Me debes un día

Se quedó la varita en cuanto su compañero se la tendió ya con la luz puesta estaba todo mucho más tranquilo y Draken ahora parecía no querer perder de vista su varita de nuevo, hecho que le hizo sonreír de manera más o menos estúpida, ahora de pronto se iba a mostrar inseguro, menudo bobo… seguro que algún profesor acudiría pronto a reinstaurar la luz allí y quien quiera que hubiera hecho eso sería amonestado o expulsado, tal y como estaban las cosas todo podía ser.

Se pensó que responderle, no estaba seguro, le apetecía hacer cualquier cosa que tuviera que ver con él. Así a las claras. Pero igual a su pareja en esos momentos le apetecía simplemente relajarse y no ponerse a hacer tonterías, sobre todo viendo como estaba el asunto y lo nervioso que se había puesto hacía un momento.

-A mi me da igual que hacer, propuse lo de la ducha por relajarnos juntos… pero si quieres puedo… podemos… – se mordió un poquito el labio inferior, suspiró y se acomodó contra él, dejando la cabeza apoyada en su hombro –podríamos besarnos por toda la noche y raíz de eso lo que surja, además, también… podrías relajarte un poco, dejarme hacer, no sé… ¿harás lo que yo te diga a pesar de que ya no estás bajo ninguna apuesta?

Notó como su mejor amigo medio dudaba de si decir que si o que no y eso le hizo negar con la cabeza y reír un poco, poniéndose a su espalda en un movimiento que hizo que Draken se moviera un poco para ello.

-Venga, no voy a andarme con secretismos. Te quitas la camiseta, te tumbas y me dejas hacer y te prometo, que en los primeros diez minutos, no voy a intentar hacer porno contigo – lo dijo medio riéndose mientras le levantaba la camiseta por detrás, intentando que con ese impulso el chico ya lo hiciera, y así fue. Notó como se quedó con la espalda al descubierto y entre quejidos y demás se tumbaba boca abajo, facilitando al rubio el sentarse sobre su trasero y suspirar, mirando su perfecta espalda. Todo de él era perfecto, carajos – se me hace raro ese cambio de roles, quizás me guste – dijo aquello riendo un poquito a la vez que comenzaba a sobarle la espalda, juguetón al principio y después aplicando fuerza. Le daría un buen masaje.

Cualquiera podría pensar que hacer un masaje, o sea, ser quien lo hace, era aburrido, pesado… muchos pensarían que hacer eso siempre requería una segunda intención, querer algo de la otra persona o intentar llevar la situación a un clímax concreto tal que ya, semidesnudos y con contacto físico de por medio, se volviera más natural.

Sonrió con ese pensamiento. Él había iniciado aquel masaje, esa lluvia de cariños y caricias solo se debían a que tenía ganas de sobarlo un poco, de, en cierto modo, llevar él el mando en la relación al menos por un ratito y bueno, esa situación se lo ponía muy fácil, estar encima de él, haciendo algo que le resultaría placentero y a la vez que placentero para el otro era ideal para su idea de “cambio por un día”.

-Más bien diría yo, que no te acostumbraras tu a esto – rió un poco mientras sus dedos recorrían toda la extensión de su espalda, desde casi el trasero hasta la nuca, apretando para que lo sintiera bien y a la vez ayudar a que su espalda descargara tensiones – supongo que ya han pasado los primeros diez minutos - susurró en voz muy baja, más de lo que cabría esperar teniendo en cuenta que estaban solos y con todo cerrado, tranquilos y sin la posibilidad de ser interrumpidos – espero que esto te haya terminado de relajar, pero no te haya dado mucho sueño – soltó una corta risita y siguió con la tarea, pasando las manos por sus hombros, su costado, después rodeó la columna vertebral y terminó poniendo el trasero más atrás para darle un par de golpecitos en las nalgas, apretándolas con ambas manos.

Rió con el gesto y se dejó caer en la cama de manera grácil, justo al lado del chico aún sobándole con una mano la espalda, jugando con la misma, pero ya no le masajeaba ahora tan solo le pasaba las uñas por encima, juguetón.

-Drake, en unos días será la fiesta del Samhain, aún no me aclaras si vendrás conmigo o no y yo no sé qué hacer con eso.

Lo preguntó porque, tal y como llevaba toda la noche pensando, iba a ser más atrevido y ya no quería simplemente quedarse con las ganas de saber que harían, porque él pensaba ir, eso lo tenía seguro, pero el cómo y el con quien sería mucho más difícil de decidir.

-Bueno… sea como sea… ¿quieres que siga metiéndote mano de manera disimulada o mejor pasamos a mayores? Porque ganas de ti no me faltan, nunca… y se me sigue dando mal tener el control.

Sincero y directo, podría haberse puesto a guarrearle, pero es que así sin más no le salía, oficialmente aquello no era lo suyo, no hasta que él demostrara que también quería.

No logró evitar la risilla nerviosa que le dio oír la sugerencia del metamorfomago cuando hablaba de ir a buscar una forma de relajarse. Le alegraba mucho saber que realmente su masaje (por más novato que fuera haciendo esas cosas) le había gustado. Al fin y al cabo su intención primera había sido la de satisfacerle un poco, y la segunda demostrar que podía hacer cosas por él, intentar, en cierto modo, que dependiera un poquito más de él o sus habilidades, ya que en realidad no era demasiado bueno en cosas realmente útiles.

-¿En serio? – sonrió abiertamente al oír que iría con él. No quería que pensara, en ningún momento, que estaba haciendo todo aquello solo para que lo acompañara al baile, por supuesto que no, pero le encantaba saber que podría contar con él para no ir solo o siendo la tercera persona de cualquier pareja, al fin y al cabo esos bailes se convertían en un desfile para ver quien está con quien o quien puede llegar a estarlo – pero eso que dices no es del todo cierto, por muy… rancio – soltó una risa estúpida después de decir eso, imitando su tono de voz incluso –que digas ser, estoy seguro de que muchas chicas estarían encantadas de ir acompañadas de Stall. Como que tienes un no sé qué que gusta.

Le sacó un poco la lengua aunque no sabía si había llegado a verlo porque el chico ya había cerrado los ojos y ahora estaba relajándose de nuevo.
El cambio radical de tema, aquel que él mismo había hecho para evitar seguir hablando sobre la fiesta pues sabía que ese tema no le agradaba mucho a su pareja, le hizo adquirir un leve tono rosado en las mejillas, pensar en moverse él, en mandar él, en hacerlo él todo o decidir todo… ¿y si lo hacía todo mal? Porque Draken era jodidamente activo, a veces incluso le costaba seguir su ritmo, aquel cambio era como que, demasiado radical.

-¿Qué decida y haga yo? Seguro que te aburrirías por mi falta de determinación… podríamos esperar a que estés un poco más despierto – dicho aquello trató de evitar reírse, bien, Draken más despierto ¿y qué más? Sería como un imposible, su mejor amigo estaba ya medio atontado y todo había sido por su culpa, no podía pedir ahora de repente que se despertara solo para satisfacerle a él –o bien pensado, puedo aprovechar hoy para hacer contigo lo que yo quiera.

Rió un poco, sabiendo cuan vacua era su amenaza, al fin y al cabo Draken siempre hacía todo para tenerlo contento, al menos cuando el rubio se dejaba. Eso significaba que no había nada que lo tuviera insatisfecho, pero si que podría aprovecharse hacer esas cosas que al otro soían parecerle estúpidas… así que rápidamente se abrazó a él, o mejor dicho, a su espalda, lo besó en el cuello repetida veces, de manera cariñosa, y tras eso comenzó a lamerlo, aún estando el inglés tumbado bocabajo y con el peso del italiano casi todo sobre él.
Se reía, divertido, pensando que podía hacer aquello y no recibir quejas.

Notaba como se medio quejaba, más dormido que despierto según era capaz de adivinar. Se le había bastante divertido aquello, sobre todo teniendo en cuenta que siendo así (estando dormido) no se resistía a aquello más de la cuenta y estaba aprovechando para, además de sobarle, poder juguetear con él.
Al oír aquello que pretendía ser una réplica no pudo hacer nada más que sonreír. No le asustaba tener que satisfacerlo, en realidad, si había empezado con eso fue por lo mismo, para continuar con algo más y después poder hacer todo lo que realmente le gustaba al inglés, sabía de sobra lo débil que era ante aquel tipo de caricias y mimos, por decirlo de alguna forma, Draken no podía soportar que le tocaran el cuello, era totalmente débil a ello.

-Solo lo soy cuando me interesa – dijo como respuesta a aquella especie de insulto que no fue tal, sino un halago en esos momentos. Notó sus labios, húmedos y suaves en contacto con los propios, intentó besarlo pero volvió a hablar, tentador, frotándose contra él. Aquello le hizo suspirar, daba igual cuantas veces pensara que él, por una vez, lo iba a hacer todo, en realidad seguía sintiendo que era Draken quien llevaba el control, calentándolo a él.
Negó con la cabeza, primero para quitarse a si mismo esa idea de dentro, y después para negarle a él.

-No era mi intención, pero veo que se me da bien calentarte – intentó por todos los medios posibles que no se notara que hablar así le daba un poco de risa e intentó sonar… pues no tenía claro, si quería parecer femenino o mucho más masculino de lo usual – Drake… otra pregunta tonta – dijo después de lamerme un poco los labios, notando aún su entrepierna contra la propia – ¿te molesta que sea… delicado? – se mordió su propio labio, no sabía cómo preguntarlo pero recordó como alguna vez lo habían intentado insultar diciéndole así, como si fuera malo ser hombre y a la vez cuidarse y no ser basto y bruto – si no se eso no se si puedo resultarte lo suficientemente atractivo así… – se apoyó de pronto sobre sus rodillas y codos, quedando sobre él a una altura prudencial, y puso el rostro a la altura de su clavícula, pasando a darle un par de besos en la misma y suavemente fue a besar su cuello y pasó hasta el lóbulo de su oreja a la vez que una de sus manos le acariciaba con mimo el rostro. Paró repentinamente y le musitó en el oído – o igual prefieres algo más así… – sonrió, no era su estilo pero lo haría solo para probar, jugar.
Le dio una larga lamida en el cuello, mordiéndolo después casi con fiereza pero sabiendo que no le haría daño, por supuesto, y viajó hasta sus labios, besándolo con avidez mientras ahora era él quien hacía que sus entrepiernas se rozaran en un movimiento un tanto desmedido, notando la de su amigo a la perfección.
Abrió los ojos y se quedó mirándole, esperando alguna respuesta, le había preguntado y puesto ejemplo, no podría escaquearse de responder en ese instante.

Aquella respuesta era un tanto confusa, suponía que simplemente le daba puerta abierta, que hiciera lo que quisiera y como quisiera, o algo así. No podía simplemente dar por hecho que a él le gustaba de todas las formas posibles en cuanto al sexo, y bueno, eso era lo que le había preguntado, pero sí, al parecer le daba igual como se comportara y le daba igual si lo hacía de manera más brusca o menos, y bueno, si era así tampoco se iba a quejar realmente.
Negó rápidamente con la cabeza lo último que dijo, si bueno, algunos habían llegado a insultarle un poco, o había oído comentarios más o menos machistas a su alrededor, pero con el paso de los años se había acostumbrado a ello, y ya simplemente miraba con autosuficiencia a la otra persona, y si a alguien se le ocurría decir que parecía más una niña que un niño le miraba con expresión de “y a mi qué lo que tu pienses”.

-No… ya nadie se mete conmigo, al menos nadie que me importe en absoluto – sonrió un poco y le rozó la nariz con la propia – y supongo que no tengo más remedio que ser yo cuando esté contigo… eso me gusta - no bajó la sonrisa sino que más bien la amplió bastante, era feliz por poder estar con él, más aún si estar con él significaba además poder comportarse al natural, nada de pensar que le gustaría más y que menos o algo así – mejor olvida la pregunta, supongo que fue una de estas tonterías que me dan a mi.

Asintió un poco y buscó sus labios, besándolos con avidez. Su pareja ya estaba semi desnudo, al menos de caderas para arriba y eso le facilitaba todo mucho, le sobaba el pecho, cuello, clavícula y a veces cintura. Con las uñas y las yemas de los dedos, dependiendo de la intensidad que quisiera darle… y de un momento a otro, mientras aún lo besaba, comenzó a desabrocharle el pantalón, no es que su comentario de antes encendiera mucho el ambiente, pero bueno, eso no sería del todo difícil de arreglar, menos teniendo en cuenta que tanto Draken como él se olvidarían rápidamente de aquello si empezaban con lo que realmente había movido a Elazar a invadir ese dormitorio.

-Ahora deja que te compense por… por adelantado, por acompañarme al baile – sonrió socarronamente porque había logrado abrir el broche del pantalón y aquello ya era, por decirlo de algún modo, algo complicado en esa situación – vuelve a confiar en mí, cierra los ojos.

Lamió sus labios, suave y repentinamente, después le dio un beso encima de un pezón, notando como el chico se quejó de manera más o menos sutil y no esperó más antes de exhalar aire contra su miembro a través de la fina tela de la ropa interior. Por algún motivo eso le había calentado incluso a él, suponía que sería por… pues por… eso, quizás simplemente le ponía empezar él para variar, siempre tan tranquilo y todo eso.

Iba a decirle algo pero prefirió guardar “el momento”, bajarle la ropa interior sin quitársela (solamente sacando cierta cosa de dentro) y haciéndolo que, desde hacía rato, se veía que estaba a punto de hacer, besando, lamiendo y en general, intentando darle a su pareja todo el placer que estuviera en su mano –y en su boca, porque no decirlo –.
Aquello conllevó algo más, por supuesto, cuando Draken no pudo aguantar más y le dijo a su mejor amigo que necesitaba algo más intenso que solamente aquello el italiano, con una sonrisa en la boca, se dedicó a intentar llevar las riendas de la relación por una vez, aunque ello no significaba que hubieran cambiado papelas en realidad…

El suspiro ahogado del rubio contra el cuello de su amante marcó el final de aquello, jadeante, ansioso en cierto modo y agotado. Tardó unos segundos en levantar el rostro, sintiendo las caricias de su pareja en la espalda.

-Yo… – se mordió la boca, tenía la sensación de que todo había ido demasiado rápido, no estaba mal, pues él también terminado, pero aún así pensaba que había hecho mal algo para que hubiera durado tan “poco” ese rato, o igual es que se le había pasado volando sin más –creo que estoy agotado.

Sonrió. No iba a dar más muestras de inseguridad, no por esa noche.