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¿Vas a llegar?
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¿Vas a llegar?
¿Qué se suponía que hiciera al final? Pearlie había terminado más consumida por sus propios traumas que por los que Joe le hubiera provocado. Luego de la charla con Aquila, de haber ido a Dubai sin reparos –y haberla pasado bien, todo fuera dicho- y todo lo demás, se sentía más segura de lo que iba a hacer. ¿Qué si había una dosis de culpa en su decisión? Por supuesto, pero eso no lo iba a admitir ni ante ella misma, ni ante nadie.
Luego de mucho pensarlo, por fin se había decidido a mandarle una nota a Joe con Pazuzu de mensajero. El kneazle era demasiado listo así que no se ofendió de ser usado como lechuza, sabía que eso era una promesa de reconciliación entre sus padres y por eso no tuvo reparos en ir con la nota en el hocico directo hacia donde él estuviera. Que ni mintiera Pazuzu, sabía que el bichillo había visitado a Joe a escondidas, pero igual no le importaba.
Total que la nota decía que quería verlo afuera del comedor de la nave principal por ahí de las 5:30, que por favor fuera. Y lo había citado a esa hora porque salía de clases a las 5:00 y se había asegurado de que él no tuviera clases a esa hora revisando sus horarios como stalker. Claro que se habían visto por la facultad y claro que se habían topado en otros lugares comunales, pero al menos en lo que a ella respectaba, lo había estado evitando como si de pronto volvieran al mismo lugar en el que habían estado al principio.
Directo del aula de leyes y con la misma ropa que usaba para ir a clases, porque nunca andaba desarreglada a menos que fuera necesario, y él ya lo sabía bien, lo esperó en unos escaloncitos que había a un lado de la entrada principal del comedor. Pazuzu estaba hecho un ovillo en su regazo como siempre, feliz de haber hecho el encargo y aparentemente mucho más tranquilo y seguro que ella de que Joe fuera a aparecerse.
-¿Y si no viene qué?
Le preguntó rascándole por detrás de las orejas y luego abrazoneándolo como el primer día en que se lo habían dado. Si no iba, pues nada, a joderse, ¿no?.
Luego de mucho pensarlo, por fin se había decidido a mandarle una nota a Joe con Pazuzu de mensajero. El kneazle era demasiado listo así que no se ofendió de ser usado como lechuza, sabía que eso era una promesa de reconciliación entre sus padres y por eso no tuvo reparos en ir con la nota en el hocico directo hacia donde él estuviera. Que ni mintiera Pazuzu, sabía que el bichillo había visitado a Joe a escondidas, pero igual no le importaba.
Total que la nota decía que quería verlo afuera del comedor de la nave principal por ahí de las 5:30, que por favor fuera. Y lo había citado a esa hora porque salía de clases a las 5:00 y se había asegurado de que él no tuviera clases a esa hora revisando sus horarios como stalker. Claro que se habían visto por la facultad y claro que se habían topado en otros lugares comunales, pero al menos en lo que a ella respectaba, lo había estado evitando como si de pronto volvieran al mismo lugar en el que habían estado al principio.
Directo del aula de leyes y con la misma ropa que usaba para ir a clases, porque nunca andaba desarreglada a menos que fuera necesario, y él ya lo sabía bien, lo esperó en unos escaloncitos que había a un lado de la entrada principal del comedor. Pazuzu estaba hecho un ovillo en su regazo como siempre, feliz de haber hecho el encargo y aparentemente mucho más tranquilo y seguro que ella de que Joe fuera a aparecerse.
-¿Y si no viene qué?
Le preguntó rascándole por detrás de las orejas y luego abrazoneándolo como el primer día en que se lo habían dado. Si no iba, pues nada, a joderse, ¿no?.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Pues nada, que Pearlie Felicia Burroughs me había terminado por mandar al diablo luego de que de que su amiguísima Aquila le informara de la existencia de un pequeño crío como de tres años con el que compartía algo más que cierto parecido. Es cierto que tener un hijo es jodidamente importante, lo suficiente como para dejarlo en claro en cualquier tipo de relación seria que quieras tener; y joder… ya sé que a estas alturas da igual que lo diga, pero juro por Roman que por esos días había estado yo planeando la forma de confesárselo antes de que sucediera todo. Ahora pues bueno, no había marcha atrás, y en muchas formas Pearlie tenía razón. La había jodido…
Y como no, luego de enterarme más a fondo del cómo es que Felicia se había enterado exactamente de todo, me encargué de ir directo hasta las barbas del puto Angus a reclamarle como de mil formas hasta el límite de casi echármele encima (bajo riesgo de que me matara el tipo). Pero al final Angus también tenía razón, él no había tenido la culpa de soltar un comentario tan aleatorio y tan básico que se suponía ya debía haberse puesto sobre la mesa, en términos normales. Luego de eso me invitaría unas cuantas cervezas y todo bien con el puto lobo.
Tras el rompimiento y después de reclamarle a Angus, lo primero que hice fue buscar a Jet Greenwood para follármela por todos lados nada más por puro puto despecho, y después de eso hasta me fui de putas con Hakan; putas islandesas para variar. Luego me pondría una reverenda borrachera entre whiskey, ron y heroína hasta límites de casi sobredosis, y al final de todo, por fin, después de reventarme, de tirarle mierda de lejos a Felicia y de poner en frente mil argumentos para explicar el por qué las cosas estarían mucho mejor sin ella; terminé por caer un una jodida depresión de la que ni Hakan ni las putas islandesas me habían podido sacar. Había perdido a Pearlie de la forma más absurda posible luego de creer patéticamente que iba a estar con ella para siempre. Y eso había sido todo…
Ya más calmadas las cosas algunos días después, traté de actuar en la Universidad como si no hubiera pasado una mierda. Fui a clases, volé sobre mi escoba, coquetee con zorras de arianrhod y ogmios, comí porquerías con mucho carbohidrato, bebí alcohol barato, fumé hierba; y recibí las visitas clandestinas de Pazuzu, quien no paraba de recordarme una y otra vez el vacío que tenía en las putas entrañas. Un día el puto gato llego de nuevo a mi dormitorio, pero esta vez con una nota en la que se apreciaba la fina y delicada caligrafía de Pearlie otorgándome una audiencia en la entrada del comedor a las 5:30 del día siguiente. Por un lado, mi yo orgulloso me pedía mandarla al carajo y dejar que las cosas se quedaran mejor así, convenciéndome del poco caso que tenía ir y verle la cara. Pero joder, había que admitirlo… ¿quién podía resistirse a Pazuzu?.
Así que fui, llegué exactamente a las cinco con treinta y para sorpresa mía, Felicia ya estaba sentada en los escalones, esperándome con Pazuzu sobre las piernas. Levanté la cabeza a modo de saludo y el jodido gato maulló como si me estuviera saludando. Decían que esos animales eran bastante listos… y no lo dudaba; de hecho él parecía entender la situación mucho mejor que yo.
-¿No me llamaste para discutir la patria potestad de Pazuzu, cierto?.
Y como no, luego de enterarme más a fondo del cómo es que Felicia se había enterado exactamente de todo, me encargué de ir directo hasta las barbas del puto Angus a reclamarle como de mil formas hasta el límite de casi echármele encima (bajo riesgo de que me matara el tipo). Pero al final Angus también tenía razón, él no había tenido la culpa de soltar un comentario tan aleatorio y tan básico que se suponía ya debía haberse puesto sobre la mesa, en términos normales. Luego de eso me invitaría unas cuantas cervezas y todo bien con el puto lobo.
Tras el rompimiento y después de reclamarle a Angus, lo primero que hice fue buscar a Jet Greenwood para follármela por todos lados nada más por puro puto despecho, y después de eso hasta me fui de putas con Hakan; putas islandesas para variar. Luego me pondría una reverenda borrachera entre whiskey, ron y heroína hasta límites de casi sobredosis, y al final de todo, por fin, después de reventarme, de tirarle mierda de lejos a Felicia y de poner en frente mil argumentos para explicar el por qué las cosas estarían mucho mejor sin ella; terminé por caer un una jodida depresión de la que ni Hakan ni las putas islandesas me habían podido sacar. Había perdido a Pearlie de la forma más absurda posible luego de creer patéticamente que iba a estar con ella para siempre. Y eso había sido todo…
Ya más calmadas las cosas algunos días después, traté de actuar en la Universidad como si no hubiera pasado una mierda. Fui a clases, volé sobre mi escoba, coquetee con zorras de arianrhod y ogmios, comí porquerías con mucho carbohidrato, bebí alcohol barato, fumé hierba; y recibí las visitas clandestinas de Pazuzu, quien no paraba de recordarme una y otra vez el vacío que tenía en las putas entrañas. Un día el puto gato llego de nuevo a mi dormitorio, pero esta vez con una nota en la que se apreciaba la fina y delicada caligrafía de Pearlie otorgándome una audiencia en la entrada del comedor a las 5:30 del día siguiente. Por un lado, mi yo orgulloso me pedía mandarla al carajo y dejar que las cosas se quedaran mejor así, convenciéndome del poco caso que tenía ir y verle la cara. Pero joder, había que admitirlo… ¿quién podía resistirse a Pazuzu?.
Así que fui, llegué exactamente a las cinco con treinta y para sorpresa mía, Felicia ya estaba sentada en los escalones, esperándome con Pazuzu sobre las piernas. Levanté la cabeza a modo de saludo y el jodido gato maulló como si me estuviera saludando. Decían que esos animales eran bastante listos… y no lo dudaba; de hecho él parecía entender la situación mucho mejor que yo.
-¿No me llamaste para discutir la patria potestad de Pazuzu, cierto?.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Vio a Joe llegar a lo lejos, no le costó reconocerlo. Pazuzu lo reconoció antes y hasta le lanzó un maullido cuando llegó, como devolviéndole el saludo. Por ese gesto, Pearlie volvió a apachurrar al kneazle con ansias amorosas y luego lo dejó sobre el piso y le dio un golpecito en el lomo, mientras le pedía que se fuera por allá a juguetear. Todavía era muy chiquito pero era muy inteligente y nunca se perdía. Para muestra, las visitas clandestinas a Joe.
Le sonrió por la suerte de broma que hizo al principio y negó con la cabeza mientras se levantaba y se alisaba el vestido. No lo había citado ahí para hablar precisamente en ese lugar, lo había citado ahí como punto de encuentro, nada más, no era como si quisiera que todo dios que fuera a entrar al comedor se enterara de sus cosas.
-De ese aspecto no hay nada que discutir, es mío.
Si otras hubieran sido las circunstancias le habría respondido algo hiriente como “¿bromeas? Apenas puedes ya con tu otro hijo como para darte al mío” pero por suerte estaba ya mucho más fría de la cabeza y no iba a decir una cosa parecida, menos cuando sus intenciones eran todo lo contrario.
-¿Caminamos?
Le preguntó haciéndole un gesto con la cabeza pero luego, irremediablemente, le tomó la mano a riesgo de que él fuera a retirarla. Más le valía que no, porque a fin de cuentas ella sabía perfecto que para él, las cosas solo eran de una vía, que ahí el de las culpas era él, no ella. Sonaría horrible, pero Pearlie no se iba a permitir ni medio error. E iba a estar con él, punto.
-Tenemos que hablar, no nos podemos quedar así, ¿no es cierto?. Te extraño, ¿tú a mi no?.
No tenía idea de cómo había él sobrellevado las cosas, en algún punto pensaba que ni siquiera le había importado pero era que no estaba al tanto de chismes y esas cosas, y nadie había ido con ella a decirle que Joe estaba en locura y luego en depresión. De haberlo sabido se habría apresurado a hacer lo que estaba haciendo en ese momento.
Le sonrió por la suerte de broma que hizo al principio y negó con la cabeza mientras se levantaba y se alisaba el vestido. No lo había citado ahí para hablar precisamente en ese lugar, lo había citado ahí como punto de encuentro, nada más, no era como si quisiera que todo dios que fuera a entrar al comedor se enterara de sus cosas.
-De ese aspecto no hay nada que discutir, es mío.
Si otras hubieran sido las circunstancias le habría respondido algo hiriente como “¿bromeas? Apenas puedes ya con tu otro hijo como para darte al mío” pero por suerte estaba ya mucho más fría de la cabeza y no iba a decir una cosa parecida, menos cuando sus intenciones eran todo lo contrario.
-¿Caminamos?
Le preguntó haciéndole un gesto con la cabeza pero luego, irremediablemente, le tomó la mano a riesgo de que él fuera a retirarla. Más le valía que no, porque a fin de cuentas ella sabía perfecto que para él, las cosas solo eran de una vía, que ahí el de las culpas era él, no ella. Sonaría horrible, pero Pearlie no se iba a permitir ni medio error. E iba a estar con él, punto.
-Tenemos que hablar, no nos podemos quedar así, ¿no es cierto?. Te extraño, ¿tú a mi no?.
No tenía idea de cómo había él sobrellevado las cosas, en algún punto pensaba que ni siquiera le había importado pero era que no estaba al tanto de chismes y esas cosas, y nadie había ido con ella a decirle que Joe estaba en locura y luego en depresión. De haberlo sabido se habría apresurado a hacer lo que estaba haciendo en ese momento.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Sonreí tras su respuesta acerca de la broma que le había hecho respecto a Pazuzu. Por supuesto que ella se lo quedaba, después de todo había sido un jodido regalo y además yo no era muy bueno cuidado animales (no era nada bueno cuidando una mierda, al parecer). Me encogí de hombros y estuve a punto de recargarme en la pared más próxima cuando Pearlie se levantó y pregunto (más en forma de orden que cualquier otra cosa) que si mejor caminábamos. Lo que sí me sorprendió bastante fue la forma en la que me tomó de la mano. ¿Eso qué coño significaba?
Me vino con algo que era por demás obvio, y negué con la cabeza pero no como una negativa, sino más bien por lo mal que se sentaba admitir ese tipo de cosas y aceptar dejar mi orgullo a un lado para tratar de arreglar el puto asunto. Pero era lo mínimo que podía hacer, después de todo… joder en realidad sí que había sido mi culpa, era yo quien había metido la maldita pata y después de todo estar con ella era exactamente lo único que quería.
-Joder claro que te extraño, sabes que es así. No me gustaría que las cosas quedaran como… ya sabes, así, tan hecho todo mierda…-
Me era condenadamente complicado estar en medio de todo eso, el ir de la mano con ella después de que me hubiera botado como puta basura, aun cuando hubiera yo tenido la culpa o aun cuando sus razones hubieran estado perfectamente bien respaldada por las reglas básicas de una puta relación. Entiendan lo que trato de decir, joder que soy Joseph Crawford, el tipo que jamás se ha disculpado prácticamente por nada en toda su vida, el que se supone que tiene todo medido, todo controlado; el que no se equivoca y si lo hace no puede admitir que lo hizo. Ese era yo, ese había sido yo.
-Felicia escucha, eres muy importante para mí, ¿sabes?, mucho. Estaba por decírtelo, de verdad… solo estaba buscando el momento y la forma adecuada para que supieras esa parte de mi vida. Sé que hice mal las cosas, las hice como mierda como siempre… pero quiero que sepas que jamás te jugaría una mala pasada.-
Palabrería barata si lo quieren ver así, pero de algún modo eran cosas que no podían quedarse sin ser dichas.
Me vino con algo que era por demás obvio, y negué con la cabeza pero no como una negativa, sino más bien por lo mal que se sentaba admitir ese tipo de cosas y aceptar dejar mi orgullo a un lado para tratar de arreglar el puto asunto. Pero era lo mínimo que podía hacer, después de todo… joder en realidad sí que había sido mi culpa, era yo quien había metido la maldita pata y después de todo estar con ella era exactamente lo único que quería.
-Joder claro que te extraño, sabes que es así. No me gustaría que las cosas quedaran como… ya sabes, así, tan hecho todo mierda…-
Me era condenadamente complicado estar en medio de todo eso, el ir de la mano con ella después de que me hubiera botado como puta basura, aun cuando hubiera yo tenido la culpa o aun cuando sus razones hubieran estado perfectamente bien respaldada por las reglas básicas de una puta relación. Entiendan lo que trato de decir, joder que soy Joseph Crawford, el tipo que jamás se ha disculpado prácticamente por nada en toda su vida, el que se supone que tiene todo medido, todo controlado; el que no se equivoca y si lo hace no puede admitir que lo hizo. Ese era yo, ese había sido yo.
-Felicia escucha, eres muy importante para mí, ¿sabes?, mucho. Estaba por decírtelo, de verdad… solo estaba buscando el momento y la forma adecuada para que supieras esa parte de mi vida. Sé que hice mal las cosas, las hice como mierda como siempre… pero quiero que sepas que jamás te jugaría una mala pasada.-
Palabrería barata si lo quieren ver así, pero de algún modo eran cosas que no podían quedarse sin ser dichas.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Lo peor del caso era que las cosas estaban más hechas mierda de lo que aparentaban, pero Pearlie no iba a decir nada al respecto. Solo lo miraba de reojo y lo escuchaba y cuando comenzó a hablar más se detuvo abruptamente en cualquier punto para escucharlo con atención, mirarlo a los ojos y sentir que era una perra maldita. Que no sabía cómo había sido capaz de ponerse en ese plan cuando sabía perfectamente los defectos que cargaba.
Apenas terminó de hablar le echó los brazos al cuello y lo besó, ahora sabiendo que no la iba a quitar, ni que la iba a rechazar. Terminó por darle pequeños besos en las mejillas y negar con la cabeza.
-Ya lo sé, ya lo sé. Solo que fue muy fuerte para mi, mucho. Pensé que no me lo habías dicho porque estabas jugando conmigo, porque disfrutabas hacerme pasar por idiota. Lamento no haberte escuchado, te perdono, te perdono, ¿sí? Solo quiero que…
Que las cosas volvieran a ser como antes, que volvieran al punto donde se habían quedado. Se dio cuenta de su descaro diciéndole “te perdono” cuando las palabras correctas debían ser “perdóname”, pero no se iba a delatar, ni iba a dejar de tener el control de la situación tan fácil, ni se iba a poner en una situación tan vulnerable por más que todo la consumiera.
Bajó la vista porque sentía que de verdad todo la estaba sobrepasando y que en cualquier momento se le iban a llenar los ojos de un lagrimeo imparable que a él, con todo y las cosas como estaban, no se le iba a hacer normal, se remojó los labios y volvió a buscar su mirada.
-…quiero que estés conmigo. Y no puedes decir que no.
Le sonrió un poco pero seguramente eso no la haría quitar la cara de que todo estaba mal en el mundo. Tenía que controlarse un poco, volver a tomar el sartén por el mango y todas esas cosas.
Apenas terminó de hablar le echó los brazos al cuello y lo besó, ahora sabiendo que no la iba a quitar, ni que la iba a rechazar. Terminó por darle pequeños besos en las mejillas y negar con la cabeza.
-Ya lo sé, ya lo sé. Solo que fue muy fuerte para mi, mucho. Pensé que no me lo habías dicho porque estabas jugando conmigo, porque disfrutabas hacerme pasar por idiota. Lamento no haberte escuchado, te perdono, te perdono, ¿sí? Solo quiero que…
Que las cosas volvieran a ser como antes, que volvieran al punto donde se habían quedado. Se dio cuenta de su descaro diciéndole “te perdono” cuando las palabras correctas debían ser “perdóname”, pero no se iba a delatar, ni iba a dejar de tener el control de la situación tan fácil, ni se iba a poner en una situación tan vulnerable por más que todo la consumiera.
Bajó la vista porque sentía que de verdad todo la estaba sobrepasando y que en cualquier momento se le iban a llenar los ojos de un lagrimeo imparable que a él, con todo y las cosas como estaban, no se le iba a hacer normal, se remojó los labios y volvió a buscar su mirada.
-…quiero que estés conmigo. Y no puedes decir que no.
Le sonrió un poco pero seguramente eso no la haría quitar la cara de que todo estaba mal en el mundo. Tenía que controlarse un poco, volver a tomar el sartén por el mango y todas esas cosas.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Aquello queridos colegas había sido, sin duda, la más sencilla de las reconciliaciones. No había tenido muchas en mi vida, sobre todo porque nunca me había importado una mierda reconciliarme con nadie (salvo que de verdad fuera un culo muy muy bueno), pero por experiencias ajenas estaba al tanto de lo difícil que era pedir disculpas y peor, lo complicadas que se ponían las chicas a primera instancia cuando se sentían ofendidas y toda esa mierda. Pues bien, había bastado con decir unas cuantas cosas bastante chotas para que, en un lapso de medio segundo después de haber terminado, Pearlie se me lanzara encima como si no me hubiera visto en veinte años.
Aquello no podía ser otra cosa que los grandiosos dones de un puto crack. No pude hacer más que sonreír, aun algo sorprendido, y abrazar a Pearlie que para ese momento ya estaba más cariñosa que nunca, y la besé y me dejé besar poniendo cara de suficiencia sobre todo cuando a alguien se le ocurría pasar por la entrada del comedor. “Que si joder, lo están viendo, la chica terminó conmigo hace unos días y ahora está rendida a mis pies, como debe ser”. “Pero qué puto imbécil”, diría aquel que supiera de toda la verdad…
Y justamente, mientras yo ponía mi cara de soyelputoamo y recibía sus besos y sus caricias de reconciliación, noté en ella algo jodidamente distinto, algo en su mirada que no podía descifrar al cien por ciento pero que me remitía mucho a el cómo se veía una persona… triste. Sí joder, no se necesita ser un legeremago para tratar de adivinar el estado de ánimo de una persona, y lo que sentía en esos momentos era sencillamente que Felicia de alguna forma no era ni de chiste la misma persona que antes. Entorné los ojos, escrutando su mirada mientras ella decía que deseaba estar conmigo, que no podía negarme a eso; y pues tenía razón… no había forma ni manera en la cual pudiera negarme, mucho menos cuando yo mismo había pensado que aquello había terminado y de la nada se abría de nuevo una oportunidad.
-¿Quién coño sería tan idiota como para decir que no?, ¿ah?-
Le dije aquello con un aire juguetón, y luego le abracé y le besé la cabezota. Pero seguía algo inquieto, no podía no estarlo después de ver esa terrible mirada que si me apuran, parecía estar a nada de soltar hasta los lagrimones. Sus ojos, eran dos preciosas piezas de joyería que siempre me habían tenido completamente fascinado, tanto por su belleza como por su expresividad. Y vaya que expresaban mucho, expresaban tanto que era imposible no sentir que algo le estaba incomodando, algo que no me decía a razón de quien sabe qué.
-¿Estás bien cariño?, vamos a estar juntos, de aquí en adelante… y joder, si estás preocupada por las estupideces que se me puedan ocurrir, te juro que no… te juro que te voy a cuidar mejor que antes, mejor que nunca. ¿No me crees?, ¿no confías en mí?-
Besé sus labios con más profundidad, tomando su rostro con ambas manos y atrayéndolo hacía mi para hacerlo todavía más personal, más de lo que ya era.
Aquello no podía ser otra cosa que los grandiosos dones de un puto crack. No pude hacer más que sonreír, aun algo sorprendido, y abrazar a Pearlie que para ese momento ya estaba más cariñosa que nunca, y la besé y me dejé besar poniendo cara de suficiencia sobre todo cuando a alguien se le ocurría pasar por la entrada del comedor. “Que si joder, lo están viendo, la chica terminó conmigo hace unos días y ahora está rendida a mis pies, como debe ser”. “Pero qué puto imbécil”, diría aquel que supiera de toda la verdad…
Y justamente, mientras yo ponía mi cara de soyelputoamo y recibía sus besos y sus caricias de reconciliación, noté en ella algo jodidamente distinto, algo en su mirada que no podía descifrar al cien por ciento pero que me remitía mucho a el cómo se veía una persona… triste. Sí joder, no se necesita ser un legeremago para tratar de adivinar el estado de ánimo de una persona, y lo que sentía en esos momentos era sencillamente que Felicia de alguna forma no era ni de chiste la misma persona que antes. Entorné los ojos, escrutando su mirada mientras ella decía que deseaba estar conmigo, que no podía negarme a eso; y pues tenía razón… no había forma ni manera en la cual pudiera negarme, mucho menos cuando yo mismo había pensado que aquello había terminado y de la nada se abría de nuevo una oportunidad.
-¿Quién coño sería tan idiota como para decir que no?, ¿ah?-
Le dije aquello con un aire juguetón, y luego le abracé y le besé la cabezota. Pero seguía algo inquieto, no podía no estarlo después de ver esa terrible mirada que si me apuran, parecía estar a nada de soltar hasta los lagrimones. Sus ojos, eran dos preciosas piezas de joyería que siempre me habían tenido completamente fascinado, tanto por su belleza como por su expresividad. Y vaya que expresaban mucho, expresaban tanto que era imposible no sentir que algo le estaba incomodando, algo que no me decía a razón de quien sabe qué.
-¿Estás bien cariño?, vamos a estar juntos, de aquí en adelante… y joder, si estás preocupada por las estupideces que se me puedan ocurrir, te juro que no… te juro que te voy a cuidar mejor que antes, mejor que nunca. ¿No me crees?, ¿no confías en mí?-
Besé sus labios con más profundidad, tomando su rostro con ambas manos y atrayéndolo hacía mi para hacerlo todavía más personal, más de lo que ya era.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Se dio cuenta de que estaba siendo demasiado obvia y se apresuró a sonreírle. Era un don de la familia –aunque Shadow lo tuviera mucho más desarrollado- eso de saber mentir, así que ahora iba a tener que hacer uso de eso. Asintió y se dejó besar, sintiendo un vacío en el estómago por todo lo que le decía, las maneras en que lo decía. Lo sentía, muchísimo, que la quería y que lo hacía de verdad.
-Me quieres, ¿Verdad? Mucho.
Lo besó otra vez y se le colgó al cuello. De verdad sentía un infierno por dentro pero primero muerta antes de confesar cualquier cosa, antes que hacerle daño o que lo supiera todo. Además tampoco quería que Milena lo supiera, porque con ella sí que no tendría modo de pedir perdón. Al carajo todo, iban a estar bien, tenía que ser así porque ella no estaba dispuesta a que fuera de otro modo. Iban a estar bien, iban a ser muy felices y todo iba a resultar. Era estúpido pero en ese momento los prejuicios de sangre que tanto la habían molestado antes parecían ser el menor de sus problemas.
-Claro que estoy bien. Y claro que me preocupo, pero confío en ti, totalmente. ¿Entiendes?
Se quedó abrazándolo, rodeando su cintura y pegándolo a ella, territorial. Tampoco era que Joe hubiera hecho gran cosa por recuperarla o por regresar con ella, lo que le llevaba a pensar que en realidad a él no le importaba tanto en ese sentido, que de todos modos se la había follado y ya, pero ella no podía vivir con eso sin haber hecho nada. Por que necesitaba expiación, porque lo quería, por cualquier cantidad de razones. No iba a quedar en ella que las cosas no salieran bien, tuviera que esconder lo que tuviera que esconder. Nunca se había permitido errores de cualquier tipo, no se permitiría uno ahora. Si eso no funcionaba, directamente, iba a echarle la culpa a él. Si eso no funcionaba iba a ser porque él no quería que funcionara, por más descarado que sonara. Ella quería quedarse tranquila.
-¿Y cuándo lo voy a conocer?
Se refería al chiquillo, por supuesto. Ya nada más faltaba que se hiciera el digno y le dijera que no.
-Me quieres, ¿Verdad? Mucho.
Lo besó otra vez y se le colgó al cuello. De verdad sentía un infierno por dentro pero primero muerta antes de confesar cualquier cosa, antes que hacerle daño o que lo supiera todo. Además tampoco quería que Milena lo supiera, porque con ella sí que no tendría modo de pedir perdón. Al carajo todo, iban a estar bien, tenía que ser así porque ella no estaba dispuesta a que fuera de otro modo. Iban a estar bien, iban a ser muy felices y todo iba a resultar. Era estúpido pero en ese momento los prejuicios de sangre que tanto la habían molestado antes parecían ser el menor de sus problemas.
-Claro que estoy bien. Y claro que me preocupo, pero confío en ti, totalmente. ¿Entiendes?
Se quedó abrazándolo, rodeando su cintura y pegándolo a ella, territorial. Tampoco era que Joe hubiera hecho gran cosa por recuperarla o por regresar con ella, lo que le llevaba a pensar que en realidad a él no le importaba tanto en ese sentido, que de todos modos se la había follado y ya, pero ella no podía vivir con eso sin haber hecho nada. Por que necesitaba expiación, porque lo quería, por cualquier cantidad de razones. No iba a quedar en ella que las cosas no salieran bien, tuviera que esconder lo que tuviera que esconder. Nunca se había permitido errores de cualquier tipo, no se permitiría uno ahora. Si eso no funcionaba, directamente, iba a echarle la culpa a él. Si eso no funcionaba iba a ser porque él no quería que funcionara, por más descarado que sonara. Ella quería quedarse tranquila.
-¿Y cuándo lo voy a conocer?
Se refería al chiquillo, por supuesto. Ya nada más faltaba que se hiciera el digno y le dijera que no.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Pearlie trato de sonreír ampliamente y de hacerme saber que todo estaba bien, y por mi parte no me tocaba otra cosa más que creerle, después de todo era ella la que estaba haciendo el puto esfuerzo por hacer nuestros problemas a un lado y continuar desde cero; era ella quien se había tragado el orgullo para buscarme y decirme que quería estar conmigo. ¿Qué más se podía pedir?, absolutamente nada, y ni siquiera tenía voluntad ni para ponérsela difícil de alguna forma, no cuando había pasado día tras día creyendo que todo se había ido a la mierda.
-Entiendo, y de verdad no tienes una idea de lo bien que me hace sentir eso… saber que confías en mí, y que vas a estar aquí. Eres mía preciosa, y no voy a dejar que nada en el mundo lo joda, de verdad nada.
La volví a abrazar, esta vez estrechándola más fuerte contra mi cuerpo, asegurándome de que estuviera bien sujetada por mis brazos. A esas alturas ya me importaba un carajo que la gente pasara una tras otra y que juzgaran lo ridículo que seguramente me veía abrazándola como si no hubiera un jodido mañana. Claro, tampoco era como si fuera a soportar alguna vez la burla de nadie, y bastó con mirar a los ojos a un par de pardillos que de alguna forma habían encontrado cómico el verme tan amarrado a una chica.
Volví a mirarla a los ojos, y ahora lo que encontré dentro de mí fue una terrible urgencia por estar a solas con ella, de quitarle toda la ropa y de tomar su cuerpo como no lo había hecho durante días. Necesitaba follármela de cien formas luego sentirme jodidamente vacío al haberme metido con cualquier cantidad de zorras que más allá de orgasmos fáciles y baratos, no habían conseguido cambiar absolutamente nada más que hacerme sentir todavía peor conmigo mismo. La besé de forma más profunda, buscando acariciar su lengua de una manera más invasiva mientras la sujetaba de los hombros. Luego me separé y a la tonta se le ocurrió preguntar acerca de Roman.
-¿Qué?, oh… no lo sé, cuando quieras!. Si quieres conocerlo hoy mismo podemos ir a buscar a… a su madre, y pasar un buen rato con él. Te gustará, es un buen chico…-
Y más me valía omitir que más bien del niño casi no sabía absolutamente nada, que apenas si lo había visitado durante su corta vida y que a grandes rasgos me había importado una mierda durante mucho tiempo. A ultimas fechas como que me daban más ganas de pasar más tiempo con él, ver por su salud y estar un poco más al pendiente de lo que sucedía con él, pero lo dicho… un buen padre no era ni me iba a convertir en ello de la noche a la mañana con solo buena voluntad.
-Anda vamos, se llama Roman y es un pequeño crack como su padre-
-Entiendo, y de verdad no tienes una idea de lo bien que me hace sentir eso… saber que confías en mí, y que vas a estar aquí. Eres mía preciosa, y no voy a dejar que nada en el mundo lo joda, de verdad nada.
La volví a abrazar, esta vez estrechándola más fuerte contra mi cuerpo, asegurándome de que estuviera bien sujetada por mis brazos. A esas alturas ya me importaba un carajo que la gente pasara una tras otra y que juzgaran lo ridículo que seguramente me veía abrazándola como si no hubiera un jodido mañana. Claro, tampoco era como si fuera a soportar alguna vez la burla de nadie, y bastó con mirar a los ojos a un par de pardillos que de alguna forma habían encontrado cómico el verme tan amarrado a una chica.
Volví a mirarla a los ojos, y ahora lo que encontré dentro de mí fue una terrible urgencia por estar a solas con ella, de quitarle toda la ropa y de tomar su cuerpo como no lo había hecho durante días. Necesitaba follármela de cien formas luego sentirme jodidamente vacío al haberme metido con cualquier cantidad de zorras que más allá de orgasmos fáciles y baratos, no habían conseguido cambiar absolutamente nada más que hacerme sentir todavía peor conmigo mismo. La besé de forma más profunda, buscando acariciar su lengua de una manera más invasiva mientras la sujetaba de los hombros. Luego me separé y a la tonta se le ocurrió preguntar acerca de Roman.
-¿Qué?, oh… no lo sé, cuando quieras!. Si quieres conocerlo hoy mismo podemos ir a buscar a… a su madre, y pasar un buen rato con él. Te gustará, es un buen chico…-
Y más me valía omitir que más bien del niño casi no sabía absolutamente nada, que apenas si lo había visitado durante su corta vida y que a grandes rasgos me había importado una mierda durante mucho tiempo. A ultimas fechas como que me daban más ganas de pasar más tiempo con él, ver por su salud y estar un poco más al pendiente de lo que sucedía con él, pero lo dicho… un buen padre no era ni me iba a convertir en ello de la noche a la mañana con solo buena voluntad.
-Anda vamos, se llama Roman y es un pequeño crack como su padre-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Le correspondió su abrazo con la misma fuerza y luego le besó el mentón como acostumbraba, rematando con una caricia de su nariz en casi el mismo lugar. Se dejó besar, correspondió a las caricias de su lengua y le pasó las manos por el torso antes de volverlo a estrechar contra ella. Iban a estar bien, se lo seguía repitiendo a cada momento.
Pero negó con la cabeza cuando pareció tan entusiasmado de ir ya mismo a conocer al chiquillo. Por supuesto que no, en primera había preguntado por prueba y compromiso, no porque en realidad se muriera de ganas de ya conocer al niño ni mucho menos a la madre. Negó con la cabeza, tampoco le iba a decir “claro que no, Joe, te estaba probando”.
-Hey no, tranquilo. Sabes que ya no podemos salir así como así de la universidad, que hay que planear muy bien las salidas y todo eso. Y…nos acabamos de reconciliar, podemos…no sé, podemos dejarlo para otro día que las cosas no estén tan frescas y también creo que deberías hablar con ella antes.
Por poco y dice “la tipa”, pero no. Y de hecho sí que le parecía educado primero preguntarle si la novia del padre podía conocer a Roman, que por más que Joe insistiera en tomárselo como si nada, esas cosas no se hacían a la ligera. Le sonrió y volvió a negar suavemente con la cabeza antes de volver a rodear su cuello para besarlo de nuevo.
-A este paso vas a tener que presentarme a toda tu familia. Lamento que no hayas podido ir a Dubai, la carrera estuvo muy bien y tal…fue raro, estar ahí sin Aquila. Y sin ti. Mi madre preguntó por ti y todo.
Eso no era ninguna mentira, no así la respuesta horrible que Pearlie le había dado tirándola de loca como si no supiera de lo que estaba hablando su santa madre. Reanudó la caminata, seguían demasiado cerca de las personas y ya no quería más habladurías de ningún tipo.
Pero negó con la cabeza cuando pareció tan entusiasmado de ir ya mismo a conocer al chiquillo. Por supuesto que no, en primera había preguntado por prueba y compromiso, no porque en realidad se muriera de ganas de ya conocer al niño ni mucho menos a la madre. Negó con la cabeza, tampoco le iba a decir “claro que no, Joe, te estaba probando”.
-Hey no, tranquilo. Sabes que ya no podemos salir así como así de la universidad, que hay que planear muy bien las salidas y todo eso. Y…nos acabamos de reconciliar, podemos…no sé, podemos dejarlo para otro día que las cosas no estén tan frescas y también creo que deberías hablar con ella antes.
Por poco y dice “la tipa”, pero no. Y de hecho sí que le parecía educado primero preguntarle si la novia del padre podía conocer a Roman, que por más que Joe insistiera en tomárselo como si nada, esas cosas no se hacían a la ligera. Le sonrió y volvió a negar suavemente con la cabeza antes de volver a rodear su cuello para besarlo de nuevo.
-A este paso vas a tener que presentarme a toda tu familia. Lamento que no hayas podido ir a Dubai, la carrera estuvo muy bien y tal…fue raro, estar ahí sin Aquila. Y sin ti. Mi madre preguntó por ti y todo.
Eso no era ninguna mentira, no así la respuesta horrible que Pearlie le había dado tirándola de loca como si no supiera de lo que estaba hablando su santa madre. Reanudó la caminata, seguían demasiado cerca de las personas y ya no quería más habladurías de ningún tipo.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Siempre sí lo quería conocer, pero no de forma inmediata. La miré ladeando la cabeza mientras negaba la cabeza, y luego escuché atentamente las razones del por qué no podíamos ir a que lo conociera en ese mismo instante. Hasta cierto punto, había que aceptar que sus argumentos sonaban bastante coherentes, pero de cualquier forma me parecían detalles insulsos que no tenían una mierda de importancia si se comparaban con la importancia de, ahora si, que conociera a Roman. Pero estaba dispuesto a pasar eso, todo por la buena convivencia de una relación fracturada que trataba de sanarse.
-No sé para qué hablar con ella, si de todos modos no es como si pueda negarme visitar a mi hijo ¿sabes?. O bueno… eso es lo que dijo Miller hace un tiempo, la verdad no estoy al tanto de la situación legal y tal…-
Ni de la situación legal ni de nada. Afortunadamente para todos, Robin jamás había sido una puta vieja loca que me viniera a joder con lo del niño cada dos por tres, y tampoco había opuesto resistencia alguna en las pocas ocasiones que me había dado por visitarlo. Si Miller había insistido tanto en darle un cheque todos los meses había sido más bien por algo visceral o traumas suyos, no porque Hartmann hubiera pedido algo.
Pero como fuera Pearlie tenía razón, teníamos tiempo de sobra y daba igual hacerlo ese día o cualquier otro. Es más, que lo quisiera conocer ya era un detalle del tamaño del puto mundo por sí solo, porque cuando lo escuchas puede sonar fácil y tal… pero bastaba pensar en la magnitud de todo el asunto como para darle a la chica su justo merito. Yo mismo no estaba muy seguro de cómo actuaría si descubriera que ella tenía un hijo por ahí perdido, por ejemplo (difícil el caso porque regularmente son ellas las que se quedan con el crío); lo más probable es que la mandaría muy al diablo pero además de todo buscaría al padre para partirle la humanidad aunque el asunto hubiera pasado hace diez jodidos años.
-Por mi madre no tengo problemas, podemos ir a conocerla cuando tú quieras. ¿De verdad?, joder… estaba muy emocionado porque me llevaras a Dubai, pero decidiste mandarme al diablo justo cuando faltaban un par de días para el viaje. Me dejaste la invitación, ¿sabes?, bien podría haberme presentado para armarte un escándalo o algo-
Broma y lo que quieran, pero probablemente eso es lo que hubiera sucedido en caso de habérseme ocurrido ir a buscarla a Dubai… un puto desastre, sobre todo por la cantidad de bastardos hijos de puta que seguramente habían colmado el mentado lugar aquel.
-¿Qué te parece si vamos a mi casa este fin de semana?, anda... no puedes decir que no, prometo cocinarte yo mismo algo muy especial-
-No sé para qué hablar con ella, si de todos modos no es como si pueda negarme visitar a mi hijo ¿sabes?. O bueno… eso es lo que dijo Miller hace un tiempo, la verdad no estoy al tanto de la situación legal y tal…-
Ni de la situación legal ni de nada. Afortunadamente para todos, Robin jamás había sido una puta vieja loca que me viniera a joder con lo del niño cada dos por tres, y tampoco había opuesto resistencia alguna en las pocas ocasiones que me había dado por visitarlo. Si Miller había insistido tanto en darle un cheque todos los meses había sido más bien por algo visceral o traumas suyos, no porque Hartmann hubiera pedido algo.
Pero como fuera Pearlie tenía razón, teníamos tiempo de sobra y daba igual hacerlo ese día o cualquier otro. Es más, que lo quisiera conocer ya era un detalle del tamaño del puto mundo por sí solo, porque cuando lo escuchas puede sonar fácil y tal… pero bastaba pensar en la magnitud de todo el asunto como para darle a la chica su justo merito. Yo mismo no estaba muy seguro de cómo actuaría si descubriera que ella tenía un hijo por ahí perdido, por ejemplo (difícil el caso porque regularmente son ellas las que se quedan con el crío); lo más probable es que la mandaría muy al diablo pero además de todo buscaría al padre para partirle la humanidad aunque el asunto hubiera pasado hace diez jodidos años.
-Por mi madre no tengo problemas, podemos ir a conocerla cuando tú quieras. ¿De verdad?, joder… estaba muy emocionado porque me llevaras a Dubai, pero decidiste mandarme al diablo justo cuando faltaban un par de días para el viaje. Me dejaste la invitación, ¿sabes?, bien podría haberme presentado para armarte un escándalo o algo-
Broma y lo que quieran, pero probablemente eso es lo que hubiera sucedido en caso de habérseme ocurrido ir a buscarla a Dubai… un puto desastre, sobre todo por la cantidad de bastardos hijos de puta que seguramente habían colmado el mentado lugar aquel.
-¿Qué te parece si vamos a mi casa este fin de semana?, anda... no puedes decir que no, prometo cocinarte yo mismo algo muy especial-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
-No es cosa de situación legal, Joe. No entiendes nada.
Dijo haciendo un gesto de exasperación, cruzándose de brazos mientras caminaba al lado suyo. De verdad no entendía nada. No tenía que ver con la legalidad, tenía que ver con lo que era obvio; con algo personal, con que como fuera la madre del chiquillo podía simplemente decir “no, no quiero que esa niña conozca a mi crío hasta que esté comprometida contigo” y estaría en su total derecho. A saber, simplemente era obvio. Ahora entendía más porque a Joe le había parecido aparentemente tan poco importante decirle ese detalle.
Menos mal que no era legeremaga para enterarse de la locurita de partirle la humanidad a alguien del pasado. Menos mal también que no tenía hijos regados en ningún lado. Tamaña irresponsabilidad esa. Pero ya, no se iba a hacer más mala sangre, ni nada. Ya estaba, tenía un hijo, ni modo. Y ella tampoco había sido la mejor novia, así que más le valía dejar de ponerse en su plancito.
-Pues esperaba que lo hicieras. Pero al fin y al cabo ni siquiera te apuraba tanto reconciliarte conmigo.
Claro que se lo dijo como reproche, claro que se lo dijo haciendo un mohín y claro que lo estaba haciendo a propósito. Era como si le dijera “ves? Esto me importa, me importa mucho, más que a ti”. Le sonrió un poco y se encogió de hombros antes de tomarlo de la mano y seguir caminando quién sabía por donde. Lo miró con el ceño fruncido cuando le proponía ir a su casa el fin de semana.
-Sí, claro.
No era de las que le dieran nervios conocer a la familia de su novio o lo que fuera. Se sabía con las facultades y la práctica suficiente para ser encantadora. Le volvió a besar la barbilla y asintió como para reafirmar la seguridad en aceptar la invitación, si era que de verdad la estaba haciendo en serio.
Dijo haciendo un gesto de exasperación, cruzándose de brazos mientras caminaba al lado suyo. De verdad no entendía nada. No tenía que ver con la legalidad, tenía que ver con lo que era obvio; con algo personal, con que como fuera la madre del chiquillo podía simplemente decir “no, no quiero que esa niña conozca a mi crío hasta que esté comprometida contigo” y estaría en su total derecho. A saber, simplemente era obvio. Ahora entendía más porque a Joe le había parecido aparentemente tan poco importante decirle ese detalle.
Menos mal que no era legeremaga para enterarse de la locurita de partirle la humanidad a alguien del pasado. Menos mal también que no tenía hijos regados en ningún lado. Tamaña irresponsabilidad esa. Pero ya, no se iba a hacer más mala sangre, ni nada. Ya estaba, tenía un hijo, ni modo. Y ella tampoco había sido la mejor novia, así que más le valía dejar de ponerse en su plancito.
-Pues esperaba que lo hicieras. Pero al fin y al cabo ni siquiera te apuraba tanto reconciliarte conmigo.
Claro que se lo dijo como reproche, claro que se lo dijo haciendo un mohín y claro que lo estaba haciendo a propósito. Era como si le dijera “ves? Esto me importa, me importa mucho, más que a ti”. Le sonrió un poco y se encogió de hombros antes de tomarlo de la mano y seguir caminando quién sabía por donde. Lo miró con el ceño fruncido cuando le proponía ir a su casa el fin de semana.
-Sí, claro.
No era de las que le dieran nervios conocer a la familia de su novio o lo que fuera. Se sabía con las facultades y la práctica suficiente para ser encantadora. Le volvió a besar la barbilla y asintió como para reafirmar la seguridad en aceptar la invitación, si era que de verdad la estaba haciendo en serio.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Las mujeres son susceptibles a las palabras, así de sencillo; y bien podías provocarles un cosquilleo entre las piernas nada más con unas cuantas… o todo lo puto contrario, así las cosas. Lo malo de aquella ocasión es que esta vez no estaba muy seguro de lo que se supone que había dicho mal, pero si sabía que había estado mal porque la chica terminó soltando un “no entiendes nada” para luego cruzarse de brazos haciendo morritos y tal, como una niña (de niña no tenía una mierda, pero ese es otro asunto). Lo más probable es que su berrinche se debiera a la cuestión del niño, a la poca importancia que yo parecía darle al asunto cuando ciertamente era algo bastante delicado.
-¿Qué cosa no entiendo?, joder… bueno igual y si me explicas, podría hacerlo mejor-
Pero n explicar ni nada. En lugar de ello, la idiota se atrevió a decir que yo no había movido un solo dedo para encontrar esa reconciliación; un reclamo que en cierta forma era justo por que efectivamente, era real; durante los eternos días posteriores al rompimiento, no había hecho absolutamente nada para buscar la redención, simplemente me había limitado a reventar mi cuerpo y a conseguir putas a cascoporro, como si el rompimiento hubiera sido más un alivio que lo que de verdad me había generado. Pero así son los rompimientos, uno en cierta forma encuentra cierta liberación joder… así pasa; y luego de eso es cuando viene la crisis, justo como me había pasado a mi. El asunto es que ni en la liberación ni en la crisis había encontrado la forma o las ganas de ir a plantarle cara por mi propia cuenta, y joder… no me pregunten por qué.
La paré en seco y la tomé de los hombros, mirándola fijamente y luego dándole un rápido beso en los labios. Como fuera que hubiera sido, en primer lugar ella era la que había mandado todo a la mierda por algo que había sucedido hace muchos años, y además ni siquiera me había dejado explicar un carajo respecto al por qué no le había contado del pequeño detalle desde antes. No sé yo, pero en esos momentos algo me decía que haber vuelto de nuevo significaba estar soportando esa clase de crispaciones una y otra vez cuantas veces se le diera la gana a la jodida manipuladora. Pero supongo que eso era lo que me tocaba de castigo por ser todo un hijo de puta…
-Felicia por dios, ¿cómo te atreves a decir eso?. Tienes que entender que en un rompimiento… joder, los hombres pasamos por situaciones distintas, por procesos completamente distintos. No podía ir a buscarte ni plantarte cara cuando sabía perfectamente que por dentro estaba podrido, que había hecho mal las cosas. ¿Quién podría hacer eso?, dime… solo alguien con muy poca puta vergüenza podría de inmediato ir y pedir algo que probablemente no se merece. Pero quiero que sepas que estoy arrepentido… de no haber ido a por ti, de no haber hecho nada más que ahogarme en puto alcohol.
Ni idea de si decir aquello era suficiente para que dejara el tema en paz, y la verdad sea dicha, ni yo mismo estaba completamente de acuerdo con la mierda que acababa de decir. Pero así se manejan las cosas, así se moldean y deben llevarse para que una chica deje de tocar los huevos con un tema, sobre todo cuando es ella la que tiene la razón.
-¿Qué cosa no entiendo?, joder… bueno igual y si me explicas, podría hacerlo mejor-
Pero n explicar ni nada. En lugar de ello, la idiota se atrevió a decir que yo no había movido un solo dedo para encontrar esa reconciliación; un reclamo que en cierta forma era justo por que efectivamente, era real; durante los eternos días posteriores al rompimiento, no había hecho absolutamente nada para buscar la redención, simplemente me había limitado a reventar mi cuerpo y a conseguir putas a cascoporro, como si el rompimiento hubiera sido más un alivio que lo que de verdad me había generado. Pero así son los rompimientos, uno en cierta forma encuentra cierta liberación joder… así pasa; y luego de eso es cuando viene la crisis, justo como me había pasado a mi. El asunto es que ni en la liberación ni en la crisis había encontrado la forma o las ganas de ir a plantarle cara por mi propia cuenta, y joder… no me pregunten por qué.
La paré en seco y la tomé de los hombros, mirándola fijamente y luego dándole un rápido beso en los labios. Como fuera que hubiera sido, en primer lugar ella era la que había mandado todo a la mierda por algo que había sucedido hace muchos años, y además ni siquiera me había dejado explicar un carajo respecto al por qué no le había contado del pequeño detalle desde antes. No sé yo, pero en esos momentos algo me decía que haber vuelto de nuevo significaba estar soportando esa clase de crispaciones una y otra vez cuantas veces se le diera la gana a la jodida manipuladora. Pero supongo que eso era lo que me tocaba de castigo por ser todo un hijo de puta…
-Felicia por dios, ¿cómo te atreves a decir eso?. Tienes que entender que en un rompimiento… joder, los hombres pasamos por situaciones distintas, por procesos completamente distintos. No podía ir a buscarte ni plantarte cara cuando sabía perfectamente que por dentro estaba podrido, que había hecho mal las cosas. ¿Quién podría hacer eso?, dime… solo alguien con muy poca puta vergüenza podría de inmediato ir y pedir algo que probablemente no se merece. Pero quiero que sepas que estoy arrepentido… de no haber ido a por ti, de no haber hecho nada más que ahogarme en puto alcohol.
Ni idea de si decir aquello era suficiente para que dejara el tema en paz, y la verdad sea dicha, ni yo mismo estaba completamente de acuerdo con la mierda que acababa de decir. Pero así se manejan las cosas, así se moldean y deben llevarse para que una chica deje de tocar los huevos con un tema, sobre todo cuando es ella la que tiene la razón.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Sabía perfectamente que lo que le tocaba era ser sumisa, cariñosa, entregada, devota, amorosa y todo lo que se pudiera pedir de una chica completamente rendida a los pies de un tipo, pero no podía. Claro que la consumía la culpa, y claro que estaba tratando de arreglar las cosas con él, pero al mismo tiempo enloquecía, llevada por esos mismos sentimientos horribles y contradictorios. No estaba hecha para la entereza, al parecer, y ser experta en mentir se le estaba saliendo de las manos.
Lo escuchó justificarse frunciendo el ceño, tal como había hecho cuando lo había terminado, alzó las cejas con suficiencia después. Quería creerle y de hecho le creía, pero estaba tan cegada por sus caprichos y sus tribulaciones que parecía incapaz de dejar pasar todo eso como la gente.
-Mira ya, no te justifiques, de todos modos te busqué, ¿no?. Te dije que lo sentía, que quería estar contigo. Y ya, vamos a estar bien, si quieres, pero que sepas que tampoco te estoy obligando a nada. Arrepentido y todo lo que quieras, ya hice el trabajo por ti de todos modos.
No, sabía que estaba mal mal mal, que no tenía por qué estarle diciendo esas cosas, que no tenía derecho, pero en algún punto se sentía desesperada de pensar que él ya no quisiera estar con ella, como si pudiera saber algo. Es que de verdad, sentía que a veces, todos lo sabían.
-Da igual.
Le dijo haciendo un gesto con la mano, mirando hacia cualquier otro lado y deteniéndose para mirarlo antes de acercarse a él y besarlo otra vez, como si así le volviera a pedir perdón sin decir nada, por todas sus locuras, por sus contradicciones –de las que solo ella sabía- por sus desatinos. Al fin y al cabo no dejaba de ser una niña inexperta que estaba lidiando con mucho más de lo que podía manejar.
-Es que no lo entiendes, dime de una vez si te dio igual, si solo querías follarme porque…no quiero perder el tiempo. No lo pienso yo, lo pensaba todo mundo, hasta lo pusieron en el pasquín ese, tal vez ya no importaba para ti porque ya no valía la pena. Y en ese caso no es justo que dejes que esté aquí humillándome por ti, buscándote la cara.
Lo escuchó justificarse frunciendo el ceño, tal como había hecho cuando lo había terminado, alzó las cejas con suficiencia después. Quería creerle y de hecho le creía, pero estaba tan cegada por sus caprichos y sus tribulaciones que parecía incapaz de dejar pasar todo eso como la gente.
-Mira ya, no te justifiques, de todos modos te busqué, ¿no?. Te dije que lo sentía, que quería estar contigo. Y ya, vamos a estar bien, si quieres, pero que sepas que tampoco te estoy obligando a nada. Arrepentido y todo lo que quieras, ya hice el trabajo por ti de todos modos.
No, sabía que estaba mal mal mal, que no tenía por qué estarle diciendo esas cosas, que no tenía derecho, pero en algún punto se sentía desesperada de pensar que él ya no quisiera estar con ella, como si pudiera saber algo. Es que de verdad, sentía que a veces, todos lo sabían.
-Da igual.
Le dijo haciendo un gesto con la mano, mirando hacia cualquier otro lado y deteniéndose para mirarlo antes de acercarse a él y besarlo otra vez, como si así le volviera a pedir perdón sin decir nada, por todas sus locuras, por sus contradicciones –de las que solo ella sabía- por sus desatinos. Al fin y al cabo no dejaba de ser una niña inexperta que estaba lidiando con mucho más de lo que podía manejar.
-Es que no lo entiendes, dime de una vez si te dio igual, si solo querías follarme porque…no quiero perder el tiempo. No lo pienso yo, lo pensaba todo mundo, hasta lo pusieron en el pasquín ese, tal vez ya no importaba para ti porque ya no valía la pena. Y en ese caso no es justo que dejes que esté aquí humillándome por ti, buscándote la cara.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Si algo me desesperaba de una chica es que aunque le estuvieras casi rogando y pidiendo que ya se calmara, que todo estaba bien y que sí joder, que la había uno cagado y todo lo que quieran; se pusieran todavía en su papel de ofendidas, como si eso arreglara una mierda o funcionara en algo para llevar a buen término todo. Sus primeras palabras no fueron ofensivas ni mucho menos, pero joder, que en seguida se notaba el tonito de reproche con el que escupía cual veneno sus argumentos, finalizando con un “ya hice el trabajo por ti de todos modos”. Que sí cojones, que lo hiciste por los dos ¿y cuál es el puto problema?, total si no querías no tenías por qué venir hasta acá a hacerme sentir peor de lo que ya estaba. Eso le hubiera dicho de agarrarme muy de malas, pero todavía no…
-Felicia cariño, joder ya déjalo ¿quieres? Ya sé que no me estás obligando a nada y todo lo contrario, estoy jodidamente feliz de que podamos estar juntos de nuevo, ¿no lo ves?. De alguna manera me sacaste del puto hoyo… porque en eso estaba, en un agujero lleno de mierda antes de que mandaras a Pazuzu con esa nota. Y ahora tengo la oportunidad de arreglarlo, de estar bien contigo-
Me acerqué para acariciarle la cara y en ese instante ella se acercó para besarme, y le correspondí rodeando su cintura y estrechándola más a mi cuerpo. Ahí sí que le había dado, si me estaba besando era porque de verdad me creía y porque estaba ya todo bien ¿no?, o eso es lo que uno se queda pensando luego de ser besado, porque no me imagino yo… ese tipo de acercamientos cuando las cosas están mal y tal. Pues toma Crawford, que con las mujeres nunca se sabe una mierda, y cuando estaba a punto de decirle al oído que sería muy buena idea buscar un aula oscura para re follarla unas tres veces, la muy infeliz me salió con otro de sus berrinches; justamente soltando lo de follar como si me hubiera leído la jodidamente. ¿Qué quería entonces?, ¿qué cojones esperaba?.
-¿Qué?, ¿pero de qué carambas estás hablando?. A ver mujer, las cosas claras; si lo único que yo quería era follar contigo entonces bien podría haberte botado desde el primer día que pasó después de hacerlo, ¿no?. Que ya déjate de tonterías coño, que estuve contigo sin follar un buen tiempo, lo hicimos y seguí contigo, a tu lado… follando sí, pero también haciendo otro montón de cosas. Entiende que el problema no pasa por ahí, nuestro problema solo fue por lo del crío.. ¿o no?, ¿no me crees entonces cuando te digo que te quiero?-
Me estaba exasperando por lo necia que se estaba poniendo, pero al final de cuentas tenía que hablarle sin mostrar frustración ni nada de lo que se arremolinaba en mi cabeza, y lo tenía que hacer porque en efecto, era ella quien había venido a mi para arreglarlo todo, y entonces lo que me tocaba era ponerme en cuatro y recibir todos los golpes que me quisiera lanzar. Cosa difícil, sinceramente…
-Te lo voy a decir otra vez y quiero que me veas directo a los ojos. Te quiero Felicia, te quiero muchísimo y sin importar nada en el maldito mundo, ¿entiendes lo que digo?, sin importar nada-
O casi nada...
-Felicia cariño, joder ya déjalo ¿quieres? Ya sé que no me estás obligando a nada y todo lo contrario, estoy jodidamente feliz de que podamos estar juntos de nuevo, ¿no lo ves?. De alguna manera me sacaste del puto hoyo… porque en eso estaba, en un agujero lleno de mierda antes de que mandaras a Pazuzu con esa nota. Y ahora tengo la oportunidad de arreglarlo, de estar bien contigo-
Me acerqué para acariciarle la cara y en ese instante ella se acercó para besarme, y le correspondí rodeando su cintura y estrechándola más a mi cuerpo. Ahí sí que le había dado, si me estaba besando era porque de verdad me creía y porque estaba ya todo bien ¿no?, o eso es lo que uno se queda pensando luego de ser besado, porque no me imagino yo… ese tipo de acercamientos cuando las cosas están mal y tal. Pues toma Crawford, que con las mujeres nunca se sabe una mierda, y cuando estaba a punto de decirle al oído que sería muy buena idea buscar un aula oscura para re follarla unas tres veces, la muy infeliz me salió con otro de sus berrinches; justamente soltando lo de follar como si me hubiera leído la jodidamente. ¿Qué quería entonces?, ¿qué cojones esperaba?.
-¿Qué?, ¿pero de qué carambas estás hablando?. A ver mujer, las cosas claras; si lo único que yo quería era follar contigo entonces bien podría haberte botado desde el primer día que pasó después de hacerlo, ¿no?. Que ya déjate de tonterías coño, que estuve contigo sin follar un buen tiempo, lo hicimos y seguí contigo, a tu lado… follando sí, pero también haciendo otro montón de cosas. Entiende que el problema no pasa por ahí, nuestro problema solo fue por lo del crío.. ¿o no?, ¿no me crees entonces cuando te digo que te quiero?-
Me estaba exasperando por lo necia que se estaba poniendo, pero al final de cuentas tenía que hablarle sin mostrar frustración ni nada de lo que se arremolinaba en mi cabeza, y lo tenía que hacer porque en efecto, era ella quien había venido a mi para arreglarlo todo, y entonces lo que me tocaba era ponerme en cuatro y recibir todos los golpes que me quisiera lanzar. Cosa difícil, sinceramente…
-Te lo voy a decir otra vez y quiero que me veas directo a los ojos. Te quiero Felicia, te quiero muchísimo y sin importar nada en el maldito mundo, ¿entiendes lo que digo?, sin importar nada-
O casi nada...
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Lo escuchó hablar y se quedó callada escuchando todo lo que tenía que decirle, dándole totalmente la razón y sintiéndose cada vez más culpable y más injusta. Quería decirle que sí, que ya se callara, que ella era la que no sabía de lo que estaba hablando, que la perdonara otra vez. Se mordió el labio inferior con insistencia pero casi dibujó una sonrisa con sus últimas palabras. Ahí estaba. Claro que lo miró a los ojos, sacando toda la entereza del mundo para eso. Le tomó las manos para entrelazarlas con las suyas y se paró sobre la punta de sus pies para besarlo otra vez, con calma, apenas pegando sus labios a los de él.
-Sí, lo sé, perdóname, no sé lo que digo, pierdo el piso.
Lo besó una vez más, tres veces para ser exactos, besos fugaces, intranquilos. Le buscó la mirada y le sonrió.
-Te quiero también, y vamos a estar bien. Lo de tu niño no es nada, ya sabes que no me molesta que lo tengas, que no era eso. Hasta quiero conocerlo y todo, ¿te das cuenta? Solo me enojó pensar que querías hacerme pasar por tonta.
Pero ya, no quería volver a hablar de ese tema. Lo abrazó otra vez, por la cintura, acercándolo a ella. Seguía empeñada en que todo iba a salir bien, que nada iba a terminar con lo que podrían o no construir, y que él iba a estar con ella, e iba a seguir haciéndola feliz y viceversa.
-Entonces, ¿qué vamos a ir a conocer a tu familia el fin de semana? A tus padres, no a tu hijo, para eso ya te dije que hables primero con ella, de verdad no quiero conflictos con esto, para ti puede ser muy fácil pero entre chicas no lo es tanto. Y…no sé, estamos bien, ¿Verdad?
Recargó un poco la cabeza en su pecho y lanzó un suspiro, sintiéndose más tranquila, con ella misma y con el mundo. No estaba siendo fácil pero tampoco imposible. Y le importaba de verdad que Joe se sintiera bien con ella, en todo sentido.
-¿Nos quedamos aquí?
-Sí, lo sé, perdóname, no sé lo que digo, pierdo el piso.
Lo besó una vez más, tres veces para ser exactos, besos fugaces, intranquilos. Le buscó la mirada y le sonrió.
-Te quiero también, y vamos a estar bien. Lo de tu niño no es nada, ya sabes que no me molesta que lo tengas, que no era eso. Hasta quiero conocerlo y todo, ¿te das cuenta? Solo me enojó pensar que querías hacerme pasar por tonta.
Pero ya, no quería volver a hablar de ese tema. Lo abrazó otra vez, por la cintura, acercándolo a ella. Seguía empeñada en que todo iba a salir bien, que nada iba a terminar con lo que podrían o no construir, y que él iba a estar con ella, e iba a seguir haciéndola feliz y viceversa.
-Entonces, ¿qué vamos a ir a conocer a tu familia el fin de semana? A tus padres, no a tu hijo, para eso ya te dije que hables primero con ella, de verdad no quiero conflictos con esto, para ti puede ser muy fácil pero entre chicas no lo es tanto. Y…no sé, estamos bien, ¿Verdad?
Recargó un poco la cabeza en su pecho y lanzó un suspiro, sintiéndose más tranquila, con ella misma y con el mundo. No estaba siendo fácil pero tampoco imposible. Y le importaba de verdad que Joe se sintiera bien con ella, en todo sentido.
-¿Nos quedamos aquí?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Dejé que me besara como ella quisiera, notando todo el tiempo ese aire de sumisión que con todo y lo raro que pudiera parecerme, al final de cuentas me complacía de puta madre; y me complacía por la más básica razón de sentirme con el poder de la relación aunque de aquello en realidad más bien estuviera bastante lejos. Pero mientras me paseaba en la ignorancia, así era como lo veía y me jactaba de ello, incluso ladeando la car absurdamente para recibir sus besos y caricias como si quisiera capitular el hecho de que había sido ella la que me había buscado.
-Ya lo sé cariño, ya lo sé. Solo trata de no evidenciar mucho esos infames celos que tienes y todo bien, ¿vale?. Digo… eres jodidamente encantadora con esos morros de niña enojada que pones a veces, pero que no exceda los límites como la última vez. Al fin y al cabo son cosas del pasado, ¿no?, lo importante es lo de hoy, y hoy estamos juntos aquí mismo-
Le agarré una de sus preciosas mejillas y apreté de ella como si fuera, justamente, una niña. Lo que se me pasaba justamente en ese momento es que no trataba más que con una niña caprichosa, y ojo… que los niños no son tontos ni mucho menos, pero sentía que ahora podía llevar el control de las cosas a mi modo, justo como se hacía cuando te topas con una niña
-Claro!, mira este fin solo le echo una llamada a mi madre, vamos y tú y yo, juntos, le preparamos algo rico a la vieja. ¿A que está de los putos cojones, verdad?. Ella muere de ganas por conocerte… de verdad-
Una pequeña mentira, o no tal cual. Es decir, Cherry sí que se moría de ganas de conocerla, sin embargo sus actitudes respecto a ella tras saber de quien se trataba exactamente no habían sido… por así decirlo, muy saludables. No sé que coño tendría la vieja con los Burroughs y tal, aunque ya me imaginaba… es decir había historias por ahí con los Burroughs que todavía están medio escondidas entre las brumas, pero de cualquier forma no sentía que fuera algo que pudiera arruinar las cosas, al fin y al cabo Cherry Crawford siempre era capaz de mantener el control en todas las situaciones. No, eso también es una mentira…
-Estamos perfectamente bien preciosa, caminemos-
Tal y como lo había dicho en algún momento, colegas; Pearlie Felicia Burroughs era ya de mi propiedad, pasara lo que pasara, y la muestra más certera y directa era el como había venido a por mi precisamente sin mover un solo dedo; no porque no hubiera querido… pero al fin y al cabo así se había dado. Le rodee los hombros con un brazo y caminamos, eso sí, con una puta cara de pavorreal que nadie podría con ella. La gente que pasaba por nuestro lado lo notaba, cuchicheaba al respecto y yo no hacía más que levantar la mirada como diciendo “hey… ¿lo ven?, la muy tontita me había cortado, pero ya paso… ya pasó y vuelve a mis brazos como debe ser”.
-Solo una cosa encanto. No vuelvas a hacerme un drama, ¿estámos?. De verdad… cuando te dije que eras de mi propiedad, no bromeaba. Así que sonríe, saluda, y busquemos un lugar donde pueda metertela hasta el fondo-
-Ya lo sé cariño, ya lo sé. Solo trata de no evidenciar mucho esos infames celos que tienes y todo bien, ¿vale?. Digo… eres jodidamente encantadora con esos morros de niña enojada que pones a veces, pero que no exceda los límites como la última vez. Al fin y al cabo son cosas del pasado, ¿no?, lo importante es lo de hoy, y hoy estamos juntos aquí mismo-
Le agarré una de sus preciosas mejillas y apreté de ella como si fuera, justamente, una niña. Lo que se me pasaba justamente en ese momento es que no trataba más que con una niña caprichosa, y ojo… que los niños no son tontos ni mucho menos, pero sentía que ahora podía llevar el control de las cosas a mi modo, justo como se hacía cuando te topas con una niña
-Claro!, mira este fin solo le echo una llamada a mi madre, vamos y tú y yo, juntos, le preparamos algo rico a la vieja. ¿A que está de los putos cojones, verdad?. Ella muere de ganas por conocerte… de verdad-
Una pequeña mentira, o no tal cual. Es decir, Cherry sí que se moría de ganas de conocerla, sin embargo sus actitudes respecto a ella tras saber de quien se trataba exactamente no habían sido… por así decirlo, muy saludables. No sé que coño tendría la vieja con los Burroughs y tal, aunque ya me imaginaba… es decir había historias por ahí con los Burroughs que todavía están medio escondidas entre las brumas, pero de cualquier forma no sentía que fuera algo que pudiera arruinar las cosas, al fin y al cabo Cherry Crawford siempre era capaz de mantener el control en todas las situaciones. No, eso también es una mentira…
-Estamos perfectamente bien preciosa, caminemos-
Tal y como lo había dicho en algún momento, colegas; Pearlie Felicia Burroughs era ya de mi propiedad, pasara lo que pasara, y la muestra más certera y directa era el como había venido a por mi precisamente sin mover un solo dedo; no porque no hubiera querido… pero al fin y al cabo así se había dado. Le rodee los hombros con un brazo y caminamos, eso sí, con una puta cara de pavorreal que nadie podría con ella. La gente que pasaba por nuestro lado lo notaba, cuchicheaba al respecto y yo no hacía más que levantar la mirada como diciendo “hey… ¿lo ven?, la muy tontita me había cortado, pero ya paso… ya pasó y vuelve a mis brazos como debe ser”.
-Solo una cosa encanto. No vuelvas a hacerme un drama, ¿estámos?. De verdad… cuando te dije que eras de mi propiedad, no bromeaba. Así que sonríe, saluda, y busquemos un lugar donde pueda metertela hasta el fondo-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Le dio risa que le dijera lo de los celos, pero no lo corrigió. Si quería pensar que le daban celos que se hubiera follado a otra mujer para hacerle un hijo hace tres años, que lo pensara, pero en realidad su enojo no iba por ahí. Si se pusiera celosa de todas las gatas con las que había estado en el pasado, eso terminaría muy mal. Le sonrió cuando le decía que lo importante era lo de ese día, y más nada y se rió más cuando le agarró una de sus mejillas como si fuera una cría.
Y si él se sentía en control, estaba bien también. No era como si ella se sintiera en control para nada, con todo y sus secretos. Asintió a lo de su madre también, y hasta se entusiasmó un poco con la idea de cocinarle algo, porque le encantaba alardear de eso. Y de nuevo, no se puso nerviosa por eso de que su madre se muriera por conocerla, sino que solo pensó que haría un muy buen papel, no tenía idea de que había algún tipo de prejuicio por su familia o por el pasado de la misma.
Caminó con él, dejando que él la guiara hasta donde quisiera. Claro que había reparado en el mote genérico con el que la llamaba, que había escuchado ya varias veces y de distintas personas, igual no le molestaba. Lo rodeó por la cintura sin prestarle atención a nadie que los mirara, que le daba lo mismo.
Solo alzó las cejas cuando le dijo que no le volviera a hacer un drama, que era de su propiedad y que no había bromeado, y le dio esas instrucciones de sonreír, saludar y demás. Lo dejó de abrazar y se separó de él para que dejara de abrazarla también. Nada de sonreír, saludar y demás. Claro que sintió que hacer otro drama era como buscarle los niveles de peligro a todo eso y claro que seguía pensando que mucho tenía de demente, pero no iba a dejar que cruzara la línea. Caminó a su lado solamente hasta rodear el edificio, sentirse lo suficientemente a solas como para enojarse, cosa que no iba a hacer enfrente de la gente, él ya la conocía.
-Si no quieres que te haga un drama no me des razones y…no soy de tu propiedad, estás loco, soy tu novia, eso es lo que soy, no soy una cosa, una….no me compraste ni mucho menos. Así que…
Así que tuvo que tomar aire, sintiendo que le flaqueaban las piernas y que de pronto se estaba arrepintiendo de alzarle así la voz, pero no, no, no, no le iba a tener miedo ni mucho menos, por más amenazas y más cosas que le hubiera dicho la primera vez que se habían peleado.
-…no sé cómo logras convertirte en un idiota en medio segundo.
Y si él se sentía en control, estaba bien también. No era como si ella se sintiera en control para nada, con todo y sus secretos. Asintió a lo de su madre también, y hasta se entusiasmó un poco con la idea de cocinarle algo, porque le encantaba alardear de eso. Y de nuevo, no se puso nerviosa por eso de que su madre se muriera por conocerla, sino que solo pensó que haría un muy buen papel, no tenía idea de que había algún tipo de prejuicio por su familia o por el pasado de la misma.
Caminó con él, dejando que él la guiara hasta donde quisiera. Claro que había reparado en el mote genérico con el que la llamaba, que había escuchado ya varias veces y de distintas personas, igual no le molestaba. Lo rodeó por la cintura sin prestarle atención a nadie que los mirara, que le daba lo mismo.
Solo alzó las cejas cuando le dijo que no le volviera a hacer un drama, que era de su propiedad y que no había bromeado, y le dio esas instrucciones de sonreír, saludar y demás. Lo dejó de abrazar y se separó de él para que dejara de abrazarla también. Nada de sonreír, saludar y demás. Claro que sintió que hacer otro drama era como buscarle los niveles de peligro a todo eso y claro que seguía pensando que mucho tenía de demente, pero no iba a dejar que cruzara la línea. Caminó a su lado solamente hasta rodear el edificio, sentirse lo suficientemente a solas como para enojarse, cosa que no iba a hacer enfrente de la gente, él ya la conocía.
-Si no quieres que te haga un drama no me des razones y…no soy de tu propiedad, estás loco, soy tu novia, eso es lo que soy, no soy una cosa, una….no me compraste ni mucho menos. Así que…
Así que tuvo que tomar aire, sintiendo que le flaqueaban las piernas y que de pronto se estaba arrepintiendo de alzarle así la voz, pero no, no, no, no le iba a tener miedo ni mucho menos, por más amenazas y más cosas que le hubiera dicho la primera vez que se habían peleado.
-…no sé cómo logras convertirte en un idiota en medio segundo.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Pues resultó que no me hizo caso, o no al menos como se lo había pedido en forma literal. Le había pedido, tal cual, que sonriera, saludara y buscaramos un lugar a dónde pudieramos follar a gusto, pero en lugar de eso solo se separó, puso cara de puchero de nuevo todo el camino y no llegamos precisamente a un lugar donde se pudiera a gusto. A lo mucho, se podía follar con un ojo al gato y otro al garabato, porque la zona del campus en donde estábamos si estaba bastante sola… pero de cualquier forma, algo me decía que esas no eran precisamente sus intenciones. “¿Y ahora qué?”, le alcancé a preguntar, cuando ciertamente la respuesta no podía ser más obvia.
Me mantuve en silencio durante toda la caminata, y lo ca para sseguí haciendo mientras la chica abría la boca para soltar el clásico cliché de “no soy tuya, no soy de tu propiedad, no me compraste”, como si con tan solo decir eso le diera la suficiente fuerza para llevarme la contraria. Me crucé de brazos, y levanté las cejas cuando escuché el último insulto; y no es que nunca me hubieran dicho idiota, es decir es algo en realidad bastante recurrente… pero había ocasiones en las que un insulto puede tomar mayor o menor gravedad, y en esos momentos sentí que tenía bastante.
-¿Cómo me llamaste?-
Crucé la poca distancia que había entre nosotros de una sola zancada, y lo hice con un exceso de fuerza a tal grado que lleve a PEarlie hasta la pared más próxima para arrinconarla no de una forma precisamente agradable. Era bastante similar a como me la había follado alguna vez, pero sin ese toque que se necesita para que aquello no se convirtiera en una agresión. Sí, en este casi sí que lo era, pero si lo estaba haciendo era porque sentía que esta vez era necesario; y sentía que era necesario porque de verdad, se los digo, no iba a dejar que eso de dejarme sucediera de nuevo así fuera por las buenas o por las malas.
-Repite lo que acabas de decir… repítelo joder-
La tomé por la mejilla y busqué su rostro, pasé mi nariz suavemente por encima de la suya y mis dedos acariciaron lentamente su rostro para luego tomarla de la barbilla y levantarla para encontrar perfectamente bien su mirada. Era una mezcla de gestos, arrinconarla con mi fuerza y que sintiera ese poder, pero que al mismo tiempo sintiera también la delicadeza de mis caricias, de mis labios rozando sus pómulos y sus labios.
-Escúchame bien cariño, y quiero que lo hagas muy bien. Sí eres de mi propiedad, eres completamente mía y me importa un carajo lo que opines al respecto, ¿vale?. Ahórrate tus argumentos feministas de mierda que no te van a servir para nada, porque mientras estés conmigo… lo vas a estar y de la forma que yo te diga. No quiero sorpresas, Felicia Burroughs, no quiero mierdas ni nada que se salga del esquema, porque ya me dejaste una vez… oh si, sufrí bastante déjame decirte, la pasé muy mal… y te juro que no quiero volver a pasar por ello; así que ya sabes… no me busques-
Luego de eso le dí un beso en los labios, le sonreí ampliamente y me separe solo un poco para dejar de poner tanta presión en mi agarre. Le acomodé sus ropas, le alisé el cabello como si se tratara de una muñeca, y tomé de nuevo su mejilla cariñosamente como el mejor de los novios. Perder la noción de las cosas de ese modo no era cuestión de locura ni de ninguna de esas cosas como la gente piensa, simplemente era el derecho de reclamar lo que me correspondía, el derecho de tener lo que yo habí atrabajado con tanto esfuerzo desde que la había conocido. Yo me había jodido para tenerla, para quererla, para follarla y para mantenerlo de ese modo el tiempo que me pareciera el adecuado, y ya les digo... no iba a suceder lo mismo otra vez, no mientras estuviera vivo.
-Te quiero mucho preciosa, muchísimo; que te entre bien en esa cabezota que tienes-
Me mantuve en silencio durante toda la caminata, y lo ca para sseguí haciendo mientras la chica abría la boca para soltar el clásico cliché de “no soy tuya, no soy de tu propiedad, no me compraste”, como si con tan solo decir eso le diera la suficiente fuerza para llevarme la contraria. Me crucé de brazos, y levanté las cejas cuando escuché el último insulto; y no es que nunca me hubieran dicho idiota, es decir es algo en realidad bastante recurrente… pero había ocasiones en las que un insulto puede tomar mayor o menor gravedad, y en esos momentos sentí que tenía bastante.
-¿Cómo me llamaste?-
Crucé la poca distancia que había entre nosotros de una sola zancada, y lo hice con un exceso de fuerza a tal grado que lleve a PEarlie hasta la pared más próxima para arrinconarla no de una forma precisamente agradable. Era bastante similar a como me la había follado alguna vez, pero sin ese toque que se necesita para que aquello no se convirtiera en una agresión. Sí, en este casi sí que lo era, pero si lo estaba haciendo era porque sentía que esta vez era necesario; y sentía que era necesario porque de verdad, se los digo, no iba a dejar que eso de dejarme sucediera de nuevo así fuera por las buenas o por las malas.
-Repite lo que acabas de decir… repítelo joder-
La tomé por la mejilla y busqué su rostro, pasé mi nariz suavemente por encima de la suya y mis dedos acariciaron lentamente su rostro para luego tomarla de la barbilla y levantarla para encontrar perfectamente bien su mirada. Era una mezcla de gestos, arrinconarla con mi fuerza y que sintiera ese poder, pero que al mismo tiempo sintiera también la delicadeza de mis caricias, de mis labios rozando sus pómulos y sus labios.
-Escúchame bien cariño, y quiero que lo hagas muy bien. Sí eres de mi propiedad, eres completamente mía y me importa un carajo lo que opines al respecto, ¿vale?. Ahórrate tus argumentos feministas de mierda que no te van a servir para nada, porque mientras estés conmigo… lo vas a estar y de la forma que yo te diga. No quiero sorpresas, Felicia Burroughs, no quiero mierdas ni nada que se salga del esquema, porque ya me dejaste una vez… oh si, sufrí bastante déjame decirte, la pasé muy mal… y te juro que no quiero volver a pasar por ello; así que ya sabes… no me busques-
Luego de eso le dí un beso en los labios, le sonreí ampliamente y me separe solo un poco para dejar de poner tanta presión en mi agarre. Le acomodé sus ropas, le alisé el cabello como si se tratara de una muñeca, y tomé de nuevo su mejilla cariñosamente como el mejor de los novios. Perder la noción de las cosas de ese modo no era cuestión de locura ni de ninguna de esas cosas como la gente piensa, simplemente era el derecho de reclamar lo que me correspondía, el derecho de tener lo que yo habí atrabajado con tanto esfuerzo desde que la había conocido. Yo me había jodido para tenerla, para quererla, para follarla y para mantenerlo de ese modo el tiempo que me pareciera el adecuado, y ya les digo... no iba a suceder lo mismo otra vez, no mientras estuviera vivo.
-Te quiero mucho preciosa, muchísimo; que te entre bien en esa cabezota que tienes-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Apenas y pudo articular “lo que escuchaste” con la voz entrecortada pero haciendo todo lo posible por mirarlo fijo aunque cada vez le costara más y más trabajo. De hecho desvió al vista cuando la tomaba por el rostro pero él se lo retuvo sin más. Le provocó un escalofrío que pasara su nariz de ese modo por encima de la suya, porque era una caricia tierna que nada tenía que ver con lo que en realidad estaba pasando. Tuvo que sostenerle la mirada casi por obligación, o más bien, porque él de verdad la obligaba a eso. Alzó las manos para tomarlo por la muñeca aunque no lo detuvo cuando la besaba apenas en un roce, ni le volteó la cara, ni forcejeó con él.
Lo siguió mirando mientras hablaba, sintiendo que se enfadaba mucho, que le daban ganas de pegarle, de mandarlo al diablo, de decirle otra vez que la dejara en paz. ¿Y si había cometido una locura al volver con él? Todo ese miedo, toda esa situación, repitiéndose una vez más. Le daban ganas de decirle que entonces ese “mientras estés conmigo” no iba a durar mucho si seguía con esa actitud pero terminó callándoselo y mordiéndose los labios porque volvía a sentir que no estaba en posición de semejante cosa, mucho menos cuando técnicamente le decía que ya había sufrido bastante como para que ella lo dejara una segunda vez. Era una advertencia, con todas las letras.
No le respondió el beso porque seguía enfadada a la par que se sentía acorralada una vez más. Tampoco le respondió a la sonrisa. Lo siguió mirando mientras le acomodaba la ropa y le alisaba el cabello, sin hacer ni un solo movimiento, precisamente como una muñeca. Definitivamente nunca nunca nunca le iba a decir nada, ni de chiste, no solo por no lastimarlo, o porque lo quisiera y deseara estar bien con él, sino por todo lo demás, y no por Malik, que efectivamente no estaba lisiado, sino por ella.
Respiró profundo cuando le decía que la quería, y muchísimo, ¿cómo se atrevía a decirle eso luego de todo lo demás?. Claro que pensaba que estaba loco. Cerró los ojos un momento y luego le buscó la mano. También le tocó el rostro, pasándole el pulgar por la mejilla aunque le daban las mismas ganas de soltarle una bofetada y echarse a correr. Iba a hacer lo necesario para tenerlo contento, de eso no le quedaban dudas. Se paró en la punta de sus pies y lo besó, dulce, con dedicación.
-No veo necesarias las amenazas, no tienes que hacerlas. Estoy aquí, ¿no? Y te quiero y va a funcionar, sin que…me digas esas cosas de demente, solo olvídalo, ¿Sí? No es necesario.
No sabía si le venía un empujón más contra la pared porque le decía que no fuera demente o si de verdad eso serviría para que se diera cuenta de que de verdad no hacía falta. En todo caso lo besó otra vez, sabiendo que se estaba complicando todavía más las cosas.
-Perdóname, no quería insultarte, ¿me perdonas?
Lo siguió mirando mientras hablaba, sintiendo que se enfadaba mucho, que le daban ganas de pegarle, de mandarlo al diablo, de decirle otra vez que la dejara en paz. ¿Y si había cometido una locura al volver con él? Todo ese miedo, toda esa situación, repitiéndose una vez más. Le daban ganas de decirle que entonces ese “mientras estés conmigo” no iba a durar mucho si seguía con esa actitud pero terminó callándoselo y mordiéndose los labios porque volvía a sentir que no estaba en posición de semejante cosa, mucho menos cuando técnicamente le decía que ya había sufrido bastante como para que ella lo dejara una segunda vez. Era una advertencia, con todas las letras.
No le respondió el beso porque seguía enfadada a la par que se sentía acorralada una vez más. Tampoco le respondió a la sonrisa. Lo siguió mirando mientras le acomodaba la ropa y le alisaba el cabello, sin hacer ni un solo movimiento, precisamente como una muñeca. Definitivamente nunca nunca nunca le iba a decir nada, ni de chiste, no solo por no lastimarlo, o porque lo quisiera y deseara estar bien con él, sino por todo lo demás, y no por Malik, que efectivamente no estaba lisiado, sino por ella.
Respiró profundo cuando le decía que la quería, y muchísimo, ¿cómo se atrevía a decirle eso luego de todo lo demás?. Claro que pensaba que estaba loco. Cerró los ojos un momento y luego le buscó la mano. También le tocó el rostro, pasándole el pulgar por la mejilla aunque le daban las mismas ganas de soltarle una bofetada y echarse a correr. Iba a hacer lo necesario para tenerlo contento, de eso no le quedaban dudas. Se paró en la punta de sus pies y lo besó, dulce, con dedicación.
-No veo necesarias las amenazas, no tienes que hacerlas. Estoy aquí, ¿no? Y te quiero y va a funcionar, sin que…me digas esas cosas de demente, solo olvídalo, ¿Sí? No es necesario.
No sabía si le venía un empujón más contra la pared porque le decía que no fuera demente o si de verdad eso serviría para que se diera cuenta de que de verdad no hacía falta. En todo caso lo besó otra vez, sabiendo que se estaba complicando todavía más las cosas.
-Perdóname, no quería insultarte, ¿me perdonas?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Ni locura clínica ni leches, lo único que estaba haciendo era poner las cosas justo en el lugar al que pertenecían, nada más. Que actualmente los medios y la supuesta modernidad tengan tonta a la gente con mierdas moralinas es otra cosa, pero mis actitudes entraban dentro de todas las malditas leyes de una pareja hecha y derecha. Y joder, aunque fuera locura de hospital, ¿cuál era el puto problema?, si estando así de malo de la cabeza era capaz de retener a Pearlie a mi lado en tiempo que se me diera la puta gana, pues entonces todo bien.
La prueba de lo que acabo de argumentar es la propia actitud de mi chica, que al parecer había entendido perfectamente bien de lo que estaba hablando y ahora ya no parecía tan altanera como hace unos segundos, es más todo lo contrario, me tocó el rostro y buscó besarme con devoción y respeto. Respeto colegas, eso es todo lo que necesita una pareja para llevar las cosas hasta el infinito si así lo desean, el puto respeto.
-Está bien cariño, está bien. Perdóname tú a mi, ¿vale?. No me gusta tratarte feo ni… todas esas mierdas; como tú lo dices… no es necesario, y no lo será mientras las cosas vayan como tienen que ir, te lo prometo.-
Recibí su beso y respondí profundizándolo, estrechándola de nuevo contra la pared, con cierta agresividad pero esta vez por completo distinto a lo que había pasado hace unos segundos. La extrañaba demasiado, tanto que no aguantaba las putas ganas de arrancarle toda esa ropa y tenerla desnuda para mí. Entiendan lo que trato de decir, no es que no hubiera follado durante todo el tiempo que había pasado desde que me había mandado al diablo (eso no se puede, por dios), pero hacerlo con ella me significaba una cosa completamente ajena y muy superior a cualquier otra situación que hubiera tenido en el transcurso de esas pocas semanas.
La seguí besando con esa intensidad, y mis manos buscaron de inmediato deslizarse por debajo de esa siempre conveniente falda y pasar las palmas muy lentamente por sus piernas y sus muslos. Lamí sus labios, provoqué que sus piernas estuvieran bien abiertas, y me removí un poco entre ellas para que sintiera la dureza de mi sexo, que para esos momentos la prisión que significaban mis pantalones ya parecía más que torturante. Giré la vista para mirar a los alrededores, y aun sabiendo que probablemente follar en ese lugar no era algo así como la reconciliación ideal que toda chica quisiera tener, terminó importándome un medio carajo.
-No puedo, necesito metértela ya mismo. ¿Quieres?, ¿Quieres que te folle aquí preciosa?-
Independientemente de su respuesta, la decisión por mi parte ya estaba tomada. Las cosas ya eran completamente distintas, para bien o para mal, Pearlie ya no podría encontrarse con el Joe paciente y atento que era capaz de aguantar tanto caprichos como negativas. Y todo tenía una razón de ser, ¿qué había pasado con ese Joe? ¿qué coño es lo que había pasado con eso?, pues nada, que a la niña se le había hecho condenadamente fácil mandarme por una cloaca hasta el fin de los mundos. No colegas, esta vez las cosas serían infinitamente distintas, y yo me encargaría de eso en todos los sentidos.
La prueba de lo que acabo de argumentar es la propia actitud de mi chica, que al parecer había entendido perfectamente bien de lo que estaba hablando y ahora ya no parecía tan altanera como hace unos segundos, es más todo lo contrario, me tocó el rostro y buscó besarme con devoción y respeto. Respeto colegas, eso es todo lo que necesita una pareja para llevar las cosas hasta el infinito si así lo desean, el puto respeto.
-Está bien cariño, está bien. Perdóname tú a mi, ¿vale?. No me gusta tratarte feo ni… todas esas mierdas; como tú lo dices… no es necesario, y no lo será mientras las cosas vayan como tienen que ir, te lo prometo.-
Recibí su beso y respondí profundizándolo, estrechándola de nuevo contra la pared, con cierta agresividad pero esta vez por completo distinto a lo que había pasado hace unos segundos. La extrañaba demasiado, tanto que no aguantaba las putas ganas de arrancarle toda esa ropa y tenerla desnuda para mí. Entiendan lo que trato de decir, no es que no hubiera follado durante todo el tiempo que había pasado desde que me había mandado al diablo (eso no se puede, por dios), pero hacerlo con ella me significaba una cosa completamente ajena y muy superior a cualquier otra situación que hubiera tenido en el transcurso de esas pocas semanas.
La seguí besando con esa intensidad, y mis manos buscaron de inmediato deslizarse por debajo de esa siempre conveniente falda y pasar las palmas muy lentamente por sus piernas y sus muslos. Lamí sus labios, provoqué que sus piernas estuvieran bien abiertas, y me removí un poco entre ellas para que sintiera la dureza de mi sexo, que para esos momentos la prisión que significaban mis pantalones ya parecía más que torturante. Giré la vista para mirar a los alrededores, y aun sabiendo que probablemente follar en ese lugar no era algo así como la reconciliación ideal que toda chica quisiera tener, terminó importándome un medio carajo.
-No puedo, necesito metértela ya mismo. ¿Quieres?, ¿Quieres que te folle aquí preciosa?-
Independientemente de su respuesta, la decisión por mi parte ya estaba tomada. Las cosas ya eran completamente distintas, para bien o para mal, Pearlie ya no podría encontrarse con el Joe paciente y atento que era capaz de aguantar tanto caprichos como negativas. Y todo tenía una razón de ser, ¿qué había pasado con ese Joe? ¿qué coño es lo que había pasado con eso?, pues nada, que a la niña se le había hecho condenadamente fácil mandarme por una cloaca hasta el fin de los mundos. No colegas, esta vez las cosas serían infinitamente distintas, y yo me encargaría de eso en todos los sentidos.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Le pedía perdón pero al mismo tiempo mantenía la amenaza velada al decirle “no lo será mientras las cosas vayan como tienen que ir” y él ya había dejado claro que las cosas irían como él quería que fueran. Todavía no alcanzaba a vislumbrar lo que eso significaba, aunque sinceramente no quería probar ningún tipo de límite para averiguar a qué se refería cabalmente. Soltó un suspiro al sentirlo arrinconándola contra la pared, aunque de una manera distinta, con un objetivo diferente al de solo incomodarla. Abrió los ojos al sentir las manos de Joe por sus piernas y muslos, y dejó de besarlo solo para asegurarse de que no hubiera nadie alrededor, justo como él hacía, antes de aguantar la respiración al sentirlo acercarse casi amenazador para que se diera cuenta de que ya la tenía dura.
A su pregunta negó con la cabeza, no porque no quisiera follar con él sino porque aunque por el momento estaba desierto ahí, nunca se sabía si alguien podía llegar sorpresivamente, lo que significaba también que si lo iban a hacer, tendrían que hacerlo rápido.
-No, no…nos van a cachar.
Le dijo con una risa contenida, que también tenía mucha dosis de nerviosismo. De todos modos la estaba embargando esa sensación de estar haciendo algo tan indebido que era doblemente emocionante. O sea, ya no estaba pensando con la cabeza fría, lo que significaba que en cualquier momento le iba a decir que sí y ella misma iba a terminar bajándose las bragas para que lo hiciera si quería.
-Bueno sí, si quieres…que sea rápido. Pero…oye, no…no me estoy cuidando con nada y no quiero que hagas la misma estupidez que la primera vez, así que si no vienes preparado ni lo intentes, o grito que me estás violando.
Le sacó la lengua y lo besó, jamás le haría una cosa parecida pero mejor que pensara que sí. Y lo otro, se lo dijo con todas las letras, que había sido una estupidez que no le perdonaba y que no iba a volver a pasar, ya le podía venir importando poco si le parecía o no, le tenía más miedo a un embarazo no deseado que a la ira de Joe, ¿quién no?. Especialmente a sabiendas de que tenía un hijo ya. O sea, y a saber en qué circunstancias, si por descuidado o por accidente, o porque siempre era un demente al que no le importaba terminar dentro.
A su pregunta negó con la cabeza, no porque no quisiera follar con él sino porque aunque por el momento estaba desierto ahí, nunca se sabía si alguien podía llegar sorpresivamente, lo que significaba también que si lo iban a hacer, tendrían que hacerlo rápido.
-No, no…nos van a cachar.
Le dijo con una risa contenida, que también tenía mucha dosis de nerviosismo. De todos modos la estaba embargando esa sensación de estar haciendo algo tan indebido que era doblemente emocionante. O sea, ya no estaba pensando con la cabeza fría, lo que significaba que en cualquier momento le iba a decir que sí y ella misma iba a terminar bajándose las bragas para que lo hiciera si quería.
-Bueno sí, si quieres…que sea rápido. Pero…oye, no…no me estoy cuidando con nada y no quiero que hagas la misma estupidez que la primera vez, así que si no vienes preparado ni lo intentes, o grito que me estás violando.
Le sacó la lengua y lo besó, jamás le haría una cosa parecida pero mejor que pensara que sí. Y lo otro, se lo dijo con todas las letras, que había sido una estupidez que no le perdonaba y que no iba a volver a pasar, ya le podía venir importando poco si le parecía o no, le tenía más miedo a un embarazo no deseado que a la ira de Joe, ¿quién no?. Especialmente a sabiendas de que tenía un hijo ya. O sea, y a saber en qué circunstancias, si por descuidado o por accidente, o porque siempre era un demente al que no le importaba terminar dentro.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Llevé mi rostro a su cabello y me impregné de su aroma, justo antes de que la tonta negara la cabeza argumentando que nos podían pillar, pero por supuesto sin hacer nada que me bloqueara el paso entre sus piernas. Pero mientras se negaba, yo seguía en la labor de robarme la esencia de su perfume, llenando mis pulmones de ese aroma dulce y suave que caracterizaba a Pearlie y del que no había podido disfrutar durante toda esa eternidad de semanas. No se crean, pecando de imbécil como siempre, había estado buscando ese mismo perfume en otras chicas; en el par que estudiaban dentro de la Universidad a las que me había follado, en las que nada tenían que ver con la magia, en las putas islandesas y en las locales; pero de verdad ninguna… ninguna con ese aroma que me podía llevar a la locura en medio segundo.
-Voy a matar a quien se atreva a aparecerse, así que más les vale no tener la mala suerte…-
Sonreí después de su risa nerviosa, mordiéndome los labios de pura puta ansiedad, sintiendo que mi respiración se cortaba en ciertas ocasiones y que una parte de mi entraba en una especie de rabia contenida, es decir no la rabia que podía usar para liarme a golpes con alguien ni mucho menos; era esa otra, esa que me permitía desea a Pearlie tanto como a nunca nadie, esa misma rabia que me provocaba la desesperación y me hacia querer penetrarla de todas las formas posibles en el lugar que tocara. Todo eso siempre había existido, pero ahora después de tenerla de nuevo, parecía simplemente más fuerte, más poderoso.
Luego me reí cuando escuché que deseaba que primero me pusiera algo. Les juro que estuve a medio segundo de mandarla al diablo en cuanto a protección se refería (que de todas formas ya lo habíamos hecho en varias ocasiones sin nada de nada y me había limitado a terminar afuera… aunque de cualquier forma no me gustaba una mierda hacer eso), pero no, esta vez al menos le haría saber que me lo pondría en cuanto lo considerara necesario, es decir eventualmente, sobre la marcha. Que no me pidiera no sentir su coño sin mierdas plásticas al menos un rato.
-Tranquila, lo haré… pero ni rápido ni nada-
Atrapé su lengua cuando hizo ese gesto tonto de sacarla y también la besé, unos instantes antes de volver a aplicar cierta fuerza desmesurada en mis movimientos, de estrecharla más todavía contra mi cuerpo y de lamer su cuello como si no hubiera mañana. Después de eso, en un movimiento un tanto violento le obligué a que se diera la vuelta y que sus tetas quedaran contra la pared. Besé su cuello desde esa posición mientras hacia lo propio para bajar mis pantalones apenas lo suficiente, y mis manos buscaron de nuevo violar el espacio debajo de su falda, pero esta vez bajando sus bragas… igual, solo lo suficiente para que no estorbaran.
-Dime cuánto quieres que te la meta, quiero escucharte-
No hice caso a nada, ni a lo que ella pudiera decir ni a lo incómodo que pudiera ser hacerlo de esa forma, simplemente deseaba penetrarla y al mismo tiempo poder ver su precioso culo recibiendo mis embistes, nada más. Y eso fue exactamente lo que hice, en un solo movimiento, buscando el ángulo adecuado, deslicé mi verga dentro de su coño, y una de mis manos buscó levantar su falda para que mis ojos no se perdieran de lo que había estado imaginando durante todo ese tiempo en el que no la había podido tener. Me seguí moviendo así, empujándola contra la pared, disfrutando de lo estrecho que de coño y disfrutando como nunca de esa sensación que me provocaba tanto sentir como ver la manera en la que su culo parecía comerme todo. Era una puta cosa de locos.
-Voy a matar a quien se atreva a aparecerse, así que más les vale no tener la mala suerte…-
Sonreí después de su risa nerviosa, mordiéndome los labios de pura puta ansiedad, sintiendo que mi respiración se cortaba en ciertas ocasiones y que una parte de mi entraba en una especie de rabia contenida, es decir no la rabia que podía usar para liarme a golpes con alguien ni mucho menos; era esa otra, esa que me permitía desea a Pearlie tanto como a nunca nadie, esa misma rabia que me provocaba la desesperación y me hacia querer penetrarla de todas las formas posibles en el lugar que tocara. Todo eso siempre había existido, pero ahora después de tenerla de nuevo, parecía simplemente más fuerte, más poderoso.
Luego me reí cuando escuché que deseaba que primero me pusiera algo. Les juro que estuve a medio segundo de mandarla al diablo en cuanto a protección se refería (que de todas formas ya lo habíamos hecho en varias ocasiones sin nada de nada y me había limitado a terminar afuera… aunque de cualquier forma no me gustaba una mierda hacer eso), pero no, esta vez al menos le haría saber que me lo pondría en cuanto lo considerara necesario, es decir eventualmente, sobre la marcha. Que no me pidiera no sentir su coño sin mierdas plásticas al menos un rato.
-Tranquila, lo haré… pero ni rápido ni nada-
Atrapé su lengua cuando hizo ese gesto tonto de sacarla y también la besé, unos instantes antes de volver a aplicar cierta fuerza desmesurada en mis movimientos, de estrecharla más todavía contra mi cuerpo y de lamer su cuello como si no hubiera mañana. Después de eso, en un movimiento un tanto violento le obligué a que se diera la vuelta y que sus tetas quedaran contra la pared. Besé su cuello desde esa posición mientras hacia lo propio para bajar mis pantalones apenas lo suficiente, y mis manos buscaron de nuevo violar el espacio debajo de su falda, pero esta vez bajando sus bragas… igual, solo lo suficiente para que no estorbaran.
-Dime cuánto quieres que te la meta, quiero escucharte-
No hice caso a nada, ni a lo que ella pudiera decir ni a lo incómodo que pudiera ser hacerlo de esa forma, simplemente deseaba penetrarla y al mismo tiempo poder ver su precioso culo recibiendo mis embistes, nada más. Y eso fue exactamente lo que hice, en un solo movimiento, buscando el ángulo adecuado, deslicé mi verga dentro de su coño, y una de mis manos buscó levantar su falda para que mis ojos no se perdieran de lo que había estado imaginando durante todo ese tiempo en el que no la había podido tener. Me seguí moviendo así, empujándola contra la pared, disfrutando de lo estrecho que de coño y disfrutando como nunca de esa sensación que me provocaba tanto sentir como ver la manera en la que su culo parecía comerme todo. Era una puta cosa de locos.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Se sonrió por sus amenazas de posible muerte a quién pudiera pasar por ahí. Por alguna razón le gustaba escucharlo decir ese tipo de cosas pero seguramente no le gustaría si las hiciera de verdad, o si pudiera ser testigo. Para muestra, su reacción cuando había golpeado a Ben, que le había enfadado no solo por ser su primo, sino por la locura que había significado que lo hiciera. Le frunció el ceño cuando se rió con sus exigencias y de hecho le dieron ganas de mandarlo al diablo –otra vez- con todo el asunto de dejarlo follarla porque parecía que de verdad estaba absurdamente convencido de que las cosas se iban a hacer cómo él decía.
No sabía si darle la oportunidad en ese momento de que pensara que así era y luego retomar el control de a poco. Sabía bien que siempre cabía la posibilidad de que ese control pudiera no ser recuperado, y en algún punto era imposible distinguir quién de los dos se estaba engañando más en el sentido de dejar al otro hacer lo que le placiera por magnanimidad. Aunque también estaba claro que Joe no estaba siendo precisamente magnánimo en tanto pudiera cumplir lo que se le diera la gana hacer.
-Joe, no es como si estuviéramos en un lugar muy adecuado para…
Para que las cosas fueran lentas, para que cumpliera sus caprichos. Sus argumentos se vieron entrecortados por las manera en que su lengua recorría su cuello, provocándole un escalofrío y de nuevo ese corrientazo de adrenalina al estar ella misma consciente de sus propios argumentos: que no era el lugar adecuado, que no se podía hacer lento, que había que estar al pendiente de todo. Estaba pésimo eso de que le pusiera tanto esa adrenalina.
Contuvo la respiración, que ya estaba completamente desacompasada, cuando la giraba, haciéndola quedar contra la pared de forma todo menos gentil. La primera vez que habían follado había sido cuidadoso, había cumplidos sus peticiones, había ido a su ritmo, pero gradualmente eso había ido cambiando.
-Quiero que lo hagas ya.
Se lo dijo y lo decía en serio. Y claro que estaba incómoda, en muchos sentidos, pero de todos modos se olvidaba de la sensatez. Apoyó las palmas de las manos en la pared y se dio cuenta de que la acorralaba tanto que apenas y tenía facultad de movimiento, que de verdad era solamente él quien marcaba el ritmo, quien lo decidía todo. Y hasta cierto punto no sabía si la estaba castigando por algo, aunque ese algo no podía ser otra cosa más que haber decidido terminar con él. Cada que arremetía contra ella la empujaba más a la pared, era más ese conato de castigo y si no gemía, era porque estaba aguantándose cualquier sonido delator, no era como si se pudieran dar lujos.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Por supuesto que hubiera preferido otro lugar mucho más privado para follar, uno en donde pudiera tener el tiempo y las comodidades suficientes como para ponerla como se me antojara, lamerle el coño, dejar que me la chupara, y otras muchas cosas que en ese mismo instante no podían existir; sin embargo tampoco era muy evitable sentir toda esa adrenalina, ese puto morbo apabullante y terriblemente cliché de estar en peligro de ser descubierto por cualquier cristiano, o peor, por alguna autoridad.
-Felicia por dios, tienes un culo precioso… de verdad, no sé como pude estar tanto tiempo sin él. Te gusta cómo te la meto ¿eh?, ¿así te gusta?-
Estaba hasta el tope, como si veinte minutos antes me hubiera metido una puta pastilla de éxtasis o alguna mierda de esas, me sentía completamente eufórico y con ganas de reventar la puta pared si es que tuviera la suficiente fuerza. Seguí moviendo mis caderas, en ocasiones bajando la mirada para llenar mis ojos de la preciosa carne que conformaban su culo, y también llevando mis labios hacia su oído para susurrarle cosas, para decirle que era por completo mía, para hacerle saber cuánto me gustaba follármela de todas las maneras posibles. Incluso sentía que era una de esas veces en las que sería más lento terminar, no por un efecto negativo de todo lo que sucedía, sino todo lo contrario… de esas ocasiones en las que encuentras la puta capacidad de estar en la labor con el único aliciente de seguir abarrotando tus sentidos de todo.
-¿Sabes qué voy a hacer?, después de esto te voy a llevar a otra parte… te voy a seguir follando toda la tarde y te voy a lamer el coño hasta que ya no puedas. ¿Me la vas a chupar, nena?, voy a querer que me la chupes muchas veces…-
Tomé un mechón de su cabello pero sin jalar de él demasiado fuerte, solo para hacer su cabeza hacia atrás y alcanzar el lóbulo de su oreja. Mis manos no dejaban de acariciarle las piernas, el culo, los muslos, y cuando lo sentía necesario llevaba mis caricias también a sus tetas, buscando desordenadamente por debajo de su blusa y de su sostén, tocando torpemente pero con tantas ganas que en algún punto temí lastimarla en ese sentido. Separé un poco el cuerpo y también a ella de la pared, lo suficiente como para poder empujar su espalda y lograr que sus manos se recargaran de nuevo sobre la superficie del edificio, pero a mayor distancia y de esa forma tener su culo más a mi disposición.
-Muévete hacia atrás preciosa, solo un poco. Así... búscame, dios estás deliciosa-
Reanudé mis movimientos, pero esta vez de forma muy pausada, jodidamente torturante, procurando que mi sexo saliera casi por completo del coño de Pearlie para luego hundirlo hasta los límites, recreando mi vista con ese panorama que me lograba incluso soltar gemidos bajos y profundos cada que mis caderas se movían hacia adelante. Luego de tan solo unos pocos segundos haciendo eso en particular, me aferré a la carne de sus caderas y volví con ese otro ritmo, aquel completamente frenético que deseaba romper todo lo que estuviera en su camino.
-Felicia por dios, tienes un culo precioso… de verdad, no sé como pude estar tanto tiempo sin él. Te gusta cómo te la meto ¿eh?, ¿así te gusta?-
Estaba hasta el tope, como si veinte minutos antes me hubiera metido una puta pastilla de éxtasis o alguna mierda de esas, me sentía completamente eufórico y con ganas de reventar la puta pared si es que tuviera la suficiente fuerza. Seguí moviendo mis caderas, en ocasiones bajando la mirada para llenar mis ojos de la preciosa carne que conformaban su culo, y también llevando mis labios hacia su oído para susurrarle cosas, para decirle que era por completo mía, para hacerle saber cuánto me gustaba follármela de todas las maneras posibles. Incluso sentía que era una de esas veces en las que sería más lento terminar, no por un efecto negativo de todo lo que sucedía, sino todo lo contrario… de esas ocasiones en las que encuentras la puta capacidad de estar en la labor con el único aliciente de seguir abarrotando tus sentidos de todo.
-¿Sabes qué voy a hacer?, después de esto te voy a llevar a otra parte… te voy a seguir follando toda la tarde y te voy a lamer el coño hasta que ya no puedas. ¿Me la vas a chupar, nena?, voy a querer que me la chupes muchas veces…-
Tomé un mechón de su cabello pero sin jalar de él demasiado fuerte, solo para hacer su cabeza hacia atrás y alcanzar el lóbulo de su oreja. Mis manos no dejaban de acariciarle las piernas, el culo, los muslos, y cuando lo sentía necesario llevaba mis caricias también a sus tetas, buscando desordenadamente por debajo de su blusa y de su sostén, tocando torpemente pero con tantas ganas que en algún punto temí lastimarla en ese sentido. Separé un poco el cuerpo y también a ella de la pared, lo suficiente como para poder empujar su espalda y lograr que sus manos se recargaran de nuevo sobre la superficie del edificio, pero a mayor distancia y de esa forma tener su culo más a mi disposición.
-Muévete hacia atrás preciosa, solo un poco. Así... búscame, dios estás deliciosa-
Reanudé mis movimientos, pero esta vez de forma muy pausada, jodidamente torturante, procurando que mi sexo saliera casi por completo del coño de Pearlie para luego hundirlo hasta los límites, recreando mi vista con ese panorama que me lograba incluso soltar gemidos bajos y profundos cada que mis caderas se movían hacia adelante. Luego de tan solo unos pocos segundos haciendo eso en particular, me aferré a la carne de sus caderas y volví con ese otro ritmo, aquel completamente frenético que deseaba romper todo lo que estuviera en su camino.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: ¿Vas a llegar?
Siendo totalmente honestos, se sentía perfectamente capaz de lanzarle un desmaius y luego un obliviate a cualquiera que llegara en ese momento de ser necesario. No sabía si ese pensamiento solo se lo inyectaba la energía que le daba Joe pero de verdad, estaría totalmente dispuesta, siempre y cuando él no tuviera que detenerse.
Cada susurro, cada palabra, cada beso que le daba tenía el mismo efecto que le provocaba sentir que era capaz de eso y más. Cuando estaban en ello escuchar eso de que era suya, más que tomarlo como una amenaza de demente, le parecía un aliciente para seguir, para provocarlo, para retenerlo. No sabía por qué funcionaba así, sabía que no debía ser normal, ella había esperado que su relación con él, que las veces que follaran fuera todo amor y ternura, pero en realidad, mentiría si no dijera que esperaba todos esos arrebatos de su parte.
Y a todo lo decía que sí, ciegamente. Que sí dejaría que la llevara a otro lado, que sí dejaría que la follara toda la tarde, que la lamiera, que le cumpliría si quería que se la chupara, cualquier cosa. A todo respondía con un rotundo “sí” en susurro y en repetición, sin saber si la alcanzaría a escuchar a esa distancia y considerando que ella todavía seguía consciente de que no estaban en el lugar más apto del mundo. Su ropa estaba hecha un desastre, sus bragas ya estaban casi hasta las rodillas, pero el ritmo estaba bien, también la fuerza, incluso la ligera sensación asfixiante de no poder moverse nada.
Separó el cuerpo de la pared cuando él se lo ordenaba sin necesariamente hablar, al menos hasta que le indicó cómo se moviera. Hizo justo lo que le pedía; lo buscó con la cadera, con su interior, poniendo más esfuerzo del acostumbrado en hacerlo sentir bien, en que quisiera estar con ella, de ese modo y de cualquier otro. Cuando hizo eso de salir y entrar lento de ella tuvo que morderse fuerte los labios para no delatarse, empujó con las palmas más fuerte contra la pared aunque el resto de su cuerpo no hacía más que empujar hacia él y cuando encontró de nuevo ese ritmo frenético dentro de ella, se sintió como en una lucha, en la que ella tenía el soporte de enfrente para enfrentarse a él.
-¿Vas a llegar?
Le preguntó con la respiración entrecortada, apenas encontrando fuerzas para hablar, bajo, girando un poco el rostro aunque ni así alcanzaba a verlo. Tenía que saberlo, saber si lo estaba logrando, y si, de alguna manera, estaba ganando en ese juego de poder.
Cada susurro, cada palabra, cada beso que le daba tenía el mismo efecto que le provocaba sentir que era capaz de eso y más. Cuando estaban en ello escuchar eso de que era suya, más que tomarlo como una amenaza de demente, le parecía un aliciente para seguir, para provocarlo, para retenerlo. No sabía por qué funcionaba así, sabía que no debía ser normal, ella había esperado que su relación con él, que las veces que follaran fuera todo amor y ternura, pero en realidad, mentiría si no dijera que esperaba todos esos arrebatos de su parte.
Y a todo lo decía que sí, ciegamente. Que sí dejaría que la llevara a otro lado, que sí dejaría que la follara toda la tarde, que la lamiera, que le cumpliría si quería que se la chupara, cualquier cosa. A todo respondía con un rotundo “sí” en susurro y en repetición, sin saber si la alcanzaría a escuchar a esa distancia y considerando que ella todavía seguía consciente de que no estaban en el lugar más apto del mundo. Su ropa estaba hecha un desastre, sus bragas ya estaban casi hasta las rodillas, pero el ritmo estaba bien, también la fuerza, incluso la ligera sensación asfixiante de no poder moverse nada.
Separó el cuerpo de la pared cuando él se lo ordenaba sin necesariamente hablar, al menos hasta que le indicó cómo se moviera. Hizo justo lo que le pedía; lo buscó con la cadera, con su interior, poniendo más esfuerzo del acostumbrado en hacerlo sentir bien, en que quisiera estar con ella, de ese modo y de cualquier otro. Cuando hizo eso de salir y entrar lento de ella tuvo que morderse fuerte los labios para no delatarse, empujó con las palmas más fuerte contra la pared aunque el resto de su cuerpo no hacía más que empujar hacia él y cuando encontró de nuevo ese ritmo frenético dentro de ella, se sintió como en una lucha, en la que ella tenía el soporte de enfrente para enfrentarse a él.
-¿Vas a llegar?
Le preguntó con la respiración entrecortada, apenas encontrando fuerzas para hablar, bajo, girando un poco el rostro aunque ni así alcanzaba a verlo. Tenía que saberlo, saber si lo estaba logrando, y si, de alguna manera, estaba ganando en ese juego de poder.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
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