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Caminando sin rumbo.
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Caminando sin rumbo.
Todo iba según lo planeado; habían empezado las clases y sin rechistar, aunque de forma algo costosa, Stall se levantaba desde la primera hora para acudir a las clases. Nunca le había gustado aquello de madrugar, pero en esos momentos no tenía ninguna intención de dejar de asistir a las clases; a parte de sus conocimientos de siempre y los que iba adquiriendo gracias a los libros y sus propias investigaciones, por fin agradecía el ir a clase para aprender alguna que otra cosa nueva, y por ello estaba en esa situación; haciendo que de vez en cuando el mal humor lo acompañase durante el día entero, por no poder dormir lo suficiente, o mas bien, lo que el cuerpo le pedía.
Ese día fue justamente uno de esos en los que desde muy temprano su humor no era demasiado bueno, y decidió ir al bosque a recoger alguna que otra cosa, acabando por internarse mas de lo esperado en el mismo, llegando al lago de la universidad.
No es que realmente tuviese mucho que hacer por allí, pero simplemente se había puesto a caminar por el bosque en busca de nuevos ingredientes que utilizar en sus pociones, recogiendo una gran variedad de ellos, no mentiría sobre ello, y podría decirse que se dejó caer por la zona que era el lago simplemente por ir a curiosear un poco la zona. La verdad es que apenas había estado allí como en un par de ocasiones contadas, a raíz de alguna fiesta y demás, pero nunca se había parado a mirar o simplemente a pasar por ahí de buenas a primeras.
Suspiró un poco cuando vio que por esa zona no encontraría nada útil, al menos a primera vista, y arrugó la nariz y gruñó. Apenas estaba en el limite que separaba el bosque del lago, desde donde se podía perfectamente apreciar donde empezaba uno y acababa el otro, por el simple hecho de que el agua del lago era demasiado llamativa, el calor que desprendían algunas de las partes incuso llegaba a ser algo... agobiante.
Stall negó con la cabeza y se dio la vuelta, haciendo un poco hondear la capa en el aire, con intención de ir a retirarse de la zona para de nuevo, adentrarse en el bosque sin el objetivo muy claro de si seguir buscando algo mas, aunque por el momento iba sobrado de cosas que había guardado en la bolsa encantada, o si volver directamente a la habitación a no hacer nada, a ordenar las cosas que había recogido, o tratar incluso de negociar en cambiar algunas cosas por algún tipo de estupefaciente, o tabaco en su defecto, con su compañero de habitación.
Ese día fue justamente uno de esos en los que desde muy temprano su humor no era demasiado bueno, y decidió ir al bosque a recoger alguna que otra cosa, acabando por internarse mas de lo esperado en el mismo, llegando al lago de la universidad.
No es que realmente tuviese mucho que hacer por allí, pero simplemente se había puesto a caminar por el bosque en busca de nuevos ingredientes que utilizar en sus pociones, recogiendo una gran variedad de ellos, no mentiría sobre ello, y podría decirse que se dejó caer por la zona que era el lago simplemente por ir a curiosear un poco la zona. La verdad es que apenas había estado allí como en un par de ocasiones contadas, a raíz de alguna fiesta y demás, pero nunca se había parado a mirar o simplemente a pasar por ahí de buenas a primeras.
Suspiró un poco cuando vio que por esa zona no encontraría nada útil, al menos a primera vista, y arrugó la nariz y gruñó. Apenas estaba en el limite que separaba el bosque del lago, desde donde se podía perfectamente apreciar donde empezaba uno y acababa el otro, por el simple hecho de que el agua del lago era demasiado llamativa, el calor que desprendían algunas de las partes incuso llegaba a ser algo... agobiante.
Stall negó con la cabeza y se dio la vuelta, haciendo un poco hondear la capa en el aire, con intención de ir a retirarse de la zona para de nuevo, adentrarse en el bosque sin el objetivo muy claro de si seguir buscando algo mas, aunque por el momento iba sobrado de cosas que había guardado en la bolsa encantada, o si volver directamente a la habitación a no hacer nada, a ordenar las cosas que había recogido, o tratar incluso de negociar en cambiar algunas cosas por algún tipo de estupefaciente, o tabaco en su defecto, con su compañero de habitación.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Le agradaban las asignaturas que tenía que estudiar. El problema era que a veces había clases muy largas, muy teóricas, muy pesadas… en la de ese día había estado a punto de dormirse, pero todo porque la noche anterior se la pasó dando vueltas en la cama con dolor de estómago. Habría sido mucho más útil que hubiera ido a pedir una poción a la enfermería, o que hubiera acudido a su mejor amigo para esto mismo, pero se negaba a ello. Llevaba ya casi una semana dentro de la escuela, habían tenido tiempo de sobra de volver a verse después del mierda verano en el que apenas habían logrado coincidir, todo por culpa de las prácticas del chico con su madre y de su… bueno, digamos que suspender una asignatura era para su padre como otro pequeño insulto de parte de su hijo, el que le salió mal de fábrica, de modo que había tenido que pasarse medio verano trabajando y estudiando a la vez para que lo primero que hiciera ese curso fuera ir a repetir el examen y pasarlo con buena nota.
No es que le molestara que Draken no lo hubiera buscado en una semana. No podía exigirle más, y bueno, si que se habían visto, en alguna comida, en algún descanso. Habían hablado. Todo había ido como siempre. Pero estaba molesto porque obviamente un “como siempre” no le valía y no sabía cómo cojones decírselo al idiota de Stall que parecía, o no darse cuenta o vete a saber qué.
Bueno, lo importante aquí es que por no haber querido rebajarse e ir a pedirle una simple poción para el dolor de tripa ahora estaba un poco jodido. Dormido por la clase y aún con un pequeño malestar.
Para intentar evadirse de todo se fue a donde solía ir cuando quería estar solo. Era una zona poco transitada pues estaba un poco lejos de las facultades, además el tema de que hubiera que atravesar el bosque tampoco ayudaba. Igual un paseo y sentarse con los olores y vapores de las aguas de la zona le sentaría bien y podría, a la tarde/noche, ir a reclamarle pociones a Stall.
Cuando llegó a la zona, después de andar por un ratito, se sentía ligeramente agotado, seguramente por el malestar general que tenía. La cosa es que mantenía el gesto ofuscado, había visto a alguien moverse por allí. Esperaba que no fuera una pareja molesta de las iban al lugar a meterse mano… se acercó un poco más, porque si era así él estaba dispuesto a romper el romanticismo o lo que fuera, pero lo que se encontró fue, peor y mejor a la vez. Draken.
-Stall, no esperaba verte aquí – lo dijo con cierto aire desamparado, medio molesto, aquel iba a ser su momento tranquilo para encontrarlo y estar de mejor humor, que lo viera después de una caminata, medio fatigado, no era su idea de “estar mejor” sino que en realidad su aspecto apestaría, probablemente… ni peinado siquiera, puta mierda.
No es que le molestara que Draken no lo hubiera buscado en una semana. No podía exigirle más, y bueno, si que se habían visto, en alguna comida, en algún descanso. Habían hablado. Todo había ido como siempre. Pero estaba molesto porque obviamente un “como siempre” no le valía y no sabía cómo cojones decírselo al idiota de Stall que parecía, o no darse cuenta o vete a saber qué.
Bueno, lo importante aquí es que por no haber querido rebajarse e ir a pedirle una simple poción para el dolor de tripa ahora estaba un poco jodido. Dormido por la clase y aún con un pequeño malestar.
Para intentar evadirse de todo se fue a donde solía ir cuando quería estar solo. Era una zona poco transitada pues estaba un poco lejos de las facultades, además el tema de que hubiera que atravesar el bosque tampoco ayudaba. Igual un paseo y sentarse con los olores y vapores de las aguas de la zona le sentaría bien y podría, a la tarde/noche, ir a reclamarle pociones a Stall.
Cuando llegó a la zona, después de andar por un ratito, se sentía ligeramente agotado, seguramente por el malestar general que tenía. La cosa es que mantenía el gesto ofuscado, había visto a alguien moverse por allí. Esperaba que no fuera una pareja molesta de las iban al lugar a meterse mano… se acercó un poco más, porque si era así él estaba dispuesto a romper el romanticismo o lo que fuera, pero lo que se encontró fue, peor y mejor a la vez. Draken.
-Stall, no esperaba verte aquí – lo dijo con cierto aire desamparado, medio molesto, aquel iba a ser su momento tranquilo para encontrarlo y estar de mejor humor, que lo viera después de una caminata, medio fatigado, no era su idea de “estar mejor” sino que en realidad su aspecto apestaría, probablemente… ni peinado siquiera, puta mierda.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Escuchó tras de si algunos pasos acercarse, mientras él mismo caminaba tranquilamente en dirección para alejarse del lago, pero se paró en seco al toparse con Selvaggi. Últimamente no es que se hubiesen encontrado, visto, o dedicado a pasar tiempo juntos; de hecho, desde que el metamorfomago dejó la escuela, apenas siquiera se vieron mas que en contadas ocasiones en los veranos y en alguna que otra esporádica ocasión en la que quedaban de forma predeterminada. Y eso que siempre habían sido jodidamente inseparables, siempre yendo juntos... aunque había razones para ello; el padre del rubio no es que tuviese a Stall como una buena influencia para su hijo, el mismo metamorfomago sabía que Paolo no le soportaba y... enfin; eso hizo que el primer verano en el que se “separaron” el quedar se les complicase, y este segundo verano, fue por las practicas que hizo de medimagia con la madre del mismo italiano.
Sonrió ladeado al ver el aspecto que llevaba el chico; estaba despeinado, y no tenía realmente muy buena cara, cosa que era extraña de ver, al menos, para Draken.
- Parece que no te alegres mucho de verme, Selvaggi... – Se acercó a él con una media sonrisa en los labios y le acarició un poco el pelo con la mano, peinándole un poco, con cuidado aunque no pudiese por que parecerlo, con la mano hacia atrás, como tratando de arreglarle el pelo, aunque realmente era un gesto que solía hacer muy a menudo; apartarle el pelo del rostro, o simplemente acariciarle el pelo. - Tampoco tienes muy buena cara.
Suspiró y apartó la mano al ver el gesto del chico, haciendo que Stall gruñese un poco y se separase de él, viendo como Elazar avanzaba unos pasos para caminar hacia el lugar del cual el metamorfomago volvía.
Este último le siguió un momento en silencio y suspiró, frunciendo un poco el ceño con un gesto de no estar de acuerdo con la actitud que había adquirido el chico en ese preciso momento.
- Supongo que me largaré, no estaba de buen humor... pensé que pasar un rato contigo quizás me haría dejar de estar jodidamente irritable, pero tiene pinta de que no, así que ya nos veremos, Selvaggi. - Le dijo con voz ronca, casi en un gruñido, hastiado por como parecía estar tratando de evitarle.
Sonrió ladeado al ver el aspecto que llevaba el chico; estaba despeinado, y no tenía realmente muy buena cara, cosa que era extraña de ver, al menos, para Draken.
- Parece que no te alegres mucho de verme, Selvaggi... – Se acercó a él con una media sonrisa en los labios y le acarició un poco el pelo con la mano, peinándole un poco, con cuidado aunque no pudiese por que parecerlo, con la mano hacia atrás, como tratando de arreglarle el pelo, aunque realmente era un gesto que solía hacer muy a menudo; apartarle el pelo del rostro, o simplemente acariciarle el pelo. - Tampoco tienes muy buena cara.
Suspiró y apartó la mano al ver el gesto del chico, haciendo que Stall gruñese un poco y se separase de él, viendo como Elazar avanzaba unos pasos para caminar hacia el lugar del cual el metamorfomago volvía.
Este último le siguió un momento en silencio y suspiró, frunciendo un poco el ceño con un gesto de no estar de acuerdo con la actitud que había adquirido el chico en ese preciso momento.
- Supongo que me largaré, no estaba de buen humor... pensé que pasar un rato contigo quizás me haría dejar de estar jodidamente irritable, pero tiene pinta de que no, así que ya nos veremos, Selvaggi. - Le dijo con voz ronca, casi en un gruñido, hastiado por como parecía estar tratando de evitarle.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Había negado ligeramente con la cabeza cuando dijo que no se alegraba de verle o algo así. Sí que lo hacía, como siempre, pero joder, si pretendía gustarle algún día, y lo pretendía en serio, no era cuestión de dejarse ver así, no tenía buen aspecto, y Draken sabía lo mucho que solía cuidar su aspecto físico…
-Supongo que no tengo buen aspecto por el pequeño paseo hasta aquí… con el calor y demás - dijo intentando evadir el tema de que no se encontraba bien. Sabía que eso haría que se llevara una regañina del chico, por no haber acudido a él en el momento justo de empezar a sentirse mal. Aún eran amigos a pesar de todo, y el metamorfomago siempre lo había protegido y cuidado de cualquier mal.
Mientras hablaba había entrecerrado un poco los ojos al sentir aquella sutil caricia del muchacho, como le apartaba un poco el pelo con la mano y a la vez le… ¿peinaba? Aquello volvió a recordarle que debía estar hecho un desastre y por eso fue por lo que se apartó. También fue por eso que decidió girarse acercarse mejor al lago, pensaba mojarse un poco las manos y pasarlas por el pelo. En esas zonas el agua era caliente, agradable.
No llegó a hacer aquello, la voz de Draken se lo impidió. Según le oía se paró, sin girarse de nuevo a mirarle. No estaba seguro de que hacer, estaba diciendo que le apetecía pasar tiempo con él. Eso debería ser mucho más importante que tuviera un aspecto de mierda ¿no?
- Deja de ser tan idiota Stall – dijo aún medio girado y terminó por quedar cara a cara con él – tengo dolor de tripa desde ayer, solo era eso, ahora seguro que me dices que a ver que ando comiendo y mierda así… por eso era la cara de antes - era una verdad a medias ¿no? – ¿A ti que te pasa? ¿quieres un pitillo para que se te olvide?
No tenía más que eso para ofrecerle, pero al menos era algo, no podía seguir en plan gilipollas con él, joder, que eran amigos.
-Supongo que no tengo buen aspecto por el pequeño paseo hasta aquí… con el calor y demás - dijo intentando evadir el tema de que no se encontraba bien. Sabía que eso haría que se llevara una regañina del chico, por no haber acudido a él en el momento justo de empezar a sentirse mal. Aún eran amigos a pesar de todo, y el metamorfomago siempre lo había protegido y cuidado de cualquier mal.
Mientras hablaba había entrecerrado un poco los ojos al sentir aquella sutil caricia del muchacho, como le apartaba un poco el pelo con la mano y a la vez le… ¿peinaba? Aquello volvió a recordarle que debía estar hecho un desastre y por eso fue por lo que se apartó. También fue por eso que decidió girarse acercarse mejor al lago, pensaba mojarse un poco las manos y pasarlas por el pelo. En esas zonas el agua era caliente, agradable.
No llegó a hacer aquello, la voz de Draken se lo impidió. Según le oía se paró, sin girarse de nuevo a mirarle. No estaba seguro de que hacer, estaba diciendo que le apetecía pasar tiempo con él. Eso debería ser mucho más importante que tuviera un aspecto de mierda ¿no?
- Deja de ser tan idiota Stall – dijo aún medio girado y terminó por quedar cara a cara con él – tengo dolor de tripa desde ayer, solo era eso, ahora seguro que me dices que a ver que ando comiendo y mierda así… por eso era la cara de antes - era una verdad a medias ¿no? – ¿A ti que te pasa? ¿quieres un pitillo para que se te olvide?
No tenía más que eso para ofrecerle, pero al menos era algo, no podía seguir en plan gilipollas con él, joder, que eran amigos.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Resopló y acabó por girarse para mirarle con el ceño fruncido mientras escuchaba la explicación al comportamiento que estaba teniendo el italiano.
El metamorfomago simplemente negó con la cabeza repetidas veces y gruñó, acercándose algo mas a él y poniéndole la mano en la frente por si acaso, se quedó mirándole fijamente a los ojos. - Umm... supongo que será cierto que la mala cara es por que te duele el estomago y no tienes fiebre ni nada... pero de todas formas, ¿por qué cojones no me dijiste que te encontrabas mal? Te habría dado cualquier remedio joder, así solo consigues sentirte peor, pareces imbécil Elazar.
Le apartó la mano de la frente y se pasó una mano por el pelo, peinándolo hacia atrás pero sin conseguir que el peinado se mantuviese, pues todos y cada uno de sus cabellos volvieron al lugar exacto al que estuvieron antes de que se pasase la mano por los mechones morados de pelo.
Se quedó un momento mirandole fijamente a los ojos, dudando de que hacer, que responder o simplemente como actuar. - No se... - Suspiró y cerró los ojos un momento, apoyando la mano sobre la cara antes de descubrirse apenas los ojos para quedarse mirándole, acabando por descubrirse todo el rostro, sonriéndole de lado, de forma cabrona. - Supongo que nunca podré rechazar el echar un piti con mi mejor amigo. - Se acercó de nuevo un poco mas a él y le pasó el brazo por encima de los hombros, acercándose junto con el a una zona que no pareciese muy sucia para sentarse, después esperando a que el rubio le ofreciese un cigarrillo, encendiéndolo tras cogerlo y dándole una honda calada.
- A proposito, ¿qué cojones hacías aquí? Si estás no tendrías que haber venido, que pareces imbécil a veces Selvaggi. - Con el cigarrillo entre los labios, alcanzó la bolsa encantada y metió la mano en la misma, buscando algún tipo de remedio que pudiese servir, y que seguramente tendría, para hacer que el malestar de su mejor amigo desapareciese según lo tomase.
El metamorfomago simplemente negó con la cabeza repetidas veces y gruñó, acercándose algo mas a él y poniéndole la mano en la frente por si acaso, se quedó mirándole fijamente a los ojos. - Umm... supongo que será cierto que la mala cara es por que te duele el estomago y no tienes fiebre ni nada... pero de todas formas, ¿por qué cojones no me dijiste que te encontrabas mal? Te habría dado cualquier remedio joder, así solo consigues sentirte peor, pareces imbécil Elazar.
Le apartó la mano de la frente y se pasó una mano por el pelo, peinándolo hacia atrás pero sin conseguir que el peinado se mantuviese, pues todos y cada uno de sus cabellos volvieron al lugar exacto al que estuvieron antes de que se pasase la mano por los mechones morados de pelo.
Se quedó un momento mirandole fijamente a los ojos, dudando de que hacer, que responder o simplemente como actuar. - No se... - Suspiró y cerró los ojos un momento, apoyando la mano sobre la cara antes de descubrirse apenas los ojos para quedarse mirándole, acabando por descubrirse todo el rostro, sonriéndole de lado, de forma cabrona. - Supongo que nunca podré rechazar el echar un piti con mi mejor amigo. - Se acercó de nuevo un poco mas a él y le pasó el brazo por encima de los hombros, acercándose junto con el a una zona que no pareciese muy sucia para sentarse, después esperando a que el rubio le ofreciese un cigarrillo, encendiéndolo tras cogerlo y dándole una honda calada.
- A proposito, ¿qué cojones hacías aquí? Si estás no tendrías que haber venido, que pareces imbécil a veces Selvaggi. - Con el cigarrillo entre los labios, alcanzó la bolsa encantada y metió la mano en la misma, buscando algún tipo de remedio que pudiese servir, y que seguramente tendría, para hacer que el malestar de su mejor amigo desapareciese según lo tomase.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Pobrecitos, pobrecitos todos; los árboles, la ardilla, el lago, la hierba, el baho, la tierra, las ramas, las hojas, el cielo, las nubes, los peces, los pies, el macarra, el rubialas, el cigarrillo, los pulmones, los bronquios, el estómago... Todos. Debían ser algo así los pensamientos que Dios tendría en ocasiones, o Merlín, o Morgana, o el ser omnisciente que todo lo veía. No sé, ahora mismo el que se sentía así era ese ruso de aspecto nórdico que todo lo sabía; Evander. Ahí, detrás de un árbol, como un bendito stalker y sin necesidad de orejas extensibles. Hacía ya un buen rato que los observaba, desde que había visto a Elazar por los pasillos, con esa cara de demacrado. Por los Dioses, parecía que el inicio de curso no sentaba a todos por igual. Y como muchas veces se ha dicho, Evander era el rey de la discreción y el acoso, lo había seguido hasta que -por favor, redoble de tambores- lo había llevado hasta ni más ni menos que a Draken. ¿Que si había notado que algo raro le pasaba a Elazar cada vez que estaba con Draken? Pues sí. Lejos de su aparente amistad, habían miradas que a Evander no se le escapaban; querían decir algo más que compartir un cigarrillo cual típico coleguismo.
Y señores, ahí, delante de sus narices, estaba la prueba. En esos momentos era cuando echaba de menos una cámara, y de hecho, estaba pensando en comprarse una. La de chantajes que podría hacer con ellas, o como un paparazzi, ir dejando fotos comprometidas pegadas por las paredes de Brigantia sin saber quien podría haber sido. Que tentación más suculenta se le presentaba... Sí, se la compraría algún día.
- ¿Has visto Artemisto? A poco más y se besan. ¡Mira, mira! De aquí al sonrojo un paso sólo... Cigarrillos... Ya, excusa barata para compartir flujos salivales. Y Elazar... Será verdad que tiene dolor de tripa, pero no debe preocuparse; parece como si se acabara de dar un revolcón en la cama, seguro que Draken tendrá sueños obscenos con su pelo. Esto será divertido - compartió en voz alta, dirigiéndose a su lirón Artemis que se mantenía sobre su hombro izquierdo. Pero parecía leer la mente de su amigo ya que en un rápido movimiento, se escondió en el bolsillo de Evander, justo al mismo tiempo que la cara de éste se iba deformando lentamente, seguido de su cuerpo - Es mi oportunidad para hacer de celestino, aunque no sin antes pasar un buen rato.
En la cara de Evander se esbozó una sonrisa un poco retorcida, mientras su físico había cobrado un aspecto bastante distinto al habitual: había engordado sobremanera, su pelo rubio ahora era de un negro azabache, había cambiado sus rasgos faciales, sus ojos ya no eran azules y parecía una persona completamente distinta. La ventaja de ser Metamorfomago. Una vez comprobó que no se había dejado ningún rasgo distintivo, decidió dar unos pasos hasta los dos jóvenes. Intuía que Elazar rechazaba cualquier gesto cariñoso de Evander hacia Draken, seguramente porque le gustaba... Y eso se le hacía bastante gracioso y entretenido, igual tendría más de un gesto de esos con Draken en aquella ocasión, sólo por ver sus malas miraditas sutiles.
- Holaaaa...aaa - nada más aparecer en escena, Evander tropezó y cayó sobre la hierba, pero claro, a propósito, sólo que ellos no lo sabían y seguramente sus caras serían todo un poema. Decidió levantarse como pudo y sacudirse la hierba. La verdad es que llevar como cuarenta quilos de más en el cuerpo era cuanto menos.... Incómodo - Perdonad, es que estoy un poco torpe... No estaré interrumpiendo nada, ¿verdad? Es que verán: soy nuevo en la universidad y ando perdido... - notó como Artemis se removió en su bolsillo, y lo maldijo mentalmente diciéndole que estuviera quieto. Aunque eso seguramente sería pedirle un imposible. - Jope que cuerpos tenéis... ¿Vais al gimnasio? ¿Puedo ir con vosotros? Es que nadie quiere acompañarme ni a la biblioteca. Es verdad que rompí una de las sillas del lugar, pero no creo que sea por eso, ¿no? También tembló la universidad cuando caí al suelo, pero no tiene mucha importancia - hacía un esfuerzo para la interpretación, intentando mantener la cara de idiota que tenía en ese momento y no romper a carcajadas por las caras de sus amigos - ¿Ah que vosotros seréis mis jamijos? Es que nadie lo quiere ser, hoyga - protestó como un auténtico marginado, y justo el lirón asomó su cabeza por el bolsillo del pantalón, aunque Evander trató de ignorarlo, a ver si Draken y Elazar hacían lo mismo y vería cuánto tardarían en darse cuenta de que en realidad era Evander.
---
~ Aspecto Modificado
~ Imaginaos una caída del palo así cuando entra en escena... xD
Y señores, ahí, delante de sus narices, estaba la prueba. En esos momentos era cuando echaba de menos una cámara, y de hecho, estaba pensando en comprarse una. La de chantajes que podría hacer con ellas, o como un paparazzi, ir dejando fotos comprometidas pegadas por las paredes de Brigantia sin saber quien podría haber sido. Que tentación más suculenta se le presentaba... Sí, se la compraría algún día.
- ¿Has visto Artemisto? A poco más y se besan. ¡Mira, mira! De aquí al sonrojo un paso sólo... Cigarrillos... Ya, excusa barata para compartir flujos salivales. Y Elazar... Será verdad que tiene dolor de tripa, pero no debe preocuparse; parece como si se acabara de dar un revolcón en la cama, seguro que Draken tendrá sueños obscenos con su pelo. Esto será divertido - compartió en voz alta, dirigiéndose a su lirón Artemis que se mantenía sobre su hombro izquierdo. Pero parecía leer la mente de su amigo ya que en un rápido movimiento, se escondió en el bolsillo de Evander, justo al mismo tiempo que la cara de éste se iba deformando lentamente, seguido de su cuerpo - Es mi oportunidad para hacer de celestino, aunque no sin antes pasar un buen rato.
En la cara de Evander se esbozó una sonrisa un poco retorcida, mientras su físico había cobrado un aspecto bastante distinto al habitual: había engordado sobremanera, su pelo rubio ahora era de un negro azabache, había cambiado sus rasgos faciales, sus ojos ya no eran azules y parecía una persona completamente distinta. La ventaja de ser Metamorfomago. Una vez comprobó que no se había dejado ningún rasgo distintivo, decidió dar unos pasos hasta los dos jóvenes. Intuía que Elazar rechazaba cualquier gesto cariñoso de Evander hacia Draken, seguramente porque le gustaba... Y eso se le hacía bastante gracioso y entretenido, igual tendría más de un gesto de esos con Draken en aquella ocasión, sólo por ver sus malas miraditas sutiles.
- Holaaaa...aaa - nada más aparecer en escena, Evander tropezó y cayó sobre la hierba, pero claro, a propósito, sólo que ellos no lo sabían y seguramente sus caras serían todo un poema. Decidió levantarse como pudo y sacudirse la hierba. La verdad es que llevar como cuarenta quilos de más en el cuerpo era cuanto menos.... Incómodo - Perdonad, es que estoy un poco torpe... No estaré interrumpiendo nada, ¿verdad? Es que verán: soy nuevo en la universidad y ando perdido... - notó como Artemis se removió en su bolsillo, y lo maldijo mentalmente diciéndole que estuviera quieto. Aunque eso seguramente sería pedirle un imposible. - Jope que cuerpos tenéis... ¿Vais al gimnasio? ¿Puedo ir con vosotros? Es que nadie quiere acompañarme ni a la biblioteca. Es verdad que rompí una de las sillas del lugar, pero no creo que sea por eso, ¿no? También tembló la universidad cuando caí al suelo, pero no tiene mucha importancia - hacía un esfuerzo para la interpretación, intentando mantener la cara de idiota que tenía en ese momento y no romper a carcajadas por las caras de sus amigos - ¿Ah que vosotros seréis mis jamijos? Es que nadie lo quiere ser, hoyga - protestó como un auténtico marginado, y justo el lirón asomó su cabeza por el bolsillo del pantalón, aunque Evander trató de ignorarlo, a ver si Draken y Elazar hacían lo mismo y vería cuánto tardarían en darse cuenta de que en realidad era Evander.
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~ Aspecto Modificado
~ Imaginaos una caída del palo así cuando entra en escena... xD
Evander Udinov- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Localización : Brigantia
Re: Caminando sin rumbo.
De nuevo los putos roces. Cualquier escusa era buena para que se le parase el corazón por un segundo si de Draken y caricias sutiles se trataba. Y él sin darse cuenta de que cada vez que hacía algo así (en esa ocasión, tocarle la frente) él llegaba a entrecerrar un poquito los ojos, como cuando un niño pequeño está acostumbrado al acoso de otros y siempre que lo tocan piensa que será para pegarle… pues él, aún de manera estúpida, siempre que lo tocaba, aunque fuera de esa forma tan mínima, esperaba que su mano no se despegara jamás de él.
-No soy imbécil, simplemente no te encontré en tu facultad. ¿Se supone que tengo que saber en todo momento donde estás? – negó con la cabeza, quejica. También se suponía que lo había ido a buscar esa mañana aún cuando el malestar comenzó a la noche, pero no eran más que escusas estúpidas.
No se opuso en absoluto a que lo guiara un poco hasta acabar sentados en una zona seca, ahí sacó la cajetilla de cigarros que llevaba a todas partes y le dio uno de ellos, comenzando él mismo a fumar, aún sin saber si en ese preciso momento le sentaría bien o no, daba igual, sobre todo porque sentía que si el otro le pasaba su propio cigarro al ver que él no fumaba no podría evitar tirarse sobre su cuello (cosa que nunca había pasado, dudaba que pudiera pasar… pero en su imaginación todo era posible).
-Ya te dije, estoy aquí para relajarme – le veía buscar algo en la bolsa que llevaba siempre, suponía que algún remedio, conociéndolo llevaría de todo ahí – no te quejes… quizás terminé aquí por cosas del destino, al fin y al cabo….
No pudo terminar su frase porque una voz desconocida le interrumpió de pronto y no solo con el saludo, sino que además que además gritó de manera bastante escandalosa, cosa no muy agradable para los oídos de ninguno de ellos dos. Cuando vio el porqué del grito intentó disimular una buena risotada, no lo hizo del todo bien pero al menos no se descojonó en su cara.
Negó, aún con todo su pesar, a la pregunta sobre si interrumpía algo. No, claro que no, solo estaban fumando. Miró de reojo a Draken por un momento, si él estaba irritable igual a él sí que le molestara que apareciera alguien así tan de pronto… pero aquel tipo daba un poco de pena, esperaba que a su mejor amigo no le diera por molestarle. Su forma de hablar, de moverse… parecía estar un poco fuera de todo y a Elazar le dio algo de compasión lo que estaba diciendo, no le apetecía ser el buen samaritano que cuida de un novato que no tiene amigos, además el simple hecho de que se viera como si se hubiera comido a tres niños enteros no ayudaba con el superficial italiano, pero igualmente se tomó la molestia de ponerse en pie para hablar con él.
-¿Aún no conoces a nadie más aquí? – preguntó frunciendo un poquito el ceño. Él no se había dado cuenta del movimiento del lirón, ni de nada, estaba demasiado ocupado evaluando como ese chico podría perder todo lo que le sobraba en el gimnasio. Necesitaría de verdad un entrenamiento bastante duro. Por un segundo miró de nuevo a Draken, era un momento jodidamente perfecto para estar solo con él. No estaba seguro de si odiar al chico o sentir pena de él – Supongo que podría ser tu amigo, pero si eres nuevo no deberías estar dando vueltas por aquí si no en clases… o en las jornadas de orientación para los novatos ¿no crees?
-No soy imbécil, simplemente no te encontré en tu facultad. ¿Se supone que tengo que saber en todo momento donde estás? – negó con la cabeza, quejica. También se suponía que lo había ido a buscar esa mañana aún cuando el malestar comenzó a la noche, pero no eran más que escusas estúpidas.
No se opuso en absoluto a que lo guiara un poco hasta acabar sentados en una zona seca, ahí sacó la cajetilla de cigarros que llevaba a todas partes y le dio uno de ellos, comenzando él mismo a fumar, aún sin saber si en ese preciso momento le sentaría bien o no, daba igual, sobre todo porque sentía que si el otro le pasaba su propio cigarro al ver que él no fumaba no podría evitar tirarse sobre su cuello (cosa que nunca había pasado, dudaba que pudiera pasar… pero en su imaginación todo era posible).
-Ya te dije, estoy aquí para relajarme – le veía buscar algo en la bolsa que llevaba siempre, suponía que algún remedio, conociéndolo llevaría de todo ahí – no te quejes… quizás terminé aquí por cosas del destino, al fin y al cabo….
No pudo terminar su frase porque una voz desconocida le interrumpió de pronto y no solo con el saludo, sino que además que además gritó de manera bastante escandalosa, cosa no muy agradable para los oídos de ninguno de ellos dos. Cuando vio el porqué del grito intentó disimular una buena risotada, no lo hizo del todo bien pero al menos no se descojonó en su cara.
Negó, aún con todo su pesar, a la pregunta sobre si interrumpía algo. No, claro que no, solo estaban fumando. Miró de reojo a Draken por un momento, si él estaba irritable igual a él sí que le molestara que apareciera alguien así tan de pronto… pero aquel tipo daba un poco de pena, esperaba que a su mejor amigo no le diera por molestarle. Su forma de hablar, de moverse… parecía estar un poco fuera de todo y a Elazar le dio algo de compasión lo que estaba diciendo, no le apetecía ser el buen samaritano que cuida de un novato que no tiene amigos, además el simple hecho de que se viera como si se hubiera comido a tres niños enteros no ayudaba con el superficial italiano, pero igualmente se tomó la molestia de ponerse en pie para hablar con él.
-¿Aún no conoces a nadie más aquí? – preguntó frunciendo un poquito el ceño. Él no se había dado cuenta del movimiento del lirón, ni de nada, estaba demasiado ocupado evaluando como ese chico podría perder todo lo que le sobraba en el gimnasio. Necesitaría de verdad un entrenamiento bastante duro. Por un segundo miró de nuevo a Draken, era un momento jodidamente perfecto para estar solo con él. No estaba seguro de si odiar al chico o sentir pena de él – Supongo que podría ser tu amigo, pero si eres nuevo no deberías estar dando vueltas por aquí si no en clases… o en las jornadas de orientación para los novatos ¿no crees?
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Stall mientras aun rebuscaba algo en su bolsa, escuchó como Selvaggi seguía hablándole, lanzándole alguna que otra mirada de reojo; tendría que hacer después limpieza de la maldita bolsa, había ido acumulando cosas, sobre todo pociones, “por si acaso” aunque sabía de sobra que no las llegaría a usar.
Dio una honda calada al cigarro sin despegarlo de los labios, fumando tranquilamente de aquella forma que igual podría verse incluso complicada, y expulsó el humor por la nariz, sonriendo un poco ladeado al parecer sentir el botecito con el remedio que le daría al italiano para que se le fuese el dolor de estomago que decía tener.
- Si tanto dices haberme buscado podías haber ido a mi jodida habitación o lo que fuera o haberme mandado una nota, que si estabas dispuesto a venir hasta aquí para perder el tiempo, mandarme una lechuza o un patronus con lo que quisieras decirme no era tan complicado. - Gruñó.
Pero justo cuando iba a sacar la mano con la poción sujeta en la misma, aquél ruido, aquél quejido, aquella voz, hicieron que aquella leve sonrisa se desapareciese de su rostro para cambiar a una mueca de desprecio, asco, mirando con la mirada afilada y el labio superior algo alzado por un lado, hacia aquel individuo que había ido, al parecer, a joder.
Escuchó sin ninguna gana la sarta de gilipolleces que aquél tipo gordo estaba diciendo, con ganas de incorporarse y darle una patada; le estaba poniendo dolor de cabeza con tanta palabrería estúpida; si era nuevo que se fuese a hacer lo que debía y no a dedicarse a perderse, con su culo gordo, en un lugar como era el bosque. Frunció un poco el ceño, un poco más, cuando se puso a pensar: ¿Cómo se supone que había llegado hasta ahí, un tipo de semejante complexión, que además vacilaba con querer ir al gimnasio y mierdas así, como si hubiese andado solo dos metros, a lo largo de toda la extensión del bosque?
Se quedó por un momento, mientras su mejor amigo se acercaba a él, probablemente por la patética actitud que había tenido el tipo nuevo, analizando al mismo, en absoluto silencio, ni siquiera molestándose en escuchar lo que aquellos dos se decían.
Realmente... aquél tipo tenía una cara que daban ganas de pegar, todo había que decirlo.
Para desgracia del nuevo, Stall se fijaba demasiado en todo, en los detalles, incluso en el más mínimo; y que en ese momento algo se removiese y acabase por asomar por el bolsillo de la prenda que estaba llevando... conocía de sobra a ese lirón, joder.
En ese momento fue cuando Stall se incorporó de forma lenta, se tomó su tiempo en guardarse la bolsa, sacudirse las ropas, y finalmente, a paso lento, se acercó al “chico nuevo”. Sonrió de forma cabrona, e incluso llegó a coger al tipo del cuello de la camisa con la mano que no sujetaba el cigarrillo; que si no se hubiera dado cuenta del detalle de quien realmente era, teniendo esa mascota en el bolsillo que tan bien conocía, nunca le habría tocado. - Yo no seré tu amigo, pero quizás pueda darte tantas hostias que adelgaces en un momento... - Obviamente había adquirido un tono borde, hablándole en un gruñido, casi entre dientes, sonando realmente amenazante, soltándole el humo que había retenido, en el rostro.
Se separó un poco, soltándole del cuello de la prenda, resoplando aún con el ceño fruncido. - Déjate de gilipolleces Udinov. - Quedó con la vista clavada en los ojos del metamorfomago, volviendo esa mueca de asco a su rostro. - A la próxima que tengas ganas de joder dejate a la rata esa que tienes por mascota en un sitio donde no vaya a asomar la cabeza. - Se contuvo a ser mas grosero, por el simple hecho de que era su colega; pero estaba de mal humor y no llegó a sonar realmente del todo bien la forma en la que le habló.
Lanzándoles una última mirada a aquel par, volvió al sitio en el que se había acomodado antes, gruñendo y quejándose por ese par de imbéciles que tenía como amigos, volviendo a su tarea en la que se había quedado; fumar, ya que al parecer, aquello de darle el remedio para el dolor al italiano quedó olvidado por el propio.
Dio una honda calada al cigarro sin despegarlo de los labios, fumando tranquilamente de aquella forma que igual podría verse incluso complicada, y expulsó el humor por la nariz, sonriendo un poco ladeado al parecer sentir el botecito con el remedio que le daría al italiano para que se le fuese el dolor de estomago que decía tener.
- Si tanto dices haberme buscado podías haber ido a mi jodida habitación o lo que fuera o haberme mandado una nota, que si estabas dispuesto a venir hasta aquí para perder el tiempo, mandarme una lechuza o un patronus con lo que quisieras decirme no era tan complicado. - Gruñó.
Pero justo cuando iba a sacar la mano con la poción sujeta en la misma, aquél ruido, aquél quejido, aquella voz, hicieron que aquella leve sonrisa se desapareciese de su rostro para cambiar a una mueca de desprecio, asco, mirando con la mirada afilada y el labio superior algo alzado por un lado, hacia aquel individuo que había ido, al parecer, a joder.
Escuchó sin ninguna gana la sarta de gilipolleces que aquél tipo gordo estaba diciendo, con ganas de incorporarse y darle una patada; le estaba poniendo dolor de cabeza con tanta palabrería estúpida; si era nuevo que se fuese a hacer lo que debía y no a dedicarse a perderse, con su culo gordo, en un lugar como era el bosque. Frunció un poco el ceño, un poco más, cuando se puso a pensar: ¿Cómo se supone que había llegado hasta ahí, un tipo de semejante complexión, que además vacilaba con querer ir al gimnasio y mierdas así, como si hubiese andado solo dos metros, a lo largo de toda la extensión del bosque?
Se quedó por un momento, mientras su mejor amigo se acercaba a él, probablemente por la patética actitud que había tenido el tipo nuevo, analizando al mismo, en absoluto silencio, ni siquiera molestándose en escuchar lo que aquellos dos se decían.
Realmente... aquél tipo tenía una cara que daban ganas de pegar, todo había que decirlo.
Para desgracia del nuevo, Stall se fijaba demasiado en todo, en los detalles, incluso en el más mínimo; y que en ese momento algo se removiese y acabase por asomar por el bolsillo de la prenda que estaba llevando... conocía de sobra a ese lirón, joder.
En ese momento fue cuando Stall se incorporó de forma lenta, se tomó su tiempo en guardarse la bolsa, sacudirse las ropas, y finalmente, a paso lento, se acercó al “chico nuevo”. Sonrió de forma cabrona, e incluso llegó a coger al tipo del cuello de la camisa con la mano que no sujetaba el cigarrillo; que si no se hubiera dado cuenta del detalle de quien realmente era, teniendo esa mascota en el bolsillo que tan bien conocía, nunca le habría tocado. - Yo no seré tu amigo, pero quizás pueda darte tantas hostias que adelgaces en un momento... - Obviamente había adquirido un tono borde, hablándole en un gruñido, casi entre dientes, sonando realmente amenazante, soltándole el humo que había retenido, en el rostro.
Se separó un poco, soltándole del cuello de la prenda, resoplando aún con el ceño fruncido. - Déjate de gilipolleces Udinov. - Quedó con la vista clavada en los ojos del metamorfomago, volviendo esa mueca de asco a su rostro. - A la próxima que tengas ganas de joder dejate a la rata esa que tienes por mascota en un sitio donde no vaya a asomar la cabeza. - Se contuvo a ser mas grosero, por el simple hecho de que era su colega; pero estaba de mal humor y no llegó a sonar realmente del todo bien la forma en la que le habló.
Lanzándoles una última mirada a aquel par, volvió al sitio en el que se había acomodado antes, gruñendo y quejándose por ese par de imbéciles que tenía como amigos, volviendo a su tarea en la que se había quedado; fumar, ya que al parecer, aquello de darle el remedio para el dolor al italiano quedó olvidado por el propio.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Sonrió para sus adentros al ver como la actitud Slytherin salía en cada uno de aquellos dos. Le hizo especialmente gracia Elazar, que parecía no sospechar nada y miraba a Evander de arriba a abajo, analizándolo. Podía imaginarse la clase de pensamientos que pasaría por su mente, algo así como "¿De qué clase de Mc Donald's ha salido este gordo?" y cosas así superficiales. Evander realmente pensaba que tendrían que abrir un comercio similar en Hogsmeade, seguro que tendría éxito.
- Me estás diciendo que no debería estar aquí... ¿Quieres que me vaya?... - le contestó al rubio melenón, poniendo cara de cordero degollado y como si realmente se fuera a poner a llorar si la respuesta era afirmativa. Pero antes de poder seguir con el numerito que tanto prometía, Draken se acercó a él, cogiéndolo incluso por el cuello de la camisa. Evander se sorprendió un poco, pero su serenidad interior pocas veces se veía alterada, ni siquiera si lo cogían y parecía que estuvieran a punto de pegarle, era como si Evander supiera que eso nunca iba a ocurrir... Aunque sí que se le pasó por la cabeza pensar que acabaría dentro del lago. Para su suerte no fue así. Escuchó paciente a su amigo, evitando soltar alguna carcajada y manteniendo el rostro impasible, incluso aguantando las malas miradas de Draken, antes de que éste último volviera a sentarse en el lugar que estaba previo a la aparición de Evander. En un cerrar y abrir de ojos, el ruso volvió a su aspecto habitual, el cual ya comenzaba a echar de menos y seguro que su lirón Artemis también, que no pudo más que asomarse por su bolsillo porque se había quedado chafado por tanta grasa y se estaba ahogando. Finalmente decidió quedarse en su hombro, antes de que a su amo se le ocurriera otra de sus grandes ideas.
Miró a Elazar de forma seria, como si quisiera encontrar el mismo desconcierto que sentía él en los ojos de Selvaggi, pero al poco sonsacó una sonrisa pícara, sin dejar de mirar al rubio. Después de unos segundos, se cruzó de brazos y se dirigió a Draken, dando unos escasos pasos para acercarse a él.
- Que arrebato más Gryffindor que has tenido ahí - dijo rompiendo el silencio, con ese desparpajo que lo solía caracterizar. Anda que iba a calmarlo diciéndole cosas así, pero era su forma de ser: primero encendía la mecha y luego intentaba apagarla - La verdad es que se me estaba haciendo incómodo esto de tener incontables kilos encima, y no os digo ya que es todo un milagro que el pantalón no me haya reventado - confeso, mirándose los tejanos y dando gracias a Morgana de que llevaba una sudadera de las más anchas del armario. Luego volvió a mirar a Elazar con una sonrisita - Así que haciendo quedadas a mis espaldas, ¿eh?... ¿Y eso Draken? ¿Recogiendo cosas por el bosque como caperucita? - preguntó curioso sin que le pasara desapercibida la bolsa que llevaba con cosas raras dentro, igual para pociones, seguramente. Igual lo miraban con caras raras al decir aquello de "Caperucita", ya que Evander conocía cosas del mundo Muggle que para otros sonaba a chino. Es lo que tenía ser un culo inquieto.
- Sé que tu actitud habitual no varía demasiado a la de hoy, ¿Pero ha pasado algo? - preguntó ahora dirigiéndose a los dos. Tenía una ligera intuición, pero le gustaba más que fueran los demás los que se explicaran con la sarta de detalles - Por cierto Elazar, el pelo así te favorece - comentó con una sonrisita, sin pudor, como quien dice "qué buen día hace", y si era en confianza, aún más. Al fin y al cabo se conocían desde la primera vez que se vieron las caras en la sala común, y aunque Evander fuera aparentemente más mayor, en muchos de los casos parecía de la misma edad que ellos o todavía más inmaduro, aunque se podría decir que más bien se lo hacía. En realidad era más listo que el hambre.
- Me estás diciendo que no debería estar aquí... ¿Quieres que me vaya?... - le contestó al rubio melenón, poniendo cara de cordero degollado y como si realmente se fuera a poner a llorar si la respuesta era afirmativa. Pero antes de poder seguir con el numerito que tanto prometía, Draken se acercó a él, cogiéndolo incluso por el cuello de la camisa. Evander se sorprendió un poco, pero su serenidad interior pocas veces se veía alterada, ni siquiera si lo cogían y parecía que estuvieran a punto de pegarle, era como si Evander supiera que eso nunca iba a ocurrir... Aunque sí que se le pasó por la cabeza pensar que acabaría dentro del lago. Para su suerte no fue así. Escuchó paciente a su amigo, evitando soltar alguna carcajada y manteniendo el rostro impasible, incluso aguantando las malas miradas de Draken, antes de que éste último volviera a sentarse en el lugar que estaba previo a la aparición de Evander. En un cerrar y abrir de ojos, el ruso volvió a su aspecto habitual, el cual ya comenzaba a echar de menos y seguro que su lirón Artemis también, que no pudo más que asomarse por su bolsillo porque se había quedado chafado por tanta grasa y se estaba ahogando. Finalmente decidió quedarse en su hombro, antes de que a su amo se le ocurriera otra de sus grandes ideas.
Miró a Elazar de forma seria, como si quisiera encontrar el mismo desconcierto que sentía él en los ojos de Selvaggi, pero al poco sonsacó una sonrisa pícara, sin dejar de mirar al rubio. Después de unos segundos, se cruzó de brazos y se dirigió a Draken, dando unos escasos pasos para acercarse a él.
- Que arrebato más Gryffindor que has tenido ahí - dijo rompiendo el silencio, con ese desparpajo que lo solía caracterizar. Anda que iba a calmarlo diciéndole cosas así, pero era su forma de ser: primero encendía la mecha y luego intentaba apagarla - La verdad es que se me estaba haciendo incómodo esto de tener incontables kilos encima, y no os digo ya que es todo un milagro que el pantalón no me haya reventado - confeso, mirándose los tejanos y dando gracias a Morgana de que llevaba una sudadera de las más anchas del armario. Luego volvió a mirar a Elazar con una sonrisita - Así que haciendo quedadas a mis espaldas, ¿eh?... ¿Y eso Draken? ¿Recogiendo cosas por el bosque como caperucita? - preguntó curioso sin que le pasara desapercibida la bolsa que llevaba con cosas raras dentro, igual para pociones, seguramente. Igual lo miraban con caras raras al decir aquello de "Caperucita", ya que Evander conocía cosas del mundo Muggle que para otros sonaba a chino. Es lo que tenía ser un culo inquieto.
- Sé que tu actitud habitual no varía demasiado a la de hoy, ¿Pero ha pasado algo? - preguntó ahora dirigiéndose a los dos. Tenía una ligera intuición, pero le gustaba más que fueran los demás los que se explicaran con la sarta de detalles - Por cierto Elazar, el pelo así te favorece - comentó con una sonrisita, sin pudor, como quien dice "qué buen día hace", y si era en confianza, aún más. Al fin y al cabo se conocían desde la primera vez que se vieron las caras en la sala común, y aunque Evander fuera aparentemente más mayor, en muchos de los casos parecía de la misma edad que ellos o todavía más inmaduro, aunque se podría decir que más bien se lo hacía. En realidad era más listo que el hambre.
Evander Udinov- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Localización : Brigantia
Re: Caminando sin rumbo.
Había estado a punto de decirle que sí, que le molestaba que estuviera ahí, que quería que se largara, que se comiera un helado solo y siguiera intentando ser las persona más gorda de la escuela. Pero se vio interrumpido, al igual que el otro rubio, por la voz de Draken.
Dio medio paso hacía él, estaba bien echarlo y demás, pero no hacía falta pegarle ni abusar de un pobre chico patético como era él.
Pero según lo oyó hablar fue frunciendo el ceño… ¿Cómo que Udinov? ¿Por qué coño iba a estar así vestido él? O bueno… más que vestido, transformado. Ese tipo daba un poquito de asco, y si lo comparabas con el rubio jugador de quidditch ya era exagerado.
Él se sintió bastante idiota cuando Draken lo vio tan fácil, lo identificó y además lo hizo casi sin mirarlo, o eso había parecido. Le jodió un poco que en cuanto se transformó se llevó una mirada un poco altiva –o eso le pareció a él – por parte del ruso, y ni que decir tiene que estaba molesto, aún, por haber sido interrumpido. Y ese chico era casi peor que el anterior, sobre todo teniendo en cuenta que al gordito lo habrían echado asustándolo con bastante facilidad pero Evander era amigo, de los dos, no alguien a quien podía intentar intimidar o incomodar. Además que igual Stall se molestaba si lo intentaba.
-Me alegro de que no te haya reventado el pantalón, habría sido algo realmente desagradable de ver – dijo eso intentando soltar todo el veneno que tenía en la boca, que saliera o no ya era otra cosa, para empezar porque al chico igual no le importaba que insultara al personaje que había adquirido. Después negó con la cabeza y se sentó junto a Draken, no muy pegado, pero si impidiendo que el otro se fuera a poner entre ellos dos, como si intentara defender su derecho a estar junto a él – no quedamos, hemos coincidido, supongo que tu también estás aquí por casualidad.
Suspiró y se quedó mirando el cigarro por un segundo mientras oía como le hablaba de la bolsa que llevaba Draken. No entendió lo que quiso decir con aquello de caperucita y por eso mismo pensó que sería cualquier tipo de broma medio usual entre ellos dos o vete a saber qué cosa, lo único que tenía en mente en ese momento es que el cigarro que se había estado fumando ahora estaba consumido y apagado por culpa de su interrupción.
Mientras dejaba que ellos dos hablaran o hicieran lo que quisieran se entretuvo jugando con otro cigarrillo nuevo entre los dedos, procuraba no pensar en nada y no girarse, Evander le caía muy bien, pero a veces era un poco más cariñoso de lo que a él le gustaba ver, no podía recriminarle nada, eran amigo y ya, pero aún así prefería apartar la vista sin más.
-¿Mi pelo? – acababa de encenderse el cigarro justo cuando oyó como le llamaba, se habría sonrojado si no fuera porque, bueno joder, era un poco nena y demás pero no iba a ponerse con las mejillas rojas solo porque estuviera despeinado – no hace falta que te burles así Evan, se que está hecho un desastre… – se quedó con el cigarro entre los labios y se pasó ambas manos por el cabello, intentando, sin mucho éxito, arreglarlo – yo te diría que el sobrepeso te sienta bien, pero prefiero no verte así nunca más.
Con un pequeño gesto de malestar volvió a girase y exhaló el humo del cigarro mirando a Draken de reojo, aún esperaba el remedio prometido pero ya ni siquiera parecía estar buscándolo.
-Stall… aún estoy dispuesto a tomarme cualquier cosa que hayas hecho para olvidarme del dolor de estómago… – desvió un poco la mirada hacía el otro muchacho, había preguntado que qué pasaba, pero no había prestado atención a que el inglés le habría respondido.
Dio medio paso hacía él, estaba bien echarlo y demás, pero no hacía falta pegarle ni abusar de un pobre chico patético como era él.
Pero según lo oyó hablar fue frunciendo el ceño… ¿Cómo que Udinov? ¿Por qué coño iba a estar así vestido él? O bueno… más que vestido, transformado. Ese tipo daba un poquito de asco, y si lo comparabas con el rubio jugador de quidditch ya era exagerado.
Él se sintió bastante idiota cuando Draken lo vio tan fácil, lo identificó y además lo hizo casi sin mirarlo, o eso había parecido. Le jodió un poco que en cuanto se transformó se llevó una mirada un poco altiva –o eso le pareció a él – por parte del ruso, y ni que decir tiene que estaba molesto, aún, por haber sido interrumpido. Y ese chico era casi peor que el anterior, sobre todo teniendo en cuenta que al gordito lo habrían echado asustándolo con bastante facilidad pero Evander era amigo, de los dos, no alguien a quien podía intentar intimidar o incomodar. Además que igual Stall se molestaba si lo intentaba.
-Me alegro de que no te haya reventado el pantalón, habría sido algo realmente desagradable de ver – dijo eso intentando soltar todo el veneno que tenía en la boca, que saliera o no ya era otra cosa, para empezar porque al chico igual no le importaba que insultara al personaje que había adquirido. Después negó con la cabeza y se sentó junto a Draken, no muy pegado, pero si impidiendo que el otro se fuera a poner entre ellos dos, como si intentara defender su derecho a estar junto a él – no quedamos, hemos coincidido, supongo que tu también estás aquí por casualidad.
Suspiró y se quedó mirando el cigarro por un segundo mientras oía como le hablaba de la bolsa que llevaba Draken. No entendió lo que quiso decir con aquello de caperucita y por eso mismo pensó que sería cualquier tipo de broma medio usual entre ellos dos o vete a saber qué cosa, lo único que tenía en mente en ese momento es que el cigarro que se había estado fumando ahora estaba consumido y apagado por culpa de su interrupción.
Mientras dejaba que ellos dos hablaran o hicieran lo que quisieran se entretuvo jugando con otro cigarrillo nuevo entre los dedos, procuraba no pensar en nada y no girarse, Evander le caía muy bien, pero a veces era un poco más cariñoso de lo que a él le gustaba ver, no podía recriminarle nada, eran amigo y ya, pero aún así prefería apartar la vista sin más.
-¿Mi pelo? – acababa de encenderse el cigarro justo cuando oyó como le llamaba, se habría sonrojado si no fuera porque, bueno joder, era un poco nena y demás pero no iba a ponerse con las mejillas rojas solo porque estuviera despeinado – no hace falta que te burles así Evan, se que está hecho un desastre… – se quedó con el cigarro entre los labios y se pasó ambas manos por el cabello, intentando, sin mucho éxito, arreglarlo – yo te diría que el sobrepeso te sienta bien, pero prefiero no verte así nunca más.
Con un pequeño gesto de malestar volvió a girase y exhaló el humo del cigarro mirando a Draken de reojo, aún esperaba el remedio prometido pero ya ni siquiera parecía estar buscándolo.
-Stall… aún estoy dispuesto a tomarme cualquier cosa que hayas hecho para olvidarme del dolor de estómago… – desvió un poco la mirada hacía el otro muchacho, había preguntado que qué pasaba, pero no había prestado atención a que el inglés le habría respondido.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Rodó los ojos con una ligera mueca de asco y resopló, acabando por girar el rostro hacia ambos, viendo como uno de los rubios, Evander, se acercaba a él, seguido del italiano, de Selvaggi, que parecía no querer quedarse muy lejos o mas bien, que no quería que estos se quedasen muy cerca entre si.
- Nadie ha quedado con nadie, simplemente nos hemos terminando encontrando, y al parecer tu también, ¿o es que estás en modo acosador y te has dedicado a seguir a alguno de nosotros? - Le acusó, mirándole con mala cara un momento antes de seguir fumando.
- Te gusta demasiado joder, a veces resultas insoportable tío. - Se quejó, dando una nueva y última calada al cigarrillo, expulsando el humo del mismo por la nariz, lanzando la colilla a uno de los pequeños estanques por los que estaba formada la zona en la que estaban antes de volver la vista hacia el ruso, poniendo una mueca de asco al escuchar aquello que le acababa de decir en un momento reciente, sin llegar a identificar aquello de “caperucita”, pero sonándole totalmente a que se lo dijo a modo de insulto. - Tsk... que te den, buscaba plantas para pociones, ya haré una que se encargue de hacerte engordar tal y como tu anterior aspecto, seguro que con tanta grasa asfixias a la pobre rata y así te salvas de seguir siendo descubierto. - Arrugó la nariz; no quería ser tan... ¿borde? Pero estaba así desde la mañana, y que su amigo hubiese hecho esa aparición solo había conseguido que su humor empeorase un poco más.
- Llevo así todo el puto día, me desperté de mal humor, dormí poco, y ahora apareces tú tocando los cojones... - Bufó y se pasó una mano por el pelo, tragando saliva, humedeciéndose después los labios con la punta dela lengua mientras negaba con la cabeza.
Se quedó por un momento en silencio, escuchando como ambos colegas suyos empezaban a soltarse pullas el uno al otro, pudiendo notar como se tensionaba un poco el ambiente. El metamorfomago se pasó la mano a la cara para cubrirse el rostro con resignación, suspirando y negando un poco, deseando que de una maldita vez dejasen de echarse mierda el uno al otro, y entonces, justo cuando fue a decir algo, a quejarse, escuchó la voz de su mejor amigo, dirigiéndose a él.
Asintió con la cabeza y tras meter la mano en la bolsa, ahora de seguido sacó el frasco que antes estuvo a punto de ofrecerle, tendiéndoselo a Elazar. - Tomalo entero y se te pasará. - Musitó con el ceño algo fruncido, mirando al chico por un momento fijamente a los ojos, manteniéndole la mirada por el tiempo que el otro tardó en coger la poción. - Pero solo tomala si realmente tienes dolor de estómago o lo que sea, no vayas a meterte al cuerpo algo sin más. - Parecía que ahora ese par iban a estar por un rato soltando estupideces el uno del otro, y ahora a él le tendría que tocar aguantarlo.
- Nadie ha quedado con nadie, simplemente nos hemos terminando encontrando, y al parecer tu también, ¿o es que estás en modo acosador y te has dedicado a seguir a alguno de nosotros? - Le acusó, mirándole con mala cara un momento antes de seguir fumando.
- Te gusta demasiado joder, a veces resultas insoportable tío. - Se quejó, dando una nueva y última calada al cigarrillo, expulsando el humo del mismo por la nariz, lanzando la colilla a uno de los pequeños estanques por los que estaba formada la zona en la que estaban antes de volver la vista hacia el ruso, poniendo una mueca de asco al escuchar aquello que le acababa de decir en un momento reciente, sin llegar a identificar aquello de “caperucita”, pero sonándole totalmente a que se lo dijo a modo de insulto. - Tsk... que te den, buscaba plantas para pociones, ya haré una que se encargue de hacerte engordar tal y como tu anterior aspecto, seguro que con tanta grasa asfixias a la pobre rata y así te salvas de seguir siendo descubierto. - Arrugó la nariz; no quería ser tan... ¿borde? Pero estaba así desde la mañana, y que su amigo hubiese hecho esa aparición solo había conseguido que su humor empeorase un poco más.
- Llevo así todo el puto día, me desperté de mal humor, dormí poco, y ahora apareces tú tocando los cojones... - Bufó y se pasó una mano por el pelo, tragando saliva, humedeciéndose después los labios con la punta dela lengua mientras negaba con la cabeza.
Se quedó por un momento en silencio, escuchando como ambos colegas suyos empezaban a soltarse pullas el uno al otro, pudiendo notar como se tensionaba un poco el ambiente. El metamorfomago se pasó la mano a la cara para cubrirse el rostro con resignación, suspirando y negando un poco, deseando que de una maldita vez dejasen de echarse mierda el uno al otro, y entonces, justo cuando fue a decir algo, a quejarse, escuchó la voz de su mejor amigo, dirigiéndose a él.
Asintió con la cabeza y tras meter la mano en la bolsa, ahora de seguido sacó el frasco que antes estuvo a punto de ofrecerle, tendiéndoselo a Elazar. - Tomalo entero y se te pasará. - Musitó con el ceño algo fruncido, mirando al chico por un momento fijamente a los ojos, manteniéndole la mirada por el tiempo que el otro tardó en coger la poción. - Pero solo tomala si realmente tienes dolor de estómago o lo que sea, no vayas a meterte al cuerpo algo sin más. - Parecía que ahora ese par iban a estar por un rato soltando estupideces el uno del otro, y ahora a él le tendría que tocar aguantarlo.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Soltó unas disimuladas carcajadas cuando Draken insinuó que había seguido a alguno de los dos presentes. Debían ser esos años de convivencia que ya incluso sabían que pocas veces Evander estaba en un sitio por pura coincidencia.
- Sí que me conoces bien... Pero no, en esta ocasión también estoy aquí por casualidad. Después de todo el verano, me apetecía volver a dar un paseo por los exteriores de Brigantia, y así de paso el lirón igual encontraba alguna bellota a la que echar mano - remarcó la palabra, aunque a esas alturas dudaba que Draken dejara de llamarlo 'rata'. Con su contestación también despejaría las dudas de Selvaggi, suponía. No le había quitado ojo a éste último, mientras se acomodaba al lado de su amigo. A poco y no lo dejaría respirar, y notó la clase de "indirecta" que eso significaba para Evander. Pero a eso sólo respondió con una sonrisa; no quería ser un roba-novios ni mucho menos... Sólo se divertía un poco. De hecho nunca se había imaginado a él mismo teniendo una pareja estable... Sería debido a lo independiente que era y le gustaba tener libertad. No sería una buena pareja, no, definitivamente.
- Gracias por tu sinceridad Elazar - contestó en un amago de risa - Pero yo lo del pelo lo decía en serio - dijo guiñándole un ojo disimuladamente y dirigiéndose al árbol donde estaban sentados, apoyándose en el tronco, aún de pié. Pocas veces solía cansarse, a pesar de lo pasota que pudiera parecer o lo sangre fría, Evander tenía energía para rato. En ocasiones parecía como si le hubieran dado cuerda infinita, sobretodo a su lengua.
- ¿Hacerme engordar? No gracias, no es mi intención partir escobas en los entrenamientos de Quidditch. Pero gracias por tu ofrecimiento, ha sido muy amable por tu parte - ironizó, aunque sus "ironías" siempre sonaran como si de verdad lo dijera. Observó con atención como tanto uno como otro jugueteaban con los cigarrillos. Aún no llegaba a acostumbrarse a ver a Elazar fumando, debido a su carácter y por cómo parecía que se cuidaba, destrozándose así los pulmones. Qué pena. Bueno, no iba a negar por otra parte que los cigarrillos siempre daban un cierto atractivo - Yo siempre soy muy oportuno. Admite que me estabas esperando. Bueno, aunque no lo admitas yo sé que sí - afirmó seguro de lo que decía, dirigiéndose a Draken mientras miraba de reojo a Elazar y sin borrar esa sonrisa tan característica en su rostro. - Quizás tú deberías tomarte otra poción parecida, Draken, o a este paso te reventará la vena de la frente. Relajémonos, es comienzo de curso, los paisajes nos invitan... - dijo eso en un principio mirando en dirección al lago, y luego clavando los ojos en aquellos dos. Hombre, ¿se podía pedir mejores amistades para alegrar la vista? Al menos físicamente.
Tras soltar aquello, Evander se dejó caer sentándose al otro lado de Draken, casi a la misma distancia que estaba Selvaggi de éste último. Vamos a tensar un poco el ambiente, como es de costumbre en el ruso.
- Y... ¿Habéis hecho algo interesante durante el verano?... - preguntó en un tono algo suspicaz. Aquello podría interpretarse de varias maneras, debido también a la mirada que le estaba lanzando a Draken, algo así como sugerente, mientras mantenía una sonrisita pícara, sin dejar de mirar de soslayo a Elazar para no pasar por alto sus gestos o expresiones.
- Sí que me conoces bien... Pero no, en esta ocasión también estoy aquí por casualidad. Después de todo el verano, me apetecía volver a dar un paseo por los exteriores de Brigantia, y así de paso el lirón igual encontraba alguna bellota a la que echar mano - remarcó la palabra, aunque a esas alturas dudaba que Draken dejara de llamarlo 'rata'. Con su contestación también despejaría las dudas de Selvaggi, suponía. No le había quitado ojo a éste último, mientras se acomodaba al lado de su amigo. A poco y no lo dejaría respirar, y notó la clase de "indirecta" que eso significaba para Evander. Pero a eso sólo respondió con una sonrisa; no quería ser un roba-novios ni mucho menos... Sólo se divertía un poco. De hecho nunca se había imaginado a él mismo teniendo una pareja estable... Sería debido a lo independiente que era y le gustaba tener libertad. No sería una buena pareja, no, definitivamente.
- Gracias por tu sinceridad Elazar - contestó en un amago de risa - Pero yo lo del pelo lo decía en serio - dijo guiñándole un ojo disimuladamente y dirigiéndose al árbol donde estaban sentados, apoyándose en el tronco, aún de pié. Pocas veces solía cansarse, a pesar de lo pasota que pudiera parecer o lo sangre fría, Evander tenía energía para rato. En ocasiones parecía como si le hubieran dado cuerda infinita, sobretodo a su lengua.
- ¿Hacerme engordar? No gracias, no es mi intención partir escobas en los entrenamientos de Quidditch. Pero gracias por tu ofrecimiento, ha sido muy amable por tu parte - ironizó, aunque sus "ironías" siempre sonaran como si de verdad lo dijera. Observó con atención como tanto uno como otro jugueteaban con los cigarrillos. Aún no llegaba a acostumbrarse a ver a Elazar fumando, debido a su carácter y por cómo parecía que se cuidaba, destrozándose así los pulmones. Qué pena. Bueno, no iba a negar por otra parte que los cigarrillos siempre daban un cierto atractivo - Yo siempre soy muy oportuno. Admite que me estabas esperando. Bueno, aunque no lo admitas yo sé que sí - afirmó seguro de lo que decía, dirigiéndose a Draken mientras miraba de reojo a Elazar y sin borrar esa sonrisa tan característica en su rostro. - Quizás tú deberías tomarte otra poción parecida, Draken, o a este paso te reventará la vena de la frente. Relajémonos, es comienzo de curso, los paisajes nos invitan... - dijo eso en un principio mirando en dirección al lago, y luego clavando los ojos en aquellos dos. Hombre, ¿se podía pedir mejores amistades para alegrar la vista? Al menos físicamente.
Tras soltar aquello, Evander se dejó caer sentándose al otro lado de Draken, casi a la misma distancia que estaba Selvaggi de éste último. Vamos a tensar un poco el ambiente, como es de costumbre en el ruso.
- Y... ¿Habéis hecho algo interesante durante el verano?... - preguntó en un tono algo suspicaz. Aquello podría interpretarse de varias maneras, debido también a la mirada que le estaba lanzando a Draken, algo así como sugerente, mientras mantenía una sonrisita pícara, sin dejar de mirar de soslayo a Elazar para no pasar por alto sus gestos o expresiones.
Evander Udinov- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Localización : Brigantia
Re: Caminando sin rumbo.
Se había quejado abiertamente cuando dijo aquello de que lo tomara solamente si de verdad le dolía. Era obvio que le dolía, joder, se podría haber inventado cualquier otra escusa, pero había sido sincero, y el muy gilipollas se dedicaba a pensar que no era así. Pues no joder, no lo era… no era un puto mentiroso, menos aún con él, no sabía mentirle a Draken.
-No voy a meterme nada en el cuerpo sin necesidad, tranquilo – lo dijo en un tono obviamente molesto mientras le quitaba el frasco de entre las manos. Era horrible que pensara que le estaba mintiendo y si no fuera porque estaba ahí el otro chico le encararía mucho más. Pero con él delante… no quería mostrarse tan jodidamente vulnerable frente a un supuesto rival.
Dejó de hablar con ellos por un momento mientras se tomaba el contenido del frasco, estaba asquerosamente malo, frunció el ceño tras tomarlo entero y le devolvió el frasco a Draken, mirando por un segundo a Evander. Se sentía un poco observado, notaba como cada vez que el chico decía algo le clavaba los ojos, esperando reacciones, esperando que se quejara… cualquier cosa.
-No creo que una poción que sabe a rayos le haga mejorar el humor – había intentado dejar de lado el resto de comentarios, sobre su pelo sobre todo, aún seguía pensando que su aspecto era penoso y por ello le había molestado que dijera eso. También desvió su atención al ver como se sentaba, se le había acercado muchísimo, tanto como él en realidad, pero joder… se volvió a llevar el cigarro a la boca, cuando le dio la calada no tuvo más que quedarse mirando el pitillo, lanzándole miradas de reojo a Evander. Estaba seguro de que después de sentarse junto a él haría algo más, solo para molestarle. Conocía demasiado bien a Evan como para que aquello le pillara desprevenido…
Y había que decir que si se picaba un poco más al estar en su presencia era porque el año más “fructífero” para la relación rara que mantenía con Draken, fue el mismo año que Evander había estado lejos de la misma. Por supuesto fue puta casualidad, pero Selvaggi se empeñaba en pensar lo contrario. ¿Y si ellos tenían el mismo tipo de relación? Al fin y al cabo lo que había mantenido con Draken durante ese tiempo había sido “secreto” o más bien privado entre ellos dos… quizás con Evander había tenido más o menos lo mismo, ambos eran muy dados a huir del compromiso, y muy dados también a divertirse sin más. Era normal que alguien tan inseguro como Elazar terminara pensando cualquier cosa de ellos, más con toda la cercanía que solían mostrarse mutuamente.
Aquellos pensamientos le habían hecho abstraerse hasta un punto de no retorno, se había perdido si habían hablado algo más y de pronto oyó lo de las vacaciones. Aquellas mierdas vacaciones. Miró a Draken, estaban entre amigos, él no había tenido los santos cojones de preguntarle que había estado haciendo fuera de las prácticas, ahora podría enterarse, además, el tono de Evander dejaba entender que no quería cosas aburridas, si no que esperaba más bien algo de sustancia.
-Mi verano ha sido como el más aburrido de toda mi vida. No tengo nada que contar en realidad… – se le ocurrió por un momento intentar algo, fingir que no estaba pensando en Draken todo el puto día, o que en ese mismo instante no estaba pensando en nada más interesante… quería ver si el metamorfomago demostraba algo de celos, o si Evan intentaba ponerlo en evidencia delante de su mejor amigo, o vete a saber qué cosa, exageraría un poco la verdad – supongo que sí que hay algo… pero no me gusta andar sacando gente del armario y ya que me ayudó a estudiar todo el verano estaría un poco feo hablar de lo que hacíamos para descansar – con total naturalidad soltó un par de risotadas, como si con aquello hubiera dado toda la información necesaria para que sus compañeros supieran de que hablaba… y lo mejor es que como realmente nunca hablaba de esas cosas sería natural esa forma de decirlo – dejando eso de lado… nada, ya dije, todo el verano estudiando, por no ir, no fui casi ni a la playa, me veo un poco pálido este año.
-No voy a meterme nada en el cuerpo sin necesidad, tranquilo – lo dijo en un tono obviamente molesto mientras le quitaba el frasco de entre las manos. Era horrible que pensara que le estaba mintiendo y si no fuera porque estaba ahí el otro chico le encararía mucho más. Pero con él delante… no quería mostrarse tan jodidamente vulnerable frente a un supuesto rival.
Dejó de hablar con ellos por un momento mientras se tomaba el contenido del frasco, estaba asquerosamente malo, frunció el ceño tras tomarlo entero y le devolvió el frasco a Draken, mirando por un segundo a Evander. Se sentía un poco observado, notaba como cada vez que el chico decía algo le clavaba los ojos, esperando reacciones, esperando que se quejara… cualquier cosa.
-No creo que una poción que sabe a rayos le haga mejorar el humor – había intentado dejar de lado el resto de comentarios, sobre su pelo sobre todo, aún seguía pensando que su aspecto era penoso y por ello le había molestado que dijera eso. También desvió su atención al ver como se sentaba, se le había acercado muchísimo, tanto como él en realidad, pero joder… se volvió a llevar el cigarro a la boca, cuando le dio la calada no tuvo más que quedarse mirando el pitillo, lanzándole miradas de reojo a Evander. Estaba seguro de que después de sentarse junto a él haría algo más, solo para molestarle. Conocía demasiado bien a Evan como para que aquello le pillara desprevenido…
Y había que decir que si se picaba un poco más al estar en su presencia era porque el año más “fructífero” para la relación rara que mantenía con Draken, fue el mismo año que Evander había estado lejos de la misma. Por supuesto fue puta casualidad, pero Selvaggi se empeñaba en pensar lo contrario. ¿Y si ellos tenían el mismo tipo de relación? Al fin y al cabo lo que había mantenido con Draken durante ese tiempo había sido “secreto” o más bien privado entre ellos dos… quizás con Evander había tenido más o menos lo mismo, ambos eran muy dados a huir del compromiso, y muy dados también a divertirse sin más. Era normal que alguien tan inseguro como Elazar terminara pensando cualquier cosa de ellos, más con toda la cercanía que solían mostrarse mutuamente.
Aquellos pensamientos le habían hecho abstraerse hasta un punto de no retorno, se había perdido si habían hablado algo más y de pronto oyó lo de las vacaciones. Aquellas mierdas vacaciones. Miró a Draken, estaban entre amigos, él no había tenido los santos cojones de preguntarle que había estado haciendo fuera de las prácticas, ahora podría enterarse, además, el tono de Evander dejaba entender que no quería cosas aburridas, si no que esperaba más bien algo de sustancia.
-Mi verano ha sido como el más aburrido de toda mi vida. No tengo nada que contar en realidad… – se le ocurrió por un momento intentar algo, fingir que no estaba pensando en Draken todo el puto día, o que en ese mismo instante no estaba pensando en nada más interesante… quería ver si el metamorfomago demostraba algo de celos, o si Evan intentaba ponerlo en evidencia delante de su mejor amigo, o vete a saber qué cosa, exageraría un poco la verdad – supongo que sí que hay algo… pero no me gusta andar sacando gente del armario y ya que me ayudó a estudiar todo el verano estaría un poco feo hablar de lo que hacíamos para descansar – con total naturalidad soltó un par de risotadas, como si con aquello hubiera dado toda la información necesaria para que sus compañeros supieran de que hablaba… y lo mejor es que como realmente nunca hablaba de esas cosas sería natural esa forma de decirlo – dejando eso de lado… nada, ya dije, todo el verano estudiando, por no ir, no fui casi ni a la playa, me veo un poco pálido este año.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Escuchó todo lo que tenían que decir tanto el uno como el otro, escuchando las quejas de ambos, los piques, las preguntas... en definitiva, que le estaban poniendo la cabeza con un tanto de dolor de cabeza.
Las ganas de joder de Udinov, la queja de Elazar sobre lo de haberle pedido la poción para nada y el mal sabor de la poción... Suspiró de forma pesada, arrugando la nariz acabando por negar un poco con la cabeza; cada vez el ambiente se estaba cargando mas, se estaba poniendo mas tenso entre los otros dos, y él estaba en el puto medio.
Se pasó la mano por el pelo y negó con la cabeza un poco, tragando saliva, haciendo amago de ir a levantarse pero entonces escuchó la pregunta que Evander formuló, girando el rostro hacia él un momento antes de volver la vista a las aguas vaporosas que tenían enfrente.
Simplemente se encogió de hombros, no había hecho absolutamente nada interesante, solo las practicas de medimagia y poco mas, y eso no es que fuera nada entretenido, todo había que decirlo, y menos aún de contar... sabía perfectamente que era lo que el ruso quería saber, joder, pero no tenía nada que contar.
En ese momento, sus quejas mentales se desvanecieron cuando escuchó la voz de Selvaggi, girando ahora el rostro para mirarle a él, en cierto modo, sorprendido cuando a parte de la primera frase, siguió hablando.
¿Cómo cojones se suponía que Selvaggi, había estado estudiando-follando en el verano? Alzó una ceja curioso, no mostrando que realmente le molestó un... poco lo que estaba contando en esos momentos. No es que realmente hubiesen estado en contacto en ese verano, pero... joder, esas cosas siempre se las habían contado entre ellos; ¿ahora resultaba que no tenían esa puta confianza de toda la puta vida?
Cuando escuchó aquella historieta y se vio que ya quería dejar de lado el tema, fue él mismo e que habló. - Mnh... yo simplemente estuve haciendo unas practicas de medimagia, con la madre de esta nenaza. - Dijo señalando un poco a Elazar, encogiéndose de hombros. - Me ayudó, aunque no demasiado, por el tema de las pociones y eso, así que... Supongo que ahora en el tema variedad, se algo mas.
Ahora volvió el rostro hacia Udinov una vez mas. - ¿Y tú en tu verano que? ¿Practicando a como volverte mas gordo para tus exageradas transformaciones? - Rió un poco de forma socarrona, sin ganas en realidad, y negó con la cabeza. - Menuda forma tan jodidamente... desagradable tienes de ensuciar el ser metamorfomago. - Musitó.
Las ganas de joder de Udinov, la queja de Elazar sobre lo de haberle pedido la poción para nada y el mal sabor de la poción... Suspiró de forma pesada, arrugando la nariz acabando por negar un poco con la cabeza; cada vez el ambiente se estaba cargando mas, se estaba poniendo mas tenso entre los otros dos, y él estaba en el puto medio.
Se pasó la mano por el pelo y negó con la cabeza un poco, tragando saliva, haciendo amago de ir a levantarse pero entonces escuchó la pregunta que Evander formuló, girando el rostro hacia él un momento antes de volver la vista a las aguas vaporosas que tenían enfrente.
Simplemente se encogió de hombros, no había hecho absolutamente nada interesante, solo las practicas de medimagia y poco mas, y eso no es que fuera nada entretenido, todo había que decirlo, y menos aún de contar... sabía perfectamente que era lo que el ruso quería saber, joder, pero no tenía nada que contar.
En ese momento, sus quejas mentales se desvanecieron cuando escuchó la voz de Selvaggi, girando ahora el rostro para mirarle a él, en cierto modo, sorprendido cuando a parte de la primera frase, siguió hablando.
¿Cómo cojones se suponía que Selvaggi, había estado estudiando-follando en el verano? Alzó una ceja curioso, no mostrando que realmente le molestó un... poco lo que estaba contando en esos momentos. No es que realmente hubiesen estado en contacto en ese verano, pero... joder, esas cosas siempre se las habían contado entre ellos; ¿ahora resultaba que no tenían esa puta confianza de toda la puta vida?
Cuando escuchó aquella historieta y se vio que ya quería dejar de lado el tema, fue él mismo e que habló. - Mnh... yo simplemente estuve haciendo unas practicas de medimagia, con la madre de esta nenaza. - Dijo señalando un poco a Elazar, encogiéndose de hombros. - Me ayudó, aunque no demasiado, por el tema de las pociones y eso, así que... Supongo que ahora en el tema variedad, se algo mas.
Ahora volvió el rostro hacia Udinov una vez mas. - ¿Y tú en tu verano que? ¿Practicando a como volverte mas gordo para tus exageradas transformaciones? - Rió un poco de forma socarrona, sin ganas en realidad, y negó con la cabeza. - Menuda forma tan jodidamente... desagradable tienes de ensuciar el ser metamorfomago. - Musitó.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
La verdad es que a Evander no le hubiera gustado estar en el lugar de Elazar. Sabía que eran amigos, y en los amigos se solía confiar pero... El ruso siempre tenía la manía de mirar, mirar, remirar e incluso oler toda cosa que viniera de manos ajenas y que tenía que ser ingerido. En enfermería ya conocían incluso esas costumbres suyas peculiares, y es que no lo podía evitar, era un desconfiado aunque no lo pareciera porque lo disimulaba bien. Igual ellos dos ya eran conscientes de ello, ya que, como antes había dicho, llevaban tiempo conociéndose. Bueno, en ese sentido tenía suerte de ser una persona con una salud prácticamente de hierro. Aunque eso no quería decir que no cogiera algún que otro resfriado y que llegara a mantener una relación especial con su paquete de Cleenex cada invierno.
La verdad es que la respuesta de Selvaggi le había sorprendido. De los dos ahí presentes era el que menos se esperaba que tuviera un verano movidito en ese sentido, al parecer sería al revés de lo que Evander siempre había creído. Lástima que no estaba en la mejor posición para apreciar que Draken también se había sorprendido por ello.
− ¡Demonios! ¿Os habéis llevado la Universidad a casa o cómo es eso? Parece como si no hubierais tenido vacaciones – sonrió incrédulo al enterarse que no sólo Elazar había pasado un par de meses más estudiando, sino que encima también Draken. ¿Quién hubiera dicho que eran tan aplicados? Aunque bueno, quizás se lo pasaban bien así, alimentando a su pequeño gran empollón interior. Cierto era que Evander nunca había sido un mal estudiante, pero desde luego lo último que elegiría como entretenimiento era un libro; se tomaba los estudios con calma, mucha calma. Tenía ganas de saber más respecto a lo del noviete que se había echado Elazar durante el verano, así que sutilmente dejó caer − ¿Feo? ¡Vamos, si estamos en confianza! Ni que fuéramos a chivarnos a ese chico que nos has hablado sobre él, ¿Verdad? – afirmó echando una mirada a Draken buscando su confirmación, o igual entre ellos ya habían hablado sobre el tema, siendo tan buenos amigos... − Deberíais echar un poco más de sal a vuestras vidas, o a este paso acabaréis jubilándoos a los treinta porque pensarán que sois abuelitos con ochenta y pico tacos. Un poco de aventura os hace falta - añadió con picardía.
Tras las respuestas, la pregunta que antes les había formulado Evander se reinvirtió dirigiéndose ahora hacia él. Se acomodó un poco, cruzando las piernas en una pose india como solía decirse, y comenzó a juguetear con unos hierbajos del suelo. Luego, imitando un poco a sus compañeros, miró hacia el frente donde estaba el gran lago que humeaba debido al calor que solía desprender.
− Oh, ¿Yo? – preguntó frunciendo el ceño como si hubiera un rayo de Sol que lo molestara, a pesar de que las copas de los árboles cubrían prácticamente el lugar − Genial la verdad, casi no he tenido tiempo de aburrirme. Playa, amigos... Deporte, actividades y demás. Y no digas eso – dijo refiriéndose a lo de ensuciar la metamorfomagia, empujando sutilmente la cabeza de Draken con un dedo con una sonrisa juguetona − Pobres gordos... – continuó − Que yo también me lo tomaba a broma hasta que he experimentado lo que se siente. Me compadezco de ellos, la verdad. Yo por mucho que coma no hay manera que gane ni que sea un kilo... No quiero pensar lo terrible que debe ser intentar empezar una dieta de esas, la comida es un placer... Bueno, uno de ellos. Por cierto, ¿Alguno de vosotros va a hacer Quidditch este año? Quiero quedarme con las caras de mis futuros rivales antes de competir contra ellos, con esta pregunta inicio la lista y la investigación. – afirmó, y eso era totalmente cierto; llevaba siempre una especie de pequeña agenda en el bolsillo donde solía apuntar cosas importantes, a pesar de que Evander tenía una memoria fotográfica por la cual no tenía nada que envidiarle a los superdotados, pero nunca iba de más llevarla por si acaso. Pero en aquel momento no creía necesitarla tampoco.
La verdad es que la respuesta de Selvaggi le había sorprendido. De los dos ahí presentes era el que menos se esperaba que tuviera un verano movidito en ese sentido, al parecer sería al revés de lo que Evander siempre había creído. Lástima que no estaba en la mejor posición para apreciar que Draken también se había sorprendido por ello.
− ¡Demonios! ¿Os habéis llevado la Universidad a casa o cómo es eso? Parece como si no hubierais tenido vacaciones – sonrió incrédulo al enterarse que no sólo Elazar había pasado un par de meses más estudiando, sino que encima también Draken. ¿Quién hubiera dicho que eran tan aplicados? Aunque bueno, quizás se lo pasaban bien así, alimentando a su pequeño gran empollón interior. Cierto era que Evander nunca había sido un mal estudiante, pero desde luego lo último que elegiría como entretenimiento era un libro; se tomaba los estudios con calma, mucha calma. Tenía ganas de saber más respecto a lo del noviete que se había echado Elazar durante el verano, así que sutilmente dejó caer − ¿Feo? ¡Vamos, si estamos en confianza! Ni que fuéramos a chivarnos a ese chico que nos has hablado sobre él, ¿Verdad? – afirmó echando una mirada a Draken buscando su confirmación, o igual entre ellos ya habían hablado sobre el tema, siendo tan buenos amigos... − Deberíais echar un poco más de sal a vuestras vidas, o a este paso acabaréis jubilándoos a los treinta porque pensarán que sois abuelitos con ochenta y pico tacos. Un poco de aventura os hace falta - añadió con picardía.
Tras las respuestas, la pregunta que antes les había formulado Evander se reinvirtió dirigiéndose ahora hacia él. Se acomodó un poco, cruzando las piernas en una pose india como solía decirse, y comenzó a juguetear con unos hierbajos del suelo. Luego, imitando un poco a sus compañeros, miró hacia el frente donde estaba el gran lago que humeaba debido al calor que solía desprender.
− Oh, ¿Yo? – preguntó frunciendo el ceño como si hubiera un rayo de Sol que lo molestara, a pesar de que las copas de los árboles cubrían prácticamente el lugar − Genial la verdad, casi no he tenido tiempo de aburrirme. Playa, amigos... Deporte, actividades y demás. Y no digas eso – dijo refiriéndose a lo de ensuciar la metamorfomagia, empujando sutilmente la cabeza de Draken con un dedo con una sonrisa juguetona − Pobres gordos... – continuó − Que yo también me lo tomaba a broma hasta que he experimentado lo que se siente. Me compadezco de ellos, la verdad. Yo por mucho que coma no hay manera que gane ni que sea un kilo... No quiero pensar lo terrible que debe ser intentar empezar una dieta de esas, la comida es un placer... Bueno, uno de ellos. Por cierto, ¿Alguno de vosotros va a hacer Quidditch este año? Quiero quedarme con las caras de mis futuros rivales antes de competir contra ellos, con esta pregunta inicio la lista y la investigación. – afirmó, y eso era totalmente cierto; llevaba siempre una especie de pequeña agenda en el bolsillo donde solía apuntar cosas importantes, a pesar de que Evander tenía una memoria fotográfica por la cual no tenía nada que envidiarle a los superdotados, pero nunca iba de más llevarla por si acaso. Pero en aquel momento no creía necesitarla tampoco.
Evander Udinov- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Localización : Brigantia
Re: Caminando sin rumbo.
Le molestó. Muchísimo o más. ¿Es que Draken no pensaba ni tan siquiera interesarse? ¿No iba a preguntarle nada? ¿Quién era? ¿Cuándo pasó? ¿Cuántas veces al menos? O sea, es que ni tan siquiera iba a montar un poquitito de drama con aquel tema… le parecía horriblemente feo que no intentara preguntar, cotillear, querer saber un poquito más. No era tan difícil fingir al menos, Evander mismo lo parecía intentar.
-No me llevé la universidad a ninguna parte. Me obligaron a estudiar – se dio cuenta de lo jodidamente infantil que había resultado esa información y aclaró – tampoco quería volver a estudiar lo mismo otro año más, así que en gran parte fue por mi bien.
No hizo comentario alguno sobre el verano de Draken, igual que él había exagerado con el suyo el otro podría haber disimulado un poco lo que había hecho realmente en su verano. Pensar aquello era un poco excesivo, se daba cuenta de ello, pero al fin al cabo le gustaba en algún sentido hacerse drama con determinadas cosas.
-No es que no haya confianza, simplemente supongo que no es algo que os interese demasiado – dijo picado, molesto, sobre todo por la culpa de Draken. Puto amargado – de todas formas y os dije, es un antiguo compañero de clases, terminó la carrera este año así que ya no anda por aquí… supongo que fue una tontería veraniega sin más.
Ahora sí que le había sonado a falso, pero ya no podía volver atrás, y además, tampoco era tan inverosímil, ¿no?
Se calló oyendo él también lo que Evander tenia que decir de su verano, era totalmente él, activo, divertido, y genial. El rubio era un chico digno de admiración, en alguna ocasión había pensado que gran parte de los celos que le profería el muchacho era porque tenía ciertos aspectos que a él le encantaría tener en tu personalidad. Entre ellos, el no ser un puto cobarde que en cuanto piensa en volar casi se esconde.
Y pensando en eso… tuvo que salir el tema. Intentaba que nadie notara su fobia a las alturas, de entre ellos dos Draken era el único que sabía aquel pequeño secreto, y todo porque lo había descubierto puteandole, pero bien, hace un par de años.
-Has pasado un verano de envidia… yo no creo que juegue a quidditch, sabes que no me termina de gustar ese juego – lo dijo restándole importancia, por no ir, no iba ni a ver los partidos porque había que estar en unas gradas altísimas y aquello lo ponía malo no, lo siguiente – seguro que Draken se apunta a jugar y se despierta de madrugada todos los días solo para poder entrenar y tener tiempo aún así de hacer los trabajos de clase.
Su tono era claramente irónico, no le pegaba en absoluto ponerse a jugar a quidditch.
-¿Por qué haces eso? ¿Te ayuda en algo saber contra quien jugaras? Bueno… supongo que es bueno saber sus habilidades y demás – se contestó él mismo, sintiéndose estúpido de pronto solo por preguntar, y ahora miraba al rubio, se estaba picando con Draken y no estaba seguro de querer hablar con él estando delante Evander. No quería tampoco decir nada que lo hiciera sentir incómodo ni siquiera preguntarle qué haría más tarde porque igual el ruso se sentía excluido y había que admitir que dejando de lado la gilipollez de los celos estúpidos le caía muy bien – algún día iré a verte volar – dijo muy seguro de lo que decía, o al menos fingiendo estarlo, lo intentaría en serio – tantos años haciéndolo y aún no he tenido la decencia de ir a apoyarte al partido, solo a molestarte a las fiestas.
Bromeó un poco con aquello y aprovechó ese momento para tirar el cigarro que ya había consumido del todo, escusa perfecta para interaccionar un poco con Draken.
-Te debo aún como mil cigarros… este fin de semana saldré a comprar todo lo que no puedo conseguir aquí, si necesitas para fumar me avisas y así voy compensando mi deuda poco a poco – esto fue una forma muy sutil de decirle que realmente quería hablar con él solo más tarde, tan sutil que hasta él mismo se dio cuenta de que no se iba a entender el mensaje así que simplemente se encogió de hombros – ¿Tenéis algo que hacer ahora? – preguntó a ambos, solo por saber – yo pensaba solo dar una vuelta … y ya se me pasó el dolor de estómago, así que no creo que esté mucho más aquí aún tengo que terminar de arreglar el horario, me he anotado a varias clases de oyente y creo que me van a descuadrar las cosas.
-No me llevé la universidad a ninguna parte. Me obligaron a estudiar – se dio cuenta de lo jodidamente infantil que había resultado esa información y aclaró – tampoco quería volver a estudiar lo mismo otro año más, así que en gran parte fue por mi bien.
No hizo comentario alguno sobre el verano de Draken, igual que él había exagerado con el suyo el otro podría haber disimulado un poco lo que había hecho realmente en su verano. Pensar aquello era un poco excesivo, se daba cuenta de ello, pero al fin al cabo le gustaba en algún sentido hacerse drama con determinadas cosas.
-No es que no haya confianza, simplemente supongo que no es algo que os interese demasiado – dijo picado, molesto, sobre todo por la culpa de Draken. Puto amargado – de todas formas y os dije, es un antiguo compañero de clases, terminó la carrera este año así que ya no anda por aquí… supongo que fue una tontería veraniega sin más.
Ahora sí que le había sonado a falso, pero ya no podía volver atrás, y además, tampoco era tan inverosímil, ¿no?
Se calló oyendo él también lo que Evander tenia que decir de su verano, era totalmente él, activo, divertido, y genial. El rubio era un chico digno de admiración, en alguna ocasión había pensado que gran parte de los celos que le profería el muchacho era porque tenía ciertos aspectos que a él le encantaría tener en tu personalidad. Entre ellos, el no ser un puto cobarde que en cuanto piensa en volar casi se esconde.
Y pensando en eso… tuvo que salir el tema. Intentaba que nadie notara su fobia a las alturas, de entre ellos dos Draken era el único que sabía aquel pequeño secreto, y todo porque lo había descubierto puteandole, pero bien, hace un par de años.
-Has pasado un verano de envidia… yo no creo que juegue a quidditch, sabes que no me termina de gustar ese juego – lo dijo restándole importancia, por no ir, no iba ni a ver los partidos porque había que estar en unas gradas altísimas y aquello lo ponía malo no, lo siguiente – seguro que Draken se apunta a jugar y se despierta de madrugada todos los días solo para poder entrenar y tener tiempo aún así de hacer los trabajos de clase.
Su tono era claramente irónico, no le pegaba en absoluto ponerse a jugar a quidditch.
-¿Por qué haces eso? ¿Te ayuda en algo saber contra quien jugaras? Bueno… supongo que es bueno saber sus habilidades y demás – se contestó él mismo, sintiéndose estúpido de pronto solo por preguntar, y ahora miraba al rubio, se estaba picando con Draken y no estaba seguro de querer hablar con él estando delante Evander. No quería tampoco decir nada que lo hiciera sentir incómodo ni siquiera preguntarle qué haría más tarde porque igual el ruso se sentía excluido y había que admitir que dejando de lado la gilipollez de los celos estúpidos le caía muy bien – algún día iré a verte volar – dijo muy seguro de lo que decía, o al menos fingiendo estarlo, lo intentaría en serio – tantos años haciéndolo y aún no he tenido la decencia de ir a apoyarte al partido, solo a molestarte a las fiestas.
Bromeó un poco con aquello y aprovechó ese momento para tirar el cigarro que ya había consumido del todo, escusa perfecta para interaccionar un poco con Draken.
-Te debo aún como mil cigarros… este fin de semana saldré a comprar todo lo que no puedo conseguir aquí, si necesitas para fumar me avisas y así voy compensando mi deuda poco a poco – esto fue una forma muy sutil de decirle que realmente quería hablar con él solo más tarde, tan sutil que hasta él mismo se dio cuenta de que no se iba a entender el mensaje así que simplemente se encogió de hombros – ¿Tenéis algo que hacer ahora? – preguntó a ambos, solo por saber – yo pensaba solo dar una vuelta … y ya se me pasó el dolor de estómago, así que no creo que esté mucho más aquí aún tengo que terminar de arreglar el horario, me he anotado a varias clases de oyente y creo que me van a descuadrar las cosas.
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Draken simplemente desconectó; no tenía ganas de escuchar charlas aburridas de que era lo que se había hecho en verano, de como a su mejor amigo se lo había estad follando a saber quién,... aunque si había preguntado, era por mero... ¿compromiso? Evander era su colega al fin y al cabo y ya que él había preguntado, pues que se le fuese devuelta la pregunta y que contestase; quizás así, contando que era lo que había hecho en verano, se daba con un canto en los dientes con su odiosa manía de ponerse a cotillear sobre la vida de la gente.
La pregunta de si jugarían al quidditch ya fue algo que consiguió, meramente, hacerle alzar una ceja con curiosidad, para mirar simplemente a su mejor amigo, queriendo ver cual era la respuesta que daba.
Obvio, aquello era lo que se había esperado, que dijese que no le gustaba el juego, como siempre solía hacer, pero él no era alguien que fuese a reírse de ello ni nada.
Cuando el italiano hizo aquél comentario, que supuso el propio metamorfomago que lo hizo en broma, gruñó para dar una clara respuesta, antes de nada, a ambos colegas. - Yo no voy a jugar al Quidditch, nunca me ha gustado y ahora no va a cambiar. - Puso una mueca de asco. - Una panda de gilipollas volando sobre un palo, uno persiguiendo una puta bola y el resto dándose de hostias con otras pelotas. - Le dio igual como pudiese haberle sentado ese comentario a Udinov; simplemente había dicho lo que pensaba.
Negó con la cabeza de forma despectiva; nunca le vio el atractivo a ese juego, nunca entendería como cojones podría ser tan famoso en el mundo mágico.
Asintió suavemente con la cabeza, mirando al italiano y sonriendo un poco de lado, divertido. - Bien, entonces supongo que podría ir contigo y quizás pedirte algo mejor a cambio de tanto cigarrillo... - Se encogió de hombros tras sonreír de forma cabrona, quitándole importancia a sus palabras, y después siguió respondiendo a la pregunta tras haber hecho una pequeña pausa.
- Yo apenas pensaba en ir a la habitación, realmente no tengo ningún plan y eso. - Desganado; eso era lo que estaba. Apenas quería volver a su cuarto para darse una larga ducha, o un baño si no había nadie que fuese a joder, y después se pondría a organizar alguna otra cosa que necesitaba cierto orden; como su baúl y la bolsa que llevaba consigo.
- Eso te pasa por idiota Selvaggi... apuntarte a mas clases de las que de por si ya tienes... - Negó un poco y rodó los ojos. - Si te apuntas a alguna de las que estoy yo también si no sabes algo puedo ayudarte si quieres.
La pregunta de si jugarían al quidditch ya fue algo que consiguió, meramente, hacerle alzar una ceja con curiosidad, para mirar simplemente a su mejor amigo, queriendo ver cual era la respuesta que daba.
Obvio, aquello era lo que se había esperado, que dijese que no le gustaba el juego, como siempre solía hacer, pero él no era alguien que fuese a reírse de ello ni nada.
Cuando el italiano hizo aquél comentario, que supuso el propio metamorfomago que lo hizo en broma, gruñó para dar una clara respuesta, antes de nada, a ambos colegas. - Yo no voy a jugar al Quidditch, nunca me ha gustado y ahora no va a cambiar. - Puso una mueca de asco. - Una panda de gilipollas volando sobre un palo, uno persiguiendo una puta bola y el resto dándose de hostias con otras pelotas. - Le dio igual como pudiese haberle sentado ese comentario a Udinov; simplemente había dicho lo que pensaba.
Negó con la cabeza de forma despectiva; nunca le vio el atractivo a ese juego, nunca entendería como cojones podría ser tan famoso en el mundo mágico.
Asintió suavemente con la cabeza, mirando al italiano y sonriendo un poco de lado, divertido. - Bien, entonces supongo que podría ir contigo y quizás pedirte algo mejor a cambio de tanto cigarrillo... - Se encogió de hombros tras sonreír de forma cabrona, quitándole importancia a sus palabras, y después siguió respondiendo a la pregunta tras haber hecho una pequeña pausa.
- Yo apenas pensaba en ir a la habitación, realmente no tengo ningún plan y eso. - Desganado; eso era lo que estaba. Apenas quería volver a su cuarto para darse una larga ducha, o un baño si no había nadie que fuese a joder, y después se pondría a organizar alguna otra cosa que necesitaba cierto orden; como su baúl y la bolsa que llevaba consigo.
- Eso te pasa por idiota Selvaggi... apuntarte a mas clases de las que de por si ya tienes... - Negó un poco y rodó los ojos. - Si te apuntas a alguna de las que estoy yo también si no sabes algo puedo ayudarte si quieres.
Draken U. Stall- Mensajes : 213
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
– A mí me interesa, igual lo conozco – comentó Evander con una sonrisa. Así que Elazar ya conocía a ese chico desde la Universidad… El ruso ya llevaba allí unos tres años, y con lo cotilla que era, no sería raro que lo conociera, ni que fuera físicamente o de refilón. De los dos, entre Draken y Udinov, éste último parecía ser el más interesado en la historia de Selvaggi. Miró de refilón al Ogmios, y se daba cuenta que quizás podría hacer de buen celestino, de una forma sutil y disimulada, como en ese momento que trataba de sonsacarle lo que… Espera. No, eso no haría que sintieran interés mutuo. ¡Bah! Tiempo al tiempo, esos seguro que acabarían juntos. Serían una pareja de altibajos, estaba seguro, en plan: un día te quiero y al otro tenemos una bronca pero nos reconciliamos, pero seguro que duraría al menos un tiempo. Evander tampoco estaba seguro de que lograran ser una pareja duradera, pero ¡Quién sabe! Uno siempre se podía llevar una sorpresa. Le hacía gracia imaginarse a Elazar haciendo de chacha, incluso con el delantal puesto y un moño improvisado. Una imagen interesante, desde luego.
Y señores, parecía que había dado en el clavo con el tema Quidditch, en eso sí que se parecían: ambos odiaban ese deporte. ¿Eso quería decir que en realidad no les gustaba ningún deporte? Porque básicamente la mayoría se centraban en eso; perseguir un objeto y lograr colarlo por algún lado evitando que el equipo contrario hiciera lo mismo, hasta los muggles jugaban así.
- Toda la razón del mundo, Elazar. ¡Muy mal eso de no venir a apoyarme a ningún partido! Y lo mismo va por ti Draken. ¿Verdad que me prometes que vendrás a verme alguna vez? – preguntó, clavando sus ojos azules en los del italiano. Estaba claro que uno no podía confiar en la palabra de un Slytherin, como lo habían sido ellos tres, pero quizás Elazar llegara a cumplir su palabra, y si éste se aventuraba a venir de público en un partido, igual arrastraría con él a Draken. Al fin y al cabo eran mejores amigos. A través de uno, conseguiría traer al otro también. Además, Elazar tampoco se iba a morir por venir a presenciar una competición de Quidditch… ¿No?... – Realmente sí, siempre es bueno saber del rival y tener información sobre él, eso significa tener más ventaja a la hora de competir. – Aclaró. Desde luego que sí, por experiencia podía afirmar eso. Contra más se supiera del otro, más posibilidad de ganar.
Luego escuchó el argumento que Draken expuso para no jugar al Quidditch. Ofender a Evander era algo realmente complicado, es más, por curioso que sonara, éste solía sonsacar una sonrisa que contra más trataran de ofenderlo, más se ampliaba ésta. Era un gesto que podía molestar a muchos, pero no le importaba. Incluso alguno lo había comparado con la imagen de un Buda.
- Que mente más cerrada, Draken, no deberías pensar así. Quizás sea un juego estúpido –por lo que adivino que ningún deporte te debe gustar– Pero te puedo asegurar que como llegue alto en este juego, puedo llegar a ser alguien muy reconocido, ganar mucho dinero… Y tener muchos prestigios – pronunció eso con una voz muy enigmática y misteriosa, con matices de tenebrismo y bajando la voz, como si no planeara nada bueno, pasando sus ojos de Elazar a Draken y viceversa. - ¿No te parece increíble que, tan sólo por meter una pelota en un aro, perseguir una pelota dorada o batear una esfera perturbada, puedan llegar a calificarte de “estrella” y tener todo a tu alcance? Encima te pones fuerte sin necesidad de gimnasio o puedes desahogar toda tu frustración en el campo, incluso lesionando sutilmente a algún rival que encima te cae mal y así quedarte a gusto porque "fue un accidente". ¿De verdad sigues aún creyendo que es de gilipollas?... – preguntó con una sonrisa ladeada, con algo de perversión y sombría en su rostro mientras se levantaba. Después le dio un par de palmadas en el hombro a Draken, pasando la mirada una vez más de uno a otro - ¿Y crees acaso que dejarse los pulmones negros y quitarse veinte años de vida por puro gusto y vicio por la nicotina, es de ser listo? – dejó caer sin pretender sonar ofensivo, sólo era una manera de devolverle la pelota –nunca mejor dicho– quedándose más ancho que pancho (o más ancho que el tío en el que antes se había transformado). Eso sí, pocas veces iba a usar palabras como “gilipollas”. ¿Por qué no se le había pasado antes por la cabeza eso de ser abogado? Sería un buen partido.
- Voto por la idea de ir a dar un paseo, estirar las piernas no irá nada mal. Quizás yo también iré de oyente a alguna clase, igual os veo por ahí y comparto asignatura con vosotros. Será interesante – comentó con optimismo, preparado para seguir a sus amigos allí a donde fueran, esperando a que se levantaran y demás. Desde luego parecían un par de zombies; ¿Tan mal les había sentado el verano? Así estaban, que parecían vampiros, sobre todo Elazar. Ni el pim pam con el tío ese le había hecho circular la sangre por su cuerpo, que a poco parecía más ruso que él mismo con tanta palidez.
- ¿Alguna vez has pensado en ponerte el pelo moreno, Selvaggi? Si te he visto alguna vez ni me acuerdo, pero sería curioso – dijo pensativo, mientras lo miraba como si intentara imaginárselo con el pelo oscuro.
Y señores, parecía que había dado en el clavo con el tema Quidditch, en eso sí que se parecían: ambos odiaban ese deporte. ¿Eso quería decir que en realidad no les gustaba ningún deporte? Porque básicamente la mayoría se centraban en eso; perseguir un objeto y lograr colarlo por algún lado evitando que el equipo contrario hiciera lo mismo, hasta los muggles jugaban así.
- Toda la razón del mundo, Elazar. ¡Muy mal eso de no venir a apoyarme a ningún partido! Y lo mismo va por ti Draken. ¿Verdad que me prometes que vendrás a verme alguna vez? – preguntó, clavando sus ojos azules en los del italiano. Estaba claro que uno no podía confiar en la palabra de un Slytherin, como lo habían sido ellos tres, pero quizás Elazar llegara a cumplir su palabra, y si éste se aventuraba a venir de público en un partido, igual arrastraría con él a Draken. Al fin y al cabo eran mejores amigos. A través de uno, conseguiría traer al otro también. Además, Elazar tampoco se iba a morir por venir a presenciar una competición de Quidditch… ¿No?... – Realmente sí, siempre es bueno saber del rival y tener información sobre él, eso significa tener más ventaja a la hora de competir. – Aclaró. Desde luego que sí, por experiencia podía afirmar eso. Contra más se supiera del otro, más posibilidad de ganar.
Luego escuchó el argumento que Draken expuso para no jugar al Quidditch. Ofender a Evander era algo realmente complicado, es más, por curioso que sonara, éste solía sonsacar una sonrisa que contra más trataran de ofenderlo, más se ampliaba ésta. Era un gesto que podía molestar a muchos, pero no le importaba. Incluso alguno lo había comparado con la imagen de un Buda.
- Que mente más cerrada, Draken, no deberías pensar así. Quizás sea un juego estúpido –por lo que adivino que ningún deporte te debe gustar– Pero te puedo asegurar que como llegue alto en este juego, puedo llegar a ser alguien muy reconocido, ganar mucho dinero… Y tener muchos prestigios – pronunció eso con una voz muy enigmática y misteriosa, con matices de tenebrismo y bajando la voz, como si no planeara nada bueno, pasando sus ojos de Elazar a Draken y viceversa. - ¿No te parece increíble que, tan sólo por meter una pelota en un aro, perseguir una pelota dorada o batear una esfera perturbada, puedan llegar a calificarte de “estrella” y tener todo a tu alcance? Encima te pones fuerte sin necesidad de gimnasio o puedes desahogar toda tu frustración en el campo, incluso lesionando sutilmente a algún rival que encima te cae mal y así quedarte a gusto porque "fue un accidente". ¿De verdad sigues aún creyendo que es de gilipollas?... – preguntó con una sonrisa ladeada, con algo de perversión y sombría en su rostro mientras se levantaba. Después le dio un par de palmadas en el hombro a Draken, pasando la mirada una vez más de uno a otro - ¿Y crees acaso que dejarse los pulmones negros y quitarse veinte años de vida por puro gusto y vicio por la nicotina, es de ser listo? – dejó caer sin pretender sonar ofensivo, sólo era una manera de devolverle la pelota –nunca mejor dicho– quedándose más ancho que pancho (o más ancho que el tío en el que antes se había transformado). Eso sí, pocas veces iba a usar palabras como “gilipollas”. ¿Por qué no se le había pasado antes por la cabeza eso de ser abogado? Sería un buen partido.
- Voto por la idea de ir a dar un paseo, estirar las piernas no irá nada mal. Quizás yo también iré de oyente a alguna clase, igual os veo por ahí y comparto asignatura con vosotros. Será interesante – comentó con optimismo, preparado para seguir a sus amigos allí a donde fueran, esperando a que se levantaran y demás. Desde luego parecían un par de zombies; ¿Tan mal les había sentado el verano? Así estaban, que parecían vampiros, sobre todo Elazar. Ni el pim pam con el tío ese le había hecho circular la sangre por su cuerpo, que a poco parecía más ruso que él mismo con tanta palidez.
- ¿Alguna vez has pensado en ponerte el pelo moreno, Selvaggi? Si te he visto alguna vez ni me acuerdo, pero sería curioso – dijo pensativo, mientras lo miraba como si intentara imaginárselo con el pelo oscuro.
Evander Udinov- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Localización : Brigantia
Re: Caminando sin rumbo.
Dejó totalmente de lado el tema de ese amante temporal, daba igual que Udinov insistiera en ello, si Draken no quería oír acerca de su aventura no tenía motivo ni chiste para contar nada, sobre todo porque lo había inventado para poder ponerlo un tanto celoso. Tendría que cambiar de táctica, ponerlo celoso en directo, igual tontear un poco con Evaner servía, pero ya ese día no sería, no le apetecía andar zorreando, no le apetecía en absoluto seguir pensando sobre si su mejor amigo quería algo más con él aparte de la amistad, si quería seguir con la relación como la tenían antes de que se hubieran alejado un poco, en definitiva, quería irse a su dormitorio, esconder la cabeza debajo de la sábana y no sacarla hasta que el sol volviera a salir.
El hecho de que se pusiera a hablar de quidditch y todas esas polladas de verdad que le venía muy bien, es que no había quien hiciera olvidar al cotilla de Evan de un chisme, no al menos si no sacabas el tema del jueguito de escobas, pues eso era como su pasión, y ahí estaba, defendiéndola con uñas y dientes, instándoles a acudir a su próximo partido. Elazar tenía bastante claro que no iría, no iba a montarse en esas gradas solo por ver una mierda como esa, pero tampoco iba a negar nada, igual si Draken se lo ofrecía… solo por ir con él…
Por mera cortesía, y mientras tenía la mente puesta en el inglés, estuvo oyendo todos los argumentos que le daba el ruso para empezar a pensar que el quidditch era algo bueno. Lo único bueno que tenía es que los chicos que lo jugaban estaban solían estar en buena forma, pero al demonio, él no iba a venderse por un par de pectorales bien colocados ni una camiseta sudada (menos aún por eso último, que asco). Y sabía que Draken tampoco cambiaría de idea…pero él que lo intentara, que lo hiciera mientras el rubio, suspirando, planeaba escapar a su dormitorio. Fue mientras pensaba eso que el otro soltó lo de los cigarros, entonces se medio despertó del trance y negó con la cabeza.
-Lo de fumar es un vicio muy antiguo, no creo que vaya a cambiar de idea solo porque puede morir antes… además la medimagia avanzar rápido, seguro que pronto hay forma de extraer toda esta mierda del cuerpo.
Ya cuando dijo eso se puso en pie, ni paseos ni hostias, solo pasearía si Draken se largaba y podía quedarse quejándose a solas con Evander… pero eso sabía que no pasaría, pues en cuanto se puso en pie para “irse” los dos le imitaron, pensando quizás que de verdad su intención era la de darse una vuelta por el campus. Lo sentía por ellos, pero ese rubio se largaba, no quería compañía, había terminado en un estado de desganes total.
-Nunca pensé ponerlo oscuro, pero creo que me vaya a quedar muy bien – comentó respondiéndole, miró por un segundo a Draken, había estado a punto de pedir su opinión, pero mejor no, su expresión no era la mejor en esos momentos, aunque no tuviera sentido en realidad que estuviera así – yo me voy ya, dije que tengo cosillas que hacer y… bueno, el dolor de tripa empieza a aparecer de nuevo, creo.
Con aquella escusa tan mala como falsa aceleró el paso, oyó como Draken le decía que lo acompañaría por si estaba mal, pero aunque aceptó que fueran juntos por el campus se separaron los tres una vez llegaron a la zona de las facultades. Por un segundo, Selvaggi se había girado a ver si los otros dos chicos seguían el mismo camino, pero suspiró aliviado al ver que Stall también se dirigía a la facultad donde estaban sus dormitorios…
El hecho de que se pusiera a hablar de quidditch y todas esas polladas de verdad que le venía muy bien, es que no había quien hiciera olvidar al cotilla de Evan de un chisme, no al menos si no sacabas el tema del jueguito de escobas, pues eso era como su pasión, y ahí estaba, defendiéndola con uñas y dientes, instándoles a acudir a su próximo partido. Elazar tenía bastante claro que no iría, no iba a montarse en esas gradas solo por ver una mierda como esa, pero tampoco iba a negar nada, igual si Draken se lo ofrecía… solo por ir con él…
Por mera cortesía, y mientras tenía la mente puesta en el inglés, estuvo oyendo todos los argumentos que le daba el ruso para empezar a pensar que el quidditch era algo bueno. Lo único bueno que tenía es que los chicos que lo jugaban estaban solían estar en buena forma, pero al demonio, él no iba a venderse por un par de pectorales bien colocados ni una camiseta sudada (menos aún por eso último, que asco). Y sabía que Draken tampoco cambiaría de idea…pero él que lo intentara, que lo hiciera mientras el rubio, suspirando, planeaba escapar a su dormitorio. Fue mientras pensaba eso que el otro soltó lo de los cigarros, entonces se medio despertó del trance y negó con la cabeza.
-Lo de fumar es un vicio muy antiguo, no creo que vaya a cambiar de idea solo porque puede morir antes… además la medimagia avanzar rápido, seguro que pronto hay forma de extraer toda esta mierda del cuerpo.
Ya cuando dijo eso se puso en pie, ni paseos ni hostias, solo pasearía si Draken se largaba y podía quedarse quejándose a solas con Evander… pero eso sabía que no pasaría, pues en cuanto se puso en pie para “irse” los dos le imitaron, pensando quizás que de verdad su intención era la de darse una vuelta por el campus. Lo sentía por ellos, pero ese rubio se largaba, no quería compañía, había terminado en un estado de desganes total.
-Nunca pensé ponerlo oscuro, pero creo que me vaya a quedar muy bien – comentó respondiéndole, miró por un segundo a Draken, había estado a punto de pedir su opinión, pero mejor no, su expresión no era la mejor en esos momentos, aunque no tuviera sentido en realidad que estuviera así – yo me voy ya, dije que tengo cosillas que hacer y… bueno, el dolor de tripa empieza a aparecer de nuevo, creo.
Con aquella escusa tan mala como falsa aceleró el paso, oyó como Draken le decía que lo acompañaría por si estaba mal, pero aunque aceptó que fueran juntos por el campus se separaron los tres una vez llegaron a la zona de las facultades. Por un segundo, Selvaggi se había girado a ver si los otros dos chicos seguían el mismo camino, pero suspiró aliviado al ver que Stall también se dirigía a la facultad donde estaban sus dormitorios…
Elazar Selvaggi- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Re: Caminando sin rumbo.
Andaba caminando por la zona del lago, me gustaba venir aquí a aislarme de todos aquellos que no me terminaban de agradar o a correr y alejarme de los estudios, iba mirando hacia el suelo, pues me acostumbro a ver mis pies al caminar, algún habito que nació de mi desde pequeña.
Escuche algunos murmuros cerca y me encamine a estos pues tengo que admitir que me daba algo de pavor que sea alguien extraño y terminara muerta aquí sola.
-¿Hola? -Pregunte al ver tres sombras y una parecía ya irse del lugar y me acerque aun mas, creo que no los conocía o mi vista andaba algo cegada por las plantas que me golpeaban la cara, me queje un poco me había lastimado con una piedra y termine casi tropezando hacia donde estos andaban pero rápidamente compuse mi postura rápidamente.
Escuche algunos murmuros cerca y me encamine a estos pues tengo que admitir que me daba algo de pavor que sea alguien extraño y terminara muerta aquí sola.
-¿Hola? -Pregunte al ver tres sombras y una parecía ya irse del lugar y me acerque aun mas, creo que no los conocía o mi vista andaba algo cegada por las plantas que me golpeaban la cara, me queje un poco me había lastimado con una piedra y termine casi tropezando hacia donde estos andaban pero rápidamente compuse mi postura rápidamente.
Gabrielle Ross- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 17/09/2012
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