OGMIOS: 275 PUNTOS
CERRIDWEN: 150 PUNTOS
ARIANRHOD: 35 PUNTOS
SMERTIOS: 175 PUNTOS
Últimos temas
¿Quién está en línea?
En total hay 11 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 11 Invitados :: 1 Motor de búsquedaNinguno
El record de usuarios en línea fue de 149 durante el Miér Oct 23, 2024 12:07 pm
Este foro está creado enteramente para esparcimiento y diversión sin fines de lucro. La temática, tramas y personajes son 100% originales creados por el equipo administrativo y los usuarios de este mismo foro. Todo lo demás, pertenece a J.K.Rowling.
"Universidad Brigantia de Estudios Mágicos" está protegida por una licencia creativa. Cualquier reproducción total o parcial del contenido del foro, así como el diseño, será considerado como plagio. Por favor, se original, no robes ni copies.
In Wiltshire
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
In Wiltshire
Con cuatro días de anticipación, es decir ni bien recibida la carta de su madre, Charles escribió a Othilia en un corto trozo de pergamino la invitación obligada: "ten presente que el sábado por la noche iremos a cenar a casa de mis padres" sin mayores descripciones ni esmero. Trozo que entregó a la muchacha a la salida de clase sin detenerse a esperar negativas ni afirmativas. Quizá estaba siendo poco contemplativo con ella, pero descubierta la marca en su antebrazo en Dubai, ya no le habían quedado ganas en el cuerpo de esmerarse por esa relación que evidentemente para la chica no tenía ningún valor.
Su humor cruzado podía estar basado en pensamientos egoístas e infantiles pero había una realidad gustara ella de admitirla o no: había vendido su libertad al mejor pero no por eso benévolo postor, sin consultarle siquiera avisar, y de ahora en más si la marca escocía diciéndole "salta del Big Ben" ella simplemente debía hacerlo. En algún punto parecía, y como siempre más avivado Charles de la realidad que la señorita que tan segura y confiada se mostraba.
Habiendo avisado ella que iría por su cuenta, Charles simplemente armó un traslador para si mismo que lo apareciera en la casa paterna en plena zona rural de Wiltshire, como solía decirse "comunidad dentro de la comunidad" donde a los largo de kilómetros rurales había más casa mágicas que muggles, pero dentro del contexto del mundo en general como el Estatuto de Secreto Internacional en 1689 lo había dispuesto.
Saludó a su madre y padre, sorprendiéndose de que Chloe también estuviera allí, habiendo pedido permiso especial en Hogwarts y dejando su túnica negra clásica sobre un sillón cualquiera fue hasta el recinto donde aparecería Othilia que él suponía tomaría la red flu desde la casa de sus abuelos hasta allí. Era la sala de aparición de aquellos "internos" por decirlo de algún modo, quienes no fueran de la casa, aparecían por otra chimenea en otro cuarto. Los abuelos sabrían indicarle a Othilia, pues si habían estado allí más de una vez, aunque la niña no.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Othilia llevaba varios días de reflexión desde Dubai, no sabía si cancelar su futuro compromiso con Charles y aunque él prácticamente había obligado a continuar con ello a pesar de su reticencia a la marca, ella podía también romper su promesa como él hizo en su día. No había hablado con sus abuelos pero estaba segura que podía encontrar un buen punto donde echar para atrás todo aquello y en primer lugar pensó que se trataba de algo personal, una cuestión por no dañar su orgullo pero la verdad era bien diferente, quizás antes no pero ahora echaba de menos a Charles.
La indiferencia con la que entregó el trozo de pergamino sin tan siquiera dignarse a invitarla en persona dejo un regusto amargo en su paladar y no entendía su comportamiento porque estaba segura que Charles conocía a su padre así como sus abuelos que obtuviera la marca era algo eventual y necesario para los van Lieshout. Aceptó por no hacer mal papel a los padres del chico, envió una lechuza urgente a su abuelo que estaba de viaje en la India para pedirle un regalo para los señores Luttrell y su abuelo contestó que enviaría dicho regalo a su casa en Holanda pues Winter quería dejarle un vestido bonito para la ocasión que no fuera negro como los miles que tenía Othilia en su baúl.
Ella sí tomó esta vez consciencia y envió un patronus a Charles para avisarle que mejor encontrarse en Wiltshire y después de arreglar todo en su habitación, conjuró un traslador para viajar hasta la Haya donde estaba su casa. No había nadie en la morada van Lieshout para variar, ni su madre ni sus abuelos y mucho menos su padre que estaría en alguna misión así que fue directa donde unos de los elfos familiar indicó que estaba todas las cosas. Después de hacer mil y una cara por los colores crema que su madre escogió para ese día, logró vestirse con esa fina tela, subirse sobre los tacones y recogió el pelo suelto con un guardapelos para dejar ver el camafeo que su madre había comprado en un viaje a Rumania.
Miró el reloj que había en la mesita de noche y bufó porque llegaba dos minutos tarde, mientras gritaba a uno de los elfos que fuera a buscar sus guantes junto a la capa, metió las dos botellas de licor Indio en una caja para la ocasión y cuando los animaluchos trajeron las prendas las colocó, tomó la nota de su abuelo con la dirección, fue hacia la chimenea de su habitación conectada a red flú y desapareció hacia la casa, apareciendo enfrente Charles por suerte tenían la chimenea en perfectas condiciones pues ni un poco de hollín quedó en su capa aunque negra, no hubiera importado.
Quedó un segundo en silencio mirando a Luttrell a los ojos sin saber exactamente qué hacer o como saludar, tendió la caja hacia él, sujetado el bolso – El regalo de los dos para tus padres – no había pedido “consejo” pero como si hubiera tenido otra opción si cada vez que ella cruzaba una puerta, él abandonaba el lugar por la otra – Siento no haber pedido consejo pero no tuve oportunidad – cuando él tomó el regalo, se quitó la capa dejando ver su atuendo y la dobló sobre uno de sus brazos, también quitándose los guantes. Miró a Charles una vez más sin saber que decir y terminó por acortar la distancia para besar su mejilla – Hola.
La indiferencia con la que entregó el trozo de pergamino sin tan siquiera dignarse a invitarla en persona dejo un regusto amargo en su paladar y no entendía su comportamiento porque estaba segura que Charles conocía a su padre así como sus abuelos que obtuviera la marca era algo eventual y necesario para los van Lieshout. Aceptó por no hacer mal papel a los padres del chico, envió una lechuza urgente a su abuelo que estaba de viaje en la India para pedirle un regalo para los señores Luttrell y su abuelo contestó que enviaría dicho regalo a su casa en Holanda pues Winter quería dejarle un vestido bonito para la ocasión que no fuera negro como los miles que tenía Othilia en su baúl.
Ella sí tomó esta vez consciencia y envió un patronus a Charles para avisarle que mejor encontrarse en Wiltshire y después de arreglar todo en su habitación, conjuró un traslador para viajar hasta la Haya donde estaba su casa. No había nadie en la morada van Lieshout para variar, ni su madre ni sus abuelos y mucho menos su padre que estaría en alguna misión así que fue directa donde unos de los elfos familiar indicó que estaba todas las cosas. Después de hacer mil y una cara por los colores crema que su madre escogió para ese día, logró vestirse con esa fina tela, subirse sobre los tacones y recogió el pelo suelto con un guardapelos para dejar ver el camafeo que su madre había comprado en un viaje a Rumania.
Miró el reloj que había en la mesita de noche y bufó porque llegaba dos minutos tarde, mientras gritaba a uno de los elfos que fuera a buscar sus guantes junto a la capa, metió las dos botellas de licor Indio en una caja para la ocasión y cuando los animaluchos trajeron las prendas las colocó, tomó la nota de su abuelo con la dirección, fue hacia la chimenea de su habitación conectada a red flú y desapareció hacia la casa, apareciendo enfrente Charles por suerte tenían la chimenea en perfectas condiciones pues ni un poco de hollín quedó en su capa aunque negra, no hubiera importado.
Quedó un segundo en silencio mirando a Luttrell a los ojos sin saber exactamente qué hacer o como saludar, tendió la caja hacia él, sujetado el bolso – El regalo de los dos para tus padres – no había pedido “consejo” pero como si hubiera tenido otra opción si cada vez que ella cruzaba una puerta, él abandonaba el lugar por la otra – Siento no haber pedido consejo pero no tuve oportunidad – cuando él tomó el regalo, se quitó la capa dejando ver su atuendo y la dobló sobre uno de sus brazos, también quitándose los guantes. Miró a Charles una vez más sin saber que decir y terminó por acortar la distancia para besar su mejilla – Hola.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Charles no se sentó y aunque tampoco se impacientó por dos, cinco o diez minutos, debía admitirse que en algún momento le punzó la duda de que Othilia no se presentase. Pero no podía ser, por más lógico que sonase en cualquier otra mujer ofendida, pues la rubia no era de esas y él se aferraba a la idea de que para ambos, y fueran los que fueran los problemas que tuvieran, la obligación y los compromisos asumidos pesaban más. Por eso mismo podían presentarse, juntos y cordiales, a cenar en una casa si así una madre lo requería, aunque hicieran siete días que no se hablaran.
Al verla sintió palpable en el pecho el alivio ante su presencia, y lo hermoso de sus ojos, aunque no fuera a acercarse a ella más que con la intención de extender una mano caballerosa que asistiese, en cualquier caso, a tacones de mujer soportar con elegancia la salida de la red flu. Pero Othilia era autosuficiente y Charles utilizo su palma para tomar el regalo, descendiendo la mirada de aquellos ojos azules a la caja, sintiendo un insipiente nudo en la garganta que terminó por asfixiarlo cuando vio el atuendo.
Cada tanto pensaba que era un completo idiota, que estaba empecinado con esa relación por el simple y burdo morbo, de follársela, que llevaba dentro desde hace años. Y también lo pensó en ese instante, no lo de la idiotez, sino de lo genial que sería lanzar un fermaportus a la puerta, lanzarse sobre ella, y lanzar un evanesco al vestido que seguro la madre de la chica había elegido.... Putas madres que siempre saben lo que hacen. Y el beso se sintió peor aún, afianzando todo ahogamiento, pues recibía con el gesto, la duda nuevamente de si no estaba siendo demasiado duro con ella.
- Permíteme - le dijo poniendo su brazo en ángulo para que la muchacha le cediera la capa y los guantes y así él cargara todo hasta la nueva estancia. Pero dados dos pasos e inclinándose para tomar la propia que había dejado sobre el sillón se dignó a agradecer - gracias por... presentarte - abrió la puerta y cruzando mirada con ella, antes de dejarla pasar primero, continuó - ... y por el obsequio. - A Charles ni se le había cruzado por la cabeza aquello, y sin embargo sabía que no había un acto más adecuado para la ocasión, que del que Othilia se había encargado tan perfectamente incluso señalando que sería de parte de ambos. A él personalmente no lo importaba que fuera buena esposa en esas cosas, pero que hubiera estado atenta al gesto costumbrista era un detalle a valorar, más ahora que parecía quedar entre ellos solo eso: lo que se debía ser.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Escoltó a Othilia a prudente distancia por detrás, deteniéndose un momento en traspasar una sólida puerta de roble con el brazo cargado para que los abrigos de ambos los esperaran allí, y sin olvidar observarla de talones a nuca, fijándose también si curioseaba la casa que no conocía o si prefería estarse inmóvil ante la espera, terminó por llegar a su lado y posarle una mano en la cintura indicándole la puerta a tomar.
- No sé de qué se trata, por eso no te he dicho. – No quería que hubiera malos entendidos, si bien contaba con la buena voluntad de Othilia de acompañarlo de cualquier modo, no le estaba jugando ninguna mala pasada al no haberle contado más. – Solo sé que seremos nosotros y Chloe, una cena… - Y sus palabras fueron cortadas por la voz de su madre, Cecile, que desde otra puerta atrás de ellos acotaba dichosa con su voz tan suave que gastada parecía y de la cual las notas francesas no podía evadirse – de familia íntima… Gracias Othilia por venir. – y se acercó a la chica sin darle tiempo a que pudiera negar sendos besos a sus mejillas. – estás bellísima, como siempre… - Y ya más para Charles, aclaró que no comerían en el cuarto que él abría sino en el pequeño salón cotidiano.
Al verla sintió palpable en el pecho el alivio ante su presencia, y lo hermoso de sus ojos, aunque no fuera a acercarse a ella más que con la intención de extender una mano caballerosa que asistiese, en cualquier caso, a tacones de mujer soportar con elegancia la salida de la red flu. Pero Othilia era autosuficiente y Charles utilizo su palma para tomar el regalo, descendiendo la mirada de aquellos ojos azules a la caja, sintiendo un insipiente nudo en la garganta que terminó por asfixiarlo cuando vio el atuendo.
Cada tanto pensaba que era un completo idiota, que estaba empecinado con esa relación por el simple y burdo morbo, de follársela, que llevaba dentro desde hace años. Y también lo pensó en ese instante, no lo de la idiotez, sino de lo genial que sería lanzar un fermaportus a la puerta, lanzarse sobre ella, y lanzar un evanesco al vestido que seguro la madre de la chica había elegido.... Putas madres que siempre saben lo que hacen. Y el beso se sintió peor aún, afianzando todo ahogamiento, pues recibía con el gesto, la duda nuevamente de si no estaba siendo demasiado duro con ella.
- Permíteme - le dijo poniendo su brazo en ángulo para que la muchacha le cediera la capa y los guantes y así él cargara todo hasta la nueva estancia. Pero dados dos pasos e inclinándose para tomar la propia que había dejado sobre el sillón se dignó a agradecer - gracias por... presentarte - abrió la puerta y cruzando mirada con ella, antes de dejarla pasar primero, continuó - ... y por el obsequio. - A Charles ni se le había cruzado por la cabeza aquello, y sin embargo sabía que no había un acto más adecuado para la ocasión, que del que Othilia se había encargado tan perfectamente incluso señalando que sería de parte de ambos. A él personalmente no lo importaba que fuera buena esposa en esas cosas, pero que hubiera estado atenta al gesto costumbrista era un detalle a valorar, más ahora que parecía quedar entre ellos solo eso: lo que se debía ser.
Escoltó a Othilia a prudente distancia por detrás, deteniéndose un momento en traspasar una sólida puerta de roble con el brazo cargado para que los abrigos de ambos los esperaran allí, y sin olvidar observarla de talones a nuca, fijándose también si curioseaba la casa que no conocía o si prefería estarse inmóvil ante la espera, terminó por llegar a su lado y posarle una mano en la cintura indicándole la puerta a tomar.
- No sé de qué se trata, por eso no te he dicho. – No quería que hubiera malos entendidos, si bien contaba con la buena voluntad de Othilia de acompañarlo de cualquier modo, no le estaba jugando ninguna mala pasada al no haberle contado más. – Solo sé que seremos nosotros y Chloe, una cena… - Y sus palabras fueron cortadas por la voz de su madre, Cecile, que desde otra puerta atrás de ellos acotaba dichosa con su voz tan suave que gastada parecía y de la cual las notas francesas no podía evadirse – de familia íntima… Gracias Othilia por venir. – y se acercó a la chica sin darle tiempo a que pudiera negar sendos besos a sus mejillas. – estás bellísima, como siempre… - Y ya más para Charles, aclaró que no comerían en el cuarto que él abría sino en el pequeño salón cotidiano.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Miró con la duda en los ojos a Charles cuando ofreció su brazo para sujetar su túnica y guantes, no era cuestión de orgullo más bien de autosuficiencia, no entendía ese cambio abrupto a galantería gentil cuando en siete días o más no había mencionado ni una palabra hacia ella pues para citarla había usado un burdo trozo de pergamino. Accedió, colocó con calma y cuidado su ropa encima del brazo del chico y como si Charles fuera un animalillo asustadizo y salvaje, Othilia quedó mirando expectante si había hecho bien con su gesto. La respuesta de Charles dejó a la chica en parte aliviada. Disimuladamente dejó escapar el aire por sus labios algo entreabiertos, parpadeó tranquila y permitió una rápida mirada a la instancia, acogedora y elegante.
La atención de la chica volvió a ser por completo de Charles cuando agradeció su presencia, Othilia asintió pues esa parte de la dinastía Luttrell caía francamente bien a van Lieshout. La cuestión radicaba en el buen ambiente que se respiraba, alguien que pasó su infancia sola o en compañía la mayor parte del tiempo de elfinos, era como hallar un paraíso acogedor. Quizás sus abuelos valoraban la hazaña presidiaria del padre de Charles como una maniobra inteligente, una opinión forjada porque tenían muchos negocios entre manos pero Othilia creía en realidad que el señor Luttrell había hecho bien así como su padre tuvo que retirarse estratégicamente antes de hora para evitar ser capturado.
Pasó la primera aunque no sabía exactamente porque pues era la primera vez que ponía sus pies en aquella casa desde que fueron prometidos hacía más de tres años. Othilia mantenía la cabeza firme y recta sin resultar cotilla con los cuadros, fotografías u objetos que habían a su alrededor pues pesaba más en ella la educación ofrecida por Winter que el valor de su curiosidad. Eso sí, esa mano en su cintura hizo que girara la cabeza hacia él de manera abrupta, no ofendida como otras veces más bien… más bien había echado de menos quitarse las manos pegajosas de Charles de encima en aquellos días y por nimio que fuera el roce, más por guiar que por tocar, Othilia estaba sorprendida. Miró tan fijamente a Charles pensando las palabras en su cabeza, todo tipo de excusas o incluso borderías de las suyas, que casi no escuchó que decían los labios, eso sí, la voz aguda con ese leve arrastre de su acento natal francés, hizo que Othilia girara lentamente la cabeza hacia su futura suegra.
- Muchas gracias a usted señora Luttrell por invitarme esta noche – la mujer invadió con osadía su espacio vital pero algo en la energía que transmitía, hizo que más que poner malas caras, Othilia dibujara una pequeña sonrisa, asintiendo a su halago y respondiendo casi de manera inmediata – También esta usted muy bella – hizo una pausa no encontrando palabras para agregar a continuación. Buscó como tonta la ayuda de Charles pero como sabía que no la obtendría giró la vista hacia Cecile – me gusta mucho el color verde – no era la más brillante de las frases pero estaba poniendo de su parte para no resultar desagradable y ser exactamente alguien digno de conversación, quizás por quedar bien con todos o porque en realidad desde Dubai la señora Luttrell era de su agrado.
Dejó que madre e hijo intercambiaran unas palabras y cuando vislumbró la oportunidad, agregó sin resultar invasiva a la conversación – Charles pensó en traer un detalle por la invitación – no sabía porque pero no quería quedarse el mérito del obsequio eso sí, alargó la mano con los abalorios dorados para dejarla suavemente sobre el enorme moño que decoraba la caja a fin de señalar y hacerse notar – para amenizar la noche, un licor Indio. Tiene propiedades mágicas. Dice mi abuelo que si toma más de dos copas empezara a sentirse como en su infancia – y Mathias había pensado en su buen amigo Max. Después de pasar tres o cuatro años rodeado de dementores, vendría bien tomar algo de ese licor – también suele decir que es ideal para acompañar el postre – ella era abstemia pero escuchaba con atención cuando su abuelo hablaba. Retiró la mano para volver a su posición reservada justo al lado de Charles, esperando la reacción de Cecile.
La atención de la chica volvió a ser por completo de Charles cuando agradeció su presencia, Othilia asintió pues esa parte de la dinastía Luttrell caía francamente bien a van Lieshout. La cuestión radicaba en el buen ambiente que se respiraba, alguien que pasó su infancia sola o en compañía la mayor parte del tiempo de elfinos, era como hallar un paraíso acogedor. Quizás sus abuelos valoraban la hazaña presidiaria del padre de Charles como una maniobra inteligente, una opinión forjada porque tenían muchos negocios entre manos pero Othilia creía en realidad que el señor Luttrell había hecho bien así como su padre tuvo que retirarse estratégicamente antes de hora para evitar ser capturado.
Pasó la primera aunque no sabía exactamente porque pues era la primera vez que ponía sus pies en aquella casa desde que fueron prometidos hacía más de tres años. Othilia mantenía la cabeza firme y recta sin resultar cotilla con los cuadros, fotografías u objetos que habían a su alrededor pues pesaba más en ella la educación ofrecida por Winter que el valor de su curiosidad. Eso sí, esa mano en su cintura hizo que girara la cabeza hacia él de manera abrupta, no ofendida como otras veces más bien… más bien había echado de menos quitarse las manos pegajosas de Charles de encima en aquellos días y por nimio que fuera el roce, más por guiar que por tocar, Othilia estaba sorprendida. Miró tan fijamente a Charles pensando las palabras en su cabeza, todo tipo de excusas o incluso borderías de las suyas, que casi no escuchó que decían los labios, eso sí, la voz aguda con ese leve arrastre de su acento natal francés, hizo que Othilia girara lentamente la cabeza hacia su futura suegra.
- Muchas gracias a usted señora Luttrell por invitarme esta noche – la mujer invadió con osadía su espacio vital pero algo en la energía que transmitía, hizo que más que poner malas caras, Othilia dibujara una pequeña sonrisa, asintiendo a su halago y respondiendo casi de manera inmediata – También esta usted muy bella – hizo una pausa no encontrando palabras para agregar a continuación. Buscó como tonta la ayuda de Charles pero como sabía que no la obtendría giró la vista hacia Cecile – me gusta mucho el color verde – no era la más brillante de las frases pero estaba poniendo de su parte para no resultar desagradable y ser exactamente alguien digno de conversación, quizás por quedar bien con todos o porque en realidad desde Dubai la señora Luttrell era de su agrado.
Dejó que madre e hijo intercambiaran unas palabras y cuando vislumbró la oportunidad, agregó sin resultar invasiva a la conversación – Charles pensó en traer un detalle por la invitación – no sabía porque pero no quería quedarse el mérito del obsequio eso sí, alargó la mano con los abalorios dorados para dejarla suavemente sobre el enorme moño que decoraba la caja a fin de señalar y hacerse notar – para amenizar la noche, un licor Indio. Tiene propiedades mágicas. Dice mi abuelo que si toma más de dos copas empezara a sentirse como en su infancia – y Mathias había pensado en su buen amigo Max. Después de pasar tres o cuatro años rodeado de dementores, vendría bien tomar algo de ese licor – también suele decir que es ideal para acompañar el postre – ella era abstemia pero escuchaba con atención cuando su abuelo hablaba. Retiró la mano para volver a su posición reservada justo al lado de Charles, esperando la reacción de Cecile.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Cecile estaba enamorada de esa niña desde que la había conocido mucho antes del compromiso, pero eso era otra historia que no importaba. Sucumbía ante las ganas de abrazarla o hacerle cariños en las mejillas, como a su hija misma o como a todos los niños que le pasaban cerca. Othilia podría recordar como en Dubai, Cecile se confundía entra los demás Luttrell cargando hijos ajenos en la falda. Pero en la medida que podía respetaba los espacios personales de cada quién, dándole un ternura inmensa el comentario sobre los colores. – Anota Charles, le gusta el verde – y asintió de lado a Othilia cerrando un poco los ojos, que era su estilo coqueto en vez de guiñar a lo roñoso.
Tomó el regalo con dos manos y agradeció a ambos. No era tonta, sabía perfectamente que aquello jamás habría cruzado la mente de su hijo, pero entendía de seguir el juego, pues ella también había estado en la posición que ahora Othilia. – oh, que obsequio más oportuno… Vamos a servirlo con el postre - y empezó a andar para ir ya al comedor, mientras charlaba con esa voz susurrosa de maestra de kinder- Como están tus abuelos Othilia?... y tu madre?-preguntaba con interés y también con la cordialidad de quién se sabe con la responsabilidad de sacar charla a cada quien, llevar la batuta en esa orquesta- nos comunicamos con ella por carta, pero aun no hemos podido coordinar nuestros tiempos siquiera para tomar alelí en la rivera… Pero, ya será, cuando tenga que ser…
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Max… cariño – le llamó la atención a su esposo que de espaldas esperaba mirando por el ventanal. Pero fue Chloe quien desde su asiento ya esperando la cena sonrió y saludó con la mano desde la distancia a Othilia. – Voy a servir ya mismo la cena porque tenemos muchas cosas que contarles con Max… - volteó a ver a su niña también e hizo una pausa para volver a la pareja – los eventos sociales están bien, pero ya era hora de que vinieran a esta casa. – Concluyó Cecile mirando a Charles.
Charles no dijo nada, como en todo el trayecto, asintió a su madre y tomó la silla donde Othi se sentaría para alejarla y permitirle sentarse, mientras su padre hacía lo propio en la cabecera. Chloe, en frente de Othilia, tomaba su copa y susurraba “agua”, Max la suya y susurró “cabernet”, luego la de su mujer para lo mismo, Charles sentado a la derecha de su padre, frente a su madre, susurró igual pero sin hacerse cargo de la su prometida. Y Cecile varita en mano barrió la mesa de un lado a otro para que los platos se colmasen y ya pudiera sentarse - Buen provecho. – dijo Max primero que todo – Hace tiempo no tenía una cena familiar, y tu madre pensó que las novedades lo ameritaban – Cecile negó con el rostro – Por supuesto que lo ameritan, y no voy a perder oportunidad para secuestrar a mis propios niños – y tomó del mentón a Chloe para darle un beso. – estoy en todo mi derecho... Pero primero las charlas casuales, y así Charles se desespera de la intriga.
Chloe se rió de su hermano y tomó la palabra pues sabía que eso esperaba su madre – ya terminamos con el entrenamiento de aparición, en unas semanas tendremos el examen… La verdad que fue una tontería, Erica y yo lo logramos a la primera… pero Makmillan, un gryffindor, perdió un dedo… Igual fue el único, hasta el más tonto de los Hufflepuff lo logró… y… - comió pensando que más podría decir – creo que no aplicaré al extasis de astronomía… No le veo sentido…. En Beauxbatons no hay extasis?… Debí haber ido a esa escuela – Era un reproche para su madre, aunque en realidad Hogwarts le gustaba.
Tomó el regalo con dos manos y agradeció a ambos. No era tonta, sabía perfectamente que aquello jamás habría cruzado la mente de su hijo, pero entendía de seguir el juego, pues ella también había estado en la posición que ahora Othilia. – oh, que obsequio más oportuno… Vamos a servirlo con el postre - y empezó a andar para ir ya al comedor, mientras charlaba con esa voz susurrosa de maestra de kinder- Como están tus abuelos Othilia?... y tu madre?-preguntaba con interés y también con la cordialidad de quién se sabe con la responsabilidad de sacar charla a cada quien, llevar la batuta en esa orquesta- nos comunicamos con ella por carta, pero aun no hemos podido coordinar nuestros tiempos siquiera para tomar alelí en la rivera… Pero, ya será, cuando tenga que ser…
Max… cariño – le llamó la atención a su esposo que de espaldas esperaba mirando por el ventanal. Pero fue Chloe quien desde su asiento ya esperando la cena sonrió y saludó con la mano desde la distancia a Othilia. – Voy a servir ya mismo la cena porque tenemos muchas cosas que contarles con Max… - volteó a ver a su niña también e hizo una pausa para volver a la pareja – los eventos sociales están bien, pero ya era hora de que vinieran a esta casa. – Concluyó Cecile mirando a Charles.
Charles no dijo nada, como en todo el trayecto, asintió a su madre y tomó la silla donde Othi se sentaría para alejarla y permitirle sentarse, mientras su padre hacía lo propio en la cabecera. Chloe, en frente de Othilia, tomaba su copa y susurraba “agua”, Max la suya y susurró “cabernet”, luego la de su mujer para lo mismo, Charles sentado a la derecha de su padre, frente a su madre, susurró igual pero sin hacerse cargo de la su prometida. Y Cecile varita en mano barrió la mesa de un lado a otro para que los platos se colmasen y ya pudiera sentarse - Buen provecho. – dijo Max primero que todo – Hace tiempo no tenía una cena familiar, y tu madre pensó que las novedades lo ameritaban – Cecile negó con el rostro – Por supuesto que lo ameritan, y no voy a perder oportunidad para secuestrar a mis propios niños – y tomó del mentón a Chloe para darle un beso. – estoy en todo mi derecho... Pero primero las charlas casuales, y así Charles se desespera de la intriga.
Chloe se rió de su hermano y tomó la palabra pues sabía que eso esperaba su madre – ya terminamos con el entrenamiento de aparición, en unas semanas tendremos el examen… La verdad que fue una tontería, Erica y yo lo logramos a la primera… pero Makmillan, un gryffindor, perdió un dedo… Igual fue el único, hasta el más tonto de los Hufflepuff lo logró… y… - comió pensando que más podría decir – creo que no aplicaré al extasis de astronomía… No le veo sentido…. En Beauxbatons no hay extasis?… Debí haber ido a esa escuela – Era un reproche para su madre, aunque en realidad Hogwarts le gustaba.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Buscó la mirada de Charles como para estar segura que debía seguir a su mamá, era buena en protocolos pero no en sitios cerrados y familiares entonces perdía un poco el rumbo por cuestiones obvias en cuanto a los propios van Lieshout donde cada quien solía hacer cuanto quisiera si no importunaba el que tenía justo al lado. Caminó tras la señora Luttrell a una distancia prudencial sin reparar en el camino que estaban haciendo para ir hasta el salón – Mis abuelos están muy bien señora Luttrell mucho trabajo con unas plantaciones en la India – y parecía que no iban a resolverse nunca porque no llegaban a un acuerdo con los trabajadores – y mi madre ocupada en sus deberes con el ministerio Holandés pero todos – con todos incluía a su padre, solo los papás de Charles y él conocían quien era en realidad – les manda muchos saludos – era en parte verdad y en parte mentira pues verbalmente no había visto a nadie pero supuso que extender los saludos a toda la familia a partir del post data de su abuelo en la anotación era correcto, parte necesaria para mantener contentas a las dos partes.
Los menesteres a los que se refería Cecile debía ser la boda, ella no quería saber nada sobre el evento, prefería que se ocupara su madre pero echar una ojeada hacia atrás para ver donde estaba Charles, callado y notar un nudo justo en la boca del estomago, algo que casi no la dejaba respirar. Gracias a los Magos, la mamá de Charles ocupaba la conversación con su carácter jovial y a Othilia no importaba por primera vez no la importunaba que alguien fuera dicharachero en su presencia – Buenas noches señor Luttrell – saludó tras que Cecile avisara al hombre que estaba cara a la ventana y cuando giró, hizo una leve reverencia con la cabeza pero pronto se distrajo con Chloe a quien saludó también con una escueta sonrisa. La rubia guardó las palabras aunque asintió cuando mencionó la bienvenida a su casa fuera de todo evento social.
Caminó hasta el lugar que Chales ofreció y tomó asiento dando un escueto “gracias” en respuesta a su gesto galán. Observó a cada miembro de la familia conjurar su bebida en la copa, aguardó como si hubiera turno y última menciono “agua” para que se llenara para pronto dar un rápido sorbo que disolviera el maldito nudo del estómago. No empezó a comer, tomó su tiempo para ponerse la servilleta en la falda de su bonito vestido y paciente siguió en silencio la conversación familiar, moviendo los ojos de un lado a otro según iban cogiendo el turno. Notaba curiosidad por saber que hacía ahí en una cena tan “familiar” donde parecía que ella sobraba, no por cordialidad que sobraba más bien por un propio sentimiento que integrada en el ambiente aún no era nadie importante para ellos, tal vez la prometida de Charles pero no una Luttrell en toda regla.
Prestó mucha atención a Chloe porque parecía una niña aplicada y agradable, alguien fácil de tratar y asintió cuando debía antes de tomar el turno de palabra – Creo que ustedes en Hogwarts tienen dos exámenes pero en Beauxbatons solo hay uno del cual pende tu futuro – no conocía exactamente el procedimiento inglés pero no tenían el mismo nombre allá por Francia – aunque no sabría decir si hay mucha diferencia en cuanto a nivel pero estoy contigo, astronomía es una materia muy bonita pero no sirve de nada una vez matriculada en la Universidad. ¿Qué tienes en mente como futuro profesional? – una charla distendida aunque giró un segundo para mirar a Charles - ¿puedes pasarme la ensalada, por favor? – no creía necesario sacar la varita para levitar el bonito plato hasta ella si tenía a su prometido a su lado.
Los menesteres a los que se refería Cecile debía ser la boda, ella no quería saber nada sobre el evento, prefería que se ocupara su madre pero echar una ojeada hacia atrás para ver donde estaba Charles, callado y notar un nudo justo en la boca del estomago, algo que casi no la dejaba respirar. Gracias a los Magos, la mamá de Charles ocupaba la conversación con su carácter jovial y a Othilia no importaba por primera vez no la importunaba que alguien fuera dicharachero en su presencia – Buenas noches señor Luttrell – saludó tras que Cecile avisara al hombre que estaba cara a la ventana y cuando giró, hizo una leve reverencia con la cabeza pero pronto se distrajo con Chloe a quien saludó también con una escueta sonrisa. La rubia guardó las palabras aunque asintió cuando mencionó la bienvenida a su casa fuera de todo evento social.
Caminó hasta el lugar que Chales ofreció y tomó asiento dando un escueto “gracias” en respuesta a su gesto galán. Observó a cada miembro de la familia conjurar su bebida en la copa, aguardó como si hubiera turno y última menciono “agua” para que se llenara para pronto dar un rápido sorbo que disolviera el maldito nudo del estómago. No empezó a comer, tomó su tiempo para ponerse la servilleta en la falda de su bonito vestido y paciente siguió en silencio la conversación familiar, moviendo los ojos de un lado a otro según iban cogiendo el turno. Notaba curiosidad por saber que hacía ahí en una cena tan “familiar” donde parecía que ella sobraba, no por cordialidad que sobraba más bien por un propio sentimiento que integrada en el ambiente aún no era nadie importante para ellos, tal vez la prometida de Charles pero no una Luttrell en toda regla.
Prestó mucha atención a Chloe porque parecía una niña aplicada y agradable, alguien fácil de tratar y asintió cuando debía antes de tomar el turno de palabra – Creo que ustedes en Hogwarts tienen dos exámenes pero en Beauxbatons solo hay uno del cual pende tu futuro – no conocía exactamente el procedimiento inglés pero no tenían el mismo nombre allá por Francia – aunque no sabría decir si hay mucha diferencia en cuanto a nivel pero estoy contigo, astronomía es una materia muy bonita pero no sirve de nada una vez matriculada en la Universidad. ¿Qué tienes en mente como futuro profesional? – una charla distendida aunque giró un segundo para mirar a Charles - ¿puedes pasarme la ensalada, por favor? – no creía necesario sacar la varita para levitar el bonito plato hasta ella si tenía a su prometido a su lado.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Charles, que si conocía a su familia, no se sentía incomodado por andar compartiendo ese tipo de reuniones con ella al lado, sino porque las cosas con la muchacha no estaban a ese punto como él había pensado. Sucedía con los Luttrell que, por compromiso político o por simple gusto de los involucrados, cuando alguien quien fuera (hasta el más irreverente de familiares) se presentaba con pareja, esta era aceptada tal cual, incorporada de inmediato, compartido el apellido y los trastos de la cocina. Claro, cada pequeño núcleo familiar tenía sus propias costumbres y Cecile o Max no iban a poner a van Lieshout a lavar, pero su abuela Eveling o Jessy, sin ir más lejos sí. Desde sabida la incorporación de Othilia, ella era ya parte, para todos los Luttrell (los que la conocían y los que no) para siempre o hasta que esa relación no prosperara y en su momento aparecería en el tapiz, sin mayores consecuencias. Así con todos, incluso de Adair se hablaba (y antes de Dubai) ya en el castillo, suerte que ni Othi, ni Charles habían ido a Castle Combe ese año.
Pero Cecile, que había estado del lado opuesto alguna vez, entendía que todo era un proceso, y si su cordialidad no se veía exagerada era por su espíritu amable y porque lo social se le daba muy bien. Pero si tenía en su fuero interno la intención y la responsabilidad bien clara y tenaz de que Othilia fuera transitando ese camino, a veces hasta invasivo que los Luttrell plantaban, en la mejor de las maneras. A ella Sir Benjamin, la había puesto en una situación incomodísima de hablar por teléfono muggle haciéndola quedar como tonta delante de toda la familia en plena navidad, cuando aun ni los nombres de todos sabía, y procuraba recordarlo cada día para que no se volviese a repetir.
- No me he decidió aun. – acotó Chloe con toda verdad, mientras Charles pasaba la ensalada, y luego la pequeña se la pedía a Othilia – Quizá no deberías tomar el extasis de pociones… No porque yo haya hecho eso, tu deberías… - Cecile también hablaba con la verdad pues temía que su hija lo estuviera haciendo por compromiso. – es un extasis, no la carrera. Debe hacerlo, y luego si nunca arma una poción no importa – Acotó Max, a quien le parecía tonto que con la capacidad intelectual de su hija, no fuera a presentarse al examen de una de las ramas más importantes de la magia. – Pero Max, si no va a usarlo para que un tonto papel?... – max - Ya no digo más… - y se dedicó a comer, no ofuscado, pero si resignado de que a los argumentos de Cecile no encontraba respuestas.
- Los conocimientos son importantes en cuanto y en tanto estén en tu interés… si lo haces por compromiso terminarás odiándolo y eso no tiene sentido… además tienes tiempo… No iban a irse de viaje con las chicas en julio? Pues eso es un buen plan, y si lo efectivizan pues ya no llegarás al primer trimestre del año que viene… así que, tiempo. Si Sofie dio sus éxtasis viniendo de la escuela muggle, tu puedes darlos cuando sea, cariño… - Cecile miró a Charles esperando que aconsejara a su hermana.
- Si. – nada más iba a decir? – no se mamá, es su vida que haga lo que le parezca, si puede aparecerse puede decidir que estudiar… Sin que yo ni tu le digamos nada. Los extasis son una tontería, Chloe podría tomarlos todos, conformar a papá y luego estudiar Periodismo para el cual no se requiere ninguno. – Todo bien con Sofie pero nadie había corroborado aun que no hubiese comprado los extasis.
- Bueno. – Si nadie iba a colaborar, y Chloe ya estaba en otra comiendo y sin prestar atención, ella que iba a hacer? Pero buscó la mirada de Othilia que debía estar perdida a ese punto – Sucede que para mí es muy importante que cada quien cumpla sus sueños, por eso he insistido a tu abuela que no hay ningún apuro para la boda, que si tu quieres terminar la carrera con tranquilidad, para nosotros es maravilloso. – Y le sonrió ampliamente. – Cuéntanos tus planes Othilia, nosotros te apoyaremos en todo – apoyó la mano en el antebrazo de su esposo y le sonrió a él para luego volver la chica a contar su propia historia
– Como cuando Max me consintió con las pociones… Yo fui a ravenclaw también y en esa época no se usaba ir a Brigantia tanto como ahora… Terminé el colegio y empecé como institutriz de brujitos, cosa que amé muchísimo, pero era más que nada porque mi padre insistía en que solo debía casarme. Eso era todo. Un invierno de frío polar estaba en el castillo Luttrell enseñando francés a las mellizas Denice y Dana, y Max se decidió a pedirme matrimonio, y yo pensé que era un horror- cerró los ojos y negó con el rostro como si recordara el momento tal cual - porque ahora si jamás podría hacer otra cosa… Pero resultó que no. Y si no hubiera sido por él, no sería pocionista. – Comió y acotó – O también, si quieren casarse ya, es otra opción. –
Claro, la opción de no casarse nadie la estaba contemplando, no? Charles alerta, dejó los cubiertos, para tomar la mano de Othilia como si fuera algo casual, la pregunta había sido dirigida a ella y él no tenía ni con qué responder aunque quisiera saltearle el mal trago a su chica, pero solo le quedaba enredar sus dedos con los de ella para que a Othilia no se le ocurriera ni mencionar que capaz y no se casaban.
Pero Cecile, que había estado del lado opuesto alguna vez, entendía que todo era un proceso, y si su cordialidad no se veía exagerada era por su espíritu amable y porque lo social se le daba muy bien. Pero si tenía en su fuero interno la intención y la responsabilidad bien clara y tenaz de que Othilia fuera transitando ese camino, a veces hasta invasivo que los Luttrell plantaban, en la mejor de las maneras. A ella Sir Benjamin, la había puesto en una situación incomodísima de hablar por teléfono muggle haciéndola quedar como tonta delante de toda la familia en plena navidad, cuando aun ni los nombres de todos sabía, y procuraba recordarlo cada día para que no se volviese a repetir.
- No me he decidió aun. – acotó Chloe con toda verdad, mientras Charles pasaba la ensalada, y luego la pequeña se la pedía a Othilia – Quizá no deberías tomar el extasis de pociones… No porque yo haya hecho eso, tu deberías… - Cecile también hablaba con la verdad pues temía que su hija lo estuviera haciendo por compromiso. – es un extasis, no la carrera. Debe hacerlo, y luego si nunca arma una poción no importa – Acotó Max, a quien le parecía tonto que con la capacidad intelectual de su hija, no fuera a presentarse al examen de una de las ramas más importantes de la magia. – Pero Max, si no va a usarlo para que un tonto papel?... – max - Ya no digo más… - y se dedicó a comer, no ofuscado, pero si resignado de que a los argumentos de Cecile no encontraba respuestas.
- Los conocimientos son importantes en cuanto y en tanto estén en tu interés… si lo haces por compromiso terminarás odiándolo y eso no tiene sentido… además tienes tiempo… No iban a irse de viaje con las chicas en julio? Pues eso es un buen plan, y si lo efectivizan pues ya no llegarás al primer trimestre del año que viene… así que, tiempo. Si Sofie dio sus éxtasis viniendo de la escuela muggle, tu puedes darlos cuando sea, cariño… - Cecile miró a Charles esperando que aconsejara a su hermana.
- Si. – nada más iba a decir? – no se mamá, es su vida que haga lo que le parezca, si puede aparecerse puede decidir que estudiar… Sin que yo ni tu le digamos nada. Los extasis son una tontería, Chloe podría tomarlos todos, conformar a papá y luego estudiar Periodismo para el cual no se requiere ninguno. – Todo bien con Sofie pero nadie había corroborado aun que no hubiese comprado los extasis.
- Bueno. – Si nadie iba a colaborar, y Chloe ya estaba en otra comiendo y sin prestar atención, ella que iba a hacer? Pero buscó la mirada de Othilia que debía estar perdida a ese punto – Sucede que para mí es muy importante que cada quien cumpla sus sueños, por eso he insistido a tu abuela que no hay ningún apuro para la boda, que si tu quieres terminar la carrera con tranquilidad, para nosotros es maravilloso. – Y le sonrió ampliamente. – Cuéntanos tus planes Othilia, nosotros te apoyaremos en todo – apoyó la mano en el antebrazo de su esposo y le sonrió a él para luego volver la chica a contar su propia historia
– Como cuando Max me consintió con las pociones… Yo fui a ravenclaw también y en esa época no se usaba ir a Brigantia tanto como ahora… Terminé el colegio y empecé como institutriz de brujitos, cosa que amé muchísimo, pero era más que nada porque mi padre insistía en que solo debía casarme. Eso era todo. Un invierno de frío polar estaba en el castillo Luttrell enseñando francés a las mellizas Denice y Dana, y Max se decidió a pedirme matrimonio, y yo pensé que era un horror- cerró los ojos y negó con el rostro como si recordara el momento tal cual - porque ahora si jamás podría hacer otra cosa… Pero resultó que no. Y si no hubiera sido por él, no sería pocionista. – Comió y acotó – O también, si quieren casarse ya, es otra opción. –
Claro, la opción de no casarse nadie la estaba contemplando, no? Charles alerta, dejó los cubiertos, para tomar la mano de Othilia como si fuera algo casual, la pregunta había sido dirigida a ella y él no tenía ni con qué responder aunque quisiera saltearle el mal trago a su chica, pero solo le quedaba enredar sus dedos con los de ella para que a Othilia no se le ocurriera ni mencionar que capaz y no se casaban.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Las conversaciones entorno a una mesa nunca habían sido tan distendidas en casa los van Lieshout por lo general bastaban un par de preguntas, “¿qué tal el trabajo?” “¿Cómo van los estudios?” “¿los negocios papá?” y ya. Las comidas o las cenas pasaban silenciosas o en contadas ocasiones, Mathias decidía amenizar la velada con una anécdota de sus conreos en la India. Tal vez por eso volvió a guardar silencio, apabullada con tanta charla y notando aún esa necesidad de no estar en el lugar correcto, ya fuera por su poca tendencia a rellenar los espacios sin palabras que en aquel salón eran inexistentes.
Después de echar un poco de ensalada en su plato, pasó el relevo del bol a Chloe y empezó a marear las verduras con el tenedor pero sin probar bocado pues sus ojos volvían a ir o venir según el interlocutor, escuchando atenta las palabras primero por educación y también por algo de interés a conocer los entresijos de una familia aparentemente mucho mejor construida que la suya. Las pociones también fueron parte importante de su adolescencia y creía que Max tenía la razón pese a que Cecile tenía un punto por otorgar a su hija la posibilidad de hacer cuanto quisiera, cosa que Othilia no tenía a su favor, gustaba en Leyes pero cada cosa que hacia era por y para su familia, igual que haber conocido a Charles.
No habiendo probado aún la comida, llegó el turno de Charles. Othila dejó el cubierto en el plato y miró por el rabillo del ojo a su prometido, escuchando la intervención que más interesaba pero solo por volver a escuchar su voz pues parecía haber enmudecido desde el inicio de la velada. Buscó la copa de agua para darle un pequeño sorbo a la bebida y volvió a poner su atención en Cecile que ahora pasaba a explicar con más consideración el tema familiar para que ella pudiera también sumergirse en la conversación. Pero cuando el tema parecía ir por buen rumbo, tuvo que surgir el tema de la boda y otra vez notó ese nudo en la garganta, acrecentado, multiplicado y rápidamente buscó la copa de agua para darle otro trago largo.
La historia del matrimonio podía haber resultado interesante para la chica en otro lugar pero no, no cuando tenía esa sensación de estar encerrada en un lugar sin salida. Si hasta ahora había tenido el apoyo de Charles, aunque ella no valorara surtía mucho efecto, ahora estaba sola y volvía a sentirse como cuando era pequeña y necesitaba estar con sus padres y solo encontraba a la elfina a su lado, un ser feo y verde que obedecía cada berrinche de la niña. La última pregunta hizo abrir desmesuradamente los ojos a Othilia que no solía ser tan expresiva con sus reacciones pero una boda inmediata no estaba en sus planes menos cuando estaba pensando excusas para dejar libre a Charles y no condenarlo a vivir con ella.
No sabía qué decir, estaba sin palabras.
Posó los ojos celestes en la mano de Charles entrelazando sus dedos con los suyos, correspondiendo débilmente a su apretón pero sin saber exactamente qué quería significar cuando estaba volteando con sus reacciones todo esquema que Othilia pudiera tener mental y con el cual había conformado hasta ahora. Abrió mecánicamente la boca para decir pero la volvió a cerrar, tragando saliva, tomando la copa de cristal con la mano y dando un sorbo hasta consumir su totalidad – La carrera nos mantiene ocupados. Charles esta en su último año y no tenemos tiempo de hablar – otra vez la sensación de la boca del estómago y finalizó su intervención con un – pero según él decida, si prefiere una esposa en Brigantia o ya licenciada – era lo máximo que podía pensar en ese momento, apretó una vez más sus dedos con los de Charles, los suyos fríos contra los cálidos de él y limpiando sus labios contra la servilleta usando la mano libre, retiró con cuidado la mano de debajo de la suya y usando todo el protocolo mencionó un – disculpen, no recordé que me debía lavar las manos antes de comer, permiso – una excusa buena para salir de la sala y tomar algo de aire cuando no había tocado aún la comida.
Casi sin esperar respuesta, retiró la silla hacia atrás y caminó hacia la puerta, saliendo, cerrando tras ella y apoyándose en la pared quitó con rapidez el camafeo que llevaba en el cuello. Vio pasar un elfo doméstico cargando cosas - ¿El baño? – no dijo con muy buenas palabras pero poco importó pues el animal pronto indicó donde estaba el baño no muy lejos, Othilia caminó rauda y metió dentro ajustando la puerta pero sin cerrar, abriendo el grifo del agua para mojarse las manos y a su vez, mojar la nuca. Mucho mejor así.
Después de echar un poco de ensalada en su plato, pasó el relevo del bol a Chloe y empezó a marear las verduras con el tenedor pero sin probar bocado pues sus ojos volvían a ir o venir según el interlocutor, escuchando atenta las palabras primero por educación y también por algo de interés a conocer los entresijos de una familia aparentemente mucho mejor construida que la suya. Las pociones también fueron parte importante de su adolescencia y creía que Max tenía la razón pese a que Cecile tenía un punto por otorgar a su hija la posibilidad de hacer cuanto quisiera, cosa que Othilia no tenía a su favor, gustaba en Leyes pero cada cosa que hacia era por y para su familia, igual que haber conocido a Charles.
No habiendo probado aún la comida, llegó el turno de Charles. Othila dejó el cubierto en el plato y miró por el rabillo del ojo a su prometido, escuchando la intervención que más interesaba pero solo por volver a escuchar su voz pues parecía haber enmudecido desde el inicio de la velada. Buscó la copa de agua para darle un pequeño sorbo a la bebida y volvió a poner su atención en Cecile que ahora pasaba a explicar con más consideración el tema familiar para que ella pudiera también sumergirse en la conversación. Pero cuando el tema parecía ir por buen rumbo, tuvo que surgir el tema de la boda y otra vez notó ese nudo en la garganta, acrecentado, multiplicado y rápidamente buscó la copa de agua para darle otro trago largo.
La historia del matrimonio podía haber resultado interesante para la chica en otro lugar pero no, no cuando tenía esa sensación de estar encerrada en un lugar sin salida. Si hasta ahora había tenido el apoyo de Charles, aunque ella no valorara surtía mucho efecto, ahora estaba sola y volvía a sentirse como cuando era pequeña y necesitaba estar con sus padres y solo encontraba a la elfina a su lado, un ser feo y verde que obedecía cada berrinche de la niña. La última pregunta hizo abrir desmesuradamente los ojos a Othilia que no solía ser tan expresiva con sus reacciones pero una boda inmediata no estaba en sus planes menos cuando estaba pensando excusas para dejar libre a Charles y no condenarlo a vivir con ella.
No sabía qué decir, estaba sin palabras.
Posó los ojos celestes en la mano de Charles entrelazando sus dedos con los suyos, correspondiendo débilmente a su apretón pero sin saber exactamente qué quería significar cuando estaba volteando con sus reacciones todo esquema que Othilia pudiera tener mental y con el cual había conformado hasta ahora. Abrió mecánicamente la boca para decir pero la volvió a cerrar, tragando saliva, tomando la copa de cristal con la mano y dando un sorbo hasta consumir su totalidad – La carrera nos mantiene ocupados. Charles esta en su último año y no tenemos tiempo de hablar – otra vez la sensación de la boca del estómago y finalizó su intervención con un – pero según él decida, si prefiere una esposa en Brigantia o ya licenciada – era lo máximo que podía pensar en ese momento, apretó una vez más sus dedos con los de Charles, los suyos fríos contra los cálidos de él y limpiando sus labios contra la servilleta usando la mano libre, retiró con cuidado la mano de debajo de la suya y usando todo el protocolo mencionó un – disculpen, no recordé que me debía lavar las manos antes de comer, permiso – una excusa buena para salir de la sala y tomar algo de aire cuando no había tocado aún la comida.
Casi sin esperar respuesta, retiró la silla hacia atrás y caminó hacia la puerta, saliendo, cerrando tras ella y apoyándose en la pared quitó con rapidez el camafeo que llevaba en el cuello. Vio pasar un elfo doméstico cargando cosas - ¿El baño? – no dijo con muy buenas palabras pero poco importó pues el animal pronto indicó donde estaba el baño no muy lejos, Othilia caminó rauda y metió dentro ajustando la puerta pero sin cerrar, abriendo el grifo del agua para mojarse las manos y a su vez, mojar la nuca. Mucho mejor así.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Max asintió feliz de que estuvieran tan ocupados como para no poder hablar, Cecile acompañó con mano al mentón, anteparte femenina a los gestos que solía tener Charles, entendiendo que seguro iban a esperar a recibirse ambos como ella había supuesto, pero en cuanto Othi dejó todo en manos de su prometido a Cecile empezaron a hacerle dudar las reacciones de Othilia, hasta que no le gustaron nada, y no porque de pronto se le hubiera cruzado que la niña debía actuar de cual o tal manera, sino porque empezaba a vislumbrar que Charles no estaba haciendo bien la parte que le correspondía. – Charles seguro tendrá en cuenta lo que tu quieras, cariño – Es que si bien entendía Cecile que el hombre tenía la última palabra, si su hijo se había convertido en un patán que no iba a tener en cuenta a la esposa que con tanto amor ella le había procurado, iba mal.
Igual contaba con que la holandesa era de muy buenas costumbres, y podía simplemente estar diciéndolo por decir, pero la duda ya estaba implantada en Cecile, y sobre todo se iban al traste sus esfuerzos para que Othi se sintiera en familia. Asintió a la chica de buena manera a que se retirara y en cuanto la puerta se cerró, posó sus ojos en Charles. – Que has hecho? – y eso se refería a lo que hubiera hecho o dejado de hacer – Ahora que, Cecile? – interrumpió Max – Sh! – calló a su marido con una mano mientras con la otra se posaba en el hombro de Chloe para pedirle que fuera a buscar cualquier tontería a las cocinas, saliendo por otra puerta, claro. Y todo eso sin quitar la vista de su hijo que respondía enfadado poniendo de lama manera la servilleta en la mesa.
- No hice nada, mamá… - Cecile relajó los músculos, sentándose bien contra el respaldo, no porque la respuesta de Charles le convenciese en absoluto, sino porque menos caudal de voz tenía si se tensaba. – No tienen tiempo de hablar?... lo que él decida? … Charles por favor, no me insultes. – Charles miró el espacio vacío que había dejado Othilia y respiró profundo. – hemos tenido… un par de diferencias… - Max se metió – ves Cecile, ahí tienes, un par de diferencias, ya deja las paranoias… y dile a Chloe que vuelva, hay cosas más importantes esta noche. – Cecile miró a su marido evaluando hacerle caso o no, y terminó por asentir, saliendo por la misma puesta que antes su hija. – Tu, ve a buscar a la chica, y ponte a la tarea de hacerla feliz – como Cecile insistía e insistía - que tu madre no me va a dejar dormir de ahora en más.
Charles se levantó y salió por la misma puerta que Othilia, cruzando el recinto de escaleras imperiales, para llegar hasta el baño, sin necesidad de elfo doméstico pues allí dijo Othilia que iba, o no? Y que mierda se suponía que debía hacer? Esperar allí para escoltarla de vuelta al salón? Se apoyó en la puerta pensando más en fumarse un cigarrillo que en molestar, pero esta se abrió un poco para que Charles pudiera verla de espaldas y cruzar miradas con ella a través del espejo unos intensos segundos en silencio, metiéndose dentro y cerrando la puerta a conciencia, para poder dedicar sus manos a tomarla por la cintura.
- Estás bien? – que idiotez! tampoco que pudiera decirle que lo habían obligado a ir a buscarla – creo que mamá se preocupó por ti… y yo… también. – si también, pero ni tanto. Cerró los ojos para ponerse de buenas, pero fue el aroma del cabello de Othilia lo que en verdad lo ablandó – no te estreses, es una tonta cena y mamá no es de esas que esperan la respuesta “correcta”, solo quiere saber lo que piensas- posó sus palmas enteras en la cintura de la chica y le besó el hombro descubierto. Eso de andar cayendo por sus encantos era contraproducente, pero…
Igual contaba con que la holandesa era de muy buenas costumbres, y podía simplemente estar diciéndolo por decir, pero la duda ya estaba implantada en Cecile, y sobre todo se iban al traste sus esfuerzos para que Othi se sintiera en familia. Asintió a la chica de buena manera a que se retirara y en cuanto la puerta se cerró, posó sus ojos en Charles. – Que has hecho? – y eso se refería a lo que hubiera hecho o dejado de hacer – Ahora que, Cecile? – interrumpió Max – Sh! – calló a su marido con una mano mientras con la otra se posaba en el hombro de Chloe para pedirle que fuera a buscar cualquier tontería a las cocinas, saliendo por otra puerta, claro. Y todo eso sin quitar la vista de su hijo que respondía enfadado poniendo de lama manera la servilleta en la mesa.
- No hice nada, mamá… - Cecile relajó los músculos, sentándose bien contra el respaldo, no porque la respuesta de Charles le convenciese en absoluto, sino porque menos caudal de voz tenía si se tensaba. – No tienen tiempo de hablar?... lo que él decida? … Charles por favor, no me insultes. – Charles miró el espacio vacío que había dejado Othilia y respiró profundo. – hemos tenido… un par de diferencias… - Max se metió – ves Cecile, ahí tienes, un par de diferencias, ya deja las paranoias… y dile a Chloe que vuelva, hay cosas más importantes esta noche. – Cecile miró a su marido evaluando hacerle caso o no, y terminó por asentir, saliendo por la misma puesta que antes su hija. – Tu, ve a buscar a la chica, y ponte a la tarea de hacerla feliz – como Cecile insistía e insistía - que tu madre no me va a dejar dormir de ahora en más.
Charles se levantó y salió por la misma puerta que Othilia, cruzando el recinto de escaleras imperiales, para llegar hasta el baño, sin necesidad de elfo doméstico pues allí dijo Othilia que iba, o no? Y que mierda se suponía que debía hacer? Esperar allí para escoltarla de vuelta al salón? Se apoyó en la puerta pensando más en fumarse un cigarrillo que en molestar, pero esta se abrió un poco para que Charles pudiera verla de espaldas y cruzar miradas con ella a través del espejo unos intensos segundos en silencio, metiéndose dentro y cerrando la puerta a conciencia, para poder dedicar sus manos a tomarla por la cintura.
- Estás bien? – que idiotez! tampoco que pudiera decirle que lo habían obligado a ir a buscarla – creo que mamá se preocupó por ti… y yo… también. – si también, pero ni tanto. Cerró los ojos para ponerse de buenas, pero fue el aroma del cabello de Othilia lo que en verdad lo ablandó – no te estreses, es una tonta cena y mamá no es de esas que esperan la respuesta “correcta”, solo quiere saber lo que piensas- posó sus palmas enteras en la cintura de la chica y le besó el hombro descubierto. Eso de andar cayendo por sus encantos era contraproducente, pero…
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Los dedos de Othilia, finos, largos, fríos y mojados por el agua acariciaban lentamente su nuca en pequeños masajes mientras los ojos azules perdían el enfoque en cualquier punto del mármol del baño. Una vez más tranquila, después de cinco o seis respiraciones había sopesado el precio de sus acciones, demasiado bruscas para ser creíbles pero necesarias para no terminar rompiendo alguna cosa ante los señores Luttrell porque entre que no comprendía a Charles y que por ello estaba empezando a temer a ese matrimonio, no había podido reprimir el rectado ataque de pánico que había experimentado por un segundo.
Necesitaba esos minutos para recuperar la compostura y entrar como la mujer autosuficiente, comedida e insensible que solía ser. Enfrentaría de cara las preguntas que Cecile Luttrell pudiera formular junto a su marido e incluso saltaría magistralmente aquellas que no fueran de su agrado sin embargo, la mano de Charles encima de la suya después de una semana sin roce alguno, habían terminado por confundirla del todo. Tomó otra bocanada de aire mientras levantaba la vista para mirarse sin ningún fin en el espejo y entonces, además de su reflejo, vislumbró la figura de Charles parado en el pasillo, mirándola fijamente. Aguantó aquella mirada con su habitual gesto serio pero más expresiva de costumbre y cuando dejó de ver sus ojos claros, volvió a bajar la mirada hacia el ostentoso grifo pensando en realmente lavarse las manos para ir a la cena pero Charles entró en el baño cerrando la puerta.
Levantó la cabeza y vigiló cada movimiento por el espejo, incluso ladeo un poco la cabeza para poder vislumbrar sin el traicionero reflejo como ponía las manos en su cintura y automáticamente pero con efecto retardado (solo un par de segundos) llevo las suyas propias para dejarlas encima de las Charles primero para quitarlas de donde no merecían estar pero luego, solo quedaron ahí y Othilia volvió a levantar la mirada para observar a Charles a través del espejo – Estoy bien – no iba a admitir la cosa contraría, era estúpido preguntar eso a la rubia.
Estuvo tensa desde que Charles pusiera sus manos en la cintura, esperando cualquier tipo de comentario reprobatorio pero solo quedó aquella ayuda que sirvió para destensar el cuerpo de Othilia pues en el mismo instante que los labios de Charles besaron su hombro, ella dejó escapar un largo suspiro por sus labios entreabiertos - ¿Qué se supone que debo pensar? – no quiso romper el abrazo y de hecho giró sobre si misma para quedar cara a Charles y enfrentarlo, dejando la incertidumbre de sus ojos azules sobre los de él – Primero rompes todas las promesas por algo que era eventualmente inevitable – él sabía donde se metía, nunca había ocultado a su padre a los ojos de Charles, conocía la historia familiar y el peso de la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros – luego me invitas a una cena a tu casa donde no se como responder a tu madre – puso una mano en su chaleco y también la mirada. Evocó recuerdos de Dubai a su imaginación. Subió lentamente su mano a través del borde del chaleco a penas rozando la yema de sus dedos hasta alcanzar su cuello fue un fugaz toque – Quiero romper el compromiso pero… –siempre sincera y por eso no podía callarse la siguiente parte – te echo de menos – cerró un poco los labios dejándolos entreabiertos y parpadeó lentamente.
Necesitaba esos minutos para recuperar la compostura y entrar como la mujer autosuficiente, comedida e insensible que solía ser. Enfrentaría de cara las preguntas que Cecile Luttrell pudiera formular junto a su marido e incluso saltaría magistralmente aquellas que no fueran de su agrado sin embargo, la mano de Charles encima de la suya después de una semana sin roce alguno, habían terminado por confundirla del todo. Tomó otra bocanada de aire mientras levantaba la vista para mirarse sin ningún fin en el espejo y entonces, además de su reflejo, vislumbró la figura de Charles parado en el pasillo, mirándola fijamente. Aguantó aquella mirada con su habitual gesto serio pero más expresiva de costumbre y cuando dejó de ver sus ojos claros, volvió a bajar la mirada hacia el ostentoso grifo pensando en realmente lavarse las manos para ir a la cena pero Charles entró en el baño cerrando la puerta.
Levantó la cabeza y vigiló cada movimiento por el espejo, incluso ladeo un poco la cabeza para poder vislumbrar sin el traicionero reflejo como ponía las manos en su cintura y automáticamente pero con efecto retardado (solo un par de segundos) llevo las suyas propias para dejarlas encima de las Charles primero para quitarlas de donde no merecían estar pero luego, solo quedaron ahí y Othilia volvió a levantar la mirada para observar a Charles a través del espejo – Estoy bien – no iba a admitir la cosa contraría, era estúpido preguntar eso a la rubia.
Estuvo tensa desde que Charles pusiera sus manos en la cintura, esperando cualquier tipo de comentario reprobatorio pero solo quedó aquella ayuda que sirvió para destensar el cuerpo de Othilia pues en el mismo instante que los labios de Charles besaron su hombro, ella dejó escapar un largo suspiro por sus labios entreabiertos - ¿Qué se supone que debo pensar? – no quiso romper el abrazo y de hecho giró sobre si misma para quedar cara a Charles y enfrentarlo, dejando la incertidumbre de sus ojos azules sobre los de él – Primero rompes todas las promesas por algo que era eventualmente inevitable – él sabía donde se metía, nunca había ocultado a su padre a los ojos de Charles, conocía la historia familiar y el peso de la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros – luego me invitas a una cena a tu casa donde no se como responder a tu madre – puso una mano en su chaleco y también la mirada. Evocó recuerdos de Dubai a su imaginación. Subió lentamente su mano a través del borde del chaleco a penas rozando la yema de sus dedos hasta alcanzar su cuello fue un fugaz toque – Quiero romper el compromiso pero… –siempre sincera y por eso no podía callarse la siguiente parte – te echo de menos – cerró un poco los labios dejándolos entreabiertos y parpadeó lentamente.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
El suspiro de ella le tentó a dar otro beso más, que terminó siendo un recorrido de sus labios por el hombro, pues Othilia se giraba y movía así los puntos de su cuerpo en torno a un Charles inmóvil, que levantó el rostro culpa de sus palabras pero que se hubiera sentido capaz de seguir con los ojos cerrados caminando con sus labios el trayecto de un hombro a otro y por el frente, así como si ella pudiera girar una y otra vez y él tuviera que envolverla a besos.
Pero la realidad era otra y Othilia no perdía tiempo en evidenciarla, con dudas en los ojos y verdades en la lengua a las que Charles no tenía otra opción que atender callado, sostenerle la mirada para poner él las certezas que eran necesarias. No iba a decir que él no había invitado nada, pues esa postura infantil no llevaba a ningún lado, tampoco discutir sobre lo mismo, en un sitio que no servía para tal cosa y menos aun a sabiendas de que eso volvería a arruinar la situación.
Pero fue escuchar de Othilia que quería romper el compromiso: la palabra querer, el contexto vivido dos segundos antes con su madre, la puntada en el estómago de terror a que esa locura que ella planteaba pudiera realizarse; que lo hicieron reaccionar – No – rotundo, afianzando sus manos en la cintura de ella, otro clarísimono posesivo, físico y autoritario, que acompañaban sus palabras del mismo tono. La desesperación de su respiración, y toda aquella reacción que se le fue de las manos, incluso antes de que ella acotara lo siguiente… Si hubiera podido esperar a que Othi concluyera, su desmesura no habría sido tal, y ahora se sentía un estúpido, evidenciado y desquiciado.
- Vamos a resolver esto… - y era un gran paso, porque Charles no se había planteado de resolver nada, simplemente en su mente el compromiso continuaría y ya. Pero ningún esfuerzo de más por felicidades ni comodidades de pareja. Y la besó corto en los labios, no iba a prometerlo, pero era un beso de pacto. Volvió a tomar distancia con el rostro, no así con el resto de su cuerpo y continuó ya con la respiración en su sitio y ese confort que le daba cada vez que podía besarla.
– Cuando volvamos a la universidad en un rato… hablaremos tranquilos y… - naturalmente con una mano llegó a su espalda baja, mientras con la otra se le proponía buen plan acariciar el tramo de la cintura hasta la cadera y un poco más abajo también, lo justo que daba el largo de su brazo, sin mayores esfuerzo, y volver, y recorrer y volver a la cintura - … y no habrá necesidad de que quieras romper nada… solo – iba a decirle: has tu esfuerzo de cenar en paz, pero era una rudeza total y lo sabía perfectamente y así no sumaba nada en absoluto - … todos queremos que esta sea un buena velada, sé que tu también y por eso te has esmerado en estar bellísima, hermosa de hecho – y tuvo que interrumpirse para besarle esos labios entre abierto
-… el presente, responder a mi madre, no creas que no lo valoro. Yo sé lo que significan estás cosas, aunque parezca que nos educan para eso… - había encontrado el final del vestido y sin darse cuenta estaba haciendo lo de antes pero directo a su piel -… Todo saldrá bien, solo vayamos a cenar.. y solo, contigo en Brigantia enderezaré mi mente. – Y si, se estaba echando la culpa, era más de lo que se hubiera creído capaz antes de entrar al baño, pero no iban a solucionar sus problemas en el toilet de su casa, con tres personas esperando en el comedor.
Pero la realidad era otra y Othilia no perdía tiempo en evidenciarla, con dudas en los ojos y verdades en la lengua a las que Charles no tenía otra opción que atender callado, sostenerle la mirada para poner él las certezas que eran necesarias. No iba a decir que él no había invitado nada, pues esa postura infantil no llevaba a ningún lado, tampoco discutir sobre lo mismo, en un sitio que no servía para tal cosa y menos aun a sabiendas de que eso volvería a arruinar la situación.
Pero fue escuchar de Othilia que quería romper el compromiso: la palabra querer, el contexto vivido dos segundos antes con su madre, la puntada en el estómago de terror a que esa locura que ella planteaba pudiera realizarse; que lo hicieron reaccionar – No – rotundo, afianzando sus manos en la cintura de ella, otro clarísimono posesivo, físico y autoritario, que acompañaban sus palabras del mismo tono. La desesperación de su respiración, y toda aquella reacción que se le fue de las manos, incluso antes de que ella acotara lo siguiente… Si hubiera podido esperar a que Othi concluyera, su desmesura no habría sido tal, y ahora se sentía un estúpido, evidenciado y desquiciado.
- Vamos a resolver esto… - y era un gran paso, porque Charles no se había planteado de resolver nada, simplemente en su mente el compromiso continuaría y ya. Pero ningún esfuerzo de más por felicidades ni comodidades de pareja. Y la besó corto en los labios, no iba a prometerlo, pero era un beso de pacto. Volvió a tomar distancia con el rostro, no así con el resto de su cuerpo y continuó ya con la respiración en su sitio y ese confort que le daba cada vez que podía besarla.
– Cuando volvamos a la universidad en un rato… hablaremos tranquilos y… - naturalmente con una mano llegó a su espalda baja, mientras con la otra se le proponía buen plan acariciar el tramo de la cintura hasta la cadera y un poco más abajo también, lo justo que daba el largo de su brazo, sin mayores esfuerzo, y volver, y recorrer y volver a la cintura - … y no habrá necesidad de que quieras romper nada… solo – iba a decirle: has tu esfuerzo de cenar en paz, pero era una rudeza total y lo sabía perfectamente y así no sumaba nada en absoluto - … todos queremos que esta sea un buena velada, sé que tu también y por eso te has esmerado en estar bellísima, hermosa de hecho – y tuvo que interrumpirse para besarle esos labios entre abierto
-… el presente, responder a mi madre, no creas que no lo valoro. Yo sé lo que significan estás cosas, aunque parezca que nos educan para eso… - había encontrado el final del vestido y sin darse cuenta estaba haciendo lo de antes pero directo a su piel -… Todo saldrá bien, solo vayamos a cenar.. y solo, contigo en Brigantia enderezaré mi mente. – Y si, se estaba echando la culpa, era más de lo que se hubiera creído capaz antes de entrar al baño, pero no iban a solucionar sus problemas en el toilet de su casa, con tres personas esperando en el comedor.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Nunca había visto a Charles reaccionar de esa manera a sus palabras, menos esperaba percibir desesperación ante la propuesta de romper el compromiso pues seguro su familia procuraba encontrarle otra buena mujer. Othilia sintió además de enojo por la forma posesiva de tomarla mucho alivio como si ese pesado nudo que traía en la boca del estómago hubiera casi cedido del todo porque haber resuelto aquello con dos palabras era utópico e inimaginable. Esta vez dejó que la besara y hasta recibió gustosa el beso, suspirando contra sus labios mientras movía suavemente su boca encima de la suya en ese corto beso de pacto.
Araño con sus dientes superiores el labio inferior aún sintiendo el sabor de Charles y abrió los ojos para encontrarse de frente con esa promesa de charla, era mucho más de lo que Othilia hubiera esperado después de la semana indiferente así que guardó las palabras y asintió con un leve gesto porque en verdad quería aclarar eso para que el muchacho comprendiera la importancia de obtener la marca para su familia así como Charles quisiera exponer todas esas cosas sobre confianza y la importancia de compartir más que alegó en Dubai como loco poseso. El ceño de la rubia se frunció ante la última frase relacionada con su atuendo, no había sido ella, en realidad la obra y milagro por llevar algo crema y no negro, fue decisión de su madre pero igual, cedió otra vez. otorgándole el punto de la conversación como buena alumna de derecho, incluso sin oponerse a sus caricias y es que en realidad había echado de menos aquellos momentos bizarros con Charles.
Cerró otra vez los ojos, apoyó las puntas de las uñas de las dos manos sobre el torso de Charles y correspondió de nuevo a su suave beso, volviendo a suspirar contra ellos antes de acotar esa mano que ya pretendía hurgar fronteras inquebrantables (hasta nueva orden) pero concedió que estuviera quieta bajo la falda, sujeta por la suya y presa de su agarre. Lentamente abrió los parpados aún con los labios del muchacho cerca de los suyos y volvió a asentir por undécima vez en la noche, esta vez con más creencia que también tenía que dar su brazo a torcer. Othilia reconocía su parte de culpa pero la reacción desmedida era por parte de Charles – Iba a volver así que podemos ir – no usó un tono alto, a penas un susurro ya que no había necesidad por la proximidad de sus rostros – pero… - la única mano libre volvió a jugar con el filo de su chaleco, rozó a penas sus labios con los de él buscando el contacto - ¿Qué respondo a tu madre? - Sabía que la señora Luttrell no iba a dejar pasar el tema, querría obtener su opinión y por muchas respuestas poco concretas que cruzaran su mente debería expresar la real en algún momento.
Si había pasado el momento rozando con la punta de los dedos la camisa de Charles esta vez puso toda la palma de su mano sobra el torso para empujarlo suavemente hacia atrás y pedir un poco de espacio para discutir el tema aunque antes de separar sus rostros aprovechó el momento para besar de ida sus labios – No espera la respuesta correcta pero hay respuesta correcta. ¿Cuál es?
Araño con sus dientes superiores el labio inferior aún sintiendo el sabor de Charles y abrió los ojos para encontrarse de frente con esa promesa de charla, era mucho más de lo que Othilia hubiera esperado después de la semana indiferente así que guardó las palabras y asintió con un leve gesto porque en verdad quería aclarar eso para que el muchacho comprendiera la importancia de obtener la marca para su familia así como Charles quisiera exponer todas esas cosas sobre confianza y la importancia de compartir más que alegó en Dubai como loco poseso. El ceño de la rubia se frunció ante la última frase relacionada con su atuendo, no había sido ella, en realidad la obra y milagro por llevar algo crema y no negro, fue decisión de su madre pero igual, cedió otra vez. otorgándole el punto de la conversación como buena alumna de derecho, incluso sin oponerse a sus caricias y es que en realidad había echado de menos aquellos momentos bizarros con Charles.
Cerró otra vez los ojos, apoyó las puntas de las uñas de las dos manos sobre el torso de Charles y correspondió de nuevo a su suave beso, volviendo a suspirar contra ellos antes de acotar esa mano que ya pretendía hurgar fronteras inquebrantables (hasta nueva orden) pero concedió que estuviera quieta bajo la falda, sujeta por la suya y presa de su agarre. Lentamente abrió los parpados aún con los labios del muchacho cerca de los suyos y volvió a asentir por undécima vez en la noche, esta vez con más creencia que también tenía que dar su brazo a torcer. Othilia reconocía su parte de culpa pero la reacción desmedida era por parte de Charles – Iba a volver así que podemos ir – no usó un tono alto, a penas un susurro ya que no había necesidad por la proximidad de sus rostros – pero… - la única mano libre volvió a jugar con el filo de su chaleco, rozó a penas sus labios con los de él buscando el contacto - ¿Qué respondo a tu madre? - Sabía que la señora Luttrell no iba a dejar pasar el tema, querría obtener su opinión y por muchas respuestas poco concretas que cruzaran su mente debería expresar la real en algún momento.
Si había pasado el momento rozando con la punta de los dedos la camisa de Charles esta vez puso toda la palma de su mano sobra el torso para empujarlo suavemente hacia atrás y pedir un poco de espacio para discutir el tema aunque antes de separar sus rostros aprovechó el momento para besar de ida sus labios – No espera la respuesta correcta pero hay respuesta correcta. ¿Cuál es?
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Como hacía Othilia para darse cuenta antes que Charles mismo donde estaban sus manos? No pudo ni disfrutar del momento de suave tacto piel a piel, que ya sentía el punzante agarre… Y él que perdía la mente, la concentración y era atacado por una ganas tremendas de tocarle los labios cada vez que Othilia suspiraba! Era una situación desigual y desventajosa para Charles, por donde se mirara, y sin embargo allí estaba, manteniendo la respiración en su sitio, pensando las palabras justas, haciendo todo lo humana y correctamente posible de nuevo, incluso dejarse alejar cuando ella lo proponía.
Porque quería alejarlo si se sentía tan bien tenerla en los brazos mientras hablaban y gustaba de acariciarle la camisa? Pero nada de eso importaba cuando las palabras de Othilia fueron tan precisas que hasta susto podrían haberle provocado. Charles terminó por dar la espalda contra la pared, evadido de la cuestión de la carne, con la vista fija en el rostro de quien tenía en frente. Pero no estaba mirándola, estaba pensando, pensando seria y profundamente con los ojos abiertos, el ceño algo fruncido y todo el resto de su cuerpo en cual fuera la posición que hubiera quedado.
Antes de la afirmación de Othi, hubiera dicho “di lo que sientas, a lo sumo lo que pensabas antes de Dubai, si quieres inventa a tu gusto yo te sigo”, pero ahora eso ya no tenía sentido. Se llevó los dedos a los labios, como hacía cada vez que pensaba y terminó de dar los pasos hasta el inodoro para sentarse. Se evadió de la ridiculez de estar en un toilet, de la cena en proceso, de las piernas desnudas que tenía a la distancia de estirar un brazo.
Ya no importaba el qué decir, sino el haber descubierto que había efectivamente una respuesta atinada que su madre esperaba. Y ahora, como intriga intelectual, necesitaba descubrir cual era, independientemente de si terminaban usándola o no como respuesta. Cual era la correcta?... Cual?... Cual mierda era la respuesta correcta?! Abierto de piernas se recargó sobre sus rodillas, sobre la mano su cabeza, la otra colgando entre sus piernas. Cual era la correcta?... Cual?... Cual mierda era la respuesta correcta?! Tenía los ojos fijos en algún punto del mosaico blanco y estrujaba los labios pensando, los acariciaba, se mordía una uña, otra...
Hasta que levantó la cabeza poco a poco, para encontrar con su rostro de placer puro el de Othilia, que ya debía estar cansada de esperarlo. – Ven. – Y alargó los brazos para jalarla por la cintura hasta sentarla en sus piernas. Pero no importaban ni las piernas, ni los vestidos cortos, ni las manos, o si pero por pura decoración. Sonriendo comentó – ya se cual es, pero… No vas a usarla, mejor dicho, no vamos a usarlo ahora mismo, porque mamá no lo creerá. – Charles y sus estrategias – quizá nunca lo usemos incluso… Ella no insistirá hoy con el tema, creo… Al menos no, ni bien volvamos a la mesa, porque no quiere hacer nada de tu desagrado. – Pausa – ella busca una respuesta sincera y personal no importa cual, así que en todo caso, “no lo decidí aun” es más que válido. – quería dejar Charles ese punto bien claro, aunque pareciese extraño en el contexto general.
Pero mucho blablabla y él ahora solo quería decirle el truco del acertijo que había develado Othilia, y aunque su mano paseaba por la falda del vestido de la chica y esto podría incomodarla, Charles estaba en otro lado, se le notaba en los ojos que no despegaba de los de Othilia, el brillo de un niño que ha descubierto la trampa detrás de las monedas de abuelo, o de las cartas del tío, o lo que fuera que fascinara a los niños mágicos. Ese era el punto. – la respuesta es… - Chloe tocó la puerta – Charles!! A comerrr… - y se alejó su voz junto con ella sin esperar respuesta. Charles tomó el rostro de Othi con ambas manos y le plantó un beso intenso y feliz de labios cerrados, antes de levantarse y con él ella inevitablemente, para salir del toilet y volver al salón, jalándola de la mano para apurar el paso.
Porque quería alejarlo si se sentía tan bien tenerla en los brazos mientras hablaban y gustaba de acariciarle la camisa? Pero nada de eso importaba cuando las palabras de Othilia fueron tan precisas que hasta susto podrían haberle provocado. Charles terminó por dar la espalda contra la pared, evadido de la cuestión de la carne, con la vista fija en el rostro de quien tenía en frente. Pero no estaba mirándola, estaba pensando, pensando seria y profundamente con los ojos abiertos, el ceño algo fruncido y todo el resto de su cuerpo en cual fuera la posición que hubiera quedado.
Antes de la afirmación de Othi, hubiera dicho “di lo que sientas, a lo sumo lo que pensabas antes de Dubai, si quieres inventa a tu gusto yo te sigo”, pero ahora eso ya no tenía sentido. Se llevó los dedos a los labios, como hacía cada vez que pensaba y terminó de dar los pasos hasta el inodoro para sentarse. Se evadió de la ridiculez de estar en un toilet, de la cena en proceso, de las piernas desnudas que tenía a la distancia de estirar un brazo.
Ya no importaba el qué decir, sino el haber descubierto que había efectivamente una respuesta atinada que su madre esperaba. Y ahora, como intriga intelectual, necesitaba descubrir cual era, independientemente de si terminaban usándola o no como respuesta. Cual era la correcta?... Cual?... Cual mierda era la respuesta correcta?! Abierto de piernas se recargó sobre sus rodillas, sobre la mano su cabeza, la otra colgando entre sus piernas. Cual era la correcta?... Cual?... Cual mierda era la respuesta correcta?! Tenía los ojos fijos en algún punto del mosaico blanco y estrujaba los labios pensando, los acariciaba, se mordía una uña, otra...
Hasta que levantó la cabeza poco a poco, para encontrar con su rostro de placer puro el de Othilia, que ya debía estar cansada de esperarlo. – Ven. – Y alargó los brazos para jalarla por la cintura hasta sentarla en sus piernas. Pero no importaban ni las piernas, ni los vestidos cortos, ni las manos, o si pero por pura decoración. Sonriendo comentó – ya se cual es, pero… No vas a usarla, mejor dicho, no vamos a usarlo ahora mismo, porque mamá no lo creerá. – Charles y sus estrategias – quizá nunca lo usemos incluso… Ella no insistirá hoy con el tema, creo… Al menos no, ni bien volvamos a la mesa, porque no quiere hacer nada de tu desagrado. – Pausa – ella busca una respuesta sincera y personal no importa cual, así que en todo caso, “no lo decidí aun” es más que válido. – quería dejar Charles ese punto bien claro, aunque pareciese extraño en el contexto general.
Pero mucho blablabla y él ahora solo quería decirle el truco del acertijo que había develado Othilia, y aunque su mano paseaba por la falda del vestido de la chica y esto podría incomodarla, Charles estaba en otro lado, se le notaba en los ojos que no despegaba de los de Othilia, el brillo de un niño que ha descubierto la trampa detrás de las monedas de abuelo, o de las cartas del tío, o lo que fuera que fascinara a los niños mágicos. Ese era el punto. – la respuesta es… - Chloe tocó la puerta – Charles!! A comerrr… - y se alejó su voz junto con ella sin esperar respuesta. Charles tomó el rostro de Othi con ambas manos y le plantó un beso intenso y feliz de labios cerrados, antes de levantarse y con él ella inevitablemente, para salir del toilet y volver al salón, jalándola de la mano para apurar el paso.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Othilia tenía una virtud: callaba para escuchar, solo con la finalidad de otorgar espacio a la otra persona. En sus costumbres, pegó los labios y apoyó su trasero contra el mármol del baño, mirando con curiosidad a Charles pero solo moviendo las pestañas que subían y bajaban a ritmo constante. Claro que Othilia estaba expectante deseando saber la solución del acertijo que ella misma había planteado. La señora Luttrell era de su agrado y quería tener la llave para seguir con la conversación por el bien de la velada y la santa convivencia entre familias porque sabía que la respuesta dada no iba a agradar ni a su abuela ni a su madre que cuando recibieran la noticia por letra de Cecile iban a citarla para tener una conversación seria donde ya podía estar poniendo la fecha de la boda antes de dos semanas.
Pues aunque Othilia pareciera una muñeca de porcelana, fría, seria y callada, tomó esa meditación de Charles para volver a poner el camafeo en su cuello eso sí mientras buscaba a tientas el cierre del colgante, no perdió de vista a Charles que ahora estaba yendo hacia el baño para sentarse encima provocando que Othilia parpadeara aún más rápido como sorprendida pero a la vez extrañada y asqueada, no era lugar para inspirarse. Fue a lavarse las manos pero antes que pudiera abrir el agua para mojar sus manos, Charles tomó sus piernas para arrastrarla hasta sus piernas, sentandola encima y empezando a tocar sus piernas por encima la falda. Esta vez no atajó su mano, la dejó viajar libre por donde quisiera más por estar atenta a esos ojos que parecían haber descubierto el cáliz de fuego que por el contacto carnal. Casi casi deja escapar el “¿qué?” que estaba conviviendo con sus labios pero guardó cuando él empezó a hablar, manteniendo el misterio del acertijo y usando una perorata verbal para esquivar la solución o así percibió Othilia el momento.
Tenía una de sus manos apoyada en el cuello de Charles, la yema de los dedos, presionando de forma liviana mientras la otra seguía jugando con el chaleco que parecía de su agrado. Notó la necesidad imperiosa de gritar a Chloe cuando tocó la puerta, los llamó a mesa y salió corriendo, volteó violenta la cabeza dispuesta a decirle cualquier barbarie de las suyas pero cuando giró de vuelta hacia Charles para esperar la ansiada respuesta… solo recibió un beso intenso a labios cerrados sobre los suyos. Casi tuvo que hacer malabares para volverse a subir sobre los tacones con el movimiento brusco del chico – ¡¿La respuesta es?! – y si, brotó con algo de desesperación la pregunta por sus labios mientras a mano era arrastrada de vuelta hacia el salón. ¿Cómo podía hacer eso? ¿Es que Charles no sabía que para Othilia morir de intriga era la peor de las torturas más cuando tuvo la respuesta a punto de oído y el desgraciado solo daba un beso?
Respiró profundo para evitar montar una escena, siguiendo el paso raudo de Charles hacia el salón. Guardó la compostura porque acababan de más o menos retomar la relación en un punto algo intermedio entre pre Dubai y post Dubai y no tenía ganas de estropear el momento, otorgaba la victoria a su prometido por el momento pues más tarde, una vez a solas nuevamente, podrían continuar con el tema y Othilia no pensaba dejar escapar la oportunidad – No me la digas – añadió ya casi en la puerta.
Un fuerte tirón (todo lo fuerte que permitía su fuerza) a la mano de Charles para que detuviera el paso justo antes de entrar a la sala. Acotó la distancia, miró con mucha seriedad a su prometido como buscando la solución en sus ojos y resignada mordió su labio inferior antes de arañar con los dientes la suave carne, entreabrió los labios y tiró su rostro hacia delante para darle un beso en los labio suave y susurrando en el proceso – encontraré la solución – pero cuando se separó para entrar en la instancia podía hasta intuirse cierto toque de perversión jocosa en sus ojos confirmada por la pequeña sonrisa que llevaba en los labios, una venganza de juego infantil como si ella también hubiera encontrado otra solución al acertijo.
Tomó asiento en su lugar asignado, volvió a conjurar “agua” en su copa y paseó la mirada por todos mientras colocaba la servilleta encima su falda de nuevo – Primero, disculpen por la interrupción – centró la mirada solo en Cecile, dejando fluir todo el poder de sus ojos azules. Usó esa voz segura que siempre tenía, olvidándose del pánico hacia el compromiso e igual que hizo Charles, posó delicadamente su mano encima la del chico en la mesa y poco a poco entrelazó los dedos, retardando su segunda aportación – y segundo, perdone que no haya respondido su pregunta exactamente pero… - mirada rápida a Charles, sonrisa en los labios y miró a la mamá de nuevo – no tengo aún el anillo – y mostró la mano desnuda, no era por joder (o igual sí) más bien tomaba aquello como un juego siguiendo el contagiante humor de Charles.
Pues aunque Othilia pareciera una muñeca de porcelana, fría, seria y callada, tomó esa meditación de Charles para volver a poner el camafeo en su cuello eso sí mientras buscaba a tientas el cierre del colgante, no perdió de vista a Charles que ahora estaba yendo hacia el baño para sentarse encima provocando que Othilia parpadeara aún más rápido como sorprendida pero a la vez extrañada y asqueada, no era lugar para inspirarse. Fue a lavarse las manos pero antes que pudiera abrir el agua para mojar sus manos, Charles tomó sus piernas para arrastrarla hasta sus piernas, sentandola encima y empezando a tocar sus piernas por encima la falda. Esta vez no atajó su mano, la dejó viajar libre por donde quisiera más por estar atenta a esos ojos que parecían haber descubierto el cáliz de fuego que por el contacto carnal. Casi casi deja escapar el “¿qué?” que estaba conviviendo con sus labios pero guardó cuando él empezó a hablar, manteniendo el misterio del acertijo y usando una perorata verbal para esquivar la solución o así percibió Othilia el momento.
Tenía una de sus manos apoyada en el cuello de Charles, la yema de los dedos, presionando de forma liviana mientras la otra seguía jugando con el chaleco que parecía de su agrado. Notó la necesidad imperiosa de gritar a Chloe cuando tocó la puerta, los llamó a mesa y salió corriendo, volteó violenta la cabeza dispuesta a decirle cualquier barbarie de las suyas pero cuando giró de vuelta hacia Charles para esperar la ansiada respuesta… solo recibió un beso intenso a labios cerrados sobre los suyos. Casi tuvo que hacer malabares para volverse a subir sobre los tacones con el movimiento brusco del chico – ¡¿La respuesta es?! – y si, brotó con algo de desesperación la pregunta por sus labios mientras a mano era arrastrada de vuelta hacia el salón. ¿Cómo podía hacer eso? ¿Es que Charles no sabía que para Othilia morir de intriga era la peor de las torturas más cuando tuvo la respuesta a punto de oído y el desgraciado solo daba un beso?
Respiró profundo para evitar montar una escena, siguiendo el paso raudo de Charles hacia el salón. Guardó la compostura porque acababan de más o menos retomar la relación en un punto algo intermedio entre pre Dubai y post Dubai y no tenía ganas de estropear el momento, otorgaba la victoria a su prometido por el momento pues más tarde, una vez a solas nuevamente, podrían continuar con el tema y Othilia no pensaba dejar escapar la oportunidad – No me la digas – añadió ya casi en la puerta.
Un fuerte tirón (todo lo fuerte que permitía su fuerza) a la mano de Charles para que detuviera el paso justo antes de entrar a la sala. Acotó la distancia, miró con mucha seriedad a su prometido como buscando la solución en sus ojos y resignada mordió su labio inferior antes de arañar con los dientes la suave carne, entreabrió los labios y tiró su rostro hacia delante para darle un beso en los labio suave y susurrando en el proceso – encontraré la solución – pero cuando se separó para entrar en la instancia podía hasta intuirse cierto toque de perversión jocosa en sus ojos confirmada por la pequeña sonrisa que llevaba en los labios, una venganza de juego infantil como si ella también hubiera encontrado otra solución al acertijo.
Tomó asiento en su lugar asignado, volvió a conjurar “agua” en su copa y paseó la mirada por todos mientras colocaba la servilleta encima su falda de nuevo – Primero, disculpen por la interrupción – centró la mirada solo en Cecile, dejando fluir todo el poder de sus ojos azules. Usó esa voz segura que siempre tenía, olvidándose del pánico hacia el compromiso e igual que hizo Charles, posó delicadamente su mano encima la del chico en la mesa y poco a poco entrelazó los dedos, retardando su segunda aportación – y segundo, perdone que no haya respondido su pregunta exactamente pero… - mirada rápida a Charles, sonrisa en los labios y miró a la mamá de nuevo – no tengo aún el anillo – y mostró la mano desnuda, no era por joder (o igual sí) más bien tomaba aquello como un juego siguiendo el contagiante humor de Charles.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Bueno, no era para tanto o si, iba a comentarlo en el trayecto, pero Othilia se le adelantaba diciendo que ahora no. Y qué decir? Charles sonrió de lado, intrigado por saber las ideítas que tenía su mujer. Lo que no imaginó ni podría haber hecho en cien mil años es que luego de todo el drama, tuviera Othilia la brillante idea de echar más culpas sobre los hombros de Charles, y meterse en un tema que daría que hablar a su madre, a su padre y del que hasta Chloe ya se hacía partícipe aguantándose la risa.
– está bromeando! – se adelantó Charles a responder, devolviéndole el favor a Othilia besándola en la mejilla, antes que la cara de su madre terminara de transformarse a la que solo él y su padre habían visto minutos antes. Pues dicho así por Othilia, sonaba a oídos de la mujer, que la chica estaba insegura de que Charles quisiera casarse con ella, pues no había ninguna prueba concreta. Lo cual era cierto en algún punto pero no tenía Cecile porque enterarse. – Mira mamá, no hemos decidido que hacer, pero nos casaremos…. – algo más? - … antes de lo que te imaginas. – Y Cecile aunque dudó y sopesó las palabras de su hijo en cuanto apoyó la copa que tenía en la mano sentenció – no te creo una palabra Charles. –
Pero qué más podía hacer? Seguir insistiendo con el tema para que la pobre Othilia no pudiera evadirse de sufrir delante de ellos, pues el proyecto de esposo que le había tocado en suerte era un desastre que ni las más básicas seguridades podía ofrecerle? No, Cecile no iba a angustiar a la muchacha, sonrió afable a la niña, negó con el rostro y giró a ver a su marido para iniciar lo que correspondía, así también la muchacha que no había probado bocado podía cenar en paz. Pero Charles volvió a hablar – Si la cena era para esto, podrías haber avisado en la misiva y te ahorrarías el disgusto de obtener respuestas improvisadas que no te satisfacen. Othilia y yo nos vamos a casar cuando nos dé la gana. O no nos casamos. – que le entrara miedo! si lo había hecho apropósito para que su madre se ubicara en su sitio. – Entiendo… pero me preocupo: soy tu madre, soy responsable por ella también. Me preocupo porque te amo y porque quiero lo mejor para los dos.
Mientras Max recargaba las copas de todos, y terminó por dar dos palmas a la mesa para que dejasen todos el drama de lado y se dedicaran a cenar por un buen rato. Al menos dos segundos de tranquilidad y silencio. Uno, dos… - Vamos a contarles lo que nos reunión y ya relájate Charles, no tiene nada que ver con el casamiento… Cecile… - buscó la mirada de su esposa para tomase la palabra. – primero que todo, estamos festejando que papá está de nuevo con nosotros y libre de culpas… pronto saldrá en El Profeta que todo lo del tráfico de pociones ha sido un chantaje perverso contra Max y los hermanos Blackstone, a mano de unos sangresucia italianos…. – bebió de su vino y continuó orgullosa – Y con eso ya cerramos el tema y limpiamos las dudas sobre nuestra honra… como siempre los planes de papá son maravilloso… Asumo – y miró a Chloe que era la que más había sufrido el tema – que tuvimos nuestras dudas en el peor momento, pero ahora hemos llegado al final y solo nos queda la dicha de estar todos vivos y juntos.. si? – y volvió a besar a su hija porque la amaba con locura y sabía lo difícil que habían sido para ella las burlas de sus compañeros a causa de tener un padre preso por estafador.
Pero eso ya quedaba en el pasado, todo había sido una mentira desde el principio y concluía con otra, pero al fin lo hacía. – Segundo, hemos cerrado un maravilloso trato en Dubai con unos indios que estuvieron acopiando bezoars… Así que, empezaremos a importar bezoars... – Y ahí Max miró a Chloe que por ser la más chica y adolescente quizá no entendiera lo que eso significara, sobre todo porque estaba en esa etapa de la vida donde interesaban más los chicos y las fiestas que otras cosas – eso significa: dinero. Mucho. – y no es que faltase, pero más dinero, más seguridades, más poder, mejor vivir. – Exacto – acompañó Cecile dulcemente. – Tercero, y gracias al abuelo de Othilia, empezaremos unas investigaciones con sus plantaciones, para ver si encontramos otra solución al temita… remplazando la piedra por puro material vegetal, pero bueno para esto falta y antes que eso debemos terminar de convencer a unos coreanos… - Se notaba en la mirada de Cecile, que no le tenía ninguna fe a los coreanos.
– Y finalmente… - tomó vino y aprovechó para mirar a su esposo porque si no tenía permitido hablar el tema de casamiento, tampoco tendría permitido lo siguiente o si? Entonces fue Max el que se hizo cargo – Compramos una casona en India, por el trato de las cabras, y una estancia en Australia porque era un negocio redondo… Por lo tanto pensábamos vender la casita de gales… Pero ahí tu madre pensó que era linda para ustedes – Cecile tuvo que meter bocado porque había sido su idea y si podía contarla ella mejor, y más mirando a Othilia que a Charles, por cuestiones de género – es una casa hermosa, y casarse ya es mucho desgaste como para ponerse a elegir además un lugar donde vivir, mientras la facultad sigue y la paz se acaba y mil cosas... entonces yo pensé que les vendría bien provisoriamente… y luego con tiempo ya compran otra que sea a su gusto y preferencia… Podríamos ir a verla mañana, para que Othilia la conozca… -
– está bromeando! – se adelantó Charles a responder, devolviéndole el favor a Othilia besándola en la mejilla, antes que la cara de su madre terminara de transformarse a la que solo él y su padre habían visto minutos antes. Pues dicho así por Othilia, sonaba a oídos de la mujer, que la chica estaba insegura de que Charles quisiera casarse con ella, pues no había ninguna prueba concreta. Lo cual era cierto en algún punto pero no tenía Cecile porque enterarse. – Mira mamá, no hemos decidido que hacer, pero nos casaremos…. – algo más? - … antes de lo que te imaginas. – Y Cecile aunque dudó y sopesó las palabras de su hijo en cuanto apoyó la copa que tenía en la mano sentenció – no te creo una palabra Charles. –
Pero qué más podía hacer? Seguir insistiendo con el tema para que la pobre Othilia no pudiera evadirse de sufrir delante de ellos, pues el proyecto de esposo que le había tocado en suerte era un desastre que ni las más básicas seguridades podía ofrecerle? No, Cecile no iba a angustiar a la muchacha, sonrió afable a la niña, negó con el rostro y giró a ver a su marido para iniciar lo que correspondía, así también la muchacha que no había probado bocado podía cenar en paz. Pero Charles volvió a hablar – Si la cena era para esto, podrías haber avisado en la misiva y te ahorrarías el disgusto de obtener respuestas improvisadas que no te satisfacen. Othilia y yo nos vamos a casar cuando nos dé la gana. O no nos casamos. – que le entrara miedo! si lo había hecho apropósito para que su madre se ubicara en su sitio. – Entiendo… pero me preocupo: soy tu madre, soy responsable por ella también. Me preocupo porque te amo y porque quiero lo mejor para los dos.
Mientras Max recargaba las copas de todos, y terminó por dar dos palmas a la mesa para que dejasen todos el drama de lado y se dedicaran a cenar por un buen rato. Al menos dos segundos de tranquilidad y silencio. Uno, dos… - Vamos a contarles lo que nos reunión y ya relájate Charles, no tiene nada que ver con el casamiento… Cecile… - buscó la mirada de su esposa para tomase la palabra. – primero que todo, estamos festejando que papá está de nuevo con nosotros y libre de culpas… pronto saldrá en El Profeta que todo lo del tráfico de pociones ha sido un chantaje perverso contra Max y los hermanos Blackstone, a mano de unos sangresucia italianos…. – bebió de su vino y continuó orgullosa – Y con eso ya cerramos el tema y limpiamos las dudas sobre nuestra honra… como siempre los planes de papá son maravilloso… Asumo – y miró a Chloe que era la que más había sufrido el tema – que tuvimos nuestras dudas en el peor momento, pero ahora hemos llegado al final y solo nos queda la dicha de estar todos vivos y juntos.. si? – y volvió a besar a su hija porque la amaba con locura y sabía lo difícil que habían sido para ella las burlas de sus compañeros a causa de tener un padre preso por estafador.
Pero eso ya quedaba en el pasado, todo había sido una mentira desde el principio y concluía con otra, pero al fin lo hacía. – Segundo, hemos cerrado un maravilloso trato en Dubai con unos indios que estuvieron acopiando bezoars… Así que, empezaremos a importar bezoars... – Y ahí Max miró a Chloe que por ser la más chica y adolescente quizá no entendiera lo que eso significara, sobre todo porque estaba en esa etapa de la vida donde interesaban más los chicos y las fiestas que otras cosas – eso significa: dinero. Mucho. – y no es que faltase, pero más dinero, más seguridades, más poder, mejor vivir. – Exacto – acompañó Cecile dulcemente. – Tercero, y gracias al abuelo de Othilia, empezaremos unas investigaciones con sus plantaciones, para ver si encontramos otra solución al temita… remplazando la piedra por puro material vegetal, pero bueno para esto falta y antes que eso debemos terminar de convencer a unos coreanos… - Se notaba en la mirada de Cecile, que no le tenía ninguna fe a los coreanos.
– Y finalmente… - tomó vino y aprovechó para mirar a su esposo porque si no tenía permitido hablar el tema de casamiento, tampoco tendría permitido lo siguiente o si? Entonces fue Max el que se hizo cargo – Compramos una casona en India, por el trato de las cabras, y una estancia en Australia porque era un negocio redondo… Por lo tanto pensábamos vender la casita de gales… Pero ahí tu madre pensó que era linda para ustedes – Cecile tuvo que meter bocado porque había sido su idea y si podía contarla ella mejor, y más mirando a Othilia que a Charles, por cuestiones de género – es una casa hermosa, y casarse ya es mucho desgaste como para ponerse a elegir además un lugar donde vivir, mientras la facultad sigue y la paz se acaba y mil cosas... entonces yo pensé que les vendría bien provisoriamente… y luego con tiempo ya compran otra que sea a su gusto y preferencia… Podríamos ir a verla mañana, para que Othilia la conozca… -
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Othilia no había presenciado el drama familiar entre Charles y Cecile, tal vez de saber que su suegra andaba echando las culpas de la tardanza del matrimonio a su hijo, Othilia hubiera omitido el comentario y optado por algo más general, realmente no pensaba que una broma (algo impropio en la holandesa) fuera a provocar el escándalo en casa los Luttrell. Giró la cabeza hacia Charles cuando saltó abruptamente exclamando y excusándose con el juego del asunto, rauda desvió sus ojos azules como el mar a su mamá habiéndose perdido algo y asintió dándole la razón a su prometido, recibiendo el beso en la mejilla a ojos cerrados antes de pedirle disculpas con la mirada a Charles, en verdad, esta vez no fue con malicia sádica.
La rubia apretó la mano del muchacho cuando continuó el debate entre madre e hijo, presionando los fríos dedos contra los calidos del muchacho, dejándole entender sin palabras que hubieran mil diferencias entre ellos, estaba de acuerdo con la opción que tomara o las palabras que dedicara a su madre. La sonrisa afable de Cecile hizo que Othilia respondiera con una propia, giró la cabeza hacia Chloe buscando algo de complicidad y ayuda por su parte hacia su hermano pero la chica parecía sumida en la comida así que Othilia volvió a mirar a Charles y a la mujer, sucesivamente, moviendo los ojos y el rostro de un lado a otro – Esta en nuestros planes casarnos, no se preocupe, estamos bien – añadió después de la confesión maternal sobre amor eterno hacia su retoño, usando las palabras obtenidas en el baño para satisfacer a la señora, estaba claro que ninguno de los dos habían dado con el acertijo.
Bajó la mirada hacia la comida, dándose cuenta que primero no había comido nada y segundo que aún tenía la mano de Charles encima de la suya así que en un último apretón, deslizó sus dedos por encima de su reverso para continuar comiendo, agradeciendo en su fuero interno el cambio de conversación por mano de Max. Entre bocado y bocado, Othilia escuchaba atentamente las novedades familiares, gustosa que fuera a salir una noticia en pleno profeta que ayudara a devolver la legitima popularidad a esa rama de los Luttrell. Miró a Chloe y sonrío un poco de forma ladeada después de tragar como diciendo “ya pasó todo” y tras el ataque de condescendencia con la menor de los hermanos, lanzó una rápida mirada para comprobar que todo iba bien con Charles pero como seguía callado, suspiro por sus labios entreabiertos y continuó degustando su ensalada, sirviéndose algo de otro platillo para bajar los tragos a base de agua, todo lento y sin abrir la boca que para algo era señorita de sociedad.
El trato en Dubai sorprendió a Othilia que levantó la mirada de su plato a Cecile y asintió, entendiendo la complejidad de obtener bezoar a aquellas alturas de la vida- Tampoco tenía conocimiento que en la India existiera tal subministro de ingrediente para pociones o suponía que su abuelo ya hubiera hecho negocio (con su maña innata para convertir todo lo que tocaba en galeones) y la presencia de Mathias no tardó en hacerse presente. Cecile mencionó la trama sobre expander la empresa de herbología de los van Lieshout pero no tenía ni idea que fuera a incluir a la familia de su prometido en ella, estaba claro que su abuelo siempre tenía las cosas bien planeadas en su mente y no siempre compartía las noticias con su nieta del amor. Tomó la copa de agua y distraídamente miró a Max mientras explicaba cuarto punto del día, bebía pequeños sorbos absorta en la conversación pero cuando Cecile volvió a intervenir por poco se atraganta con el agua por la sorpresiva noticia.
Notó otra vez el peso de la relación como si la mamá de Charles esperara todo de ella y ella no tuviera nada con que corresponder. Lentamente bajó la copa y frotó los labios uno contra otro para eliminar todo exceso de agua que pudiera quedar sobre ellos, digiriendo la noticia sobre que ya tenía una casa para compartir con Charles y ellos aún medio disputados por el tema de la marca. Movía la cabeza en leves asentimientos sin saber exactamente a que debía el gesto pero parecía la opción más factible antes que abrir la boca y volver a mencionar algo que pusiera sobre la mesa, la manzana de la discordia - ¿Mañana? – bajó las manos hasta su falda y mordió la carilla interna de su mejilla hasta sentir el sabor a óxido en su boca, tomó una bocanada de aire y mostrando todo un alarde de domino de sus sentimientos solo puso su habitual cara neutral, la más cómoda para la situación pero el subconsciente la traicionó y buscó nuevamente con la mano a Charles, esta vez posando suavemente la mano encima de su muslo – Deberíamos regresar a Brigantia por el toque de queda – mejor tachar cualquier indicio de preocupación a su soberana responsabilidad con la universidad – pero me encantaría verla – pausa - No he estado nunca en Gales – recordó que tenía formas y maneras – Muchas gracias por el presente señores Luttrell, no sabría como agradecerles su siempre amabilidad, trajimos unas botellas de licor Indio y ustedes nos obsequian con una casa… es maravilloso – y es que la señora había dicho “mientras estén en la facultad”, es decir, ¿ya empezarían a vivir en familia ella y Charles? Miró a su prometido buscando ayuda y regresó una mano a su tenedor para terminar la cena, moviendo la comida con él.
La rubia apretó la mano del muchacho cuando continuó el debate entre madre e hijo, presionando los fríos dedos contra los calidos del muchacho, dejándole entender sin palabras que hubieran mil diferencias entre ellos, estaba de acuerdo con la opción que tomara o las palabras que dedicara a su madre. La sonrisa afable de Cecile hizo que Othilia respondiera con una propia, giró la cabeza hacia Chloe buscando algo de complicidad y ayuda por su parte hacia su hermano pero la chica parecía sumida en la comida así que Othilia volvió a mirar a Charles y a la mujer, sucesivamente, moviendo los ojos y el rostro de un lado a otro – Esta en nuestros planes casarnos, no se preocupe, estamos bien – añadió después de la confesión maternal sobre amor eterno hacia su retoño, usando las palabras obtenidas en el baño para satisfacer a la señora, estaba claro que ninguno de los dos habían dado con el acertijo.
Bajó la mirada hacia la comida, dándose cuenta que primero no había comido nada y segundo que aún tenía la mano de Charles encima de la suya así que en un último apretón, deslizó sus dedos por encima de su reverso para continuar comiendo, agradeciendo en su fuero interno el cambio de conversación por mano de Max. Entre bocado y bocado, Othilia escuchaba atentamente las novedades familiares, gustosa que fuera a salir una noticia en pleno profeta que ayudara a devolver la legitima popularidad a esa rama de los Luttrell. Miró a Chloe y sonrío un poco de forma ladeada después de tragar como diciendo “ya pasó todo” y tras el ataque de condescendencia con la menor de los hermanos, lanzó una rápida mirada para comprobar que todo iba bien con Charles pero como seguía callado, suspiro por sus labios entreabiertos y continuó degustando su ensalada, sirviéndose algo de otro platillo para bajar los tragos a base de agua, todo lento y sin abrir la boca que para algo era señorita de sociedad.
El trato en Dubai sorprendió a Othilia que levantó la mirada de su plato a Cecile y asintió, entendiendo la complejidad de obtener bezoar a aquellas alturas de la vida- Tampoco tenía conocimiento que en la India existiera tal subministro de ingrediente para pociones o suponía que su abuelo ya hubiera hecho negocio (con su maña innata para convertir todo lo que tocaba en galeones) y la presencia de Mathias no tardó en hacerse presente. Cecile mencionó la trama sobre expander la empresa de herbología de los van Lieshout pero no tenía ni idea que fuera a incluir a la familia de su prometido en ella, estaba claro que su abuelo siempre tenía las cosas bien planeadas en su mente y no siempre compartía las noticias con su nieta del amor. Tomó la copa de agua y distraídamente miró a Max mientras explicaba cuarto punto del día, bebía pequeños sorbos absorta en la conversación pero cuando Cecile volvió a intervenir por poco se atraganta con el agua por la sorpresiva noticia.
Notó otra vez el peso de la relación como si la mamá de Charles esperara todo de ella y ella no tuviera nada con que corresponder. Lentamente bajó la copa y frotó los labios uno contra otro para eliminar todo exceso de agua que pudiera quedar sobre ellos, digiriendo la noticia sobre que ya tenía una casa para compartir con Charles y ellos aún medio disputados por el tema de la marca. Movía la cabeza en leves asentimientos sin saber exactamente a que debía el gesto pero parecía la opción más factible antes que abrir la boca y volver a mencionar algo que pusiera sobre la mesa, la manzana de la discordia - ¿Mañana? – bajó las manos hasta su falda y mordió la carilla interna de su mejilla hasta sentir el sabor a óxido en su boca, tomó una bocanada de aire y mostrando todo un alarde de domino de sus sentimientos solo puso su habitual cara neutral, la más cómoda para la situación pero el subconsciente la traicionó y buscó nuevamente con la mano a Charles, esta vez posando suavemente la mano encima de su muslo – Deberíamos regresar a Brigantia por el toque de queda – mejor tachar cualquier indicio de preocupación a su soberana responsabilidad con la universidad – pero me encantaría verla – pausa - No he estado nunca en Gales – recordó que tenía formas y maneras – Muchas gracias por el presente señores Luttrell, no sabría como agradecerles su siempre amabilidad, trajimos unas botellas de licor Indio y ustedes nos obsequian con una casa… es maravilloso – y es que la señora había dicho “mientras estén en la facultad”, es decir, ¿ya empezarían a vivir en familia ella y Charles? Miró a su prometido buscando ayuda y regresó una mano a su tenedor para terminar la cena, moviendo la comida con él.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Cecile no tuvo la intención de volver a poner a la niña en un lugar incómodo. Ella tenía tan asumida esa unión y todo lo hermoso que significaba (soñar con casarse, con la fiesta, la casa, los niños, la familia, etc), que le era imposible vislumbrar que para Othilia era inesperado o nuevo o hasta nunca deseado. Y si no se preocupaba en demasía, más allá de cuestionar a Charles que parecía no estar haciendo bien las cosas que le correspondían, era porque asumía que la holandesa era de personalidad formal y reservada, también por la manera en que era todo el núcleo van Lieshout: nadie nacía de un repollo.
- Si, tenemos que regresar, incluso ya nos estamos demorando de más – acompañó Charles, acariciando con firmeza por debajo de la mesa a Othilia, para hacerle saber que estaba allí. Evidente que estaba allí a su lado, pero lo importante no era la obviedad física sino el acompañamiento emocional. – Pensaremos lo de la casa… lo más diligentemente posible, para que puedan venderla o no, pero si se vende tampoco es gran problema ya que… - Y tomó Charles la palabra un buen rato intercambiando opiniones con sus padres, que muy lejos quedaron del plano romántico del casamiento sino que tocaron temas monetarios, el valor de la casa el sentimental y el real, que la antigüedad, que las refacciones o construir de cero, que los impuestos, que Gales y las apariciones de gorros rojos, que si no le correspondía a Chloe y en qué punto estaba la sucesión de las propiedades del bisabuelo, que la nueva enmienda sobre los límites geográficos de poblaciones mágicas, que si se iba a crear un nuevo pueblo puramente mágico o no y las posibilidades de localizarse allí, etc, etc, etc de cosas aburridísimas que hicieron a Chloe del fastidio ponerse a juntar los tratos sucios y servir el postre.
- Igual insisto en que mañana vayamos a verla, así por lo menos Othilia la conoce. – concluyó Cecile acabando su tarta de peras azules. Pero Charles miró el reloj péndulo del salón y repitió – Pues no podrá ser ya tenemos que volver – e incluso se estaba levantando – Charles, vienes dos veces en el año a casa, una vez que logro tu presencia crees que voy a dejarte desaparecer?, un fin de semana en familia, no es tanto. – Mientras madre e hijo discutían, Max sirvió el licor Indio agradeciendo personalmente a Othilia, sirviéndole a ella primero y posándole una mano en el hombro, para luego besar a su hija que desaparecía diciendo que iba a hacer “algo más interesante, como llamar a la sala común y enterarme que pasa en el mundo real”.
Cecile finalizó la conversación en susurros tajantes con su hijo y se llevó del ante brazo a Othilia a la sala de sobre mesa, vasitos de licores en mano – A ti te molesta quedarte? – Y es que Charles venía argumentando media voz que la chica no iba a querer y que él no alcanzaba ya a llevarla a Brigantia y volver, así que no no no. – Tenemos el cuarto de invitados y quitaré el cuadro de Andrómeda… una túnica de Chloe y listo… Mañana vemos la casa y luego los llevo yo misma en carruaje a Brigantia. No puedes decirme que no, no? Es más yo iré a buscar las túnicas y Charles que te lleve a la planta superior.. Que es la primera vez que estás aquí, cariño, no puedes irte sin conocer la casa al menos…- Y dejando la copa de licor finalizada en una mesilla cualquiera, le tomó el rostro a dos mano para darle un beso en la frente y en taconeando ya subir las escaleras pasito a pasito – Max! No te olvides de sacar las Begoña a tomar luna! – gritó a su marido desde media planta.
- Perdón – fue lo único que se le ocurrió decir a Charles.
- Si, tenemos que regresar, incluso ya nos estamos demorando de más – acompañó Charles, acariciando con firmeza por debajo de la mesa a Othilia, para hacerle saber que estaba allí. Evidente que estaba allí a su lado, pero lo importante no era la obviedad física sino el acompañamiento emocional. – Pensaremos lo de la casa… lo más diligentemente posible, para que puedan venderla o no, pero si se vende tampoco es gran problema ya que… - Y tomó Charles la palabra un buen rato intercambiando opiniones con sus padres, que muy lejos quedaron del plano romántico del casamiento sino que tocaron temas monetarios, el valor de la casa el sentimental y el real, que la antigüedad, que las refacciones o construir de cero, que los impuestos, que Gales y las apariciones de gorros rojos, que si no le correspondía a Chloe y en qué punto estaba la sucesión de las propiedades del bisabuelo, que la nueva enmienda sobre los límites geográficos de poblaciones mágicas, que si se iba a crear un nuevo pueblo puramente mágico o no y las posibilidades de localizarse allí, etc, etc, etc de cosas aburridísimas que hicieron a Chloe del fastidio ponerse a juntar los tratos sucios y servir el postre.
- Igual insisto en que mañana vayamos a verla, así por lo menos Othilia la conoce. – concluyó Cecile acabando su tarta de peras azules. Pero Charles miró el reloj péndulo del salón y repitió – Pues no podrá ser ya tenemos que volver – e incluso se estaba levantando – Charles, vienes dos veces en el año a casa, una vez que logro tu presencia crees que voy a dejarte desaparecer?, un fin de semana en familia, no es tanto. – Mientras madre e hijo discutían, Max sirvió el licor Indio agradeciendo personalmente a Othilia, sirviéndole a ella primero y posándole una mano en el hombro, para luego besar a su hija que desaparecía diciendo que iba a hacer “algo más interesante, como llamar a la sala común y enterarme que pasa en el mundo real”.
Cecile finalizó la conversación en susurros tajantes con su hijo y se llevó del ante brazo a Othilia a la sala de sobre mesa, vasitos de licores en mano – A ti te molesta quedarte? – Y es que Charles venía argumentando media voz que la chica no iba a querer y que él no alcanzaba ya a llevarla a Brigantia y volver, así que no no no. – Tenemos el cuarto de invitados y quitaré el cuadro de Andrómeda… una túnica de Chloe y listo… Mañana vemos la casa y luego los llevo yo misma en carruaje a Brigantia. No puedes decirme que no, no? Es más yo iré a buscar las túnicas y Charles que te lleve a la planta superior.. Que es la primera vez que estás aquí, cariño, no puedes irte sin conocer la casa al menos…- Y dejando la copa de licor finalizada en una mesilla cualquiera, le tomó el rostro a dos mano para darle un beso en la frente y en taconeando ya subir las escaleras pasito a pasito – Max! No te olvides de sacar las Begoña a tomar luna! – gritó a su marido desde media planta.
- Perdón – fue lo único que se le ocurrió decir a Charles.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Más tarde debería agradecer a Charles su apoyo, no solo esa cálida mano acariciando con firmeza la suya mucho más fría sino por ese gesto noble de tomar el peso de la conversación, distrayendo a su madre con todo tipo de detalles sobre la casa desde legales hasta sentimentales que permitieron un poco de respiro a Othilia, tanto que logró comer algo de la cena, eso sí, no apartó la mano del muslo de Charles así quisiera él o no, necesitaba sentir que estaba a su lado emocionalmente, eso estaba resultando mucho más turbador de la plácida cena que la van Lieshout había imaginado en un inicio.
Cuando llegaron los postres por mano de Chloe, Othilia ya estaba en su mundo, no prestando mucha atención a la disputa madre – hijo que estaba desarrollandose ante sus ojos pero un olor dulce, sacaron a la rubia de sus pensamientos donde debería ya enloquecer con los preparativos de la boda porque estaba segura que en cuanto su madre tuviera noticia de la cena, iba a ponerse como loca para que apuraran los preparativos y contrajeran matrimonio cuanto antes posible, Winter no quería demorar más ese “trato” familiar y ya consideraba a su hija suficiente mujer para tomar lugar junto a Charles.
Faltaba un par de trozos de tarta para terminar el postre cuando Cecile concluyó con voz firme que quería mostrarle la casa de Gales. Los ojos de Othilia se movieron casi en consonancia con los de Charles, echando una ojeada a ese péndulo para verificar que ya estaban casi rozando el toque de queda pero cuando devolvió los ojos a la mujer, Cecile emergió firme y autoritaria contra su hijo que ya estaba haciendo el primer paso para largarse. Nuevamente se sentía como intrusa en un ambiente demasiado familiar pero por hacer algo más que parecer una estatua también levantó su trasero de la silla y plisó su falda antes que Max se acercara a ella con el licor para agradecerle personalmente el obsequió. Quitó importancia con un comentario cortés “mi abuelo sabe exactamente qué necesita” aunque guardó para su fuero interno el comentario sobre los dementores que debían haber robado hasta el último resquicio de felicidad del señor.
Miró la copa de licor pues ofrecida por Max no podía rechazarla y cuando alzó la cabeza para ver donde había quedado toda la discusión, Cecile tomó por el brazo a Othilia, arrastrándola hacia otra instancia y casi derramando el licor Indio que traía en las manos. Negó con la cabeza ante la pregunta si importaba quedarse pero asintió ante la segunda, más por complacer a Cecile y poder hablar con Charles que por ganas de pasar la noche durmiendo en casa ajena (aunque debía acostumbrarse pues parecía que la señora ya los consideraba marido y mujer) – No hace falta que quite el cuadro de Andrómeda señora Luttrell, podré dormir con él – pero parecía que su futura suegra hacia caso omiso a sus palabras pues pronto apuró un beso en su frente cariñoso para irse a buscar esa túnica. Aturdida buscó con los ojos la copa de licor, removió y sin pensar la llevó a sus labios para darle un pequeño trago, necesitaba esa prometida felicidad para recuperar el aliento con tanto impulso maternal.
- No debes disculparte – añadió Othilia hacia Charles girando hacia él y dejando la copa donde la mamá. Una vez más, quedó mirando fijamente los ojos del muchacho, terminando por alargar la mano y tomar la suya para entrelazar los dedos – Permiso señor Luttrell, estoy cansada, iré a dormir. Buenas noches – otra pequeña reverencia con la cabeza protocolaria y tiró con suavidad de Charles fuera del lugar buscando un poco de tregua en esa guerra dialectal y amorosa. No abrió la boca durante un buen rato mientras Charles la guiaba a través de los pasillos pero esta vez si examinó el lugar, tomando la palabra de Cecile para conocer la casa Luttrell donde fue criado Charles pero cuando pasaron por un pasillo y vislumbró a lo lejos muchas plantas, paró en seco, caminando hacia la barandilla y señalando con la cabeza - ¿Es eso el invernadero?
Esperó la respuesta antes de demandar que quería ir a ver las plantas, no tenía ganas de encontrarse con Cecile de nuevo en menos diez minutos, debía primero componerse de la primera batalla para continuar con la guerra. Gracias a los Magos, estaba relativamente cerca. Othilia quedó quieta en la entrada admirando con autentico interés las plantas, un ligero brillo emanaba de sus ojos pues siempre había adorado las flores que crecían en el enorme jardín que su abuela tenía en la mansión van Lieshout. Tiró de la mano de Charles hacia dentro, perdiéndose en la selva bañada por la luz de la luna y no paró hasta estar rodeados por todas partes de vegetación.
- Bonito invernadero el de la señora Luttrell – giró lentamente, paso a paso, su cuerpo hasta encarar a Charles de frente. Nuevamente esas miradas encontradas y Othilia dudó pero acortó la distancia con otro paso, sujetando la mano de Charles pero buscando con la otra la libre de su prometido. Llevó las dos manos por iniciativa propia hasta su cintura para que las dejara ahí y una vez liberada, tomó el chaleco para acariciar el borde de arriba hacia abajo a dos manos hasta detenerse en el centro de su torso, apoyó la palma de las manos y acortó la distancia alargando el cuello para darle un suave beso en los labios, primero en agradecimiento por el apoyo mostrado con su mamá y segundo para empezar con buen pie esa nueva etapa en su relación. Los recorrió con deliberada lentitud y a penas entreabrió los de él para hacerlo un poco más profundo, suspirando contra ellos mientras arrugaba el chaleco entre sus manos.
Cuando llegaron los postres por mano de Chloe, Othilia ya estaba en su mundo, no prestando mucha atención a la disputa madre – hijo que estaba desarrollandose ante sus ojos pero un olor dulce, sacaron a la rubia de sus pensamientos donde debería ya enloquecer con los preparativos de la boda porque estaba segura que en cuanto su madre tuviera noticia de la cena, iba a ponerse como loca para que apuraran los preparativos y contrajeran matrimonio cuanto antes posible, Winter no quería demorar más ese “trato” familiar y ya consideraba a su hija suficiente mujer para tomar lugar junto a Charles.
Faltaba un par de trozos de tarta para terminar el postre cuando Cecile concluyó con voz firme que quería mostrarle la casa de Gales. Los ojos de Othilia se movieron casi en consonancia con los de Charles, echando una ojeada a ese péndulo para verificar que ya estaban casi rozando el toque de queda pero cuando devolvió los ojos a la mujer, Cecile emergió firme y autoritaria contra su hijo que ya estaba haciendo el primer paso para largarse. Nuevamente se sentía como intrusa en un ambiente demasiado familiar pero por hacer algo más que parecer una estatua también levantó su trasero de la silla y plisó su falda antes que Max se acercara a ella con el licor para agradecerle personalmente el obsequió. Quitó importancia con un comentario cortés “mi abuelo sabe exactamente qué necesita” aunque guardó para su fuero interno el comentario sobre los dementores que debían haber robado hasta el último resquicio de felicidad del señor.
Miró la copa de licor pues ofrecida por Max no podía rechazarla y cuando alzó la cabeza para ver donde había quedado toda la discusión, Cecile tomó por el brazo a Othilia, arrastrándola hacia otra instancia y casi derramando el licor Indio que traía en las manos. Negó con la cabeza ante la pregunta si importaba quedarse pero asintió ante la segunda, más por complacer a Cecile y poder hablar con Charles que por ganas de pasar la noche durmiendo en casa ajena (aunque debía acostumbrarse pues parecía que la señora ya los consideraba marido y mujer) – No hace falta que quite el cuadro de Andrómeda señora Luttrell, podré dormir con él – pero parecía que su futura suegra hacia caso omiso a sus palabras pues pronto apuró un beso en su frente cariñoso para irse a buscar esa túnica. Aturdida buscó con los ojos la copa de licor, removió y sin pensar la llevó a sus labios para darle un pequeño trago, necesitaba esa prometida felicidad para recuperar el aliento con tanto impulso maternal.
- No debes disculparte – añadió Othilia hacia Charles girando hacia él y dejando la copa donde la mamá. Una vez más, quedó mirando fijamente los ojos del muchacho, terminando por alargar la mano y tomar la suya para entrelazar los dedos – Permiso señor Luttrell, estoy cansada, iré a dormir. Buenas noches – otra pequeña reverencia con la cabeza protocolaria y tiró con suavidad de Charles fuera del lugar buscando un poco de tregua en esa guerra dialectal y amorosa. No abrió la boca durante un buen rato mientras Charles la guiaba a través de los pasillos pero esta vez si examinó el lugar, tomando la palabra de Cecile para conocer la casa Luttrell donde fue criado Charles pero cuando pasaron por un pasillo y vislumbró a lo lejos muchas plantas, paró en seco, caminando hacia la barandilla y señalando con la cabeza - ¿Es eso el invernadero?
Esperó la respuesta antes de demandar que quería ir a ver las plantas, no tenía ganas de encontrarse con Cecile de nuevo en menos diez minutos, debía primero componerse de la primera batalla para continuar con la guerra. Gracias a los Magos, estaba relativamente cerca. Othilia quedó quieta en la entrada admirando con autentico interés las plantas, un ligero brillo emanaba de sus ojos pues siempre había adorado las flores que crecían en el enorme jardín que su abuela tenía en la mansión van Lieshout. Tiró de la mano de Charles hacia dentro, perdiéndose en la selva bañada por la luz de la luna y no paró hasta estar rodeados por todas partes de vegetación.
- Bonito invernadero el de la señora Luttrell – giró lentamente, paso a paso, su cuerpo hasta encarar a Charles de frente. Nuevamente esas miradas encontradas y Othilia dudó pero acortó la distancia con otro paso, sujetando la mano de Charles pero buscando con la otra la libre de su prometido. Llevó las dos manos por iniciativa propia hasta su cintura para que las dejara ahí y una vez liberada, tomó el chaleco para acariciar el borde de arriba hacia abajo a dos manos hasta detenerse en el centro de su torso, apoyó la palma de las manos y acortó la distancia alargando el cuello para darle un suave beso en los labios, primero en agradecimiento por el apoyo mostrado con su mamá y segundo para empezar con buen pie esa nueva etapa en su relación. Los recorrió con deliberada lentitud y a penas entreabrió los de él para hacerlo un poco más profundo, suspirando contra ellos mientras arrugaba el chaleco entre sus manos.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
También para él, y aunque acostumbrado a su familia, había sido una noche de estrés total y ni bien empezó a andar junto a Othilia, sintió la tención acumulada en las vértebras de su cuello. La copa de licor a medio terminar colgaba de sus dedos a cada paso y no fue hasta que la terminó que la abandonó en alguna mesa de un pasillo cualquiera, mientras por ser cordial murmura sobre quien era el de algún cuadro o a donde llevaba tal puerta, pero la verdad es que su intención esta más cercana a subir las escaleras de una vez y dejar a Othi en su cuarto que de pasearse por cada rincón haciendo de guía turística.
Quería dormir, olvidar por un rato el mundo y recién despertar al otro día para seguir haciendo de moderador entre los modos e intereses de unos y las sorpresas e ilusiones de otros. No es que la hubiera pasado terriblemente mal, pero no era lo mismo que pasar la noche bebiendo con Aldrich hablando de idioteces y riéndose de cotidianeidades. Conclusión, estaba agotado. – sí, es un invernadero… mi madre ama las plantas… pero no creas que son para pociones extraordinarias… solo: plantas. – Charles no sabía nada de plantas, ni le interesaban, pero acompañó a Othilia al sitio, y una sonrisa le surgió natural en el rostro, al ver que le gustaba el sitio.
- Supongo… - contestó aunque lo mismo hubiera sido encogerse de hombros. Eran plantas, con hojas y flores, alguna carnívoras y se acababa el chiste, pero si la rubia decía que era bonito, pues debía serlo. Sobre estética él sabía poco, claro ejemplo sus chalecos de abuelito. Posó sus manos donde las llevaban, y mientras el beso entrelazó sus dedos afianzándose en la curvatura de la espalda ajena. Muy cansado y con la mente en otro sitio, como para reparar en que ese era un gesto por demás extraño para ser de iniciativa holandesa, la siguió en el juego sin incertidumbres así también la charla casual. – yo traté de decirte que nos íbamos a casar, pero tu no me quisiste creer. – eso venía a diferentes conversaciones anteriores, donde parecía que Charles estaba más gustoso del casamiento que Othilia, y ahora veía claro que no era “gusto” la diferencia entre ellos, sino conocimiento y aceptación de la realidad por parte de cada uno.
Entre besos cortos siguió hablando – igual no tienes que tomarte esto como si mañana hubiera que desayunar sabiendo la fecha… Mamá solo quiere enterarse para ir planificando… lo inevitable. – una osada flor pretendía perseguir los cabellos de Othi y a puro manotazo Charles le hizo repensar sus intenciones, tomando a la chica por las manos para seguir andando – mañana iremos a eso de la casa, espero que temprano, pues yo para las 3 ya pretendo estar en Brigantia… te acompaño a tu cuarto pues tengo que descolgar a Andrómeda – se repasó la cien cavilando sobre donde esconderla para que no chillara toda la noche y buscando la escalera para subir.
Quería dormir, olvidar por un rato el mundo y recién despertar al otro día para seguir haciendo de moderador entre los modos e intereses de unos y las sorpresas e ilusiones de otros. No es que la hubiera pasado terriblemente mal, pero no era lo mismo que pasar la noche bebiendo con Aldrich hablando de idioteces y riéndose de cotidianeidades. Conclusión, estaba agotado. – sí, es un invernadero… mi madre ama las plantas… pero no creas que son para pociones extraordinarias… solo: plantas. – Charles no sabía nada de plantas, ni le interesaban, pero acompañó a Othilia al sitio, y una sonrisa le surgió natural en el rostro, al ver que le gustaba el sitio.
- Supongo… - contestó aunque lo mismo hubiera sido encogerse de hombros. Eran plantas, con hojas y flores, alguna carnívoras y se acababa el chiste, pero si la rubia decía que era bonito, pues debía serlo. Sobre estética él sabía poco, claro ejemplo sus chalecos de abuelito. Posó sus manos donde las llevaban, y mientras el beso entrelazó sus dedos afianzándose en la curvatura de la espalda ajena. Muy cansado y con la mente en otro sitio, como para reparar en que ese era un gesto por demás extraño para ser de iniciativa holandesa, la siguió en el juego sin incertidumbres así también la charla casual. – yo traté de decirte que nos íbamos a casar, pero tu no me quisiste creer. – eso venía a diferentes conversaciones anteriores, donde parecía que Charles estaba más gustoso del casamiento que Othilia, y ahora veía claro que no era “gusto” la diferencia entre ellos, sino conocimiento y aceptación de la realidad por parte de cada uno.
Entre besos cortos siguió hablando – igual no tienes que tomarte esto como si mañana hubiera que desayunar sabiendo la fecha… Mamá solo quiere enterarse para ir planificando… lo inevitable. – una osada flor pretendía perseguir los cabellos de Othi y a puro manotazo Charles le hizo repensar sus intenciones, tomando a la chica por las manos para seguir andando – mañana iremos a eso de la casa, espero que temprano, pues yo para las 3 ya pretendo estar en Brigantia… te acompaño a tu cuarto pues tengo que descolgar a Andrómeda – se repasó la cien cavilando sobre donde esconderla para que no chillara toda la noche y buscando la escalera para subir.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Esa incipiente felicidad que sintió cuando besó a Charles se esfumó en cuanto él no puso el empeño que otras veces y bajó la cabeza, desilusionada por algún motivo deseaba pasar un rato a solas en aquel lugar donde el aroma delicioso de las plantas se hacía hasta insoportable. Correspondió igual modo a cada beso corto pero no puso el empeño ni la dedicación que ella había usado cuando en un acto poco propio, acortó la distancia para darle un beso en los labios, propio y cariñoso, ¿no qué iban a casarse?
- Esta bien – respondió seca y usando las manos del torso de Charles para separarse un poco, confusa porque no sabía exactamente donde había fallado ahora. ¿Bien que habían llegado a un punto de acuerdo, no? ¿Habían estado el uno apoyado en el otro durante la comida o solo fue una alucinación provocada por algo del agua servida? Miró por el rabillo del ojo la planta que Charles manoteó y alargó la mano para acariciar su tallo, relajándola, Othilia sabía que ese tipo de flor era caprichosa con los cabellos platinos como el suyo, contenta por la caricia volvió flácida a dormitar con la otra vegetación.
Un tirón la sacó de su ensoñación donde estaba fascinada con las plantas como si fuera una niña pequeña y empezó a seguir los pasos de su prometido. Solo había dos cosas que maravillaban a Othilia hasta el punto de devolverla hasta un punto de la infancia: la nieve y las plantas. Quizás en otra ocasión hubiera medido su agrado por los vegetales pero esa velada, un sorbo de bebida India era suficiente para avivar aquellas sensaciones del pasado donde era una niña solitaria rodeada de sus plantas y cuidada por elfinos.
Dejó que arrastrara su cuerpo unos metros escuchando como una letanía las palabras de Charles sobre descolgar a la loca de Andrómeda que estaría gritando durante toda la noche (bien podía silenciarla con un hechizo). Giró la cabeza y miró hacia atrás las plantas, sonriendo a una que alargó sus tallos hacia ellos, creía recordar que era carnívora pero poco importaba.
Esfumó todo rastro de sonrisa cuando Charles pretendió encaramar una escalera hacia su habitación. Quedó quieta, parada, clavó los tacones beige en la moqueta roja y miró los ojos de su prometido – No quiero ir – añadió usando un tono rotundo y firme, no estaba en medio de un ataque caprichoso era más bien que Othilia volvía su mundo del revés cuando no entendía las cosas o la gente no cumplía su palabra. Delicadamente, quitó las manos de las de Charles, cerrando las manos y acariciando con las uñas la palma de las mismas mientras miraba los ojos claros de su prometido fijamente - En el baño – hizo una pausa, sabía que seguramente él desconocería el tema que iban a tratar pero así era la chica – Prometiste hablar para intentar solucionar las cosas y no se que hice mal que ya me quieres dejar como si fuera tu chaleco en la habitación preparada por tu madre – caminó unos pasos de vuelta hacia el invernadero pero dando la espalda, solo se apoyó en el marco de la puerta, admirando en la distancia las plantas – y como tú dices nos vamos a casar.
- Esta bien – respondió seca y usando las manos del torso de Charles para separarse un poco, confusa porque no sabía exactamente donde había fallado ahora. ¿Bien que habían llegado a un punto de acuerdo, no? ¿Habían estado el uno apoyado en el otro durante la comida o solo fue una alucinación provocada por algo del agua servida? Miró por el rabillo del ojo la planta que Charles manoteó y alargó la mano para acariciar su tallo, relajándola, Othilia sabía que ese tipo de flor era caprichosa con los cabellos platinos como el suyo, contenta por la caricia volvió flácida a dormitar con la otra vegetación.
Un tirón la sacó de su ensoñación donde estaba fascinada con las plantas como si fuera una niña pequeña y empezó a seguir los pasos de su prometido. Solo había dos cosas que maravillaban a Othilia hasta el punto de devolverla hasta un punto de la infancia: la nieve y las plantas. Quizás en otra ocasión hubiera medido su agrado por los vegetales pero esa velada, un sorbo de bebida India era suficiente para avivar aquellas sensaciones del pasado donde era una niña solitaria rodeada de sus plantas y cuidada por elfinos.
Dejó que arrastrara su cuerpo unos metros escuchando como una letanía las palabras de Charles sobre descolgar a la loca de Andrómeda que estaría gritando durante toda la noche (bien podía silenciarla con un hechizo). Giró la cabeza y miró hacia atrás las plantas, sonriendo a una que alargó sus tallos hacia ellos, creía recordar que era carnívora pero poco importaba.
Esfumó todo rastro de sonrisa cuando Charles pretendió encaramar una escalera hacia su habitación. Quedó quieta, parada, clavó los tacones beige en la moqueta roja y miró los ojos de su prometido – No quiero ir – añadió usando un tono rotundo y firme, no estaba en medio de un ataque caprichoso era más bien que Othilia volvía su mundo del revés cuando no entendía las cosas o la gente no cumplía su palabra. Delicadamente, quitó las manos de las de Charles, cerrando las manos y acariciando con las uñas la palma de las mismas mientras miraba los ojos claros de su prometido fijamente - En el baño – hizo una pausa, sabía que seguramente él desconocería el tema que iban a tratar pero así era la chica – Prometiste hablar para intentar solucionar las cosas y no se que hice mal que ya me quieres dejar como si fuera tu chaleco en la habitación preparada por tu madre – caminó unos pasos de vuelta hacia el invernadero pero dando la espalda, solo se apoyó en el marco de la puerta, admirando en la distancia las plantas – y como tú dices nos vamos a casar.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Y ahora que? Charles giró sobre sus talones y su caballerosa mano quedó en el aire sosteniendo la nada misma. Inmediatamente la guardó en un bolsillo. No sabía a qué venía todo eso, no entendía porque no quería y estaba punto de decirle “Othilia, no puedo llevarte a la universidad a estas horas” con cara de WTFF!?!? Cuando ella inició a aclarar y Charles tuvo que cambiar su desconcierto por otro menos expresivo en el rostro pero más profundo en la mente, mientras bajaba los escasos dos escalones que había podido subir.
El no sabía que ella quería hablar. Es más, pensaba que él iba a ser quien tuviera que sacar ,en algún momento, los múltiples temas para llegar a acuerdos cordiales, y así como no había reparado en que aquel sería un buen momento según la rubia para iniciar pláticas, tampoco tenía conocimiento ni de nieves, ni de plantas ni de infancias ajenas. Lo que si tenía muy claro es que no iba a permitir una frase al estilo de la del chaleco en medio de ninguna sala que no estuviera a puertas cerradas. Menos aun en el recinto de la escalera que comunicaba toda la puta casa.
- Entra!... por favor - Así que a paso firme llegó hasta Othilia y gentilmente la empujó por la cintura para que entrase al invernadero, ni pensando que era el invernadero; su único objetivo estaba en liquidar eso de buen modo pero a puertas cerradas. Y eso hizo, a dos manos cerró los cristales y se tomó un segundo de espaldas para respirar profundo. – Como iba a saber que tú querías hablar… y que querías hacerlo ahora?.. – y fue pregunta pero no se espero a que contestase pues era una mala manera de iniciar las cosas, si la acusaba de loca. Todas las mujeres eran así? O solo las que él se cruzaba creían que poseía la habilidad de legermancia?
- Sabes que no tengo problema en hablar, hasta mil veces lo mismo…- alzó las palmas para aclarar lo obvio y hacerse cargo - excepto la semana pasada – y aclaración dicha continuó mientras buscaba andando un lugar donde al menos pudiera sentarse – repito, solo no sabía que querías hacerlo ahora. – no encontró donde sentarse pero si un vidrio abierto donde recargarse sobre un brazo y prender un cigarrillo. – que podemos hablar?... digo… se te ocurre algo especialmente? - urgente?!?! Que no me puedo ir a dormir tranquilo de una puta vez!!!... Por suerte Charles era de aquellos que podía mantener el rostro de cejas preocupadas continuamente sin mayores cambios según el estado de ánimo interno.
El no sabía que ella quería hablar. Es más, pensaba que él iba a ser quien tuviera que sacar ,en algún momento, los múltiples temas para llegar a acuerdos cordiales, y así como no había reparado en que aquel sería un buen momento según la rubia para iniciar pláticas, tampoco tenía conocimiento ni de nieves, ni de plantas ni de infancias ajenas. Lo que si tenía muy claro es que no iba a permitir una frase al estilo de la del chaleco en medio de ninguna sala que no estuviera a puertas cerradas. Menos aun en el recinto de la escalera que comunicaba toda la puta casa.
- Entra!... por favor - Así que a paso firme llegó hasta Othilia y gentilmente la empujó por la cintura para que entrase al invernadero, ni pensando que era el invernadero; su único objetivo estaba en liquidar eso de buen modo pero a puertas cerradas. Y eso hizo, a dos manos cerró los cristales y se tomó un segundo de espaldas para respirar profundo. – Como iba a saber que tú querías hablar… y que querías hacerlo ahora?.. – y fue pregunta pero no se espero a que contestase pues era una mala manera de iniciar las cosas, si la acusaba de loca. Todas las mujeres eran así? O solo las que él se cruzaba creían que poseía la habilidad de legermancia?
- Sabes que no tengo problema en hablar, hasta mil veces lo mismo…- alzó las palmas para aclarar lo obvio y hacerse cargo - excepto la semana pasada – y aclaración dicha continuó mientras buscaba andando un lugar donde al menos pudiera sentarse – repito, solo no sabía que querías hacerlo ahora. – no encontró donde sentarse pero si un vidrio abierto donde recargarse sobre un brazo y prender un cigarrillo. – que podemos hablar?... digo… se te ocurre algo especialmente? - urgente?!?! Que no me puedo ir a dormir tranquilo de una puta vez!!!... Por suerte Charles era de aquellos que podía mantener el rostro de cejas preocupadas continuamente sin mayores cambios según el estado de ánimo interno.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
No gustó que empujara su cintura y casi gritara que entrara, incluso se apartó unos pasos, repasando mentalmente donde había dejado su bolso de mano, ahí, donde estaba su preciada varita… estaba en el comedor, demasiado lejos como para invocar un crucio que retorciera a Charles por sus modos. Tardó unos segundos pero siguió a su prometido por el invernadero, buscando a saber qué pero no iba a dejarlo con la palabra en la boca cuando había demandado su atención. Dejó que hablara, cediendo el turno de palabra porque era dama y sabía esperar para contestar – Pues los momentos que tu eliges no son mucho mejor – recordó haciendo alusión a esa reflexión en el baño cuando estaban los dos a expensas de toda la familia.
El apoyó la mano, recargó el brazo en la ventana y sacó un cigarrillo que hizo arrugar la nariz de Othilia. Buscó con los ojos un lugar donde apoyarse pero como no encontró, avanzó hasta una planta para empezar a tocar su tallo, arreglándola pues parecía estar pidiendo a gritos su atención - ¿De qué tenemos de hablar? – añadió devolviendo la palabra. ¿El licor había provocado en él una segunda reacción para achicar sus neuronas o qué? ¿No fue él mismo quien pidió arreglar todo aquello después de la cena en Brigantia? ¿Ahora qué venía esa actitud? En verdad, no entendía a Charles – Si Charles no sabe de que tenemos que hablar cuando el mismo Charles Luttrell ha propuesto esto, entonces no vale la pena que pierda mi tiempo e intenciones cuando estoy haciendo todo por agradarte – tomó las dos plantas que habían a pies de la que arregló, eran las Borgoñas de Cecile y las llevó hasta donde estaba él, encima del alfeizar, donde la luna era más intensa para hacer crecer sus hojas, incluso apartó con un manotazito su brazo para que dejara espacio a las borgoñas.
- Voy a dormir – no había caso, no cuando ella había puesto todo su empeño por solventar las cosas, incluso dar un paso hacia delante para besarlo con cariño, nada frío y sin sentido. Estaba dolida por su actitud y cada vez era peor pero iba a cortar de raíz para evitar discusiones que no iban a llevarlos a ninguna parte, lo miró una vez con sus ojos y giró sobre sus talones – Buscaré yo misma mi habitación, buenas noches – iba a dejarlo con su cigarro y su ceño fruncido porque caminó hacia la salida del invernadero dispuesta a buscar un elfo domestico que indicara donde estaba la habitación, ya hallaría excusa para cubrirlo ante Cecile.
El apoyó la mano, recargó el brazo en la ventana y sacó un cigarrillo que hizo arrugar la nariz de Othilia. Buscó con los ojos un lugar donde apoyarse pero como no encontró, avanzó hasta una planta para empezar a tocar su tallo, arreglándola pues parecía estar pidiendo a gritos su atención - ¿De qué tenemos de hablar? – añadió devolviendo la palabra. ¿El licor había provocado en él una segunda reacción para achicar sus neuronas o qué? ¿No fue él mismo quien pidió arreglar todo aquello después de la cena en Brigantia? ¿Ahora qué venía esa actitud? En verdad, no entendía a Charles – Si Charles no sabe de que tenemos que hablar cuando el mismo Charles Luttrell ha propuesto esto, entonces no vale la pena que pierda mi tiempo e intenciones cuando estoy haciendo todo por agradarte – tomó las dos plantas que habían a pies de la que arregló, eran las Borgoñas de Cecile y las llevó hasta donde estaba él, encima del alfeizar, donde la luna era más intensa para hacer crecer sus hojas, incluso apartó con un manotazito su brazo para que dejara espacio a las borgoñas.
- Voy a dormir – no había caso, no cuando ella había puesto todo su empeño por solventar las cosas, incluso dar un paso hacia delante para besarlo con cariño, nada frío y sin sentido. Estaba dolida por su actitud y cada vez era peor pero iba a cortar de raíz para evitar discusiones que no iban a llevarlos a ninguna parte, lo miró una vez con sus ojos y giró sobre sus talones – Buscaré yo misma mi habitación, buenas noches – iba a dejarlo con su cigarro y su ceño fruncido porque caminó hacia la salida del invernadero dispuesta a buscar un elfo domestico que indicara donde estaba la habitación, ya hallaría excusa para cubrirlo ante Cecile.
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Los únicos momentos que a Charles se le ocurrían eran producidos por locuras de Othilia, que el remontaba a pura paciencia. Ella le espantaba a agumentis, el se mordía los labios antes de insultar; ella le quitaba el rostro a sus besos, el se le sentaba al lado; ella de la huía de la biblioteca, él iba hasta su cuarto a buscarla; ella se levantaba de la cena, él corriendo al baño… Y ahora iba a ser diferente? No había estado pensando en la promesa de solucionar todo luego de la cena, estaba pensando en sobrevivir la noche! Y por muy solos esa casa no era Brigantia como para que él evocara lo dicho hacía ya… cuanto tiempo!?
- Todo por agradarme? … a ver Othilia…- le estaba tomando por tonto o que? Iba a explicarle algo, a lo sumo hacer cargo de buscar un lindo tema del que hablar para él también “hacer algo por agradarle”, pero mal hizo en esperar que ella terminara con sus gestos de traer vegetales a la ventana pensando que Othi hablaría. Error, que obviedad por Merlín!! Dio una calada rápida al cigarrillo y lo lanzó fuera, atajando por la cintura a Othi que pretendía irse. – ahora no, no te vas – no una invitación a pensárselo tampoco un reto, fue una determinación a media voz directo al lado de su rostro mientras buscaba palabras más acordes a todo eso.
- No sé porqué enloqueces cada tanto… y es una de las cosas a hablar… pero no quiero arruinarnos la noche… y ya te he dicho que te agradezco todo, es más lo digo de nuevo – y le hizo girar para verla a los ojos – gracias. – se quedó un segundo mirándola y terminó por sonreír levemente – ya sé lo que pasa aquí… Te empezó a dar ilusión lo de la boda y entonces… quieres tenerme contento o yo que sé. – se inclinó y le dio un beso en los labios, pero su tono debió sonar tan engreído que sería contraproducente por más que acotara lo que acotara luego – pero no tienes que hacer nada, ya sabes: te casarás, tendrás un casa, un esposo, un carruaje y todas esas cosas... Una casa con jardín, ya noté eso.
- Todo por agradarme? … a ver Othilia…- le estaba tomando por tonto o que? Iba a explicarle algo, a lo sumo hacer cargo de buscar un lindo tema del que hablar para él también “hacer algo por agradarle”, pero mal hizo en esperar que ella terminara con sus gestos de traer vegetales a la ventana pensando que Othi hablaría. Error, que obviedad por Merlín!! Dio una calada rápida al cigarrillo y lo lanzó fuera, atajando por la cintura a Othi que pretendía irse. – ahora no, no te vas – no una invitación a pensárselo tampoco un reto, fue una determinación a media voz directo al lado de su rostro mientras buscaba palabras más acordes a todo eso.
- No sé porqué enloqueces cada tanto… y es una de las cosas a hablar… pero no quiero arruinarnos la noche… y ya te he dicho que te agradezco todo, es más lo digo de nuevo – y le hizo girar para verla a los ojos – gracias. – se quedó un segundo mirándola y terminó por sonreír levemente – ya sé lo que pasa aquí… Te empezó a dar ilusión lo de la boda y entonces… quieres tenerme contento o yo que sé. – se inclinó y le dio un beso en los labios, pero su tono debió sonar tan engreído que sería contraproducente por más que acotara lo que acotara luego – pero no tienes que hacer nada, ya sabes: te casarás, tendrás un casa, un esposo, un carruaje y todas esas cosas... Una casa con jardín, ya noté eso.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: In Wiltshire
Othilia no sabia exactamente quien enloquecía en la relación: si Charles con sus ataques de posesión y en un minuto después rechazo o ella con su locura genética, heredada de su santo padre que bien no estaba de la cabecita. La boda tampoco era algo de lo cual estaba emocionada, diablos, había tenido un ataque de pánico hacia un par de horas solo con la mención del enlace aunque fue reducido por ese autocontrol que poseía Othilia desde pequeña, había estado ahí y Charles sabía – Quiero hacer algo, llevo toda la noche intentando decírtelo – muy bonito el tema de la casa proporcionada por los suegros pero ella quería retomar aquellas promesas.
Quedó mirando unos segundos en silencio sus ojos en el silencio del invernadero solo roto por el suave zumbido de una mosca que fue cazada por una planta carnívora en un estirar de tallo. Entreabrió los labios para tomar una nueva bocanada de aire, relajándose para no caer en un ataque histérico donde llevaría por delante todo cuanto tenía por delante pues era consciente que a veces podía sonar contradictoria pero era porque no sabía donde ir con él ante ella, no sabía exactamente qué cosa complacía a Charles y muchas veces no iba con la maldad desde hacía un corto tiempo hasta ahora, quizás ese cambio vino a raíz de sentir que perdía su favor pero quería recuperarlo y hacia grandes esfuerzos por su parte.
- Nunca he pedido una casa mucho menos un carruaje – no era materialista, en sí, estaba satisfecha con el nivel económico de su familia, todas las comodidades derivadas de los negocios de los van Lieshout y la fortuna indirectamente heredada de su padre por el asesinato de su abuelo Angust (logró hacerse con la caja fuerte que había en la casa familiar) pero no, no la compraban con esas cosas, ella tenía ideales fuertes y convicciones firmes – ¿Sabes qué quiero? – añadió cortando la distancia para darle un beso, corto en los labios – necesito que hablemos para retomar las promesas que rompiste porque yo las estoy manteniendo y quiero que tu las vuelvas a hacer – era algo exigente tal vez pero tampoco pedía nada del otro mundo. Besó de manera corta otra vez sus labios y arrugó el entrecejo aún sabía a nicotina barata pero eso no la iba a detener – y que me beses un rato, no que cuando te bese yo, salgas huyendo. ¿Es pedir mucho?
Quedó mirando unos segundos en silencio sus ojos en el silencio del invernadero solo roto por el suave zumbido de una mosca que fue cazada por una planta carnívora en un estirar de tallo. Entreabrió los labios para tomar una nueva bocanada de aire, relajándose para no caer en un ataque histérico donde llevaría por delante todo cuanto tenía por delante pues era consciente que a veces podía sonar contradictoria pero era porque no sabía donde ir con él ante ella, no sabía exactamente qué cosa complacía a Charles y muchas veces no iba con la maldad desde hacía un corto tiempo hasta ahora, quizás ese cambio vino a raíz de sentir que perdía su favor pero quería recuperarlo y hacia grandes esfuerzos por su parte.
- Nunca he pedido una casa mucho menos un carruaje – no era materialista, en sí, estaba satisfecha con el nivel económico de su familia, todas las comodidades derivadas de los negocios de los van Lieshout y la fortuna indirectamente heredada de su padre por el asesinato de su abuelo Angust (logró hacerse con la caja fuerte que había en la casa familiar) pero no, no la compraban con esas cosas, ella tenía ideales fuertes y convicciones firmes – ¿Sabes qué quiero? – añadió cortando la distancia para darle un beso, corto en los labios – necesito que hablemos para retomar las promesas que rompiste porque yo las estoy manteniendo y quiero que tu las vuelvas a hacer – era algo exigente tal vez pero tampoco pedía nada del otro mundo. Besó de manera corta otra vez sus labios y arrugó el entrecejo aún sabía a nicotina barata pero eso no la iba a detener – y que me beses un rato, no que cuando te bese yo, salgas huyendo. ¿Es pedir mucho?
Othilia van Lieshout- Mensajes : 143
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: In Wiltshire
Charles le sostuvo la mirada haciendo uso del mismo silencio pues no tenía idea a qué se refería ella con que quería hacer algo y que llevaba toda la noche intentándolo, pero ahora pretendía enterarse y hacerse cargo de lo que era aunque fuera poniendo la escusa delante de que había estado muy concentrado en satisfacer las demandas de sus padres, a quienes era cierto durante el año veía lo mínimo admisible. Lo dicho, no tenía idea. Negó con el rostro recibiendo el beso, frunció las cejas, uniéndose a Othilia en el gesto, pero por desconocimiento de lo que las “promesas” implicaban supuestamente en aquella cabecita, y casi se le para el corazón con la última frase de la chica.
Alguien en algún lugar debía estar riéndose mucho de él. Y jugándole una pesada broma. Eh! Aun cabía la posibilidad de que fuera una alucinación, o Aldrich con multijugos, bastardo. No terminaba de creérselo y quedó boquiabierto flexionando sus labios hacia adentro, tratando de hacerse eco certero de las palabras oídas, poco a poco empezó a sonreír a medida que afianzaba el abrazo por la cintura a la chica y negaba suavemente con el rostro. – Has convertido esta noche, en la mejor de mi vida. – Podía ser exagerado, pero no mentía. Se inclinó de a poco hundiéndose en esos intensos ojos azules para besarla de hecho y llevó una mano a su cuello para afianzar el gesto, sostener los labios juntos imaginando mil escenarios. MIL.
- No sé qué quieres, pero lo que sea te lo vuelvo a prometer – se separó para decir y volvió a besarla más confiado que nunca. A la mierda el cansancio y acostarse temprano para mañana amanecer al alba y liquidar todos los asuntos… A la mierda también todas sus dudas de cómo diablos se construía una relación con alguien que dedicaría su vida y su muerte a un juego de hechizos letales por complacer a un nuevo señor oscuro…. Ya se vería sobre la marcha, todo podía verse luego. Ahora besos, superficiales pero no livianos. Y manos, entre las petunias de Cecile, viajando por la espalda. No se iba a desesperar pero.... eso pintaba muy prometedor.
Alguien en algún lugar debía estar riéndose mucho de él. Y jugándole una pesada broma. Eh! Aun cabía la posibilidad de que fuera una alucinación, o Aldrich con multijugos, bastardo. No terminaba de creérselo y quedó boquiabierto flexionando sus labios hacia adentro, tratando de hacerse eco certero de las palabras oídas, poco a poco empezó a sonreír a medida que afianzaba el abrazo por la cintura a la chica y negaba suavemente con el rostro. – Has convertido esta noche, en la mejor de mi vida. – Podía ser exagerado, pero no mentía. Se inclinó de a poco hundiéndose en esos intensos ojos azules para besarla de hecho y llevó una mano a su cuello para afianzar el gesto, sostener los labios juntos imaginando mil escenarios. MIL.
- No sé qué quieres, pero lo que sea te lo vuelvo a prometer – se separó para decir y volvió a besarla más confiado que nunca. A la mierda el cansancio y acostarse temprano para mañana amanecer al alba y liquidar todos los asuntos… A la mierda también todas sus dudas de cómo diablos se construía una relación con alguien que dedicaría su vida y su muerte a un juego de hechizos letales por complacer a un nuevo señor oscuro…. Ya se vería sobre la marcha, todo podía verse luego. Ahora besos, superficiales pero no livianos. Y manos, entre las petunias de Cecile, viajando por la espalda. No se iba a desesperar pero.... eso pintaba muy prometedor.
Charles Luttrell- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Página 1 de 2. • 1, 2
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Jul 15, 2013 1:57 pm por Gerhard Immëndorff
» PANGEA RPG - !UN FORO DIFERENTE! Ven y conócenos.
Sáb Abr 06, 2013 5:04 pm por Morten J. Harket
» Anybody home?
Sáb Abr 06, 2013 4:57 pm por Morten J. Harket
» Morsmorde Era Tom Riddle {Elite} No es cualquier rpg de Hp
Sáb Mar 30, 2013 11:41 am por Invitado
» Morrigan's Mental Asylum FORO NUEVO DE JULIA MCREARY
Lun Mar 25, 2013 2:28 am por Julia McCreary
» San Valentín
Sáb Mar 16, 2013 12:17 am por Aldrich Burroughs
» Necronomicon [Normal]
Vie Mar 08, 2013 1:37 pm por Invitado
» Inferio RPG ~ Afiliación Elite {Nuevos Botones y Nuevo Dominio}
Jue Mar 07, 2013 5:49 pm por Invitado
» Partis Temporus [elite]
Lun Mar 04, 2013 5:04 pm por Invitado
» Into the darkness {Afiliacion Normal}
Lun Feb 25, 2013 6:34 pm por Invitado