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Tenemos que hablar
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Universidad Brigantia de Estudios Mágicos :: Facultades :: Facultad Smertios :: Dormitorios :: Dormitorios para chicos
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Tenemos que hablar
Mil horas después Sofie logró encontrar a Adair, en la dichosa enfermería junto a otro montón de locos, y sobre todo acostado con Bea. No supo si fue ahí que el corazón le hizo crack, o cuando él con ojos desorbitados le dijo no es... si, es lo que parece. Más allá de la hipocresía de que se le llenaran los ojos de lágrimas, cuando ella no era libre de pecado, también estaba rabiosa, y la imagen era muy fuerte! O sea, ella podía querer comprender las bebidas envenenadas pero... Tomó el saco de Adair buscando su varita y salió sin decir más, topándose de lleno con el desquiciado enfermero aquel, que a Sofie no le gustaba nada nada nada desde la primera vez que lo había visto.
Como demente volvió sobre sus pasos y jalonéo a Adair para llevárselo derechito a su dormitorio, el de él claro. Es que por muy enojada que quisiera estar, no podía dejar a su novio en medio de toda esa gente convulsionada al cuidado de ese desquiciado. No. Lo lamentaba por Bea que era su amiga, pero tampoco era tan de piedra como para llevarse a los dos de allí. La chica tendría que buscarse su propio novio que la cuidase ¬¬. Empapada desde las 10:10 pm, y en cualquier momento saldría el sol, aun Sofie tenía voluntad para acostar a Adair y tomarle de la manito mientras ambos decían incoherencias, que por más tiernas que se sintieran no dejaban de enrarecer el ambiente.
Terminó por acostarse entre sus brazos, sin siquiera cambiar su vestido por una camiseta ajena, sintiéndose en el medio de una incomodidad absoluta y una necesidad infame. Era tan raro no querer besarlo ni por error y por otro lado pretenderse tierna y cuidadosa de él, sonriente de mentirita para no hacerlo sentir peor de lo que estaba. Había una lista interminable de cosas que habían salido mal allí, y por más tonto que sonase la borrachera no era una cuestión menor. Sofie se durmió pensando que solo quería que ya fuera de una vez mañana, para poder irse de allí con la obligación de buena novia cumplida. Y amaneció entre toces, con un frío infernal en los huesos sabiéndose con gripe, y dejando caer lágrimas por su vestido hermoso maltratado.
Como demente volvió sobre sus pasos y jalonéo a Adair para llevárselo derechito a su dormitorio, el de él claro. Es que por muy enojada que quisiera estar, no podía dejar a su novio en medio de toda esa gente convulsionada al cuidado de ese desquiciado. No. Lo lamentaba por Bea que era su amiga, pero tampoco era tan de piedra como para llevarse a los dos de allí. La chica tendría que buscarse su propio novio que la cuidase ¬¬. Empapada desde las 10:10 pm, y en cualquier momento saldría el sol, aun Sofie tenía voluntad para acostar a Adair y tomarle de la manito mientras ambos decían incoherencias, que por más tiernas que se sintieran no dejaban de enrarecer el ambiente.
Terminó por acostarse entre sus brazos, sin siquiera cambiar su vestido por una camiseta ajena, sintiéndose en el medio de una incomodidad absoluta y una necesidad infame. Era tan raro no querer besarlo ni por error y por otro lado pretenderse tierna y cuidadosa de él, sonriente de mentirita para no hacerlo sentir peor de lo que estaba. Había una lista interminable de cosas que habían salido mal allí, y por más tonto que sonase la borrachera no era una cuestión menor. Sofie se durmió pensando que solo quería que ya fuera de una vez mañana, para poder irse de allí con la obligación de buena novia cumplida. Y amaneció entre toces, con un frío infernal en los huesos sabiéndose con gripe, y dejando caer lágrimas por su vestido hermoso maltratado.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
El dolor de cabeza, el malestar general, la neblina mental y la confusión eran signos evidentes que pese a la poción para contra restar los efectos de la mierda que alguien había puesto en su bebida, no había terminado de hacer su efecto cuando Sofie entró en su cubículo en la enfermería, corriendo las cortinas, totalmente empapada. Adair la miró antes de desviar la mirada hacia Bea, volviendo los ojos miel a la que era su novia un segundo después y notó cierto alivio por haberla encontrado pero también el peso de la culpabilidad aunque algo aliviado pues tenía peores males que atender. No era chico de mentir, había prestado atención a las palabras de Bea antes que volviera a ceder a ese impulso necesario de su cuerpo así que no pudo retener las palabras cuando emergieron por sus labios cual borracho sincero “no es… si es lo que parece”.
La marcha abrupta de Sofie, hicieron reaccionar a Adair que por seguirla cayó de bruces contra el suelo. Estaba levantándose (cabe decir que con dificultad) cuando ella volvió a su lado. El chico casi que empieza la serie de balbuceos sobre las típicas excusas de “no fue mi intención” pero cesó en su empeño, los clichés no valían en aquel momento, sabían a poco y no, no podía decir algo que aún ni sabía como estaba. Recordaba los besos pero eran algo difusos como si todo hubiera resultado ser el producto erótico de un sueño nocturno, nada real.
Probó otra vez suerte una vez en la habitación. Balbuceó incoherencias, intentó esquematizar sin gran resultado la noche porque en realidad había perdido la relación de hechos. Golpes de Gianna, lagrimas de Marianne, beso con Ebba, ron, beso con Bea, bebida bicolor, Sofie… nada tenía cabida en su mente así que relajado, seguro que estaba ahora sí en el lugar correcto (si no tenía ya alucinaciones), enterró la nariz en el cabello rubio de la española, cerró los ojos y quedo profundamente dormido, abrazando a Luttrell.
Los tosidos de la chica aún entre sus brazos, despertaron a Adair. Costó tres intentos despegar los párpados pero consiguió con el equivalente dolor infame de cabeza que punzaba contra su sien. Movió las manos por el cuerpo de Sofie de forma natural, palpando cada rincón de su frío cuerpo y un balde de agua fría cayó sobre él cuando por acariciar su mejilla, notó las lágrimas. Recordó todo en un hilo difuso pero recordó el sueño, más entero y capaz de asimilar todas las incoherencias de la noche anterior. Abrazó a la chica con más fuerza, posó los labios en su cabello, apretó su boca contra su coronilla y enterró sus dedos con delicadeza sobre su blanquecina piel. Necesito un segundo para poder articular palabra, absorbiendo el dulce y suave aroma de su enmarañado cabello – No te vayas – logró decir. ¿Qué era una petición egoísta? Por supuesto pero no quería que se largara – Déjame explicar… aunque no sé que cojones explicar – añadió y dejó ir una mano para llevarla hasta su mentón, apretando un pulgar contra su barbilla para alza su rostro – Perdóname – y lo dijo mirando directamente a sus ojos, serio como nunca y sintiendo que era el peor capullo del mundo.
La marcha abrupta de Sofie, hicieron reaccionar a Adair que por seguirla cayó de bruces contra el suelo. Estaba levantándose (cabe decir que con dificultad) cuando ella volvió a su lado. El chico casi que empieza la serie de balbuceos sobre las típicas excusas de “no fue mi intención” pero cesó en su empeño, los clichés no valían en aquel momento, sabían a poco y no, no podía decir algo que aún ni sabía como estaba. Recordaba los besos pero eran algo difusos como si todo hubiera resultado ser el producto erótico de un sueño nocturno, nada real.
Probó otra vez suerte una vez en la habitación. Balbuceó incoherencias, intentó esquematizar sin gran resultado la noche porque en realidad había perdido la relación de hechos. Golpes de Gianna, lagrimas de Marianne, beso con Ebba, ron, beso con Bea, bebida bicolor, Sofie… nada tenía cabida en su mente así que relajado, seguro que estaba ahora sí en el lugar correcto (si no tenía ya alucinaciones), enterró la nariz en el cabello rubio de la española, cerró los ojos y quedo profundamente dormido, abrazando a Luttrell.
Los tosidos de la chica aún entre sus brazos, despertaron a Adair. Costó tres intentos despegar los párpados pero consiguió con el equivalente dolor infame de cabeza que punzaba contra su sien. Movió las manos por el cuerpo de Sofie de forma natural, palpando cada rincón de su frío cuerpo y un balde de agua fría cayó sobre él cuando por acariciar su mejilla, notó las lágrimas. Recordó todo en un hilo difuso pero recordó el sueño, más entero y capaz de asimilar todas las incoherencias de la noche anterior. Abrazó a la chica con más fuerza, posó los labios en su cabello, apretó su boca contra su coronilla y enterró sus dedos con delicadeza sobre su blanquecina piel. Necesito un segundo para poder articular palabra, absorbiendo el dulce y suave aroma de su enmarañado cabello – No te vayas – logró decir. ¿Qué era una petición egoísta? Por supuesto pero no quería que se largara – Déjame explicar… aunque no sé que cojones explicar – añadió y dejó ir una mano para llevarla hasta su mentón, apretando un pulgar contra su barbilla para alza su rostro – Perdóname – y lo dijo mirando directamente a sus ojos, serio como nunca y sintiendo que era el peor capullo del mundo.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Sofie se dejó abrazar y besar, le reconfortaba eso a pesar de que el “déjame explicar” le hizo encogerse de hombros involuntariamente y soltar otra lágrima silenciosa. Estaba muy cansada aunque hubiera dormido bien y de un tirón, pues era una bruma mental de una noche agitada de mil cosas cargando desordenadas sobre los hombros, que repercutía en el físico de manera inequívoca, haciéndola sentir débil… y la gripe de andar horas y horas en el frío mojada no ayudaba.
Pero en semejante contexto no pudo ponerse a pensar en unos tontos mocos posteriores, que ahora quería sorber con su nariz haciendo ruidito infantil. No quería levantar el rostro pero terminó haciéndolo para encontrarse un segundo con los ojos miel de Adair y de inmediato cerró los suyos sintiéndose incómoda de mirarlo. Con sus manos entre ellos se tomó de la camisa de él para estrujarla entre los dedos y apoyar el rostro allí, haciéndose un bollito de persona entre las mantas y los brazos de Adair. Tampoco quería hablarle a la cara por si tenía mal aliento, había que decirlo. Así que mejor esconderse en su pecho.
- No es tu culpa. – musitó, aunque en verdad creía que si, que algo de la culpa era de él pues quién lo había mandado a tomar tanto. Pero ni que Sofie pensase que los reproches servían para algo – estás bien?... físicamente digo… yo creo que me engripé – fregó su frente tibia contra el pecho de Adair y tragando casual sintió el típico dolor en la garganta. – debería darme un baño…. – que me siento horriblemente sucia y desprolija, fea, enferma!!! – pero… creo… - tosió de nuevo -… voy a irme a bañar, y poner algo desente… compro unos cafés y vuelvo... desayunamos juntos…– que hora serían?- o merendamos...
Pero en semejante contexto no pudo ponerse a pensar en unos tontos mocos posteriores, que ahora quería sorber con su nariz haciendo ruidito infantil. No quería levantar el rostro pero terminó haciéndolo para encontrarse un segundo con los ojos miel de Adair y de inmediato cerró los suyos sintiéndose incómoda de mirarlo. Con sus manos entre ellos se tomó de la camisa de él para estrujarla entre los dedos y apoyar el rostro allí, haciéndose un bollito de persona entre las mantas y los brazos de Adair. Tampoco quería hablarle a la cara por si tenía mal aliento, había que decirlo. Así que mejor esconderse en su pecho.
- No es tu culpa. – musitó, aunque en verdad creía que si, que algo de la culpa era de él pues quién lo había mandado a tomar tanto. Pero ni que Sofie pensase que los reproches servían para algo – estás bien?... físicamente digo… yo creo que me engripé – fregó su frente tibia contra el pecho de Adair y tragando casual sintió el típico dolor en la garganta. – debería darme un baño…. – que me siento horriblemente sucia y desprolija, fea, enferma!!! – pero… creo… - tosió de nuevo -… voy a irme a bañar, y poner algo desente… compro unos cafés y vuelvo... desayunamos juntos…– que hora serían?- o merendamos...
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
No quería que Sofie eximiera su culpa con tanta facilidad, necesitaba ganarse su perdón o hacer algo para mermar la carga de saber que había actuado en contra de sus propios deseos. Adair quería hacer por primera vez bien las cosas, salir con ella con formalidad y en contra de su voluntad, había jodido todo. Los ojos dolidos de Sofie escondiéndose lejos de su alcance, sirvieron para saber que las cosas iban mal y si, había sido enteramente su culpa. Ignoró deliberadamente la pregunta sobre su condición física, excepto el intenso dolor de cabeza y notar el cuerpo como si una estampida de erumperts hubiera pasado por encima, estaba bien pero era como se sentía por dentro, tras haber hecho llorar a Luttrell sin motivo.
Llevaba aún el torso descubierto y notó la tibía frente de la chica. Dejó su mentón para llevar su mano a su frente, frunció el ceño cuando comprobó que tenía una temperatura superior a la habitual. Buscó las mantas para cubrir su cuerpo, besó la coronilla a forma de aviso y puso su cuerpo en pie para ir a buscar una de sus chaquetas. La habitación compartida con tres personas más estaba en silencio, los compañeros estaban profundamente dormidos, cada uno estirado en distintas posiciones e incluso alguno roncando como si tuviera un troll en su interior. Adair abrió el baúl con sus pertenencias, sacó la chaqueta de cuero que solía usar y entregó la prenda a la chica para que no fuera descubierta por el campus de camino a su facultad.
Quitó la camisa, hizo un ovillo para tirarla encima del montón de la ropa sucia y sacó una camiseta que ponerse limpia – Te esperaré en la sala común – añadió con un leve asentimiento de cabeza, caminando hacia ella para inclinarse dejando las manos a lado y lado del cuerpo de Sofie para mirarla de cerca y besarla en la cabeza sin querer resultar invasivo – Buscaré el remedio para tu resfriado en la enfermería y compro los cafés de vuelta – la miró a los ojos, indeciso, queriendo decirle tantas cosas pero no encontrando las palabras, negó con la cabeza y se puso en pie para ir a buscar una toalla y darse un baño – No tardes, por favor – dejó las palabras en el aire mientras caminaba hacia el baño, no en tono imperante más bien con cierto matiz necesitado.
Llevaba aún el torso descubierto y notó la tibía frente de la chica. Dejó su mentón para llevar su mano a su frente, frunció el ceño cuando comprobó que tenía una temperatura superior a la habitual. Buscó las mantas para cubrir su cuerpo, besó la coronilla a forma de aviso y puso su cuerpo en pie para ir a buscar una de sus chaquetas. La habitación compartida con tres personas más estaba en silencio, los compañeros estaban profundamente dormidos, cada uno estirado en distintas posiciones e incluso alguno roncando como si tuviera un troll en su interior. Adair abrió el baúl con sus pertenencias, sacó la chaqueta de cuero que solía usar y entregó la prenda a la chica para que no fuera descubierta por el campus de camino a su facultad.
Quitó la camisa, hizo un ovillo para tirarla encima del montón de la ropa sucia y sacó una camiseta que ponerse limpia – Te esperaré en la sala común – añadió con un leve asentimiento de cabeza, caminando hacia ella para inclinarse dejando las manos a lado y lado del cuerpo de Sofie para mirarla de cerca y besarla en la cabeza sin querer resultar invasivo – Buscaré el remedio para tu resfriado en la enfermería y compro los cafés de vuelta – la miró a los ojos, indeciso, queriendo decirle tantas cosas pero no encontrando las palabras, negó con la cabeza y se puso en pie para ir a buscar una toalla y darse un baño – No tardes, por favor – dejó las palabras en el aire mientras caminaba hacia el baño, no en tono imperante más bien con cierto matiz necesitado.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Sofie tomó la chaqueta y se la puso de inmediato, le quedó una horrible sensación en la boca del estómago sin saber si era él el que decidía besarla en la cabeza, o si era ella que esquivaba con el rostro rápidamente para disipar cualquier otra intención que Adair pudiera tener. Asintió a lo de los cafés, sentándose en la cama para ponerse los zapatos de tacón y no dijo nada más. Pues la verdad es que se sabía capáz de irse a bañar y no volver. Y no solo no volver rápidamente, sino directamente no volver en absoluto.
Una de las razones por las cuales también se había quedado allí esa noche, es porque temía al futuro, al menos si una noche de resaca le quedaba pues mejor aprovecharla. Temía terriblemente a lo que opinaran sus compañeras de cuarto, Pearlie y Gianna, sobre la actitud de Sofie de ir en búsqueda de Adair después de todo. Y ahora volver allí a bañarse era volver a cruzarse con ellas posiblemente. Pero de todos modos llegó a su cuarto encontrándose con que ninguna estaba allí, capaz por la hora, capaz porque como ella habían dormido donde alguien más. Y de todas formas se tardó un montón en bañarse. Primero porque el agua tibia esta hermosísima, segundo porque le pesaba el cerebro y todo le llevaba el doble de tiempo. Tercero tuvo que doblar su vestido y meterlo en una caja con esmero para al día siguiente no más, mandárselo a Jessy a ver si se podía hacer algo, los tacones lo mismo pero en otra caja, llenos de barro, algo ajeados también... que pena, por lo material, pero también por lo simbólico que resultaba.
Se puso cancanes grises y un vestido de mangas largas azul a ver si los colores le levantaban un poco el espíritu. Una zapatillas que permitieran descansar sus plantas de toda una noche de tacones, y que abrigaran bien sus deditos. Un suéter abrigado de lana gris, de esos que suman veinte kilos pero que te abrigan hasta la nariz. Y tuvo también que perder otra media hora secándose el cabello. Ella necesitaba tiempo para ordenar algo las ideas, pero también para no morir de la gripe. Una cosa era escusa de la otra y viceversa.
Tomó el espejo comunicador que compartía con Pearlie primero pensando en llamarle, pero luego terminó guardándolo en un bolsillo del suéter, junto con su varita, repasó la caja de su vestido con los dedos y salió de allí aprovechando un impulso, antes de entregarse a las ganas de meterse en su cama para siempre... - Me demoré demasiado... - dijo a Adair en forma de saludo al encontrarlo en la sala común del chico. Sonrió apenas y se sentó al lado de él sin más confianzas que esa. - es que... estaba muy sucia... - quiso bromear pero no le salió muy bien. Que feo es cuando no sabes a donde mirar ni que hacer con las manos... Bueno, hablar..
- también tuve que empaquetar el vestido, tengo que enviárselo a mamá urgente a ver si logra revivirlo... Y... el agua calentita estaba muy linda como para no tardarse mil horas... se me hicieron los dedos pasas, mira..- y le enseñó una mano de uñas no pintadas como nunca. -y me tardé secándome el cabello también, es que... me lleva tiempo - que le importaba a Adair cuanto tiempo llevaba secarse el cabello!! - si se enfrió el café puedo hacerles un hechizo... - dijo dudosa.
Una de las razones por las cuales también se había quedado allí esa noche, es porque temía al futuro, al menos si una noche de resaca le quedaba pues mejor aprovecharla. Temía terriblemente a lo que opinaran sus compañeras de cuarto, Pearlie y Gianna, sobre la actitud de Sofie de ir en búsqueda de Adair después de todo. Y ahora volver allí a bañarse era volver a cruzarse con ellas posiblemente. Pero de todos modos llegó a su cuarto encontrándose con que ninguna estaba allí, capaz por la hora, capaz porque como ella habían dormido donde alguien más. Y de todas formas se tardó un montón en bañarse. Primero porque el agua tibia esta hermosísima, segundo porque le pesaba el cerebro y todo le llevaba el doble de tiempo. Tercero tuvo que doblar su vestido y meterlo en una caja con esmero para al día siguiente no más, mandárselo a Jessy a ver si se podía hacer algo, los tacones lo mismo pero en otra caja, llenos de barro, algo ajeados también... que pena, por lo material, pero también por lo simbólico que resultaba.
Se puso cancanes grises y un vestido de mangas largas azul a ver si los colores le levantaban un poco el espíritu. Una zapatillas que permitieran descansar sus plantas de toda una noche de tacones, y que abrigaran bien sus deditos. Un suéter abrigado de lana gris, de esos que suman veinte kilos pero que te abrigan hasta la nariz. Y tuvo también que perder otra media hora secándose el cabello. Ella necesitaba tiempo para ordenar algo las ideas, pero también para no morir de la gripe. Una cosa era escusa de la otra y viceversa.
Tomó el espejo comunicador que compartía con Pearlie primero pensando en llamarle, pero luego terminó guardándolo en un bolsillo del suéter, junto con su varita, repasó la caja de su vestido con los dedos y salió de allí aprovechando un impulso, antes de entregarse a las ganas de meterse en su cama para siempre... - Me demoré demasiado... - dijo a Adair en forma de saludo al encontrarlo en la sala común del chico. Sonrió apenas y se sentó al lado de él sin más confianzas que esa. - es que... estaba muy sucia... - quiso bromear pero no le salió muy bien. Que feo es cuando no sabes a donde mirar ni que hacer con las manos... Bueno, hablar..
- también tuve que empaquetar el vestido, tengo que enviárselo a mamá urgente a ver si logra revivirlo... Y... el agua calentita estaba muy linda como para no tardarse mil horas... se me hicieron los dedos pasas, mira..- y le enseñó una mano de uñas no pintadas como nunca. -y me tardé secándome el cabello también, es que... me lleva tiempo - que le importaba a Adair cuanto tiempo llevaba secarse el cabello!! - si se enfrió el café puedo hacerles un hechizo... - dijo dudosa.
- ropa:
Última edición por Sofie Luttrell el Lun Nov 12, 2012 3:41 pm, editado 1 vez
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Adair no tardó más que diez minutos en una ducha rápida. Tomó unos jeans, la camisa de color verde y sin secar su pelo, fue casi volando (no corriendo pero si a paso rápido) hasta la enfermería. Esperó paciente su turno para pedir la medicina y tuvo que atender a una de las integrantes del equipo médico, la cual empezó a formular todo tipo de preguntar de carácter urgente sobre como estaba tras tomar el antídoto. Intentó reducir la entrevista todo lo que pudo pero no salió antes de media hora y gruñendo, chocando con la gente por ir obcecado en toda su mierda, avanzó hacia la cafetería para comprar los dos benditos cafés que no necesitaba pero parecía haberse antojado a Sofie.
Una vez de vuelta a su propia facultad, tomó asiento en un sofá de doble plaza delante de la chimenea y dando sorbos a su café esperó. Reunió toda la paciencia y decidido a soportar el castigo, guardó la llegada de la chica; pasaron una, dos, tres horas y cuando por fin entendió que Sofie no iba a aparecer de vuelta por la facultad, sabiendo que había sido un iluso al creer que podía confiar en algún santo puto milagro, la rubia apareció como la nada. El chico quedó mirando, no perdió detalle cuando tomó asiento, siguió el juego de las manos sin abrir los labios pero si observando todo aquello que la chica debia mostrarle y cuando mencionó los cafés, Adair dejó puestos los ojos miel en la única taza de papel que quedaba.
- Traje el remedio para el resfriado – sacó la varita y apuntó el café para calentarlo solo unos pocos grados para guardarla de nuevo. Tomó el tarro, abrió la envoltura y vertió el contenido en el interior del líquido marrón, movió un poco y entregó a la chica - ¿No querías venir? –tomó una pausa – Yo no sé como pedirte disculpas. Nunca las pido porque considero que las cosas no son importantes pero tu lo eres y no quise, no estaba en mis planes, no lo hice premeditadamente. No cogí a las chicas y dije, vamos, bésenme. No fue así o no sé como fue porque tengo una neblina de pensamientos, a penas me vienen fragmentos claros de vez en cuando y no, no te hubiera hecho eso a consciencia – la verdad es que estaba algo desesperado. Pasó las manos por su pelo y las dejó ahí antes de echarse hacia delante para clavar sus codos sobre las rodillas, meditando, entrelazando al fin los dedos en su nuca – Solo quiero que sepas eso, no te quería hacer daño.
Una vez de vuelta a su propia facultad, tomó asiento en un sofá de doble plaza delante de la chimenea y dando sorbos a su café esperó. Reunió toda la paciencia y decidido a soportar el castigo, guardó la llegada de la chica; pasaron una, dos, tres horas y cuando por fin entendió que Sofie no iba a aparecer de vuelta por la facultad, sabiendo que había sido un iluso al creer que podía confiar en algún santo puto milagro, la rubia apareció como la nada. El chico quedó mirando, no perdió detalle cuando tomó asiento, siguió el juego de las manos sin abrir los labios pero si observando todo aquello que la chica debia mostrarle y cuando mencionó los cafés, Adair dejó puestos los ojos miel en la única taza de papel que quedaba.
- Traje el remedio para el resfriado – sacó la varita y apuntó el café para calentarlo solo unos pocos grados para guardarla de nuevo. Tomó el tarro, abrió la envoltura y vertió el contenido en el interior del líquido marrón, movió un poco y entregó a la chica - ¿No querías venir? –tomó una pausa – Yo no sé como pedirte disculpas. Nunca las pido porque considero que las cosas no son importantes pero tu lo eres y no quise, no estaba en mis planes, no lo hice premeditadamente. No cogí a las chicas y dije, vamos, bésenme. No fue así o no sé como fue porque tengo una neblina de pensamientos, a penas me vienen fragmentos claros de vez en cuando y no, no te hubiera hecho eso a consciencia – la verdad es que estaba algo desesperado. Pasó las manos por su pelo y las dejó ahí antes de echarse hacia delante para clavar sus codos sobre las rodillas, meditando, entrelazando al fin los dedos en su nuca – Solo quiero que sepas eso, no te quería hacer daño.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Ya iba ella a calentar el café, pero Adiar no le dio tiempo, tampoco a interrumpirlo y tuvo que escucharle todo eso. Si, tuvo que, porque si hubiera podido interurmpirlo, no le hubiera dejado que le explicara nada, pues lo dijo antes, no era su culpa y ella lo sabía, ni tenía que darle explicaciones. Además hoy por hoy a horas de lo sucedido, sin poder borrarse la imagen de ver a Adair en la misma camilla que Bea, imaginarse más detalles gracias a sus palabras no era muy bonito.
- Adair – le llamó café entre las manos para que le mirase. – ya lo sé, que no fue a conciencia, ni fue tu culpa… los tragos estaban contaminados y tu te tomaste todo seguro – fue ella la que dejó de mirarlo palabra a palabra, para a dos manos esconderse tras el vaso de cartón que se llevaba a los labios. Cerró los ojos, y suspiró un ahhh picante, ese era el efecto de la poción, lo sabía de libro, pero era la primera vez que tomaba un medicamente mágico que no fuera para el dolor de cabeza.
E igual, aunque no fuera culpa de Adair, se sentía raro aquello. Era obvio que Sofie no estaba cómoda como siempre, ni chispeante como solía ser, que había una distancia extraña entre ellos aunque sus piernas se tocaran por estar uno sentado al lado del otro. Dos cosas le pesaban a Sofie, una que no sabía si iba a poder ser capaz de salir con Adair en público, si todo mundo iba a mirarlos raro por haberlo visto a él como sátiro sexual en plena fiesta. Segundo, que no sabía que iba a pasar cuando ella le contase su parte.
- Me besé con Bird. – dijo mirando al frente, la chimenea encendida – y yo no bebí una barbaridad… solo una copita de nada… Estaba tan – ocupada? -… distraída, que siquiera te vi – y mejor que no lo hubiera visto, no? -… me enteré después cuando terminé en el bar con Pearlie y sus amigos festejándole el cumpleaños... – tomó de nuevo más café y le surgió solo de cambiar de tema. – le di nuestro regalo, parece que le gustó.. Gianna le regaló un anillo que no se que hace, y Joe un gatito mágico, que se llama pazuzu.
- Adair – le llamó café entre las manos para que le mirase. – ya lo sé, que no fue a conciencia, ni fue tu culpa… los tragos estaban contaminados y tu te tomaste todo seguro – fue ella la que dejó de mirarlo palabra a palabra, para a dos manos esconderse tras el vaso de cartón que se llevaba a los labios. Cerró los ojos, y suspiró un ahhh picante, ese era el efecto de la poción, lo sabía de libro, pero era la primera vez que tomaba un medicamente mágico que no fuera para el dolor de cabeza.
E igual, aunque no fuera culpa de Adair, se sentía raro aquello. Era obvio que Sofie no estaba cómoda como siempre, ni chispeante como solía ser, que había una distancia extraña entre ellos aunque sus piernas se tocaran por estar uno sentado al lado del otro. Dos cosas le pesaban a Sofie, una que no sabía si iba a poder ser capaz de salir con Adair en público, si todo mundo iba a mirarlos raro por haberlo visto a él como sátiro sexual en plena fiesta. Segundo, que no sabía que iba a pasar cuando ella le contase su parte.
- Me besé con Bird. – dijo mirando al frente, la chimenea encendida – y yo no bebí una barbaridad… solo una copita de nada… Estaba tan – ocupada? -… distraída, que siquiera te vi – y mejor que no lo hubiera visto, no? -… me enteré después cuando terminé en el bar con Pearlie y sus amigos festejándole el cumpleaños... – tomó de nuevo más café y le surgió solo de cambiar de tema. – le di nuestro regalo, parece que le gustó.. Gianna le regaló un anillo que no se que hace, y Joe un gatito mágico, que se llama pazuzu.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
No devolvió la mirada a Sofie pese a que apeló su atención usando su nombre. Adair continuó mirando un punto entre la pared y la lumbre de fuego, intentando recordar para poder ser totalmente sincero, explicar sin dejar algo a media parte que pudiera usarse en su contra en un futuro. Tiró la cabeza un poco hacia atrás para hacer crujir un par de cervicales soltando el aire por sus labios entreabiertos en un suspiro resignado. Entonces, fue cuando Sofie soltó la noticia sobre su beso con Bird y si, esta vez quitó las manos de la nuca, giró paulatinamente la cabeza hacia donde estaba la chica, quedó mirando fijamente su rostro mientras relataba su noche desde luego mucho más interesante que la suya (no había mucha diversión en terminar drogado en la enfermería).
Apretó los labios con bastante fuerza y necesitó de un gran autocontrol para no sacar ese gen nocivo de celos patológicos, cerró los ojos y volvió a ocupar la posición anterior, manos en nuca y ojos miel fijos en el suelo mientras intentaba calmarse, tomando varias bocanadas de aire. Resultaría muy hipócrita, salir ahora con bate en mano hacia Cerridwen para partirle la cara a ese desgraciado más si tenía en cuenta que poca o mucha, la cosa había sido influida por la bebida adulterada – Había pedido otro regalo para Pearlie – añadió siguiendo el hilo de la conversación más que nada para no incidir en el tema del beso y distraerse – Un apagador. Supongo que deberé ir a dárselo aunque sea algo tarde.
Abruptamente puso su cuerpo en pie, caminó hasta la chimenea y dejó apoyado el codo en la estantería mientras dejaba que su cuerpo tomara temperatura. Negó con la cabeza y miró a Sofie, parecía otra persona y no la chica que había conocido en el bar. No era cuestión suya, más bien, se echaba en falta la jovialidad y espontaneidad de Luttrell, tan calmada, callada… no era ella – Bien. ¿Qué hacemos? – y era su pregunta para decirle si seguían juntos o qué demonios quería.
Apretó los labios con bastante fuerza y necesitó de un gran autocontrol para no sacar ese gen nocivo de celos patológicos, cerró los ojos y volvió a ocupar la posición anterior, manos en nuca y ojos miel fijos en el suelo mientras intentaba calmarse, tomando varias bocanadas de aire. Resultaría muy hipócrita, salir ahora con bate en mano hacia Cerridwen para partirle la cara a ese desgraciado más si tenía en cuenta que poca o mucha, la cosa había sido influida por la bebida adulterada – Había pedido otro regalo para Pearlie – añadió siguiendo el hilo de la conversación más que nada para no incidir en el tema del beso y distraerse – Un apagador. Supongo que deberé ir a dárselo aunque sea algo tarde.
Abruptamente puso su cuerpo en pie, caminó hasta la chimenea y dejó apoyado el codo en la estantería mientras dejaba que su cuerpo tomara temperatura. Negó con la cabeza y miró a Sofie, parecía otra persona y no la chica que había conocido en el bar. No era cuestión suya, más bien, se echaba en falta la jovialidad y espontaneidad de Luttrell, tan calmada, callada… no era ella – Bien. ¿Qué hacemos? – y era su pregunta para decirle si seguían juntos o qué demonios quería.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Y porque él le había comprado otro regalo a Pearlie? O sea... no habían quedado en que le regalaban juntos? Sofie estaba por decir algo, cuando Adair se fue de su lado con tanto ímpetu, que la rubia se hizo para atrás pensando en que iba a pegarle. Obvio fue un momento de tensión nada más, pero... Por disimular volvió a tomar café hasta terminarlo, dejar el vaso en la mesa y levantar la vista apenas para ver a donde iba el chico, y a hacer qué cosa.
Sofie frunció el ceño y los labios tratando de entender pero terminó respondiendo antes de que le sinapsaran las neuronas - que hacemos qué? - le devolvió la pregunta casi enfadada. Hasta el momento no había pensado que cortar su relación con Adair era un opción. Es decir, si se le había ocurrido que cómo iban a hacer para seguir juntos después de todo eso, pero así de dejar las cosas.... Lo miraba a los ojos, y fue descendiendo la fuerza en mantenerlos abiertos por el solo hecho de estar cayendo en esa realidad. Se mordió el labio por dentro y terminó por observar sus rodillas grises que aguantaban sus manos en reposo.
Entonces... Adair la quería dejar? O peor aun, si ella quería dejarlo, él no iba a hacer nada para impedirlo?... Claro! una cosa es que le hubiera dicho "solo quiero que sepas: no te quería hacer daño." y otra hubiera sido "solo quiero que sepas: te quiero con locura desenfrenada amor mio!"... Que dicho sea de paso ella tampoco le había dicho a Adair te quiero, así que no podía venir a reprochárselo ahora. Tendría razón Gianna, de que era ella misma quien había suplicado en cada tramo de esa relación como iba a hacerlo ahora mismo?...
- Adair... estás terminando conmigo? - le dijo mirándolo pero no se aguantaba el peso de sus ojos a punto de llorar, así que tuvo que refregarse la cara y salir corriendo. Bueno, no corriendo pero, al menos levantarse y rodear el sillón dramáticamente. - No lo puedo creer... o sea... fue un tonto beso!!! o mil tontos besos, no importa!... Tan poco vale esto? - y esto era eso que tenían entre ellos. Se abrazó a si misma y bufó descreída. A ella no le pasaban esas cosas, a ella no la dejaban, y nadie le arruinaba nada! a lo sumo se lo procuraba ella misma el desastre en su vida. - Me tardé! pero te fui a buscar, y me quedé contigo arruinando mi vestido, eso debe valer algo, no? - ahora si, estaba empezando a enojarse con él, y lo volvió a mirar solo para hacerlo de manera odiosa, caprichosa y demandante. - la pregunta es: TU que vas a hacer?
Sofie frunció el ceño y los labios tratando de entender pero terminó respondiendo antes de que le sinapsaran las neuronas - que hacemos qué? - le devolvió la pregunta casi enfadada. Hasta el momento no había pensado que cortar su relación con Adair era un opción. Es decir, si se le había ocurrido que cómo iban a hacer para seguir juntos después de todo eso, pero así de dejar las cosas.... Lo miraba a los ojos, y fue descendiendo la fuerza en mantenerlos abiertos por el solo hecho de estar cayendo en esa realidad. Se mordió el labio por dentro y terminó por observar sus rodillas grises que aguantaban sus manos en reposo.
Entonces... Adair la quería dejar? O peor aun, si ella quería dejarlo, él no iba a hacer nada para impedirlo?... Claro! una cosa es que le hubiera dicho "solo quiero que sepas: no te quería hacer daño." y otra hubiera sido "solo quiero que sepas: te quiero con locura desenfrenada amor mio!"... Que dicho sea de paso ella tampoco le había dicho a Adair te quiero, así que no podía venir a reprochárselo ahora. Tendría razón Gianna, de que era ella misma quien había suplicado en cada tramo de esa relación como iba a hacerlo ahora mismo?...
- Adair... estás terminando conmigo? - le dijo mirándolo pero no se aguantaba el peso de sus ojos a punto de llorar, así que tuvo que refregarse la cara y salir corriendo. Bueno, no corriendo pero, al menos levantarse y rodear el sillón dramáticamente. - No lo puedo creer... o sea... fue un tonto beso!!! o mil tontos besos, no importa!... Tan poco vale esto? - y esto era eso que tenían entre ellos. Se abrazó a si misma y bufó descreída. A ella no le pasaban esas cosas, a ella no la dejaban, y nadie le arruinaba nada! a lo sumo se lo procuraba ella misma el desastre en su vida. - Me tardé! pero te fui a buscar, y me quedé contigo arruinando mi vestido, eso debe valer algo, no? - ahora si, estaba empezando a enojarse con él, y lo volvió a mirar solo para hacerlo de manera odiosa, caprichosa y demandante. - la pregunta es: TU que vas a hacer?
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Adair creía que no estaba en su mano decidir. ¿Qué podía él juzgar cuando había sido quien jodió primero la relación? Fuera o no consciente, todos habían visto el percance en el comedor y probablemente, pesaría más los comentarios de la gente que el empeño de ambos por mantener la relación. ¿Qué quería el muchacho? No la quería dejar. Por mucho que Sofie hubiera olvidado que tenía novio en la fiesta, Adair no deseaba poner las cosas fáciles a la chica pues había resultado ser la mejor cosa en mucho tiempo e incluso estaba cómodo, se sentía bien en esa relación.
Tal vez por eso, el dramatismo de Sofie tomó al smertios con las defensas bajas. Giró la cabeza hacia ella cuando rodeó el sofá y fijó sus ojos miel en su cara aniñada. Él no estaba terminando. No podía decir algo que no sentía pero no tuvo tiempo a reponer su parte en todo aquello, Sofie continuaba hablando y hablando, acusando que aquel día era él quien había decidido cortar. ¿Cuándo? En ningún momento, solo preguntó por las intenciones de Luttrell. No pudo reprimir las intenciones de su ceja derecha para alzarse ante el berrinche desmedido de Sofie - ¡Si casi te importa más tu vestido que yo! – vale, no fue la mejor respuesta que podía haber dado a la última pregunta, no cuando quería demostrar todo lo contrario. Incluso alzó la voz, firme y grave, en respuesta a su actitud de niña consentida. No quería, diablos que no deseaba en ese momento ponerse como ogro pero Sofie estaba demandando a que mandara a la mierda su autocontrol.
- Yo NO quiero cortar - avanzó unos pasos para encarar a Sofie aún en el otro lado del Sofá, delante y ella detrás – Eres tu la que ni me quiere mirar a los ojos, la que tardó mil años en volver y la que anda como muerta viviente en este puto sofá – tomó una pausa y pasó una mano por su cara intentando relajarse pero no podía, ahora no quería callar – ¿Qué quiero? – apoyó las manos en el respaldo y inclinó su cuerpo para mirarla a los ojos, cerca y enfadado pero no por el estúpido beso con Bird, más bien porque ella creyera que era él quien tenía el problema en la relación – Te quiero a ti, maldita sea, te quiero a ti y no quiero que te vayas… - alargó el brazo derecho para cazar la nuca de la chica y apretarla hacia él. Besó sus labios con urgencia, necesitando callarse de algún modo y demostrarle que todas sus palabras eran ciertas.
Tal vez por eso, el dramatismo de Sofie tomó al smertios con las defensas bajas. Giró la cabeza hacia ella cuando rodeó el sofá y fijó sus ojos miel en su cara aniñada. Él no estaba terminando. No podía decir algo que no sentía pero no tuvo tiempo a reponer su parte en todo aquello, Sofie continuaba hablando y hablando, acusando que aquel día era él quien había decidido cortar. ¿Cuándo? En ningún momento, solo preguntó por las intenciones de Luttrell. No pudo reprimir las intenciones de su ceja derecha para alzarse ante el berrinche desmedido de Sofie - ¡Si casi te importa más tu vestido que yo! – vale, no fue la mejor respuesta que podía haber dado a la última pregunta, no cuando quería demostrar todo lo contrario. Incluso alzó la voz, firme y grave, en respuesta a su actitud de niña consentida. No quería, diablos que no deseaba en ese momento ponerse como ogro pero Sofie estaba demandando a que mandara a la mierda su autocontrol.
- Yo NO quiero cortar - avanzó unos pasos para encarar a Sofie aún en el otro lado del Sofá, delante y ella detrás – Eres tu la que ni me quiere mirar a los ojos, la que tardó mil años en volver y la que anda como muerta viviente en este puto sofá – tomó una pausa y pasó una mano por su cara intentando relajarse pero no podía, ahora no quería callar – ¿Qué quiero? – apoyó las manos en el respaldo y inclinó su cuerpo para mirarla a los ojos, cerca y enfadado pero no por el estúpido beso con Bird, más bien porque ella creyera que era él quien tenía el problema en la relación – Te quiero a ti, maldita sea, te quiero a ti y no quiero que te vayas… - alargó el brazo derecho para cazar la nuca de la chica y apretarla hacia él. Besó sus labios con urgencia, necesitando callarse de algún modo y demostrarle que todas sus palabras eran ciertas.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
- Me importa mi vestido! y?!?! - respondió histérica casi, justo antes de empezar a llorar, como le había sucedido en la mañana, esas lágrimas que resbalaban independientes de cualquier sonido propio al llanto, solo lágrimas y lágrimas de angustia a cada palabra que él ponía sobre el aire. Una mezcla infama de sentimientos, pues él no quería cortar y ella menos, pero ahí estaba todo hecho un desastre de todo modos, y no solo por el qué vendrá después, sino en ese mismo momento.
Sofie no era ella, estaba afiebrada físicamente confundida mentalmente, a ella que no le gustaba hacerse problemas por las cosas, que disfrutaba más de la vida liviana sin mayores enredos mentales, y al mismo tiempo no podía evadirse del contexto o hacer lo que tuviera ganas. Si quiera sabía de qué tenía ganas!!!. Adair estaba culposo, también había evadido el contacto físico que le era tan propio y natural. Todo era raro, no solo la rubia se estaba comportando extraño. Estuvo a nada de estremecerse de un suspiro atorado de llanto, de darse la vuelta para irse como él le decía que no, cuando por suerte (así lo sintió) Adair la besaba y se juntaban sus labios mojados de sal con los de él.
Luego de un segundo, solo uno, le besó con la misma desesperación, agitándosele el pecho, tomándose de un hombro de Adair, para con la otra mano, ayudarse a escalar el respaldo del sofá, y saltear toda distancia, hasta sentarse en el respaldo y colgarse de su cuello, y llorar como loca de telenovela mientras seguía besándolo desordenada, también buscando sin saber que ese beso volviera las cosas a como eran antes, o al menos confirmara que podían reanudarse. Lo apretó hacia ella y se escapó de sus labios para esconderse en su cuello y suplicarle - no me dejes - En todos los sentidos, él sabía: que no la dejara por los berrinches y las lágrimas injustificadas, que no la dejara por los besos ajenos y cruzados, que no la dejara ahora mismo de abrazar y de buscar con el cuerpo.
Se secaba las lagrima con el cuello de la ropa de él, y buscó colar sus brazos por debajo de los de Adair para abrazarlo por la cintura, con más fuerza, estrujándole la prenda entre los dedos. - perdón, perdón, perdón - a cada palabra un beso, hasta llegar de nuevo a sus labios, aunque a ojos cerrados, pero Adair tenía razón en eso y Sofie no podía sostenerle la mirada mucho tiempo. es que a cada rato mientras lo veía a él, volvía a su mente como lo había encontrado con Bea y pues... era horrible.
Sofie no era ella, estaba afiebrada físicamente confundida mentalmente, a ella que no le gustaba hacerse problemas por las cosas, que disfrutaba más de la vida liviana sin mayores enredos mentales, y al mismo tiempo no podía evadirse del contexto o hacer lo que tuviera ganas. Si quiera sabía de qué tenía ganas!!!. Adair estaba culposo, también había evadido el contacto físico que le era tan propio y natural. Todo era raro, no solo la rubia se estaba comportando extraño. Estuvo a nada de estremecerse de un suspiro atorado de llanto, de darse la vuelta para irse como él le decía que no, cuando por suerte (así lo sintió) Adair la besaba y se juntaban sus labios mojados de sal con los de él.
Luego de un segundo, solo uno, le besó con la misma desesperación, agitándosele el pecho, tomándose de un hombro de Adair, para con la otra mano, ayudarse a escalar el respaldo del sofá, y saltear toda distancia, hasta sentarse en el respaldo y colgarse de su cuello, y llorar como loca de telenovela mientras seguía besándolo desordenada, también buscando sin saber que ese beso volviera las cosas a como eran antes, o al menos confirmara que podían reanudarse. Lo apretó hacia ella y se escapó de sus labios para esconderse en su cuello y suplicarle - no me dejes - En todos los sentidos, él sabía: que no la dejara por los berrinches y las lágrimas injustificadas, que no la dejara por los besos ajenos y cruzados, que no la dejara ahora mismo de abrazar y de buscar con el cuerpo.
Se secaba las lagrima con el cuello de la ropa de él, y buscó colar sus brazos por debajo de los de Adair para abrazarlo por la cintura, con más fuerza, estrujándole la prenda entre los dedos. - perdón, perdón, perdón - a cada palabra un beso, hasta llegar de nuevo a sus labios, aunque a ojos cerrados, pero Adair tenía razón en eso y Sofie no podía sostenerle la mirada mucho tiempo. es que a cada rato mientras lo veía a él, volvía a su mente como lo había encontrado con Bea y pues... era horrible.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Perdió la razón cuando ella respondió a su beso. Dejó de apretar su nuca y pasó a ayudarla a trepar por el sofá, subiendo su cintura, posando la rodilla sobre el mullido asiento para estar más cerca de su cuerpo. Lentamente subió las manos hasta atrapar el pequeño rostro de la española entre sus grandes manos, acariciando con los pulgares su piel para eliminar el rastro húmedo de sus lágrimas y apretó con más firmeza su rostro, evitando que apartara sus labios de los suyos pero por desgracia, desobedeció su orden implícita pues terminó escondiéndose en el cuello de su camiseta. Guardó el típico “no te dejaré” que vendría a continuación y a cambio, la abrazó contra su cuerpo, pegando sus labios a su cabello rubio.
La atrapó por los muslos cuando ella fue ascendiendo con besos pidiendo perdón y la aupó para sentarse en el sofá, dejándola encima de sus piernas aunque el ímpetu inicial obligaba a que la llevara escaleras arriba hasta su habitación – Cállate – surgió tan fuerte e imperativo que hasta él creyó sus propias palabras y guardó silencio por un segundo. La tomó otra vez por el mentón y alzó su rostro, obligando a que fijara sus ojos claros a los suyos miel, conciente que había algo que impedía a Sofie mirarlo directamente – No tengo nada que perdonar – besó suavemente sus labios, entreabriendo los de la chica a penas, acariciando con la mano su muslo, lentamente desde el inicio hasta alcanzar la rodilla de la chica.
Pegó su frente a la de ella y la miró a los ojos, sin saber que decir a continuación y determinando mejor besarla una vez más, alargando el tiempo para meditar sus palabras - ¿Es que no ves que quien tiene más motivos para cortar eres tú? – separó un poco su cuerpo de ella pero sujetándola por las piernas, evitando de ese modo que se fuera a algún lugar – pero me importa una mierda, quien tenga o no. No sé como haré pero te compensaré lo ocurrido esta noche, lo prometo.
La atrapó por los muslos cuando ella fue ascendiendo con besos pidiendo perdón y la aupó para sentarse en el sofá, dejándola encima de sus piernas aunque el ímpetu inicial obligaba a que la llevara escaleras arriba hasta su habitación – Cállate – surgió tan fuerte e imperativo que hasta él creyó sus propias palabras y guardó silencio por un segundo. La tomó otra vez por el mentón y alzó su rostro, obligando a que fijara sus ojos claros a los suyos miel, conciente que había algo que impedía a Sofie mirarlo directamente – No tengo nada que perdonar – besó suavemente sus labios, entreabriendo los de la chica a penas, acariciando con la mano su muslo, lentamente desde el inicio hasta alcanzar la rodilla de la chica.
Pegó su frente a la de ella y la miró a los ojos, sin saber que decir a continuación y determinando mejor besarla una vez más, alargando el tiempo para meditar sus palabras - ¿Es que no ves que quien tiene más motivos para cortar eres tú? – separó un poco su cuerpo de ella pero sujetándola por las piernas, evitando de ese modo que se fuera a algún lugar – pero me importa una mierda, quien tenga o no. No sé como haré pero te compensaré lo ocurrido esta noche, lo prometo.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Se sentó sobre él, acomodándose de la mejor manera buscando rodearlo con las piernas sin importar llevar falda o nada, solo quería ese tibieza hermosa que solo con él sentía, ya fuera porque el metabolismo de Adair era especial, o porque él se había vuelto especial para ella, el confort contenedor de estar entre sus brazos, y calló la boca como él dijo y lo miró a los ojos como él quería, aunque el pecho se le hundiera algo incómodo. ya lo resolvería era solo cuestión de tiempo, estaba convencida por como sus labios rosados se quedaban entre abiertos cada vez que terminaba un beso pues querían otro y otro más.
Escaló por su pecho, hasta llegar a su nuca, al momento que unían sus frentes y ella le jugaba con el cabello corto entre sus dedos, acariciándole el cuello, besándolo de nuevo despegándose en un sistemático "no, no, no" con el rostro a sus palabras, acompañado de una insipiente sonrisa a ojos rojizos por las lágrimas aun. En algún punto era también una sobreactuación tierna, para convencerse a ella misma que no había ni una sola razón para perder eso que tenían, siquiera aquello que había sido tan bonito de mirarlo a los ojos miel como boba.
Acabó por sonreir ampliamente a su promesa y volvió a atraerlo a ella para pegar las frentes. También era un alivio que él dijera aquello, era poco a poco y aunque fuera con palabras, ir recobrando aquella confianza tan natural que habían construído y que por una noche parecía haberse ido al mismísimo infierno de los olvidos. - solo dime que me quieres, de nuevo! - sonrió sacándolo un poco la lengua como si se supiera pidiendo algo excesivo, y volvió a besarlo. Nada de timideces, un beso a labios abiertos buscando recorrerlo con su lengua, desaserse en su boca, jugando a morderle el labio inferior, y a colarse por dentro de su camiseta. Calentarlo para que le dijera sin dudas lo que ella quería escuchar.
Escaló por su pecho, hasta llegar a su nuca, al momento que unían sus frentes y ella le jugaba con el cabello corto entre sus dedos, acariciándole el cuello, besándolo de nuevo despegándose en un sistemático "no, no, no" con el rostro a sus palabras, acompañado de una insipiente sonrisa a ojos rojizos por las lágrimas aun. En algún punto era también una sobreactuación tierna, para convencerse a ella misma que no había ni una sola razón para perder eso que tenían, siquiera aquello que había sido tan bonito de mirarlo a los ojos miel como boba.
Acabó por sonreir ampliamente a su promesa y volvió a atraerlo a ella para pegar las frentes. También era un alivio que él dijera aquello, era poco a poco y aunque fuera con palabras, ir recobrando aquella confianza tan natural que habían construído y que por una noche parecía haberse ido al mismísimo infierno de los olvidos. - solo dime que me quieres, de nuevo! - sonrió sacándolo un poco la lengua como si se supiera pidiendo algo excesivo, y volvió a besarlo. Nada de timideces, un beso a labios abiertos buscando recorrerlo con su lengua, desaserse en su boca, jugando a morderle el labio inferior, y a colarse por dentro de su camiseta. Calentarlo para que le dijera sin dudas lo que ella quería escuchar.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Era ya obvio que Adair tenía el santo tic de alzar la ceja cuando algo tomaba por sorpresa, más aún cuando Sofie demandó otro te quiero que había surgido de la manera más natural del mundo y casi sin darse cuenta. Ya tenía un intento de sonrisa ladeada en los labios cuando ella cubrió sus labios con los suyos así que llevado por el momento, atrajo la chica hacia él, apretándola contra su cuerpo, subiendo lentamente sus manos por la espalda de la chica, metiéndolas también por debajo del grueso jersey pero encontrándose que había demasiada ropa para su gusto.
- No te lo voy a decir – la continuó besando pero podía apreciarse la sonrisa en los labios. Mientras hablaba, su mano derecha buscó por debajo de la falda dónde debía estar el trasero de la rubia para apretar una de sus nalgas para incentivarla a que no parara y eso pasaba con Sofie, no necesitaba de poción para calentarse en exceso solo bastaba con un beso. Gruño inconforme porque era débil cuando jugaba de ese modo con él – Dímelo tu a mi – no quería obligarla a decir algo que no sentía pero era su manera de decir que no volvería a caer en aquello por mucho que buscara su abdomen con las manos frías por debajo la camiseta – Te voy a ayudar con la fiebre – aunque no era esa su verdadera intención. Tiró del jersey hacia arriba, quitó la prenda para dejarla a su lado en el sofá y la estrujó por la cintura con los dos brazos.
La miró a los ojos, sonrío un poco y la terminó por besar demorándose en el proceso, lascivo a consecuencia de las malditas manos de Sofie. Mientras acariciaba con su lengua cada rincón de su boca, murmuro un torpe “te quiero” y a partir de ese momento no volvería a suceder eso, no diría más nada así que mejor guardaba esas palabras en su memoria por algún largo tiempo – ¿Vamos arriba?
- No te lo voy a decir – la continuó besando pero podía apreciarse la sonrisa en los labios. Mientras hablaba, su mano derecha buscó por debajo de la falda dónde debía estar el trasero de la rubia para apretar una de sus nalgas para incentivarla a que no parara y eso pasaba con Sofie, no necesitaba de poción para calentarse en exceso solo bastaba con un beso. Gruño inconforme porque era débil cuando jugaba de ese modo con él – Dímelo tu a mi – no quería obligarla a decir algo que no sentía pero era su manera de decir que no volvería a caer en aquello por mucho que buscara su abdomen con las manos frías por debajo la camiseta – Te voy a ayudar con la fiebre – aunque no era esa su verdadera intención. Tiró del jersey hacia arriba, quitó la prenda para dejarla a su lado en el sofá y la estrujó por la cintura con los dos brazos.
La miró a los ojos, sonrío un poco y la terminó por besar demorándose en el proceso, lascivo a consecuencia de las malditas manos de Sofie. Mientras acariciaba con su lengua cada rincón de su boca, murmuro un torpe “te quiero” y a partir de ese momento no volvería a suceder eso, no diría más nada así que mejor guardaba esas palabras en su memoria por algún largo tiempo – ¿Vamos arriba?
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Como iba a parar si era ella la loca que lo estaba provocando a propósito, muy evidente para ambos, y como Sofie había pensando solo bastaba un poco de tiempo, (en realidad una super confesión de parte de Adair) para que volviera a sentirse en sus brazos como en ningunos otros. Naturalmente balanceó sus caderas en cuanto él la tomaba por detrás, jugando a morderle los labios, la barbilla o la mejilla, buscando rosar su cuerpo con el de él, pero que aun así le quedaba espacio para acariciar su torso por debajo de la ropa.
Fue extraño sentir que podía decirle "te quiero" y al mismo tiempo no querer hacerlo. Eso si, en cuanto Adair le quitó el suéter y le declaró sus intensiones, la electricidad infame le recorrió la columna siguiendo el camino de las manos de él, y su respirar se detuvo el segundo preciso antes de volver a buscarlo con los labios, y las manos abrazándolo por los hombros, afianzando el contacto con las yemas de los dedos que presionaban dejando muy claro, muy claro lo que buscaba - solo si me llevas aúpa - contestó con descaro, besándole la mejilla el cuello, todo lo que podía mientras la alzaba y se iban para arriba.
El trayecto no era largo, pero sabiendo lo que seguía, Sofie empezó a maquinar mentalmente así como esa vez que le había propuesto algo sin pensar, presa de la calentura, y luego no lo había llevado a cabo por nervios y porque no estaba lista. Se esmeró más en los besos y caricias, para evadirse de su cabeza y del exterior, donde Adair entrando a su dormitorio echaba a lo bestia a un compañero que estaba allí. Sofie no quería ni saber quién era y cerró con fuerza los ojos, los oídos y los brazos y piernas en torno a Adair. Horror total si llegaba a ser uno con el cual ella tenía relación.
Cayó de espaldas en la cama donde había dormido antes y jaló a Adair así como estaba vestido a que se tirara encima de ella, le tomó el rostro a dos manos y como si le enseñase como debía hacerlo (nada de murmurar torpe), solo por molestarlo le dijo - asi...: Te quiero - mirándolo a los ojos, convencida y nerviosa de labios tiritantes pero decididos, que buscaron de inmediato volverlo a besar.
Fue extraño sentir que podía decirle "te quiero" y al mismo tiempo no querer hacerlo. Eso si, en cuanto Adair le quitó el suéter y le declaró sus intensiones, la electricidad infame le recorrió la columna siguiendo el camino de las manos de él, y su respirar se detuvo el segundo preciso antes de volver a buscarlo con los labios, y las manos abrazándolo por los hombros, afianzando el contacto con las yemas de los dedos que presionaban dejando muy claro, muy claro lo que buscaba - solo si me llevas aúpa - contestó con descaro, besándole la mejilla el cuello, todo lo que podía mientras la alzaba y se iban para arriba.
El trayecto no era largo, pero sabiendo lo que seguía, Sofie empezó a maquinar mentalmente así como esa vez que le había propuesto algo sin pensar, presa de la calentura, y luego no lo había llevado a cabo por nervios y porque no estaba lista. Se esmeró más en los besos y caricias, para evadirse de su cabeza y del exterior, donde Adair entrando a su dormitorio echaba a lo bestia a un compañero que estaba allí. Sofie no quería ni saber quién era y cerró con fuerza los ojos, los oídos y los brazos y piernas en torno a Adair. Horror total si llegaba a ser uno con el cual ella tenía relación.
Cayó de espaldas en la cama donde había dormido antes y jaló a Adair así como estaba vestido a que se tirara encima de ella, le tomó el rostro a dos manos y como si le enseñase como debía hacerlo (nada de murmurar torpe), solo por molestarlo le dijo - asi...: Te quiero - mirándolo a los ojos, convencida y nerviosa de labios tiritantes pero decididos, que buscaron de inmediato volverlo a besar.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Era débil ante su carne y no podía evitarlo. Entre sus brazos, respondía como podía a sus besos e incluso tuvo que parar alguna ocasión para empotrarla contra la pared y tomarse un descanso para besarla largo y lascivo así como la ocasión requería. La entrada de ambos en su habitación fue torpe, Adair casi los tira por abrir la puerta pero rápidamente analizó la habitación y en cuanto vislumbró a un compañero, mencionó un “largo” tan seco e imperativo, llevando una amenaza implicita sobre que pasaría si no abandonaba el lugar en ese preciso momento, que a la otra criatura no quedó de otra que dejarlos a solas.
La dejó con algo de delicadeza encima de su cama y cayó encima de Sofie cuando jaló su camiseta. Apoyó las manos en su cintura cargando el peso de su cuerpo en sus rodillas para no chafarla debajo suyo, soltó una risa entre dientes suave cuando ella mostró como debía hacerlo, cerró los ojos para recibir sus labios y la besó por largo rato, descendiendo las manos hasta el filo de la falda, metiéndolas debajo para buscar el borde de los leggins y arrastrarlos hacia abajo buscando ansioso la piel de la chica con la yema de sus dedos.
- No entendí – besó su mentón y luego su cuello. Hundió sus boca en la suave tesitura de su cuello y dejó deslizar su respiración, jugando con el tacto de la piel – Repítalo – no supo como pero terminó deshaciéndose de las zapatillas y el molestoso pantalón obligando a la rubia a flexionar las piernas para colocarse mejor entre ellas y acariciando las piernas ahora desnudas de arriba abajo - ¿Cómo era? – subió buscando de nuevo su boca entreabrió con su lengua los labios de la chica y abandonó las piernas para bajar las tiras de su vestido a la vez – Repítalo que soy un alumno lento.
La dejó con algo de delicadeza encima de su cama y cayó encima de Sofie cuando jaló su camiseta. Apoyó las manos en su cintura cargando el peso de su cuerpo en sus rodillas para no chafarla debajo suyo, soltó una risa entre dientes suave cuando ella mostró como debía hacerlo, cerró los ojos para recibir sus labios y la besó por largo rato, descendiendo las manos hasta el filo de la falda, metiéndolas debajo para buscar el borde de los leggins y arrastrarlos hacia abajo buscando ansioso la piel de la chica con la yema de sus dedos.
- No entendí – besó su mentón y luego su cuello. Hundió sus boca en la suave tesitura de su cuello y dejó deslizar su respiración, jugando con el tacto de la piel – Repítalo – no supo como pero terminó deshaciéndose de las zapatillas y el molestoso pantalón obligando a la rubia a flexionar las piernas para colocarse mejor entre ellas y acariciando las piernas ahora desnudas de arriba abajo - ¿Cómo era? – subió buscando de nuevo su boca entreabrió con su lengua los labios de la chica y abandonó las piernas para bajar las tiras de su vestido a la vez – Repítalo que soy un alumno lento.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Mientras lo besaba o más bien se enredaba con sus labios, alzó la cola para que le quitara los leggins y entre las piernas de Adair descalzó sus pies uno con otro, para quitar las zapatillas del camino. Una risita producto de las cosquillas a su cuello y las palabras tontas de Adair fueron toda primera respuesta, luego un -te quiero- suave algo vergonzoso de andar repitiendo aquello, luego un suspiro a piernas abiertas y otro -te quiero- casi tan decidido como el primero de todos. -Te quiero, te quiero, - repetitivo como los besos que no quería dejar de darle por mucho que él estuviera empecinado en prestar más atención a como quitarle el vestido que a otra cosa.
Equivocaba Adair el camino, si pretendía deslizarlo para abajo en vez de quitárselo por la cabeza, le mordió jugando una mano que pasaba por su hombro, y se removió debajo de él, para meterlos a ambos dentro de las mantas. Aun no se sacaba el vestido, y de algún modo era como que, de hecho, no le había permitido a Adair que lo hiciera. Manos libres y mantas acomodadas volvió a buscarlo con sus manos colándose por su torso para quitarle la camiseta, dejarla tirada por ahí y posar sus manos a los lados del rostro del chico para besarlo con cariño.
No es que sus gestos fueran reticentes en absoluto, parecían más un juego indeciso de pura búsqueda de provocación, pero al tiempo que la respiración se le agitaba a Sofie irremediable por la calentura, también por los nervios o algo de duda… hasta que en un punto ya solo se sentía incómoda, de nuevo. Se obligó a dejar las idioteces de lado, tomando a Adair por los hombros volviéndolo a besar, dejándolo a él contra el colchón y ella subiéndosele encima, lo miró con sus ojos pícaros, se sacó el vestido ella misma, quedado en bragas y sujetados de conjunto gris cubriendo parte de ese torso blanco que subía y bajaba al ritmo de los pulmones, pero… - no lo hiciste con Bea, no? – simplemente no pudo evitar decirlo, era como tener un sapo infame en la garganta y dicho lo primero pues… - ni con las otras… quienes son las otras? - preguntó, con sus manos sobre el pecho de Adair, sentada sobre él, casi perfectamente derecha de espalda, marcando una distancia física que si bien era genial al tener sexo, pues ahora era simplemente distancia.
Equivocaba Adair el camino, si pretendía deslizarlo para abajo en vez de quitárselo por la cabeza, le mordió jugando una mano que pasaba por su hombro, y se removió debajo de él, para meterlos a ambos dentro de las mantas. Aun no se sacaba el vestido, y de algún modo era como que, de hecho, no le había permitido a Adair que lo hiciera. Manos libres y mantas acomodadas volvió a buscarlo con sus manos colándose por su torso para quitarle la camiseta, dejarla tirada por ahí y posar sus manos a los lados del rostro del chico para besarlo con cariño.
No es que sus gestos fueran reticentes en absoluto, parecían más un juego indeciso de pura búsqueda de provocación, pero al tiempo que la respiración se le agitaba a Sofie irremediable por la calentura, también por los nervios o algo de duda… hasta que en un punto ya solo se sentía incómoda, de nuevo. Se obligó a dejar las idioteces de lado, tomando a Adair por los hombros volviéndolo a besar, dejándolo a él contra el colchón y ella subiéndosele encima, lo miró con sus ojos pícaros, se sacó el vestido ella misma, quedado en bragas y sujetados de conjunto gris cubriendo parte de ese torso blanco que subía y bajaba al ritmo de los pulmones, pero… - no lo hiciste con Bea, no? – simplemente no pudo evitar decirlo, era como tener un sapo infame en la garganta y dicho lo primero pues… - ni con las otras… quienes son las otras? - preguntó, con sus manos sobre el pecho de Adair, sentada sobre él, casi perfectamente derecha de espalda, marcando una distancia física que si bien era genial al tener sexo, pues ahora era simplemente distancia.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Gustó de escuchar la frase de sus labios, sonaba bien y hasta podía acostumbrarse a decirselo de vuelta. Esta vez sin embargo no tuvo tiempo pues entre que ayudó a Sofie a tirar las mantas para cubrirse, el cambio de posición… a penas tuvo tiempo a reaccionar a otra cosa que no fuera su libido.
Estaba ensimismado delineando las curvas de Sofie con sus manos desde debajo de su brazo, pasando por su cintura hasta llegar a la fina tira de sus bragas, perdido en sus deseos y tal vez aún arrastrando algo de la poción (o no) pues no podía evitar pensar en arrancar aquellas frágiles tiras para saciar sus deseos más bajos. Todo se fue al traste cuando Sofie dejó la pregunta en el aire, Adair levantó el rostro, miró los ojos de la chica y enarcó una ceja, no muy seguro si había escuchado bien – No lo hice con Bea – si no sería un infame de estar pidiendo confesiones profundas a la chica cuando había decidido ponerle el cuerno.
– Ni con las otras – no es que tuviera pensamientos claros pero no creía que Clarisse hubiera permitido a su hermano cometer tal espectáculo en público. Quitó las manos, soltó un suspiro y dejó caer la cabeza contra la almohada, reflexionando. Ebba, Bea y, ¿la otra chica rubia? Solo había dos opciones: Shadow o Marianne. No creía recordar haber hecho algo con la primera pero si tenía un pensamiento confuso del perfume de la segunda.
- Ebba y Marianne. Creo, no estoy seguro de la última – fue sincero y la miró a los ojos. Iba a contestarle cada pregunta que ella realizara para mantener en todo momento la sinceridad y usándola para retomar la confianza que había perdido cuando empezó a beber el dichoso mejunje bicolor. Tiró la cabeza hacia arriba para darle un beso en los labios – Supongo que eran las que tenía más a mano – acarició con los dedos su costado, rodeó la cintura y volvió a subir hasta alcanzar el enganche de su sujetador, desprendiéndolo con una mano pues la otra había posado sus dedos en uno de los muslos - ¿Solo un beso con Bird? – no era bueno devolverle la pregunta pero ya que estaban, prefería saber las cosas de una buena vez y no encontrarse con sorpresas días después. Igual, preguntaba pero tenía las manos ya yendo a buscar la otra fina prenda, tirando de las tiras hacia abajo para incentivar a Sofie a levantarse para quitárselas y no terminar destrozando su cara lencería.
Estaba ensimismado delineando las curvas de Sofie con sus manos desde debajo de su brazo, pasando por su cintura hasta llegar a la fina tira de sus bragas, perdido en sus deseos y tal vez aún arrastrando algo de la poción (o no) pues no podía evitar pensar en arrancar aquellas frágiles tiras para saciar sus deseos más bajos. Todo se fue al traste cuando Sofie dejó la pregunta en el aire, Adair levantó el rostro, miró los ojos de la chica y enarcó una ceja, no muy seguro si había escuchado bien – No lo hice con Bea – si no sería un infame de estar pidiendo confesiones profundas a la chica cuando había decidido ponerle el cuerno.
– Ni con las otras – no es que tuviera pensamientos claros pero no creía que Clarisse hubiera permitido a su hermano cometer tal espectáculo en público. Quitó las manos, soltó un suspiro y dejó caer la cabeza contra la almohada, reflexionando. Ebba, Bea y, ¿la otra chica rubia? Solo había dos opciones: Shadow o Marianne. No creía recordar haber hecho algo con la primera pero si tenía un pensamiento confuso del perfume de la segunda.
- Ebba y Marianne. Creo, no estoy seguro de la última – fue sincero y la miró a los ojos. Iba a contestarle cada pregunta que ella realizara para mantener en todo momento la sinceridad y usándola para retomar la confianza que había perdido cuando empezó a beber el dichoso mejunje bicolor. Tiró la cabeza hacia arriba para darle un beso en los labios – Supongo que eran las que tenía más a mano – acarició con los dedos su costado, rodeó la cintura y volvió a subir hasta alcanzar el enganche de su sujetador, desprendiéndolo con una mano pues la otra había posado sus dedos en uno de los muslos - ¿Solo un beso con Bird? – no era bueno devolverle la pregunta pero ya que estaban, prefería saber las cosas de una buena vez y no encontrarse con sorpresas días después. Igual, preguntaba pero tenía las manos ya yendo a buscar la otra fina prenda, tirando de las tiras hacia abajo para incentivar a Sofie a levantarse para quitárselas y no terminar destrozando su cara lencería.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Y como era previsible, que no se hubiera acostado con ellas no cambiaba en nada las cosas. Capaz si Si se las hubiera follado sería diferente, pero así no le tranquilizaba en nada. Peor aun cuando escuchó quienes eran las otras dos. Ebba? DIOS! ella tenía razón en estar celosa de la pelirroja, mucho cariñito, mucho abracito... - Marianne? la de las escobas? - preguntó a medias pues Adair la estaba besando, ahí si necesitaba confirmación de que esa rubia de quidditch era la misma que se llama Marianne, la misma a la que había besado, y mejor que no se enterase que era la misma a la él que recordaba e identificaba por un perfume.
Se sintió excesivamente expuesta sin sostén, parecido como le había pasado en la enfermería la primera vez, pero entre que quería evitar ponerse en asquerosilla y que Adair le preguntaba por Bird y le asaltaba la culpa, hizo lo que debía para quitarse las bragas como él quería. -no- respondió - dos.- Se acostó sobre él con la escusa de besarle el pecho, la clavícula y el cuello, pero en realidad buscando más poder taparse con la manta, cosa que hacía con la mano que no descansaba sobre el pecho de Adair.
- voy a morir de celos - le hablaba alternando besos y caricias de labios a su cuello - ya pensaba mal de Ebba y tu antes... ahora no se que voy a hacer.... O sea... ya se, es ilógico pero.... ella es pelirroja! - y con una pinta de mujer fatal tan segura de si misma, más los dichos de su madre, más la escusa esa de "somos como primos", más mil cosas. Y ni hablar de Marianne la rubia esa que lo compraba con escobas y frases sobre el quidditch que ambos amaban y del cual Sofie estaba tan fuera -... nunca te dije, pero hasta estaba loca por esa Park, con la que supuestamente te juntabas a estudiar... - rió por sus tonterías, pero no le salió muy bien, quedó como forzado.
Se sintió excesivamente expuesta sin sostén, parecido como le había pasado en la enfermería la primera vez, pero entre que quería evitar ponerse en asquerosilla y que Adair le preguntaba por Bird y le asaltaba la culpa, hizo lo que debía para quitarse las bragas como él quería. -no- respondió - dos.- Se acostó sobre él con la escusa de besarle el pecho, la clavícula y el cuello, pero en realidad buscando más poder taparse con la manta, cosa que hacía con la mano que no descansaba sobre el pecho de Adair.
- voy a morir de celos - le hablaba alternando besos y caricias de labios a su cuello - ya pensaba mal de Ebba y tu antes... ahora no se que voy a hacer.... O sea... ya se, es ilógico pero.... ella es pelirroja! - y con una pinta de mujer fatal tan segura de si misma, más los dichos de su madre, más la escusa esa de "somos como primos", más mil cosas. Y ni hablar de Marianne la rubia esa que lo compraba con escobas y frases sobre el quidditch que ambos amaban y del cual Sofie estaba tan fuera -... nunca te dije, pero hasta estaba loca por esa Park, con la que supuestamente te juntabas a estudiar... - rió por sus tonterías, pero no le salió muy bien, quedó como forzado.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
- Marianne la de las escobas.
Sí, la familia de Marianne tenía aquella fábrica o tienda de escobas y casi siempre, Adair probaba el producto recién expuesto al mercado el primero pero sabía que el carácter de ambos eran incompatibles. Un par de movimientos por parte de Sofie bastaron para que Adair se percatara que quería cubrirse, pasó las manos por encima del cuerpo de la chica, tomó el filo de las mantas y tiró hacia arriba para cubrirla hasta el cuello, dejando reposar las palmas de sus manos por encima de las cobijas y justo en la espalda de la chica.
Tiró la cabeza hacia atrás para dejarla hacer y gruñó como protesta a sus celos irracionales. Ebba ya era agua pasada, tuvo su oportunidad cuando era un adolescente salido y ahora, no veía más de ella que el físico obvio y el fulgor de su pelo rojizo, en estado normal, sin adulterar, Adair no tenía intenciones de arrancarle la ropa o proponerle sexo esporádico – Ella pelirroja y tu rubia – no era la mejor de las deducciones pero ahí estaba. El chico no tenía preferencias fetiches por el color de cabello si bien era cierto que las hebras rojizas o doradas, eran de su preferencia pero solo como un detalle más casi sin importancia a todas las características que él buscaba en una mujer a la hora de llevarla a la cama - ¿Park? – apretó a Sofie más contra su cuerpo y no, no pudo reprimir la carcajada.
Hubiera querido porque el horno no estaba para bollos pero a la mierda el autocontrol cuando Sofie se encelaba hasta de Park. ¿Es qué no veía que casi ni tetas tenía? – ¿No ves que es una niña indefensa? Una vez la ayudé en Hogwarts y ella me devolvió el favor, salvando mi culo del troll de pociones – dejó escapar el aire por sus labios entreabiertos, ascendió sus manos hasta atrapar el rostro de Sofie y la apartó con suavidad para que dejara de besarlo - ¿Puedes dejar de preocuparte? Puede que no confíes en mi ahora pero te acabo de decir que te quiero. ¿No es aval? –la besó suave y negó con la cabeza, alargando la mano para coger su camiseta y dársela – Toma, pontela, tienes frío – la verdad es que mezclar aquellos temas con la calentura no era positivo. Adair perdía las ganas cuando volvía a sentirse culpable.
Sí, la familia de Marianne tenía aquella fábrica o tienda de escobas y casi siempre, Adair probaba el producto recién expuesto al mercado el primero pero sabía que el carácter de ambos eran incompatibles. Un par de movimientos por parte de Sofie bastaron para que Adair se percatara que quería cubrirse, pasó las manos por encima del cuerpo de la chica, tomó el filo de las mantas y tiró hacia arriba para cubrirla hasta el cuello, dejando reposar las palmas de sus manos por encima de las cobijas y justo en la espalda de la chica.
Tiró la cabeza hacia atrás para dejarla hacer y gruñó como protesta a sus celos irracionales. Ebba ya era agua pasada, tuvo su oportunidad cuando era un adolescente salido y ahora, no veía más de ella que el físico obvio y el fulgor de su pelo rojizo, en estado normal, sin adulterar, Adair no tenía intenciones de arrancarle la ropa o proponerle sexo esporádico – Ella pelirroja y tu rubia – no era la mejor de las deducciones pero ahí estaba. El chico no tenía preferencias fetiches por el color de cabello si bien era cierto que las hebras rojizas o doradas, eran de su preferencia pero solo como un detalle más casi sin importancia a todas las características que él buscaba en una mujer a la hora de llevarla a la cama - ¿Park? – apretó a Sofie más contra su cuerpo y no, no pudo reprimir la carcajada.
Hubiera querido porque el horno no estaba para bollos pero a la mierda el autocontrol cuando Sofie se encelaba hasta de Park. ¿Es qué no veía que casi ni tetas tenía? – ¿No ves que es una niña indefensa? Una vez la ayudé en Hogwarts y ella me devolvió el favor, salvando mi culo del troll de pociones – dejó escapar el aire por sus labios entreabiertos, ascendió sus manos hasta atrapar el rostro de Sofie y la apartó con suavidad para que dejara de besarlo - ¿Puedes dejar de preocuparte? Puede que no confíes en mi ahora pero te acabo de decir que te quiero. ¿No es aval? –la besó suave y negó con la cabeza, alargando la mano para coger su camiseta y dársela – Toma, pontela, tienes frío – la verdad es que mezclar aquellos temas con la calentura no era positivo. Adair perdía las ganas cuando volvía a sentirse culpable.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Sonrió a su carcajada, hubiera querido reírse ampliamente con él porque sabía que era una idiotez sin pies ni cabeza lo de Park, pero bueno, así eran los celos no? Y bastante se los había aguantado lo mejor que pudo todo este tiempo. Era contradictorio que le gustaran con los chicos como Adair, que tenían mucha vida social y muchas chicas a su disposición y esos gestos galantes y compradores para con todas, y a la vez sufriera como enferma de celos, pero ahí residían parte del encanto masoquista seguramente.
Lo besó suave, entreabriendo poco los labios, casi con ánimo cansado que era más culpa y resignación que otra cosa. Suspiró un escalofrío y se abrazó a él - no es frío, es vergüenza...- No quería despegarse de su pecho ni aunque fuera por vestirse. Además le gustaba el calor que él trasmitía y sentir sus dedos directo contra su piel. También saberse en una cama a solas, hablando cosas que por más feas eran de pareja y hacían la cuestión romántica de algún modo.
- es que... yo me fío de ti desde siempre, desde antes de conocerte, si hasta me peleé con Gianna por eso. - ups, eso no lo sabía Adair, no?... apuró las palabras siguientes mientras lo entretenía entrelazando sus dedos con los suyos - pero no lo puedo evitar, te veo con otra y sé que no pasa nada, pero de inmediato pienso que ella es más rubia, o más divertida, o tienen más cosas en común, o un culo divino... - era una descripción genérica pero bien podía aplicarse a lo que pensaba de Marianne. - y además ser obsesiva celosa no es nada sexy, yo solita estoy perdiendo mis propios puntos - Bufó por su idiotez, y le mordió el lóbulo de la oreja también para que él se hiciera algo de cargo, algo de la culpa le competía. - además tu te haces el lindo con todas... No te atrevas a negarlo! y en vez de morderlo terminó por estirar el lóbulo de su oreja entre los labios, para besarlo en el cuello luego y así seguir.
Lo besó suave, entreabriendo poco los labios, casi con ánimo cansado que era más culpa y resignación que otra cosa. Suspiró un escalofrío y se abrazó a él - no es frío, es vergüenza...- No quería despegarse de su pecho ni aunque fuera por vestirse. Además le gustaba el calor que él trasmitía y sentir sus dedos directo contra su piel. También saberse en una cama a solas, hablando cosas que por más feas eran de pareja y hacían la cuestión romántica de algún modo.
- es que... yo me fío de ti desde siempre, desde antes de conocerte, si hasta me peleé con Gianna por eso. - ups, eso no lo sabía Adair, no?... apuró las palabras siguientes mientras lo entretenía entrelazando sus dedos con los suyos - pero no lo puedo evitar, te veo con otra y sé que no pasa nada, pero de inmediato pienso que ella es más rubia, o más divertida, o tienen más cosas en común, o un culo divino... - era una descripción genérica pero bien podía aplicarse a lo que pensaba de Marianne. - y además ser obsesiva celosa no es nada sexy, yo solita estoy perdiendo mis propios puntos - Bufó por su idiotez, y le mordió el lóbulo de la oreja también para que él se hiciera algo de cargo, algo de la culpa le competía. - además tu te haces el lindo con todas... No te atrevas a negarlo! y en vez de morderlo terminó por estirar el lóbulo de su oreja entre los labios, para besarlo en el cuello luego y así seguir.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Intentaba entenderla a muchos niveles pero a veces, Adair no podía. ¿Vergüenza? Después de dos meses ya habían visto todo el uno del otro así que el smertios desconocía el motivo por el cual Sofie Luttrell sentenciaba con frescura aquella etiqueta. Tomó la decisión de no darle más vueltas a ese asunto, soltando un bostezo por el agotamiento físico, metió las manos por debajo de la manta, dejó los dedos en su columna que resiguió lentamente de arriba hacia abajo e incluso tomó unos segundos para repasar su trasero firme y desnudo.
- Gianna… - No fue una sorpresa la revelación sobre los comentarios que Gianna iba soltando a sus espaldas. ¿Qué importaba a Adair? Por supuesto, consideraba a Vercelli como una hermana ya fuera cosa de la relación que mantenían sus familias, incluso de pequeños habían terminado desnudos, Autumn, ella y él en la misma piscina de plástico. Quizás había compartido tantas cosas con ella que ahora tenía una mala impresión de él pero tal vez, Adair se merecía un voto de confianza por su parte.
No valía la pena perder la atención de la conversación por eso así que regresó a la habitación escuchando a Sofie y sus miedos – Eso tanto da… joder Sofie, no muerdas así – y tras un suspiro profundo, bajó las manos hasta su culo, apretándolo contra él y en verdad haciendo malabares para no despertar otra vez la libido, ahora estaban hablando en serio y en verdad quería escucharla. La notó prenderse de su cuello, cerró los ojos y se dejó llevar, buscando inevitablemente con sus dedos la entrada a su intimidad pero… sacudió la cabeza, sacando los sueños eróticos de la cabeza.
Giró abruptamente, cambiando posiciones para quedar él encima. Presionó sus muñecas con sus manos contra el colchón por encima de la cabeza y besó una vez con hambre sus labios descendiendo paulatinamente en intensidad hasta que fue algo lento, pausado y cierto punto romántico – No niego nada – añadió contra sus labios con toda la infamia del mundo. ¿Para qué negar? No veía la maldad en llevarse bien con las mujeres, es más, siempre sacabas cosas positivas de ellas aunque también rabietas injustificadas - ¿Sabes qué me pasa? – liberó una de sus manos para presionar su muslo contra él y descender besos desde su barbilla hasta el nacimiento de sus pechos – Que me gustas tu y ahora ninguna me pone cachondo como tu cuando me tocas, ni me saca los malditos te quieros como cierta rubia obsesiva y qué decir… tienes el culo más perfecto que he visto en mucho tiempo – volvió a subir, arrastrando la mano desde el muslo hasta su pecho, atrapándolo con ella y besando ahora su mentón - ¿Quieres más pruebas? – mordió su mentón antes de pasar a besarla otra vez lentamente a penas entreabriendo sus labios con la punta de su lengua.
- Gianna… - No fue una sorpresa la revelación sobre los comentarios que Gianna iba soltando a sus espaldas. ¿Qué importaba a Adair? Por supuesto, consideraba a Vercelli como una hermana ya fuera cosa de la relación que mantenían sus familias, incluso de pequeños habían terminado desnudos, Autumn, ella y él en la misma piscina de plástico. Quizás había compartido tantas cosas con ella que ahora tenía una mala impresión de él pero tal vez, Adair se merecía un voto de confianza por su parte.
No valía la pena perder la atención de la conversación por eso así que regresó a la habitación escuchando a Sofie y sus miedos – Eso tanto da… joder Sofie, no muerdas así – y tras un suspiro profundo, bajó las manos hasta su culo, apretándolo contra él y en verdad haciendo malabares para no despertar otra vez la libido, ahora estaban hablando en serio y en verdad quería escucharla. La notó prenderse de su cuello, cerró los ojos y se dejó llevar, buscando inevitablemente con sus dedos la entrada a su intimidad pero… sacudió la cabeza, sacando los sueños eróticos de la cabeza.
Giró abruptamente, cambiando posiciones para quedar él encima. Presionó sus muñecas con sus manos contra el colchón por encima de la cabeza y besó una vez con hambre sus labios descendiendo paulatinamente en intensidad hasta que fue algo lento, pausado y cierto punto romántico – No niego nada – añadió contra sus labios con toda la infamia del mundo. ¿Para qué negar? No veía la maldad en llevarse bien con las mujeres, es más, siempre sacabas cosas positivas de ellas aunque también rabietas injustificadas - ¿Sabes qué me pasa? – liberó una de sus manos para presionar su muslo contra él y descender besos desde su barbilla hasta el nacimiento de sus pechos – Que me gustas tu y ahora ninguna me pone cachondo como tu cuando me tocas, ni me saca los malditos te quieros como cierta rubia obsesiva y qué decir… tienes el culo más perfecto que he visto en mucho tiempo – volvió a subir, arrastrando la mano desde el muslo hasta su pecho, atrapándolo con ella y besando ahora su mentón - ¿Quieres más pruebas? – mordió su mentón antes de pasar a besarla otra vez lentamente a penas entreabriendo sus labios con la punta de su lengua.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Le hubiera respondido "porqué no?" porqué no podía morderlo? pero más ganas tenía de usar sus labios para besarlo, que para hablar tonterías y de un momento a otro él ya estaba tomando las riendas del asunto. Le besó con tanto cariño que al final se le escapó un suspiro áfono que nada tenía que ver con los que daban inicio tímidos a los gemidos y ya estaba de nuevo Sofie dejándose llevar por el momento, deseándolo con la mirada haciendo a un lado los malos pensamientos. No podía no quererlo.
-no, que te pasa? - susurró como charla casual atenta a cual era el punto que Adair pretendía explicar, mientras ella mantenía sus manos arriba apresadas o no, y se trepaba con las piernas abiertas a Adair. Porque siempre sucedía que ella estaba desnuda y él no? Este pensamiento le causó una sonrisa que fue haciéndose más y más bonita a medida que escuchaba los elogios. Como escondiendo el rostro lo giró a un lado, pero en realidad estaba exponiendo el cuello para que Adair siguiera con sus besos - me lo dices por contentarme... pero te creeré... un rato - Ya al otro día, iría a buscarlo a la salida de un entrenamiento, lo vería andando todo simpático entre Marianne y Regina y dejaría de estarse tan tranquila.
Lo besó con suavidad, deteniéndose más en repasar aquellos labios con su lengua, en jugar a que las bocas nunca se acoplaban, liberando solo una mano para llevarla a su cuello y su hombro, acariciándolo como si tuviera todo el tiempo del mundo. Por raro que sonase sentía que nunca había tenido un encuentro al desnudo tan romántico con Adair, y era extraño también haberle dicho te quiero tan sinceramente luego de una noche que proponía todo menos eso. Incluso le había confesado sus celos psicópatas, eso era extremada confianza entre ambos, mucho más que andarse desnuda frente a él.
Lo que se preguntaba, mientras le recorría la espalda a una mano para llegar al pantalón y querer colarse dentro aunque fuera solo por el costado, era que confesado su defecto si se aguantaría la próxima vez los celos o haría toda la escenita frente a la chica en cuestión o luego... A ver si era de esas que ponía cara horrible lo jalaba del brazo y empezaba con acusaciones a media voz en un rincón. Ay DIOS! no quería ser de esas!!
- tienes más pruebas? - le preguntó más con ingenuidad que con infamia, mucho después cuando se decidió a que podía abandonar un segundo la boca de Adair con tal de preguntar.
-no, que te pasa? - susurró como charla casual atenta a cual era el punto que Adair pretendía explicar, mientras ella mantenía sus manos arriba apresadas o no, y se trepaba con las piernas abiertas a Adair. Porque siempre sucedía que ella estaba desnuda y él no? Este pensamiento le causó una sonrisa que fue haciéndose más y más bonita a medida que escuchaba los elogios. Como escondiendo el rostro lo giró a un lado, pero en realidad estaba exponiendo el cuello para que Adair siguiera con sus besos - me lo dices por contentarme... pero te creeré... un rato - Ya al otro día, iría a buscarlo a la salida de un entrenamiento, lo vería andando todo simpático entre Marianne y Regina y dejaría de estarse tan tranquila.
Lo besó con suavidad, deteniéndose más en repasar aquellos labios con su lengua, en jugar a que las bocas nunca se acoplaban, liberando solo una mano para llevarla a su cuello y su hombro, acariciándolo como si tuviera todo el tiempo del mundo. Por raro que sonase sentía que nunca había tenido un encuentro al desnudo tan romántico con Adair, y era extraño también haberle dicho te quiero tan sinceramente luego de una noche que proponía todo menos eso. Incluso le había confesado sus celos psicópatas, eso era extremada confianza entre ambos, mucho más que andarse desnuda frente a él.
Lo que se preguntaba, mientras le recorría la espalda a una mano para llegar al pantalón y querer colarse dentro aunque fuera solo por el costado, era que confesado su defecto si se aguantaría la próxima vez los celos o haría toda la escenita frente a la chica en cuestión o luego... A ver si era de esas que ponía cara horrible lo jalaba del brazo y empezaba con acusaciones a media voz en un rincón. Ay DIOS! no quería ser de esas!!
- tienes más pruebas? - le preguntó más con ingenuidad que con infamia, mucho después cuando se decidió a que podía abandonar un segundo la boca de Adair con tal de preguntar.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
- ¿Pruebas de qué tipo? – empleó el tono más infame que poseía e incluso torció los labios en una sonrisa ladina dejando fluir la doble intención del comentario, era algo inevitable cuando estaba en esa posición tan comprometedora con la rubia y aunque las ganas habían vuelto, sentía que ese día debía ir con más calma aunque las ansias del muchacho eran palpables a cada roce de su mano con la piel de la española. Nunca fue hombre de palabras, era fácil engatusar a las mujeres con cuatro comentarios bien acertados pero otra cosa era exponer su introvertida forma de ser y aunque con Sofie había curtido una confianza en poco tiempo (con otras personas costaba años y años) hasta el punto de decirle el “te quiero” no iba a dejar su culo a merced del aire por más tiempo.
- Sofie, deja de tocarme así que sabes que me pierdo… me pierdo… - añadió en medio de una carcajada aunque dejó constancia, usando la mano que no sujetaba el maldito pecho para subir la pierna de Sofie más arriba de su cintura y así poder desprenderse de su pantalón, empujando con los pies para deshacerse de la prenda a fin de dejarla olvidada entre el hueco que dejaban las mantas donde se metían por debajo la cama. Los besos fueron descendiendo de nuevo hasta esta vez alcanzar el pecho, besó y besó, lamió y contorneó la aureola de sus pezones hasta dejar fluir la respiración encima de ellos antes de subir, mejor no perderse que habían temas serios que tratar - ¿Y yo qué? ¿No se supone que tenías una relación cercana y estrecha con Rayder? – la verdad es que ver a Luke con su hermana en la fiesta había enojado a Adair, además por la traición de Autumn, había la reacción de Sofie aunque pareció que ni cuenta se dio del hecho - ¿Encima besándote con Bird? ¿No debería estar celoso y obsesionado, pegándome de hostias como con Luke por ti? Eso no es productivo para mi carrera, voy a pasar más tiempo lisiado que jugando – apretó su entrepierna contra la de ella, solo por la facilidad de movimientos dejando pruebas de una de sus afirmaciones anteriores, nadie ponía tan cachondo actualmente a Adair como ella.
- Sofie, deja de tocarme así que sabes que me pierdo… me pierdo… - añadió en medio de una carcajada aunque dejó constancia, usando la mano que no sujetaba el maldito pecho para subir la pierna de Sofie más arriba de su cintura y así poder desprenderse de su pantalón, empujando con los pies para deshacerse de la prenda a fin de dejarla olvidada entre el hueco que dejaban las mantas donde se metían por debajo la cama. Los besos fueron descendiendo de nuevo hasta esta vez alcanzar el pecho, besó y besó, lamió y contorneó la aureola de sus pezones hasta dejar fluir la respiración encima de ellos antes de subir, mejor no perderse que habían temas serios que tratar - ¿Y yo qué? ¿No se supone que tenías una relación cercana y estrecha con Rayder? – la verdad es que ver a Luke con su hermana en la fiesta había enojado a Adair, además por la traición de Autumn, había la reacción de Sofie aunque pareció que ni cuenta se dio del hecho - ¿Encima besándote con Bird? ¿No debería estar celoso y obsesionado, pegándome de hostias como con Luke por ti? Eso no es productivo para mi carrera, voy a pasar más tiempo lisiado que jugando – apretó su entrepierna contra la de ella, solo por la facilidad de movimientos dejando pruebas de una de sus afirmaciones anteriores, nadie ponía tan cachondo actualmente a Adair como ella.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Tenemos que hablar
Peor si le decía que se perdía, más iba a tocarlo Sofie y más iba a sonreirle entre besos. Alzó las piernas de inmediato para que él pudiera quitarse todo y sin mayores cavilaciones ya estaba balanceándose bajo él, buscando distintos ángulos de contacto entre los cuerpos, incentivada por esos besos a sus pechos que a ojos cerrados respondía con respiraciones audibles que se hacían lugar entre sus labios entre abiertos.
No entendió lo de Rayder a la primera, aunque algo hizo que se le contrajera el estómago de nervios. Había un tema irresuelto ahí del que Sofie no pensaba hacerse cargo, siquiera lo había hecho para con Luke, menos aun lo iba a hacer para con Adair, no porque su novio mereciera menos que ella aclarases sus ideas, sino porque más quería olvidar definitivo a Luke aunque fuera a fuerza de represión que seguir escarbando una cosa que no iba y nunca había dio a ningún lado claro. Sumado lo de Bird se aflojó por dentro y sonrió para si misma... - No se... - contestaba con sonrisa en los labios, acariciándole la espalda con las uñas - yo me preocuparía más por Bird, que es compañerito de clase... a Luke hace años que no lo veo. - Lo cual era muy muy cierto, porque Rayder la estaba evitando desde la pelea con Adair o días antes incluso.
Ojalá que el comentario fuera tomado como chiste, con la intención que Sofie lo hacía por estar más metida en sentir a Adair entre sus piernas que otra cosa, que si fuera una charla completamente seria su contestación de ningún modo hubiera incluido picardía de que Bird tenía posibilidades o algo así. Empujó a Adair un poco, para quedar como de costado ambos y buscó con su mano indiscreta hacerse lugar entre ambos para acariciar el sexo del chico, y a ojos cerrados darle besos en el cuello escondiendo el propio rostro entre la almohada y el muchacho.
No entendió lo de Rayder a la primera, aunque algo hizo que se le contrajera el estómago de nervios. Había un tema irresuelto ahí del que Sofie no pensaba hacerse cargo, siquiera lo había hecho para con Luke, menos aun lo iba a hacer para con Adair, no porque su novio mereciera menos que ella aclarases sus ideas, sino porque más quería olvidar definitivo a Luke aunque fuera a fuerza de represión que seguir escarbando una cosa que no iba y nunca había dio a ningún lado claro. Sumado lo de Bird se aflojó por dentro y sonrió para si misma... - No se... - contestaba con sonrisa en los labios, acariciándole la espalda con las uñas - yo me preocuparía más por Bird, que es compañerito de clase... a Luke hace años que no lo veo. - Lo cual era muy muy cierto, porque Rayder la estaba evitando desde la pelea con Adair o días antes incluso.
Ojalá que el comentario fuera tomado como chiste, con la intención que Sofie lo hacía por estar más metida en sentir a Adair entre sus piernas que otra cosa, que si fuera una charla completamente seria su contestación de ningún modo hubiera incluido picardía de que Bird tenía posibilidades o algo así. Empujó a Adair un poco, para quedar como de costado ambos y buscó con su mano indiscreta hacerse lugar entre ambos para acariciar el sexo del chico, y a ojos cerrados darle besos en el cuello escondiendo el propio rostro entre la almohada y el muchacho.
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