CLASE I. Perfeccionamiento

-…entonces nosotros, con nuestra moral, nuestras convenciones y nuestras reglas, somos los que dividimos y separamos de manera artificial la noción de bien y mal en forma de construcciones sociales que no existían antes de nosotros mismos, que no existen en la Naturaleza. En las Artes Oscuras los límites se desdibujan, no existen. Cuando un mago se sale de control al grado de ser necesario que los aurores pongan fin a sus avances, ¿qué hay qué hacer? Declarar una guerra, naturalmente. Durante mucho tiempo los aurores han fallado por un falso sistema ético, pero lo que verdaderamente hay que hacer es, si bien siguiendo nuestro instinto impregnado de moralidad y lo que quieran, hay que caminar al parejo de esas Artes Oscuras, hay que hacer más robusto y más firme nuestro antagonismo, acoplarnos a ellos por voluntad y entonces, engendrar nuestra obra, engendrar el final, derrotar al enemigo…No los estoy incitando a que utilicen las maldiciones imperdonables, no se trata tampoco de fundar una especie de anarquía, pero sí a crear magia que se empareje, que rete, que busque SOLUCIONES, no que solo sea un constante contra-ataque defensivo.

Llevaban ya cerca de cuarenta minutos en el aula. No era la primera clase, pero si la primera vez que Damien llegaba al punto que le interesaba: la manera de combatir a los magos que intentaban alterar el orden no era siendo políticamente correctos. La sociedad no necesitaba eso, sino gente capaz no solo de contrarrestar el mal, sino de aniquilarlo, aunque fuera por tiempos. Lo que era más, convenientemente por tiempos, porque sin una fuerza opuesta, los aurores se quedarían sin trabajo de todos modos.

A lo que incitaba, era a perder el miedo, a olvidar las convenciones que cierto prototipo de auror decente había inpuesto en algún momento, quién sabía cuando. Había en la historia aurores con métodos poco ortodoxos que habían sido de los más eficientes, todos muertos ahora, naturalmente, porque el mal siempre contestaba con una fuerza reaccionaria admirable a las amenazas. Eso era lo que los aurores tenían que empezar a hacer más seguido, perder el miedo a ser señalados como agresivos, como dementes. No era actuar por actuar, era el arte de saber como y cuando.

Había estado escuchando las opiniones de los alumnos al respecto en una especie de mesa redonda. Muchos –la mayoría –con opiniones interesantes, tendencias firmes. Otros no eran más que masa cerebral inútil.

-Bien, ahora que espero que les duela mucho la cabeza levántense y ayúdenme a hacer levitar estas mesas al fondo, que quede espacio abierto, así.

Ayudado de algunos alumnos, las mesas que cubrían el aula fueron replegándose hasta atrás, hasta que no quedó más que amplio espacio. Era la hora de la práctica.

-Vamos a formar grupos de ataque, de prevención y de exploración. Necesito que uno por uno pasen al frente y me digan, y conjuren, claro, cuál es el hechizo que mejor controlan, de invención propia o que hayan aprendido en un libro. Lo vamos a perfeccionar. Por favor, quiero que lo piensen todo desde una perspectiva ÚTIL para su profesión. Si van a decirme que dominan el wingardium leviosa quiero que su uso resulte verdaderamente creativo y útil en combate desde su punto de vista. Luego de esto formaremos parejas de práctica. Empiece usted…



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Bien, la idea final es que puedan mejorar un hechizo inventado y/o que se ganen un hechizo nuevo, así que sean creativos. Recuerden que ya llevábamos casi una hora en el aula, que NO es la primera clase. Si alguien rolea que apenas llega sin una buena excusa, lo voy a avadear.

No estaba tan loca como para inscribirse a más clases por que, de verdad, ya no podía con las que tenía. Sí era demasiado para ella y estaba a nada de la apoplejía. No estaba durmiendo bien, el quidditch la dejaba demasiado cansada para caminar, tenía unas bolsas muy grandes debajo de sus ojos que no se veían mucho por que las maquillaba y estaba tomando mucho café y muchísimos dulces. Muchos.

Regina estaba completamente inquieta e hiperactiva en esa clase. Había luchado, de verdad, en contra de sí misma para no ponerse a platicar (por que 40 minutos de cháchara se le hacían demasiado) y se había mantenido calladita, pero movía las manos constantemente, hacía ruiditos con la pluma y le había salido un tic en la pierna (se había sentado en posicion de loto). También jugueteaba con su cabello y se mordía los labios (ya se había arrancado un montón de cueritos).

Su problema era que ella antes solía dormirse a las 10 de la noche y sino tomaba siesta. Ahora ya no y antes nunca había tomado café por que no le gustaba. Llevaba casi dos días sin dormir nada y a lo largo de esos días había bebido café muy dulce, varias tasas de café exprés y sino café frío. Lo peor era que cualquier ruidito la hacía brincar. Moría por salirse a correr por que sentía que el corazón le estaba latiendo muy rápidos.

Pero no se había inscrito a esa clase, claro que no por que no había alcanzado el EXTASIS de Artes Oscuras. Ni siquiera había sacado un supera las expectativas. Pero se había colado para saber de lo que se perdía por que ella toda su vida había querido ser aurora. Por eso se estaba esforzando por mantener un perfil bajo, para que no la echaran. O sea, que era una masa cerebral inútil que usaba un espacio en esa mesa redonda.

¿Quieres un dulce? Son de limón -la había dicho como ocho veces a los que estaban junto a ella por que se le olvidaba que o ya les había dado o le habían dicho que no o que ya no tenía.

Se levantó rápido, mucho, y cargo su silla hasta otro lado y también lo hizo muy rápido. Según ella estaba parada, pero no se daba cuenta de que estaba dando saltitos pequeñitos. No sabía en que momento le daría el bajón, pero esperaba que no fuera pronto por que tenía que ir a Herbología a última hora y también a entrenar.

Pero no estaba tan impaciente como para pasar primero. Regina se esperó que algunos cuantos conjuraran antes de hacerlo ella.

Yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo domino Herba Flagellum, es de mi invención. Se supone que la varita se hace larga muy muy muy larga –dijo hablando rapidísimo y extendió los brazos para reafirmar lo que decía- y le salen espinas par que cuando le pegues al oponente le duela más. Asi: Herba Flagellum

Movió la varita como si fuera un látigo al tiempo que pronunciaba su hechizo inventado.

Con muchísima atención había escuchado las palabras de Damien Holland sin haberse decepcionado por dejar a medias su entrenamiento en Ucrania, su ciudad natal y otro par de cosas atrás en Odesa para matricularse en enrenamiento auror precisamente con él. A su juicio, tenía ideas que podrían sonar escandalosas hasta al más atrevido de los magos en su país, y eso le intrigaba e interesaba por igual. Con las manos entrelazadas y los codos sobre la mesa escuchaba sin perder una palabra, pasando por el filtro de sus propias creencias lo que el afamado mago decía.

Tenía muchas opiniones al respecto y no podía decir que estuviera tragándose sus palabras como si fueran el evangelio, al contrario, formaba en su mente algo parecido a una dialéctica a pesar de no estar hablando, algo a lo que había quedado acostumbrado de Durmstrang. Respetaba a la autoridad, aceptaba los conocimientos de cualquiera que supiera más o mucho más que él, pero no era un estudiante pasivo, al menos no respecto a las cosas que pensaba. Se puso de pie y en conjunto con una de sus compañeras movía una mesa hasta que quedó el espacio libre y al fin la parte práctica de la clase.

Era lo que más disfrutaba pero sabía que sin una base teórica sólida no tendría mucho qué hacer. Escuchó con atención las indicaciones y de inmediato empezó a evaluar con qué hechizos tenía más práctica, pero sin ser condescendiente con sus aptitudes. Había que exigirse un poco, de otro modo siempre sería mediocre. Y no era mucho de dulces, pero todavía tenía el sabor de uno que le había ofrecido una chica que después de varios, explicaba su hechizo.

-También optaré por un hechizo de mi invención. Bueno, es familiar, mis hermanos y yo lo inventamos para pelear, aunque deriva de uno más simple que hace que se dirija la mano involuntariamente hacia otro lado para que no se haga o toque algo. Después de trabajar con la floritura, logramos que el hechizo sea una llave que jala el antebrazo hacia atrás en un movimiento seco, y le pusimos "Manus Muto". Una vez le rompí el codo a mi hermano, pero no lo he vuelto a lograr ah... creo que tengo qué pedirle permiso a alguien para conjurárselo

De estar en Durmstrang, hubiera conjurado sobre cualquiera sin pedir permiso, pero no sabía qué clase de sensibilidades podría herir en Inglaterra.

Le había tomado la mano a Regina para que se calmara en cuanto los saltitos que daba comenzaban a aumentar. ¿Qué había tomado? Sin embargo, no se calmaba. Respiró hondo mientras escuchaba al profesor. Su padre le había comentado que él alguna vez le dio clases a Damien Holland y que cuando salió de Hogwarts era a penas un niño que ya había cometido asesinatos. Después, con el ascenso de Mott, las cosas terminaron por cambiar, pero no para bien. Damien Holland había sido uno de los mayores exponentes de la guerra contra Mott y contra Voldemort. Era, quizás, uno de los más grandes elementos de las líneas del señor oscuro.

Ahora la cosa aparentemente estaba cambiada. Ni sus padres ni Gabrielle ni nadie que hubiera conocido a Damien creía en la pantomima de que ahora era una buena persona y que era un auror. O algo por el estilo. Ninguno de ellos estaba muy a gusto con la situación de que nuevamente estuviera enseñando en Brigantia y muchas veces se cuestionó la postura de Gerhard Immëndorff en la mesa a la hora de cenar.

-Anda, dame uno pues.

Tomó uno de los dulces que Regina ofrecía y se lo llevó a la boca sin hacer demasiado ruido. Tomaba notas y a pesar de todo lo que había rondado sus pensamientos antes, compartía la aparente postura de Damien Holland hacia los aurores contemporáneos y los que estaban antes que ellos. La mayoría de los aurores en su familia lo hacían, incluso su madrina. Decían que para atrapar a los mortífagos había que pensar y actuar como ellos. Había que perderle el miedo a las habladurías y a las consecuencias de sus actos al intentar encontrar un bien mayor. Eso lo tenía bien aprendido desde hacía mucho tiempo.

Se puso en pie para hacer lo que el profesor le decía. Hizo levitar una que otra mesa para abrir espacio y luego esperó las indicaciones del mismo. Sonrió cuando Regina fue la primera en querer participar. Luego escuchó al muchacho extranjero del que no recordaba el nombre.

-Mi hechizo es un poco… problemático para la clase. Igual que mi compañero necesitaría del permiso de la persona para aplicarlo. Verá, el Cardiacum Arritmium hace que el corazón se descontrole bastante y puede causar desmayos. Por eso puede ser útil en alguna batalla. Sirve para imposibilitar al oponente en cuestión de segundos haciendo que su corazón lata desmesuradamente rápido. Bien aplicado y con mucha potencia podría llegar a… alguien podría morir.

Medía bastante sus palabras. Estaba seguro que él habría escuchado hablar de ese hechizo pues según su padre, en algún momento había estado presente. Lo que él no sabía era que Benjamin ya lo había estado practicando y mejorándolo a lo largo de los años en que había estado por Europa. Ahora no sabría si algo te pegaría o no.

Estaba en demasiadas clases, eso comenzaba a pasarle factura y se sentía cansado, pero ni por eso ni por mucho más se perdería la clase de Entrenamiento para Aurores, primero por el profesor que de hecho era hasta algo famoso en el mundo de la docencia o eso asumía al haber escuchado tantas cosas de él, por otro lado porque como estudiante de Artes Oscuras no podía dejar de pensar que tenía que inmiscuirse en la trinchera opuesta, saber con qué lo iban a querer atacar para cómo regresar el favor. Ese último pensamiento lo dejó un poco, no es que planease pelear contra un auror, pero la idea no le sonaba tan descabellada.

Al llegar se sentó en uno de los asientos de adelante, quería escuchar bien lo que decía el profesor y de paso no dormirse, la idea de que lo viesen lo mantendría lúcido. Escuchaba el discurso que iba dando el hombre y sonrió apenas un poco cuando dijo aquello de que los que usaban las Artes Oscuras no tenían límites y cosas acerca de la moral de los aurores, no era por menospreciar aquellos valores pero para Burroughs el momento de actuar no era un tiempo para reflexionar o para jugar bajo un estatuto armado, era como adentrarse en un espacio independiente en el que el instinto con ayuda de la instrucción determinaba victorias y derrotas. Holland parecía tener más claro el concepto que para Aldrich tenía sentido.

Era de los que había aceptado un dulce de Regina al inicio de la clase y por eso estaba sentado a su lado cuando tras mover las mesas ella comenzó a desbordar entusiasmo por presentar primero su hechizo, tenía curiosidad por saber el punto fuerte de cada uno de los presentes y comenzó a pensar en los hechizos que dominaba, sin duda elegiría uno de sus hechizos propios ya que siempre se sintió más cómodo con ellos y al ser propios les dio un poco más de dedicación. Levantó la mano luego de que Regina y un chico que creía reconocer de Durmstrang dijesen su hechizo, pero sólo dos segundos por cortesía.

-Conteram Anima-contestó tras debatir acerca de lo que quería usar, tenía otro que tenía bludgers de por medio, pero este le parecía más práctico.-Se trata de un hechizo que suelta un aroma que al ser absorbido por el oponente deja los huesos hechos como de cristal. Lo veo práctico porque si te mueves te quiebra el hueso relacionado a la parte del cuerpo que moviste, ese es el efecto óptimo, en el peor de los casos te deja inmóvil y temeroso de que suceda, aunque hasta sea por la respiración ha habido movilidad. No sabría contra quién usarlo en realidad, usted dirá profesor.-volteó a ver a Yakov entonces-Si quieres usas el tuyo en mí y viceversa.

No conjuró su hechizo porque debía usarlo en alguien y para eso había que al menos pactarlo, además el profesor seguramente primero revisaría los anteriores y había que ser paciente. Miró

Había un montón de cosas que quería preguntar o acotar durante el largo discurso de Holland sobre los cuestionamientos éticos de la magia ofensiva y defensiva. Yo sí creía, firmemente, que los aurores tendrían que tener un trazo ético sobre su labor sobre los procedimientos adecuados . ¿Qué no la falta de un esquema moral llevaba a los estados fascistas? Eso había aprendido en los libros de historia muggle que, finalmente, no se diferenciaban mucho de la historia mágica, y bastaba ver los problemas que más lo habían transtornado.

Hablando de eso, tenía enfrente a un profesor bastante controversial. Algunos lo veían como un héroe nacional, otros con cierto escepticismo, pero era una figura interesante y eso era difícil de negar. Con los codos en mi banca y mis manos alrededor de mi rostro escuché lo que tenían que decir los demás, pensando también qué hechizo tendría para perfeccionar si fuera útil en una clase de Defensa contra las Artes Oscuras, por que finalmente eso era, aunque con un nombre más especializado.

Nunca se me había ocurrido formular nada que hiciera daño como los hechizos que mis compañeros mencionaban. Al menos el chico lleno de tatuajes pedía algo como permiso para no dislocarle el codo a alguien, y otro hablaba de acelerar corazones. Sólo faltaba hacer sangrar oídos, estallar globos oculares y prácticamente sacar ideas de esas películas de gore que me encantaba ver con Jet. Pero una cosa era ver obras de Dario Argento y poner cara de asco y otra pensar en de verdad hacerle eso a alguien. Entorné los ojos como hacía cuando analizaba algo a conciencia.

-Ahm, bueno, este hechizo no lastima a nadie, al menos no voluntariamente. Quise formular algo para enfriar calderos en mi clase de pociones y formulé el hechizo Perspicus, por que básicamente es un fluído transparente. Lo que descubrí es que sólo salió una baba desagradable que... bueno, suprime la magia. Lo puse en una escoba y no voló, y lo puse en una varita y no funcionó hasta después de un fregotego. No sé con qué más funcione, y no sé cómo hacer que vaya dirigida, o sea, sólo me sale una plasta y después tengo que usarla como ungüento. Es poco práctico, pero creo que puede ser útil

Conjuré la porquería de la que había estado hablando el el piso, una masa transparente y pegajosa como la savia de un cactus y sin asco puse un poco sobre mi varita. Ya cubierta, no funcionaba, lo intenté probar con un [i]Lumos[/b]. Me acerqué un poco a Aldrich Burroughs y le susurré si podía ayudarme a conjurar un fregotego sobre mi varita, por que limpiarla con el suéter no iba a servir de nada.

Escuchaba atento cada una de las palabras del profesor Holland, entendiendo a donde quería llegar. Un buen ataque podría considerarse une buena defensa, sobre todo si nos enfrentábamos a un enemigo que no se rige por las mismas reglas moralistas que nosotros hacemos. "El bien siempre pierde porque juega limpio" En una ocasión había escuchado aquella que, lejos de la realidad, si me había dado mucho que pensar. Nosotros siempre estábamos en desventajas porque ellos podían emplear magia oscura que nosotros difícilmente podríamos contrarrestar. En ocasiones era una situación de supervivencia, como algún vez había mencionado mi padre: O ellos o tú.

Mi padre se había sentido orgulloso de que hubiese decidido seguir sus pasos, aunque con reservas. Él era consciente de los peligros que entrañaban aquella profesión y una parte de él no quería que su hijo se expusiera a ellos por preocupación. De todas formas había alejado aquellos temores con unas palabras de aliento que me habían alentado a continuar adelante con aquello.

Por ello, comprendía aquello a lo que se refería nuestro profesor. A veces una buena defensa no era suficiente para vencer y lograr nuestros objetivos. Ellos atacaban para matarnos y nosotros, simplemente, intentábamos repeler aquella fuerza con ahínco. Claro que podía funcionar, pero había un elevado tanto por cien de probabilidades de que no fuese así.

Pese a que tampoco estaba de acuerdo en actuar con todos aquellos "enemigos" bajo el mismo patrón, tampoco permitiría que alguno me arrebatase la vida por actuar siempre como debía hacerse. En aquello no podía estar más de acuerdo. Después de haber acabado con aquella especie de clase-coloquio en la que cada uno había expuesto lo que consideraba razonable y, tras haber apartado las mesas hacia un lado de la clase siguiendo sus indicaciones, nos pidió que hiciesen gala de sus mejores hechizos para mejorarlos.

Rápidamente por mi mente pasaron flashes de todos los duelos en los que había participado tanto en Hogwarts como en la facultad. No pudo evitar pensar en el Expeliarmus. Era un hechizo bastante recurrente en cuanto a duelos se refería ya que, arrebatarle la varita en combate al mago podía llegar a convertir una clara derrota en una victoria sin precedentes. Sin embargo, debido al interés en ser más ofensivos descartó aquella idea tan rápido como había fluido en su cabeza. Hizo un repaso mental de aquellos hechizos que había logrado dominar bastante bien hasta que se le ocurrió el adecuado.

- Yo creo que utilizaré uno que mejoré durante mi estancia en Hogwarts. Es una modificación del hechizo Depulso. En vez de lanzar objetos, lanza a personas. Es como si chocase contra ellos un muro de aire impenetrable que los lanza hacia atrás - Después de la sencilla explicación del conjuro, alzó su varita al aire y con un suave golpe en el aire apuntando hacia un lugar donde no había nadie, conjuró la magia con voz suave pero con determinación. - Depluso Hominem - El cabello se le agitó al reunirse aquella pared de aire delante suya mientras se desplazaba hacia donde apuntaba su varita, obviamente sin ver ningún efecto pues no había nade delante suya.

Llevaba más o menos media hora o tal vez un poco más dentro del aula de Entrenamiento para Aurores, y había elegido entrar como oyente a dicha clase no precisamente porque mis putas intenciones existenciales estuvieran relacionadas con convertirme en un maldito auror o algo así. No, aquello solo tenía una única y sencilla razón de peso lo suficientemente monumental como para desear asistir sin pensarlo dos veces: Damien Holland.

Las proezas de las que Holland había sido responsable durante la última guerra mágica le habían dado la vuelta a todo el mundo, todas y cada una de ellas; y su papel trascendental en la victoria por sobre los mortifagos liderados en ese entonces por Carlisle Mott, lo habían convertido en prácticamente una leyenda viva, en nuestro puto super héroe moderno que pisaba, respiraba y vivía en nuestro mismo plano mortal, en la misma dimensión, en el mismo tiempo. Una pasada…

Y por supuesto, su intelecto para la clase no podía ser cuestionada de ninguna forma. Durante todo ese lapso de tiempo permanecí en mi puto lugar, atento a cada una de las palabras que salían de sus labios y a los razonamientos que estas palabras formaban en conjunto. Y no es porque fuera el mismísimo Damien Holland, pero joder… tenía razón prácticamente en todo. Desde siempre yo había visto a los aurores como un puto grupo de magos mortalmente limitados que siempre habían dependido de su puta moral de la que se regía la mayoría de ellos. Por consiguiente y en conjunto, los aurores apenas si habían significado un obstáculo en la historia de las guerras entre rebeldes y magos oscuros; no solo por sus limitados recursos apegados a la ética, sino también por, paradójicamente, su jodida facilidad para caer en la corrupción.

Después de un rato de intercambiar ideas y tal, ya saben… a puto nivel universitario; Holland ordenó que moviéramos las mesas comenzar con algún tipo de dinámica interesante, y simplemente me quedé observando como algunos movían y hacían espacio tal y como se había pedido. A continuación el propio Damien pidió que pasaramos al frente cada uno de nosotros y mencionáramos el hechizo que mejor controláramos, por supuesto, de ataque. De inmediato me vino a la mente uno de los tres putos trucos que hace no demasiado tiempo había maquinado por mi propia cuenta, y después de que la mayoría pasara al frente a mencionar sus ridículos ataques, fue mi turno de presentar el mío.

-Bueno, profesor Holland; yo he elegido un hechizo que manufacturé durante mi último curso en Hogwarts, su nombre es Cruenta Supplicium, la pronunciación es tal y como lo acabo de hacer y se conjuraría con… una floritura aplicada de esta forma. Los efectos son bastante divertidos profesor, el hechizo genera sobre la víctima un profuso sangrado… prácticamente desde todos los orificios corporales y de una forma bastante dolorosa. Evidentemente no puedo conjurarlo ahora… pero me gustaría mucho que lo viera en acción-

Me acerqué a Regina y le jalé discretamente un pequeño mechón de su cabello. Estaba a su lado pero no tenía intenciones de pedirle que fuera mi pareja porque mierda, ya me imaginaba yo que el punto ahí era atacar a tu pareja con el mentado hechizo, y yo de ninguna manera deseaba ver a la pequeña Regina sangrando por los putos oídos. Estaría bastante feo…

Sabía de sobra que estar cursando dos carreras a la vez no era poco; pero también sabía que asistir a alguna que otra asignatura de mas como oyente, enriquecería de sobremanera sus ganas de aprender y sus conocimientos. Además, de que así probablemente, el decano Immëndorff sabría que estaba preparada para cursar sus asignaturas, y de paso, incluso conseguía sacar algo de tiempo para asistir a más.

Ese día se había despertado animosa, con ganas; la verdad era que lo suyo era mas ser el “apoyo” si se diera el caso de entrar en una pelea, pero también le vendría bien saber defenderse... así qué ¿por que no asistir a la asignatura de entrenamiento para aurores para aprender eso? Aquella había sido su principal razón para ahora estar camino al aula donde se impartiría a esa clase; acababa de salir de una de las clases de medimagia, por lo que quizás se demorase un poquitín en entrar al aula; aunque ello no quería decir que fuese a entrar tarde; sino no tan pronto como a ella le habría gustado.

Y así fue; cuando llegó a la clase el aula ya contaba con un par de alumnos, pero ella,tranquilamente entró a la misma con una tierna sonrisita para ocupar uno de los asientos que supuso quedarían algo cerquita del profesor; pero tampoco pegado a él, puesto que era una oyente y no alumna principal; y quería dejar esos asientos especiales para los alumnos propios de la asignatura. Sería muy grosero por su parte...

Escuchó atentamente a sus palabras y fue apuntando todas y cada una de las cosas que creía importantes, en el pedazo de pergamino que había llevado por si acaso, al igual que la pluma, para terminar teniendo un nuevo bonito rollo de apuntes sobre una asignatura nueva y que, además, le había gustado bastante como sonaba todo lo que el profesor Holland estaba contando; era un hombre muy sabio, se veía que tenía mucha experiencia sobre lo que estaba hablando; ¡era un hombre que estaba curtido en muchas batallas! No había duda; tanto lo que se sabía de él como lo que en esos momentos trataban en la clase, dejaba las cosas totalmente claras.

Se hizo sitio en el aula y dejó que los alumnos de la propia asignatura mostrasen sus hechizos, después viendo como una de sus contadas compañeras en Hogwarts, Regina, tan impaciente como siempre, mostraba cual era el hechizo que quería mejorar.

Mientras alguna que otra persona mas mostraba sus dotes mágicas enseñándole a Holland los hechizos que habían inventado, ella misma se debatía interiormente sobre cual era el que ella podría perfeccionar. No sabía, dudaba en especial entre dos de sus hechizos inventados; uno probablemente le iría muy bien para también la clase de medimagia, o mas bien, para cuando se consiguiese graduar de lo mismo... aunque... si la cosa era centrarse en esa asignatura, probablemente la otra en la que dudaba sería una mejor opción.
Entre ambos de los que dudaba eran hechizos no ofensivos; en su repertorio tenía uno de esos, pero no le gustaba atacar, siempre prefería ser el apoyo, la ayuda...

Cuando le llegó su turno saludó con una leve inclinación de cabeza al profesor, sonriendo, y entonces habló.
- Yo quisiera poder perfeccionar un hechizo que inventé hace un tiempo... se trata de uno llamado “Somnus Offensio . Podría considerarse una variante a mayor nivel del desmaius, aunque mi hechizo lo que hace es dejar en un sueño profundo a la persona a la que se le aplica el mismo, siendo imposible despertarle ni por sonidos ni por golpes de ningún tipo. - Hizo una pequeña pausa, puso un momentito morritos e hizo el gesto que se debería con la varita, sin pronunciarlo, no queriendo hacer que nadie cayese dormido por su culpa; simplemente le expuso al profesor el nombre del hechizo, lo que hacía, y como se hacía.

Cuando terminó con ello se quedó mirando alrededor, tratando de ver con quien podría formar pareja... ahí únicamente conocía a Aldrich y a Regina... este primero nunca le había caído bien, siempre se metía con ella y... no, definitivamente esperaba que no tuviese que formar equipo con él; y cuando miró hacia la chica, al parecer ya tenía con quién formar equipo.
La coreana suspiró y se quedó quieta en el sitio; si no conseguía con quién ponerse, dejaría que el profesor le asignase como la pareja de cualquiera.

Regina había sido una de esas alumnas que no habían puesto mucha atención a la parte teórica de la clase, Damien lo había notado y lo pensaba tomar en consideración. Por el momento miró con interés la manera en que su varita se transformaba para convertirse en una especie de vara larga, con espinas y hojas venenosas.

-Es buen hechizo de ataque, pero tendrá que asegurarse de que las espinas sean más numerosas porque fíjese, inténtelo de nuevo…-esperó a que Regina volviera a conjurar y en cuanto salió el látigo, sin reparos hizo que se enrollara sobre su muñeca, que comenzó a sangrar y se llenó de un picor rojo.-Alguien muy curtido en el dolor, apenas y sentirá cosquillas. ¿Lo ve? Sangra, pero no me imposibilita. Si soy lo suficientemente rápido podría tirar de usted y sino, solo sería caso de esperar a que su hechizo se desvaneciera. Para la próxima vez que lo conjure, intente ladear la muñeca hacia la derecha, un movimiento rápido y sinuoso, concéntrese en que su varita no tenga espinas esporádicas, sino que esté plagado de ellas y también, cuando le asigne su oponente, trate de apuntar a la cabeza. Lo digo en serio. No piense en que “le duela más”, piense en derrota definitiva.

El siguiente era Yakov Bondarenko, un alumno que al parecer mostraba buen desempeño, le faltaba por conocerlo pero se veía prometedor como mago. Solo formó una mueca de burla cuando escuchó que Yakov pretendía pedirle permiso a alguien para conjurarlo.

-¿Cree que un mortífago le va a pedir permiso a usted para conjurarle una imperdonable. Aquí no estamos en un salón de clases común, váyalo aprendiendo. Romper el codo suena a una estrategia bastante buena, su hechizo es interesante, su floritura también, tal vez puedo volver a lograr lo del codo, piense bien ¿qué quiere lograr en su oponente? ¿dolor? ¿ganar tiempo? eso es importante en la visualización. Mantenga el brazo lo más firme posible durante la floritura. Desde aquí hasta acá-le dio unas palmadas en el hombro y luego en el codo. Muchos magos ignoraban que la magia se hacía con correcta postura de todo el cuerpo para resultados más óptimos y se concentraban solo del codo para abajo.

Al llegar a Benjamin, Damien no pudo evitar reírse por que el hechizo que exponía era “problemático para la clase”. Pidió por favor que se ahorraran las tonterías que habían empezado con Bondarenko y se maximizaban con Walker. -Si tienen miedo de conjurar un hechizo, no me sirven aquí adentro.-Fueron sus palabras tal cual. Claro que conocía el hechizo de Walker, no lo había vivido en carne propia pero lo había visto.

-Cuando deje de pensar que tu hechizo es problemático y peligroso podrá tener más miras a futuro para mejorarlo. ¿Cómo definiría el “bien aplicado”? ¿qué es “bien aplicado”? ¿una floritura adecuada? ¿una entonación particular? ¿O se está refiriendo solo a una eventualidad o a una casualidad afortunada?

Y suponía que no podía darle muchas palabras para mejorar su hechizo, tal como sucedió con Burroughs, porque ninguno de los dos había hecho la conjuración, ni siquiera para dejarlo ver la floritura correcta. El hechizo de Burroughs también sonaba interesante. No olvidaba que él mismo había intentado matar a la madre del muchacho alguna vez, pero por el rostro de Damien no pasaba ninguna especie de reconocimiento al respecto, ni de remembranza.

-¿Y cómo logra ese efecto óptimo? No quiero que piensen que la facultad de conjurar un hechizo perfecto es cosa de suerte, Burroughs. Piense en su floritura, ¿qué le mejoraría para que siempre saliera impecable?.

La siguiente en hablar fue Autumn, su madre había sido una de esas KAU en el pasado aunque a Damien no le quedaba claro si se había retirado con el matrimonio o no. Su hechizo le hizo fruncir el ceño y mirar a Autumn con desdén.

-Muy bonito su hechizo para un duelo de Hogwarts, al menos nos las arreglaremos para que el dolor de cabeza provoque que también se le revienten los oídos, ¿qué le parece?. Un poco de daño extra no hace daño cuando se quiere dar lecciones a quienes van contra la ley, está permitido, pero insisto en que los aurores han sido muy blandos. Lógicamente no se lo va a aplicar a un ladrón de Honeydukes, pero sí a un asesino al que vaya persiguiendo. Y yo les asignaré los equipos, Brackminster, Burroughs, así que ni se acerquen a sus compañeros de confianza.

La siguiente en hablar fue la sobrina del decano Immëndorff, quien sorpresivamente le enseñaba un hechizo muy interesante. La observó conjurarlo y se acercó para inspeccionar la baba con los dedos y luego la untó sobre la punta de su propia varita. Se levantó y apuntó directo al pizarrón. -Avada Kedavra.-Un fuerte rayo verde luchó por salir de la varita, cruzó a través de la baba del hechizo de Juno, pero terminó quedándose a medio camino y regresando a ella. Le pidió con un gesto a Bondarenko que conjurara un fregotego sobre su arma y después volvió a Juno.

-Por ahora nos concentraremos en dirigirlo. Mi plan era matar al pizarrón y no pude lograrlo, habría solo asesinado a alguien a media distancia. Tome su varita de nuevo y cuando conjure quiero que intente esto…-Tomó el brazo de Juno, hizo que lo pusiera de costado y le pidió que cuando conjurara, moviera la muñeca hacia fuera, hacia su izquierda, alzando ligeramente el brazo y luego apuntando a un objetivo.-Eso tendrá que hacer contra la varita del compañero sobre el que le toque conjurar, ¿está bien?.

Pero Damien estaba más emocionado que eso. Quería probarlo sobre escudos formados, sobre objetos de magia tenebrosa, muchas otras cosas, solo que no se mostraría entusiasmado de más enfrente del resto.

El siguiente fue Sebastian Rumsfeld. A Damien le parecía interesante la adaptación de hechizos ya existentes y en el caso de Rumsfeld, ese era justo una muestra de eso. Observó la floritura, también tomó nota de lo sencillo de su conjuración verbal.

-Si quisiera, podría modificarlo de tal forma que no fueran simplemente lanzados hacia atrás, sino manipular usted mismo la dirección. Cuando lo intente sobre alguno de sus compañeros, trate de dirigirlo. A la floritura que hace agréguele dirección, siempre y cuando no pierda el objetivo que tiene delante.

El siguiente en hablar fue Joseph Crawford, de nuevo tuvo que hacer un esfuerzo descomunal por no poner una mala cara delatora. Su hechizo era interesante y de hecho, como con el hechizo de Walker, era uno heredado que Damien ya había visto en acción, en concreto, cuando Ewan Crawford, tío del engendro que ahora tenía enfrente, lo había conjurado sobre un compañero suyo de 7º curso cuando él todavía iba en 5º. En ese momento, si había sido divertido, ahora no se lo parecía tanto.

-Bastante dolorosa no es suficiente. El dolor tiene que bloquear tanto al enemigo que lo deje imposibilitado. Usted tiene una ventaja con esto y es que ya estará lo suficientemente shockeado por la sangre que saldrá de todos los orificios de su cuerpo. Un poco más de presión sobre su hechizo, con un perfeccionamiento de la floritura, conseguirá que el dolor sea tan agudo que sea imposible ponerse de pie. Zigzaguée rápidamente su muñeca mientras conjura, como si formara una Z en el aire, no debe durar más que la pronunciación de su conjuro. Y claro lo puede conjurar ahora, ya les dije que se dejen de tonterías.

La siguiente en hablar fue Park Rang, una chiquilla que era conocida por ser la más joven de la facultad y ser una supuesta genio, pero para ser honestos, Damien no estaba nada impresionado con el desempeño y con lo que le mostró. -¿Dice que lo quiere perfeccionar? Pues la sola descripción de su hechizo ya me hizo querer caer en un sueño profundo, en verdad es usted una prodigio. ¿Qué es lo que podría, por los dioses, perfeccionarle a un hechizo como este?.-Esperaba que se lo respondiera o que lo pensara mientras seguía atendiendo a los demás.

El hechizo de Elazar también tenía una configuración interesante. Damien observó su floritura y luego se acercó a ver y tocar las virutas de hielo cuando estas se impactaron contra la pared. La sustancia era tal que se introdujo en su dedo índice haciéndolo sentir como si lo tuviera dormido, por ende, el hechizo tenía potencial si se lograba modificar ligeramente la materia de la que estaba hecho para que entrara directamente en el cuerpo como un ungüento. Eran más asuntos de transformaciones combinadas con artes oscuras pero podía lograrse.

-Muy bien Selvaggi, muy interesante, necesita solo cambiar un poco la estructura de sus virotes, ¿sacó buena nota en Transformaciones? Va a necesitar algo de eso. Revisaré algunos apuntes que tengo respecto a hechizos de ralentización y conseguiremos mejorarlo.

Una vez que terminó la revisión individual, Damien asignó parejas. La dinámica consistiría en que cada uno intentaría lanzar el hechizo expuesto al otro tomando en consideración técnica o mental las modificaciones barajadas durante la primera revisión. La idea era que los ataques fueran tan potentes que destruyeran cualquier capacidad de protección u ataque de parte del contrario.

Las parejas

Regina y Autumn
Benjamin y Aldrich
Yakov y Park
Joseph y Elazar
Juno y Sebastian

-Después de ver su despliegue de grandeza sobre un oponente real-un toque de ironía e incredulidad acompañaba sus palabras-Vamos a formar los grupos de exploración, prevención y ataque mencionados anteriormente. Pónganse en posición y comiencen.

________

Los resultados irán acorde a tiradas enfrentadas de inteligencia y sabiduría. No hay iniciativa.

Las cosas que se hablaban en su casa respecto a la guerra no eran demasiadas, y si bien recordaba algunos apellidos que su familia apenas podía mencionar el de Holland no era uno particularmente crucificado. No sabía que había intentado matar a su madre, sentía lo que de saberlo consideraría una peligrosa admiración por él. Cuando le dijo a Bondarenko lo de que hubiese sido mejor que no pidiese permiso asintió, asumiendo la misma culpa que él y resintiendo el hecho de no haber podido dejar que lo ayude a perfeccionarlo.

Si su madre supiese que escuchaba las palabras de Damien Holland como si fuese el dueño de la verdad más absoluta de esa aula ya lo hubiese sacado de la universidad, pero es que era posible que ni llegase a enterarse porque las cartas siempre trataban de temas más personales, no acerca de sus clases. Ignorante de todo, en su cabeza trataba de extender las palabras que le había dedicado para usarlo en un futuro o cuando se lo pidiese, estaba dispuesto a trabajar muy duro para lograr que tuviese un éxito rotundo.

Miraba a los demás tratando de memorizar sus hechizos para saber a qué podía enfrentarse en un futuro, no se sabía con quién se crearía una eventual enemistad, no pudo hacerlo del todo bien porque estaba más concentrado en colocar el cuerpo de la forma óptima para el hechizo, hizo la floritura varias veces en el aire intentando identificar la figura y recordaba las veces en que había usado ese hechizo para tratar de identificar la floritura ideal, la que le sirvió mejor para un resultado óptimo.

Su floritura parecía una letra b aunque al final una línea de movimiento agresivo se agregaba hacia el lado derecho aunque ligeramente elevada, no tenía la medida adecuada, siempre fue impulsivo para lograr esa parte. En su mente continuaba buscando medir el ángulo pero le pareció imposible, sólo trataría de controlarlo aunque tuviese que ser rápido.

Le tocaba en grupo con su primo, Benjamin, lo saludó con total amabilidad porque siempre se llevaron bien, no había por qué comenzar con los ataques antes de levantar la varita. Tras ponerse frente a él no hizo una reverencia porque no estaban en el club de duelo como para usar tanta educación al atacar. Levantó la varita e intentando concentrarse más en el efecto que el la floritura levantó la varita contra él para conjurar.

-Conteram Anima..

Escuchó aún desde su misma posición como el profesor Holland iba hablando con los alumnos, cada vez con uno, tomándose su tiempo en comentarles lo que veía del hechizo y la mejor forma de mejorarlo, dando, o no, su aprobación de los mismos.

Cuando llegó su turno la coreana se mordió la boquita y se quedó mirándole a los ojos de forma fija, esperando escuchar la opinión que tenía el profesor de Entrenamiento para Aurores, para con su hechizo. Pero lo que escuchó no consiguió que Park se sintiese bien, pero no lo mostraría. Acababa de menospreciar su hechizo, e instó a decir que no había ningún modo de poder mejorarlo, que incluso la descripción del mismo resultaba tan aburrida que ni era necesario utilizarlo para dormir a alguien, dicho de forma clara lo que él le había dado como una respuesta.

El mismo Damien dijo quien formaría pareja con quién, y entonces la pequeña esperanza de no salir malherida se fue un poco al traste habiendo escuchado de quien se trataba su contrincante.

Suspiró un poquito y miró al chico con el que le había tocado en el equipo. Le reconocía, como para no... fue el chico que le rompió la nariz a Adnan. La coreana le miró con mala cara, frunciendo un poco el ceño y manteniendo una distancia prudencial, no dudo en ningún momento en ejecutar el ataque, apuntando hacia Yakov con la varita. - Somnus Offensio. - La suerte estaba hechada, ahora solo esperaba que su hechizo con su propia mejora, surtiera.


La verdad es que comparando el hechizo que ella propuesto y realizado con algunos de los anteriores, se veía bastante tonto, sobre todo por que la mayoría de los que se mostraron eran ataques ofensivos, cuando el de ella, en cierto modo, podía considerarse de “apoyo”. Ella misma lo creó con intención de para cuando fuese a estudiar medimagia o zoología, pudiese ser de ayuda, a fin de cuentas lo que ella estudiaba para nada era algo que necesitase de violencia, sino al contrario. Además, que ella misma ya tenía una ligera idea de como podría mejorar el hechizo que le hubo mostrado al profesor.

- Yo pensé en mejorar el hechizo de modo que fuese acorde a mis carreras. Este hechizo como ya expliqué lo que hace es dormir a la persona evitando que despierte por ruidos o golpes. Pensé que podría mejorarse, combinándolo con que en el mismo momento en el que la persona duerme, le sanase; ya dependiendo del manejo del mismo y demás capacidades, desde la más leve herida o dolencia, hasta lo mas grave. - Agachó un momento la cabeza y tras coger un poquito de aire alzó la vista para mirar a los ojos al profesor, de forma, tratando ser, firme.

- Creo que al igual que es bueno que haya hechizos de ataque, también es bueno que haya hechizos de apoyo, donde se encuentran entre los de protección y otros, los de cura. Mi idea principal para con este hechizo que expongo a mejorar era la de que a la vez que se trata de calmar el dolor haciendo que la persona este inconsciente, duerma, pueda ser sanada a la vez. Algunas veces por no saber como reaccionar en un primer momento cuando algún compañero sale herido o algo semejante, se utiliza algún hechizo en el que no esté consciente por decirlo de alguna manera y ya después se aplican los que serían de curación. - Hizo una breve pausa, creyendo que estaba hablando más de la cuenta. - Siempre será mejor que ambos hechizos puedan hacerse en una misma vez y así no tener que descuidar lo que esté pasando alrededor, que si por ejemplo es en medio de una batalla, nunca está de más poder curar a alguien sin demorarse en seguir atacando al contrincante o haciendo lo que se tenga que hacer.

Finalmente quedó en silencio. Solo quedaría escuchar si al profesor le gustó su idea o si seguía creyendo que era una cosa tonta.

Como era de esperarse, el profesor Holland tenía una muy buena idea del cómo mejorar mi hechizo, que efectivamente no podía bastar con solo ser doloroso y tal. Tenía que ser más que eso, tenía que ser lo suficientemente torturante como para que la puta víctima, fuera quien fuera, no pudiera hacer absolutamente nada más que sentir su propia miseria. La verdad es que sonaba bastante bien, y mientras les hablaba a los demás alumnos, imité el añadido a la floritura que justo Holland acababa de recomendar.

Lo que si disfruté mucho fue la forma en la que el experimentado mago se burlaba un poco por el hechizo que la chica Rang acababa de exponer, no porque tuviera algo en contra de ella ni nada, pero venga… que era inevitable sentir que soltabas la carcajada luego de escuchar aquello mientras a los demás nos indicaba instrucciones concisas de como continuar con la clase. Después de ello me limité a escuchar las siguientes instrucciones, a repasar la forma en la que aplicaría mi ataque contra quien me tocara y en ver también a quien le tocaba intercambiar varitazos con Regina. Quien quiera que fuera y llegara a herirla, por muy en clase que fuera, recibiría después el merecido correcto.

Finalmente escuché el nombre de quien sería mi próximo rival, y no hice más que esbozar una enorme sonrisa ante la perspectiva de impactar mi ataque contra el mariconazo aquel. No se confundan, en realidad no conocía de nada al tipo, pero bastaba con mirarlo joder… es decir parecía una chica completamente; de hecho al principio lo había confundido con una (una muy fea). No es que pensara que aquello fuera hacer pan comido, porque ya saben… nunca subestimes a alguien que porta una varita, por más patético que pueda verse; pero de cualquier forma no podía evitar sonreír socarronamente y hasta guiñarle el ojo un par de veces al cruzar miradas.

-¿Lista para tener tu siguiente periodo, nena?-

Me puse frente al chico y preparé mi postura para lanzar el hechizo, recordando cual tatuaje mental la floritura que me había mostrado Holland y con la cual se modificaría la que ya estaba preestablecida con mi hechizo. En cuanto el profesor dio la señal, realicé el movimiento indicado, me adelanté un paso y apunté directamente hacia la humanidad del buen Elazar.

-Cruenta Supplicium!-

Claro, los aurores eran duros, y desde no creía tener ningún hechizo lo suficientemente apropiado para eso. Tenía que empezar a actuar en consecuencia y a parte de sus entrenos para mantener y mejorar su forma física, meterse en la biblioteca a estudiar hechizos adecuados. No pensaba permitir que le volvieran a decir frente a la clase que sus hechizos eran de duelo de Hogwarts.

Que reventasen los oídos, claro... Eso si podía hacerlo, o al menos eso creía. Mientras escuchaba a Holland hablarle a los demás intentó visualizar en su cabeza como debía hacerlo, porque no podía y no quería permitirse otro fracaso. Ni siquiera sabía como enfrentaria a Clarisse si no lograba sacar adelante aquello...

Su hermana mayor siempre había sido su ejemplo a seguir. Desde que podía recordar había querido ser como ella, y de la admiración infantil casi ciega que sentía por ella de pequeña había pasado a un respeto y a considerarla su modelo a seguir. Por eso no podía permitirse fallar de nuevo.

Se giró para mirar a Regina cuando Holland le informó que sería a quien se enfrentaria. De hecho le hubiera sido mil veces más fácil lanzarle aquel hechizo a Benjamin que a la chica, pero aún así el pulso no le temblaría. No podía temblarle.

Alzó la varita contra ella al mismo tiempo que sentía como se le tensaban las comisuras de los labios. Desde luego la preparación física era mucho más sencillo que eso.

- ¡Conjuntivus! - conjuró, agregándole un giro de muñeca que según ella debería servir para darle la potencia extra que le había requerido su profesor.

Movió su varita agitándola, pero no para hacer ningún hechizo ni nada sino para que se espabilara y regresara a la normalidad. Después volvió a hacer el hechizo como Holland le había dicho y el látigo se enredó en su muñeca, ni siquiera se inmutó a pesar de que le había pegado algo fuerte, incluso sonó como si le hubiera pegado fuertísimo con una toalla mojada.

Asintió con la cabeza y musitó un “si profesor” antes de que se fuera por que ya era el turno de alguien más. Le costaba un punto hacerse a la idea de usarlo y hacer daño en serio, no solo amarrar o algo, pero si lo tomaría en cuenta. Más por que siempre le gustaba ganar, en lo que fuera y no se le haría difícil pensar en lo que le había dicho.

Pero también estaba el gen “salvar a los demás” que no tenía tan desarollado como su papá pero lo tenía. Todavía se portaba un poco mal con la gente como en sus tiempos de bullying, pero ahora era sin querer; no tenía la intención de lastimar a nadie y mejor decidió verlo como si fuera algún ejercicio en el club de duelo.

Casi casi entre brinquitos se acercó a Autumn y le sonrió, también le ofreció otro dulce y se llevó ella uno a la boca. Todavía no se le pasaba el efecto de la cafeina ni le había dado el bajón, así que tomó su varita y se movió como si estuviera en un rin.

La verdad no había escuchado los efectos de su hechizo por que se había distraído mirando a Joseph y luego le había dicho quién sabe que cosa a Benjamin sobre los dulces de limón, así que, lo que hiciera sería toda una sorpresa.

Vio como levantaba la varita y rápido hizo lo mismo con la suya. Nunca había sabido como anticipar un ataque, siempre había pensado que simplemente se daba. Aunque por ejemplo, Daniel siempre se inclinaba ligeramente hacia delante, pero ella lo sabía por que ya lo conocía.

Herba Flagellum –dijo moviendo la varita y la muñeca como si fuera un látigo justo en la cabeza tal cual se lo había dicho Holland.