Primera clase de Pociones

Un pergamino había aparecido en los tablones de anuncios que estaban en las facultades y también se había quedado pegado en la puerta del laboratorio de pociones como recordatorio permanente durante una semana entera. En él, se pedía que todos los alumnos de Ingeniería en Pociones, así como los oyentes interesados, tenían que presentarse el próximo viernes en el laboratorio a las 10:50 hrs, ni un minuto después. Debían llevar con ellos únicamente ropa cómoda, su varita, la edición tamaño bolsillo del libro Las plantas más exóticas de la región bávara de Babi Statham y un frasco de plástico transparente.

El día acordado, Immëndorff esperaba en el laboratorio de pociones desde las 10:30. La mayoría de los alumnos fueron puntuales excepto por uno que llegó rozando a las 10:58. Immëndorff les iba indicando que se colocaran alrededor de un viejo y oxidado reloj de bolsillo, que a las 11 en punto comenzó a brillar. Por supuesto, a nadie se le tenía que explicar que era un traslador. El objeto los llevo a las faldas de la montaña más alta del bosque bávaro, Einödriegel.

-Para ser expertos pocionistas, no solo debemos concentrarnos en el trabajo en el caldero. Hay que hacer trabajo de investigación, conocer los ingredientes y saber dónde encontrarlos en caso de que no podamos conseguirlos en el mercado. Ahora mismo nos encontramos en la Einödriegel. En otras épocas, los magos alemanes solían venir aquí a hacer sus pociones por la noche, pues supuestamente los rayos de luna cayendo directamente sobre la poción en este punto exacto, triplicaban su poder.

Como todos saben, la falta de bezoar está afectando seriamente no solo las relaciones internacionales, sino la hechura de ciertas pociones. Muchos magos no saben con qué se podría sustituir el bezoar y lo cierto es que no tiene sustituto tal cuál, pero hay una planta, que crece solamente a las faldas de la Einödriegel en Septiembre, que tiene muchas facultades curativas que la convierten en un elemento perfecto para la hechura de antídotos que tienen como base el bezoar.

En la página 45 de su libro encontrarán la información que necesitan sobre la Katze, que en inglés significa gato. Crece en Septiembre, vive todo Octubre y muere exactamente el 1º de Noviembre, sin embargo una vez que se le recoge se puede mantener en buenas condiciones con cuidados necesarios.

La planta, como pueden ver en su libro, es parecida a una pelota de mediano tamaño, color blanco o beige. De ella sobresalen los “bigotes de gato”, cuatro exactamente, gruesos y color amarillo. Ayudados de su libro deberán recolectar 5 y para esa tarea tendrán que emparejarse con alguien. Tienen 10 minutos para encontrar a su pareja y decirme los nombres de ambos para anotarlos en una lista. Si alguien sobra hará equipo conmigo. Cuando hayan terminado la exploración , haremos aquí mismo una poción con la katze, con ingredientes básicos y a la manera austera. Están demasiado acostumbrados a las comodidades. Andando.

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(Pues eso, a postear y escoger pareja. Ya estamos en Alemania así que no quiero que nadie postee -llegué tarde al aula- porque si llegaron después de las 11 se la encontraron vacía ¬¬. Será una miniaventura, pero NO HAY RIESGO DE MUERTE, aunque sí hay posibilidades de ganar experiencia extra si le echan ganas. En este turno pueden postear cuantas veces sea necesario. Cualquier duda, mp)

Independientemente del desastre que estaba hecha su vida personal, él había dejado las giras en América por comenzar una ingeniería en Gran Bretaña. No trabajaría precisamente con cálculos y ecuaciones complejas, que siempre se le habían dado bien y agradecía a los genes de su abuelo por eso, pero el principio era el mismo. Si se había decido a iniciar aquel proyecto en el que se volvía un universitario de bien pues iba a hacer las cosas como era debido, y eso incluía dejar fuera del aula todo lo que no tuviera que ver con Imendorff y un caldero.

Había visto el pergamino casi al instante en que este había aparecido y tomó nota mental de todo lo que decía: puntual en el laboratorio, con su libro, un frasco y ropa cómoda. El prospecto de una práctica de campo, en contraste con el enfoque tradicional dentro del aula, era algo que le entusiasmaba y había aligerado el ánimo tan agrio que llevaba desde hacía ya días. Incluso se le había visto sonreír un poco por lo mismo.

Había llegado a eso de las 10:40. No es que fuera la persona más puntual del mundo pero estando en la gira se había tenido que habituar a seguir horarios (donde por fortuna casi nada se programaba hasta después de las 12 para dar tiempo a sanar resacas, pero horarios eran horarios). La ropa cómoda no era muy distinta a la que llevaba siempre y distraído golpeaba el frasco con su varita como si de una tarola se tratase, hasta que finalmente daban las 11 y había tomado el traslador junto con el decano y el resto del grupo.

Que su expresión no fuera la del mayor interés posible no era por aburrimiento ni mucho menos. De hecho escuchaba todo lo que el pocionista explicaba, pero tenía que decir que el impresionante paisaje lo sobrepasaba un poco, lo encontraba impresionante, y es que al final él era un chico de ciudad. Seguro Loulou se ponía como loca demente a dar saltos de alegría o a encuerarse como tanto le gustaba hacer, muy para su desmayo. En fin, dejar de pensar en las excentricidades de su hermana y centrarse en las instrucciones que daban.

Abrió el libro cuando daban la descripción de la Katze para poder hacerse una mejor idea viendo una fotografía de esta y le pareció una de las plantas más ridículas en apariencia que había visto, pero no se rió porque de hecho respetaba sus usos. Y encontrar cinco de aquellas en un bosque tan frondoso y repleto de vegetación no debería ser tan difícil en teoría, ¿cierto?

Lo siguiente era buscar compañero para la práctica. Trabajar en equipo nunca se le había dado mal, sería cosa de su carácter más bien tranquilo. Así que dio un rápido vistazo a los presentes buscando con quien podría hacer buen par, y sí, de paso queriendo verificar que nadie de esas personas que no quería ni ver estuvieran presentes. Quería llevar la cosa tan en calma como le fuera posible.

Para cuando Adnan leyó los carteles con la información para esa clase ya comenzó a conjeturar. Las cosas que se pedían para el momento de la clase dejaban un poco (bastante) claro que no sería una clase normal, y aquello le agradaba. Lo mejor de la facultad es que no solo te enseñaban a mezclar ingredientes, aquello era algo que cualquier tonto con una base mínima y un libro de pociones podría hacer, si no que además de eso les estaban enseñando sobre la mezcla de elementos, los componentes esenciales para cualquier buena poción… y un largo etcétera de cosas que él había intentado aprender por si mismo durante años ya que en clases siempre era lo mismo “parte tal”, “corta lo otro”, “sumerge por x tiempo”… aquello lo aprendió a hacer en primero y el resto era repetir y repetir lo mismo sin parar.

Por supuesto el día marcado acudió con todo lo necesario a la clase. Las ropas era obvio que siempre las llevaba cómoda para ir a clases y las pocas cosas necesarias las metió en una riñonera (ampliada mágicamente para que entrara todo) para así cargarlo con más facilidad. En lugar de un frasco solamente había guardado un par más, no solo por si los necesitaba para la clase, si no porque además podría dar la casualidad de que encontrara alguna que otra cosa extra, pues suponía que si pedía aquello, ropa cómoda y libro de bolsillo irían a buscar algún ingrediente concreto.

Por supuesto, y como siempre, contaba con Stall para ir a clases. Le esperó mientras terminaba de guardar sus cosas e hicieron el camino juntos. No eran los mejores amigos ni nada, pero en tema de esa clase sí que eran algo así como los mejores compañeros, sobre todo teniendo en cuenta que al principio de su relación la rivalidad en clases había dejado bien claro que ambos eran buenos en la materia, y cuando se les pasó la gilipollez se aliaron en lugar de pelear por la supremacía o algo así.
Una vez usaron el traslador se quedó donde había aparecido, con Draken a su lado. Ya habían hablado de cosas como la escases de ese ingrediente alguna vez, ambos pensaban parecido y bueno… mejor no sacar el tema a coalición y simplemente seguir oyendo todo lo que decía el profesor, al fin y al cabo un ingrediente como el que describía podría llegar a ser útil.

Después de oír todo e ir mirando el libro a la vez (e incluso anotar alguna tontería de manera rápida y cómoda) miró de reojo a Draken, suponía que no tenía ni que preguntarlo, pero de todas formas, una vez el decano paró de hablar y se formó el típico murmullo de todos hablando con todos a la vez.

-No me apetece hacer grupo con algún inútil o indeseable. Supongo que vamos juntos – no lo dijo en voz demasiado baja. Ya, de antemano, no agradaba a casi nadie, lo sabía y en cierto modo le encantaba… no iba a fingir que a él le cayeran mejor, pero tampoco lo dijo muy en voz alta, no quería que el decano tuviera que llamar su atención, las clases de pociones eran lo único que de verdad le importaban en la facultad y siempre procuraba tener un comportamiento correcto en ellas.

Los Cleverley tenían un laboratorio experimental en casa por que la señora Cleverley era una pocionista que había escrito varios libros que se utilizaban en las escuelas de magia a nivel básico. Por eso ellos habían crecido rodeados de ingredientes de todo tipo y pociones para cualquier uso.

Regina no había alcanzado los EXTASIS para ser auror, lo que para su madre había sido un alivio por que ella ya estaba más que decidida a ser como su padre y su hermano mayor, pero sí había conseguido sacar el de Pociones y podía ser pocionista y seguir con la otra tradición familiar. Aunque a ella realmente no le apasionaba.

Sin embargo, había decidido matricularse como oyente. No iba a dedicarse por el resto de su vida a fabricar pociones, pero sí quería ser una buena Hérbologa, tenía que complementar su carrera con Ingeniería en Pociones.

Supo que esa clase en especial iba ser de sus preferidas en cuanto leyó los tablones de anuncios.

Llegó a tiempo, puntual, con su versión del libro y su varita en el bolsillo del pantalón. Normalmente siempre vestía túnicas para asistir a clases o a duelos, pero ahí decía específicamente que se llevaran ropa cómoda y ella eligió unos jeans. Cuando llegó el momento, tomó el reloj apenas con su dedo índice y, como siempre, no pudo aterrisar de pie.

Regina miró a su alrededor, imaginándose a los magos alemanes a la luz de la luna haciendo hechizos. Sonrió al darse cuenta de que era la primera vez que salía de Gran Bretaña.

Se levantó y abrió la página de su libro. Tal vez resultaría tonto, pero se le figuró muchísimo a una de las flores que salían en la película de Alicia en el país de las maravillas, cuando las flores se portan muy groseras con Alicia.

Antes de ponerse a buscar compañero, levantó la mano.

Decano, ¿por qué no se le considera una flor? –preguntó sin miedo a que se rieran de ella por hacer preguntas tontas. Regina siempre lo hacía. Le asaltaban las dudas de pronto y nunca podía quedarse con ellas-. Y tengo otras pregunta, ¿puede trasplantarse o solo crece aquí? ¿Es igual de efectiva cuando ya está seca?

Había ido junto con Yesenes, habiendo salido incluso juntos de la habitación para ir a la clase de pociones. A fin de cuentas, cursaban lo mismo y no les costaba en absoluto aquello. El camino fue tranquilo, incluso aburrido. Ni uno ni otro decían nada, si acaso, soltaban algún que otro comentario aleatorio por que sí.

No repetiría. Así que simplemente...
Escuchó en silencio lo que el profesor tenía que decir, apuntando alguna que otra cosa en un borde del libro, como solía hacer para tener algo mas de información de la que podía poner en el mismo libro.

Stall sonrió abiertamente, riendo un poco incluso a las palabras del egipcio. - Ni lo dudes, no quiero que ningún inútil joda lo que quiera que se tenga que hacer después... además, siempre es mas divertido formar equipo con alguien que conoce mis manías. - Sonrió ladeado, cabrón, viendo como el mismo Yesenes le devolvía ese tipo de sonrisa.
Suspiró y tras recoger el libro y guardarlo, se incorporó para quedarse mirándolo de pie, después caminando un poco para acercarse al decano y profesor de pociones, para dejar constancia del equipo que formarían. - Immëndorff, uno de los grupos será formado por Adnan K. Yesenes y Draken U. Stall. - Cuando vio que el decano apuntó los nombres de ambos como grupo, volvió sobre sus pasos, haciendo un poco hondear la capa que portaba, volviendo a quedar de pie junto a Adnan.

- Podemos ir yendo ya, creo que sé el lugar perfecto en donde encontrarlas. - Sonrió un poco ladeado y le hizo un gesto a Yesenes para que se largasen de allí. - Tengo un par de guantes, frascos y demás. - Dijo en un tono no muy alto, dirigiéndose a él. - Por si encontramos algo interesante en el camino o por la zona... o al volver de pillar lo que se necesita, ya sabes.

Si, perfectamente sabían el uno como el otro a que se estaba refiriendo en esos momentos.

En cuanto ambos quedaron deacuerdo e Immëndorff les dio el permiso para que saliesen de allí, primer grupo que se formó, y primero que salió en la búsqueda del famoso ingrediente.

No solía ser puntual, pero ni loca iba a llegarle tarde a la clase a Immëndorff. Se preparó llevando simplemente un pantalón negro amplio, una camisa del mismo color de manga larga, sneakers a juego y una bufanda suelta alrededor del cuello. Su varita la llevaba en el cinto y el libro pedido en la mano derecha.

Entró al aula y saludó al decano con un simple movimiento de su cabeza, mascullando un "buenos días" apenas audible. Se ubicó donde se le indicó y puso su mano sobre el reloj cuando este brilló. A pesar de los años, el uso de traslador siempre le dejaba un terrible malestar estomacal y un ligero mareo a causa del vértigo o la separación de moléculas, la razón que fuera, simplemente era molesto.

Se quedó en el suelo mirando al cielo por un rato antes de recuperarse y poder prestar atención a lo que el profesor decía. No se preocupó por saber dónde estaban, aunque era evidente que no en Inglaterra o alguna isla cercana. Hacía más frio del que tenían en casa por lo que se afinó la bufanda un poco más.

No más el decano comenzó a hablar, supo que su elección de tomar zoología y herbología como clases extras, había sido un buen llamado. Lo que él decía era exactamente lo que ella había pensado cuando había puesto su nombre en aquellos tablones. Al menos ahora sabía dónde estaban. Alemania. Observó con más atención que antes el paisaje, siempre había querido ir a ese país pero no tenía a quien visitar allí y entre cosas y cosas nunca lo había hecho.

Casi como si hubiese sido un comando, abrió su libro en la página nombrada y asintió con la cabeza mientras leía lo que el profesor ya estaba diciendo. Observó la ilustración y recorrió el terreno sobre el que estaban a ver si alcanzaba a notar alguna cerca de ellos, pero sin mayor éxito. Le pareció bastante interesante el ciclo de vida de la planta. Si se iba a la mitología celta, se diría que la planta moría junto con la diosa, pero no iba a ponerse a filosofar al respecto de lo que aquel comportamiento podía significar y cómo lo mismo influía en las dotes de la planta. Quizá después si tenían que hacer algún trabajo sobre aquella salida de campo.

Miró a su alrededor. La primera opción era Drane, como siempre, pero quizá era hora de elegir un nuevo compañero de clases, al menos por aquella clase. Aunque hacía tanto que no estudiaban juntas que pudiese no ser mala idea, después de todo Drane ya le conocía todas sus ideas y cuando le daban ganas de cambiar los procesos de una poción ya sabía cuándo retirarse unos pasos antes que estallara el caldero.

También estaban Rumsfeld y Brackminster, buenas opciones sin lugar a duda. Pero estaban más lejos y no quería ir a pedirles que se agruparan con ella, por eso simplemente se acercó al más cercano a ella y le tocó el hombro - Hey, Rayder, trabajas conmigo? - volvió a mirar el libro y se grabó la imagen de bola con bigotes que tenía la planta.

- Estamos a mediados de Septiembre por lo que debería estar en un estado inmaduro aún - caminó unos pasos esperando que el chico no le negara ser su pareja en aquella labor - Si es así, es posible que los altos prados la oculten - abarcó un buen tramo con largas zancadas hasta una parte donde el prado le llegaba casi a las rodillas. Sacó de su bolsillo trasero unos guantes de cuero dispuesta a empezar a buscar una vez el profesor diera las instrucciones o el permiso o lo que fuera que pasara cumplidos los 10 minutos.

Llevar ropa cómoda, algo muy sencillo de lograr. Cuando se vestía esa mañana se daba cuenta que aunque hubiera querido elegir algo incómodo no hubiera podido por que su armario se componía de jeans, shorts, camisas de franela y suéteres mullidos. Tenía toda la intención de perfeccionar sus pociones por que sentía que era útil para su carrera y quería, además, tomar clase con un afamado pocionista. En Gales habían tenido al mismo profesor todo el tiempo y no es que creyera que fuera mediocre, pero en esas cuestiones cambiar de profesor siempre daba una perspectiva nueva.

La mejor parte era que iban a salir del campus. Lavinia se mostró emocionadísima al darse cuenta que iban a tomar un traslador y más todavía al presentarse en Alemania, por que jamás en la vida había estado allí y hasta sacó algunas fotografías con su cámara muggle, todo claro, antes de la explicación del profesor Immëndorff. Si lo miraba de más era por que se quedaba pensando un poco en cómo habría sido eso que llegó a tener con su prima Aleida, ahora fallecida. Esperaba no estar siendo demasiado impertinente.

Se acercó poco a poco a Regina Cleverley y se tropezó con una piedra por estar viendo el libro en vez de mirar sus pasos, lo que la hizo sonreír y sonrojarse antes de llegar hasta su lado y hacerle una seña con las cejas, esperando que aceptara ser su compañera, por que alrededor no se veía nadie demasiado amistoso y qué decir, iba a la segura, a convivir con quien conocía. Volvió a mirar a Immëndorff esperando que respondiera las preguntas que le hacía Regina, por que de pronto también le interesaba saber.

No creyó que fuera a tener problemas con preparar una poción a la manera austera por que en Gales su laboratorio era bastante modesto, así que sería como estar en casa. Por eso cuando había dicho que estaban muy malacostumbrados le dio risa, por que ese no era su caso.

La única que no había sido completamente predecible en la familia era Regina, que había optado por matricularse en Herbología. No era tan discordante, nada como de pronto decidir que quería dedicarse al periodismo o al Quidditch profesional, pero tampoco era a las pociones como su madre, o a la seguridad mágica como su padre. Él sí que había optado por la primera opción, y además sin tener ninguna presión familiar encima, en verdad le apasionaban las pociones.

Había sido de los puntuales, presentándose en el salón de clases a las diez con cuartenta minutos, más o menos, vestido como casi siempre, con una camisa de esas que Regina luego le robaba y unos pantalones en un tono marrón que su madre odiaba por que decía que siempre parecían estar sucios.

Ya sabía que su hermana se había anotado a las clases como oyente pero no iba a estar fastidiándola todo el tiempo ni a exigir que trabajara con él, pues si habían decidido entrar a la Universidad era también para tener cierta independencia aunque eso sólo les hacía darse cuenta de lo ridículamente unidos que eran, a veces demasiado. No le molestaba.

Una vez que empezó la explicación, Dan tomó varias notas en una pequeña libreta por que se había dado cuenta cuando trabajaba con su madre que más que la información textual de las fuentes confiables, para un pocionista era muy importante tener notas personales respecto a cada cosa, modificaciones y observaciones. Sí, era una disciplina rematadamente precisa, pero influían muchas cosas en ella, y la relación de los ingredientes y el ambiente nunca era una constante definitva, lo tenía por demás claro.

Si se quedaba sin pareja no le molestaría en absoluto trabajar con Immëndorff, de hecho sentía que podía sacar algo de provecho haciéndole un millón de preguntas si ocurría, por eso no fue a interponerse entre Regina y la pelirroja que parecía conocer (y había visto por la facultad) ni a preguntar si podrían trabajar en equipos de tres.

-Si es un sustituto en algunas mezclas ¿Significa que igual que el bezoar es un ingrediente neutral y de poca reacción? ¿O esto no tiene qué ver?
Como siempre, los Cleverley hacían demasiadas preguntas.

El arte de confeccionar soluciones embotelladas siempre había sido uno de mis fuertes en Durmstrang. Requería, en mi opinión, de minuciosidad y esfuerzo, de mucha disciplina, y quizás por eso había brillado más en esa asignatura que en otras que precisaban de más trabajo en conjunto y reflejos rápidos. De no ser porque nunca había tenido una gran vocación en lo referente a las pociones me habría matriculado en esa carrera, pero para eso estaba el útil régimen del oyente.

Me anoté tarde a la clase porque sentía que Magia del Mundo ya me saturaba pero finalmente el hacer una pequeña excursión a Alemania hizo que me decidiera definitivamente. Me preparé concienzudamente para el día, sabiendo que refrescaría más que en Inglaterra, y me puse un jersei de cuello alto oscuro y unos mocasines elásticos que para mi configuraban la idea más exacta de comodiad. Nada de túnicas suntuosas ni abalorios de mago de noventa años, cosa que no solía utilizar pero a lo que recurría cuando tenía que pavonearme junto a mi familia en una de esas reuniones en las que por mis respuestas claras y poco abundantes solía ser tan bien visto.

Unos cinco minutos antes de la hora a la que marcharíamos llegué al aula (aunque tengo que admitir que por poco y no me meto a Medimagia) y sin esperar mucho toqué el traslador en conjunto con mis compañeros, no sin antes dedicarle una cabezada brusca a Regina en señal de saludo porque la recordaba de nuestro duelo solo unos días atrás. Una vez llegamos tuve que acostumbrarme a la claridad diáfana imperante, al frío que parecía no había calculado bien y al terreno relativamente irregular.

Escuché la explicación de Immëndorff con mi habitual seriedad, sin apenas pestañear, totalmente concentrado en captar todas sus palabras para después utilizarlas en mi beneficio. Supuse, y seguramente no me equivocaba, que aquella suerte de expedición no sería tan idílica como parecía y como creía ver en el reflejo de los ojos de los demás estudiantes y quizás es que era un paranoico pero enseguida supe que tendría que echar mano de las habilidades combativas que había recopilado a lo largo de toda mi escolarización. No sé por qué, pero tenía esa corazonada, aunque también dudaba que el decano nos dejara adentrarnos en un bosque que fuera más peligroso de lo que se suponía.

Disipé todas mis dudas y mi emoción camuflada por preocupación y miré al resto de mis compañeros, escuchando las preguntas que a mi también se me habían pasado por la cabeza y sin atreverme de momento a dirigirme al profesor con intención de saber algo más sobre la etimología de la palabra más por timidez que por desinterés u otra cosa. Al acabar con el turno de preguntas y respuestas me dirigí pesadamente a una chica que parecía estar sola; no quería molestarla y quizás tenía intención de hacer pareja con Immëndorff, que sería mucho más útil que yo, pero como no estaba hablando y se veía ligeramente desorientada (o quizás era mi opinión) me armé de valor y llamé su atención de la mejor forma que pude. - Disculpa, ¿te importaría trabajar conmigo? - le dije, con ese exagerado acento eslavo que invadía mis palabras cada vez que me ponía nervioso.

A la clase de Pociones había asistido más motivado por su hermana que por otra cosa, el Hogwarts había conseguido un Extraordinario en sus EXTASIS y Shadow le insistió que aquello no era para tomarse a la ligera, que debía aprovechar sus habilidades y que quizá algo bueno para su carrera le aportaría. Eso último lo convenció porque finalmente el conocimiento de venenos y antídotos siempre le pareció la parte interesante de la clase, esas pociones para cambiar el color de cabello o parar el dolor de estómago le parecían más bien aburridas.

Lo único que lo hizo dudar por un momento lo hizo retroceder en la determinación tomada respecto a ir a la clase era el apellido de quien había escrito el libro, Statham, cómo no relacionar eso con el asesino de su tío Aldrich, en su casa mencionar el apellido era como invocar al mismísimo demonio o más, desde que tenía memoria había conocido la historia tanto por parte de sus padres como de su abuela.

Ese episodio era una de las razones por las que estudiaba Artes Oscuras, Burroughs consideraba que un auror bien podía ser útil y vencer a un mago oscuro, pero hace falta más que eso, hace falta entenderlos y qué mejor forma de hacerlo que estudiando aquello que los apasionaba, aunque no podía culparlos porque el solo hecho de ver la currícula podía quitarle el aliento a los más entusiastas. Ni quería imaginarse la reacción de sus padres al comprar el libro, seguramente eso fue un escándalo.

Con el libro de quien debía ser seguramente familiar del asesino de su tío bajo el brazo fue al aula, difícilmente llevaba mochilas porque no le gustaban, en esa ocasión tenía solo su billetera en el bolsillo pues mágicamente se agrandaba hasta el tamaño de un clutch tipo maletín, allí llevaba los tubos que podría usar para la clase y otro par de cosas, como plumas y pergamino extra por si lo necesitaba.

Llegó temprano y vio a Shadow allí, escuchó a profesor y si bien la vio sin pareja no se le acercó a la hora de formar grupos, más bien fue hasta donde estaba Cleverley, no fueron muy buenos amigos en el colegio pero lo había conocido y pues mejor con alguien de buen carácter que con un puto ogro. Después de que hablase le propuso trabajar juntos en lo que esperaba también la respuesta del profesor a las preguntas hechas, por el momento él no tenía ninguna.

malmalmal

Había convencido a su hermano de que fuese a la clase de Gerard Immëndorff pero ella era la más emocionada, las pociones siempre fueron algo en lo que le iba bien aunque más que por talento por dedicación, Shadow no había sido bendecida con la habilidad natural de que las cosas le saliesen bien por obra y gracia de Merlín, a ella siempre le costaban bastante y por eso es que le era tan difícil llevar a la par una vida social, siempre se perdía fiestas y eventos importantes para relacionarse con gente que bien podría llegar a ser amiga suya o algo más.

Aunque a veces fuese duro y terminase frustrada por enterarse de lo ocurrido en una fiesta a la que no asistió seguía pensando que para ella lo mejor era enfocarse en sus clases, seguir recta en lo que hacía y no dejar que las malas influencias la afectasen, no dejar que simplemente el afán de hacerse popular la llevase por un camino inferior al que ella misma se había trazado y que esperaba enfrentar lo mejor que podía. Pero cuánto le hubiese gustado ya estar saliendo con un chico como Sofie o Gianna, o que alguien se fije en ella como en el caso de Pearlie, pero es que no tenía ni se daba el tiempo para esas cosas.

Algo amargada pero muy dispuesta a hacer lo mejor que pudiese fue con su mochila hasta el aula, había estado leyendo el libro desde antes de iniciado el curso y si bien la idea de una excursión la tenía algo nerviosa era una buena opción para demostrar que hasta podía ser alguien agradable y sin descuidar sus estudios, el problema es que no encontró pareja, cuando le preguntó a una chica si quería trabajar con ella le dijo que ya tenía grupo y al levantar la cabeza ya todos parecían haber encontrado a alguien, hasta su hermano.

La pregunta de Regina le pareció interesante y se quedó cerca escuchando, de hecho le hubiese gustado a ella preguntar eso, ¿por qué Cleverly tenía que ser lista además de bonita? Uno no podía tener todo en la vida pero parecía que Regina no lo sabía, no quería hacer una pregunta que no resaltase, así que se alejó un poco para no quedarse evidentemente callada al lado de ella. Quizá era por la rabia, pero aunque buscaba insistentemente en su cabeza no recordaba algo que el libro dijese al respecto, con las ganas que tenía de dejarla como una tonta.

-Profesor, creo que somos un grupo impar y no tengo pareja.

Era un milagro haber encontrado tiempo para esa clase de pociones. Joachim Ayres había resultado ser más exigente de lo que había pensado con respecto a los horarios y hacerse espacio en un programa como ese era complicado. Le dolían un poco los músculos pero era uno de esos dolores gratificantes que portaba con mucho orgullo. Sus brazos estaban algo tensos y sentía un tirón significativo en en antebrazo izquierdo, pero eso lo hacía sentir bien.

Le gustó que salieran del laboratorio para lo que era una especie de práctica de campo. Le había pedido a un compañero que le consiguieran el libro porque él no había tenido tiempo de salir antes, pero finalmente iba con todo lo necesario. En su escuela en Islandia ni había sido el mejor pocionista ni nada, pero se le había dado bastante bien y quería ver que cosas podía aprender como oyente de Immëndorff, quien tenía muy buena reputación en el área.

Al llegar al lugar miró a su alrededor, pero seguía sin encontrar un paisaje que lo apabullara como los de su propia tierra. Miraba a sus compañeros pero escuchaba con atención todo lo que Immëndorff decía y agradeció las dudas. Le costaba seguir un poco el inglés del decano porque tenía acento, aunque uno menos marcado que el de él mismo. En un margen de su libro de bolsillo, anotaba con una pluma muggle las palabras y detalles que no entendía, tal vez luego se acercaría al decano o a alguien que se viera amigable.

En eso estaba cuando todos empezaron a buscar pareja. Hákan no conocía a casi nadie y también era malo socializando, así que se tardó en hacer lo suyo, pero cuando escuchó a una chica decir que eran un grupo impar, se rió un poco y se acercó a ella. La había visto cerca del objeto del deseo de Crawford en la fiesta del lago.

-Yo no tengo pareja tampoco-Eso quería decir que trabajarían juntos, esperaba que a ella no le molestara eso, porque para él estaba más que bien, mientras no fuera una descerebrada, una presumida o una de esas chicas intolerantes, aunque no se le veía de ese tipo.

Pese a que pociones no había sido jamás una asignatura que me hubiese apasionado demasiado durante mi estancia en Hogwarts, siempre la había considerado como una de las más importantes. Sobre todo para mi futuro aprendizaje como auror. Al fin y al cabo nos podíamos encontrar con numerosas pócimas durante nuestra vida como mago e incluso llegar a necesitarlas, por lo que no estaba de más intentar ampliar aquellos conocimientos para que nos resultase más fácil. Además, lograr el extasis en pociones era algo necesario para poder matricularse en entrenamientos para aurores así que, tomándolo como un reto personal, decidí esforzarme para lograr batir mi reto personal y sacar una buena en el examen. Al final, logré alcanzar mi objetivo.

Aquellas habían sido las razones por las que había optado para, finalmente, acabar apuntándome como oyente. Al día anterior me había fijado que nos pedía estar en el aula cinco minutos antes de que diese comienzo la clase. Al día siguiente casi no había podido llegar a tiempo dado que me había quedado medio dormido, pero sacrificando el desayuno lo había logrado.

Ante mi sorpresa, a las 11 en punto un traslador nos llevo hasta el valle de una montaña. Miré sorprendido al profesor mientras escuchaba sus palabras. Por todos era sabido el problema que había con el beozar y su intento por encontrar un análogo para suplir las carencias que asolaban nuestro país y en todo el mundo mágico. Me había parecido bastante interesante su proposición. Miré a los alumnos que había a mi alrededor, ya que con las prisas ni me había dado tiempo a reconocer caras, cuando vi el cabello rubio de Rune destacando entre la gente. Me acerqué a ella por detrás y le hice cosquillas en ambos lados del abdomen a modo de saludo.

- Buenos días pequeña - Dije mientras le esbozaba una cálida sonrisa. Miré a mi alrededor, asegurándome que nadie se había acercado a pedirle que la acompañase en la tarea que se nos había encomendado. - ¿Qué te parece si hacemos gala de nuestro orgullo ravenclaw y les mostramos que, pese a estar fuera de Howarts, seguimos destacando? - Dije aquello último en tono de broma y le saqué la lengua. La verdad es que, durante nuestra estancia en el colegio se podía decir que había sido como mi "compañera de biblioteca". Nuestra relación se había afianzado más al salir de allí pese a estar en la misma casa y que, ahora, estudíasemos carreras diferentes.

Los alumnos comenzaron a reagruparse como era debido, también a hacer preguntas que siempre eran esperadas y bienvenidas. En Durmstrang, en sus tiempos de estudiante, el único profesor que no había sido un tirano siempre decía “no hay preguntas tontas, sino tontos que no preguntan”. De joven le parecía una premisa ridícula pero cuando se había convertido en profesor le pareció todo lo contrario, algo acertado.

-Curiosamente la katze se reproduce casi como el musgo, mediante esporas. Solo crece aquí, no se trasplanta, pero se ha comprobado que es igual de efectiva cuando ya está seca, siempre y cuando no pasen más de dos años. En cuanto a su pregunta, Cleverley niño, efectivamente estamos ante un ingrediente neutral. Sin embargo, se diferencia del bezoar en que no actúa por sí solo. Si alguien mete una katze a la garganta de alguien, el veneno no se detendrá como sucede con el bezoar, hay que tratarla, forzosamente.

Anotó los nombres en su pergamino y luego dio instrucciones de que se fueran a recoger los especímenes y que se mantuvieran bien alertas y con la varita en alto, pues había varias criaturas por ahí a las que no les gustaba que se anduviera en sus territorios por esas épocas. Eran, de hecho, criaturas muy celosas con la flora con la que compartían el espacio.

+ Adnan y Draken parecen empezar con el pie derecho pues en su zona rápidamente vislumbran lo que parecen ser tres ejemplares de Katze, resguardadas por un matorral. El matorral se mueve bastante, pero no hay viento. Deberán decidir si se acercan a él o si prefieren seguir buscando en otro lado.

+ Luke y Abby no tienen tanta suerte al inicio de su búsqueda y parecen no encontrar indicios de ninguna planta. Lo que sí encuentran es un erkling malherido, aparentemente inconsciente, escondido entre piedras y musgos. Aún se mueve y es raro que lo hayan encontrado en esa zona.

+ Regina y Lavinia tampoco tienen suerte encontrando la planta. Pero en algún momento de su travesía, unas gruesas enredaderas emergen de la tierra y toman a Lavinia como rehén por los tobillos, no parece especialmente peligrosa, pero la chica comienza a notar en enrojecimiento rápido en toda su piel.

+Grigor y Autumn no tienen problemas. Apenas comienzan a buscar, se encuentran también con tres ejemplares. Aparentemente, nada los custodia por el momento y parecen ir por muy buen camino para terminar la tarea antes que los demás.

+ Aldrich y Dan tienen problemas inmediatamente. Aunque divisan un ejemplar de la planta, cerca de 15 bowtruckles salen del árbol más cercano. Las criaturas, generalmente pacíficas, están dispuestas a defender la planta si se acercan más, cerca de 5, de hecho, ya están a punto de lanzarse sobre Dan.

+ Shadow y Hákan son de los que tienen más problemas. Apenas se ponen en ritmo y se alejan del grupo, son atacados por un kobold, una criatura originaria del bosque de Baviera, parecida a un elfo doméstico, que por lo general suele ser molesta nada más, pero que al notar que se busca la Katze, se vuelve violento y su mordida es venenosa. La criatura los mira con sospecha y luego enseña una horrible hilera de dientes amarillos y puntiagudos.

+ Al grupo problemático de Shadow y Hákan se unen Sebastian y Rune. Al alejarse del grupo, la chica cae en un hoyo que se hace mágicamente en la tierra. El hoyo tiene cerca de 5 metros de profundidad, y está lleno de gusarajos. No hay rastros de la planta.

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Ok, la dinámica es la siguiente: cada que ustedes vayan posteando, se harán tiradas cuyos resultados se enviarán por mp para que ustedes sigan la secuencia, cada quien a su ritmo sin atrasar a nadie para que no tengamos que esperar que todos posteen. Se vale cualquier hechizo o técnica, también llamar al decano si quieren. Este es su prólogo. Cuando junten las muestras requeridas, nos volvemos a juntar. ¡Suerte! Y entre más jueguen, más experiencia.

No esperó respuesta de parte de Luke y le tomó por el brazo para arrastrarlo con ella hacía donde le parecía que se daban las condiciones perfectas para que crecieran las Katze, sin embargo, tras dos arbustos nada encontraron - quizá si nos alejamos un poco más, hacía aquel lado - apuntó hacía unas rocas - si se reproducen por esporas, podríamos hallar algunas entre las rocas, guardan más humedad que el resto del área - caminó hacia allá girando un par de veces a ver si el mago le seguía.

Se había alejado un poco del grupo, aprovechando un giro en la montaña. Desde allí podían oir a los demás si gritaban pero no tenían visión directa del grupo. Caminó entre las rocas prestando especial atención a la vegetación que crecía entre ellas, pero nada que se pareciera siquiera a lo que buscaban.

- Parece que no tendremos suerte con esta labor - chaqueó su lengua, pero justo cuando se iba a regresar para ver si elegían un nuevo lugar para investigar, un movimiento atrapó su mirada. En primera instancia pensó que se trataba de un elfo doméstico, lo que le pareció bastante extraño en una zona desolada como aquella, pero inmediatamente notó que estaba equivocada.

- Es un Erkling! - exclamó tapándose la boca para ahogar el gritito. A pesar de la edad, no podía olvidar a su padre diciéndole que si se portaba mal un Erkling vendría y se la comería. Sabía que eran conocidos por comer niños, el ministerio de magia había hecho todo en su poder por disminuir tal cosa, y hacía bastante no se veían aquellos seres fuera de la Selva Negra en Alemania. Y si su conocimiento en geografía no fallaba, no estaban cerca de allí como para que un ser tan pequeño estuviese durmiendo allí.

No, no estaba dormido, estaba inconsciente, quién en sus cabales dormiría en tan terrible posición? Se puso de rodillas y lo movió un poco con su varita - está herido, Luke - apretó sus labios con fuerza. Sus recuerdos infantiles decían que estaba bien que muriera, pero su ideal por la defensa de las criaturas mágicas le prohibía dejarlo allí. Miró al mago y esperó alguna reacción de su parte antes de tomar una decisión final sobre qué carajos hacer con un devora niños herido. Se aseguró de mantener su varita apuntando al malherido ser, si comían niños dudaba que una mordida suya no se le fuese a llevar el brazo, eran peligroso y aparecían con alta valoración en los libros sobre criaturas mágicas.

Esperaba tener que trabajar con el profesor como a veces le había pasado en Hogwarts al permanecer sin quererlo alejada de esos pactos de en tal case voy contigo y en tal clase contigo para nunca estar sola, ella sólo lo veía suceder y acababa o con un desconocido o como asistente del profesor. Pero en esa ocasión fue distinto, tan distinto que se sonrojó un poco pero podía luego decir que tenía la piel sensible o que tenía una alergia a algo, sonaba mal, pero esperaba que no se notase.

Hákan no debía saberlo, de hecho nadie a ciencia cierta porque no era de ir esparciendo eso por ahí, pero su reacción torpe y de congelamiento facial que duró dos segundos fue porque de todas las personas con las que pudo haber hecho grupo no creía que justamente fuese a hacerlo con él. Le gustaba, sí, lo admitía para sí misma pero no para todo mundo, por eso y no queriendo ser obvia sólo le asintió, para no parecer desesperada, pero entonces creyó que era grosera y que serlo era más obvio.

-Claro, soy Shadow.-estuvo a punto de decirle algo como ‘sí, Hákan’ pero se daría cuenta de que sabía su nombre. Tenía que concentrarse, no ponerse a mirarlo como tonta que tampoco estaba obsesionada, sólo era guapo y ya, ni lo conocía. Compostura.-

Esperó a que les diesen su asignación y fue con Hákan hasta donde deberían ir a buscar lo requerido para la clase, pero no era tan fácil, sin tener que esperar mucho para recibir el primer obstáculo se les presentaba en frente una criatura fea que no reconoció inicialmente, parecía un elfo doméstico pero no era tan buena en zoología como para conocer a la criatura o saber qué cosa podría distraerla, si el islandés sabía el nombre quizá recordase algo que había leído.

Inicialmente no parecía peligroso, pero al ver sus dientes casi se coge del brazo del chico, pero en cambio plantó bien los pies en el suelo intentando pensar qué funcionaría.-No sé qué es, pero voy a tratar de distraerla, si puedes ve a buscar el Katze. Pero con cuidado. Ahhh, no quiero que me muerda.-tras un escalofrío que la recorrió sin que lo pudiese evitar se quitó los aretes y dio un paso hacia un lado para mediante el simple hechizo ‘ailes’ darle alas para que llamasen la atención de la criatura, eso funcionaba a veces con el gato de una de sus amigas.-

Debía estar loca o idiota por la sorpresa de trabajar con él, la iba a morder e iba a morir, o la iba a deformar y eso era peor.



Hechizo: Ailes a los aretes para distraer al kobold
Acción: Moverse hacia un lado con pasos cortos como para que voltee y deje pasar a Hákan.

Para buena fortuna conocía a las criaturas que salieron del árbol, eso le parecía una ventaja pues incluso hacía pocos días lo había mencionado en la clase de Medimagia, o había pensado en ello, el caso es que tenía fresca la idea de qué hacer para distraerlos, pero no era tan fácil si no tenía a mano las cosas necesarias. Además ya estaban molestos porque conocían sus intenciones y eran muy territoriales con los árboles que custodiaban.

Todo lo que sabía de los bowtruckle lo aprendió de su bisabuelo materno, él se dedicaba a la manufactura de varitas mágicas y entre otras cosas usaba la madera de aquellos árboles para la producción y a los mismos bowtrunckle para un antídoto contra la picadura de cuerno de erumpent. Lo ideal sería tener cochinillas pero era imposible que así fuese, no estaba preparado, sólo podía intentarlo con un Accio pero parecía más importante ayudar a Dan que ponerse a esperar que hubiesen insectos suficientemente entretenidos como para que los dejen en paz.

Sería más difícil conseguir huevos de hada, no llevaba ni siquiera una camisa para usar un hechizo de escarabajo-botón para que fuesen tras el insecto en vez de sobre Dan, había que distraerlos con algo.

-Busca insectos y ofréceselos, nos dejarán en paz por un rato.-le dijo a Dan, lo mejor era no provocarlos, se pondrían más violentos, con ellos funcionaba el chantaje y los buenos modos, no es ataque sorpresa.-Accio cochinillas-señaló en dirección al árbol con cierto disimulo para que no creyesen que los atacaba, sus movimientos eran pausados, de funcionar podrían incluso distraer a los que quedasen cerca de la planta para de una vez obtenerla.-

Sería fácil usar un Depulso o desmayarlos, si Dan quería hacerlo no lo criticaría, pero tenía un cierto respeto por esas criaturas que las había visto desde muy chico, no era un fanático, pero si no los lastimaban para él era un logro mayor que el aprovecharse de su poca peligrosidad y de su talla.



Acción: Colocarse un poco delante de Dan, por si llegan las cochinillas para que las encuentren antes que a su compañero de equipo
Hechizo: Accio a las cochinillas

Notó la mirada de Yesenes, era clara y obvia, iban a salir sin más que decir y buscar en serio.
El metamorfomago, además de intentar localizar justamente lo que querían en esa clase iba viendo si podría conseguir alguna que otra cosa curiosa de por allí que le fuera de utilidad, al fin y al cabo había que aprovechar que estaban por libre y nadie les diría nada si cogían un par de plantas más que menos ¿no?

Fue él mismo quien encontró lo que buscaban, localizándolos con la vista pero sin fiarse de acercarse mucho. Se agachó, lo inspeccionó. Sintió como Adnan se le acercaba tras un gesto suyo y después el matorral se movió un poco. No hacía aire, por lo que, de pronto, le quedó bastante claro que había algo ahí.
Gruñó un poco ante el comentario de su compañero. Solo repetía obviedades, claro que estaban ahí, las había visto él.

- Creo que sería más útil que yo cortase las plantas, entonces tú estás atento para noquear a lo que salga del matorral… – hizo una pausa pensativo, intentando planear algo rápido – sea lo que sea tu lo entretienes, duermes, golpeas, te veo capaz… y yo atraigo los Katze.

Lo decía casi sin pensar que el egipcio fuera a aceptar, pero para su total y completa sorpresa la respuesta de su compañero de cuarto fue una afirmación aún con el gesto algo inconforme, le prometió que se encargaría de recoger las flores (o mejor, atraerlas hacía sí mismo) en caso de que saliera algo y asegurarse de ponerlas a salvo antes de ayudarlo de ser necesario y entonces el egipcio se puso en guardia.

- Ahí va… - dijo para que el otro estuviera atento – Diffindo.


….

Nuestras acciones son:
Draken: Diffindo para cortar las plantas y poder atraerlas hacía si con un accio.
Adnan: pues… depende de lo que salga de ahí, está listo para lanzar un depulso (evitando que vaya para Draken) o desmaius. Sin saber que saldrá es difícil escoger

Pd: tengo permiso del user de Adnan para manejar de esta forma a su personaje.

¿Qué si acaso iba a quejarse él porque Abby lo escogiera como compañero de práctica? Pfft. Si acaso le preocupaba un poco no estar a “la altura” en el sentido que la chica ya tenía mucha más experiencia que él, que apenas era su primer semestre. De todas maneras confiaba hacer las cosas de manera decente, aunque la herbología y eso de ir a recolectar muestras frescas no fuera precisamente su fuerte: se las arreglaba mejor cuando tenía ya los ingredientes dentro de frascos que andarlo buscando él mismo, pero eso sería demasiado sencillo, ¿verdad?

Le parecía bien aprovechar además para comenzar a conocerla mejor, porque más allá de lo compartido en clases poco sabía de ella y a fin de cuentas Luke era una persona social. Tal vez un poco pasiva, como cuando se dejaba arrastrar a donde ella quisiera ahogando una risa ligera entre dientes antes siquiera de responderle a que sí, trabajaría con ella. Cuando la chica finalmente lo soltaba del brazo se llevó las manos al bolsillo del pantalón mientras se acercaban a los arbustos.

Comenzó a buscar, moviendo con las manos ramas y hojas a montones buscando algo que se pareciera a lo que habían visto en el libro, bigotes de gato incluídos, pero nada. Torció un poco los labios cuando ella le sugería ir a buscar cerca de unas rocas que no les quedaban muy lejos, y el razonamiento que daba al por qué ese lugar a él le parecía lógico. – Si, tienes razón. –

Lo de responder con casi monosílabos no era raro en él, pero no significaba que lo estuviera pasando mal o se sintiera desesperado por no encontrar nada, era sólo su manera de ser. De hecho se sonrió cuando Abby empezaba a quejarse que no creía que tendrían tanta suerte y negó con la cabeza un par de veces. – Si no encontramos nada se las robamos a alguien más. Yo me subo a un árbol y les caigo encima y tu coges las plantas y corres como si te viniera persiguiendo un boggart. – Lo decía en broma, vamos, tampoco planeaba atacar a nadie por una calificación…

Cosas que pasaban, que repentinamente la Katze pasaba a ser la última de las prioridades cuando se habían encontrado sin querer con un Erkling. Al notarla sobresaltarse inmediatamente colocó un brazo por delante de ella, como si quisiera evitar que avanzara más y se pudiera lastimar. Esperaba que no se lo tomara a mal, como creyendo que la veía indefensa o algo, pero siempre era así con las chicas. Loulou era a veces hasta más ruda que él y de todas maneras Luke siempre tenía esos gestos de protección con su hermana.

- No jodas, ¿y qué hace una de esas cosas aquí? – Le extrañaba. A él nadie lo había asustado de niño con que los Erkings se lo iban a comer si se portaba mal. Si acaso lo que le decían era que si no hacía caso el autobús de la banda de iba a marchar sin él – uno de los técnicos de sonido siempre había encontrado hilarante meterse con él hasta que Dave lo había puesto en paz -.

Lo que sí sabía era que esas cosas eran peligrosas y carnívoras. ¿Había dicho ya peligrosas? No estaba seguro de con cuantas X los tenía el ministerio clasificados pero eran bastantes. Por lo menos este se veía bastante disminuido así que no creía que tuvieran tanto riesgo de perder un dedo o más por un mordisco, pero de todas maneras le dijo a Abby un “ten cuidado” cuando se acercaba para tocarlo con su varita.

- Pero todavía respira, ¿no? Hazte para atrás, no vaya a alucinar por la fiebre y te vaya a ver cara de prepúber al horno. Tampoco sé si estas cosas vayan en grupo, ¿crees que haya más cerca? Nunca fui bueno en zoología… bah… – Bufó algo frustrado y terminó por apuntar su varita hacia el bicho. – Petrificus Totalus. – No le estaba haciendo daño, así que la vocecita regañona de Loulou que escuchaba en su oído amenazándolo con echarle un balde de pintura roja se podía ir callando ya.

- Deberíamos avisarle a Imendorff, no vayan a morder en el culo a alguien si es que hay más de estos. Y además se supone que van controlados, creo. – Pero qué, ¿lo cargaba hasta donde el decano? – Si quieres ve tu por él, yo lo vigilo. -

Le costó mucho trabajo no ponerse a reír ahí mismo, mientras el profesor le contestaba a su preguntas, por que si alcanzó a ver a Lavinia cuando se tropezaba con la piedra. Ella la estaba buscando por que todos o la mayoría eran alumnos más grandes y a ella ya la medio conocía. Le sonrió y se acercó a ella para que estuvieran juntas.

Alguien le había dicho que cuando el alumno era sobresaliente en clase, el profesor le dejaba llevarse la poción o ingrediente visto y la verdad era que Regina quería llevarse aquella flor, ya tratada por supuesto.

Siento que cualquier diente de león se me va a figurar a la plantita que buscamos –le comentó a Lavinia mientras usaba la varita para separar las plantas al caminar, como si fuera una especie de machete que no cortaba.

Ya se habían separado un poco del grupo desde hacia rato pero Regina todavía no veía nada de nada, hasta que el karma la castigó por reírse hace rato, aunque hubiera sido en voz bajita, con una tonta rama del piso. Se calló y al girar para ver que era se dio cuenta de que no era una rama sino una enredadera y estaba sobre el tobillo de Lavinia.

No te muevas, tienes esa cosa en tu tobillo

Aunque de seguro para la ogmios ya era más que obvio por que su tobillo de inmediato comenzó a ponerse rojo, mucho. De seguro era por que ya no le estaba circulando la sangre, por que no se le ocurría que fuera estar envenenada por que no era de color morado ni nada.

Diffindo –dijo apuntando cerca de su tobillo por que no sabía si tocarla o no para ayudarla a zafarse, ¿qué tal si sí estaba envenenada?