PRIMERA CLASE

(off: Se supone que llevamos lo que va del semestre con entrenamiento físico obligatorio y no es la primera vez que nos vemos, sólo es la primera cláse técnica)

No hacía falta leer toda la prensa especializada para saber que muchos escépticos ya cuestionaban mi puesto como profesor de Quidditch Profesional en Brigantia. No era del dominio público, pero mucho del crédito recibido era probablemente por la culpabilidad que Gerhard Immëndorff y la suerte desgraciada que había caído sobre mi familia, quizás se sentía ligeramente responsable. Yo jamás lo había culpado, de hecho, después del puñetazo público que le di alguna vez en el Ministerio de Magia, el asunto había quedado atrás.

Un puñetazo después, yo recibí una propuesta de trabajo. Tampoco es que me hubiera ofrecido un puesto de profesor de Astronomía ni nada por el estilo; nunca había estado lejos del quidditch y me sentía completamente capaz de ser un buen profesor, aunque mis credenciales quizás fuesen mucho más modestas de lo que eran las de la mayoría de profesores en Brigantia. Aún así, en punto de las nueve de la mañana y Después del entrenamiento aeróbico que había, como casi cada día, iniciado a las seis, estaba ahí para dar la primera clase técnica en la Universidad.

-Bienvenidos a la primera clase Técnica de Quidditch Profesional. Como sabrán, nuestra carrera consta de varios módulos que seguramente ya consultaron en el Plan de estudios. Bien, para empezar a tomar camino, empezaremos por pulir nuestra técnica en nuestra respectiva posición, no sin antes hacer una evaluación diagnóstica de su estilo de juego y el nivel que tienen.

Primero que nada, quiero que me digan la posición en la que han jugado más tiempo. También el que creen que es su mayor defecto, y el que creen que es su mayor talento.

El sol estaba brillante, era un día despejado aunque ya se manifestaba el frío del recién entrado otoño. Por supuesto que iba a haber actividad física en la clase, pero no nos íbamos a lanzar al vuelo sin antes tener bien evaluados a los alumnos con los que trataría al menos por el siguiente semestre.

Regina estaba a casi nada de mejor desertar y sólo dedicarse a la Herbologia y ya. No sólo por que no estaba acostumbrada a exigiese tanto académicamente y se desvelaba haciendo la tarea (algo que en Hogwarts jamás había hecho), ni tampoco las clases de magia del mundo, de las que ya se había arrepentido y le robaban valiosisimo tiempo para dormir, sino por que el régimen de entrenamiento la dejaba agotada.

Ahora ya podía recordar por que le gustaba más el quidditch extra curricular: podía estar fuera de forma y aún así ganar. Todos los días, desde la primera clase, sentía que se moría y, sino fuera por que Leslie estaba también ahí, se hubiera salido desde el primer día por que se dio cuenta de que sólo estaba inscrita por puro capricho ya que quidditch y pociones no tenían nada que ver.

Ese día llevaba ropa deportiva muggle, aún sabiendo que la haría sufrir cuando tuviera que subirse a la escoba, por que toda la mágica que tenía estaba sucia. No sabía si había elfos domésticos o si estaban en huelga, pero a ella no le habían lavado nada. Tampoco había ido a su casa para cambiar su ropa.

Regina miró a todos sus compañeros y dio como un pasito al frente. Le era muy difícil ver al papá de su amiga como profesor. Su escoba estaba en el piso.

Siempre he sido guardiana -ya muchos sabían que nunca había estado formalmente en un equipo, aunque a veces entrnara-. creo que mi defecto es el aro izquierdo y, claro, creo que tengo compleción de buscadora. Me haría falta ser más robusta.

Creía que los esfuerzos que hacía para la clase de Quidditch lo valían, adoraba el deporte y no le importaba usar una de sus pocas mañanas libres para entrenar como un loco desde las seis de la mañana, de hecho era bueno corriendo y haciendo pruebas de agilidad, pero el no tener el nivel exigido por la clase hacía las cosas más que un poco difíciles. De todos modos estaba decidido a ir a los entrenamientos físicos que pudiese, sobre todo a los que estaban destinados para ser más aprovechados por los golpeadores.

El apellido del profesor le era más que familiar y le agradaba poder tenerlo como docente, llevaba al igual que Regina ropa deportiva muggle o algo así –creía haberla visto en todas sus clases, deberían ir eventualmente a la enfermería juntos a pedir una poción para recuperar el sueño-, aunque lo de él era un pantalón negro que a veces usaba para dormir en el invierno y una camiseta del mismo color que ya debía parecer entre negra y gris por el sudor que en su espalda era evidente. Afortunadamente había llevado otra y estaba tirada bajo las gradas, antes de entrar a la clase práctica se cambió para al menos no ser presa de una enfermedad.

Después de que hablase Regina , con la escoba en una mano al igual que el bate levantó un par de dedos como para indicar que iba a hablar.-Yo soy golpeador. Soy muy preciso para darle a las bludgers y casi siempre puedo encaminarlas del modo en que buscaba, pero mi técnica no siempre es la adecuada al volar, no esquivo tan bien al oponente cuando voy tomando velocidad.

En un par de ocasiones había terminado más en una disputa cuerpo a cuerpo que en otra cosa y no llegaba a la bludger del mejor modo, eso era algo que debía corregir porque no era tan bueno para los amagos y de hecho le ayudaría mucho saber en qué momento usar cada cosa, porque lo había estudiado e incluso practicado algunas veces, pero una clase especializada siempre era mejor que un intento a ojos vendados.

Bostezó involuntariamente pero lo reprimió al momento, luego levantó una palma hacia adelante para excusarse con el profesor con aquel gesto, debería tomarse en serio la opción de ir a pedir una poción revitalizadora o alguna cosa en la enfermería, no podía seguir así, hasta creía estar llevando más clases que Shadow.

En esa clase nunca me iba a ver linda, eso era un hecho. La verdad no me importaba mucho, particularmente por que Martin no andaba por los alrededores a las seis de la mañana (ni andaría) y por que Hákan ya me había visto suficientes veces hecha un asco como para pensar que me fuera a encontrar atractiva de alguna manera. Sí, lo admitía, a veces tenía subidones de atracción adolescente por mi nuevo amigo islandés, pero eso no ponía en peligro la identidad de nadie, y sólo se lo expresaba pegándole con el puño cerrado en el hombro o alguna otra cosa igual de poco coqueta.

Se me hacía raro ver a papá de profesor pero así como él era profesional al respecto yo también lo iba a hacer, y como no era pelirroja, podía pasar desapercibida para algunos todavía. Ya cuando dijera mi apellido algunos pensarían que sería mi tío o cualquier cosa. Asentí mientras movía las manos aparentemente ansiosa, como siempre, pensando en las preguntas que hacía y escuchando a Regina dar su respuesta, sólo le sonreí.

Dos golpeadores y una guardiana. Me quedé pensando en cuáles serían mis cualidades y quizás por puro espíritu Hufflepuff no sentí que pudiera destacarme en nada aunque decir eso sería poco afortunado para una clase. Me sabía mejor que otras buscadoras con las que había competido en Hogwarts pero de ahí a pensar en una cualidad tan brillante como la que enumeraba por ejemplo Aldrich Burroughs, me parecía algo excesivo.

-Soy buscadora. Creo que aún tengo problemas para coordinar mi vista con mi mano, a veces veo la snitch más veces de lo que sería necesario para atraparla

Y eso era muy frustrante, como cazar un mosquito en la noche o algo así. No sabía si eso era sólo cuestión de práctica, o de un talento innato con el que terriblemente me daría cuenta que no había nacido. Estaba siendo muy pesimista al respecto, pero qué más daba, estar en esa carrera tendría que ser parte de mi motivación.

La primera vez que Hákan había visto el plan de estudios había tenido muchos problemas entendiendo a qué se refería Ayres con lo del entrenamiento aeróbico. Tuvo que terminar preguntándole a alguien más a quien se refería Ayres con eso, porque el idioma le había costado mucho trabajo. Al final le gustaba su horario aunque sentía que no le quedaba nada de tiempo para ninguna otra cosa. Estaba bien porque a eso iba a Brigantia, no a perder el tiempo en cualquier otra cosa. Además era oyente en pociones, así que al parecer iba a estar ajustado y concentrado, como debía ser.

Ya en la clase técnica, prestó atención a lo que decían sus compañeros. No estaba muy seguro de querer compartir clase con gente que no pertenecía a la carrera, pero luego pensó que seguramente a los de Pociones tampoco les gustaba verlo ahí y pues nada, que se aguantaba, solo esperaba que lograran mantener el ritmo. Y tal vez ese fuera uno de sus defectos, subestimaba a sus rivales, era un tanto ególatra y le faltaba humildad en varios puntos.

Él no tenía mucho qué pensar respecto a sus virtudes y defectos en su posición, porque había pensado mucho tiempo pensando en ello, era una suerte pensar que Ayres le ayudaría a neutralizar esos defectos y a pulir sus virtudes. Siempre había pensado que el quidditch era lo suyo pero ahora todo era cada vez más enserio y más grande

-Yo he sido siempre cazador- cuando había empezado a jugar probó como golpeador durante dos meses pero una vez que tuvo que suplir a alguien en el puesto de cazador, se dio cuenta de que le iba mucho mejor en esa posición, y el profesor de aquel entonces lo había dejado cambiar de inmediato-mi mayor virtud es que soy muy rápido, puedo adelantar a casi cualquiera. Mi mayor defecto, además de que soy muy confiado, es que me cuesta retomar altura después de ir en picada, también que no soy muy bueno lanzando anotaciones con el brazo izquierdo y a veces es necesario.

Creía que una clase táctica de Quidditch era una cosa más que importante si pretendía ser un buen auror, como decían en Inglaterra. Apenas se estaba acostumbrando a la palabra, al clima y la gente alrededor, que parecía tener una manera mucho más liberal de comprender la magia, aún los que se veían más conservadores. La universidad misma era una institución hasta cierto punto controversial por su libertad de cátedra, lo que le emocionaba tratándose de las clases que daba Damien Holland en su carrera.

Había ido a varios entrenamientos por costumbre de actividad física y por que creía que era necesario para su labor, pero era la primera clase a la que iba enfocada realmente al quidditch en técnica y no solo al acondicionamiento. Observó a sus compañeros sin sentirse tenso por que había varios oyentes de otras carreras, hasta había dudado si podría participar bien y no ser sólo un lastre para los que de verdad dedicaban horas y horas al deporte mágico. No supo adivinar quienes eran los de la carrera y los que no.

Ahí estaba la chica de los dulces de limón, la reconocía, y también era la primera en hablar. Reflexionó un rato sobre sus carencias en el juego y pensó que eran demasiadas como para concentrarlas en un sólo comentario, pero intentó hacerlo. Además, no le gustaba hablar de sus defectos, aunque quizás echarlos fuera era un punto de fortaleza más que una debilidad. Él también había sido golpeador, como los dos últimos que habían hablado.

-Yo también soy golpeador... comparto un poco el detalle del control de la escoba después de batear, pero creo que a veces mis blancos no son los más útiles. Aunque derribe a un cazador, esto no impide la anotación final. No se trata de golpear por golpear ¿No?
Se trataba de ganar, y dejar inconsciente a un pobre tipo que al final resultara ganador era frustrante, y le había pasado muchas veces. Su equipo de Durmstrang, lo admitía, no era el más ganador del colegio y eso naturalmente era un gran motivo de frustración, pues a él no lo convencían con cantaletas sobre lo importante que era competir, participar y fomentar el espíritu deportivo. ¿Acaso había una sensación mejor que la de ganar?
-Y creo que para un auror es importante controlar su escoba después de hacer cualquier cosa. Soy oyente, pero creo que es igual de útil para mi que para quien pretenda entrar algún equipo de la liga.

Y allí estaba, encaminándose hacia el campo a disfrutar de un poco de Quidditch, lo echaba en falta desde que había dejado Hogwarts pues anteriormente prácticamente cada tarde estaba practicando y sentía que desde aquel entonces había perdido mucha forma.

Recordaba en todo momento como jugaba, el rugido del publico en el campo… pero también recordaba porque no se había decidido por aquella carrera, básicamente porque siempre había pensado que él era de letras y acción mágica, el Quidditch era un deporte muy físico y eso lo había condicionado mucho.

En el pasado había sido buscador, quizás uno de los mejores que habían habido en Ravenclaw, pero también había jugado varias veces como cazador, especialmente en los últimos años cuando intentaba dejar que el nuevo buscador más joven tuviera practica.

Escucho atentamente a cada uno, se mantenía apoyado sobre su escoba azul y plateada, al principio le había parecido una horterada pero conforme más ganaba con ella más le gustaba, estaba especialmente hecha para buscadores y era la más rápida del mercado por lo que sonrió sin que se notase mucho cuando Hakan decía que podía ser de los más rápidos, se notaba que no le había visto alcanzar la velocidad máxima de su plateada amiga.

-Yo he jugado principalmente de buscado, aunque en los últimos años jugué también como cazador pues había que dejar que los mas pequeños y agiles practicaran.

Recordaba como no le importo aquel cambio, además se hizo muy amigo de quien le sustituyo por decirlo de alguna manera fue su aprendiz, un aprendiz brillante que seguramente ya seria capitán en ravenclaw.

-Mi máxima virtud es que veo muy rápidamente la Snitch, tengo gran facilidad pero cuando me dirijo hacia allí me cuesta mucho cogerla y entonces el otro buscador me persigue porque se ha dado cuenta de que voy detrás…

Mientras escuchaba las indicaciones nuevas, Jet se tronaba los huesos después del calentamiento aeróbico, estirándose como gato y poniendo caras raras después de que le tronaba algún hueso. Eso de tronarse todo era una manía espantosa que su madre odiaba. Cada que lo hacía en la mesa aunque fuera por error y costumbre, se llevaba por lo menos un manazo. Ya ni hablar de cuando lo hacía a propósito para sacarla de quicio y bostezaba y se tronaba la espalda mientras veían la televisión. Ah sí, porque ella y Juno habían insistido en que compraran una, aunque no la veía tan seguido como había pensado que lo haría.

Aquella iba a ser la primera clase técnica y tenía muchas ganas de ver como sería. Su papá le había comprado una escoba nueva para sus clases de ese año, como a Juno le había comprado un reluciente e igualmente caro kit de pociones. Parecía que se emocionaba mucho de que siguieran adelante paso a paso, ella no le ponía peros en sus regalos. En cuanto al profesor, sabía que tenía una historia truculenta con su tío y aunque Ayres se veía buen tipo, era en esos momentos que agradecía un poco no llevar el apellido Immëndorff como le correspondía. De mala suerte recibía un puñetazo del profesor como su tío.

Pulir la técnica, eso estaba bien. Se quiso frotar una mano contra la otra pero los guantes que llevaba puestos para aferrar bien su escoba y no astillarse con ella, por más nuevecita, lisita y suavecita que fuera, le hicieron torpe el trabajo de frotarse nada. Ahí estaba mucha gente conocida, como Brackminster el capitán, Regina y la misma Leslie, gente de Hogwarts que todavía recordaba bastante bien. También estaban dos extranjeros de muy buen ver, que de todos modos no se iba a dejar distraer por ellos. Dejó que todos hablaran, no le importaba quedar al final.

-En los partidos en Hogwarts fui cazadora todo el tiempo, pero tomé cursos extra cada verano y cada que había vacaciones de invierno, desde los 12 hasta los 19 y ahí era guardiana, empecé como guardiana en Brigantia también y es la posición que quiero pulir.

En Hogwarts le había ido muy muy bien de cazadora, pero no quería tampoco seguir al pie de la letra las herencias de sus padres, ni que la compararan con ellos y terminaran sacando lo de que era adoptada en la prensa amarillista. Ah! Porque iba a ser famosa, de eso que no hubiera duda.

-Saco lo mejor de mi cuando es un uno contra uno, cuando el cazador viene directo hacia mi. Uno a uno, eso. Mi mayor defecto como guardiana es que a veces tengo falta de comunicación con los golpeadores y los cazadores, sobretodo con los primeros. También se me complica un poquito que lancen un centro cerrado si estoy por alguno de los aros de los extremos, estoy trabajando en eso.

Me puse a caminar en dirección de cada uno de los que hablaran por que creía que la manera de decir las cosas era también algo determinante, además de su contenido. La primera fue Regina Cleverley, una oyente de herbología que, por lo visto, siempre había estado en contacto con el deporte aunque nunca había estado en el equipo de su casa según mis registros. No era de sorprender, el equipo de Gryffindor solía ser altamente competitivo. Después venían los oyentes de Smertios, cosa que me parecía natural, incluso había ya guiado algunos entrenamientos generales de vuelo para los futuros aurores.

Aldrich Burroughs se decía muy preciso en sus ataques, y tanto a Cleverley como a Brackminster se les había pasado enumerar sus cualidades. De hecho, eso fue una constante hasta que Kristjansson mencionaba su velocidad como un punto a favor. Era interesante notar que algunos se enfocaban en aspectos demasiado técnicos de sus supuestos defectos y otros hablaban de manera mucho más visceral, y por experiencias previas. Asentí ante cada uno de ellos hasta que la última en hablar terminaba, curiosamente la hija de dos famosos cazadores en la liga.

-Bien, algunos no hablaron de sus virtudes. Todos deben tener alguna, y la modestia fácilmente puede confundirse con falta de confianza, sobre todo en el terreno de juego. Desde este momento, quien no supo identificar algo bueno en su desempeño, está en desventaja con los que sí lo hicieron

En el campo no había nada inusual, salvo una especie de postes delgados que flotaban a muchos metros de donde estaban casi a la altura de los postes de anotación, repartidos por todo el campo aéreo. Con un movimiento de varita, las escobas de cada uno se pusieron frente a su dueño, un hechizo que formaba parte del propio escobero de Brigantia y que algunos ya conocerían.

-Después de esta clase espero que todos sean capaces de volver a enumerar su mayor virtud y su mayor defecto, pero será después de esta práctica, y no me sorprenderá que las respuestas puedan cambiar. Vamos a tener un pequeño juego de práctica, sin embargo, no será uno común. Hay algo llamado "Zona de Comodidad", una de las cosas que más pueden afectar el desarrollo de un jugador.

¿Qué es una Zona de Comodidad? Es algo así como una barrera mental basada en lo que tu equipo, capitán, entrenador e incluso tú mismo, creen que son tus capacidades. Esto se convierte en un problema cuando, de pronto tenemos que cambiar nuestra posición, cambiamos de mancuerna en el equipo o visitamos una cancha nueva con otros niveles competitivos. Me atrevo a pensar que todos aquí, o la mayoría, saliendo de una liga colegial, están muy confiados en su Zona de Comodidad.

Escuché muchos límites mentales en su manera de describir su juego. Cleverley y Silver, por ejemplo, con claras opiniones respecto a lo determinante de la complexión. Brackminster, un juego muy visceral, Greenwood, un juego muy individualista.... es complicado deshacernos de defectos arraigados en la misma posición de juego y con el mismo equipo. Hoy haremos esto:

Greenwood: Buscadora
Bondarenko: Cazador
Cleverley: Golpeadora
Silver: Guardián
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Burroughs: Buscador
Ayres: Guardián
Brackminster: Cazador
Kristjánsson: Golpeador

Esas son sus nuevas posiciones para este juego de prueba. Tienen 20 minutos para designar un capitán, familiarizarse con su nueva posición y planear una estrategia. El juego durará cuarenta minutos como mínimo, será muy intenso por que sólo hay un cazador, y quiero que discutan cómo pretenden ganar habiendo tomado en cuenta lo que escucharon decir a sus compañeros. Ya. No pierdan el tiempo. Sabré si hay un equipo con falta de comunicación.

Lo primero que hizo fue mirar al islandés. ¿Qué posición había dicho que jugaba? La iba a matar, la iba a derribar con el bate y después a todos los de su equipo. Le dio un mini ataque de pánico por que iban a perder por su culpa. ¿Cómo no iba a darle si todos eran jugadores de quidditch profesional? Llevaban la competitividad en la sangre.

El profesor pudo haberle dicho que tendría que volar desnuda y no habría hecho tanto ridículo como el que estaba a punto de hacer. ¿Se sentirían todos igual?

Desde qué era chiquita sus hermanos la habían relegado al puesto de guardián cuando jugaban en la casa y aunque a veces cambiaban de posición siempre se sintió más contenta frente a los postes. El papá de Leslie tenía razón, aquella era su zona de confort.

Se acercó a su equipo ya con escoba en mano. No pudo haber estado en uno mejor, al menos confiaba en que podrían trabajar juntos. Adrián era su amigo desde Hogwarts y con Jet había jugado muchísimas veces. A Bandarenko no lo conocía, pero le había aceptado un dulce hace poco y le caía bien.

Voto por Bondarenko. Tienes cara de capitán -por que Jet tenía que buscar la snitch u estaba segurísima de que Adrian había sido guardián, pero no se acordaba. ¿O había sido prefecto?

¿Bondarenko? ¿Podrías prestarme tu bat?

No sabía sobres de esos que son celosos con su bat y pensaba que era de mala suerte que alguien más tocara. Si era así podía pedirle a uno al profesor. Se puso a el y miro a los demás. Esperando escuchar si opinión.

¿Bondarenko? -le dijo quedito y se espero antes de continuar-. ¿Qué tengo que hacer?

Si sabía que hacer, pero no como.

Se sintió parte de quienes estaban en ventaja por haber mencionado alguna de sus fortalezas, en su caso tener la fuerza suficiente para derribar a algún cazador. Escuchó de pie pero con el peso del cuerpo apoyado en una pierna, el asunto de la Zona de Comodidad. Estaba de acuerdo, aunque no intentara entrar a ningún equipo profesional de Quidditch, tener medido lo que se sabía hacer resultaba una desventaja en situaciones inesperadas, y como futuro auror, seguramente su zona de comodidad, si no salía de ella, podía jugarle una mala pasada.

Además, el quidditch colegial resultaba ser algo limitante después de varios años, eso era obvio aunque pocos pudieran llegar a pensarlo. Tenía varios años sin jugar un partido más o menos en forma así que la idea de un partido de práctica era un reto. No había dejado de volar, ni de manipular un bate o una bludger, pero hacía mucho que no sentía la presión de ganar. Y aunque fuera así, una vez hechos los equipos, tenía que estar en el ganador.

Analizó a su equipo que poco a poco se agrupaba. Estaba una chica, la misma de las clases de Entrenamiento Auror, que a veces repartía dulces. Le agradaba, pero en visión de competencia no supo si podría manipular un bate si antes jamás lo había hecho. Que lo hiciera bien, habiendo sido él golpeador, era casi su responsabilidad. También conocía a Jet, de las prácticas, había entablado unas cuantas charlas esporádicas con ella. El otro, Silver, le resultaba completamente desconocido.

-Vaya, pues gracias. Aunque tendremos que esperar la opinión de los compañeros.

Era un fiasco trabajando en equipo si no tenía liderazgo pero intentó corregir ese defecto en caso de que alguien objetara el punto de vista de Regina. Cerca de su escoba, tomó el bat del piso, lanzándolo unos centímetros al aire y volviéndolo a tomar por el mango, como si analizara su composición.

-Así es. Cleverley ¿Verdad? bien... tomas esto por aquí... no, mejor un poco más arriba, para que tu antebrazo no se canse tanto. Busca la bludger con un ligero sesgo, o sea, de lado, no se te ocurra hacerlo de frente o puede golpearte a ti, y, presta atención: Mira a quien quieres atacar y no a la pelota, es cosa de coordinar vista y mano, como eras guardiana tendrás ya ideas al respecto. Kristjánsson dijo que le costaba retomar altura luego de ir en picada. Búscalo a él.

Me gustaba como hablaba Ayres, sus explicaciones eran más concisas que las de cualquier otro profesor que hubiera tenido nunca y se notaba que sabía cosas, no por tener cara de bueno parecía menos exigente pero que no intimidara como un gendarme, ayudaba mucho. Su historia personal era tragiquísima, pero el tipo daba buena para a la clase y tenía buena actitud a pesar de todo.

Cuando dijo que ahora iba a ser buscadora me quedé boquiabierta unos segundos. Hasta donde recordaba nunca, ni siquiera de niña, había jugado en esa posición y a decir verdad, hasta me sentía muy pesada para eso. Decididamente no tan rápida como suponía que debía ser un buscador. De hecho, esa posición ni me gustaba tanto, demasiados puntos, demasiada gloria por lo que me parecía “poco”. Me llené de una inseguridad tremenda pero luego intenté recomponerme.

Efectivamente, no estaba en mi zona de comodidad, pero ya aprendería cosas, no era como si mi desempeño en mi carrera como jugadora profesional fuera a verse afectado eternamente por no ser buena buscadora, así que solo me esforzaría al máximo e intentaría o pretendería serlo. Ganar me gustaba mucho y ese tendría que ser mi mayor incentivo, como siempre. Y tal vez revaloraría a los buscadores después de esto.

-¿Algún consejo para mi, Silver?-Le pregunté con toda seriedad, para saber qué era lo básico que tendría que hacer. Lo básico especializado, porque de lo general, por supuesto, tenía idea. Con Regina había jugado varias veces en Hogwarts, tenía lo suyo, así que estaba bien su equipo, suponía. -Tú no sé si necesites alguno pero mantente firme, valiente, sobretodo decidido, afianza bien la escoba entre tus piernas, mide tus distancias, es genial cuando desvías una quaffle con el palo de la escoba. Desvíala siempre hacia los costados de preferencia, porque si lo haces hacia delante los cazadores del equipo contrario la pueden volver a tomar y ¡zaz!

Sobre quién era el capitán, me daba absolutamente lo mismo. Yo no era en lo absoluto buen material, acababa de decir que tenía mala comunicación con mis cazadores y mis golpeadores como para pretender ser capitana. -Bondarenko está bien de capitán por mi.-Se veía un tipo firme, decidido, templado y esas cosas.

Escuchó calmado lo que iba diciendo Joachim Ayres mientras pensaba que su entrenamiento previo no equiparaba al de los alumnos de esa especialidad, tuvo un momentáneo remordimiento que lo hizo sentir menos preparado y temer porque pudiesen ser mucho mejores que él. Pero era una tontería, apenas acababan de comenzar el año, tenía tiempo para cambiar eso.

La posición asignada no era la que esperaba, pero supuso que al ser un simple oyente es lo que tenía que asumor y decidió hacerlo del mejor modo, no estaba seguro de poder ser bueno como buscador pero al menos lo intentaría. Se reunió entonces con su grupo, era una suerte que le hubiese tocado con Brackminster y Kristjánsson, ya había jugado alguna vez con ellos y podía decir que conocía de las habilidades de ambos. Y de Ayres no podía decir mucho, pero el apellido a precedía.

Le sonrió a la muchacha por un par de segundos antes de presentarse con ella porque no se conocían, la había escuchado decir que era buscadora pero como ahora a él le tocaba serlo qué mejor que preguntarle a quien sabía del tema.-Ayres, ¿no? No sé tu nombre, lo siento.-no se presentó porque acababa de hacerlo ya hacía un rato, aunque dudó un segundo por la costumbre.-¿Algún consejo? Tú debes saber mejor de este oficio que yo.

Debían elegir ahora un capitán, después de que Leslie le dijese lo que había que hacer para mejorar su técnica en aquella posición –que jamás había tomado- miró a sus compañeros y estuvo a punto de proponerla por un mero asunto de caballerosidad, pero no fue suficiente como para autoconvencerse de que al ni haberla visto volar no podía siquiera asegurar que el talento que llevaba en las cenas hubiese aflorado del todo.

-Yo voto por Hákan.-había estado por decir que con cualquiera de ellos dos estaba de acuerdo, pero no quiso que ella pensase que era algo personal o por ser chica. Ahora que lo pensaba los cuatro allí reunidos algo de Quidditch llevaban en la sangre, aunque en la suya era más indirecto por tratarse de un asunto más burocrático que práctico, aunque su tío Aldrich sí jugó muy bien en sus juveniles días según le dijeron.-

Golpeador estaba perfecto para Hákan. Era su segunda posición favorita y aunque naturalmente no era tan bueno con el bate como lo era Adair y ya lo había comprobado dejándolo caer al terreno la vez que habían jugado improvisadamente, algunas buenas nociones tenía de cómo debían hacerse las cosas. Sobraba decir que su equipo le gustaba, con dos ya había jugado aunque fuera extraoficial y sabía que Leslie Ayres era muy buena no solo porque ya la había visto volar, sino porque había salido también en la revista y por algo debía ser. Otra vez sintió suerte de que no lo hubieran puesto como guardián, porque ahí tal vez hubiera sido muy malo.

Asintió con un gesto de agradecimiento al voto de confianza de Aldrich. Adair no dio ninguna opinión en claro, pero Hákan creyó que de verdad le daba igual y nada más estaba contento de no tener el peso de la capitanía sobre sus hombros por una vez. –Concéntrate en los aros, vas a tener muy poco tiempo para tomar decisiones así que te tiene que quedar clara una sola cosa: anotar, aunque sé que eso no debo decírtelo. Nunca dejes de moverte, de ese modo va a ser más complicado para los golpeadores marcarte o dar en el blanco, a menos que sean muy muy buenos y…-echó un vistazo a quien estaba tomando el bate en el equipo contrario, Regina no se veía muy peligrosa pero no podía subestimar a nadie-…por eso nunca debes dejar de volar. No te detengas ni para anotar, los golpeadores suelen detenerse al menos durante el segundo en el que golpean la bola, lo he visto, no sé si sea un acto reflejo o marcas de estilo, pero lo hacen ¿tú lo haces? pues ahora no podrás. Ah y si la toma el guardián contrario, siempre busca recuperarla en el rebote. Coordinate con Leslie, la quaffle siempre tiene que estar en tus manos.–

El islandés no quería darle lecciones de estilo sobre cuál era su posición favorita para tomar afianzarse de la escoba o esos trucos, porque Brackminster ya tendría sus propias mañas. De hecho no había hablado tanto en todo el tiempo que llevaba en la universidad como en ese momento. Tomó el bate de Brackminster, lo sopesó e hizo una mueca.- ¿Está bien así?-Preguntó en un arranque de humildad sobre la manera en que tomaba el objeto. Lo blandió un par de veces. Tenía que estar más atento que nunca.

-Esto va a ser complicado porque solo es un cazador y un buscador. De alguna manera quisiera mantener el terreno despejado para ti, Aldrich. Creo que primero tumbaré a Silver, una vez que los aros estén libres, sería bueno que intentaras anotar lo más que puedas Adair, Regina se iría contra ti por acto reflejo, apalear a anotaciones en el marcador mata a cualquiera del equipo contrario, pica en el orgullo. Tenemos que concentrar el juego de tal forma que nadie se acuerde de que Aldrich existe. Espero que la snitch no tarde siglos en aparecer. – Hablaba más que nunca, sus palabras se entremezclaban con su acento marcado pero todo se le entendía. Quería decir más, pero la barrera del lenguaje se le estaba imponiendo sin clemencia. Miró a Leslie pidiendo ayuda tanto con las traducciones como con la moral, ella siempre tenía buena actitud en cuanto a juego.-Nosotros somos casi todos de la carrera- también había observado eso que Brackminster notó- allá solo tienen a Jet. Aldrich es muy bueno así que vale por un profesional. No se trata de confiarnos, más bien es momento de tener en la cabeza que por muchas razones tenemos que sacar lo mejor de nosotros.