detuviera en medio de todo eso, deshaciéndome y apaciguando de ese modo todas esas ansias acumuladas que se habían generado a lo largo de ese rato. Cuando todo finalizó y solo quedaban esas pequeñas corrientes viajando a través de mis piernas, miré de nuevo su rostro y entonces me di cuenta que joder… tenía más ganas de follármela que nunca.
-Felicia por dios… eres… eres hermosa, absolutamente hermosa-
La volví a besar sin importarme que mi aliento necesitara jalar oxígeno de forma urgente. Luego de eso saqué la varita de la chaqueta que se encontraba en el suelo y lance un par de fregotegos para limpiar el desastre y tal. Eso es lo malo de cuando un hombre se corre… al final terminas ensuciándolo todo y matando también cualquier puto manto de romanticismo que pudiera existir.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
Siguió sus instrucciones. Por momentos bajaba la vista para contemplar como su mano subía y bajaba, cubriéndolo, pero prefería por encima de todo, aprenderse sus expresiones, esa forma de fruncir el ceño…no puedo evitar imaginarse que esa misma cara haría cuando lo rodeara con algo más que su mano, pero por el momento, ella misma seguía conteniéndose, no iba a dejar que nada se interpusiera entre ella y su voluntad. Ni quería descubrir tan pronto si las intenciones de Joe eran simplemente follársela y luego dejarla, por más que todos los instintos le dijeran que no era así; ¿ella qué iba a saber de eso?. Por el momento disfrutaba tener ese control, disfrutaba escucharlo y aprender de él.
Y sentía que estaba muy mojada, que de verdad quería hacerlo con él ya mismo, pero por suerte, sus pensamientos se difuminaron cuando él se corrió entre sus dedos. No se detuvo hasta que la volvió a mirar. Retiró la mano sin saber muy bien qué hacer, si limpiarse en el pasto, si usar su falda -¡no!- o si pedirle que mejor le prestara su camiseta, pero por suerte, luego de besarla, él se encargaba de dejarla completamente limpia –y dejarse a sí mismo, de paso- como si ahí no hubiera pasado nada.
-Gracias.
Le dijo por aquello de que era absolutamente hermosa, no porque la hubiera limpiado. Se sonrojó, aunque pensó que ya se le había pasado esa etapa con Joe y hasta bajó la mirada apenada como si le diera más vergüenza ese halago dicho con tanta seguridad, que haberlo visto correrse en su mano, igual él podría no notar su sonrojo por la penumbra engañosa. Se había quedado sentada a un lado de él, pero de frente, por eso bastaba que estirara un poco hacia adelante el cuerpo para poder besarlo otra vez.
-Voy a mejorar, lo prometo.
Porque suponía que con hacerlo una vez no iba a hacerse experta, pero que ya iría averiguando cómo eran las cosas, qué se podía pulir y todo eso. Quería hacerlo sentir bien, que se quedara con ella, que no necesitara otra cosa. Y no le estaba pidiendo que le devolviera el favor, lo dicho, no creía que fuera muy prudente de su parte así que sin pensarlo, volvió a acomodarse entre sus piernas, de nuevo con la espalda contra su pecho sin decir una sola palabra, solo dejó escapar un hondo suspiro de satisfacción y tiró de sus brazos para que la rodeara por la cintura y la abrazara. Luego recargó su cabeza sobre su pecho, si miraba de reojo, alcanzaba a ver parte de su barbilla, pero seguro que se iba a quedar bizca si seguía haciendo ese gesto tonto. Ahora sí podría, con toda seguridad, quedarse dormida entre sus brazos, pero todavía quería saber cosas, hablar con él, seguir escuchando su voz.
Y sentía que estaba muy mojada, que de verdad quería hacerlo con él ya mismo, pero por suerte, sus pensamientos se difuminaron cuando él se corrió entre sus dedos. No se detuvo hasta que la volvió a mirar. Retiró la mano sin saber muy bien qué hacer, si limpiarse en el pasto, si usar su falda -¡no!- o si pedirle que mejor le prestara su camiseta, pero por suerte, luego de besarla, él se encargaba de dejarla completamente limpia –y dejarse a sí mismo, de paso- como si ahí no hubiera pasado nada.
-Gracias.
Le dijo por aquello de que era absolutamente hermosa, no porque la hubiera limpiado. Se sonrojó, aunque pensó que ya se le había pasado esa etapa con Joe y hasta bajó la mirada apenada como si le diera más vergüenza ese halago dicho con tanta seguridad, que haberlo visto correrse en su mano, igual él podría no notar su sonrojo por la penumbra engañosa. Se había quedado sentada a un lado de él, pero de frente, por eso bastaba que estirara un poco hacia adelante el cuerpo para poder besarlo otra vez.
-Voy a mejorar, lo prometo.
Porque suponía que con hacerlo una vez no iba a hacerse experta, pero que ya iría averiguando cómo eran las cosas, qué se podía pulir y todo eso. Quería hacerlo sentir bien, que se quedara con ella, que no necesitara otra cosa. Y no le estaba pidiendo que le devolviera el favor, lo dicho, no creía que fuera muy prudente de su parte así que sin pensarlo, volvió a acomodarse entre sus piernas, de nuevo con la espalda contra su pecho sin decir una sola palabra, solo dejó escapar un hondo suspiro de satisfacción y tiró de sus brazos para que la rodeara por la cintura y la abrazara. Luego recargó su cabeza sobre su pecho, si miraba de reojo, alcanzaba a ver parte de su barbilla, pero seguro que se iba a quedar bizca si seguía haciendo ese gesto tonto. Ahora sí podría, con toda seguridad, quedarse dormida entre sus brazos, pero todavía quería saber cosas, hablar con él, seguir escuchando su voz.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Ouch, MI DEDO! ò_ó
La primera vez que me había corrido gracias a las caricias de otra persona había sido a los 14 años, justo con una Peach Finnerty que me había hecho el favor de enseñarme unas cuantas cosas además de mostrarme sus habilidades adquiridas para ese entonces. Y así se los digo, desde ese día, no recordaba haber disfrutado tanto de una puta paja como hasta esa misma noche en la que Pearlie había decidido aliviar mi ansiedad. Lo había conseguido, pero ahora las ganas de follármela eran más fuertes que antes y eso mismo sería el motor para tratar de ser paciente el tiempo que me fuera posible, o más bien, el tiempo que a ella se le diera la puta gana.
-No no no, no te atrevas a dar las gracias. En todo caso el que debe dar las gracias soy yo, mira cómo me has dejado-
Le sonreí y volví a buscar sus labios. Debería estar avergonzado, es decir joder… me le había declarado y le había pedido que fuera mi chica mientras le lamía las tetas y le tocaba el coño, en lugar de hacerlo en una maldita cena elegante en un lugar caro, tal y como lo requerían los cánones de conquista. No es que fuera algo de lo que me hubiera preocupado alguna vez, pero mierda… era Pearlie Burroughs!. Mi abuela me diría que soy un cerdo cabrón, mi madre que no soy más que un desgraciado aprovechado, y Miller… bueno, Miller más bien me obsequiaría un puto Mustang o algo así.
-No necesitas mejorar nada, ¿sabes?, con un par de veces serás una experta, te lo digo yo-
Volví a besarla mientras mis manos le acariciaban el cuello y los hombros, y luego incluso me encargué de abotonarle la blusa para luego volver a recibirla tal y como lo había hecho antes, con mi espalda aun pegada al tronco del árbol y la suya sobre mi pecho. Fue esa misma noche, en esos momentos después de lo que había sucedido, en la que decidí que las cosas tenían que ser diferentes con Pearlie, que ya estaba cansado de echarlo a perder todo y en que esa era la primera vez que sentía que bien valía la pena sacrificarse un poco, es decir saben a lo que me refiero… ser un poco menos cabrón de lo que acostumbraba, o al menos dejar de serlo solo para ella.
-Felicia sé que puede parecer muy pronto… pero quiero que sepas que eres importante, joder de verdad lo eres. No voy a permitir que nada de esto salga mal, ¿sabes de lo que estoy hablando?, de verdad no voy a permitir que nada nos pase, en cualquier puto sentido. Te voy a cuidar mejor de lo que nadie podría, y vas a estar bien conmigo… ya lo decidí, y eso es lo que va a pasar.-
Y si se te ocurre mandarme al diablo ni creas que te vas a deshacer de mí fácilmente. No, mejor hazte a la idea de que voy a estar en tu puta vida hasta la eternidad, así te mudes a la puta China o a donde diablos quieras, voy a estar ahí… amándote y dejando que me ames, o jodiéndote la existencia hasta que te des cuenta que no vas a poder estar bien si no es conmigo. Aquello obviamente no se lo dije, pero lo pensé… joder que lo pensé, y me pareció bien.
-No no no, no te atrevas a dar las gracias. En todo caso el que debe dar las gracias soy yo, mira cómo me has dejado-
Le sonreí y volví a buscar sus labios. Debería estar avergonzado, es decir joder… me le había declarado y le había pedido que fuera mi chica mientras le lamía las tetas y le tocaba el coño, en lugar de hacerlo en una maldita cena elegante en un lugar caro, tal y como lo requerían los cánones de conquista. No es que fuera algo de lo que me hubiera preocupado alguna vez, pero mierda… era Pearlie Burroughs!. Mi abuela me diría que soy un cerdo cabrón, mi madre que no soy más que un desgraciado aprovechado, y Miller… bueno, Miller más bien me obsequiaría un puto Mustang o algo así.
-No necesitas mejorar nada, ¿sabes?, con un par de veces serás una experta, te lo digo yo-
Volví a besarla mientras mis manos le acariciaban el cuello y los hombros, y luego incluso me encargué de abotonarle la blusa para luego volver a recibirla tal y como lo había hecho antes, con mi espalda aun pegada al tronco del árbol y la suya sobre mi pecho. Fue esa misma noche, en esos momentos después de lo que había sucedido, en la que decidí que las cosas tenían que ser diferentes con Pearlie, que ya estaba cansado de echarlo a perder todo y en que esa era la primera vez que sentía que bien valía la pena sacrificarse un poco, es decir saben a lo que me refiero… ser un poco menos cabrón de lo que acostumbraba, o al menos dejar de serlo solo para ella.
-Felicia sé que puede parecer muy pronto… pero quiero que sepas que eres importante, joder de verdad lo eres. No voy a permitir que nada de esto salga mal, ¿sabes de lo que estoy hablando?, de verdad no voy a permitir que nada nos pase, en cualquier puto sentido. Te voy a cuidar mejor de lo que nadie podría, y vas a estar bien conmigo… ya lo decidí, y eso es lo que va a pasar.-
Y si se te ocurre mandarme al diablo ni creas que te vas a deshacer de mí fácilmente. No, mejor hazte a la idea de que voy a estar en tu puta vida hasta la eternidad, así te mudes a la puta China o a donde diablos quieras, voy a estar ahí… amándote y dejando que me ames, o jodiéndote la existencia hasta que te des cuenta que no vas a poder estar bien si no es conmigo. Aquello obviamente no se lo dije, pero lo pensé… joder que lo pensé, y me pareció bien.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Página 2 de 2. • 1, 2
Universidad Brigantia de Estudios Mágicos :: Facultades :: Facultad Cerridwen :: Salón de convivencia
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Jul 15, 2013 1:57 pm por Gerhard Immëndorff
» PANGEA RPG - !UN FORO DIFERENTE! Ven y conócenos.
Sáb Abr 06, 2013 5:04 pm por Morten J. Harket
» Anybody home?
Sáb Abr 06, 2013 4:57 pm por Morten J. Harket
» Morsmorde Era Tom Riddle {Elite} No es cualquier rpg de Hp
Sáb Mar 30, 2013 11:41 am por Invitado
» Morrigan's Mental Asylum FORO NUEVO DE JULIA MCREARY
Lun Mar 25, 2013 2:28 am por Julia McCreary
» San Valentín
Sáb Mar 16, 2013 12:17 am por Aldrich Burroughs
» Necronomicon [Normal]
Vie Mar 08, 2013 1:37 pm por Invitado
» Inferio RPG ~ Afiliación Elite {Nuevos Botones y Nuevo Dominio}
Jue Mar 07, 2013 5:49 pm por Invitado
» Partis Temporus [elite]
Lun Mar 04, 2013 5:04 pm por Invitado
» Into the darkness {Afiliacion Normal}
Lun Feb 25, 2013 6:34 pm por Invitado