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Volver a casa ya
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Re: Volver a casa ya
Resultaba que el desajuste familiar no había sido solo cosa de Malik, sino cosa de la mayoría de las amistades con las que había pasado tiempo últimamente, pero ya que Joe no preguntó nada, ella no especificó nada. En cambio se quedó un poco helada por el gesto en su mano, siguiendo el recorrido de los dedos de Joe sobre la suya para luego solo mirarlo con una media sonrisa como si no estuviera contrariada y como si no se sintiera rara por el gesto, aunque fuera una tontería.
Pues al final ya no insistió con eso de la comida y la cocina porque en su intento por ser amables parecían más bien estar incomodando al prójimo, pero habían sido los nervios y sí, claro, la necesidad de quedar bien y no sentirse como que se llegaba como Merlín por su casa sin una pizca de pena. Con la promesa de que si después tenían ganas de meterse en sus cocina pero luego de que los anfitriones cumplieran con su parte, sonrió a Hákan y siguió a Jóhanna con la mirada mientras iba a guardar los abrigos.
Sofie y Hákan parecían ser muy cercanos, aunque eso ya lo sabía desde que el chico había declarado haberla visto a ella con la máscara de la confianza. Ese no era un problema y si solo hubieran sido ellos tres y las hermanas, no le hubiera costado nada meterse en la conversación, mirar las fotos, entrar en contexto. Pero con Joe ahí era distinto. Claro, no era la primera vez que hablaban desde que habían terminado, al contrario, había quedado manifiesto que se llevaban demasiado bien por el bien de estar tranquilos, pero sí era la primera vez que se sentía así de rara a su lado, tal vez por estar lejos de casa, lejos de todo, casi a solas. Claro que era raro.
-¿Y tú cómo te vas a manejar en el frío? A ti no te dejaron ningún abrigo de niña y Hákan parece andar en mangas de camisa todo el tiempo. No vayas a salir así, ¡no quiero que te enfermes!
Ya que lo decía pues sí, seguramente su amigo de noble amistad podría prestarle algo más abrigador que lo que traía puesto. Por inercia tomó más del vaso ya sabiendo donde estaban sus límites de tolerancia alcohólica – específicamente con el vodka- y se dio cuenta de que no había puesto nada de atención a la pantalla, cuando generalmente se abstraía.
Al momento de las presentaciones se levantó para saludar a la madre de Hákan y también a la gemela. Sonrió muchísimo y se comportó como mejor sabía, sorprendiéndose por la fluidez del inglés de Pála, aunque no sabía a qué se refería con los platillos mencionados a ella le daba igual, cosas muy raras había probado en el mundo mágico.
-¿Vegetariana? ¡No! Como lo que sea, Joe está de testigo.
Mala idea hacer referencias a lo mucho o poco que se habían conocido en su relación, o tal vez ya solo ella veía todo raro con sus paranoias. Miró a Sofie cuando dijo que ya no sentía la nariz porque eso era sinónimo de que ya se estaba emborrachando, le sonrió desde su lugar pero no dijo nada porque con la gente alrededor era imposible hacerle señas. Si se emborrachaba, ella tendría el deber de cuidarla, por ende, a ella más le valía bajar el ritmo.
-Seguro que con una guerra de nieve espabilas y además así nos da más hambre. Voy a proceder con esto.
O sea, a transformar los abrigos. Se puso a la tarea sin mirar mucho a Joe, sin voltear a la pantalla donde estaba empezando otra película, a saber cuál, y haciendo su mejor trabajo para no echarlos a perder. De pronto salir ya se le estaba haciendo buena idea, porque el frío se le había quitado con el alcohol y ella también necesitaba espabilar antes de seguir poniéndose de los nervios.
Pues al final ya no insistió con eso de la comida y la cocina porque en su intento por ser amables parecían más bien estar incomodando al prójimo, pero habían sido los nervios y sí, claro, la necesidad de quedar bien y no sentirse como que se llegaba como Merlín por su casa sin una pizca de pena. Con la promesa de que si después tenían ganas de meterse en sus cocina pero luego de que los anfitriones cumplieran con su parte, sonrió a Hákan y siguió a Jóhanna con la mirada mientras iba a guardar los abrigos.
Sofie y Hákan parecían ser muy cercanos, aunque eso ya lo sabía desde que el chico había declarado haberla visto a ella con la máscara de la confianza. Ese no era un problema y si solo hubieran sido ellos tres y las hermanas, no le hubiera costado nada meterse en la conversación, mirar las fotos, entrar en contexto. Pero con Joe ahí era distinto. Claro, no era la primera vez que hablaban desde que habían terminado, al contrario, había quedado manifiesto que se llevaban demasiado bien por el bien de estar tranquilos, pero sí era la primera vez que se sentía así de rara a su lado, tal vez por estar lejos de casa, lejos de todo, casi a solas. Claro que era raro.
-¿Y tú cómo te vas a manejar en el frío? A ti no te dejaron ningún abrigo de niña y Hákan parece andar en mangas de camisa todo el tiempo. No vayas a salir así, ¡no quiero que te enfermes!
Ya que lo decía pues sí, seguramente su amigo de noble amistad podría prestarle algo más abrigador que lo que traía puesto. Por inercia tomó más del vaso ya sabiendo donde estaban sus límites de tolerancia alcohólica – específicamente con el vodka- y se dio cuenta de que no había puesto nada de atención a la pantalla, cuando generalmente se abstraía.
Al momento de las presentaciones se levantó para saludar a la madre de Hákan y también a la gemela. Sonrió muchísimo y se comportó como mejor sabía, sorprendiéndose por la fluidez del inglés de Pála, aunque no sabía a qué se refería con los platillos mencionados a ella le daba igual, cosas muy raras había probado en el mundo mágico.
-¿Vegetariana? ¡No! Como lo que sea, Joe está de testigo.
Mala idea hacer referencias a lo mucho o poco que se habían conocido en su relación, o tal vez ya solo ella veía todo raro con sus paranoias. Miró a Sofie cuando dijo que ya no sentía la nariz porque eso era sinónimo de que ya se estaba emborrachando, le sonrió desde su lugar pero no dijo nada porque con la gente alrededor era imposible hacerle señas. Si se emborrachaba, ella tendría el deber de cuidarla, por ende, a ella más le valía bajar el ritmo.
-Seguro que con una guerra de nieve espabilas y además así nos da más hambre. Voy a proceder con esto.
O sea, a transformar los abrigos. Se puso a la tarea sin mirar mucho a Joe, sin voltear a la pantalla donde estaba empezando otra película, a saber cuál, y haciendo su mejor trabajo para no echarlos a perder. De pronto salir ya se le estaba haciendo buena idea, porque el frío se le había quitado con el alcohol y ella también necesitaba espabilar antes de seguir poniéndose de los nervios.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Volver a casa ya
Deje de insistir con aquello de la cocina y tal, que al final de cuentas si no querían que uno la utilizara pues venga, tampoco es que yo particularmente tuviera muchas ganas de cocinar. Pasaba que más bien tenía bastante hambre, y no venía la hora en la que la madre del islandés llegara para preparar su comida lugareña y tal, que pues a falta de comida inglesa no creía que estuviera tan mal. Me encogí de hombros y seguí bebiendo de aquel vodka que ya comenzaba a hacerme olvidar que estábamos en medio de la nada.
-Por mí ni te apures, que yo con este vodkita y mi ropa de siempre estoy más que tranquilo. Me preocupas más tú, que pareces un poco desencantada con algo. ¿Todo bien?-
Me refería, por supuesto, a la muy notoria distancia que extrañamente había decidido tomar prácticamente desde que nos habíamos encontrado en Hogsmeade, y se me ocurrió preguntarle aquello justo cuando el islandés y Sofie se entretenían con la tontería aquella de las fotos familiares. Me gustaba pensar que simplemente estaba nerviosa por alguna tensión sexual y tal, pero igual y no era eso y Burroughs tenía algo más en la mente que le evitaba comportarse como comúnmente lo hacía conmigo, con ella nunca se sabía una mierda. En ese momento se hicieron aparecer, finalmente, la madre de Hákan junto a lo que parecía ser la melliza de la otra hermana, de la chica Johanna.
-Joseph Crawford, un placer, señora… señora Sunneva. Tiene una casa muy hermosa, de verdad-
Dejé mi vaso de vodka en donde se pudiera y fui directo a estrechar la mano de la señora madre del islandés, que había que decirlo era bastante guapa aunque un poco acabada, seguramente por el trabajo pesado. Estuve cerca de llamarle, “señora Kritjánsson”, pero apenas a tiempo recordé que en Islandia las esposas no llevaban el apellido de sus maridos, así que opté por llamarle por su nombre de pila bajo riesgo de parecer un igualado de mierda.
-¿Estás jugando?, Pearlie es tan vegetariana como yo judío. Ambos siempre hemos creído que esa secta son una verdadera atrocidad… y no, que no hablo de lo judíos-
-Por mí ni te apures, que yo con este vodkita y mi ropa de siempre estoy más que tranquilo. Me preocupas más tú, que pareces un poco desencantada con algo. ¿Todo bien?-
Me refería, por supuesto, a la muy notoria distancia que extrañamente había decidido tomar prácticamente desde que nos habíamos encontrado en Hogsmeade, y se me ocurrió preguntarle aquello justo cuando el islandés y Sofie se entretenían con la tontería aquella de las fotos familiares. Me gustaba pensar que simplemente estaba nerviosa por alguna tensión sexual y tal, pero igual y no era eso y Burroughs tenía algo más en la mente que le evitaba comportarse como comúnmente lo hacía conmigo, con ella nunca se sabía una mierda. En ese momento se hicieron aparecer, finalmente, la madre de Hákan junto a lo que parecía ser la melliza de la otra hermana, de la chica Johanna.
-Joseph Crawford, un placer, señora… señora Sunneva. Tiene una casa muy hermosa, de verdad-
Dejé mi vaso de vodka en donde se pudiera y fui directo a estrechar la mano de la señora madre del islandés, que había que decirlo era bastante guapa aunque un poco acabada, seguramente por el trabajo pesado. Estuve cerca de llamarle, “señora Kritjánsson”, pero apenas a tiempo recordé que en Islandia las esposas no llevaban el apellido de sus maridos, así que opté por llamarle por su nombre de pila bajo riesgo de parecer un igualado de mierda.
-¿Estás jugando?, Pearlie es tan vegetariana como yo judío. Ambos siempre hemos creído que esa secta son una verdadera atrocidad… y no, que no hablo de lo judíos-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Volver a casa ya
Si no eran vegetarianos entonces estaban cubiertos. El islandés sonrió un poco y Pála también se fue satisfecha caminando casi a saltos. Con las fotos, Ásdis había estado muy contenta pero volvió a tomar el control de la televisión porque ella no tenía ganas de eso y además Hákan no la había invitado directamente. El islandés dejó las fotos despreocupadamente sobre la mesa de centro en lugar de volver a guardarlas en su lugar. Se rió mucho y muy fuerte cuando Sofie dijo que ya no sentía la nariz y le provocó volver a besarle la cabeza, algo que luego tuvo que compensar sentándose al lado de Ásdis y abrazándola mucho porque en algún momento le iba a dejar de parecer que fuera tan cariñoso con otra niña pero Ásdis comenzaba a prestarle ya más atención a Pearlie y a su magia sobre la ropa que a cualquier otra cosa.
Tenía años que no jugaba a una guerra de bolas de nieve. La última vez había sido hace dos años, en una navidad, con sus hermanas y todos los primos de parte de su mamá. Cuando había sido más niño había sido una práctica frecuente pero ya no. Y si las niñas querían entonces podía ser buena idea y saldrían de la rutina de solo emborracharse, además de que al final de cuentas harían lo que él había querido, que era salir y que vieran al menos una pequeña porción de Islandia.
Intentó no rodar los ojos con la estupidez de Crawford de que solo con su ropa y alcohol aguantaría. Intentó también no reírse de haber caído en cuenta de que estaba ante el peor hablador de todos los tiempos. Con mucho gusto hubiera dejado que se quedara así para que terminara muriendo de hipotermia o que enfrente de las chicas, en algún momento, comenzara a temblar afuera como perro chihuahua tragándose sus palabras pero fue bueno ahorrándole el ridículo y tras excusarse subió a su habitación para regresar con una chamarra para él que le aventó, él también se había puesto una- Debí decirles que subieran conmigo para que vieran en dónde van a quedarse, al rato se los muestro- porque no iban a terminar yendo a cualquier lado o intentando trasladarse desde ahí cuando oscureciera, Sofie ya no sentía la nariz.
-¿Terminaste, Pearl? ¿Vamos afuera? Bueno, último trago y vamos afuera-Le preguntó a Ásdis si iría pero dijo que no y Jóhanna no había vuelto a bajar arreglando su clóset seguro para que Pearlie subiera después a cumplir su promesa.
Por detrás de la casa se veía blanco y más blanco pero a donde Hákan realmente quería llevar a las chicas era a una de las cascadas congeladas a la que podían ir a pie o con una pequeña aparición. Una vez afuera las vio para comprobar que los abrigos eran suficientes. -¿Están bien?
Tenía años que no jugaba a una guerra de bolas de nieve. La última vez había sido hace dos años, en una navidad, con sus hermanas y todos los primos de parte de su mamá. Cuando había sido más niño había sido una práctica frecuente pero ya no. Y si las niñas querían entonces podía ser buena idea y saldrían de la rutina de solo emborracharse, además de que al final de cuentas harían lo que él había querido, que era salir y que vieran al menos una pequeña porción de Islandia.
Intentó no rodar los ojos con la estupidez de Crawford de que solo con su ropa y alcohol aguantaría. Intentó también no reírse de haber caído en cuenta de que estaba ante el peor hablador de todos los tiempos. Con mucho gusto hubiera dejado que se quedara así para que terminara muriendo de hipotermia o que enfrente de las chicas, en algún momento, comenzara a temblar afuera como perro chihuahua tragándose sus palabras pero fue bueno ahorrándole el ridículo y tras excusarse subió a su habitación para regresar con una chamarra para él que le aventó, él también se había puesto una- Debí decirles que subieran conmigo para que vieran en dónde van a quedarse, al rato se los muestro- porque no iban a terminar yendo a cualquier lado o intentando trasladarse desde ahí cuando oscureciera, Sofie ya no sentía la nariz.
-¿Terminaste, Pearl? ¿Vamos afuera? Bueno, último trago y vamos afuera-Le preguntó a Ásdis si iría pero dijo que no y Jóhanna no había vuelto a bajar arreglando su clóset seguro para que Pearlie subiera después a cumplir su promesa.
Por detrás de la casa se veía blanco y más blanco pero a donde Hákan realmente quería llevar a las chicas era a una de las cascadas congeladas a la que podían ir a pie o con una pequeña aparición. Una vez afuera las vio para comprobar que los abrigos eran suficientes. -¿Están bien?
Hákan Kristjánsson- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Volver a casa ya
Al poco tiempo, el islandés bajo con una de sus grandes chamarras y me la lanzó encima para que después pudiéramos salir, cosa que por supuesto se agradecía dado que nos encontrábamos en el puto fin del mundo. Me la puse encima notando que efectivamente, era jodidamente caliente, mientras Kristjánsson nos comentaba que hubiera preferido que subiéramos para ver en donde nos íbamos a quedar, aunque más bien sentí como si aquello solo se lo dijera a las chicas, porque entre más pasaba el tiempo más me daba cuenta que el muy hijo de puta pasaba de mí.
-No te preocupes por mí, Sveinsson, que tus sillones pintan ser bastante cómodos, además aquí abajo es en donde está el vodkita-
Intuía la puta mala vibra de Hakán desde hace ya un tiempo, y díganme si es coincidencia o no, pero todo indicaba que la causa era nada más y nada menos que Lady, lo cual sinceramente me parecía lo más puto absurdo de la vida considerando que, se suponía, ambos no eran más que amigos. ¿Qué coño esperaba?, ¿Qué todo el mundo ignorara a la chica mientras él se tomaba el puto tiempo del mundo para decidirse?, ni hablar… a los lentos había que mostrarles cómo se hacían las cosas y punto. ¿Colegas?, cada día me daba cuenta de que no, el islandés y yo no éramos ni colegas ni mierda parecida, y todo más bien se había basado en una iniciativa propia, producto de cierta admiración enfocada al quidditch, nada más.
-Oh vamos chicas, ¿por qué no quieren ir? Entre más seamos siempre es mucho mejor-
Le insistí a las hermanas de Hákan pero solo un poco, que tampoco quería andar echando ojo y cuidando de otras dos niñatas (aunque vivieran ahí y lo que quieran, siempre había que echarle ojo a las menores). Cuando por fin salimos, lo único que podíamos ver era, efectivamente, un amplio páramo helado y completamente blanco, y me pregunté qué coño es lo que íbamos a encontrar en ese lugar que fuera mínimamente interesante. Me acerqué a Felicia y le rodee los hombros bajo el pretexto de protegerlo un poco del frío con todo y abrigo.
-Cuéntame de la fauna, islandés. ¿De qué nos tenemos que cuidar?, ¿lobos?, ¿wargos!? , tengan bien prestas las varitas-
Lo decía con un obvio tono sarcástico, pero de cualquier forma no estaba de más estar atentos.
-No te preocupes por mí, Sveinsson, que tus sillones pintan ser bastante cómodos, además aquí abajo es en donde está el vodkita-
Intuía la puta mala vibra de Hakán desde hace ya un tiempo, y díganme si es coincidencia o no, pero todo indicaba que la causa era nada más y nada menos que Lady, lo cual sinceramente me parecía lo más puto absurdo de la vida considerando que, se suponía, ambos no eran más que amigos. ¿Qué coño esperaba?, ¿Qué todo el mundo ignorara a la chica mientras él se tomaba el puto tiempo del mundo para decidirse?, ni hablar… a los lentos había que mostrarles cómo se hacían las cosas y punto. ¿Colegas?, cada día me daba cuenta de que no, el islandés y yo no éramos ni colegas ni mierda parecida, y todo más bien se había basado en una iniciativa propia, producto de cierta admiración enfocada al quidditch, nada más.
-Oh vamos chicas, ¿por qué no quieren ir? Entre más seamos siempre es mucho mejor-
Le insistí a las hermanas de Hákan pero solo un poco, que tampoco quería andar echando ojo y cuidando de otras dos niñatas (aunque vivieran ahí y lo que quieran, siempre había que echarle ojo a las menores). Cuando por fin salimos, lo único que podíamos ver era, efectivamente, un amplio páramo helado y completamente blanco, y me pregunté qué coño es lo que íbamos a encontrar en ese lugar que fuera mínimamente interesante. Me acerqué a Felicia y le rodee los hombros bajo el pretexto de protegerlo un poco del frío con todo y abrigo.
-Cuéntame de la fauna, islandés. ¿De qué nos tenemos que cuidar?, ¿lobos?, ¿wargos!? , tengan bien prestas las varitas-
Lo decía con un obvio tono sarcástico, pero de cualquier forma no estaba de más estar atentos.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Volver a casa ya
-¡Yo nunca he dicho que los vegetarianos son una secta!
Hizo un mohín y le sacó la lengua a Joe riéndose después, aunque no le había respondido nada a si estaba desencantada con algo, o si todo estaba bien. Se dio cuenta de que no tenía mucho sentido seguirse sintiendo incómoda. Lo que pasaba entre ellos ya podía catalogarse fácilmente como la amistad que pretendían que fuera. No había habido acercamientos, insinuaciones, ni locuras. Y Pearlie había sentido que tenía que darle tiempo antes de confiar plenamente en él pero el tiempo ya había pasado, no mucho pero seguramente sí el suficiente, así que más le valía dejar las inseguridades atrás.
Se concentró mejor en los abrigos, para que quedaran bien y no terminaran hechos un desastre, además Hákan ya tenía intenciones de salir y hasta a Sofie se le veía más animada. Fruncía el ceño, concentradísima preguntándose por qué mejor no se dedicaba a dar clases de transformaciones o algo así y le lanzó su abrigo a Sofie cuando terminó para luego probarse el suyo. Se sentían mucho mejor.
-¿Te va bien?
Le preguntó a Sofie antes de acabarse de un trago el vaso número dos que le había servido Hákan, aunque había prometido terminárselo de a poco. Le hubiera gustado ver la habitación en la que supuestamente iban a quedarse, pero se aguantaría, pensando que de todos modos tenían mucho rato por delante.
El viento frío le dio en al cara de todos modos pero ya que estaba cubierta podía mantener los ojos abiertos, especialmente si se echaba encima la capucha del abrigo. Asintió al islandés cuando preguntaba si todo estaba bien, echando un vistazo a las montañas nevadas que se veían a la distancia, pensando que debía ser muy bonito despertar todos los días en un lugar así, fuera la temporada que fuera.
Y sobre la rodeada de hombros, primero no iba a decir nada, pero con el tonito sarcástico sobre la fauna aunado a la mini tensión por el asunto de la habitación, el sofá y demás, ya estaba cansándose de su enemistad con el islandés, sobretodo porque las razones eran obvias. Desde que se habían inscrito para el asunto del amigo invisible el islandés había sido, sin querer o a propósito, completamente transparente, fuera por razones románticas hacia la machorrilla Stoner o no. Así que de pronto le pareció de pésimo gusto toda la situación.
-Suéltame.
Le susurró a Joe muy bajito antes de separarse como quien no quiere la cosa, como si fuera a acercarse a Sofie para ver equis cosa del paisaje desde mejor ángulo o lo que fuera. Y hablando de eso, ¿Sofie podría tener mejor información sobre el tema Stoner-islandés? Quizá sí, pero ya en la noche, si dormían juntas y solas podría preguntárselo….o sea, obvio que dormirían juntas y solas.
-¿En dónde se supone que estamos? Ya sé que en Islandia, pero en específico.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Volver a casa ya
Sofie pasaba de los roces entre Joe y Hakan, por dos primeras y sencillas razones. 1, se había hecho a la idea desde antes de tomado el traslador que no era malsana relación sino esas formas extrañas de camaradería que cierto tipos de muchachos tenían entre ellos. 2, estaba demasiado cómoda allí, y eso lo incluía todo: la buena relación con Hakan que la trataba monísimo, besándole el cabello y todo (aunque había que decir, eso la hacía sentir más niña de lo que se creía merecer); las hermanas del muchacho, que aunque fuera con puras miradas creía poder entenderse hasta con la pequeña, mirando con el mismo interés la tele y sentada a su lado, compartiendo al hermano mayor; también el hecho de estar con Pearl su mejor amiga, y Joe alguien a quien también pretendía querer así (alegrada de que ya la ex pareja no se llevase mal, pues detestaba estarse en medio, tener que elegir y esas cosas).
Y había una tercera razón: el whisky, que la hacía sentir con sonrisa eterna, calorsito en las mejillas y afianzada su confianza. Se puso el abrigo aunque agrandado debajo del suéter propio, quedando un instante en camiseta blanca y los leggins negros pareciendo deportista ochentosa, sin sentir más que un pequeño tras pies al levantarse del sillón. Arriba del rojo, el otro abrigo que había llevado en mano y que le era propio pero que para esos climas no quedaba más que de coquetería. Y salió sin más al exterior.
El frío le ruborizó las mejillas, pero fue dar uno, dos pasos, tres, lo que le hizo dar vueltas el mundo una primera vez. Tampoco era tan santa de nunca haber tomado alcohol, y sabía que ese mareo no comparación con una borrachera real tenía pero... Nada, a seguir caminando. - si! varitas!... yo tengo la mía por aquí... - y se quedó un momento enredándose en sus propias mil ropas tratando de encontrar la propia - una varita y un hechizo certero y no hay nada a que temer... Deberían ir al club de Duelo, Holland intimida, pero si sobrevives a su primera mirada, luego te explica todo... Estoy trabajando en un hechizo nuevo... -
Empezó a contar para nadie en especial al tiempo que Pearlie venía a su lado, y Sofie borracha ni cuenta se daba de sus intenciones. Y es que también con todo lo sucedido leer la mente de la gente no era prioridad, mejor dejarlo, mejor no hacerlo mejor - hechizos de calor justamente... Sabía que mi madre tenía uno parecido al que los papas de Lady usaron en las sillas del cumple... recuerdan? Bueno, le consulté a mamá pero no me convenció... en realidad sucedió que buscaba algo de calor interno... lo probé en una plantita de casa y se me calcinó... Tanto da... La cosa es que en Inglaterra hace mucho frío comparado a España... o para mi... pero no voy a intentarlo sobre mi misma y terminar con quemaduras internas... E igual ni modo que ya no viviré más aquí. -
Había tomado a Pearl del brazo caminando hacia donde iban, hacia dodne el islandés los guiaba seguramente. Vió la cascada y se enamoró un poco... - uf.. que lindo... es como... conjelada! - obviedad total! - estoy borracha - susurró a Pearlie concluyendo con una risita divertida, escondiéndose en su hombro, y por no hacerse la víctima por levantar la cabeza rápido de esa posición de confort, el mundo se le dio vuelta de nuevo, sus pies dieron con un mal suelo y aunque apresó con fuerza el brazo de la morocha de culo al piso sin mayor remedio terminó.
- se me mojan las bragas!! - Y ahí si se carcajeo terriblemente, tanto que podía escuchar el eco de su voz alejándose o acercándose desde la inmensidad del páramo blanco.
Y había una tercera razón: el whisky, que la hacía sentir con sonrisa eterna, calorsito en las mejillas y afianzada su confianza. Se puso el abrigo aunque agrandado debajo del suéter propio, quedando un instante en camiseta blanca y los leggins negros pareciendo deportista ochentosa, sin sentir más que un pequeño tras pies al levantarse del sillón. Arriba del rojo, el otro abrigo que había llevado en mano y que le era propio pero que para esos climas no quedaba más que de coquetería. Y salió sin más al exterior.
El frío le ruborizó las mejillas, pero fue dar uno, dos pasos, tres, lo que le hizo dar vueltas el mundo una primera vez. Tampoco era tan santa de nunca haber tomado alcohol, y sabía que ese mareo no comparación con una borrachera real tenía pero... Nada, a seguir caminando. - si! varitas!... yo tengo la mía por aquí... - y se quedó un momento enredándose en sus propias mil ropas tratando de encontrar la propia - una varita y un hechizo certero y no hay nada a que temer... Deberían ir al club de Duelo, Holland intimida, pero si sobrevives a su primera mirada, luego te explica todo... Estoy trabajando en un hechizo nuevo... -
Empezó a contar para nadie en especial al tiempo que Pearlie venía a su lado, y Sofie borracha ni cuenta se daba de sus intenciones. Y es que también con todo lo sucedido leer la mente de la gente no era prioridad, mejor dejarlo, mejor no hacerlo mejor - hechizos de calor justamente... Sabía que mi madre tenía uno parecido al que los papas de Lady usaron en las sillas del cumple... recuerdan? Bueno, le consulté a mamá pero no me convenció... en realidad sucedió que buscaba algo de calor interno... lo probé en una plantita de casa y se me calcinó... Tanto da... La cosa es que en Inglaterra hace mucho frío comparado a España... o para mi... pero no voy a intentarlo sobre mi misma y terminar con quemaduras internas... E igual ni modo que ya no viviré más aquí. -
Había tomado a Pearl del brazo caminando hacia donde iban, hacia dodne el islandés los guiaba seguramente. Vió la cascada y se enamoró un poco... - uf.. que lindo... es como... conjelada! - obviedad total! - estoy borracha - susurró a Pearlie concluyendo con una risita divertida, escondiéndose en su hombro, y por no hacerse la víctima por levantar la cabeza rápido de esa posición de confort, el mundo se le dio vuelta de nuevo, sus pies dieron con un mal suelo y aunque apresó con fuerza el brazo de la morocha de culo al piso sin mayor remedio terminó.
- se me mojan las bragas!! - Y ahí si se carcajeo terriblemente, tanto que podía escuchar el eco de su voz alejándose o acercándose desde la inmensidad del páramo blanco.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Volver a casa ya
Hákan vivía en un municipio que no pasaba por mucho los cien habitantes. Todos se conocían ahí y sabía muy bien quienes vivían en las casas que estaban en los alrededores. -¿La fauna? Los caballos islandeses de Björnsson, vive como a medio kilómetro de aquí, las puede dejar montar uno si quieren. Hay alguien que también tiene ovejas. Si fuéramos a la costa habría mucha fauna marina que ver, pero no creo que nos de tiempo a menos que se queden más días-Le contestó a Crawford de buenas aunque seguía hablando más para las chicas. No lo estaba ignorando, tan no lo hacía que contestaba a sus preguntas, pero tampoco se sentía con las ganas de ser tan amable y hasta sonrió a medias al ver a Pearlie discretamente hacerse a un lado de su abrazo. –Ah miren, ahí hay un hurón blanco, son muy raros, mejor no lo asusten. ¿O le temes a un hurón, Joe? Digo, porque quieres tener presta la varita. Y estamos en Skagabyggð, Pearlie. Te apuesto que no lo puedes pronunciar, pero si lo haces cazo al hurón para ti.-Bromeó con ella sonriendo un poco.
Sofie estaba muy habladora, tanto que asustó al hurón blanco que se escurrió entre la nieve hacia un terreno desconocido. También había algunos zorros pero hasta el momento no parecían querer socializar. –Yo no tengo tiempo de ir al club de duelo por los entrenamientos de quidditch- que la verdad le robaban todas las horas del día. Y nunca había sido el mejor de los duelistas. No estaba seguro de que Sofie esperara una respuesta pero se la dio de todos modos por si resultaba que sí la esperaba, a lo mejor solo estaba hablando con Pearlie.
-Mi papá puso el mismo hechizo en toda la casa, yo no sé cuál es y temo que se acaben sus efectos y tenga que ir a preguntarle a los papás de Lady-poco adecuado hablar de Lady en ese momento, pero intentó no pensar en Crawford y ella revolcándose, creía que no era por celos, sino porque el imbécil de Crawford era un mal tipo para cualquier chica, tan solo bastaba con saber los rumores sobre el trato que le había dado a la misma Pearlie cuando eran novios. No quería eso para Lady, por más que Lady fuera diferente a cualquier chica delicada y pudiera tumbarle los dientes a cualquiera a primera oportunidad. Se asqueó de estarlo pensando tanto y hasta perdió el hilo de la conversación, sin alcanzar a escuchar a Sofie cuando decía que ya no iba a vivir en Inglaterra o algo parecido.
Se rió cuando Sofie se cayó casi llevándose a Pearlie en el camino, y más se rió por que decía que se le habían mojado las bragas. Presto, se acercó a darles la mano a las dos, sin temer resbalar con el impulso-Bueno, gracias-dijo como si lo de las bragas mojadas hubiera sido su causa y así, ayudándolas a recuperar el equilibrio y despegar el culo de la nieve, todavía riéndose, se le olvidó todo lo de Lady-Deberíamos regresar a comer y luego los traigo a cazar zorros con sus poderosas varitas. Espero que tengan suerte y en la noche puedan ver las luces invernales del norte en este mismo lugar. Y tú necesitas comer, Sofie, así se te bajará la borrachera-Ahora el islandés ya le creía más cuando decía que su resistencia al alcohol era mínima.
Sofie estaba muy habladora, tanto que asustó al hurón blanco que se escurrió entre la nieve hacia un terreno desconocido. También había algunos zorros pero hasta el momento no parecían querer socializar. –Yo no tengo tiempo de ir al club de duelo por los entrenamientos de quidditch- que la verdad le robaban todas las horas del día. Y nunca había sido el mejor de los duelistas. No estaba seguro de que Sofie esperara una respuesta pero se la dio de todos modos por si resultaba que sí la esperaba, a lo mejor solo estaba hablando con Pearlie.
-Mi papá puso el mismo hechizo en toda la casa, yo no sé cuál es y temo que se acaben sus efectos y tenga que ir a preguntarle a los papás de Lady-poco adecuado hablar de Lady en ese momento, pero intentó no pensar en Crawford y ella revolcándose, creía que no era por celos, sino porque el imbécil de Crawford era un mal tipo para cualquier chica, tan solo bastaba con saber los rumores sobre el trato que le había dado a la misma Pearlie cuando eran novios. No quería eso para Lady, por más que Lady fuera diferente a cualquier chica delicada y pudiera tumbarle los dientes a cualquiera a primera oportunidad. Se asqueó de estarlo pensando tanto y hasta perdió el hilo de la conversación, sin alcanzar a escuchar a Sofie cuando decía que ya no iba a vivir en Inglaterra o algo parecido.
Se rió cuando Sofie se cayó casi llevándose a Pearlie en el camino, y más se rió por que decía que se le habían mojado las bragas. Presto, se acercó a darles la mano a las dos, sin temer resbalar con el impulso-Bueno, gracias-dijo como si lo de las bragas mojadas hubiera sido su causa y así, ayudándolas a recuperar el equilibrio y despegar el culo de la nieve, todavía riéndose, se le olvidó todo lo de Lady-Deberíamos regresar a comer y luego los traigo a cazar zorros con sus poderosas varitas. Espero que tengan suerte y en la noche puedan ver las luces invernales del norte en este mismo lugar. Y tú necesitas comer, Sofie, así se te bajará la borrachera-Ahora el islandés ya le creía más cuando decía que su resistencia al alcohol era mínima.
Hákan Kristjánsson- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Volver a casa ya
Me detuve durante unos segundos con una sonrisilla incrédula en los labios tras recibir aquel rechazo por parte de Pearlie que desde mi muy particular punto de vista no tenía una mierda de razón de ser, y peor, me dejaba en ridículo con el islandés que justo venía un poco atrás de nosotros con Sofie la borracha.
-Vale… lo pillo-
En realidad no. ¿Qué coño se suponía que le pasaba?, antes de salir la chica había estado portándose un poco/bastante evasiva en casi todo momento, pero antes de eso las cosas entre nosotros habían terminado bastante bien, es decir hasta el momento mi actuación no había tenido fallos graves ni mucho menos, nada que propiciara aquella actitud por parte de la chica. Ni siquiera sabía si preguntárselo o no, porque mis intentos de acercarme a ella habían sido, hasta ese momento, un absoluto fracaso que no hacía más que darle más razones al islandés para poner su cara de imbécil burlón. Ya lo digo, si el muy hijo de puta se pasaba de la raya, en cualquier momento estaba dispuesto a partirle la cara independientemente de que nos estuviera alojando en su casa y tal.
Seguimos avanzando mientras Felicia preguntaba acerca de dónde nos encontrábamos y Luttrell hablaba y hablaba y hablaba sin parar, denotando su obvio estado de poca resistencia al vodka que Hákan nos había ofrecido. Aunque si soy sincero no me estaba cayendo mal su perorata, es decir fuera de lo que acababa de pasar con Pearlie, me divertía escuchar su voz atontada lanzando disparates acerca de hechizos nuevos y algo de su madre y de Lady, lo que por cierto me recordó a la chica rubia y al conflicto con Hákan, y entonces por fin tuve una pista de lo que le sucedía a Felicia. ¿Acaso podía ser… que se tratara del asunto de Lady Stoner?, no… ¿de verdad?, ¿después de botarme, olvidarme y follarse a uno de mis mejores amigos ahora sentía celos por lo que yo pudiera hacer con una chica como Lady? De puta risa…
-Joder no sé islandés, se ve que puede ser una bestia brutal, nunca subestimes a un pequeño escurridizo como ese-, bromee al escuchar lo del hurón, mientras me volvía a acercar al grupo independientemente de lo que opinara la idiota de Burroughs. En ese momento me sentía más molesto de lo que dejaba ver a los otros tres, y la principal razón era por lo jodidamente egoísta que me parecía que la chica tomara esas actitudes cuando ella era la que había decidido nuestra suerte. Al fin llegamos a la puta cascada esa y tal y sí, era mona, pero nada extraordinario como lo pintaban esos tres idiotas. Mientras Hakan tomaba a ambas de la mano, yo me acerqué desde atrás y me quedé a pocos centímetros cuando el islandés proponía regresar para comer un poco.
-Debimos echarle una llamada a Lady para que nos alcanzara, seguro la pasábamos bomba los cinco-
Ahí les iba esa, par de cabronazos.
-Vale… lo pillo-
En realidad no. ¿Qué coño se suponía que le pasaba?, antes de salir la chica había estado portándose un poco/bastante evasiva en casi todo momento, pero antes de eso las cosas entre nosotros habían terminado bastante bien, es decir hasta el momento mi actuación no había tenido fallos graves ni mucho menos, nada que propiciara aquella actitud por parte de la chica. Ni siquiera sabía si preguntárselo o no, porque mis intentos de acercarme a ella habían sido, hasta ese momento, un absoluto fracaso que no hacía más que darle más razones al islandés para poner su cara de imbécil burlón. Ya lo digo, si el muy hijo de puta se pasaba de la raya, en cualquier momento estaba dispuesto a partirle la cara independientemente de que nos estuviera alojando en su casa y tal.
Seguimos avanzando mientras Felicia preguntaba acerca de dónde nos encontrábamos y Luttrell hablaba y hablaba y hablaba sin parar, denotando su obvio estado de poca resistencia al vodka que Hákan nos había ofrecido. Aunque si soy sincero no me estaba cayendo mal su perorata, es decir fuera de lo que acababa de pasar con Pearlie, me divertía escuchar su voz atontada lanzando disparates acerca de hechizos nuevos y algo de su madre y de Lady, lo que por cierto me recordó a la chica rubia y al conflicto con Hákan, y entonces por fin tuve una pista de lo que le sucedía a Felicia. ¿Acaso podía ser… que se tratara del asunto de Lady Stoner?, no… ¿de verdad?, ¿después de botarme, olvidarme y follarse a uno de mis mejores amigos ahora sentía celos por lo que yo pudiera hacer con una chica como Lady? De puta risa…
-Joder no sé islandés, se ve que puede ser una bestia brutal, nunca subestimes a un pequeño escurridizo como ese-, bromee al escuchar lo del hurón, mientras me volvía a acercar al grupo independientemente de lo que opinara la idiota de Burroughs. En ese momento me sentía más molesto de lo que dejaba ver a los otros tres, y la principal razón era por lo jodidamente egoísta que me parecía que la chica tomara esas actitudes cuando ella era la que había decidido nuestra suerte. Al fin llegamos a la puta cascada esa y tal y sí, era mona, pero nada extraordinario como lo pintaban esos tres idiotas. Mientras Hakan tomaba a ambas de la mano, yo me acerqué desde atrás y me quedé a pocos centímetros cuando el islandés proponía regresar para comer un poco.
-Debimos echarle una llamada a Lady para que nos alcanzara, seguro la pasábamos bomba los cinco-
Ahí les iba esa, par de cabronazos.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Volver a casa ya
Pues ella también se sentía contenta. Es decir, estaba lejos de casa, mintiéndole a su madre y en un lugar completamente desconocido con la que era posiblemente la compañía menos sensata de todos los tiempos –sin contar a Sofie, claro- pero de todos modos sentía que pocas cosas podían ir a mal. Lo que a la vez la contrariaba porque, si había estado tan distante, era porque no quería cometer una estupidez, ya muchas cosas había revuelto en todo eso como para encima tener esos pensamientos temerosos idiotas.
Total que intentó decir el nombre del lugar pero por supuesto, no sonó como islandés “real” y terminó riéndose y poniendo cara de tristeza porque nunca sería dueña de un hurón blanco. Ella no hablaba de varitas, ni de hechizos que mantuvieran caliente nada, primero porque Hákan ya había dicho antes que ahí no había animales peligrosos, solo cositas bonitas como el hurón –y cabalgar sonaba bien, pero tampoco era como si quisiera molestar a más personas de las que de por sí- y segundo, porque no había ido a la fiesta de Lady Stoner. Y no podía culpar a Sofie por sacarla a colación porque pues, ¿ella qué iba a saber?.
Y a ella también le encantó la cascada, y ahí, a una distancia segura de Joe y de sus propias tonterías, se sentía con la confianza suficiente de reír más, sonreír más y admirar más lo que tenía a su alrededor, llevando a Sofie del brazo y sabiendo que su amiga no estaba totalmente ebria ni mucho menos, pero que ya iba un poco feliz de más.
-Muy muy muy lindo.
Lindísimo, tanto como Sofie susurrándole y riéndose y cayéndose por mensa. Pearlie soltó un “ay!” también a media risa y se carcajeó por la caída de Sofie y su frase tonta. Intentó ayudarla pero como ella también estaba a medio resbalón, solo empeoró las cosas y su risa se hizo más fuerte, hasta que Hákan llegó a auxiliarlas. Se tomó del brazo del islandés y todavía tomando a Sofie del brazo lo ayudó a impulsar a la rubia, soltando otra risa por el “bueno gracias” del tipo. La risotada, naturalmente, se le interrumpió con lo dicho por Joe, la enésima frase para molestar al islandés y bueno… miró al chico –no a Hákan- fijamente un segundo mientras se recomponía y se acomodaba el abrigo, restirado de un lado por el jalón de Sofie.
-No lo creo.
No disimuló la mueca de asco,por lo mal que le caía Lady por sí sola. Nunca había sido disimulada con las expresiones para la gente que, de entrada, le caía mal.
-Perdón Hákan.
Le dijo mirándolo ahora a él, con falsa timidez y una sonrisilla inocente, mientras se encogía de hombros como niña chica que había hecho algo malo, pidiéndole disculpas por expresarse así de la que, se decía, era su mejor amiga. Volvió a tomar a Sofie del brazo para caminar con ella de vuelta a casa del islandés, para comer. Mejor, el comentario de Joe podría enojar a Hákan pero para ella había llegado en un momento preciso, puntual, y aunque también le había puesto muy de malas al punto de volver a la sensación de antes de ver la cascada, no iba a negar que había estado pensando estupideces varias pero ahora solo se estaba dando reprimendas mentales; qué idiota era, y que idiota era Joe. Y que idiotas todos, menos Sofie. Al menos ya iba a dejar de estar temerosa, confundida, etc. El comentario de Joe había sido como un trancazo a su sensatez. Claro, era la reina del disimulo.
- Skaga…bygg… Skayagbygð… Skagabyggð…no pararé hasta decirlo bien, quiero ese hurón, aunque sea peligrosa la caza y blablabla.
Total que intentó decir el nombre del lugar pero por supuesto, no sonó como islandés “real” y terminó riéndose y poniendo cara de tristeza porque nunca sería dueña de un hurón blanco. Ella no hablaba de varitas, ni de hechizos que mantuvieran caliente nada, primero porque Hákan ya había dicho antes que ahí no había animales peligrosos, solo cositas bonitas como el hurón –y cabalgar sonaba bien, pero tampoco era como si quisiera molestar a más personas de las que de por sí- y segundo, porque no había ido a la fiesta de Lady Stoner. Y no podía culpar a Sofie por sacarla a colación porque pues, ¿ella qué iba a saber?.
Y a ella también le encantó la cascada, y ahí, a una distancia segura de Joe y de sus propias tonterías, se sentía con la confianza suficiente de reír más, sonreír más y admirar más lo que tenía a su alrededor, llevando a Sofie del brazo y sabiendo que su amiga no estaba totalmente ebria ni mucho menos, pero que ya iba un poco feliz de más.
-Muy muy muy lindo.
Lindísimo, tanto como Sofie susurrándole y riéndose y cayéndose por mensa. Pearlie soltó un “ay!” también a media risa y se carcajeó por la caída de Sofie y su frase tonta. Intentó ayudarla pero como ella también estaba a medio resbalón, solo empeoró las cosas y su risa se hizo más fuerte, hasta que Hákan llegó a auxiliarlas. Se tomó del brazo del islandés y todavía tomando a Sofie del brazo lo ayudó a impulsar a la rubia, soltando otra risa por el “bueno gracias” del tipo. La risotada, naturalmente, se le interrumpió con lo dicho por Joe, la enésima frase para molestar al islandés y bueno… miró al chico –no a Hákan- fijamente un segundo mientras se recomponía y se acomodaba el abrigo, restirado de un lado por el jalón de Sofie.
-No lo creo.
No disimuló la mueca de asco,por lo mal que le caía Lady por sí sola. Nunca había sido disimulada con las expresiones para la gente que, de entrada, le caía mal.
-Perdón Hákan.
Le dijo mirándolo ahora a él, con falsa timidez y una sonrisilla inocente, mientras se encogía de hombros como niña chica que había hecho algo malo, pidiéndole disculpas por expresarse así de la que, se decía, era su mejor amiga. Volvió a tomar a Sofie del brazo para caminar con ella de vuelta a casa del islandés, para comer. Mejor, el comentario de Joe podría enojar a Hákan pero para ella había llegado en un momento preciso, puntual, y aunque también le había puesto muy de malas al punto de volver a la sensación de antes de ver la cascada, no iba a negar que había estado pensando estupideces varias pero ahora solo se estaba dando reprimendas mentales; qué idiota era, y que idiota era Joe. Y que idiotas todos, menos Sofie. Al menos ya iba a dejar de estar temerosa, confundida, etc. El comentario de Joe había sido como un trancazo a su sensatez. Claro, era la reina del disimulo.
- Skaga…bygg… Skayagbygð… Skagabyggð…no pararé hasta decirlo bien, quiero ese hurón, aunque sea peligrosa la caza y blablabla.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
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