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¡Tu ropa!
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¡Tu ropa!
Iba a ser una labor hormiga. Había sido Florence, a regañadientes, la que le había dicho donde estaba Aquila, luego de darle un larguísimo discurso sobre que más le valía no ir por el mismo camino porque se iba a arrepentir y que Aquila no iba a tener una buena vida pero que ella estaba a tiempo de no hacer tonterías y demás cosas. Cosas que a Pearlie le podían pero a las que cada vez parecía prestar menos atención. Si acaso sus compromisos era para con Abner y Abner no le debía nada a quien quiera que estuviese detrás de todo ese lío asqueroso, de hecho, Pearlie lo conocía bien y conocía su pasado de liberal –aunque moderado pero liberal al fin y al cabo- como para que hubiera posibilidad siquiera de que estuviera en algún enredo. No quería tener nada que ver con eso.
Sí sabía que las cosas no iban a ser fáciles para la semiveela pero también que la iba a apoyar en todo lo que pudiera, en cada cosa. Eso incluía, ir por su ropa a la casa que ella en esos momentos no podía pisar. Pearlie no entendía muy bien eso, ella pensaba que Saffron, por ejemplo, jamás le daría la espalda aunque le dijera que se iba a casar con Joe o con alguien de esa calañita. Si acaso le dejaría de hablar una semana o le pondría la regañiza de la vida, pero siempre tendría se apoyo, era una certeza tan fuerte como la de Abner y sus lealtades, que desgraciadamente en este caso, significaban también un poco de ignorancia respecto a todo.
Como fuera, sabía que tenía que ser extremadamente cuidadosa y no ser pillada por absolutamente nadie cuando entrara a la casa de los Lillyvick. Después de hacerse amigas, Aquila le había enseñado una forma fácil de entrar directamente a su cuarto para cuando fuera necesario, o para ahorrar tiempo, o para cuando Pearlie no quería toparse con Octavian –había estado enamoradísima y le daba mucha pena- o cualquier cosa. E iba a usar ese mismo método. Desde la reja de la parte trasera de la casa, tenía que mencionar las palabras “rabanitos bebés” y luego cruzar la reja, así sin más. Era más o menos la misma magia que funcionaba en el anden 9 ¾, aunque solo había estado ahí una vez.
Le había pedido a Milena que la ayudara. Las dos llegaron a la habitación de Aquila y Pearlie se dirigió directo al vestidor, sin hacer nada de ruido. Se habían llevado cierta cantidad de ropa y zapatos sin exagerar para que nadie se diera cuenta rápido. Operación hormiga.
Al día siguiente, le dijo a Milena que la veía en casa de Angus después de las clases, para darle todo eso a Aquila. Tocó la puerta como a eso de las 7:00 pm tras llegar mediante un traslador y fue Aquila quien le abrió. Pearlie le dio la bolsa, la abrazó, le preguntó ochenta veces cómo estaba.
-Ahora vives aquí, ¿quién lo diría?
No era una burla, ni un juicio. De hecho se rió por recordar sus tonterías esa noche. La abrazó de nuevo solo porque sí, porque era todo una locura.
-Por ahora pudimos sacar diez vestidos, diez pares de zapatos, dos abrigos,¡toda tu ropa interior!, cuatro faldas, seis blusas. Necesitaremos otros viajes pero cada que venga a visitarte, traeré más.Lo de los rabanitos bebés sigue funcionando.
Sí sabía que las cosas no iban a ser fáciles para la semiveela pero también que la iba a apoyar en todo lo que pudiera, en cada cosa. Eso incluía, ir por su ropa a la casa que ella en esos momentos no podía pisar. Pearlie no entendía muy bien eso, ella pensaba que Saffron, por ejemplo, jamás le daría la espalda aunque le dijera que se iba a casar con Joe o con alguien de esa calañita. Si acaso le dejaría de hablar una semana o le pondría la regañiza de la vida, pero siempre tendría se apoyo, era una certeza tan fuerte como la de Abner y sus lealtades, que desgraciadamente en este caso, significaban también un poco de ignorancia respecto a todo.
Como fuera, sabía que tenía que ser extremadamente cuidadosa y no ser pillada por absolutamente nadie cuando entrara a la casa de los Lillyvick. Después de hacerse amigas, Aquila le había enseñado una forma fácil de entrar directamente a su cuarto para cuando fuera necesario, o para ahorrar tiempo, o para cuando Pearlie no quería toparse con Octavian –había estado enamoradísima y le daba mucha pena- o cualquier cosa. E iba a usar ese mismo método. Desde la reja de la parte trasera de la casa, tenía que mencionar las palabras “rabanitos bebés” y luego cruzar la reja, así sin más. Era más o menos la misma magia que funcionaba en el anden 9 ¾, aunque solo había estado ahí una vez.
Le había pedido a Milena que la ayudara. Las dos llegaron a la habitación de Aquila y Pearlie se dirigió directo al vestidor, sin hacer nada de ruido. Se habían llevado cierta cantidad de ropa y zapatos sin exagerar para que nadie se diera cuenta rápido. Operación hormiga.
Al día siguiente, le dijo a Milena que la veía en casa de Angus después de las clases, para darle todo eso a Aquila. Tocó la puerta como a eso de las 7:00 pm tras llegar mediante un traslador y fue Aquila quien le abrió. Pearlie le dio la bolsa, la abrazó, le preguntó ochenta veces cómo estaba.
-Ahora vives aquí, ¿quién lo diría?
No era una burla, ni un juicio. De hecho se rió por recordar sus tonterías esa noche. La abrazó de nuevo solo porque sí, porque era todo una locura.
-Por ahora pudimos sacar diez vestidos, diez pares de zapatos, dos abrigos,¡toda tu ropa interior!, cuatro faldas, seis blusas. Necesitaremos otros viajes pero cada que venga a visitarte, traeré más.Lo de los rabanitos bebés sigue funcionando.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
-Ya sé, cállate
Le respondió a Pearlie después de casi llorar por los abrazos por que de verdad le daba gusto verla. Con Florence las cosas eran un tanto distintas, pero de todos modos agradecía a toda la magia que al menos le quedaran algunas amigas, y que hicieran todo eso por ella.
Le sonrió con el inventario tentativo de lo que tenía, lo de toda su ropa interior de verdad la ponía contenta, y no le daba vergüenza que hubiera tenido que vaciar esos cajones. Tampoco le preocupó mucho que Angus empezara a ponerse nervioso con cada vez más cosas en su apartamento. Estaba ahí, intentaba hacerlo su espacio, pero tenía aún muchas reservas por que ese no era su lugar, y a veces sentía que lo molestaba y lo hacía por obligación. Había puesto unas florecillas de esas que tardaban meses en marchitarse en el baño por que le parecía una depresión total, pero no se había atrevido a nada más, salvo a acumular sus cosas en ciertos rincones de casa y a poner sus perfumes y cosas en las repisas de baño por su rutina de siempre.
-Ahh eres la mejor amiga. ¿Milena viene, qué te dijo? Aprendí a usar ese horno muggle donde se hacen palomitas, también aprendí a pedir una pizza, pero seguro que eso hace engordar asquerosamente. De todos modos me gusta. Qué bueno que estás aquí
Le dio otro abrazo encimoso a Pearlie y con toda la confianza del mundo fue hasta el refrigerador, donde curiosamente había un montón de champaña.
La historia de esas botellas era que Aquila había comprado una caja y la tenía guardada bajo la cama de su dormitorio en Cerridwen, era para la post fiesta de su boda, por que era la marca favorita de Jeremiah. Negó con la cabeza dándose cuenta que ahora esas botellas estaban en un refrigerador muggle, en el apartamento de Angus Finnerty. Que todos los planes que tenía se habían esfumado en un par de noches. Sonrió a final de cuentas, le daba gusto estar ahí y no en otra parte.
-¡CHAMPAÑA PEARLIE!... Mira, al menos no tendrás que ponerte ese vestido púrpura de dama de honor que había elegido mi cuñada. Era horrendo.
Empezó a hurgar en lo que le había llevado Pearlie sacando un vestido beige con muchos vuelos que tenía siglos sin usar pero que le encantaba. Se lo sobrepuso y se dio una vuelta, para luego dejarlo botado en el sillón. Sillón donde, por cierto, dormía Karim Malik, a quien tenía que empezar a acostumbrarse, aunque la Universidad no lo dejara estar ahí mucho tiempo. Todo era tan raro que se volvió a reír antes de servirle champaña a Pearl en una taza de café.
Le respondió a Pearlie después de casi llorar por los abrazos por que de verdad le daba gusto verla. Con Florence las cosas eran un tanto distintas, pero de todos modos agradecía a toda la magia que al menos le quedaran algunas amigas, y que hicieran todo eso por ella.
Le sonrió con el inventario tentativo de lo que tenía, lo de toda su ropa interior de verdad la ponía contenta, y no le daba vergüenza que hubiera tenido que vaciar esos cajones. Tampoco le preocupó mucho que Angus empezara a ponerse nervioso con cada vez más cosas en su apartamento. Estaba ahí, intentaba hacerlo su espacio, pero tenía aún muchas reservas por que ese no era su lugar, y a veces sentía que lo molestaba y lo hacía por obligación. Había puesto unas florecillas de esas que tardaban meses en marchitarse en el baño por que le parecía una depresión total, pero no se había atrevido a nada más, salvo a acumular sus cosas en ciertos rincones de casa y a poner sus perfumes y cosas en las repisas de baño por su rutina de siempre.
-Ahh eres la mejor amiga. ¿Milena viene, qué te dijo? Aprendí a usar ese horno muggle donde se hacen palomitas, también aprendí a pedir una pizza, pero seguro que eso hace engordar asquerosamente. De todos modos me gusta. Qué bueno que estás aquí
Le dio otro abrazo encimoso a Pearlie y con toda la confianza del mundo fue hasta el refrigerador, donde curiosamente había un montón de champaña.
La historia de esas botellas era que Aquila había comprado una caja y la tenía guardada bajo la cama de su dormitorio en Cerridwen, era para la post fiesta de su boda, por que era la marca favorita de Jeremiah. Negó con la cabeza dándose cuenta que ahora esas botellas estaban en un refrigerador muggle, en el apartamento de Angus Finnerty. Que todos los planes que tenía se habían esfumado en un par de noches. Sonrió a final de cuentas, le daba gusto estar ahí y no en otra parte.
-¡CHAMPAÑA PEARLIE!... Mira, al menos no tendrás que ponerte ese vestido púrpura de dama de honor que había elegido mi cuñada. Era horrendo.
Empezó a hurgar en lo que le había llevado Pearlie sacando un vestido beige con muchos vuelos que tenía siglos sin usar pero que le encantaba. Se lo sobrepuso y se dio una vuelta, para luego dejarlo botado en el sillón. Sillón donde, por cierto, dormía Karim Malik, a quien tenía que empezar a acostumbrarse, aunque la Universidad no lo dejara estar ahí mucho tiempo. Todo era tan raro que se volvió a reír antes de servirle champaña a Pearl en una taza de café.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Que Pearlie le hubiera contado donde estaba viviendo Aquila ahora resultaba todo un shock para Milena. Porque la respuesta a su "por qué" (es decir, sabía que Finnerty le gustaba y si eso era así era porque muy convencida de su compromiso no estaba, ¿pero no era algo pronto para vivir juntos?) se respondía con un millar de cosas que a ella le tenían completamente anonadada. No sabía nada sobre que los Lillyvick fueran seguidores del señor oscuro y confirmar de esa manera que Angus Finnerty había sido en efecto secuestrado resultaba demasiado para digerir en tan poco tiempo. Le preocupaba él y sobre todo le preocupaba la seguridad de Aquila. Y honestamente, toda la imagen que tenía sobre Madonna Lillyvick se le acababa de destrozar. A su parecer, una veela que defiende de esa manera la pureza de sangre no era otra cosa que una hipócrita. Los Nikonov eran conservadores. Su padre era de ascendencia completamente mágica. Pero jamás, hasta donde tenía consentimiento, habían estado de acuerdo con ideologías tan extremistas y crueles.
Claro que había aceptado a acompañar a Pearlie. Le ponía nerviosa aquello de entrar sin que nadie se diera cuenta pero le había asegurado que tenía un método seguro para hacerlo. Menos mal, porque desde el momento en que había quedado con ella hasta que finalmente salieron de la mansión cargando con la ropa de Aquila, había llevado el cabello esponjado como plumaje desplegado y los ojos brillando como le pasaba siempre que iba enojada, o como se podía inferir con facilidad, asustada.
Le había dejado toda la ropa a Pearlie. Ella, por su parte, había tratado de recolectar algunas cosas que suponía iría a necesitar y que no sabía si había tenido o no oportunidad de sacar de su habitación en Cerridwen, cremas, jabones y demás cosas que no esperaría encontrar en un departamento de solteros. Si ya las tenía, daba igual, le quedaban en reserva.
Había tenido que pedir a Karim que le hiciera un traslador al departamento, porque ella no tenía idea de cómo llegar. Le inquietaba también lo que él tuviera por decir con todo aquel arreglo, ya no solo por lo de que iban a ser tres donde antes eran sólo dos, sino que lo de no querer tomar partido entre Bleeker y Angus iba a volverse aún más complicado...
Así que apareció sentada justo en el sillón-cama-habitación en la sala, llevando consigo la bolsa de cosas que había juntado para Aquila. Lo primero que pensó es que el lugar se veía demasiado diferente cuando era de día y estaba casi vacío.
- Ay, perdón, me retrasé un poco. - Se quedó con los ojos bien abiertos, mirando hacia el muro que tenía en frente con los ojos bien abiertos y expresión de confusión. Los ojos ya no le brillaban, pero incapaz de domar su cabellera había preferido mejor trenzarla.
Se levantó y fue hacia Aquila, abrazándola con fuerza antes de entregarle la bolsa. La estrechó así porque le daba mucho sentimiento el que esa fuera la primera vez que la viera tras enterarse de exactamente cuan peligrosa y difícil era la situación. Tenían que darle algo de tiempo para asimilar todo.
- Toma, es para ti. - Le entregó las cosas y después se acercó a Pearlie para besarla en la mejilla... y darse cuenta de la champagne en la taza de café, cosa que le hizo reír.
Claro que había aceptado a acompañar a Pearlie. Le ponía nerviosa aquello de entrar sin que nadie se diera cuenta pero le había asegurado que tenía un método seguro para hacerlo. Menos mal, porque desde el momento en que había quedado con ella hasta que finalmente salieron de la mansión cargando con la ropa de Aquila, había llevado el cabello esponjado como plumaje desplegado y los ojos brillando como le pasaba siempre que iba enojada, o como se podía inferir con facilidad, asustada.
Le había dejado toda la ropa a Pearlie. Ella, por su parte, había tratado de recolectar algunas cosas que suponía iría a necesitar y que no sabía si había tenido o no oportunidad de sacar de su habitación en Cerridwen, cremas, jabones y demás cosas que no esperaría encontrar en un departamento de solteros. Si ya las tenía, daba igual, le quedaban en reserva.
Había tenido que pedir a Karim que le hiciera un traslador al departamento, porque ella no tenía idea de cómo llegar. Le inquietaba también lo que él tuviera por decir con todo aquel arreglo, ya no solo por lo de que iban a ser tres donde antes eran sólo dos, sino que lo de no querer tomar partido entre Bleeker y Angus iba a volverse aún más complicado...
Así que apareció sentada justo en el sillón-cama-habitación en la sala, llevando consigo la bolsa de cosas que había juntado para Aquila. Lo primero que pensó es que el lugar se veía demasiado diferente cuando era de día y estaba casi vacío.
- Ay, perdón, me retrasé un poco. - Se quedó con los ojos bien abiertos, mirando hacia el muro que tenía en frente con los ojos bien abiertos y expresión de confusión. Los ojos ya no le brillaban, pero incapaz de domar su cabellera había preferido mejor trenzarla.
Se levantó y fue hacia Aquila, abrazándola con fuerza antes de entregarle la bolsa. La estrechó así porque le daba mucho sentimiento el que esa fuera la primera vez que la viera tras enterarse de exactamente cuan peligrosa y difícil era la situación. Tenían que darle algo de tiempo para asimilar todo.
- Toma, es para ti. - Le entregó las cosas y después se acercó a Pearlie para besarla en la mejilla... y darse cuenta de la champagne en la taza de café, cosa que le hizo reír.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Aquila se veía feliz, esa era la verdad. Podían las cosas ser una cochinada pero ella se veía contenta en la forma en que la abrazaba y como le contaba que había aprendido a hacer una pizza. Fue muy bonito imaginar por un momento que estaba ahí porque así había planeado su vida y no porque la casualidad y las feas circunstancias la habían llevado a eso. Como a ella también le gustaban los abrazos encimosos, se los correspondía como era debido. Con ella siempre se había sentido como la hermana menor, aunque nunca le diría una ridiculez parecida. Siendo así, era su deber ser lo más leal posible en sus necesidades.
-Sí, me dijo que vendría. ¡Aaaah yo quiero pizza! Y palomitas, solo las comí en el cine cuando me llevó Malik. ¡Vas a vivir con Malik también! Jaja, te la pasarás bien.
Se rió mucho cuando le dijo del vestido de honor. Ella siempre había pensado que el púrpura no le iba nada mal pero el vestido en sí, claro que no era lo más bonito del mundo. Por un lado sentía feo ya no ser dama de honor, pero siempre quedaba la promesa a futuro de ser dama de honor de Finnerty y Aquila, y supuso que hasta Joe sería padrino de algo. Y claro, casi se cachetea por eso. ¡Qué raras eran las cosas ahora!.
-El color pegaba, pero el diseño…puaj.
Dijo mientras tomaba la taza de café con champaña. Le dio risa de inmediato, pero la risa se le atoró cuando Milena apareció de pronto. Pearlie le hizo cara de “qué susto me diste” y luego se sentó al lado de ella. No se apresuró a servirle de la champaña de Aquila porque consideraba que la chica era ahora como la dueña de la casa y anfitriona oficial o algo así, no que ella pudiera andar sacando cosas de la cocina como la noche de la fiesta.
-Mira qué modernas somos ahora, tomando champaña en tazas de café.
Y viviendo con licántropos, y saliendo con Karims, y besuquando Crawfords en el bosque, eso ni qué decirlo.
-Sí, me dijo que vendría. ¡Aaaah yo quiero pizza! Y palomitas, solo las comí en el cine cuando me llevó Malik. ¡Vas a vivir con Malik también! Jaja, te la pasarás bien.
Se rió mucho cuando le dijo del vestido de honor. Ella siempre había pensado que el púrpura no le iba nada mal pero el vestido en sí, claro que no era lo más bonito del mundo. Por un lado sentía feo ya no ser dama de honor, pero siempre quedaba la promesa a futuro de ser dama de honor de Finnerty y Aquila, y supuso que hasta Joe sería padrino de algo. Y claro, casi se cachetea por eso. ¡Qué raras eran las cosas ahora!.
-El color pegaba, pero el diseño…puaj.
Dijo mientras tomaba la taza de café con champaña. Le dio risa de inmediato, pero la risa se le atoró cuando Milena apareció de pronto. Pearlie le hizo cara de “qué susto me diste” y luego se sentó al lado de ella. No se apresuró a servirle de la champaña de Aquila porque consideraba que la chica era ahora como la dueña de la casa y anfitriona oficial o algo así, no que ella pudiera andar sacando cosas de la cocina como la noche de la fiesta.
-Mira qué modernas somos ahora, tomando champaña en tazas de café.
Y viviendo con licántropos, y saliendo con Karims, y besuquando Crawfords en el bosque, eso ni qué decirlo.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Le frunció el ceño cuando le decía que iba a vivir con Karim Malik como si fuera lo más emocionante del mundo. El tipo no le caía mal, de hecho pensaba que era más decente de lo que parecía por que Milena no podía estar equivocada con alguien, pero de todos modos iba a seguir con sus modos de princesa por siempre, entre ellos el de pensar mal del hippie que vivía en el sofá donde ahora estaban sus vestidos. Después del pop del a botella y los dos primeros tragos en las tazas de café, llegaba Milena.
También la abrazó, dándole mucho gusto que estuviera ahí y quitándole importancia a eso de su retraso; había empezado a ser un poco más relajada respecto a todo, aunque a los dieciséis años un retraso era motivo de enojo para con su círculo de amigas. Las cosas habían cambiado demasiado en todo ese tiempo, lo pensó por un par de segundos sin decir nada, mirándolas ahí en ese apartamento que ahora trataba de hacer suyo, llénándolo de sus cosas de niña, aunque trataba de ser un poco neutral al respecto.
-Gracias, de verdad. Pensé que luego de todo esto no me iba a quedar nada...
Ni nadie; las habia subestimado, era la verdad, pero eso que decía era parecido a una disculpa, y un agradecimiento por estar ahí. Todavía le daba miedo pensar que iba a estar con Finnerty, que no se entendieran a final de cuentas, que terminaran odiándose y ella dándose cuenta que había echado todo a perder por un capricho. Le aterraba que ocurriera, y estaba haciendo esfuerzos diarios por entenderlo y conocerlo, podía decir que les faltaba demasiado para saber mucho uno del otro, pero estaba dispuesta.
-Ya sé, debe ser el nodo mágico. Siéntate en la casa de tu chico, Mila. ¿Y qué, cómo es? Ya sabes, además de el cabello largo y el olor a mercadillo de segunda mano.
Le sacó la lengua después de tenderle una taza de champaña. Lo de la burla maliciosa nunca se le iba a quitar. Lo recordaba de Hogwarts, claro, y Octavian lo había fastidiado alguna vez por sangresucia. Hasta recordó que Angus lo había defendido y se habían peleado. Ese recuerdo enterrado en su memoria la puso un poco incómoda, pero con un trago más de champaña pudo sobrellevarlo.
También la abrazó, dándole mucho gusto que estuviera ahí y quitándole importancia a eso de su retraso; había empezado a ser un poco más relajada respecto a todo, aunque a los dieciséis años un retraso era motivo de enojo para con su círculo de amigas. Las cosas habían cambiado demasiado en todo ese tiempo, lo pensó por un par de segundos sin decir nada, mirándolas ahí en ese apartamento que ahora trataba de hacer suyo, llénándolo de sus cosas de niña, aunque trataba de ser un poco neutral al respecto.
-Gracias, de verdad. Pensé que luego de todo esto no me iba a quedar nada...
Ni nadie; las habia subestimado, era la verdad, pero eso que decía era parecido a una disculpa, y un agradecimiento por estar ahí. Todavía le daba miedo pensar que iba a estar con Finnerty, que no se entendieran a final de cuentas, que terminaran odiándose y ella dándose cuenta que había echado todo a perder por un capricho. Le aterraba que ocurriera, y estaba haciendo esfuerzos diarios por entenderlo y conocerlo, podía decir que les faltaba demasiado para saber mucho uno del otro, pero estaba dispuesta.
-Ya sé, debe ser el nodo mágico. Siéntate en la casa de tu chico, Mila. ¿Y qué, cómo es? Ya sabes, además de el cabello largo y el olor a mercadillo de segunda mano.
Le sacó la lengua después de tenderle una taza de champaña. Lo de la burla maliciosa nunca se le iba a quitar. Lo recordaba de Hogwarts, claro, y Octavian lo había fastidiado alguna vez por sangresucia. Hasta recordó que Angus lo había defendido y se habían peleado. Ese recuerdo enterrado en su memoria la puso un poco incómoda, pero con un trago más de champaña pudo sobrellevarlo.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
- Nenenene, no digas eso, tonterías. - Le dijo a Aquila después de estrujarla un poquito una última vez antes de soltarla y le sacó la lengua, cuando decía eso de creer que ya no le quedaría nadie después de las decisiones que había tomado. Ya habría tiempo para preguntar qué era lo que tenía pensado hacer (porque suponía que debían tener algún plan ya más o menos trazado), pero con lo espantosos que habían sido los últimos días después de la luna llena, tomarse un respiro era algo que todos necesitaban, sobretodo Aquila, que de entre ellas tres era quien peor lo había tenido que pasar.
De nuevo volvió a recorrer con la mirada el departamento, que le parecía radicalmente distinto a la noche de la fiesta. La manera en que las cosas de Aquila contrastaba con todo lo demás era por mucho llamativa, y llevada por la curiosidad se acercó a la ventana para ver a través de ella. No reconocía nada de lo que veía, no aún, pero no estaría de más aprender a llegar sola hasta allá.
- No huele a mercadillo, loca, qué te pasa. - Echó a reír negando con la cabeza cuando mencionaban a Karim. Le sacó la lengua de vuelta a Aquila, tomó su taza de champaña y se sentó al lado de Pearlie. Por otro lado, que ya lo llamaran "su chico" entre ellas le provocaba un cosquilleo agradable en su interior.
- Es genial. Me gusta muchísimo, me trata muy bien y me ha enseñado un millón de cosas, ¿qué más quieren que les diga? - Se rió. No era precisamente una persona tímida, si reservada, pero no con amigas tan cercanas. - Creo que sí va en serio. - Más bien era que no quería ponerse a hablar y hablar y hablar sobre Karim y monopolizar la conversación. Lo que no hubo manera alguna de contener fue la sonrisa de idiota enamorada que apareció en su rostro aún y si trató de disimularlo cuando le se quedaba mirando la taza de champaña.
- Pero no, yo primero quiero saber cómo estás tú y que son todos esos aparatos extraños y qué se siente ser la mujer de la casa ya viviendo con tu novio. ¿Por que son novios? Parecen de novela romántica. - Que era su manera de querer saber cómo estaba llevando todo sin ponerse demasiado fatalista y trágica. Suponía que si Aquila necesitara desahogarse con demasiado drama ya lo habría hecho y no estarían bebiendo champaña en tacitas de café. - Ponte de mi lado Pearlie, convéncela que cuente todo ella primero. Za schast’-ye! - Y sonriendo alzó su taza, brindando en su idioma, antes de beber el primer trago.
De nuevo volvió a recorrer con la mirada el departamento, que le parecía radicalmente distinto a la noche de la fiesta. La manera en que las cosas de Aquila contrastaba con todo lo demás era por mucho llamativa, y llevada por la curiosidad se acercó a la ventana para ver a través de ella. No reconocía nada de lo que veía, no aún, pero no estaría de más aprender a llegar sola hasta allá.
- No huele a mercadillo, loca, qué te pasa. - Echó a reír negando con la cabeza cuando mencionaban a Karim. Le sacó la lengua de vuelta a Aquila, tomó su taza de champaña y se sentó al lado de Pearlie. Por otro lado, que ya lo llamaran "su chico" entre ellas le provocaba un cosquilleo agradable en su interior.
- Es genial. Me gusta muchísimo, me trata muy bien y me ha enseñado un millón de cosas, ¿qué más quieren que les diga? - Se rió. No era precisamente una persona tímida, si reservada, pero no con amigas tan cercanas. - Creo que sí va en serio. - Más bien era que no quería ponerse a hablar y hablar y hablar sobre Karim y monopolizar la conversación. Lo que no hubo manera alguna de contener fue la sonrisa de idiota enamorada que apareció en su rostro aún y si trató de disimularlo cuando le se quedaba mirando la taza de champaña.
- Pero no, yo primero quiero saber cómo estás tú y que son todos esos aparatos extraños y qué se siente ser la mujer de la casa ya viviendo con tu novio. ¿Por que son novios? Parecen de novela romántica. - Que era su manera de querer saber cómo estaba llevando todo sin ponerse demasiado fatalista y trágica. Suponía que si Aquila necesitara desahogarse con demasiado drama ya lo habría hecho y no estarían bebiendo champaña en tacitas de café. - Ponte de mi lado Pearlie, convéncela que cuente todo ella primero. Za schast’-ye! - Y sonriendo alzó su taza, brindando en su idioma, antes de beber el primer trago.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
-Ay, ese hombre es Master Yoda Malik, con eso de que enseña un millón de cosas.
Dijo tomando un sorbo considerable de la champaña en taza de café. Había visto Star Wars hacía como muy poco precisamente con Malik y la referencia le había parecido adecuada. Se aguantó una risa tonta, pero no había podido evitar decirlo luego de la frase de Milena que lo dibujaba como gurú, aunque ella también pensaba que era un tipo con el que se aprendía mucho, aunque fuera a base de aventuras con travestis. Aunque claro, seguro para Aquila sus métodos de aprendizaje no serían precisamente lo más simpático así que ella se guardó cualquier cosa que tuviera que decir al respecto del gurú y sonrió a Milena. Ella también pensaba que iba bastante en serio y estaba más que bien por ella. Aunque sonara descabellado viniendo de alguien como Pearlie, que “buen partido” hasta ese momento había sido sinónimo de “Octavian Lillyvick”, pensaba que Malik entraba en esa categoría, aunque fuera por razones completamente distintas a las que hubiera considerado antes para catalogar así a alguien. Le iba bien a Milena.
Y sobre el tema de lo raro que se habían puestos los acontecimientos, ella también necesitaba saber más. Había hablado algunas cosas con Aquila, pero no era como si estuviera al cien con la situación tampoco, menos desde que ella ya no estaba en la universidad. Pensó en tiempos que le parecían muy lejanos, cuando la había llevado a casa de los Cleverley porque sabía que Angus iba a estar ahí, en un acto deliberado de complicidad no dicha ni establecida que sin embargo, existía desde la noche que habían estado en esa casa por primera vez y Pearlie había podido notar algo diferente en su amiga. No sabía mucho de Finnerty personalmente, solo lo que habían podido hablar en su borrachera en el bar, lo que parecían centurias atrás, pero muchos hablaban de él y parecía un muy buen tipo.
-Sí, yo también quiero saber cómo te va aquí, y con él.
Brindó con Milena respondiendo con una sonrisa y alzando su taza simbólicamente sin olvidarse de darle el trago.
-¿Sabe que vamos a traerte todo tu clóset? ¿Tienen donde ponerlo?
Porque ya había visto su cuarto y ahí no cabía, el estudio no lo había conocido, pero suponía que él tendría cosas ahí o algo. Ni hablar de la habitación de Malik…que en realidad era el sofá. Podía sonar a vieja costumbre frívola preguntar eso mientras miraba a su alrededor con ojo crítico el departamento, pero era una duda genuina.
-Oye, ¿y volverás a Brigantia?
Dijo tomando un sorbo considerable de la champaña en taza de café. Había visto Star Wars hacía como muy poco precisamente con Malik y la referencia le había parecido adecuada. Se aguantó una risa tonta, pero no había podido evitar decirlo luego de la frase de Milena que lo dibujaba como gurú, aunque ella también pensaba que era un tipo con el que se aprendía mucho, aunque fuera a base de aventuras con travestis. Aunque claro, seguro para Aquila sus métodos de aprendizaje no serían precisamente lo más simpático así que ella se guardó cualquier cosa que tuviera que decir al respecto del gurú y sonrió a Milena. Ella también pensaba que iba bastante en serio y estaba más que bien por ella. Aunque sonara descabellado viniendo de alguien como Pearlie, que “buen partido” hasta ese momento había sido sinónimo de “Octavian Lillyvick”, pensaba que Malik entraba en esa categoría, aunque fuera por razones completamente distintas a las que hubiera considerado antes para catalogar así a alguien. Le iba bien a Milena.
Y sobre el tema de lo raro que se habían puestos los acontecimientos, ella también necesitaba saber más. Había hablado algunas cosas con Aquila, pero no era como si estuviera al cien con la situación tampoco, menos desde que ella ya no estaba en la universidad. Pensó en tiempos que le parecían muy lejanos, cuando la había llevado a casa de los Cleverley porque sabía que Angus iba a estar ahí, en un acto deliberado de complicidad no dicha ni establecida que sin embargo, existía desde la noche que habían estado en esa casa por primera vez y Pearlie había podido notar algo diferente en su amiga. No sabía mucho de Finnerty personalmente, solo lo que habían podido hablar en su borrachera en el bar, lo que parecían centurias atrás, pero muchos hablaban de él y parecía un muy buen tipo.
-Sí, yo también quiero saber cómo te va aquí, y con él.
Brindó con Milena respondiendo con una sonrisa y alzando su taza simbólicamente sin olvidarse de darle el trago.
-¿Sabe que vamos a traerte todo tu clóset? ¿Tienen donde ponerlo?
Porque ya había visto su cuarto y ahí no cabía, el estudio no lo había conocido, pero suponía que él tendría cosas ahí o algo. Ni hablar de la habitación de Malik…que en realidad era el sofá. Podía sonar a vieja costumbre frívola preguntar eso mientras miraba a su alrededor con ojo crítico el departamento, pero era una duda genuina.
-Oye, ¿y volverás a Brigantia?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Remedó a Milena con eso de que el tipo era genialísimo y tal por que Pearl también parecía tenerle aprecio y bueno, ella sólo quería molestarlas, aunque sinceramente le daba gusto por ella, no parecía estar mintiendo por la forma en que hablaba y qué decir, el greñudo ese no parecía alguien carente de decencia a pesar de todo. También puso en perspectiva las cosas por un instante. Un mes antes, jamás se hubiera imaginado nada de lo que ocurría en ese apartamento.
Se empezó a reír con eso de los aparatos extraños y más todavía con que era la mujer de la casa y vivía con su novio. Nunca lo había escuchado así, con todas sus palabras. De hecho, ni siquiera había aceptado en voz alta para nadie que Finnerty le gustaba, ni siquiera como una inocentada anterior a la luna llena. Todo había ocurrido demasiado rápido, y aunque no se sentía fuera de lugar, se preguntó si había acaso otra manera de hacer las cosas. Hacía poco estaba comprometida con un mago, estaban preparando una boda a todo lo grande y en cosa de días estaba en un apartamento muggle viviendo con otro. Aunque le daba gusto, pensarlo así era algo intimidante.
Se recostó en el sillón, poniéndose en posición de flor de loto y dándole otro trago a la champaña justo después de que Milena brindara en ruso. Sonrió con cierta tristeza y se quedó pensando en lo que diría. Además de la emoción de quinceañera por sentirse irremediablemente enamorada, había demasiadas cosas trágicas rodeando el hecho de que ella estuviera ahí. Le daba algo de miedo pensar que lo que tenía con Angus no fuera a ser suficiente, que después de un rato él la detestara, que ella no lo soportara, temores comunes. Respiró profundo antes de hablar.
-¿No han escuchado nada de mi familia? ¿Tu padre ha dicho algo, Pearlie?... conozco a mi gente, después de esto no hay manera de que todo sea como antes. ¿Y si hice una tontería?
Estuvo a punto de llorar pero se limpió rápido las lágrimas antes de que mojaran su mejilla y sonrió, mirando alrededor, deseando que le hubieran llevado su ropa favorita, y sus pijamas, aunque las camisetas de los Smiths no estaban mal. Y pensó ser vaga respecto al tema de volver a la Universidad, no quería mencionar a Holland ni más cosas horribles, que seguro podrían ponerlas a ellas en peligro también.
-Bueno, ya, me pongo como una tonta. Quiero volver a la Universidad, seguro... y no sé si haya espacio, tendré que hacer hechizos de compresión, pero los odio por que arrugan la ropa. Quiero comprarle un perro a Finnerty para ablandarle el corazón, uno pequeñito y hermosísimo
No se había dado cuenta que sobre Angus había dicho poco, o prácticamente nada.
Se empezó a reír con eso de los aparatos extraños y más todavía con que era la mujer de la casa y vivía con su novio. Nunca lo había escuchado así, con todas sus palabras. De hecho, ni siquiera había aceptado en voz alta para nadie que Finnerty le gustaba, ni siquiera como una inocentada anterior a la luna llena. Todo había ocurrido demasiado rápido, y aunque no se sentía fuera de lugar, se preguntó si había acaso otra manera de hacer las cosas. Hacía poco estaba comprometida con un mago, estaban preparando una boda a todo lo grande y en cosa de días estaba en un apartamento muggle viviendo con otro. Aunque le daba gusto, pensarlo así era algo intimidante.
Se recostó en el sillón, poniéndose en posición de flor de loto y dándole otro trago a la champaña justo después de que Milena brindara en ruso. Sonrió con cierta tristeza y se quedó pensando en lo que diría. Además de la emoción de quinceañera por sentirse irremediablemente enamorada, había demasiadas cosas trágicas rodeando el hecho de que ella estuviera ahí. Le daba algo de miedo pensar que lo que tenía con Angus no fuera a ser suficiente, que después de un rato él la detestara, que ella no lo soportara, temores comunes. Respiró profundo antes de hablar.
-¿No han escuchado nada de mi familia? ¿Tu padre ha dicho algo, Pearlie?... conozco a mi gente, después de esto no hay manera de que todo sea como antes. ¿Y si hice una tontería?
Estuvo a punto de llorar pero se limpió rápido las lágrimas antes de que mojaran su mejilla y sonrió, mirando alrededor, deseando que le hubieran llevado su ropa favorita, y sus pijamas, aunque las camisetas de los Smiths no estaban mal. Y pensó ser vaga respecto al tema de volver a la Universidad, no quería mencionar a Holland ni más cosas horribles, que seguro podrían ponerlas a ellas en peligro también.
-Bueno, ya, me pongo como una tonta. Quiero volver a la Universidad, seguro... y no sé si haya espacio, tendré que hacer hechizos de compresión, pero los odio por que arrugan la ropa. Quiero comprarle un perro a Finnerty para ablandarle el corazón, uno pequeñito y hermosísimo
No se había dado cuenta que sobre Angus había dicho poco, o prácticamente nada.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Negó suavemente con la cabeza cuando preguntaba si habían escuchado algo sobre su familia. Tal vez Pearlie lo habría hecho, que era más cercana a los Lillyvick como familia de lo que ella era y hasta se sabía maneras secretas de entrar a la habitación de Aquila sin que nadie se diera cuenta. Aunque con la poca información que tenía, pues se había enterado de todo (o lo que ella creía era todo) hacía apenas cosa de días, y con lo que conocía a familias así, dudaba mucho en verdad que fueran a decir algo con respecto a ella a nadie que no fuera de su círculo más cercano.
- Hiciste una locura. No una tontería. No son la misma cosa. – Le sonrió de manera cálida. Para ella hacer locuras no era sinónimo de equivocarse, era aventurarse a hacer cosas que pensaste nunca tener el valor de hacer. Podía salir mal, podía salir bien, no había garantías de nada, ¿pero cuando había garantía de algo en la vida? Era horrible todo lo de su familia y le entristecía que estuviera tan convencida de haber perdido el apoyo de ellos. Sabía bien que su familia no era perfecta, que su padre era a veces muy duro e intransigente y tratar con su madre era como tratar de montarse en un hipogrifo salvaje y nunca saber en donde ibas a parar, su surcando el cielo o estampado contra el tronco del árbol más cercano y abriéndote la cabeza. Pero a pesar de todo, los quería como a nada, y no quería ni siquiera imaginar lo que sería que le dieran la espalda de esa manera por estar con Karim o con quien fuera.
- Así que no te pongas triste, vas a ver que todo va a salir bien. Tú lo quieres, y él te quiere, y esto del mundo muggle no es tan extraño después de todo. Y si tu novio es licántropo entonces no tienes que aprender a cocinar. ¿Ves? Otro punto a favor. – Bromeaba porque quería animarla. No estaba en ninguna clase de negación convencida que todo para ellos iba a ser fácil, pero eso no quería decir que no pudieran ser felices, ¿verdad? Con mucho trabajo y paciencia y sintiendo como se sentían el uno por el otro…
Tal vez era demasiado romántica e ingenua, pero le gustaba mantenerse optimista. O tanto como el ignorar detalles como el papel que Damien Holland había tenido en todo lo ocurrido se lo permitía.
- Ay, ¡un pomeriano! Esponjadísimo, que sea más pelo que perrito. Y le muerda los dedos de los pies cuando se enoje con él. Si se sabe cuidar esa barba puede cuidar un pomeriano. – Ya estaba diciendo ridiculeces. Imaginarse al hombresote aquel con un perrito de esos en las manos era de lo más surreal, más cuando el Finnerty de sus fantasías se peinaba la barba y luego se ponía a peinar al animalito. Y le hacía ojitos de amor y ternura infinita. Y si a ella esa imagen casi la hacía romper en carcajadas, pues esperaba que a ellas también.
- Nada más le he dado un sorbo a la champaña, lo juro. Pero no te hagas, cómo estás con él, cómo te trata. Es justo y necesario que lo presumas un rato. – Que sonriera como quinceañera ridícula enamorada, que ella pensaba que se merecía el hacerlo, aunque fuera por unas horas para distraerse y olvidarse de lo complejo que era todo fuera de aquel pequeño departamento. Y ahora sí, dio un nuevo sorbo bastante consistente a su bebida, no necesariamente de niña delicada, pero si estaban tomando champaña de tacitas de café poca diferencia hacía, ¿no?
- Hiciste una locura. No una tontería. No son la misma cosa. – Le sonrió de manera cálida. Para ella hacer locuras no era sinónimo de equivocarse, era aventurarse a hacer cosas que pensaste nunca tener el valor de hacer. Podía salir mal, podía salir bien, no había garantías de nada, ¿pero cuando había garantía de algo en la vida? Era horrible todo lo de su familia y le entristecía que estuviera tan convencida de haber perdido el apoyo de ellos. Sabía bien que su familia no era perfecta, que su padre era a veces muy duro e intransigente y tratar con su madre era como tratar de montarse en un hipogrifo salvaje y nunca saber en donde ibas a parar, su surcando el cielo o estampado contra el tronco del árbol más cercano y abriéndote la cabeza. Pero a pesar de todo, los quería como a nada, y no quería ni siquiera imaginar lo que sería que le dieran la espalda de esa manera por estar con Karim o con quien fuera.
- Así que no te pongas triste, vas a ver que todo va a salir bien. Tú lo quieres, y él te quiere, y esto del mundo muggle no es tan extraño después de todo. Y si tu novio es licántropo entonces no tienes que aprender a cocinar. ¿Ves? Otro punto a favor. – Bromeaba porque quería animarla. No estaba en ninguna clase de negación convencida que todo para ellos iba a ser fácil, pero eso no quería decir que no pudieran ser felices, ¿verdad? Con mucho trabajo y paciencia y sintiendo como se sentían el uno por el otro…
Tal vez era demasiado romántica e ingenua, pero le gustaba mantenerse optimista. O tanto como el ignorar detalles como el papel que Damien Holland había tenido en todo lo ocurrido se lo permitía.
- Ay, ¡un pomeriano! Esponjadísimo, que sea más pelo que perrito. Y le muerda los dedos de los pies cuando se enoje con él. Si se sabe cuidar esa barba puede cuidar un pomeriano. – Ya estaba diciendo ridiculeces. Imaginarse al hombresote aquel con un perrito de esos en las manos era de lo más surreal, más cuando el Finnerty de sus fantasías se peinaba la barba y luego se ponía a peinar al animalito. Y le hacía ojitos de amor y ternura infinita. Y si a ella esa imagen casi la hacía romper en carcajadas, pues esperaba que a ellas también.
- Nada más le he dado un sorbo a la champaña, lo juro. Pero no te hagas, cómo estás con él, cómo te trata. Es justo y necesario que lo presumas un rato. – Que sonriera como quinceañera ridícula enamorada, que ella pensaba que se merecía el hacerlo, aunque fuera por unas horas para distraerse y olvidarse de lo complejo que era todo fuera de aquel pequeño departamento. Y ahora sí, dio un nuevo sorbo bastante consistente a su bebida, no necesariamente de niña delicada, pero si estaban tomando champaña de tacitas de café poca diferencia hacía, ¿no?
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Pearlie negó con la cabeza cuando Aquila preguntaba si su papá no había dicho nada. Si acaso solo contaba la carta que le habían enviado sus padres y el resto de la familia respecto a que se cuidara, sugiriendo que no estaba nada bien la presencia de un bartender y un profesor licántropo dentro de la universidad con una seguridad aparentemente limitada, pero eso no se lo iba a decir a Aquila. Pero Abner no había preguntado por Aquila aunque estaba segura de que todo eso ya se sabía en ese tipo de círculos de la sociedad mágica, a menos que esperaran encontrarla y lanzarle un imperius para que de todos modos se casara y no hicieran el ridículo.
De una rápida mirada, notó que Aquila no traía puesto ya el anillo de compromiso. Sintió la boca salina como si quisiera vomitar, pero eso fue solo la confirmación visual y simbólica de que las cosas habían cambiado y que no había vuelto atrás. Bebió otro trago de su champaña. ¿Qué podía decir? Ella misma se sentía absurdamente distinta a lo que había sido sin necesidad de haberse ido a vivir con un licántropo. Y sí, a veces también se preguntaba si había hecho un montón de tonterías, así que la entendía.
Afortunadamente Milena tenía buenas palabras y Aquila le lograba sacar una carcajada con lo del perrito para ablandarle el corazón a Finnerty. Y murió más de risa cuando Milena dijo lo del pomeranio y la barba. Estaban locas.
-Yo me lo imagino con un chihuahua mal encarado. Y deberías buscar en sus revistas muggles cuando no esté para ponerle un nombre que lo asuste. Ah sí, de hechizos compresores nada, el otro día vi en Hogsmeade unos muebles a los que les cabe N cantidad de cosas sin hechizos compresores, funcionan con un mecanismo parecido a las de las casas de campaña-mansión. Podrías probar con uno de esos.
Volvió a mirar a su alrededor, sopesando los espacios y luego alzó las cejas hacia Aquila como diciéndole que sí, que era su momento y que ella también quería saber los puntos positivos de estar ahí con Angus. Los positivos románticos, pues.
De una rápida mirada, notó que Aquila no traía puesto ya el anillo de compromiso. Sintió la boca salina como si quisiera vomitar, pero eso fue solo la confirmación visual y simbólica de que las cosas habían cambiado y que no había vuelto atrás. Bebió otro trago de su champaña. ¿Qué podía decir? Ella misma se sentía absurdamente distinta a lo que había sido sin necesidad de haberse ido a vivir con un licántropo. Y sí, a veces también se preguntaba si había hecho un montón de tonterías, así que la entendía.
Afortunadamente Milena tenía buenas palabras y Aquila le lograba sacar una carcajada con lo del perrito para ablandarle el corazón a Finnerty. Y murió más de risa cuando Milena dijo lo del pomeranio y la barba. Estaban locas.
-Yo me lo imagino con un chihuahua mal encarado. Y deberías buscar en sus revistas muggles cuando no esté para ponerle un nombre que lo asuste. Ah sí, de hechizos compresores nada, el otro día vi en Hogsmeade unos muebles a los que les cabe N cantidad de cosas sin hechizos compresores, funcionan con un mecanismo parecido a las de las casas de campaña-mansión. Podrías probar con uno de esos.
Volvió a mirar a su alrededor, sopesando los espacios y luego alzó las cejas hacia Aquila como diciéndole que sí, que era su momento y que ella también quería saber los puntos positivos de estar ahí con Angus. Los positivos románticos, pues.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Cuánta certeza, con eso de que ella lo quería y él también la quería. Era repentino, se conocían realmente poco, pero sí, pensaba que lo quería demasiado y no se sentía como si él no lo hiciera igual, aunque tuviera muchas inseguridades como cualquier persona cuando iniciaba algo. Le sonrió a Milena como dándole las gracias por lo que decía y se pasó al otro asiento para abrazarla por que era muy mimosa con sus amigas, así como también lo era con Angus. Después regresó, le dio otro trago a la champaña y se empezó a reír con la sugerencia de los perros, por que sí, era en serio lo de comprar uno.
-No sé cuál me gusta más, después tenemos que ir a la tienda a verlos, prometan que me ayudarán a elegirlos... y pues no sé, qué les voy a decir, todo esto es muy raro...
Miró alrededor igual que Pearlie había hecho, pensando que llevaba varios días ahí, se había dormido al lado de Finnerty y ni siquiera se había acostado con él aunque lo besaba todo el tiempo y se la pasaba de ridícula haciéndole cariñitos, correspondidos, gracias a toda la magia. Se quedó pensando un momento y hasta recargó la espalda en el sillón pensando qué podía contar de todo eso, no preocupada por que la fueran a juzgar mal sino por que todo eso era de lo más inusual.
-¿Cómo estoy con él? ¡No sé! Pearlie, a ver, tú seguiste la historia... ¿Sabías que me gustaba cuando vinimos a esa fiesta horrible? Bueno, por que me gustaba y tal, ya saben, la barba, el cabello, yo que sé. Ahora estoy trayendo mi ropa a su departamento, por toda la magia... ni siquiera nos hemos acostado
Tenía qué confesarlo por que era algo a lo que le tenía miedo. No miedo a acostarse con él, de hecho tenía ganas pero no quería presionarlo por que habían pasado por cosas muy malas, y sí temía que no fueran a entenderse, que no resultara ser como querían y que empezaran a desencantarse de todo eso. Recordó la fiesta, en ese mismo lugar donde ahora estaban sentadas bebiendo la champaña de su boda frustrada como si estuvieran en casa, y sólo pudo sonreír.
-Pero lo pasamos bien. Ya aprendí a poner música, me enseñó a usar el teléfono para pedir comida y... no sé, lo quiero. ¡Qué rídícula! Soltó una carcajada antes de volver a mirar a Milena -Pero mira tú también te andas poniendo muy tonta con el inquilino este. Ahora es mi compañero de piso, dioses...
Se levantó y fue a hurgar en la cocina sin encontrar nada potencialmente comestible. No sabía si iban a pedir algo de comer o si era mejor arriesgarse y cocinar algo, había visto por ahí unos libros de cocina muggle y había visto programas también, no parecía ser tan complicado. Tenía que empezar a practicar al menos por un rato el ser ama de casa después de todo.
-No sé cuál me gusta más, después tenemos que ir a la tienda a verlos, prometan que me ayudarán a elegirlos... y pues no sé, qué les voy a decir, todo esto es muy raro...
Miró alrededor igual que Pearlie había hecho, pensando que llevaba varios días ahí, se había dormido al lado de Finnerty y ni siquiera se había acostado con él aunque lo besaba todo el tiempo y se la pasaba de ridícula haciéndole cariñitos, correspondidos, gracias a toda la magia. Se quedó pensando un momento y hasta recargó la espalda en el sillón pensando qué podía contar de todo eso, no preocupada por que la fueran a juzgar mal sino por que todo eso era de lo más inusual.
-¿Cómo estoy con él? ¡No sé! Pearlie, a ver, tú seguiste la historia... ¿Sabías que me gustaba cuando vinimos a esa fiesta horrible? Bueno, por que me gustaba y tal, ya saben, la barba, el cabello, yo que sé. Ahora estoy trayendo mi ropa a su departamento, por toda la magia... ni siquiera nos hemos acostado
Tenía qué confesarlo por que era algo a lo que le tenía miedo. No miedo a acostarse con él, de hecho tenía ganas pero no quería presionarlo por que habían pasado por cosas muy malas, y sí temía que no fueran a entenderse, que no resultara ser como querían y que empezaran a desencantarse de todo eso. Recordó la fiesta, en ese mismo lugar donde ahora estaban sentadas bebiendo la champaña de su boda frustrada como si estuvieran en casa, y sólo pudo sonreír.
-Pero lo pasamos bien. Ya aprendí a poner música, me enseñó a usar el teléfono para pedir comida y... no sé, lo quiero. ¡Qué rídícula! Soltó una carcajada antes de volver a mirar a Milena -Pero mira tú también te andas poniendo muy tonta con el inquilino este. Ahora es mi compañero de piso, dioses...
Se levantó y fue a hurgar en la cocina sin encontrar nada potencialmente comestible. No sabía si iban a pedir algo de comer o si era mejor arriesgarse y cocinar algo, había visto por ahí unos libros de cocina muggle y había visto programas también, no parecía ser tan complicado. Tenía que empezar a practicar al menos por un rato el ser ama de casa después de todo.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
La abrazó con cariño de igual manera, satisfecha porque por lo menos estaba logrando hacerla sentir mejor. Si conseguía eso entonces consideraba que estaba haciendo bien su trabajo de amiga. Por otro lado, tuvo que pasarse un trago de champaña con algo de apuro para no ahogarse por la risa cuando Aquila preguntaba a Pearlie si ella se había dado cuenta de que le gustaba Angus. – Estás de broma, ¿no? Creo que todo el mundo se dio cuenta de que se traían algo antes de que ustedes mismos. – Negó con la cabeza, sonriendo un poco. Ella no había estado enterada de todos los detalles al principio pero de igual manera se había dado cuenta de que algo ocurría entre ella y Finnerty. Si de hecho, recordaba muy bien, que en aquella fiesta había casi querido matar al licántropo por la mirada porque – según ella – había hecho llorar a Aquila. Entre la gente, la música y el movimiento ni siquiera se había enterado del por qué pero en ese momento no le había importado nada. Qué decir, era muy territorial con los suyos.
“Todo esto es muy raro”. Raro. Todo estaba cambiando demasiado rápido para todas, o eso le parecía. Hasta Pearlie tenía sus asuntos inconclusos con Crawford, arquetipo de esa clase de chico que bien podría hacer que la abuela Burroughs se infartara. Si se detenía a pensarlo era todo demasiado intimidante, pero le parecía que era para mejor. Que las cosas iban fluyendo por sí solas como debían hacer, sin que nadie estuviera forzado nada, porque eso era lo natural. Cuando se había decidido a plantar cara y dejar las Leyes jamás se hubiera imaginado que en cosa de un año estaría en un departamento así, extendiendo su círculo de confianza hacia personas que nunca habría imaginado, y compartiendo cambios tan radicales con otras personas con las que compartía ya historia de años. Sonaría a ridiculez e incluso le daba un poco de pena decirlo en voz alta, pero se sentía hasta un poco más adulta.
- Pues deberían hacerlo. Acostarse. Es bueno para la salud. – Solo la molestaba un poco, no era tan mezquina como para burlarse en serio de sus inseguridades que eran perfectamente válidas, más cuando uno recordaba lo rápido que estaba yendo todo. Sonrió de manera más genuina cuando les contaba de las cosas que hacían juntos, pero ya no pudo aguantar la risa con aquello de que se ponía muy tonta con Karim. No había manera de debatirlo cuando esa era toda la verdad, y se sentía bastante bien de poder mostrarlo así con sus amigas.
- Lo sé, ¡lo sé! Y me encanta, es inteligente y me hace reír todo el tiempo y quiero quitarle la ropa todo el tiempo como loca. – Se rio mientras se recargaba contra el asiento y luego miró a Pearlie. – ¿Tu todavía no le hablas a Crawford? – Si es que había que verlas. A ver si luego no resultaba que las chicas muy liberales y muy “no como ellas” no les llegaban a reclamar por estarles robando a sus hombres. Se rio por la ridiculez. El punto era que ya no podía imaginarse a sí misma con alguien como su ex novio.
Siguió a Aquila con la mirada y después se levantó, haciéndole a Pearlie una seña de que fueran. La cocina era pequeña pero ella la veía repleta de aparatos de lo más exóticos. – ¿Ya sabes usar todo esto? Yo quiero probar, ¿esto que hace? – Se sintió en ese justo momento como niña de seis años de nuevo jugando con el chivatoscopio de su padre cuando en realidad solo jugaba con la palanca de un viejo tostador, que no hacía nada porque estaba desconectado, ¿pero cómo iba ella a saber?
“Todo esto es muy raro”. Raro. Todo estaba cambiando demasiado rápido para todas, o eso le parecía. Hasta Pearlie tenía sus asuntos inconclusos con Crawford, arquetipo de esa clase de chico que bien podría hacer que la abuela Burroughs se infartara. Si se detenía a pensarlo era todo demasiado intimidante, pero le parecía que era para mejor. Que las cosas iban fluyendo por sí solas como debían hacer, sin que nadie estuviera forzado nada, porque eso era lo natural. Cuando se había decidido a plantar cara y dejar las Leyes jamás se hubiera imaginado que en cosa de un año estaría en un departamento así, extendiendo su círculo de confianza hacia personas que nunca habría imaginado, y compartiendo cambios tan radicales con otras personas con las que compartía ya historia de años. Sonaría a ridiculez e incluso le daba un poco de pena decirlo en voz alta, pero se sentía hasta un poco más adulta.
- Pues deberían hacerlo. Acostarse. Es bueno para la salud. – Solo la molestaba un poco, no era tan mezquina como para burlarse en serio de sus inseguridades que eran perfectamente válidas, más cuando uno recordaba lo rápido que estaba yendo todo. Sonrió de manera más genuina cuando les contaba de las cosas que hacían juntos, pero ya no pudo aguantar la risa con aquello de que se ponía muy tonta con Karim. No había manera de debatirlo cuando esa era toda la verdad, y se sentía bastante bien de poder mostrarlo así con sus amigas.
- Lo sé, ¡lo sé! Y me encanta, es inteligente y me hace reír todo el tiempo y quiero quitarle la ropa todo el tiempo como loca. – Se rio mientras se recargaba contra el asiento y luego miró a Pearlie. – ¿Tu todavía no le hablas a Crawford? – Si es que había que verlas. A ver si luego no resultaba que las chicas muy liberales y muy “no como ellas” no les llegaban a reclamar por estarles robando a sus hombres. Se rio por la ridiculez. El punto era que ya no podía imaginarse a sí misma con alguien como su ex novio.
Siguió a Aquila con la mirada y después se levantó, haciéndole a Pearlie una seña de que fueran. La cocina era pequeña pero ella la veía repleta de aparatos de lo más exóticos. – ¿Ya sabes usar todo esto? Yo quiero probar, ¿esto que hace? – Se sintió en ese justo momento como niña de seis años de nuevo jugando con el chivatoscopio de su padre cuando en realidad solo jugaba con la palanca de un viejo tostador, que no hacía nada porque estaba desconectado, ¿pero cómo iba ella a saber?
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Claro que sabía la historia desde el principio y hasta se consideraba directamente culpable por haberla llevado con conocimiento de causa a la casa de los Cleverley solo porque sabía que Angus iba a estar ahí y Aquila iba a agradecer verlo. En ese momento, todo fuera dicho, había sentido un poco de culpa de estar fomentando eso, cuando en realidad Aquila y ella solo bromeaban con las violaciones pero ni hablaban tal cuál de lo que estaba pasando en realidad. O sea que sí, claro que sabía que le gustaba cuando habían llegado a esa fiesta horrible, y ahora era que caía en la cuenta que ella le había contado lo de Loreen, aunque eso no lo había hecho a sabiendas.
Cuando Aquila comenzó a hablar de su vida cotidiana, por un momento creyó que no estaba hablando con la misma chica con la que su papá la había hecho fotografiarse para ayudar a su imagen hacía ya bastantes ayeres. Pero sí era ella, hablando como enamorada de las cosas muggles que estaba aprendiendo, de que no se había acostado con un licántropo –pero seguro lo haría pronto- y de un montón de cosas extrañas que ya no incluían boda, vestido, prometido prometedor. Nada. Pero eso en lugar de angustiarla la hizo sonreír un poco, solo bastaba verle la cara a Aquila como para convencerse de que todo estaba bien, al menos en ese sentido.
Y con Milena pasaba más de lo mismo, también parecía rarísimo que de repente estuviera con Malik y estuviera de lleno en ello, sobretodo conociendo sus antecedentes, pero ella también se veía muy contenta y nunca la había escuchado hablar de un tipo como lo hacía de él. Y estaba forzosamente de acuerdo y nunca lo dejaría de decir, Malik era un tipo genial. Y ya estaba a nada de decirles que eran muy afortunadas cuando Milena sacó a colación a Crawford. Pearlie negó efusivamente con la cabeza y frunció el ceño.
-¡Pero por supuesto que no! Cada que lo veo entrar al salón de convivencia huyo de ahí. De verdad no quiero ni cruzármelo, está loco.
No sabía que pronto se iba a morder la lengua con sus negaciones tontas, pero después de ese no rotundo, se levantó para seguir a Aquila y a Milena hacia la cocina. Claro que estaba llena de aparatos raros, pero a ella le daba miedo todavía todo eso de las conexiones y la electricidad y ahí todo parecía tener cables, ¿qué no había cosas a pilas, por lo menos?
-Ya Aquila, cocínanos algo. O si no enséñanos cómo hablas por teléfono.
Lo dijo por picarla y hasta le sacó la lengua, ella había visto a Sofie hablar por teléfono cientos de veces así que no le parecía tan intrigante como ver a Aquila prender la estufa como lo hacían los muggles o alguna cosa igual de potencialmente peligrosa.
Cuando Aquila comenzó a hablar de su vida cotidiana, por un momento creyó que no estaba hablando con la misma chica con la que su papá la había hecho fotografiarse para ayudar a su imagen hacía ya bastantes ayeres. Pero sí era ella, hablando como enamorada de las cosas muggles que estaba aprendiendo, de que no se había acostado con un licántropo –pero seguro lo haría pronto- y de un montón de cosas extrañas que ya no incluían boda, vestido, prometido prometedor. Nada. Pero eso en lugar de angustiarla la hizo sonreír un poco, solo bastaba verle la cara a Aquila como para convencerse de que todo estaba bien, al menos en ese sentido.
Y con Milena pasaba más de lo mismo, también parecía rarísimo que de repente estuviera con Malik y estuviera de lleno en ello, sobretodo conociendo sus antecedentes, pero ella también se veía muy contenta y nunca la había escuchado hablar de un tipo como lo hacía de él. Y estaba forzosamente de acuerdo y nunca lo dejaría de decir, Malik era un tipo genial. Y ya estaba a nada de decirles que eran muy afortunadas cuando Milena sacó a colación a Crawford. Pearlie negó efusivamente con la cabeza y frunció el ceño.
-¡Pero por supuesto que no! Cada que lo veo entrar al salón de convivencia huyo de ahí. De verdad no quiero ni cruzármelo, está loco.
No sabía que pronto se iba a morder la lengua con sus negaciones tontas, pero después de ese no rotundo, se levantó para seguir a Aquila y a Milena hacia la cocina. Claro que estaba llena de aparatos raros, pero a ella le daba miedo todavía todo eso de las conexiones y la electricidad y ahí todo parecía tener cables, ¿qué no había cosas a pilas, por lo menos?
-Ya Aquila, cocínanos algo. O si no enséñanos cómo hablas por teléfono.
Lo dijo por picarla y hasta le sacó la lengua, ella había visto a Sofie hablar por teléfono cientos de veces así que no le parecía tan intrigante como ver a Aquila prender la estufa como lo hacían los muggles o alguna cosa igual de potencialmente peligrosa.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
¿Que todo el mundo se había dado cuenta de lo que tenía con Finnerty? Frunció el ceño, por que se había creído la persona más discreta del mundo al respecto, y entonces recordó que precisamente por no serlo, Holland se había enterado de todo y había pasado lo que había pasado. Sintió de nuevo unas náuseas desagradables respecto a los cambios radicales que había tenido su vida pero intentó calmarse pensando que todo estaba bien ahora. Respiró profundo y le dio otro trago a su champaña, sirviéndose más por que se había terminado.
Hizo caras de "pues qué gustitos los tuyos" cuando Milena decía esas cosas de Malik pero seguramente la misma impresión generaba ella con Angus, y además lo hacía sólo por molestar, sostenía que no creía que fuera mal tipo aunque no le parecía ni tantito atractivo ni le daban tantitas ganas de quitarle la ropa. Eso era bueno, si no tendrían un problema.
-Pues qué bueno que no lo hagas, Pearlie, es un loco peligroso. Angus lo quiere muchísimo y tal, pero bueno, esa es otra historia... ¡Eso tuesta panes! Es muy simple, los pones en la ranura, bajas la palanca y luego brincan listos
Pero por supuesto que el pan tostado no le parecía una idea muy apetitosa. Angus tenía ocultas unas papas fritas llamadas "pringles" entre las cosas venenosas para limpiar, así que las sacó y les ofreció mientras se les ocurría qué hacer. Se puso a hojear un libro de esos de cocina pensando que nada se veía muy complicado aunque había términos que no entendía a la perfección.
-Aquí dice... pasta carbonara, y no menciona ningún aparato extraño. Aunque dice que metas la cebolla al procesador de alimentos para hacer todo más rápido ¿Más rápido usando aparatos? No entiendo... pero bueno, podemos intentarlo, creo que tenemos todo.
Se puso a sacar cosas, entre ellas más champaña y le empezó a dar una risa tonta por verse ahí intentando cocinar en el apartamento donde hacía no mucho habían estado como invitadas, ella pensando que cómo alguien podía vivir en ese microapartamento lleno de posters y de cosas extrañas. El destino le había hecho tragarse sus primeras impresiones, por que ahora veía ese apartamento como un lugar donde se sentía segura y a ratos demasiado felíz, como si lo hubiera construído y elegido a su gusto, aunque antes dijera que le parecía un lugar horrible.
Hizo caras de "pues qué gustitos los tuyos" cuando Milena decía esas cosas de Malik pero seguramente la misma impresión generaba ella con Angus, y además lo hacía sólo por molestar, sostenía que no creía que fuera mal tipo aunque no le parecía ni tantito atractivo ni le daban tantitas ganas de quitarle la ropa. Eso era bueno, si no tendrían un problema.
-Pues qué bueno que no lo hagas, Pearlie, es un loco peligroso. Angus lo quiere muchísimo y tal, pero bueno, esa es otra historia... ¡Eso tuesta panes! Es muy simple, los pones en la ranura, bajas la palanca y luego brincan listos
Pero por supuesto que el pan tostado no le parecía una idea muy apetitosa. Angus tenía ocultas unas papas fritas llamadas "pringles" entre las cosas venenosas para limpiar, así que las sacó y les ofreció mientras se les ocurría qué hacer. Se puso a hojear un libro de esos de cocina pensando que nada se veía muy complicado aunque había términos que no entendía a la perfección.
-Aquí dice... pasta carbonara, y no menciona ningún aparato extraño. Aunque dice que metas la cebolla al procesador de alimentos para hacer todo más rápido ¿Más rápido usando aparatos? No entiendo... pero bueno, podemos intentarlo, creo que tenemos todo.
Se puso a sacar cosas, entre ellas más champaña y le empezó a dar una risa tonta por verse ahí intentando cocinar en el apartamento donde hacía no mucho habían estado como invitadas, ella pensando que cómo alguien podía vivir en ese microapartamento lleno de posters y de cosas extrañas. El destino le había hecho tragarse sus primeras impresiones, por que ahora veía ese apartamento como un lugar donde se sentía segura y a ratos demasiado felíz, como si lo hubiera construído y elegido a su gusto, aunque antes dijera que le parecía un lugar horrible.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
Había cosas que sencillamente no podían discutirse. Como que Joseph Craford era, en efecto, un salvaje. Uno que lanzaba cabezazos de la nada para ponerse a partir narices sin mayor motivo aparente. Aquello le era extraño, muy muy desconcertante, y era algo que definitivamente no aprobaba. Pero algo tenía que a Pearlie le atraía, aunque ella pareciera mantenerse firme en su resolución de distanciarse lo más posible de él. Quizá era lo mejor, pero al mismo tiempo, ¿y ella quien era para opinar? No lo conocía, y lo poco que había visto de él no le gustó. Pero siendo muy estrictas, si estaban ahí amontonadas en la pequeña cocina de ese departamento en específico era porque se les había ocurrido , por el motivo que fuera, irse a fijar en alguien que a primera vista nada tenía que ver con ellas.
Pero aquello era lo de menos. Crawford era lo ultimo en lo que pensaba en ese momento, sobretodo tras que Aquila le explicara qué hacía el aparato con el que se había entretenido empujando la palanca una y otra vez aunque sin que pasara nada. ¿Con qué esa cosa hacía tostadas?
- Ah, pan, ¡dame pan! ¿Tienes pan? - A nada estaba de ponerse a buscar como loca algo de pan entre los estantes y puertecillas del mueble ese, que ya sentía las manos quemándole con una curiosidad ansiosa e infantil por ver como funcionaba la máquina tostadora. Se agachó hasta dejar la mirada a nivel del mueble y le dio un par de golpecitos al traste con la punta de los dedos. ¡Pan, necesitaba pan!
Pero no, no había pan. Había recetas para pasta carbonara, más champaña y papas fritas dentro de un tubo de cartón, que cuando Aquila les ofreció le parecieron demasiado raras pero apenas probarlas volvió a tomar otra. - ¿Qué son? ¿Por qué no tenemos de estas en Honeydukes? Pero bueno, se supone que para eso inventan los muggles estas cosas, ¿no? Para hacer más rápido lo que tienen que hacer. ¿Tienes idea de cómo se ve un procesador de alimentos? Si no préstanos cuchillos, no puede ser tan difícil picar una cebolla a lo muggle, Angus no estaría tan grandote si no comiera bien. -
Se rio de buena gana, sintiéndose alquimista experimental por eso de ir a meterse a una cocina tan muggle y tan peculiar, pero en serio, ¿qué tan difícil podía ser picar verduras? Eran ellas tres contra las cebollas, y las cebollas no iban ni a darse cuenta de lo que las había golpeado. Miró emocionadísima a Pearlie, sirviéndose además más champaña en su tacita mientras trataba de asomarse a ver la receta en el libro.
- Se ve rico, ¿pero sabes cómo quedaría mejor? Con pan tostado. - Les dedicó una sonrisa de circunstancias. ¡Que ella en serio quería ver como funcionaba el aparato!
Pero aquello era lo de menos. Crawford era lo ultimo en lo que pensaba en ese momento, sobretodo tras que Aquila le explicara qué hacía el aparato con el que se había entretenido empujando la palanca una y otra vez aunque sin que pasara nada. ¿Con qué esa cosa hacía tostadas?
- Ah, pan, ¡dame pan! ¿Tienes pan? - A nada estaba de ponerse a buscar como loca algo de pan entre los estantes y puertecillas del mueble ese, que ya sentía las manos quemándole con una curiosidad ansiosa e infantil por ver como funcionaba la máquina tostadora. Se agachó hasta dejar la mirada a nivel del mueble y le dio un par de golpecitos al traste con la punta de los dedos. ¡Pan, necesitaba pan!
Pero no, no había pan. Había recetas para pasta carbonara, más champaña y papas fritas dentro de un tubo de cartón, que cuando Aquila les ofreció le parecieron demasiado raras pero apenas probarlas volvió a tomar otra. - ¿Qué son? ¿Por qué no tenemos de estas en Honeydukes? Pero bueno, se supone que para eso inventan los muggles estas cosas, ¿no? Para hacer más rápido lo que tienen que hacer. ¿Tienes idea de cómo se ve un procesador de alimentos? Si no préstanos cuchillos, no puede ser tan difícil picar una cebolla a lo muggle, Angus no estaría tan grandote si no comiera bien. -
Se rio de buena gana, sintiéndose alquimista experimental por eso de ir a meterse a una cocina tan muggle y tan peculiar, pero en serio, ¿qué tan difícil podía ser picar verduras? Eran ellas tres contra las cebollas, y las cebollas no iban ni a darse cuenta de lo que las había golpeado. Miró emocionadísima a Pearlie, sirviéndose además más champaña en su tacita mientras trataba de asomarse a ver la receta en el libro.
- Se ve rico, ¿pero sabes cómo quedaría mejor? Con pan tostado. - Les dedicó una sonrisa de circunstancias. ¡Que ella en serio quería ver como funcionaba el aparato!
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ¡Tu ropa!
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