¿Una o la otra?

Ya estaba acostumbrado a ese tipo de ajetreos. Por mucho que fuese en una nueva universidad, al fin y al cabo el caso era el mismo: estudiar una carrera en un centro especializado para ello. Anteriormente ya se había sacado otra carrera en otro centro, debido a que era el unico sitio en donde la impartían, y ahora había ido a Brigantia pues su primo pequeño estaba ahí y a parte de para “controlarle”, había ido para saber que tipo de cosas eran las que se impartían en la asignatura de Artes Oscuras que estaría cursando él en ese nuevo aprendizaje.

Tenía el tema de los horarios resuelto, todo bien organizado para estar perfectamente sin que nada le coincidiese, con las clases a las que iría por ser de la carrera, y las que iría como oyente a participar.

Las primeras clases de aquél día habían transcurrido de forma tranquila, sin complicaciones, al menos para él, obvio.

En la hora de la comida no dudó ni un momento el ir a comer al comedor; no por que estuviese ya pagado, que eso le era indiferente, sino por que sabía de sobra que las cafeterías solían ser bastante mas ruidosas y, a parte de ello, el menú del comedor solía ser algo mas variado, diferente y no tan poco sano como lo era el del otro sitio donde podrían ir a comer.

Cuando estuvo allí buscó con la mirada a su primo, simplemente para pasar un poco de tiempo con él y no comer solo. Él era una de las pocas personas con las que le gustaba pasar el rato hablando, pero no tuvo suerte como para encontrarle.
En cambio le pareció reconocer a alguien... Daphne. Aquella chica con la que había pasado un buen verano, una relación que duró por ese tiempo o algo así... fue algo extraño, pero era agradable encontrarla allí. La verdad es que recordaba haberla escuchado decir que estudiaba allí, pero no habían tratado realmente el tema de los estudios mas que para lo justo.

Se quedó a una distancia mirándole de forma fija, viendo los gestos que la chica le estaba haciendo. O aquella era un doble perfecto, o se había olvidado de él, o simplemente no le había reconocido a esa distancia o cualquier cosa.

Suspiró un poco y rodó los ojos. En un poco se acercaría a ella para intentar entablar conversación, a ver si le reconocía. Aunque quizás simplemente después de lo sucedido en verano no quería volver a verle.
Se puso a ojear la comida que había en el sitio, pero no le llamaba nada realmente la atención. Acabaría por ir a la cafetería, pedir un café, y se marcharía a la sala común o lo que fuese, tampoco es que tuviese mucha hambre.

Cuando de forma decidida comenzó a caminar para marcharse, volvió a ver de nuevo a la chica que reconoció, estaba acercándose a él, y en ese momento, justo cuando estuvieron al lado, sintió como la chica se caía sobre si mismo debido a que alguien le había dado un empujón, habiendo tenido que cogerla con cuidado para que no acabase en el suelo de morros por el mal resbalón.
Escuchó la advertencia, el reproche y finalmente el improperio que acababa de soltar, cosa que le resultó un tanto extraño de escuchar habiendo estado con la chica tanto tiempo en el verano; quizás sus modales habían cambiado al empezar las clases por cualquier cosa.

- ¿Estás bien? - Se quedó mirándole fijamente, no dudando ni evitando lanzar una mirada con la que recorrió el cuerpo de la chica por completo, viendo como se le había arruinado la prenda y transparentaba, de paso, la interior.
Él mismo se había manchado un poco la camisa que llevaba puesta, pero no le dio importancia. - ¿Daphne? - Preguntó al ver que la chica parecía haberse quedado algo callada, cortada quizás.

Le soltó y se separó un poco, clavando la vista en las orbes azules de la chica, esperando una respuesta de la misma, regalándole una suave sonrisa que no tardó en esconder para que nadie mas la viese.

Negó al escuchar como la chica le agradecía haber evitado que acabase en el suelo y se quedó viendo apenas un momento como trataba de limpiarse con aquello, apenas consiguiendo que el pañuelo que utilizó se manchase también. - Eso tiene fácil arreglo, así que tampoco te preocupes demasiado.

La siguió con la mirada y vio sus gestos, no tardando en acomodarse donde la muchacha le había indicado, sonriéndole un poco antes de suspirar y humedecerse los labios con la punta de la lengua. - En realidad vine aquí para empezar una nueva carrera. Artes oscuras. - Aclaró y miró alrededor, lanzando una última mirada a ver si encontraba a su primo, sin ningún tipo de éxito, dejando aquella “misión” de lado, dando por imposible que apareciese.

Negó con la cabeza. - Vine a ver si me apetecía comer algo, pero realmente no vi nada. Pensé en ir a la cafetería para tomar un café en la facultad y listo. - Quitó importancia al tema de la comida y volvió a clavar los ojos en el menudo pero bien cuerpo formado de la chica, apenas durando aquella mirada un instante, volviendo los ojos a los de ella, mirándole de forma intensa. - La verdad es que me alegro de habernos encontrado... habría sido un desperdicio no poder seguir en contacto después de lo que pasó en el verano.

Sonrió un poco, haciendo que en su mejilla derecha se formase un pequeño hoyuelo, con la comisura de los labios ligeramente curvada. - Aunque cuando me viste de lejos no pareció que a ti te hiciese la misma gracia haberme visto. - Se borró aquél gesto de su rostro y volvió a humedecerse un poco los labios con la punta de la lengua; era un tic que había adquirido de hace años a, y aunque pudiese resultar un gesto tentador, no lo hacía para ello.

- ¿Estuviste bien después de que perdiésemos el contacto? - Preguntó por sacar algún tema de conversación, y también para saber si la chica había estado bien, por merlín.

Asintió suavemente con la cabeza a las palabras de ella, sin apartar en ningún momento los ojos de los de ella, analizando todos y cada uno de sus gestos, movimientos e incluso casi podría llegar a decirse, cualquier gesto de sus respiración. - Resulta un poco extraño que te cueste incorporarte teniendo en cuenta que el año pasado también estudiaste aquí... deberías de estar ya acostumbrada. Ni a mi se me hizo complicado siquiera. - Susurró aquello último.

Después de que siguieran conversando un poco, Selvaggi frunció el ceño un poco. ¿Que él había hecho que perdiesen en contacto? ¿Estaba realmente insinuando aquello? Ambos sabían de sobra que por lo que perdieron el contacto era por temas familiares. Él había tenido que estar ocupandose de “temas familiares”. Ocultó una media sonrisa y se inclinó un poco hacia delante, imitando ligeramente el gesto de ella, apoyando uno de los brazos sobre la mesa, inclinándose hacia delante para quedar un poco mas cerca de la chica, para poder así hablar en voz mas baja y de paso, provocarla.
Los gestos del principio y ahora aquello... ¿dónde se suponía que estaban los modales de aquella señorita con la que había estado pasando el verano? Creía conocerla de sobra como para saber que ella nunca le habría dado una respuesta así.

Dadou. Daphne ya le había advertido, o mas bien comentado que tenía una hermana gemela. Y ahí la tenía en ese momento, frente a él. Tan igual a su hermana, como monogotas, totalmente iguales... Detalles, aquellos ocultos que podrían demostrar aquella sospecha que estaba teniendo Sandro en ese momento. ¿Pero cómo?

Y ahí con aquella siguiente proporción le arregló el problema, sonriendo internamente, después un poco ladeado y asintió ligeramente con la cabeza, haciéndole un gesto a la chica para que se acercase un poco mas a él.

Él mismo se inclinó a ella, jugando un poco con el teatro. Estiró el brazo para llevarlo directamente a la oreja derecha de la chica, apartando el pelo y fijando la vista, con disimulo, en aquella zona en donde “su chica” tenía aquella marca por la que poder diferenciarla, y aquella que tenía en frente, no la tenía. Es mas, le faltaba el pendiente que tenía Daphne y tenía en su lugar, aunque obviamente no en el mismo ligar exacto, un pequeño tatuaje.

Cuando apenas estuvieron a unos milímetros Selvaggi negó suave, acariciando un poco la nuca de la chica. - Dadou, encantado de conocerte.

Al fin había llegado la hora del almuerzo, un descanso entre las clases. El año anterior le había pillado un poco por sorpresa la dificultad de las clases, los exámenes y demás y ese año no iba a dejar que volviera a pasar lo mismo. Ya había tenido un verano muy relajado. Un verano muy agradable y tranquilo, además de interesante.
Había sido de ese tipo de vacaciones raras en las que había visto mucho menos a su hermana, y por lo tanto habían hablado menos. Casi lo mejor de todo había sido lo que había vivido durante sus pequeñas vacaciones familiar. Dad no había ido con ellos por las obvias diferencias que tenía con sus abuelos, solían discutir así que en cuanto tuvo opción dejó de acompañarlos a ese tipo de sitios… ella en cambio no, había ido allí, encantada y más aún después de haberse encontrado con aquel tipo ¿podía haber alguien más atractivo y además encantador sobre la faz de la tierra?

Vale, aquello era exagerar y además, no había sido más que un pequeño affair, era bastante mayor que ella, si no había entendido mal, ya había terminado una carrera además. No tenía posibilidades de ir a encontrarse de nuevo con él. Era mucho mejor centrarse en seguir sacando el curso perfecto, o lo mejor posible al menos y de paso, si surgía, conocer a los chicos nuevos a ver si alguno sacaba de su cabeza aquella melena oscura que tanto le gustaba.

Pensando en eso estaba desde hacía ya días. No le había contado nada a su hermana por la sencilla razón de que dudaba que viera bien aquel rollete. No es que fuera una hermana celosa, si no que bueno, no estaba segura de que le pareciera bien una relación como esa, sabiendo de antemano que tan solo iba a ser temporal y con un chico que no conocía de casi nada…
Pero todos aquellos pensamientos se fueron a la basura cuando llegó al comedor, cuando mirando alrededor, buscando a Dadou más en concreto, encontró algo que no esperaba. Reconocería esa melena en cualquier parte, bueno, no tanto la melena, pero si el perfil que le podía ver desde esa posición. El problema, o más bien lo que la incomodó, fue la posición en la que estaba. Pegado al oído de alguien, o besando a alguien, o vete a saber porque solo alcanzó a ver cómo le rozaba el cuello y se medio alejaba un poco o algo…
Y hasta ese momento, en el que se medio alejó de la chica no pudo ver que era su propia hermana.

¿No la había reconocido? Le había comentado que tenía una gemela, pero claro, tenían tendencia a no ser distinguibles… no estaba muy segura de que pensar, igual acababa de llegar. Igual se había confundido sin más y su hermana, sin saber nada de todo aquello, lo estaba recibiendo de manera confusa, o vete a saber. Sería raro que Dadou dejara a un tipo que la besuquera aún sin conocerlo ni nada.
Ella, por si acaso, se acercó a la pareja y se sentó junto a su gemela, mirando un poco confusa a Selvaggi.

- ¿Os conocéis? – preguntó como si nada, mirando primero a uno y después al otro – él es Selvaggi, es un amigo que conocí en verano, supongo que te confundió conmigo …

Sonrió primero a su hermana, intentando que esa explicación sirviera de algo, sin saber bien que había pasado antes de que ella llegara, y después se giró hacía él, no fue la misma clase de sonrisa que a su hermana, más bien una de “sígueme el juego” porque no quería que Dadou supiera que le había ocultado información, aunque con el gesto que ya había visto…

-Es una sorpresa verte aquí . Pensé que había terminado ya la carrera – intentaba no mirar demasiado a su gemela, era un tanto incómodo ser descubierta en un “engaño”, aunque no lo fuera de manera literal.

Sonrió ladeado, apenas d forma visible ante las palabras de la francesa. - Irónico que seas tan iguales y tan diferentes... para tu fortuna, la prefiero a ella. - Acabó por susurrar antes de cesar el tema entre ambos.
Y ahí estaba, plantado justo delante de la hermana gemela de Daphne, la cual en ese mismo momento estaba acercándose hacia ellos poco antes de plantarse al lado de ambos, cuando ya se habían acomodado en los asientos como se debía de estar.

El chico sonrió de forma tierna, apenas en un segundo, en dirección hacia su compañera de aventuras veraniegas, devorándola con la mirada, terminando por ver como se sentaba justamente al lado de su hermana. Se quedó mirando fijamente a ambas, tratando de buscar alguna diferencia que otra mas entre ellas, pero era prácticamente imposible, eran demasiado iguales, podría casi hasta decirse que tenían hasta el último pelo de la cabeza, de la misma largura de la una y de la otra. - Discrepo de ello, Dadou. - Dijo para llamar la atención de la otra chica. - Tu forma de comportarte, por mucho que en un principio hayas podido igualar a tu hermana, no es demasiado buena. Deberías de tener un mínimo de educación, igual que tu hermana, para no ser descubierta con algo tan vano como lo era esto. - Miró a Daphne.- No le hagas caso, en ningún momento me tomé confianzas.

Escuchó como era presentado por Daphne con una muy breve introducción, y acto seguido, como la otra gemela, Dadou, empezaba a picar a su hermana, contándole lo poco que habían estado hablando juntos mientras la chica había estado tratando de suplantar la identidad de su gemela.
Negó un poco con la cabeza mientras ambas seguían con las pullas mutuas y miró un momento alrededor, por hacer algo mas que otra cosa, sin prestarles mucha atención a como se estaban picando.

Cuando vio como una de ellas se ponía en pie y no tardaba en volver, aprovechó para quedarse mirando fijamente a Daph. - Terminé ya la carrera, la que estaba haciendo en otra universidad, pero ahora estoy aquí para cursar una segunda. - Dio como una escueta respuesta.

Volvía a tener a ambas sentadas enfrente. Rodó los ojos tras las palabras de la chica y negó con la cabeza. - Uso la cabeza mucho mas de lo que puedas creer. Me fijo mucho en los detalles, gestos,... todo de cada persona. La verdad, la imitaste muy bien, hasta cierto momento.
Entonces la Depaul a la que se estaba dirigiendo se puso a comer, o mas bien, parecía que se estaba peleando con la ensalada.

- Me alegro de ver que estás bien, Daphne. - Le dijo mirándole fijamente. Si no hubiesen estado en un sitio tan publico, probablemente se habría atrevido a besarle. El teatrillo de antes con su hermana había sido simplemente para descubrirla y aclarar por completo sus sospechas. - Supongo que un día de estos podríamos ir a tomar algo juntos, o a pasar el día – O la noche, dato que no daría, quedaría no muy... cortés – juntos.

Cuando su hermana le aclaró el tema de que él parecía haberla confundido sintió un mar de alivio. No es que tuviera nada con aquel chico, y por supuesto sabía que no había ningún tipo de contrato de exclusividad, al fin y al cabo solo había sido una aventura pasajera… pero pensar que ahora empezaría algo así con su hermana la había puesto nerviosa. Podría comparar, y seguramente la atrevida y osada Dadou era mucho más… única, por decirlo de algún modo, en la cama.
Aunque la pequeña “discusión”, por llamarla de alguna forma, que se formó en torno a que había hecho o que no con su hermana hizo que frunciera un poco el ceño. Bueno, cierto era que ella era un poco más educada, pero no había llegado a pensar que el italiano se hubiera fijado en ella hasta el punto en que supiera distinguirla de su hermana, casi nadie solía poder hacerlo tan pronto. En cierto modo aquello le sonó muy bien.

–¿Otra carrera? Con lo aburrido que es estudiar… – dijo aquello sonriendo.
Su hermana se había ido por un segundo, pensaba aprovecharlo para decirle de todo, pero como siempre la timidez le pudo. Ese habría sido el momento perfecto para soltar algo como que le había sorprendido verlo allí pero le encantaba, también podría haberle dicho que se alegraba de que no estuviera tonteando con su hermana, y mil cosas así, pero por algún motivo nada de aquello fluyó y entre que volvió y no solamente hablaron de la escuela, momento mal aprovechado donde los hubiera…

Y cuando Dad volvió no fue para hacerla sentir mejor por no poder decir nada ni mucho menos, al contrario, se sintió como la peor hermana del mundo, había dado a entender que estaba bastante dolida por la información omitida. Así que bajó la cabeza a la mesa, en la cual, por cierto, aún no tenía nada. Ni comida había cogido con la emoción de ver a Selvaggi allí. También le molestó un poquito que el chico, en lugar de defenderla de cualquier modo se pusiera a molestar a su hermana. Así sí que no iba, en ningún momento, a lograr que Dadou aceptara su relación con él. Bueno, la relación inexistente y que ella se inventaba, porque había quedado claro que era para una vez o algo así.

–Si… estoy bien – no había dicho nada respecto al comentario que hizo su gemela, ni respecto a lo que él había respondido, no se sentía con ánimos, poner por delante a un chico antes que a su propia sangre era algo muy feo. Feo aunque el chico tuviera esos ojos que solo con mirarla la derretía, feo a pesar de que los labios del muchacho fueran totalmente perfectos, sus miradas y sus gestos… ya, si, estaba feo en general aunque él hiciera que la castaña se quedara embobada mirándole –por mí… en cuanto quieras, aún no hay mucho que hacer ni nada, podríamos quedar para ir a comprar que necesito algunas cosas y así hablamos, ya fuera podemos ir a tomar algo.

Los ojos de él le dijeron un poquito más que sus palabras, lo justo para entender que quería volver a verla sola, y por eso no dijo nada que incluyera a su hermana, pero se mordisqueó el labio un segundo, poniéndose en pie, totalmente nerviosa.

– ¿Solo vas a comer eso Dad? - preguntó viendo como la chica seguía comiendo tranquilamente – yo aún debo ir a por lo mío. Si quieres te traigo algo más.

No estaba del todo convencida, tan solo quería llamar la atención de su hermana, y por hacerlo aún más le pasó la mano por el pelo con cuidado, cariñosa como siempre. Justo antes de ir a por lo dicho, su almuerzo. Dejándolos a solas por un segundo. Le habría encantado saber si su hermana le decía algo al chico, o al contrario, pero no iba a andar maquinando cosas raras solo por curiosidad, así que simplemente fue a coger un plato con algo de pollo a la plancha y ensalada, junto con una manzana para el postre y volvió con ellos.

– Quizás podríamos quedar todos, para que os conozcáis sin malentendidos ni nada

No dejaba de mirar primero a la una, luego a la otra y así todo el rato. Eran tan... iguales, que si no hubiese sabido aquél detalle del pendiente de la una y el tatuaje de la otra, no habría tenido oportunidad de diferenciarlas por mucho que Dadou hubiese tenido aquella pequeña respuesta poco cortés. A fin de cuentas, no siempre todo el mundo puede mantener el buen humor o lo buenos modales por mucho que se intentase.

Asintió a la pregunta de Daphne y suspiró un poco desviando la mirada para mirar simplemente alrededor, esperando que apareciese algo de comida nueva o quien sabe. Empezaba a notar como se le abría el apetito. - La anterior carrera la hice por que quise y por temas familiares, pero esto... me da bastante curiosidad ver que se imparten en las Artes Oscuras. - Aclaró simplemente; si, realmente apenas estaba ahí por mera curiosidad, para de paso controlar a su primo como bien le había pedido su tío, para que no se desviase o algo así (y por que para él era como un hermano pequeño, siempre lo había sido) y también para informar de ciertas cosas que le pedían que tomase nota y demás en ciertos... asuntos.

Escuchó a ambas hablar, suspirando y mirando de vez en cuando a cualquier parte que no fueran las chicas. No es que fuera muy dado a ello, pero le costaba mucho tratar de pensar en frío sabiendo que la chica con la que había pasado aquél verano tan... “especial”, tenia una hermana totalmente igual a ella. Aquello... no sería bueno si seguía pensando en aquello. Cambió de tema. Formulando una pregunta, propuesta... ya había ido antes su lengua que su cabeza, cosa que realmente solía pasar contadas veces, y esa era una de ellas.

Ahora ambas gemelas se pusieron a hablar, sacándole el tema de la comida, viendo como una de ellas se incorporaba a por algo y no tardaba en volver para seguir entablando conversación con su hermana mientras él mismo les prestaba atención. Acabaría por ir a coger cualquier cosa solo para evitar que de un momento a otro sus tripas reclamasen el alimento.

Sandro asintió a cuando la propia Daphne invitó a su hermana a dar la vuelta que él mismo habría propuesto, pero escuchó aquella negativa de Dadou y frunció muy ligeramente el ceño por un segundo, clavando la vista en las orbes claras de esta segunda hermana y negó suavemente, humedeciéndose los labios con la punta de la lengua, para hablar. - Podríamos ir los tres a donde fuera, podría incluso llevaros a algún sitio de italia para que lo conocierais. - Se encogió ligeramente de hombros. No sabía que proponer en ese momento... podría haberles dicho de ir a su casa, pero... no. Definitivamente no.

- Ahora regreso, iré a por algo para comer o no rendiré bien en clases. - Les sonrió apenas un instante, enseñando el hoyuelo que se le formaba cuando solía sonreír y de alejó por un momento para ir a decidir, pensar, que coger para comer que no fuese demasiado... poco sano; y de paso así, las chicas tendrían un pequeño tiempo para hablar lo que necesitasen hablar. Se veían un poco cohibidas, e incluso distanciadas.

Se había quedado un poco mal cuando su hermana rechazó la invitación a dar una vuelta, estaba claro que ella misma quería salir con él a solas, lo harían, pero también podrían quedar los tres juntos, era su hermana y quería arreglar aquello. Pero todo eso lo hablaría mejor cuando estuvieran solas, sin tanta presión de él ahí delante ni nada. No quería que su hermana estuviera mal con él ni consigo misma mucho menos.

Cuando él apoyó su invitación le dedicó una amplia sonrisa, estaba sintiéndose un poco peor aún, no es que quisiera todas la atenciones del chico, pero si además de que su hermana le estaba mirando un poco mal, y estaba lanzándole comentarios donde se veía que estaba claramente dolida… pues se le empezaban a acumular cosas, y aunque intentara no demostrarlo demasiado era muy sensible, ese tipo de cosas le jodían. Que era su hermana, la única persona que pensó que siempre la apoyaría en todo y demás.
Se despidió del chico cuando dijo que iba a por comida, vio en ese momento la oportunidad de poder hablar con su hermana a solas un momento, pero una sola mirada a la chica bastó para ver que seguía molesta.

–Dad… – volvió la vista alrededor para asegurarse de que el otro se había ido, y se sentó de lado, buscando que su hermana le mirase a los ojos – siento no haberte contado nada de él… es que fue algo muy… no sé, fue raro, y me gustó, pero no quería preocuparte porque no conocías y los chicos que conozco en esas reuniones no te suelen agradar – se mordió el labio, nerviosa. De pronto se le habían atragantado las palabras, no sabía que decir ni que escusa dar y él estaba a punto de volver y quería estar sola con su hermana y también quería estar a solas con él porque esos gestos y sus miradas, quería saber si su intención desde el principio era sorprenderla y encontrarla allí, pues no le había dicho nada de que estaría ahí ese curso… – lo siento, no quería que te enfadaras por algo así, pensaba que no lo volvería a ver ni nada. Ya has visto.

Al mirar y ver como volvía con ellas suspiró y volvió su atención de nuevo en su gemela para dar una escusa rápida y huir antes de seguir sintiéndose mal e incómoda.

–Te contaré después, te lo prometo… no te pelees mucho con él… Yo creo que me voy mejor.

Lo decía por todo, estaba bastante claro que se encontraba mal, más por su hermana que por el chico, que le gustaba pero no era lo más importante para ella… prefería hablar tranquilamente con su gemela en lugar de estar ahí modo amargada.

–Yo creo que ya terminé de comer - dijo sonriendo aún cuando le quedaba comida en el plato, se medio puso en pie cuando llegó Selvaggi – Iré a terminar un par de cosas, cuando quieras quedar me avisas y hablamos.

Selvaggi se había incorporado para ir a buscar algo de comida, y tras dar algún que otro paseo, nada de lo que había le dio al ojo, y por ello, no tenía realmente ganas de comer algo de lo que había allí. Simplemente fue directamente a la zona de postres y cogió un café bastante grande y de paso, cargado, para volver ya con las hermanas.

Para su sorpresa al parecer que se ausentase no les hizo bien a ninguna de las dos hermanas. Se podía cortar la tensión que había ahí mismo con un cuchillo.

Sandro permaneció de, pie, mirándolas a ambas; ellas también se habían puesto de pie y parecían con intención de ir a marcharse. No tenía ninguna idea de que era lo que podían haber hablado para acabar así, pero... Escuchó las palabras que habían sido de parte de Dadou hacia él y frunció un poco el ceño, mirándole fijamente a los ojos. No entendía por que le decía aquello, pero entonces la misma chica siguió hablando.

- En ningún momento se dijo que fuera a ser una cita. - Era la pura verdad, por mucho que pudiese dolerle a su hermana, pero... - Si la invitación se extendió hacia tí, sería por algo, Dadou. Tu hermana es obvio que no quiere dejarte sola, y a mi no me importa ir con las dos a algún sitio. No es como si fueses... alguien que me desagrade sin mas por... que sí. - No iba a decir “algún muggle”, ya que tenía oído por parte de Daphne, que su gemela no era tan... purista como “debería”, por lo que simplemente se limitó a decir aquellas absurdas y escuetas palabras. Aunque seguramente algún gesto de su rostro habría cambiado por muy poco que fuera, durando apenas unos segundo, con un gesto de desagrado, asco. Muggles... no podía ni pensar en ellos.

Negó un poco con la cabeza, clavando la vista en los ojos de ambas, primero en una y luego otra, acabando por caminar un poco para quedarse plantado frente a las chicas, impidiendo con ello que se fuesen a marchar; por que estaba claro que era lo que querían ambas.

- No quiero que Daphne esté mal por que su hermana está enfadada o mal con ella. Tampoco quiero que tú estés mal por la misma razón. No veo bien que haya, los problemas que sean, entre la familia, y menos entre un par de hermanas que dudo mucho que vayan a estar bien sin hablarse. Se dice que los hermanos gemelos tienen una especie de contacto o algo. Si una está mal, la otra también lo estará. Pues, ¿cómo sería si las dos estáis mal? Sería un caos y un desperdicio que vuestras sonrisas se arruinasen, vuestros ojos,... - Volvía a devorar a ambas con los ojos, y no conseguía pensar con mucha claridad. Se le iban los ojos, no estaba seguro de que sus palabras hubiesen sido las correctas, ni de que lo que hubiese dicho tuviese mucho sentido.

Negó un poco y miró su gran vaso de café. - Supongo que lo mejor será, en todo caso, que me retire yo y así podéis arreglar las diferencias que se os hayan formado, los problemas.

Sonrió apenas un breve instante a ambas volviendo después su semblante serio caracteristico, haciéndoles un gesto suave con la cabeza.

Ella de verdad que tenía la total y sincera intención de irse, quizás dejarlos solos les hacía bien, limar asperezas, hablar un poco, sin la incomodidad que se había creado en el ambiente, pero su hermana no parecía tan dispuesta a dejarla ir, fuera como fuese sabía que lo hacía por ella. A pesar de esas duras palabras. ¿Qué no tenía que contarle nada? ¿Tan enfadada estaba con ella como para decir algo así?
Sentía que había metido la pata hasta el fondo, y en gran parte estaba muy enfadada con él, si le hubiera dicho que iba a aparecer por la escuela se habrían evitado aquello, porque se lo hubiera contado, porque lo iba a ver. Un rollo veraniego que no sale de tu vida al terminar el verano no se puede contar como tal.

El problema era que no sabía que hacer, quería irse solamente porque se sentía muy mal, con ganas de echar a llorar, con ganas de encerrarse en el baño y no salir de ahí en, por lo menos, diez días. Pero si Dadou le decía que se quedara y el chico llegaba ya no podría hacerlo de manera discreta, no podía decir que tenía que hacer cosas porque apenas comenzaba el curso, no podía decir que tenía clases porque aún quedaba casi una hora para la primera de la tarde… es lo peor de compartir carrera con otros.
La sensación de agobio y ganas de llorar no mejoró cuando él desmintió que aquello fuera a ser una cita. Claro que quería ir con su hermana y el otro, pero también quería ir solo con él. ¿Qué no podían quedar dos días, o tres, o lo que fueran? Estaba claro que él no pensaba igual y lo había malinterpretado todo. En ese momento dio un pasito atrás, corto, rápido. No dijo nada ni interrumpió, al igual que hizo cuando su gemela le hizo un gesto que quería pedirle que le callase. Si hablaba, por poco que fuera, podrían notar eso, y si se iba así sin decir nada también, y estaba cansada de ir de víctima y que Dad tuviera que defenderla o consolarla, eso no estaba nada bien.

Se dejó sentar y agachó la cabeza, más triste aún si cabía, quería irse y no le dejaban, ya… ya estaba bien de gilipolleces. Y lo peor es que su hermana no trataba bien al chico, ni por ella.

–Yo… Solo pensaba ir de compras – dijo en voz muy baja, casi como si se sintiera mal por haber hablado, como si le fueran a notar en la voz algo, o vete a saber –de todas formas no hay prisas, ahora mismo no necesito nada con prisas así que… ya iré en otra ocasión, por ahora casi mejor me centro en las clases, no quiero atrasarme.

Decidió dejar el coqueteo, los intentos de ver si el chico le volvía a mirar como lo había hecho durante el verano… tenía esos gestos que tanto le gustaban, esa forma tan intensa de mirarle… pero aún así nada era más importante que su hermana, y él había dejado claro que no quería una cita.

–¿Selvaggi? ¿Lo dices por ese…. Muchacho rubio? – conocía a Elazar a penas por lo que su hermana le había hablado de él, nunca le había terminado de gustar y por eso no había ahondado la relación con él. No tenía más que decir, no quería hablar con ninguno de ellos en realidad así que bajó la vista al plato y decidió terminarlo antes de volverse totalmente loca y así poder marcharse.

Permaneció en silencio observando la escena, ambas hermanas, hablando, discutiendo, lanzándose miradas dolidas la una a la otra... él ahí no podía hacer nada por mucho que quisiera, y tampoco era un tema en el que meterse sin realmente saber lo suficiente; apenas podría hablar de una de las hermanas, con la que había pasado el verano; y de algo de lo que esa misma le hubo contado de la gemela.

Suspiró pesadamente y se quedó mirando a la hermana mas... rebelde por denominarla de algún modo, recuperando después el café que le había sido arrebatado por unos instantes, antes de acercarlo a los labios para beber un poco; habiendo vigilado para no beber por le mismo sitio que lo hizo la chica, mas que por escrupulosidad, para no mancharse los labios con el carmín que la chica había dejado marcado.

No estaba muy por la labor de estar en medio de una pelea entre hermanas, era cuanto menos, incomodo, incluso desagradable; pero ahí estaba y no iba a huir ni nada parecido, aunque tuviese toda la pinta de sobrar en esos momentos; por que como ya había pensado, no merecía la pena de que dos hermanas, gemelas además, fuesen a acabar mal por él.
No hizo caso a la especie de orden que Dadou acababa de darle, simplemente permaneció en pie mientras ambas chicas estaban sentadas la una al lado de la otra.

De golpe el tema había cambiado de rumbo, y mejor, para que mentir...

- ¿Elazar? Claro, es mi primo... aunque realmente es como si fuese mi hermano pequeño. - Asintió un poco con la cabeza y terminó por tomar asiento, justo frente a ellas, dando un nuevo trago a la bebida con la que esperaba saciar su hambre, relamiéndose después los labios para eliminar la pequeña humedad que había quedado en ellos tras beber un poco del café.

- De hecho vine aquí para buscarle, para comer con alguien, pero no lo he encontrado. Habrá comido ya o habrá ido a algún otro sitio, sabiendo como es.

Miró a ambas chicas, primero a Daphne; parecía cohibida, avergonzada.... y después a la otra, a Dadou; esta parecía mas curiosa en esos momentos que otra cosa, probablemente a raíz de la pregunta que acababa de hacerle.

- Lo del rubio.... por si te interesa le va por parte de madre. Mi tía Marie a pesar de ser algo menuda tiene unas facciones muy suaves y agradables. Podría decirse que en eso se parece mucho a mi primo, aunque hay algunas cosas que si que ha podido el gen Selvaggi y que se ven en Elazar. - Aquello simplemente era un tema para dejar las disputas de las gemelas de lado.

En un principio Daphne se quedó callada oyendo a los dos hablar sobre el mejor amigo de su hermana. La verdad es que a ella siempre le había molestando que hablara de él con tanto amor, cariño o lo que fuera… no es que fuera a dejar de quererla a ella por querer a ese chico, si no que bueno, su hermana gemela era ELLA, y esa broma de que él casi era como su hermano pues, no le terminaba de agradar, compartía mucho con él y después iba a contárselo a ella totalmente feliz, como si aquello tuviera que alegrarla también… está bien, mejor no pensar en eso, en ese momento ya tenía bastante con ser odiada por el rollete veraniego como para además ponerse ella también modo celosa o algo así.

La cosa es que a ella no le interesaba en absoluto la vida de Elazar, pero si que tenía bastante interés por la de Sandro, así que intentó prestar atención, aprovechando que la tirantez se iba desapareciendo y por lo tanto iba sintiendo que todo aquello estaba bastante mejor entre todos.
Miró de medio lado a su hermana según le cogía la manzana, asintiendo a su petición rara, se la daba, eso y todo si le perdonaba un poco el pequeño desliz de la mentira. En ese momento estaba pensando en si Sandro y su primo tendrían muchas cosas en común, había dicho que eran casi hermanos, y desde luego sabía que la sociedad magia pura era bastante pequeña, y su familia era de esa respetables y perfectas, así que imaginaba que se habrían criado casi juntos.

Pensado en eso, y mirándole embobada estaba cuando su hermana casi le agrede con el tenedor, haciendo que se diera cuenta de que aún no había terminado la comida. Realmente le gustaba aquel chico, más de lo debido a su parecer.
Oyó, ahora mientras comía, como su hermana proponía que la supuesta cita inicial se ampliaba aún más englobando también al “hermano” de ella. Pues si querían que lo invitaran, no iba a negarlo ya, total, su privacidad iba a ser nula aún si iban solo los tres, así que no tenía sentido que se negara a aquello.

–Por mi está bien que venga también, apenas lo conozco de nada – intentó sonreír, sobre todo porque quería que se viera que ella también intentaba que todo fuera más natural. Después se apartó el pelo y la bandeja y miró a su hermana y se lamió el labio un poco – este fin de semana estará difícil para ti, así que podemos dejar si quieres la salida para el domingo, o la semana que viene, estamos todos aquí, no es que sea difícil vernos.

Se mordió la mejillita por dentro un poco antes mirar disimuladamente el reloj, ahora sí que podía decir que tenía que irse, una ducha antes de clase y tendría el tiempo justo para no llegar tarde.

–Creo que mejor hablamos esto otro día, aún tengo que darme una ducha antes de ir a clases y ya es algo tarde – sonrió a su hermana, notó como había intentado animarla así que se lo agradecía –me encantó verte por aquí Sandro, hablamos más tarde.

Se despidió de ambos y cogiendo sus cosas le dio un beso en la cabeza a su hermana y se marchó rápidamente, con la escusa bien articulada. Estaba ansiosa por relajarse un poco a solas.

Suspiró un poco al ver como Daphne los dejaba solos, arrugando apenas ligeramente el ceño un momento antes de seguirla con la mirada hasta que desapareció de su vista, saliendo por la puerta que daba al comedor, y entonces, volvió a mirar a Dadou, que la tenía delante, medio sonriendo al parecer; el tema de hablar sobre su primo parecía agradarle. Eso siempre sería mejor a que le estuviese mirando con odio en todo momento que se cruzaban sus miradas.

Al final la “cita” quedó en que fueran las dos gemelas y los dos primos; sería algo un poco curioso de ver, todo había que decirlo, pero bueno... si al menos así ni la una ni la otra estarían mal, sería algo positivo; así también podría cuidar un poco de Elazar y hablar de alguna que otra cosa en el tiempo que no se habían visto; y por supuesto, intentaría sacarle el tema que tan poco le gustaba oír a cerca del purismo, pero era su primo, carajos, no quería que se viese en algún problema por pasar de ese tema, hablando en el ámbito familiar.

Clavó la vista en los ojos de Dadou y le sonrió apenas un momento, dándole un último trago al café justo antes de dejarlo sobre la mesa, haciendo que desapareciese al estar vacío. - Yo ya terminé, así que me retiro a hacer otras cosas.

Suspiró un poco y se incorporó mientras repetía aquél gesto de lamerse los labios y pasaba al lado de la gemela. - Supongo que nos veremos por los pasillos o en algún sitio común, sino ya nos veremos en la... cita, Dadou.

Se despidió con educación y con un suave gesto antes de marcharse de ahí, viendo como la chica, a una buena distancia de donde ya estaba él situado, se ponía a recoger con clara intención de irse de allí; abandonando en definitiva, los tres aquél lugar en el que se había causado aquél encontronazo inesperado.