Luego de año nuevo y eso

Sabía cuantos días le faltaban para regresar a clases por que eran casi los mismos que llevaba sin bañarse. Aún no se regresaba a Brigantia por que seguía de vacaciones y ninguno de sus amigos estaba ahí, todos habían regresado a sus ciudades y para estar sola prefería mejor estar sola en su casa donde podía estar cochina todo el día sin que nadie le dijera nada.

Petra y el Sin Nombre eran una gran compañía ahora que sus padres y Bleeker habían regresado a trabajar, pero Regina se aburría mucho. Ni siquiera podía ver la vieja (pero viejísima) televisión por que se les había descompuesto justo en esas vacaciones y nadie en la casa tenía ni la menor idea de cómo se arreglaba ni en donde, además decían que había sido lo mejor para que no se les pudriera el cerebro. Así que lo mas seguro era que jamás la repararían.

Ya estaba cansada de estar de vacaciones. Los días le parecían eternos (aún cuando se levantaba casi a las dos) y las noches todavía más largas, si hubiera sabido que se aburriría tanto de seguro no habría deseado jamás que terminaran las clases. Y eso para Regina ya era decir demasiado. Demasiado.

Entonces recordó que le iba a pedir prestados a Angus los perretes y que le había dicho que lo iba a visitar al bar. Obviamente no iba a ir al bar, por que debía estar cerrado, pero a lo mejor con un poco de suerte lo encontraba en el departamento y con un poco más de suerte se encontraba a Peaches. (Y a lo mejor ya tentando a la suerte no encontraba a Aquila).

Se bañó, se puso perfumito y una de las camisetas de Daniel que no estaban en su closet sino en el suyo por que esas había decidido ni tocarlas para que no dejaran de oler a él y le mandó un mensajito con lo poquito que le quedaba de saldo. Si tenía era por que Leslie había insistido y solo lo usaba para ver la hora. También le dejó una nota a Bleeker en el refrigerador por si quería ir también saliendo de trabajar, le dio un besito a Dawn y se apareció con el Sin Nombre justo en la puerta.

Ya había pasado mucho tiempo desde que habían hecho las paces y de corazón Regina ya lo había perdonado. Todavía tenía pesadillas, sí, pero esas se las calmaba con pociones para dormir sin soñar y se sentía algo rara por que nunca había ido ahí sin sus hermanos o sin Leslie y ella ya estaba muerta también.

¿Angus? ¿Karim? -muy a su pesar se vio obligada a preguntar por Aquila mientras cobraba fuertísimo como cobrador. Le daba igual que fuera una santa, todavía no se le olvidaban todas las veces que la había molestado (aunque Lady y ella se lo ganaban a pulso)-. ¿Están ahí? Ábranme, hace un montón de frío.

Angus jamás se habría despertado de no ser porque Ginger Fitzgerald y Robin Van Persie empezaron a ladrar y luego fueron a la cama a lamerle la cara y a rasguñarle el brazo hasta que lo hicieron gruñir y levantarse de la cama. Se había despertado a las 5 de la mañana a atender el parto de un abraxan y había terminado alrededor de las 10, cinco horribles horas de sangre y otras cosas. Pero le habían pagado muy bien. Aquila había ido a verse con su padre. Angus había decidido no meterse demasiado o cuidarse de no ser invasivo y molesto en su relación familiar así que le daba su espacio y él había aprovechado para dormir luego de un baño que le había provocado todavía más sueño.

Si no hubieran estado los perretes, jamás habría escuchado que tocaban la puerta o que Regina gritaba sus nombres, porque tenía el sueño muy pesado. Karim seguro había salido con Pearl o andaba por ahí haciendo cualquier cosa. Se levantó rápido y se puso un pantalón, olvidándose de la camisa no porque fuera un presumido al que le gustara abrir la puerta a medio vestir, sino porque había reconocido la voz de Regina y como era familia, no le daba vergüenza. Se apresuró a abrir la puerta entre risas por lo del frío y los perretes la recibieron con toda la alegría de la que eran capaces.

-Hey, déjenla en paz.-Pero no le hicieron caso al licántropo y siguieron brincándole a Regina en busca de atención, sin importarles que el Sin Nombre estuviera presente, además sus buenos hijos se llevaban con casi todos los animales, hasta con el remilgado Pazuzu. Una vez que estuvo dentro, se disculpó con Regina con una seña para irse a poner una playera cualquiera y cuando ya estuvo todo vestido, aunque descalzo, se acercó a ella para abrazarla fuerte. Le seguía agradeciendo, aunque ya no se lo decía en voz alta, que le hubiera perdonado lo que había pasado. Él seguía sintiéndose culpable y siempre sería así.

-Qué sorpresa. Siéntate, avienta esos trapos de Karim al suelo.-No eran trapos, era una camisa, pero igual que la aventara. Seguía sospechando de que Bleeker había sido el impulsor de la enmienda en un momento arrebatado, pero eso era algo que hablaría solo con él y en lo que no metería a Regina ni de chiste. -¿Quieres comer algo? Yo me muero de hambre.

¿Por qué simplemente no se había aparecido dentro como siempre? Hasta parecía que nunca había ido, lo meditó unos segundos mientras se distraía tratando de ver por el hoyito de la puerta , aunque solo se veía blanco. Tal vez por que ya no era solo casa de Angus y el sillón de Karim, ya era también de Aquila y no quería causarles ninguna molestia por entrar como si también fuera suya y bueno su mamá también se lo había sugerido.

Nunca, nunca, nunca, nunca, se habría imaginado que escucharía el ladridito agudo de esos perretes en la casa de alguien como Angus por que normalmente eran para casas con niñas. Regina creía que ni siquiera eran perros de verdad, eran más bien como unas ratitas creidas y ruidosas, pero cuando abrió la puerta y los vio le parecieron la cosa más bonita de la vida.

Ni siquiera se fijó en el lobo, se fue directo a acariciar al pomerania. Distraídamente le dijo a Angus que estaba bien con la cabeza y se sentó en el suelo para jugar con ellos, mientras el Sin Nombre se asomaba por entre su cabello para verlos con curiosidad en lo que esperaban a que se vistiera. Petra también era igual de enfadosa y también siempre quería jugar, aunque su nariz chata hacia que su condición fuera pésima y no aguantaba tanto.

Se levantó cuando llegó Angus y lo abrazó. Nada que ver con las veces anteriores en las que se encogía de miedo, aunque todavía le daba como cosa cuando se acercaba pero luego se le quitaba. Ya sabía que era por que todavía no lo superaba, pero mientras más tiempo pasara y lo frecuentara, más rápido se le iba a olvidar del todo.

Si, mucha. ¿Qué vamos a comer? –tomó la camisa de Karim por el cuello y la dejó en el respaldo del sillón, pero lejos de donde se iba a sentar ella y se sentó en posición de loto-. ¿Crees que si les presto a Sin Nombre lo muerdan? Petra no lo hace.

Petra siempre lo usaba como pelota por que al animalito le gustaba hasta que lo arrojaran como si fuese una de base ball, pero ya sabía que no tenía que encajarle los dientes si se lo quedaba en la boca (ya estaba aprendiendo a regresarlo) por que lloraba. Se lo enseñó al chihuahua y comenzó a provocarlo para ver si le interesaba.

¿Estás solo? –preguntó mirando hacia un lado y luego hacia otro como si por arte de magia se le fuera a aparecer alguien. Era la primera vez que estaba ahí sin un montón de gente y hasta se le hizo más grande.

El licántropo se dio unos golpes en su propia panza y luego se estiró, pensando en lo que sería mejor ordenar para ese día. A veces Aquila cocinaba gracias al curso ese que estaba tomando y que ella misma se había pagado, aunque originalmente fuera para Jeremiah o cómo se llamara su prometido antiguo-No sé, qué vamos a comer, ¿de qué tienes ganas?. Chino, tailandés, parrilla, italiana, fish & chips…-Conforme la iba enumerando se le iba antojando toda, y hasta le rugió el estómago, por lo que se volvió a golpear a si mismo mientras Robin Van Persie le hacía fiestas ahora a él como si lo felicitara por sus rugidos de panza.

-No, no lo muerden. Se llevan bien con todos los animales, son buenos en sociedad, como su mamá. Hasta al bebé de Joe fascinan con sus encantos. A Pazuzu, no al Muppet.-Aunque seguramente al Muppet también lo fascinarían con sus encantos. La verdad eran perros bien portados, cariñosos pero obedientes, que iban a la escuela y cualquier ridiculez que se pudiera ocurrir, que se vestían, que a veces usaban zapatos y que dormían en mullidas camas para perro, más consentidos que el mismo Karim.

Robin Van Persie fue a olisquear al Sin Nombre y terminó dándole un lengüetazo inofensivo que le dejó al animal los pelos todos pegados. Ginger Fitzgerald también se acercó a curiosear, aunque ella solo le dio unos empujones con la nariz y luego miró a Regina, esperando a que prestara a su animalito. -Sin morder y sin pisar.-Les dijo Angus con su voz de mando a los perretes. Luego se sentó al lado de Regina.-Italiana, ¿qué dices? Tengo carne aquí para cocinar pero no sé hacerlas bien cocidas y temo que se me quemen, no creo que te gusten sangrantes.-Del mueble del teléfono, que estaba junto al sofá, agarró uno de los tantos volantes de comida a domicilio que tenían en esa casa donde era costumbre comer así.

-Sí, Aquila se fue a ver a su papá y Karim debe andar por ahí con Pearl, tal vez lleguen más tarde. ¿Y tú? ¿qué te dio por venir sola?-Al licántropo no le molestaba, por el contrario, pero sí le sorprendía.-¿Cómo está Bleeks? Planeaba pasarme por su casa pero ha habido muchos nacimientos de abraxans, hoy estuve en uno. Por eso puedes pedir lo que quieras del menú, soy millonario.

Como en su casa no hacia absolutamente nada, se levantaba tardísimo para desayunar y su primera y única comida era a media tarde con su familia. No cenaba tampoco por que nada se le antojaba, pero ese día como no había ni desayunado y todavía no comía ya estaba muriéndose de hambre. En su mente aparecía lo más característico de cada cosa conforme lo iba diciendo.

Se rió de la carita que hizo el Sin Nombre cuando lo lamieron todo y lo hizo rodar por el piso para que los perretes lo siguieran, total, ya sabía que le gustaría. Todavía no conocía a Pazuzu por que era tan mala amiga de Joseph que ni siquiera había ido a buscarlo luego de que terminó con Pearlie y todo lo que pasó después, no sabía que relación tenía eso con el animalito, pero el punto era que no sabía qué era Pazuzu.

No, italiana no. O bueno, solo si es pizza –le dijo haciendo cara como de fushi pero no se dio cuenta. Regina amaba la pizza y más la pizza sola, sin nada más que queso-. Pues a mi me gusta muy muy muy cocida, como suela de zapato, pero hay que pedir una pizza por favor Angus, ya se me antojó.

Sabía que el gusto por la carne semi cruda de Angus era por su licantropía y no por que fuera muy gourmet (o quizá si y no se había dado cuenta), aunque de seguro también le parecería una grosería comerse la carne como a ella le gustaba por que no quedaba ni jugosa ni suavecita, sino chiclosa y dura. Por eso Daniel no la dejaba cocinar cuando se quedaban los tres solos, por eso y por que a Regina nunca le gustó hacerlo.

De poseso con su trabajo, como siempre. Aunque cuando no se hablaban estaba insoportable, le dejé un recadito a ver si viene. ¿Un abraxan? ¿En serio? –se le hacía muy padre por que ella solo había visto muy pocos en su vida-. ¿Qué tan grandes son cuando nacen? ¿Cómo de mi tamaño? –y de repente se dio cuenta de que le abrumó un poco imaginárselo.

Se abrazó a si misma por que todavía no se aclimataba y seguía con frío, hasta le hizo una expresión como “¡ay que frío!”. El lugar no había cambiado mucho desde la última vez que había estado ahí, se veía más limpio eso sí pero seguía pareciendo de ellos.

Casi ahogó un gritito como si se hubiera acordado de un chisme buenísimo.

¿Viste que Holland va a ser el nuevo jefe de aurores? Bueno, creo que mi hermano ya te había dicho.

La pizza sonaba bien, en esa casa también comían pizza muy seguido aunque la última vez había sido cuando habían visto El exorcista. Se rió de que a Regina le gustara la carne como suela de zapato mientras tomaba el teléfono y ordenaba dos pizzas, una como Regina la quería (habiéndoselo preguntado a señas) y luego ordenó otra atascada de carnes frías para él y para quien llegara después.

-Pues ojalá que se pase.-Últimamente él, Karim y sospechaba que hasta Joe, estaban muy inquietos con el asunto de la KAU pero eso era algo que no iba a hablar con Regina. De todos modos era poco probable que en un día como ese apareciera Per Alechinsky en la puerta del departamento para cualquier cosa. Se volvió a reír con lo del abraxan. Son como de este tamaño.-Dijo abriendo mucho los brazos, no eran del tamaño de Regina, eran poco más grandes que un potrillo al nacer, solo un poco más. -No te preocupes, un abraxan recién nacido no podría aplastarte.

Cuando Regina puso cara de que hacía mucho frío, Angus volvió a hacerle señas de que lo esperara y fue a la habitación a buscar un suéter que seguro le vendría muy grande para que se lo pusiera, aventándoselo a la cara. Él estaba acostumbrado al ambiente de su departamento y con la camiseta le bastaba. Cuando salió a flote el tema de Holland, Angus soltó un gruñido y miró seriamente a Regina. No estaba enojado con ella por el tema, sino porque Holland era el verdadero responsable, o al menos el autor intelectual, de la muerte de Dan.

-Lo vi en el Profeta.-El Profeta que según su padre, poco a poco volvía a ser el de los viejos tiempos, el que actuaba a favor de mentiras y de necesidades políticas que no ayudaban a todos los sectores a mantenerse informados de la verdad.-Tu sabes lo que hicimos Aquila y yo, ¿Verdad? Lo acusamos, de lo de la fiesta, de lo de Leslie, de lo que pasó la noche que…-“que maté a Dan” pero no quiso acabar la frase. Con mucho cuidado se acuclilló frente a Regina y le tomó las manos para mirarla desde esa posición.-Es él, Regina, díselo a Bleeker, que tenga cuidado. Es él, Aquila lo dice, Aquila era cercana a los mortífagos, es una Lillyvick y sabes que ellos han tenido desde siempre tratos y negocios con los más puristas. Es Holland el responsable de todo, pero nadie nos cree, y nadie ha podido demostrarlo con pruebas más contundentes que simples testigos, que nosotros.-No sabía qué iba a hacer Bleeker, pero él estaba lejos de poder confiar políticamente en él, por muy amigos que fueran, al menos hasta no terminar de aclarar lo de la Enmienda contra los licántropos, pero mientras, Regina podía advertírselo, si es que ella le creía.

Angus no lo supo pero le quitó una duda que no la iba a dejar dormir por que esas cosas se le hacían grandísimas y se iba a quedar dándole vueltas y vueltas en su mente por que realmente no quería saber cómo nacían.

No supo para que se iba nuevamente, aunque si hubiera sabido que era para darle una chamarra hasta le hubiera dicho que no se molestara. Tenía frío por que había estado fuera un ratito y seguro pronto se le pasaría por que normalmente no era tan friolenta, aunque Dawn decía que era por que no estaba comiendo bien. El sueter le dio de lleno en la cara y se rió.

Oye –se quejó dándole un golpe con la manga y sonó fuerte cuando le pegó en el hombro. Efectivamente, el suéter le quedaba grandísimo y le quedaba casi casi como vestido, con las mangas colgando y todo.

Era buenísima para sacar a colación temas incomodísimos en momentos como ese, pero no lo hacía con la intención de molestar. Tampoco de estarle echando en cara a Angus lo que le había sucedido a su hermano aquella noche; aquel tema ya estaba muerto y enterrado para Regina y estaba en proceso de convencimiento para creer que aquello solo había sido un horrible accidente.

Por eso apartó la mirada por que por mucho que pudiera hablar muy bien de lo que le pasó a Dan, no podía hacerlo si Angus estaba ahí y la verdad no quería.

No sabía muy bien en qué pensar. Holland no era un santo y lo sabía por todo lo que había escuchado de él en los pasillos desde que había llegado a Brigantia por que, aparte de la muerte de los hermanos de Leslie, nunca había estado realmente cerca de los problemas políticos sino hasta hace poco. Ni Dan ni ella le habían creído a Loreen cuando borracha lo había acusado (por que estaba borracha, carambas) y Bleeker no había querido contarle bien lo del incendio en la fiesta clandestina por que tenía la extraña idea de que debía protegerla.

¿Sería muy malo confesarle en ese momento que tampoco confiaba en su novia y que él debía tener mucho cuidado también?

No vamos a hablar de esto cuando llegue la pizza, ¿verdad? –le preguntó frunciendo un poquito el entrecejo como si acabase de hacerle la pregunta importantísima para el examen de aparición (el que por cierto aún no había aprobado y por eso casi no se aparecía) y no supiera la respuesta, mientras se soltaba de sus manos. La muerte de Leslie había sido horrible y aún le dolía en el alma, pero no sabía que creyeran en la culpabilidad de Holland (a ese grado llegaba la protección de Bleeker)-. Acuerdate que “no se hablan esas cosas en la mesa”. –hizo una imitación perfecta de Dawn Cleverley y Angus conocía perfectamente-. Yo te creo Angus, pero me cuesta muchísimo trabajo. ¿Te puedo contar algo? James iba a acompañarme al despacho de Holland la noche del Samhain, aprovechando que no iba a estar ahí, pero paso todo lo de la poción del demonio y pues… ya no fuimos.

Lo tomó de la cabeza y lo acercó a ella para darle un besito en la frente.

Bleeker en el fondo también te cree –aunque estuviera totalmente detrás de la enmienda en contra de los licántropos-. Oye ven a la casa cuando no estén mis papás, hay matalobos en el laboratorio y creo que puedo tomar un poco sin que mi mamá se de cuenta. ¿Tienes algo de beber? Tengo sed, yo lo traigo si quieres..

Se levantó y se fue a la cocina a ver que encontraba en el refri.

El licántropo se rió y negó con la cabeza a Regina, porque no se iba a hablar de eso cuando llegara la pizza. Claro que rememoró la frase de Dawn Cleverley cuando siempre los callaba a él y a Bleeker sobretodo si sacaban un tema del estilo. Le dieron muchas ganas de ser demasiado cariñoso con Regina como cuando era más chica, pero ya no era ninguna niña y además, seguía sintiendo en la boca del estómago la pesadez de la tremenda culpa que todavía tenía por lo del asesinato de Dan.

Bajó la vista cuando Regina le dijo que le creía, pero que le costaba muchísimo trabajo y la miró alarmado cuando le dijo que por poco se escabullía al despacho de Holland, le volvió a apretar un poco las manos intentando no pasarse para no lastimarla. -Hey, prométeme que te vas a mantener alejada de eso.-Estaba siendo sobreprotector con ella, como Bleeker, y sabía que eso no estaba bien porque Regina ya había crecido pero era inevitable para él. Al menos Holland ya no estaba en Brigantia de tiempo completo como antes, pero eso no quería decir que fuera menos peligroso y que si Regina le buscaba tres pies al gato todo eso pudiera ponerse peor. Sonrió por el beso en la frente, un gesto de cariño que le hacía rememorar cuando las cosas estaban mejores.

También sintió un vacío en el estómago porque Regina especificaba que lo mejor era que fuera cuando no estuvieran sus papás, pero le regresó el beso en la frente agarrándola un poco de la nuca y se levantó para sentarse a su lado.

Tuviera el tono que tuviera su oferta, la matalobos le venía bien con la escasez que había de ella en el mercado. -Bueno, me pongo de acuerdo con Bleeker y me paso. Hay refresco en el refri, creo, aunque ya no debe de tener gas. ¿Cerveza? Eso siempre hay, son de Karim pero toma las que quieras, no importa-También debía encontrar jugo y agua simple, bebidas de Aquila de las que también podría hacerse si quería. O una bebida energética, por ahí debía haber una.

-¿Y qué? ¿Qué hay de nuevo en la vida del brigante? Casi no te pasas por el bar y creo que tienes comprado el silencio de los alumnos de periodismo porque no me pasan chismes tuyos. -Le preguntó aunque sentía raro estarle haciendo la escondida pregunta de si tenía que encargarse de algún gañán que la molestara.

Regina no entendió bien la mirada de Angus por que fue muy similar a la que haría un adulto cuando un niño dice una grosería de las feas (un adulto escandalizado, no uno de los que se ríen y no pueden con eso). Le parecía muy hipócrita de su parte, él que se juntaba con la KAU desde quién sabe cuando, pero no se lo dijo por que no quería hacerlo enojar. Además no sabía que mosca le había picado por que él nunca había sido taaan cuidadoso con ella.

Había cerrado los ojos cuando le besó la frente. Lo había extrañado demasiado, había extrañado estar ahí y extrañaba muchísimo sus visitas a la casa. Si se levantó fue precisamente para eso, para no tener que prometerle nada y no solo por que se sintiera extraña sin tener nada en las manos o por que se sintiera de repente sedienta. Había aprendido desde muy chiquita a decirles que sí y darles el avión a sus hermanos y a Joe cuando se ponían en ese plan sobreprotector para mejor evitarse corajes innecesarios, de modo que todos quedaban satisfechos. Ellos creyendo que Regina los obedecía y ella haciéndolos felices en su ignorancia.

Iba caminando hacia la cocina y lo volteó a ver cuando dijo que el refresco no tenía gas, guacala, pero su expresión mejoró cuando mencionó la cerveza. Cuando era más chiquita el mismo Angus le daba traguitos a escondidas, no de sus hermanos sino de sus papás. Frunció el entrecejo, pero más bien de manera cómica cuando vio los jugos que de seguro eran de Aquila, pero no se le antojaron por que en casa había hasta de sobra y naturales por todo lo que su mamá cosechaba del jardín. Tomó dos de las cervezas de Karim y regresó a la sala con Angus.

Piensa rápido, lobo –le dijo arrojándole su lata y regresó a su lado, nuevamente subiendo los pies. Se rió por lo de los alumnos de periodismo-. ¿No he ido? Juralo. Es que se me ocurrió meterme a entrenar con los de quidditch –rodó los ojos con fingido sufrimiento-. No te lo recomiendo, es lo peor. Sufrí mucho.

No había ningún gañán escondido, sino que simplemente se le había ocurrido meterse a muchísimas clases de oyente y a duras penas podía cumplir con su horario. De hecho había visitado más la cafetería por su nueva adicción al café por que sin él no podía estar en las mañanas y no tenía dinero para gastarlo en el bar, aunque sabía que Angus ni le iba a cobrar.

Tal vez no te han dicho nada por que solo me llevo con Joe y me acabo de hacer amiga de Sofie, a bueno y con Gianna pero ella no es chismosa –tal vez conocía a más pero no les asociaba la carrera, no era de mirar a alguien y decir “mira él va en periodismo, el en magia del mundo” o cosas como esa.

Angus atrapó la lata entre sus manos como todo un campeón, aunque en Hogwarts nunca fue tan bueno como su padre en atrapar las quaffles. Eran puros reflejos de lobo sin talento de jugador. Puso cara porque Regina estaba entrenando con los de quidditch, ya sabía que era una niña fuerte pero él seguía viéndola como una chiquita a la que había que cuidar y no le parecía que el campo de quidditch, con todos esos smertios, fuera buen lugar para estar. El licántropo rió porque él tampoco se lo recomendaba a sí mismo, por eso había sido zoólogo.-De todas maneras nunca fui brillante en el quidditch, promedio, no me podría medir con ellos.

No había gañanes escondido pero que le dijera que solo se llevaba con Joe y que se acababa de hacer amiga de Sofie y de Gianna tampoco hablaba de grandes habilidades sociales.-Pues menos Joe y más buscar amistades más aptas, ese tipo está loco y no le hace bien a una niña como tú.-Le alborotó el cabello, sin molestarse en decirle que no se tomara en serio lo de Joe, porque también era su amigo, tuvo tentación de preguntarle cómo lo veía, pero no quería hacer el alboroto ese más grande de lo que el hijo del Escuchón y los involucrados ya lo habían hecho, además Regina parecía nunca estar enterada de esos chismes tampoco, porque era algo distraída y mejor así.

-Pero prefiero que te juntes con él y que te espante a los gañanes que a otra cosa. Oye ya va siendo hora de que hagamos otra reunión, tengo algo importante que avisarles a todos y de hecho voy a necesitar que intercedas por mi con Peach-Se le ocurrió en ese mismo momento, que Regina podría aceptar ablandarle el corazón a su hermana para que no sufriera un ataque de cólera cuando anunciara que se iba a casar con Aquila o que eso estaba en sus planes.

Le dio un largo trago a su botella, porque Regina tampoco se llevaba muy bien con Aquila pero la diferencia de edades era lo suficientemente grande como para que Angus considerara que había posibilidad de reconciliación o por lo menos de una amable tolerancia, o que lo quisiera tanto como para convencer a Peach de que el mundo no se iba a acabar. -Pero luego hablamos de ese tema, ya dime qué te hizo venir aquí. Me gusta que vengas solo a saludarme pero nunca lo habías hecho de este modo, me haces sospechar de tus intenciones, ¿necesitas algo? ¿tienes algún problema?

Regina ya sabía que no era muy bueno en quidditch, de hecho cuando jugaban en su casa siempre hacía changuitos con los dedos para que no le tocara estar en su equipo (por que tarde que temprano los Cleverley lo hacían jugar con ellos), pero nunca se lo dijo para no hacerlo sentir mal.

Se rió por lo de la mala amistad de Joe y se preguntó si no se habría mordido la lengua. Estaba muy distanciada de él, quizá no tanto, por que nunca le había caído del todo bien Pearlie. Sabía que no era tan mala persona, pero es que Regina no pensaba bien cuando se trataba de las parejas de sus mejores amigos o de sus hermanos, era como si pensara que se los iban a quitar para siempre y le daban celos muy tontos que luego se le quitaban.

Si Regina fuera otro tipo de niña, si fuera quizá un poco más femenina y le emocionaran los anuncios importantes como el que él iba a decir (si le emocionaban en el sentido de que se alegraba por ellos), habría chillado de la emoción, gritado y hasta correteado emocionada por toda la habitación. En lugar de eso abrió mucho los ojos, como si estuviera esperando a que dijera algo más por que… pues por que la verdad no se imaginaba que anuncio tan importante era.

Hizo lo mismo que él y le dio un largo trago, se volteó y se dejó caer en su regazo. Bueno, solo apoyó la cabeza.

¿Qué necesito una razón para venir a verte? Es que estaba muy aburrida y Lady está quién sabe donde. Tampoco no hay nadie en mi casa –no era un problema gigantesco pero se sentía sola y no le gustaba por que se imaginaba cosas como que alguien estaba en el piso de abajo o que el crujir de la madera eran pasos de algún ratero-. ¿Qué anuncio importante? ¡No me digas! ¡Aquila está embarazada!

Se levantó por que casi le da un infarto, no tan literal pero hasta ahogó un gritito del susto. No le parecía lo más malo de la vida, pero no se podía imaginar otra cosa.

¿Embarazaste a Aquila Lillyvick? –y se le quedó mirando igualito que Dawn lo hacía cuando la cachaba robando en el laboratorio o cada que le decía que tenía que darle más dinero para las tutorías por que acababa de reprobar otra materia.