Primera clase de Pociones

El islandés le sonrió a Shadow cuando se presentaba, y le dijo su nombre también mientras estrechaba su mano, aunque recordaba haberla visto en la fiesta comunal esa de cuando había empezado el semestre, al lado de la presa de Joseph. De primer momento la había dejado caminar unos pasos por delante de él para darle a su compañera de equipo una escaneada general que no le vino nada mal. Esperaba que ella no se hubiera dado cuenta de su descaro. Luego de eso ya se sentía capaz de concentrarse en esa excursión para conseguir esas plantas.

Cuando se decidió a hacer eso rápido y fácil, creyendo que les iría bien con suerte, se encontraron con una criatura muy fea, que sí era parecida a un elfo doméstico pero en estado de transformación a bestia fea. Considerando que estaban en Baviera, eso podía ser un kobold. La manera en que enseñó los dientes, como un elfo con rabia, fue la confirmación de que no estaban ante una criatura amigable.

-Estás loca si crees que te voy a dejar sola-Le dijo poniéndole una mano en la espalda por practicidad, indicándole con un movimiento de los dedos que se hiciera para atrás. Era por caballerosidad y también por practicidad, no sabía si contaba que solo uno de los dos encontrara las plantas mientras el otro moría mordido por una criatura alemana. No la iba a dejar sola aunque el animalejo pareciera no tan ofensivo, no se podía fiar de su tamaño, porque hasta una doxy era capaz de sacar ojos.

-¿Y si eso no lo distrae?-Prefería mejor los métodos tal vez menos humanitarios pero más prácticos. Tenían que continuar con su camino y dejar a esa criatura atrás sin posibilidades de que los volviera a molestar o les pusiera las cosas complicadas. El islandés alzó la varita en dirección a la criatura tratando de ser veloz antes de que se les lanzara a la yugular con esa hilerilla mortal de dientes-Petrificus Totalus.

La reacción de Draken fue la esperada, primero se le relajó todo el cuerpo al notar como la tensión del momento había desaparecido, no eran más que dos conejitos. Después comenzó a reírse de Adnan que había incluso intentado atacar a uno de ellos, como si fuera una gran amenaza para los dos.

Él, antes de que el egipcio tuviera la necesidad de decir nada más, ya había mirado alrededor, viendo como el resto de estudiantes seguía disgregado y como el profesor no parecía tener el ojo puesto en ellos. Eso significaba que podían seguir con sus cosas por allí hasta que el resto, o al menos la mayoría, volvieran a unirse bajo el tutelaje del decano.

-Por supuesto que vamos a seguir. No pensarías que iba a llegar hasta aquí para volverme con las manos vacías ¿no? - La sonrisa cabrona que adornó su rostro por un segundo desapareció tan rápido como había aparecido, viendo como el otro guardaba aquello que le habían pedido y sacando ahora él su frasquito, simplemente por tenerlo más a mano, echando un vistazo alrededor – Vamos a mirar por aquel lado, allí veo a demasiados… – Señaló, primero a un claro no muy lejanos, después al lado contrario, donde algunos de sus compañeros parecían estar teniendo algún que otro problema para seguir con la búsqueda – Todo lo que encontremos ahora irá a medias, con lo que tu llevas hay suficiente para la clase. Supongo.

Adnan aceptó aquello y se puso a su altura, no eran el mejor equipo del mundo, al menos en cuanto a compañerismo, pero ambos compartían una meta, se podía decir que en ese instante se apoyarían para bien.
Vio como el otro le hizo algún tipo de gesto para que fueran a mirar en otra parte y le siguió sin problemas.

La planta se había enredado en el tobillo de Lavina y parecía que iba a estrangularlo o algo parecido, no sabía si estrangular era el termino adecuado si no era el cuello, vio como cedía y la liberaba cuando terminó rompiéndose. Tal vez era algo tonto no fijarse primero en como había quedado su pie en lugar de distraerse con la enredadera, pero Regina sacó un pañuelo desechable, de esos que se había comprado en una farmacia muggle, y sacó como cinco antes de hacerle otro corte a la planta para tomar un pedazo. Procurando no tocarla la envolvió con la varita y la guardó en su mochila, normalmente esas cosas siempre servían para hacer antídotos por que siempre tenían veneno…

Veneno. Volteó hacia la Ogmios y vio que lo rojo se estaba transformando en unas ronchas bastante feas.

Ay, estás bien. ¿Te duele? Ay, ay, ay… Lavinia, se ve muy feo –la acompañó para que se sentara en una roca y la examinó. No tenía que ser la medimaga más experta para saber que o la había envenenado o era alérgica o las dos cosas, solo sabía que sus ronchas se estaban poniendo feas y que eran cada vez mas y mas y mas, no solo en el tobillo-. ¿Y si te echas aguamenti?... Debe de haber algo por aquí, voy a buscarlo… no te muevas, si te ataca otra cosa como esas gritas y vengo rapidísimo. No me voy a ir lejos.

Antes de ir corriendo por el decano, le dieron ganas de mejor buscar a Dan por que él sabría que hacer, siempre sabía que hacer. Lo buscó con la mirada, pero no lo encontró y no le quedó de otra más que hacerlo por su cuenta.

Estaban prácticamente en un campo con todo tipo de plantas, entre ellas las que se suponía que debían de buscar. Había muchas que en su vida había visto y otras que eran solo un tipo de hierba mala, pero también había algunas que habían cuidado en Herbología en Hogwarts y otras que crecían en su casa, le podían servir al menos para que ya no tuviera comezón.

Comenzó a caminar entre ellas, algunas veces se detenía y las frotaba entre los dedos para hacer que su aroma se hiciera fuerte, luego las arrancaba y las olía. Encontró menta y arrancó algunas hojitas. La siguiente que encontró era una hierba común y corriente, por que la había confundido con otra cosa, también vio unas florecitas (se llama drosera o.O ) y también las arrancó. Parecía que en lugar de buscar algo para hacer un tipo de remedio casero, se iba a poner a cocinar por que solo había encontrado plantas comestibles y flores, como manzanilla y tomillo. Regina estaba buscando Bubotubérculos por que le parecía más fácil extraerle el pus y ponérselo, pero también estaba tomando todo lo que encontraba por sino aparecía.

Punto a favor, que el bicho aquel quedaba petrificado y, de momento, las mordidas dejaban de ser algo de lo que preocuparse. No tenía ninguna intención de comprobar que era lo que se sentía que un carnívoro clasificado XXXX por el ministerio te encajara los caninos en el brazo, la pierna o donde fuera gracias. Se quedaba más tranquilo, sobre todo por Abby porque no quería que le pasara nada.

Ya teniendo la certeza de que el Erkling estaba petrificado ahora sí lo cogió de las piernas y lo levantó. ¿Qué coño iba a decir Immëndorff si le llegaba con un Erkling inmóvil así nada más? Pues fíjese que Katzen no encontramos pero sí un de estos, ¿qué quiere que hagamos con él?. Le dio algo de risa de pensarlo. Y ya que tenía de cerca la criatura, al mirarla, se quedaba pensando que era fea como pocas cosas que había visto. Tenía lógica, ¿no? ¿Qué clase de criatura come niños y se ve bien haciéndolo? Le dio un para de palmadas en el rostro y le revisó los dientes. Sep, feo y tieso como roca. Menos mal Loulou no se había anotado de oyente para esa clase o ya le habría caído encima alegando crueldad animal o alguna de sus locuras.

No obstante su suerte cambiaba para mejor, porque habiendo levantado al Erkling acababan de descubrir que el montón de hierbas donde se había ido a acostar era nada más y nada menos que un plantío de Katzen. Sonrió a medias y dejó al Erking petrificado en el suelo, abrió su frasco y le pidió a Abby que le diera el de ella.

- Si no te das cuenta que el cabrón este está aquí tumbado nunca las encontramos. ¿No tienes como un sexto sentido o algo así? - Abrió ambos frascos, porque tenía pensado llenarlos con cuanta planta pudiera meter. Muchas habían quedado aplastadas bajo el peso del Erkling pero no por eso iban a perder sus propiedades. Aún así de tanto en tanto volteaba a ver al petrificado para asegurarse que estuviera así. Procuró no darle la espalda, pero tampoco iba demasiado alarmado, si la critura estaba enferma o herida, aún y si el efecto del encantamiento se desvaneciera iba a tardar en recuperarse como para moverse lo suficientemente rápido y tratar de arrancarle el brazo.

- Listo, lo tenemos. - Cuando hubo llenado los dos frascos los cerró y se los entregó a Abby. Él iba a cargar el Erkling.