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El tiempo es primordial
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El tiempo es primordial
Había pasado mucho tiempo inadvertida, lejos de todos los acontecimientos que inundaban la mundana vida en Brigantia. La rubia mataba la mayor parte del tiempo en la biblioteca para no perder ni un minuto dentro de aquella institución, el profesor había caído repentinamente enfermo y aún no habían encontrado un substituto pero Othilia no desistía en su empeño por aprender el máximo de Leyes Mágicas pues las necesitaba para afrontar todos los problemas que acontecían a su familia y en especial para ayudar a su padre a salir de su destierro.
Qué mantuviera su estándar bajo o no hubiera abierto la boca respecto a los rumores sobre hombres lobos sueltos y matando humanos, no significaba que Othilia no tuviera su muy construida opinión o no creyera que si hubiera estado en la cafetería el día en qué agredieron a Milou, más que golpes (eso era tan muggle que la chica sentía verdaderas nauseas) hubiera usado algún que otro hechizo para mantener a esos desquiciados lejos de la francesa. Pese a la pérdida de Yesenes, las notas de su padre apuntaban a que era uno de los suyos, alegraba que la Ogmios que había osado tocar la bonita cara de Leloup estuviera expulsada de la institución.
El ambiente en la universidad era demasiado cargante después del anuncio de la decana sobre que no podrían salir más allá del campus. Othilia ya no quería estar cerca de nadie, todos le parecían tan asquerosos y estresados para su ser, así que decidió quedar con Daphne, esa amistad creada a raíz de las Navidades en casa de sus abuelos. La citó en Dagda. Era un lugar tranquilo alejado de todos aquellos especimenes que desde su punto de vista eran tan horribles como una colmena de bichitos. Llegó cinco minutos antes de la hora acordada, haciendo ondear su larga túnica en color malva y la cual hacía juego con el tono de sus labios, unos labios que contrastaban radicalmente con su cabello platino y la piel demasiado nívea, tanto, qué Othilia usaba una sombrilla de color negro, un regalo de sus abuelos para evitar que su delicada piel resultara dañada por los efectos del sol.
Quedó parada en los límites del lago, apoyó el mango de la sombrilla sobre su hombro para quitarse uno a uno, los finos guantes que cubrían sus pequeñas manos y evitaban que entrara en contacto con elementos desgradables. Emanó un largo suspiro por sus labios carnosos y miró su entorno bajo el manto largo de sus pestañas negras, pasaron cinco minutos y unos pasos, suaves y acompasados, se escucharon a sus espaldas. Othilia solo revisó que fuera Daphne por el rabillo del ojo y sacó el reloj de bolsillo de un bolsillo de su túnica, herencia de su abuelo, para revisar la hora sin voltearse aún escondida tras la sombrilla oscura– Llegas cincuenta segundos tarde. ¿Los señores Depaul no te inculcaron qué la puntualidad es uno de los puntos más importantes en esta vida? Ellos nunca llegan tarde – giró poco a poco, hizo girar la sombrilla y se acercó a su amiga a pequeños pasos, dibujando una pequeña casi imperceptible sonrisa en sus labios malva – Hola Daphne
Qué mantuviera su estándar bajo o no hubiera abierto la boca respecto a los rumores sobre hombres lobos sueltos y matando humanos, no significaba que Othilia no tuviera su muy construida opinión o no creyera que si hubiera estado en la cafetería el día en qué agredieron a Milou, más que golpes (eso era tan muggle que la chica sentía verdaderas nauseas) hubiera usado algún que otro hechizo para mantener a esos desquiciados lejos de la francesa. Pese a la pérdida de Yesenes, las notas de su padre apuntaban a que era uno de los suyos, alegraba que la Ogmios que había osado tocar la bonita cara de Leloup estuviera expulsada de la institución.
El ambiente en la universidad era demasiado cargante después del anuncio de la decana sobre que no podrían salir más allá del campus. Othilia ya no quería estar cerca de nadie, todos le parecían tan asquerosos y estresados para su ser, así que decidió quedar con Daphne, esa amistad creada a raíz de las Navidades en casa de sus abuelos. La citó en Dagda. Era un lugar tranquilo alejado de todos aquellos especimenes que desde su punto de vista eran tan horribles como una colmena de bichitos. Llegó cinco minutos antes de la hora acordada, haciendo ondear su larga túnica en color malva y la cual hacía juego con el tono de sus labios, unos labios que contrastaban radicalmente con su cabello platino y la piel demasiado nívea, tanto, qué Othilia usaba una sombrilla de color negro, un regalo de sus abuelos para evitar que su delicada piel resultara dañada por los efectos del sol.
Quedó parada en los límites del lago, apoyó el mango de la sombrilla sobre su hombro para quitarse uno a uno, los finos guantes que cubrían sus pequeñas manos y evitaban que entrara en contacto con elementos desgradables. Emanó un largo suspiro por sus labios carnosos y miró su entorno bajo el manto largo de sus pestañas negras, pasaron cinco minutos y unos pasos, suaves y acompasados, se escucharon a sus espaldas. Othilia solo revisó que fuera Daphne por el rabillo del ojo y sacó el reloj de bolsillo de un bolsillo de su túnica, herencia de su abuelo, para revisar la hora sin voltearse aún escondida tras la sombrilla oscura– Llegas cincuenta segundos tarde. ¿Los señores Depaul no te inculcaron qué la puntualidad es uno de los puntos más importantes en esta vida? Ellos nunca llegan tarde – giró poco a poco, hizo girar la sombrilla y se acercó a su amiga a pequeños pasos, dibujando una pequeña casi imperceptible sonrisa en sus labios malva – Hola Daphne
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Todo el jaleo que había en la universidad, la gente y los rumores estúpidos. Ella no estaba al tanto de eso, de casi nada. Por supuesto que Dadou le había contado varias cosas, los cotilleos más llamativos, las cosas que más podrían influir en la vida de la francesa, pero aún así no les prestaba mayores atenciones. Si un idiota iba corriendo tras un licántropo y el mismo acababa sacándole las entrañas, pues para ella eso era algo usual, si no hubieran ido, desde un principio, nada habría sucedido.
Pero todo aquello poco o nada tenía que ver con su día a día. Ella seguía empeñada en continuar con sus estudios como normalmente, en seguir con el día a día e intentando olvidarse de lo jodidamente mal que estaba todo. La última vez que estuvo con Sandro fue la vez que lo encontró con su hermana, los dos solos. Ya ni sabía que pensar de eso. Él la ignoraba totalmente y ella estaba un poco… un poco… fuera de lugar con su hermana, desde entonces parecía un poco más calmada con el tema de que la había engañado en verano, u ocultado información, pero aún así parecía hastiada por algo y no le decía nada.
Es por eso que la nota de Othilia le supo a gloria. Poder salir de aquellas paredes por un rato, ir a cualquier parte que no fuera el salón de convivencia de su facultad, y hablar con alguien que no fueran las personas de siempre, era un auténtico alivio y además era ella! Su mejor amiga, dejando de lado a su hermana, claro.
Cuando apareció por las cercanías del lago y vio de lejos la pequeña sombrilla oscura que portaba la chica supo que era ella, nadie más usaría algo así por allí, solo ella.
Sonrió abiertamente cuando oyó aquella especie de regañina por parte de su amiga. Era una chica muy especial, pero había aprendido sus costumbres y manías y aún así le agradaba muchísimo.
–Llegar cinco minutos tardes es muestra de cortesía para darle tiempo al anfitrión a estar preparado para tu llegada, solo te dejaba unos segundos por si tu retrasabas un poco – dijo aquello sonriendo, bromeando y se acercó a ella para quedar prácticamente a su lado –¿Que tal estás? Othilia. Hacía días que no hablamos, y con tanto jaleo en la escuela, con las normas nuevas, cuesta un poco más encontrar a quien se busca.
Quizás estaba preguntándole un poco de manera disimulada si estaba bien con todo aquello y las nuevas formas de proceder de los decanos, su facultad era una de las más reivindicativas con todo aquellos, los estudiantes de leyes, los derechos mínimos, los periodistas, que siempre tenían que andar dando guerra de todo… sabía que igual habría jaleo por la zona.
Pero todo aquello poco o nada tenía que ver con su día a día. Ella seguía empeñada en continuar con sus estudios como normalmente, en seguir con el día a día e intentando olvidarse de lo jodidamente mal que estaba todo. La última vez que estuvo con Sandro fue la vez que lo encontró con su hermana, los dos solos. Ya ni sabía que pensar de eso. Él la ignoraba totalmente y ella estaba un poco… un poco… fuera de lugar con su hermana, desde entonces parecía un poco más calmada con el tema de que la había engañado en verano, u ocultado información, pero aún así parecía hastiada por algo y no le decía nada.
Es por eso que la nota de Othilia le supo a gloria. Poder salir de aquellas paredes por un rato, ir a cualquier parte que no fuera el salón de convivencia de su facultad, y hablar con alguien que no fueran las personas de siempre, era un auténtico alivio y además era ella! Su mejor amiga, dejando de lado a su hermana, claro.
Cuando apareció por las cercanías del lago y vio de lejos la pequeña sombrilla oscura que portaba la chica supo que era ella, nadie más usaría algo así por allí, solo ella.
Sonrió abiertamente cuando oyó aquella especie de regañina por parte de su amiga. Era una chica muy especial, pero había aprendido sus costumbres y manías y aún así le agradaba muchísimo.
–Llegar cinco minutos tardes es muestra de cortesía para darle tiempo al anfitrión a estar preparado para tu llegada, solo te dejaba unos segundos por si tu retrasabas un poco – dijo aquello sonriendo, bromeando y se acercó a ella para quedar prácticamente a su lado –¿Que tal estás? Othilia. Hacía días que no hablamos, y con tanto jaleo en la escuela, con las normas nuevas, cuesta un poco más encontrar a quien se busca.
Quizás estaba preguntándole un poco de manera disimulada si estaba bien con todo aquello y las nuevas formas de proceder de los decanos, su facultad era una de las más reivindicativas con todo aquellos, los estudiantes de leyes, los derechos mínimos, los periodistas, que siempre tenían que andar dando guerra de todo… sabía que igual habría jaleo por la zona.
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Las leyes estaban para cumplirlas y esa era una de los pilares que fomentaban su carrera. Othilia creía fervientemente en las normas de la institución, un código disciplinario impuesto por decanos, gente mayor que ellos con más años de experiencia y un currículum en su mayoría tan ejemplar a excepción de algunos casos de los cuales ni prefería inquirir para no producirse mala sangre – Sabes en la facultad que estudio y vivo, Daphne, eso no es excusa – alegó con ese tono frío e insensible que poseía. Volvió a hacer rodar la sombrilla, volteó sobre los carísimos zapatos negros que llevaba bajo la larga túnica morada y caminó hacia el borde del lago, arremangando la prenda para evitar que se mojara ni un poco con la sucia agua (a saber quien había metido ahí sus pies o aún peor, su cuerpo).
- Igual considero que están haciendo demasiado escándalo, me producen migraña tantas habladurías – llevó dos dedos a la sien apretó un poco y negó con la cabeza, definitivamente iba a ponerse enferma con algunos comentarios, más aún cuando intentaban excusar tanto a los imbéciles que fueron a enfrentarse con el licántropo como a ese pobre diablo que mató a un chico. ¿En verdad creían que podían ser eximidos de toda culpa? Todos los problemas, todos, tenían como raíz la insensatez de las personas y en especial, la imprudencia de aquellos que haciendo valer su voz iban a alzarse por encima como si condición de mestichuzos o sangre sucias no fueran más que prueba para negarles todo en la vida – ¿Cómo podemos vivir en un mundo dónde unos supuestos magos empleen los puños para solventar los problemas, Daphne? – añadió, caminando hacia la sombra de un árbol para sentarse con cuidado de no arrugarse demasiado la ropa. Cerró la sombrilla y la dejó apoyada sobre su falda, hizo un gesto con la mano para invitar a la chica de ojos azules a acompañarla en aquella soleada tarde.
- ¿No ves el problema de todo el asunto? Personas así no deberían existir – agregó con un tono de desaliento algo afectada porque de verdad, su dura cabecita no entendía como en los tiempos que corrían la gente prefería renunciar a un don como la magia para hacer cosas las cosas del modo mediocre y vulgar. Su papá tenía razón, debían desaparecer todos por el bien de la magia, limpiar el linaje mágico y dejar solo aquellos que por derecho se merecían estar usando hechizos - ¿Y tu qué tal? ¿Ya mataste a tu hermana? – y en su tono de voz no había indicio alguno de broma, no, Othilia no bromeaba, ella decías las cosas de verdad. ¿Para qué tener un clon y además inútil? Mejor ser única y productiva.
- Igual considero que están haciendo demasiado escándalo, me producen migraña tantas habladurías – llevó dos dedos a la sien apretó un poco y negó con la cabeza, definitivamente iba a ponerse enferma con algunos comentarios, más aún cuando intentaban excusar tanto a los imbéciles que fueron a enfrentarse con el licántropo como a ese pobre diablo que mató a un chico. ¿En verdad creían que podían ser eximidos de toda culpa? Todos los problemas, todos, tenían como raíz la insensatez de las personas y en especial, la imprudencia de aquellos que haciendo valer su voz iban a alzarse por encima como si condición de mestichuzos o sangre sucias no fueran más que prueba para negarles todo en la vida – ¿Cómo podemos vivir en un mundo dónde unos supuestos magos empleen los puños para solventar los problemas, Daphne? – añadió, caminando hacia la sombra de un árbol para sentarse con cuidado de no arrugarse demasiado la ropa. Cerró la sombrilla y la dejó apoyada sobre su falda, hizo un gesto con la mano para invitar a la chica de ojos azules a acompañarla en aquella soleada tarde.
- ¿No ves el problema de todo el asunto? Personas así no deberían existir – agregó con un tono de desaliento algo afectada porque de verdad, su dura cabecita no entendía como en los tiempos que corrían la gente prefería renunciar a un don como la magia para hacer cosas las cosas del modo mediocre y vulgar. Su papá tenía razón, debían desaparecer todos por el bien de la magia, limpiar el linaje mágico y dejar solo aquellos que por derecho se merecían estar usando hechizos - ¿Y tu qué tal? ¿Ya mataste a tu hermana? – y en su tono de voz no había indicio alguno de broma, no, Othilia no bromeaba, ella decías las cosas de verdad. ¿Para qué tener un clon y además inútil? Mejor ser única y productiva.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Estuvo a punto de volver en blanco los ojos al oírla decir aquello con tan solo llegar. Ni bromear podía, a veces se le olvidaba lo fría que era. Que aunque fueran amigas había cosas que costaba entender de ciertas personas, y en ella, la puntualidad era de las peores.
Acompañó los pasos de la rubia con los suyos propios, quedándose a su lado mientras miraba el lago, a lo lejos, sin prestar atención al agua en ningún momento, no se acercó demasiado para no mojarse los delicados tacones que llevaba, pero la ropa… bueno, llevaba una falda a medio muslo de un tono negro ceniciento, lisa, acompañada por una camisa blanca impoluta de manga corta con un coqueto corte bajo el pecho, y por supuesto, la capa negra sobre los hombros. No tan larga como para arrastrarse, pero si lo suficientemente larga como para cubrir toda su vestimenta y no ir enseñando más pierna de la cuenta cuando estaba dentro de los muros de las instituciones.
Oyó aquello que su amiga decía, que los rumores le molestaban, y sus palabras tan lógicas que reflejaban a la perfección sus pensamientos. Ella estaba cerca ese día en la cafetería, y habría ido a decir que Milou tenía razón de no ser porque la bronca comenzó muy pronto. Y cuando de puños se trataba, la francesa no se metía. Andaban todo el día reivindicando que todos tenían derecho a la magia, que eran libres para usarla, que los sangre sucia podían ser igual que los demás, pero llegaba el momento de la verdad y en lugar de actuar lógicamente iban como bárbaros y se colgaban de los puños, defendiendo sus ideas como si muggles fueran, a golpes.
–[color=DarkSlateBlue] Realmente no sé cómo podemos aguantar vivir con gente así, a mí, personalmente, cada día me cuesta más mirar a la cara a ciertas personas [/b] – hablaba de conocidos, de amigos de su hermana, de Dadou… si ella estaba cada días más rodeada de amigas demasiado liberales terminaría siendo arrastrada por esas locuras, y no quería ni imaginarlo. Fue a sentarse con ella, ahí donde le indicaba, y con cuidado de plantar el trasero sobre la cama y no directamente sobre la tierra se medio acomodó, terminado de oír lo que decía, arqueando un poco la ceja, tenía razón en muchas cosas, pero eso último, como las otras veces que lo había dicho, no tenía sentido para la castaña –no digas esa cosas Lia, sabes de sobra que aunque mi hermana no tenga del todo la cabeza bien amueblada – habían hablado una mil veces sobre como había terminado alguien de su familia siendo tan liberal como ella – la quiero muchísimo, no voy a dejar que le pase nada – suspiró un poco apesadumbrada, todo era un caos y más ahora, que parecían tener que definir un bando, ya había muerto un chico y habían expulsado a dos, endurecido reglas y todo lo demás…
–Dejando de lado a mi hermanita, pienso exactamente como tú, son todos unos bárbaros y… con todo y eso Leloup hizo un poco mal llamando la atención a todos de esa forma, creo que media facultad oyó lo que dijo, ella debía saber que iban a ir a atacarla, vamos, que su forma de comportarse siempre ha sido muy agresiva, no iban a cambiar ahora solo porque ella sea una chica ni nada… – había intentado cambiar un poco el tema, desviarlo de su hermana, esperaba que la rubia bromease, pero no estaba segura, era tan seria –por cierto ¿aún necesitas la sombrilla cuando el sol ya es otoñal? Ahora apenas si calienta…
Acompañó los pasos de la rubia con los suyos propios, quedándose a su lado mientras miraba el lago, a lo lejos, sin prestar atención al agua en ningún momento, no se acercó demasiado para no mojarse los delicados tacones que llevaba, pero la ropa… bueno, llevaba una falda a medio muslo de un tono negro ceniciento, lisa, acompañada por una camisa blanca impoluta de manga corta con un coqueto corte bajo el pecho, y por supuesto, la capa negra sobre los hombros. No tan larga como para arrastrarse, pero si lo suficientemente larga como para cubrir toda su vestimenta y no ir enseñando más pierna de la cuenta cuando estaba dentro de los muros de las instituciones.
Oyó aquello que su amiga decía, que los rumores le molestaban, y sus palabras tan lógicas que reflejaban a la perfección sus pensamientos. Ella estaba cerca ese día en la cafetería, y habría ido a decir que Milou tenía razón de no ser porque la bronca comenzó muy pronto. Y cuando de puños se trataba, la francesa no se metía. Andaban todo el día reivindicando que todos tenían derecho a la magia, que eran libres para usarla, que los sangre sucia podían ser igual que los demás, pero llegaba el momento de la verdad y en lugar de actuar lógicamente iban como bárbaros y se colgaban de los puños, defendiendo sus ideas como si muggles fueran, a golpes.
–[color=DarkSlateBlue] Realmente no sé cómo podemos aguantar vivir con gente así, a mí, personalmente, cada día me cuesta más mirar a la cara a ciertas personas [/b] – hablaba de conocidos, de amigos de su hermana, de Dadou… si ella estaba cada días más rodeada de amigas demasiado liberales terminaría siendo arrastrada por esas locuras, y no quería ni imaginarlo. Fue a sentarse con ella, ahí donde le indicaba, y con cuidado de plantar el trasero sobre la cama y no directamente sobre la tierra se medio acomodó, terminado de oír lo que decía, arqueando un poco la ceja, tenía razón en muchas cosas, pero eso último, como las otras veces que lo había dicho, no tenía sentido para la castaña –no digas esa cosas Lia, sabes de sobra que aunque mi hermana no tenga del todo la cabeza bien amueblada – habían hablado una mil veces sobre como había terminado alguien de su familia siendo tan liberal como ella – la quiero muchísimo, no voy a dejar que le pase nada – suspiró un poco apesadumbrada, todo era un caos y más ahora, que parecían tener que definir un bando, ya había muerto un chico y habían expulsado a dos, endurecido reglas y todo lo demás…
–Dejando de lado a mi hermanita, pienso exactamente como tú, son todos unos bárbaros y… con todo y eso Leloup hizo un poco mal llamando la atención a todos de esa forma, creo que media facultad oyó lo que dijo, ella debía saber que iban a ir a atacarla, vamos, que su forma de comportarse siempre ha sido muy agresiva, no iban a cambiar ahora solo porque ella sea una chica ni nada… – había intentado cambiar un poco el tema, desviarlo de su hermana, esperaba que la rubia bromease, pero no estaba segura, era tan seria –por cierto ¿aún necesitas la sombrilla cuando el sol ya es otoñal? Ahora apenas si calienta…
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Negó imperceptiblemente ante la respuesta de Daphne aún sin hacer ninguna mueca con su cara, imperturbable, mientras regresaba los ojos hacia el frente y pestañeaba con lentitud. Othilia tenía la creencia que una vez abandonabas el camino de las buenas costumbres, las importantes y en especial, las que tu familia había defendido desde generaciones, ya no había vuelta atrás.
La chica Depaul podía defender a su gemela alegando una enajenación transitoria pero Othilia sabía la verdad y las conocía desde pequeñas así sabía que aquella manera de ser venía de serie, algo propio en la personalidad de Dadou, no era algo qué pudiera solventarse con una charla o usando métodos salvajes como la tortura, la chica jamás cambiaría y tal como hacían las criaturas mágicas una vez un miembro ya no valía, era necesario sacrificarlo, exactamente Othilia creía que debían hacer con Dadou.
- Se supone que es una universidad donde se fomenta la variedad de pensamientos – añadió con tono tranquilo, acariciando con la yema de sus finos dedos la superficie negra de la sombrilla – Desde mi opinión, Milou solo expresaba su punto de vista pero la gente tiende a perder la naturaleza mágica y abandonarse a instintos animales, es tan triste y sí, añado a Yesenes en el pack porque un purista debería tener mucha más clase.
La atención de la conversación se centro en su sombrilla tras un giro radical. Othilia no pensaba dejar el tema ni de su hermana ni el de la pureza de sangre de lado, iba a contestar porque tenía una exquisita educación proporcionada por la familia Van Lieshout pero esa tenacidad y la imposibilidad de dejar algo de lado venía codificado en los genes Brackminster y pese a que molestaba admitir, todos los miembros, la tenían fueran liberales equivocados o puristas consagrados. Tomó un segundo para alargar su mano y tomar con mucha delicadeza la de Daphne, la posó sobre su regazo, justo encima de la forma de uno de sus muslos y colocó la suya encima.
- Tengo la piel muy blanca – y pese a que Daphne era también una chica pálida, el contraste era tan abrupto que hasta hacia daño a los ojos. La chica empezó a acariciar los dedos de su amiga con lentitud y resiguiendo sus formas, perdiendo la vista en la acción y sin mostrar una sonrisa – Mi padre dice que es preciosa y mi madre que debo ir con cuidado, me quemo con facilidad y tal vez se deba a que pasé mucho tiempo de pequeña encerrada, desconozco el motivo pero me gusta y quiero conservar su extraño tono. ¿Te molesta que la use o es solo un tema superficial para no hablar sobre la pérdida de tu hermana?
La chica Depaul podía defender a su gemela alegando una enajenación transitoria pero Othilia sabía la verdad y las conocía desde pequeñas así sabía que aquella manera de ser venía de serie, algo propio en la personalidad de Dadou, no era algo qué pudiera solventarse con una charla o usando métodos salvajes como la tortura, la chica jamás cambiaría y tal como hacían las criaturas mágicas una vez un miembro ya no valía, era necesario sacrificarlo, exactamente Othilia creía que debían hacer con Dadou.
- Se supone que es una universidad donde se fomenta la variedad de pensamientos – añadió con tono tranquilo, acariciando con la yema de sus finos dedos la superficie negra de la sombrilla – Desde mi opinión, Milou solo expresaba su punto de vista pero la gente tiende a perder la naturaleza mágica y abandonarse a instintos animales, es tan triste y sí, añado a Yesenes en el pack porque un purista debería tener mucha más clase.
La atención de la conversación se centro en su sombrilla tras un giro radical. Othilia no pensaba dejar el tema ni de su hermana ni el de la pureza de sangre de lado, iba a contestar porque tenía una exquisita educación proporcionada por la familia Van Lieshout pero esa tenacidad y la imposibilidad de dejar algo de lado venía codificado en los genes Brackminster y pese a que molestaba admitir, todos los miembros, la tenían fueran liberales equivocados o puristas consagrados. Tomó un segundo para alargar su mano y tomar con mucha delicadeza la de Daphne, la posó sobre su regazo, justo encima de la forma de uno de sus muslos y colocó la suya encima.
- Tengo la piel muy blanca – y pese a que Daphne era también una chica pálida, el contraste era tan abrupto que hasta hacia daño a los ojos. La chica empezó a acariciar los dedos de su amiga con lentitud y resiguiendo sus formas, perdiendo la vista en la acción y sin mostrar una sonrisa – Mi padre dice que es preciosa y mi madre que debo ir con cuidado, me quemo con facilidad y tal vez se deba a que pasé mucho tiempo de pequeña encerrada, desconozco el motivo pero me gusta y quiero conservar su extraño tono. ¿Te molesta que la use o es solo un tema superficial para no hablar sobre la pérdida de tu hermana?
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Suspiró con todo aquello, ella tenía demasiada razón escondida en sus palabras, era bien sabido por todos que se pedía variedad de pensamiento y libertad en el mismo, pero también era bien sabido por todos que dicha variedad y libertad solía pedirse, más bien, para cierto segmento muy limitado de la sociedad. Cuando un liberal, un traidor a la sangre, decía que los muggles tenían derecho a tal o cual cosa, eso era expresar una idea y tenían derecho a hacerlo, cuando ellos mismos, defensores de la magia, expresaban su punto de vista, que los sangre sucia solo eran un estorbo y solo podían joder sus futuras generaciones, haciendo que cada vez nacieran mas squibs de familias que, supuestamente, son de linaje limpio, pero que seguramente tenían algún tipo de infiltración muggle en su ascendencia… eso no estaba bien, eso era opresión. La libertad de expresión se usaba como arma pero al parecer era de las pocas que no tenían doble filo, o así pensaban la mayoría de radicales liberales, que solo ellos tenían derecho a ser radicales.
Su opinión distaba un poco de la de Lieshout, cierto era que Yesenes se había comportado como un animal, pero los otros fueron quienes ejercieron la violencia primero, y si se demostraba debilidad y simplemente no se hacía nada para frenarlos terminarían, ellos mismos, maniatados porque un atajo de idiotas se pensaron mejor que ellos desde un principio y nadie les había demostrado que ellos no eran los únicos que tenían fuerza física.
–Nadie hizo bien ese día – se limitó a decir, dejando sus pensamientos a un lado, empezar una pelea con ella sobre si estaba bien ejercer la fuerza física era inútil, sabía que Othilia estaba completamente en contra de ese tipo de gestos, si algo podía arreglarlo la varita que lo hiciera, seguro que era mejor que los puños –cuando aquí se hablar de libertad de expresión y de variedad de opiniones se habla de un modo muy poco literal, se interpretan las cosas al antojo de cada cual…
Esperaba sinceramente que el tema aquel hubiera alejado a su amiga de la idea rara que tenía sobre su hermana, aún no entendía porque insitía en ello aún sabiendo cuanto cariño le tenía, que si fuera otra persona… bueno, ni aún así, Daphne era incapaz de pensar en la muerte de alguien y no sentirse afectada, aún era muy niña, o muy poco madura para ello.
–No… – de pronto se sintió totalmente incómoda, oyó sus palabras, dejó que hiciera aquel gesto con su mano, que le mostrara la diferencia que había entre ellas y la observó fascinada, la piel de su mejor amiga era preciosa, claro que ella tampoco quería que se quemara ni nada… solo era por cambiar de tema, pero claro, si terminaba todo aquello con esa pregunta tan rara pues se sentía de pronto apresada en sus propias palabras, como si ahora no supiera que responder –no me molesta, ni me incomoda, por Merlín, no querría que te hicieras daño en la piel, era pura curiosidad – tragó saliva, un poco nerviosa, el final de la pregunta, no sabía siquiera si debía responderle –mi hermana no a morir por ahora, menos aún si está en mi mano evitar dicha desgracia… Othilia, deberías entender que realmente la quiero, a pesar de sus fallos. ¿No quieres a nadie hasta ese punto? No se… algún familia, o quizás… algún chico que te haya gustado alguna vez.
Su opinión distaba un poco de la de Lieshout, cierto era que Yesenes se había comportado como un animal, pero los otros fueron quienes ejercieron la violencia primero, y si se demostraba debilidad y simplemente no se hacía nada para frenarlos terminarían, ellos mismos, maniatados porque un atajo de idiotas se pensaron mejor que ellos desde un principio y nadie les había demostrado que ellos no eran los únicos que tenían fuerza física.
–Nadie hizo bien ese día – se limitó a decir, dejando sus pensamientos a un lado, empezar una pelea con ella sobre si estaba bien ejercer la fuerza física era inútil, sabía que Othilia estaba completamente en contra de ese tipo de gestos, si algo podía arreglarlo la varita que lo hiciera, seguro que era mejor que los puños –cuando aquí se hablar de libertad de expresión y de variedad de opiniones se habla de un modo muy poco literal, se interpretan las cosas al antojo de cada cual…
Esperaba sinceramente que el tema aquel hubiera alejado a su amiga de la idea rara que tenía sobre su hermana, aún no entendía porque insitía en ello aún sabiendo cuanto cariño le tenía, que si fuera otra persona… bueno, ni aún así, Daphne era incapaz de pensar en la muerte de alguien y no sentirse afectada, aún era muy niña, o muy poco madura para ello.
–No… – de pronto se sintió totalmente incómoda, oyó sus palabras, dejó que hiciera aquel gesto con su mano, que le mostrara la diferencia que había entre ellas y la observó fascinada, la piel de su mejor amiga era preciosa, claro que ella tampoco quería que se quemara ni nada… solo era por cambiar de tema, pero claro, si terminaba todo aquello con esa pregunta tan rara pues se sentía de pronto apresada en sus propias palabras, como si ahora no supiera que responder –no me molesta, ni me incomoda, por Merlín, no querría que te hicieras daño en la piel, era pura curiosidad – tragó saliva, un poco nerviosa, el final de la pregunta, no sabía siquiera si debía responderle –mi hermana no a morir por ahora, menos aún si está en mi mano evitar dicha desgracia… Othilia, deberías entender que realmente la quiero, a pesar de sus fallos. ¿No quieres a nadie hasta ese punto? No se… algún familia, o quizás… algún chico que te haya gustado alguna vez.
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Ladeó lentamente la cabeza hasta dejar puesto sus orbes azules sobre las carismáticas facciones de Daphne. Parpadeó como si la pregunta hubiera sido formulada en otro idioma ajeno a los que conocía y tardó un par de segundos en procesar la información a fin de buscar una respuesta coherente – ¿Cómo puedes querer a alguien qué te defrauda, Daphne? – ella confiaba plenamente en las personas por las cuales sentía un cariño desmedido, y eran pocas. Sus padres, sus abuelos y alguna amiga como la chica smertios pero sabía que ninguno de ellos iba a cometer un acto que hiciera replantarse el afecto que sentía.
Jugó un poco más con la mano de Daphne, la apretó, la acarició y la frotó antes de continuar con la exposición de su pregunta - El cariño es caro y el amor te hace débil – con eso dejaba claro que nunca hubo chico alguno en su vida, ni tan siquiera su prometido, ese con el cual su abuelo la había prometido por el bien de la familia siguiendo las tradiciones arcaicas de los magos puristas.
¿Para qué confiar en un hombre? Si acaso hubiera una guerra, si volviera a haber una revolución para consagrar los ideales de los sangres puras, tendría un handicap en la lucha, un motivo por el cual cohibirse y un motivo para negar sus verdaderos ideales. Había pasado desde el inicio de los tiempo, solo hacía falta coger un libro de Historia de la Magia y ojear sus páginas. Mostrar tu afecto por una persona en público era como dejar en evidencia tu talón de Aquiles, en tiempos de guerra, ese talón de Aquiles sería el que usarían tus enemigos para desestabilizarte, la primera persona que usarían en tu contra y a la que dañarían. Esa había sido una de las lecciones de su padre, quien la adoctrinó para que en un futuro sirviera a un señor oscuro. Othilia no quería a nadie y si bien usaban a su prometido para… bien, usarlo para amedrentarla, iban errados pues por ella podía morir.
- ¿Quieres tu a algún chico Daphne? – devolvió la pregunta con toda la maldad reunida de su cuerpo. Nunca hablaban de esos temas, tal vez porque Othilia era rehacía a las relaciones y tras dieciocho años aún continuaba intacta. No entendía de placeres carnales pero sabía que la chica Depaul los conocía muy bien pues había llegado a sus oídos a través de su abuela que la muchacha había estado cortejando con un miembro de la familia Selvaggi - ¿Crees que realmente vale la pena renunciar a tu individualidad por un chico?
Jugó un poco más con la mano de Daphne, la apretó, la acarició y la frotó antes de continuar con la exposición de su pregunta - El cariño es caro y el amor te hace débil – con eso dejaba claro que nunca hubo chico alguno en su vida, ni tan siquiera su prometido, ese con el cual su abuelo la había prometido por el bien de la familia siguiendo las tradiciones arcaicas de los magos puristas.
¿Para qué confiar en un hombre? Si acaso hubiera una guerra, si volviera a haber una revolución para consagrar los ideales de los sangres puras, tendría un handicap en la lucha, un motivo por el cual cohibirse y un motivo para negar sus verdaderos ideales. Había pasado desde el inicio de los tiempo, solo hacía falta coger un libro de Historia de la Magia y ojear sus páginas. Mostrar tu afecto por una persona en público era como dejar en evidencia tu talón de Aquiles, en tiempos de guerra, ese talón de Aquiles sería el que usarían tus enemigos para desestabilizarte, la primera persona que usarían en tu contra y a la que dañarían. Esa había sido una de las lecciones de su padre, quien la adoctrinó para que en un futuro sirviera a un señor oscuro. Othilia no quería a nadie y si bien usaban a su prometido para… bien, usarlo para amedrentarla, iban errados pues por ella podía morir.
- ¿Quieres tu a algún chico Daphne? – devolvió la pregunta con toda la maldad reunida de su cuerpo. Nunca hablaban de esos temas, tal vez porque Othilia era rehacía a las relaciones y tras dieciocho años aún continuaba intacta. No entendía de placeres carnales pero sabía que la chica Depaul los conocía muy bien pues había llegado a sus oídos a través de su abuela que la muchacha había estado cortejando con un miembro de la familia Selvaggi - ¿Crees que realmente vale la pena renunciar a tu individualidad por un chico?
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
La pregunta era muy difícil de responder. ¿Cómo querer a alguien que hace todo lo contrario a lo que esperas de esa persona? ¿Cómo podía sospechar que entre su hermana y su rollo de verano pasaba algo (para bien o para mal) y aún así, sin importarle nada, saber que sigue apreciando igual a los dos? ¿Cómo podía explicar exactamente que a Dadou le perdonaría absolutamente todo?
–Supongo que es cosa de ser hermanas, gemelas. Solo le perdonaría a ella algo así. Hasta hace poco se molestó conmigo por una tontería y me sentía rara sin poder contar con ella para cualquier cosa, supongo que igual que eso me haría sentir muy mal el perderla. Te acostumbras a estar siempre con alguien y desarrollas una relación aún más intensa de lo usual con esa persona.
Lo dijo tal cual lo sentía, al fin y al cabo no estaba del todo segura de cómo explicar aquello, menos aún a alguien que desde siempre se había mostrado totalmente fría de sentimientos, alguien que estaba admitiendo que era casi incapaz de sentir nada, y lo decía sin palabras, lo que hacía que el mensaje fuera aún más claro, a pesar de la necesidad de interpretación del mismo. No estaba del todo segura de que lo dicho le sirviera de algo o quizás simplemente le haría parecer un tanto estúpida e idiota frente a su amiga. Con bastante probabilidad se reiría de su comentario, o bueno, se burlaría, pues ver a la rubia reírse sin más era casi tan increíble como podría ser ver a su hermana calmada por un día completo.
-¿Querer a un chico? – aquella pregunta le hizo retirar la mano de manera un tanto abrupta de entre las de la muchacha, no se sentía incómoda con ella, por aquellos jugueteos inofensivos, pero lo que si la incomodaba era pensar en Sandro ¿Qué estaría pasando con él? Estaba segura de que le gustaba, quizás no tanto de quererlo… pero él parecía ignorarla tanto… - No merece la pena renunciar a mi misma por ninguna otra persona, da igual cuanto le quieras, pero es que tu no me estás planteando eso ahora mismo. Hablabas de eliminar a mi hermana, no de engancharme de un chico cualquiera.
Con eso había intentado evitar la pregunta primera, no sabría que responder. Se apartó con cuidado el pelo del rostro, mordiéndose con cuidado el labio, solo por pensar en Sandro se ponía un poco idiota.
-Supongo que en algún momento me ha gustado alguien… pero no es lo mismo, no puedes comparar a un chico cualquiera con mi propia sangre, por Merlín, Othilia, a veces eres muy extremista.
–Supongo que es cosa de ser hermanas, gemelas. Solo le perdonaría a ella algo así. Hasta hace poco se molestó conmigo por una tontería y me sentía rara sin poder contar con ella para cualquier cosa, supongo que igual que eso me haría sentir muy mal el perderla. Te acostumbras a estar siempre con alguien y desarrollas una relación aún más intensa de lo usual con esa persona.
Lo dijo tal cual lo sentía, al fin y al cabo no estaba del todo segura de cómo explicar aquello, menos aún a alguien que desde siempre se había mostrado totalmente fría de sentimientos, alguien que estaba admitiendo que era casi incapaz de sentir nada, y lo decía sin palabras, lo que hacía que el mensaje fuera aún más claro, a pesar de la necesidad de interpretación del mismo. No estaba del todo segura de que lo dicho le sirviera de algo o quizás simplemente le haría parecer un tanto estúpida e idiota frente a su amiga. Con bastante probabilidad se reiría de su comentario, o bueno, se burlaría, pues ver a la rubia reírse sin más era casi tan increíble como podría ser ver a su hermana calmada por un día completo.
-¿Querer a un chico? – aquella pregunta le hizo retirar la mano de manera un tanto abrupta de entre las de la muchacha, no se sentía incómoda con ella, por aquellos jugueteos inofensivos, pero lo que si la incomodaba era pensar en Sandro ¿Qué estaría pasando con él? Estaba segura de que le gustaba, quizás no tanto de quererlo… pero él parecía ignorarla tanto… - No merece la pena renunciar a mi misma por ninguna otra persona, da igual cuanto le quieras, pero es que tu no me estás planteando eso ahora mismo. Hablabas de eliminar a mi hermana, no de engancharme de un chico cualquiera.
Con eso había intentado evitar la pregunta primera, no sabría que responder. Se apartó con cuidado el pelo del rostro, mordiéndose con cuidado el labio, solo por pensar en Sandro se ponía un poco idiota.
-Supongo que en algún momento me ha gustado alguien… pero no es lo mismo, no puedes comparar a un chico cualquiera con mi propia sangre, por Merlín, Othilia, a veces eres muy extremista.
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Othilia nunca entendería a las personas por mucho esfuerzo que pusiera por intentar llegar a comprender un poco más a la gente que apreciaba. La rubia platinada quiso acariciar la mano de Daphne porque desde su impresión era una manera de aliviar la crueldad en sus palabras y también un modo de sentir su piel que por varios motivos había estado alejada de su lado. La cosa cambió abruptamente cuando mencionó de un modo tan sutil e inocente a Selvaggi, fue tan ingenua su pregunta que Daphne posiblemente creía que Othilia desconocía todo su percance con el italiano pero la información de un modo u otro siempre llegaba a ella.
- Los extremos son buenos. El mundo no esta matizado en grises, solo existe el blanco o el negro, sin más.
Cuidadosamente amoldó su cabello rubio antes de volver la vista hacia el frente, tan inexpresiva como su frío corazón. Othilia quería confiar en Daphne y creer que la chica, más allá de su amistad, también hacia lo propio con ella pero si empezaban a ocultarse cosas cuando la holandesa era alguien que no sabía guardarse las cosas y siempre, siempre, había dicho todas las cosas a la francesa sin ningún tapujo (incluso las ganas inhumanas de matar a su hermana gemela, esa era tema común entre ambas) entonces había algún problema y Othilia desde su carente experiencia en socializar con personas no sabía identificar el error en su amistad.
- Tu pareces una niñita tonta y enamorada – espetó girando su cabeza con una mirada lacerante, si hubiera tenido dos cuchillos en lugar de dos perlas turquesas como ojos, Daphne ya sufriría las consecuencias de un hechizo peor que el sectusempra - ¿Crees que tu abuela no fue corriendo a la mía para contar el cotilleo de Selvaggi? – si, la había pillado y Othilia no tenía reparo alguno en sacar el tema en su cara, directo y cruel, además, su tono era tan amenazador como la varita de su padre - ¿Tan voluble y estúpida te volvió ese chico? – hizo una pausa y se levantó del suelo en un movimiento ágil pero a la vez bonito. Usando la sombrilla como punto de apoyo se movió hasta quedar delante de Daphne – Aprecio tu buen gusto porque su familia es correcta y digna pero… - se acuclilló para luego arrodillarse delante de Daphne, tomando su cara con una mano, apoyando el pulgar en una mejilla y el anular en la otra para apretarle los carrillos y atraer su rostro hacia ella – No olvides que si un día tienes un problema, yo siempre estaré la primera, no él. No me gusta que ocultes las cosas Daphne.
- Los extremos son buenos. El mundo no esta matizado en grises, solo existe el blanco o el negro, sin más.
Cuidadosamente amoldó su cabello rubio antes de volver la vista hacia el frente, tan inexpresiva como su frío corazón. Othilia quería confiar en Daphne y creer que la chica, más allá de su amistad, también hacia lo propio con ella pero si empezaban a ocultarse cosas cuando la holandesa era alguien que no sabía guardarse las cosas y siempre, siempre, había dicho todas las cosas a la francesa sin ningún tapujo (incluso las ganas inhumanas de matar a su hermana gemela, esa era tema común entre ambas) entonces había algún problema y Othilia desde su carente experiencia en socializar con personas no sabía identificar el error en su amistad.
- Tu pareces una niñita tonta y enamorada – espetó girando su cabeza con una mirada lacerante, si hubiera tenido dos cuchillos en lugar de dos perlas turquesas como ojos, Daphne ya sufriría las consecuencias de un hechizo peor que el sectusempra - ¿Crees que tu abuela no fue corriendo a la mía para contar el cotilleo de Selvaggi? – si, la había pillado y Othilia no tenía reparo alguno en sacar el tema en su cara, directo y cruel, además, su tono era tan amenazador como la varita de su padre - ¿Tan voluble y estúpida te volvió ese chico? – hizo una pausa y se levantó del suelo en un movimiento ágil pero a la vez bonito. Usando la sombrilla como punto de apoyo se movió hasta quedar delante de Daphne – Aprecio tu buen gusto porque su familia es correcta y digna pero… - se acuclilló para luego arrodillarse delante de Daphne, tomando su cara con una mano, apoyando el pulgar en una mejilla y el anular en la otra para apretarle los carrillos y atraer su rostro hacia ella – No olvides que si un día tienes un problema, yo siempre estaré la primera, no él. No me gusta que ocultes las cosas Daphne.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Su mejor amiga, a veces, llegaba a ser tan extremista que la ponía un tanto nerviosa. Que Daphne estaba en ese lado del barco, si, pero eso no quería decir que pensara exactamente como ella, la castaña no creía en las palabras de la chica, ella no veía por ninguna parte racionalidad en irse a los extremos, a ella le gustaba, y le seguiría gustando por siempre, el mantenerse un poco al margen, un poco en los tonos grisáceos.
Pero mirar a Othilia era como mirar a una muñeca de porcelana, no solo sus palabras eran frías, si no también su rostro, y su expresión derrochaba pasividad. Ella no tenía ni idea de que pensaba o que decir en realidad, no quería ponerse a malas con la rubia, no le apetecía estar mal con ella en ningún sentido, menos aún por esas cosas que eran tan estúpidas.
Cuando dijo aquello de que parecía una niña enamorada se sintió herida, más aún con esa mirada asesina que le asestó, no entendía muy bien a que venía, porque la había mirado así, lo veía totalmente injusto, ella no había hecho nada malo, jamás comprendería porque todo el mundo se enfadaba con ella cuando se enteraban de que había estado con Selvaggi… ah, Sandro, cuantos problemas le había conllevado, pero cuan enamorada seguía de él, era como un amor platónico, teniendo en cuenta que él la ignoraba por completo.
¬– ¡No me volvió voluble, ni estúpida! - le dolían muchísimo las palabas de su amiga, le hacían daño, demasiado… casi tanto como le molestó el gesto que le había hecho en el rostro, sentía sus dedos, clavándose en su rostro, Lia era fuerte, más de lo que parecía, y en ese momento estaba “pagando” su frustración o algo con su rostro, sin buscar hacerle daño, se notaba, pero sí que le molestaba un poquito, bastante, que le obligara a estar mirándola a la cara cuando su expresión era tan dura – no te oculto nada. No tienes que pensar que te estoy ocultando esto. Te lo habría dicho si lo hubiera visto oportuno – intentaba defenderse, de sus actos, de sus palabras, de ella en general, eran amigas pero se sentía vulnerable ante la chica –sé de sobra que estarás antes que él. Selvaggi solo fue un rollito de verano, no volví a tener nada con él una vez entramos a la facultad, ni siquiera sé si él tenía intención de tener algo más conmigo… No tenía importancia, pero Othilia, no tienes que ponerte así… – le puso las manos sobre los hombros, buscando que se tranquilizara. Quería relajar a su amiga todo lo que fuera posible –mi abuela… ¿dijo que éramos novios o algo así? Quizás es por eso que él no quiere mucho más conmigo, igual pensó que yo iba muy rápido…
En un principio quería relajarla, después, se le fue el tema de nuevo…
Pero mirar a Othilia era como mirar a una muñeca de porcelana, no solo sus palabras eran frías, si no también su rostro, y su expresión derrochaba pasividad. Ella no tenía ni idea de que pensaba o que decir en realidad, no quería ponerse a malas con la rubia, no le apetecía estar mal con ella en ningún sentido, menos aún por esas cosas que eran tan estúpidas.
Cuando dijo aquello de que parecía una niña enamorada se sintió herida, más aún con esa mirada asesina que le asestó, no entendía muy bien a que venía, porque la había mirado así, lo veía totalmente injusto, ella no había hecho nada malo, jamás comprendería porque todo el mundo se enfadaba con ella cuando se enteraban de que había estado con Selvaggi… ah, Sandro, cuantos problemas le había conllevado, pero cuan enamorada seguía de él, era como un amor platónico, teniendo en cuenta que él la ignoraba por completo.
¬– ¡No me volvió voluble, ni estúpida! - le dolían muchísimo las palabas de su amiga, le hacían daño, demasiado… casi tanto como le molestó el gesto que le había hecho en el rostro, sentía sus dedos, clavándose en su rostro, Lia era fuerte, más de lo que parecía, y en ese momento estaba “pagando” su frustración o algo con su rostro, sin buscar hacerle daño, se notaba, pero sí que le molestaba un poquito, bastante, que le obligara a estar mirándola a la cara cuando su expresión era tan dura – no te oculto nada. No tienes que pensar que te estoy ocultando esto. Te lo habría dicho si lo hubiera visto oportuno – intentaba defenderse, de sus actos, de sus palabras, de ella en general, eran amigas pero se sentía vulnerable ante la chica –sé de sobra que estarás antes que él. Selvaggi solo fue un rollito de verano, no volví a tener nada con él una vez entramos a la facultad, ni siquiera sé si él tenía intención de tener algo más conmigo… No tenía importancia, pero Othilia, no tienes que ponerte así… – le puso las manos sobre los hombros, buscando que se tranquilizara. Quería relajar a su amiga todo lo que fuera posible –mi abuela… ¿dijo que éramos novios o algo así? Quizás es por eso que él no quiere mucho más conmigo, igual pensó que yo iba muy rápido…
En un principio quería relajarla, después, se le fue el tema de nuevo…
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Tener la delicada piel de la francesa apretada por sus dedos, sentir su respiración repicando contra su cara y casi sentir el pulso acelerado de su corazón, mejoraba el humor de Othilia. Escuchó sus palabras sin reponer ni una triste réplica, entrecerró los ojos, vigilando con ojo avizor cualquier cambio perceptible en sus facciones pero no hacía falta, Daphne se ponía en evidencia por ella misma. Una tras otra las palabras se fueron entrelazando, intentaba excusarse con rapidez e incluso algo de elocuencia pero no era suficiente para la holandesa.
“Tonta y enamorada” y era una lástima, tenía mucha confianza en ella, preparó ese verano grandes planes para las dos. En primer lugar quería ir a hablar con Damien Holland para seguir los pasos de su amado padre y altruistamente, iba a meterla en su nueva vida, necesitaba dar el paso definitivo para solventar todos los problemas que las traían tan abatidas pero por sus propias manos. Sin embargo, ahí estaba, la niña enamorada de un hombre, Daphne era tan común, igual que Yesenes, solo quería complacer sus bajos instintos por encima de sus ideales.
- Estúpida – soltó su cara y plantó una bofetada seca en su mejilla izquierda, no era para defender nada solo para hacerla salir de su ensoñación romantica. El golpe no solo dolió a la francesa, un ligero picazón empezó a cosquillear la mano derecha de la holandesa, debería usar la próxima vez un hechizo, tal vez un sectusempra – ¿No ves que suenas contradictoria? – añadió colocándose otra vez en pie, tomando su sombrilla y abriéndola para caminar otra vez de vuelta hacia el lago, quedándose plantada en el borde, pensativa – Espero que él tenga mucha más sensatez que tú y haya dejado apartado vuestro romance para atender a sus deberes con la familia – como ella. Nada de amores veraniegos ni tan siquiera sentimiento por su prometido, su unión era un contrato para dos familias, un bienestar para la preservación de la sangre pura y Othilia veía más tácita esa idea que andar de libertina, perdiendo los papeles por un cualquiera que daba dos caricias.
Caminó de vuelta hacia donde estaba su amiga tras reflexionar y calmar ese nervio que a veces aparecía en su cuerpo y que impulsaba a cometer algunas barbaries como la acontecía unos segundos. Volvió a agacharse a la altura de Daphne, inmune a sus miradas, alargó la misma mano que la había abofeteado pero esta vez, empezó a acariciar la zona que ella misma daño, lentamente, ocultando sus cuerpos bajo la sombra de la sombrilla y perdiendo sus ojos claros en los de la chica.
- No quiero perderte, Daphne. Deseo cumplir mis planes contigo y sé que solo te falta una corrección cuando te sales del buen camino – bajó su mano un poco más hasta llegar a su cuello y acarició su superficie con suavidad, desviando sus ojos hasta allí y quedándose hipnotizada – no vuelvas a defraudarme y olvídate de él, no te hace bien querida, no te hace bien.
“Tonta y enamorada” y era una lástima, tenía mucha confianza en ella, preparó ese verano grandes planes para las dos. En primer lugar quería ir a hablar con Damien Holland para seguir los pasos de su amado padre y altruistamente, iba a meterla en su nueva vida, necesitaba dar el paso definitivo para solventar todos los problemas que las traían tan abatidas pero por sus propias manos. Sin embargo, ahí estaba, la niña enamorada de un hombre, Daphne era tan común, igual que Yesenes, solo quería complacer sus bajos instintos por encima de sus ideales.
- Estúpida – soltó su cara y plantó una bofetada seca en su mejilla izquierda, no era para defender nada solo para hacerla salir de su ensoñación romantica. El golpe no solo dolió a la francesa, un ligero picazón empezó a cosquillear la mano derecha de la holandesa, debería usar la próxima vez un hechizo, tal vez un sectusempra – ¿No ves que suenas contradictoria? – añadió colocándose otra vez en pie, tomando su sombrilla y abriéndola para caminar otra vez de vuelta hacia el lago, quedándose plantada en el borde, pensativa – Espero que él tenga mucha más sensatez que tú y haya dejado apartado vuestro romance para atender a sus deberes con la familia – como ella. Nada de amores veraniegos ni tan siquiera sentimiento por su prometido, su unión era un contrato para dos familias, un bienestar para la preservación de la sangre pura y Othilia veía más tácita esa idea que andar de libertina, perdiendo los papeles por un cualquiera que daba dos caricias.
Caminó de vuelta hacia donde estaba su amiga tras reflexionar y calmar ese nervio que a veces aparecía en su cuerpo y que impulsaba a cometer algunas barbaries como la acontecía unos segundos. Volvió a agacharse a la altura de Daphne, inmune a sus miradas, alargó la misma mano que la había abofeteado pero esta vez, empezó a acariciar la zona que ella misma daño, lentamente, ocultando sus cuerpos bajo la sombra de la sombrilla y perdiendo sus ojos claros en los de la chica.
- No quiero perderte, Daphne. Deseo cumplir mis planes contigo y sé que solo te falta una corrección cuando te sales del buen camino – bajó su mano un poco más hasta llegar a su cuello y acarició su superficie con suavidad, desviando sus ojos hasta allí y quedándose hipnotizada – no vuelvas a defraudarme y olvídate de él, no te hace bien querida, no te hace bien.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Lo primero que hizo fue llevarse la mano a la cara, al lugar que aún ardía por el bofetón de la rubia, aquello le había dolido, pero más le dolió aquel apelativo tan poco cariñoso. Eran amigas y ella la insultaba, la insultaba solo porque se había enamorado. Y no entendía aquella tontería ¿Qué tenía de insensato el buscar a alguien que te complemente? Además no era un chico cualquiera, era un muchacho recto, un chico correcto y capaz. Alguien con los ideales bien avenidos, con fuertes convicciones y si no se equivocaba y, aunque aquello no era algo que a Daphne le hiciera falta saber, Sandro ya lucía la marca, se la había visto en una de esas veces que estuvieron juntos y a solas, había encontrado aquel tatuaje mágico en su piel y lo había besado incluso como señal de cariño. Él no tenía nada de insensato, no tenía nada de incorrecto, no para ella… pero su amiga no parecía estar de acuerdo.
La vio levantarse, en un principio pensó seguirla, pero estaba tan dolida –no solo por el golpe- que se negaba a ello. Quería una disculpa de Othilia, no entendía porque él debía apartarle de su vida para seguir con sus deberes. Estaba diciendo que ella era un estorbo en la vida del italiano. No le agradaba oír aquello, le dolía… muchísimo.
Por ello, en lugar de ponerse en pie, en lugar de responderle, bajó la mirada, fijándola en la nada, en el césped que la rodeaba. En las florecillas silvestres, en la sombra del árbol bajo el cual estaban cobijadas. Ni tan siquiera notó cuando se agachó junto a ella de nuevo, se sentía tan mal que mantuvo la mirada baja. No sabía que decirle o que hacer, él no estaba ahí para ella, ahí tan solo estaba Othilia y parecía querer atacarla por todo, por sus sentimientos y sus ideas, y aquello le dolía.
-No lo parece…. –musitó con apenas un hilo de voz, medio encogiéndose por el roce de su mano en el cuello, sintiéndolo demasiado suavemente –no necesito una corrección, no he hecho nada malo, y tu tan solo me atacas con esas palabras y esos actos – Daphne no tenía tendencia a la discusión, era demasiado sumisa a todo, siempre, y Lia se había aprovechado de eso por años, por eso la trataba así, porque sabía que se dejaría, pero ese día se había pasado, para su forma de verlo al menos. La había dañado donde más le dolía – él no me hace bien, y lo sé, pero no tenía que insultarme por estar enamorada. No tiene nada de malo. Él no tiene nada de malo…
Su voz sonó rota, no porque fue a llorar, no, era más fuerte que eso, pero en cierto modo quería a su amiga, muchísimo.
La vio levantarse, en un principio pensó seguirla, pero estaba tan dolida –no solo por el golpe- que se negaba a ello. Quería una disculpa de Othilia, no entendía porque él debía apartarle de su vida para seguir con sus deberes. Estaba diciendo que ella era un estorbo en la vida del italiano. No le agradaba oír aquello, le dolía… muchísimo.
Por ello, en lugar de ponerse en pie, en lugar de responderle, bajó la mirada, fijándola en la nada, en el césped que la rodeaba. En las florecillas silvestres, en la sombra del árbol bajo el cual estaban cobijadas. Ni tan siquiera notó cuando se agachó junto a ella de nuevo, se sentía tan mal que mantuvo la mirada baja. No sabía que decirle o que hacer, él no estaba ahí para ella, ahí tan solo estaba Othilia y parecía querer atacarla por todo, por sus sentimientos y sus ideas, y aquello le dolía.
-No lo parece…. –musitó con apenas un hilo de voz, medio encogiéndose por el roce de su mano en el cuello, sintiéndolo demasiado suavemente –no necesito una corrección, no he hecho nada malo, y tu tan solo me atacas con esas palabras y esos actos – Daphne no tenía tendencia a la discusión, era demasiado sumisa a todo, siempre, y Lia se había aprovechado de eso por años, por eso la trataba así, porque sabía que se dejaría, pero ese día se había pasado, para su forma de verlo al menos. La había dañado donde más le dolía – él no me hace bien, y lo sé, pero no tenía que insultarme por estar enamorada. No tiene nada de malo. Él no tiene nada de malo…
Su voz sonó rota, no porque fue a llorar, no, era más fuerte que eso, pero en cierto modo quería a su amiga, muchísimo.
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
El primer paso para solucionar un problema es la aceptación pero Daphne, tozuda e impertinente, parecía rehacía a darlo. Othilia hizo caso omiso a sus acusaciones, ella sabía que nunca iba errada, cada acción realizada estaba comedida y calibrada, no dejaba nada al azar, y mucho menos si tenía entre las manos, la pérdida de su amiga. El impulso de la bofetada fue innato pero realizado para castigar una mala actitud y corregir el error. ¿No veía el problema en que se enamorara? Perdería los papeles si alguna cosa por pequeña que fuera, acusaba a Selvaggi y Othilia no podía permitirse perderla, no cuando significaba un engranaje importante en su vida.
- ¿Escuchas cuando hablo, Daphne? – repuso con voz afligida como si ahora la sordera de su amiga fuera mucho más importante que la agresión física – He dicho que por una parte admiro tu buen gusto. Chico correcto, ideales claros y buena familia, todo perfecto pero no pienso describir el motivo por el cual me duele tanto tu fallo. Tienes que ser tu misma quien vea el error y dame tiempo pero si continuas con esta actitud, vendrás llorando a mi, no tardará mucho en hacerte daño.
La miró desde su posición dominante. Othilia sabía que en esa amistad, ella mandaba y tenía muy fácil con alguien tan sumiso como Daphne. Quizás por ese motivo su amistad ya duraba por tantos años, alguien capaz de soportarla con su difícil carácter y su modo de actuar tan especial debía ser una persona con un carácter que se doblegara con facilidad porque de otro modo chocarían, igual que ocurría con la gemela de esa tierna criaturilla.
Othilia no se arrepentía de sus palabras y Daphne no iba a encontrar un perdón, no un perdón tácito. No obstante la cara compungida de la francesa, robó una parte de la humanidad de la chica para entregársela en un momento efímero y único, no creía que fuera a pasar más pero necesitaba demostrarle que su método de “educación” era estricto pero solo pretendía hacerlo desde el pleno cariño que sentía por ella. Volvió a subir la mano hasta alcanzar su mejilla, dedicó una caricia gentil sobre ella, acariciando con la punta de sus dedos, solo usando las suaves yemas, la zona dañada y delineando la forma de uno de sus propios dedos marcado en un rojizo que contrastaba con la delicada piel de Depaul.
- Estaré a tu lado pese a tus errores – alargó el cuello para contactar sus rostro y posó un suave beso, en su mejilla – pero no compartiré tus decisiones.
- ¿Escuchas cuando hablo, Daphne? – repuso con voz afligida como si ahora la sordera de su amiga fuera mucho más importante que la agresión física – He dicho que por una parte admiro tu buen gusto. Chico correcto, ideales claros y buena familia, todo perfecto pero no pienso describir el motivo por el cual me duele tanto tu fallo. Tienes que ser tu misma quien vea el error y dame tiempo pero si continuas con esta actitud, vendrás llorando a mi, no tardará mucho en hacerte daño.
La miró desde su posición dominante. Othilia sabía que en esa amistad, ella mandaba y tenía muy fácil con alguien tan sumiso como Daphne. Quizás por ese motivo su amistad ya duraba por tantos años, alguien capaz de soportarla con su difícil carácter y su modo de actuar tan especial debía ser una persona con un carácter que se doblegara con facilidad porque de otro modo chocarían, igual que ocurría con la gemela de esa tierna criaturilla.
Othilia no se arrepentía de sus palabras y Daphne no iba a encontrar un perdón, no un perdón tácito. No obstante la cara compungida de la francesa, robó una parte de la humanidad de la chica para entregársela en un momento efímero y único, no creía que fuera a pasar más pero necesitaba demostrarle que su método de “educación” era estricto pero solo pretendía hacerlo desde el pleno cariño que sentía por ella. Volvió a subir la mano hasta alcanzar su mejilla, dedicó una caricia gentil sobre ella, acariciando con la punta de sus dedos, solo usando las suaves yemas, la zona dañada y delineando la forma de uno de sus propios dedos marcado en un rojizo que contrastaba con la delicada piel de Depaul.
- Estaré a tu lado pese a tus errores – alargó el cuello para contactar sus rostro y posó un suave beso, en su mejilla – pero no compartiré tus decisiones.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Ambas eran cabezonas, Othilia porque pensaba llevar la razón, e ignoraba cualquier queja de la francesa, la castaña porque se negaba a aceptar que el enamoramiento era errado. Estaba más que claro que ya estaba ciega. No veía las señales. No veía, ni quería ver, que su hermana y el italiano tenían algo entre manos. No veía ni quería ver que el chico la ignoraba de forma demasiado evidente… y de que cuando la tenía cerca la miraba como si ya fuera completamente suya. Lieshout tenía razón, totalmente. El día que Daphne abriera los ojos iría tras ella, llorando sus penas, llorando por la traición de su hermana y por la insensibilidad de Selvaggi.
Pero en ese momento, la francesa no veía eso, era incapaz de abrir los ojos ante aquella verdad tan obvia, y es por eso que ella era incapaz, del mismo modo, de ver que su amiga tan solo intentaba protegerla, a su peculiar modo, pero solo eso.
Entrecerró los ojos, no había sabido contestar a sus primeras palabras, pero el gesto que tuvo la hizo sentir un poco mejor, más calmada.
–Gracias – suspiró un poco, la dejaría que diera que eran errores, que dijera lo que quisiera, a ella no le afectaba aquello, no iba a estar peleándose con su amiga porque dijera que sus decisiones eran erróneas, para la propia Depaul no lo serían hasta que no viera el error con sus propios ojos, pero al menos su amiga había cedido un poco, lo justo para decir que estaría con ella, que la dejaría decidir, para bien o para mal… era un gran paso, pues siempre parecía ser muy cerrada a todo –llevas siendo mi mejor amiga por mucho tiempo - admitió aquello como si la rubia no lo supiera ya –y sabes que lo digo de verdad, me alegro muchísimo de que… vayas a respaldarme – no iba a admitir que tenía problemas con su hermana, al fin y al cabo aquello era algo que mejor que no supiera la rubia, o le daría aún más motivos para sacarla de su vida de una vez, y era lo último que quería –por cierto… ¿Qué tipo de planes tienes que me incluyan…? – había hablado antes de eso, pero por pura rabia ni se había molestado en pensar en ello, pero ahora sí, no sabía de nada que pudiera incluirla y aquello que se le hacía un poco raro. Sabía de sobra lo cuadriculada y organizada que era la muchacha, pero eso no quería decir que tuviera que organizarle la vida a ella… pero obviamente le daba curiosidad saber a qué se referiría.
Pero en ese momento, la francesa no veía eso, era incapaz de abrir los ojos ante aquella verdad tan obvia, y es por eso que ella era incapaz, del mismo modo, de ver que su amiga tan solo intentaba protegerla, a su peculiar modo, pero solo eso.
Entrecerró los ojos, no había sabido contestar a sus primeras palabras, pero el gesto que tuvo la hizo sentir un poco mejor, más calmada.
–Gracias – suspiró un poco, la dejaría que diera que eran errores, que dijera lo que quisiera, a ella no le afectaba aquello, no iba a estar peleándose con su amiga porque dijera que sus decisiones eran erróneas, para la propia Depaul no lo serían hasta que no viera el error con sus propios ojos, pero al menos su amiga había cedido un poco, lo justo para decir que estaría con ella, que la dejaría decidir, para bien o para mal… era un gran paso, pues siempre parecía ser muy cerrada a todo –llevas siendo mi mejor amiga por mucho tiempo - admitió aquello como si la rubia no lo supiera ya –y sabes que lo digo de verdad, me alegro muchísimo de que… vayas a respaldarme – no iba a admitir que tenía problemas con su hermana, al fin y al cabo aquello era algo que mejor que no supiera la rubia, o le daría aún más motivos para sacarla de su vida de una vez, y era lo último que quería –por cierto… ¿Qué tipo de planes tienes que me incluyan…? – había hablado antes de eso, pero por pura rabia ni se había molestado en pensar en ello, pero ahora sí, no sabía de nada que pudiera incluirla y aquello que se le hacía un poco raro. Sabía de sobra lo cuadriculada y organizada que era la muchacha, pero eso no quería decir que tuviera que organizarle la vida a ella… pero obviamente le daba curiosidad saber a qué se referiría.
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Othilia guardó una sonrisa que emanaba solo por sentir que una vez más, había salido con la suya y no solo Daphne no necesitaba su perdón (el cual ni de lejos iba a darle) sino que además, la muchacha mostraba su gratitud porque sabía en el fondo que por muy crueles que fuesen las palabras de la holandesa eran certeras. Casi nunca erraba en sus deducciones y si los rumores que habían llegado a sus oídos pese a que los odiaba eran ciertos, tendría muchos motivos para poner sus planes en marcha.
- No te respaldo – se apuró a decir abriendo sus ojos ya grandes de por si. Negó con la cabeza, no quería crearle falsas ilusiones porque su comentario no había sido ese. Othilia no iba a apoyar esa relación ni cualquier otra que tuviera la castaña simplemente iba a callarse y mirar hacia otro lado, sin poner en alto las evidencias. Dejaría que viviera su amor juvenil para que luego cuando fuera conciente de su error, estaría más cerca de ella como debía haber sido desde el principio. Era celosa con sus cosas y Daphne era como su mejor túnica, la más bonita de su armario – Es un error pero no puedo hacer nada sin que TU veas el problema.
Respecto a los planes, no podía contar con ella hasta que no se deshiciera de su hermana y amante. La miró inexpresiva otra vez, puso su cuerpo en alto y empezó a caminar delante de la chica sin salir de la sombra que marcaba el árbol aún llevando la sombrilla sobre su cabeza – ¿Planes? No voy a incluirte en ningún plan hasta que no dejes de anteponer los placeres carnales a tus ideales – era tajante pero Othilia no daba segundas oportunidades o por lo menos, no en el segundo siguiente a haberle dejado claro que para ella, los deseos e inquietudes, los deseos básicos de las personas de su edad eran alíenos a su persona. Quizás fuera consecuencia de su estricta educación o simplemente había arraigado tan hondo la necesidad de no defraudar a su querido padre, el cual, adoraba, que había decidido dejar de sentir como las personas humanas para nunca crearle una decepción como hizo su tío con su papá.
- Necesito confiar en ti y poseer la certeza que si un día envío un llamado urgente, tú estarás solo para mi – sus ojos azules dejaron flotar el resto de sus pensamientos “y no en la cama de Selvaggi”. Buscó en el bolsillo sus guantes negros de encaje, los colocó otra vez sobre sus pálidas manos y cogió de nuevo el mango de su sombrilla. Hizo un gesto con su diestra instando a que se levantara del suelo para seguirla, iban a dar un paseo, necesitaba estirar sus piernas - ¿Cómo están los señores Depaul?
- No te respaldo – se apuró a decir abriendo sus ojos ya grandes de por si. Negó con la cabeza, no quería crearle falsas ilusiones porque su comentario no había sido ese. Othilia no iba a apoyar esa relación ni cualquier otra que tuviera la castaña simplemente iba a callarse y mirar hacia otro lado, sin poner en alto las evidencias. Dejaría que viviera su amor juvenil para que luego cuando fuera conciente de su error, estaría más cerca de ella como debía haber sido desde el principio. Era celosa con sus cosas y Daphne era como su mejor túnica, la más bonita de su armario – Es un error pero no puedo hacer nada sin que TU veas el problema.
Respecto a los planes, no podía contar con ella hasta que no se deshiciera de su hermana y amante. La miró inexpresiva otra vez, puso su cuerpo en alto y empezó a caminar delante de la chica sin salir de la sombra que marcaba el árbol aún llevando la sombrilla sobre su cabeza – ¿Planes? No voy a incluirte en ningún plan hasta que no dejes de anteponer los placeres carnales a tus ideales – era tajante pero Othilia no daba segundas oportunidades o por lo menos, no en el segundo siguiente a haberle dejado claro que para ella, los deseos e inquietudes, los deseos básicos de las personas de su edad eran alíenos a su persona. Quizás fuera consecuencia de su estricta educación o simplemente había arraigado tan hondo la necesidad de no defraudar a su querido padre, el cual, adoraba, que había decidido dejar de sentir como las personas humanas para nunca crearle una decepción como hizo su tío con su papá.
- Necesito confiar en ti y poseer la certeza que si un día envío un llamado urgente, tú estarás solo para mi – sus ojos azules dejaron flotar el resto de sus pensamientos “y no en la cama de Selvaggi”. Buscó en el bolsillo sus guantes negros de encaje, los colocó otra vez sobre sus pálidas manos y cogió de nuevo el mango de su sombrilla. Hizo un gesto con su diestra instando a que se levantara del suelo para seguirla, iban a dar un paseo, necesitaba estirar sus piernas - ¿Cómo están los señores Depaul?
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: El tiempo es primordial
Le resultaba muy bipolar ese día su mejor amiga, de pronto parecía que daría todo por ella, que estaba totalmente entrega a su amistad, y para cuando se quería dar cuenta estaba en aquel otro punto, en el que le decía cosas como esas, que no la respaldaba, que no estaba de su lado. Le daba a entender que todo lo que ella hacía era un error. Y no quería pensar aquello. No era justo que solo su punto de vista fuera el acertado, aunque sabía que muchas veces era así, la conocía y su buen juicio la precedía, pero en temas sociales nunca había sido ninguna genio, no podía decirse que en ese ámbito la superase por mucho ni nada así… y si, ya vería ella misma sus errores, no iba a responderle nada más a aquello, no sabía cómo y no quería pelear con ella, además ya le daba la sensación de que si le decía algo más, lo que fuera, tan solo empeoraría todo.
Miró a la muchacha desde abajo, se la veía imponente, a veces deseaba dar esa impresión ella también, poder resultar así de sorprendente, pues además de bonita se la veía poderosa, suponía que era porque su mejor amiga así se sentía y por lo tanto podía transmitirlo.
No entendía porque le hablaba de planes y ahora le decía que no iba a incluirla en ellos, porque cambiaba de idea tan rápido, porque estaba decidida a desmoralizarla del todo si se suponía su mejor amiga. Suspiró ante todo aquello y antes de que la rubia dijera lo último, intentando suavizar la situación o simplemente por cambiar de tema, Daphne se decidió a hablar.
–Sabes que puedes confiar en mí, llevamos muchos años siendo amigas, creo que te lo he demostrado más que de sobra y me duele que dudes con eso. Si prefieres pensar que voy a estar con un tío antes que contigo, pues piénsalo. Yo creo que ya no puedo darte más seguro que mi palabra. Eres demasiado desconfiada, Othilia.
Si, era sumisa, y se dejaba mangonear por regla general, pero ese día le estaba haciendo daño, moralmente hablando, y no iba a soportarlo quedándose callada….aunque como siempre, hizo lo que la otra le señaló y se puso en pie, a su lado, suspirando. El cambio a sus abuelos le resultaba repentino.
–Están bien, todo lo bien que puede estar un matrimonio tan anciano como ellos. Me cartean a menudo - no iba a decir para qué, pues estaba claro que la señora Depaul quería que su nieta se asegurase un novio conveniente, y ella tenía clara la idea de cual era y lo veía muy fácil, pero ya no iba a hablar más de ello con su amiga –mi abuelo al parecer tuvo hace poco un pequeño accidente en casa con una plaga que intentó arreglar por sí mismo, es un hombre muy orgulloso y no se da cuenta de que la edad tiene achaques, igualmente… todo está bien, lo arregló y el medimago familiar logró que dejaran de colgarle las orejas hasta el suelo, fue cosa de alguna criatura juguetona, pero se llevó un buen susto mi abuela.
Toda aquella tontería se la soltó intentando desviar la atención de lo dicho antes, tanto la de ella como la propia, comenzaba a estar tan preocupada por las reacciones de la chica que se planteaba irse, relajarse… sin querer en realidad.
Miró a la muchacha desde abajo, se la veía imponente, a veces deseaba dar esa impresión ella también, poder resultar así de sorprendente, pues además de bonita se la veía poderosa, suponía que era porque su mejor amiga así se sentía y por lo tanto podía transmitirlo.
No entendía porque le hablaba de planes y ahora le decía que no iba a incluirla en ellos, porque cambiaba de idea tan rápido, porque estaba decidida a desmoralizarla del todo si se suponía su mejor amiga. Suspiró ante todo aquello y antes de que la rubia dijera lo último, intentando suavizar la situación o simplemente por cambiar de tema, Daphne se decidió a hablar.
–Sabes que puedes confiar en mí, llevamos muchos años siendo amigas, creo que te lo he demostrado más que de sobra y me duele que dudes con eso. Si prefieres pensar que voy a estar con un tío antes que contigo, pues piénsalo. Yo creo que ya no puedo darte más seguro que mi palabra. Eres demasiado desconfiada, Othilia.
Si, era sumisa, y se dejaba mangonear por regla general, pero ese día le estaba haciendo daño, moralmente hablando, y no iba a soportarlo quedándose callada….aunque como siempre, hizo lo que la otra le señaló y se puso en pie, a su lado, suspirando. El cambio a sus abuelos le resultaba repentino.
–Están bien, todo lo bien que puede estar un matrimonio tan anciano como ellos. Me cartean a menudo - no iba a decir para qué, pues estaba claro que la señora Depaul quería que su nieta se asegurase un novio conveniente, y ella tenía clara la idea de cual era y lo veía muy fácil, pero ya no iba a hablar más de ello con su amiga –mi abuelo al parecer tuvo hace poco un pequeño accidente en casa con una plaga que intentó arreglar por sí mismo, es un hombre muy orgulloso y no se da cuenta de que la edad tiene achaques, igualmente… todo está bien, lo arregló y el medimago familiar logró que dejaran de colgarle las orejas hasta el suelo, fue cosa de alguna criatura juguetona, pero se llevó un buen susto mi abuela.
Toda aquella tontería se la soltó intentando desviar la atención de lo dicho antes, tanto la de ella como la propia, comenzaba a estar tan preocupada por las reacciones de la chica que se planteaba irse, relajarse… sin querer en realidad.
Daphne Depaul- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 18/09/2012
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