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Fuera de la reunión
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Fuera de la reunión
Simultáneo a la fiesta de los Cleverley, de hecho están en la playita de ahí.
Dentro de él sabía que no era muy buena idea separarse del grupo para ir con Aquila a caminar en la playa o caminar donde fuera, pero no se había negado ni lo había pensado un solo segundo apenas sentir el roce de su mano sobre su hombro o levantar la vista hacia ella. No iba a hacer nada grave, solo caminaría con ella, como si no hubieran estado solos ya como para ponerse mal por ese hecho. Además se recordaba a cada minuto que Aquila iba a casarse y que ella estaba más que contenta por eso, que no habría manera de cambiar lo que sentía, que además, para él solo era una chica muy guapa, que ni siquiera le gustaba tanto su personalidad, que no estaba comprado por la manera en que parecía ser más ligera de lo que pretendía y que no pensaba todo el tiempo en lo adorable que se había visto comiéndose una hamburguesa grasienta.
Nada de eso iba a cambiar su percepción de las cosas o que estuviera consciente de que nada bueno iba a salir entre ellos, si acaso una potencial amistad de la que ella siempre estaría temerosa o a la que ella terminaría renunciando tarde o temprano cuando su boda siguiera adelante y se convirtiera en una mujer casada sin tiempo para escapar a ningún lado, ni ganas.
Antes de ir a cualquier lado, había pasado a cambiarse rápido al baño de los Cleverley. Se quitó la falda por fin para ponerse un bañador negro (no speedo) que dejara de hacerlo parecer como un loco que se había escapado del manicomio escocés antes de irse con Aquila. Le hizo gestos a Bleeker de que no tardaba y a Crawford le dijo con un gesto también que tenía ojos en todos lados. Aunque seguro se iba a olvidar de la existencia de los dos en menos de un minuto.
Una vez en la playa, se dio cuenta de que no sabía qué decir. De la fiesta en su casa recordaba varias cosas a pesar de sus lagunas mentales pero ninguna era lo suficientemente simpática como para recordarla, tal vez solo el batazo de Pearlie al Ministro de Magia chiquito cuyo nombre no recordaba bien, y seguía sin saber qué había pasado para que eso llegara a un batazo.
Quiso preguntarle sobre el beso en su espejo, pero no quería ahuyentarla y parecía un tema inapropiado. -¿Cómo vas con lo de tu boda?-Preguntó al final aunque era igual de inapropiado, por lo menos entre ellos.
Dentro de él sabía que no era muy buena idea separarse del grupo para ir con Aquila a caminar en la playa o caminar donde fuera, pero no se había negado ni lo había pensado un solo segundo apenas sentir el roce de su mano sobre su hombro o levantar la vista hacia ella. No iba a hacer nada grave, solo caminaría con ella, como si no hubieran estado solos ya como para ponerse mal por ese hecho. Además se recordaba a cada minuto que Aquila iba a casarse y que ella estaba más que contenta por eso, que no habría manera de cambiar lo que sentía, que además, para él solo era una chica muy guapa, que ni siquiera le gustaba tanto su personalidad, que no estaba comprado por la manera en que parecía ser más ligera de lo que pretendía y que no pensaba todo el tiempo en lo adorable que se había visto comiéndose una hamburguesa grasienta.
Nada de eso iba a cambiar su percepción de las cosas o que estuviera consciente de que nada bueno iba a salir entre ellos, si acaso una potencial amistad de la que ella siempre estaría temerosa o a la que ella terminaría renunciando tarde o temprano cuando su boda siguiera adelante y se convirtiera en una mujer casada sin tiempo para escapar a ningún lado, ni ganas.
Antes de ir a cualquier lado, había pasado a cambiarse rápido al baño de los Cleverley. Se quitó la falda por fin para ponerse un bañador negro (no speedo) que dejara de hacerlo parecer como un loco que se había escapado del manicomio escocés antes de irse con Aquila. Le hizo gestos a Bleeker de que no tardaba y a Crawford le dijo con un gesto también que tenía ojos en todos lados. Aunque seguro se iba a olvidar de la existencia de los dos en menos de un minuto.
Una vez en la playa, se dio cuenta de que no sabía qué decir. De la fiesta en su casa recordaba varias cosas a pesar de sus lagunas mentales pero ninguna era lo suficientemente simpática como para recordarla, tal vez solo el batazo de Pearlie al Ministro de Magia chiquito cuyo nombre no recordaba bien, y seguía sin saber qué había pasado para que eso llegara a un batazo.
Quiso preguntarle sobre el beso en su espejo, pero no quería ahuyentarla y parecía un tema inapropiado. -¿Cómo vas con lo de tu boda?-Preguntó al final aunque era igual de inapropiado, por lo menos entre ellos.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No podía decir que había controlado perfectamente sus nervios cuando todo el mundo pudo ver que Finnerty, ella y nadie más, salían del patio de los Cleverley para caminar por la playa cercana. Como no había nadie en los alrededores, dejó sus sandalias por ahí cerca de una piedra para no traerlas todo el tiempo en la mano, y había dejado la varita en la bolsa que llevaba, junto con las cosas de Pearlie. No llevaba nada consigo, ni siquiera estaba completamente vestida, aunque bueno, él tampoco lo estaba.
También recordaba muchas tonterías de la fiesta, sobre todo el asunto de creer que iba a violarla como un poseído y eso todavía la hacía morir de risa, sobre todo cuando lo recordaba con Pearlie. Pensó si alguna vez llegaría a confesárselo, la verdad era que se sentiría increíblemente tonta pero también era algo tan memorable que en algún momento seguro lo compartiría. Se sonrió recordándolo mientras caminaba a su lado, todavía en silencio, sintiendo la brisa salada del mar cercano en ese día de viento otoñal donde, al menos, el sol brillaba lo suficiente como para no morir de frío.
Sonrió con una especie de resignación cuando le hablaba de la boda, pero de cierta forma se lo había buscado. Había insistido tanto con el tema antes que era natural que la conversación empezara por la misma barrera que ella había puesto ¿Qué esperaba si no?
-Bien, supongo. La mujer de mi hermano se está encargando de todo, creo que tengo que elegir vestido la próxima semana
Hacía un par de meses la idea era la parte más emocionante de la boda pero ahora hablaba con cierta desgana de ello, sobre todo por que se lo estaba contando a Finnerty, no iba a soltarle un discurso de veinte minutos sobre la cantidad de tonos de blanco en las telas y lo complicado de decidir. Además, empezaba a sentir una especie de ataque de pánico al tomar esas decisiones, que eran como ir afianzando la certeza de su futuro. Lo miró de reojo y se rió un poco.
-¿Olvidamos la boda por este rato? También hago otras cosas además de estar comprometida... por ejemplo, puedo mover las orejas
Se puso frente a él interrumpiendo su caminata e hizo la tontería aquella por unos segundos antes de morir de risa; la última vez que lo había hecho tenía trece años. Se volvió a reír y desvió su camino, para acercar un poco su paso a donde la arena llena de piedrecillas estaba un poco más húmeda, firme y sin tantas astillas.
-¿Cuál es tu gracia? Haz la tuya, todos tenemos una gracia. Yo ya hice la mía
También recordaba muchas tonterías de la fiesta, sobre todo el asunto de creer que iba a violarla como un poseído y eso todavía la hacía morir de risa, sobre todo cuando lo recordaba con Pearlie. Pensó si alguna vez llegaría a confesárselo, la verdad era que se sentiría increíblemente tonta pero también era algo tan memorable que en algún momento seguro lo compartiría. Se sonrió recordándolo mientras caminaba a su lado, todavía en silencio, sintiendo la brisa salada del mar cercano en ese día de viento otoñal donde, al menos, el sol brillaba lo suficiente como para no morir de frío.
Sonrió con una especie de resignación cuando le hablaba de la boda, pero de cierta forma se lo había buscado. Había insistido tanto con el tema antes que era natural que la conversación empezara por la misma barrera que ella había puesto ¿Qué esperaba si no?
-Bien, supongo. La mujer de mi hermano se está encargando de todo, creo que tengo que elegir vestido la próxima semana
Hacía un par de meses la idea era la parte más emocionante de la boda pero ahora hablaba con cierta desgana de ello, sobre todo por que se lo estaba contando a Finnerty, no iba a soltarle un discurso de veinte minutos sobre la cantidad de tonos de blanco en las telas y lo complicado de decidir. Además, empezaba a sentir una especie de ataque de pánico al tomar esas decisiones, que eran como ir afianzando la certeza de su futuro. Lo miró de reojo y se rió un poco.
-¿Olvidamos la boda por este rato? También hago otras cosas además de estar comprometida... por ejemplo, puedo mover las orejas
Se puso frente a él interrumpiendo su caminata e hizo la tontería aquella por unos segundos antes de morir de risa; la última vez que lo había hecho tenía trece años. Se volvió a reír y desvió su camino, para acercar un poco su paso a donde la arena llena de piedrecillas estaba un poco más húmeda, firme y sin tantas astillas.
-¿Cuál es tu gracia? Haz la tuya, todos tenemos una gracia. Yo ya hice la mía
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Angus no tenía idea de las jerarquías aplicables en las bodas, ni del funcionamiento de quién se hacía cargo de que, por lo que le sonó raro pero no imposible que no fuera ella la encargada en persona de todo lo que acontecería en su gran día. Pero le gustó escuchar que pronto elegiría el vestido y no pudo evitar imaginársela probándose muchos distintos y aunque su mente era incapaz de crear diseños espectaculares, lo importante de su imagen mental era su cara de felicidad y lo bien que le sentaría el blanco, se casara con quien se casara. Por ese pensamiento sonrió un poco y la miró discretamente. Luciría muy distinta a ese momento en el día de su boda, pero a él le gustaba tal como estaba en ese momento.
Sonrió sin discreción porque Aquila le pidió que olvidaran la boda. Era un cambio de actitud de su parte porque hasta el momento no había hecho más que hablar de eso y presumir su anillo. Podía ser una victoria pequeña o podía no significar nada más que estaba agobiada y estresada por la boda, algo que según la cultura popular le pasaba a muchas mujeres.
Se rió bastante porque empezó a mover las orejas como un niño freak. Su risa parecía más entusiasmada porque ya llevaba bastantes caladas del porro que había liado en la casa de Bleeker, Regina y Dan, que todavía llevaba consigo y que terminó ofreciéndole a Aquila, por si tenía ganas de seguirse poniendo muy rebelde. Él sí llevaba la varita consigo, en un bolsillo improvisado de su bañador.
-Dentro de unos días le puedo decir a mi hermana que te mande fotos de mi mejor gracia. Se me hacen los huesos así-Dijo haciendo ademán de formar algo muy grande y gordo encima de su propio cuerpo-Y me salen unos colmillotes así-Ahora se señaló los dientes, y luego hizo una medida improvisada exagerada con el dedo pulgar y el índice.-Y me pongo más peludo, mucho más. Apuesto a que tus orejas no podrían superar eso princesa, a menos que volaras con ellas como Dumbo.
No se dio cuenta de que su referencia muggle podía no ser inmediatamente entendida por Aquila. Siguió caminando, dejando que ella marcara ruta y ritmo sin importarle a donde iban.
Sonrió sin discreción porque Aquila le pidió que olvidaran la boda. Era un cambio de actitud de su parte porque hasta el momento no había hecho más que hablar de eso y presumir su anillo. Podía ser una victoria pequeña o podía no significar nada más que estaba agobiada y estresada por la boda, algo que según la cultura popular le pasaba a muchas mujeres.
Se rió bastante porque empezó a mover las orejas como un niño freak. Su risa parecía más entusiasmada porque ya llevaba bastantes caladas del porro que había liado en la casa de Bleeker, Regina y Dan, que todavía llevaba consigo y que terminó ofreciéndole a Aquila, por si tenía ganas de seguirse poniendo muy rebelde. Él sí llevaba la varita consigo, en un bolsillo improvisado de su bañador.
-Dentro de unos días le puedo decir a mi hermana que te mande fotos de mi mejor gracia. Se me hacen los huesos así-Dijo haciendo ademán de formar algo muy grande y gordo encima de su propio cuerpo-Y me salen unos colmillotes así-Ahora se señaló los dientes, y luego hizo una medida improvisada exagerada con el dedo pulgar y el índice.-Y me pongo más peludo, mucho más. Apuesto a que tus orejas no podrían superar eso princesa, a menos que volaras con ellas como Dumbo.
No se dio cuenta de que su referencia muggle podía no ser inmediatamente entendida por Aquila. Siguió caminando, dejando que ella marcara ruta y ritmo sin importarle a donde iban.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Levantó una ceja con escepticismo aunque no había borrado la sonrisa cuando le ofrecía el porro, otra vez. Bueno, técnicamente la primera vez ella lo había pedido y la segunda había estado escondido en un inocente pastel, que había creído que era algo mucho menos sórdido que fumar, comprobando después que no. Lo tomó, pensando que quizás le vendría bien relajarse un poco aunque esta vez controlaría mucho más las cosas que haría. Se lo devolvió procurando no quemarse los dedos.
Lo volteó a ver con su representación de la "gracia" de la que era capaz conteniendo la risa por sus tonterías y por un momento se preguntó cómo podía tomárselo con tranquilidad. En realidad sabía pocas cosas de él, que era un licántropo por que todo el mundo lo sabía nada más, pero no tenía idea si lo habían mordido, si lo había heredado o algo por el estilo. Se retrasó un paso de su caminar y miró su espalda con algunas cicatrices profundas, que también tenía en los hombros, y en los brazos. Tuvo que contenerse, incluso mordiéndose un poco el labio inferior para no preguntar nada, mucho menos pasar la mano por su piel, había sentido que rozar su hombro hacía un rato había sido ya algo que no debía haber pasado.
-¿Que volara como qué...? Le preguntó aunque no esperó su respuesta por que ya sospechaba que era alguna referencia muggle de esas complicadas de explicar o algo parecido -Pero esa no es una gracia divertida, pensé que podías voltear tus brazos y usarlos para brincar como cuerda
Se volvió a adelantar un poco, sintiendo como una ola llegaba demasiado lejos hasta donde caminaban y mojaba sus pies, lo que hizo que toda su piel se erizara pues en efecto el agua estaba helada. Imaginó que muchas veces habría caminado por una playa con chicas que no tenían conflicto alguno de estar con él, que lo querrían muchísimo y tomarían su mano, o esperarían que las llevara abrazadas, esas cosas. No supo por qué lo pensó, quizás sólo por imaginar su vida del mismo modo en que él intentaba visualizarla vestida de blanco, aunque ella no supiera.
-¿Cómo te lo puedes tomar con calma? Supongo que estás acostumbrado. La verdad pensar en lo que te conviertes me da muchísimo miedo. No por imaginar a un licántropo uuh qué miedo y esas cosas...
Más bien le daba miedo por él, pero no iba a decirle eso. Imaginar lo que sentía, y sentía cada luna llena, el tiempo que tardaría en recuperarse, las horas convertido, a dónde iría su psique en esa noche y asuntos que jamás antes le habían preocupado. Se agachó para levantar una diminuta concha jaspeada y se quedó observándola más tiempo de lo normal, seguramente por el sutil efecto de la hierba que había fumado.
Lo volteó a ver con su representación de la "gracia" de la que era capaz conteniendo la risa por sus tonterías y por un momento se preguntó cómo podía tomárselo con tranquilidad. En realidad sabía pocas cosas de él, que era un licántropo por que todo el mundo lo sabía nada más, pero no tenía idea si lo habían mordido, si lo había heredado o algo por el estilo. Se retrasó un paso de su caminar y miró su espalda con algunas cicatrices profundas, que también tenía en los hombros, y en los brazos. Tuvo que contenerse, incluso mordiéndose un poco el labio inferior para no preguntar nada, mucho menos pasar la mano por su piel, había sentido que rozar su hombro hacía un rato había sido ya algo que no debía haber pasado.
-¿Que volara como qué...? Le preguntó aunque no esperó su respuesta por que ya sospechaba que era alguna referencia muggle de esas complicadas de explicar o algo parecido -Pero esa no es una gracia divertida, pensé que podías voltear tus brazos y usarlos para brincar como cuerda
Se volvió a adelantar un poco, sintiendo como una ola llegaba demasiado lejos hasta donde caminaban y mojaba sus pies, lo que hizo que toda su piel se erizara pues en efecto el agua estaba helada. Imaginó que muchas veces habría caminado por una playa con chicas que no tenían conflicto alguno de estar con él, que lo querrían muchísimo y tomarían su mano, o esperarían que las llevara abrazadas, esas cosas. No supo por qué lo pensó, quizás sólo por imaginar su vida del mismo modo en que él intentaba visualizarla vestida de blanco, aunque ella no supiera.
-¿Cómo te lo puedes tomar con calma? Supongo que estás acostumbrado. La verdad pensar en lo que te conviertes me da muchísimo miedo. No por imaginar a un licántropo uuh qué miedo y esas cosas...
Más bien le daba miedo por él, pero no iba a decirle eso. Imaginar lo que sentía, y sentía cada luna llena, el tiempo que tardaría en recuperarse, las horas convertido, a dónde iría su psique en esa noche y asuntos que jamás antes le habían preocupado. Se agachó para levantar una diminuta concha jaspeada y se quedó observándola más tiempo de lo normal, seguramente por el sutil efecto de la hierba que había fumado.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
-Como Dumbo, como Dumbo. Peach amaba esa película cuando era niña, es de un elefante de circo que nace con orejas extraordinariamente grande y luego vuela con ellas. La repetía una y otra vez hasta que papá le llevó una película diferente porque a todos nos tenía hartos.-Otra vez hablando como si nada de su vida personal. Se rió muy fuerte de imaginarse a él mismo volteando sus brazos. Le pareció que su carcajada había resonado hasta muy lejos.
A diferencia de lo que Aquila pensaba, no había caminado con muchas chicas por la playa, sin contar las veces que habían hecho fiestas en algunas. No había tenido una gran cantidad de novias, ni tampoco una absurda cantidad de conquistas, y en esas fiestas siempre terminaba muy borracho como para idear caminatas por la playa. Caminaba cerca de Aquila pero con una distancia respetuosa y prudente que él mismo se había impuesto, sin importar cuantas ganas tuviera de por lo menos pasarle el brazo por los hombros en un gesto de camaradería y confianza disfrazado, pero ni eso se atrevía a hacer por cobardía.
Se puso un poco serio, pero no molesto, cuando Aquila le cuestionó sobre su calma al tratar sobre el tema de la licantropía. Le sonrió y se acercó más a ella, pero manteniendo la distancia impuesta, por lo del miedo, porque aunque no lo hubiera dicho directamente, entendía a lo que se refería. No contestó rápidamente, sino que la observó poniéndole mucha atención a lo que había recogido.
-Desde los cinco ya me habían explicado lo que me iba a pasar en algún momento. Desde pequeño era difícil en las noches de luna llena. Cuando pasó la primera vez tenía siete y me asusté mucho y no lo superé hasta que cumplí los ocho. Después todo fue natural para mi. Supongo que nacer con eso y saberlo desde siempre lo hace más sencillo que alguien que ha tenido oportunidad de una vida normal y de repente es mordido. Creo que lo ha hecho fácil que nunca he lastimado a nadie y que siempre he estado controlado. Todas las heridas me las ha hecho mi padre. Sé que suena mal pero es al contrario. Saber que al menos nunca ha habido peligro conmigo, lo hace fácil para mi.-De nuevo una ola se acercó, pero a Angus no le molestó el agua fría. Le pareció que había hablado durante muchas horas seguidas y se volvió a reír.
-¿Eres de las que recolectan esas cosas? Peaches tiene, en su baño, las formó en un cuadro ridículo.-Su hermana odiaba que le dijeran Peaches, su hermana odiaba a Aquila para ser exactos. No quiso pensar más en eso.-Ya sé que dijiste que no boda pero ¿vas a seguir yendo a la universidad después de que te cases, no? Vas a seguir visitando el bar.
A diferencia de lo que Aquila pensaba, no había caminado con muchas chicas por la playa, sin contar las veces que habían hecho fiestas en algunas. No había tenido una gran cantidad de novias, ni tampoco una absurda cantidad de conquistas, y en esas fiestas siempre terminaba muy borracho como para idear caminatas por la playa. Caminaba cerca de Aquila pero con una distancia respetuosa y prudente que él mismo se había impuesto, sin importar cuantas ganas tuviera de por lo menos pasarle el brazo por los hombros en un gesto de camaradería y confianza disfrazado, pero ni eso se atrevía a hacer por cobardía.
Se puso un poco serio, pero no molesto, cuando Aquila le cuestionó sobre su calma al tratar sobre el tema de la licantropía. Le sonrió y se acercó más a ella, pero manteniendo la distancia impuesta, por lo del miedo, porque aunque no lo hubiera dicho directamente, entendía a lo que se refería. No contestó rápidamente, sino que la observó poniéndole mucha atención a lo que había recogido.
-Desde los cinco ya me habían explicado lo que me iba a pasar en algún momento. Desde pequeño era difícil en las noches de luna llena. Cuando pasó la primera vez tenía siete y me asusté mucho y no lo superé hasta que cumplí los ocho. Después todo fue natural para mi. Supongo que nacer con eso y saberlo desde siempre lo hace más sencillo que alguien que ha tenido oportunidad de una vida normal y de repente es mordido. Creo que lo ha hecho fácil que nunca he lastimado a nadie y que siempre he estado controlado. Todas las heridas me las ha hecho mi padre. Sé que suena mal pero es al contrario. Saber que al menos nunca ha habido peligro conmigo, lo hace fácil para mi.-De nuevo una ola se acercó, pero a Angus no le molestó el agua fría. Le pareció que había hablado durante muchas horas seguidas y se volvió a reír.
-¿Eres de las que recolectan esas cosas? Peaches tiene, en su baño, las formó en un cuadro ridículo.-Su hermana odiaba que le dijeran Peaches, su hermana odiaba a Aquila para ser exactos. No quiso pensar más en eso.-Ya sé que dijiste que no boda pero ¿vas a seguir yendo a la universidad después de que te cases, no? Vas a seguir visitando el bar.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Sabía que era un tema difícil por más tranquilidad que pusiera en el asunto, aunque pudiera bromear. Le gustó que diera un paso más hacia ella y estableció contacto visual sin miramientos cuando empezaba a hablar de su licantropía. No sabía que fuera de nacimiento, y no podía imaginarse lo que era cargar con una cosa parecida desde los siete años, durante su primera transformación. Era tonto, pero le dieron ganas de abrazarlo, aunque su intención se quedó sólo en un movimiento de mano interrumpido que terminó en su cuello, por que ahora traía el cabello atado.
No quería imaginar cómo era, ni la magnitud del dolor que sentía, o de las heridas con las que "regresaba" a su estado natural; no es que quisiera cambiar el tema, sólo que estaba inmiscuída en el asunto y se quedó demasiado pensativa. De no haber fumado le hubiera respondido algo de inmediato en vez de mirar la pequeña concha que había recogido, pero ese humo la ponía reflexiva, y demasiado lúcida aunque por fuera sólo pareciera más callada de lo normal. Su risa sonó muy clara entre el sonido de las olas.
-Hablas mucho de tu hermana Se lo dijo no como si le cansara, más bien notando que eran cercanos. Ella también tenía muchas cosas qué contar sobre su hermano, aunque casi todas eran de la infancia o la adolescencia por que cuando había empezado a trabajar para el Ministerio se había vuelto de pronto un mago muy serio y todo eso. Con él se había emborrachado por primera vez en una navidad en familia cuando se habían bebido un licor de caramelo picante por que les sabía muy bien y habían hecho el ridículo frente a su abuela Bonaventure Lillyvick II, que de hecho aún vivía y tenía 110 años. -Y no realmente, me gustó esta. Para recordar el momento
Suspiró con mucho sentimiento después de meditar su pregunta. Jeremiah ya le había dejado claro que quería hacer una vida en familia como era debido y que lo de la Universidad era un "mientras tanto" pero se sentía capaz de negociar el terminar la carrera tal vez. No sabía, la idea de dejar la Universidad de pronto le aterró; lo que habían hablado en ese rato se agolpó en su cabeza, recordó la sensación de querer abrazarlo, al mismo tiempo la de querer reclamarle que hablara de la boda y a la vez la de mejor desaparecerse para dejar de alimentar esa locura. Pero ni siquiera traía varita.
-No lo sé... ¿Qué no tendría que ser una buena esposa? Ir a las reuniones del Ministerio y parir un montón de hijos quita mucho tiempo
Cerró los ojos algo apesadumbrada y al final interrumpió su su paso para abrazarlo como había querido hacer cuando le contó lo de su licantropía de manera más personal. En realidad no era un abrazo, sólo estaba frente a él, recargando la barbilla en su hombro y pegando un poco su pecho al suyo, sin rodearlo con los brazos.
-¿Por qué?
No quería imaginar cómo era, ni la magnitud del dolor que sentía, o de las heridas con las que "regresaba" a su estado natural; no es que quisiera cambiar el tema, sólo que estaba inmiscuída en el asunto y se quedó demasiado pensativa. De no haber fumado le hubiera respondido algo de inmediato en vez de mirar la pequeña concha que había recogido, pero ese humo la ponía reflexiva, y demasiado lúcida aunque por fuera sólo pareciera más callada de lo normal. Su risa sonó muy clara entre el sonido de las olas.
-Hablas mucho de tu hermana Se lo dijo no como si le cansara, más bien notando que eran cercanos. Ella también tenía muchas cosas qué contar sobre su hermano, aunque casi todas eran de la infancia o la adolescencia por que cuando había empezado a trabajar para el Ministerio se había vuelto de pronto un mago muy serio y todo eso. Con él se había emborrachado por primera vez en una navidad en familia cuando se habían bebido un licor de caramelo picante por que les sabía muy bien y habían hecho el ridículo frente a su abuela Bonaventure Lillyvick II, que de hecho aún vivía y tenía 110 años. -Y no realmente, me gustó esta. Para recordar el momento
Suspiró con mucho sentimiento después de meditar su pregunta. Jeremiah ya le había dejado claro que quería hacer una vida en familia como era debido y que lo de la Universidad era un "mientras tanto" pero se sentía capaz de negociar el terminar la carrera tal vez. No sabía, la idea de dejar la Universidad de pronto le aterró; lo que habían hablado en ese rato se agolpó en su cabeza, recordó la sensación de querer abrazarlo, al mismo tiempo la de querer reclamarle que hablara de la boda y a la vez la de mejor desaparecerse para dejar de alimentar esa locura. Pero ni siquiera traía varita.
-No lo sé... ¿Qué no tendría que ser una buena esposa? Ir a las reuniones del Ministerio y parir un montón de hijos quita mucho tiempo
Cerró los ojos algo apesadumbrada y al final interrumpió su su paso para abrazarlo como había querido hacer cuando le contó lo de su licantropía de manera más personal. En realidad no era un abrazo, sólo estaba frente a él, recargando la barbilla en su hombro y pegando un poco su pecho al suyo, sin rodearlo con los brazos.
-¿Por qué?
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
¿Qué hablaba mucho de Peach? Nunca se había dado cuenta, la quería mucho y habían pasado mucho juntos pero no notaba que la mencionaba a menudo.-No me había dado cuenta. No vayas a pensar que soy uno de esos pervertidos que tienen algo con su hermana, traumas psicológicos no resueltos. -No hubiera dicho eso tan inapropiado si no se hubiera sentido ligero, pero sí que conocía a varios que se pasaban de protectores y que parecían enfermos. Se rió de la estupidez esa, pero dejó de reír cuando Aquila decía de recordar el momento con un tono que le provocó un escalofrío aunque no era particularmente especial.
No le importaba que se tomara su tiempo para responder o que pareciera haber largos momentos de silencio. Él también se distraía con cualquier cosa sin dejar de prestar atención a la conversación por completo. Debía ser efecto de la hierba de Crawford, que estuviera tan interesado en la sensación de la arena bajo sus pies o pusiera mucha atención al ruido de las olas queriendo hacer preguntas al respecto de si ella escuchaba lo mismo, pero al final regresaba a donde debía estar.
-Puedes ser una buena esposa con una carrera completa. Nadie dice que debas empezar a parir hijos apenas pasen 9 meses de tu luna de miel. Puedes aspirar a todo.-Sintió náuseas de hablar de la luna de miel y de volverla a imaginar con su vestido blanco. Tuvo que mirar de nuevo al mar, que luchaba por alcanzar sus pies sin lograrlo de nuevo. Creía que podía terminar la carrera sin problemas sin comprometer nada, que no estaba mal tener ambiciones de ese tipo estuviera o no casada. -Puedes hacerlo todo si quieres.
No había notado anteriormente sus intentos por abrazarlo, por eso el último y el verdadero lo tomó por sorpresa. La tenía muy cerca, más cerca que nunca antes, más que cuando la había intentado proteger en las calles de Hackney. Acarició su cabello, algo torpe porque lo tenía amarrado, y se le ocurrieron muchas respuestas a su pregunta. Percibió el olor que emanaba de su cuello, luego acarició su espalda, estremeciéndose por sentir la piel de la misma y retiró la mano rápidamente tomarle el rostro con la mano y hacer que lo mirara. Aunque no hubo respuesta al por qué. Se encogió de hombros en lugar de decir algo concreto y negó con la cabeza, con algo parecido a un suspiro resignado. Luego se agachó un poco para besarla en el pómulo.
No le importaba que se tomara su tiempo para responder o que pareciera haber largos momentos de silencio. Él también se distraía con cualquier cosa sin dejar de prestar atención a la conversación por completo. Debía ser efecto de la hierba de Crawford, que estuviera tan interesado en la sensación de la arena bajo sus pies o pusiera mucha atención al ruido de las olas queriendo hacer preguntas al respecto de si ella escuchaba lo mismo, pero al final regresaba a donde debía estar.
-Puedes ser una buena esposa con una carrera completa. Nadie dice que debas empezar a parir hijos apenas pasen 9 meses de tu luna de miel. Puedes aspirar a todo.-Sintió náuseas de hablar de la luna de miel y de volverla a imaginar con su vestido blanco. Tuvo que mirar de nuevo al mar, que luchaba por alcanzar sus pies sin lograrlo de nuevo. Creía que podía terminar la carrera sin problemas sin comprometer nada, que no estaba mal tener ambiciones de ese tipo estuviera o no casada. -Puedes hacerlo todo si quieres.
No había notado anteriormente sus intentos por abrazarlo, por eso el último y el verdadero lo tomó por sorpresa. La tenía muy cerca, más cerca que nunca antes, más que cuando la había intentado proteger en las calles de Hackney. Acarició su cabello, algo torpe porque lo tenía amarrado, y se le ocurrieron muchas respuestas a su pregunta. Percibió el olor que emanaba de su cuello, luego acarició su espalda, estremeciéndose por sentir la piel de la misma y retiró la mano rápidamente tomarle el rostro con la mano y hacer que lo mirara. Aunque no hubo respuesta al por qué. Se encogió de hombros en lugar de decir algo concreto y negó con la cabeza, con algo parecido a un suspiro resignado. Luego se agachó un poco para besarla en el pómulo.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No, no había pensado que tuviera asuntos raros con su hermana por que ella también tenía uno y si se ponían a hablar de recuerdos familiares el nombre de Octavian también saldría a cada momento, aunque se daba cuenta que nunca lo había llamado por su nombre frente a él. No quiso pensar en su hermano por que creaba el mismo conflicto que él tenía con la suya. Preferiría verla viuda y desgraciada que cerca de Angus Finnerty, de eso estaba segura. Era de su generación, y había sido un perfecto hijo de puta, por que eso decían todos. Seguramente, si lo recordaba, no tendría un buen recuerdo de él. Era curioso pensar que una sola persona pudiera generar tan distintas percepciones.
Ella también tenía las sensaciones físicas acrecentadas, sobre todo el frío que se había quedado como grabado en la memoria táctil de sus pies, el sonido del mar tan presente y el olor salino que parecía también pegarse a la piel. No le gustaba cómo sonaba su futuro en su voz, eso de parir hijos, de ser una buena esposa, de la luna de miel. No quería que lo dijera, pero era lo correcto, era lo planeado y no podía pretender otra cosa. Por eso le dieron ganas de cerrar los ojos cuando lo escuchaba.
-¿Tan rápido te olvidaste? No más boda
O sea, no más plática sobre la boda, pero de pronto, en ese instante y sin pensar en nada más, le gustó cómo sonaba, sobre todo teniendo su olor tan cerca. Ese olor que desde el primer momento había notado cuando aún pensaba que era un tipo detestable y había tenido miedo de que la medio matara por andarlo provocando ¿En qué momento había ocurrido todo eso?
-No puedo hacer todo, no es tan simple...
Si él se había estremecido, el contacto en ella había sido más notorio y exactamente como la ola que antes acariciara sus tobillos, toda su piel se había erizado cuando sentía su mano en la piel de su espalda, casi evitando el contacto como si fuera algo demasiado peligroso para sentir por más de dos segundos. No quiso mirarlo aunque la tomara por el rostro y se dejara hacer. Mantenía la mirada baja, en ninguna parte, con la respiración acelerada, notándose en su pecho que subía y bajaba con mayor velocidad. Lo miró hasta después de su suspiro temiendo que mirarse a los ojos fuera a hacer que ocurriera una fatalidad.
Cerró los ojos al sentir que la besaba aunque ni siquiera estuviera cerca de su boca. Se sintió como al borde de un desmayo, sus piernas fallando, temblando como una hoja, capaz de perder el equilibrio en cualquier momento. Esta vez puso un brazo sobre su hombro para no caerse, y para sentirlo más cerca aunque no lo buscara abiertamente. Se acercó un poco a su cuello y sintió la aspereza de su barba sobre la mejilla, también dándole un beso castísimo en el pómulo, como si fuera un saludo afectuoso. Buscó su mano y la estrechó, buscando enlazar sus dedos con los suyos. Ni siquiera le había importado que le tocara el cabello.
Ella también tenía las sensaciones físicas acrecentadas, sobre todo el frío que se había quedado como grabado en la memoria táctil de sus pies, el sonido del mar tan presente y el olor salino que parecía también pegarse a la piel. No le gustaba cómo sonaba su futuro en su voz, eso de parir hijos, de ser una buena esposa, de la luna de miel. No quería que lo dijera, pero era lo correcto, era lo planeado y no podía pretender otra cosa. Por eso le dieron ganas de cerrar los ojos cuando lo escuchaba.
-¿Tan rápido te olvidaste? No más boda
O sea, no más plática sobre la boda, pero de pronto, en ese instante y sin pensar en nada más, le gustó cómo sonaba, sobre todo teniendo su olor tan cerca. Ese olor que desde el primer momento había notado cuando aún pensaba que era un tipo detestable y había tenido miedo de que la medio matara por andarlo provocando ¿En qué momento había ocurrido todo eso?
-No puedo hacer todo, no es tan simple...
Si él se había estremecido, el contacto en ella había sido más notorio y exactamente como la ola que antes acariciara sus tobillos, toda su piel se había erizado cuando sentía su mano en la piel de su espalda, casi evitando el contacto como si fuera algo demasiado peligroso para sentir por más de dos segundos. No quiso mirarlo aunque la tomara por el rostro y se dejara hacer. Mantenía la mirada baja, en ninguna parte, con la respiración acelerada, notándose en su pecho que subía y bajaba con mayor velocidad. Lo miró hasta después de su suspiro temiendo que mirarse a los ojos fuera a hacer que ocurriera una fatalidad.
Cerró los ojos al sentir que la besaba aunque ni siquiera estuviera cerca de su boca. Se sintió como al borde de un desmayo, sus piernas fallando, temblando como una hoja, capaz de perder el equilibrio en cualquier momento. Esta vez puso un brazo sobre su hombro para no caerse, y para sentirlo más cerca aunque no lo buscara abiertamente. Se acercó un poco a su cuello y sintió la aspereza de su barba sobre la mejilla, también dándole un beso castísimo en el pómulo, como si fuera un saludo afectuoso. Buscó su mano y la estrechó, buscando enlazar sus dedos con los suyos. Ni siquiera le había importado que le tocara el cabello.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Quería darle un montón de razones para indicarle que sí era simple, que sí era posible que hiciera todo si ella quería. Hasta pensó en decirle que entonces no se casara hasta que terminara la carrera, que si el prometido suyo la quería, él sabría esperar pero por un milagro de Merlín no dijo esa estupidez de desesperado que solo buscaba que no se casara. No se ponía a pensar en un posible futuro inmediato si ella de verdad no se casara. Que no había nada que la hiciera estar con él y que de hecho la sola idea sonaba lejana, sonaba loca y sonaba estúpida. No creía que tuvieran algo en común, que pudieran ser felices juntos o que hubiera posibilidades reales por muchas razones.
Pero ahí estaba, abrazándola sin contenerse, ni sin detenerse a pensar en las posibilidades, emocionándose por la manera en que se le agitaba la respiración, provocando que la abrazara más. Olvidaba el detalle del cabello porque era muy pronto para grabarse algo como eso que se anteponía completamente a una costumbre muy suya. La sintió más ligera entre sus brazos y eso le gustó. Nunca había estado con una niña tan delicada y siempre había pensado que no era el tipo que le llamara la atención pero ahora estaba ahí ella, demostrándole lo contrario.
Sintió que el mar por fin le volvía a alcanzar los pies, pero no hizo movimiento alguno por estarla sintiendo cerca de su cuello. Sonrió inevitablemente por el beso en su pómulo. Sabía que todo eso significaba algo pero no quería expresarlo en voz alta por temor a romperlo y echarlo a perder. Cuando le tomó la mano, se la apretó con seguridad y le tomó la otra mano para hacer lo mismo. Con ese gesto algo infantil, la acercó más a él y la hizo rodearle la cintura mientras le besaba la frente.
Al separarla de él, mantuvo una de sus manos entrelazada con la suya, parecía una tontería que harían novios de 2º grado pero no le importaba. Le hizo un gesto para que siguiera caminando con él, sin soltarla. -Podemos empezar nuestro propio periódico si terminas la carrera, yo escribiría sobre política pero también una sección dedicada a los animales. Y tú serías la editora en jefe y tendrías a mucha gente bajo tus órdenes. Como en Hogwarts.-No era nada sano decir esas cosas, pero por un momento podían pretender y de verdad olvidar la boda para darse espacio a jugar un poco con la idea que al menos a él, lo estaba atormentando desde que la vio morder la hamburguesa.
Pero ahí estaba, abrazándola sin contenerse, ni sin detenerse a pensar en las posibilidades, emocionándose por la manera en que se le agitaba la respiración, provocando que la abrazara más. Olvidaba el detalle del cabello porque era muy pronto para grabarse algo como eso que se anteponía completamente a una costumbre muy suya. La sintió más ligera entre sus brazos y eso le gustó. Nunca había estado con una niña tan delicada y siempre había pensado que no era el tipo que le llamara la atención pero ahora estaba ahí ella, demostrándole lo contrario.
Sintió que el mar por fin le volvía a alcanzar los pies, pero no hizo movimiento alguno por estarla sintiendo cerca de su cuello. Sonrió inevitablemente por el beso en su pómulo. Sabía que todo eso significaba algo pero no quería expresarlo en voz alta por temor a romperlo y echarlo a perder. Cuando le tomó la mano, se la apretó con seguridad y le tomó la otra mano para hacer lo mismo. Con ese gesto algo infantil, la acercó más a él y la hizo rodearle la cintura mientras le besaba la frente.
Al separarla de él, mantuvo una de sus manos entrelazada con la suya, parecía una tontería que harían novios de 2º grado pero no le importaba. Le hizo un gesto para que siguiera caminando con él, sin soltarla. -Podemos empezar nuestro propio periódico si terminas la carrera, yo escribiría sobre política pero también una sección dedicada a los animales. Y tú serías la editora en jefe y tendrías a mucha gente bajo tus órdenes. Como en Hogwarts.-No era nada sano decir esas cosas, pero por un momento podían pretender y de verdad olvidar la boda para darse espacio a jugar un poco con la idea que al menos a él, lo estaba atormentando desde que la vio morder la hamburguesa.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No le gustó que sonriera después de su beso por que su sonrisa tan de cerca le parecía demasiado cercano, demasiado íntimo como para seguir considerando que aquello no era nada. Era doloroso estarlo teniendo tan cerca y saber que no era posible, que esa era una especie de lapso en el espacio tiempo que jamás se repetiría, que nadie veía y que prácticamente no existía más que en la magnitud de su presente.
Tampoco le gustó la seguridad con la que estrechaba sus manos y entrelazaba sus dedos, por que era justo lo que esperaba que hiciera, como debería tener las manos y como debía estarla abrazando. Había pensado en su cuerpo aunque quizás no cerca de ella, sino cerca de otras. Cómo estrecharía a las tipas que lo iban a buscar cuando terminaba su turno en el bar, cómo las besaba, cómo era cuando no había alguien diciéndole constantemente que estaba comprometida. Ni siquiera teniéndolo así de cerca estaba segura de que en realidad pudiera gustarle, o más que eso, encontrarla interesante, no sólo la misma presumida idiota que se había encargado de ser durante los siete años del colegio.
Sonrió a medias cuando no la soltaba de la mano pero quería seguir la caminata. Se quedó un paso atrás por un instante y se mordió el labio inferior, decidiendo que también aceptaría ese presente total sin consecuencias ni nada más, caminando de su mano por que se sentía bien, mirando a ratos su hombro, su espalda.
-¿De qué diablos escribiría yo? ¿O me encargaría sólo de ser la jefa prepotente? Se me da bien. Nada de sindicatos, ni de reuniones de navidad
Le arrugó la naríz y le sacó la lengua, sabía perfectamente cómo se había comportado en Hogwarts, quién era y qué fama se había hecho. Era posiblemente el único que no hubiera antepuesto eso para hablar un poco más con ella. Todavía de su mano empezó a caminar hacia el agua hasta que cubrió sus rodillas, momento en que huyó un poco por que de verdad le parecía que estaba helada.
-No te atreverías a entrar, está helada. No te atreverías, cobarde
Seguía sin soltarlo pero jalándolo un poco y con la otra mano le dio un golpecito en la mejilla con la palma abierta antes de reír. Ella no quería meterse en el agua, sólo quería retarlo a que lo hiciera, por que esas provocaciones también eran muy parte de su personalidad. Incluso estiró un poco la mano para mojarlo un poco.
Tampoco le gustó la seguridad con la que estrechaba sus manos y entrelazaba sus dedos, por que era justo lo que esperaba que hiciera, como debería tener las manos y como debía estarla abrazando. Había pensado en su cuerpo aunque quizás no cerca de ella, sino cerca de otras. Cómo estrecharía a las tipas que lo iban a buscar cuando terminaba su turno en el bar, cómo las besaba, cómo era cuando no había alguien diciéndole constantemente que estaba comprometida. Ni siquiera teniéndolo así de cerca estaba segura de que en realidad pudiera gustarle, o más que eso, encontrarla interesante, no sólo la misma presumida idiota que se había encargado de ser durante los siete años del colegio.
Sonrió a medias cuando no la soltaba de la mano pero quería seguir la caminata. Se quedó un paso atrás por un instante y se mordió el labio inferior, decidiendo que también aceptaría ese presente total sin consecuencias ni nada más, caminando de su mano por que se sentía bien, mirando a ratos su hombro, su espalda.
-¿De qué diablos escribiría yo? ¿O me encargaría sólo de ser la jefa prepotente? Se me da bien. Nada de sindicatos, ni de reuniones de navidad
Le arrugó la naríz y le sacó la lengua, sabía perfectamente cómo se había comportado en Hogwarts, quién era y qué fama se había hecho. Era posiblemente el único que no hubiera antepuesto eso para hablar un poco más con ella. Todavía de su mano empezó a caminar hacia el agua hasta que cubrió sus rodillas, momento en que huyó un poco por que de verdad le parecía que estaba helada.
-No te atreverías a entrar, está helada. No te atreverías, cobarde
Seguía sin soltarlo pero jalándolo un poco y con la otra mano le dio un golpecito en la mejilla con la palma abierta antes de reír. Ella no quería meterse en el agua, sólo quería retarlo a que lo hiciera, por que esas provocaciones también eran muy parte de su personalidad. Incluso estiró un poco la mano para mojarlo un poco.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
A Angus le caló el frío del agua pero no hizo comentarios sobre eso para no verse menos hombre. Era irónico pensar que ella imaginara tanto cómo era él con otras chicas mientras él al mismo tiempo hacía todo lo posible por evitar imaginarla en todas esas situaciones que habían nombrado: vestida de blanco, en su luna de miel, teniendo hijos de quién sabe qué patán del tipo de su hermano. -Jefa prepotente nada más, aunque podrías escribir de lo que quisieras siendo la jefa.-No dudaba de ella aunque nunca hubiera leído ni un escrito suyo, pero no era quien para darle sermones sobre esforzarse más, sobre creer más en ella misma, menos ahora que la tomaba de la mano con esa confianza, un contacto que no quería romper por un tropiezo.
Angus atrapó la nariz de Aquila entre sus dedos cuando la arrugaba y le sacaba la lengua como una niña chiquita. Fue un gesto rápido y se rió fuerte otra vez porque lo retaba a meterse al agua helada. Ese mismo reto lo había hecho con Dan y Bleeker alguna vez, pero no le había causado tanta risa como en ese momento. -No tienes idea, lo tengo dominado.- Cuando le dio ese golpe en la mejilla, le gruñó de vuelta haciendo alusión a la locura de comportamiento que había tenido con ella en la tienda de pociones, cuando todavía la consideraba una idiota insensata, reina de las nieves sin sentimientos ni honor.
-Mira esto.-Como si fuera a hacer una gran hazaña. No quería soltarla pero tuvo que hacerlo porque no quería jalarlo con ella al agua fría si ella no quería. Apenas dejó de sentir su mano extrañó como se sentía pero ya el agua lo dejaría despejarse de esos pensamientos de maricón. Caminó hasta que el agua le llegó hasta el pecho y se aguantó cuando una ola pequeña le cubrió hasta la cara y terminó por mojarlo todo. Estaba fría del carajo pero no se echaría para atrás. Olvidó que traía el porro en la mano todavía y luego tendría cargos de consciencia por haberlo dejado caer al mar.
Se sumergió, teniendo cuidado de no tragar el agua salada. Tiritó cuando volvió a sacar la cabeza pero su cuerpo terminó acostumbrándose como cinco segundos después, aunque no terminaba de ser placentero. Salió a grandes zancadas, temblando de pies a cabeza y cuando llegó a ella, le salpicó de agua y luego la abrazó sin más. Lo frío del agua le había provocado un subidón de energía y no al revés. Le tomó la cara entre las manos y la besó como loco sin tocar su boca, pensando que de todos modos tenía mucho rostro para cubrir. La dejó rápido, sintiéndose merecedor de una cachetada y de que Aquila lo pusiera en su lugar.
-No me retes, no me tomo bien los retos y además siempre gano.-Como en las cartas. Cuando menos le iba bien en los juegos. No podía decir lo mismo del romance, para prueba un botón.
Angus atrapó la nariz de Aquila entre sus dedos cuando la arrugaba y le sacaba la lengua como una niña chiquita. Fue un gesto rápido y se rió fuerte otra vez porque lo retaba a meterse al agua helada. Ese mismo reto lo había hecho con Dan y Bleeker alguna vez, pero no le había causado tanta risa como en ese momento. -No tienes idea, lo tengo dominado.- Cuando le dio ese golpe en la mejilla, le gruñó de vuelta haciendo alusión a la locura de comportamiento que había tenido con ella en la tienda de pociones, cuando todavía la consideraba una idiota insensata, reina de las nieves sin sentimientos ni honor.
-Mira esto.-Como si fuera a hacer una gran hazaña. No quería soltarla pero tuvo que hacerlo porque no quería jalarlo con ella al agua fría si ella no quería. Apenas dejó de sentir su mano extrañó como se sentía pero ya el agua lo dejaría despejarse de esos pensamientos de maricón. Caminó hasta que el agua le llegó hasta el pecho y se aguantó cuando una ola pequeña le cubrió hasta la cara y terminó por mojarlo todo. Estaba fría del carajo pero no se echaría para atrás. Olvidó que traía el porro en la mano todavía y luego tendría cargos de consciencia por haberlo dejado caer al mar.
Se sumergió, teniendo cuidado de no tragar el agua salada. Tiritó cuando volvió a sacar la cabeza pero su cuerpo terminó acostumbrándose como cinco segundos después, aunque no terminaba de ser placentero. Salió a grandes zancadas, temblando de pies a cabeza y cuando llegó a ella, le salpicó de agua y luego la abrazó sin más. Lo frío del agua le había provocado un subidón de energía y no al revés. Le tomó la cara entre las manos y la besó como loco sin tocar su boca, pensando que de todos modos tenía mucho rostro para cubrir. La dejó rápido, sintiéndose merecedor de una cachetada y de que Aquila lo pusiera en su lugar.
-No me retes, no me tomo bien los retos y además siempre gano.-Como en las cartas. Cuando menos le iba bien en los juegos. No podía decir lo mismo del romance, para prueba un botón.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Lo retuvo un momento con la mano para que no la soltara, no por que no lo creyera capaz de meterse al agua sino todo lo contrario y hasta lo miró entre sorprendida y divertida, luego de su gruñido contenido de lobo después de que le pegara.
-¡Sal de ahí, estás loco!
Le gritó desde lejos atreviéndose a entrar un poco en el agua hasta que esta tocó sus muslos, y eso sólo le daba ganas de cubrirse con una manta y ponerse unos de esos calcetines poco atractivos para el invierno. Le hizo señas con los brazos para que saliera de una vez hasta que por fin lo hacía, con esa energía rara que solía dar el agua helada. Ella lo había experimentado, sobre todo el invierno, en el lago cercano a la casona familiar donde solían pasar las navidades, y donde casi siempre terminaba llorando por haber retado a sus primos mayores.
Estaba pensando en eso cuando de pronto ya estaba cerca de ella y todo empapado la abrazaba, a lo que soltó un grito confundido con una risa, y un grito más cuando sentía el frío del agua por la cercanía de su piel. Se quedó perpleja cuando la tomaba por el rostro, pensó que iba a besarla así que cerró los ojos en vez de impedirle nada pero después sólo sentía su barba, ahora mojada, por el rostro en un lugar indistinto. Se volvió a reír supuestamente aliviada aunque la sorpesa inicial por pensar que iba a besarla se había quedado ahí como un fantasma, como si lo hubiera hecho de verdad.
-Yo también gano los retos, te invité a cenar ¿No?
Por que no podía engañarla, ese había sido un reto, al menos de la manera en que se había planteado la primera vez. Se acercó a él de nuevo y pasó sus manos por su espalda, sintiendo sus cicatrices esta vez, lo que la puso un poco seria aunque no quiso que pensara en los motivos equivocados. Hasta recargó un poco la cabeza en esta, mojándose la mejilla y los cabellos de las sienes. De verdad no creía que se fuera a meter al agua, o creía que si lo hacía la iba a arrastrar con él por andarlo retando, pero no.
-Eres un tonto, te vas a resfriar... tendrías que darte un baño, y meterte en la cama, y después te envenenaría con mi sopa curativa, por que cocino fatal
Después de decirlo ya había vuelto a ponerse frente a frente con él aunque no quiso volver a buscar su mano, ni su abrazo, por que sentía que había tenido iniciativa de más esa tarde y que no estaba bien. Nada de eso estaba bien, pero era consensual aparentemente haber decidido que al menos por lo que durara ese paseo iba a dejar de pensar en todo lo incorrecto que tenía esa inesperada cercanía. Se dio media vuelta para seguir caminando, quitándose unas cuantas gotas de agua salada de la mejilla.
-¡Sal de ahí, estás loco!
Le gritó desde lejos atreviéndose a entrar un poco en el agua hasta que esta tocó sus muslos, y eso sólo le daba ganas de cubrirse con una manta y ponerse unos de esos calcetines poco atractivos para el invierno. Le hizo señas con los brazos para que saliera de una vez hasta que por fin lo hacía, con esa energía rara que solía dar el agua helada. Ella lo había experimentado, sobre todo el invierno, en el lago cercano a la casona familiar donde solían pasar las navidades, y donde casi siempre terminaba llorando por haber retado a sus primos mayores.
Estaba pensando en eso cuando de pronto ya estaba cerca de ella y todo empapado la abrazaba, a lo que soltó un grito confundido con una risa, y un grito más cuando sentía el frío del agua por la cercanía de su piel. Se quedó perpleja cuando la tomaba por el rostro, pensó que iba a besarla así que cerró los ojos en vez de impedirle nada pero después sólo sentía su barba, ahora mojada, por el rostro en un lugar indistinto. Se volvió a reír supuestamente aliviada aunque la sorpesa inicial por pensar que iba a besarla se había quedado ahí como un fantasma, como si lo hubiera hecho de verdad.
-Yo también gano los retos, te invité a cenar ¿No?
Por que no podía engañarla, ese había sido un reto, al menos de la manera en que se había planteado la primera vez. Se acercó a él de nuevo y pasó sus manos por su espalda, sintiendo sus cicatrices esta vez, lo que la puso un poco seria aunque no quiso que pensara en los motivos equivocados. Hasta recargó un poco la cabeza en esta, mojándose la mejilla y los cabellos de las sienes. De verdad no creía que se fuera a meter al agua, o creía que si lo hacía la iba a arrastrar con él por andarlo retando, pero no.
-Eres un tonto, te vas a resfriar... tendrías que darte un baño, y meterte en la cama, y después te envenenaría con mi sopa curativa, por que cocino fatal
Después de decirlo ya había vuelto a ponerse frente a frente con él aunque no quiso volver a buscar su mano, ni su abrazo, por que sentía que había tenido iniciativa de más esa tarde y que no estaba bien. Nada de eso estaba bien, pero era consensual aparentemente haber decidido que al menos por lo que durara ese paseo iba a dejar de pensar en todo lo incorrecto que tenía esa inesperada cercanía. Se dio media vuelta para seguir caminando, quitándose unas cuantas gotas de agua salada de la mejilla.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Si Angus hubiera sabido que Aquila no le hubiera impedido que la besara, lo hubiera hecho, pero para ser honestos no era un tipo de riesgo y no quería enfrentarse a que Aquila lo dejara. En algún punto de su masoquista ser prefería tenerla cerca sin más, sin expectativas, sabiendo que se iba a casar y que no era él el tipo de hombre con el que una chica querría estar. Y aceptando todo eso con tal de seguirla teniendo cerca sin que ella temiera o tuviera la menor duda. Hacerla dudar sonaba bien, pero no tenía certezas de nada y ella muy probablemente preferiría alejarlo antes que seguir poniendo en la cuerda floja lo que había construido toda una vida. Él no quería tomar ese riesgo.
-Sí, me invitaste a cenar. PERO, terminé invitándote yo en un hamburguesero muggle. ¿Qué tienes para defenderte contra eso, eh?-Le dijo con una sonrisa escondida tras la barba, haciéndose para atrás para sacudir el cabello como perro. Antes de que ella se acercara a él. Notó que tocaba sus cicatrices y la dejó, sintiendo más escalofríos cada vez más cargados de ansiedad y remordimientos a la par.
Quería mirarla y prometerle cosas que ni sabía si iba a cumplir, nunca había sido bueno con los compromisos y con Elisa todo había salido mal, ¿qué tenía para ofrecerle a una chica como Aquila entonces? No gran cosa, nada de estabilidad. Por eso él también se puso serio mientras sentía la piel de su rostro pegada contra la de él. Sería egoísta de su parte tratar de convencerse y convencerla de lo contrario.
-Los hombres no nos enfermamos.-Le dijo cuando la tuvo enfrente de ella otra vez, riéndose porque cocinaba fatal. Nada de comentarios de “métete en la cama conmigo y me curo” o alguna cosa que hubiera dicho en otras circunstancias, a otras chicas. La alcanzó y fue él quien la tomó de la mano otra vez, con tacto firme, caminando con ella así por la playa. Pretender no le haría daño a ninguno de los dos, por un rato.
-Entonces nos aseguraremos de un elfo doméstico que cocine. Me tienen muy malcriado en casa y ahora no sé comer más que en restaurantes. Por cierto, hamburguesero…esa palabra no existe ¿verdad? Hamburguesero, hamburguesero, hamburguesero.-La repitió muchas veces y cada vez que la repetía le daba más risa, una consecuencia de la hierba. Le sonaba muy chistosa, muy compleja y bastante inventada.
-Sí, me invitaste a cenar. PERO, terminé invitándote yo en un hamburguesero muggle. ¿Qué tienes para defenderte contra eso, eh?-Le dijo con una sonrisa escondida tras la barba, haciéndose para atrás para sacudir el cabello como perro. Antes de que ella se acercara a él. Notó que tocaba sus cicatrices y la dejó, sintiendo más escalofríos cada vez más cargados de ansiedad y remordimientos a la par.
Quería mirarla y prometerle cosas que ni sabía si iba a cumplir, nunca había sido bueno con los compromisos y con Elisa todo había salido mal, ¿qué tenía para ofrecerle a una chica como Aquila entonces? No gran cosa, nada de estabilidad. Por eso él también se puso serio mientras sentía la piel de su rostro pegada contra la de él. Sería egoísta de su parte tratar de convencerse y convencerla de lo contrario.
-Los hombres no nos enfermamos.-Le dijo cuando la tuvo enfrente de ella otra vez, riéndose porque cocinaba fatal. Nada de comentarios de “métete en la cama conmigo y me curo” o alguna cosa que hubiera dicho en otras circunstancias, a otras chicas. La alcanzó y fue él quien la tomó de la mano otra vez, con tacto firme, caminando con ella así por la playa. Pretender no le haría daño a ninguno de los dos, por un rato.
-Entonces nos aseguraremos de un elfo doméstico que cocine. Me tienen muy malcriado en casa y ahora no sé comer más que en restaurantes. Por cierto, hamburguesero…esa palabra no existe ¿verdad? Hamburguesero, hamburguesero, hamburguesero.-La repitió muchas veces y cada vez que la repetía le daba más risa, una consecuencia de la hierba. Le sonaba muy chistosa, muy compleja y bastante inventada.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Otra vez le sacó la lengua cuando refutaba su argumento sobre la cena. También recordaba constantemente ese día, intentaba imaginar su vida en esos lugares, cuando salía del Bar y regresaba al departamento, a la cama donde ella se había dormido, a la camiseta que se había puesto, a hacer lo que fuera que se hiciera en ese aparato muggle que tenía en su escritorio. Le gustaba imaginarlo haciendo las cosas más mundanas del mundo, teniendo otras chicas, invitándolas a salir. No sabía por qué insistía en imaginar eso, quizás pensar que era un patán mujeriego hacía todo más sencillo.
Puso los ojos en blanco cuando decía que los hombres no se enfermaban, aunque tenía una sonrisa imborrable desde que había empezado su paseo y siguió caminando, sin pensar en nada más que en ese presente, finalmente lleno de especulaciones. Un hormigueo extraño empezó a subir por su estómago cuando la tomaba otra vez de la mano, con seguridad, aunque quizás sólo se debía a que alrededor no había absolutamente nada, y muy a lo lejos podía adivinarse apenas la ciudad muggle de Brighton.
Lo volteó a ver un poco extrañada con ese plan del elfo doméstico, por que declaraba que estaban fantaseando sobre un tentativo futuro, o sobre quién sabe qué cosa definitivamente alejada de la realidad. Soltó una carcajada cuando se ponía a repetir una palabra que, en efecto, seguro no estaba en ningún diccionario.
-A mi también me tienen muy malcriada en casa, qué sorpresa ¿Verdad? Pero me inscribí en un curso de cocina y magia gastronómica, empieza a mediados de octubre. Seguramente después de un par de clases seré capaz de ser una experta hamburguesera. Hamburguesera, hamburguesera
A ella también le sonaba muy graciosa y se empezó a reír, mientras movía un poco la mano con la que lo tenía agarrado. En ese momento quiso recargarse en su hombro, rodearlo con un brazo y sentir su piel todavía fría por el baño ultrarrápido que se había dado en la playa helada. Por supuesto, no hizo nada más que mirar el horizonte y apartarse el cabello de la frente, más ondulado gracias a la humedad del ambiente. Sus mejillas estaban algo sonrosadas a causa del sol.
-Qué barba tan fea, pareces un salvaje
Se lo dijo deteniéndose un momento, acariciando su rostro con el dorso de la mano y sonriendo. Hacía lo mismo que cuando le había dicho que olía mal, aunque no fuera cierto. Le gustaba su barba y que pareciera un salvaje, pero esa era otra de la larga lista de cosas que no pensaba decirle.
Puso los ojos en blanco cuando decía que los hombres no se enfermaban, aunque tenía una sonrisa imborrable desde que había empezado su paseo y siguió caminando, sin pensar en nada más que en ese presente, finalmente lleno de especulaciones. Un hormigueo extraño empezó a subir por su estómago cuando la tomaba otra vez de la mano, con seguridad, aunque quizás sólo se debía a que alrededor no había absolutamente nada, y muy a lo lejos podía adivinarse apenas la ciudad muggle de Brighton.
Lo volteó a ver un poco extrañada con ese plan del elfo doméstico, por que declaraba que estaban fantaseando sobre un tentativo futuro, o sobre quién sabe qué cosa definitivamente alejada de la realidad. Soltó una carcajada cuando se ponía a repetir una palabra que, en efecto, seguro no estaba en ningún diccionario.
-A mi también me tienen muy malcriada en casa, qué sorpresa ¿Verdad? Pero me inscribí en un curso de cocina y magia gastronómica, empieza a mediados de octubre. Seguramente después de un par de clases seré capaz de ser una experta hamburguesera. Hamburguesera, hamburguesera
A ella también le sonaba muy graciosa y se empezó a reír, mientras movía un poco la mano con la que lo tenía agarrado. En ese momento quiso recargarse en su hombro, rodearlo con un brazo y sentir su piel todavía fría por el baño ultrarrápido que se había dado en la playa helada. Por supuesto, no hizo nada más que mirar el horizonte y apartarse el cabello de la frente, más ondulado gracias a la humedad del ambiente. Sus mejillas estaban algo sonrosadas a causa del sol.
-Qué barba tan fea, pareces un salvaje
Se lo dijo deteniéndose un momento, acariciando su rostro con el dorso de la mano y sonriendo. Hacía lo mismo que cuando le había dicho que olía mal, aunque no fuera cierto. Le gustaba su barba y que pareciera un salvaje, pero esa era otra de la larga lista de cosas que no pensaba decirle.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No era ninguna sorpresa que la tuvieran malcriada en casa. Se imaginaba que desde niña había sido la princesa de la casa. No le desagradaba lidiar con ese tipo de niñas, siempre y cuando no se lo tuvieran creído como Aquila en Hogwarts. No era difícil notar que había madurado, y que lo había hecho para bien. La gente sí cambiaba, no importaba lo que Bleeker dijera. Se permitió otra carcajada de marihuana cuando ella también repetía mucho la palabra rara.
-¿Y qué te enseñarán? Platillos complicados como los de Pantomime Horse-No era difícil tampoco imaginar que si iba a tomar cursos de cocina, era porque eso se esperaba de una excelente esposa en condiciones totales. Que afortunado era el señor al que le iba a pertenecer. Apretó más su mano al pensar en ello pero mantuvo la boca bien cerrada respecto a cualquier cosa que tuviera que ver con el caso.
Se rió de nuevo por lo de la barba fea. Sus abuelos maternos (no los biológicos, por supuesto, que seguro se habían medio llevado con los Lillyvick y todo en otros tiempos) siempre le pedían que se afeitara. Él les contestaba que sí, que se afeitaba con espada pero que siempre le volvía, y que crecía de nuevo entre una visita y otra. Le gustaba su barba, la había querido dejar crecer desde que había salido de Hogwarts y estaba orgulloso de ella.
-¿Quieres que me la quite?-Pero adivinó la respuesta cuando ella se detuvo para acariciar su rostro y le seguía poniendo esa irresistible sonrisa de semiveela que le provocaba ganas de comérsela a besos. Por supuesto, él tampoco hizo más que sonreírle de vuelta y acariciarle también la cara, disfrutando del contraste entre su mano áspera y la piel de ella, de una suavidad alucinante.
-¿Quieres volver o prefieres llegar hasta la ciudad caminando?-No se imaginaba que en la tranquila reunión se estaba gestando el caos y a decir verdad, no quería regresar, pero a cada minuto que pasaba con ella se sentía menos controlado. Su sonrisa le gustaba mucho pero verla sonreírle tanto lo confundía y lo sacaba de su zona de control.
-¿Y qué te enseñarán? Platillos complicados como los de Pantomime Horse-No era difícil tampoco imaginar que si iba a tomar cursos de cocina, era porque eso se esperaba de una excelente esposa en condiciones totales. Que afortunado era el señor al que le iba a pertenecer. Apretó más su mano al pensar en ello pero mantuvo la boca bien cerrada respecto a cualquier cosa que tuviera que ver con el caso.
Se rió de nuevo por lo de la barba fea. Sus abuelos maternos (no los biológicos, por supuesto, que seguro se habían medio llevado con los Lillyvick y todo en otros tiempos) siempre le pedían que se afeitara. Él les contestaba que sí, que se afeitaba con espada pero que siempre le volvía, y que crecía de nuevo entre una visita y otra. Le gustaba su barba, la había querido dejar crecer desde que había salido de Hogwarts y estaba orgulloso de ella.
-¿Quieres que me la quite?-Pero adivinó la respuesta cuando ella se detuvo para acariciar su rostro y le seguía poniendo esa irresistible sonrisa de semiveela que le provocaba ganas de comérsela a besos. Por supuesto, él tampoco hizo más que sonreírle de vuelta y acariciarle también la cara, disfrutando del contraste entre su mano áspera y la piel de ella, de una suavidad alucinante.
-¿Quieres volver o prefieres llegar hasta la ciudad caminando?-No se imaginaba que en la tranquila reunión se estaba gestando el caos y a decir verdad, no quería regresar, pero a cada minuto que pasaba con ella se sentía menos controlado. Su sonrisa le gustaba mucho pero verla sonreírle tanto lo confundía y lo sacaba de su zona de control.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Sintió la ligera presión que ponía a su mano después de hablar del dichoso curso de cocina al que su cuñada la había inscrito y bajó un poco la mirada. Poco a poco el efecto de lo que había fumado se iba pasando; sentía los párpados y el peso de la realidad de manera un poco más áspera, sobre todo después de que preguntara si quería volver o llegar a la ciudad. No sabía cuánto tiempo había pasado pero no le parecía mucho, y pensó que querría alargarlo al menos hasta que el sol se metiera por que ya no podía imaginar otra manera de que eso se repitiera.
Se apartó un poco cuando fuera él quien tocara el su rostro, más por juego que por ganas de que la soltara, por eso le sonreía a ratos, se alejaba y después volvía a su lado sin sentirse capaz de soltar su mano. Se detuvo a evaluar si desandarían el mismo camino o lo alargarían más.
-No sé, como tú quieras - Respondió mirando pensativa hacia la construcciones, notando que el sol empezaba poco a poco a decaer y el vientecillo soplaba con más fuerza. -Los Sowerberry están sugiriendo que se adelante el evento, para principios de Noviembre. No creo que tenga manera de negarme
Se había terminado la tregua, por que era algo que le había estado quitando el sueño desde recibir aquella lechuza. Si se negaba ofendería a su prometido y de paso a su familia. Y pensar que habían estado hablando de ni siquiera dejar Brigantia después de casarse. Se volvió a enojar un poco con ella misma por estar haciendo tonterías como esa y se soltó de su mano con decisión, caminando de vuelta sobre las mismas huellas que hubieran dejado.
-Así que es hora de dejarme de tonterías. Regresamos, haces las paces con Loreen o con quien sea que te estés follando de todas las que estén ahí, y dejamos esto por la paz. ¿Esto también es un reto? ¿No te encantaría contarle a todo el mundo que mientras el compromiso sale en el Profeta yo estoy aquí tonteando contigo?... esto es humillante.
No se basaba en nada para decir esas cosas, sólo en las ganas de decepcionarse de él para no seguir con esa locura. Se volteó para mirarlo sabiendo que decirle eso era peor que cualquier cosa que le hubiera dicho antes, pero era necesario. Quizás si apelaba a su orgullo, o a su temperamento, se enojara con ella, se portara desagradable y pudiera al fin desencantarse. No veía otra manera de hacerlo.
Se apartó un poco cuando fuera él quien tocara el su rostro, más por juego que por ganas de que la soltara, por eso le sonreía a ratos, se alejaba y después volvía a su lado sin sentirse capaz de soltar su mano. Se detuvo a evaluar si desandarían el mismo camino o lo alargarían más.
-No sé, como tú quieras - Respondió mirando pensativa hacia la construcciones, notando que el sol empezaba poco a poco a decaer y el vientecillo soplaba con más fuerza. -Los Sowerberry están sugiriendo que se adelante el evento, para principios de Noviembre. No creo que tenga manera de negarme
Se había terminado la tregua, por que era algo que le había estado quitando el sueño desde recibir aquella lechuza. Si se negaba ofendería a su prometido y de paso a su familia. Y pensar que habían estado hablando de ni siquiera dejar Brigantia después de casarse. Se volvió a enojar un poco con ella misma por estar haciendo tonterías como esa y se soltó de su mano con decisión, caminando de vuelta sobre las mismas huellas que hubieran dejado.
-Así que es hora de dejarme de tonterías. Regresamos, haces las paces con Loreen o con quien sea que te estés follando de todas las que estén ahí, y dejamos esto por la paz. ¿Esto también es un reto? ¿No te encantaría contarle a todo el mundo que mientras el compromiso sale en el Profeta yo estoy aquí tonteando contigo?... esto es humillante.
No se basaba en nada para decir esas cosas, sólo en las ganas de decepcionarse de él para no seguir con esa locura. Se volteó para mirarlo sabiendo que decirle eso era peor que cualquier cosa que le hubiera dicho antes, pero era necesario. Quizás si apelaba a su orgullo, o a su temperamento, se enojara con ella, se portara desagradable y pudiera al fin desencantarse. No veía otra manera de hacerlo.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Angus se puso tenso en cuanto Aquila le contó que iba a adelantar su boda. Volver a hablar de ella y además en esos términos, lo hizo sentir como que el encantamiento se había roto y que la tregua se había terminado y que también el futuro con los elfos domésticos y la publicación donde ella fuera la editora se hacía más nube de humo que nunca. Estaba bien ir haciéndose a la idea pero no esperó que fuera de esa manera, que lo soltara de la mano de ese modo y de pronto se volviera a convertir en lo más parecido a un pajarraco como dictaba la naturaleza de su raza ancestral.
Iba a alcanzarla y a preguntarle que le pasaba pero al escuchar todo lo que tenía para decirle se quedó muy sorprendido como para intentar un movimiento que la retuviera. ¿Qué hiciera las paces con Loreen? ¿Qué era un reto? ¿Qué él quería humillarla, decirle a todos que tonteaba con él?. Se llevó la mano a las sienes. Tuvo que haber puesto más atención a los consejos de Bleeker o eso resultaba al final.
-¿Crees que todo esto es sobre ti y nada más? ¿Crees que me importa una mierda que la gente sepa que pasó algo entre nosotros? ¿Qué te estoy usando para algo tan estúpido?-Ella era estúpida, ella con sus suposiciones de niña rica acostumbrada a que la gente le rindiera tributo por ser bonita, por tener un buen apellido. Y ya si lo pensaba fríamente, ni siquiera había pasado nada como para que ella le hiciera una escenita.
-¿Estás tonteando conmigo? ¡Ni siquiera te he besado no seas tonta!. No quiero nada de ti, no me interesa contarle a nadie nada que tenga que ver contigo. No es un reto. Te puedes ir mucho a la mierda.-Así tal cual, tan cerca de la luna llena y también tan cerca de sentir todas esas cosas idiotas por ella en cuestión de minutos. Seguía ahí muy hondo lo que le había provocado, no se había desvanecido, pero por eso era todavía más fácil ser visceral.
La alcanzó pero solo fue para apresurar el paso y regresar antes a casa de Bleeker, sin ella, que podía encontrar el camino sola a donde fuera que de le diera la gana ir. Él no podía, no sabía y no tenía por qué lidiar con ella, y estaba bien que ella le pusiera tan fácil convencerse de eso.
Iba a alcanzarla y a preguntarle que le pasaba pero al escuchar todo lo que tenía para decirle se quedó muy sorprendido como para intentar un movimiento que la retuviera. ¿Qué hiciera las paces con Loreen? ¿Qué era un reto? ¿Qué él quería humillarla, decirle a todos que tonteaba con él?. Se llevó la mano a las sienes. Tuvo que haber puesto más atención a los consejos de Bleeker o eso resultaba al final.
-¿Crees que todo esto es sobre ti y nada más? ¿Crees que me importa una mierda que la gente sepa que pasó algo entre nosotros? ¿Qué te estoy usando para algo tan estúpido?-Ella era estúpida, ella con sus suposiciones de niña rica acostumbrada a que la gente le rindiera tributo por ser bonita, por tener un buen apellido. Y ya si lo pensaba fríamente, ni siquiera había pasado nada como para que ella le hiciera una escenita.
-¿Estás tonteando conmigo? ¡Ni siquiera te he besado no seas tonta!. No quiero nada de ti, no me interesa contarle a nadie nada que tenga que ver contigo. No es un reto. Te puedes ir mucho a la mierda.-Así tal cual, tan cerca de la luna llena y también tan cerca de sentir todas esas cosas idiotas por ella en cuestión de minutos. Seguía ahí muy hondo lo que le había provocado, no se había desvanecido, pero por eso era todavía más fácil ser visceral.
La alcanzó pero solo fue para apresurar el paso y regresar antes a casa de Bleeker, sin ella, que podía encontrar el camino sola a donde fuera que de le diera la gana ir. Él no podía, no sabía y no tenía por qué lidiar con ella, y estaba bien que ella le pusiera tan fácil convencerse de eso.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Lo escuchó, con sentimientos mezclados al notar que había funcionado, que al fin había terminado con su paciencia como si no le hubiera costado la vida joderlo todo de esa manera en vez de seguir dándose cuenta lo mucho que le gustaban las cosas qué decía, la manera en que la tomaba de la mano, los planes que jamás conocerían un futuro. Lo escuchó apretando los labios para no responder de inmediato a sus retóricas de incrédulo.
No había ocurrido nada, tenía razón, pero esa era una excusa barata. De pronto se sintió insegura y quizás en verdad él no quería que pasara nada pues de ser lo contrario, ya lo hubiera hecho. Aún así pensaba que estaban muy cerca de que ocurriera y que su fuerza de voluntad era lo único que se había interpuesto, pero le dolía escucharlo, y también había buscado que le dijera cosas así, para enfurecerse y poder irse de ahí, olvidarse de esa historia y seguir con sus planes, o los planes que tenía que cumplir, pues realmente no eran tan suyos como para no pensar en otra cosa.
-¡No, idiota, no es sobre mi! ¡Es sobre ti, sobre toda la libertad que tienes para hacer lo que te venga en gana!
Se le había puesto enfrente medio caminando de espaldas, los ojos brillantes de enojo, tanto que casi podría llorar. Siempre había sido una ridícula que lloraba cuando hacía sus berrinches pero la verdad era que era de lágrima bastante fácil y detestaba eso cuando todo lo que quería era mostrarse enojada. Le dio una bofetada, esta vez en serio
-¡¿Que no es nada?!¡Tal vez te parezca nada, pero es más de lo que he hecho por nadie! ¡Y no es un reclamo si es como lo vas a interpretar, maldito egoísta! ¡No entiendes nada! ¡TÚ VETE A LA MIERDA!
Le volvió a pegar, esta vez en el pecho, con los puños cerrados, como buscando una manera de sacar las cosas que sentía y no debía, y de que se fuera muy enfadado, el doble, que quisiera matarla. La magnitud de su rabieta le había hasta soltado el cabello que antes tuviera atado.
No había ocurrido nada, tenía razón, pero esa era una excusa barata. De pronto se sintió insegura y quizás en verdad él no quería que pasara nada pues de ser lo contrario, ya lo hubiera hecho. Aún así pensaba que estaban muy cerca de que ocurriera y que su fuerza de voluntad era lo único que se había interpuesto, pero le dolía escucharlo, y también había buscado que le dijera cosas así, para enfurecerse y poder irse de ahí, olvidarse de esa historia y seguir con sus planes, o los planes que tenía que cumplir, pues realmente no eran tan suyos como para no pensar en otra cosa.
-¡No, idiota, no es sobre mi! ¡Es sobre ti, sobre toda la libertad que tienes para hacer lo que te venga en gana!
Se le había puesto enfrente medio caminando de espaldas, los ojos brillantes de enojo, tanto que casi podría llorar. Siempre había sido una ridícula que lloraba cuando hacía sus berrinches pero la verdad era que era de lágrima bastante fácil y detestaba eso cuando todo lo que quería era mostrarse enojada. Le dio una bofetada, esta vez en serio
-¡¿Que no es nada?!¡Tal vez te parezca nada, pero es más de lo que he hecho por nadie! ¡Y no es un reclamo si es como lo vas a interpretar, maldito egoísta! ¡No entiendes nada! ¡TÚ VETE A LA MIERDA!
Le volvió a pegar, esta vez en el pecho, con los puños cerrados, como buscando una manera de sacar las cosas que sentía y no debía, y de que se fuera muy enfadado, el doble, que quisiera matarla. La magnitud de su rabieta le había hasta soltado el cabello que antes tuviera atado.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
¿Qué era todo eso? ¿Qué le pasaba a esa maldita mujer?. Eso pensaba Angus con toda consternación mientras la escuchaba. Él la verdad no tenía un pensamiento demasiado complejo, por eso no le encontraba sentido a su enojo, ni a que le recriminara que hiciera lo que le venía en gana con toda libertad, pero la palabra le caló demasiado hondo.
-¿Libertad? ¿Libertad? No tienes idea de lo que estás hablando. No sabes nada de mi, no sabes nada de lo que significa ser quien soy. Y no creas que lo estoy diciendo de buena manera, es una mierda todo, no tengo libertad de nada.-De nuevo le aplicaba el mismo tratamiento que aquella noche en el bar. Él se había puesto de ridículo contándole de la licantropía sin intentar sonar auto condescendiente y ella ahora le machacaba lo de la libertad, que era de lo que menos carecía.
-¿Es más de lo que hecho por nadie? ¿Y te mereces un premio por tomarle la mano a un salvaje? Un premio al altruismo, a la condescendencia, a la tolerancia. ¿Eso buscas? Congraciarte con tu propia vida. NO HAY MANERA, no hay manera de que hagas eso.-Y no a costa suya al menos.
Cuando le empezó a pegar, la dejó un rato hasta que se cansó y tomó sus muñecas con fuerza y con violencia. Ya no se le veía la misma cara de idiota enamorado que había tenido hasta hacia un rato. Se le veía enojado, lo suficientemente paciente como para no montar en cólera bestial, también lo suficientemente cuerdo, pero muy muy enojado. Ya que fue suficiente de golpes, impulsado por el agarre a sus muñecas, la hizo hacia atrás para alejarla de él. No con la fuerza suficiente para tirarla sobre la arena, pero tampoco estaba midiendo daños, ni era lo que quería hacer.
-Puedes hacer todo el drama que quieras, aquí no pasó absolutamente nada. Tu matrimonio está a salvo, tengo cosas más importantes de las que preocuparme que dejar en mal a una ridícula niñita bien como tú.-Se lo dijo con amargura, aparentemente muy en serio. Quería lastimarla de esa manera porque era la única defensa que le quedaba ante su locura.
-¿Libertad? ¿Libertad? No tienes idea de lo que estás hablando. No sabes nada de mi, no sabes nada de lo que significa ser quien soy. Y no creas que lo estoy diciendo de buena manera, es una mierda todo, no tengo libertad de nada.-De nuevo le aplicaba el mismo tratamiento que aquella noche en el bar. Él se había puesto de ridículo contándole de la licantropía sin intentar sonar auto condescendiente y ella ahora le machacaba lo de la libertad, que era de lo que menos carecía.
-¿Es más de lo que hecho por nadie? ¿Y te mereces un premio por tomarle la mano a un salvaje? Un premio al altruismo, a la condescendencia, a la tolerancia. ¿Eso buscas? Congraciarte con tu propia vida. NO HAY MANERA, no hay manera de que hagas eso.-Y no a costa suya al menos.
Cuando le empezó a pegar, la dejó un rato hasta que se cansó y tomó sus muñecas con fuerza y con violencia. Ya no se le veía la misma cara de idiota enamorado que había tenido hasta hacia un rato. Se le veía enojado, lo suficientemente paciente como para no montar en cólera bestial, también lo suficientemente cuerdo, pero muy muy enojado. Ya que fue suficiente de golpes, impulsado por el agarre a sus muñecas, la hizo hacia atrás para alejarla de él. No con la fuerza suficiente para tirarla sobre la arena, pero tampoco estaba midiendo daños, ni era lo que quería hacer.
-Puedes hacer todo el drama que quieras, aquí no pasó absolutamente nada. Tu matrimonio está a salvo, tengo cosas más importantes de las que preocuparme que dejar en mal a una ridícula niñita bien como tú.-Se lo dijo con amargura, aparentemente muy en serio. Quería lastimarla de esa manera porque era la única defensa que le quedaba ante su locura.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No pensó que pudiera apreciar esa libertad de la que ella hablaba, quizás era algo común. Poder elegir a sus amigos si le daba la gana, poder elegir qué clase de vida llevaría y al lado de quién. Después cayó en cuenta del peso de la licantropía de la que antes le hubiera hablado con tanta calma y aceptación, dándose cuenta que a pesar de poder hablar de ello, de vivir con ello, también era una prisión. De cierta forma, ambos tenían que manejar cosas más allá de su voluntad, aunque lo suyo fuese la familia y a los liberales les pareciera tan fácil hacer su voluntad y manejar su propia vida.
-¡No es caridad ni condescencia, estúpido! ¡¿Qué no ves?!
Se lo dijo quedándose parada después de que la empujara y casi perdiera el equilibrio. El enojo y las cosas que se estaban diciendo la habían hecho ni siquiera enloquecer por el hecho de que la empujara, cosa que hubiera ocurrido de estar un poco más calmada... pero de estar un poco más calmados ni siquiera la habría empujado. Para ese momento ya estaba llorando como tan bien se le daba.
-¡No quiero congraciarme con mi vida, ni que mi matrimonio esté a salvo! Quiero que vengas aquí a preocuparte por mi y por mis ridiculeces, y me hables de todo lo que no sé de ti, y pensar que tal vez me podrías querer Y TAMPOCO HAY MANERA POR QUE ERES UN IDIOTA
Y esta vez podría jurar no estar siendo egoísta, por que sabía que eso era un lío, y sería más riesgoso para él que para ella. Dio unos pasos hacia donde la arena estaba más seca y se sentó, enfurruñada y de brazos cruzazdos, por que consideraba que era ella quien había cedido en el lío, que había caído estúpidamente en algo que ni siquiera había pasado, como bien había dicho, que todo estaba fatal y aún tenía ganas de volver a abrazarlo y haber terminado las cosas de una manera menos horrible, sin gritos y ofensas a cada segundo.
-¡LÁRGATE, YA NO QUIERO VERTE!
-¡No es caridad ni condescencia, estúpido! ¡¿Qué no ves?!
Se lo dijo quedándose parada después de que la empujara y casi perdiera el equilibrio. El enojo y las cosas que se estaban diciendo la habían hecho ni siquiera enloquecer por el hecho de que la empujara, cosa que hubiera ocurrido de estar un poco más calmada... pero de estar un poco más calmados ni siquiera la habría empujado. Para ese momento ya estaba llorando como tan bien se le daba.
-¡No quiero congraciarme con mi vida, ni que mi matrimonio esté a salvo! Quiero que vengas aquí a preocuparte por mi y por mis ridiculeces, y me hables de todo lo que no sé de ti, y pensar que tal vez me podrías querer Y TAMPOCO HAY MANERA POR QUE ERES UN IDIOTA
Y esta vez podría jurar no estar siendo egoísta, por que sabía que eso era un lío, y sería más riesgoso para él que para ella. Dio unos pasos hacia donde la arena estaba más seca y se sentó, enfurruñada y de brazos cruzazdos, por que consideraba que era ella quien había cedido en el lío, que había caído estúpidamente en algo que ni siquiera había pasado, como bien había dicho, que todo estaba fatal y aún tenía ganas de volver a abrazarlo y haber terminado las cosas de una manera menos horrible, sin gritos y ofensas a cada segundo.
-¡LÁRGATE, YA NO QUIERO VERTE!
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Pues Angus no veía, ni sabía leer entre líneas. Era plano y concreto para los asuntos sentimentales, también un poco cobarde cuando se veía acorralado. A veces lo intentaba con todo, porque le importaba, pero con Aquila no veía manera posible de salir bien librado, por eso se escondía tras su furia, tras sus excusas y mentiras. No le gustaba verla llorar, ese era también un pensamiento bastante básico.
Lo que le dijo lo dejó calmado, sorprendido y más intranquilo que antes que habían estado jugueteando al futuro, a tomarse de la mano y actuar como si eso fuera muy normal. ¿Qué si él podía quererla? Ella era la idiota que no se daba cuenta de lo que estaba pasando. La vio sentarse y seguirle gritando pero él ya no tenía ganas de continuar con los gritos ni con las ofensas. La vio sin decir nada unos cuantos segundos, no reanudó su camino hacia casa de Bleeker, Aquila le había dicho las cosas demasiado claras como para no pensarlo y tratar de arreglar las cosas con ella. Y sobretodo, ser sincero.
Se sentó a su lado, lentamente. Miró hacia el mar. Ya no se sentía drogado, ni sentía que las cosas estaban magnificadas por nada. La arena era arena, tenía algo de frío y todo volvía a la normalidad. Tenía algo de hambre, fue el único resabio de todo.-Creo que comencé a intentar quererte desde que te llevé por esa hamburguesa y te supe capaz de comértela. Y sin hacer cara de asco. Primero pensé que era porque eras una semiveela, pero ahora sé que no es así. Me molesta perseguirte, buscarte y saber que no tengo oportunidad, me enojo yo solo. Me he engañado y he engañado a los demás, pero la verdad es que eso que quieres, que te quiera. Lo puedes dar por hecho.
Buscó un cigarrillo pero no tenía nada, solo la varita que estaba en el bolsillo de su bañador. No se atrevía a mirarla a la cara porque había confesado todo, lo había hecho sin titubeos, tal vez porque sabía que no iba a llegar a nada de todos modos.-No espero nada, Lillyvick. Ni pretendo que luego de decir eso dejes todo por una posibilidad que no te conviene. No te estoy juzgando.-Después de decir eso, se acercó para besarla la mejilla. No le tocó el pelo recordando ese detalle por fin. Se levantó con trabajo y la esperó para regresar, habiéndolo dicho todo, sin arrepentirse pero con un claro vacío.
Lo que le dijo lo dejó calmado, sorprendido y más intranquilo que antes que habían estado jugueteando al futuro, a tomarse de la mano y actuar como si eso fuera muy normal. ¿Qué si él podía quererla? Ella era la idiota que no se daba cuenta de lo que estaba pasando. La vio sentarse y seguirle gritando pero él ya no tenía ganas de continuar con los gritos ni con las ofensas. La vio sin decir nada unos cuantos segundos, no reanudó su camino hacia casa de Bleeker, Aquila le había dicho las cosas demasiado claras como para no pensarlo y tratar de arreglar las cosas con ella. Y sobretodo, ser sincero.
Se sentó a su lado, lentamente. Miró hacia el mar. Ya no se sentía drogado, ni sentía que las cosas estaban magnificadas por nada. La arena era arena, tenía algo de frío y todo volvía a la normalidad. Tenía algo de hambre, fue el único resabio de todo.-Creo que comencé a intentar quererte desde que te llevé por esa hamburguesa y te supe capaz de comértela. Y sin hacer cara de asco. Primero pensé que era porque eras una semiveela, pero ahora sé que no es así. Me molesta perseguirte, buscarte y saber que no tengo oportunidad, me enojo yo solo. Me he engañado y he engañado a los demás, pero la verdad es que eso que quieres, que te quiera. Lo puedes dar por hecho.
Buscó un cigarrillo pero no tenía nada, solo la varita que estaba en el bolsillo de su bañador. No se atrevía a mirarla a la cara porque había confesado todo, lo había hecho sin titubeos, tal vez porque sabía que no iba a llegar a nada de todos modos.-No espero nada, Lillyvick. Ni pretendo que luego de decir eso dejes todo por una posibilidad que no te conviene. No te estoy juzgando.-Después de decir eso, se acercó para besarla la mejilla. No le tocó el pelo recordando ese detalle por fin. Se levantó con trabajo y la esperó para regresar, habiéndolo dicho todo, sin arrepentirse pero con un claro vacío.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Todavía estaba llorando pero ya sin gritos, y a diferencia de casi todas las chicas no solía limpiarse las lágrimas al instante por vergüenza. Quizás era parte de su mal hábito de chantajear a la gente, aunque era cierto que tampoco podía fingir las lágrimas y cuando lloraba era por que algo le molestaba, o le dolía, o lo que fuera. Con cara de molestia también estaba mirando al mar y sintió que su pecho dejaba de estar oprimido al ver que se detenía e incluso iba a sentarse a su lado.
-Dije que ya no quería verte
Replicó y hasta volteó un poco la cara por que tenía mal carácter y punto, aunque sabía que el licántropo estaba haciendo un esfuerzo por no matarla a golpes con todo el enojo que le había sacado. Lo escuchó sin mirarlo, meditando cada palabra que decía, sintiendo de nuevo ese cosquilleo en la boca del estómago como cuando se había acercado a ella y había tocado la piel de su espalda. Se quedó meditando como si estuviera muy enojada pensando las cosas pero no pudo evitar sonreírse un poco antes de que quién sabe qué buscara en los bolsillos de su bañador. Claro que se volteó aún más para que no lo notara.
No le gustaba que pensara que era ella la de la posición de poder, la de las decisiones y la que tenía qué perder. ¿Qué pensaba, que no se había imaginado lo que le decían sus amigos? Cleverley, el mayor o todos en concreto, la tenían por una frívola cruel y estúpida sin oficio ni beneficio para la sociedad mágica. Eso de lo que podía notar, sin pensar ya en todos los demás. Todos parecían ser muy abiertos, pero a final de cuentas ese también era un círculo cerrado, ahí también había códigos sociales aunque insistieran en que todo era paz y alegría.
Ya no sabía qué pensar. Sólo se le ocurrió que no quería darle unas palmaditas en la espalda, encogerse de hombros y lamentar la mala suerte de esa situación borrosa... pero tampoco iba a enloquecer. O quizás ya había enloquecido, pero era una cobarde, y le preocupaba su integridad más que la propia. Estaba metida hasta el cuello en situaciones muy celosas de cualquier alternativa, y eso nunca le había molestado hasta ese maldito momento. Cerró los ojos cuando la besaba en la mejilla y se levantó después de él, sacudiéndose un poco la arena y sintiendo que le dolía la garganta por querer decir algo y ni siquiera saber qué.
-Espérame. Le pidió aunque realmente no fuera necesario; con eso más bien quería decirle que no empezara a caminar de vuelta a lo de siempre. Volvió a abrazarlo aunque esta vez lo hizo con más decisión, rodeándolo con los brazos y cerrando los ojos por que ese era el único instante de calma que encontraba en esa situación. -Yo también te quiero ¿Sí? no quiero meterte en problemas. Soy una cobarde... y seguro tu hermana me odia Le dijo con un poco de risa, pegando la frente a su pecho aún sin abrir los ojos. Y no, ni siquiera se habían besado, como si eso fuese el último refugio para poder olvidarse de ese asunto, pero de todos modos contenerse ya no iba a resultar.
-Dije que ya no quería verte
Replicó y hasta volteó un poco la cara por que tenía mal carácter y punto, aunque sabía que el licántropo estaba haciendo un esfuerzo por no matarla a golpes con todo el enojo que le había sacado. Lo escuchó sin mirarlo, meditando cada palabra que decía, sintiendo de nuevo ese cosquilleo en la boca del estómago como cuando se había acercado a ella y había tocado la piel de su espalda. Se quedó meditando como si estuviera muy enojada pensando las cosas pero no pudo evitar sonreírse un poco antes de que quién sabe qué buscara en los bolsillos de su bañador. Claro que se volteó aún más para que no lo notara.
No le gustaba que pensara que era ella la de la posición de poder, la de las decisiones y la que tenía qué perder. ¿Qué pensaba, que no se había imaginado lo que le decían sus amigos? Cleverley, el mayor o todos en concreto, la tenían por una frívola cruel y estúpida sin oficio ni beneficio para la sociedad mágica. Eso de lo que podía notar, sin pensar ya en todos los demás. Todos parecían ser muy abiertos, pero a final de cuentas ese también era un círculo cerrado, ahí también había códigos sociales aunque insistieran en que todo era paz y alegría.
Ya no sabía qué pensar. Sólo se le ocurrió que no quería darle unas palmaditas en la espalda, encogerse de hombros y lamentar la mala suerte de esa situación borrosa... pero tampoco iba a enloquecer. O quizás ya había enloquecido, pero era una cobarde, y le preocupaba su integridad más que la propia. Estaba metida hasta el cuello en situaciones muy celosas de cualquier alternativa, y eso nunca le había molestado hasta ese maldito momento. Cerró los ojos cuando la besaba en la mejilla y se levantó después de él, sacudiéndose un poco la arena y sintiendo que le dolía la garganta por querer decir algo y ni siquiera saber qué.
-Espérame. Le pidió aunque realmente no fuera necesario; con eso más bien quería decirle que no empezara a caminar de vuelta a lo de siempre. Volvió a abrazarlo aunque esta vez lo hizo con más decisión, rodeándolo con los brazos y cerrando los ojos por que ese era el único instante de calma que encontraba en esa situación. -Yo también te quiero ¿Sí? no quiero meterte en problemas. Soy una cobarde... y seguro tu hermana me odia Le dijo con un poco de risa, pegando la frente a su pecho aún sin abrir los ojos. Y no, ni siquiera se habían besado, como si eso fuese el último refugio para poder olvidarse de ese asunto, pero de todos modos contenerse ya no iba a resultar.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No hizo como que fuera a caminar de vuelta a la casa de los Cleverley y recibió su abrazo con una sonrisa. Sentía que era un abrazo tan decidido que le dio un escalofrío más. Podía sentir su cuerpo pegado al suyo provocándole muchas reacciones en cadena. Primero acarició su cuello, luego volvió a bajar por su espalda y la estrechó más contra él, de una manera tal que un beso hubiera sido más casto. Lo había hecho inconscientemente, no buscando algo en particular en ella, ni en su cuerpo. Angus se tomaba muy en serio eso de respetarla, de no ponerla en una situación límite que lo complicara todo.
Él nunca hubiera pensado lo del círculo cerrado pero tenía razón. Lo que sucedía en la fiesta, lejos de ellos, era una muestra de eso. Cuando supiera lo que había pasado allá se reiría con ganas de él mismo y de Crawford porque estaban hechos unos imbéciles últimamente y Aquila tenía razón en que nadie lo iba a aceptar tan fácil. Hasta pensó en sus padres y en la cara que pondrían si confesara lo que sentía por una Lillyvick. Si ya veía que enfrentar a Loreen era difícil, la situación en la que se estaba poniendo a él mismo se lo parecía todavía peor. Él no estaba hecho para ser valiente y Aquila tampoco. Eso no quería decir que pensara que perdían el tiempo, pero sí que eran desafortunados. Con él sí se cumplía el dicho del juego.
No la iba a empujar a tomar una decisión, Angus creía que la decisión estaba tomada y que ese era un pequeño oasis nada más. Sabiendo eso no dejaba de estrecharla contra él, aunque soltando el agarre cada vez más, volviendo a la sensatez. Para él estaba completamente claro como el agua que no había lugar para confusiones, ni para dudas. No quería dárselas, no quería problemas para ella, como ella no los quería para él.
-No te odiaría si te conociera ahora. Tú también la odiabas en Hogwarts.-Se rió con ella -Yo también soy un cobarde, tampoco quiero meterte en problemas.-Le tomó el rostro con ambas manos y se decidió a besarla. Si se estaban dando la oportunidad de decir las cosas, podían dársela de eso, aunque fuera una sola vez. Aquila podía estar segura de que no iría al Profeta a contarlo que había pasado, que ni siquiera se lo diría a Bleeker. La besó como suponía que se besaba a una princesa, sin salvajismos, aunque su mano aferraba su espalda de nuevo con algo de rudeza. Al separarse de ella, el licántropo solo le pudo sonreír. -¿Besé a Aquila Lillyvick? Que me pellizquen.
Él nunca hubiera pensado lo del círculo cerrado pero tenía razón. Lo que sucedía en la fiesta, lejos de ellos, era una muestra de eso. Cuando supiera lo que había pasado allá se reiría con ganas de él mismo y de Crawford porque estaban hechos unos imbéciles últimamente y Aquila tenía razón en que nadie lo iba a aceptar tan fácil. Hasta pensó en sus padres y en la cara que pondrían si confesara lo que sentía por una Lillyvick. Si ya veía que enfrentar a Loreen era difícil, la situación en la que se estaba poniendo a él mismo se lo parecía todavía peor. Él no estaba hecho para ser valiente y Aquila tampoco. Eso no quería decir que pensara que perdían el tiempo, pero sí que eran desafortunados. Con él sí se cumplía el dicho del juego.
No la iba a empujar a tomar una decisión, Angus creía que la decisión estaba tomada y que ese era un pequeño oasis nada más. Sabiendo eso no dejaba de estrecharla contra él, aunque soltando el agarre cada vez más, volviendo a la sensatez. Para él estaba completamente claro como el agua que no había lugar para confusiones, ni para dudas. No quería dárselas, no quería problemas para ella, como ella no los quería para él.
-No te odiaría si te conociera ahora. Tú también la odiabas en Hogwarts.-Se rió con ella -Yo también soy un cobarde, tampoco quiero meterte en problemas.-Le tomó el rostro con ambas manos y se decidió a besarla. Si se estaban dando la oportunidad de decir las cosas, podían dársela de eso, aunque fuera una sola vez. Aquila podía estar segura de que no iría al Profeta a contarlo que había pasado, que ni siquiera se lo diría a Bleeker. La besó como suponía que se besaba a una princesa, sin salvajismos, aunque su mano aferraba su espalda de nuevo con algo de rudeza. Al separarse de ella, el licántropo solo le pudo sonreír. -¿Besé a Aquila Lillyvick? Que me pellizquen.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Volvió a bajar la mirada, dejando que sus pestañas oscurecieran sus ojos y parpadeó un par de veces cuando lo sentía acariciar su cuello. Aún el día mismo de la cena inesperada cuando ya tenía una impresión muy distinta de él, esa cercanía hubiera sido como para que se ganara una buena bofetada y que hiciera un escándalo con aurores y todo. Lo dejó hacer, de nuevo agitándose al tenerlo tan cerca, sintiendo la fuerza con la que era capaz de abrazarla, la decisión que había en ese movimiento.
Ella no sabía qué pensar. No sabía si era desafortunada o si sólo estaba embobada por cosas que no se había dignado a conocer y todo era parte de un deslumbramiento superficial. No le quedaba más que racionalizar lo que ocurría aunque sólo podía pensar en que no había espacio entre sus cuerpos y que lo tenía demasiado cerca. Era horrible llevar la mente al escándalo que sería para Madonna Lillyvick, su respetable madre, acaso insinuar algo como aplazar el compromiso, o peor aún, romperlo. La podía ver convertida en la arpía temible que tendía a ser hasta por cualquier ridiculez, como cuando se había puesto un vestido suyo y lo había ensuciado. Necesitaba poner los pies en la tierra y hablar con alguien sensato; de inmediato pensó en Pearlie pero resolvió que era demasiado joven, aunque de momento no se le ocurrió nadie más. ¿Milena? Ya la apreciaba, pero todavía tendría algo de reserva para tocar ese tema en particular. Si no lo ponía en perspectiva iba a hacer una tontería.
-Yo no la odiaba, mi lista de odio es muy restringida. Se contuvo en decir algo más cruel que antes hubiera soltado sin más, algo como "¿Que la odiaba? Si no era nadie para mi" o sus variaciones, pero esas cosas ya le daban bastante igual. Aún antes de conocerlo había empezado a estar consciente de que la tontería de la popularidad y el estatus en la adolescencia se tenía qué terminar. No lo miró cuando tomaba su rostro con las manos, manteníala mirada agachada y pestañéo lentamente en un gesto remilgadísimo tal vez, así había sido educada. Fue como si después de todo él pudiera sentirse un cazador con su presa, pero la idea en sí no le molestaba. Dejarse besar siempre había significado eso para ella, aunque hubiera estado esperando también que lo hiciera. Tardó un poco en corresponderle y apenas entreabrió un poco los labios para sentir el calor de su aliento, con la repetida sensación de que se iba a desmayar. Estuvo a punto de decir que se estaba mareando, por que era cierto, pero su bromita le quitó algo de solemnidad al momento, lo que agradeció.
-Ya, trabajaste duro para conseguirlo. Tenías que ser Hufflepuff.
Bromeó de vuelta y se estiró un poco para alcanzar a rozar su rostro con la naríz, aunque sólo sintiera su barba y casi quisiera estornudar por las cosquillas que le habían dado. No quiso pensar que ahora sí, y con todas sus palabras, estaba deshonrando su compromiso y todo lo que se pudiera decir al respecto. Jamás se le hubiera ocurrido una cosa así, y sintió una desagradable punzada de culpabilidad al pensar que era una falta contra Jeremiah, sin posible justificación.
La peor parte era que el hecho de que el engaño fuera bajo, traicionero y demás, lo que ocurría en ese instante sólo le parecía perfecto, como había imaginado que sería en caso de que pasara, como quería que fuera. Estiró los brazos para echarlos sobre sus hombros, aunque casi se cae intentando ponerse de puntillas sobre la arena.
-Tengo frío. Y hambre. Y deberías besarme otra vez.
Ella no sabía qué pensar. No sabía si era desafortunada o si sólo estaba embobada por cosas que no se había dignado a conocer y todo era parte de un deslumbramiento superficial. No le quedaba más que racionalizar lo que ocurría aunque sólo podía pensar en que no había espacio entre sus cuerpos y que lo tenía demasiado cerca. Era horrible llevar la mente al escándalo que sería para Madonna Lillyvick, su respetable madre, acaso insinuar algo como aplazar el compromiso, o peor aún, romperlo. La podía ver convertida en la arpía temible que tendía a ser hasta por cualquier ridiculez, como cuando se había puesto un vestido suyo y lo había ensuciado. Necesitaba poner los pies en la tierra y hablar con alguien sensato; de inmediato pensó en Pearlie pero resolvió que era demasiado joven, aunque de momento no se le ocurrió nadie más. ¿Milena? Ya la apreciaba, pero todavía tendría algo de reserva para tocar ese tema en particular. Si no lo ponía en perspectiva iba a hacer una tontería.
-Yo no la odiaba, mi lista de odio es muy restringida. Se contuvo en decir algo más cruel que antes hubiera soltado sin más, algo como "¿Que la odiaba? Si no era nadie para mi" o sus variaciones, pero esas cosas ya le daban bastante igual. Aún antes de conocerlo había empezado a estar consciente de que la tontería de la popularidad y el estatus en la adolescencia se tenía qué terminar. No lo miró cuando tomaba su rostro con las manos, manteníala mirada agachada y pestañéo lentamente en un gesto remilgadísimo tal vez, así había sido educada. Fue como si después de todo él pudiera sentirse un cazador con su presa, pero la idea en sí no le molestaba. Dejarse besar siempre había significado eso para ella, aunque hubiera estado esperando también que lo hiciera. Tardó un poco en corresponderle y apenas entreabrió un poco los labios para sentir el calor de su aliento, con la repetida sensación de que se iba a desmayar. Estuvo a punto de decir que se estaba mareando, por que era cierto, pero su bromita le quitó algo de solemnidad al momento, lo que agradeció.
-Ya, trabajaste duro para conseguirlo. Tenías que ser Hufflepuff.
Bromeó de vuelta y se estiró un poco para alcanzar a rozar su rostro con la naríz, aunque sólo sintiera su barba y casi quisiera estornudar por las cosquillas que le habían dado. No quiso pensar que ahora sí, y con todas sus palabras, estaba deshonrando su compromiso y todo lo que se pudiera decir al respecto. Jamás se le hubiera ocurrido una cosa así, y sintió una desagradable punzada de culpabilidad al pensar que era una falta contra Jeremiah, sin posible justificación.
La peor parte era que el hecho de que el engaño fuera bajo, traicionero y demás, lo que ocurría en ese instante sólo le parecía perfecto, como había imaginado que sería en caso de que pasara, como quería que fuera. Estiró los brazos para echarlos sobre sus hombros, aunque casi se cae intentando ponerse de puntillas sobre la arena.
-Tengo frío. Y hambre. Y deberías besarme otra vez.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Sus gestos eran extremadamente femeninos. Angus resolvió que Aquila era dueña de una coquetería muy extraña. Tal vez se debía a que nunca había estado con una semiveela que pestañeara tanto, aunque Rune también era delicada y tenía una coquetería natural adorable. No sabía si era característica de todas, pero que ese pestañeo y esos gestos extraños que provocaba mayormente con su mirada, lo hacían sentir muy débil. No estaba bien, pero la única manera que encontraba de luchar contra eso era dejándola, esquivándola a ella y a sus parpadeos lentos pero no quería hacer eso.
El licántropo sonrió por la broma de Hufflepuff , porque significaba que ella no lo iba a golpear, ni a alejar y que tampoco estaba ofendida por lo que había hecho. Había esperado mucho y al final no se había resistido aunque pensó que iban a volver a casa de Bleeker con saldo blanco. La hubiera besado desde la primera vez en que se habían visto en la tienda de pociones, pero el que lo hiciera hasta ese momento le daba un significado completamente diferente, este era un beso que sentía en serio, no uno que le daba solo por ser guapa o por molestarla.
Él tampoco quiso pensar en su prometido y sus compromisos, si hacía eso terminaría poniendo mala cara y sintiéndose mal y no quería que nada empañara ese momento en particular, aunque no podía adivinar si ella estaba ya sintiendo culpa, ni quería siquiera pensarlo porque se le contagiaría. Sonaría egoísta pero prefería mantenerse así, como si no estuvieran haciendo locuras.
Repasó sus brazos con las manos porque le decía que tenía frío. Él también tenía hambre pero la carne que había preparado Dan podía esperar, porque solo quería quedarse ahí con ella y besarla otra vez como ella se lo pedía. Lo hizo sin chistar, acariciando su cintura y su espalda, atreviéndose a explorar más su boca que la primera vez, sin la desconfianza y la duda que había tenido en el primer beso. Pasó de su espalda a volver a sostenerle el rostro con las dos manos.
Se separó de ella solo con la figura flotante de un caballo que llegaba a hablarle con una voz cavernosa de chica delicada con acento. El patronus era para Aquila y le contaba que quien quiera que fuera la autora del mensaje se había ido con Pearlie porque Crawford se había peleado a golpes con alguien. En ese momento ni siquiera tenía ganas de enfadarse con el idiota de Joseph, y antes de que Aquila decidiera regresar, o que a él le remordiera la conciencia por dejar a los Cleverley solos en esa situación, esperó a que el patronus desapareciera para volver a abrazar a la semiveela y besarla por tercera vez. Un pensamiento desesperado lo inundó de repente. No quería que se casara, pero debía tener algo que ofrecerle antes de decirle eso, y no le quedaba mucho tiempo.
El licántropo sonrió por la broma de Hufflepuff , porque significaba que ella no lo iba a golpear, ni a alejar y que tampoco estaba ofendida por lo que había hecho. Había esperado mucho y al final no se había resistido aunque pensó que iban a volver a casa de Bleeker con saldo blanco. La hubiera besado desde la primera vez en que se habían visto en la tienda de pociones, pero el que lo hiciera hasta ese momento le daba un significado completamente diferente, este era un beso que sentía en serio, no uno que le daba solo por ser guapa o por molestarla.
Él tampoco quiso pensar en su prometido y sus compromisos, si hacía eso terminaría poniendo mala cara y sintiéndose mal y no quería que nada empañara ese momento en particular, aunque no podía adivinar si ella estaba ya sintiendo culpa, ni quería siquiera pensarlo porque se le contagiaría. Sonaría egoísta pero prefería mantenerse así, como si no estuvieran haciendo locuras.
Repasó sus brazos con las manos porque le decía que tenía frío. Él también tenía hambre pero la carne que había preparado Dan podía esperar, porque solo quería quedarse ahí con ella y besarla otra vez como ella se lo pedía. Lo hizo sin chistar, acariciando su cintura y su espalda, atreviéndose a explorar más su boca que la primera vez, sin la desconfianza y la duda que había tenido en el primer beso. Pasó de su espalda a volver a sostenerle el rostro con las dos manos.
Se separó de ella solo con la figura flotante de un caballo que llegaba a hablarle con una voz cavernosa de chica delicada con acento. El patronus era para Aquila y le contaba que quien quiera que fuera la autora del mensaje se había ido con Pearlie porque Crawford se había peleado a golpes con alguien. En ese momento ni siquiera tenía ganas de enfadarse con el idiota de Joseph, y antes de que Aquila decidiera regresar, o que a él le remordiera la conciencia por dejar a los Cleverley solos en esa situación, esperó a que el patronus desapareciera para volver a abrazar a la semiveela y besarla por tercera vez. Un pensamiento desesperado lo inundó de repente. No quería que se casara, pero debía tener algo que ofrecerle antes de decirle eso, y no le quedaba mucho tiempo.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
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